la melancolía de lo efimero

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Doris Melo Mendoza

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Poemario: Doris Melo Mendoza temas , soledad,melancolía, la existencia, el vacío. 2013

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Doris Melo Mendoza

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La melancolía de lo efímero

 

    Doris  Melo,  poeta,   cuentista  y  crítica   literaria,  nació  en  Santo  Domingo,  República  Dominicana.  Vive  en  Puerto  Rico  desde  1979.  Obtuvo  su  doctorado  en  Filosofía  con  concentración  en  Estudios  Hispánicos,  de   la  Universidad  de  Puerto  Rico     en        Río  Piedras.   Su   tesis   doctoral   La   reescritura   de   la   tragedia   antigua   en   el   teatro  dominicano   del   siglo   XX.   Publicó   su   primer   poemario     Solo   de   pasión,   soledades   y  otras  ausencias    (2010).    El  olor  de  la  palabra  rota  (2011,  Rasgada  Memoria    (2012)  Además  tiene  en  su  haber  un  libro  de  crítica   literaria  titulado  Mito  y  tragedia  en  el  teatro  hispanoamericano  y  dominicano  del   siglo  XX.   estudió  Artes   Plásticas:   dibujo,  pintura,   litografía  y  xilografía.   Idiomas:   francés,   italiano,  portugués  y   latín.  Ha  sido  profesora   del   departamento   de   Español   y   Literatura   desde   el   año   2005   en   la  Universidad  Ana  G.  Méndez  de  Cupey  en  Puerto  Rico.      

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La melancol ía de lo e f ímero

Dor is Melo Mendoza 2013

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Portada: © La melancolía de lo efímero. 2013 Licencia de propiedad intelectual © Todos los derechos reservados por el autor 2013 Registrado en San Juan, P.R. Editorial Carnaval.

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Después del último verso de un poema está el comienzo y está la mirada que se recoge hacia dentro. Es la culminación inspirada y es cuando el lector toma el relevo y la iniciativa. El último verso es el nexo entre la revelación del misterio y la escucha del alma. Ahí, en esas pocas palabras, está el clímax de una vida, o la expectativa, o el desahogo, o la esperanza. Está la idea con la que se queda el lector, la síntesis del dolor, el eco de una pasión o un trazo de belleza. Guillermo Urbizu.

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Rociada de silencios Quiero llegar a ti rociada de silencios

y entrar despacio a los jardines de tu espera,

soplar los vientos del pasado muy lejos,

despertar de nuevo tu alma

en esa lánguida fragancia que nos priva.

Dejar la lluvia que caiga placentera

entre ritmos y acordes de gestos oportunos,

quiero llegar simplemente como soy,

sentirte plenamente como antaño

¡tanta razón sin nadie…!

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(…Y lo único que guardé de ti, de tu mirada, envuelta la desnudez en gasas negras, fue la cicatriz…) Martha Rivera Garrido.

Sombras oscuras Quisiera esta noche Penetrar en ese abismo que me asecha descender hasta el fondo por la escalera oscura del alma ahogar todos mis sentidos en el jardín umbrío de la desesperanza. Enfrentar mis sombras oscuras, mis demonios y desencuentros , y en el mundo descorchado de todos los siglos vividos y por vivir ... multiplicarme en un concierto de nadie.

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Si quieres saber de mi silencio, te diré que es solo una reverencia

ante el insondable misterio de la incredulidad como metáfora…

José Huete García. Reposando en tu mirada… Con este amor profundo

tan íntimo, rozándome los sentidos

entre locuras y besos de lunas

te amaré siempre en el silencio de lo vespertino,

reposando en tu mirada

en la esencia de lo intangible.

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De cara al mar, para aligerar el equipaje, la travesía. Ámbito de fuego, soledades, reflexión… para coserlo con hilo visionario, a las pupilas. Gabriel Caldentley. Cuando el tedio sobrepasa la magia Viajarán asueñados los últimos rayos de sol del verano

en ese espacio barroco tan lleno de gárgolas

cubierto por palabras que al unísono se quejan

en el lugar donde vive el dolor …

y donde la vida se muere

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Nada queda de lo vivido,

no hay más recodos donde acotejar el alma ,

ni existen asideros a que adherirse

para buscar atisbos en esta sensación de nadas,

en tardes grises de fríos inviernos

cuando se marchitan los pocos anhelos

pero están ahí, agazapados en la antesala

palpitando como simples muecas

de rostros ambivalentes y ojos inquisidores.

Me perderé entre las viejas calles asiladas

de inhóspitas avenidas ausentes

y treparé entonces,

por el subconsciente empedrado,

para rescatar la verdadera causa de tu dejadez.

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…Y las manos abiertas suplican un día má para gritarle al siglo que todo ha sido a duras penas,pero que toda lucha merece toda estrella, Paola Eloisa Troya. Retazos de las horas sin luz En el aroma del atardecer cargado de luciérnagas de agua que flotan moribundas como las desamparadas sombras que me habitan con textura de algas tantas rutinas de amor y sueños… ¡son retazos de las horas sin luz!

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Tu llanto es un beso de tristeza que quiebra mi sentimiento para inspirar un Consuelo desgarrando mi poesía. Fabio Mosquera Carreño. Tu ausencia En la corporeidad de lo intangible,

la memoria se torna clavicordia,

y entre liviandades se pierde

en las tinieblas de la noche,

en medio de esta urgencia rebelde

entre palabras desarmadas

que se estremecen ante el bullicio de tu ausencia.

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Yo sólo me miro por cosa de muerto;

solo, desolado, como en un desierto.

José Gorostiza Silencios Huérfana, en el recurso de los males la palidez de la tarde se pierde

en un mar de sentimientos,

azulmente, silencioso y solitario

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y yo aquí…como las azucenas,

mintiéndole a la soledad.

Con su fragancia noble de intimidad,

desnudas, maullando el desconsuelo

entre sábanas que cubren el silencio

desvaneciendo sus miedos

en el ego turbado por el tiempo

allí, entre las sombras de seda, sin prisa

inhalando el eco de tu voces indecisas

sin decir nada…

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Se me va de los dedos la caricia sin causa, se me va de los dedos... En el viento, al pasar,

la caricia que vaga sin destino ni objeto, la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Alfonsina Storni. La caricia azulada

Bajo la mirada azul de un mar calmado

donde se produce la caricia,

en ese intenso azul que vibra hacia el cenit,

olas escuetas golpean suavemente sobre las rocas,

y entre sonrisas arropadas

estremecen el bullicio de tu ausencia

hasta extinguirse de sentires.

en esta soledad que destiñe el tiempo.

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Yo soy el que te espera en la estrellada noche, sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.

Pablo Neruda. Náufraga a la deriva Náufraga de tus aguas,

sin faro apenas sueño,

buscándome en el azul de tus mares,

siempre como excusa,

para escribir verdades entre espumas

Se me encalla el orgullo, como un poema a la deriva

después de todo …

¡la soledad no se detiene!

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Esa seda roja que lo inunda todo.

La realidad no es más que un carnaval

jugando con nuestra imaginación…

esa seda roja que lo inunda todo,

esa sutil telaraña que nos cubre

en la que vivimos atrapados,

sorprendidos y desnudos

en medio de esta oscuridad,

entre sábanas cubiertas de silencios.

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Cansada soledad Sombras silentes,

con su bastarda elocuencia

van cabalgando

sobre desembocadas mutilaciones,

descosiendo la humedad lloviznada,

confundida en ese llanto melódico

a pesar del apuñalado olvido.

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Habitando siempre a la espera

en un silencio de palabras

y ese vacío se expande sentándose en el dolor

en ese abstracto suspiro

que provoca el aire,

donde todavía sigo anudando mis miedos.

Indefendible y derrotada

cuando la soledad vuela cansada,

batiendo sus enormes alas,

Más allá del mar,

donde el silencio mortifica.

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Hacia la nada

Entre palabras delirantes

en ese espacio,

donde los pájaros desafinan el silencio.

vagaré en un inhóspito lenguaje

descarnada ,con la fragilidad de una rosa callada

hacia el vertedero del olvido,

donde nada se recicla…

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Utopía Me desataré de tu nombre en brisa de tu tules obstinados, Como un sueño a la deriva, sin cadenas solitario banquete de cenizas. Es la ilusión de lo ya vivido, buscándome en lo intangible de las horas para beberme el vértigo de tus caricias no escritas, promesas de papel ¿como explicarte?

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De Soledades Esa mirada frágil y estática que me das

suplicando la eternidad del indulto,

cuando la blasfemia gastada

cruza los suburbios del sueño

sobre la balsa de los desengaños.

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El reloj sin puertas de la vida Nidos de silencios se deshacen en la nada es el reloj sin puertas de la vida, en tanto golondrinas inquietas vuelan hacia el horizonte descorriendo las ventanas, de esta absurda existencia.

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Donde los violines ya no cantan.

Apacigua mis mares rugientes y profundos esta noche de luna y palomas en la que relucientes anzuelos laten dormidos en un susurro casi ciego. Sálvame de esta esquina del mundo, de esta soledad incomunicable en la que me pierdo, de este olvido azul que consume mi añoranza donde los violines quedan mudos, ¿como decirte que el tiempo ya no es…?

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Regateando las últimas raíces al olvido.

Como claveles de sombra solitaria

la noche desgrana tu ingrávido cuerpo

en aquellas horas desnudas del sueño,

donde dibujabas instantes con palabras

regateando las últimas raíces al olvido

sobre el desierto inerte de este cuerpo.

Derramándote entre cascadas,

ahogando la mirada,

adormilándote

entre sensaciones de invernaderos

¡Ya no quedan mas alcobas, ni sueños dorados!

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Ninfa redimida de historias

Esquiva y reticente Siempre plena de ausencias descalza, deambulo por caminos como Ninfa redimida de historias escupiendo estériles luces insensatas enredada a tu libido encanto de varón. Son palabras dormidas con ojos desmaquillados.

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Exilio inexplicable

Con el presagio de lo incumplido,

el olvido se llevó aquella esquina

de la primavera dejándome en un exilio inexplicable,

de horas inciertas,

tragándome el paisaje de soles rabiosos…

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Licuada de ausentes

En la imagen licuada de ausentes,

se han perdido apresurados tus pasos,

Y en la grisura de paraísos perdidos

ha quedado tu aroma

destilando una embriaguez de siglos.

Es la velada incompatible,

en la demoledora inercia de las cosas.

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Cómplices del ayer

Venceremos el tiempo

Y seremos entonces,

Cómplices del ayer y del siempre,

entre sábanas de seda

mientas se inmolan una vez más

mis múltiples mundos desolados.

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Cuando la noche languidece

En la intimidad de nuestro espacio

bajo la mirada del humo gris de tu risa

escuchando lejanas notas de jazz,

testimonio fiel de tu presencia.

Las palabras quedaron bellamente atrapadas

entre lúdicos recuerdos imposibles

y esas horas desnudas del sueño.

Cuando la noche languidece

con el presagio de lo incumplido

hermoso es el silencio, tan lleno de ausencias.

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El pasar del tiempo

El olvido se llevó las horas

con sus cálidos suspiros

y el eco persistente de tu perdido nombre

mientras bosteza el silencio

con su fragancia de aloes.

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Cubierta por el maquillaje del silencio,

detrás de cualquier sombra trasnochada

como ciguapa preñada de leyendas

movida por la prisa descabellada.

Huérfana de caricias,

sigo pariendo mis versos alucinada

más allá de las rencillas cotidianas

entonces me abandono la idea de reinventarte.

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Esta castidad insoportable…

Este sin vivir que se hace viejo y calla

dejándome en un insoportable exilio.

detenida entre las sombras

preñada de dádivas y futuros extraviados.

entre silencio, soledad

y esta castidad insoportable

sin costumbres, sin te quieros

…sin regresar a ninguna parte.

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Esa urgencia de quererte

Cuando el tiempo sabe a vacíos

Y se arrastran maletas de fracasados olvidos

Pero el viento congela el alma sin pausa,

ya no danza la lluvia contra el cristal

y su perfume esperanzador se ha perdido

entre los grises y amargos desengaños

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Esa fugada ilusión de haberte sabido tierno

Imágenes robadas,

sueños lejanos de sirenas ausentes,

desoladas, melancólicas

un verso, una rima, un poema inacabado,

y esta fugaz ilusión de haberte sabido tierno,

más allá de los limites de la imaginación.

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Entre el horizonte y el crepúsculo

Ese octubre tan disperso,

que se mueve entre mis cejas

destilando siempre su perfume lejano

mientras la soledad de los atardeceres se evaporan

dibujando la cadencia de las horas sin atril

en un punto suspendido

entre el horizonte y el crepúsculo,

Como si la armonía descansara de tanto afán

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Esta mujer que soy

Esta mujer que soy

la que sobrevive

a la codicia de perpetuarse

trocándose en un número infinito de mujeres

con sus diferentes mundos,

este universo de añoranzas utópicas

en el acaso o en el quizás…

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Tratando de erigir un puente inviolable.

Este silencio que canta amante de las costumbres cotidianas, que nos empuja a las corrientes del cosmos tratando de erigir un puente inviolable dibujando rosas en las esquinas de la tranquilidad. Entonces comenzamos a ser nada…

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Para espantar angustias Y esa bufanda de gestos insolubles, para pintar de rojo las nostalgias cuando el tiempo que nos sobra mensajero se hace eco de la palabra, otrera la luna pregona sus luces para espantar angustias insolidaria y narcisísta Mientras desnudo mis sueños

Bajo el manto de una noche salobre, silenciosa

Abrazando el limite de lo incierto,

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Como Alfonsina, tan lejos pero tan cerca

Al calor trémulo y sofocante de esta insoportable rutina

Somos eso, el tiempo que nos queda

ya no podré morir en las orillas de tus besos,

somos lo que nos queda por vivir en este cuerpo

la opera inacabada de Puccini

somos la derrota asumida masticada tercamente…

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Vestigios de un fracaso Gime el violín una tristeza antigua

El viento sopla, las ramas se desnudan

es el otoño desparramando en el aire su mirada.

Te sueño en los pedazos rotos del espejo,

en un eco de voces apagadas

Como la espuma negra de las olas

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rompiendo contra un corazón de algas marinas.

Son los últimos vestigios de un fracaso…

He contemplado avatares extraños

Que cada átomo de mi cuerpo se esparce en el universo

que no era yo la que solo sufría

Que un amor se moría en cada estrella

Perdida entre las infinitas sombras,

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Al amparo del tiempo…

Aquí, desde mi último dolor llamado olvido

donde ya no existe un halito de esperanza

desde esta soledad distraída, al amparo del tiempo.

Abanicando distancias en el más solemne de los destierros.

pienso en tu voz apacible, donde quedó tu gesto sostenido

entre líneas livianas y sombras.

En esta red de furias, cuando mi alma

cruzó la acera de los sueños

pero ya nada es lo mismo…

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me regresan esos instantes tibios

con matices de amaneceres desbordados de ensueños,

que me rescatan de este vacío absoluto

para descender a la vorágine del después

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En la absurda oquedad del entendimiento.

Quiero dormir sobre el verso nervioso

Entre acuarelas y mensajes mirlos

Al lánguido sonido de una flauta

Como briznas leves al viento y al azar

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Quiero morir un día, disfrazada de Ofelia

Entre las aguas cubierta de nenúfares pardos y lilas

para inventar tormentas que alienten el silencio.

Quiero morir tal vez como Alfonsina,

rodeada de corales y en soledad

en un encaje oscuro de salitre.

Quiero morir en la quietud huesuda de la noche

Ebria, lánguida y tranquila,

Con los labios pintados de rojo

Y un aire frívolo de tragedia.

Sin conmoción de cataclismos ni jadeos,

Sin un hombre que me robe la fuerza,

Vivo rebelde para no pensar en el después

Mientras en el techo de teja

de las casas de Ocean Park…

La lluvia cae para espantar fantasmas

Que se dispersan,

en la absurda oquedad del entendimiento

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Cuando la tarde finalmente llega a su ocaso… Todo comienza cuando menos me imagino

Con plenitud jadeante de un presente no real

el alma cae en arrebatos,

hasta convertirse en un vacío de nitidez

Cuando la tarde finalmente llega a su ocaso.

Como una insigne estrella fugada de olvidos

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trato de cristalizarme en el lienzo etéreo

de lo que una vez fue mi esencia.

Pero en vano queda algo tal vez,

una historia desmembrada y devastada por el tiempo

donde los recuerdos se sumergen de cuando en vez

en el espacio de mi desnuda soledad.

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Este amor tan trillado, preñados de no me atrevo Cubierto ya por desérticas dunas, Que enarbolan sus nostalgias En tanto yo, me reinvento cada vez , para no llorar olvidos Para escribir estos versos que han quedado postergados.

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En el crujir de la quilla en alta mar Me he buscado en otros ojos

hasta el cansancio sin encontrarte

a veces pienso que somos todas las voces ..

o es quizás el aire el que nos habla…

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Te he buscado en el crujir de la quilla en alta mar

En el canto de los duendes alados ,

y en las imágenes de caballeros destemplados

entre tictaces soberbios y dindones

poblados de lutos arcaicos

para no encontrarte ...

¡ni en el letargo insomne de mis ojos secos!

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Hospicio de invierno.

Cuando los seres se expanden como cuerpos,

no aspiro a Ser ni a permanecer tampoco

al hospicio del invierno.

en ese goteral lento , soñoliento y perenne.

de la lluvia contra el cristal.

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