la llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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TRABAJOS DE PREHISTORIA 59, n.M, 2002, pp. 49 a 64 LA LLAMADA "FASE PRE-LEVANTINA" Y LA CRONOLOGÍA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO. UNA REVISIÓN CRÍTICA THE SO-CALLED 'TRE-LEVANTINE'' PHASE AND THE CHRONOLOGY OF THE LEVANTINE ROCK PAINTING. A CRITICAL REVIEW MIGUEL ANGEL MATEO SAURA (*) RESUMEN INTRODUCCIÓN El rechazo de las bases en las que se sustenta la llama- da "fase pre-levantina" y la discusión de los paralelos mo- biliares neolíticos propuestos para el arte levantino dejan expedito el camino para su adscripción a los grupos de ca- zadores y recolectores epipaleolíticos. Asimismo, los datos con que contamos sobre el proceso de transición Epipaleolítico/Neolítico, y la relación entre el estilo levantino y la pintura rupestre esquemática parecen abogar también por una cronología pre-neolítica de lo levan- tino, asociado a unos modos de vida no productores. ABSTRACT The rejection of the principles on which the so-called "prelevantine phase " is based and the discussion about the neolithic matericd culture parallels for levantine art allow its attribution to Epipaleolithic groups of hunters and ga- therers. In the same way, the data on the process of transition between the Epipaleolithic and the Neolithic, and the rela- tionship between the levantine style and the schematic rock painting seem to support a pre-neolithic chronology of the levantine art, related to non-producing ways of living. Palabras clave: Arte levantino. Cronología. Epipaleolíti- co. Neolítico. Key words." Levantine art. Chronology. Epipaleolithic. Neolithic. (*) Santo Domingo de Guzman, 25. Aljucer. Murcia. Correo electrónico: [email protected] Recibido: 28-VII1-2001; aceptado: 16-XII-2001. Cuando está próximo a cumplirse el primer cen- tenario del descubrimiento en 1902 de los ciervos de la Roca deis Moros, en Cretas (Teruel) por Juan Cabré, la cronología del arte rupestre levantino si- gue siendo una de las cuestiones que suscita mayor controversia en su investigación. Si en un primer momento se le atribuye una edad paleolítica paralela a la del, por entonces llamado, "arte franco-cantábrico" y hoy sólo mantenida por algún investigador (Dams 1984), el hecho de que más tarde se adscribiera a etapas postpaleolíticas, en virtud de las profundas disonancias que existen entre ambos estilos (Hernández Pacheco, 1924; Al- magro Basch, 1947; 1951; Criado y Penedo, 1989) y, más recientemente, por la documentación de un arte paleolítico repartido por toda la Península Ibé- rica, lejos de solucionar el problema va a suponer un importante trasiego cronológico para el arte le- vantino que lo lleva, según el autor que lo trate, a fechas epipaleolíticas, neolíticas e, incluso, más recientes. La ausencia de indicadores de cronología abso- luta tales como la estratigrafía arqueológica o los paralelos mobiliares llevaron a la utilización de otros criterios, de validez muy cuestionable, como son las supuestas sucesiones de color, las pequeñas variaciones tipológicas entre motivos, el estudio y comparación etnográficos o la proximidad de las pinturas a yacimientos arqueológicos para estable- cer una secuencia estilística y cronológica. Sin embargo, la poca fiabilidad de la mayoría de estos índices de referencia queda de manifiesto incluso en los estudios comarcales. Es cierto que en estos últimos años se han obtenido importantes avances en el campo de la datación absoluta del arte rupes- T.P.,59,n.M,2002 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://tp.revistas.csic.es

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Estudio sobre la supuesta estapa pre-levantina, de carácter geométrico.

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Page 1: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

TRABAJOS DE PREHISTORIA 59 nM 2002 pp 49 a 64

LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO UNA REVISIOacuteN CRIacuteTICA

THE SO-CALLED TRE-LEVANTINE PHASE AND THE CHRONOLOGY OF THE LEVANTINE ROCK PAINTING A CRITICAL REVIEW

MIGUEL ANGEL MATEO SAURA ()

RESUMEN INTRODUCCIOacuteN

El rechazo de las bases en las que se sustenta la llamashyda fase pre-levantina y la discusioacuten de los paralelos mo-biliares neoliacuteticos propuestos para el arte levantino dejan expedito el camino para su adscripcioacuten a los grupos de cashyzadores y recolectores epipaleoliacuteticos

Asimismo los datos con que contamos sobre el proceso de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico y la relacioacuten entre el estilo levantino y la pintura rupestre esquemaacutetica parecen abogar tambieacuten por una cronologiacutea pre-neoliacutetica de lo levanshytino asociado a unos modos de vida no productores

ABSTRACT

The rejection of the principles on which the so-called prelevantine phase is based and the discussion about the neolithic matericd culture parallels for levantine art allow its attribution to Epipaleolithic groups of hunters and gashytherers

In the same way the data on the process of transition between the Epipaleolithic and the Neolithic and the relashytionship between the levantine style and the schematic rock painting seem to support a pre-neolithic chronology of the levantine art related to non-producing ways of living

Palabras clave Arte levantino Cronologiacutea Epipaleoliacuteti-co Neoliacutetico

Key words Levantine art Chronology Epipaleolithic Neolithic

() Santo Domingo de Guzman 25 Aljucer Murcia Correo electroacutenico mateo_sauraterraes

Recibido 28-VII1-2001 aceptado 16-XII-2001

Cuando estaacute proacuteximo a cumplirse el primer censhytenario del descubrimiento en 1902 de los ciervos de la Roca deis Moros en Cretas (Teruel) por Juan Cabreacute la cronologiacutea del arte rupestre levantino sishygue siendo una de las cuestiones que suscita mayor controversia en su investigacioacuten

Si en un primer momento se le atribuye una edad paleoliacutetica paralela a la del por entonces llamado arte franco-cantaacutebrico y hoy soacutelo mantenida por alguacuten investigador (Dams 1984) el hecho de que maacutes tarde se adscribiera a etapas postpaleoliacuteticas en virtud de las profundas disonancias que existen entre ambos estilos (Hernaacutendez Pacheco 1924 Alshymagro Basch 1947 1951 Criado y Penedo 1989) y maacutes recientemente por la documentacioacuten de un arte paleoliacutetico repartido por toda la Peniacutensula Ibeacuteshyrica lejos de solucionar el problema va a suponer un importante trasiego cronoloacutegico para el arte leshyvantino que lo lleva seguacuten el autor que lo trate a fechas epipaleoliacuteticas neoliacuteticas e incluso maacutes recientes

La ausencia de indicadores de cronologiacutea absoshyluta tales como la estratigrafiacutea arqueoloacutegica o los paralelos mobiliares llevaron a la utilizacioacuten de otros criterios de validez muy cuestionable como son las supuestas sucesiones de color las pequentildeas variaciones tipoloacutegicas entre motivos el estudio y comparacioacuten etnograacuteficos o la proximidad de las pinturas a yacimientos arqueoloacutegicos para estableshycer una secuencia estiliacutestica y cronoloacutegica Sin embargo la poca fiabilidad de la mayoriacutea de estos iacutendices de referencia queda de manifiesto incluso en los estudios comarcales Es cierto que en estos uacuteltimos antildeos se han obtenido importantes avances en el campo de la datacioacuten absoluta del arte rupes-

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tre con el desarrollo de meacutetodos como el del carboshyno 14 por espectrometriacutea de acelerador de masas (C14 AMS) que a partir de miacutenimas muestras de materia orgaacutenica permite obtener fechas absolutas o tambieacuten mediante la teacutecnica de la termoluminis-cencia aplicada con eacutexito en la cronologiacutea de mashyteriales ricos en carbonatos como son las costras es-talagmiacuteticas en el yacimiento paleoliacutetico de Venta de la Perra (Arias et al 199899) No obstante aunshyque hay que reconocer que en verdad suponen un destacado paso en el aacutembito de la datacioacuten no deshybemos olvidar tampoco que hoy por hoy ambos meacutetodos plantean algunas limitaciones El C14 AMS tan soacutelo se puede emplear con un reducido tipo de representaciones aquellas de color negro realizadas con materia orgaacutenica debiendo ademaacutes reunir la doble condicioacuten de que el colorante sea abundante y que esteacute bien conservado A ello se une que problemas de contaminacioacuten de las muestras obligan en muchos casos a tomar con prudencia las fechas obtenidas Por su parte la termoluniscencia si bien permite fechar elementos bastante comunes en las cuevas y abrigos pintados como son las coshyladas estalagmiacuteticas no deja por ello de proporcioshynar una fecha de ese accidente del soporte y por tanto una fecha ante quem o post quem para las propias pinturas

Tambieacuten en el campo de la toma de muestras se han logrado interesantes progresos con el desarroshyllo de teacutecnicas como las del plasma de oxiacutegeno y de la fotooxidacioacuten inducida por laacuteser dirigidas amshybas a la recuperacioacuten de materia orgaacutenica incluida en otros soportes minerales Sin embargo todaviacutea presentan como mayor inconveniente la gran canshytidad de materia prima que se precisa para el anaacuteshylisis (Chapa 2000)

Una vez superadas las viejas ideas paleolitistas y a la vista de los diferentes horizontes artiacutesticos establecidos en estos uacuteltimos antildeos la secuencia maacutes aceptada del arte rupestre prehistoacuterico en la vertiente mediterraacutenea peninsular ha quedado estashyblecida de forma resumida y sin solucioacuten de conshytinuidad en Arte Paleoliacutetico Arte Lineal-geomeacute-trico Arte Macroesquemaacutetico Arte Levantino y Arte Esquemaacutetico al modo en que la vemos en alshygunas de las obras de siacutentesis de maacutes reciente publishycacioacuten (Beltraacuten 1998 Moure 1999)

Pero lejos de poder corroborar esta secuencia lishyneal son muchos los aspectos que nos obligan a realizar matizaciones y que hacen del arte rupestre una realidad muy compleja difiacutecil de clasificar en esas especies de compartimentos estanco Quizaacutes el

primer problema que surge tras la adopcioacuten de una datacioacuten postpaleoliacutetica para el arte levantino sea el de intentar explicar el hiatus cronoloacutegico respecto al arte paleoliacutetico auacuten cuando algunos autores hashyyan querido ver una tradicioacuten perigordiense en las fases iniciales del levantino (Beltraacuten 1968a Ripoll 1968) o se recurra tambieacuten a otros ciclos como el aziliense para intentar llenar ese vaciacuteo En esta liacutenea la definicioacuten en su momento de nuevos horizontes artiacutesticos como los llamados Lineal-Geomeacutetrico y Macroesquemaacutetico contribuyeron en principio a salvar este problema por cuanto dada su presunta cronologiacutea pre-levantina suponiacutean a la vez una feshycha de partida para el propio arte levantino

LA ETAPA PRE-LEVANTINA PLANTEAshyMIENTO Y DISCUSIOacuteN

En 1974 FJ Portea define el llamado arte lineal-geoitieacutetrico a partir de la relacioacuten que establece entre las plaquetas grabadas halladas en la Cueva de la Cocina (Dos Aguas Valencia) tambieacuten provista de representaciones parietales y las superposiciones cromaacuteticas existentes en los conjuntos de Cantos de Visera II (Yecla Murcia) Cueva de la Arantildea (Bi-corp Valencia) y Abrigo de la Sarga I (Alcoy Alishycante) en donde por debajo de motivos naturalistas se disponen varios trazos aparentemente geomeacutetrishycos hecho que en La Sarga ya habiacutea sido advertido por Beltraacuten (1970) La cronologiacutea de este nuevo horizonte lineal-geomeacutetrico caracterizado por una decoracioacuten basada en liacuteneas rectas que se entrecrushyzan formado retiacuteculas vendriacutea determinada por el nivel II de Cocina datable en el Epipaleoliacutetico geomeacutetrico con fechas absolutas que lo encuadrashyriacutean entre finales del VI e inicios del V milenios aC

Posteriores descubrimientos ampliacutean el nuacutemero de motivos pintados presuntamente lineal-geomeacute-tricos en el Abrigo de los Chaparros (Albalate del Arzobispo Teruel) el Abrigo de Labarta LI (Huesshyca) la Balsa de Calicanto (Bicorp Valencia) y en el Barranco de Benialiacute (Valiacute de la Gallinera Alicanshyte) con lo que se enriquece auacuten maacutes este estilo y se perfila un poco mejor esta supuesta fase pre-levanshytina esbozada por Beltraacuten (1987) (Fig 1)

Sin embargo aunque en la abundante literatura publicada desde entonces se admite sin mayores consideraciones la existencia de este arte lineal-geomeacutetrico muchas son las dudas que se nos planshytean a la hora de aceptarlo realmente como tal La revisioacuten efectuada de estos motivos pintados ha Ue-

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LA LLAMADA FASE PRE-LEYANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEYANTINO 51

Fig 1 Mapa de dispersioacuten de los yacimientos propuestos como lineal-geomeacutetricos 1 Cueva de la Cocina 2 Cueva del Parpalloacute 3 Cueva de la Arantildea 4 Balsa de Calicanto 5 Barranco de Benialiacute 6 Abrigo de la Sarga I 7 Cantos de Visera II 8 Abrigo de los Chaparros 9 Abrigo de Labarshyta LL

vado a reconsiderar su filiacioacuten estiliacutestica modifishycada en la mayor parte de los casos Asiacute los trazos serpenteantes hasta ese momento definidos como lineal-geomeacutetricos en los Abrigos de la Sarga se han adscrito a un ciclo artiacutestico diferente el llamado Macroesquemaacutetico (Hernaacutendez et al 1988) al igual que ha sucedido con las liacuteneas ondulantes del Barranco de Benialiacute (Hernaacutendez et al 1994) En la Cueva de la Arantildea los motivos abstractos perteneshycen al horizonte de la pintura esquemaacutetica siendo ademaacutes la zona de contacto entre ellos y lo levanshytino tan reducida que no es posible hacer una valoshyracioacuten real de la misma (Hernaacutendez Pacheco 1924) hecho que se repite con varios serpentiforshymes esquemaacuteticos y un cuadruacutepedo levantino en la Balsa de Calicanto Mientras para las figuras de Labarta LI los trabajos desarrollados por M^ Joseshyfa Calvo con fotografiacutea de infrarrojos han revelado la superposicioacuten inversa a la hasta ahora mantenishyda es decir la de los motivos esquemaacuteticos en ninshyguacuten caso lineal-geomeacutetricos sobre las representashyciones levantinas (Beltraacuten 1999)

Por otra parte la relacioacuten establecida entre el arte mueble de las placas grabadas y los testimonios pintados incluidos los propios motivos de la Cueshyva de la Cocina ya resentildeados por L Pericot ( 1945) son en lo estrictamente formal cuanto menos disshycutibles Mientras que la decoracioacuten de las plaqueshytas se hace por medio de la liacutenea recta que en ocashysiones se entrecruza para formar retiacuteculas en las

figuraciones pintadas hay una mayor variedad icoshynograacutefica pero siempre con predominio de la liacutenea curva De igual modo una raacutepida comparacioacuten entre los propios ejemplos parietales pone de relieshyve una miacutenima coincidencia formal entre ellos Baste comparar los signos de Cantos de Visera II con los de Los Chaparros para percibir la nula simishylitud en su aspecto y a la vez la de ambos con las plaquetas grabadas todo lo cual hace difiacutecil conceshybirlos como partes integrantes de un mismo horishyzonte iconograacutefico De aceptarse su pertenencia a ese mismo horizonte eacuteste englobariacutea desde manishyfestaciones reticulares con preeminencia de la liacutenea curva y serpentiformes como los de Cantos de Vishysera hasta otros motivos en zig-zags como los de Labarta o en diente de sierra como los de Los Chaparros lo que le otorgariacutea una heterogeneidad manifiesta sobre todo con relacioacuten a su supuesta vertiente mueble mucho maacutes reducida tipoloacutegicashymente y cuyas limitaciones no se pueden explicar soacutelo por las diferencias en los soportes y las teacutecnishycas de ejecucioacuten (Fig 2)

Al mismo tiempo la inclusioacuten en este arte lineal-geomeacutetrico de conjuntos como Los Chaparros y Labarta evidenciariacutea una dispersioacuten territorial quizaacute demasiado amplia para este estilo cuyo germen deberiacutea estar en torno a la Cueva de la Cocina soshybre todo si tenemos en cuenta que este ha sido el uacutenico yacimiento que ha reportado elementos de arte mueble Los trabajos desarrollados en estos uacuteltimos antildeos en yacimientos como Botiqueriacutea deis Moros Costalena Els Secans o El Pontet en el Bajo Aragoacuten o la Cueva del Nacimiento y Valdecuevas en el Alto Segura entre otros han aportado numeshyrosos datos sobre el Epipaleoliacutetico geomeacutetrico pa-ralelizable al de Cocina sin que en ninguno de ellos se haya documentado un arte mueble similar o aproximado al de las plaquetas grabadas de este uacuteltimo yacimiento (1)

En este estado de cosas la nueva interpretacioacuten de conjuntos como La Sarga Barranco de Benialiacute Cueva de la Arantildea Balsa de Calicanto y Abrigo de Labarta LI las nulas coincidencias formales entre las propias representaciones parietales y a su vez

(1) Las alusiones que hay a lo largo del texto a teacuterminos como Epipaleoliacutetico o Neoliacutetico hacen referencia en la mayor parte de los casos a su acepcioacuten como fase cultural en tanto conshytraponen dos modelos de vida diferentes uno depredador y otro ya productor Por su parte en aquellas ocasiones en las que alushydamos a cuestiones tecno-tipoloacutegicas sobre materiales hallados en yacimientos de alguno de estos periodos lo haremos en pos de mostrar la uniformidad que al respecto reflejen esos materiales referidos como apoyo a nuestras argumentaciones

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Fig 3 A placas grabadas del nivel II de la Cueva de la Coshycina (seguacuten I Barandiaraacuten ) B placas grabadas de la Cueva del Parpalloacute 12 y 3 del nivel Magdaleniense III 4 y 5 del nivel Magdaleniense IV (seguacuten L Pericot)

Fig 2 Motivos esquemaacuteticos propuestos como lineal-geomeacutetricos A Cantos de Visera II (seguacuten J Cabreacute) B Abrigo de Labarta LI (seguacuten A Beltraacuten) C Abrigo de los Chaparros (seguacuten V Baldellou)

de eacutestas con las placas grabadas y la falta de parashylelos mobiliares nos llevaron hace antildeos coincidienshydo en esta apreciacioacuten con otros investigadores (Hernaacutendez 1992) a rechazar la existencia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico debiendo consideshyrarlo si se quiere mantener su presencia como tal horizonte artiacutestico como un arte exclusivamente mueble (Mateo 1993 1995) En este sentido los mejores paralelos para las plaquetas de La Cocina los encontramos en las placas grabadas de los niveshyles solutrenses y magdalenienses de la Cueva del

Parpalloacute (Pericot 1942) decoradas tambieacuten con representaciones reticulares de tal forma que no creemos demasiado osado pensar que lo que se hace en La Cocina no es sino recoger una tradicioacuten muy local del Parpalloacute (Fig 3)

No entramos a valorar las propias pinturas de la Cueva de la Cocina (Fig 4) descritas por Fortea (1975) como pinturas que no son ni levantinas ni esquemaacuteticas y sobre cuyo caraacutecter levantino que ya fuera intuido por Pericot (1945) cuando las reshylacionoacute con el cercano conjunto del Cinto de las Letras siacute han insistido otros autores en estos uacuteltishymos antildeos (Grimai 1995) De confirmarse su idenshytidad levantina algo complicado por su poca entishydad y su mal estado de conservacioacuten sin duda seriacutean un iacutendice cronoloacutegico de gran valor puesto que revelariacutean de forma indiscutible la presencia de este estilo naturalista en fechas epipaleoliacuteticas

El llamado arte macroesquemaacutetico y su relacioacuten con el levantino ha sido otro de los elementos utishylizados para acotar los liacutemites cronoloacutegicos de eacuteste uacuteltimo

En 1982 MS Hernaacutendez y el Centro de Estushydios Conteacutestanos publican los primeros datos acershyca de un nuevo tipo de arte rupestre que ellos deshynominan como Macroesquemaacutetico y que otros aushytores nombran como Lineal-Figurativo (Aura 1983) Contestano (Jordaacute 1985) Cardial (Fortea y Aura 1987) o Petracos (Beltraacuten 1987) A los prishymeros hallazgos de Plaacute de Petracos en Castell de Castells le siguen otros hasta un total de diez conshyjuntos con los que contamos en la actualidad (Hershynaacutendez et ai 1994) concentrados en la regioacuten de

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 53

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Fig 4 Restos de las pinturas de la Cueva de la Cocina A seguacuten FJ Fortea B seguacuten A Grimai

Cocentaina en torno a las sierras de Altana Mario-la y Benicadell

Estaacute caracterizado por las grandes figuras antroshypomorfas de rasgos esquemaacuteticos en actitud oranshyte y con los brazos agitados en alto y junto a eacutesshytos por largos trazos serpentiformes Al mismo tiempo el estudio de materiales ceraacutemicos de yacishymientos como la Cova de lOr de Beniarreacutes y la Cova de la Sarsa de Bocairente permitieron identishyficar una decoracioacuten de motivos antropomorfos paralelizables a algunos de los esquemas humanos propios de la pintura macroesquemaacutetica en concreshyto humanos en X Y doble Y y de brazos levantashydos (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Su datacioacuten en un Neoliacutetico antiguo incluso con fechas radiocarboacute-nicas de 4770 aC (C13 M3 6720 plusmn 380 BP) y de 4680 aC (C12 M2 6630 plusmn 290 BP) en la Cova de lOr (Martiacute 1978 Martiacute et aU 1980) hace que el arte rupestre adopte una sincroniacutea con esta cultura material lo que lo asocia a las primeras comunidashydes de agricultores y ganaderos en la comarca

Por su parte la infraposicioacuten de motivos ma-

croesquemaacuteticos a representaciones levantinas en el Abrigo I de la Sarga y la ubicacioacuten de otros soshybre un desconchado que ha destruido parcialmenshyte unos serpentiformes en el Barranco de Benialiacute ha sido sobrado pretexto para otorgar una cronologiacutea posterior a todo el arte levantino

Esta hipoacutetesis se veriacutea a priori corroborada con el hallazgo de decoracioacuten ceraacutemica paralelizable a figuras levantinas en la misma Cova de 1 Or (Fig 5) En concreto se trata de dos fragmentos de una misshyma vasija en los que mediante la impresioacuten con un instrumento se han representado por una parte la cabeza cuernos y una porcioacuten del cuerpo de un caacuteprido y por otra los cuartos traseros y la larga cola de un animal no identintildecable y la cornamenta parte de la cabeza y del cuerpo de un ceacutervido (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Se apunta incluso la existencia

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Fig 5 Fragmentos de ceraacutemica impresa con instrumento de la Cova de lOr (seguacuten B Martiacute y MS Hernaacutendez)

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de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 61

asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 2: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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tre con el desarrollo de meacutetodos como el del carboshyno 14 por espectrometriacutea de acelerador de masas (C14 AMS) que a partir de miacutenimas muestras de materia orgaacutenica permite obtener fechas absolutas o tambieacuten mediante la teacutecnica de la termoluminis-cencia aplicada con eacutexito en la cronologiacutea de mashyteriales ricos en carbonatos como son las costras es-talagmiacuteticas en el yacimiento paleoliacutetico de Venta de la Perra (Arias et al 199899) No obstante aunshyque hay que reconocer que en verdad suponen un destacado paso en el aacutembito de la datacioacuten no deshybemos olvidar tampoco que hoy por hoy ambos meacutetodos plantean algunas limitaciones El C14 AMS tan soacutelo se puede emplear con un reducido tipo de representaciones aquellas de color negro realizadas con materia orgaacutenica debiendo ademaacutes reunir la doble condicioacuten de que el colorante sea abundante y que esteacute bien conservado A ello se une que problemas de contaminacioacuten de las muestras obligan en muchos casos a tomar con prudencia las fechas obtenidas Por su parte la termoluniscencia si bien permite fechar elementos bastante comunes en las cuevas y abrigos pintados como son las coshyladas estalagmiacuteticas no deja por ello de proporcioshynar una fecha de ese accidente del soporte y por tanto una fecha ante quem o post quem para las propias pinturas

Tambieacuten en el campo de la toma de muestras se han logrado interesantes progresos con el desarroshyllo de teacutecnicas como las del plasma de oxiacutegeno y de la fotooxidacioacuten inducida por laacuteser dirigidas amshybas a la recuperacioacuten de materia orgaacutenica incluida en otros soportes minerales Sin embargo todaviacutea presentan como mayor inconveniente la gran canshytidad de materia prima que se precisa para el anaacuteshylisis (Chapa 2000)

Una vez superadas las viejas ideas paleolitistas y a la vista de los diferentes horizontes artiacutesticos establecidos en estos uacuteltimos antildeos la secuencia maacutes aceptada del arte rupestre prehistoacuterico en la vertiente mediterraacutenea peninsular ha quedado estashyblecida de forma resumida y sin solucioacuten de conshytinuidad en Arte Paleoliacutetico Arte Lineal-geomeacute-trico Arte Macroesquemaacutetico Arte Levantino y Arte Esquemaacutetico al modo en que la vemos en alshygunas de las obras de siacutentesis de maacutes reciente publishycacioacuten (Beltraacuten 1998 Moure 1999)

Pero lejos de poder corroborar esta secuencia lishyneal son muchos los aspectos que nos obligan a realizar matizaciones y que hacen del arte rupestre una realidad muy compleja difiacutecil de clasificar en esas especies de compartimentos estanco Quizaacutes el

primer problema que surge tras la adopcioacuten de una datacioacuten postpaleoliacutetica para el arte levantino sea el de intentar explicar el hiatus cronoloacutegico respecto al arte paleoliacutetico auacuten cuando algunos autores hashyyan querido ver una tradicioacuten perigordiense en las fases iniciales del levantino (Beltraacuten 1968a Ripoll 1968) o se recurra tambieacuten a otros ciclos como el aziliense para intentar llenar ese vaciacuteo En esta liacutenea la definicioacuten en su momento de nuevos horizontes artiacutesticos como los llamados Lineal-Geomeacutetrico y Macroesquemaacutetico contribuyeron en principio a salvar este problema por cuanto dada su presunta cronologiacutea pre-levantina suponiacutean a la vez una feshycha de partida para el propio arte levantino

LA ETAPA PRE-LEVANTINA PLANTEAshyMIENTO Y DISCUSIOacuteN

En 1974 FJ Portea define el llamado arte lineal-geoitieacutetrico a partir de la relacioacuten que establece entre las plaquetas grabadas halladas en la Cueva de la Cocina (Dos Aguas Valencia) tambieacuten provista de representaciones parietales y las superposiciones cromaacuteticas existentes en los conjuntos de Cantos de Visera II (Yecla Murcia) Cueva de la Arantildea (Bi-corp Valencia) y Abrigo de la Sarga I (Alcoy Alishycante) en donde por debajo de motivos naturalistas se disponen varios trazos aparentemente geomeacutetrishycos hecho que en La Sarga ya habiacutea sido advertido por Beltraacuten (1970) La cronologiacutea de este nuevo horizonte lineal-geomeacutetrico caracterizado por una decoracioacuten basada en liacuteneas rectas que se entrecrushyzan formado retiacuteculas vendriacutea determinada por el nivel II de Cocina datable en el Epipaleoliacutetico geomeacutetrico con fechas absolutas que lo encuadrashyriacutean entre finales del VI e inicios del V milenios aC

Posteriores descubrimientos ampliacutean el nuacutemero de motivos pintados presuntamente lineal-geomeacute-tricos en el Abrigo de los Chaparros (Albalate del Arzobispo Teruel) el Abrigo de Labarta LI (Huesshyca) la Balsa de Calicanto (Bicorp Valencia) y en el Barranco de Benialiacute (Valiacute de la Gallinera Alicanshyte) con lo que se enriquece auacuten maacutes este estilo y se perfila un poco mejor esta supuesta fase pre-levanshytina esbozada por Beltraacuten (1987) (Fig 1)

Sin embargo aunque en la abundante literatura publicada desde entonces se admite sin mayores consideraciones la existencia de este arte lineal-geomeacutetrico muchas son las dudas que se nos planshytean a la hora de aceptarlo realmente como tal La revisioacuten efectuada de estos motivos pintados ha Ue-

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LA LLAMADA FASE PRE-LEYANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEYANTINO 51

Fig 1 Mapa de dispersioacuten de los yacimientos propuestos como lineal-geomeacutetricos 1 Cueva de la Cocina 2 Cueva del Parpalloacute 3 Cueva de la Arantildea 4 Balsa de Calicanto 5 Barranco de Benialiacute 6 Abrigo de la Sarga I 7 Cantos de Visera II 8 Abrigo de los Chaparros 9 Abrigo de Labarshyta LL

vado a reconsiderar su filiacioacuten estiliacutestica modifishycada en la mayor parte de los casos Asiacute los trazos serpenteantes hasta ese momento definidos como lineal-geomeacutetricos en los Abrigos de la Sarga se han adscrito a un ciclo artiacutestico diferente el llamado Macroesquemaacutetico (Hernaacutendez et al 1988) al igual que ha sucedido con las liacuteneas ondulantes del Barranco de Benialiacute (Hernaacutendez et al 1994) En la Cueva de la Arantildea los motivos abstractos perteneshycen al horizonte de la pintura esquemaacutetica siendo ademaacutes la zona de contacto entre ellos y lo levanshytino tan reducida que no es posible hacer una valoshyracioacuten real de la misma (Hernaacutendez Pacheco 1924) hecho que se repite con varios serpentiforshymes esquemaacuteticos y un cuadruacutepedo levantino en la Balsa de Calicanto Mientras para las figuras de Labarta LI los trabajos desarrollados por M^ Joseshyfa Calvo con fotografiacutea de infrarrojos han revelado la superposicioacuten inversa a la hasta ahora mantenishyda es decir la de los motivos esquemaacuteticos en ninshyguacuten caso lineal-geomeacutetricos sobre las representashyciones levantinas (Beltraacuten 1999)

Por otra parte la relacioacuten establecida entre el arte mueble de las placas grabadas y los testimonios pintados incluidos los propios motivos de la Cueshyva de la Cocina ya resentildeados por L Pericot ( 1945) son en lo estrictamente formal cuanto menos disshycutibles Mientras que la decoracioacuten de las plaqueshytas se hace por medio de la liacutenea recta que en ocashysiones se entrecruza para formar retiacuteculas en las

figuraciones pintadas hay una mayor variedad icoshynograacutefica pero siempre con predominio de la liacutenea curva De igual modo una raacutepida comparacioacuten entre los propios ejemplos parietales pone de relieshyve una miacutenima coincidencia formal entre ellos Baste comparar los signos de Cantos de Visera II con los de Los Chaparros para percibir la nula simishylitud en su aspecto y a la vez la de ambos con las plaquetas grabadas todo lo cual hace difiacutecil conceshybirlos como partes integrantes de un mismo horishyzonte iconograacutefico De aceptarse su pertenencia a ese mismo horizonte eacuteste englobariacutea desde manishyfestaciones reticulares con preeminencia de la liacutenea curva y serpentiformes como los de Cantos de Vishysera hasta otros motivos en zig-zags como los de Labarta o en diente de sierra como los de Los Chaparros lo que le otorgariacutea una heterogeneidad manifiesta sobre todo con relacioacuten a su supuesta vertiente mueble mucho maacutes reducida tipoloacutegicashymente y cuyas limitaciones no se pueden explicar soacutelo por las diferencias en los soportes y las teacutecnishycas de ejecucioacuten (Fig 2)

Al mismo tiempo la inclusioacuten en este arte lineal-geomeacutetrico de conjuntos como Los Chaparros y Labarta evidenciariacutea una dispersioacuten territorial quizaacute demasiado amplia para este estilo cuyo germen deberiacutea estar en torno a la Cueva de la Cocina soshybre todo si tenemos en cuenta que este ha sido el uacutenico yacimiento que ha reportado elementos de arte mueble Los trabajos desarrollados en estos uacuteltimos antildeos en yacimientos como Botiqueriacutea deis Moros Costalena Els Secans o El Pontet en el Bajo Aragoacuten o la Cueva del Nacimiento y Valdecuevas en el Alto Segura entre otros han aportado numeshyrosos datos sobre el Epipaleoliacutetico geomeacutetrico pa-ralelizable al de Cocina sin que en ninguno de ellos se haya documentado un arte mueble similar o aproximado al de las plaquetas grabadas de este uacuteltimo yacimiento (1)

En este estado de cosas la nueva interpretacioacuten de conjuntos como La Sarga Barranco de Benialiacute Cueva de la Arantildea Balsa de Calicanto y Abrigo de Labarta LI las nulas coincidencias formales entre las propias representaciones parietales y a su vez

(1) Las alusiones que hay a lo largo del texto a teacuterminos como Epipaleoliacutetico o Neoliacutetico hacen referencia en la mayor parte de los casos a su acepcioacuten como fase cultural en tanto conshytraponen dos modelos de vida diferentes uno depredador y otro ya productor Por su parte en aquellas ocasiones en las que alushydamos a cuestiones tecno-tipoloacutegicas sobre materiales hallados en yacimientos de alguno de estos periodos lo haremos en pos de mostrar la uniformidad que al respecto reflejen esos materiales referidos como apoyo a nuestras argumentaciones

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Fig 3 A placas grabadas del nivel II de la Cueva de la Coshycina (seguacuten I Barandiaraacuten ) B placas grabadas de la Cueva del Parpalloacute 12 y 3 del nivel Magdaleniense III 4 y 5 del nivel Magdaleniense IV (seguacuten L Pericot)

Fig 2 Motivos esquemaacuteticos propuestos como lineal-geomeacutetricos A Cantos de Visera II (seguacuten J Cabreacute) B Abrigo de Labarta LI (seguacuten A Beltraacuten) C Abrigo de los Chaparros (seguacuten V Baldellou)

de eacutestas con las placas grabadas y la falta de parashylelos mobiliares nos llevaron hace antildeos coincidienshydo en esta apreciacioacuten con otros investigadores (Hernaacutendez 1992) a rechazar la existencia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico debiendo consideshyrarlo si se quiere mantener su presencia como tal horizonte artiacutestico como un arte exclusivamente mueble (Mateo 1993 1995) En este sentido los mejores paralelos para las plaquetas de La Cocina los encontramos en las placas grabadas de los niveshyles solutrenses y magdalenienses de la Cueva del

Parpalloacute (Pericot 1942) decoradas tambieacuten con representaciones reticulares de tal forma que no creemos demasiado osado pensar que lo que se hace en La Cocina no es sino recoger una tradicioacuten muy local del Parpalloacute (Fig 3)

No entramos a valorar las propias pinturas de la Cueva de la Cocina (Fig 4) descritas por Fortea (1975) como pinturas que no son ni levantinas ni esquemaacuteticas y sobre cuyo caraacutecter levantino que ya fuera intuido por Pericot (1945) cuando las reshylacionoacute con el cercano conjunto del Cinto de las Letras siacute han insistido otros autores en estos uacuteltishymos antildeos (Grimai 1995) De confirmarse su idenshytidad levantina algo complicado por su poca entishydad y su mal estado de conservacioacuten sin duda seriacutean un iacutendice cronoloacutegico de gran valor puesto que revelariacutean de forma indiscutible la presencia de este estilo naturalista en fechas epipaleoliacuteticas

El llamado arte macroesquemaacutetico y su relacioacuten con el levantino ha sido otro de los elementos utishylizados para acotar los liacutemites cronoloacutegicos de eacuteste uacuteltimo

En 1982 MS Hernaacutendez y el Centro de Estushydios Conteacutestanos publican los primeros datos acershyca de un nuevo tipo de arte rupestre que ellos deshynominan como Macroesquemaacutetico y que otros aushytores nombran como Lineal-Figurativo (Aura 1983) Contestano (Jordaacute 1985) Cardial (Fortea y Aura 1987) o Petracos (Beltraacuten 1987) A los prishymeros hallazgos de Plaacute de Petracos en Castell de Castells le siguen otros hasta un total de diez conshyjuntos con los que contamos en la actualidad (Hershynaacutendez et ai 1994) concentrados en la regioacuten de

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Fig 4 Restos de las pinturas de la Cueva de la Cocina A seguacuten FJ Fortea B seguacuten A Grimai

Cocentaina en torno a las sierras de Altana Mario-la y Benicadell

Estaacute caracterizado por las grandes figuras antroshypomorfas de rasgos esquemaacuteticos en actitud oranshyte y con los brazos agitados en alto y junto a eacutesshytos por largos trazos serpentiformes Al mismo tiempo el estudio de materiales ceraacutemicos de yacishymientos como la Cova de lOr de Beniarreacutes y la Cova de la Sarsa de Bocairente permitieron identishyficar una decoracioacuten de motivos antropomorfos paralelizables a algunos de los esquemas humanos propios de la pintura macroesquemaacutetica en concreshyto humanos en X Y doble Y y de brazos levantashydos (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Su datacioacuten en un Neoliacutetico antiguo incluso con fechas radiocarboacute-nicas de 4770 aC (C13 M3 6720 plusmn 380 BP) y de 4680 aC (C12 M2 6630 plusmn 290 BP) en la Cova de lOr (Martiacute 1978 Martiacute et aU 1980) hace que el arte rupestre adopte una sincroniacutea con esta cultura material lo que lo asocia a las primeras comunidashydes de agricultores y ganaderos en la comarca

Por su parte la infraposicioacuten de motivos ma-

croesquemaacuteticos a representaciones levantinas en el Abrigo I de la Sarga y la ubicacioacuten de otros soshybre un desconchado que ha destruido parcialmenshyte unos serpentiformes en el Barranco de Benialiacute ha sido sobrado pretexto para otorgar una cronologiacutea posterior a todo el arte levantino

Esta hipoacutetesis se veriacutea a priori corroborada con el hallazgo de decoracioacuten ceraacutemica paralelizable a figuras levantinas en la misma Cova de 1 Or (Fig 5) En concreto se trata de dos fragmentos de una misshyma vasija en los que mediante la impresioacuten con un instrumento se han representado por una parte la cabeza cuernos y una porcioacuten del cuerpo de un caacuteprido y por otra los cuartos traseros y la larga cola de un animal no identintildecable y la cornamenta parte de la cabeza y del cuerpo de un ceacutervido (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Se apunta incluso la existencia

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Fig 5 Fragmentos de ceraacutemica impresa con instrumento de la Cova de lOr (seguacuten B Martiacute y MS Hernaacutendez)

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de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 3: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

LA LLAMADA FASE PRE-LEYANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEYANTINO 51

Fig 1 Mapa de dispersioacuten de los yacimientos propuestos como lineal-geomeacutetricos 1 Cueva de la Cocina 2 Cueva del Parpalloacute 3 Cueva de la Arantildea 4 Balsa de Calicanto 5 Barranco de Benialiacute 6 Abrigo de la Sarga I 7 Cantos de Visera II 8 Abrigo de los Chaparros 9 Abrigo de Labarshyta LL

vado a reconsiderar su filiacioacuten estiliacutestica modifishycada en la mayor parte de los casos Asiacute los trazos serpenteantes hasta ese momento definidos como lineal-geomeacutetricos en los Abrigos de la Sarga se han adscrito a un ciclo artiacutestico diferente el llamado Macroesquemaacutetico (Hernaacutendez et al 1988) al igual que ha sucedido con las liacuteneas ondulantes del Barranco de Benialiacute (Hernaacutendez et al 1994) En la Cueva de la Arantildea los motivos abstractos perteneshycen al horizonte de la pintura esquemaacutetica siendo ademaacutes la zona de contacto entre ellos y lo levanshytino tan reducida que no es posible hacer una valoshyracioacuten real de la misma (Hernaacutendez Pacheco 1924) hecho que se repite con varios serpentiforshymes esquemaacuteticos y un cuadruacutepedo levantino en la Balsa de Calicanto Mientras para las figuras de Labarta LI los trabajos desarrollados por M^ Joseshyfa Calvo con fotografiacutea de infrarrojos han revelado la superposicioacuten inversa a la hasta ahora mantenishyda es decir la de los motivos esquemaacuteticos en ninshyguacuten caso lineal-geomeacutetricos sobre las representashyciones levantinas (Beltraacuten 1999)

Por otra parte la relacioacuten establecida entre el arte mueble de las placas grabadas y los testimonios pintados incluidos los propios motivos de la Cueshyva de la Cocina ya resentildeados por L Pericot ( 1945) son en lo estrictamente formal cuanto menos disshycutibles Mientras que la decoracioacuten de las plaqueshytas se hace por medio de la liacutenea recta que en ocashysiones se entrecruza para formar retiacuteculas en las

figuraciones pintadas hay una mayor variedad icoshynograacutefica pero siempre con predominio de la liacutenea curva De igual modo una raacutepida comparacioacuten entre los propios ejemplos parietales pone de relieshyve una miacutenima coincidencia formal entre ellos Baste comparar los signos de Cantos de Visera II con los de Los Chaparros para percibir la nula simishylitud en su aspecto y a la vez la de ambos con las plaquetas grabadas todo lo cual hace difiacutecil conceshybirlos como partes integrantes de un mismo horishyzonte iconograacutefico De aceptarse su pertenencia a ese mismo horizonte eacuteste englobariacutea desde manishyfestaciones reticulares con preeminencia de la liacutenea curva y serpentiformes como los de Cantos de Vishysera hasta otros motivos en zig-zags como los de Labarta o en diente de sierra como los de Los Chaparros lo que le otorgariacutea una heterogeneidad manifiesta sobre todo con relacioacuten a su supuesta vertiente mueble mucho maacutes reducida tipoloacutegicashymente y cuyas limitaciones no se pueden explicar soacutelo por las diferencias en los soportes y las teacutecnishycas de ejecucioacuten (Fig 2)

Al mismo tiempo la inclusioacuten en este arte lineal-geomeacutetrico de conjuntos como Los Chaparros y Labarta evidenciariacutea una dispersioacuten territorial quizaacute demasiado amplia para este estilo cuyo germen deberiacutea estar en torno a la Cueva de la Cocina soshybre todo si tenemos en cuenta que este ha sido el uacutenico yacimiento que ha reportado elementos de arte mueble Los trabajos desarrollados en estos uacuteltimos antildeos en yacimientos como Botiqueriacutea deis Moros Costalena Els Secans o El Pontet en el Bajo Aragoacuten o la Cueva del Nacimiento y Valdecuevas en el Alto Segura entre otros han aportado numeshyrosos datos sobre el Epipaleoliacutetico geomeacutetrico pa-ralelizable al de Cocina sin que en ninguno de ellos se haya documentado un arte mueble similar o aproximado al de las plaquetas grabadas de este uacuteltimo yacimiento (1)

En este estado de cosas la nueva interpretacioacuten de conjuntos como La Sarga Barranco de Benialiacute Cueva de la Arantildea Balsa de Calicanto y Abrigo de Labarta LI las nulas coincidencias formales entre las propias representaciones parietales y a su vez

(1) Las alusiones que hay a lo largo del texto a teacuterminos como Epipaleoliacutetico o Neoliacutetico hacen referencia en la mayor parte de los casos a su acepcioacuten como fase cultural en tanto conshytraponen dos modelos de vida diferentes uno depredador y otro ya productor Por su parte en aquellas ocasiones en las que alushydamos a cuestiones tecno-tipoloacutegicas sobre materiales hallados en yacimientos de alguno de estos periodos lo haremos en pos de mostrar la uniformidad que al respecto reflejen esos materiales referidos como apoyo a nuestras argumentaciones

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52 Miguel Aacutengel Mateo Saura

Fig 3 A placas grabadas del nivel II de la Cueva de la Coshycina (seguacuten I Barandiaraacuten ) B placas grabadas de la Cueva del Parpalloacute 12 y 3 del nivel Magdaleniense III 4 y 5 del nivel Magdaleniense IV (seguacuten L Pericot)

Fig 2 Motivos esquemaacuteticos propuestos como lineal-geomeacutetricos A Cantos de Visera II (seguacuten J Cabreacute) B Abrigo de Labarta LI (seguacuten A Beltraacuten) C Abrigo de los Chaparros (seguacuten V Baldellou)

de eacutestas con las placas grabadas y la falta de parashylelos mobiliares nos llevaron hace antildeos coincidienshydo en esta apreciacioacuten con otros investigadores (Hernaacutendez 1992) a rechazar la existencia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico debiendo consideshyrarlo si se quiere mantener su presencia como tal horizonte artiacutestico como un arte exclusivamente mueble (Mateo 1993 1995) En este sentido los mejores paralelos para las plaquetas de La Cocina los encontramos en las placas grabadas de los niveshyles solutrenses y magdalenienses de la Cueva del

Parpalloacute (Pericot 1942) decoradas tambieacuten con representaciones reticulares de tal forma que no creemos demasiado osado pensar que lo que se hace en La Cocina no es sino recoger una tradicioacuten muy local del Parpalloacute (Fig 3)

No entramos a valorar las propias pinturas de la Cueva de la Cocina (Fig 4) descritas por Fortea (1975) como pinturas que no son ni levantinas ni esquemaacuteticas y sobre cuyo caraacutecter levantino que ya fuera intuido por Pericot (1945) cuando las reshylacionoacute con el cercano conjunto del Cinto de las Letras siacute han insistido otros autores en estos uacuteltishymos antildeos (Grimai 1995) De confirmarse su idenshytidad levantina algo complicado por su poca entishydad y su mal estado de conservacioacuten sin duda seriacutean un iacutendice cronoloacutegico de gran valor puesto que revelariacutean de forma indiscutible la presencia de este estilo naturalista en fechas epipaleoliacuteticas

El llamado arte macroesquemaacutetico y su relacioacuten con el levantino ha sido otro de los elementos utishylizados para acotar los liacutemites cronoloacutegicos de eacuteste uacuteltimo

En 1982 MS Hernaacutendez y el Centro de Estushydios Conteacutestanos publican los primeros datos acershyca de un nuevo tipo de arte rupestre que ellos deshynominan como Macroesquemaacutetico y que otros aushytores nombran como Lineal-Figurativo (Aura 1983) Contestano (Jordaacute 1985) Cardial (Fortea y Aura 1987) o Petracos (Beltraacuten 1987) A los prishymeros hallazgos de Plaacute de Petracos en Castell de Castells le siguen otros hasta un total de diez conshyjuntos con los que contamos en la actualidad (Hershynaacutendez et ai 1994) concentrados en la regioacuten de

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 53

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Fig 4 Restos de las pinturas de la Cueva de la Cocina A seguacuten FJ Fortea B seguacuten A Grimai

Cocentaina en torno a las sierras de Altana Mario-la y Benicadell

Estaacute caracterizado por las grandes figuras antroshypomorfas de rasgos esquemaacuteticos en actitud oranshyte y con los brazos agitados en alto y junto a eacutesshytos por largos trazos serpentiformes Al mismo tiempo el estudio de materiales ceraacutemicos de yacishymientos como la Cova de lOr de Beniarreacutes y la Cova de la Sarsa de Bocairente permitieron identishyficar una decoracioacuten de motivos antropomorfos paralelizables a algunos de los esquemas humanos propios de la pintura macroesquemaacutetica en concreshyto humanos en X Y doble Y y de brazos levantashydos (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Su datacioacuten en un Neoliacutetico antiguo incluso con fechas radiocarboacute-nicas de 4770 aC (C13 M3 6720 plusmn 380 BP) y de 4680 aC (C12 M2 6630 plusmn 290 BP) en la Cova de lOr (Martiacute 1978 Martiacute et aU 1980) hace que el arte rupestre adopte una sincroniacutea con esta cultura material lo que lo asocia a las primeras comunidashydes de agricultores y ganaderos en la comarca

Por su parte la infraposicioacuten de motivos ma-

croesquemaacuteticos a representaciones levantinas en el Abrigo I de la Sarga y la ubicacioacuten de otros soshybre un desconchado que ha destruido parcialmenshyte unos serpentiformes en el Barranco de Benialiacute ha sido sobrado pretexto para otorgar una cronologiacutea posterior a todo el arte levantino

Esta hipoacutetesis se veriacutea a priori corroborada con el hallazgo de decoracioacuten ceraacutemica paralelizable a figuras levantinas en la misma Cova de 1 Or (Fig 5) En concreto se trata de dos fragmentos de una misshyma vasija en los que mediante la impresioacuten con un instrumento se han representado por una parte la cabeza cuernos y una porcioacuten del cuerpo de un caacuteprido y por otra los cuartos traseros y la larga cola de un animal no identintildecable y la cornamenta parte de la cabeza y del cuerpo de un ceacutervido (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Se apunta incluso la existencia

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Fig 5 Fragmentos de ceraacutemica impresa con instrumento de la Cova de lOr (seguacuten B Martiacute y MS Hernaacutendez)

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54 Miguel Aacutengel Mateo Saura

de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 61

asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 4: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

52 Miguel Aacutengel Mateo Saura

Fig 3 A placas grabadas del nivel II de la Cueva de la Coshycina (seguacuten I Barandiaraacuten ) B placas grabadas de la Cueva del Parpalloacute 12 y 3 del nivel Magdaleniense III 4 y 5 del nivel Magdaleniense IV (seguacuten L Pericot)

Fig 2 Motivos esquemaacuteticos propuestos como lineal-geomeacutetricos A Cantos de Visera II (seguacuten J Cabreacute) B Abrigo de Labarta LI (seguacuten A Beltraacuten) C Abrigo de los Chaparros (seguacuten V Baldellou)

de eacutestas con las placas grabadas y la falta de parashylelos mobiliares nos llevaron hace antildeos coincidienshydo en esta apreciacioacuten con otros investigadores (Hernaacutendez 1992) a rechazar la existencia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico debiendo consideshyrarlo si se quiere mantener su presencia como tal horizonte artiacutestico como un arte exclusivamente mueble (Mateo 1993 1995) En este sentido los mejores paralelos para las plaquetas de La Cocina los encontramos en las placas grabadas de los niveshyles solutrenses y magdalenienses de la Cueva del

Parpalloacute (Pericot 1942) decoradas tambieacuten con representaciones reticulares de tal forma que no creemos demasiado osado pensar que lo que se hace en La Cocina no es sino recoger una tradicioacuten muy local del Parpalloacute (Fig 3)

No entramos a valorar las propias pinturas de la Cueva de la Cocina (Fig 4) descritas por Fortea (1975) como pinturas que no son ni levantinas ni esquemaacuteticas y sobre cuyo caraacutecter levantino que ya fuera intuido por Pericot (1945) cuando las reshylacionoacute con el cercano conjunto del Cinto de las Letras siacute han insistido otros autores en estos uacuteltishymos antildeos (Grimai 1995) De confirmarse su idenshytidad levantina algo complicado por su poca entishydad y su mal estado de conservacioacuten sin duda seriacutean un iacutendice cronoloacutegico de gran valor puesto que revelariacutean de forma indiscutible la presencia de este estilo naturalista en fechas epipaleoliacuteticas

El llamado arte macroesquemaacutetico y su relacioacuten con el levantino ha sido otro de los elementos utishylizados para acotar los liacutemites cronoloacutegicos de eacuteste uacuteltimo

En 1982 MS Hernaacutendez y el Centro de Estushydios Conteacutestanos publican los primeros datos acershyca de un nuevo tipo de arte rupestre que ellos deshynominan como Macroesquemaacutetico y que otros aushytores nombran como Lineal-Figurativo (Aura 1983) Contestano (Jordaacute 1985) Cardial (Fortea y Aura 1987) o Petracos (Beltraacuten 1987) A los prishymeros hallazgos de Plaacute de Petracos en Castell de Castells le siguen otros hasta un total de diez conshyjuntos con los que contamos en la actualidad (Hershynaacutendez et ai 1994) concentrados en la regioacuten de

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Fig 4 Restos de las pinturas de la Cueva de la Cocina A seguacuten FJ Fortea B seguacuten A Grimai

Cocentaina en torno a las sierras de Altana Mario-la y Benicadell

Estaacute caracterizado por las grandes figuras antroshypomorfas de rasgos esquemaacuteticos en actitud oranshyte y con los brazos agitados en alto y junto a eacutesshytos por largos trazos serpentiformes Al mismo tiempo el estudio de materiales ceraacutemicos de yacishymientos como la Cova de lOr de Beniarreacutes y la Cova de la Sarsa de Bocairente permitieron identishyficar una decoracioacuten de motivos antropomorfos paralelizables a algunos de los esquemas humanos propios de la pintura macroesquemaacutetica en concreshyto humanos en X Y doble Y y de brazos levantashydos (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Su datacioacuten en un Neoliacutetico antiguo incluso con fechas radiocarboacute-nicas de 4770 aC (C13 M3 6720 plusmn 380 BP) y de 4680 aC (C12 M2 6630 plusmn 290 BP) en la Cova de lOr (Martiacute 1978 Martiacute et aU 1980) hace que el arte rupestre adopte una sincroniacutea con esta cultura material lo que lo asocia a las primeras comunidashydes de agricultores y ganaderos en la comarca

Por su parte la infraposicioacuten de motivos ma-

croesquemaacuteticos a representaciones levantinas en el Abrigo I de la Sarga y la ubicacioacuten de otros soshybre un desconchado que ha destruido parcialmenshyte unos serpentiformes en el Barranco de Benialiacute ha sido sobrado pretexto para otorgar una cronologiacutea posterior a todo el arte levantino

Esta hipoacutetesis se veriacutea a priori corroborada con el hallazgo de decoracioacuten ceraacutemica paralelizable a figuras levantinas en la misma Cova de 1 Or (Fig 5) En concreto se trata de dos fragmentos de una misshyma vasija en los que mediante la impresioacuten con un instrumento se han representado por una parte la cabeza cuernos y una porcioacuten del cuerpo de un caacuteprido y por otra los cuartos traseros y la larga cola de un animal no identintildecable y la cornamenta parte de la cabeza y del cuerpo de un ceacutervido (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Se apunta incluso la existencia

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Fig 5 Fragmentos de ceraacutemica impresa con instrumento de la Cova de lOr (seguacuten B Martiacute y MS Hernaacutendez)

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de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 5: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 53

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Fig 4 Restos de las pinturas de la Cueva de la Cocina A seguacuten FJ Fortea B seguacuten A Grimai

Cocentaina en torno a las sierras de Altana Mario-la y Benicadell

Estaacute caracterizado por las grandes figuras antroshypomorfas de rasgos esquemaacuteticos en actitud oranshyte y con los brazos agitados en alto y junto a eacutesshytos por largos trazos serpentiformes Al mismo tiempo el estudio de materiales ceraacutemicos de yacishymientos como la Cova de lOr de Beniarreacutes y la Cova de la Sarsa de Bocairente permitieron identishyficar una decoracioacuten de motivos antropomorfos paralelizables a algunos de los esquemas humanos propios de la pintura macroesquemaacutetica en concreshyto humanos en X Y doble Y y de brazos levantashydos (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Su datacioacuten en un Neoliacutetico antiguo incluso con fechas radiocarboacute-nicas de 4770 aC (C13 M3 6720 plusmn 380 BP) y de 4680 aC (C12 M2 6630 plusmn 290 BP) en la Cova de lOr (Martiacute 1978 Martiacute et aU 1980) hace que el arte rupestre adopte una sincroniacutea con esta cultura material lo que lo asocia a las primeras comunidashydes de agricultores y ganaderos en la comarca

Por su parte la infraposicioacuten de motivos ma-

croesquemaacuteticos a representaciones levantinas en el Abrigo I de la Sarga y la ubicacioacuten de otros soshybre un desconchado que ha destruido parcialmenshyte unos serpentiformes en el Barranco de Benialiacute ha sido sobrado pretexto para otorgar una cronologiacutea posterior a todo el arte levantino

Esta hipoacutetesis se veriacutea a priori corroborada con el hallazgo de decoracioacuten ceraacutemica paralelizable a figuras levantinas en la misma Cova de 1 Or (Fig 5) En concreto se trata de dos fragmentos de una misshyma vasija en los que mediante la impresioacuten con un instrumento se han representado por una parte la cabeza cuernos y una porcioacuten del cuerpo de un caacuteprido y por otra los cuartos traseros y la larga cola de un animal no identintildecable y la cornamenta parte de la cabeza y del cuerpo de un ceacutervido (Martiacute y Hernaacutendez 1988) Se apunta incluso la existencia

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Fig 5 Fragmentos de ceraacutemica impresa con instrumento de la Cova de lOr (seguacuten B Martiacute y MS Hernaacutendez)

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de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 6: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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de una tercera pieza ceraacutemica que mostrariacutea la forshyma de la cabeza parte del cuerpo y las alas de un ave (Hernaacutendez 1992) Estos materiales se situacutean es-tratigraacuteficamente en un momento avanzado del Neoliacutetico antiguo lo que vendriacutea a reforzar la anshyterioridad del arte macroesquemaacutetico y el encuashydre cronoloacutegico del levantino a finales del V mileshynio aC

Sin embargo somos de la opinioacuten de que la reshylacioacuten establecida entre estos motivos impresos y los levantinos no es tan evidente como se ha sentildeashylado auacuten cuando se pretendan justificar sus disoshynancias formales a partir de la rigidez y el esquemashytismo que imponen el soporte ceraacutemico y la propia teacutecnica impresa El marcado esquematismo que rodea a las figuraciones impresas los aacutengulos recshytos para la cabeza o las zonas de unioacuten del cuello y del cuerpo las patas de los animales excesivamente simplificadas y torpes y la forma general de las fishyguras creemos que son detalles que no se pueden explicar solamente por las diferencias en la naturashyleza del soporte y de los procesos teacutecnicos seguidos (Mateo y Carrentildeo 2000) y que los alejan de los conceptos de representacioacuten propios del estilo leshyvantino

Por otro lado todos los fragmentos ceraacutemicos con decoracioacuten se engloban en el mismo contexto cultural de un Neoliacutetico antiguo en concreto en el definido por Bernabeu (1988) para la cueva como Neoliacutetico lA lo que explica no soacutelo que las figuras impresas con instrumento muestren una forma de cubrir el espacio interior de la figura con ritmos ideacutenticos enmarcados en liacuteneas horizontales y vershyticales lo que a su vez contrasta con la imagen plashyna levantina (Alonso y Grimai 1999) sino que coshyincida en este concepto de representacioacuten con los otros motivos impresos cardiales De igual maneshyra el hecho de que no haya representaciones parieshytales zoomorfas dentro del estilo macroesquemaacutetishyco creemos que no es razoacuten suficiente para desligarlos de ese contexto en favor de su vinculashycioacuten con la pintura levantina

Acerca de las superposiciones de motivos parieshytales levantinos sobre macroesquemaacuteticos si conshysideramos que lo macroesquemaacutetico abarca por el momento un espacio geograacutefico muy concreto y limitado tambieacuten podemos pensar que estas sobre-posiciones pueden ser evidencia de que en este aacuterea ambos estilos o bien convivieron durante un periacuteoshydo de tiempo determinado o tambieacuten que el estilo levantino tuvo una pervivencia mayor Sea una u otra posibilidad y dada la cronologiacutea neoliacutetica muy

temprana del horizonte macroesquemaacutetico creeshymos que no seriacutea disparatado plantear la posible filiacioacuten del arte levantino con los grupos epipaleo-liacuteticos bien como tales grupos epipaleoliacuteticos o tambieacuten como grupos retardatarios no neolitizados

Desde luego lo que no parece que debamos aceptar es que el macroesquematismo sea el punto de partida de dos concepciones artiacutesticas tan distinshytas como son la levantina y la esquemaacutetica como alguacuten autor ha apuntado (Jordaacute 1985) Al margen de las precisiones cronoloacutegicas resentildeadas resulta difiacutecil admitir que el arte macroesquemaacutetico fuese el origen de este arte naturalista cuando ambos esshytilos muestran caracteriacutesticas iconograacuteficas tan disshypares y nada invita a pensar que el trasfondo social y religioso que podemos intuir detraacutes del macroesshyquematismo guarde relacioacuten con aquel que apreciashymos en la pintura levantina

ARTE LEVANTINO Y PINTURA ESQUEMAacuteTICA

Si importante se nos presenta la relacioacuten existenshyte entre el estilo levantino y otros ciclos artiacutesticos como el macroesquemaacutetico mayor es si cabe el intereacutes que desprende su relacioacuten con otro de los horizontes culturales maacutes destacados de la Prehisshytoria peninsular la pintura rupestre esquemaacutetica

Diversas propuestas cronoloacutegicas se han manteshynido a lo largo del tiempo sobre la pintura esquemaacuteshytica Considerado en un principio su caraacutecter fushynerario por la relacioacuten que pareciacutea existir entre abrigos pintados y sepulcros megaliacuteticos (Ober-maier 1916 Breuil 193335 Cabreacute 1941) la reshypresentacioacuten de motivos esquemaacuteticos en otros contextos pronto obliga a ampliar los criterios a la hora de buscarle un origen y significacioacuten Por otro lado cuando nos referimos a la pintura esquemaacutetica estamos aludiendo quizaacutes indirectamente a un feshynoacutemeno mucho maacutes amplio que podriacuteamos denoshyminar bajo el epiacutegrafe de Arte Esquemaacutetico bajo el cual se engloban diversos horizontes culturales e iconograacuteficos en ocasiones muy dispares y sin reshylacioacuten alguna cuyo uacutenico rasgo comuacuten es el de compartir el esquema y la abstraccioacuten como forma graacutefica de expresioacuten de un contenido muy probashyblemente con una intencioacuten religiosa

En esa especie de cajoacuten de sastre en que se pueshyde convertir el Arte Esquemaacutetico englobamos las manifestaciones pintadas parietales no ajenas a particularidades regionales y en estrecha relacioacuten

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con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 7: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 55

con el sustrato cultural de cada zona pero tambieacuten el llamado arte megaliacutetico con evidentes relaciones con aqueacutella y el horizonte de las insculturas y pe-troglifos que conforman un ciclo artiacutestico con pershysonalidad propia al margen del otro esquematismo de la pintura o el grabado

Centraacutendonos en la pintura hemos de admitirshyla como una realidad muy compleja con unos liacutemishytes cronoloacutegicos amplios y que con adaptaciones pervive en diferentes contextos culturales tal y como denotan los paralelos mobiliares Hay motishyvos que como los denominados iacutedolos parecen tener un desarrollo maacutes acusado en una etapa conshycreta pero otros se muestran con o sin variaciones tipoloacutegicas desde los oriacutegenes hasta los momentos finales Sucede por ejemplo con las figuras conoshycidas como ramiformes que encontramos en un Neoliacutetico antiguo en la Cova de lOr (Martiacute y Hershynaacutendez 1988) en un Neoliacutetico final en vasijas ceshyraacutemicas de la Cariguumlela del Pinar (Granada) asoshyciados a niveles calcoliacuteticos en Millares (Almeriacutea) a campaniforme en el Ceno de la Virgen (Granada) y en un horizonte de transicioacuten del Eneoliacutetico al Bronce I en el Castillarejo de los Moros (Valencia) (Acosta 1984)

Durante mucho tiempo la hipoacutetesis maacutes geneshyralizada ha sido la de vincular el nacimiento de este esquematismo peninsular con la llegada de influenshycias exteriores procedentes del MediteiTaacuteneo orienshytal y traiacutedas por los pueblos prospectores de metal lo que situaba a la pintura esquemaacutetica en un horishyzonte cronoloacutegico que ariancaba en el Eneoliacutetico y se manteniacutea a lo largo de la Edad del Bronce con pervivencias incluso maacutes tardiacuteas (Beltraacuten 1983 1998) Los paralelismos entre los motivos pintados y la cultura material de esos contextos calcoliacuteticos apoyaban esta idea Tambieacuten habiacutea autores que se desmarcaban un tanto de esta postura general y consideraban este esquematismo como una reshysultante de la propia evolucioacuten final del estilo levantino al que no obstante se suman algunas aportaciones foraacuteneas de tipo religioso y espiritual relacionadas a su vez con la cultura dolmeacutenica (Ri-poll 1983)

Sin embargo hace antildeos que el hallazgo de mashyteriales ceraacutemicos neoliacuteticos con una decoracioacuten paralelizable a las figuras pintadas llevoacute a pensar en un origen anterior para esta pintura esquemaacutetica (Marcos 1981) Desde entonces la documentacioacuten de nuevas muestras ha venido a confirmar esa sosshypecha (Fig 6) En 1984 P Acosta aporta un inteshyresante repertorio de motivos de arte mueble de

Fig 6 Yacimientos con niveles de transicioacuten Epipaleohli-coNeohlico y neoliacuteticos 1 El Serdaacute 2 Abrigo de Costa-lena 3 El Pontet 4 Abrigo de Secans 5 Cova del Llop 6 Botiqueriacutea deis Moros 7 Tossal de la Roca 8 Molino de Vadico 9 Cueva del Nacimiento 10 Valdecuevas 11 Cueva Fosca 12 Cueva Matutano 13 Cova de lOr 14 Cova de la Sarsa 15 Cueva de la Cariguumlela 16 Cueva de la Mujer 17 Cueva del Agua del Prado Negro 18 Cueva de los Murcieacutelagos 19 Cueva de la Murcielaguina 20 Cueva del Muerto 21 Cueva Negra 22 Abrigos del Pozo 23 Cueva de Nerja 24 Cueva de los Botijos 25 Cueva de las Goteras

datacioacuten neoliacutetica entre ellos antropomorfos en la Cueva del Agua del Prado Negro (Granada) este-liformes en la Cueva de la Cariguumlela (Granada) Sima del Carburero (Granada) Cueva de la Mujer (Granada) Cueva de Nerja (Maacutelaga) y Cueva de los Botijos (Maacutelaga) ramiformes en Cueva de la Cashyriguumlela y motivos triangulares en Cariguumlela y Cueshyva de las Goteras (Maacutelaga) A estos se van sumanshydo con el tiempo otros ejemplos como son un alisador de la Cueva de la Murcielaguina (Coacuterdoshyba) con un cuadruacutepedo grabado de un Neoliacutetico medio-final (Gavilaacuten 1985) una vasija de esta misshyma cueva con soliforme impreso liacuteneas horizontashyles y verticales entrecruzadas y puntos impresos un fragmento ceraacutemico con caacutepridos de la Cueva de Nerja un estehforme de la Cueva de los Maacutermoles (Coacuterdoba) un pectiniforme grabado en un fragshymento de la Cariguumlela del Pinar y trece fragmentos de las cuevas de Los Murcieacutelagos Muerto y Negra las tres en Coacuterdoba con representaciones de este-Uformes liacuteneas verticales y horizontales (Gavilaacuten 1989 Mas 2000)

Tambieacuten la Comunidad Valenciana ha aportado materiales neoliacuteticos con decoracioacuten esquemaacutetica paralelizable a la pintada en los abrigos rocosos En

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 57

enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 8: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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la Cova de lOr y en la Cova de la Sarsa diversos fragmentos ceraacutemicos muestran motivos estelifor-mes con y sin ciacuterculo algunos antropomorfos ra-miformes y con menor seguridad en su atribucioacuten cronoloacutegica tres representaciones zoomorfas incishysas en un fragmento ceraacutemico encuadrable en el IV milenio aC (Martiacute y Hernaacutendez 1988)

En este contexto debemos resentildear la fecha radio-carboacutenica obtenida en los Abrigos del Pozo de Ca-lasparra (Murcia) cuyas paredes estaacuten decoradas con maacutes de una treintena de motivos esquemaacuteticos (Mateo 1999) y en donde un nivel neoliacutetico antiguo en el que se recogieron restos de pigmento ha dado la fecha de 6260 plusmn 120 BP (1-16 783 = 4310 aC) (Martiacutenez 1994)

Dados estos paralelos mobiliares y la temprana cronologiacutea neoliacutetica que de ellos se desprende para parte del coacutedigo esquemaacutetico hace tiempo que reshylacionamos su nacimiento con el nuevo sistema econoacutemico productor que se va implantando y en donde la pintura parietal seriacutea la forma de expresioacuten de una espiritualidad estrechamente unida a las nuevas formas de vida (Mateo 1991) Se inicia asiacute un proceso continuo de formacioacuten de ese coacutedigo esquemaacutetico en el que el sustrato indiacutegena debioacute jugar un papel destacado sobre todo si tenemos en cuenta que algunas zonas donde arraigoacute este arte esquemaacutetico tambieacuten existe otro tipo de arte el leshyvantino desarrollado quizaacutes con una importante intencioacuten religiosa Si como parece apropiado penshysar la pintura esquemaacutetica constituye la expresioacuten plaacutestica de las primeras comunidades productoras aunque su desarrollo en el tiempo le hace llegar hasta fechas maacutes recientes la consecuencia inicial que de ello se deriva es la disociacioacuten del arte levanshytino de esos mismos grupos neoliacuteticos No seriacutea loacutegico que un mismo grupo social tuviera como propias dos corrientes de expresioacuten tan dispares

De otra parte que la pintura esquemaacutetica tuviera su punto de partida en el horizonte macroesquemaacute-tico tal y como diversos investigadores han proshypuesto (Jordaacute 1985 Martiacute y Hernaacutendez 1988) es una cuestioacuten que hoy por hoy no podemos descarshytar por completo pero si en la zona nuclear del esshytilo macroesquemaacutetico las fechas absolutas situacutean el Neoliacutetico antiguo ya bien entrado el V milenio aC recordemos que esta etapa se fecha en la Cova de rOr en 4770 aC y 4680 aC en otros lugares las cronologiacuteas conocidas para esta etapa son muy anteriores Es el caso entre otros de la Cueva Ma-tutano de Villafameacutes (Castelloacuten) (CSIC-307140plusmn 150 BP = 5190 aC) Cueva Fosca de Ares de

Maestre (Castelloacuten) (CSIC-353 7640 plusmn 100 BP = 5690aCCSIC-3577210plusmn70BP = 5260aC)o de la propia Cueva de Nerja (Maacutelaga) (GAK 8974 7890plusmn170BP = 5940aCGAK89737160plusmn180 BP = 5210 aC) (Loacutepez 1988) que recordemos ha aportado paralelos ceraacutemicos a los modelos esqueshymaacuteticos pintados (Acosta 1984)

Otras veces las fechas obtenidas se aproximan mucho a las de la cueva alicantina Situados en el Bajo Aragoacuten en El Pontet en Maella (Zaragoza) un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico se data en 4420 aC (GrN-14241 6370 plusmn 70 BP) (Mazo y Montes 1992) y en el Abrigo de Costale-na tambieacuten en Maella un momento inmediatamenshyte anterior a la aparicioacuten de la ceraacutemica da la fecha de4470 aC (GrN-14098 6420plusmn250BP) (Baran-diaraacuten y Cava 1989) Por su parte en el Alto Segushyra contamos con el citado nivel neoliacutetico de los Abrigos del Pozo de Calasparra con su cronologiacutea de 4310 aC (Martiacutenez 1994) y con la Cueva del Nacimiento en Pontones en donde la cronologiacutea obtenida sobre un nivel del Neoliacutetico medio es inshycluso maacutes antigua que las reconocidas para la Cova de r Or 4830 aC (GIF-1368 6780 BP no calibrashydo) (Rodriacuteguez 1979) Mientras en la Cueva de los Murcieacutelagos de Zuheros (Coacuterdoba) con paralelos mobiliares esquemaacuteticos el Neoliacutetico medio se data ya en 4240 aC (CSIC-54 6190 plusmn 130 BP) (Muntildeoz 1972) Auacuten cuando tomaacuteramos con ciershyta cautela la fecha del yacimiento giennense de Nashycimiento las otras dataciones no arrojan a nuestro entender un margen de tiempo suficiente que exshyplique los profundos cambios que en los aacutembitos de lo mental cultural y religioso deberiacutean conducir desde lo macroesquemaacutetico a lo esquemaacutetico Teshyniendo en cuenta ademaacutes las notables diferencias que existen entre las iconografiacuteas de ambos estilos y considerando que su uacutenico punto en comuacuten es el tener a la abstraccioacuten y al esquema como formas de expresioacuten quizaacutes no sea descabellado desvincular el origen de uno del otro

La pronta documentacioacuten de superposiciones de motivos esquemaacuteticos sobre otros levantinos en conjuntos como la Cueva de la Vieja de Alpera enl910 (Breuil et al 1912) o los Cantos de Viseshyra de Yecla en 1912 (Cabreacute 1915) sirvioacute para proshyponer una cronologiacutea posterior a este esquematisshymo en ocasiones considerado como una etapa final y degenerada en la forma del propio estilo levantishyno Posteriores hallazgos ampliaron el nuacutemero de casos en los que se advierten esas sobreposiciones de motivos entre ellos Cantildeada de Marco de Alcaine

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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enl965 (Ortego 1968) Molino de Juan Basura de Nerpio en 1968 (Garciacutea y San Miguel 1975) o ya maacutes recientes la Cueva de Regaceacutens en Huesca (Baldellou 1983) el abrigo de Les Torrudanes en La Valiacute dEbo y el Barranc de la Carbonera II en Beniatjar (Hernaacutendez et al 1988) la Hoz de Vishycente en Minglanilla (Martiacutenez y Diacuteaz-Andreu 1992) o el mencionado Abrigo de Labarta LI (Bel-traacuten 1999) entre otros que vendriacutean a confirmar esta secuencia (Fig 7)

En principio estas superposiciones se conviershyten en un iacutendice cronoloacutegico de gran valor por cuanshyto al margen de que pueden confirmar nuestra idea antes expuesta se presentan como una fecha ante quem para el propio arte levantino A estos ejemplos habriacutea que antildeadir tambieacuten aquellos paneles en los que conviven representaciones de ambos estilos sin que esteacute uno por encima del otro manifestando con ello un respeto hacia lo pintado con anterioridad

Sin embargo el registro de sobreposiciones inshyversas de representaciones levantinas sobre esqueshymaacuteticas pone de manifiesto la existencia de una etapa de convivencia de ambos horizontes culturashyles lo que nos obliga a matizar esa aparente posteshyrioridad de lo esquemaacutetico respecto de lo levantino Con una especial focalizacioacuten de los ejemplos en el nuacutecleo del Alto Segura en el Abrigo del Barranco Bonito de Nerpio (Mateo y Carrentildeo 1997) un trashyzo y restos de lo que pudiera ser un cuadruacutepedo cushybren parte de la cabeza de un animal esquemaacutetico maacutes grande en Solana de las Covachas IX tambieacuten en Nerpio (Alonso y Grimai 1996) un ceacutervido reshyconvertido maacutes tarde en caacuteprido se sobrepone a un esquema humano simple y algo maacutes alejado en la Tabla del Pochico de Aacuteldeaquemada (Loacutepez Payer 1988) es un cuadruacutepedo de formas desmantildeadas el que se superpone a cinco trazos verticales Fuera de este aacuterea tambieacuten vemos coacutemo en el Barranc de la Palla de Tormos (Hernaacutendez et a 1988) un caacutenishydo levantino cubre parcialmente dos zig-zags hoshyrizontales en Cantos de Visera de Yecla (Cabreacute 1915) son varios cuadruacutepedos los que afectan auna figura esquemaacutetica de zancuda y varios signos reshyticulares en la Cueva de la Arantildea de Bicorp (Hershynaacutendez Pacheco 1924) apreciamos el contacto entre la cornamenta de un ceacutervido levantino y un zig-zags esquemaacutetico aunque en verdad resulta problemaacuteshytico precisar la prioridad en la ejecucioacuten en el pashynel 2 del abrigo V del Racoacute de Gorgori en Castell de Castells (Hernaacutendez et al 2000) es una barra levanshytina asociada a puntos tambieacuten levantinos la que se sobrepone a una barra vertical esquemaacutetica y en la

Fig 7 Conjuntos de arte rupestre con superposiciones enshytre los estilos levantino y esquemaacutetico 1 Tabla del Pochishyco 2 Barranco Bonito 3 Molino de Juan Basura 4 Solana de las Covachas 5 Cueva de la Vieja 6 Cantos de Viseshyra 7 Racoacute de Gorgori V 8 Barranc de la Palla 9 Barranshyco de les Torrudanes 10 Barranc de la Carbonera II 11 Cueva de la Arantildea 12 Hoz de Vicente 13 Cueva del Tiacuteo Modesto 14 Cantildeada de Marco 15 Abrigo de Labarta LI 16 Cueva de Regaceacutens

Cueva del Tiacuteo Modesto en Henarejos (Hernaacutendez et al 2000) es un caacuteprido el que lo hace sobre varios trazos verticales esquemaacuteticos

UNA PROPUESTA DE MODELO

Llegados a este punto y con el panorama geneshyral esbozado en el que hemos rechazado la existenshycia de un arte parietal lineal-geomeacutetrico de edad epipaleoliacutetica se han matizado las relaciones entre el arte levantino y los horizontes artiacutesticos macroes-quemaacutetico y de la pintura esquemaacutetica y asimisshymo se ha justificado la cronologiacutea neoliacutetica para los inicios de esta uacuteltima en virtud de los paralelos mo-biliares cabriacutea plantear pues la cuestioacuten de la adscripcioacuten cultural y cronoloacutegica de los grupos autores del arte levantino

Tomemos como punto de partida para nuestra valoracioacuten criacutetica la hipoacutetesis desarrollada por Porshytea y Aura (1987) destacada por las repercusiones que en otros investigadores ha tenido Para estos autores a finales del VI milenio aC se produce la geacutenesis de un proceso artiacutestico iniciado con un tiacuteshymido arte de raiacutez epipaleoliacutetica el lineal-geomeacutetrishyco que llega a imbricarse con otro arte ex novo el macroesquemaacutetico asociado a su vez a las primeshyras ideas neoliacuteticas Este arte macroesquemaacutetico

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 10: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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seraacute tambieacuten el punto de partida del arte levantino idea ya expresada por Jordaacute (1985) actuando de estiacutemulo la extensioacuten del proceso de neolitizacioacuten hacia el interior Con ligeras matizaciones este planteamiento general es aceptado por Martiacute y Hernaacutendez (1988) para quienes el arte levantino surge como medio de expresioacuten artiacutestico del proceshyso de cambio cultural que sufren las comunidades epipaleoliacuteticas inmersas en pleno proceso de neoshylitizacioacuten

No obstante creemos que esta hipoacutetesis sustenshytada fundamentalmente en los tres pilares sobre los que hemos reflexionado no es maacutes que un intento de encajar las distintas piezas del puzzle que consshytituyen los diversos estilos artiacutesticos que se manishyfiestan en una zona muy concreta como es el aacuterea alicantina de Cocentaina Por nuestra parte una vez cuestionados tanto la existencia de un arte epipaleo-liacutetico lineal-geomeacutetrico al modo en que eacuteste fue planteado como los supuestos paralelos mobiliares de ceraacutemicas neoliacuteticas con la pintura levantina no vemos mayores inconvenientes en relacionar el arte levantino con los grupos epipaleoliacuteticos geomeacutetrishycos lo que en parte coincidiriacutea con los postulados de FJ Portea o MS Hernaacutendez entre otros pero consideraacutendolo como la manifestacioacuten de la religioshysidad propia de estos grupos de cazadores y recoshylectores y no como respuesta final a un proceso de aculturacioacuten

En este sentido algunos de los trabajos que han sustentado esta idea de la neolitizacioacuten como origen y motor de la pintura rupestre levantina pueden ser al mismo tiempo muy reveladores acerca de su existencia en fechas ya anteriores Si las formulashyciones de Portea (Portea y Aura 1987) o Hernaacutenshydez (Martiacute y Hernaacutendez 1988) se apoyan en los sushypuestos paralelos mobiliares levantinos y en la cuestionable sucesioacuten temporal arte macroesque-maacutetico-arte levantino otros trabajos como el de Galiana (1992) introducen como elemento de refeshyrencia el contexto arqueoloacutegico de las pinturas y su posible relacioacuten con las mismas

En verdad el establecimiento de una correlacioacuten entre pintura rupestre y yacimientos arqueoloacutegicos proacuteximos no es algo del todo punto novedoso ya que con mayor o menor acierto es un recurso croshynoloacutegico empleado desde fecha muy temprana en el estudio del arte rupestre (Cabreacute 1915 Portea 1973 1975 Aparicio 1977Beltraacuten 1985Utrilla 198687) Por su parte Galiana (1992) tras realizar una clasificacioacuten tripartita de los tipos humanos representados y fijar una correspondencia con los

yacimientos existentes en el entorno de los abrigos pintados de las cuencas de los riacuteos Ebro (Bajo Ebro) Martiacuten Guadalope y Matarrantildea llega a la determinacioacuten de que tan soacutelo se puede afirmar con cierta autoridad que el grupo III integrado por figuras que tienden a la esquematizacioacuten son atri-buibles a asentamientos del Neoliacutetico final y Cal-eoliacutetico por ser de estos periodos los uacutenicos yacishymientos documentados en las cuencas fluviales donde se encuentra ese grupo III Hemos de suposhyner que el criterio de adscripcioacuten se completa con el hecho de que en torno a los otros riacuteos siacute se docushymentan tanto figuras humanas de los otros dos grushypos determinados como yacimientos arqueoloacutegicos epipaleoliacuteticos y del Neoliacutetico inicial Asimismo dado que esta asociacioacuten soacutelo se observa en cuenshycas interiores las de los riacuteos Guadalope y Martiacuten cabriacutea pensar que el arte rupestre estaacute relacionashydo con el proceso de neolitizacioacuten de estas zonas interiores (Galiana 1992) Vemos pues coacutemo sus deducciones aunque obtenidas por viacutea diferenshyte coinciden con las expuestas por otros investigashydores

Sin embargo un detenido anaacutelisis de los mismos datos aportados nos conduce a la discrepancia Una cuestioacuten previa en un estudio de este tipo seriacutea exshycluir en la medida de lo posible que la ausencia de yacimientos anteriores al Neoliacutetico final en torno a los riacuteos Guadalope y Martiacuten se deba a un vaciacuteo en la investigacioacuten para despueacutes aceptar tambieacuten que la clasificacioacuten tipoloacutegica de los humanos muy subjetiva respeta una sucesioacuten cronoloacutegica lineal entre los tres grupos establecidos lo que es muy discutible No obstante admitamos ambas premishysas Pero si el grupo III tiene una filiacioacuten en el Neoshyliacutetico final los grupos I y II iquestqueacute adscripcioacuten culshytural deben tener Los tres grupos estaacuten presentes en esas cuencas interiores en ocasiones con porshycentajes muy superiores de los grupos I y II En el riacuteo Martiacuten el grupo I supone el 224 el II el 438 y el III un 336 En el riacuteo Guadalope la situacioacuten es maacutes significativa ya que mientras que el grupo III engloba tan soacutelo al 121 de representaciones el II lo hace con el 365 y el grupo I con el 512 Al mismo tiempo en las cuencas del Bajo Ebro y Matarrantildea se documentan los grupos I y II no asiacute el III y se registran asentamientos desde el Epipa-leoliacutetico por lo que si se aplica el criterio precedenshyte estos grupos I y II se deben asociar a yacimienshytos anteriores al Neoliacutetico final iquestquizaacutes los epipaleoliacuteticos

Tampoco se entiende muy bien que algunos ya-

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 59

cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 61

asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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cimientos como el Plano del Pulido en el que soacutelo se habiacutea documentado en prospecciones superficiashyles una industria liacutetica de geomeacutetricos en concreto un trapecio con retoque abrupto y un microburil y ninguna evidencia de produccioacuten se pueda enshyglobar sin mayores consideraciones en el grupo de los asentamientos neoliacuteticos con geomeacutetricos a fin de relacionar con eacutel las pinturas levantinas claacutesishycas de la covacha o la Roca deis Moros de Calapa-taacute en donde la evidencia material es auacuten menor una raedera de cuarcita con retoque de doble bisel que se encuadra en un momento del Neoliacutetico final o quizaacute ya Eneoliacutetico con grandes foliaacuteceos de base coacutencava (Utrilla 198687) En otras ocasiones las asociaciones entre arte rupestre y cultura material son un tanto maacutes gratuitas Sucede con los conjunshytos de Los Chaparros y Los Estrechos ambos en Albalate del Arzobispo Mientras que a Los Chapashyrros por su caraacutecter levantino se le agregan varios enterramientos eneoliacuteticos presentes en los barranshycos vecinos de La Hoz y La Valdoria con las pintushyras de Los Estrechos de estilo esquemaacutetico se relashyciona una punta de flecha metaacutelica (Utrilla 1986 87) sin que haya un criterio claro para asiacute hacerlo

Todo esto nos debe llevar a actuar con suma cautela a la hora de formular propuestas maacutexime cuando la conexioacuten entre arte rupestre y registro arshyqueoloacutegico se convierte en un recurso amesgado precisamente por carecer de elementos objetivos de asociacioacuten

Por otro lado sobre la caracterizacioacuten cultural de los artistas levantinos tampoco podemos dejar de lado el hecho de que en todo el conjunto de represhysentaciones pintadas no encontramos ninguna reshyferencia expliacutecita a actividades de produccioacuten (Mateo 19921996) ni de agricultura ni de domesshyticacioacuten aunque en verdad hemos de reconocer que no es este un dato concluyente por siacute mismo

Las composiciones presentadas como ejemplo de labores de agriacutecolas al modo en que las vemos en el Abrigo del Ciervo de Dos Aguas (Jordaacute y Alshycacer 1951) o el Barranco del Pajarejo de Albarra-ciacuten (Almagro Basch 1960) pueden ser perfectashymente admitidas como testimonios de tareas de recoleccioacuten de plantas o tubeacuterculos mientras que en los casos referidos a la domesticacioacuten y monta convergen circunstancias variadas que invalidan esa caracterizacioacuten En ocasiones se trata de esceshynas en las que cabriacutea hablar de caza a lazo como sushycede en el Abrigo de Selva Pascuala de Villar del Humo (Beltraacuten 1968b) y otras veces son simpleshymente representaciones no levantinas bien esqueshy

maacuteticas como pasa en la Cantildeada de Marco de Al-caine (Beltraacuten y Royo 1996) o en el Abrigo de los Borriquitos de Alacoacuten (Beltraacuten y Royo 1998) o ya de cronologiacutea histoacuterica como el archiconocido jishynete con casco del abrigo X del Cingle de la Casushylla de Ares del Maestre (Ripoll 1962) de adscripshycioacuten muy posiblemente ibeacuterica

Suele ocurrir con frecuencia que por exceso de celo o ante la falta de anaacutelisis exhaustivos se asigne la etiqueta de levantino a determinadas representashyciones que a todos los efectos no lo son A veces se trata de representaciones que imitan lo levantino por lo general cercano en el espacio y claro ejemshyplo puede ser el llamado abrigo III del Ban^anco de los Grajos de Cieza (Salmeroacuten y Lomba 1995) pero en otras ocasiones son sencillamente conjunshytos enteros o figuras aisladas que respondiendo a una motivacioacuten variada que casi siempre se nos esshycapa soacutelo imitan de lo propiamente levantino el cashyraacutecter narrativo que lo envuelve con el fin de emishytir un mensaje concreto Este es el caso de las pinturas funerarias eneoliacuteticas de las Cueva de la Pentildea Rubia de Cehegiacuten (Beltraacuten y San Nicolaacutes 1988) de los cinco lagomorfos exageradamente naturalistas del Abrigo de Charaacuten en Moratalla (Mateo y Bernai 1999) o del equino de la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute de Santa Pola (Ramos 1982) que muestra convencionalismos esteacuteticos muy proacuteximos a lo que conocemos de las represenshytaciones ibeacutericas

El arte levantino es un horizonte artiacutestico bastanshyte uniforme tanto en sus contenidos como en sus procedimientos teacutecnicos lo cual no excluye que haya particulares conjuntos o figuras que nos planshyteen una duda razonable y sobre los que siempre habraacute que extremar la prudencia Auacuten asiacute el arte levantino presenta una serie de caracteres propios que definen un perfil muy concreto que le otorgan homogeneidad

Ademaacutes la hipoacutetesis de la neolitizacioacuten como causa del nacimiento del arte levantino no deja de plantear una situacioacuten un tanto paradoacutejica Duranshyte algunos miles de antildeos los grupos de cazadores y recolectores habriacutean mantenido unos modos de vida que no suscitaron la necesidad de crear una iconografiacutea religiosa desde luego el tantas veces referido estilo lineal-geomeacutetrico de haber existido no cubririacutea esas expectativas por lo exiguo de su deshysarrollo para luego suacutebitamente al entrar en conshytacto con las primeras ideas neoliacuteticas a las que no olvidemos van aparejados unos conceptos artiacutestico-religiosos muy distintos basados en el esquema y el

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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Page 12: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

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siacutembolo surgir como de la nada y ante la necesidad el espectacular arte narrativo y naturalista levantishyno suponemos que con la intencioacuten tal y como se ha propuesto en alguna ocasioacuten (Llavori 198889) de convertirse en salvaguarda de ese modus vivendi depredador

Pero los datos con que contamos sobre el proceshyso de neolitizacioacuten de las comunidades epipaleoliacute-ticas parecen indicar que en modo alguno se tratoacute de un cambio traumaacutetico sino maacutes bien al contrashyrio de un lento y largo periodo de convivencia e intercambio entre estos grupos de cazadores y reshycolectores con los grupos neoliacuteticos

Diversos yacimientos bajoaragoneses arrojan bastante luz sobre el tema (Fig 6) En Botiqueriacutea deis Moros de Mazaleoacuten (Teruel) y en el Abrigo de Costalena en Maella (Zaragoza) se documicnta la presencia de cazadores y recolectores que sobre sus bases teacutecnicas y culturales epipaleoliacuteticas van a recibir alguacuten elemento neolitizador en concreto la ceraacutemica sin que ello suponga modificar sustan-cialmente sus formas de vida Con unas fechas abshysolutas de los niveles epipaleoliacuteticos de 5600 aC (Ly-1198 7550 plusmn 200 BP) en Botiqueriacutea y de 4470 aC en Costalena la neolitizacioacuten de estos grupos no se va a producir por un repoblamiento tras una etapa de abandono sino por la llegada espaciada y poco intensa de puntuales rasgos tecnoloacutegicos y culturales (Barandiaraacuten y Cava 1989) Es eacutesta una situacioacuten que vemos repetida en El Pontet en Maeshylla (Mazo y Montes 1992) en donde un nivel de transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico fechado en 4420 aC y caracterizado por una industria liacutetica de triaacutengulos con retoque abrupto mayoritarios frente a los trapecios muestra tambieacuten los primeros vesshytigios ceraacutemicos Por debajo hay un nivel epipaleo-liacutetico datado en 5390 aC (GrN-16313 7340 plusmn 70 BP) con una industria liacutetica de trapecios con retoshyque abrupto y por encima un doble nivel neoliacutetishyco con fecha de 3500 aC (GrN-14240 5450 plusmn 290 BP) con ceraacutemica cardial y triaacutengulos de doble bisel el primero y con ceraacutemica con cordones y formas trapezoidales en lo liacutetico el segundo

En el Abrigo de Secans en Mazaleoacuten (Rodaneacutes 1991) el material liacutetico epipaleoliacutetico es compashyrable al de Botiqueriacutea y Costalena y un nivel neoshyliacutetico aporta unos pocos trozos ceraacutemicos como elemento exoacutetico Esta misma secuencia la docushymentamos en otros yacimientos como la Cova del Llop en Mazaleoacuten (Mazo y Montes 1987) y en el Serdaacute de Fabara (Barandiaraacuten y Cava 1985)

Maacutes al Sur en el Tossal de la Roca de Valiacute

dAlcalaacute (Alicante) (Cacho 1986) sobre un nivel epipaleoliacutetico con geomeacutetricos se sobrepone otro nivel ya propuesto como Neoliacutetico al aparecer vashyrios fragmentos de ceraacutemica cardial No obstante en ambos niveles los restos oacuteseos de fauna indican una continuidad manifiesta con predominio del ciervo y la cabra hispaacutenica

Por su parte en el nuacutecleo surentildeo del Alto Segushyra el cuadro general es muy similar (Mateo 1997 98) En tres yacimientos se han desarrollado trabashyjos sistemaacuteticos de excavacioacuten y en todos los casos los datos obtenidos confirman la evolucioacuten conoshycida en el Bajo Aragoacuten

En la Cueva del Nacimiento los primeros sonshydeos realizados en 1972 y 1974 (Rodriacuteguez 1979) completados con posteriores trabajos (Asquerino y Loacutepez 1981) documentaron cuatro etapas de hashybitacioacuten Un nivel maacutes antiguo propio de un horishyzonte del Paleoliacutetico superior proporcionoacute restos de un hogar e industria liacutetica de raspadores buriles y hojas con y sin retoque fechaacutendose en 9250 aC (GIF-3472 11200 BP no calibrado) El nivel B con restos de un hogar e industria liacutetica ya epipaleoliacutetica de geomeacutetricos y microlaacuteminas ha dado la fecha de 5670 aC (GIF-3471 7620 BP no calibrado) (Roshydriacuteguez 1979) Por uacuteltimo el nivel A considerado como Neoliacutetico presenta dos fases distintas una maacutes antigua del Neoliacutetico medio que aporta una industria liacutetica de tipo laminar de tradicioacuten epipashyleoliacutetica con hojas con o sin retoque restos ceraacutemishycos decorados con impresiones y digitaciones y algunos restos oacuteseos de fauna salvaje y domeacutestica y una segunda fase del Neoliacutetico final con restos ceraacutemicos lisos y con porcentajes superiores de los restos oacuteseos de fauna domeacutestica sobre la salvaje Estos niveles neoliacuteticos se han fechado en 4830 aC (Rodriacuteguez 1979) y 3540 aC (GIF-5422 5490 plusmn 120 BP) el primero y en 2040 aC (GIF-5421 3990 plusmn110 BP) el atribuido al Neoliacutetico final (Asshyquerino y Loacutepez 1981)

En Valdecuevas su excavador establecioacute tamshybieacuten varias fases de ocupacioacuten coincidentes a granshydes rasgos con las definidas en Nacimiento (Sardoacuten 1980) Sobre un nivel epipaleoliacutetico con una indusshytria en la que sobresalen los denticulados y las hoshyjas se situacutea un segundo nivel adscrito al Neoliacutetico en el que se documentan restos oacuteseos de Sus scro-pha y Ovis aries y fragmentos ceraacutemicos decorados con impresiones Una tercera etapa de habitacioacuten se relaciona con una ocupacioacuten eneoliacutetica del abrigo

Por su parte en Molino de Vadico (Coacuterdoba y Vega 1987) la secuencia cultural documentada se

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 61

asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 61

asemeja tambieacuten a las anteriores con unos niveles maacutes antiguos encuadrables en el Paleoliacutetico supeshyrior un nivel epipaleoliacutetico en el que hay una indusshytria de tipo laminar con restos oacuteseos de fauna enshytre los que predominan las especies salvajes de conejo cabra y en menor porcentaje ciervo a la que le sigue una etapa neoliacutetica que proporciona ceraacutemica impresa e incisa y poca industria liacutetica Asimismo seguacuten comunicacioacuten personal de sus investigadores A Alonso y A Grimai (1996) tamshybieacuten se recuperaron algunos restos de grano

Sin que podamos descartar la posibilidad de que todos estos elementos de caraacutecter productor hallashydos en contextos sin produccioacuten puedan ser una simple demostracioacuten de que el grupo de cazadores y recolectores no estaacute aislado y no impliquen un proceso de neolitizacioacuten como tal (Mercader 1989 90) lo que parece desprenderse de todo ello es que en la transicioacuten EpipaleoliacuteticoNeoliacutetico o dejanshydo un tanto de lado la terminologiacutea en la experienshycia de cambio de unos modelos de vida depredadoshyres a otros de produccioacuten no parece haber grandes rupturas sino la pervivencia de unas formas de vida tradicionales a las que se iraacuten incorporando elemenshytos de modernizacioacuten como la ceraacutemica alguna especie animal domeacutestica o el grano lo que condushyciraacute a la lenta aculturacioacuten de estos grupos epipaleo-liacuteticos

Se ha postulado que el origen del arte levantino estaacute en un conflicto de competencias territoriales econoacutemicas y socioculturales entre las comunidashydes epipaleoliacuteticas de faciegraves geomeacutetrica y los inshycipientes grupos neoliacuteticos de tal forma que la pintura levantina surge como un mecanismo de reshyproduccioacuten de un modo de vida tradicional tendente a impedir la desintegracioacuten del sistema (Llavori 198889) Al margen de que rechacemos la idea de que el arte levantino nazca como simple mecanisshymo de defensa de unas formas de vida amenazadas ya que su contenido temaacutetico implica conceptos religiosos maacutes amplios siacute podriacutea ser cierto que a priori la necesidad de tierras para cultivar obligashyse a la reclusioacuten paulatina de los grupos de cazadoshyres y recolectores en las serraniacuteas interiores menos aptas para el cultivo

Pero hemos de insistir una vez maacutes en que la evidencia arqueoloacutegica es bastante clara a la hora de mostrar una sucesioacuten de contactos maacutes o menos intensos entre los grupos epipaleoliacuteticos y las prishymeras comunidades productoras lo que en cierto modo viene a romper con los viejos razonamientos del evolucionismo cultural seguacuten los cuales el paso

de un modo de vida depredador a otro productor constituye un cambio traumaacutetico en el que no hay vuelta atraacutes Al mismo tiempo el registro etnograacuteshyfico reporta interesantes datos acerca de coacutemo dos o maacutes entidades sociales y econoacutemicas en principio incompatibles conviven en un mismo territorio integrados en un sistema maacutes amplio y llegando a una estrecha interdependencia econoacutemica (Mercashyder 198990) en un nuevo marco de colaboracioacuten y en el que no siempre se da el exterminio de un sistema depredador por otro productor

Si las evidencias mobiliares otorgan una cronoshylogiacutea neoliacutetica antigua para el inicio de la pintura rupestre esquemaacutetica y a la vez como hemos intenshytado razonar carecemos de criterios objetivos que nos impidan establecer una comunioacuten entre el arte levantino y las comunidades epipaleoliacuteticas de la vertiente mediterraacutenea al menos ni las evidencias arqueoloacutegicas lo desmienten ni tampoco tenemos elementos de juicio suficientes para negar tal capashycidad de creacioacuten plaacutestica a los grupos epipaleoliacuteshyticos quizaacutes podriacuteamos pensar tambieacuten que la fase de convivencia de ambos estilos revelada por las sobreposiciones de motivos levantinos y esquemaacuteshyticos pudo corresponderse con ese periodo de coshyhabitacioacuten de estas comunidades epipaleoliacuteticas y los primeros grupos productores que se deduce de los datos aportados por los yacimientos que nos han servido de referencia

La aculturacioacuten de estos grupos de cazadores y recolectores supondraacute la generalizacioacuten del fenoacuteshymeno esquemaacutetico y la desaparicioacuten definitiva del estilo levantino como vehiacuteculo de expresioacuten de unas creencias asociadas a un modelo social y ecoshynoacutemico caduco

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T P 59 n 12002

(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Licencia Creative Commons 30 Espantildea (by-nc)

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LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 63

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- (1989) Paralelismo entre la decoracioacuten ceraacutemica y el arte esquemaacutetico parietal vasija de la Cueva de la Murshycielaguina (Priego de Coacuterdoba) XIX Congreso Nacioshynal de Arqueologiacutea (Castelloacuten de la Plana 1987) 229-236 Zaragoza

GRIMAL NAVARRO A (1995) Avance al estudio de las pinshyturas rupestres de la Cueva de la Cocina y su relacioacuten teacutecnica con el arte levantino XXI Congreso Nacional de Arqueologiacutea (Teruel 1991) 317-326 Zaragoza

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HERNAacuteNDEZ PEacuteREZ MS y CENTRE DESTUDIS CONTESTANS

(1982) Consideraciones sobre un nuevo tipo de arte YupestYQ prehistoacuterico Ars Praehistorica 1 179-187

HERNAacuteNDEZ PEacuteREZ MS FERRER MARSET P y CAacuteTALA FEshy

RRER E (ed) (1988) Arte rupestre en Alicante Funshydacioacuten Banco Exterior y Diputacioacuten de Alicante Alishycante

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Neolitic Valencia Art rupestre i cultura material Sershyvicio de Investigacioacuten Prehistoacuterica Valencia

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- ( 1993) Acerca de los signos reticulares de los Cantos de Visera (Yecla Murcia) Yakka 4 9-13

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T P 59 n 12002

(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Licencia Creative Commons 30 Espantildea (by-nc)

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64 Miguel Aacutengel Mateo Saura

gidas por el Instituto de Arqueologiacutea de la Universidad de Barcelona Pyrenae 8 148-150

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- (1968) Cuestiones en torno a la cronologiacutea del arte

postpaleoliacutetico en la Peniacutensula Ibeacuterica Simposio Inshyternacional de Arte Rupestre (Barcelona 1966) 165-192 Barcelona

- ( 1983) Cronologiacutea y periodizacioacuten del esquematismo prehistoacuterico en la Peniacutensula Ibeacuterica Zephyrus XXX-VI 27-35

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UTRILLA MIRANDA P (198687) Nuevos datos sobre la relacioacuten entre el arte rupestre y yacimientos arqueoloacuteshygicos en el Valle del Ebro Bajo Aragoacuten Prehistoria Vil-VIII 323-339

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(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Licencia Creative Commons 30 Espantildea (by-nc)

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Page 15: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

LA LLAMADA FASE PRE-LEVANTINA Y LA CRONOLOGIacuteA DEL ARTE RUPESTRE LEVANTINO 63

GAVILAacuteN CEBALLOS B (1985) Alisador grabado procedenshyte de la Cueva de la Murcielaguina (Priego de Coacuteraacuteo-bacircyIfigeall 173-176

- (1989) Paralelismo entre la decoracioacuten ceraacutemica y el arte esquemaacutetico parietal vasija de la Cueva de la Murshycielaguina (Priego de Coacuterdoba) XIX Congreso Nacioshynal de Arqueologiacutea (Castelloacuten de la Plana 1987) 229-236 Zaragoza

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Neolitic Valencia Art rupestre i cultura material Sershyvicio de Investigacioacuten Prehistoacuterica Valencia

MARTIacute OLIVER B PASCUAL PEacuteREZ J y GALLART MARTIacute

MD (1980) Cova de VOr (Beniarreacutes Alicante) Sershyvicio de Investigacioacuten Prehistoacuterica Trabajos Varios 65 (II) Valencia

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(1992) El Abrigo de la Hoz de Vicente (Minglanilla Cuenca) Espacio Tiempo y Forma Serie I (5) 177-206

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MATEO SAURA MA (1991) Las pinturas rupestres esqueshymaacuteticas del Abrigo de la Fuente Cantildeada de la Cruz (Moratalla Murcia) Caesaraugusta 68 229-239

- (1992) Reflexiones sobre la representacioacuten de activishydades de produccioacuten en el arte rupestre levantino Verdolay A5-2Q

- ( 1993) Acerca de los signos reticulares de los Cantos de Visera (Yecla Murcia) Yakka 4 9-13

- (1995) iquestHay un arte paleoliacutetico en Cantos de Visera Reflexiones para un debate Yakka 6 7-11

- ( 1996) Las actividades de produccioacuten en el arte rupesshytre levantino Revista de Arqueologiacutea 185 6-13

- (199798) Arte rupestre y neolitizacioacuten en el Alto Segura Anales de Prehistoria y Arqueologiacutea 13-14 39-45

- (1999) Arte rupestre en Murcia Noroeste y Tierras Altas de Lorca Editorial KR Murcia

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- (2000) Aportaciones al estudio del arte rupestre en Nerpio (Albacete) los conjuntos de Mingarnao Sacrisshytanes y Huerta Andaraacute Al-Basit 44 7-43

MAZO PEacuteREZ C y MONTES RAMIacuteREZ L (1987) La Cueva

del Llop (Mazaleoacuten Teruel) Caesaraugusta 64119-134

- ( 1992) La transicioacuten Epipaleoliacutetico-Neoliacutetico antiguo en la cueva de El Pontet (Maella Zaragoza) Aragoacuten Litoral Mediterraacuteneo Intercambios culturales durante la Prehistoria Zaragoza 243-254

MERCADER J (198990) Nuevas perspectivas sobre el fishynal de la caza-recoleccioacuten y los inicios de la agricultushyraganaderiacutea Kalathos 9-10 47-64

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64 Miguel Aacutengel Mateo Saura

gidas por el Instituto de Arqueologiacutea de la Universidad de Barcelona Pyrenae 8 148-150

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- (1945) La Cueva de la Cocina (Dos Aguas) Nota preliminar Archivo de Prehistoria Levantina 2 39-71

RAMOS FERNAacuteNDEZ R (1982) Una pintura parietal en la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute Helike 1 135-138

RiPOLL PERELLOacute E (1962) Representacioacuten de un jinete en la pintura rupestre del Cingle de la Casulla (Castelloacuten) ZephyrusXlll 91-94

- (1968) Cuestiones en torno a la cronologiacutea del arte

postpaleoliacutetico en la Peniacutensula Ibeacuterica Simposio Inshyternacional de Arte Rupestre (Barcelona 1966) 165-192 Barcelona

- ( 1983) Cronologiacutea y periodizacioacuten del esquematismo prehistoacuterico en la Peniacutensula Ibeacuterica Zephyrus XXX-VI 27-35

RODANEacuteS J M (1991) Excavaciones arqueoloacutegicas en el Abrigo de Secans (Mazaleoacuten Teruel) Campantildeas de (1986) y 9iy Arqueologiacutea Aragonesa 1986-1987 Zaragoza 57-61

RODRIacuteGUEZ G (1979) La Cueva del Nacimiento Sagun-tum 14 33-38

SALMEROacuteN JUAN J y LOMBA MURANDI J (1995) El arte

rupestre postpaleoliacutetico En F Chacoacuten (dir) Historia de Cieza I Murcia 91-115

SARRIOacuteN MONTANtildeANA I (1980) Valdecuevas Estacioacuten Meso-Neoliacutetica en la Sierra de Cazorla (Jaeacuten) Sagun-tum 15 23-56

UTRILLA MIRANDA P (198687) Nuevos datos sobre la relacioacuten entre el arte rupestre y yacimientos arqueoloacuteshygicos en el Valle del Ebro Bajo Aragoacuten Prehistoria Vil-VIII 323-339

T P 59 n 12002

(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Licencia Creative Commons 30 Espantildea (by-nc)

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Page 16: La llamada 'fase prelevantina' y la cronología del arte rupestre levantino

64 Miguel Aacutengel Mateo Saura

gidas por el Instituto de Arqueologiacutea de la Universidad de Barcelona Pyrenae 8 148-150

OBERMAIER H (1916) El hombre foacutesil Memorias de la Comisioacuten de Investigaciones Paleontoloacutegicas y Prehisshytoacutericas 9 Madrid

ORTEGO FRIacuteAS T (1968) Una nueva estacioacuten de arte rupesshytre en el teacutermino de Alcaine (Teruel) Simposio Intershynacional de Arte Rupestre (BsLYCamplonB 1966) 149-163 Barcelona

PERICOT GARCIacuteA L (1942) La Cueva del Parpalloacute (Ganshydiacutea) Excavaciones del Seminario de Investigaciones Prehistoacutericas de la Diputacioacuten de Valencia e Instituto Diego de Velazquez Madrid

- (1945) La Cueva de la Cocina (Dos Aguas) Nota preliminar Archivo de Prehistoria Levantina 2 39-71

RAMOS FERNAacuteNDEZ R (1982) Una pintura parietal en la Cueva de las Arantildeas del Carabasiacute Helike 1 135-138

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- (1968) Cuestiones en torno a la cronologiacutea del arte

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- ( 1983) Cronologiacutea y periodizacioacuten del esquematismo prehistoacuterico en la Peniacutensula Ibeacuterica Zephyrus XXX-VI 27-35

RODANEacuteS J M (1991) Excavaciones arqueoloacutegicas en el Abrigo de Secans (Mazaleoacuten Teruel) Campantildeas de (1986) y 9iy Arqueologiacutea Aragonesa 1986-1987 Zaragoza 57-61

RODRIacuteGUEZ G (1979) La Cueva del Nacimiento Sagun-tum 14 33-38

SALMEROacuteN JUAN J y LOMBA MURANDI J (1995) El arte

rupestre postpaleoliacutetico En F Chacoacuten (dir) Historia de Cieza I Murcia 91-115

SARRIOacuteN MONTANtildeANA I (1980) Valdecuevas Estacioacuten Meso-Neoliacutetica en la Sierra de Cazorla (Jaeacuten) Sagun-tum 15 23-56

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