la leyenda como mecanismo de terror en algunos textos de ... · en este caso, la configuración del...
TRANSCRIPT
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
La leyenda como mecanismo de terror
en algunos textos de la literatura gótica
Jimena Castillo Robledo
RESUMEN: El presente trabajo pretende analizar la presencia de especificas leyendas como un
recurso para el mecanismo de terror y sublimidad en algunas obras de la literatura gótica:
Drácula de Bram Stoker, El Monje de Matthew Lewis, El Hombre de Arena de E.T.A. Hoffman y El
Pozo y el Péndulo de Edgar Allan Poe. La finalidad de dicho análisis es advertir las referencias del
folclore como generadoras de temor en este tipo de literatura.
PALABRAS CLAVE: literatura gótica, leyenda, terror, sublime, imaginario.
n este pequeño análisis me propongo considerar la presencia del folclore en
la literatura gótica; en este caso, para comenzar, me remitiré a las leyendas
mencionadas en Drácula (1897) de Stoker y El monje (1796) de Lewis como
una construcción del miedo colectivo y cómo es que operan en dichas narraciones;
después retomaré El pozo y el péndulo (1842) de Edgar Allan Poe, así como El hombre
de arena (1816) de Hoffmann con la finalidad de señalar la importancia que tienen las
referencias populares en este tipo de literatura. Mi interés en este tema se debe a que
existe una variedad de estudios sobre temas propiamente góticos asociados a los
mecanismos de producción del terror, como la atmósfera, los monstruos o la
trasgresión de las leyes naturales, y, sin embargo, los estudiosos no han hablado en
profundidad del valor de los relatos folclóricos como generadores también del temor.
E
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
No es gratuito que en la literatura gótica siempre se haga mención de estas
leyendas de manera implícita o explícita. Mi objetivo es proponer una lectura sobre la
significación de este recurso, así como su correlación en ciertas obras. Comenzaré por
dar una definición de leyenda para, después, analizar de manera particular cada una y
su desarrollo en el texto respectivo; así como el impacto que tienen tanto en el plano
de la recepción, como en el de la fábula y los personajes.
De acuerdo con la Real Academia Española, la palabra “leyenda” significa: 1.
“Narración de sucesos fantásticos que se transmiten por tradición.” 2. “Relato basado
en un hecho o personajes reales, deformado o magnificado por la fantasía o la
admiración.” A partir de estas definiciones, podemos señalar que las leyendas son
relatos que se transmiten de manera oral y de generación en generación, de ahí sus
variantes en el final, en los nombres de los personajes o en toda su configuración; esto
crea un efecto de ambigüedad, que se puede reflejar en lo fascinantes que a menudo
resultan. Por otro lado, éstas parten de un hecho real, que se combina con lo ficticio
para dar respuesta a una situación, “a algo que no puede explicar el propio ser
humano desde sus posibilidades” (Rojano, “Los mitos, las leyendas y su valor
histórico”). Así, en la leyenda “tienen cabida los problemas y las preocupaciones del
hombre de todos los tiempos: la vida, la enfermedad, la muerte, la comunicación con
el más allá, la presencia de seres reales y extraterrenales con poder para ocasionar el
bien y el mal” (Morote, “Las leyendas y su valor didáctico”). La imaginación acompaña
de cierta manera a estos relatos populares: esta fuente de creatividad ha ayudado a
las comunidades a forjar su identidad y su propia concepción del mundo, por ello, nos
permite conocer las creencias de determinada época dependiendo de su contexto y su
preservación.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
Si tomamos en cuenta lo dicho por Lovecraft en tanto que el miedo es una
emoción primitiva, y el ser humano tiene la necesidad de comunicar esta emoción, se
puede considerar a la leyenda como reflejo de dicha expresión, pues muestra los
miedos propios del imaginario colectivo y significativo. Así por ejemplo:
El medioevo, sumido en sus fantásticas tinieblas, dio un gran impulso a las
representaciones trascendentales y tanto en el Oriente como en el Occidente se
afanaron por preservar y ampliar el sombrío legado extraído tanto del raro
folklore como de la magia y los textos cabalísticos académicamente formulados,
que habían llegado hasta ellos. (Lovecraft, El horror sobrenatural en la literatura,
13).
Brujas, vampiros, duendes, hombres lobo, hadas y magos fueron los principales
personajes de las leyendas lúgubres occidentales, creados por la extrañeza de los ritos
y costumbres de culturas ajenas y que han tomado vida en la literatura para
transformarse constantemente. Es decir, el miedo está presente en algunas leyendas
generadas por lo raro, lo inusual, el asombro que nos puede causar el otro y la
duplicación del temor al operar la imaginación: aquella parte de verdad y lo inventivo
que nos ofrece la leyenda. De acuerdo con ciertas características y finalidades de las
narraciones populares, éstas recolectan esencias sublimes que mencionaré más
adelante.
Una vez dada esta introducción, comienzo con un breve recorrido a propósito de
la invención del vampiro primeramente, porque dentro de los textos escogidos, la
leyenda de Drácula es la más conocida del imaginario popular. La figura vampírica la
trataré desde un punto de vista histórico, para observar cómo pasa de este hecho a la
leyenda. En Drácula el personaje de Van Helsing menciona:
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
Se trata del voivoda Drácula, el cual se hizo famoso en su lucha contra los turcos,
en el gran río que hace frontera con Turquía. Si es así, entonces se trata de un
hombre nada común, pues en ese tiempo, y durante los siglos posteriores, tuvo
fama de ser uno de los hombres más inteligentes y astutos, y de los más
valerosos hijos del país del otro lado del bosque. […] Arminius dice que los
Drácula fueron una estirpe noble e ilustre, que sostenían tratos con el Diablo.
Aprendieron sus secretos en la escuela de adivinación, entre las montañas que
rodean el lago Hermanstadt. (241 – 242)
Como toda leyenda, ésta toma elementos de la realidad, lo que hace que tenga cierta
verosimilitud. En este caso, la configuración del personaje Drácula literario estremece
porque se desliga de una persona real, Vlad Tepes, e intriga aún más debido a que
después de su muerte no se sabe dónde quedaron sus restos. El príncipe de Valaquia
vivió en el siglo XV, muchos lo creían indestructible por sus tácticas de ataque en la
guerra contra los turcos y las torturas hacia sus enemigos durante el periodo de su
reinado, por lo que se consideraba que tenía tratos con el diablo, al igual que en el
plano literario; y si bien, los personajes de Drácula se contextualizan en el XIX, esto
significa que una leyenda surgida desde el XV ha perdurado cuatro siglos: Así,
podríamos decir que la trascendencia de ésta no es más que la materialización tanto
de creencias como de miedos colectivos, y “han surgido costumbres y tradiciones que
vuelven característico al lugar donde se desarrollan” (Rojano, “Los mitos, las leyendas
y su valor histórico”). Por ejemplo, para matar al vampiro, dice Van Helsing, “Todo lo
que tenemos que hacer es acudir a las tradiciones y las supersticiones […] estas cosas
son lo principal” (Stoker, Drácula: 240). Es decir, se le han atribuido a la figura
vampírica ciertas muertes, y la explicación es que Vlad Tepes vuelve de su tumba para
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
saciar su gusto por la sangre.1 A pesar de que no se le ha visto, el pueblo desarrolló
también sus métodos de defensa, con flores específicas como las guirnaldas, así como
en la noche de San Jorge se debía portar crucifijos, ostias y, para su destrucción, una
estaca y el desprendimiento de la cabeza. En esta novela, pues, la leyenda perdura,
refleja costumbres reales: el miedo a la muerte o la enfermedad y la resolución contra
un mal que asecha a una comunidad. Las muertes repentinas, el aspecto vampírico de
total rareza, de extrema palidez y los colmillos afilados, así como la peste en aquella
época dieron mayor revuelo al imaginario colectivo, pues hacían pensar que todo este
material surge de las leyendas de vampiros; asimismo, la población, ante una
sensación de extremo terror, recurrió a defensas contra estos seres, al igual que en la
novela. Tales supersticiones denotan el imaginario popular que crea un miedo
colectivo, tanto ficticio como real alrededor de la figura de este monstruo.
Por otra parte, la obra de Stoker es enriquecedora en cuanto a las diferentes
perspectivas narrativas de cada personaje, y el hecho de que Drácula no tenga voz
propia significa que su configuración está hecha a semejanza de la leyenda; es decir,
el vampiro forma parte de algo que no podemos ver, como en algunos pueblos de
aquella época, pero que no por ello queda negada su existencia. Podemos decir que
existe una semejanza en la construcción del personaje y la leyenda porque su figura se
va completando a partir de lo que dicen unos y luego otros: diferentes perspectivas
configuran un mismo ser. Nosotros, como lectores, y la mayoría de los personajes en
el desarrollo de dicha obra formamos esa misma sociedad o grupo que le otorga el
poder sobrenatural a este ser; es decir, debido al temor ante lo desconocido y la
intuición del peligro que experimenta el hombre, este ser se configura como algo que
1 Más que interpretar a Drácula como un personaje aristócrata que se opone a la burguesía
naciente, en este análisis es la figura de la leyenda la que me interesa, pues ésta le da otra
significación.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
no se puede controlar ni distinguir. La leyenda, entonces, funciona para hacer de éste
algo tangible, nos aporta la posibilidad de hablar, comprender y encontrar algo de
verdadero en lo que no existe.
En cuanto al tema de la sublimidad en Drácula, éste reside en la pasión
desbordada, uno de los aspectos de lo sublime que menciona Burke en Indagación
filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y lo bello (42), pues
tal pasión es causada por la magnificencia de la naturaleza, o en este caso, del entorno
que actúa poderosamente y hace al hombre totalmente vulnerable; causa un efecto de
asombro y éste es el grado más alto que alcanza lo sublime. Es decir, la suntuosidad
del ambiente real que aterroriza a la población por la llegada de la peste es
incontrolable y los hombres son endebles, no tienen el poder para controlarla ni saber
exactamente a qué se enfrentan y son dominados por el asombro, esto sucede cuando
los movimientos del cuerpo se paralizan por el horror. Burke señala que en tal estado,
la mente no puede reparar en nada más, ni razonar sobre el objeto que la absorbe
(42.); así, paralizado el razonamiento ante lo desconocido, la superstición y la
imaginación reclaman el acto de enfermedad para dar validez a una leyenda que
enfundará tantas muertes y truncar la razón.
Otro es el caso de la novela El monje de Matthew G. Lewis, en la que se inserta
la leyenda de la monja sangrienta relatada por el personaje de Inés. Todos los
personajes creen en esta historia, llena de fascinación y terror a la vez:
Todo mi conocimiento de su historia proviene de una antigua tradición de esta
familia, que se transmite de padres a hijos […]. De buena gana te hablaría de su
vida pero, por desgracia, hasta después de su muerte no se supo que hubiera
existido. Entonces, por primera vez consideró necesario provocar algún alboroto
en el mundo y con esa intención se atrevió a apoderarse del castillo de
Lindenberg. […] Una vez instalada allí, comenzó a divertirse golpeando las mesas
y las sillas en medio de la noche. Según la tradición, ese entretenimiento empezó
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
hace cosa de un siglo. Iba acompañado por chillidos, aullidos, gemidos [y]
maldiciones […]. Se aventuraba por las antiguas galerías, se paseaba de un
extremo a otro de espaciosos salones. O a veces se detenía ante las puertas de
los dormitorios y lloraba y emitía alaridos, para terror universal de los habitantes.
[…] De pronto aullaba las más horribles blasfemias y en seguida entonaba el De
profundis con tanta puntualidad como si aún estuviese en el coro […], siempre se
las arreglaba para que sus oyentes se aterrorizaran hasta perder la razón. […]
[Después de mucho tiempo al ser exorcizado el castillo sólo se presentó una vez
cada cinco años;] en cuanto el reloj da la una, se abre la puerta de la alcoba
encantada […] y entonces sale la monja fantasmal, con su lámpara y su daga.
Baja por la escalera de la torre oriental y cruza el gran salón. (98 – 100)
Esta leyenda resulta para el actual lector más cercana a su realidad, a diferencia de la
de Drácula, debido a que el personaje que trasgrede las leyes naturales es un
fantasma; esta figura siempre ha acompañado al hombre como un recurso que da
certeza de una vida existente en el más allá, una vida humana que puede ser
castigada a través del deambular eterno del espíritu después de la muerte. Así, el
miedo se experimenta de igual forma tanto por el personaje de Raimundo como por el
lector.
El efecto del terror a partir de esta leyenda radica en la descripción de la monja,
pues con su vestimenta de religiosa manchada de sangre, la lámpara que sostiene en
una mano y en la otra una daga, lamentándose por el castillo, provoca toda una
atmósfera del más allá en quien la mira o lee sobre ella; ante esta aparición, la
imaginación se anticipa a un posible ataque. Es así como esta leyenda causa la
sensación de sublimidad, porque aunque no es de apariencia monstruosa, este ser es
generador de miedo, y
cuando el miedo está presente, sea en el grado que sea, podemos atender a la
revelación de lo sublime. La [figura] es terrible porque es objeto de respeto por
parte del que la contempla. Nos sentimos obligados a obedecer por miedo a un
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
castigo mortal (González, Lo sublime, lo gótico y lo romántico: la experiencia
estética en el romanticismo inglés: 178).
Es por ello que los habitantes del castillo dejan la puerta principal abierta, para que la
monja pueda pasar libremente sin tener que traspasarla, es un gesto de respeto ante
el miedo que este espectro provoca; de igual manera, Raimundo cumplirá con el
mandato de dar sepultura a sus huesos y, así, que dicho fantasma encuentre paz.
La supervivencia de esta leyenda es el reflejo de la situación mencionada
anteriormente con Drácula. Es decir, la narración popular sobrevive de forma oral
hasta asentarse literariamente como un legado para registrar tradiciones. El acto de
abrir las puertas del castillo se convirtió en costumbre; el mismo Lewis afirma en el
prólogo de la novela que la historia de la monja surge de una tradición de la que
muchos habitantes de Alemania dan fe (1).
Por otro lado, tanto Drácula como la monja sangrante hacen su aparición por
las noches: el fantasma atormenta a Raimundo una vez que éste cae enfermo, pero
siempre aparecerá al caer la oscuridad. Las leyendas, pues, utilizan este recurso para
crear una sensación de indeterminación: “cuánto impresionan las nociones de
fantasmas y duendes, de las que nadie puede formarse ideas claras, a aquellas mentes
que dan crédito a los cuentos populares concernientes a este tipo de seres” (Burke:
43). Es decir, la atracción que causan estos relatos de terror consiste en el miedo
natural que el ser humano siente hacia la oscuridad, ya que es cuando nuestros
sentidos se limitan y somos totalmente vulnerables, y las imágenes se tornan, ante
nuestra vista, terribles. Los relatos populares leyendísticos son un claro indicio de la
capacidad colectiva para generar al instante, por la oralidad, la sensación del miedo.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
La leyenda de este fantasma, llamado Beatriz, refleja el temor colectivo fundado
en el control social por parte de la iglesia católica, un control a base de terror
conductual: si obras bien te irás al cielo y si actúas mal obtendrás un castigo. No es un
relato insertado sólo para dar variedad al desarrollo de la novela ni para mostrar
únicamente el folclore, sino que también funciona como un recurso diferente,
generador de miedo a lo fantasmagórico y a un Dios que tiene el poder de castigar al
humano por pecar. La crítica implícita en esta leyenda expone otro objetivo de las
narraciones populares, porque señala a las instituciones eclesiásticas como
corrompidas, que se muestran frente a sus feligreses con una máscara de extrema
bondad y bajo la cual, éstas esconden una serie de actos perversos que, a su vez,
califican públicamente de pecados; lo vemos, por ejemplo, con el personaje fantasma
de Beatriz que deja el convento para reunirse con su amado para, posteriormente,
realizar cada noche orgías que la llevarán a la perdición hasta convertirse en una
asesina.
Con Drácula y la monja sangrante he señalado el miedo como uno de los
recursos fundamentales de la leyenda a partir de las narraciones populares y su
desarrollo ficcional; es decir, cómo las leyendas se fijan de una manera congruente
gracias, en buena medida, al ambiente del terror.
También las narraciones populares aparecen, incluso, de manera implícita,
como es el caso en algunos relatos de Edgar Allan Poe y Hoffman. ¿Qué sucede cuando
este elemento se vuelve más abstracto y, por lo tanto, menos visible? En cuanto a Poe,
tomaré como referencia El pozo y el péndulo porque me interesa mostrar que en este
cuento la leyenda aparece in absentia. Dice el narrador-personaje, al estar asustado en
uno de los calabozos de la Inquisición:
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
And now, as I still continued to step cautiously onward, there came thronging
upon my recollection a thousand vague rumors of the horrors of Toledo. Of the
dungeons there had been strange things narrated—fables I had always deemed
them—but yet strange, and too ghastly to repeat, save in a whisper. (Poe, The pit
and the pendulum: 7)
Consideremos lo siguiente sobre esas narraciones extrañas nombradas fábulas
o “fables” por el personaje: si se centra dicha palabra más allá del significado literal de
la fábula a modo de relato ficticio con una intención didáctica, y se le otorga aquel
carácter significativo como objeto de murmuración que encierra una verdad
desconocida, entonces es notorio que comparte dicha característica con la leyenda; es
decir, de ahí que algunas traducciones al español de El pozo y el péndulo usen en este
pasaje la palabra “leyenda”.
Ahora, propongo hablar de “leyenda in absentia” debido a que en este cuento
no se hace mención de estas narraciones populares por medio de un relato enmarcado
que las exponga de manera explícita, como en El monje o para la creación de un
personaje causante de muertes, como en Drácula. En este caso, las leyendas se
señalan muy sugeridamente, pues se transforman en aquello que no se desea como
verdadero, debido a que no contiene atrocidades causadas por seres que pertenecen a
otro plano diferente al nuestro y trasgreden nuestras leyes, sino que las atrocidades
son generadas por la misma humanidad. En este sentido, la leyenda figura como la no
aceptación de una realidad que sí existe y que no se quiere admitir; en el cuento de
Poe son las torturas tan atrozmente ejecutadas en nombre de “Dios” por la Inquisición
que resultan increíbles; la realidad supera a la ficción, y es hasta el punto en el que el
personaje lo vive que se concientiza. Y si bien, las leyendas populares no tienen un
papel tan importante como en las otras novelas, su presencia aún persiste, aunque de
diferente manera, como mecanismo para la construcción del miedo.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
El miedo como rumor, como habladuría, como murmuración, como pequeñas
leyendas de boca en boca, va evolucionando a tal grado que llega a forjarse en las
mentes y a propósito de la misma maldad del ser humano, ya no tanto en seres
extraordinarios; y es entonces cuando las leyendas también cambian dentro de la
literatura gótica, se hacen menos perceptibles, pero no se desvanecen por completo.
Así, en este cuento de Poe, la Inquisición se presenta como ese objeto superior que
domina desde los rumores hasta la experiencia misma de la tortura; el miedo de que
aquello a lo que se teme ocurra, o bien, sea cierto, se torna en realidad como la
vivencia de una pesadilla; es decir, se parte de la experiencia del personaje que se
construye ahora con la pérdida de esperanza para llegar al efecto de lo sublime, pues
dicha pérdida nos obliga, tanto al lector como al personaje, a la inserción de un mundo
inclemente.
En el caso de El hombre de arena, Hoffmann escribe sobre lo siniestro según
Freud.2 Pues el personaje de Nataniel, el temor del protagonista hacia el obscuro
personaje de Coppelius se debe a que ve en él la encarnación del legendario hombre
de arena. Pero, a pesar de que la leyenda aparece en la narración de la nodriza en un
pequeño lapso de la infancia de Nataniel, el recurso de la leyenda sigue presente en la
literatura gótica,3 aunque sea como un motivo para la creación literaria.
2 Freud explica lo siniestro como aquello espantoso que afecta la percepción de las cosas y
familiares desde un tiempo pasado. Hoffmann deja lo siniestro al descubierto al dejar al lector en
suspenso sobre la figura real del hombre de arena o la afectación subjetiva del personaje de
Nataniel. Freud, Sigmond, Lo siniestro, trad. Carmen Bravo-Villasante y L. López Ballesterors. Palma de
Mallorca, torre de viento, 2001. 3 El cuento de “El hombre de arena” no es precisamente gótico porque no presenta las características del horror o terror de esta literatura: los pasajes medievales, la construcción de
los personajes y los contextos que reflejan un apego hacia el medioevo, como puede notarse en
la novela gótica temprana y el apogeo ésta literatura, sino que los avances y conocimientos psicológicos ayudan a la creación de un miedo diferente, un terror moderno que es realista, en
este caso, lo siniestro. Bien situado en una época de avances tecnológicos, donde la ciencia
avanza a pasos agigantados, estamos ante una narrativa terrorífica que marca la evolución del
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
La leyenda original sobre el hombre de arena es de raigambre celta: se dice que
este personaje recorre el mundo de noche visitando los dormitorios para provocar el
sueño de las personas, para lo cual, esparce arena mágica sobre los párpados.
Siempre lleva un saco donde traslada la arenilla de color dorada, pero cuando se le
termina, no le queda más que usar arena negra, que es la que causa pesadillas; y si
alguien sufre de insomnio, es porque toda ya ha sido repartida y no queda más. Al
despertar, aún quedan residuos de este polvo mágico, mal llamado “lagañas”, que bien
es la prueba de ello. Se dice que ninguna persona tiene el permiso de ver a este
personaje, es por ello que su aspecto varía; puede presentarse como viejito, duende o,
incluso, como un gordito malvado y de baja estatura que si nos atrevemos a mirar o
nos encuentra despiertos, nos arrancará los ojos para comérselos (Sandman: leyenda
nórdica, s.p. y Sebastián Beringheli, La leyenda del hombre de arena, s.p.).
Esta leyenda no se nos cuenta en la narración de Hoffmann; sólo es usada y
mencionada para asustar a los niños, específicamente a Nataniel y sus hermanos, para
que duerman a buena hora. Es decir, el relato popular genera miedo en el imaginario
colectivo de la novela que después se desarrollará con mayor o menor intensidad
individualmente, pues el miedo se crea a partir de algo que no podemos ver: un
personaje que jamás ha sido visto y es temible porque puede privarnos de la vista; se
aparece en la noche: un estado de oscuridad que nos limita todos los sentidos, lo que
nos convierte en una presa fácil, y además de que no sabemos combatirlo, pues al ser
el hombre de arena un personaje sobrenatural, no podemos enfrentarnos fácilmente
con él. O sea, se configura dicho sujeto con los elementos adecuados para causar
miedo de esta literatura y que comparte otras similitudes como lo leyendístico, la incertidumbre, la importancia de los ojos como instrumento del poder y lo extraño. Esta situación del miedo
evolutivo es tratado por H.P. Lovecraft en los apartados “La tradición sobrenatural en las islas
británicas” y “Los maestros modernos” en El horror sobrenatural en la literatura.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
sublimidad; “la causa de lo sublime se hace residir en la oscuridad, la grandeza, la
magnificencia, la grandiosidad […] y en el temor, asombro [y] respeto […] que pueden
provocar o inspirar” (Gras, “Estudio preliminar”: XX). Lo que quiero hacer notar con
este ejemplo es que, al igual que los elementos atmosféricos y los monstruos en la
literatura gótica, la leyenda presenta también un cuadro evolutivo que puede afectar
de diversas maneras, si no abiertamente, sí de manera sugerida como un motivo para
la creación literaria.
Las leyendas tienen gran importancia en la literatura gótica, no es casualidad
que diversos autores recurran a ellas. Aunque se desarrollan de diversas maneras:
unas u otras en mayor o menor grado, creando miedos distintos, reflejando
costumbres y finalidades distintas; no dejan de sorprendernos porque aunque tengan
un lado fantástico, siguen vigentes en nuestra vida, pues preservan la memoria
comunitaria, histórica y creencias que tienen cierta verdad; así, “a través de
narraciones, expresiones y metáforas compartimos emociones y sentimientos que
refuerzan la identidad colectiva del grupo y arraiga a sus miembros” (Hurtado,
“Antropología del miedo”: 266).
Finalmente, concluyo diciendo que las leyendas reflejan ese acto de
irracionalidad que utiliza el hombre para la explicación de un suceso que nos sorprende
porque lo desconocemos, y es lo único recurrente que queda al no existir o al no
obtener una respuesta por parte de lo científico. De esta manera, las leyendas tienen
su propia sublimidad, pues “la experiencia de lo sublime nos adentra en el umbral de lo
desconocido, en el acceso a una realidad mayor que, lógicamente, no puede ser
descrita en términos de lo ordinario y cotidiano” (González: 82). En la literatura gótica,
la presencia de estas leyendas también manifiesta la oposición cientificista que estaba
cubriendo todas las mentalidades: es la aceptación de que aún permanecen a nuestro
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
lado, renovándose y conservándose a pesar de los avances tecnológicos y científicos
que operan en la modernidad. No podemos cortar esos lazos que siempre han calmado
y perturbado al hombre, por más racionalista que sea; “es a través del relato de ficción
como lo extraordinario deviene [lo] ordinario, lo que parece irracional se vuelve
inteligible, lo ilusorio se torna, mediante la metáfora, real” (Martínez, “Hermenéutica
de la narrativa del no-muerto: Frankenstein, Hyde, Drácula y el zombi”). Así, Van
Helsing, uno de los científicos más avanzados en el texto de Drácula, descarta
supersticiones, pero termina por aceptarlas y recurre a ellas; de la misma manera, el
hombre del siglo XXI necesita de las supersticiones y leyendas populares; por ello,
también la literatura las ha acuñado, y en el ámbito gótico son un elemento
fundamental en la configuración del imaginario del terror.
BIBLIOGRAFÍA
Burke, Edmundo. Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo
sublime y lo bello, estudio preliminar y trad. Menene Gras Balanguer, Madrid,
2ª ed., Tecnos, 2001.
Freud, Sigmond. Lo siniestro, trad. Carmen Bravo-Villasante y L. López Ballesterors.
Palma de Mallorca, torre de viento, 2001.
González Moreno, Beatriz. Lo sublime, lo gótico y lo romántico: la experiencia estética
en el romanticismo inglés, Universidad Castilla-La Mancha, Madrid, 2007.
Hurtado, Antón. “Antropología del miedo” en Mathaodos. Revista de ciencias sociales,
s.l., 2015, pp. 262-275.<http://dx.doi.org/10.17502/m.rcs.u3i2.90>.
Lovecraft, Howard, P. El horror sobrenatural en la literatura, trad. Melitón
Bustamante, Fontamara, México, 2011.
Revista Filologías No. 4
Enero – Abril 2017 http://filologias.gnomio.com
Lewis, Matthew G. El monje, <http://bibliotecavirtual-
pdf.blogspot.mx/2011/03/matthew-gregory-lewis-el-monje.html>.
Martínez, Lucena. “Hermenéutica de la narrativa del no-muerto: Frankenstein, Hyde,
Drácula y el zombi” en Pensamiento y cultura, s.l., s.p., 2008.
<http:pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.php/pyc/article/view/1207/
176>.
Morote Magán, Pascuala. “Las leyendas y su valor didáctico” en Actas XLAEPE, Centro
Virtual Cervantes, s.f. s.p.
<http://cuc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/aepe/pdf/congreso_401/con
greso_40_38.pdf>.
Poe, Edgar Allan. The pit and the pendulum, Elegant Ebooks, s.l., s.f.
<http://www.ibiblio.org/ebooks/Poe/Pit_Pendulum.pdf>.
Rojano Mozo, Jocelyn. “Los mitos, las leyendas y su valor histórico” en Expresionesjc,
Ibero, 2013, s.p.,
<Http://expresionesj.bogspot.mx/2013/02/losmitoslasleyendas-y-
su-valor.html>.
Stoker, Bram. Drácula, trad. Rosalba Carrillo, 3ª ed., Porrúa, México, 2010.
S.A., Vlad el empalador, <http://www.cienciapopular.com/historia-y-arqueologia/vlad-
el-empalador>