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LA IMPLEMENTACIÓN DEL PROEM (Programa Expansión, Mejora e
Innovación en la Enseñanza Media)
COMO POLÍTICA EDUCAT I VA EN LA PRÁCTICA
DE LA GESTIÓN ESCOLAR
Marisa Schneckenberg
Magíster en Educación por la Pontifícia Universidad Católica deParaná. PUC-PR. Doctorada en Educación por la Universidad Es-tadual de Campinas UNICAMP. Actualmente se desempeña comoprofesora en distintas universidades de Brasil.
Ganadora del Concurso:
“Incentivos al estudio de la gestión educativa 2002”
IIPE - UNESCO Sede Regional Buenos Aires
Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación
IIPE - UNESCO
Sede Regional Buenos Aires
LA IMPLEMENTACIÓN DEL PRO E M(Programa Expansión, Mejora e
Innovación en la Enseñanza Media)
COMO POLÍTICA EDUCAT I VA EN LA PRÁCTICA
DE LA GESTIÓN ESCOLAR
Marisa Schneckenberg
Marisa SchneckenbergLA IMPLEMENTACIÓN DEL PROEM (Programa Expansión, Mejorae Innovación en la Enseñanza Media) COMO POLÍTICA EDUCATIVAEN LA PRÁCTICA DE LA GESTIÓN ESCOLAR
© Copyright UNESCO 2003International Institute for Educational Planning7-9 rue Eugène-Delacroix75116, Paris, Francia
IIPE - UNESCO - Sede Regional Buenos AiresAgüero 2071(C1425EHS) Buenos AiresArgentina
Traducción del portugués: Alejandra Mailhe,
para Lenguaje claro. Consultora
“Se entabla una lucha difícil entre la escritura y la viday, sin embargo, escribir no es apenas buscar
la vida sino, además, completarla, enriquecerla y exaltarla”.
Juliet
Dedico este trabajo a la escuela pública, espacio queproporciona discusión, investigación, reflexión,
descubrimiento, disciplina, conocimiento, conquista, cambio,... vida.
Agradecimientos
A mi padre, Walter Schneckenberg, ejemplo de carácter, sencillez,
honestidad y responsabilidad, por comprender y apoyar mi forma-
ción académica.
A mi madre, Noemí Schneckenberg, ejemplo de educadora, por
creer en mi capacidad, por compartir planes y sueños, por el apoyo
seguro y su complicidad en todos los momentos de mi vida.
A la profesora Dra. Heloisa Lück, por la disponibilidad, seriedad,
coherencia y competencia en la dirección de este trabajo, y a las pro-
fesoras Dra. Katia Siqueira de Freitas y Dra. María Amelia Sabbag
Zainko, por sus importantes contribuciones desde la realización del
Examen de Calificación.
Al profesor Ramiro Wahrhaftig, dirigente serio e investigador
que, como Secretario de Estado de la Educación de Paraná, vislum-
bró la importancia de estudiar la gestión de la implantación de una
política de reforma educativa, posibilitando así la concreción de es-
te trabajo.
A Khaled Omar Mohamad El Tassa, hombre especial y compañe-
ro, por estar presente en medio de caminos de luz y sombra, y por
mostrarme los encantos del amor, de la vida... y sus sorpresas.
A la profesora Lucilia Esther Tramontim, ejemplo que me llevó a
concretar este trabajo, por compartir ideales y comprender el valor
de la conquista.
A María Elganei Maciel Eleutério, ejemplo de profesional de la
educación, mi amiga, mi hermana, por creer siempre que yo podría
enfrentar los desafíos del camino a recorrer, y por transmitir, día a
día, dinamismo, coraje,... emoción.
A Ana Claudia Urban, amiga dedicada, competente y fuerte, por
formar parte de mi vida y por los tantos momentos de reflexión re-
velados y compartidos en la práctica cotidiana.
A Graça Ane Hauer Anfilo, por ser un gran descubrimiento de
amistad en mi vida, por sorprender y enseñar siempre, con sus de-
cisiones maduras, tranquilas y coherentes.
11
A Zenilde Durli, compañera de investigación y del curso de
Maestría, por la solidaridad y amistad.
A mis tíos Celso y Neusa, padrinos cariñosos, por su imprescin-
dible contención en la realización de este trabajo.
A la Municipalidad de Ponta Grossa, y en particular a la Secre-
taría Municipal de Educación, por creer e invertir en la realización de
la investigación.
A los actores de la práctica escolar, por aceptar los objetivos de
la investigación y permitir la interpretación de sus prácticas.
12
Índice
Introducción 15
Cuestiones metodológicas 23
1. La política de reforma educativa en la
práctica escolar 27
1.1. Políticas de reforma educativa 28
1.2. El significado de la política educativa como expresión
de poder del Estado 33
1.3. El cambio planificado en el contexto escolar 35
1.4. La gestión escolar en la implementación del cambio 40
2. Contextualización de la enseñanza media
en Paraná 49
2.1. La calidad de la enseñanza media 51
2.2. La situación de la enseñanza secundaria en Paraná
antes de la reforma 52
2.3. La enseñanza media frente a los desafíos de
la contemporaneidad 53
2.4. Acciones del Estado con respecto a la reforma de la
enseñanza media y el desarrollo del PROEM 56
2.5. La actuación del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) 65
2.6. La enseñanza media en la nueva Ley de
Lineamientos y Bases de la Educación Nacional
(Ley n° 9394/96) 70
2.7. ¿Qué es el PROEM? 75
2.8. La educación profesional en el nivel posmedio 77
2.9. Subprogramas 80
2.10. La coordinación del PROEM y los equipos de
desarrollo 81
3. La implementación del PROEM en la práctica
de la gestión escolar 85
3.1. La práctica cotidiana de la gestión escolar 87
3.2. El ajuste de la propuesta de reforma en la gestión
escolar 89
3.3. La participación de la gestión escolar en la
orientación de la reforma 100
3.4. Reacción, resistencias y metodología de la gestión
escolar en la implementación del PROEM 104
4. Consideraciones finales 115
Anexo 127
Guía de entrevista con el jefe del NRE y con la
coordinadora de enseñanza media 127
Guía de entrevista con los gestores de las escuelas 127
Guía de entrevista con los profesores, los inspectores
y los coordinadores de las escuelas 128
Guía de entrevista con los alumnos de las escuelas 129
Guía de entrevista con la Asociación de Padres
y Maestros 129
Referencias bibliográficas 131
Bibliografía consultada 134
Introducción
La discusión en torno a la gestión escolar se encuentra cada
vez más presente en el contexto educativo, ya que los direc-
tivos y gestores educativos deben enfrentar, con competencia
técnica y política, los desafíos sociales emergentes, de orden
pedagógico (nuevos parámetros curriculares nacionales),
económico (globalización de la economía, competitividad y
exigencias del mercado de trabajo) o metodológico operativo
(nuevas tecnologías), entre otros.
El proceso de democratización de la sociedad viene de-
mostrando que tanto la descentralización de la toma de deci-
siones, como la construcción de una autonomía de las bases,
son fundamentales en la representación de la memoria so-
cial. En ese contexto, “... grupos de interés, políticos y edu-
cadores, se han movilizado para discutir temas relacionados
con la promoción de la educación, considerando la mayor y
mejor oferta de oportunidades para todos, y la mejora de la
calidad de enseñanza” (LÜCK, 1997, p. 1). Así, las políticas
públicas se definen, implementan, reformulan o desactivan,
sobre la base de las representaciones que cada sociedad ela-
bora sobre sí misma.
Las políticas educativas sesgan este tipo de pro c e s o s ,
aunque no pueden considerarse propuestas amplias y pre e s-
tablecidas a las acciones, ya que una cosa es lo que se esta-
blece y otra lo que se realiza efectivamente. A partir de tales
p roposiciones iniciales, las políticas educativas se re c o n s t ru-
yen en la práctica escolar. Así se evidencia un verd a d e ro
a p rendizaje de la democracia, dado el carácter dinámico, nue-
vo y desafiante en que consiste enfre n t a r, en el desarrollo de
Introducción
15
las políticas educativas, divergencias e intereses contradicto-
rios, pues las buenas decisiones y los avances no pueden de-
t e rminarse por lo que algunos grupos esperan para sí, sino
por lo que es mejor para todos en conjunto, a largo plazo.
A la gestión escolar le corresponde enfrentar tales de-
safíos en su práctica cotidiana: en el desarrollo y orientación
de las transformaciones, “actuar como gestor en el proceso
de implementación de políticas educativas implica buscar ha-
bilidades diferenciadas de acción, así como el establecimien-
to de una metodología adecuada” (LÜCK, 1997, p. 1). Es ne-
cesario comprender la relación entre la gestión escolar y el
establecimiento de las políticas educativas, considerando
que, en última instancia, dichas políticas se consolidan en la
práctica escolar. La realidad educativa se configura y se
transforma a través de diversas formas de gestión cotidiana,
en un proceso en el que se establecen usos y tradiciones que
condensan una cultura pedagógica que, a la vez, pasa a for-
mar parte de la realidad social y de los hábitos de un deter-
minado grupo.
Investigar las cuestiones vinculadas a la gestión esco-
lar, en el proceso de implementación de políticas educativas,
exige observar la interpretación que los propios actores so-
ciales (el director, el inspector escolar, el consejero de escue-
la,* los profesores, padres, alumnos y miembros de la comu-
16
La implementación del PROEM
* La expresión “orientador escolar” (en el original en portugués) ha sido tra-ducida como “consejero de escuela”, para evitar así la asimilación al concep-to de “consejero escolar”, que tiene otra significación en el contexto argenti-no. Al mismo tiempo, hemos traducido la expresión “conselho escolar” como“consejo de escuela” y no como “consejo escolar”. En el estado de Paraná, los“orientadores escolares” intervienen en el “conselho escolar”, que constituyeun órgano de participación directa de la comunidad en la escuela. Esta insti-
nidad en general) formulan en relación a una propuesta de
cambio.
Aunque es imprescindible que dicha propuesta sea
buena, vale la pena destacar que esto no garantiza de por sí
el éxito de la reforma, pues también juegan un papel impor-
tante las resistencias y percepciones encontradas de parte de
los actores involucrados en la práctica escolar. Por ello, la efi-
cacia de la propuesta depende también de la capacidad de
diálogo y mediación por parte del gestor escolar.
Las propuestas innovadoras se implementan median-
te la conjunción de las dimensiones técnica, política y huma-
na de sus actores, e incluso deben contar con el apoyo de la
comunidad en relación a su importancia. El gestor escolar
ejerce el papel decisivo de convencer al personal escolar so-
bre la importancia y el valor de la propuesta. Un proyecto de
política educativa innovador sólo tendrá éxito si el gestor, y
los miembros internos de la escuela, están ambos efectiva-
mente involucrados en el proceso. Esto, a la vez, constituye
una condición necesaria para lograr el convencimiento de la
comunidad externa.
Así, es posible afirmar que las unidades escolare s
constituyen una fracción política importante en la imple-
mentación de políticas educativas, pues de sus valoraciones
y prácticas dependerá el éxito en la instauración de una
p ro p u e s t a .
La Secretaría de Estado de la Educación de Paraná em-
Introducción
17
tución apunta a fomentar un estilo de participación colectiva, democrática ydescentralizada, que ha creado una fuerte tradición en el contexto pedagógi-co brasileño. En este sentido, se diferencia marcadamente del perfil más emi-nentemente político del Consejo Escolar que rige, por ejemplo, en cada unode los distritos de la provincia de Buenos Aires. [N. de la T.]
prendió acciones para mejorar la calidad de la enseñanza pú-
blica, proponiendo proyectos como el PROEM (“Programa
Expansión, Mejora e Innovación en la Enseñanza Media”),
que implicaron “cambios pedagógicos y estructurales signifi-
cativos para alcanzar la igualdad, eficiencia y eficacia en la
enseñanza media de Paraná” (Secretaría de Estado de la
Educación de Paraná, 1996, p. 1). Dicha propuesta pretende
reformar la enseñanza media, tendiendo a “...priorizar y for-
talecer la educación general, como base para la formación
profesional específica o para la continuidad de los estudios
en el nivel superior o ‘posmedio’” (Secretaría de Estado de la
Educación de Paraná, 1996, p. 11). Por ende, esta transfor-
mación en la educación media “apunta a profundizar y con-
solidar los aprendizajes de la enseñanza primaria, proporcio-
nando una preparación básica para la ciudadanía y el mun-
do del trabajo, incluyendo el desarrollo de la autonomía inte-
lectual, el pensamiento crítico y la formación ética” (Secreta-
18
La implementación del PROEM
“Pós-médio” en el original en portugués. Hemos optado por mantener el tér-mino empleado en el contexto pedagógico brasileño, por carecer de una ex-presión equivalente en el campo educativo en Argentina. Tal como se verá enesta investigación, una vez aprobada la nueva Ley de Lineamientos y Basesde la Educación Nacional, el “Programa Expansión, Mejora e Innovación enla Enseñanza Media de Paraná” (PROEM) buscó profundizar la formacióngeneral y, al mismo tiempo, fortalecer la capacitación laboral de los alumnos.Para ello, apuntó a reducir la oferta de cursos técnico-profesionales en losaños iniciales y en el nivel medio, creando cursos específicos para la forma-ción técnico-profesional, que pasaron a denominarse “cursos de nivel posme-dio”. Diferenciados tanto del nivel medio como del terciario y del universita-rio, estos cursos posmedios se ofrecen después de terminada la educación ge-neral, en módulos de una duración de entre seis meses y dos años. A pesarde algunos intentos aislados, este tipo de reformas no prosperó en Argenti-na, motivo por el cual no se registra un término exacto para la categoría encuestión [N. de la T.].
ría de Estado de la Educación de Paraná, 1996, p. 14).1 De
esta propuesta emergen diversas vías de implementación se-
gún los diferentes actores involucrados en el proceso.
Dado el carácter innovador de las propuestas existen-
tes en la enseñanza media paranaense, resulta part i c u l a rm e n-
te relevante conocer su proceso de implementación, descri-
biendo y analizando la metodología utilizada por la gestión
e s c o l a r, las acciones que se desarrollan en la práctica escolar
y las influencias recibidas en el proceso de puesta en funcio-
namiento del PROEM como política educativa específica. En
tal dirección, este trabajo busca conocer cómo se procesa la
implementación de experiencias innovadoras en la escuela,
para comprender –a la luz de la gestión escolar– los pro c e s o s
sociales y políticos implícitos en esas situaciones, los movi-
mientos que ocurren, y sus significados y consecuencias.
En definitiva, este estudio se propone conocer, descri-
bir e interpretar la reacción de la gestión de la escuela en su
práctica cotidiana, considerando todos los actores que com-
ponen el contexto escolar, frente al establecimiento de una
política de reforma educativa de origen centralizado.
En el marco de este objetivo general, la investigación
busca alcanzar los siguientes objetivos específicos:
• Describir, de forma analítica y crítica, la reacción de los
actores del contexto escolar frente al proceso de imple-
mentación de una política educativa en la práctica de la
gestión escolar, a fin de comprender su dinámica y la ac-
tuación interactiva de los actores involucrados.
Introducción
19
1 La caracterización completa del PROEM será explicitada en el segundo ca-pítulo de este trabajo.
• Caracterizar los principios, valores y puntos de vista que
rigen la interlocución entre los diferentes actores del pro-
ceso en el ámbito escolar.
• Caracterizar los momentos y situaciones críticas en la im-
plementación de la reforma, y los caminos apuntados.
Cabe aclarar que la preocupación por investigar la práctica de
la gestión escolar proviene de la relación de la autora con la
escuela pública (con su realidad, objetivos y expectativas),
en un marco de gestión democrática. Al mismo tiempo, este
enfoque centrado en el estudio de la re f o rma se desprende de
su participación en un proyecto de investigación (llevado a
cabo junto a la Secretaría de Estado de la Educación de Pa-
r a n á ) .2 Dicho proyecto (vislumbrado por el entonces Secre-
tario de Estado de la Educación de Paraná, Ramiro Wa h rh a f-
tig), se estructura en base a una concepción dialéctica de la
gestión.
En esa dirección, esta investigación busca entender
cómo ocurrió la planificación, instauración e implementación
del “Programa Expansión, Mejora e Innovación en la Ense-
ñanza Media”, registrando al mismo tiempo la historia del
programa. En particular se focaliza la acción del organismo
que gestiona el sistema de enseñanza (la Secretaría de Esta-
do de la Educación), y el establecimiento e implementación
de políticas educativas, para entender cómo los diversos seg-
mentos de la sociedad perciben los determinantes educativos
e inciden en ellos en función de su comprensión. Al analizar
20
La implementación del PROEM
2 Ese proyecto de investigación se intitula “La implantación e implementa-ción de políticas educativas: el caso de la gestión del ‘Programa Expansión,Mejora e Innovación en la Enseñanza Media de Paraná’ (PROEM)”, y fue de-sarrollado en 1998 por Heloísa Lück, Marisa Schneckenberg y Zenilde Durli.
ese proceso de diseño, implantación e implementación de la
reforma, se abordan hechos, informaciones, visiones pros-
pectivas, persuasiones y negociaciones, considerando que
“en ese proceso, hay un interjuego entre lo que es y lo que
debe ser, de la visión del gobierno y la percepción de grupos
de interés. En ese interjuego, entran en confluencia la dimen-
sión técnica y la dimensión política, de modo de construir,
muchas veces, no el mejor programa, sino el programa posi-
ble, dada la coyuntura de procesos políticos, acciones de gru-
pos de interés e incluso de las condiciones estructurales, fun-
cionales y materiales disponibles” (Lück et al., 1999, p. 7).
De este modo, la instauración e implementación de po-
líticas educativas se caracteriza por la aceptación o no de
nuevas propuestas, y también por la reacción de los grupos
sociales a los cuales se destinan los cambios. Efectivamente,
tal situación sugiere que una propuesta de reforma educati-
va prospera en función del grupo social, o porque la escuela
se encuentra preparada e interesada en cambiar, y no por la
voluntad del gobierno.
En tanto, el desarrollo de políticas es un proceso in-
n o v a d o r, se exige de los actores involucrados una actitud
c reativa y visionaria. Al considerar la reacción y la re s i s t e n-
cia de los grupos de interés y de la comunidad escolar fre n-
te al diseño de la política, es necesario atender a la existen-
cia de un choque “entre concepciones a favor (o pro a c t i v a s )
de un lado, y reactivas del otro” (Lück et al., 1999, p. 8). El
gestor y los demás actores que intervienen en la re f o rm a
tienen la responsabilidad de promover una mejora signifi-
cativa en los procedimientos de gestión, lo que implica re-
conocer que la planificación y el desarrollo de políticas pú-
blicas expresan anhelos y necesidades del grupo social co-
Introducción
21
mo un todo, y no de grupos específicos con intereses co-
yunturales y corporativos.
Al mismo tiempo, esta investigación de la práctica es-
colar se genera en un amplio contexto de discusión sobre la
reforma educativa. En este sentido, no sólo busca describir
este proceso puntual de transformación, sino también identi-
ficar los fundamentos de la gestión en la práctica escolar en
general, frente a la implementación de una política pública de
reforma educativa.
En este sentido, la importancia de este estudio radica
en la necesidad de conocer e interpretar la implementación de
una política de reforma educativa, atendiendo a todas las
modulaciones dinámicas, críticas y contradictorias; para sa-
ber cómo reaccionan los actores frente a una perspectiva de
cambio en la práctica escolar, pues allí radica el desafío de su
operatividad. El éxito de la reforma se relaciona directamen-
te con la comprensión que los actores de la práctica escolar
tienen de sus objetivos y de su metodología.
22
La implementación del PROEM
Cuestiones metodológicas
Estudiar las implicancias de las políticas educativas en la
práctica de la gestión escolar obliga a realizar una investi-
gación interpretativa, “contraria a la investigación explica-
tiva, que exige distanciamiento y extrañamiento” (Paiva,
1997, p. 2). Desde este punto de vista, el proceso de com-
p rensión de las acciones en la experiencia escolar cotidiana
se vuelve una cuestión central; por ello, este trabajo abord a
p recisamente la intervención de sus actores en la experien-
cia cotidiana.
En función del tipo de problema que se aborda, esta
investigación adopta un enfoque cualitativo y defiende una
visión sistémica de los fenómenos, teniendo en cuenta todos
los componentes situacionales en sus interacciones e in-
fluencias recíprocas.
El método de investigación empleado es el etnográfico,
pues siempre las observaciones realizadas incluyen la inter-
pretación de los movimientos de los actores involucrados en
las prácticas de la reforma.
La práctica escolar se configura como objeto de estu-
dio a partir de la búsqueda del modo en que los sujetos indi-
viduales y colectivos (especialmente los implicados en la im-
plementación de la reforma) experimentan, conocen, repro-
ducen y reaccionan (produciendo significados específicos)
ante las innovaciones, en el interior de la escuela, y al modo
en que transforman la realidad escolar.
Desde tal perspectiva, esta investigación analiza de
qué modo los actores involucrados en este proceso (directo-
res, coordinadores, profesores, alumnos y padres) compren-
den la instauración de la reforma, y qué consecuencias tiene
Introducción
23
esta cuestión en la práctica escolar. Se trata de descubrir có-
mo entienden y reaccionan los actores ante estas propuestas,
en su práctica diaria.
Para obtener datos respecto de la puesta en funciona-
miento del PROEM en la práctica de la gestión escolar, el tra-
bajo de campo se realizó entre abril de 1998 y marzo de
1999. En ese período se re a l i z a ron entrevistas y se re c o p i l a-
ron documentos, en el marco de la Secretaría de Estado de
la Educación, el Núcleo Regional de Educación y la pro p i a
escuela. En este sentido, de un total de quince escuelas pú-
blicas de enseñanza media situadas en Ponta Grossa (en el
estado de Paraná), ocho de ellas part i c i p a ron de la investi-
gación, y fueron elegidas en función de su adhesión al
PROEM desde 1997. En total se re a l i z a ron veinticinco entre-
vistas: una de ellas a la coordinación del PROEM, en la Se-
c retaría de Estado de la Educación; siete a gestores escola-
res; dos a inspectores escolares; otras dos a coord i n a d o re s
de cursos de capacitación profesional; cuatro a pro f e s o re s ;
c u a t ro a alumnos, y tres a re p resentantes de la Asociación
de Padres y Maestros. También fue entrevistada la jefatura
del Núcleo Regional de Educación y su coordinadora de en-
señanza media.
Las entrevistas (grabadas y posteriormente transcrip-
tas y ordenadas cronológicamente según fecha de realiza-
ción) fueron en todos los casos individuales. En su realiza-
ción se hizo uso de una guía que señalaba, entre otros aspec-
tos, el grado de compromiso de los actores en las diferentes
fases del PROEM, la evolución del proceso, los avances e im-
passes, las percepciones y análisis elaborados por la gestión
escolar para la superación de los obstáculos (Anexo 1), a fin
de orientar las entrevistas y cotejar los múltiples aspectos
24
La implementación del PROEM
presentes en el discurso de los entrevistados (atendiendo allí
a la variedad de informaciones y juicios).
En cada entrevista se buscó establecer una re l a c i ó n
de empatía con el entrevistado, presentando, de forma sim-
ple, la naturaleza y los objetivos de la investigación, de mo-
do que todos los actores abordados colaboraron con sus de-
c l a r a c i o n e s .
Tratándose de una investigación cualitativa, a partir de
los datos obtenidos se expone el resultado de los análisis,
apuntando a que el lector pueda efectuar sus propias genera-
lizaciones. Aun así, tal como advierte Paro (1995, p. 27),
“...obviamente, no se trata de reivindicar, para el autor, una
pretendida neutralidad que se sabe es imposible alcanzar.
Por más descriptivo que sea el informe de investigación,
nunca dejará de ser interpretativo”.
Introducción
25
1. LA POLÍTICA DE REFORMA EDUCATIVA EN LA PRÁCTICA ESCOLAR
La política educativa forma parte de un proyecto social am-
plio; por ende, debe pensarse en una articulación íntima y
dialéctica con la planificación global que la sociedad constru-
ye como su proyecto, y que se realiza por medio de la acción
del Estado. Los individuos, al mismo tiempo que participan
de un segmento social, en función de su actividad profesio-
nal específica intervienen también en muchos otros sectores,
principalmente como usuarios. Al mismo tiempo, “...una po-
lítica pública de un sector se constituye a partir de una pro-
blematización social” (Azevedo, 1997, p. 61). Por ello, las
políticas son fruto de la acción humana, del enfrentamiento
de desafíos en la vida diaria y de las necesidades cotidianas.
En ese sentido, se trata de un camino de ida y vuelta:
la iniciativa de elaboración de una política de reforma educa-
tiva influencia intencionalmente la práctica escolar, así como
ésta influencia (e incluso determina) su formulación.
Partiendo de esta perspectiva, a continuación se de-
muestra la articulación entre una política pública de reforma
educativa y la práctica escolar, intentando esclarecer sus in-
tenciones, su origen, sus procesos y conflictos en la práctica
de la gestión escolar.
Es importante señalar qué se entiende por “política
educativa”, cuál es su origen y sus consecuencias en la prác-
tica de la escuela pública, así como la relación de ésta con los
procesos de participación en la gestión escolar y con los pro-
cedimientos de toma de decisión. En este sentido, cabe ad-
La política de reforma educativa
27
vertir que es siempre en el interior de la unidad escolar don-
de se hace efectivo el compromiso con la instauración de los
cambios previstos. Por lo tanto, éstos dependen de la com-
prensión y el compromiso de los actores involucrados, de la
dirección cualitativa de los objetivos y de las intenciones de
la reforma.
1.1. Políticas de reforma educativa
Para Azevedo (1997), las políticas públicas son formuladas
a partir de diferentes dimensiones:
• una dimensión cognitiva, que relaciona las propuestas in-
novadoras tanto con el conocimiento técnico-científico,
como con las representaciones sociales de los “hacedores
de la política”3 (es decir, con la lectura específica que ha-
cen de la realidad social los dirigentes de un sector, en de-
terminado momento);
• una dimensión instrumental, que implica la búsqueda de
metodologías que permitan atacar las causas de los pro-
blemas y que, a la vez, articula los datos técnicos con los
valores políticos;
• y una dimensión normativa, que muestra la relación en-
tre las políticas, los valores y las prácticas culturales y so-
ciales dominantes; articula las políticas al proyecto global
que está en curso en la sociedad (así, garantiza que las
soluciones pensadas para los problemas, impliquen el res-
peto y la preservación de los valores vigentes en las rela-
28
La implementación del PROEM
3 Azevedo, 1997, p. 66.
ciones sociales y que se actualizan en las prácticas coti-
dianas de los individuos y grupos).
En esta dirección, puede percibirse que se trata de procesos en
donde la educación, las políticas y las re f o rmas se pre s e n t a n
como elementos fundamentales en la elaboración de las pro-
puestas de cambio e innovación. Se valoriza la capacidad de
p a rticipación activa de los individuos en el proceso de desa-
rrollo de políticas educativas. De este modo, en un contexto
histórico en el que se exige el cambio, la educación se man-
tiene actualizada, enfrentando el desafío de discutir, evaluar y
viabilizar el establecimiento de políticas de re f o rm a .
Las re f o rmas educativas dan cuenta, en primer lugar,
de los proyectos políticos, económicos y culturales de un de-
t e rminado grupo social. Representan una desestabilización en
el funcionamiento normal del sistema. Su estudio consiste
“en un medio valioso de conocimiento acerca de la re a l i d a d
del sistema educativo como tal, en la medida en que, a través
de ellas, se manifiesta el comportamiento de la totalidad de di-
cho sistema y de sus componentes, frente a los pro g r a m a s
que se intenta implantar” (Sacristán, 1996, p. 51).
Cuando hay re f o rmas, se establecen innovaciones. Ta l
situación altera el ánimo de los actores, haciendo surg i r, en
consecuencia, “contradicciones, tensiones, conflictos de inte-
rés, apatía, descrédito, pesimismo, una percepción limitada en
relación a la problemática como un todo” (Lück, 1997, p. 1).
S u rgen intereses personales, corporativos, coyunturales y lo-
cales, que se traducen en una resistencia al cambio. “Reform a r
evoca movimiento, y eso encuentra resonancia en la opinión
pública y en los pro f e s o res...” (Sacristán, 1996, p. 52).
Las resistencias aparecen de varias formas. En algu-
La política de reforma educativa
29
nos casos, adquieren un carácter agresivo (por ejemplo, si se
intenta someter al responsable de las nuevas medidas a un
verdadero proceso de desmoralización, con la esperanza de
derribarlo). En otros casos, demuestran inseguridad frente a
lo inédito. A veces, “la expectativa de lo nuevo incita al pre-
ciosismo” (Britto, 1991, p. 61), y esta postura puede causar
daños irreparables, al impedir o prorrogar la adopción de los
cambios necesarios. También pueden surgir resistencias de
tipo “conformistas”, cuando los individuos o grupos tienden
a la abstención frente al cambio.
El hecho es que las resistencias poseen una gran capa-
cidad de expansión: se multiplican y se establecen como si
las innovaciones no trajeran aparejadas contribuciones a de-
terminado contexto educativo. De ahí se deriva la necesidad
de que la planificación de las reformas parta de diagnósticos
precisos sobre la realidad, y que los medios se adecuen al al-
cance de sus objetivos.
De esta manera, se percibe el papel significativo de-
sempeñado por la gestión escolar en el proceso de implemen-
tación de políticas educativas. Por ello, es importante descri-
bir y analizar cómo se desarrolla la experiencia de innova-
ción en la práctica escolar, considerando tanto la necesidad
de una visión estratégica sobre el proceso de gestión demo-
crática, como la posibilidad de contribuir a la construcción de
una teoría de la gestión. Esto es importante ya que, muchas
veces, el gestor, al enfrentar situaciones de resistencia de
parte de los actores, busca soluciones inmediatas, sin revisar
el proceso político, obturándose así la construcción de cono-
cimiento. De esta situación resulta la ausencia de literatura al
respecto, ya que “cada gestor está obligado a desarrollar ac-
ciones apenas a partir de su propia intuición y formación ad-
30
La implementación del PROEM
ministrativa” (Secretaría de Estado de la Educación de Para-
ná, 1998, p. 2).
Desde esta perspectiva, en este proceso el directivo en-
frenta varios desafíos. En nombre de los principios democrá-
ticos de gestión, diversos segmentos de la sociedad compiten
por imponer su configuración e implementación de las políti-
cas educativas. Se espera el compromiso de los actores invo-
lucrados en el proceso, para que la llamada democratización
cobre valor; “para que la autonomía y la profundidad demo-
cratizante, con la convocatoria a la participación, tengan sen-
tido, todos los agentes que participan de la comunidad edu-
cativa deben tener algo con qué comprometerse, que puedan
sentir como propio” (Sacristán, 1996, p. 71). La participación
genera compromiso, y viceversa. Además, se trata de luchar
con divergencias y con intereses contradictorios y localiza-
dos, buscando, sin embargo, adquirir una visión amplia, es-
tratégica, y con orientación futura.
Aunque existen propuestas de reforma educativa que
contemplan la práctica de la gestión escolar, todavía se obser-
van muchas resistencias, dada la pluralidad de las propues-
tas, la forma en que son elaboradas, discutidas y divulgadas,
la comprensión y el compromiso tanto de quienes intervienen
en el interior de la unidad escolar (el director, los profesores,
los alumnos) como de los actores externos (entre otros, los
formadores de opinión).
El estudio de esta realidad puede generar conocimien-
to sobre los procesos de cambio. La calidad de las prácticas
escolares en todos los niveles deberá volverse un factor defi-
nitorio en la toma de decisiones estratégicas para las políti-
cas del sector educativo; de lo contrario, “se corre el riesgo de
continuar haciendo más de lo mismo que se ha venido ha-
La política de reforma educativa
31
ciendo, precariamente o no, en las últimas décadas” (Silva,
1992, p. 356).
La política educativa actúa sobre la educación, pero no
tiene el dominio absoluto sobre ella pues, como práctica so-
cial, la educación excede a la escuela y, en consecuencia, in-
cide en ella, ya que su implementación depende de las rela-
ciones establecidas en la práctica escolar. La política educati-
va es capaz de proyectar la formación de las personas que la
sociedad necesita. Sus objetivos son los que definirán qué ti-
po de individuo y de sociedad se está buscando. La política
educativa canaliza la educación para fines determinados;
“...está cargada de intenciones, y son justamente las inten-
ciones lo que tienen en común todos los tipos de política edu-
cativa. Si uno aprende a descifrar las intenciones de una po-
lítica educativa, se hace posible percibir qué tipo de gente
quiere la sociedad, cuál es el proyecto de ser humano que
predomina en ella” (Martins, 1993, p. 10).
De esta manera, la política educativa es mucho más
que un conjunto de metas, de planes sectoriales o de progra-
mas de gobierno, pues tiene una gravitación importante en el
plano de la subjetividad humana, al modelizar una visión del
mundo, y especialmente de la escuela y de la sociedad. Sin
embargo, cuando se trata de definir políticas educativas no
basta con poner en evidencia su acción sobre el proceso de
organización del trabajo, o con delimitar la forma en que los
actores adquieren el conocimiento necesario para su imple-
mentación, pues “pensar políticas educativas es también
pensar en los seres humanos de hoy y del futuro, enfocando
principalmente los aspectos social, cívico e individual”
(Martins, 1993, p. 12).
32
La implementación del PROEM
1.2. El significado de la política educativa como expresión de poder del Estado
La educación, considerada como proceso global de desarrollo
(incluyendo los cambios sociales ya explicitados anterior-
mente), presenta características complejas en relación a
cuestiones tales como el aprendizaje de los alumnos, la for-
mación de los profesores o los métodos pedagógicos (que
exigen la formulación de objetivos y una cierta dirección pa-
ra alcanzarlos). Estos aspectos deben jugar un papel signifi-
cativo en la definición de una política educativa.
A la vez, toda política educativa se establece y condu-
ce a través de un ejercicio práctico de poder. Tradicionalmen-
te, este poder está representado por el Estado, entendido co-
mo el órgano supremo de la sociedad y que, por lo tanto, de-
be ser gobernado por líderes competentes, por un pequeño
grupo portador de habilidades específicas para administrar.
En ese sentido, la política educativa, además de ser formula-
da por un grupo restricto, busca inclusive la formación de un
determinado grupo, también portador de habilidades supe-
riores, y que definirá los destinos futuros de esa misma po-
lítica educativa.
Como la política educativa está siempre en relación con
la estructura de poder, influencia y es influenciada por diver-
sas fuerzas de acción política. A la vez, puede originarse en
un proceso ampliamente participativo, en el que todos los ac-
tores involucrados en la tarea pedagógica (gestor, inspector
escolar, consejero de escuela, coordinador pedagógico, profe-
sores, alumnos, padres y comunidad en general) debaten y
La política de reforma educativa
33
opinan sobre cómo es la política educativa, cómo debería ser
y a qué objetivos debería responder.
También puede surgir de la imposición de un pequeño
g rupo que ejerce el poder sobre la colectividad. En este caso,
la gestión de la política educativa presenta un perfil induda-
blemente antidemocrático, al monopolizar las decisiones so-
b re el perfil y los objetivos de la educación. Esa centralización
se subordina a una orientación inflexible que no sufre altera-
ciones de acuerdo con la dinámica de la realidad. Dicho con-
texto se impone sólo por la dimensión de la racionalidad, ya
que ésta es “...el fenómeno que respalda el hecho de que, co-
múnmente, sólo un círculo restringido de personas, una elite,
puede definir la política educativa” (Martins, 1993, p. 21).
La idoneidad de los que detentan el poder parece jus-
tificar la falta de participación de aquellos que actúan en el
proceso escolar. En ese sentido, el Estado, admitiendo el sa-
ber de sus técnicos, es la instancia única y legítima capaz de
tomar decisiones coherentes, acertadas y justas, ya que la
discusión con la mayoría genera ciertamente malestar y con-
flictos de interés.
La ausencia de participación de los actores implicados
en la definición de la política educativa y en su gestión se
justifica normalmente por su falta de preparación para una
vivencia democrática. Debido también a esa falta de prepara-
ción, los procesos democráticos que logran efectuarse en el
ámbito escolar son lentos e ineficaces. En consecuencia, esta
política estimula la ausencia de crítica y de creatividad en el
ámbito escolar, al no dejar espacio para la participación.
Es cierto que el proceso democrático es lento, porque
se trata de una construcción colectiva que pone en juego la
historia y la opinión de cada actor involucrado; indudable-
34
La implementación del PROEM
mente esto exige tiempo cuando se busca alcanzar el com-
promiso y el esfuerzo colectivos.
Por otra parte, la estructura de poder que tiene en cuen-
ta la participación en el proceso de decisión sobre la política
educativa a ser adoptada, supone una reorientación del ejer-
cicio del poder: el reconocimiento de la descentralización de
f u e rzas políticas y de la autonomía de la gestión escolar. De
esa manera, la escuela se torna mucho más re p resentativa de
la sociedad, de sus intereses y necesidades, que del Estado.
La definición de una política educativa democrática
garantiza la participación en ese proceso, el control y el com-
promiso por parte de la gestión escolar. Las principales deci-
siones son tomadas en reuniones, y la comunidad escolar se
involucra en la gestión colegiada; en consecuencia, puede de-
cidir sobre la orientación de su política educativa. Así, en es-
ta acepción, el gestor escolar adopta una postura democráti-
ca, mediadora entre la institución, la comunidad en la que se
encuentra, y el Estado.
1.3. El cambio planificado en el contexto escolar
Cambiar programas y prácticas educativas ha sido la gran
preocupación de los dirigentes políticos, quienes influyen, di-
recta o indirectamente, sobre el modo en que se desarrolla el
trabajo en la escuela.
Es evidente que las reformas en la estructura educati-
va no siempre son suficientes para responder a las exigen-
cias del contexto social. En este sentido, la enseñanza media
se destaca por haber mantenido sus prácticas de un modo
La política de reforma educativa
35
muy tradicional, basándose en una enseñanza predominan-
temente colectiva y verbal que desatiende los desafíos de la
contemporaneidad.
En realidad, el cambio pretendido en el ámbito educa-
tivo apela también a las condiciones colectivas de la cre a t i v i-
dad en las escuelas, puesto que la re f o rma se concreta según
la comprensión y compromiso de los actores involucrados,
pues a ellos les corresponde la implementación del cambio.
En ese contexto, los responsables de la re f o rma muchas ve-
ces sienten impotencia cuando observan su incumplimiento
en la práctica. Frente a eso, se percibe que “las prácticas pe-
dagógicas de los profesionales, sus creencias y re p re s e n t a c i o-
nes, sus actitudes ante los alumnos y los aprendizajes, esca-
pan a la lógica del decreto” (Hutmacher, 1992, p. 53). Remi-
tiendo nuevamente al ejemplo de la enseñanza media, en es-
te contexto los pro f e s o res se caracterizan mucho más como
especialistas de una materia que como profesionales de la en-
señanza. En efecto, si bien la preocupación por la enseñanza
existe, los pro f e s o res tienden a identificarse a sí mismos co-
mo re p resentantes de una determinada materia. Esto es, en
gran parte, consecuencia de una propuesta curricular frag-
mentada y desvinculada de los intereses sociales, y de la au-
sencia de reflexión al respecto de parte de los profesionales.
Sin embargo, es posible afirmar que una política de re-
forma educativa es legítima cuando cuenta con el compromi-
so y la participación de los actores que se desenvuelven en
las escuelas, ya que “...la renovación de las prácticas no se
decreta, la reflexión se centra en el rol y lugar que ocupan los
profesionales y los alumnos en las escuelas y, de modo más
general, en la relación entre las partes y el todo, entre los ac-
tores y el sistema” (H u t m a c h e r, 1992, p. 54).
36
La implementación del PROEM
La eficiencia y eficacia de los procedimientos de toma
de decisión dentro de la escuela son elementos claves en el
contexto educativo. Considerando que la opción por determi-
nadas decisiones parte de un proceso más amplio de planifi-
cación (que abarca desde el diagnóstico de la situación real,
hasta la ejecución y evaluación de la misma), se hace eviden-
te la relevancia de los procesos de participación en la discu-
sión e introducción de los cambios.
El proceso de toma de decisión en el interior de la es-
cuela, en lo que se refiere principalmente a reformas e inno-
vaciones, no puede estar desvinculado de la propuesta de ac-
ción colegiada, democrática e integrada. La decisión a ejecu-
tar debe definirse desde la participación de los implicados en
la planificación, pues sólo así podrá haber una verdadera
responsabilidad de todos en su desarrollo.
Cuando la gestión escolar tiene en cuenta los procedi-
mientos participativos en el proceso de toma de decisión, re-
considera sus funciones y su autonomía, e incluye a todos
los actores como participantes reales en la organización de la
práctica cotidiana.
La implementación de una reforma, en la práctica de la
gestión escolar, puede implicar tanto una simple reproduc-
ción de objetivos previstos en determinado programa, como
un proceso de transformación conciente, comprometido con
las necesidades de cambio. Cabe agregar que el cambio será
positivo, o no, según la visión de los actores involucrados.
Para que esa reforma sea efectiva, debe haber conciencia en
las bases (en la escuela y en la sociedad); de lo contrario es
probable que fracase.
De lo expuesto anteriormente se desprende que el
cambio, cuando emerge de una toma de decisión democráti-
La política de reforma educativa
37
ca, no es un acontecimiento aislado y coyuntural sino un
proceso (que incluso puede demorar varios años). Según
GLATTER (1992, p. 146), este proceso normalmente se divi-
de en tres fases (aunque, en la práctica, éstas no se dan re-
gular o linealmente):
• Iniciación: corresponde a la etapa de introducción de nue-
vas ideas, la búsqueda de planificación y de apoyo insti-
tucional. Es la fase del convencimiento sobre las razones
de la reforma y la conquista de copartícipes para lograr su
instauración.
• Implementación: es la fase de ejecución de la planifica-
ción.
• Institucionalización: es la etapa de estabilización de los
cambios, y de su transformación en normas y rutinas pa-
ra que se integren a la práctica escolar.
La innovación, entendida como una planificación deliberada,
se evidencia principalmente en el momento de la implementa-
ción. Sin embargo, se observa muchas veces una separación
e n t re ésta y la fase de la planificación, considerando la diver-
sidad característica de las relaciones escolares, y de éstas con
el Estado como generador de re f o rmas. En la fase de la instau-
ración de la re f o rma, interviene la coerción del Estado o del
g e s t o r, basándose en el poder de la jerarquía. Dicho pro c e d i-
miento, sin embargo, puede provocar resistencia y falta de
c o m p romiso entre los actores involucrados. Otro camino per-
suasivo apunta a la negociación y manipulación, basándose
principalmente en los recursos emocionales y en los intere s e s
personales (en ese caso, la persuasión racional y el arg u m e n-
to lógico surgen a posteriori, para comprender el cambio).
38
La implementación del PROEM
Dado que “los profesores defienden una actitud abier-
ta y participativa, pero al mismo tiempo pretenden que la di-
rección defina orientaciones claras” (Glatter, 1992, p. 147),
la gestión puede entenderse como una acción que facilita la
estructuración, definición e implementación de los objetivos.
De hecho, las escuelas bien organizadas están dirigidas por
una gestión que optimiza la eficacia escolar. No obstante, el
desafío radica en la combinación de un liderazgo fuerte con
un proceso participativo de toma de decisiones.
De este modo se identifica la relación de la función de
la gestión con la eficacia escolar y el cambio e innovación,
pues “la gestión se relaciona con la actividad de impulsar
una organización, lo que crea una identidad significativa en-
tre las teorías de la gestión y las teorías de la innovación”
(Glatter, 1992, p. 148).
Conocer los factores relacionados con la eficacia esco-
lar no significa introducirlos automáticamente en la escuela.
Otros elementos inciden para que el proceso de introducción
de cambios planificados sea exitoso. Por ejemplo, es necesa-
rio que exista
“...gran sensibilidad de la dirección en relación a los
procesos de perfeccionamiento, principalmente con
respecto a la gestión de la innovación; un sistema de
valores orientado en términos de objetivos educativos,
sociales y comunitarios; la interacción y comunicación
intensiva entre individuos y grupos (un factor esencial
de los procesos de cambio exitosos); la planificación y
acción cooperativa entre actores internos y externos a
la organización escolar” (Glatter, 1992, p. 148).
La política de reforma educativa
39
A la vez, es importante comprender la dinámica en la que se
constituyen los procesos de cambio (pues en su inicio, la re-
forma es generalmente vivenciada con incertidumbre y an-
siedad, y su desarrollo exige de la gestión escolar nuevas
competencias, valores y significados).
1.4. La gestión escolar en la implementación del cambio
Es posible inferir que “la gestión ya presupone, en sí misma,
la idea de participación, del trabajo asociado de personas
analizando situaciones, decidiendo sobre su orientación y
actuando sobre ellas en conjunto” (Lück, et al., 1998, p. 15).
Así, por ejemplo, en el modelo de gestión democrática, los di-
rectivos escolares vienen privilegiando objetivos (como el de
que los alumnos puedan resolver los desafíos de la vida co-
tidiana) que, para ser realizados, exigen el compromiso de
todo el grupo social.
Participar significa actuar concientemente en determi-
nado contexto, observando y comprometiéndose para incidir
en la determinación de las acciones, en su implementación y
evaluación, pues “toda persona tiene un poder de influencia
sobre el contexto del que forma parte, ejerciéndolo indepen-
dientemente de la conciencia de ese hecho y de la dirección e
intención de su actividad” (Lück, et al, 1998, p. 17). En ese
sentido, se hace evidente que una situación dada en la escue-
la no sólo se transforma a partir de leyes, decretos o progra-
mas: es imprescindible que la gestión escolar promueva un
clima propicio para la participación de las personas (de los
profesores, alumnos, padres y demás miembros de la comu-
40
La implementación del PROEM
nidad) a lo largo del proceso de implementación de la refor-
ma. En esa participación interviene la experiencia de cada
miembro de la comunidad escolar (poniéndose en juego sus
conocimientos específicos, sus necesidades y anhelos en re-
lación al desarrollo de la institución escolar).
La participación de la gestión escolar en el proceso de
implementación de los cambios puede responder a diferentes
teorías de gestión organizacional. Según Lück, “La teoríaadministrativa (o modelo cognitivo) plantea que la partici-
pación aumenta la productividad al poner a disposición, pa-
ra la toma de decisiones, estrategias e informaciones más ca-
lificadas, provenientes de áreas y niveles organizacionales
diferentes. La teoría de las relaciones humanas (o modeloafectivo) (...) establece que los rendimientos de productivi-
dad son el resultado de una mejora en la satisfacción moti-
vacional de las personas” (Lück et al., 1998, p. 20). Ambas
teorías de base psicológica dan relevancia a la satisfacción
del personal escolar en lo que atañe a la productividad de su
trabajo. Así, cuando todos los miembros de la práctica esco-
lar intervienen en la toma de decisión sobre los rumbos de la
acción escolar, satisfacen sus necesidades psicológicas, ac-
tuando como colaboradores, lo que a la vez redunda en una
mayor responsabilidad para evaluar los resultados –aunque
la calidad pedagógica también “depende del código de ética
que inspira a cada uno de los profesores” (Lück et al., 1998,
p. 22).
Con respecto a los modelos que inciden en el papel de
la gestión en la implementación de los cambios, Lück tam-
bién advierte que
“...el ‘modelo de democracia clásica’ [considera que] el
La política de reforma educativa
41
valor de la participación no está directamente relacio-
nado con la producción o la satisfacción del funciona-
rio, sino con la institucionalización y preservación de
la acción y los derechos democráticos en la sociedad
como un todo. El ‘modelo de conciencia política’ en-
tiende la participación en el ambiente de trabajo como
una forma de desarrollar la conciencia de clase a favor
de la lucha por el socialismo, [y busca establecer] es-
pacios de participación como manifestación de la vo-
luntad de un grupo o clase social” (Lück et al., 1998,
p. 23).
Estos modelos contrastan con la perspectiva psicológica so-
bre la gestión, pues consideran menos la satisfacción de las
personas que la garantía de los derechos civiles o la manifes-
tación de grupos o clases sociales. La gestión escolar de per-
fil democrático4 apunta a establecer las prioridades del ámbi-
to escolar, pero también a fomentar un clima escolar motiva-
dor. Sin embargo, debe tenerse en cuenta “...que la motiva-
ción, el ánimo y la satisfacción no son responsabilidades ex-
clusivas de los gestores. Los profesores y directores trabajan
juntos para mejorar la calidad del ambiente, creando las con-
diciones necesarias para la enseñanza y el aprendizaje más
eficaz, e identificando y modificando los aspectos del proce-
so de trabajo, que dificultan la calidad del desempeño”
(Little, citado por Lück et al., 1998, p. 26).
En este sentido, cabe considerar el papel del individuo
42
La implementación del PROEM
4 Se entiende “gestión democrática” como la división del poder y la partici-pación en el proceso de toma de decisión, en lo que respecta a los objetivosde la escuela y las formas de alcanzarlos.
(gestor, profesor, inspector escolar, consejero de escuela y
alumno) en la conducción de la reforma, dado que “son los
actores en el interior de un sistema los que hacen de la orga-
nización lo que es. Por eso, es importante comprender la per-
cepción que éstos tienen de su atmósfera de trabajo, a fin de
conocer los aspectos que influyen en su re n d i m i e n t o ”
(Brunet, 1992, p. 125).
El clima escolar se centra principalmente en la percep-
ción de los atributos organizacionales:
“a) diferencian una determinada organización, pudien-
do considerarse que cada escuela es susceptible de po-
seer una ‘personalidad propia’ o un clima específico; b)
resultan de los comportamientos y políticas de los
m i e m b ros de la organización, especialmente de la di-
rección, pues el clima depende de variables físicas (es-
t ructura) y humanas (proceso); c) son percibidos por
los miembros de la organización; d) sirven de re f e re n-
cia para interpretar una situación, pues los individuos
responden a las necesidades del medio ambiente según
su percepción del clima; e) funcionan como un campo
de fuerza destinado a dirigir las actividades, en la me-
dida en que el clima determina los comportamientos or-
ganizacionales” (Brunet, 1992, p. 126).
Así, el clima escolar (que es un factor importante de desa-
rrollo de los seres humanos) se construye a partir de las per-
cepciones y de la comprensión de los actores escolares, pero
también a partir de la gestión de políticas públicas en la
práctica escolar. De esta manera, si el clima demuestra una
característica participativa y abierta a cambios, habrá un es-
La política de reforma educativa
43
tímulo para el desarrollo de programas de re f o rma y perf e c-
c i o n a m i e n t o .
La intensidad de la fuerza de los actores escolares en
la dirección de determinados objetivos desencadena situacio-
nes que dan consenso y sentido a los nuevos logros, que a la
vez refuerzan la realización de estos mismos objetivos.
En ese sentido, la participación del individuo en el pro-
ceso de toma de decisión en la organización escolar es alta-
mente productiva, e incide directamente en la actuación de
profesores y alumnos. Los seres humanos son quienes ga-
rantizan la integración y cooperación en las acciones de la
práctica escolar; por eso, “el engaño de la teoría de ‘la máqui-
na de la organización’ consiste en suponer que las personas
son herramientas para la realización de un determinado pro-
pósito, y que su trabajo puede planificarse sin considerar la
variabilidad y capacidad de reacción humanas” (Katz &
Kahn, 1974, p. 140).
Finalmente, cabe considerar la interdependencia entre
los determinantes del contexto escolar de la re f o rma y las per-
sonas que componen ese contexto y son responsables de su
implementación. Al mismo tiempo, “ninguna planificación or-
ganizacional puede prever todas las eventualidades dentro de
sus propias operaciones; ninguna puede anticipar con pre c i-
sión todos los cambios en el medio o controlar perf e c t a m e n t e
la variabilidad humana. Los recursos de las personas para la
innovación, para la cooperación espontánea (...), son por ello
vitales para la supervivencia y la eficacia de la org a n i z a c i ó n ”
(Katz & Kahn, 1974, p. 382). Indudablemente, el gestor y los
demás actores de la práctica escolar deben ayudar a imple-
mentar los cambios, creando un clima favorable en la comu-
nidad que rodea la escuela, y demostrando que cada uno es
44
La implementación del PROEM
responsable de sus propias acciones y sentimientos y que
puede expresar lo que piensa y lo que es como ciudadano.
La implementación de la re f o rma educativa revela que
el cambio exige un trabajo profundo de aquellos que buscan
ser agentes de transformación. El hecho es que el salto de un
estado a otro asusta mucho a los que no encuentran en sí
mismos la capacidad de cambiar internamente. Además, no se
trata de una cuestión de cursos, reuniones o entre n a m i e n t o s ,
ya que el cambio se apoya en los propios valores de quienes
integran el contexto escolar. Cambiar no significa apenas me-
jorar lo que ya existe, sino transformar el modo de pensar,
abriendo un espacio para el futuro, pues “si tratamos de cam-
biar podando las ramas, podemos crear temporariamente la
ilusión de que algo cambió. Sin embargo, las mismas ramas
de antes pronto comenzarán a crecer de nuevo. Si quere m o s
cambiar un árbol, tenemos que cambiar la semilla: ‘Semilla de
mango no da manzana’” (O’Donnell, 1994, p. 20).
El éxito o fracaso de la reforma depende de la postura,
adoptada por la gestión, ante las presiones que suscita la im-
plementación de una reforma. En definitiva, quienes llevan a
la práctica la transformación son los propios actores de la
gestión escolar; por ello, el plan de cambio debe ser clara-
mente expuesto, para así evitar la confusión y la emergencia
de reacciones negativas. En efecto, debe haber “transparen-
cia, claridad y tacto en la comunicación de todos los pasos del
proceso. Por otro lado, los individuos precisarían trabajar el
miedo, la inseguridad y la desconfianza” ( O ’ D o n n e l l, 1994,
p. 43).
En este sentido, es importante tener en cuenta las ex-
pectativas laborales (en general, más elevadas) del profesio-
nal que actúa en la práctica escolar. En general éste desea
La política de reforma educativa
45
“prosperar en el trabajo y no apenas sobrevivir; quiere ser
tratado por el gestor como colaborador y no como subordina-
do; quiere participar de la planificación organizacional y no
recibir, de vez en cuando, un parte de información, como una
concesión especial del gestor” (Spitzer, 1997, p. 26). Esta
cuestión exige redimensionar el papel de la gestión escolar
frente al cambio. Una gestión escolar que merece ser valora-
da permite el trabajo participativo de cada uno, reparte la res-
ponsabilidad frente a los compromisos asumidos y el desa-
rrollo de los programas de cambio.
En un proceso de reforma educativa, el compromiso es
un factor determinante, porque promueve la transformación
de la práctica que se realiza en la experiencia cotidiana esco-
lar, y la articulación de la comunidad escolar con el sistema
de enseñanza, y porque suscita la negociación de la gestión
escolar, en su ambiente interno y externo, y con el sistema.
Las instituciones escolares están comprendiendo que, cuan-
do los actores de la práctica se involucran en la planificación,
además de producir mejores resultados, se mejora la motiva-
ción laboral. En ese sentido,
“...los directivos de escuela de todo el mundo están
descubriendo que los modelos convencionales de lide-
razgo ya no son adecuados. Las escuelas actuales ne-
cesitan líderes capaces de trabajar y facilitar la resolu-
ción de problemas en grupo, de trabajar junto con los
profesores y los colegas, ayudándolos a identificar sus
necesidades de capacitación y a adquirir las habilida-
des necesarias, además de oír lo que los otros tienen
para decir, delegar autoridad y dividir el poder” (Lück
et al., 1998, p. 34).
46
La implementación del PROEM
Asimismo, siempre es necesario invertir en una innovación
continua; “de lo contrario, las fuerzas naturales de la inercia
provocarán su desaparición” (Weindling, citado por Glatter,
1992, p. 146).
En este contexto, y atendiendo al objetivo general de
este trabajo (comprender el proceso por el cual se implemen-
tan políticas educativas de reforma en la práctica de la ges-
tión escolar), los siguientes capítulos se centrarán en abordar
un caso específico de reforma: el “Programa Expansión, Me-
jora e Innovación” (PROEM) diseñado para transformar la
enseñanza media de Paraná.
La política de reforma educativa
47
2. CONTEXTUALIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA MEDIA EN PARANÁ
Los años noventa imponen nuevos desafíos a los directivos
escolares y a los educadores. Frente a las dinámicas de desa-
rrollo que surgen en este período, la enseñanza media brasi-
leña intenta rever sus intenciones y objetivos, acompañando
tendencias mundiales (como la planificación de la práctica
educativa en función de los requerimientos del mercado de
trabajo, la formación de grupos calificados, la competitividad
en las relaciones sociales, el desarrollo de diferentes formas
de gestión y la democratización del saber).
La adquisición de conocimiento se vuelve un elemen-
to fundamental para el crecimiento social, político y económi-
co, recibiendo especial atención la capacitación de los recur-
sos humanos. En ese contexto, la enseñanza media implica
una contribución importante, pues uno de sus objetivos es
formar al joven ciudadano para que actúe en el mundo social
y en el mercado de trabajo.
Revisando la trayectoria de la enseñanza media en el
país, se pueden identificar diversos aspectos que inciden en
la preocupación por definir una política de enseñanza media
capaz de atender a las tendencias actuales del mundo social.
Entre esos aspectos, se destaca la evidencia de que la
educación secundaria se concibió como una instancia inter-
media entre la prioridad de la enseñanza primaria y el ingre-
so a la Universidad. Esta situación refleja la segmentación en
este ámbito de enseñanza, tanto cuando se presenta como
cierre de la capacitación profesional, como cuando se trata de
una formación general que prepara para el ingreso a la ense-
ñanza superior.
Contextualización de la enseñanza media
49
Otra característica importante, visible en la trayectoria
de la enseñanza media en Brasil, es la ausencia de políticas
educativas que se hayan ocupado de ajustar su propuesta cu-
rricular a las necesidades de los alumnos (que, en su mayo-
ría, son estudiantes y trabajadores).
El éxito de las políticas en la enseñanza primaria ha
llevado a un crecimiento lento pero continuo de quienes con-
cluyen esta etapa, permitiendo en consecuencia que un nú-
mero cada vez mayor de jóvenes demuestre interés por llevar
a cabo un proceso de formación más largo. En ese campo de
acción se encuentran los desafíos que deberá enfrentar la en-
señanza media en la década siguiente, respondiendo a un
aumento en la demanda y a una exigencia de mejora en las
condiciones de funcionamiento y atención. De hecho, se ha-
ce evidente un aumento en la proporción de atención de la
enseñanza media, e incluso en la diversidad de sus alumnos,
pues “la clientela de la enseñanza media tiende a volverse
más heterogénea, tanto etaria como socio-económicamente,
gracias a la creciente incorporación de jóvenes y jóvenes
adultos, que provienen de grupos sociales que hasta el pre-
sente estaban sub-representados en esa etapa de la escolari-
dad” (Brasil - Evaluación 15/98, p. 8).
Actualmente millones de ciudadanos brasileños bus-
can obtener el nivel de enseñanza media, intentando así ele-
var su escolaridad y prepararse mejor para el trabajo; por
ello, “será necesario ofrecerles alternativas de educación y
preparación profesional para facilitar sus elecciones de traba-
jo, de normas de convivencia y de formas de participación en
la sociedad. Y cuanto más se perfeccione el desempeño de la
enseñanza primaria, ese desafío se concentrará aún más en
la enseñanza media” (Brasil - Evaluación 15/98, p. 9).
50
La implementación del PROEM
2.1. La calidad de la enseñanza media
La cuestión de la calidad de la enseñanza se hace presente en
el contexto educativo del país, volviéndose central entre las
metas de las políticas en este ámbito. Hay un compromiso
con la calidad de la enseñanza pública, aunque el mismo no
siempre sea suficiente como para sostener acciones concretas
en la práctica escolar.
Aun así, la demanda educativa continúa siendo signi-
ficativa, lo que demuestra una vez más el importante papel
que desempeña en el desarrollo del país. De este modo, la ca-
lidad de la enseñanza media se vuelve un elemento funda-
mental, y la política educativa es concebida siguiendo esa di-
rección, pues “...en la medida en que las demandas definidas
son absorbidas como universales y, por lo tanto, válidas para
la sociedad como un todo, acaban transformándose en linea-
mientos que guían las políticas educativas globales y las pro-
puestas escolares totalizadoras” (Franco, 1994, p. 122).
Desde esta perspectiva, la prioridad radica en que todos
accedan a la escuela y en que ésta implemente una enseñanza
de calidad. El desafío en la elaboración de políticas educativas
para los jóvenes estudiantes de la enseñanza media implica:
“...capacitarlos para enfrentar y superar las dificultades
que derivan de sus condiciones de supervivencia; pro-
p o rcionar elementos para el pleno desarrollo de la ciu-
dadanía y, principalmente (teniendo en cuenta el pano-
rama de la actual crisis brasileña), contribuir a la form a-
ción de individuos concientes, participantes e histórica-
mente comprometidos con los problemas de su tiempo”
(Franco, 1994, p. 128).
Contextualización de la enseñanza media
51
Sin embargo, vale la pena subrayar el hecho de que Brasil ca-
rece de tradición y de identidad institucional, y no conoce
profundamente la realidad y las problemáticas de la escuela
media. Muchas de estas cuestiones ocupan un espacio im-
provisado incluso en escuelas de enseñanza primaria, sin
identidad propia, sin compromiso con la construcción de una
autonomía pedagógica o administrativa, y sin objetivos cla-
ros y coherentes a ser desarrollados.
2.2. La situación de la enseñanza secundaria en Paraná antes de la reforma
Siguiendo esta línea de análisis, en el estado de Paraná la
oferta de enseñanza media acompañó las tendencias econó-
micas y sociales que modificaron aceleradamente el perfil del
Estado. Así, “la educación secundaria, considerada a princi-
pios de siglo como superflua para los trabajadores industria-
les, ahora se vuelve insuficiente para la mayoría de los em-
pleos creados a partir de esa década” (Secretaría de Estado
de la Educación de Paraná - PROEM, 1996, p. 10).
La mayor parte de la responsabilidad por la oferta de
la enseñanza media en Paraná le corresponde al sector públi-
co. Según datos de la Secretaría de Estado de la Educación de
Paraná (SEED-PR), “...a lo largo de los años ochenta, la red
pública estatal aumentó su participación en la oferta de ma-
trículas, pasando del 74,6 % en 1985, al 78,1 % en 1990, al
mismo tiempo que se observa una reducción en la oferta de
matrículas de la red privada, del 21,5 % al 18,8 %” (Secreta-
52
La implementación del PROEM
ría de Estado de la Educación de Paraná, 1996, p. 7). Si-
guiendo los mismos datos de la SEED-PR, las matrículas en
las escuelas públicas de enseñanza media del Estado pasaron
de 128.103 en 1990, a 135.230 en 1991, 156.630 en 1992,
171.932 en 1993, 201.333 en 1994 y 224.155 en 1995.
Aunque todavía era baja la respuesta dada a la de-
manda potencial de los jóvenes de entre 15 y 19 años (y
frente a las presiones sociales de la población), fue significa-
tiva la intención del poder público de buscar una vía para de-
mocratizar las oportunidades educativas en ese ámbito. En
ese sentido, en 1996 (y nuevamente según los datos de la
Secretaría de Estado de la Educación de Paraná), 369 de los
371 municipios tenían al menos un curso de enseñanza me-
dia, en sedes propias o en establecimientos que originalmen-
te ofrecían enseñanza primaria. Así, la red estatal mantenía
738 unidades, mientras que una buena parte ofrecía más de
un curso (en 1996, esto corresponde a 1.285 cursos aten-
diendo a cerca de 290.000 alumnos).
En el período comprendido entre 1990 y 1995 se acen-
tuó la tendencia de los años ochenta en cuanto a la creciente
responsabilidad de la red estatal, en el ámbito de la enseñan-
za media, ya que “la tasa de atención a la población del gru-
po etario propio se elevó del 12,7 % en 1980, al 20 % en
1991, y al 26,5 % en 1995” (Secretaría de Estado de la Edu-
cación de Paraná, 1996, p. 3).
2.3. La enseñanza media frente a losdesafíos de la contemporaneidad
En el estado de Paraná, con la expansión de la oferta de la
Contextualización de la enseñanza media
53
enseñanza media y la prioridad dada a sus particularidades,
situaciones de desafío y problemáticas, surgieron nuevas
cuestiones (no sólo en relación a la calidad de la oferta, sino
también a su pertinencia) que buscaban responder a la nece-
sidad de igualdad en el acceso a la educación, y a los reque-
rimientos económicos del Estado y de la contemporaneidad
en general. Cuestiones tales como la exigencia de conclusión
de la enseñanza primaria para el ingreso en el mercado de
trabajo, y la problemática de la deserción escolar (que, gene-
ralmente por la repetición del año, conduce al abandono de la
escuela), implicaron un aumento significativo en la demanda
de vías alternativas de enseñanza.
Otra problemática se refiere a la insuficiencia de insu-
mos educativos, a la carencia de espacios físicos adecuados
y de docentes calificados, así como también a la vigencia de
currículas obsoletas. Estos elementos prueban la necesidad
de emprender una seria transformación en ese nivel de ense-
ñanza, tan importante desde el punto de vista social y econó-
mico. Desde esta perspectiva, “a la red estatal de enseñanza
le cupo casi toda la expansión de la oferta. En diez años cre-
ció más del doble, sobre todo en los últimos cuatro años”
(Secretaría de Estado de la Educación de Paraná - Documen-
to Síntesis PROEM, 1996, p. 4).
Sin embargo, a pesar de esa expansión cuantitativa
de mayor productividad, y de las transformaciones econó-
micas y sociales vividas por el Estado, la enseñanza media
mantuvo los mismos patrones implantados en la década de
1970, pre s e rvando las capacitaciones profesionales de con-
tabilidad y magisterio, pese a la ausencia de oport u n i d a d e s
de empleo. Esto se hizo evidente en la distribución de las
m a t r í c u l a s :
54
La implementación del PROEM
“...dos quintos del alumnado opta por cursos de educa-
ción general (apuntando a acceder a la enseñanza su-
perior y/o a la formación profesional ‘posmedia’) mien-
tras que casi dos tercios opta por formaciones con
orientación terciaria, prácticamente con la misma pers-
pectiva. Esas pre f e rencias se combinan con conductas
sociales tradicionales, de modo que las jóvenes se en-
caminan predominantemente hacia los cursos de for-
mación general o hacia el magisterio (en donde se en-
cuentra el 15,7 % de los alumnos de enseñanza me-
dia), al tiempo que los jóvenes se inclinan por los cur-
sos de contabilidad (que absorben el 35,2 % de las ma-
trículas)” (Secretaría de Estado de la Educación de Pa-
raná - Proyectos Integrantes del PROEM, 1996, p. 6).
Así, se puso en evidencia la ausencia de acciones vincula-
das a la problemática social, la carencia “de una política di-
rigida a la adecuación de la oferta a la heterogeneidad del
alumnado y a las exigencias de un mercado de trabajo cada
vez más competitivo en los puestos de nivel técnico, de mo-
do que la inequidad es transferida hacia grados más avan-
zados de la escolaridad” (Secretaría de Estado de la Educa-
ción de Paraná - Documento Síntesis PROEM, 1996, p. 9).
Tal situación demostró la necesidad de introducir modifica-
ciones también en la oferta de la capacitación pro f e s i o n a l ,
más allá de su expansión.
En Paraná, a partir de mediados de la década del
ochenta el crecimiento de la enseñanza media fue inicial-
mente solventado con recursos del Ministerio de Educación,
y con la participación económica del Estado. Sin embargo, la
crisis financiera del país y ciertos cambios fiscales re d u j e ro n
Contextualización de la enseñanza media
55
las posibilidades de financiamiento nacional. Paralelamente,
las políticas que se llevaban a cabo en la enseñanza prima-
ria impactaron a mediano plazo sobre la demanda de la en-
señanza media. Incluso es necesario considerar que la ense-
ñanza debió adecuarse a la trayectoria de desarrollo seguida
por el Estado.
Teniendo en cuenta que la mejora en la calidad de la
educación era una cuestión primordial en el desarrollo del
Estado, para el gobierno se volvió urgente realizar una am-
plia reorganización de la enseñanza media y de su oferta, lo
que implicó “priorizar la educación general y fortalecerla co-
mo base para la formación profesional específica o para la
continuidad de los estudios, para que la enseñanza media se
incline hacia el desarrollo de competencias básicas y socia-
les” (Secretaría de Educación del Estado de Paraná - Docu-
mento Síntesis PROEM, 1996, p. 8).
2.4. Acciones del Estado con respectoa la reforma de la enseñanza media y el desarrollo del PROEM
Las discusiones sobre la urgencia de repensar la enseñanza
media en Paraná surgieron con mayor énfasis a partir de
1994 cuando, en el cierre del gobierno de Roberto Requião,
se firmó, con el Banco Interamericano de Desarrollo (el BID),
un contrato de financiamiento para la expansión de la ense-
ñanza primaria. En este período, la visión de los gestores del
gobierno demostraba que no servía tener un buen sistema de
enseñanza primaria si éste no se complementaba con un
56
La implementación del PROEM
buen sistema de enseñanza media, de igual calidad y ritmo
de expansión. A fines de 1994, Paraná recibió la misión del
Banco Interamericano de Desarrollo, iniciando así la discu-
sión del proyecto.
En 1995, ya en el contexto del gobierno de Jaime Ler-
ner, el Departamento de Enseñanza Media (dependiente de la
Secretaría de Estado de la Educación de Paraná) participó en
la elaboración de un proyecto que apuntaba a reestructurar la
educación secundaria de Paraná. Vale la pena recordar que,
en este período, la coordinación general del proyecto funcio-
naba junto con la Secretaría de Estado de Planeamiento, pro-
bablemente por su participación en las negociaciones inicia-
les con el BID.
A fines de 1995, el equipo de elaboración del proyecto
(compuesto por profesionales tanto de la Secretaría de Esta-
do de la Educación, como de la Secretaría de Estado de Pla-
neamiento) ya sometía a discusión algunas indicaciones y
propuestas. En esa época, la coordinación del proyecto pasó
al Departamento de Enseñanza Media de la Secretaría de
Educación (conforme a la negociación de las Secretarías de
Educación y Planeamiento, y obedeciendo a la especificidad
educativa del proyecto).
Por entonces se realizaron innumerables reuniones
con técnicos, profesores y pedagogos de la SEED-PR, en las
cuales fundamentalmente se buscaba delinear las dimensio-
nes del proyecto y recoger información sobre diferentes as-
pectos del desarrollo del Estado (atendiendo a la educación,
la economía, la agricultura, la ciencia y la tecnología, entre
otros aspectos).
En ese período, la realidad de la enseñanza media pa-
ranaense era preocupante si se considera que, de 290.000
Contextualización de la enseñanza media
57
alumnos matriculados, 120.000 cursaban capacitación en
contabilidad, y 70.000 en magisterio. Así, apenas 100.000
alumnos asistían a los cursos de educación general, y de és-
tos muy pocos tenían acceso al nivel superior. Esta era la re a-
lidad que debía ser revisada. Según datos correspondientes a
1995, el sector terciario estaba formando a apro x i m a d a m e n t e
14.000 técnicos en contabilidad por año; sin embargo, según
el Consejo Regional de Contabilidad, de esos 14.000 gradua-
dos con esa capacitación en contabilidad sólo 1.500 buscaban
e j e rcer la pro f e s i ó n .
En este período, la currícula de la enseñanza media es-
taba dividida en dos grandes áreas: la educación general y la
educación con orientación profesional. En ese sentido, el
equipo que elaboró el proyecto de reforma, más allá de la
adecuación de la educación general a la modernidad, al desa-
rrollo del sector económico y a la evolución tecnológica, ten-
dió a llevar a cabo una transformación en el perfil de la edu-
cación profesional, que ya no se correspondía con su nivel de
desarrollo.
Así, el estudio pasó a focalizar tres áreas: la educación
como formación general, la educación como formación profe-
sional, y el sistema de gestión de la educación. En esta fase,
el perfil del proyecto se apoyaba en la realidad socio-econó-
mica y educativa del Estado, y en el pronóstico que se cono-
ció por entonces (cabe aclarar que esa propuesta se elaboró
en 1995, antes de que se intentara industrializar al Estado,
lo que acarreó modificaciones en su perfil económico y, con-
secuentemente, en la oferta del sistema educativo).
Así, la educación general comenzó a redefinir sus ob-
jetivos a partir de algunos cuestionamientos a las condicio-
nes de organización de la escuela en relación a la educación
58
La implementación del PROEM
general ofrecida, a la calidad de la enseñanza, a las caracte-
rísticas del público y a los objetivos de la propuesta.
Paralelamente a esta etapa de discusión y elaboración
del proyecto, en el ámbito nacional tenían lugar las discusio-
nes en torno a la “Ley de Lineamientos y Bases de la Educa-
ción Nacional” (que será finalmente aprobada por el Congre-
so Nacional en diciembre de 1996). El equipo de la SEED-PR
acompañó el desarrollo de esa otra discusión, teniéndola en
cuenta cuando elaboró su proyecto.
En este contexto, profesores capacitados, una base fí-
sica adecuada y la adquisición de materiales pedagógicos se
percibían como los factores que incidían en la mejora de la
calidad de la enseñanza media. También se hizo evidente la
necesidad de transformar la currícula, pues se convocó a un
grupo de especialistas de la SEED-PR para discutir y señalar
posibles cambios en este sentido. En la propuesta se pusie-
ron en relación los factores de influencia, al considerarse que
no servía tener una buena base y materiales adecuados si no
se preparaba al profesor para utilizar esos instrumentos, y
que, al mismo tiempo, “...ninguno de esos elementos ayuda
si no se tiene una buena base curricular” (Prot. 1, 1998, p.
6).4 Atendiendo a esos objetivos fueron redefinidas los re-
querimientos físicos de la escuela: una buena biblioteca para
abastecer de material a alumnos y profesores, salas especia-
les y recursos en el área de informática. Al mismo tiempo, el
programa de capacitación fue pensado en relación a la nueva
Ley de Lineamientos y Bases, que imponía cambios impor-
tantes en la organización de la enseñanza media, al fijar, co-
Contextualización de la enseñanza media
59
4 “Prot” es la abreviatura utilizada en este trabajo para remitir al “Protocolode entrevista”.
mo prioridad de ésta, la formación de habilidades y compe-
tencias más que la adquisición de contenidos.
De este modo, una vez definidas algunas cuestiones
básicas de la educación general, la discusión se concentró en
torno a la gestión del sistema escolar como componente del
desarrollo de un planeamiento estratégico, del sistema de in-
formaciones, de la autonomía de la escuela y de la currícula,
pues la idea era “formar un equipo de planeamiento estraté-
gico, capaz de recabar información y estadística educativa;
un equipo que diera cuenta de la autonomía de la escuela, y
que consiguiera acompañar y desarrollar la currícula para
que ésta fuera adecuándose continuamente a la modernidad
y a las transformaciones que se producían en Paraná y en to-
do Brasil” (Prot. 1, 1998, p. 7).
En diciembre de 1996 se aprobó la Ley de Lineamien-
tos y Bases de la Educación Nacional (LDB 9394/96)*. Con
pocas alteraciones, el proyecto que había elaborado hasta en-
tonces la SEED-PR coincidía con esos lineamientos. Lo que
restaba por hacer era reorganizar la educación profesional,
considerada el mayor problema de la enseñanza media. De
hecho, la Ley de Lineamientos y Bases indicaba retirar la
educación profesional de la enseñanza media. En este senti-
do, la principal dificultad del cambio se refería a las capacita-
ciones en contabilidad y magisterio, pues éstas no exigían
salas especiales o recursos materiales más allá del profesor y
de la ejercitación (motivo por el cual siempre ofrecían un nú-
mero de vacantes muy significativo).
60
La implementación del PROEM
* “LDB” corresponde a “Lei de Diretrizes e Bases da Educação Nacional” enel original en portugués. Hemos optado por ajustar mejor la traducción al es-pañol, aunque se pierda la correlación con la sigla, que mantenemos tal co-mo es utilizada en el contexto pedagógico brasileño [N. de la T.].
En efecto, según la opinión de uno de los coordinado-
res de la reforma (que a la vez era miembro de la Secretaría
de Estado de la Educación), “contabilidad, que decía tener
una gabinete modelo, sólo contaba con un escritorio, una
máquina de calcular y otra de escribir. En ningún lugar eso
es un gabinete modelo, pero esa era la exigencia de los linea-
mientos curriculares cuando ya existían las computadoras, la
informática y la automatización” (Prot. 1, 1998, p. 7).
Con respecto a la capacitación en magisterio, cabe
aclarar que, desde 1983, el Estado ya no contrataba a maes-
tros de primer a cuarto año (porque estaba municipalizando
la enseñanza primaria); por ende, esa contratación estaba
siendo realizada por las municipalidades, que no dejaban es-
pacio para todos los profesionales del área (e incluso, para
trabajar con los niveles iniciales, solían contratar a maestros
ajenos a ese ámbito). De este modo, la capacitación profesio-
nal se estaba dirigiendo hacia el desempleo, y se hacía im-
prescindible revertir esa situación.
En el marco de estas discusiones, la primera definición
se produjo en un encuentro con el sector productivo (el que de-
manda mano de obra), partiendo de la base de que, para pre-
parar al profesional y colocarlo en el mercado de trabajo, era
necesario conocer las necesidades de éste. Así, la capacitación
p rofesional pasó a ser concebida como enseñanza posmedia (a
través de cursos que abarcarían el nivel primario, secundario
y terciario, según la decisión de cada región del Estado).
Entre agosto de 1996 y diciembre de 1997 el proyecto,
presentado al equipo del Banco Interamericano de Desarrollo
y al Gobierno Federal (por tratarse de un financiamiento in-
ternacional), permaneció a la espera de la aprobación del Se-
nado Federal. Cuando fue aprobado (en diciembre de 1997)
Contextualización de la enseñanza media
61
debió reformularse para dar una respuesta a las nuevas
transformaciones, principalmente las referidas al rápido de-
sarrollo industrial del Estado (ya que el perfil de este sector
se había modificado gracias al crecimiento de diversas indus-
trias, exigiéndose por ende una mayor oferta de educación
profesional para los nuevos puestos de trabajo).
En esta fase emergió la resistencia de los senadores
paranaenses, quienes no apoyaron la aprobación del proyec-
to en el Congreso Nacional, porque entendían que el mismo
acarrearía un gran endeudamiento de parte del estado de Pa-
raná. A la vez, los diputados estatales y la Asociación de Pro-
fesores de Paraná (la APP) creían que la nueva propuesta
acabaría con la capacitación profesional. En esta etapa (de
presentación de la propuesta y surgimiento de resistencias),
la Secretaría de Estado de la Educación decidió realizar una
alteración en el proceso, y entonces la implantación del pro-
yecto pasó a ser por adhesión. Así, en 1997 el 90 % de los
establecimientos de enseñanza del Estado adhirieron al pro-
yecto (y en 1998, sólo veintitrés no habían adherido a él).
Allí se inició la etapa de implementación del “Progra-
ma Expansión, Mejora e Innovación en la Enseñanza Media”
(PROEM) en los establecimientos de Paraná, a través de la
divulgación de la propuesta a los Núcleos Regionales de Edu-
cación, las escuelas y la comunidad. Esa fue la etapa del con-
vencimiento, la movilización de liderazgos, la información, la
comunicación de las intenciones, la aceptación y el compro-
miso con el proceso de operacionalización.
En la fase de implantación, la comunicación social se
estableció por medio de informaciones, debates, conferencias
y discusiones que se difundían a través de encuentros, tele-
conferencias, programas de radio o periódicos, dirigidos en
62
La implementación del PROEM
primera instancia al director, el profesor y a la Asociación de
Padres y Maestros (las APM) de las escuelas. En particular,
la comunicación social del PROEM se inició en 1996, cuando
fue divulgado “un cambio radical en la ampliación de las ma-
trículas y principalmente en la organización de la educación
profesional” (Lück et al., 1999, p. 78). La prensa comenzó a
difundir el perfil de la propuesta, y apuntó a identificar la
perspectiva que adoptaban los actores involucrados en ella.
Es importante tener en cuenta que la comunicación es
un proceso amplio que involucra el uso de técnicas como el
periódico, la televisión, las relaciones públicas y el marketingpolítico, y que se vuelve efectivo sólo cuando existe retorno
o feedback. Muchas veces hay información, pero por ello no
necesariamente existe comunicación; ésta sólo se realiza ple-
namente cuando hay una doble dirección en la circulación de
mensajes, entre las informaciones sistematizadas y los re-
ceptores, en un proceso que hace posible la participación
efectiva de la comunidad.
En este sentido, en el contexto polémico de la implan-
tación del PROEM se hizo necesario explicitar las intenciones
de la reforma apelando a los formadores de opinión, a los po-
líticos, a los Núcleos Regionales de Educación, a las escuelas,
a los padres y a la comunidad en general.
Así, se apeló a diversos instrumentos de interacción
(reuniones con APMs, divulgación y participación en los me-
dios, entrevistas e informaciones en radios, periódicos y te-
levisión, promociones internas y externas, participación en
actividades comunitarias, entre otros recursos), y se interpe-
ló a la comunidad escolar compuesta por sus elementos in-
ternos (profesores, alumnos, gestores, inspectores escolares,
directores educativos), externos próximos (padres y respon-
Contextualización de la enseñanza media
63
sables) y externos propiamente dichos (el barrio, la ciudad,
el Estado).
En el caso particular de la implantación e implemen-
tación del PROEM, los vehículos de comunicación más uti-
lizados fueron la radio, los periódicos y la televisión. La ra-
dio aún era el medio con mayor alcance en las diversas re-
giones del Estado, permitiendo abarcar rápidamente un pú-
blico masivo.
En este sentido, es importante recordar que, especial-
mente en el interior del Estado, los locutores son en general
líderes, multiplicadores y formadores de opinión. Además, la
estrategia radial suele consistir en brindar una información
rápida, e inmediatamente después emitir entrevistas. En es-
ta dirección, la coordinación del PROEM participó de innume-
rables notas radiales en las que intentaba explicar el desarro-
llo de su propuesta.
Los periódicos, como representantes de la prensa es-
crita, permitieron la divulgación de materiales más amplios y
detallados, en los ámbitos local, regional y nacional. Cada
mes, la SEED-PR elaboraba periódicos (destinados al direc-
tor, el profesor y el presidente de la APM de los estableci-
mientos) acompañados por un cuestionario, con el objetivo
de crear un espacio de discusión con respecto a las acciones
llevadas a cabo y divulgadas por la SEED-PR, incluyendo por
ende la cuestión del PROEM. De este modo, se llevaba a ca-
bo un trabajo directo (sin intermediarios) con la escuela, el
director y el presidente de la APM, al tiempo que la comuni-
dad escolar podía dirigir sus opiniones y sugerencias direc-
tamente a la SEED-PR.
En el momento en que la propuesta fue implantada, se
divulgó material sobre la transferencia de recursos financie-
64
La implementación del PROEM
ros a los establecimientos de enseñanza media. Entonces, in-
vocando la participación de la comunidad escolar en la toma
de decisiones, tuvo lugar un trabajo de concientización de las
escuelas con respecto a las posibilidades y criterios de utili-
zación de esas sumas de dinero (apuntando a definir el uso
de los recursos y la rendición de cuentas).
A partir de 1998 se enfatizó la implementación de la
propuesta, en el marco de un gran debate, sobre todo con el
director de escuela, con respecto a sus objetivos y metodolo-
gía. En ese proceso de operacionalización (de participación
colectiva en pro de la comprensión y el desarrollo del progra-
ma) esta figura funcionó como un elemento clave, moviliza-
dor de toda la comunidad escolar.
En esta primera fase (desde abril de 1998), se transfi-
rieron recursos financieros a las APMs; acompañadas por los
directores de escuela, éstas últimas emprendieron la recupe-
ración de la base física de las escuelas. En el mismo año se
organizaron ferias de informática, para que los estableci-
mientos de enseñanza media adquirieran equipos de compu-
tación. Intentando fortalecer la autonomía de la unidad esco-
lar, desde 1997 (aunque más efectivamente a partir de 1998)
las escuelas de enseñanza media del Estado ya se encontra-
ban en camino de implementar el PROEM.
2.5. La actuación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Principalmente a partir de los años noventa, las políticas pú-
blicas en el ámbito nacional experimentaron la intervención
de organismos internacionales de financiamiento para pla-
Contextualización de la enseñanza media
65
near, implantar e implementar cambios en los rumbos de la
educación brasileña. Agencias tales como el BID, con cerca de
180 países socios, se afirmaron como financiadoras de múl-
tiples proyectos en los sectores público y privado.
Reconsiderando la trayectoria del BID en la definición
de los principios y los lineamientos educativos, se puede afir-
mar que el Banco agregó a las metas básicamente cuantitati-
vas (que caracterizaban los proyectos económicos), la incor-
poración de objetivos del sector social, apuntando a garanti-
zar la participación de la mayoría de la población en el desa-
rrollo del país. Así, “...el Banco pasó a financiar el sector so-
cial, como vía de alivio y reducción de la pobreza en el Tercer
Mundo” (Fonseca, 1996, p. 169).
En este sentido, la agencia de financiamiento interna-
cional apareció permeada por un discurso de carácter huma-
nitario, orientado en favor de la justicia social de las nacio-
nes consideradas más pobres o “en vías de desarrollo”. En
efecto, “por definición teórica, este ideal se basaba en los
principios de igualdad y eficiencia, presuponiendo que la jus-
ta distribución de los beneficios económicos se alcanzaría por
la actuación eficiente de los sectores públicos” (Fonseca,
1997, p. 48). Se priorizó entonces la formación de la pobla-
ción de bajos ingresos, para que ésta entrase en el mercado
de trabajo.
El BID produjo documentos en los que se divulgaban
principios, lineamientos y prioridades educativas para otor-
gar los beneficios de la concesión de créditos, que obviamen-
te convergían con la política desarrollada en general por el
Banco con los países financiados. Al mismo tiempo, el Ban-
co (junto con la exposición de sus lineamientos políticos), re-
cababa información sobre los diferentes segmentos del sec-
66
La implementación del PROEM
tor educativo (su realidad, sus expectativas y sus necesida-
des), información que luego fue utilizada en la fase de las
negociaciones. Desde esta perspectiva, se puede deducir que
las agencias de financiamiento “...son capaces de influir en
el diseño de los proyectos (...). Con respecto a la educación,
por ejemplo, el Banco cuenta con información sistematizada
sobre los factores determinantes del desempeño educativo,
así como también sobre los resultados de las experiencias en
el área de gestión...” (Fonseca, 1997, p. 49).
Al mismo tiempo, el modelo de financiamiento del
Banco se orientó hacia la promoción de políticas que estimu-
lasen el equilibrio económico de los países. Para Fonseca, esa
orientación incluyó “la reducción del papel del Estado a tra-
vés de la disminución de la inversión del sector público, y de
la mayor participación del sector privado; la realización de re-
f o rmas administrativas; la estabilización fiscal y monetaria;
la reducción del crédito interno y de las barreras de merc a d o ”
(1997, p. 55). Mientras tanto, la agencia financiadora re c o-
mendaba que los proyectos y programas que pre t e n d i e s e n
obtener préstamos se abocaran al desempeño de los alumnos,
a la organización de bibliotecas, a la adquisición de materia-
les de instrucción y textos, dejando en segundo plano facto-
res humanos tales como la experiencia y la formación del pro-
f e s o r. Sin embargo, las capacidades verbal y escrita de los
p ro f e s o res fueron reconocidas como factores importantes; por
esta razón, a criterio del Banco estos proyectos “...deberían
privilegiar la distribución de libros y otros elementos de ins-
t rucción, así como el entrenamiento de los pro f e s o res para su
adecuada utilización” (Fonseca, 1997, p. 56).
Con respecto a la capacitación profesional, ya en la dé-
cada del setenta el Banco advertía la importancia de la for-
Contextualización de la enseñanza media
67
mación de mano de obra calificada, con incidencia en la eco-
nomía, especialmente en los sectores agrícola e industrial. El
desarrollo de la institución escolar evidenció la importancia
de la gestión y del planeamiento educativo, imprescindibles
en las reformas del sistema de enseñanza. Y en la década del
ochenta, las agencias internacionales enfatizaron el desarro-
llo de la gestión y de la autonomía de la escuela como trazos
característicos de la eficacia educativa.
A partir de 1990, el Banco comenzó a definir el plan
político para las décadas siguientes, considerando la opinión
de la “Conferencia Internacional de Educación para Todos”.5
La capacitación profesional intentaba objetivar el estrecha-
miento de los lazos con el mercado económico, y el énfasis
“...se desplazó de la enseñanza técnica de nivel secundario
hacia la alfabetización y la educación general” (Fonseca,
1996, p. 172).
De este modo, desde 1992 el BID intervino en el desa-
rrollo del “Programa Expansión, Mejora e Innovación”, cuan-
do el gobierno del Estado reunía propuestas para mejorar la
enseñanza secundaria. En ese contexto, el BID “no operó só-
lo como un órgano de financiamiento, sino como un agente
de apoyo que brindaba estímulo y orientación técnica” (Lück
et al., 1999, p. 57).
Atendiendo al hecho de que el PROEM era la primera
experiencia del BID en financiamiento dirigido a la enseñan-
68
La implementación del PROEM
5 Se trata de la Conferencia de Nueva Delhi, realizada en 1993 y de la queparticiparon 155 países. En ese evento se fijaron metas tales como “...la uni-versalización de oportunidades para niños, jóvenes y adultos (con calidad yequidad); el énfasis en el nivel primario de enseñanza; (...) la importancia dela escolaridad femenina, y de la creciente participación de la mujer en el mer-cado de trabajo” (Fonseca, 1996, p. 171).
za media, los consultores acompañaron la construcción del
proyecto, “participando como miembros del equipo del Esta-
do” (Lück et al., 1999, p. 57). En ese sentido, en esa fase del
proyecto, luego de la aprobación del contrato con la agencia
de financiamiento, un equipo de consultores del Banco inter-
vino cuatro veces en Curitiba, en misiones sucesivas que
buscaban acompañar y orientar la evolución del trabajo.
La primera misión se produjo en diciembre de 1994,
generándose así las negociaciones iniciales y los lineamientos
para elaborar el programa de préstamo. La segunda misión,
en julio de 1995, tuvo como meta establecer las prioridades en
la re f o rma de la enseñanza secundaria, “...acompañar la fase
inicial de elaboración del proyecto, estableciendo sus paráme-
t ros técnicos, e identificando necesidades y prioridades, a par-
tir de los datos sobre la población a la que dicho proyecto se
destinaba, y advirtiendo especialmente dificultades que even-
tualmente pudieran presentarse en su procesamiento” (Lück
et al., 1999, p. 58). La tercera misión, en noviembre de 1995,
buscó rever la situación de planeamiento del programa, y co-
nocer en profundidad el Programa de Educación Básica del
Estado, para establecer una articulación entre éste y el
PROEM. En marzo de 1996, la cuarta misión revisó el pro g r a-
ma hasta entonces formulado, incluyendo componentes y
costos pre l i m i n a res. Se tomó la decisión de separar la educa-
ción general de la educación técnica de orientación pro f e s i o-
nal, elevando ésta al nivel posmedio. Por ende, se decidió que
el 80% de los recursos del programa se destinarían a la edu-
cación general, y el 20% a la educación técnica. La quinta mi-
sión, en mayo de 1996, atendió las negociaciones finales del
p royecto y la obtención de la autorización final para el finan-
ciamiento, que se efectivizó en diciembre de 1997.
Contextualización de la enseñanza media
69
Cabe destacar que los préstamos internacionales en
general implican la imposición de criterios políticos al sector
financiado, de modo que los primeros suelen convertirse, en
cierta medida, en actores intervinientes en la conducción de
la política local. Aun así es importante observar que esta re-
forma implicó un esfuerzo de transformación cualitativa en el
ámbito educativo, y no una mera limitación o el simple desa-
rrollo de factores que asegurasen la continuidad rutinaria del
mismo proceso escolar. Este es el desafío que afrontó el con-
venio del estado de Paraná con el BID, desde el punto de vis-
ta de la reforma de la enseñanza media.
2 . 6 . La enseñanza media en la nueva Ley de Lineamientos y Bases de la Educación Nacional (Ley n° 9394/96)
La nueva Ley de Lineamientos y Bases de la Educación Na-
cional (aprobada el 20 de diciembre de 1996) no sólo esta-
blecía el camino político para responder a la realidad de la en-
señanza media del país: además, pasaba a objetivar la for-
mación del ciudadano y su preparación para insertarse en el
mercado de trabajo, al subrayar que la educación secundaria
“...integra la etapa del proceso educativo que la Nación con-
sidera fundamental para el ejercicio de la ciudadanía, base
para el acceso a las actividades productivas, e incluso para la
continuidad en los niveles más elevados y complejos de edu-
cación, y para el desarrollo personal” (MEC - Propuesta de
organización curricular de la enseñanza media, citado por
BRASIL - Evaluación 15/98, p. 13).
70
La implementación del PROEM
En su Artículo 35, la Ley de Lineamientos y Bases de-
finía del siguiente modo los objetivos de la organización cu-
rricular y la finalidad de la enseñanza media:
“Artículo 35. La enseñanza media, etapa final de la educa-
ción básica, con duración mínima de tres años, tendrá como
finalidad:
I. la consolidación y profundización de los conocimientos
adquiridos en la enseñanza primaria, permitiendo la con-
tinuidad de los estudios;
II. la preparación fundamental para el trabajo y la ciudada-
nía del educando, para que éste continúe aprendiendo, de
modo que sea capaz de adaptarse con flexibilidad a las
nuevas condiciones de trabajo o de perfeccionamiento
posteriores;
III. el perfeccionamiento del educando como persona huma-
na, incluyendo la formación ética y el desarrollo de la au-
tonomía intelectual y del pensamiento crítico;
IV. la comprensión de los fundamentos científico-tecnológi-
cos de los procesos productivos, relacionando la teoría
con la práctica, en la enseñanza de cada disciplina”.
De este Artículo se desprendía una concepción del trabajo co-
mo principio educativo, en la medida en que la acción huma-
na era concebida como teórica y práctica a la vez, pues la ad-
quisición de conocimiento quedaba vinculada a la relación
que establecía el hombre con los grupos sociales y con la na-
turaleza: “...siendo los hombres, en su actividad concreta, el
punto de partida para la construcción del conocimiento, la
ciencia real, la formación de conceptos, el aprendizaje y el de-
Contextualización de la enseñanza media
71
sarrollo de la personalidad comienzan en la vida real, en la
actividad práctica” (Franco, 1994, p. 107).
En la medida en que la enseñanza media era concebi-
da como la etapa final del proceso educativo general, la Ley
estaba en sintonía con la contemporaneidad, especialmente
con la adquisición de competencias capaces de definir al edu-
cando como “sujeto en situación-ciudadano” (Ministerio de
la Educación y del Deporte, 1996, p. 2).
Así, en el final del ciclo de enseñanza media, las com-
petencias exigidas al educando apuntaban a lograr una edu-
cación comprometida con el mundo del trabajo y con la prác-
tica social, incluyendo (de acuerdo al Inciso III del citado Ar-
tículo 35) la formación ética, la autonomía intelectual y el
pensamiento crítico.
El Artículo 36 de dicha Ley de Lineamientos y Bases
definió las competencias y habilidades que el alumno debía
desarrollar en la enseñanza media:
“Artículo 36. La currícula de la enseñanza media observará
lo dispuesto en la Sección I de este Capítulo y los siguientes
lineamientos:
I. destacará la educación tecnológica básica, la compre n s i ó n
del significado de la ciencia, de las letras y de las artes; el
p roceso histórico de transformación de la sociedad y de la
cultura; la lengua portuguesa como instrumento de comuni-
cación, acceso al conocimiento y ejercicio de la ciudadanía;
II. adoptará metodologías de enseñanza y evaluación que
estimulen la iniciativa de los estudiantes;
III. será incluida una lengua extranjera moderna, como disci-
plina obligatoria, elegida por la comunidad escolar, y una
72
La implementación del PROEM
segunda (con carácter optativo), dentro de las disponibi-
lidades de la institución.
Primer párrafo. Los contenidos, las metodologías y las for-
mas de evaluación serán organizados de tal forma que, al fi-
nal de la enseñanza media, el educando demuestre:
I. dominio de los principios científicos y tecnológicos que
presiden la producción moderna;
II. conocimiento de las formas contemporáneas del lenguaje;
III. dominio de los conocimientos de Filosofía y de Sociología
necesarios para el ejercicio de la ciudadanía” (“Ley de Li-
neamientos y Bases de la Educación Nacional”,
20/12/96).
La propuesta de reestructuración curricular sugería la articu-
lación de los contenidos escolares como totalidad significati-
va, guiando así un proyecto pedagógico capaz de objetivar la
formación del alumno y prepararlo para actuar en el contex-
to de la vida real, como sujeto partícipe y productivo. Así, se
reconocía que, de hecho, el mundo del trabajo está ligado a
la escuela de un modo concreto y significativo, pues a la es-
cuela le cabe “la preparación para la actividad independiente
del trabajo” (Franco, 1994, p. 117).
Desde esta perspectiva, la dirección curricular viabili-
zaba la comprensión de elementos capaces de proporcionar
una participación real en el proceso productivo: las relaciones
de trabajo en su articulación con las relaciones sociales más
amplias, el desarrollo de principios científicos y tecnológicos
relativos al proceso de trabajo, y el conocimiento de las for-
mas del lenguaje y la comunicación. De este modo, se reveló
Contextualización de la enseñanza media
73
la necesidad de que los educadores estudiaran la formación
general del educando y su preparación para el ejercicio de
profesiones técnicas. Estas cuestiones (claves para la prácti-
ca pedagógica) guiaron la reflexión, partiendo de la necesi-
dad de romper con los paradigmas tradicionales, y contribu-
yendo para que se produjese el cambio.
La nueva legislación preveía, en todas las etapas de la
formación en enseñanza media, la continuidad del desarrollo
de la capacidad de aprender y la comprensión de la realidad
social, económica y cultural en toda su amplitud. Incluso, los
Artículos arriba citados apuntaban a la superación de la dua-
lidad experimentada por la enseñanza media (que, al tratar-
se de una educación que se consideraba “básica”, implicaba
tanto la base para la formación de los alumnos, como tam-
bién la preparación de éstos para cualquier tipo de trabajo).
Así era entendida la preparación para el trabajo en el
contexto de la educación media, previéndose la posibilidad
de integrar esta última a programas relacionados con la ac-
tuación profesional, siempre y cuando se asegurara también
la centralidad de la formación general. De este modo, la cu-
rrícula de la enseñanza media pasó a ser proyectada en rela-
ción a “una perspectiva que pueda asegurar la integración,
interrelación, verticalización y profundización de conoci-
mientos y habilidades que, partiendo de las desarrolladas en
la enseñanza primaria, generen las competencias citadas en
el Artículo 36 de la Ley 9394/96” (Ministerio de la Educación
y del Deporte, 1996, p. 13).
Por ende, se consideró que la función principal de la
educación (en este caso, de la educación media) era contribuir
al crecimiento potencial del individuo como ciudadano com-
pleto, y no como mero instrumento de intereses económicos.
74
La implementación del PROEM
Así, el acceso al conocimiento y las habilidades previstas por
la Ley debería ser completado con la formación del carácter
del individuo, de su visión cultural, y de su compromiso y re s-
ponsabilidad sociales (pues “éstas son las cuatro necesidades
de aprendizaje de los ciudadanos en el próximo milenio, a las
que debe responder la educación: aprender a conocer, apre n-
der a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, (...) y nin-
guna de ellas debe ser subestimada”, según el Informe de la
UNESCO, citado por BRASIL - Evaluación 15/98, p. 17).
Así quedaron establecidos los desafíos para la reforma
educativa de la década siguiente y para la reestructuración de
la enseñanza media, partiendo del reconocimiento de que, en
esta etapa, la integración de las cogniciones con los demás
aspectos de la formación del ciudadano constituía el desafío
que el contexto social le asignaba a la educación.
2.7. ¿Qué es el PROEM?
El “Programa Expansión, Mejora e Innovación en la Ense-
ñanza Media de Paraná” (PROEM) formó parte de la política
educativa que llevó adelante, para la enseñanza media, la Se-
cretaría de Estado de la Educación de Paraná. Previsto para
ser implementado en cinco años, el programa implicó recur-
sos de 222 millones de dólares (de los cuales 100 millones
fueron aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo
y 122 millones por el Tesoro del estado), y asumió el com-
promiso de promover la expansión con calidad de la ense-
ñanza media.
Considerando los estudios realizados sobre la re a l i d a d
regional del estado de Paraná, y la aprobación de la nueva Ley
Contextualización de la enseñanza media
75
de Lineamientos y Bases, el programa se presentó como una
p ropuesta innovadora. Con el objetivo de aumentar la eficien-
cia, la eficacia y la equidad de la enseñanza media, el PROEM
estableció las acciones básicas para su implantación. Entre los
p r i m e ros desafíos a ser enfrentados, se especificaba:
• “redistribuir la oferta de educación general, para asegurar
el acceso a todos los egresados de la enseñanza primaria,
optimizando el uso de los recursos humanos y materiales;
• regionalizar la oferta de enseñanza profesional, para su-
perar la actual fragmentación y dispersión;
• actualizar los contenidos curriculares de la educación ge-
neral y técnica profesionalizante;
• definir lineamientos básicos para la organización pedagó-
gica de los establecimientos de enseñanza;
• recuperar y adecuar la infraestructura física de las escue-
las de enseñanza media, y
• proveer a las escuelas de equipamientos y materiales di-
dácticos que permitan una operacionalización eficaz de la
currícula y que sean acordes a los avances tecnológicos,
poniendo a disposición de todos los alumnos recursos de
informática” (Secretaría de Estado de la Educación de Pa-
raná - Documento Síntesis PROEM, 1996, p. 11).
Entre sus estrategias, esta política apuntaba a superar las
anteriores capacitaciones profesionales en un período de tres
años, a profundizar la formación general y a crear Centros de
Educación Técnica Profesional (de nivel posmedio, y de uno
a dos años de duración, obedeciendo a las exigencias del
mercado de trabajo en el Estado).
76
La implementación del PROEM
De este modo, según el PROEM la enseñanza media
“...buscará la profundización y consolidación de los
aprendizajes de la enseñanza primaria, proporcionan-
do una preparación general para el ejercicio de la ciu-
dadanía y el desempeño en el mundo del trabajo, in-
cluyendo el desarrollo de la autonomía intelectual, del
pensamiento crítico y de la formación ética. Se orien-
tará por los principios de la eficiencia, la eficacia y la
equidad. La educación escolar posmedia atenderá las
demandas del desarrollo económico del Estado y del
mercado de trabajo, organizándose según la posibili-
dad de empleo de sus futuros egresados” (Secretaría
de Estado de la Educación de Paraná - Documento Sín-
tesis PROEM, 1996, p. 14).
2.8. La educación profesional en el nivel posmedio
Considerando que la implantación del PROEM intentó termi-
nar con la oferta de matrículas de los cursos técnico-profesio-
nales en los años iniciales, y eliminar gradualmente esa ofer-
ta en el nivel medio, la preocupación giró en torno a la crea-
ción de cursos específicos para la formación técnico-profesio-
nal (que pasaron a denominarse “cursos de nivel posme-
dio”), aumentando el número de los mismos y mejorando su
calidad. Así, el nivel posmedio sería ofrecido después de ter-
minada la educación general, en módulos de una duración de
entre seis meses y dos años.
Incluso, el programa declaraba que, “con los cursos de
Contextualización de la enseñanza media
77
nivel posmedio, la SEED-PR busca fortalecer la capacitación
profesional, asociando a éstos fuertemente con el mundo del
trabajo” (Lück et al., 1999, p. 52). De este modo, en la me-
dida en que la SEED-PR entendía la capacitación profesional
como base del desarrollo económico, suponía que ésta debía
operar en sintonía con el mundo del trabajo, estructurándo-
se en los niveles primario, secundario y terciario.
En el nivel primario, el PROEM organizó seis centro s
a g ro-técnicos, orientados a la formación de técnicos en agri-
cultura, en forestación, en piscicultura y en pro d u c c i ó n
a g ropecuaria, en función de las cadenas productivas (o
“ a g ro-negocios”) de las regiones del Estado (y gracias a un
estudio realizado junto al Instituto Agronómico de Paraná -
I A PA R - ) .
Partiendo de la significativa expansión de las áreas de
comercio y prestación de servicios (según investigaciones re-
gionales y nacionales, y de la tendencia mundial hacia la glo-
balización), en las escuelas públicas de enseñanza media del
Estado, la SEED-PR amplió y creó nuevos cursos técnicos de
nivel posmedio, como los de técnico en gestión, en informá-
tica, en ventas y en publicidad y propaganda. Atendiendo a
la política de desarrollo industrial del Estado, se instauraron
seis centros industriales que ofrecían cursos de técnico en
electromecánica industrial, en química industrial, en electró-
nica industrial, en confección industrial y en industrializa-
ción de alimentos, privilegiando regiones en las que el nivel
medio estaba en expansión y en las que se carecía de estos
profesionales técnicos.
La creación del nivel posmedio respondía a las exigen-
cias del mercado de trabajo y a su incidencia en el ámbito
educativo. En efecto, “la propuesta del PROEM se basó en un
78
La implementación del PROEM
análisis crítico de las tendencias del mundo del trabajo y de
sus respectivas implicancias, partiendo de la necesidad de
que la educación se organizara ajustándose a esas tenden-
cias” (Lück et al., 1999, p. 62). Esto presupone que, tal co-
mo estaba organizada hasta entonces, la enseñanza media
con orientación profesional no se adecuaba a las necesidades
concretas de desempeño profesional, ya que los cursos “en
su gran mayoría se centraban en áreas que demandaban po-
cos equipamientos específicos y recursos tecnológicos”; al
mismo tiempo, los cursos de capacitación profesional relacio-
nados con áreas tecnológicas “exigían que se destinase a
ellos recursos y equipamientos que, colocados en los estable-
cimientos de enseñanza, eran subutilizados, ya que gran
parte de la currícula de esas escuelas incluía también la edu-
cación general” (Lück et al., 1999, p. 63).
De este modo, acompañando la tendencia social, eco-
nómica, política y educativa contemporánea, el PROEM en-
tendía que el alumno requería de una buena formación en
educación general para, recién después, ingresar en un cur-
so de capacitación profesional. En ese sentido, “el PROEM, al
proponer la separación entre la formación general y la forma-
ción en capacitación profesional, pretendió atender a esa de-
manda, ofreciendo primero una formación general a todos
los futuros trabajadores, y luego una formación específica, de
elevada competencia, de acuerdo con las necesidades inme-
diatas del mundo del trabajo” (Lück et al, 1999, p. 64).
Más allá de su articulación con la realidad contempo-
ránea, esta medida ampliaba el sentido de la formación pro-
fesional y del ciudadano, pues la enseñanza media, entendi-
da como la etapa final de la educación general, pasaba a
“...superar tanto el academicismo libresco como la profesio-
Contextualización de la enseñanza media
79
nalización estrecha, apuntando a ofrecer una educación ge-
neral sólida que, sin ser demasiado genérica, permitiera el
acceso al saber científico-tecnológico y socio-histórico, pre-
parando así a los alumnos para el trabajo y el ejercicio de la
ciudadanía” (Kuenzer, 1998, p. 3).
En ese contexto, el programa de re f o rma de la ense-
ñanza media propuso elevar la formación profesional al ni-
vel posmedio, transformando algunas de las escuelas de
enseñanza secundaria en “Centros de educación técnica
p rofesional”, equipándolas con instalaciones apropiadas, y
asignándoles una propuesta curricular específica, y acord e
a las demandas del mercado de trabajo en cada área del Es-
tado. En efecto, se form u l a ron opciones de capacitación
p rofesional coherentes con las necesidades y vocaciones re-
g i o n a l e s .
2.9. Subprogramas
Para alcanzar sus objetivos, el PROEM incluía tres subpro-
gramas: “Mejora de la calidad de la enseñanza media”, “Mo-
dernización de la capacitación técnica profesional” y “Forta-
lecimiento de la gestión del sistema educativo”.
El primero preveía el desarrollo de una nueva pro-
puesta curr i c u l a r, atendiendo a la capacitación de los pro f e-
s o res y a la optimización de los recursos físicos, materiales
y humanos. El segundo subprograma, “Modernización de la
capacitación técnica profesional”, proponía convertir la for-
mación técnica profesional de los alumnos del nivel medio,
elevándola al nivel posmedio, con la transformación de on-
ce establecimientos de enseñanza media ya existentes, en
80
La implementación del PROEM
“ C e n t ros de educación técnica profesional” (CETEP’s), para
responder así a las demandas del mercado de trabajo y de
d e s a rrollo económico del Estado. La instalación de doce
“ C e n t ros de capacitación técnica” destinados a los niveles
primario, secundario y terciario, y los seis “Centros educati-
vos para pro f e s o res” podían atender hasta 13.000 alumnos,
o f reciendo una capacitación técnica profesional re a l m e n t e
capaz de formar ciudadanos y profesionales competentes
para la convivencia social y la atención de las necesidades
del mercado laboral.
El subprograma “Fortalecimiento de la gestión del sis-
tema educativo” buscaba mejorar los procesos de gestión del
sistema en el estado de Paraná, en los niveles central, regio-
nal y escolar, apuntando a modernizar el proceso de toma de
decisiones. Este subprograma preveía, entre otras acciones,
la viabilización de la autonomía (administrativa, financiera y
pedagógica) de las escuelas, a fin de construir un sistema
educativo en el que las decisiones fuesen cada vez más des-
centralizadas y compartidas.
2.10.La coordinación del PROEM y los equipos de desarrollo
El desarrollo del PROEM, a cargo de la Secretaría de Estado
de la Educación, fue coordinado por la Superintendencia de
Educación, a través del Departamento de Enseñanza Media
(DESG).* Un equipo interdisciplinario, compuesto por dife-
Contextualización de la enseñanza media
81
* “Departamento de Ensino de Segundo Grau” en el original en portugués.Hemos optado por ajustar mejor la traducción al español, aunque se pierda la
rentes miembros de la SEED-PR, se encargó de la implemen-
tación de los diversos componentes del programa.
Incluso, para su coordinación, el PROEM poseía un
equipo específico encargado de garantizar la eficiencia y la
eficacia de las actividades de planeamiento, implantación,
monitoreo y evaluación de las intervenciones previstas, en
sintonía con las normas del BID. Este equipo tenía competen-
cia para:
“...coordinar, acompañar y controlar la implementa-
ción del Programa, asegurando la actuación integrada
de la SEED como órgano ejecutor, del Instituto Educa-
tivo de Paraná (FUNDEPAR) como co-ejecutor, y de las
demás instituciones directa o indirectamente implica-
das; acompañar, supervisar y evaluar la ejecución físi-
ca y financiera de los subprogramas y proyectos que
integran el PROEM; aprobar los cronogramas físico-fi-
nancieros correspondientes, apuntando a la liberación
de los recursos previstos; orientar y acompañar el pro-
ceso de prestación de cuentas de los recursos recibi-
dos; elaborar y acompañar los pedidos de liberación de
recursos junto al BID, en la etapa de ejecución; elabo-
rar informes periódicos y finales de ejecución y eva-
luación del programa; acompañar los procesos de eva-
luación y las auditorías del programa” (Secretaría de
Estado de la Educación de Paraná - Disposición Insti-
tucional para el Gerenciamiento y la Ejecución, 1997,
p. 7).
82
La implementación del PROEM
correlación con la sigla, que mantenemos tal como es utilizada en el contex-to pedagógico brasileño. [N. de la T.]
El Instituto de Desarrollo Educativo de Paraná (FUN-
DEPAR) actuó junto con la Secretaría de Estado de la Educa-
ción, y fue el responsable de la ejecución, fiscalización y
mantenimiento de las obras civiles previstas en el programa.
La trayectoria hasta aquí descripta da cuenta del es-
f u e rzo del Estado, y de su legitimidad, en la elaboración de
la re f o rma de la enseñanza media. Dado que dicha re f o rm a
tenía como objetivo modificar la práctica escolar, resulta im-
p rescindible considerar también la reacción de los actore s
f rente a esta propuesta de cambio, articulando la intención
de re f o rma de parte del Estado, con la práctica empírica de
la gestión. Por ello, esta cuestión será el objeto de análisis
del próximo capítulo.
Contextualización de la enseñanza media
83
3. LA IMPLEMENTACIÓN DEL PROEM EN LA PRÁCTICA DE LA GESTIÓN ESCOLAR
Este capítulo se centra en describir la reacción de los actores
que intervinieron en la práctica de enseñanza media (en el
estado de Paraná), considerando las situaciones críticas vi-
venciadas y los caminos señalados frente a la implementa-
ción de la reforma educativa del PROEM. Partiendo de la idea
de que el rumbo de ese proceso de reforma dependió de la po-
sición, determinación y comprensión de la gestión escolar,6
esta investigación parte de identificar historias, circunstan-
cias de vida, cultura grupal y niveles de comprensión, a par-
tir de la realización y análisis de entrevistas a representantes
del Núcleo Regional de Educación de “Ponta Grossa” (en el
estado de Paraná), así como también directores, coordinado-
res del curso, inspectores escolares, profesores, alumnos y
re p resentantes de la Asociación de Padres y Maestro s
(APM), en ocho escuelas de enseñanza media pertenecientes
a “Ponta Grossa”. De éstas, seis (las escuelas E, I, S, J, C y K)
adhirieron al PROEM desde el comienzo, en 1997; dos de
ellas (las escuelas G y L) adhirieron en 1998.7
Tal como se ya se ha planteado aquí, la elección de la
práctica escolar como objeto de investigación responde a la
La implementación del PROEM
85
6 En este contexto, la gestión escolar se entiende como un proceso de tomade decisiones que involucra a todos los actores que la componen: director,inspector, consejero, profesor, alumnos y comunidad.7 Para garantizar la reserva y la legitimidad de las fuentes de información,las escuelas incluidas en la investigación aparecen con un nombre ficticio.
concepción de que todo aquello que, en el campo educativo,
es normalmente determinado por el Estado (las reformas
educativas, las orientaciones curriculares o la descentraliza-
ción de la gestión escolar, como en el caso del PROEM y de
otros programas), sólo se legitiman completamente cuando
se implementa en la práctica de las escuelas: “...todo lo que
es creado debe provenir de la práctica y volver a ella para ser
confirmado y convalidado” (Rezende, 1995, p. 14).
De este modo, esta investigación parte de la experien-
cia práctica de los actores y de su grupo social, para describir
e interpretar, desde ese punto de vista, las conceptualizacio-
nes y razonamientos que ellos formulan sobre el proceso de
implementación del PROEM. En particular, se atiende al mo-
do en que se desarrolla una cierta confrontación entre esas
conceptualizaciones y la gestión escolar, advirtiendo que “só-
lo cuando el analista descubre las razones que hacen que el
testimonio de cierto entrevistado se presente de un modo
particular, puede aprehender qué quiere decir, captando la
significación de su enunciado” (Minayo, 1989, p. 308). En
este análisis se busca registrar el conocimiento de la pro-
puesta de reforma de la enseñanza media; la participación de
la escuela en su elaboración, y la resistencia, reacción y me-
todología de la gestión escolar para lograr la adhesión, im-
plantación e implementación del PROEM. Al mismo tiempo,
se intenta ahondar en la problemática central de este estudio:
cómo reacciona la escuela, la gestión escolar en la práctica,
frente a la implantación de una reforma cuyo origen respon-
de a un poder centralizado (la Secretaría de Estado de la Edu-
cación de Paraná).
Incluso, cabe considerar que la eficacia de cualquier
mejora en la calidad de la educación depende de la posibili-
86
La implementación del PROEM
dad de pensar, colectivamente, los fines de la educación en
todas sus variantes. Los directores, inspectores, consejeros,
profesores, alumnos y padres necesitan conocer la realidad
en la que intervienen, para que de ese modo los procesos es-
colares sean construidos de manera transparente y colectiva.
De hecho, es necesario entender la realidad para poder tomar
partido frente a ella y asumiendo decisiones; la gestión esco-
lar debe buscar el conocimiento de esta realidad, “trascen-
diendo las apariencias ideologizadas, y evitando tanto el va-
cío de propuestas ingenuas e irreales, como las formas vela-
das del autoritarismo” (Rezende, 1995, p. 12).
3.1. La práctica cotidiana de la gestión escolar
Abordar la práctica cotidiana de la gestión escolar implica
realizar el esfuerzo de estudiar la escuela por dentro, aten-
diendo a su realidad dinámica y concreta; supone articular la
teoría educativa con la práctica de gestión escolar en su coti-
dianeidad, buscando comprender los procesos internos y so-
ciales más amplios que la determinan, pues “...ningún traba-
jo está separado de la vida, de sus circunstancias” (Penin,
1995, p. 1).
Para Falcão (1989, p. 14), la vida cotidiana de las per-
sonas puede implicar diversos aspectos, como por ejemplo:
“...la vida de los gestos, las relaciones y actividades
rutinarias de todos los días;
un mundo de alienación; un espacio de lo banal, de la
rutina y de la mediocridad;
La implementación del PROEM
87
el espacio privado de cada uno, rico en ambivalencias,
tragicidades, sueños e ilusiones;
un mundo de existencia social ficticio/real, abstracto-
/concreto, heterogéneo/homogéneo, fragmentario/je-
rárquico;
la posibilidad ilimitada y siempre renovable del consu-
mismo;
el micromundo social que implica amenazas, y por lo
tanto carece de control y de programación política y
económica; un espacio de resistencia y posibilidad
t r a n s f o rm a d o r a ” .
Cuando se refieren a la práctica escolar, esas observaciones
revelan su importancia en el proceso de implementación de
una política de reforma educativa, en la medida en que ésta
se caracteriza como una práctica de descubrimiento, de bús-
quedas, de intercambios, de resistencias, y de tomas de deci-
sión que garantizan que esa transformación sea efectiva. Al
mismo tiempo se puede afirmar que, a partir del estudio de
la práctica cotidiana, podemos “entender mejor las acciones
de los sujetos que intervienen en la dinámica escolar, com-
prendiendo así la naturaleza de los procesos constitutivos de
la realidad escolar, y apuntando a su transformación” (Penin,
1995, p. 13).
Partiendo de las reflexiones de Henri Lefebve (citado
por F a l c ã o, 1989, p. 20), en la aprehensión de la vida coti-
diana pueden considerarse tres perspectivas. La primera co-
rresponde a la búsqueda de lo real y de la realidad en rela-
ción al dato práctico (emoción, afecto, hábitos) y al dato abs-
tracto (representaciones e imágenes de la vida cotidiana). La
segunda se refiere a la totalidad, en la que sólo el conoci-
88
La implementación del PROEM
miento del todo corresponde al conocimiento de lo real. La
tercera perspectiva se refiere a las posibilidades de la vidacotidiana como motor de transformaciones globales. Esta úl-
tima resulta particularmente interesante en este estudio, en
la medida en que aquí se concibe la práctica escolar como un
espacio importante de transformación en los rumbos del pro-
ceso educativo.
En el marco de esta perspectiva general, esta investi-
gación busca reconstruir cuáles fueron las reacciones de la
escuela pública, en la práctica, frente a la implementación del
PROEM, y las estrategias utilizadas por su gestión. A la vez,
parte de considerar esta práctica cotidiana como el blanco al
que apuntaba esta reforma implementada por el Estado.
3.2.El ajuste de la propuesta de reforma en la gestión escolar
Como prioridad, la re f o rma del PROEM necesitaba darse a
conocer en la práctica escolar, pues de ello dependía su efec-
tivización cualitativa. Del mismo modo, el Estado debía “co-
nocer con precisión la naturaleza de las prácticas, y de los
p rocesos desarrollados en la práctica cotidiana [de la escue-
la]” (Penin, 1995, p. 17) para que, a partir de allí, se toma-
sen las decisiones necesarias para alcanzar los objetivos de
la re f o rm a .
El Núcleo Regional de Educación, como unidad inter-
mediaria en ese proceso, mediadora entre la escuela y el Es-
tado, reconocía la necesidad de modificar la práctica de la en-
señanza media en el Estado. Según el Jefe de dicho Núcleo,
“...la idea surgió porque, tal como estaba organizada la en-
La implementación del PROEM
89
señanza media, ya no respondía a las necesidades de los es-
tudiantes y a las oportunidades de empleo, de desempeño
profesional” (PROT. 2, 1998, p. 1). En el mismo ámbito del
Núcleo Regional de Educación, también la coordinadora de
enseñanza media reconocía la necesidad evidente de un cam-
bio. Así, afirmaba que la propuesta:
“ . . . s u rgió a mediados de 1996, aunque anteriorm e n t e
ya se habían producido discusiones en torno al hecho
de que la enseñanza media ya no atendía a las necesi-
dades de la sociedad y de inserción en el mercado de
trabajo, pues los alumnos salían del nivel medio, y aun-
que la mayoría hacía cursos de capacitación pro f e s i o n a l
(como auxiliares o técnicos), terminaban trabajando en
otras áreas que no eran la de su formación, e incluso in-
g resaban en el nivel superior, realizando otros cursos
que no tenían nada que ver con aquello que habían es-
tudiado en el nivel medio” (PROT. 3, 1998, p. 1).
Este discurso no sólo demuestra la conciencia de la necesi-
dad de cambio, por parte de un actor que media entre el Es-
tado y la escuela: también prueba el reconocimiento (conver-
gente con el Estado) respecto de la importancia de atender a
las necesidades del mercado de trabajo. Sin embargo, tam-
bién demuestra cierto sentimiento de pérdida, cuando se re-
fiere a la capacitación en magisterio, recordando que “noso-
tros fuimos formados en un curso clásico, más antiguo, y
muchos pensamos: ‘¡qué pena que se esté terminando el ma-
gisterio; ahora ya no va a haber más maestro de primer a
cuarto grado!’” (PROT. 3, 1998, p. 7). El mismo sentimiento
era manifestado por la directora de la escuela S:
90
La implementación del PROEM
“...se realizó una reunión con los dire c t o res y se plan-
teó la propuesta del PROEM, según la cual desde el año
pasado [1997] no deberían abrirse vacantes para cur-
sos de capacitación profesional; esto generó un gran
susto, ya que nuestro curso de magisterio es muy bue-
no; aunque tenemos una gran cantidad de alumnas es
un curso de buena calidad. Entonces, el año pasado,
cuando él [el Núcleo Regional de Educación] nos plan-
teó que no habría más curso de magisterio, nos queda-
mos muy preocupados...” (PROT. 18, 1998, p. 1).
Aun así, la misma directora de la escuela S valora el cambio
en la enseñanza media:
“Sabemos que la enseñanza media es mala, incluso
creo que toda la enseñanza precisa que nos sentemos
a rever muchas cosas, porque cuando un alumno llega
con errores ortográficos al tercer año de la educación
general (terminando prácticamente un largo proceso
en la escuela), o cuando no puede exponer una res-
puesta, cuando se le pide su opinión y no puede expo-
nerla, algo tiene que ser revisto y modificado. El alum-
no no puede llegar a tercer año de la educación media
sin tener una opinión propia, o sin saber interpretar un
texto” (PROT. 18, 1998, p. 3).
Al concluir, afirmaba que “va a ser muy difícil, y la base de
la modificación es el trabajo con los profesores. Creo que te-
nemos que ser conscientes, sincerarnos y ver qué necesita
ser modificado pues, tal como está, no funciona bien” (PROT.
18, 1998, p. 4).
La implementación del PROEM
91
Desde estas perspectivas, es posible entender la prác-
tica escolar como una obra construida y transformada por la
intervención de los actores que componen la gestión escolar,
pues “es en la vida cotidiana, y a partir de ella, donde se rea-
lizan las verdaderas creaciones, aquellas que producen los
h o m b res en el curso de su humanización: las obras”
(Lefebve, citado por Penin, 1995, p. 17).
En cuanto al conocimiento de la propuesta del PROEM
y a la participación de la escuela en su elaboración, en gene-
ral se demostraba desconocimiento en relación con las inten-
ciones y los objetivos básicos del PROEM. Una situación que
se observa en todas las escuelas investigadas es que el direc-
tor de escuela recibía informaciones fragmentadas y contra-
dictorias. Así, coordinadores de curso y profesores resistie-
ron el cambio porque no conocían su contenido. Los alumnos
desconocían los cambios en la continuidad de su propia es-
colaridad, y (con excepción de un único caso), la Asociación
de Padres y Maestros, amén de desconocer los fundamentos
de la propuesta, creía que debía co-participar de su imple-
mentación firmando cheques junto al director de la escuela,
o cumpliendo con las determinaciones del manual de descen-
tralización financiera.
En realidad, se trataba de una “cadena” en la que (em-
pezando por el director) cada actor de la gestión escolar re-
transmitía la información tal como la había recibido, contri-
buyendo así, en la práctica, a la construcción de una cultura
del alejamiento y la desinformación. Esto significa que “...en
la vida cotidiana, el individuo se reproduce directamente a sí
mismo como individuo, y reproduce indirectamente el com-
plejo social” (F a l c ã o, 1989, p. 25).
En las declaraciones de los actores escolares, la falta de
92
La implementación del PROEM
tiempo se detecta como uno de los problemas claves que im-
pedía conocer la propuesta. Tal como declara la directora au-
xiliar de la escuela G, “...a lo largo del tiempo, no tuvimos mu-
cha información; primero, porque no teníamos mucho tiempo
para buscarla (trabajando cuarenta horas es bastante difícil
p rofundizar). Ahora tenemos el cambio en puerta y debemos
realizarlo, de una u otra forma” (PROT. 17, 1998, p. 3).
En general, en las entrevistas realizadas el profesor re-
conoce que por entonces desconocía la propuesta de reforma,
y afirma que quien conocía todos los detalles de las transfor-
maciones era el director de escuela, quien verdaderamente
“estaba adentro”. Así, por ejemplo, según el profesor de la
escuela I, “prácticamente el director era quien nos exponía
algo, pero nosotros no conocíamos el tema a fondo. Quien
sabía era la dirección del momento y el personal de la coor-
dinación pedagógica” (PROT. 6, 1998, p. 1). Una afirmación
semejante realizaba el profesor de la escuela E: “Lo que yo sé
es lo que leí y se dijo en algunas reuniones que pasaron me-
dio por encima; tampoco podemos culpar a ellos [la dirección
y la supervisión], porque también ellos la recibieron así, y
por eso no podemos exigir que ellos nos informen en detalle”
(PROT. 14, 1998, p. 4).
Parece evidente que el profesor desconocía, un poco
más que el director, los objetivos de la reforma, pues la falta
de tiempo para leer y el hecho de no recibir información de
parte de la dirección de la escuela, le impidieron interiorizar-
se y adoptar una postura meditada frente a la misma. Inclu-
so, la coordinadora del curso de la escuela G afirmaba que
“todo se hace rápidamente, quieren modificar la currícula y
otras tantas cosas, y yo creo que el tiempo no alcanza”
(PROT. 16, 1998, p. 2).
La implementación del PROEM
93
También el alumno, principal destinatario de esa pro-
puesta, demostraba desconocerla. Según un alumno de la es-
cuela I, “yo creo que, en general, los alumnos no están al
tanto de la propuesta del PROEM. Creo que se dieron pocos
datos sobre el tema. Estamos muy desinformados sobre es-
to” (PROT. 8, 1998, p. 2). Una alumna de la escuela G relata
que “...la dirección de la escuela vino a hablarnos del
PROEM, sólo que no lo explicó bien, no dijo todos los objeti-
vos; por eso, conocemos la propuesta medio por arriba, por-
que el proyecto completo no lo expusieron” (PROT. 10, 1998,
p. 1).
Sin embargo, paralelamente, un alumno de la escuela
S reconocía la necesidad de cambio:
“Necesitamos un curso que enseñe a hablar; si fuera a
estudiar hotelería, por ejemplo, tenemos que aprender
a hablar, a vestirnos, a ir bien arreglados, y el joven no
sabe nada de eso, no sabe qué necesitará allá afuera.
Los jóvenes no saben ni buscan un servicio; imagine
entonces las chances de encontrar alguno. Creo que es
una cuestión de educación, de cómo actuar en una em-
presa. Todo trabajo tiene valor, pero tiene que estar
bien hecho” (PROT. 11, 1998, p. 3).
Sin conocer formalmente la reforma, este testimonio conver-
gía con uno de sus objetivos, en la medida en que entendía
la necesidad de una buena formación escolar adecuada para
el mercado de trabajo.
En este sentido, los profesores y la Asociación de Pa-
dres y Maestros (APM) revelaban un conocimiento superfi-
cial de la propuesta. Según el vicepresidente de la APM de la
94
La implementación del PROEM
escuela S, “el director fue quien llegó y contó qué ocurriría.
Que yo sepa, se trata de que la escuela ahora va a tener una
enseñanza media única. Sale el curso de formación profesio-
nal y entra el posmedio” (PROT. 19, 1998, p. 1). El presiden-
te de la APM de la escuela I demuestra haber tenido un co-
nocimiento más ajustado sobre los objetivos del PROEM. Pa-
ra él,
“...el PROEM no es un programa obras, sino un linea-
miento para la enseñanza media. Nosotros teníamos
aquí dos o tres cursos de formación profesional que pa-
san a ese nivel posmedio, o sea que ya no es todo el ni-
vel medio de formación profesional. Desde el año pasa-
do es una enseñanza única, y después está la form a-
ción profesional en el posmedio” (PROT. 7, 1998, p. 2).
Así, la adhesión a la reforma de enseñanza media se produ-
jo en 1997, en un contexto en que la escuela demostraba sa-
ber poco acerca de los rumbos y cambios que sucederían en
su práctica. En general, el director revelaba cierta inseguri-
dad, pues de un lado, ante la promesa de recursos financie-
ros para reformas en el edificio y la adquisición de materia-
les, consideraba extremadamente importante adherir al
PROEM; pero, al mismo tiempo, sabía muy poco sobre las
transformaciones curriculares, pedagógicas, de gestión, o in-
cluso sobre la situación funcional de los profesores (ya que
circulaban versiones de que, con la reforma, se prescindiría
de los profesores de capacitación profesional). Así, según la
directora de la escuela J,
“...a partir de 1997 [luego de firmar el término de ad-
La implementación del PROEM
95
hesión al PROEM], comenzamos a entender, después
de tener más estudio y más conversación, más pre-
guntas y respuestas. Así, se hizo un trabajo lento (...),
porque todo el mundo estaba muy a oscuras, sin una
respuesta sobre cómo se iría a procesar (PROT. 21,
1999, p. 1).
Por ende, se hacía evidente la preocupación del gestor esco-
lar por conocer la propuesta, sus objetivos y su metodología.
Sólo después de iniciadas las reuniones, grupos de estudio y
encuentros (como los realizados en “Faxinal do Céu”8 o en el
Núcleo Regional de Educación), la escuela terminó enterán-
dose de los cambios inminentes.
Al respecto, la directora de la escuela J comentaba que
“luego de encuentros en Faxinal do Céu y en el Núcleo Re-
gional de Educación, tuvimos varias instancias en la escuela
para empezar a estudiar cómo era esa política de implanta-
ción del PROEM, y qué debería modificarse” (PROT. 21,
1999, p. 2).
El éxito en la implementación de reformas educativas
deriva, en general, del conocimiento de la comunidad educa-
tiva sobre las medidas propuestas, y de la capacidad de com-
promiso de los demás actores de la práctica escolar para pro-
mover los cambios.
En el caso aquí considerado, la gestión adquirió, en la
práctica, nuevas funciones y responsabilidades, tendiendo a
adecuar la unidad escolar a la propuesta de re f o rma. Entre las
estrategias instauradas por la dirección de la escuela (que re-
96
La implementación del PROEM
8 Centro de Formación de Profesores de Paraná - Universidad del Profesor, si-tuado en la localidad de “Faxinal do Céu”.
velan la preocupación por conocer la propuesta), se encuentra
la organización de reuniones para el estudio de la misma en
la propia escuela, o la discusión con los pro f e s o res a partir de
algunos documentos oficiales. Así, por ejemplo, la dire c t o r a
de la escuela J afirma que “...fuimos avanzando, lentamente,
con los pies bien en la tierra, esperando un poco para ver, sin
mucha expectativa. Fuimos despacio, leyendo los documen-
tos, tomando partido, recogiendo información y re a l i z a n d o
reuniones con los pro f e s o res” (PROT. 21, 1999, p. 2).
La re f o rmulación de la propuesta curricular por parte de
la propia escuela le permitió al gestor involucrar más a los pro-
f e s o res en el proceso de implantación. Así lo manifiesta el di-
rector de la escuela K, advirtiendo que “la postura de nuestro s
p ro f e s o res fue óptima porque ellos mismos se fueron pre p a-
rando; juntos fuimos haciendo reuniones y elaborando nues-
tra propuesta. De modo que ésta resultó coherente, realista, ló-
gica y acorde a nuestra escuela” (PROT. 23, 1999, p. 3).
Esta preocupación de los profesores por conocer la
propuesta fue constante, especialmente si se observa el mo-
do en que la reforma impactó en la comprensión y el compro-
miso de éstos con la política de la reforma. Se ofrecieron in-
numerables alternativas de apoyo y valorización del trabajo
docente, atendiendo al hecho de que “en la relación entre el
nivel de las macropolíticas y el universo de las micropolíticas
se concretan las intenciones de reforma educativa, en la prác-
tica escolar” (COSTA, 1997, p. 64).
En su intención de comprender e involucrar a su gru p o
en la re f o rma, la gestión escolar buscó demostrar las dicoto-
mías presentes en la anterior formación de la enseñanza me-
dia. Así, por ejemplo, la inspectora de la escuela J afirmaba:
La implementación del PROEM
97
“Creo que la reforma es excelente, y ya estamos perci-
biendo cambios aquí, porque de una vez por todas de-
bía terminar esa visión de que la escuela preparaba o
para el trabajo o para el ingreso en la Universidad. Pa-
dres, alumnos, profesores y directores piensan (o pen-
saban) en tener una escuela para formar para el traba-
jo, y otra para el posterior ingreso en la Universidad.
Tenemos que entender que la escuela debe preparar al
alumno para todo” (PROT. 22, 1999, p. 1).
La posición del gestor escolar, con respecto a la orientación
de la política de reforma educativa, resultaba imprescindible
pues, en gran medida, la puesta en práctica de las transfor-
maciones dependía de su comprensión, ya que el gestor era
quien debía iniciar la implementación en la práctica. Tal co-
mo declaraba un profesor de la escuela S, “el director necesi-
ta traernos información, aunque no sólo él. Creo que está in-
teresado: organiza reuniones, divulga los cambios; todo fun-
ciona bien (...). Todos estamos siendo ‘contaminados’ [por el
clima de cambio], como por ósmosis” (PROT. 20, 1999, p. 4).
El periódico, utilizado como instrumento clave en esa
comunicación social, se hizo presente en el discurso de algu-
nos actores de la práctica escolar (pues, en una propuesta de
gestión compartida, era esencial que los actores conocieran el
proyecto de reforma y estuvieran previamente informados
para decidir qué hacer). Así se manifestaba el Jefe del Núcleo
Regional de Educación: “Esos instrumentos [los periódicos]
son importantísimos, al llevar información a los profesores
(que muchas veces reciben los periódicos en sus casas), y
hasta ellos mismos pueden participar [del debate] enviando
preguntas para que sean respondidas, o cuestionamientos.
98
La implementación del PROEM
Se trata de una oportunidad única de participación” (PROT.
2, 1998, p. 2). Sin embargo, el director de la escuela G perci-
bía más bien un desajuste de información que muchas veces
dificultaba el desarrollo del programa. Para él “no existe una
información única, sino varias, y también suposiciones. Re-
cibimos algunas cosas a través del Núcleo, otras a través de
la Secretaría, y el desajuste genera mucho desconcierto. El
propio Núcleo a veces desconoce la veracidad de las informa-
ciones, y en ciertos casos son los últimos en enterarse, a tra-
vés de periódicos o noticieros. No hay sincronía en el proce-
so de información” (PROT. 12, 1998, p. 3).
La directora auxiliar de la escuela G valora la impor-
tancia del periódico, de las entrevistas de radio y de las reu-
niones en Faxinal do Céu, por contribuir a la formación polí-
tica de los actores escolares. Sin embargo, también recuerda
que la APP - Sindicato enviaba información a los profesores,
pero que, en general, las posiciones formuladas allí eran an-
tagónicas. Así, con respecto al PROEM opina que
“...el 30 de agosto [las noticias de la APP - Sindicato]
van a develar toda la realidad sobre lo que está reali-
zando el Gobierno, porque es de izquierda, mientras
que el otro, el Gobierno, está vendiendo su imagen,
pero no por eso voy a dejar de leer.... Creo que no hay
un término medio, son ideales diferentes, pero a la vez
no consiguen avanzar porque el profesor no se com-
promete políticamente, se limita a leer el periódico.
Con respecto a la radio, trabajando cuarenta horas es
bastante complicado seguir sus informaciones” (PROT.
14, 1998, p. 7).
La implementación del PROEM
99
3 . 3 . La participación de la gestión escolaren la orientación de la re f o rm a
Tal como fue expuesto anteriormente, cualquier intención de
reforma educativa por el Estado depende de una relación dia-
lógica con las bases (es decir, con el colectivo escolar). En de-
finitiva, se trata de una negociación, de “un proceso de toma
de decisiones democrático desde ‘abajo hacia arr i b a ’ ”
(F a l c ã o, 1989, p. 33). Desde esta perspectiva, se entiende
porqué la base, representada por la unidad escolar, tuvo un
papel central en la reflexión y la participación para la imple-
mentación de la reforma educativa del PROEM.
La participación de las escuelas, en las discusiones so-
bre las razones de la reforma se dio a través de cursos de ca-
pacitación o reuniones en la propia escuela, y se profundizó
a partir de la formación de un grupo de profesores con algu-
nos representantes de las escuelas, en el Núcleo Regional de
Educación. Así, la Jefa del Núcleo Regional de Educación
afirma que “inicialmente supimos de la propuesta a través de
reuniones de los jefes del Núcleo con la Secretaría de Estado
de la Educación, y a través de documentos informativos. A
partir de allí se organizaron reuniones con representantes de
las escuelas y de la comunidad, para oír y discutir sugeren-
cias sobre la propuesta” (PROT. 2, 1998, p. 1). La coordina-
dora de enseñanza media cuenta que “no hubo una partici-
pación efectiva de todos los profesores, porque al principio
no se sabía hasta qué punto sería aprobada la Ley de Linea-
mientos y Bases. En 1996 se trataba más bien de una discu-
sión interna; a la Secretaría, y aun al Núcleo, llegó poca in-
formación a inicios de 1996” (PROT. 3, 1998, p. 4).
Sin embargo, desde la perspectiva del director de la es-
100
La implementación del PROEM
cuela I, la participación “fue muy baja, la propuesta ya esta-
ba casi lista; no intervenimos mucho en ella” (PROT. 5, 1998,
p. 1). El director de la escuela E confirma esta opinión:
“Cuando lo supimos, ya había un plan de la Secre t a r í a
de Educación. Así, no hubo una participación impor-
tante de parte de la dirección de la escuela (...). Lo que
todavía faltaba era discutir un poco más antes de ha-
cer; dio la impresión de que bajaba del Gobierno hacia
la escuela. Entonces surgió la necesidad de una part i c i-
pación realmente mayor, principalmente desde la dire c-
ción y del equipo pedagógico. Hasta hoy hay pro f e s o-
res que no saben cómo funcionará, qué es exactamen-
te. Y hasta yo mismo tengo dudas respecto de cómo va
a funcionar realmente” (PROT. 12, 1998, pp. 1-3).
Un profesor de la escuela I afirma que, independientemente
de la adhesión o no de la escuela al PROEM, “no hubo dis-
cusión; siempre la propuesta llega ya terminada, ¿no...?, co-
mo caso resuelto; nosotros apenas podemos coincidir o no,
ponernos de un lado o del otro” (PROT. 5, 1998, p. 1).
Un profesor de la escuela E coincide con esta perspecti-
va, y advierte las ventajas de implementar el camino inverso:
“Cuando ellos [el Estado] hacen un cambio, antes de-
berían ser consultados los pro f e s o res. Debería ser así:
p r i m e ro deberían reunirse los pro f e s o res, y form a r
equipos para que éstos después elaboren proyectos. Pe-
ro lo que sucede en cambio es lo siguiente: la pro p u e s-
ta ya viene de arriba terminada; el rumbo ya está equi-
vocado desde el principio. Debería comenzarse desde
La implementación del PROEM
101
abajo, para que luego ellos, desde arriba, pudieran re u-
nirse y montar la propuesta. Eso no es lo que sucede
realmente; la propuesta llega ya terminada, y a veces
no condice con nuestra realidad en la clase. Porque lo
más importante es el profesor que está en la clase con-
viviendo con la realidad” (PROT. 14, 1998, p. 1).
Mientras los alumnos parecen no haber participado activa-
mente en esta etapa, en cambio, la Asociación de Padres y
Maestros intervenía en cierta medida en el ámbito de la prác-
tica cotidiana, por ejemplo cuando la presidenta de la APM de
la escuela E manifestaba “...que la participación de la APM
en el PROEM es muy buena; podemos ayudar más y estar
más cerca de la vida de la escuela. En cuanto a las mejoras,
todo se hace con eficacia; en el manual viene claramente es-
tablecido qué debe hacerse, vienen sugerencias que ayudan
a la hora de decidir qué hacer” (PROT. 13, 1998, p. 1).
En realidad la participación ganó significado a partir
del propio movimiento que envolvió a la escuela y que ella
misma fue desarrollando. En ese sentido, la visión de la ges-
tión escolar ejerció una fuerte influencia sobre el desarrollo
de los cambios en la práctica, y sobre la comprensión de sus
estrategias. No obstante, poniendo nuevamente en cuestión
la participación, el coordinador de enseñanza media de la es-
cuela C afirmaba que “no hay modo de participar; porque es
una cosa que viene lista desde arriba hacia abajo, no hay
mucho para hacer excepto cambiar y punto. Tenemos que
adaptarnos a la ley que propone el cambio” (PROT. 25, 1999,
p. 3). Este testimonio demuestra tanto el conformismo con la
situación vivida, como la negación de que, con la propuesta,
pudieran obtenerse mejoras. En general, esta visión era com-
102
La implementación del PROEM
partida por los profesores, especialmente cuando provenía de
un liderazgo fuerte y de oposición a las propuestas del go-
bierno (como en el caso de esta última declaración).
En cambio, la inspectora de la escuela K afirma que la
participación de los profesores, en relación a los cambios en
la currícula, fue una estrategia fundamental utilizada por la
gestión escolar para implantar el PROEM. La inspectora afir-
ma que “...con respecto a la nueva currícula, tuvimos tiempo
para discutirla con los profesores, antes de elaborar la pro-
puesta y de reorganizar la enseñanza media. Hubo discu-
sión, e incluso, en algunas áreas, hubo una discusión apar-
te” (PROT. 24, 1999, p. 1).
Otra estrategia de gestión, en este contexto de enfre n t a-
miento y negociación de la re f o rma, fue introducir a la comu-
nidad en el debate sobre los cambios de la práctica escolar. El
p residente de la Asociación de Padres y Maestros de la escue-
la I afirmaba que “hoy la Asociación de Padres y Maestros par-
ticipa mucho más. Yo, en mi primer año como presidente, sólo
trabajaba con el tesore ro, y este año [1998] ya no es así: si
ahora usted organiza una reunión de la APM, tendrá el 80%
del grupo en la reunión” (PROT. 7, 1998, p. 3). Esta estrategia
(de fomentar la participación de la comunidad externa en la
práctica escolar) condujo a un mayor compromiso de ésta pa-
ra con el desarrollo de la escuela, e incluso implicó una cola-
boración en el proceso de gestión compartida. Apoyando esta
concepción, un miembro de la Asociación de Padres y Maes-
t ros de la escuela E manifestaba que “ahora tenemos más par-
ticipación; en mi época no existía eso. Mis padres nunca iban
al colegio, ni para firmar el boletín. El PROEM, aquí en la es-
cuela, con el dire c t o r, es un ejemplo de que la comunidad pue-
de participar cada vez más” (PROT. 13, 1998, p. 2).
La implementación del PROEM
103
De este modo, parece evidente que, cuando hubo par-
ticipación, y cuando la gestión consiguió establecer un espa-
cio y un clima para que todos los actores discutieran y deci-
dieran respecto de los procedimientos a adoptar, también sur-
gió el compromiso y la responsabilidad para la implementa-
ción del cambio: la voluntad colectiva, organizada, exigió y
o f reció su responsabilidad para ejecutar ese proceso de trans-
f o rmación. Así fue estableciéndose la identidad de la práctica
escolar cotidiana, en la medida en que “la especificación de
un determinado perfil expresa una forma de lectura sobre la
institución, en sus relaciones internas y externas, determ i n a
prioridades y redefine políticas” (Costa, 1997, p. 67).
A la vez, se hizo evidente que la política del PROEM
adoptada por el Estado también apuntaba a la práctica esco-
lar como “blanco” de la reforma, intentando construir un
programa de cambios en este sentido. Esto demuestra la
fuerza y el poder de la práctica cotidiana que, como espacio
para implementar un programa del Estado, establece el crite-
rio para materializar las transformaciones previstas.
Resta saber, frente al caso específico del PROEM, “de
qué modo la práctica escolar estableció sus criterios de cam-
bio, y cuáles fueron esos criterios” (Penin, 1995, p. 21).
3.4. Reacción, resistencias y metodología de la gestión escolar en la implementación del PROEM
Por una parte, el análisis de la práctica escolar debe tener en
cuenta sus características intrínsecas de heterogeneidad y di-
104
La implementación del PROEM
namismo. Así, los procesos que se desarrollan en el contex-
to escolar no obedecen a una linealidad que haga posible pre-
ver la ejecución del ordenamiento proveniente del Estado, a
través de etapas precisas previamente determinadas.
A la vez, es importante re c o rdar que, para operaciona-
lizar la re f o rma educativa de la escuela, la práctica es el ele-
mento principal de todos los que componen la gestión. De
hecho, “para que las decisiones se hagan efectivas, es nece-
sario que éstas surjan de la práctica cotidiana; por ende, es
i m p rescindible conocer esa práctica, identificando sus carac-
terísticas y formas de expresión” (Rezende, 1995, p. 15).
De este modo, considerando los diversos aspectos que
componen la práctica escolar, y su capacidad de construcción
y transformación de la realidad, vale la pena reflexionar so-
bre sus reacciones frente a la implementación de la reforma
de la enseñanza media.
Para la Jefatura del Núcleo Regional de Educación,
prácticamente no hubo resistencias, pues “el proyecto es cla-
ro e incluso está subsidiado por la Ley de Lineamientos y Ba-
ses de la Educación Nacional” (PROT. 2, 1998, p. 2). En ese
sentido, con respecto a la adhesión al PROEM de parte de las
escuelas, dicha Jefatura afirmaba que “todas perciben la im-
portancia de la propuesta, sus características de descentrali-
zación financiera en esta primera etapa, y ahora quieren par-
ticipar” (PROT. 2, 1998, p. 2).
En efecto, el hecho de que el programa previese la li-
beración de recursos financieros para reformas físicas y ma-
teriales permite explicar la adhesión inmediata de algunas
escuelas. Así, según el testimonio de la coordinadora de en-
señanza media del Núcleo Regional de Educación,
La implementación del PROEM
105
“...este programa estaba ligado también a la cuestión
del mejoramiento de los recursos físicos y materiales
de las escuelas; así, las escuelas que formarían parte
del proyecto automáticamente recibirían dinero para
invertir en reformas (...). Pero como la escuela fue li-
bre de aceptar o no el programa, quien aceptaba reci-
bía un recurso financiero significativo, y quien no,
apenas recibía, de la Secretaría de Educación, la canti-
dad ‘normal’ de dinero, que era lógicamente muy infe-
rior a la inversión destinada al programa” (PROT. 3,
1998, p. 5).
Según esta coordinadora, en general había resistencias, por
parte de los directores de escuela, en función del desconoci-
miento de la propuesta, del descrédito en cuanto a su conti-
nuidad, o incluso a causa del “miedo” al cambio y al aumen-
to de responsabilidad que éste traería aparejado. De acuerdo
a las declaraciones de la misma coordinadora de enseñanza
media,
“La mayor resistencia que sufrimos provenía de que,
cuando se adhería al programa, debían ser suspendi-
das las nuevas inscripciones a los cursos de capacita-
ción profesional. Eso fue un impacto fuerte, pues los
directores temían las repercusiones de esa medida en
la comunidad, cuál sería la presión social sobre estas
escuelas. Aunque fuimos a la radio para divulgar la
propuesta, nos preguntábamos si tendría éxito o no, si
no volvería a cambiarse todo en dos o tres años”
(PROT. 3, 1998, p. 7).
106
La implementación del PROEM
A partir de este tipo de testimonios, se hace evidente que el
principal motivo por el cual las escuelas adhirieron al progra-
ma fue, básicamente, el interés por obtener el recurso finan-
ciero. Citando nuevamente la declaración de la coordinadora
de la enseñanza media, “...hubo resistencias; muchos direc-
tores plantearon que esto no tendría éxito, que no funciona-
ría, o que adherirían sólo para recibir el dinero. Algunos ad-
hirieron porque se quedaron sin otra opción, porque era una
oportunidad única de recibir recursos” (PROT. 3, 1998, p. 7).
Por su parte, del análisis de los testimonios se des-
prende que, al menos en gran parte, la reacción a la reforma
fue consecuencia de los principios y valores adquiridos en el
transcurso de la experiencia de vida de cada profesional. Eso
no significa que fuera imposible alterar el proceso educativo:
Sin embargo, para que el cambio sea real, es necesario que-
rer cambiar, lo que exige de la gestión escolar la capacidad de
“conquistar” la opinión de las personas, de negociar en la re-
lación con los actores de la práctica escolar, y de saber en-
frentar las divergencias. Por ello, Rezende advierte que “sin
duda no serán las nuevas propuestas, por mejor elaboradas
y producidas que estén por las instancias que ‘piensan’ las
escuelas, las que van a promover los cambios” (Rezende,
1995, p. 18).
En el caso de la implementación del PROEM, la trans-
formación acarreó desajustes, que a su vez implicaron refor-
mulaciones y un aumento en el trabajo y el estudio, redun-
dando en una cierta (y variable) resistencia. Analizando la
reacción de los profesores ante la reforma, la directora de la
escuela S se manifestaba de este modo:
“...uno tiene que salir de su trabajo, al que ya está
La implementación del PROEM
107
acostumbrado. Si hay que intentar cambiar algo, ten-
demos a decir: ‘no va a dar resultado; sé que no va a
dar resultado; nunca intenté pero sé que no va a dar
resultado, porque me va a dar trabajo, voy a tener que
abandonar las viejas ‘fichas’ y el planeamiento ante-
rior, para estudiar y buscar otras formas de trabajo”
(PROT. 18, 1998, p. 7).
Sin embargo, también es posible afirmar, siguiendo a Rezen-
de, que
“...frente a una propuesta pedagógica nueva, los pro-
fesores tienden a adoptar predominantemente dos ac-
titudes: o la rechazan sin mayores reflexiones, argu-
mentando que prefieren mantenerse en la posición an-
terior, que ‘siempre les ha dado resultado’, o, por el
contrario, adoptan un discurso de defensa de la nueva
propuesta, buscando así identificarse con el grupo de
educadores ‘progresistas’ y actualizados, aunque no
vivencien realmente la reforma en sus clases y perma-
nezcan distantes de su concepción y comprensión”
(Rezende, 1995, p.18).
El director de la escuela I completa este análisis advirtiendo
que “todo cambio modifica mucho la cabeza de nuestros pro-
fesores, que tienen cierto temor; pero el miedo se va disipan-
do a medida que el profesor entiende la propuesta y la va
adoptando como suya, como algo importante para su escue-
la y su comunidad” (PROT. 5, 1998, p. 2).
Para el director de la escuela L, adherir al PROEM im-
plicaba perjudicar la situación funcional de los profesores:
108
La implementación del PROEM
“Nosotros adherimos, pero tenemos un buen curso de
contabilidad, que responde a las necesidades de la po-
blación. El Estado dice que no hay espacio para todos,
pero nuestros alumnos van a trabajar en el área de co-
mercio, o abren sus propias oficinas. Es obvio que no
hay espacio para todos, pero ésta es una realidad en
todas las profesiones. Otro problema es el de nuestros
profesores, que son muy buenos, y muchos tendrán
que irse o adaptarse a otras disciplinas, realizando
nuevos cursos. Los que están como ‘efectivos’ tienen
algunas chances, pero los contratados deberán irse,
aunque esto no sea justo” (PROT. 4, 1998, p. 1).
A la vez, el director de la escuela G subrayaba el descrédito en
relación a la seriedad y continuidad de la propuesta: “Nosotro s
s i e m p re tenemos un poquito de desconfianza frente a ese tipo
de cambios, porque al principio pueden parecer muy lindos,
p e ro recién después, con el paso de los años, se sabe qué pa-
só con la continuidad del programa” (PROT. 15, 1998, p. 2).
Por su parte, varios profesores reconocen la falta de
información, o incluso la falta de preparación para trabajar
con la propuesta de cambio, como fuentes de su desconfian-
za, de su resistencia al compromiso con la reforma. Para el
profesor de la escuela E, “faltó información, sentarse a dis-
cutir más, analizar cada punto de la reforma. Hasta hoy, só-
lo reformaron el edificio y se envió una computadora, pero en
realidad, si usted presencia una hora de clase, puede verifi-
car que faltan profesores, no va a encontrar allí un profesio-
nal realmente capacitado para trabajar con los alumnos”
(PROT. 14, 1998 p. 2).
Si en una primera etapa la resistencia fue “natural”,
La implementación del PROEM
109
luego (a través de encuentros y reuniones con la comunidad
y los profesores, y usando como argumento los objetivos de
la reforma y la necesidad de las escuelas con respecto a los
recursos financieros) se fue haciendo posible el consenso y
la aprobación final. En tal sentido, el presidente de la Asocia-
ción de Padres y Maestros de la escuela I afirma que “se hi-
cieron varias reuniones con la APM (...). Al principio existía
cierta desconfianza, pero en esas reuniones se fue mostran-
do los beneficios que podría obtener la escuela en caso de en-
trar en ese plan; así, en dos o tres reuniones se obtuvo la ma-
yoría para aprobarlo” (PROT. 7, 1998, p. 2).
En el enfrentamiento de estas resistencias, la gestión
escolar atendió especialmente al compromiso de los actores
de la práctica escolar en relación a los objetivos del cambio;
para ello, apeló a la metodología de organizar reuniones y
encuentros para exponer y discutir el contenido del progra-
ma. Según la inspectora de la escuela J,
“...desde 1997 se re a l i z a ron reuniones con pro f e s o re s .
Al comienzo surg i e ron algunas críticas de parte de ellos,
dudas sobre si sería exitosa o no la re f o rma, que eso no
conduciría a nada, que el cambio no existía más allá del
papel, que en realidad todo quedaba igual. Por entonces
escuchábamos mucho ese tipo de opiniones, pero ahora
la directora siempre hace reuniones para aclarar y dis-
c u t i r, y ya se escuchan menos ese tipo de juicios”
( P R O T. 22, 1999, p. 1).
El hecho de que la gestión escolar comprendiese que el pro-
fesor necesitaba estudiar contribuyó aún más al éxito de la
reforma. En este sentido, la inspectora de la escuela J afirma-
110
La implementación del PROEM
ba que “estos encuentros, estas reuniones organizadas aquí
en la escuela, están concientizando al profesor para estudiar.
Ellos están realizando nuevos cursos y buscando libros. El
profesor tiene que estudiar, tiene que buscar material nuevo,
y espero que todo eso contagie a los más resistentes” (PROT.
22, 1999, p. 2).
La calidad de una política de reforma depende del com-
promiso de la gestión de la escuela con el proceso pedagógi-
co del educando, y de la responsabilidad de esa reforma pa-
ra mejorar la enseñanza pública del Estado. En la práctica, se
trata de un esfuerzo colectivo que apunta a encaminar accio-
nes competentes, coherentes y críticas, en el contexto de la
enseñanza secundaria.
Con respecto a la reforma del PROEM, pueden obser-
varse alteraciones en la cotidianeidad escolar, que involucran
desde la negación del cambio hasta el establecimiento de una
nueva actitud en la rutina práctica de la escuela. A la gestión
escolar le compete el desafío de dirigir esas tendencias, bus-
cando estrategias para enfrentar las situaciones que surgen
en un escenario de cambios.
Considerando globalmente la reacción de los actores
de la gestión escolar ante la implementación del PROEM, es
necesario reflexionar sobre la posición compleja de la propia
gestión escolar, que aparece en una situación conflictiva en-
tre el conservadurismo y la innovación.
Al mismo tiempo, es necesario reconsiderar cuál es la
influencia de una política de reforma educativa de origen
centralizador. Las relaciones de poder manifiestas en la prác-
tica de la gestión, en el proceso de toma de decisiones (inclu-
yendo la conducción del proceso de reforma), evidencian un
choque de paradigmas. Históricamente situados, y represen-
La implementación del PROEM
111
tando las tendencias dominantes en cada época,9 los para-
digmas responden a momentos de acomodación y/o conser-
vadurismo, o de crisis e innovación. A la vez, es necesario
subrayar que “la revisión de paradigmas exige coraje, por la
falta de evidencia sobre lo acertado del cambio, y también por
el hecho de que los valores vigentes pueden ser dolorosa-
mente abandonados y las antiguas certezas puestas a prue-
ba” (Rezende, 1995, p. 23). En el caso de la reforma educa-
tiva, las señales de cambio se explicitan en el discurso, en el
deseo y en la práctica de gestión, en la confrontación de las
conceptualizaciones teóricas y la práctica de la escuela, y en
la adopción de posturas divergentes o convergentes.
A la vez, la relación entre paradigma y propuesta de
reforma educativa “en general, se define a través de órganos
superiores, por medio de una propuesta que se dice ‘demo-
crática’, supuestamente discutida con la participación y re-
presentación de diferentes escuelas que, en general, son sim-
bólicas, y que tampoco tienen garantizados sus enfoques
metodológicos (igualmente ‘democráticos’) en las escuelas”
(Rezende, 1995, p. 28).
Esta afirmación pone en evidencia el hecho de que, en
realidad, la participación del “gran grupo” (de toda la comu-
nidad educativa) terminó siendo desvalorizada y nada repre-
sentativa. Sin el compromiso de toda la comunidad escolar, y
principalmente del profesor (que ni siquiera conocía profun-
damente la reforma), difícilmente habrá una transformación
real en la metodología desplegada en las clases:
112
La implementación del PROEM
9 Los paradigmas son realizaciones científicas universalmente reconocidasque, durante un cierto tiempo, proponen problemas y soluciones modélicas alos practicantes de una ciencia (KUHN, 1962, p.18).
“La opción por determinados recorridos pedagógicos
acarrea (concientemente o no) presupuestos que guían
los modelos de relación de poder tanto del director, del
vice-director, del consejero de escuela o del profesor,
así como también del propio alumno, independiente-
mente de aquello que registren formalmente los docu-
mentos (los planes de enseñanza, los proyectos peda-
gógicos y cualquier propuesta más amplia)” (Rezende,
1995, p. 31).
En conclusión, lo que resta llevar a cabo, en la implementa-
ción del PROEM, dependerá del compromiso y conocimiento
que tengan los actores que componen la práctica de la ges-
tión escolar, pues “de la práctica cotidiana es de donde sur-
gen las grandes decisiones y los instantes dramáticos de ac-
ción” (Penin, 1995, p. 16).
La práctica escolar (el espacio por antonomasia en que
se concreta el éxito o el fracaso de una reforma educativa)
enfrenta el desafío de conocer, implementar, acompañar y
evaluar el desarrollo del PROEM en la enseñanza media de
Paraná, para que las futuras críticas y posibles reformulacio-
nes se apoyen en una base sólida y comprometida con la me-
jora en la calidad de la escuela pública.
La implementación del PROEM
113
4. CONSIDERACIONES FINALES
La democratización de las prácticas escolares viene siendo en-
focada desde diversas perspectivas. Por un lado, como esta-
blecimiento de prácticas de gestión participativa; por otro, co-
mo ingreso y permanencia en la escuela (junto a la búsqueda
de mayor calidad en la enseñanza) y, más ampliamente, co-
mo comprensión de la naturaleza de la institución escolar y de
su función social. Esta investigación se apoyó en esta última
perspectiva, partiendo del presupuesto de que el verd a d e ro
significado de la democratización de la escuela pública (y en
especial de la gestión), es aprehendido cuando se aborda la
naturaleza y la función de la escuela, y el movimiento intern o
y externo que realiza según su finalidad socioeducativa.
Preguntarse por la labor de la gestión escolar, en el
proceso de implementación de políticas de reforma educativa,
supone también indagar en torno al papel que la misma de-
sempeña en el amplio proceso de democratización de la es-
cuela. A la vez, esto implica pensar la práctica escolar como
una categoría clave que fundamenta el proceso de organiza-
ción, realización y evaluación de la reforma.
La comprensión de la práctica cotidiana (particular-
mente, de la práctica escolar) es esencial en la formulación de
una política de reforma educativa. Es fundamental entender
cómo la escuela interviene en las relaciones sociales que se
entablan en la vida diaria de la práctica escolar.
En ese contexto, este trabajo se propuso comprender la
práctica cotidiana, en especial a partir de “la necesidad de
identificar y distinguir las acciones, gestos y relaciones edu-
cativas que posibilitan (o no) que la escuela cumpla con su
tarea social” (Santiago, 1997, p. 70).
Consideraciones finales
115
Asimismo, queda claro que la práctica escolar es la
instancia en donde se manifiestan los fenómenos que facili-
tan (o dificultan) los cambios en la institución escolar, cons-
tituyéndose en un espacio social, relativamente autónomo, y
a la vez dependiente de la estructura y del movimiento social.
Por lo tanto, la práctica cotidiana de cada escuela se
manifiesta entre los diversos actores que la constituyen, a
través de relaciones y de orientaciones diversas. Debe enten-
derse, entonces, que “prestar atención al movimiento de la
escuela en su vida diaria es traer a escena su práctica coti-
diana, o sea, formas de trabajo traducidas en gestos, ritos,
estilos, dificultades, etc.” (Santiago, 1997, p. 70).
Efectivamente, este análisis de la práctica cotidiana en
la escuela ante el contexto específico de la reforma del
PROEM permite afirmar que la construcción de un plan de re-
forma requiere, de parte de todos los actores que componen
el cuerpo de la escuela (y en especial, de parte del gestor es-
colar) una actitud de reflexión colectiva permanente, para
que el cambio sea viable. Cuando se implementa una política
de reforma educativa, la gestión escolar debe ser eficiente pa-
ra llevar a cabo los procesos de toma de decisión. Una ges-
tión escolar participativa implica negociación y conquista de
los actores del contexto escolar, y el enfrentamiento de las re-
sistencias; también implica llevar adelante una osadía colec-
tiva, que se traduce en la práctica cotidiana construida y re-
construida, dentro y fuera de la escuela. Los gestores deben
estar capacitados para llevar adelante una gestión comparti-
da, participativa, democrática; deben saber negociar, ejercer
un liderazgo democrático y mantener un proceso de comuni-
cación abierto.
Así se comprende la complejidad de la práctica cotidia-
116
La implementación del PROEM
na, en tanto su construcción depende de la visión que tiene
cada actor respecto de la implementación de la reforma. De
este modo, “se ratifica la idea de que la educación, y espe-
cialmente su práctica cotidiana, son fenómenos muy comple-
jos; por ende, deben enfocarse desde una perspectiva global
y abarcadora, y ser asumidos en el marco de una responsa-
bilidad colectiva, pues de lo contrario difícilmente se podrá
mejorar la calidad de la educación” (Lück, 1996, p. 154).
En este sentido, el éxito en la implementación del
PROEM depende del esfuerzo colectivo (incluyendo la Secre-
taría de Estado de la Educación, además de la gestión escolar).
De lo contrario, la re f o rma corre el riesgo de obtener logro s
poco efectivos, quedando librada a la comprensión y el esfuer-
zo de cada profesor para conducirla. Los gestores deben sos-
tener un diálogo constante con los actores del sistema de en-
señanza, para definir y redefinir continuamente las políticas.
Amén de la dimensión humana, administrar la escue-
la exige competencia técnica y compromiso político. La com-
petencia técnica comprende los conocimientos y prácticas pe-
dagógicas que proporcionan al gestor escolar la posibilidad
de ejercer sus funciones de forma segura y eficiente. El com-
promiso político implica involucrarse con el trabajo y la rea-
lidad circundante, participando y negociando en el marco de
la reforma, pues un proyecto de cambio es válido sólo cuan-
do no se es objeto, sino sujeto, de la educación. Sólo cuando
los alumnos, los profesores, los inspectores, los consejeros,
los gestores escolares y la comunidad en general pasen, de
ser objetos del sistema a ser protagonistas de su historia, co-
menzará a vivirse un proceso de gestión escolar realmente
participativo y democrático, en busca de soluciones a la pro-
blemática educativa. “La democratización es un proceso que,
Consideraciones finales
117
en su desarrollo, enfrenta muchas resistencias, marcadas por
la parcialidad en ciertos momentos, y por la ambigüedad en
otros. Exige de los directivos gran capacidad de negociación
y espíritu de acción” (Lück et al., 1999, p. 83).
En ese contexto, este estudio ha permitido conocer el
camino trazado para la implementación de una política de re-
forma educativa. Según los testimonios anteriormente ex-
puestos, el PROEM constituye una reforma de origen centra-
lizado, y con insignificante participación de la comunidad es-
colar en su elaboración (a pesar del intento, de la Secretaría
de Estado de la Educación, de discutir los objetivos antes de
iniciar el proceso de ejecución). Es necesario considerar que,
aunque esta investigación no haya encontrado una efectiva
participación de la escuela en la definición e implantación de
la política de reforma, sí registra un avance, en relación a
procesos anteriores, en la democratización del proceso de in-
tercambio entre la práctica de la gestión escolar y la SEED de
Paraná (principalmente en relación a otros proyectos de re-
forma en el sistema de enseñanza). En efecto, en el PROEM
se observa la intención de la SEED de establecer un espacio
de participación; a la vez, se reconoce en los actores de la
práctica escolar la intención de participar. Esto debe tenerse
en cuenta ante la búsqueda de un proceso de gestión plena-
mente democrático. Como límite, las tentativas de democrati-
zación se redujeron a la realización de grandes reuniones en
Faxinal do Céu, consistentes en exponer la reforma más que
en discutirla con los actores que debían implementarla.
Dicha política implica el alejamiento de la práctica es-
colar, en contraste con las intenciones iniciales de la Secreta-
ría de Estado, al proponer la reforma. Según Kramer,
118
La implementación del PROEM
“Es inmensa la distancia entre aquello que producimos
sobre la escuela y la escuela real, concreta, esa de la
esquina... Es inmenso el defasaje entre lo que decimos
o escribimos para los profesores –desde las universi-
dades, las secretarías de educación o los diferentes ór-
ganos públicos y fundaciones-, y aquello que se reve-
la en la escuela y las aulas, en la práctica de esos mis-
mos profesores. Y es brutal la diferencia entre lo que
decimos de ellos o para ellos, y lo que ellos hacen y di-
cen de sí mismos, en la práctica cotidiana” (Kramer,
1993, p. 11).
Esto significa afirmar que hay un desfasaje entre lo que se
planifica en el gabinete –si bien con alguna participación del
segmento escolar–, y lo que realmente ocurre en la vida dia-
ria de la escuela, en la práctica del profesor.
La implementación del PROEM se inició en 1997, con
el dictado de exposiciones, en Faxinal do Céu, sobre la currí-
cula. En 1998 las escuelas recibieron recursos financieros
para reformas y adaptaciones del edificio escolar; se reformu-
ló el plan de estudios y se montaron laboratorios de informá-
tica. Es importante resaltar que esta posibilidad de reformar
el edificio escolar (muchos, en pésimas condiciones materia-
les), a través de los recursos financieros del PROEM, fue la
principal razón de adhesión a la reforma. En la entrevista a
los gestores escolares se advierte que éstos no sabían mucho
sobre la continuidad de los cambios, pero entendían que la
reforma era necesaria y que, sobre todo, eran imprescindibles
los recursos que la acompañaban.
Por su parte, la reformulación curricular implicó una
organización sistemática y temporal de los contenidos curri-
Consideraciones finales
119
culares, más que una política y práctica educativas, traduci-
das en situaciones de enseñanza capaces de movilizar a sus
actores para la ejecución de los cambios. Por lo tanto, en la
escuela no hubo un estudio de la currícula a través de un mo-
vimiento institucional, representado por la confrontación de
los valores, intereses y posturas teóricas “que van tomando
cuerpo y plasmándose en y por las acciones de los sujetos
educadores y educandos” (Santiago, 1997, p. 69). Así, la es-
cuela se ocupó más de la ejecución que de la discusión.
En el contexto del PROEM, para mejorar la calidad de
la enseñanza media, modernizar la orientación laboral técni-
co-profesional y fortalecer la gestión del sistema educativo,
desde 1998 se adquirieron computadoras de última genera-
ción, para que las escuelas tuviesen sus gabinetes de infor-
mática. Sin embargo, en el primer semestre de 1999, éstos
aún no habían sido implementados, y los profesores que de-
bían trabajar con los alumnos en los gabinetes no estaban
preparados para esa tarea.
La gestión escolar debió enfrentar el desafío de que las
decisiones se llevaran a la práctica, uniendo esfuerzos para
realizar los cambios y convencer a los actores sobre la nece-
sidad de implementar la reforma.
La gestión democrática de la práctica escolar se expre-
sa por medio de la participación de sus actores en la toma de
decisiones, especialmente frente a los cambios y reformas
que pretende el Estado. De esto se deduce que los sistemas
de enseñanza deben planificar sus acciones y adecuar sus
procedimientos –en lo que se refiere a la definición de políti-
cas educativas–, abriendo espacios para la participación de
todo el segmento escolar. Esta participación presupone que
los actores conocen el contenido de la reforma que se preten-
120
La implementación del PROEM
de implementar. Por eso resulta esencial la formación del
gestor escolar, porque puede enfrentar las situaciones vivi-
das frente al cambio (principalmente las resistencias y los
miedos), y resolverlos, convenciendo al personal escolar so-
bre la necesidad de la transformación. Así, “más que normas
de desempeño docente (que no estimulan la autonomía y la
creatividad típicas de la gestión que se necesita para asegu-
rar una educación de calidad), es fundamental desarrollar la
capacidad de liderazgo y motivación del cuerpo docente, ge-
nerar innovación y capacidad de acción conjunta...” (Corva-
lán, 1996, p. 35).
Asimismo, es importante considerar la formación do-
cente como punto estratégico central en la conducción de la
política de reforma. En efecto, cuando la participación de los
docentes en la elaboración de la propuesta es mínima, se pro-
duce cierta falta de compromiso y desconfianza en relación a
su implementación. La gestión escolar debe afrontar ese de-
safío en la práctica, sin olvidar ni sus funciones y su autono-
mía, ni la inclusión de la comunidad escolar como partícipe
del cambio. Para Corvalán (1996), en la gestión son impor-
tantes los siguientes elementos:
• objetivos de aprendizaje compartidos, en un proceso de
participación de los docentes y de los demás segmentos
de la comunidad escolar;
• definición de indicadores de éxito, para basar en ellos las
decisiones pedagógicas y la atribución de recursos;
• estimulación de una cultura que valorice el desempeño
académico y el desarrollo de expectativas para el éxito de
los alumnos;
• articulación de los objetivos compartidos y de este nuevo
Consideraciones finales
121
ethos en un plan de desarrollo institucional, en el que se
haga explícito el proyecto pedagógico de la escuela ( Cor-
valán, 1996, p. 42).
Este tipo de gestión escolar, junto a los procesos de descen-
tralización administrativa, financiera y pedagógica, modifi-
can la atribución de responsabilidades y el perfil del gestor
escolar de la escuela pública, haciendo que la práctica esco-
lar se configure como una instancia clave en la implementa-
ción de las transformaciones.
De este modo, cuando se trata de implantar e imple-
mentar políticas de reforma educativa, el camino debe partir
de la relación dialéctica entre el Estado y la escuela, y entre
ésta y la comunidad. De lo contrario, se generará una políti-
ca de sentido opuesto al inicialmente previsto. El sistema de
enseñanza prevé cambios en la institución escolar y en sus
procesos; sin embargo, en la experiencia cotidiana de la es-
cuela, las prácticas no presentan casi ninguna alteración
cuando las innovaciones carecen de la participación y el com-
promiso colectivos. La gestión escolar debe conducir las re-
formas para hacerlas progresar, conquistando una repercu-
sión mayor que la obtenida en las primeras etapas, y susci-
tando una gestión compartida, democrática y transparente. A
lo que se apunta, en última instancia, es a la formación de un
ciudadano capaz de insertarse en el mercado productivo (y
ésta es una preocupación central del PROEM) pero que, por
sobre todas las cosas, sea capaz de criticar y alterar ese sis-
tema. De allí emana la importancia de una gestión escolar
comprometida con la educación pública de calidad y con la
formación crítico-participativa de la ciudadanía.
Sin embargo, es evidente que la propuesta de reforma
122
La implementación del PROEM
en la enseñanza media del Estado (especialmente en lo que
respecta a la creación del nivel posmedio de capacitación la-
boral) fue entendida, en la práctica, de manera limitada. En
principio sólo se consideraron las ventajas inmediatas (los
recursos financieros para la reforma del edificio o la adquisi-
ción de materiales y equipos pedagógicos); esa visión limita-
da impidió acceder a una innovación y desarrollo reales, que
podrían haber acompañado el programa de cambio. El desco-
nocimiento del contenido real del proyecto, de sus objetivos,
fundamentación y metodología, dificultó que los actores de la
práctica de la gestión escolar pudieran realizar un análisis
realmente crítico sobre el rumbo seguido, tal como se des-
prende de los testimonios recogidos en este trabajo. La capa-
citación laboral que pasó a ofrecerse en el nivel posmedio
prácticamente no fue citada en las entrevistas, lo que además
demuestra un desconocimiento sobre su amplitud y sobre
sus posibles efectos en la práctica escolar y en el mercado de
trabajo. Así, en 1998 la gestión de la reforma en la enseñan-
za media todavía daba sus primeros pasos, priorizando la
educación general, sus exigencias y necesidades.
En este contexto, el Estado apenas ejerce el control de
las transformaciones, casi sin intervenir en el proceso de
cambio. Sin embargo, debería jugar un papel central en la
implantación de las re f o rmas educativas. Es necesario esta-
b l e c e r, al planificar los cambios, espacios de part i c i p a c i ó n
para los agentes educativos. Y es igualmente importante que
la práctica escolar esté abierta a las innovaciones. Para ello,
además de participar de la elaboración y discusión del plan
de re f o rma, es necesario conocerlo profundamente, para que
luego pueda implementarse de manera responsable y con
c a l i d a d .
Consideraciones finales
123
Ante las perspectivas de cambio en la enseñanza me-
dia, deben evaluarse más las posibilidades de transformación
que el sentimiento de pérdida ante la situación anterior a la
reforma. Es necesario que los actores de la gestión escolar
estén dispuestos a implementar los cambios en sus prácticas.
Por eso la aplicación de políticas de reforma educativa impli-
ca mucho más la acción y el compromiso de los actores esco-
lares, que la planificación de reglas y normas, pues “la pro-
moción de la reforma educativa dependerá de la visión que se
tenga del bien común, en términos de los avances educativos
necesarios para atender a una sociedad inserta en la moder-
nidad” (Lück et al., 1999, p. 85).
De este modo, para enfrentar el conflicto de diversos
grupos de interés, se exige una interpretación amplia de la
gestión escolar y de la relación entre ésta y el Estado. Es fun-
damental poseer una visión clara sobre las posibilidades de
realización de la reforma y sobre sus potenciales resultados,
pues “tales aspectos le permiten al gestor realizar interpreta-
ciones amplias y abarcativas, y en tanto las interpretaciones
son indisociables de las acciones, éstas se vuelven igualmen-
te amplias y abarcativas” (Lück et al., 1999, p. 85).
Aun así, el estudio realizado sólo tuvo como objetivo
considerar algunos puntos en torno a la implementación de
una política pública de reforma educativa. Se espera que, a
partir de este trabajo, surjan nuevos interrogantes e investi-
gaciones que atiendan a otras visiones, lecturas, experien-
cias e historias de vida. El abordaje de cuestiones tales como
la gestión democrática de la escuela, y la participación de la
comunidad en ella, ayudarán a profundizar esta reflexión. La
participación real de la comunidad en la toma de decisiones
prácticas en las escuelas se hace evidente en la creación de
124
La implementación del PROEM
órganos como el consejo de escuela. Su funcionamiento exi-
ge una práctica de gestión democrática, conciente y compro-
metida. Junto con esta perspectiva, los desafíos que la con-
temporaneidad impone a la gestión también pueden señalar
futuras líneas de investigación, sobre todo en relación a la
formación del gestor escolar en los niveles de grado univer-
sitario y de postgrado, contribuyendo así a articular los obje-
tivos de la educación básica y los del nivel superior, a refor-
mular propuestas curriculares que apunten a la formación del
gestor, y a atender las necesidades reales de la gestión de las
escuelas públicas.
Esta investigación buscó abordar la vida dentro de la
escuela, y especialmente su práctica de gestión. Lejos de re-
solver problemas o demostrar verdades, apuntó a registrar,
descubrir y analizar los caminos recorridos hasta el presen-
te, compartiendo, con los involucrados en la gestión escolar,
las dudas y las convicciones, los momentos de claridad y los
de confusión. El texto es, precisamente, el resultado de inda-
gar y comprender sin imponer respuestas definitivas.
Consideraciones finales
125
Anexo
Guía de entrevista con el jefe del NRE y con la
coordinadora de enseñanza media• ¿Qué conoce acerca del PROEM?
• ¿Qué opina de la propuesta?
• ¿Cómo participó inicialmente el NRE en la propuesta del
PROEM? ¿Cuál es su participación actual?
• ¿Cómo se divulgó la propuesta en las escuelas, entre los
gestores, los profesores y la comunidad?
• ¿Cuál es la participación del NRE en la fase actual de im-
plementación de la propuesta?
• ¿Qué obstáculos surgieron y surgen ahora? ¿Cómo se re-
suelven?
• ¿Cuáles son las críticas (o las dudas) con respecto al de-
sarrollo de la propuesta? ¿En qué se fundamentan?
• ¿Cuál es la situación actual? ¿Cómo están realizando las
escuelas los cambios en la enseñanza media?
Guía de entrevista con los gestores de las escuelas
• ¿Cómo entró en contacto con la propuesta del PROEM?
• ¿Cuál fue su participación como gestor escolar en las dis-
cusiones de la propuesta?
• ¿Cómo recibió la propuesta? ¿Cómo es el acceso a la in-
formación?
• ¿Cómo fue divulgada la propuesta entre profesores, pa-
dres, alumnos, comunidad y APM?
• ¿Qué obstáculos o resistencias se enfrentaron en este pe-
ríodo? ¿Cómo fueron enfrentados? ¿Con qué resultados?
• Actualmente, ¿cómo se está implementando el PROEM en
la escuela?
Anexo
127
• ¿Cuáles son sus críticas (o sus dudas) con respecto al de-
sarrollo del PROEM? ¿En qué se fundamentan?
• ¿Cuál es su opinión sobre esta iniciativa de reforma ela-
borada por la SEED? ¿Cómo evalúa la reforma la comuni-
dad escolar?
• ¿Cómo afectó la reforma práctica escolar?
• El PROEM, ¿alteró de alguna manera la práctica de la es-
cuela?
• ¿Cómo enfrenta estos nuevos desafíos?
Guía de entrevista con los profesores, los inspectoresy los coordinadores de las escuelas
• ¿Cómo accedió a la propuesta del PROEM?
• ¿Cuál fue su participación en las discusiones de la pro-
puesta?
• ¿Cómo recibió la propuesta? ¿Cómo accedió a las informa-
ciones? ¿A través de qué medio tuvo mayor acceso? ¿Por
qué?
• ¿Cómo se divulgó la propuesta entre los profesores?
• ¿Qué obstáculos o resistencias se enfre n t a ron en este perío-
do? ¿Cuáles fueron y cómo las enfrentó la gestión escolar?
• ¿Cómo ve la posición de los alumnos frente a la reforma?
• ¿Cómo se está implementando actualmente la propuesta
en su escuela?
• ¿Cuáles son las críticas o dudas con respecto al desarrollo
del PROEM? ¿En qué se fundamentan?
• ¿Cuál es su opinión sobre esta iniciativa de reforma de la
enseñanza media, que ha tomado la SEED? ¿Cómo la ven
los profesores?
• ¿Cómo afecta, en la práctica escolar, esa perspectiva de re-
forma de la enseñanza media?
128
La implementación del PROEM
Guía de entrevista con los alumnos de las escuelas
• ¿Cómo entró en contacto con la propuesta del PROEM?
• ¿Cuál fue su participación en las discusiones iniciales de
la propuesta?
• ¿Cómo recibió la propuesta? ¿Cómo accedió a la informa-
ción?
• ¿Cómo se divulgó la reforma entre los alumnos?
• ¿Qué obstáculos o resistencias se enfrentaron? ¿Cómo las
enfrentó la gestión escolar?
• Actualmente, ¿cómo se está implementando el PROEM en
la escuela?
• ¿Cuáles son sus críticas o sus dudas con respecto al desa-
rrollo del PROEM? ¿Por qué?
• ¿Cómo afecta, en la práctica escolar, esa perspectiva de re-
forma de la enseñanza media?
Guía de entrevista con la Asociación de Padres yMaestros
• ¿Cómo entró en contacto con la propuesta del PROEM?
• ¿Cómo recibió la propuesta? ¿Cómo accedió a la informa-
ción la comunidad? ¿Cuál es el medio de comunicación al
que tuvo más acceso la comunidad?
• ¿Cómo se divulgó la propuesta en la comunidad?
• ¿Qué obstáculos o resistencias se enfrentaron en este pe-
ríodo? ¿Cómo las enfrentó la gestión escolar?
• ¿Cómo se está implementando actualmente el PROEM en
la escuela?
• ¿Cuáles son sus críticas o sus dudas con respecto al desa-
rrollo del PROEM?
• ¿Cuál es su opinión sobre esta iniciativa de reforma de la
Anexo
129
enseñanza media implantada por la SEED? ¿Cómo la ve la
comunidad?
• ¿Cómo afecta la práctica escolar esa perspectiva de refor-
ma de la enseñanza media?
130
La implementación del PROEM
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El Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación fue creado porla UNESCO en París, en 1963 con el propósito de fortalecer las capacida-des nacionales de los Estados Miembros de la UNESCO en el campo de laplanificación y la gestión educativas.
El IIPE contribuye al desarrollo de la educación en todo el mundo, di-fundiendo los conocimientos y formando a los especialistas en este cam-po. Su misión es la de promover el desarrollo de competencias en mate-ria de definición e implementación de estrategias de cambio educativo.
La creación de su primera sede regional en Buenos Aires, en abril de1997, se fundamenta en las especificidades de la situación latinoameri-cana y, particularmente, en el interés despertado por el proceso de trans-formación educativa que están llevando a cabo la mayoría de los paísesde la región.
Visite el sitio web del IIPE Sede Regional Buenos Aires paraacceder a información actualizada sobre nuestras activida-des de formación, investigación, asistencias técnica, así co-mo también a publicaciones y documentos referidos a distin-tos aspectos de la planificación y gestión educativas.
h t t p : / / w w w. i i p e - b u e n o s a i re s . o rg . a r
Miembros del Consejo de Administración del IIPE
Presidente:Dato'Asiah bt. Abu Samah (Malasia)Directora, Lang Education, Kuala Lumpur, Malasia.
Miembros designados:
Pekka AroDirector, Departamento de Desarrollo de las Calificaciones, OficinaInternacional del Trabajo (OIT), Ginebra, Suiza.Eduardo A. DoryanRepresentante Especial del Banco Mundial ante las Naciones Unidas,Nueva York, EE.UU.Carlos FortínSecretario General Adjunto, Conferencia de las Naciones Unidas sobreComercio y Desarrollo (CNUCED), Ginebra, Suiza.Edgar OrtegónDirector, Proyectos y Programación de Inversiones, Instituto Latino-americano de Planificación Económica y Social (ILPES), Santiago, Chile.
Miembros elegidos:
José Joaquín Brunner (Chile)Director, Programa de Educación, Fundación Chile, Santiago, Chile.Klaus Hüfner (Alemania)Profesor, Universidad Libre de Berlín, Berlín, Alemania.Zeinab Faïza Kefi (Túnez)Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Túnez en Francia yDelegado Permanente de Túnez ante la UNESCO.Philippe Mehaut (Francia)Director Adjunto, Centro de Estudios e Investigaciones sobre lasCalificaciones, Marsella, Francia.Teboho Moja (Sudáfrica)P rofesora de Educación Superior, Universidad de Nueva York, Nueva Yo r k ,E E . U U .Teiichi Sato (Japón)Asesor Especial del Ministro de Educación, Ministerio de Educación,Ciencia y Deportes, Tokio, Japón.Tuomas Takala (Finlandia)Profesor, Universidad de Tampere, Tampere, Finlandia.