la hoguera barbara ii - vida de eloy alfaro - pareja diezcanseco, alfredo

Upload: curtis-hutchinson

Post on 05-Apr-2018

411 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    1/252

    LA HOGUERA BARBARA II

    Vida de Eloy Al faro

    Alfredo Parej a Diezcanseco

    Obra suminist rada a la Secretara General de la CAN, Lima, Per

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    2/252

    LAHOGUERABRBARA IIVida de Eloy Alfaro

    ALFREDO PAREJA DIEZCANSECO

    Coleccin Media Luna

    CAMPAA NACIONAL EUGENIO ESPEJO

    POREL LIBROYLA LECTURA

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    3/252

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    4/252

    3

    NDICE

    TERCERAPARTE LA TRANSFORMACIN 9

    I Las pastorales negras 11

    II Gatazo 22

    III La visin de Amrica 39

    IV El terror 51

    V El incendio grande 69

    VI El tema conductor 77

    VII El poder de los sueos 84

    VIII Para espantar al diablo 93IX La sucesin 113

    CUARTA PARTE LATARDE 141

    I Vientos de fronda 143

    II La campaa de veinte das 164

    III Cuando la tarde empieza 173IV La Patria intacta 187

    V Tiempo cumplido 195

    VI xodo 212

    BIBLIOGRAFACONSULTADA 249

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    5/252

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    6/252

    TERCERAPARTE

    La Transformacin

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    7/252

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    8/252

    ILASPASTORALESNEGRAS

    El rigor de las lluvias haba cesado. El canto delos ltimos grillos anunci las maanas frescas y losvientos nocturnos. Paraguas y chanclos se guardaron en

    el rincn de los objetos intiles. La ciudad de la mitad del trpi-co, libertada del hmedo calor de la estacin lluviosa, tena otrafisonoma, remotamente parecida a la primavera, jams probadaen esa latitud de la tierra. El fango endurecido se tom rugosacapa gris, en tanto que el cielo se fue ms lejos, se hizo ms azul

    y se cubri de estrellas en las noches.Pero fue despus de aquel memorable 5 de junio de 1895,

    que, en verdad, Guayaquil troc su rostro viejo por la joven ter-sura. Haba en el aire nuevos rumores y un olor de tierra cosecha-da. Todo pareca nunca descubierto. Los transentes caminabangiles. El pueblo luca de alegras.

    Los jvenes se impacientaban por acudir al combate. Los vie-jos no cedan su ancianidad. El sueo de aquellas noches debi

    estar inflamado de imgenes heroicas. Y las palabras tenan quehaberse pronunciado con la voz muy alta y subrayadas por ade-manes inquietos y rpidos.

    El Alma de la revolucin haba posedo a la ciudad. Su pre-sencia se la senta hasta en la muda contemplacin de las callesabiertas al sol o en el trajinar de los suburbios. Arda un nuevosentido nacional. Ninguna fuerza habra de torcer su derecha

    ambicin.Empero, algunos jvenes se confundieron con el brillo delos tenientes fugaces, y levantaron otros mitos de embriaguez.As ocurri con la llegada a Guayaquil del general PlutarcoBowen, despus de sus triunfos en Babahoyo. Las dimensiones

    7

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    9/252

    de su vida aventurera aumentaron de voz a voz. Slo saban queera valiente y apuesto. No posea mucha inteligencia, pero eragallardo. Los caballos de su coche fueron desenganchados y losms exaltados de sus admiradores tiraron del carruaje. Cayeronalgunas flores sobre su cabeza casi adolescente. Y no falt quienafirmara imperiosamente que Bowen deba ser proclamado JefeSupremo de la Repblica. Cay en el vaco el increble trampo-ln poltico, pero Bowen el de la puericia en sus cartas a Alfa-ro tuvo un instante de locura y acarici la promesa con verstilespritu de aventurero.

    Y mientras, los das pasaban con la angustia de no tener cercaa un jefe capaz de organizar la revolucin y conducirla al triun-fo. Ignacio Robles, jefe civil y militar interino, no poda serenaraquella primera etapa de violencia. Bowen eluda su cooperacinpara organizar las fuerzas militares. La administracin civil ame-

    nazaba hundirse. Los rumores divisionistas cobraban aliento. Ladisciplina indispensable a la realizacin revolucionaria hallbaseprcticamente destruida.

    Hasta que el 18 de junio lleg a Guayaquil el general EloyAlfaro.

    Las casas quedaron vacas. El pueblo entero en las calles,frente al ro, contemplando el vapor Pentauro cuando larglas anclas, la bandera nacional al tope. Las mujeres llevaban a

    sus hijos en brazos y los hombres rompan los pechos de grito.Millares de manos se agitaban contra la luz de este da limpio.Millares de cabezas se movan como las copas de los rboles enlas tardes de viento. Millares de palabras nunca dichas salanen libertad. Cuando lo vieron, cuando sintieron tan adentro lapresencia estimulante, se agitaron, ebrios, trmulos, hinchadoslos cuellos de gruesas venas ardientes, y el grito inmenso treplos aires:

    Viva Alfaro!La multitud se lanz sobre s misma. Las bandas militares

    tocaron el himno nacional. Flamearon las banderas. Los caballospermanecieron quietos por un instante, la piel brillante y nervio-

    Alfredo Pareja D.

    8

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    10/252

    sa, hasta que empezaron a sonar los cascos en un paso recogidosobre las piedras. Los petardos se elevaron a reventar contra elcielo. Se acercaba. Pequeo, con la levita abotonada, en la dere-cha el delgado bastn, la barba enteramente blanca y la miradaperdida sobre aquella muchedumbre.

    Viva el viejo luchador!Viva el partido liberal!Haban visto el saludo de su mano.Momentos despus, frente a los balcones de la Gobernacin,

    el pueblo cay arrebato al contemplar al hombre que por tan-tos aos mantuvo su esperanza en sazn. Hasta las ventanasllegaron las olas de los gritos, arrolladoras como las de un marenloquecido. Era un mar inmenso, a sus plantas, brbaro, peroobediente. No hubo aliento que no se cortase ni pecho que noestallara. Alfaro descans las manos y no supo qu hacer. La

    comisura de sus labios hizo una curva temblorosa. La visindel pueblo le haba penetrado todo el ser y le tena con los ojospasmados. Lanz las miradas hasta muy lejos, y no pudo ver elfin de aquella muchedumbre. Y cuando las voces ms cercanaspidieron su palabra y el rumor se fue apagando, hasta permane-cer en el aire como el zumbido de millones de abejas, Alfaroinclin dos veces la cabeza, alz ambas manos, abri la boca, yse le amarr la garganta. Entonces, con la mano derecha sobre

    el corazn, abierta como una ofrenda exclam:No puedo! No puedo! Pueblo soberano, perdonadme!

    No puedo hablaros! Cumplir con mi deber!... Hasta cuandollegaron las sombras, hasta cuando la luz de los faroles caysobre las calles, hasta cuando el cielo desapareci y las cam-panas de los relojes pblicos sonaron lentamente en las plazasoscuras, hasta cuando todo el aparato del gran teatro ensordeci,el pueblo cant su triunfo. De rato en rato, el grito de guerra selevantaba:

    Viva Alfaro! Viva el viejo luchador!Amaneca. Los gallos haban cantado intilmente aquella

    noche, porque el silencio slo se quebraba con la gruesa voz,

    La hoguera brbara II

    9

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    11/252

    llena de rabia, de fiesta y de alegra.Alfaro o bala, carajo!

    ***Y he aqu que lanz su primera proclama, el mismo da de su

    llegada: ...Con mi cabeza respondo de la victoria... Vengo sinodios ni venganzas y dispuesto a dar a todos mis compatriotasun abrazo fraternal...*. El 19 de jumo, luego de abolir por decre-to los tratamientos de Excelencia y Usa en lo poltico, lo civil ylo militar,** tom posesin de la Jefatura Suprema, declarandovigente la Constitucin de 1878, en todo lo que no se opusierea la transformacin poltica liberal. Design su ministerio yempez a organizar el ejrcito, en tres grandes divisiones. Unade ellas fue entregada a Plutarco Bowen, a pesar de los rumorescontra l. Confiaba en que Bowen recapacitara y, sobre todo,

    no daba ninguna importancia a sus locuras. Era un buen jefevaliente: lo necesitaba. El pas necesitaba de paz. Y ms que eso:formar una nacionalidad con las fuerzas dispersas y contrarias.Saba que las realidades geogrficas se rechazaban y que, porello, y por la ignorancia en la que habase mantenido el pueblo,el organismo nacional marchaba a destiempos peligrosos. El cri-men de la clase aristocrtica haba consistido fundamentalmenteen no afirmar los pies sobre la tierra, en no haberse esforzado

    por entenderla, en no haber advertido que la salud moral del pue-blo representaba el signo maysculo en la ecuacin nacional. Lamala suerte trajo a Juan Jos Flores. La mala suerte rompi launidad grancolombiana. Cul sera el destino si no se permitaque nuevas clases sociales, con ms legtima dosis de ecuatoria-

    Alfredo Pareja D.

    10

    * Proclama A los Habitantes de Guayaquil, junio 18 de 1895** Robalino Dvila comenta este decreto con manifiesta parcialidad poltica ytrivial exageracin: Ello no impidi que... Don Eloy continuase recibiendo eltratamiento de Excelentsimo Seor y que ms tarde comprara una carroza detipo monrquico, con cojines de seda, arrastrada por tres parejas de caballos.Eloy Alfaro y su Primera poca, ob. cit., pg. 75.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    12/252

    nidad en la sangre, llegasen al poder? Los empleados, los artesa-nos, los comerciantes tenan que ascender. La ley histrica empe-zaba a cumplirse. Slo el pueblo dara el poder arrebatndolo delas manos intrusas, extraas, dueas del pas como lo es un pca-ro que con el tiempo llega a creer en sus derechos sobre la cosarobada. En Guayaquil, la economa se transformaba y el choquecon el feudalismo devena inevitable. Cmo hallar la solucina semejante problema? Alfaro no conoca las leyes econmicasde la historia moderna, pero, en cambio, la intuicin le haciatocar la verdad. Gigantesca tarea sobre sus hombros, bien quelo saba. Y tuvo, por ello, la angustia de pensar largamente en eldestino que habra de conformar. A veces, crea dudar. Contaracon hombres de pensamiento que le ayudaran en la obra de crearun pas? La primera obligacin consista en conciliar. Saba quela reaccin conservadora no cedera sus posiciones y conoca

    como nadie, el fanatismo de los pueblos sometidos a la clereca,las ms de las veces, ignorante y usurpadora. Transformar eltiempo perdido, obtener que el retardo se incorporase a las ideasnovsimas de su partido, era casi imposible. Y en sabindolo as,haba que intentarlo. Lo intent.

    Algn da le denunciaron que el general Reynaldo Florespreparaba su salida del pas. Orden silencio al denunciante y lodej marchar. Dobleg la intransigencia de los ciegos e impuso

    su voluntad. Paz, sobre todas las cosas. Fraternidad de los ecua-torianos. Y sacrificar algo, que ms vala la obra por hacer.

    Dos misiones de paz salieron de Guayaquil. La primera, a lacapital de la Repblica a buscar una frmula con el Gobierno quepermitiera al partido liberal asumir el poder sin derramamiento desangre. La otra, a Cuenca. Ambas comisiones fueron rechazadas.El gobierno se neg a recibir a la una, que fue detenida en Lata-cunga, Y las autoridades de Cuenca no quisieron tratar con emi-sarios de Alfaro. Claro est que en Latacunga hubo discusionescon delegados, conversaciones telegrficas, acusaciones mutuas...Nada en definitivo.

    Desde antes, y para conseguir que la provincia de Manab,

    La hoguera brbara II

    11

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    13/252

    adhiriese a la revolucin, haba partido a Manta un grupo deliberales, que inclua a Felicsimo Lpez y el sacerdote catlico,Manuel Ontaneda. Robles, antes de la llegada de Alfaro, habatomado la iniciativa, frustrada por la resistencia del Obispo dePortoviejo, que obstaculiz las negociaciones y pretendi que lacomisin fuera apresada y conducida a Quito. Pero en Manta,el buque de guerra Cotopaxi se haba entregado a las fuerzasliberales y mientras los delegados de Robles retomaban a Guaya-quil, los manabitas organizaron la revolucin, marcharon sobreCalceta y tuvieron el primer combate. Al tomar el pueblo, estabaardiendo. Nada para los liberales, era la consigna de los seguido-res del Obispo Pedro Schumacher. Una parte de la inocente pobla-cin qued reducida a cenizas. Se haba combatido hasta en lostemplos y dos o tres frailes murieron con las armas en la mano.Schumacher tena excitadas las iras fanticas con una proclama

    de guerra: ...El grito de abajo los frailes y muera Jesucristo alparecer va a ser realizado... El ttrico masonismo, representadopor un excomulgado,* y la profanacin del santuario, simbolizadapor un sacerdote, indigno aun de llevar las sagradas insignias delsacerdocio... stos son los enviados del radicalismo... Escogedentre Dios y Satans, pues de esto se trata!... Soldados cristia-nos! El que sucumbiere en la contienda con el impo radicalismo,lograr la palma del martirio!... Rechace el Seor a los espritus

    infernales... As lo pedimos en el nombre del Padre, del Hijo y delEspritu Santo....**

    Antes de la derrota, Schumacher haba sido apresado porlos revolucionarios. Libertado condicionalmente, a cambio deprisioneros liberales y de la mitad del armamento, la palabraempeada por el conservador coronel Almeida fue negada porlos otros, y Schumacher y sus compaeros se dieron a la fuga.Despus del combate, se dirigieron, Schumacher y el batallnnmero cuatro hacia los Andes. Posedo de furia, el obispo man-

    Alfredo Pareja D.

    12

    * Felicsimo Lpez, excomulgado por tal Obispo.** Roberto Andrade. ob. cit., pgs. 228-229.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    14/252

    tuvo la firmeza de aquello hombres harapientos y fatigados.Marchaba a la cabeza, exhortndolos con su montona voz depredicador, descolorida la sotana negra con ribetes verdes, tanremendada como los pesados zapatos, el sombrero faldn depaja toquilla con cinta y borlas negras cadas hacia atrs, y enla mano un delgado bejuco con el que golpeaba las piedras delcamino, mientras sus miradas se extraviaban con las visionesdel cielo y del infierno. Si alguno desfalleca, el monje implaca-ble, con sus duros ojos azules, dbale nimos. Su palabra, enton-ces, llegaba al corazn, con la promesa de la ventura eterna. Erafuerte. Hinchadas venas le cruzaban las manos y en la frenteadusta tena la misma sea trgica de un ardiente predicadordel desierto.

    Cuando lleg a Quito con las tropas, fue aclamado. Besabanel filo de su sotana y rogaban su bendicin. La procesin se

    hizo con los miembros del Gobierno a la cabeza, y el presidenteSalazar dio el primero la bienvenida. Las campanas de la iglesiatocaron de alegra. Y las turbas temerosas, trotaron a la cola delos cnticos solemnes, embriagadas con el vino del misterio ydel secreto de aquella pompa ultraterrena.

    ***La noticia de la proclamacin de Alfaro conmovi a las ciuda-

    des, a las aldeas, a los pueblitos ms escondidos en la sierra. Losfrailes se lanzaron a predicar la guerra contra el anticristo. Taanfnebremente las campanas. Los indios, asustados, escuchabanaquellos sermones de admonicin. Los franciscanos organizaronuna gran procesin impetratoria, que invadi las calles de Qui-to. El mismo Arzobispo Rafael Gonzlez Calisto, llam a lasarmas: El enemigo llama a nuestras puertas... El enemigo es elliberalismo y radicalismo en toda su ms repugnante desnudez yasquerosa deformidad. La serpiente que entr en el Paraso para

    La hoguera brbara II

    13

    * Roberto Andrade, ob. cit., pg. 225.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    15/252

    tentar a nuestra madre comn madre, era por lo menos airosa,ostentaba en la piel los colores del iris, vibraban en sus ojos fasci-nadores rayos, su lengua trisulca pronunciaba muy halagadoraspalabras... No as el enemigo que hoy nos amenaza... Monstruoes del infierno, espantoso, indescriptible, el liberalismo y radi-calismo: es la gran ramera de Babilonia que vio San Juan en elApocalipsis, como una mujer sentada sobre una bestia, llena denombres de blasfemia... Con nosotros est Dios... Con nosotrosest la Azucena de Quito, la Beata Mariana de Jess... Tomadlas armas y tened buen nimo! Porque ms vale morir en el com-bate que ver el exterminio de nuestra nacin y del Santuario,terminaba la pastoral, repitiendo palabras bblicas.*

    Desde los plpitos de las iglesias, a la hora de la misa, a lahora de la confesin, desde los conventos, desde las casas de lasfamilias de pantorrilla, en todas las ciudades, en todos los pue-

    blos, el dulce sermn se transform en discurso de agitacin.Tenemos que vencer al demonio... Guerra a muerte al indioAlfaro, al inmundo Satans que viene por vuestra alma!

    As, la guerra civil empezaba a convertirse en una peligrosaguerra de religin. Los conservadores estaban satisfechos. El cle-ro acuda puntual a la cita, a la fortificacin de los privilegios.No en vano eran sus aliados y no intilmente habanle sabidoconceder una preeminencia que ahora no quera perder.

    Por los altos caminos de la sierra, entre los picos azules y elapacible verdor de las laderas, entre los senderos ocultos o porlos pramos helados, los indios caminaban repitiendo, en su len-gua dulce y triste:

    Indio Alfaro viene... Indio Alfaro viene...

    ***En Quito, el Gobierno pasaba por momentos de confusin al

    organizar la defensa, a pesar de haber acudido en su auxilio eco-nmico, por Orden del Arzobispo, las comunidades religiosas.Las contradicciones internas resultaban ms poderosas que elbuen nimo por vencer a Alfaro. Ni siquiera el gran aparato de

    14

    Alfredo Pareja D.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    16/252

    la propaganda clerical serva seriamente para la guerra. Una delas dificultades mayores se present al buscar al general en Jefe.A quin confiar el ejrcito? El nombre de Sarasti encontrabaresistencia. No crean en l, porque haba servido al progresis-mo, y el conservadorismo ultramontano nunca vio con buenosojos, aun aprovechndola, a la combinacin poltica inventadapor Flores. Sin embargo, las circunstancias hicieron que fueradesignado. Con el sobrenombre, de tulcanes, cruzaron la fronte-ra fanticos colombianos de Pasto, valientes, iracundos, al gritode guerra contra los herejes. De esta manera, el ejrcito conser-vador engrosaba.

    Vicente Lucio Salazar renunci por motivos de salud. Loreemplaz Carlos Mateus, ltimo Presidente del Senado, y luegorenunci al cargo. Otra vez, tom el mando Salazar... As era ladescomposicin oficial, que apareca ya en la superficie. A pesar

    de todo, se haban logrado medios para la lucha. El ejrcito pre-sent armas al Gobierno. Un coronel, jefe de la primera divisin,detuvo su caballo y exclam, como un pjaro agorero:

    Prometo, Excelentsimo seor, arrollar con mi divisin alenemigo de la Repblica, y ofrezco al noble pueblo de Quitopresentar en esta misma plaza al Jefe del Vandalismo, amarradoo arrastrado.

    Los tambores y clarines corearon. Las marchas militares deja-

    ron sus sones en las calles, mientras una lluvia delgada y fraensombreca el paisaje.

    ***Algunos jvenes liberales de la sierra, despus de viajes

    azarosos, empezaron a llegar a Guayaquil. Alfaro los recibientusiasta y carioso, y confioles cargos de responsabilidad enel ejrcito que improvisaba. No contaba con jefes veteranos,pero s con el mpetu de una generacin heroica. No descuidun detalle. Si en la sierra se haba abierto una peligrosa campaade odio regionalista, l quera destruirla llamando a los hombresdel otro lado de los Andes a engrosar las filas liberales. Le obse-

    La hoguera brbara II

    15

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    17/252

    sionaba la idea de la unin nacional, nica frmula para salvar elpas. La tarea no le arredraba, y slo meda la gran distancia porrecorrer, la gigantesca empresa que deba conducir.

    El 25 de junio, cuando cumpla cincuenta y tres aos de edad,escribi una conmovedora proclama: ...Nada soy, nada valgo,nada pretendo, nada quiero para m. Todo para vosotros, que soisel pueblo que se ha hecho digno de ser libre... Con la experienciadel pasado y con las lecciones del presente, debemos establecer,en lo porvenir, una poltica humanitaria de tolerancia y justicia,que condene los excesos, reprima los abusos y concilie todos losnimos... Mi administracin se ha iniciado perdonando pasadosextravos y atrayendo a ella los mejores elementos sociales... Alhacerme cargo del poder, he pronunciado la palabra paz, porquedejo a la insensatez de los enemigos de la Patria el provocar laguerra... Hoy nos corresponde velar por los intereses del pueblo.

    Hoy es nuestra obligacin, sagrada e ineludible, la de establecerla verdadera Repblica, cortando de raz las viejas corruptelasy estableciendo la ms estricta moral administrativa... Conciu-dadanos! El Partido Liberal ha vencido para siempre en el Ecua-dor.

    Ya las comisiones de paz haban regresado. No quedaba,pues, otro camino que la guerra. Nunca tuvo, a la verdad,muchas esperanzas en la actitud conciliatoria, pero deba cum-

    plir con ese deber y justificar, despus, lo inevitable de la lucha.Corran los ltimos das del mes de julio y apresuraba los pre-parativos blicos, cuando recibi una carta de Londres, firmadapor un polaco, de apellido Wilzinski. Abrumbale de elogios yle adverta que con dinero podra hacer la felicidad de la Patria.Y terminaba ofrecindole cuatro millones de libras esterlinas acambio de un puerto en las Islas Galpagos para Inglaterra. Esta-ba solo en su despacho. Su rostro atezado por el sol se encendide vergenza. Descarg un puetazo sobre la mesa. Y se qued,luego, abstrado.

    Pocos das ms tarde, un extranjero solicitaba audiencia.Vena por la respuesta de aquella carta. Alfaro no saba si ese

    Alfredo Pareja D.

    16

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    18/252

    hombre conoca el secreto de la oferta. De todos modos, no des-cendera a hablar de ella. El ceo arrugado, termin la breveentrevista con estas palabras:

    Yo no doy contestacin a esa clase de cartas. No pensms en el asunto y contrajo su atencin a la campaa que iba ainiciar. El 24 de julio encarg el Poder Ejecutivo al Consejo deMinistros, y el 25 sali a tomar el mando de sus hombres

    Plane el avance en dos grandes hojas de tijera: la una, bajosus rdenes, seguira por la ruta trazada para la construccin delferrocarril a Quito; la otra, al mando del ministro de la Guerra,general Cornelio Vernaza, marchara por Babahoyo con destinoa Guaranda. En el centro de la sierra se encontraran para librarla batalla definitiva y tomar la capital.

    Otra vez, el blanco sombrero manabita con cinta tricolor ledefendi del sol. No llevaba ms insignias de mando que las

    viejas presillas en su americana azul. El mismo lazo negro de lacampaa de 1883 anudado al cuello. Y los mismos zapatos tos-cos llevaban las espuelas para el caballo de buena raza. Sobre loshombros no se pondra otra cosa que un poncho de lana. Y entrelas manos, no habra sitio ms que para el sabroso cigarro daule-o, que inverta para sentir el humo en el rostro cuando algunapreocupacin le atormentaba.

    En las chinganas de Guayaquil, frente al vaso de aguardiente

    o al pocillo de claro de jora, se cantaba:

    Con Alfaro por la Sierralos patriotas marchan ya.Y Sarasti en las trincherastemblando de miedo est.

    La hoguera brbara II

    17

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    19/252

    IIGATAZO

    Su asistente, un negro al que apodaba Sansn,fuerte como un caballo, y leal como suelen serlo loshombres de su raza, preparbale, de rato en rato, una

    taza de caf. La vegetacin tropical empezaba a desaparecer. Lasmontaas azules se vean lejos an, desdibujadas por la bruma.La caa brava, los inmensos platanales, las huertas de cacao, porlas que haba que andar despacio, inclinando la cabeza hacia elpico de la montura, el calor hmedo, los cocuyos y las garzas

    blancas millares, s, volando sobre los soldados, todo eso yano se vea. Las noches venan hinchadas de viento y el chilli-do de los insectos no tena la fuerza de las primeras jornadas.El vivac era alegre. Se contaban cuentos de picante sabor. Sedestapaban botellas de coac, casi nunca en la tienda del JefeSupremo. En cuanto al aguardiente, era celosamente guardadopara los das de batalla.

    Sansn, dame caf.

    El verde fue el primero en dulcificarse por las praderas veci-nas y en las faldas de los alcores ms cercanos. El ro, en cam-bio, traa ruidos de piedras revueltas, corriendo hacia las tierrasbajas. Iban trepando; al toque de diana, se encendan las cocinas.Los caballos eran ensillados premiosamente. Luego, las cometastrasmitan la orden de marcha y todos a una daban comienzo,alegres y con un canto guerrero entre los labios, a la nueva jor-nada.

    Hacia el norte. El ejrcito del general Vernaza, desde Babaho-yo, deba cruzar, siempre al Este, la cordillera para amagar Guaran-da, plaza que prometi solemnemente rendir. Se encontrara conAlfaro para luego derrotar a Sarasti. Alfaro marchaba por la lnea

    18

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    20/252

    recta, entre los callejones de los Andes, para ganar la provinciadel Chimborazo, unirse a Vernaza, y obligar al enemigo a salirde sus cuarteles de Riobamba. Cerca de tres mil cuatrocientoshombres bien armados tena Sarasti, y Alfaro lo saba; no arries-gara, pues, su ejrcito, muy inferior en nmero, en una batalladecisiva sin contar con el concurso de las tropas de su ministrode Guerra. A ms, la falta de hombres veteranos, el clima fro yalto, en el que los costeos respiraban con dificultad...

    Mientras conduca, su hermoso animal inquieto, iba pen-sando. Entrecerraba los ojos, soador incorregible, y poda oras el fragor de una locomotora trepando los cerros increbles.Ferrocarril, ferrocarril, ferrocarril... Lo tendra que hacer. Enton-ces ah, entonces!, cmo se inundara la Patria de sangre reno-vada, cmo no se hara la unin nacional... Alguna pregunta lerobaba el sueo.

    Volva a la realidad de aquel momento, daba sus rdenes yotra vez ya estaba con el anhelo trepado sobre las cumbres.En Alaus se incorporaron varios oficiales, entre ellos, su her-

    mano, el coronel Medardo Alfaro y el general Leonidas Plaza.*All recibi una comunicacin del general Sarasti. La ley conlos ntimos: Medardo, que venia desde Centro Amrica, el coro-nel Mendieta que arribara junto con Alfaro en el Pentauro, elgeneral Morales, su jefe de Estado Mayor, los coroneles Monca-

    yo, Andrade, Valles Franco... Era breve la carta: se limitaba adecir que haba obtenido del Gobierno de Quito pasaportes paralos presos polticos y que, por tal razn, solicitaba lo mismo paralos apresados en Guayaquil. Alfaro sonri y mir al coronel Men-

    La hoguera brbara II

    19

    * Robalino Dvila, ob. cit., pgs. 96-97, dice con inexcusable prejuicio cleri-cal: Leonidas Plaza que haba alcanzado el grado de general en... El Salvador

    y se hallaba sirviendo como mercenario... en... Costa Rica, y agrega, acogien-do palabras de un reaccionario y tardgrado escritor, W Loor: Poco a poco,Guayaquil se va llenando con los agnados, cognados y paniaguados de Alfaro,casi todos procedentes de Centro Amrica y que apenas si posean los rudimen-tos de la instruccin primaria.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    21/252

    dieta. Era su favorito. Por su medio, alcanzaban cualquier cosadel Jefe Supremo. Era centroamericano y su vida estaba realza-da por cierto misterio. Nadie conoca con exactitud la razn delcario que le profesaba Alfaro. Apuesto, valeroso, inteligente,buen camarada, se ganaba rpidamente las simpatas de todos.Y muchos, an querindole, murmuraban que era hijo de Alfaro.Nunca hubo explicaciones de ninguna clase. El silencio confir-maba el decir, pero en nada hubo malicia.

    Est atrasado de noticias Sarasti.Haba dicho Alfaro, dirigindose a Mendieta. Luego llam a

    su secretario y le dict la respuesta: Toda medida que tienda asuavizar los rigores... me causa especial satisfaccin... El Gobier-no que se inaugur en Guayaquil... expidi ya pasaporte para elexterior a los seores Senz, Csar Borja, etc. ... Ahora mismo,en esta ocasin, el pas es testigo de cunto he hecho por evitar

    la intil efusin de sangre... Si la guerra entre hermanos ha esta-llado, nadie dir que es culpa ma, y s de quienes, como usted,no han sabido o no han querido inspirarse en los sentimientosde un puro y levantado patriotismo; la culpa es, y la historia loconfirmar, de quienes han apelado a todo medio, a la calumnia,a la sencilla credulidad de las masas, al fanatismo, que busca pre-texto en una religin que nadie ataca, para atizar una contienda...La culpa es suya, seor general, puesto que ha podido y puede

    an evitar esta lucha neciamente fratricida, entre la casi totalidadde la nacin y un fantasma de Gobierno. Me hallo a la cabezade un ejrcito invencible por su patriotismo; la justicia, apoyadaen la fuerza, est de mi lado; cuento con la victoria, no obstanteque s que tengo por adversario a un ejrcito denodado, dirigidopor un jefe experto y valeroso, digno de estar a la defensa de unamejor causa; pero antes que mis glorias como soldado estn misdeberes como ciudadano; y as me permito invitar nuevamenteal Gobierno de Quit, por medio de su Comandante en Jefe, a untratado de paz, que, siendo honroso para ambas parte, satisfagalas nobles aspiraciones del pas; entendindose que esta proposi-cin no implica la suspensin de hostilidades.

    Alfredo Pareja D.

    20

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    22/252

    Tres das despus lleg la rplica de Sarasti: En mi con-dicin de militar no sostengo ningn partido poltico, sino laestabilidad de las instituciones y la dignidad de la nacin. Noquiero corresponder con frases zahirientes a las que usted se hapermitido dirigirme... ni calificar de invencible el ejrcito quemando y en el que me acompaan los ms benemritos jefesde la milicia nacional... No dudo que el triunfo ser del ejrcitoque va a combatir por sus hogares, en una comarca invadida poragresores, a quienes no han inferido el menor agravio los pac-ficos pero valerosos habitantes de la Sierra... Naturalmente, lamisiva terminaba pidiendo las bases de un arreglo, slo que lacarta estaba llena de regionalismo. Era una visin pequea ylocalista la de Sarasti.

    En tanto, el ejrcito liberal se acercaba al enemigo. El 6 deagosto, en el combate de San Jos de Chimbo, ascendi a coro-

    nela a la famosa liberal doa Joaquina Galarza. El 9 de agostoocupa la poblacin de Guamote. Desde all volvi a escribir aSarasti, a contrapelo: ...No estoy solo, general: es el PartidoLiberal, con sus antecedentes irreprochables, con sus hombresconnotados y con una gran masa del pueblo independiente muylaborioso, los que coadyuvan a esta ardua, pero nobilsima tareaque me he impuesto. Ni cmo podra sostenerse que la guerrapor la reivindicacin de la honra nacional sea ms bien coste-

    a que interiorana? Porque si es verdad que a la costa le cupola honra de iniciarla, no lo es menos que estall, igualmente ycasi al propio tiempo, en las provincias de Imbabura, el Carchi,Pichincha, Len, Tungurahua, Chimborazo, Bolvar, y ltima-mente en Loja y Caar. Los combates de Tulcn, San Miguelde Latacunga, Guaranda, Quito y al fin los de Chillo y Loja,probndolo estn... En suma, esta guerra no es guerra de provin-cialismo; no es la costa que se lanza a invadir a la sierra. Decirlopor la prensa es una insigne mala fe; asegurarlo en nota oficial,una ligereza incalificable. La guerra podr ser, si usted quiere,guerra de partidos, guerra de la probidad contra el fraude, de lahonradez... contra los peculados monstruosos... por lo dems,

    La hoguera brbara II

    21

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    23/252

    voy persuadindome de que es usted, seor general... el defen-sor convencido del orden legal... por ms que en 1883 fue usteddeclaradamente revolucionario; lo que siento es que ese ordenlegal y esas instituciones republicanas sean los del seor Caa-mao, desgraciado fundador de la argolla, despus del seorFlores, el celebrrimo financista... los del inepto y desventuradoseor Cordero, uno de los pasivos culpables de aquella almone-da indigna del pabelln ecuatoriano, y en fin, lo que siento yhasta ahora me asombra es que usted que en diversas ocasio-nes ha asegurado que... la constitucionalidad del Gobierno deQuito terminaba el 20 de junio ltimo, se empee todava en ladefensa de un orden de cosas condenado privadamente hastapor su propia conciencia... El seor general se servir... decir-me oportunamente si su Gobierno acepta la iniciativa de paz,tomada por m, para formular entonces las bases del arreglo a

    ella conducentes, sin que, mientras esto suceda, hay suspensinde hostilidades.Prcticamente, la gestin pacifista haba concluido. Pero

    Alfaro haba logrado un doble objeto: tratar de desvanecer, endocumentos que se publicaran, las acusaciones regionalistas delos ultramontanos y sondear la decisin del enemigo. Y ahora, aprepararlo todo para el combate, Ya el ejrcito haba atravesadola meseta de la rama occidental de los Andes. Era necesario un

    descanso, recibir noticias del enemigo y esperar mensajeros deVernaza. Tres das acamp en Guamote. Alfaro haba ordenadoa su ministro de Guerra en campaa ocupar sin demora, con unaparte de su ejrcito, posiciones estratgicas en los alrededoresde San Miguel de Chimbo, a objeto de obligar a retirarse a lasfuerzas enemigas que estaban en Guaranda. All, deba esperarla noticia de su llegada a Alaus para marchar contra Guarandacon el grueso de las tropas. Vernaza no crey prudente permane-cer muy alejado de su avanzada y la protegi a dos jornadas dedistancia. Hizo bien: a la medianoche del 5 de agosto, supo queel enemigo movilizaba hacia San Miguel. Horas despus se pusoen marcha y lleg a tiempo, derrot a los conservadores y pudo

    Alfredo Pareja D.

    22

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    24/252

    ocupar la poblacin, al final de un cruento combate.Alfaro, claro est, no haba sealado nmero de tropas para

    la avanzada: con la gente que considerase aparente, eran laspalabras de su orden telegrfica. Dos das despus, el general Ver-naza, sin resistencia alguna, entraba a Guaranda. En la batalla deSan Miguel de Chimbo haba perdido la tercera parte de sus efec-tivos, y, aunque brillante, la jornada era slo iniciacin de las hos-tilidades. Las fuerzas de Sarasti hallbanse intactas en Riobambay Alfaro no poda exponer a sus hombres en una sola batalla sinesperar la conjuncin de ambos ejrcitos liberales. Sabedor delas bajas que sufriera Vernaza, el 11 de agosto le orden que incor-porara sus fuerzas al cuartel general, indicndole la va para lamarcha. Alfaro no quera arriesgar los setecientos hombres querestaban a Vernaza en una sola accin, y por eso le instrua darun rodeo para evitar al enemigo. El general Vernaza impugn el

    plan. Arrogantemente, dira despus,* que el enemigo haba quebatirlo en franca lid y que no poda retroceder como en fuga. Laprudencia de Alfaro, veterano luchador, le aconsejaba procedercon cautela. Reconoca la gran capacidad militar de Vernaza,pero el responsable era Alfaro. Empero, acept las modificacio-nes propuestas por su Ministro, que le peda ocupara Cajabambamientras l se diriga a tomar San Juan, y las acept an con elriesgo que la empresa significaba. Vernaza haba argido que la

    marcha era muy difcil por las rutas ordenadas. Hacia el 10 deagosto, el Jefe Supremo telegrafiaba al Consejo de Ministros enGuayaquil: ... Precisamente, el movimiento que voy a ejecutardentro de pocas horas, tiene por objeto realizar la combinacinindicada por Vernaza: hemos estado, pues, uniformes sin previoacuerdo, aun cuando yo le haba propuesto que diera un rodeopara evitarle peligros.

    Era el 10 de agosto en Guamote y haba que celebrar el ani-

    La hoguera brbara II

    23

    * General Cornelio Vernaza, Para la Historia, Guayaquil, Imprenta Lanacin, 1901.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    25/252

    versario del primer grito de la independencia de Amrica, lanza-do en Quito. Hizo bautizar los caones. Vena con su ejrcito, decapelln, el sacerdote Ontaneda, el que fuera en la comisin depaz a Manab. Solemnes ceremonias, discursos de rigor, vivas,raciones de aguardientes y ms carne...

    El fro cortaba las carnes montubias y la piel morada se esti-raba, mientras el aliento era a cada esfuerzo ms corto y msveloz. Cierto da, se presentaron en el campamento numerososindios. Dos caudillos al frente, Senz y Huamn, expertos, vale-rosos. Buscaron su tienda.

    Queremos ver indio Alfaro.Los recibi de pie, extendida la mano cordial. Atnitos, los

    indios lo miraban con fijeza. Sera en realidad un hombre de suraza, como decan en las ciudades y pueblos serranos los curasy los ricos? Alfaro llevaba el cabello cortado casi al rape, y en

    el rostro, las seales del sol. Dudaron. Tenan las manos enlaza-das bajo el poncho y los ojos remotos. Movan la cabeza despa-cito. Una especie de dolor hecho piedra les curvaba los labios.Pensaron calladamente. Tomaron asiento. Y all se quedaron sinhablar. Pero hubo de empezar el dilogo: corto, a monoslabos,terso como una hoja de acero. Ofrecieron hombres para comba-tir por la libertad.

    General Senz y usted, coronel Huamn... empez Alfa-

    ro.Levantaron las cabezas. Una ligera sonrisa les tembl en

    los ojos. Alfaro manej esas almas con la maestra de un vie-jo conocedor. Parcas palabras: sus ideales, la democracia... losotros pensaban acaso en la conquista, en la revancha... GeneralSenz y coronel Huamn! All mismo les otorg las jerarquasmilitares. Declinaba el sol. La bruma envolva los cerros. El vien-to corra limpio por los pramos y traa voces nuevas y eternas.Sellaron la alianza perdurable. Recibi a los indios que pudoutilizar. Orden pagarles el mismo salario que a los soldadosJams tuvieron tanto dinero en sus manos. No lo podan creer...Amo Alfaro! Amo Alfaro! Amo indio Alfaro!, repetan con el

    24

    Alfredo Pareja D.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    26/252

    corazn apedazado de sueos... La voz de un yarav sonaba en elcamino como un lamento, deslizndose por la nieve de las mon-taas. Las sementeras comenzaron a cubrirse de sombras. Unainmensa, una tristeza de siglos esclavos llen el paisaje. Apreta-dos, trotando por los senderos verticales, los indios llevaban asus chozas miserables la noticia, prendida de la tibia dulzura desu lengua quechua.

    Alfaro dirigi un telegrama a su Consejo de Ministros en Gua-yaquil, pidindole expedir un decreto por el cual se exoneraba ala raza indgena del pago de la contribucin territorial y del tra-bajo subsidiario. Cumpla el pacto con los caudillos indgenas.El 28 de agosto, el decreto se public con todas las de ley. En suartculo primero, deca:

    Los individuos de raza indgena pura gozarn del benefi-cio de amparo de pobreza en los trminos de los artculos... del

    Cdigo de Enjuiciamientos Civiles, pudiendo aun hacer uso depapel comn en sus pedimentos ante cualquier autoridad Y enel segundo: En los juicios en que los indgenas siendo actores,fueren condenados a costas, el Juez de la causa ordenar que lamitad de stas sea satisfecha por los procuradores, siempre queaparezca mala fe o temeridad notorias. Ms adelante, se ordena-ba poner en libertad a los indios presos por costas judiciales, tanluego como sumariamente comprobasen su insolvencia.

    Y desde entonces, cuando el ejrcito marchaba, se vean lasseales de los indios que viajaban por los cerros.

    Daban ruta. Indicaban las posiciones enemigas. Y los queandaban con la tropa, ofrecan sus espaldas para transportarmuniciones y bagajes. El rostro de Alfaro habase iluminado dedulzuras desconocidas: jams se conmoviera de tal modo conlos vtores, como lo fuera con aquel canto de una dimensin deabismo:

    Caparina! Vivamlfaro!.*

    La hoguera brbara II

    25

    * Significa gritar o grito. Y contraccin de Viva Amo Alfaro.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    27/252

    ***Descenda la cordillera, hacia Cajabamba. Inquieto, duro el

    entrecejo, se protega de hoscos silencios. Las tropas de Vernazano llegaban. Cuando ocup Cajabamba, despach las columnasNueve de Abril y Tungurahua, a las alturas de Ballub, parafavorecer la incorporacin. De Sarasti, slo saba que estaba enRiobamba, con un ejrcito poderoso, que contaba con magnfi-cos jefes. Los hombres de Alfaro estaban fatigados, despus deuna marcha por regiones abruptas, heladas, inhspitas, por altu-ras de tres y cuatro mil metros, ellos que respiraban al nivel delmar. Pocos jefes de experiencia. La mayor parte de la oficialidadla componan jvenes entusiastas, pero no expertos. Por qu nose apresuraba el general Vernaza?

    Pero en el campo del enemigo la situacin era confusa. La

    rivalidad poltica sembraba divisiones irreconciliables. Sarastihaba puesto confianza en la divisin de seiscientos hombresque, al mando del coronel Vega, saliera de Cuenca para operarde acuerdo con sus fuerzas. Vega habra hostilizado la marchade Alfaro y entonces habra sido posible batirlo entre dos fue-gos. Pero esos seiscientos hombres haban contramarchado aCuenca; una informacin reservada asegur que Sarasti no darabatalla, porque era progresista y no permitira que el poder fuera

    a manos de los ultramontanos. Y como la situacin legal estabarota las elecciones no haban podido verificarse sino en ciertasprovincias de la Sierra, el poder lo ganara el ms fuerte.

    Cierta noche, el jefe de la primera divisin, sali de Riobam-ba al encuentro del Batalln n. 4, que deba llegar a Ambato.Y no regres. Era el mismo que haba ofrecido al pueblo deQuito entregar a Alfaro, amarrado o arrastrado. No quiso pelear,lo detuvieron con razones polticas o no quiso mezclarse en laintriga.

    Sarasti, reservado, no quera discutir los planes de la guerra.Le pedan audiencia sus altos oficiales, y responda que no habanecesidad, porque la Direccin de la Guerra tena resuelto ya el

    Alfredo Pareja D.

    26

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    28/252

    plan de operaciones, que se desarrollaran segn conviniere. Elcoronel Fierro expres a sus compaeros:

    Queda pendiente la vida de nuestros batallones y nuestrohonor militar de la sabidura del general Sarasti.

    Tres das antes. Fierro haba solicitado permiso para atacarCajabamba con su divisin. No le fue concedido.

    Y as, la disciplina estaba prcticamente destruida. Aquellostres mil cuatrocientos hombres rumiaban su descontento. la sali-da de Riobamba se postergaba diariamente. Qu esperaba Saras-ti? Una vez, se demor la marcha porque una divisin entera noestaba lista para el desfile, mientras el Intendente se quejaba delrobo de unas mulas que deban cargar el parque.

    Por fin, el 14 de agosto abandon Sarasti Riobamba para bus-car batalla. Se propona, segn explicara horas antes al EstadoMayor, batir primero a Vernaza, que vena desde Guaranda, por

    ser fuerza menor, y luego concluir con Alfaro. Alguno le objetel plan, porque Alfaro podra atacar por retaguardia. Sarasti con-cluy:

    De ninguna manera. Dejemos esta plaza: el enemigo que hasufrido las penalidades de la campaa, no acostumbrado a nues-tro clima ni a nuestros alimentos, entrar a la ciudad, se enervarcon el vino y las mujeres, y nosotros fcilmente aprovecharemosla ocasin para atacarlo.

    Eran las seis de la maana del 14 de agosto. El Ejrcito salide Riobamba.

    ***Poco despus del medioda, Alfaro orden que un batalln

    ocupase la colina Amula, al noroeste de Cajabamba, sospechoso

    La hoguera brbara II

    27

    * Curuchupa: gusano con rabo; rabo o prolongacin de un gusano. Trminoazuayo, vulgarizado por escritores liberales de Cuenca. Los conservadoresaceptaron el mote y tuvieron una especie de elega cantada a las tumbas de susmuertos, con el titulo de El Curuchupa.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    29/252

    de un ataque de los curuchupas.* No haba dado otras rdenesque las de buscar las mejores posiciones y defenderlas a costa decualquier sacrificio. Una divisin acudira en refuerzo del bata-lln, en caso necesario. Se senta enfermo: las lluvias del pra-mo y los vientos helados se haban producido un grave resfro.Permaneci en su campamento hasta que le llamaron. Abrigadoen el poncho de lana, haba estado bebiendo, de rato en rato, sucaf negro. Nunca dio una batalla sin la taza de caf y el cigarro,minutos antes. De sbito, lleg el posta jadeante. Las fuerzasque, al mando del general Leonidas Plaza, Jefe de Estado Mayorde la segunda divisin, fueron en auxilio de Vernaza, acababande ser atacadas.

    Al fin del collado de Bayubug, el 9 de Abril, pie a tierra,se reuna para presentar batalla. Dos batallones ms llegaron yesperaban firmes el ataque. Despus de las dos de la tarde, se

    rompieron los fuegos, Alfaro se aprest a salir. Los hombres dela primera divisin comandados por el general Plutarco Bowen,cuyo Jefe de Estado Mayor era el coronel Julio Andrade, contem-plando los primeros embates del enemigo, levantaron las armasy gritaron:

    Al combate y a la victoria!Ya estaba a caballo, mirando el horizonte cruzado de fuego.Sansn, aprate, mi caf.

    Lo bebi de un trago, prendi el cigarro y parti a galope has-ta la colina. All orden a Andrade que avanzara hasta Bayubug.Sin decir ms, pic espuelas a su bestia y se lanz el primero.Inmensas grietas, en fila india, saltando barrancos, apoyndoseen las manos para no rodar...

    Adelante!Resbalaron los cascos. Se adhera el lodo a las botas. Y peque-

    os derrumbes de tierra cegaban a los soldados.Adelante!El campo se vea ms cerca. Las ltimas distancias se gana-

    ron a carrera tendida. Sobre una eminencia, anteojo en mano, elgeneral Alfaro los esperaba. Cmo pudo llegar tan pronto? Se

    Alfredo Pareja D.

    28

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    30/252

    sorprendieron.Que medio batalln cargue de frente y a la izquierda del

    Daule, y el resto a proteger el flanco derecho.El enemigo flanqueaba la quebrada, pero le obligaron a reple-

    garse. El entusiasmo montubio, los carajos broncos, aquella atl-tica manera de brincar y correr disparando, la serena bravura delos jefes... Y ni una pulgada de tierra cedida.

    Cuntos estaban peleando por su redencin. Cuntos de esoshombres de labios morados no se acercaron a Alfaro, durante lamarcha, papel en mano:

    Mi general, quiero pelear a sus rdenes para que me librepues, de esto.

    Era la ruin papeleta de pen concierto, que les obligaba a tra-bajar por toda la vida para cancelar deudas heredadas de padresy abuelos. Lucharan por su libertad, por la de sus hijos, por el

    pan de ellos, por la pureza de la mujer que tantas veces pagabael derecho de pernada al patrn lascivo, por los sueos toscos,pero simples, en las noches de la montaa fuerte, por no tenerque recibir el salario en boletas para la tienda del amo, por con-quistar un pedacito de tierra y un poco de agua para fecundarla...Eran poderosos ahora con el fusil en las manos. Campesinoscautos y rudos, estaban inflamados por una revelacin que aca-so presintieran como en los cuentos de aparecidos, como en las

    leyendas de La viuda del Tamarindo, de la mujer que, farol enmano, buscaba al hijo ahogado en el ro, increblemente sentadaen la canoa balumosa, o de aquel muerto que galopaba por lahuerta en las noches cerradas...

    Los jefes cumplan con su deber: espada al aire, animaban,con el pecho alto. Los montubios eran noveles soldados y consu-

    La hoguera brbara II

    29

    * Parte de la batalla de Gatazo por el Jefe de Estado Mayor de la PrimeraDivisin, Julio Andrade, entonces coronel, quien agrega: ...y espoleando sucaballo, de un salto se puso en situacin de poder apreciar el movimiento: fueun episodio conmovedor.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    31/252

    man cartuchos en exceso. Los oficiales, as, tenan que correr deun lado a otro, cuidando de no comprometer la batalla.

    Hacia el flanco derecho de la lnea. Alfaro segua las contin-gencias del combate. El coronel Julio Andrade lleg a su lado yle avis que el enemigo trataba de forzar aquella parte.

    Bueno, Andrade, vamos a reconocerla.No, mi general! dijeron varias voces. Usted no debe

    exponerse. El fuego es muy nutrido para que permitamos quearriesgue su vida.

    La escolta de honor le rodeaba. All la juventud brillante deGuayaquil. Y all tambin, con sus ojos de amor. Carlos Zeva-llos, que haba aprendido cmo mueren los hombres cuandoVargas Torres fuera fusilado.

    Alfaro ech atrs la cabeza con una sonrisa burlona. Estirel labio inferior:

    Muchachos, a m no me hacen nada las balas!*Y espole su caballo, a tiempo que la explosin de unagranada le cubri de polvo. La gente irrumpi en gritos conmo-vedores. Adelante! Centauro criollo, copo de nieve por barba,piedra morena por rostro. El coronel Medardo Alfaro avanz ala cabeza y ya paraba el ataque. El crepsculo empez. Sarasti,fracasado su intento de flanqueo, trepaba las cuestas de Gatazoy Bayubug. El empuje fue desesperado. Cuerpo a cuerpo. Duro!

    Montubios macheteros, sin aliento, encogidos los pulmones,mostrando los dientes de alegra y agachando la cabeza.

    Las alturas quedaron intactas.La noche vena. Se haba retirado el enemigo a sus posicio-

    nes. Alfaro no quiso continuar el combate entre las sombras. Acesar los fuegos, cometa!

    Y ahora, las tropas combatientes deben mantenerse en suspuestos hasta la aparicin de la luna. Entonces, organizaremosuna nueva lnea de batalla, utilizando las reservas, para el com-bate de maana.

    Baj del caballo. De pie, los brazos cruzados por debajo delpecho, se puso a pensar. Los resultados del combate eran indeci-

    Alfredo Pareja D.

    30

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    32/252

    sos. Sorbi otra taza de caf y prendi un nuevo cigarro, que lehizo toser.

    Dentro de la tienda, busc un rincn pequeo y apartado yall se sent, esperando que llegase la luna, recogido por el esca-lofro de la fiebre, y por el viento que se meta silbando comouna vbora. Hora tras hora, casi inmvil. De vez en vez, dabaalguna indicacin o beba un fuerte canelazo, para limpiarse elpecho y entrar en calor. Afuera, llova. Inmensas nubes negrasatrasaron la luna. Mir su reloj. Luego se incorpor, envolvin-dose en la goma del poncho de agua y sali.

    Eran las dos y media de la madrugada. El Estado Mayor esta-ba reunido. Haba que prepararse. La luz clara y dulce iluminahora las montaas. La artillera en los cerros de Bayubug, conla orden de romper fuego slo en caso de ser atacada. La infan-tera, escasa de municiones por el desperdicio de la vspera, a

    quedar vigilante para cargar a la bayoneta, despus de emplear,con blanco cierto, el parque que le restaba.Al amanecer del 15 de agosto pudo apreciar las posiciones

    enemigas, enclavadas en los cerros que empezaban en la quebra-da del ro Chibunga, hacia el norte, entre la carretera y el caminode Caipi y Licn. A las siete y media de la maana, las tropasde Sarasti hicieron el primer tiro de can. De sbito, el cielo seennegreci. El aguacero empez a caer torrencialmente y el cam-

    po de batalla, gris, sombro, se vea encortinado por los hilos delagua. Dos caonazos certeros dispararon los liberales. Despus,repitieron con precisin un vivo caoneo. Pnico en las filas con-trarias, mi general. Gran confusin. Algunos desertores llegaroncorriendo, con las manos en alto y unas letras en la cinta delsombrero: Viva mi general Alfaro!. Lo haba preparado quinsabe desde cundo, y ahora... Bueno, era el triunfo y el momentode pasarse sin que Sarasti pudiera impedirlo. Al acercarse, levan-taron en el aire las gorras y gritaron:

    Viva Alfaro!Poco despus, estaban recogiendo el parque abandonado por

    el enemigo.

    La hoguera brbara II

    31

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    33/252

    No lo persigui. Aos ms tarde, Vernaza acusara a Alfaropor no haberlo hecho, pero Alfaro no quera gobernar sobre elodio y deba estar atento a su doble misin de estadista y de gene-ral en jefe del ejercito liberal. Y pensaba, adems, en lo cruentoque seria un combate dentro de las calles de Riobamba. Nada lepoda dar seguridad de que Sarasti no combatiera en la ciudad.Deba dar descanso a sus tropas y esperar el ejrcito de su minis-tro de Guerra. Por eso, regres a sus cuarteles de Cajabamba.

    Entre los prisioneros estaba el coronel Pedro Lizarzaburo,jefe del Estado Mayor de Sarasti, capturado personalmente porMedardo Alfaro. En cuanto Alfaro lo supo, fue a visitarlo y lecolm de atenciones. Luego, dispuso su libertado incondicional.Y el 16 de agosto, ya en Cajabamba, expidi un decreto conce-diendo amplia amnista en sus personas y bienes a todos losempleados civiles y militares que se separaran de su empleo

    o depusieran las armas. Y ordenaba libertad inmediata a losprisioneros de guerra tomados al enemigo en los dos ltimoscombates, previa la promesa de no volver a hacer armas contrasu gobierno.

    ***En Ambato tambin se haba combatido. Ms de cuatrocien-

    tos tulcanes venan a reforzar a Sarasti. El coronel Fidel Garca

    contaba con tres compaas de jvenes, algunos de Guayaquil.Los organiz rpidamente, muchos de ellos jams haban tenidoun fusil en las manos. Haban, eso s, brillado en los salones dela nueva generacin librepensadora y ahora ofrecan el tributode sus veinte aos.

    La pequea fuerza march a tomar posiciones en el puentede La Liria. El pueblo pidi combatir, pero apenas si restabanveinte fusiles. Jvenes ambateos, con sus propias armas quienun revlver, quien una carabina o una escopeta acudieron aengrosar las filas. Ochenta valientes tuvo Garca en total. En elsocavn del puente se parapetaron. Ya el enemigo se desplegabaen son de combate por la bajada de la Castiglata, cuando el coro-

    Alfredo Pareja D.

    32

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    34/252

    nel Garca rompi fuego. El jefe enemigo, coronel lvarez, caymortalmente herido. Poco ms tarde, cay tambin el segundojefe, mayor Salgado. Los tulcanes valientes, pero desconcer-tados no se atrevieron a pasar del casero de Tambillo. Slose haba combatido, era verdad con la descubierta y minutosdespus aquellos temibles hombres del Norte harta fama debravos tenan, salieron del bosque y empezaron a vadear el ropara tomar a dos fuegos a la diminuta tropa heroica. Anocheca.Fuego en retirada, cant la cometa contra el aire temblorosodel crepsculo. Y as, palmo a palmo, sin volver la espalda, losliberales llegaron hasta la plaza principal de Ambato. Entre lapenumbra se vio correr a un hombre. Era el doctor ConstantinoFernndez, que acababa de recibir la noticia del triunfo de Gata-zo y se diriga, ciego de entusiasmo, a un grupo de enemigos quetom por liberales.

    Triunf Alfaro en Gatazo! Viva Alfaro! Le respondi unadescarga. Su cuerpo qued desangrndose sobre las piedras de laplaza. Otro hombre de inteligencia, de aqullos que Alfaro nece-sitaba para gobernar, haba sido devorado por la guerra.

    ***Qu violento estaba por la demora de Vernaza! Se paseaba

    de uno a otro lado, brusco, con ademanes secos. Le telegrafi:

    Como le dije en carta de ayer, cansado de esperarlo, me vinecon las fuerzas de Bayubug donde no haba ni agua. Hoy marchopara Riobamba y en esa ciudad lo aguardo. Despus fue quemedit en la conveniencia de retomar a Cajabamba. Slo que yahaba telegrafiado al Consejo de Ministros con las mismas pala-bras de reproche: Cansado de esperar al general Vernaza... Unnuevo parte, conciso, envi todava a su Ministro. El 16, desdeCajabamba, deca. ...Veo que no puedo moverme hoy: vngase,pues, a Cajabamba, donde lo espero.

    Al atardecer de ese da, Vernaza se incorpor a las fuerzasdel Jefe Supremo. Ambos generales tuvieron una conferencia.Nadie supo de qu trataron. Vernaza, se afirmaba, quera regre-

    La hoguera brbara II

    33

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    35/252

    sar a Guayaquil porque se hallaba enfermo. Alfaro le insistien que le acompaara hasta Riobamba. Y all los aconteci-mientos se violentaran. Noticias desconcertantes. La intrigapoltica trabajaba como un sordo zapador en Guayaquil. UnMinistro se encargaba de leer al pueblo los telegramas deAlfaro: Cansado de esperar. Era la frase que se repiti enGuayaquil a diario. Se acus a Vernaza, se le insult. Algunosrecordaron su conducta con Veintemilla. Otros hablaron de unacombinacin de Vernaza con Sarasti y Senz. Un triunvirato?Primero se dijo que los partidarios de Senz insistan en suproclamacin. Luego que Sarasti se haba comprometido conVernaza para esperarlo, unir ambos ejrcitos y batir juntos aAlfaro. Despus, un triunvirato Senz, Vernaza y Sarasti seencargara del poder supremo. Las demoras de Sarasti en salirde Riobamba daban pbulo a la especie. Pasado algn tiempo,

    un hijo de Garca Moreno acus pblicamente a Sarasti de laextraa combinacin poltica. Ahora, todo eran rumores. Y enRiobamba, Alfaro supo que los soldados de Sarasti, en desban-dada, arrojaban los fusiles, gritando: Traicin!, traicin!

    Qu deba hacer? La opinin popular acusaba a su minis-tro de Guerra. Cierto que las explicaciones de la demora erantal vez justas: malos caminos, artillera montada sobre mularesque se hundan en el fango... Pero tena que obrar de algn

    modo. Y lo hizo. Alguna duda le torturara cuando dispuso mez-clar los soldados de Vernaza con los suyos. Despus, vencien-do todo vestigio sentimental, le quit el mando, le destituyde su cargo de Ministro y el nombre del general Vernaza fueborrado del escalafn militar.

    ...No se embriag de triunfos. El enemigo haba huido y ledejaba el camino libre hasta la capital. Las visiones de su moce-dad se renovaron. Tom descanso. Y aquella misma tarde, frentea las nieves perpetuas, contemplando los altos eucaliptos inmvi-les y el Chimborazo que acogi el delirio de bolvar, telegrafisu primera noticia a doa Anita:

    Seora: pongo a sus pies la espada vencedora del Ejrcito

    Alfredo Pareja D.

    34

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    36/252

    Liberal en el Ecuador. Bendigamos a la Providencia. Abracemosa nuestros hijos.

    35

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    37/252

    IIILAVISINDE AMRICA

    El ministro Aparicio Ribadeneira, a cargo delPoder Ejecutivo en ruinas acompaado del ObispoSchumacher y el frente de las pocas tropas que haba

    podido reorganizar, abandon la capital. En Quito haba pnico.En los suburbios del norte, abrieron fuego en retirada, porquedesde un bosque de eucaliptos recibieron un vivo tiroteo. Asganaron Chaupicruz. Se reunieron los liberales de Quito y desig-naron a Belisario Albn Mestanza como Jefe Civil y Militar, en

    tanto aceleraban los preparativos para recibir al caudillo. Lasmujeres, bajo el influjo de los frailes, temblaban. De rodillasante las imgenes sagradas, juntas las manos e inclinada lacabeza, clamaban al cielo las librase de los horrores de aque-llos demonios de costeos, sacrlegos y brbaros. El anticristo...Slo el favor de Dios, slo su infinita misericordia podra valer-les. Y la invocaban como ante la presencia de una catstrofe.

    Permaneca an en Riobamba, cuando Alfaro fue ascendido

    por el Consejo de Ministros al grado de general de Divisin. El4 de septiembre se hallaba a las puertas de Quito. Una inmensamultitud acudi a conocerle. Temerosos, pero llenos de curiosi-dad, buscaban los mejores sitios para verle, para ver de cerca almasn, enemigo de Dios.

    Ya viene Alfaro...Se apretaban, con el corazn enracimado de increbles emo-

    ciones, invadidos de un extrao placer, de una profunda ansie-dad que les trepaba a los ojos desde las regiones ms oscurasdel ser.

    All viene el impo...Se paraban en la punta de los pies, estirados los cuellos,

    36

    Alfredo Pareja D.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    38/252

    luchando por alcanzar la primera fila.Empero, los liberales haban organizado la recepcin y de

    algunos balcones se arrojaron flores sobre el viejo luchador.Nios de las escuelas cantaron el himno nacional. El pueblo sin-ti en el alma un choque inexplicable y empez a debatirse ens mismo. Nada malo vieron en aquel rostro moreno, de anchoslabios voluntariosos, en aquella cabeza sin cabellos, en aquellosojos rectos y tranquilos. La venerable perilla blanca les habaimpresionado. Ni un solo desorden... Ni un grito perverso... Desbito, una voz clam derecha:

    Viva Alfaro! Viva el Partido Liberal!Y el pueblo core el grito....Un amigo, el doctor Rafael Portilla, le tena preparado alo-

    jamiento en casa particular, llamada la Casa Azul. All empeza trabajar. El Poder Ejecutivo, por necesidades de la guerra y la

    poltica, se ejerca en Guayaquil, y l actuaba como delegado delConsejo de Ministros en Quito. El pueblo lleg a sus puertas,despacio, hombre por hombre, mujer por mujer. Ancianos, desva-lidos, enfermos, indios pedan verle. Orden que dejaran entrara todos, menos a los borrachos. Odiaba la embriaguez como elpeor de los hbitos. Uno de sus ayudantes de campo fue comisio-nado para distribuir monedas entre los miserables que acudana pedir proteccin. Por toda la ciudad circul la nueva de que el

    general Alfaro saba escuchar la voz del pobre, y su casa fue inva-dida. El pondra remedio a sus males, pensaban. Alfaro dbalespalabras de esperanza. En realidad, era un milagro poder estarcerca del Jefe del Pas... Regresaban a sus casas alegres, transfor-mados, llenos de orgullo. A m me dio la mano, deca uno, felizde haber tenido en las suyas la de aquel hombre contra quien sehaban descargado las ms terribles admoniciones. A m me dio

    La hoguera brbara II

    37

    * Robalino Dvila dice: Fue al panptico y puso en libertad a muchos deteni-dos comunes, ob. cit., pg. 118.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    39/252

    una palmada en el hombro...Cierto amigo le llam la atencin: no deba perder as el

    tiempo. Por qu atender a todo el mundo? Alfaro movi negati-vamente la cabeza.

    No, para todos me alcanzo. No es ninguna ocupacin des-preciable ensear a nuestros compatriotas que todos tenemosderechos iguales... Tal vez nunca en su vida hablaron con unPresidente... Djelos que vengan... Aprendo mucho con ellos.

    Y como tena todos los poderes en su mano, al ser informadode que muchos presos estaban sentenciados injustamente y deque otros, por falta de recursos, no podan defenderse ni apresu-rar el trmite de sus juicios, resolvi visitar el panptico. Llevconsigo gente que le aconsejase. Se rode de un gran aparato.As era y sera siempre su teatro poltico. Se detuvo, majestuoso,en cada celda y un dilogo que nunca antes haba ocurrido sur-

    gi en la terrible crcel de piedra. Les escuchaba, asistiendo conla cabeza. Peda informes. Conoca historias e historias.Pobrecito... Pngamelo en libertad. No es culpable.Pero, cuando, valido de influencias, se present un joven y

    solicit ser absuelto, por toda respuesta le mand poner al cala-bozo: su crimen haba sido el estupro.*

    De noche, en el descanso de la casa, rea de los ataques delos curuchupas: haba roto las normas jurdicas, no respetaba

    el Poder Judicial, era un ignorante usurpador... Encoga loshombros y llamaba a Sansn Rosendo Mndez para que lesirviera coac en agua caliente. El resfro an no le dejaba des-de la campaa y su voz, ordinariamente bronca, era ahora de uncontrabajo acentuado.

    Cierta vez, antes de recogerse, se llevaba la taza caliente a loslabios, cuando el negro Sansn se le acerc, mir a todos ladoscon los ojos muy abiertos, el dedo sobre la boca, y empez atartamudear. Le cont una historia. Su propia madre se lo habadicho: influyentes personajes haban llegado hasta ella y dcholeque era preciso poner veneno en aquellas bebidas que tomabaAlfaro. El negro balbuceaba palabras extraas y le temblaban las

    Alfredo Pareja D.

    38

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    40/252

    manos. Acaso todo fue mentira. Acaso... Alfaro se ech a rer:A m no me hace nada el veneno. Sansn, a m no me hace

    nada...Y le gui un ojo, que el negro entendi.Otro da. en el Palacio de Gobierno, fue visitado por una

    delegacin integrada por dos damas distinguidas, tres monjasy dos sacerdotes. No podan disimular su nerviosidad cuandoAlfaro les invit a sentarse. Dijeron frases respetuosas, devotas.Al fin, explicaron que la ciudad hallbase excitada y temerosapor las rigurosas medidas de fuerza que aseguraban se iban aimplantar.

    Todos los quiteos tiemblan, seor! Alfaro se puso en pie,lleno de sonrisas.

    Recuerden ustedes dijo que la Beata Mariana de Jessprometi librar a Quito de los terremotos? Ya pueden estar todos

    tranquilos: he convenido con la Beata Mariana que mientras ellalibre a Quito de los temblores, yo, por mi parte, procurar quetampoco tiemblen los quiteos...

    Despus, ya serio, les ofreci seguridades. No habra violen-cias. Su Gobierno aspiraba a la concordia nacional. Pidioles queno creyeran en rumores mal intencionados. Y les encarg quetranquilizaran a quienes les haban enviado.

    Pero tena otras cosas esenciales que atender. No haba olvi-

    dado sus promesas a los indios. Expedido el decreto exonerandoa la raza indgena de la contribucin territorial y del trabajo sub-sidiario, ordenaba a las autoridades civiles y militares que setrate a los indios con las consideraciones debidas al ciudadanoecuatoriano y dispuso el establecimiento de escuelas especia-les para la educacin de aquellos hombres olvidados. No podaconsentir que, a ttulo de peones conciertos, los montubios y losindios fueran siervos. Era la iniciacin de una transformacinrevolucionaria que habra de encontrar los ms serios obst-culos. Y tamao problema, era cierto, no habra de resolversecon decretos, y no se resolvera. Las fuerzas tradicionales eranmuy poderosas. Los intereses de la clase rica tenan que frenar

    La hoguera brbara II

    39

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    41/252

    la revolucin. El sueo de Alfaro se perda en utpicas conjetu-ras. Pero, cuando menos, era una voz que se levantaba en aqueldesierto de rapia. Slo generaciones futuras podran cumplircon el mandato. En aquellos momentos, esas reformas no se rea-lizaran. Ni la burguesa progresista de la poca ni mucho menoslos feudales del interior y de la costa entendieron el problemay tomaron como una simple postura poltica las indicaciones deAlfaro. Ellos eran los fuertes. Ellos siquiera los comerciantes ylos burgueses haban dado el poder al Jefe liberal. Adems, elpas no poda comprender todava la magnitud del problema nien el aspecto moral ni en el econmico: la produccin incipien-te, el consumo limitadsimo, la escasa circulacin de la monedano eran factores propicios para que tales asuntos se abrieran a ladiscusin y a la inteligencia. Puerta hermtica era la Nacin parala extica penetracin de ideas semejantes. Y, sobre todo, las

    condiciones histricas del pas no alcanzaban para la realizacinde la formidable empresa transformadora. A ms, el Gobiernode Alfaro no lograba an estabilidad: su primera necesidad pol-tica era la transaccin. De otra manera, el poder habra sido, sinduda, efmero. El mismo no crea en la violencia y tena toda sufe colocada en la tctica evolucionista. Su pensamiento de finesdel siglo y la estructura nacional de los pases del continente nole permitan, no le hubieran permitido nunca, emprender refor-

    mas radicales de carcter social. Como un documento para eldevenir, como etapa inicial, quedaron sus decretos publicados.

    Lo hacedero, el impulso de la revolucin, aquello que seencontraba detrs de las proclamas de los derechos del pue-blo, era el progreso del capitalismo, de la empresa comerciale industrial, de la burguesa. Y era lo que Alfaro, representabay lo que tena que cumplir, intuitivo de las profundas verdadeshistricas.

    La paz tampoco estaba lograda. Desde la provincia de ElOro, su hermano, el coronel Jos Luis Alfaro, en compaa delgeneral Manuel Serrano y otros oficiales, haba marchado sobreCuenca, an no rendida. Algunos liberales de aquella ciudad se

    Alfredo Pareja D.

    40

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    42/252

    incorporaron a la marcha. Eran cuatrocientos sesenta hombres.En el Chorro del Girn se libr el combate contra las fuerzas delcoronel Vega. Cinco horas dur el fuego. Cuenca se gan.

    Despus, en el norte, en las proximidades de Ibarra, Apari-cio Ribadeneira se levant en armas con lo que pudo sacar deQuito y lo que reuni despus. El Ministro conservador habaatravesado la frontera y sostenido algunas conferencias en Ipia-les con autoridades y militares colombianos. La intervencin erabuscada afanosamente. En la jornada de Caranqui, los conserva-dores fueron derrotados. Dos meses ms tarde, se hizo necesariolibrar nuevo combate en el campamento de Chapues, cerca deTulcn. Desde el territorio colombiano, recibieron los liberalesfuego nutrido de los refugiados curuchupas a los gritos de VivaColombia!, Vivan los conservadores!, Viva la Religin!...Cuando Alfaro supo el triunfo, telegrafi al coronel Nicanor

    Arellano, jefe de sus fuerzas: Autorizo a usted para ofrecercompleto perdn y garantas.Su obstinada poltica de conciliacin le valdra como lo dije-

    ra Montalvo, ser llamado corazn de madre. Perdn y olvidofueron palabras que permanecieron en la jerga poltica de lapoca.

    Y en medio de todo, qu profunda, qu cavilosa manera degozar el poder. Encontraba su placer en expresarse con una man-

    sedumbre recia y simple. Pero adentro, qu de cosas alegres ysonoras.

    ***

    La hoguera brbara II

    41

    * El 3 de octubre escriba al Gobernador de Pichincha: Con sorpresa he visto

    la falta de un mercado en esta ciudad... Los puestos de vivanderos... que hayesparcidos en la Plaza de San Francisco... son un descrdito para la Capital.Es urgente... establecer un local apropiado y decente... en el lugar que el Con-cejo elija y contando para la obra con una subvencin fiscal de cincuenta milsucres. ...Con las condiciones especiales de que la construccin... se haga pre-

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    43/252

    Los asuntos de Guayaquil no marchaban bien. Confusin,ambiciones de tenientillos, intrigas, minaban subrepticiamenteen el Consejo de Ministros, en tanto que el Jefe Supremo seafanaba en sus primeras labores de estadista, reconociendo dere-chos a los indios, exaltando a la mujer ecuatoriana, otra vctimade la tradicin y los prejuicios. Haba dispuesto que se dieraempleos en las oficinas de Correos a las mujeres y habra deordenar la fundacin de una Escuela Normal de seoritas. Propo-nase viajar a Guayaquil y haba prometido expedir desde estaciudad un decreto habilitando a la mujer para el ejercicio de cier-tos cargos pblicos. No faltaron familias que se escandalizarande estas medidas, juzgndolas atentatorias para la tranquilidaddel hogar...

    En Quito no haba agua sino en algunas fuentes pblicas,por lo que era necesario trasladarla a lomo de borricos o sobre

    la espalda de los indios desde las vertientes del Pichincha. Elbao era un privilegio de muy contadas personas. No existandesages ni canalizacin. El aseo hacase aprovechando de laslluvias y las basuras no se recogan en los barrios apartados. Nijardines ni rboles en la ciudad. Ni alumbrado: dbiles espermasde sebo, encerradas en faroles o lmparas de Kerosn proyecta-ban luces sordas. En muchos barrios, la obscuridad era comple-ta. Los vveres se vendan en la plaza de San Francisco, en la vie-

    ja plaza gris, cuyo monumento hiciera soar a Felipe II desde elEscorial y pusiera en sus labios aquellas palabras de alucinado,cuando miraba al cielo esperando que surgiesen las torres de suiglesia de San Francisco de Quito. De lo alto llegaba la voz reciay melanclica de las campanas, y todo el aire temblaba como unsalmo de xtasis. Abajo, el bisbisar de los indios y la policromade sus trajes. La maravilla de la piedra inmvil y la tristeza delos cerros azules hacan que la lengua se cortase en diminutas

    Alfredo Pareja D.

    42

    * Somatn, ob. cit., pg. 200.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    44/252

    dulzuras apenas pronunciadas. La gente se detena para hacer laseal de la cruz. Y en los das de procesiones, era la plaza ungran nudo de amor, de misterio y de pena.

    Pero la gente mora y la ciudad se despoblaba. La mortali-dad infantil alcanzaba cifras inverosmiles. Haba que romperaquellas costumbres. Alfaro lo hizo: orden la construccinde un mercado,* coloc a disposicin del Consejo Municipaldineros del Estado y dio comienzos a las obras pblicas indis-pensables para higienizar la capital. Se empez la construccinde inmensos estanques de agua y el caudal que bajaba de losdeshielos del Pichincha fue aumentado. Dejara a la ciudad conalumbrado elctrico y no descansara en gestionar la instalacinde tranvas.

    Graves y pequeos problemas a diario, mientras que en Gua-yaquil haca crisis la intriga. A fines de octubre, viaj al puerto.

    Se haba descubierto una conspiracin de los generales PlutarcoBowen y Juan Manuel Trivio, el veterano camarada de los her-manos Cerezos. Decan que Marietta Veintemilla no era extraaa los manejos de Bowen, cuya inteligencia no le permita medirel alcance de los otros. Tal vez Bowen fue engaado con la pro-mesa del poder. En todo caso, sirvi de instrumento. La hermosaMarietta discuta con su cuado, Jos de Lapierre Cucaln, aquien increpaba su alfarismo.

    Pap Ignacio es el nico que puede poner orden en este pas.Y t, no me lo explico, partidario del indio Alfaro.

    Y Lapierre notaba muchas cosas raras... Entrevistas, confe-rencias ocultas. Cado el ministro Vernaza, el ataque habasedirigido contra Carbo, que haba sido Ministro de Veintemilla.Tuvo que renunciar. Cierto da, Bowen y Trivio fueron apresa-dos y juzgados en Consejo de Guerra* por el delito de traicin.La sentencia de muerte no se hizo esperar, el 10 de octubre de

    La hoguera brbara II

    43

    * Somatn, ob. cit., pg. 710.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    45/252

    1895. Mas Alfaro les conmut la pena por el destierro. A JuanBenigno Vela, que intercede por los condenados a muerte, el11 de ese octubre dice; ...Como liberal pienso como usted,pero como jefe del Ejrcito mi deber era mandar fusilar a lostraidores; ...en esta vez he tenido que faltar a esos deberes... Lapena capital ha sido conmutada por la de expulsin del pas...Esos perversos abusadores de mi paciencia poniendo en juegointrigas terribles: a eso se debe el Consejo de Guerra. Aos mstarde. Plutarco Bowen morira fusilado en Centroamrica, revo-lucionario derrotado.

    Conjurada la crisis poltica, Alfaro recibi a su familia. DoaAnita y sus hijos fueron vitoreados por el pueblo. Era la primeravez que venan al Ecuador. La promesa de bautizar a los hijosen la patria pudo ser cumplida. El haba tenido la razn. Ya lovea... La fuerza que le moviera fue cierta. Jams se enga.

    Elucubraciones? Aqu tienes las elucubraciones, Anita, Aniti-lla... Los nios estaban asombrados. Muchas damas se hicieronpresentar para conocer a la familia del indio, y comentaban muysorprendidas que tenan la piel blanca, sin poder ocultar su desi-lusin. Alfaro rea. A las once de la maana tocaba la campanilladel comedor para que sirvieran el almuerzo, y si alguna diminutacebolla llegaba a sus labios, se estremeca, rechinaba los dientes,no probaba un plato ms y se le malograba el da. La cena era ser-

    vida a las seis. Luego, un buen cigarro, la tertulia, el paseo por elamplio corredor y a las diez de la noche ya estaba en cama, paraponerse en pie al momento del alba.

    Ni bailes ni fiestas ni esplendor alguno. Iba a su despachocon la habitual levita azul, chaleco blanco, sombrero de blancatoquilla y el bastn de puo de plata. Como un empleado deoficina, trabajaba, dispona lo necesario y retomaba a ocultarsedel mundo.

    Premiosos negocios reclamaron su presencia en Quito. Viajsolo. No era an conveniente instalarse definitivamente en lacapital. Y ms que nada, la cuestin religiosa le pona inquieto.Sus reformas haban de ser lentas. El 31 de diciembre de 1895,

    44

    Alfredo Pareja D.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    46/252

    se dirigi al Papa Len XIII, en breve carta que terminaba as:...Durante el ejercicio del alto cargo conque he sido honrado...y esperando justas y benficas concesiones a favor de esta Rep-blica, procurar conservar la buena armona que existe entre elEcuador y el Vaticano. Meses despus, fechada el 5 de mayode 1896, llegara la respuesta: ...Aplaudimos muy de veras laresolucin que espontneamente. Nos expresas de conservar...las relaciones... Como augurio de los favores celestiales y prue-ba de Nuestra Benevolencia, Te enviamos, Amado Hijo e Ilustrey Noble Varn, Nuestra Bendicin apostlica en el Seor.*

    Necesidad poltica, la conciliacin. A ms, reconoca queel catolicismo era profesado por la mayora abrumadora delpueblo. Los exaltados empezaban a criticar su tolerancia, perol miraba la realidad. Y as, para evitar nuevas guerras civiles,antes de un ao de poder, instrua a su ministro de lo Interior

    que se dirigiese al Arzobispo, comunicndole que habase orde-nado al Ministro del Ecuador ante la Santa Sede gestionar paraque el Papa canonizase a la Virgen quitea, la Beata Mariana deJess. Ridculo? Teatral? Ja!, se dijo y esper el chubasco quele vendra encima. Los conservadores dijeron que no tragabanel anzuelo, y los radicales murmuraron. De Costa Inca llegaroncartas preguntando si Alfaro haba renegado de sus principios.Hizo que otros explicaran por l, y mantuvo sus resoluciones

    con aquella tenacidad que le salvaba o le arruinara. Aos atrs,en su destierro vivido en el Per, haba respondido al preguntr-sele cmo procedera con la Iglesia Catlica cuando llegase alPoder:

    Yo no he estudiado teologa, de manera que nada puedohacer. Si los sacerdotes no intervienen en el gobierno poltico,yo no intervendr en el eclesistico absolutamente en nada; y loauxiliar en todo cuanto la ley disponga.

    La hoguera brbara II

    45

    * Jorge Prez Concha, Eloy Alfaro, etc., ob. cit., pgs. 143-144.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    47/252

    Estabilizar en el poder al Partido Liberal, era la consigna.Complacer a poderosos sectores de la opinin, la tctica inexcu-sable. Y en l, profundamente insondable, estaban la creencia enel espritu y la preocupacin del Ms All.

    ***Terminaba 1895. Desde febrero. Cuba estaba en guerra. Ape-

    nas un ao y medio antes, Alfaro haba discutido con Maceo yMart sobre la libertad de Cuba. Mart haba tenido razn: laguerra cubana sera larga, la del Ecuador, breve. Y haba previs-to que tareas ms urgentes obligaran a Alfaro a luchar exclusi-vamente en el frente de su Patria. Antonio Maceo y MximoGmez estaban peleando heroicamente. Mart, haba rendido yala vida. Cierto da, se acerc a Alfaro un cubano que resida enel Ecuador y le pidi ayuda. Llam al coronel Valles Franco y

    le propuso que dirigiera una expedicin blica. Las dificultadesdel transporte eran muchas, pero hubieran podido vencerse, a noser porque Colombia no autorizaba le paso por el Istmo de Pana-m. Le obsesionaba la libertad de Cuba, y no saba qu hacer.Hasta que resolvi aquello que le vena acudiendo a la cabeza:el 19 de diciembre escribi una carta a la Regente de Espaa,Mara Cristina. Era un documento, que habra de perdurar en lahistoria de la lucha por la libertad del Continente. ...Nuestra

    historia recuerda que durante largos quince aos lidi Colombiapor su independencia y la conquist a costa de ms de doscien-tas mil vidas, de la casi total extincin de su riqueza pblica yprivada y de un legado en deuda flotante de doscientos millonesde pesos... Tan grandes males se habran evitado, a mi ver, siEspaa no hubiera desodo el prudente consejo que en tiempooportuno dio el Gabinete britnico, consistente en que ajustasela paz con sus colonias, reconociendo su independencia, con lareserva establecida en solemne convenio entonces an posi-

    Alfredo Pareja D.

    46

    * Somatn, ob. cit, pgs. 665-666.

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    48/252

    ble de ventajas especiales para su bandera... Parece cuerdoacatar ahora las enseanzas de la experiencia y el consejo delGabinete britnico...; as Espaa pondr a cubierto sus interesesy habr hecho justicia a las aspiraciones de Cuba, sin mengua desu decoro....* Terminaba la carta con sobrias y dignas palabrasde respeto. Algunos enemigos de Alfaro le calificaron de loco.Otros, se encogieron de hombros y ridiculizaron la actitud delviejo luchador. La carta se reprodujo en toda la prensa del Conti-nente y, por un momento, el mundo se ocup de ella.

    La visin continental de Alfaro no se limit a la independen-cia de Cuba. El sufragio de sus sueos le autorizaba a levantarla voz. El derecho pblico de Amrica haba sido siempre la pie-dra fundamental en la arquitectura de sus ideas. El maravillosoanhelo de Bolvar tenalo enclavado en el alma. Haca muchosaos que vena luchando por la reconstruccin de la Gran Colom-

    bia, pero esto no era todo. Unin Continental, visin futura delpanamericanismo, integra concepcin de Amrica Confederada,as como lo haba discutido con Pirola en Lima. Estados Uni-dos del Sur y Estados Unidos del Norte, comps para el mundo.Desarrollo industrial, slo posible en el esfuerzo comn, enla extraccin del tesoro que los Andes mantena oculto y queapenas pudieron revelar los indios en la pre-conquista. Vea lasmquinas, los buques, las ciudades en las orillas del mar y en la

    entraa de la Selva, all donde hubiere un ro, donde un caminopudiera hacer el milagro del conocimiento. Una sola gran estruc-tura poltica, conformada a la geografa y al espritu americanos.Una frmula original, sin xido y sin traduccin extica. Y lamanera de empezar era reuniendo a los dirigentes de los paseshispanoamericanos, procurar que la trayectoria poltica se des-plazara del diminuto despacho de los Ministerios de Gobiernoy Polica hacia la ancha va de los Ministerios de RelacionesExteriores.

    El 26 de diciembre, su ministro de lo Exterior, IgnacioRobles, diriga una circular a las Cancilleras de Amrica, invi-tndolas a participar en un Congreso Internacional, que debera

    47

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    49/252

    reunirse en Mxico, el 10 de agosto de 1896. Aquella Conven-cin se levantara en la historia como una voz proftica y suprimera declaracin lo aseguraba en la intimidad tena que serel reconocimiento de la independencia de Cuba. Se peda la con-currencia de dos representantes por cada una de las Repblicas yavisaba que tena acreditado en Washington un plenipotenciariocon instrucciones de facilitar la reunin para: ...Ensanchar lasrelaciones polticas y comerciales entre los dos pases y ocupar-se en dar a los intereses de ese continente, por medio de un Con-greso Internacional, toda la fuerza de cohesin que han menesterpara la mutua prosperidad y grandeza de las naciones del nuevomundo... Y a las Cancilleras de Amrica adverta que se deballegar a La formacin de un derecho pblico en Amrica, que,dejando a salvo derechos legtimos, d a la doctrina americana,iniciada con tanta gloria por el ilustre Monroe, toda la extensin

    que se merece y la garanta necesaria para hacerla respetar.*

    Alfredo Pareja D.

    48

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    50/252

    IVELTERROR

    Ala orilla del camino, por entre la espesa niebla, se alcan-

    zaba a ver, de cuando en cuando, el movimiento depequeas ramas de cactus. Las bestias soplaban humo

    por las narices hmedas, levantando la cabeza ante la proximi-dad del abismo. En los pasos difciles, se afanaban, inclinandolos cuellos, por buscar el sitio ms seguro donde afirmar los cas-cos. La vanguardia de la tropa gritaba y, entonces, de las ltimasfilas responda una voz ululante de arriero.

    Slo algunas horas haban pasado desde que salieran deQuito Ahora, en el pramo del Cotopaxi, la marcha cautelosase haca casi en absoluto silencio. Ms que decir palabras, bis-bisaban slabas congeladas. Las mulas iban adelante, animalesexpertos en los senderos abruptos, con las riendas abandonadasa su instinto. Una que otra vez, se echaban los oficiales un largotrago de coac en la garganta. Maldito pramo helado! Malditaarena! Perverso viento acuchillado! Tenan los ojos ardientes y

    la piel del rostro apergaminado. Unos rean, sin saber por qu. Yotros, invadidos por una repentina tristeza, no respondan a lasbromas ni celebraban el chiste ms o menos obsceno que algnanimador contaba con fuerte lengua de soldado.

    No lo haba pensado dos veces Alfaro, cansado de aquellasidas y venidas de los revoltosos. l, en persona, ordenara lasoperaciones. Su poltica de perdn y olvido no le haba dadofrutos. Desde que empez el 1896, la polica descubra conspi-

    raciones a diario. En el Norte, la paz nuevamente se haba roto.El jefe supremo, entonces, nombr al coronel Manuel AntonioFranco, su viejo camarada de las campaas de Esmeraldas, Ins-pector General del Ejrcito. Franco era buen militar, de arraiga-

    La hoguera brbara II

    49

  • 7/31/2019 La Hoguera Barbara II - Vida de Eloy Alfaro - Pareja Diezcanseco, Alfredo

    51/252

    das convicciones ideolgicas, pero no conoca otros medios degobierno que el rigor. Su mano se descarg cruelmente sobre losconservadores. Habanle ordenado que mantuviese la paz, y l lamantena en la nica forma que saba hacerlo. Indignado por laagitacin de los frailes capuchinos en Tulcn e Ibarra, dispusola expulsin de los principales cabecillas. La comunidad enterapidi sufrir la misma pena; la desazn pblica creci. Eran clri-gos enrgicos, en su mayora viejos carlistas espaoles. Francose encogi de hombros. Si quieren irse, pues que se vayan todos,tanto mejor. A la postre, logr la paz, pero sembr de odios suadministracin militar, que no poda dejar de ser poltica tam-bin,

    Desde el 5 de enero, Alfaro haba dispuesto trasladar el PoderEjecutivo a la capital, lo que le oblig a cambiar Ministerio,pues algunos de sus Secretarios de Estado no pudieron viajar

    a Quito. Asumi el poder el 21 de enero, despus de haber son-redo de gusto cuando recibiera una carta del general JoaqunCrespo, presidente de Venezuela. A sus amigos les daba a leeraquella carta. Crespo le felicitaba y despus: ...Ya usted estaren conocimiento del interesantsimo proceso de nuestra cuestinde lmites de Guayana con el gobierno britnico, y del rumboque viene tomando desde que, advertida la gran nacin america-na de los planes ulteriores del Gabinete ingls, crey contribuir

    al resguardo de sus propios intereses, prestndonos su generosoapoyo en la defensa que hacemos de un derecho que, al ser vio-lado, sus consecuencias no afectarn tan solamente a Venezuela,sino tambin a las dems naciones... Le envo el diploma de pri-mera clase del Busto del Libertador y la joya correspondiente...Incluyo a usted cancelado el vale que otorg a mi favor el 18 demarzo de 1893; y le llamo la atencin sobre la nota que lleva alpie...