la condición juvenil en méxico - reguillo

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394 JUAN CARLOS RAMÍREZ RODRÍGUEZ Secretaría de Salud, Informe Nacional sobre Violencia y Salud, México, 2006. ___ -,. Sistema Nacional de Injormacum en Salud. Defunciones, 1979-2006, 2008, disponible en http://sinais.salud.gob.mx / basesdedatos / defunciones / html Suárez de Garay, María Eugenia, "Rapsodia en azul: fragmentos de las masculinidades en territorio policial", en R. Miranda Guerrero et al. (coords.), Hombres y masculinidades en Guadalajara. Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2006. Vázquez Pedrouzo, Rodolfo Antonio, "Causas de los accidentes de tránsito desde una visión de la medicina social. El binomio alco- hol-tránsito", en Revista Médica del Uruguay, núm. 3, voh20,2004, pp. 178-186. La condición juvenil en el México contempor Biografías, incertidumbres y lugares ROSSAN Todos lo saben: el futuro previsible de la los jóvenes de un país es el foturo inevitab ción. Y si no quiero llevar esa premisa má enunciación es por optar más bien por el todavía, y es probable que la tendencia no s ~n lo inmediato, hay más jóvenes que est fenómeno jUVf1lil. CARLOSMONS DE CAPITALES Y AGENCIA Los jóvenes son y han sido, de distintas maneras, importan tagonístas de la historiasociopolítica y cultural del país. plantea Monsiváis en el epígrafe que abre este capítulo imposible desligar la conformación de la nación, del país tuación y condiciones que delinean el futuro de la mayor jóvenes, el análisis y por consiguiente el diagnóstico, y u prospectiva, armap un mapa a partir del cual es difícil s optimismo. En el México contemporáneo se ensanchan las dades entre la juventud. Desde un punto de vista estructural puede afirmarse .ten claramente dos juventudes: una, mayoritaria, precariz COnectadano sólo de lo que se denomina la sociedad red o de la información, sino desconectada o desafiliada de las ins 395

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Page 1: La condición juvenil en México - Reguillo

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I'1I11

394 JUAN CARLOS RAMÍREZ RODRÍGUEZ

Secretaría de Salud, Informe Nacional sobre Violencia y Salud, México,

2006.___ -,. Sistema Nacional de Injormacum en Salud. Defunciones, 1979-2006,

2008, disponible en http://sinais.salud.gob.mx / basesdedatos /defunciones / html

Suárez de Garay, María Eugenia, "Rapsodia en azul: fragmentos de lasmasculinidades en territorio policial", en R. Miranda Guerrero et al.(coords.), Hombres y masculinidades en Guadalajara. Guadalajara,Universidad de Guadalajara, 2006.

Vázquez Pedrouzo, Rodolfo Antonio, "Causas de los accidentes detránsito desde una visión de la medicina social. El binomio alco-hol-tránsito", en Revista Médica del Uruguay, núm. 3, voh20,2004,

pp. 178-186.

La condición juvenil en el México contemporáneo.Biografías, incertidumbres y lugares

ROSSANAREGUILLO

Todos lo saben: el futuro previsible de la mayoría delos jóvenes de un país es el foturo inevitable de la na-ción. Y si no quiero llevar esa premisa más allá de suenunciación es por optar más bien por el optimismo:todavía, y es probable que la tendencia no se modifique~n lo inmediato, hay más jóvenes que estudiosos delfenómeno jUVf1lil.

CARLOSMONSlvÁIS(2005)

DE CAPITALESY AGENCIA

Los jóvenes son y han sido, de distintas maneras, importantes pro-tagonístas de la historiasociopolítica y cultural del país. Si, comoplantea Monsiváis en el epígrafe que abre este capítulo, resultaimposible desligar la conformación de la nación, del país, de la si-tuación y condiciones que delinean el futuro de la mayoría de losjóvenes, el análisis y por consiguiente el diagnóstico, y una ciertaprospectiva, armap un mapa a partir del cual es difícil sostener eloptimismo. En el México contemporáneo se ensanchan las desigual-dades entre la juventud.

Desde un punto de vista estructural puede afirmarse que exis-.ten claramente dos juventudes: una, mayoritaria, precarizada, des-COnectadano sólo de lo que se denomina la sociedad red o sociedadde la información, sino desconectada o desafiliada de las instituciones

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y sistemas de seguridad (educación, salud, trabajo, seguridad), sobre-viviendo apenas con los mínimos, y otra, minoritaria, conectada, in-corporada a los circuitos e instituciones de seguridad, y en condi-ciones de elegir.'

Quizás, en el plano de lo estructural, podemos afirmar que elnúcleo de desigualdad entre las / los jóvenes mexicanos se concen-tra en dos palabras clave: alternativas y acceso. De un lado laposibilidad de elegir, de optar o no, de organizar o no, una rutabiográfica en la que sea posible, o no, acceder a los espacios, ins-tituciones, sistemas que ofrezcan un mínimo de certezas paraimaginar el futuro.

Desde esta misma perspectiva -la estructural= , la clave es- .triba, me parece, en la pregunta, en términos de Bourdieu, por elcapital;2 por los distintos tipos de capitales a los que un joven mexi-cano en el siglo XXI puede acceder, poseer, usar, o aquellos de losque se ve privado o marginado. Así, en términos sociológicos,podría decirse que el drama de la crisis estructu'ral y sus impactosen las dinámicas cotidianas y en las biografías de los sujetos juve-niles, pasa centralmente por una "descapitalización" que afecta aun gran número de jóvenes; por la imposibilidad de acceder (a) omantener" activos" que se traduzcan en insumos para mejorar o man-tener sus condiciones de vida. Los.impactos de las crisis estructu-rales que el país ha venido experimentando desde la década delos años ochenta del siglo xx se traducen, para los jóvenes, encondiciones ya precarias en 'una espiral de descapitalizaciones, de

. acumulación de desventajas (materiales y simbólicas), de nego-ciaciones al límite con lo que la sociedad sigue estableciendo comoparámetros de pna vida socialmente "exitosa", a saber (y para elcaso que nos interesa): autonomía económica y familiar, empod~

1 Para documentar empíricamente esta afirmación, sugiero al lector inte-resado, además de la lectura de los capítulos que componen este libro, ir a micapítulo de análisis en la ENJ 2005, "Legitimidades divergentes" (1M), 2(06).

2 Por capital, siguiendo a Bourdieu (1997), entenderemos los recursos tantomateriales como simbólicos los que los actores tienen acceso al interior de las re-laciones sociales. Para el autor, el capital simbólico es el más importante en tantoéste opera como legitimador del resto de los recursos I capitales que están en juego.

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ramiento O capacidad de agencia; compromiso y libertad balan-ceados por las opciones subjetivas; posibilidad de imaginar el.futuro.

En el caso mexicano, en el transcurso de los últimos 20 años, ysegún los datos disponibles, es posible afirmar que tres son los ti-pos de capital menguado o elusivo para una inmensa mayoría delos jóvenes en el país:

a) El capital cognitivo-escolar y de destrezas, valorable en tér-minos de mercados y de redes.

b) El capital social, cuyo valor estriba en su potencial para sol-ventar las carencias del individuo y cuya argamasa se sus-tenta en su flexibilidad y pertinencia en términos, otra vez,de mercado.

e) El capital político, cuya importancia estriba en la posibilidadde intercambiar posición (objetiva) por reconocimiento(sírnbó lico).

Con este esquema teórico-analítico que propongo, los" capita-t les" de Bourdieu (objetivo, social, cultural) constituyen un apoyo ot inspiración heurística para marcar o señalar aquellas áreas de alto

- contraste entre los distintos jóvenes del país..}

.r Así, como lo marcan los textos de Suárez y Pérez Islas.' el ea-~. pital "objetivo", representado fundamentalmente por el capital es-, .colaro cognitivo, no logra traducirse -según lo previó el desarrollis-

mo, o las lógicas modernizadoras- en un "bien" que se constituyaen carta suficiente para trascender la precariedad o/en términos másconvencionales, para la movilidad social. Así, el capital objetivo -cdgnitívo en este esquema - carece de relevancia si no es acompa-ñado de las suficientes dosis de capital social y capital político en elcontexto de la atmósfera neoliberal que se respira en el país. Enotras palabras, la escuela, los grados que puedan sumarse, las des-trezas que puedan adquirirse, carecen de sentido si no van acom-

~¡r

3 En este libro.

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pañados de redes sociales y lógicas de reconocimiento social que"avalen" o sustenten las destrezas objetivas.

Algo que me sorprendió profundamente de los resultados queencontramos en la EN] 2005, fue el dato de que el capital más im-portante para los jóvenes rurales y los más empobrecidos de laszonas urbanas y semiurbanas se sustentaba en la familia, en el gru-po primario de relaciones familiares y amistosas (Reguillo, 2006);mientras que entre el conjunto de jóvenes urbanos y de sectoresmedios y altos, este capital o, dicho de manera más contemporáneapara el clima que impera en el país, este "arsenal" se vinculabajustamente con las instituciones, la escuela, la empresa, el Estado.Los jóvenes en estos estratos tienden a sentirse más confiados en elfuturo y en sus propias capacidades que sus pares en condicionesmás precarias. La diferencia y la desigualdad que ello comportasaltan a la vista. Mientras un número mayoritario de jóvenes en elpaís dependen de los soportes, solidaridad y vínculos con la fami-lia, tanto nuclear como extensa, para desarrollar sus biografías, esmenor ~I número de jóvenes cuyo desarrollo se vincula con sopor-tes sistémicos e institucionales. Planteado en otros términos, a lasdificultades de acceso al capital escolar se suma, para muchos jó-venes (que logran romper las barreras del acceso), la poca pertinen-cia de este capital adquirido con mucho esfuerzo para tradudrseen pasaporte o salvoconducto a una mejor condición de vida.

Por ello considero central el problema de la des capitalización ~litiea que de manera acelerada define y marca el resto de los capitales •o activos juveniles. Por descapitalización política entiendo, como yalo dije, la dificultad de convertir la posición social en reconocimiento.La descalificación y la estigmatización a las que se ven sometidos losjóvenes, que siguen siendo considerados como sujetos de tutela' pero

• Por ejemplo, desde 1942, año en el que se inaugura en el país la primerainstancia del Estado para atender a la juventud, la Oficina de Acción Juvenil,adscrita a la Secretaría de Educación Pública, durante la presidencia de LázaroCárdenas, se instala una lógica tutelar en tomo a un sujeto que, se asume, ne-cesita ser no sólo protegido, sino "tutelado" (garantizado) en tres áreas clave:la orientación vocacional, la gestión del cuerpo a través del deporte y 'el controlde su sexualidad. Esta lógica no ha logrado ser remontada, ni sometida a crítica

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no como sujetos políticos, son la lógica en la que se fundamenta quela posición juvenil (que articula factores como el género,.Ia clase, lasredes, el capital cultural) se constituya en explicación de su margi-nación, subordinación o exclusión de la dinámica social. En otraspalabras, "ser joven" es lo que explicaría y justificaría todo lo demás;así, de entrada, la posición determina la ausencia o, más bien, el tipode reconocimiento que la sociedad mexicana otorga a sus jóvenes,"

La cara menos visible pero más dramática de esta descapitali-zación política está representada por la tendencia a depositar en losindividuos, es decir en los jóvenes, la total responsabilidad de susituación. Hay en el ambiente una lógica instalada que tiende a "cul-pabilizar" a los jóvenes de la precariedad de sus propias vidas.

En mi propia investigación he podido constatar y documentarcómo jóvenes de diversos estratos sociales asumen, como carenciapropia, como una falta punible, su "edad", "aspecto", "estilo", sufalla de "disposiciones" y de "capital" objetivo, sus dificultadespara insertarse -incorporarse- a las lógicas de la sociedad domi-nante. Muchos jóvenes se ven arrastrados hacia la aceptación cóm-plice o resignada de aquellas cosas que los marcan, los marginan,los precarizan, los excluyen (Reguillo, 2003). Esto tiene un enormepeso en la configuración de sus identidades, de su autopercepcióncomo sujetos de derechos. No hay mayor adversario para la agen-cia juvenif que su propia y fatalista asunción de "inadecuación"social, política, laboral.

en el transcurso de 66 años de políticas públicas en el país. Para una discusiónsobre este tema, véase Pérez Islas (1996) y Reguillo (2005).

5 Esta dinámica o imaginario no afecta exclusivamente a los jóvenes. Estápresente también en el caso de las mujeres, los indígenas, los h<1mosexuales,los "pobres"; en general, es un "filtro" que opera en el caso de los actores

• subordinados de la sociedad. Tampoco es privativa de la sociedad mexicana.Se trata de un dispositivo antropológico de alma antigua, sustentado en el po-der. Lo grave es cuando este imaginario se traslada al ámbito de las políticaspúblicas y, hoy, al espacio de los medios de comunicación, que reproducencon total impunidad esta especie de tautología discursiva: la pobreza se expli-ca por la pobreza, la marginación por la condición de género, las dificultadesde acceso por la condición juvenil, etcétera.

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La condición juvenil: inestabilidad y contingencia •

Desde distintos enfoques, tres sociólogos europeos han señaladoque una de las consecuencias perversas del tardocapitalismo, enlo que toca a la constitución subjetiva de las identidades contem-poráneas, es la llamada "inadecuación biográfica del yo" . Me refieroa Bauman (2001), a Beck (1998) y a Giddens (1995). Esta inadecuaciónbiográfica, por utilizar la formulación de Bauman, se refiere a laautopercepción del sujeto de que es responsable, de manera indi-vidual y a partir de sus propias decisiones, de su condición de vida;es él, o ella, quien resulta in~decuado (o inadecuada) para el ordensocial. Ello significa, en palabras del autor, que "apartar la culpade las instituciones y ponerla en la inadecuación del yo, ayuda obien a desactivar la ira potencialmente perturbadora o bien a re-fundirla en las pasiones de la autocensura y el desprecio de unomismo o incluso a recanaIlzarla hacia la violencia y la tortura con-tra el propio cuerpo" (Bauman, 2001, p. 16).

Esta formulación se intercepta sin duda con la condición juve- "-nil en el país. La inadecuación del yo, es decir, la insuficiencia bio-gráfica, la narrativa precarizada de la propia vida, la sensación deser culpable de algo inaprensible, se aplica de manera nitida a lasexpresiones y testimonios de muchos jóvenes que la viven como ex-periencia cotidiana. La responsabilidad que se desliza fácilmentehacia la "culpabilidad" está, como ya señalé, atada a sw posición.

Me parece que múltiples ejemplos empíricos iluminan estedrama, al que Beck llamaría lila solución biográfica a las contradic-ciones sistémicas" (1998). Pensemos, por ejemplo, en el caso de lamigración internacional. Frente a la precarización creciertte, tanto'económica como vital," frente a la carencia objetiva de oportunid~-

6 Por precarización vital o subjetiva me refiero a las enormes dificultades queexperimentan muchos jóvenes para construir su biografía, lo que se vincu.l~conla acelerada desinstitucionalización Ydesafiliación, vale decir, a la corrostOnenlas dinámicas e instituciones que durante la modernidad han operado comoespacios de acceso e inclusión sociales.

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des, frente al deterioro de la seguridad social, miles de jóvenes"deciden" migrar como una solución "individual", que se organizacon recursos propios (los de las redes primarias, a las que ya aludí),que se asume como riesgo inevitable, que se vislumbra como undestino "natural" en el contexto de la propia biografía. Lo sistémi-

co, es decir, la articulación de procesos, políticas, instituciones ydispositivos, se invisibiliza, no hay "interlocutor" visible o agenteresponsable de la situación; a lo sumo aparecen atisbos de referen-cias formales: "porque ya era imposible vivir allá, desde que cerróla azucarera, nos jodimos todos", "porque todos los hombres de mifamilia se fueron p' al otro lado y ya me tocaba a mí", "pos porqueya no podía s~guir estudiando, mi jefe (papá) se quedó sin jale(trabajo) y yo no pude encontrar trabajo yeso que acabalé la secun-daría"." Los testimonios se multiplican, marcando con nitidez quees el sujeto joven el que se (auto)considera responsable de "inven-tar" (hacer venir) una solución personal (la migración) a las condi-ciones objetivas (de pobreza o exclusión).

Por ello resulta fundamental, de cara a los desafíos, problemasy contradicciones que marcan y definen a la sociedad mexicanacontemporánea, asumir la centralidad analítica y sociopolítica dela llamada condición juvenil y que defino aquí como conjunto mul-tidimensional de formas particulares, diferenciadas y culturalmen-t~ "acordadas" que otorgan, definen, marcan, establecen límites yparámetros a la experiencia subjetiva y social de las / los jóvenes. Lacondición se refiere a posiciones, categorras, clases, situaciones,prácticas, autorizaciones, prescripciones y proscripciones que seasumen como "naturales" al 'orden vigente y tienden a naturali-zarse como "propias" o inherentes a esta franja etaria. Entonces, lacondición juvenil alude a los mecanismos tanto estructurales como(especialmente) culturales que enmarcan los procesos de inserciónde sujetos concretos, considerados jóvenes, en una dinámica socio-cultural histórica y geopolíticamente configurada.

7 Fragmentos de entrevistas a jóvenes en situación migratoria que provienen~emi trabajo de campo en proceso: "Gramáticas de la violencia en la migraciónIuvenil: precarízación, desencanto, paralegalidad".

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Dicho de otro modo, la "condición juvenil" es un concepto queposibilita analizar, de un lado, el orden y los discursos prescriptivosa través de los cuales la sociedad define lo que es "ser joven" y, deotro, los dispositivos de apropiación o resistencia con que los jóve-nes encaran estos discursos u órdenes sociales. Se trata de armar unanálisis de doble vía que no elude los marcos constrictivos de lasestructuras sociales y que busca incorporar la dimensión subjetivade los jóvenes en su proceso de constitución como actores sociales.

En esta lógica, la cuestión que articula la condición juvenil talcomo la he definido aquí, y la perspectiva sociológica de la "inade-cuación del yo", encuentran, en el caso latinoamericano en general yen el mexicano en particular, su ángulo analítico en lo que he venidollamando la "desapropiación del yo", concepto que pude elaborar apartir de las múltiples entrevistas y etnografía s que he realizado entre2004 y el presente a jóvenes centroamericanos Y mexicanos en situa-ción carcelaria, en conflicto con la ley y, especialmente, vinculadoscon procesos migratorios (Reguillo, 2008). Por desapropiación aludoa la subjetividad juvenil en continua tensión por constituirSe. La ines-tabilidad en el contexto, en las condiciones, arranca a los jóvenes lacerteza de que su "yo" hubiera sido el mismo de no haberse presen-tado la situación que los lleva brincando hacia adelante: ellos y ellasssm definidos por la "situación" (el enct!entro con la migra, la nego-ciación con algún narcotraficante, la pelea a muerte con otro joven,la participación en una acción delictiva), lo que genera pérdida decontrol sobre el curso de vida y deviene b~ografías atrapadas porla contingencia. En el caso concreto de los jóvenes migrantes, labiografía se constituye en una historia compleja de desapropiacio-nes, historias en las que la realidad, los contextos, se imponen comocondición tan inestable como tiránica, tan imprevisible como angus-tiosa, 10 que deja poco o ningún margen para la agencia y, por consi-guiente, para una acción (o, mejor, práctica) sustentada en la antici-pación de "posibilidades", Yespecialmente anula o disminuye el pesode los capitales de los que un joven se siente portador o poseedor.

Por estas razones, considero que para muchos jóvenes mexicanOS(precarizados), el desafío y la lucha central consisten en "reapropi

arse"

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o "reinscríbir" su biografía en contextos de mayor estabilidad, con(mínimas) certezas de lugar, lealtades, solidaridades, garantías y,especialmente, reconocimiento. En otras palabras, se trata de resti-tuir valor al capital político que por la vía de los hechos se les niega,por más que los programas oficiales argumenten retóricamente suinterés en la situación de los jóvenes."

Las preguntas que se desprenden de esta formulación sonquiénes, dónde, cuáles son las instancias que pueden proveer aljoven de estas mínimas certezas en el contexto actual. La situaciónes compleja y no admite respuestas unívocas ni simplistas.

En el intento por construir un mapa que pueda dar cuenta deesta complejidad, me permito plantear que son tres las instanciasclave que están hoy operando como espacios para la "reinscrip-"ción" o "reapropiación" del yo juvenil: 1) las estructuras del crimenorganizado o narcotráfico; 2) la diversidad de ofertas y ofertadoresde sentido, y 3) el mercado a través de sus ofertas de identidad. Estamanera de enumerar las "opciones" no implica un orden de jerar-quías ni pretende agotar el espectro posible en la constitución delas biografías juveniles, porque, como he intentado argumentar, lacondición juvenil no es unívoca y es siempre el resultado de la ar-ticulación compleja de múltiples factores, en los que la cuestión declase y el género constitu~en factores constituyentes o estructuran-tes de esta condición. •

Pero lo que sí es posible afirmar, con base en los análisis -cuan-titativos y cualitativos-, es qu~ estas tres "instancias" se configurancomo opciones clave en el proceso de búsquedas juveniles de reapro-piacíón del yo en.el contexto del México contemporáneo.

.8 Por ello resultan insuficientes y miopes los puntos centrales del Pro-Juven-

tud, elaborados por la administración calderonista, que coloca como asuntospor promover: el reconocimiento y protección de la ciudadanía de los jóvenes;el impulso del ejercicio adecuado de sus derechos, y la "garantía" y salvaguardade sus derechos a la educación, al trabajo, a la salud y a la vivienda. FormuladoCOnbuenas intenciones, el Programa de Juventud 2008-2012 no logra transitardel enunciado retórico a lo que serían políticas de Estado. Véase Pro-Juventuden el portal del Instituto Mexicano de la Juventud, www.imjuventud.gob.rnx

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404ROSSANA REGUILLO

LAS TRAMPAS DEL RECONOCIMIENTO:

DE LA ESTABILIDAD PRECARIA A LA ILUSIÓN BIOGRÁFICA

Las tres "instancias" o espacios a los que aludo para la "gestión delyo" en el ámbito de los mundos juveniles, están conectados con trescuestiones o dimensiones que resultan básicas para el análisis de la

situación de las / los jóvenes mexicanos:

a) La cuestión de la membresía o pertenencia.b) El papel de las creencias y la búsqueda de sentido.c) La relevancia del consumo como factor constituyente de las

identidades juveniles.

Se trata de un "mapa nocturno'" que resulta de la intersecciónde los datos empíricos, es decir, de la realidad actuante en los uní-versos juveniles, y la elaboración conceptual, que arriesga hipótesisinterpretativas con el objeto de producir inteligibilidad a los com-plejos procesos que modelan y modulan, es decir, le otorgan espe-cificidad a la condición juvenil en el México contemporáneo.

"Los caminos de la vida no SOI1 lo que imaginaba ... ":la emergencia de la paralegalidad.

La opacidad que caracteriza las estructuras y lógicas de operacióndel narco y del crimen organizado en México dificulta construir"indicadores" y el datos precisos en tOI11Pa su influencia o capaci-dad de acción en la sociedad; pero para nadie es un secreto que, enel transcurso de los últimos 10 años, el empoáeramiento de estos

actores ha ido en aumento.

9 Para utilizar la afortunada metáfora de Martín Barbero (1987), que aludea la incertidumbre Y el desconcierto que acompañan el trabajo de generación

de conocimiento.

LA CONDICiÓN JUVENIL EN EL MÉXI~O COl'iTEMPORÁNEO 405

Si asumimos, como indicadores de esta fuerza, la normaliza-ción o estabilización en algunos ámbitos -como el lenguaje, lasrutinas periodísticas, la conversación ciudadana-, resulta innega-ble la centralidad de la presencia de las estructuras del crimen or-ganizado en las dinámicas de la sociedad. En los tempranas añosochenta, comenzamos a aceptar términos como el de "narcocultu-ra", "narcoarquitectura" y la notable visibilidad de los llamados"narcocorridos" (Valenzuela, 2002). Ya para la última década delsiglo xx, era evidente que el narco había penetrado capilarmente nosólo las estructuras políticas, sino a la sociedad en su conjunto. No eséste el espacio para un análisis detallado de su papel e impacto enla reconfiguración del país.'? Se trata de discutir su capacidadparaofertarse como un territorio fértil para el intercambio de "posiciónpor reconocimiento".

Desde el pánico moral, algunos "portavoces" de la sociedadmexicana, "sinceramente consternados", como diría Monsiváis, seconcentraron en el problema de la expansión "epidémica" d'el con-sumo de drogas entre los jóvenes, preocupación consecuente conla lógica tutelar y proscriptiva que gobierna los imaginarios socia-les en tomo a los jóvenes, como ya argumenté. Lo que quedó ob-turado en este debate fue el hecho de que, mucho más allá delconsumo, la situación en el país -el quiebre de la institucionalí-dad, el crecimiento de la impunidad, el aumento de la pobreza yla exc1usión- resultaría en un caldo de cultivo harto propicio paraque las estructuras del rtarco comenzaran un trabajo tan calladocomo eficaz en el reclutamiento de un ejército de jóvenes desencan-tados, empobrecidos y en búsqueda de reconocimiento."

,10 Remito al lector interesado a Carlos Monsiváis el al. (2004), González

Rodríguez (2002), Reguillo (2007).11 A lo largo de 2007 y 2008 he intentado de diversas maneras, apelando a la

Ley de Transparencia, obtener las estadísticas simples sobre la edad y el génerode los ejecutados y encarcelados vinculados con los llamados "delitos contrala salud". Las respuestas de la ssr (Secretaría de Seguridad Pública), de la PGR

(procuraduría General de la República) y de otras instancias es siempre la misma:"indique en qué documento están los datos que solicita".

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406 ROSSANA RECUILLO

Un seguimiento puntual y atento de los reportes de la prensanacional me permite afirmar que en 70% de los casos vinculadoscon la delincuencia organizada, que acceden a la visibilidad pública,

hay participación de jóvenes menores de 25 años, y que 49% deestos casos son jóvenes cuyos cuerpos y "cabezas" han aparecidocomo mensajes del poder acumulado por tales grupos."

Los costos relacionados con la violencia representan para Améri-ca Latina anualmente más de 12% del Producto Interno Bruto (PIB),cifra que supera el porcentaje de inversión en salud y educación (ors,2(07). En 2007, el número de ejecutados por el narcotráfico ascendióen México a 2270, lo que representaba casi siete personas asesinadasal día. En los primeros cinco meses de 2008, esta cifra se incrementó aldoble, un promedio de 14 ejecutados por día, y parece ir en aumento.El número de muertos lleva a los especialistas a señalar que se trata deuna guerra que va perdiendo el Estado mexicano, pese a la insistencia

, de las autoridades de que se trata de una guerra ya ganada.En un momento histórico en que los cárteles de la droga en

México y otras partes de la región se están disputando fuertementeel control de territorios y nuevas rutas para el trasiego de drogas,una importante estrategia de esta batalla es el reclutamiento de jó-venes. Según algunos especialistas en delincuencia organizada, estoestá provocando un escenario de mayor violencia, dada la inexpe-riencia de los nuevos sicarios (jóvenes que reciben una paga pormatar). Se afirma al respecto que "los nuevos sicarios son jóvenesentre los 15 y 20 años", y "tos cárteles de la-droga han aprovechadola falta de valores e integración familiar para nutrir sus filas delicti-vas; en regiones como Nuevo Laredo y Matamoros (Tamaulipas),en Badiraguato y Culiacán (Sinaloa), los buenos son los delincuentesy los malos son la policía" (~pinión de Paulino Jiménez Hidalgo,investigador de la Academia Superior de Policía en México).

12 Esta información proviene de una base de datos propia constituida por 650notas periodísticas reunidas desde diciembre de 2006, las cuales aparecieron encuatro diarios de circulación nacional: Reforma, El Universal, Milenio y La Jornada.Su validez o confiabilidad no es absoluta, pero es una estrategia para resolver laopacidad del tema y el control gubernamental sobre datos clave.

LA CONDICIÓN JUVENIL EN EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO 407

Estos jóvenes ingresan como victirriarios a la órbita del narco-tráfico, pero también como víctimas. "La vida del narco es unejemplo para ellos, aspiran al poder económico y al reconocimien-to del grupo al que se han integrado (narcotráfico); sin embargo,su inexperiencia se demuestra en la excesiva violencia que ejercencon sus víctimas"; y "la vida útil de los nuevos reclutas es muycorta dentro de una organización de este tipo; son asesinados porlos integrantes de una organización antagónica o los meten a lacárcel, por ello aceptan el encargo de cualguier ejecución y la vio-lencia que ejercen es para demostrar su valía".

No comparto la idea de que los jóvenes se "afilien" a las activi-.dades del narcotráfico por "la falta de valores y la desintegraciónfamiliar", como suelen machacar algunos expertos y muchos polí-ticos. Esta lectura moralizante y psicologista resulta simplista y mio-pe, porque niega, elude o invisibiliza las condiciones estructuralesen las que muchos jóvenes intentan armar y construir sus biografías.y porque desconoce el contexto real en que el narcotráfico operacomo mecanismo de empoderamiento de los jóvenes reclutados.

De un lado está la dificultad objetiva de acceso al mercadoformal del trabajo por parte de la juventud que busca oportunida-des de empleo para contar con un ingreso propio. En el caso deAmérica Latina y el Caribe, la tasa de desempleo juvenil duplicay hasta 'triplica el desempleo adulto, según el país, y la tasa dedesempleo entre jóvenes de familias de bajos ingresos es muchomayor que entre jóvenes de sectores más favorecidos. Todo estoplantea una" situación de aita vulnerabilidad y obstáculos muy

. serios a la inclusión e inserción juveniles. El problema más fuerteen este sentido lo enfrentan los jóvenes que no estudian ni trába-jan, porque la escuela ya no los atiende y el mercado laboral tam-poco los integra. Doblemente desafiliados: ¿dónde están, quién sehace cargo de estos jóvenes?

Pero, por otro lado, esta condición de exclusión no agota la ex-plicación, y es peligroso asumir que hay una relación directa entrepobreza y delincuencia, o entre exclusión y violencia juvenil. EnCUanto al narcotráfico, en particular, y al crimen organizado, en ge-

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408 ROSSANA REGUILLO

neral, su poder no estriba sólo en poder de muerte, sino principal-mente en su poder de alterar y quebrar distintos órdenes sociales.

Las "escenificaciones" de este poder (más que escenas aisladas)ratifican el creciente empoderamiento del narco en diferentes ámbitosde la vida social. Además de la debilidad y la corrupción de las insti-tuciones del Estado, sugieren algo mucho más profundo: la compen-sación de un vacío, de una ausencia y de una crisis de sentido. Dichode otro modo: a través de estas continuas escenificaciones (narcomen-sajes, cabezas cercenadas con mensajes para otros grupos, cuerpostorturados "ejemplarmente") se hace visible el desgaste de los sím-bolos del orden instituido, mientras que los actores del narco se vanmostrando capaces de generar sus propios símbolos. Tales símbolosno se explican desde la mera oposición legalidad-ilegalidad.

Por ello, propongo abrir un tercer espacio analítico: la paralega-lidad, que emerge justo en la zona fronteriza abierta por las violen-cias. No es un orden ilegal lo que aquí se genera, sino un orden para-lelo que construye sus propios códigos, normas y rituales, Al ignorarolímpicamente las ínsntucíonesy el contrato social, la paralegalidadse constituye en un desafío mayor que la ilegalidad.

La composición demográfica en el país," donde la proporción tanalta de jóvenes está presionando fuertemente los sistemas educativos,laborales, de salud, de recreación, de seguridad, plantea un enormedesafío y responsabilidad, tanto para el Estado como para la sociedad.

Quisiera referirme al modo en que los organismos internacio-nales están encarando este reto: "~as batallas por los Objetivos deDesarrollo del Milenio se están peleando en las ciudades de lospaíses en desarrollo. Los jóvenes estarán en primera línea. El éxitodepende de la medida en que las ciudades, los países y la comuni-dad internacional puedan darles apoyo y fortaleza", señala el in-forme sobre el Estado de la !,oblación Mundial (UNFPA, 2007).14

13 Según documenta Mónica Valdez en este libro (véase "Jóvenes en cifras"),a partir de datos de Conapo, 105 jóvenes representan hoy 33.4%, pero en tér-minos absolutos será sólo en 2013 cuando alcancen la cúspide de la pirámidepoblacional, sumando un total cercano a los 40 millonesde jóvenes.

14 Las cursivas son mías.

--LA CONDICIÓN JUVENIL EN EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO 409

La metáfora bélica utilizada por fa Organización de las Nacio-nes Unidas (ONU) no puede ser más reveladora: se asume que hayuna guerra y que los soldados en la primera línea son y serán losjóvenes. No hay metáfora inocente, por lo que resulta preocupante- por decir lo menos- que sea la propia ONU, a través del Fondode Población, la que considera que los jóvenes son "soldados","guerreros", en una guerra que ellos no pidieron librar. Los expertosen cuestiones militares saben de la importancia de la "primera líneade fuego" y lo que ello significa; se trata de una línea de defensa(o ataque), estratégica, formada por los combatientes más aguerridos,pero al mismo tiempo los más sacrificables. Lo saben bien los jóvenesreclutas de la zona paralegal abierta por el crimen organizado.

Los rostros de la esperanza

En continuidad con las metáforas bélicas, el novelista Paulo Coelho"dice: "Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, teengañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerre-ro, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores serepitan". En el caso de este autor y de otros muchos de la literaturade autoayuda, lo central estriba en la volición del individuo deve-'nido "guerrero de la luz";.no hay para este "guerrero" obstáculosestructurales, ni metas inalcanzables, ya que todo radica en el "que-rer", en el "deseo", en la tenaz voluntad de quienes buscan alcanzar"la ItIz". '

En el fondo, este lenguaje sacralizado y esotérico.(en su con-notación de enigmático y misterioso), que se expande a través delmercado, alude, de otro modo, también a una batalla que un "guerre-ro" debe librar con sus propias fuerzas; la diferencia respecto del.

15 Con más de ]00 millones de libros vendidos y traducciones a más de 66idiomas, este brasileño, miembro de la Academia Brasileña de Letras y consejeroespecial de la UNESCO para "diálogos interculturales y convergencias espiri-tuales", tiene un fuerte impacto entre los jóvenes lectores (Sernán, 2004) y su"filosofía" es considerada como una poderosa fuente de sentido.

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discurso político de los organismos y los Estados nacionales es qui-zá que, en el caso de la literatura de autoayuda, sí se proponenprogramas claros y se plantean manuales de vida que reducen laangustia frente a lo ominoso e incierto de la vida. Es decir, hay unapropuesta de sentido que, en muchos casos, sustituye el vacío de-jado por las instituciones seculares.

La expansiva atmósfera "religiosa" y "terapéutica" (Reguillo,2007b) que caracteriza el momento actual no puede ser reducida aexpresiones más o menos histéricas de sociedades "incultas" o su-persticiosas. Me parece que, en América Latina, quien mejor ha ana-lizado estos fenómenos es Pablo Semán, de quien tomo en préstamosu análisis sobre la "teología de la prosperidad", que me interesacolocar aquí en otro registro. Por teología de fa prosperidad, nosdice Semán, se entiende "un conjunto de proposiciones dogmáticas,rituales y eclesiológicas en las que se afirma una relación entre lacomunión con Dios y el bienestar material" (2004). Más allá del ám-bito propiamente eclesiástico y de las "denominaciones religiosas","coincido con el· autor en que esta "teología", entendida aquí comola relación con una dimensión trascendente y el bienestar (no sólomaterial), se expande vertiginosamente en la sociedad.

Como ya dije, me interesa colocar la idea de la teología de laprosperidad en una clave distinta de la que utilizan los estudiososdel fenómeno religioso: en una ~Iave metafórica, cuyo sentido estádado, más que por la búsqueda de bienestar material a través delcontacto ton la divinidad, por una búsqueda de sentido de vida,de compensación y de cierta seguridad ontológica a través de losvínculos, creencias y rituales que posibilitan cierto tipo de esferasen las que se intersecan lo profano con lo sagrado, lo secular con )0.religioso.

y no me refiero solamente a la multiplicidad y diversidad deofertas que han ido emergiendo y cobrando fuerza en el país: porejemplo, y como ya señalé, el boom de la literatura de autoayuda, elculto a la Santa Muerte o cultos ya viejos, como el del Santo Malverde

16 Este concepto proviene del pentecostalismo.

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O Juan Soldado," que serían los territori'os más obvios o recurrentespara dar cuenta de estos fenómenos. Indudablemente se trata, de"ofertas de sentido" que se constituyen en espacios clave en los quese verifica la relación entre la tríada bienestar-sentido-pertenenciaque se derivan (o se buscan) a través de la relación con un ordensupraterrenal o trascendente.

La dimensión de la pertenencia es, desde mi perspectiva, el ejeclave que articula la relación del "creyente" con el espacio, grupoo institución de la creencia. Factor central en el caso de las identi-dades juveniles.

A manera de breve ejemplo, puede citarse el caso de la SantaMuerte que, según lo documentan algunos reportajes, estudios yanálisis, ha expandido su culto no sólo en territorio nacional (aun-que su crecimiento extraterritorial se debe a la migración), donde,se dice, cuenta ya con más de dos millones de devotos en el país ytiene 15 parroquias en Los Ángeles, California, y dos -conocidas-en México, una en el Distrito Federal y otra en el Estado de México,municipio de Tultitlán. Pero lo importante, más allá de la espectacu-I~ridad o lo llamativo del fenómeno, es la "pertenencia" al culto, laposibilidad de encontrarse con otros afines en el trance de resolver,con los recursos a mano, la biografía propia.

Jonathan Legaria Vargas se llamaba, pero se le conocía comoel Padrino Endoque o Comandante Pantera; tenía 26 años yera el guíaespiritual en el templo de la Santa Muerte en Tultitlán. El 31 dejulio de 200~ fue abatido a balazos por sujetos desconocidos. que lerecetaron una ráfaga de cuando menos 150 balas de grueso calibre.Numerosos, cientos, eran los feligreses que .seguían al PadrinoEndoque, entre ellos muchos jóvenes dedicados al comercio infor-

l· mal, policías, choferes, internos de cárceles y Centros de Readap-I tación Juvenil o tutelares. Como líder espiritual del culto, además¡ de incrementar el número de seguidores, Pantera Padrino Endoque •

.l1l

17 El primero, vinculado con el mundo del narcotráfico, con su altar en Cu-liacán, Sinaloa; el segundo, buscado para los favores "bravos" en los mundoslTligratorios, con su altar en Tijuana, Baja California. Para un análisis de estoscultos en la clave aquí propuesta, véase Valenzuela (2000) y Reguillo (2005b).

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consiguió levantar una estatua de 22 metros de altura para "laNiña Blanca", "la Patrona", "la Flaca", nombres con que se invocaa la Santa Muerte. Pese a las quejas de algunos vecinos de la zona,se sabe que en este lugar -fundado por ex tepiteños- muchos deeJlos participan del culto."

Lo central de esto pasa por la confluencia de jóvenes en estetipo de prácticas y cultos, la importancia que adquiere para cons-truir no sólo un sentido en la vida, sino, principalmente, una míni-ma noción de pertenencia y lealtad, entre aqueJlos que se sienten oautoperciben desposeídos o, de acuerdo con nuestra discusión,"desapropiados" de una noción de lugar y de futuro.

y si bien el caso de la Santa Muerte parece inscribirse en losámbitos o circuitos de la precarización e indefensión social, esimportante enfatizar que la dimensión numinosa adquiere cen-tralidad en los mundos juveniles en general, desbordando losmárgenes de clase.

Si; como ya sugerí antes, lo que me parece relevante del tema.desborda el ámbito de las identidades y prácticas juveniles quegiran en torno a las denominaciones religiosas tanto institucionali-zadas como emergentes, lo que quisiera plantear a continuación searticula con la imbricación compleja entre creencia y pertenencia,discusión que exige remontar los márgenes que definirían la parti-cipación de lo estrictamente "sagrado", para inscribirse en unadiscusión .más vinculada con lo que de arcaico pervive en las cul-turas juveniles en su búsqueda de sentido o trascendencia

Mucho menos efectista pero no menos performativo que lo quese vincula con prácticas y rituales propiamente religiosos, la confi-guración de las identidades juveniles contemporáneas, en sus múl-tiples y diversas búsquedas por la reinscripción del yo en universosde ~entido, emerge la noción de "grupo", de "cultura", de "identifi- •cación de pares", 19 que no obstante su carácter secular y fuertemente

18 Véase http://olganza.com /2008/01 /21 / inauguran_gigantesca-estatua-de-la-santa-muerte / .

19 En franca oposición a la noción de tribus, vulgarizada a partir del traba)?de Maffesoli (1990), no argumento aquí mis diferencias, dado que en el capi-

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vinculado con los procesos del tardocapitalismo y la globalización,mantiene una referencia subterránea que la conecta con la tríada a laque ya aludimos más arriba: bienestar-sentido-pertenencia.

El análisis de las grupalidades juveniles contemporáneas en elpaís ha centrado su atención fundamentalmente en la noción desentido y pertenencia, enfatizando su dimensión estética (ReguiJlo,1991 y 2000; Valenzuela, 1988 y ] 999; Marcial, 1997), el despliegueperformativo de sus prácticas (Valenzuela, 1997; Reguillo, ] 997; Na-teras, 2002) y la centralidad de la música en sus diversas configura-ciones (Urteaga, 1998; De Garay, 1998; Valenzuela y González, 2000;Reguillo, 2oo0b; Marcial, 1998). Indudablemente es mucho lo que sesabe en torno a las formas de constitución de estas grupalidades,identidades o culturas juveniles." Sin embargo, quisiera proponeruna "nueva" manera de interrogar los datos e interpretaciones queya tenemos de cara a la acelerada transformación de las estructurasy dinámicas sociales; manera que intenté delinear en las páginasiniciales de este'ensayo y que resumo en dos aspectos fun.damenta-les: desdibujarniento de las instituciones y de la seguridad que eJlasrepresentaban, y dislocación de las ofertas de sentido.

Si se asume que el contexto es no sólo un telón de fondo, sinouna dimensión constitutiva para el ser y el hacer de los actoressociales, es posible afirmar que las nociones de pertenencia y sen-tido que han caracterizado la conformación de las grupalidades'juveniles se enfrentan a los cambios estructurales y culturales queen este tardocapitalismo trastocan las lógicas y dinámicas qqe ani-man, estimulan, orientan la conformación del grupo de pares.

En el más reciente libro del investigador colombiano CarlosMario Perea, titulado con gran acierto ¿Qué nos une? Jóvenes, cultu-ra y ciudadanía (2008), la discusión de fondo es'por dónde pasan oestán pasando los sentidos sociales de pertenencia en momentos en

tulo de J.M. Valenzuela, en este libro, hay una estupenda discusión en tomo alos peligros y deficiencias de esta noción.

20 Por razones de espacio utilizo estas tres nociones como equivalentes; sinembargo, éstas comportan diferencias importantes. Para una discusión detalla-da sobre esto, véase Reguillo, 2000, pp. 54-56.

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que 10 público se desdibuja a pasos agigantados. Para el autor, en-frentamos una "fractura de las pertenencias", y ahí es donde cobrarelevancia, centralidad, la conformación del grupo de pares.

A partir de la lectura atenta de este texto, del trabajo de otroscolegas y de mi propia investigación, quisiera plantear, como 10 hiceen el prólogo al libro de Perea, que "si en los ochenta, los investiga-dores en asuntos juveniles, concluimos, en una especie de consenso,que el grupo se constituía en un espacio central de pertenencias, hoyme parece que las evidencias empíricas señalan un cambio nodal:no se entra en él (sólo) para pertenecer, sino (especialmente) parasobrevivir" .2J Al matizar esta afirmación, debería decir que no seentra al grupo sólo para pertenecer, ya que el sentido de la pertenen-cia, como argumenté más arriba, sigue siendo un factor constitutivode grupalidades juveniles. Sin embargo, lo que intento colocar conesta idea, es que hoy más que nunca, el grupo de pares opera comoámbito de seguridad, como cinturón de protección tanto frente a laadversidad como frente a la ausencia de sentido.

Bajo tal premisa, las culturas juveniles como las de los emos,punks, ravers, góticos, skatos y otras más, pueden ser Ieídas odescifradas desde una especie de "teología de la prosperidad", yaque, de 10 que deposita en términos de creencias en su grupo deadscripción, el individuo espera una retribución, tanto materialcomo si~bólica. Del grupo se espera todo: lo mismo protecciónque músicas, lo mismo compañía que objetos emblemáticos, 10mismo diversión que protección frente a los adversarios, ayuda.para conseguir jales, ya sea legales o ilegales, etcétera. Ello expli-caría, en parte, la alta rotación entré los integrantes de estas gru-palidades, que se adscriben un tiempo a una configuración espe-cífica, para cambiar tiempo después de grupo de adscripcíón-" Es

21 R. Reguillo, en Perea, 2008, p. iv. •22 En el trabajo de campo realizado en tomo a los emos para el proyecto

en curso: "Emo-grafías: sentido, vida cotidiana y políticas de la emoción", en-contré que un buen número de estos jóvenes había pertenecido antes a otr~culturas juveniles; las respuestas que obtuve sobre las razones de su camb:?son elocuentes: "porque ya no me convencia lo que me ofrecian los punks r

"porque se acabó la ilusión de los primeros meses y me di cuenta de que los

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decir, no se trata sólo de una pertenencia que se agota en el senti-do, sino de un "pacto" no dicho, portador de "bienestar", en el quela supervivencia adquiere connotaciones que desbordan los már-genes restringidos de 10 material.

Podría argumentarse, y con razón, que esta forma de pertenen-cia estaba ya presente en las primeras configuraciones juveniles,en las bandas principalmente, pero considero que en aquellos añosde los tempranos ochenta y principios de los noventa del siglo xx,lo central pasaba por el grupo como espacio de pertenencia, sentidoy socialización; la banda, la "clika", compensaba un vacío. Hoy, meparece, las grupalidades juveniles, sin perder estas dimensiones,añaden otra que, según el punto de vista, puede ser considerada omás pragmática o más dramática, sustentada en creencia a cambiode beneficios. Y me parece que los sentidos depositados en el gru-po y vivenciados como elementos articuladores, comportan unafuerte dimensión "numinosa".

Otto (1980) acuñó el término "numinoso" para designar laesencia de 10 sagrado pero excluyendo toda interpretación racionalde lo religioso y cualquier referencia ética o dogmática particular.Para el autor, la experiencia numinosa está sustentada en tres ele-mentos, que son, en el latín utilizado por él: mysterium tremendum[ascinans. Simplificando, el primer elemento alude a lo indecible oinefable, es decir, aquello que es imposible de decir o explicar y quees enteramente 10 otro; el segundo es el temor humano experimen-tado ante una fuerza poderosa, terrible, enigmática, y el [ascinans. ,está representado como la gracia y misericordia acogedoras quetodo lo abarcan, de manera deslumbrante. Lo numinoso es, para elautor, la experiencia de la "plenitud de poder".

En la tesitura que quiero proponer aquí, el grupo significaría,para los jóvenes adscritos a las grupalidades que emergen en elcontexto del tardocapitalismo, la triple experiencia, que se traduci-ría en: una fuerza indecible que se caracteriza por la presencia o

emos eran más chidos", "porque ya no encontraba razones para quedarme yahora estoy mejor".

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influencia que es posible percibir en los individuos de la identidadgrupal y que atraviesa de manera trasclasista la conformación degrupos de identidad juvenil; la tremenda potencia del grupo quemuchas veces adquiere los contornos de una fuerza a la que no esposible resistirse y, finalmente, una fascinación y entrega que hacedepender el bienestar, la propia biografía, la certeza, de la fuerzamagnánima y generosa del grupo.

Los jóvenes tienden a representar(se) su grupo de pares de unamanera numinosa; experimentan su presencia como una fuerza ala que hay que temer en el mismo grado en que es posible confiarsea ella. Nada de esta experiencia, a la manera de Otto, está sustentadoen una valoración racional; por el contrario, los miembros del grupose adhieren a los principios articulad ores de la identidad grupal,convencidos de que en ella hay una especie de majestas, una energíatrascendente, gozosa y sufriente simultáneamente, pero que garan-tizaría la tríada a la que he aludido; pertenencia-sentido-bienestar, yque, más allá de los arreglos pragmáticos, estaría indicando que '105

pares", como los intuyó Mead (1970), se constituyen en un "capital"fundamental para transitar por las aguas bravas del neoliberalismo, enun espacio de esperanza, de porvenir, de imaginarios de futuro.

Y, para apuntalar esta discusión, apelo aquí a los pocos estu-• dios que en los últimos años se han realizado en el país para docu-

mentar las lógicas y los sentidos que orientan la conformación deidentidades juveniles en zonas de privilegio.P que documentan laslógicas y procesos a través de los cual~s estos actores Juveniles,privilegiados, conectados, institucionalizados, construyen sus sen-tidos de pertenencia, sentido y bienestar.

Nada lejos de lo que aquí he intentado argumentar, los jóvenesempresarios (Salazar, 2007) y los jóvenes que se adscriben desdecondiciones de privilegio a nuevas iglesias (CollÍgnon, 2006, p. x)

23 Esta noción, elaborada en coautoría con Salvador Salazar, alude a aquellosjóvenes que desarrollan sus biografías con arreglo a los estándares, lógicas, va-lores y satisfactores que se consideran fundamentales en el "desarrollo". Paraun análisis empírico, véase las tesis doctorales de Salazar (2007) y Collignon(2006).

LA CONDICIÓN JUVENIL EN EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO 417

están m~rcados por esta búsqueda de la experiencia numinosa, enla que la creencia juega un papel central que disputa sentido a lalógica secular planteada por Perea (2008), quien opta por atisbaren horizontes precarizados. Lo central en esta discusión es que labúsqueda de "compensación" frente al vacío dejado por las insti-tuciones se realiza, no desde la ciudadanía o desde la demandapolítica del reconocimiento del yo-actor, sino a partir de las múl-tiples y complejas pertenencias del sujeto juvenil, desde el culto ala Santa Muerte hasta su participación en organizaciones de jóve-nes empresarios, pasando por la frecuentación de la literatura deautoayuda.

La(s) esperanzats) no pasa(n) hoy por lo que la modernizacióndel país imaginó; seculares, sustentadas en la razón y el progreso.Las severas transformaciones estructurales, el repliegue del Estadobenefactor, los desafíos para la razón secular y el estalla miento deuna crisis que se ha traducido en una creciente exclusión operancomo plataforma para la expansión de.la "creencia", para la búsque-da numinosa en la conformación de la sociabilidad (la estructura-ción social) y, especialmente para la socialidad (la comunicación yel modo de estar juntos), es decir, los mecanismos a través de loscuales los jóvenes buscan (y encuentran) claves de organizaciónpara empujar en sentido contrario hacia la dire~ción que les marcaun destino preestablecido que los condena, mayoritariamente, a la"solución" individual o micro. La fuerza de la creencia en el grupose sustenta en la asunción ~eneralizada, por defecto o por compensa-ción, por a~sencia o por verificación, en la llamada "teología de laprosperidad", sustentada en un pacto de confianza y credibilidad.Lo dramático o llamativo del caso estriba en la tensión derivada dela "horizontalización de la esperanza": es decir, cuando ella reposa,está puesta, se circunscribe a los "iguales".

Manuales para el bien vivir, participación en cultos no conven-cionales, multiplicidad de ofertas en las que la creencia juega unpapel central y, por encima de esto, el grupo de pares, como espaciode seguridad. Las preguntas que se derivan de estas formas deconfiguración de la certeza y la esperanza son complejas.

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418 ROSSANA REGUILLO

EL MERCADO Y SUS DOBLES

El mercado carece de rostro, cuerpo, "personalidad", y sin embar-go, solemos hablar de él como si estuviera dotado de agencia, y másaún, como si se tratara de un ente vivo. Renato Ortiz ha dicho que:

de los mitos actuales, perennes, incuestionables, celebrados cotí-dianamente a escala global, uno de ellos se denomina el mercado.Nos referimos a él como una entidad real, con vida propia, capazincluso de reacciones semihumanas. Se dice de él que tiene "hu-mores", que "reacciona" con optimismo o pesimismo a determi-nadas medidas, que tiene "percepción" de lo que ocurre en elreino de la política y de la vida social [Ortiz, 2002].

Esta tendencia a antropomorfizar (dotar de un cuerpo, otorgar ras-gos y comportamientos humanos) los sistemas ubicuos, opacos,poderosos, es quizás un intento por acceder a un mínimo de controlsobre fuerzas y procesos que desde el anonimato comandan nues-tras vidas. Pero más allá del "mito" conviene asumir que el merca-do es una dimensión constitutiva de lo social tanto a nivel macrocomo a nivel micro o subjetivo.

De esta dimensión, me interesa traer a la discusión a tres de sus"dobles": el consumo, la piratería Xla producción de formas estéticasmasivas. Tres "dobles" que para la condición juvenil son sustanciales.Si como planteó tempranamente García Canclini (1991) "el consumosirve para pensar", no es menos cierto que hoy su relación, es decir,la del consumo con la piratería y 1()S mercados informales, repre-senta un lugar privilegiado para el análisis de las transformacionessociales que ha traído aparejada la expansión del consumo en cla-ve juvenil. Además de que se ha vuelto mucho más transparentela relación entre identidades-estéticas-consumo.

Ya para los años noventa era evidente que la configuración decolectivos juveniles diferenciados (punks, góticos, ravers, etcétera)estaba fuertemente vinculada, atada, con sofisticadas operaciones de

LA CONDICIÓN JUVENIL EN EL MÉXIC<? CONTEMPORÁNEO 419

consumo y que ésta se constituía en un aspecto clave para la "pro-ducción de identidad" (Reguillo, 2000). En los albores del nuevo si-glo, y a través de la [NI, pudimos constatar el peso que para todos losjóvenes tenían ciertas formas de consumo: la ropa y los accesorios, yla música, constituían los bienes más deseados y efectivamente ad-quiridos, con una relación de 70 a 18% respecto de los libros, en elprimer caso (ropa / libros), y de 42 a 18% en el segundo caso (música / li-bros), con poquísimas variaciones por género (1M], 2(00). De manerasignificativa, los jóvenes afirmaban que lo característico de la juventudera "la apariencia y la moda" (46.9%), seguido de "ellenguaje, la músi-ca y los gustos" (39.2%), respuestas que estaban muy por encima, porejemplo, de la opción "conciencia, responsabilidad y compromiso"(22%) o, aún más, de "la fuerza, la agilidad" (12%).

Los datos no variaron significativamente en la encuesta aplica-da en 2005 (1M], 2006), pero en esta ocasión saltó a la escena elasunto de la piratería." Puede decirse que la pregunta "urgente" afinales de siglo xx era una de orden socioestético, mientras que laque hacíamos, ya bien entrados en el siglo XXI, era una de índoleestético-política.

Basándome en los hallazgos de esos dos instrumentos y en mianálisis de los datos, pero especialmente en mi propio trabajo deinvestigación de índole cualitativa, puedo afirmar que el consumose constituye en un marcador central de las identidades juvenilesen el tardocapitalismo. El consumo se fue abriendo paso por enci-ma de los contextos de precarización y empobrecimiento, y encon-tró el} la piratería -fenómeno de alcance global-25 un espacio"nivelador" para afirmar la inclusión, la pertenencia, la mernbresía

.2'lndudablemente de manera intencionada, el Comité Técnico Asesor de la

Encuesta 2005, formado por Néstor Garda Canclini, José Manuel Valenzuela, JoséAntonio Pérez Islas, Alejandro Monsiváis y quien esto escribe, decidió abrir lainterrogación por la piratería como un elemento clave para descifrar los mundosjuveniles. Los integrantes de este comité (consultar documento, dado que la listaes de 12 nombres) para la primera aplicación (EN), 2000) no consideramos, nidiscutimos como factor constitutivo, el tema de la piratería.

25George Yudice señala que, en el caso de la industria musical, no hay ma-nera confiable de medir la piratería; sin embargo, se estima que el efecto que

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420 ROSSANA REGUILLO

social. Si, parafraseando a Naomi KIein, "ellogo(tipo)" se habíainstalado en la sociedad como dispositivo de diferenciación social,como marca de distinción a la manera de Bourdieu, como emblemade pertenencia al club de los happy few, la piratería, más allá de susimplicaciones delictivas, vino a compensar el precario equilibrioentre estética y existencia, entre (auto)reconocimiento y producciónde presencia.P Estoy convencida de que consumo, estética y pira-tería, arman una tríada cuyo sentido es "producir presencia" o,dicho de otro modo, producir una diferencia situada en el vastomundo de las formas estéticas que gobiernan el modo de estar enel mundo, que definen y marcan, de maneras aún no suficiente-

• mente elucidadas, la constitución del yo juvenil contemporáneo.A contra vía de los discursos institucionales que recetan al jo-

ven un conjunto de preceptos para "pagar" los menores costosposibles en su tránsito hacia la adultez, el mercado y "sus dobles"han logrado configurar un discurso desregulador, desprovisto dejuicios morales, afirmativo y simplificádor, con voluntad de "acom-pañar" al joven no en el tránsito de su mutación "positiva" enadulto "productivo", sino en el trance (dilema, apuro, aprieto) ygoce de ser joven. Mientras la escuela, el Estado y principalmentela familia se ven impelidos a reclamar de los jóvenes un compro-miso de tránsito, el mercado y sus dobles proporcionan un piso deseguridad, un espacio laxo en el que el presente se perpetúa, seexpande, sin prisa, respetando la fuerte, carga que implica vivirhoy, ahora, este momento.

Por ello, los mercados informales de venta e intercambio debienes codiciados para esa constitución y afirmación del yo repre-sentan hoy en el país espacios clave para el análisis de la relación

este mercado ha tenido en la industria formal es una disminución o pérdida dealrededor de 12500 000 dólares en 2007. Comunicación personal.

26 Tomo en préstamo el concepto de "producción de presencia" elaboradopor H.U. Gumbrecht (2005) para aludir al impacto de la materialidad de lacomunicación en la dinámica social. Pero me baso especialmente en la aplica-ción y usos de este concepto de Rebeca Padilla (2007), quien alude, de manerabrillante, a los fuertes impactos de los medios de comunicación en su capacidadde "producir presencia".

LA CONDICiÓN JUVENIL EN EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO 421

identidades juveniles / consumo. Del ya legendario Chopo en laciudad de México, al Tianguis Cultural de la ciudad de Guadalaja-ra, pasando por los innumerables "puestitos" de ropa, accesoriosy música pirata en el país, estos lugares, densamente cargados designificados múltiples, se constituyen en espacios fundamentalespara las operaciones de acceso, negociación y afirmación de mu-chos y múltiples sujetos juveniles.

Lo relevante de esos espacios es que se han constituido -nosólo para los "habituales" - en fuentes de aprovisionamiento debienes y sentido, así como en espacios para dirimir el conflicto de la

. diferencia que habita, de maneras complejas, a un sinfín de jóvenesadscritos a diversos colectivos juveniles. •

A partir del conflicto violento suscitado en el país en torno alcolectivo denominado emos, a mediados de marzo de 2008, cuyaprimera expresión pública fue referida a la ciudad de Querétaro,"es importante señalar que, más allá de la inflación y rentabilidadmediática del caso, el-papel que jugaron los espacios de intercam-bio "mercantil" juvenil en el país resultó fundamental. El Chopo,el Tianguis Cultural, se convirtieron en ágoras, en espacios políticosclave para dirimir el conflicto que se suscitaba del "simulacro" y

t: copia identitaria, percibid a por distintas culturas juveniles en torno. a la estética de los emos. De este asunto hay varios elementos im-

portantes que quisiera retener para la discusión que aquí nos ocu-pa, la capacidad del mercado y sus dobles para "producir presen-cia", es decir, impactar desde la "materialidad" de su oferta ysentido, no sólo los cuerpos sino, además, los modos de socialidadentre los jóvenes.

Primer<?, que el conflicto actual "más llamativo" entre (y nocontra) jóvenes se teja precisamente en torno a las dimensionessocioestéticas, es decir, que se acuse a los emos de ser una copiaburda, o mejor, una suma de copias de los demás "estilos" o culturasjuveniles. Segundo, que los emos hayan condensado tal respuesta

- 27 Que varios de los autores en este libro (Valenzuela, Nateras y Marcial)analizan con detenimiento, por lo que no me detengo a describir ni a analizarel fenómeno en sus implicaciones antropológicas o sociológicas.

.~;,

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airada de quienes a su vez son producto de mezclas, hibridaciones,intercambios y préstamos culturales, en el complejo universo de lasidentidades juveniles producidas y articuladas con innumerablesinfluencias y corrientes. Tercero, que el conflicto real se centre en elproblema de la originalidad, en el derecho o falta de éste a utilizarcódigos, emblemas, marcas estéticas, banderas.

La potencia de este caso específico, más allá de su espectacu-laridad mediática, es que, como analizador cultural, permite enten-der que los jóvenes adscritos a distintos colectivos juveniles queparticiparon del conflicto acusan a los emos de copiar o apoderar-se de una (s) estética(s), 10 que parecería implicar que "ellos", esdecir, los "verdaderos", los "auténticos" portadores de ciertos ob-jetos, han producido pacientemente a través de sintaxis complejasque incluyen objetos, códigos de color, estilos en el pelo, marcas enel cuerpo, una identidad irrefutable que no se agota en una estéticasino que se articula en una i~eología. ¿La falla de los emos estriba-ría en su aparente falta de esfuerzo para producir presencia, en suincapacidad o abulia para organizar una sintaxis propia a partir delos elementos que el mercado proporciona?

En términos de industria musical, se enfatizan los cambios ra-dicales en 19S patrones de consumo, que se derivan no sólo de lapiratería abierta, sino de la encubiertá, que opera a través de losdispositivos digitales. Se señala por ejemplo que el aumento en eluso de la Web hP derivado en u,na mayor selección y adquisiciónde singles (temas sencillos, una canción) muy por encima de la se-lección o "compra" de álbumes completos." Esto significa que los.usuarios, los consumidores, estarían desdeñando los "paquetesarmados" (CDS, en éste caso) para organizar un repertorio múltiple.

28 En 2006, la venta de tem~assencillos (singles) representó cerca de 70% delas ventas digitales en los Estados Unidos, en contraste con la venta de formatoscompletos (physical formats) como el CD, cuyas ventas representaron menos de5% del total. Para mediados de 2007, el total de ventas de formatos completoshabía descendido por debajo de 10% en relación con el año anterior, debido aque los consumidores estaban comprando solamente sencillos (single track) envez de álbumes. Véase "Music Labels: Striking the Right Chord for StimulatingRevenues", en Telecom & Media Insights, núm. 26, enero de 2008.

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Si extrapolamos este ejemplo al caso de la constitución de identida-,des juveniles contemporáneas, podemos pensar que asistimos a unareconfiguración -con los emos como última frontera- en la pro-ducción de identidades que estarán cada vez más articuladas a "re-pertorios" eclécticos, diversos y "personales", y enderezadas hacialas ofertas del mercado, en las que el consumo selectivo individual-grupal y la posibilidad de acceso por vías no formales jugarán unpapel fundamental.

El mercado y sus dobles compensan el vacío o territorio "blan-do" dejado por la gran crisis política del siglo: la ausencia de pre-sencia y la búsqueda de lugares, modos, estrategias que restituyanla posibilidad de pronunciarse con certeza y construir un espaciode adscripción inteligible para organizar la propia biografía en con-textos de precarización, desencanto y violencia.

A MANERA DE CIERRE

Si, como he "tratado de argumentar hasta aquí, los "lugares" que ope-ran en la reconstitución del yo juvenil están representados principal-mente por la paralegalidad, la creencia y el mercado, se sigue unanálisis ponderado y pausado en tomo a las "consecuencias" socio-políticas del impacto de estos lugares para la imaginación de lo que~rán las ciudadanías juveniles en el futuro por venir. Quisiera enfa-tizar que no me pregunto aquí por el futuro ciudadano de los actua-les jóvenes, es decir, por los adultos de mañana, sino por el futuropor venir de las nuevas generaciones que arribarán al dilema de ar-mar sus biografías en contextos cada vez más difíciles y duros.

Sin duda, México, en los albores del centenario de su Revolu-~ción, es cada vez menos aquel contra el que se rebelaron los jóvenesintelectuales agrupados en el Ateneo de la Juventud a principiosdel siglo xx, pero es cierto también que es uno diferente del queaquellos aguerridos filósofos imaginaron.

Aquellos jóvenes, encabezados por Alfonso Reyes, Pedro Hen-ríquez Ureña, Julio Torri, Enrique González Martínez, Alfonso

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Cravioto, Martín Luis Guzmán, Carlos González Peña y por su-puesto José Vasconcelos, emergen como una generación de intelec-tuales, de universitarios que se acuerpan frente al descontento porla rigidez positivista que impera en el país, y lo hacen asumiendoque ellos están "haciendo la nueva juventud" que el país necesita-ba. Henríquez Ureña, en una carta dirigida a Reyes en 1913, le dicea su amigo: "llegué yo a México en el momento mismo en que sedefinía la juventud. Hasta entonces sólo había existido como grupoadscrito a la Revista Moderna" .29

Sin asomo de duda, estos jóvenes se entregaron con fervor a larevisión, crítica y relectura de la filosofía imperante en la repúblicade las letras. A través de conferencias, reuniones, publicaciones, sedistanciaron de Comte ("la hegemonía comtista", como la llamaríaCaso) y abrazaron las ideas de Schopenhauer, Nietzsche, Bergson,la filosofía griega. Y exigieron para sí mismos el derecho a llamarse"nueva generación", como argumenta [osé Vasconcelos:

Florece 'una generación que tiene derecho a llamarse nueva, nosólo por sus años, sino más legítimamente porque está inspiradaen una estética distinta a la de sus antecesores inmediatos, en cre-do ideal que la crítica a su tiempo calificará con acierto, pero queno es ni romántico, ni modernista ni mucho menos positivista cfrealista, sino una manera de misticismo fundado en la belleza, unatendencia a buscar claridades inefables y significaciones eternas.N~ es fe platónica en la inmortalidad de las ideas, sino algo muydistinto, noción de la afinidad y el ritmo de una etern~ y divinadistancia."

Cómo explicar la emergencia de la generación de 1908 (¿frente a lade 2008?); cómoentender la certeza con la que parecen haber vividosu papel histórico, el convencimiento de que ellos, todos hombres,

29 "Carta de Pedro Henríquez Ureña a Alfonso Reyes del 29 de octubre de1913", Conferencias del Atelleo de la Juventud, México, UNAM, 2000.

30 José Vasconcelos, "La juventud intelectual mexicana y el actual momentohistórico de nuestro país", op. cit., p. 15.

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podían a~rogarse la representación de la "nueva juventud", todavez, por ejemplo, que Henríquez Ureña afirma en la carta ya citada,en una demoledora frase que no parece anacrónica al hablar delMéxico contemporáneo, que México "es un país que no se da cuen-ta de lo que pasa más allá del Zócalo"." Y, en este sentido, "más alládel Ateneo" y del imperecedero Zócalo, la juventud mexicana de laprimera década del siglo xx y la que transcurre en el agitado mar deesta primera década del siglo XXI, estaba y está lejos de poder serrepresentada por las élites capitalinas, educadas y cosmopolitas.

No solamente más allá del Zócalo, sino más allá de la represen-tación mediática, la juventud mexicana ha sido y es diversa, hetero-génea, desigual. Pero quizás. vale la pena citar la "severa" advertenciade Carlos Monsiváis en tomo a mi preocupación por no dejar delado en este análisis al Ateneo de la Juventud. Su respuesta frente amis inquietudes fue, literalmente: "No querían ser jóvenes, deseabanproclamar que su edad no les impedía la madurez" .32 Esta respues-ta-apunta al núcleo de la discusión que aquí he tratado de sostener;cómo y quién puede ser "joven" en el contexto de disoluciones ycrisis que impactan a la sociedad en el México contemporáneo. Paralos ateneístas, "la juventud" significó una oportunidad de agenciaa través de la que se autoinscribieron en el espacio público; un es-pacio de autorreconocimiento, una condición que no debería estarreñida con su capacidad. Pero la insistencia, y en algunos casos laobsesión (de Ureña y Caso, principalmente), en tomo a la noción de"juventud", no es neutral ni arbitraria: con voz propia-estos sabiosasumieron como sinónimo de renovación, crítica, lucidez y compe-tencia, el vocablo "juventud". No es un' dato menor. Siguiendo laargumentación de Monsiváis, tal vez la diferencia histórica estribaen que hoy muchos jóvenes mexicanos sí quieren ser jóvenes y pro-

, clamar que ello no les impide participar desde esa condición. Si paralos ateneístas la juventud fue un recurso retórico, para los jóvenesde hoy la cuestión es vital.

31 "Carta de Pedro Henríquez Ureña a Alfonso Reyes del 29 de octubre de1913", op. cit., p. 473.

32 Comunicación personal.

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¿Por dónde pasan hoy la(s) agencia(s) juvenil(es), la elaboracjóny articulación de afirmaciones en tomo al "yo joven", en contextoscada vez más precarizados y desinstitucionalizados? ¿Cómo respon-der a la pregunta por el capital político de los nuevos mexicanos, cuan-do los datos disponibles apuntan a una creciente "devaluación" de laagencia de los jóvenes? ¿Cómo, finalmente, responder a la acuciantepregunta por la situación de los jóvenes mexicanos?

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