la bíblia 14

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Històries de la Bíblia (14) Grup de lectura en veu alta Biblioteca Tecla Sala · L’Hospitalet · 2013 Dimarts, 7 de maig de 2013 · 14a sessió La Bíblia · Pentateuc · Nombres http://grupdelecturaenveualta.blogspot.com.es/ Nombres. Cap a la terra promesa. Entre queixes del poble d’Israel, discussions i rebel·lions, a més del càstig diví als ‘queixosos’, arribarem a les portes de la ‘terra promesa’, Cisjordània, el país de Canaan. No tothom entrarà. El acceso a la tierra prometida no resultó fácil ni rápido. La resistencia ofrecida por los habitantes de la zona fronteriza con el desierto era de esperar y queda recogida en sus enfrentamientos con los malecitas, cuando intentaban penetrar por el oeste del Mar Muerto desde Kadesh, y en la prohibición de los edomitas y los moabitas de atravesar su territorio. Los movimientos hacia el norte por ambos lados del Mar Muerto tuvieron que superar resistencias y sufrir combates. Desde la zona esteparia periférica las tribus hebreos se fueron dirigiendo hacia ambos márgenes del Jordán, como cuenta el Antiguo Testamento mezclando recuerdos del pasado con concepciones ideales que respondían a la necesidad de justificar un derecho jurídico sobre la tierra conquistada, mucho tiempo después de que se produjera la ocupación. Está claro que la conquista de la tierra prometida no se realizó en una sola generación, sino que se extendió durante un largo período y no se culminó hasta los reinados de David y Salomón. Ese período de establecimiento en el territorio, que comenzó con las campañas de Josué, continuó durante el período de los jueces, teniendo que enfrentarse a la ventaja que sacaban los carros cananeos en las llanuras, a la resistencia ofrecida por los moabitas y a la belicosidad de los filisteos. El itinerario que plantea el libro de Josué evita la “vía del Rey”, la principal ruta hacia Transjordania, e implica una dirección nororiental con un amplio rodeo para evitar los reinos de Edom y Moab, una ocupación de Transjordania, un cruce del Jordán y luego una conquista de Cisjordania. Sin embargo, lo más probable es que tribus distintas fueran intentado diferentes aproximaciones y que mucho más tarde se fundieran en una única secuencia narrativa, coherente con la idea de pueblo que se mueve unido desde su salida de Egipto. Al final del Éxodo se nos cuenta cómo tras superar la altiplanicie edomítico-moabítica, al norte del río Arnon consiguen avanzar hacia el terreno montañoso que domina el valle del Jordán. Allí, en el Monte Nebo es donde Moisés ve la tierra prometida antes de morir. Pero ya antes se han producido los primeros enfrentamientos con los reyes amorritas de la zona. El Antiguo Testamento presenta la conquista de Transjordania como algo fácil, con una victoria sin dificultades sobre los reyes Seón de Heshbon, en Yahás, y Og de Basán, en Edreí. Esto supone un a presentación muy simplificada de la población real de esa zona. Los cauces del Jabbok y el Yarmuk son presentados como las fronteras entre la meseta que la Biblia llama “llanura”, y los territorios de Galaad y Basán. Sin embargo, ni esos ríos delimitaban la tierra cultivable transjordana ni eran éstos los únicos pueblos a los que se tenían que enfrentar los israelitas. La fertilidad de la tierra (debida al suelo basáltico, producto de la actividad volcánica de fina les del Terciario) y la riqueza en bosques, hoy desaparecida, habían atraído a otras poblaciones. Allí estaban los amonitas al este y los arameos al norte. El relato se ve animado por episodios como el del mago adivino Baalam, al que recurre el rey de Moab, Balak (Nm 22-24) . En Tell Deir Alla, en el valle del Jordán, se han encontrado textos arameos que contienen profecías de Baalam, cuya fama perduró siglos. José Ochoa. Atlas histórico de la Biblia.

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Històries de la Bíblia (14)

Grup de lectura en veu alta Biblioteca Tecla Sala · L’Hospitalet · 2013

Dimarts, 7 de maig de 2013 · 14a sessió La Bíblia · Pentateuc · Nombres

http://grupdelecturaenveualta.blogspot.com.es/

Nombres. Cap a la terra promesa. Entre queixes del poble d’Israel, discussions i rebel·lions, a més del càstig diví als ‘queixosos’, arribarem a les portes de la ‘terra promesa’, Cisjordània, el país de Canaan. No tothom entrarà. El acceso a la tierra prometida no resultó fácil ni rápido. La resistencia ofrecida por los habitantes de la zona fronteriza con el desierto era de esperar y queda recogida en sus enfrentamientos con los malecitas, cuando intentaban penetrar por el oeste del Mar Muerto desde Kadesh, y en la prohibición de los edomitas y los moabitas de atravesar su territorio. Los movimientos hacia el norte por ambos lados del Mar Muerto tuvieron que superar resistencias y sufrir combates. Desde la zona esteparia periférica las tribus hebreos se fueron dirigiendo hacia ambos márgenes del Jordán, como cuenta el Antiguo Testamento mezclando recuerdos del pasado con concepciones ideales que respondían a la necesidad de justificar un derecho jurídico sobre la tierra conquistada, mucho tiempo después de que se produjera la ocupación.

Está claro que la conquista de la tierra prometida no se realizó en una sola generación, sino que se extendió

durante un largo período y no se culminó hasta los reinados de David y Salomón. Ese período de establecimiento en el territorio, que comenzó con las campañas de Josué, continuó durante el período de los jueces, teniendo que enfrentarse a la ventaja que sacaban los carros cananeos en las llanuras, a la resistencia ofrecida por los moabitas y a la belicosidad de los filisteos. El itinerario que plantea el libro de Josué evita la “vía del Rey”, la principal ruta hacia Transjordania, e implica una dirección nororiental con un amplio rodeo

para evitar los reinos de Edom y Moab, una ocupación de Transjordania, un cruce del Jordán y luego una

conquista de Cisjordania. Sin embargo, lo más probable es que tribus distintas fueran intentado diferentes aproximaciones y que mucho más tarde se fundieran en una única secuencia narrativa, coherente con la idea de pueblo que se mueve unido desde su salida de Egipto. Al final del Éxodo se nos cuenta cómo tras superar la altiplanicie edomítico-moabítica, al norte del río Arnon consiguen avanzar hacia el terreno montañoso que

domina el valle del Jordán. Allí, en el Monte Nebo es donde Moisés ve la tierra prometida antes de morir. Pero ya antes se han producido los primeros enfrentamientos con los reyes amorritas de la zona. El Antiguo Testamento presenta la conquista de Transjordania como algo fácil, con una victoria sin dificultades sobre los reyes Seón de Heshbon, en Yahás, y Og de Basán, en Edreí. Esto supone un a presentación muy simplificada de la población real de esa zona. Los cauces del Jabbok y el Yarmuk son presentados como las fronteras entre la

meseta que la Biblia llama “llanura”, y los territorios de Galaad y Basán. Sin embargo, ni esos ríos delimitaban

la tierra cultivable transjordana ni eran éstos los únicos pueblos a los que se tenían que enfrentar los israelitas. La fertilidad de la tierra (debida al suelo basáltico, producto de la actividad volcánica de fina les del Terciario) y la riqueza en bosques, hoy desaparecida, habían atraído a otras poblaciones. Allí estaban los amonitas al este y

los arameos al norte. El relato se ve animado por episodios como el del mago adivino Baalam, al que recurre el rey de Moab, Balak (Nm 22-24) . En Tell Deir Alla, en el valle del Jordán, se han encontrado textos arameos que contienen profecías de Baalam, cuya fama perduró siglos.

José Ochoa. Atlas histórico de la Biblia.