justicia y diferencia etnica

21
169 Resumen En este trabajo, la autora examina la situación de los indígenas migrantes de la ciudad de Méxi- co, específicamente los mazahuas, otomís y triquis, que se han confrontado intensamente con la administración de justicia del Estado mexicano por problemas causados por la venta no autorizada en el comercio ambulante, la delincuencia, la drogadicción y por los conflictos in- ternos, en general familiares, que ocurren en los grupos. En la búsqueda de solución para es- tos conflictos, tanto por parte de los aparatos de justicia del Estado como por parte de los grupos indígenas, se pone en discusión la categorización de “indígena”. Este artículo procura reflexionar cómo en el escenario del conflicto entre justicia e indígenas se combinan la cues- tión social y étnica y cómo en la lucha por un reconocimiento étnico en los procesos judicia- les se observan nuevos discursos y agentes de mediación. Abstract Migrant Indians in Mexico City, namely the “mazahuas”, “otomís” and “triquis” have fre- quently been at odds with the Justice structure of the Mexican State, especially due to their illegal street-vendors activities, delinquency, drug addiction and internal conflicts, mainly within groups and families. With a view to finding a solution to these conflicts, be it by Mexican judicial bodies or by the indigenous groups, the categorization of the notion of “indigenous” remain to be defined. This article aims to demonstrate how a new rethoric and new mediation agents come to exist in the struggle for ethnic recognition, in this conflictive ethnical-social scenario between Justice and Indians. Palabras clave: indígenas migrantes, comercio ambulante, reconocimiento étnico, indígenas en la ciudad de México, conflicto étnico, justicia e indígenas. *.Centro de Pesquisa e Pós-graduação sobre América Latina e Caribe (Ceppac), Universidade de Brasilia, Brasil. Justicia y diferencia étnica. El reconocimiento étnico en el contacto de los grupos indígenas migrantes en la ciudad de México con la administración de justicia capitaliana REBECA LEMOS IGREJA*

Upload: camila-melchior

Post on 16-Dec-2015

241 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Indígenas urbanos no México

TRANSCRIPT

  • 169

    Resumen

    En este trabajo, la autora examina la situacin de los indgenas migrantes de la ciudad de Mxi-co, especficamente los mazahuas, otoms y triquis, que se han confrontado intensamente conla administracin de justicia del Estado mexicano por problemas causados por la venta noautorizada en el comercio ambulante, la delincuencia, la drogadiccin y por los conflictos in-ternos, en general familiares, que ocurren en los grupos. En la bsqueda de solucin para es-tos conflictos, tanto por parte de los aparatos de justicia del Estado como por parte de losgrupos indgenas, se pone en discusin la categorizacin de indgena. Este artculo procurareflexionar cmo en el escenario del conflicto entre justicia e indgenas se combinan la cues-tin social y tnica y cmo en la lucha por un reconocimiento tnico en los procesos judicia-les se observan nuevos discursos y agentes de mediacin.

    Abstract

    Migrant Indians in Mexico City, namely the mazahuas, otoms and triquis have fre-quently been at odds with the Justice structure of the Mexican State, especially due to theirillegal street-vendors activities, delinquency, drug addiction and internal conflicts, mainlywithin groups and families. With a view to finding a solution to these conflicts, be it by Mexicanjudicial bodies or by the indigenous groups, the categorization of the notion of indigenousremain to be defined. This article aims to demonstrate how a new rethoric and new mediationagents come to exist in the struggle for ethnic recognition, in this conflictive ethnical-socialscenario between Justice and Indians.

    Palabras clave: indgenas migrantes, comercio ambulante, reconocimiento tnico, indgenasen la ciudad de Mxico, conflicto tnico, justicia e indgenas.

    *.Centro de Pesquisa e Ps-graduao sobre Amrica Latina e Caribe (Ceppac), Universidadede Brasilia, Brasil.

    Justicia y diferencia tnica.El reconocimiento tnico en el

    contacto de los grupos indgenasmigrantes en la ciudad de

    Mxico con la administracinde justicia capitaliana

    REBECA LEMOS IGREJA*

  • 170

    Introduccin

    L os indgenas mazahuas, otoms y triquis que habitan en la ciu- dad de Mxico se encuentran en una situacin de pobreza ex-trema, en condiciones precarias de subsistencia y, en general, ubica-dos en el sector informal. Esta situacin conduce a que los indgenasse confronten diariamente con la justicia capitalina por diversos deli-tos, ya sea en la condicin de acusados o de vctimas. El encuentrode los indgenas migrantes con los aparatos de justicia de la ciudadest marcado por situaciones de discriminacin, de maltratos y so-bre todo de falta de reconocimiento tnico.

    Los derechos indgenas reivindicados en todo el pas, sobre tododesde el levantamiento zapatista, parecen no tener eco en la ciudad deMxico, donde los indgenas migrantes no logran el respeto de losaparatos de justicia por su pertenencia tnica. Cuando migraron a laciudad se enfrentaron a la necesidad de luchar por la igualdad dederechos, pues eran asumidos como indios, lo que significaba pa-ra la justicia capitalina ser delincuentes, invasores y aun extranje-ros de la ciudad. Hoy, en un momento de mayor discusin sobre losderechos indgenas, los indgenas migrantes enfrentan no solamentela representacin negativa de lo indgena para la justicia capitalina,sino tambin la negacin del reconocimiento de su pertenencia t-nica como una forma de negarles el respeto por los derechos indge-nas y de esa forma el derecho de que sean asistidos por las leyesespecficas para indgenas que los protegen.

    Entre los aos de 1998 y 2000 realic una investigacin junto a lasorganizaciones indgenas mazahuas del Estado de Mxico y de Mi-choacn, triquis de Oaxaca y otoms de Quertaro, que tuvo comopreocupacin relacionar los delitos ms comunes en que se involu-craban esos grupos en la ciudad y observar cmo era la forma de im-partir justicia por parte de los aparatos judiciales de la ciudad deMxico.1 En este artculo me propongo presentar algunos datos rela-tivos a esa investigacin que demuestran la dificultad que enfrentan

    1.Los resultados de esta investigacin se encuentran en mi tesis de maestra en antropo-loga social, Derecho y diferencia tnica: la imparticin de justicia hacia los indgenas mi-grantes en la ciudad de Mxico, Mxico, CIESAS, septiembre de 2000. La investigacin formparte del proyecto colectivo de investigacin, Interculturalidad, derecho y gnero en regio-nes indgenas financiado por CONACyT.

  • 171

    Cuestiones contemporneas

    los indgenas migrantes en la ciudad de Mxico para que se respetensus derechos, ya sea como individuos o como colectividades.

    Los indgenas de la ciudad de Mxico

    Segn la informacin del conteo de 1995, la poblacin de cinco aosy ms que habla alguna lengua indgena en el rea metropolitana dela ciudad de Mxico asciende a 343,027.2 Sin embargo, las cifras quecuantifican a los indgenas en el Distrito Federal varan considera-blemente. Las condiciones en que se encuentran asentados, el hechode que muchos no se manifiesten como indgenas o que el censotome nicamente la lengua como indicador, dificultan el conteo deesos grupos.

    Los indgenas de la ciudad de Mxico son una poblacin muy di-versificada. Se encuentran en esta ciudad grupos indgenas conside-rados como pueblos originarios de la propia ciudad y diversos gru-pos migrantes de otras regiones del pas. La ciudad de Mxico y elDistrito Federal son considerados como sitios que generan y recibengrandes flujos migratorios.3 Esa diversidad de la ciudad nos permiteobservar varias formas de adaptacin al contexto urbano, distintascondiciones sociales, as como distintos procesos de construccin desus identidades tnicas, de mantenimiento de las tradiciones y de losvnculos con la comunidad de origen. Sin embargo, aunque sea unapoblacin diversificada, en conjunto carecen de reconocimiento desu presencia en la ciudad y viven, en general, una situacin de exclu-sin social y de discriminacin en un ambiente en el que no se res-peta ni su cultura, ni su lengua, ni su organizacin social.

    Los grupos mazahuas, triquis y otoms con los cuales realic miinvestigacin se encuentran en la ciudad de Mxico en condicionesprecarias de subsistencia, instalados en general en vecindades dete-rioradas, ubicados en el sector informal y enfrentando graves pro-blemas con los aparatos de justicia capitalina. No son meros apndi-ces de sus comunidades de origen, pues muchos ya se encuentranen segunda y tercera generacin y, por lo tanto, ya se consideran as mismos como poblacin urbana y no migrante.

    2.Anuario Estadstico de los Estados Unidos Mexicanos, 1997, Instituto Nacional de Es-tadstica Geografa e Informtica (INEGI).

    3.INEGI, 1990.

  • 172

    Estos mismos grupos se vinculan de manera intensa con las insti-tuciones de atencin a indgenas que existen en el Distrito Federal,sobre todo, en el inicio de mi investigacin, con la Subdireccin delrea Metropolitana de la Ciudad de Mxico del Instituto NacionalIndigenista (INI). Dicho instituto tena justamente como objetivo tra-bajar con los indgenas en situacin de extrema pobreza. Para es-tablecer los vnculos con estas instituciones, principalmente para laobtencin de recursos para proyectos productivos, muchos de estosgrupos se organizaron como asociaciones civiles. Esas asociaciones,consideradas como organizaciones indgenas, alargaron su mbitode accin convirtindose en nuevos sujetos polticos y sociales dela ciudad, basndose principalmente en un discurso tnico muy fuer-te. Aun frente a la justicia, las organizaciones pasan a jugar un papelfundamental en la defensa de los intereses de los grupos indgenasde la ciudad.

    La confrontacin de los indgenas con la justicia

    Los delitos que conducen a una confrontacin de los indgenas conla forma como se imparte justicia en la ciudad de Mxico varan se-gn el grupo indgena, las condiciones sociales en que se encuentrany la actividad que ejercen. Condiciones como marginalidad social,la vida en vecindades deterioradas, la falta de cohesin del grupoy la actividad en el comercio ambulante son importantes para com-prender el por qu de la existencia de tantos conflictos de los gruposmazahuas, otoms y triquis con la justicia, obedeciendo a las especi-ficidades de cada uno de estos grupos.

    Enseguida me propongo destacar los conflictos ms comunes y pre-sentar cules son los caminos que buscan los indgenas para encon-trar la solucin. Me propongo tambin presentar los procedimientosque desarrollan los aparatos de justicia, as como algunos agentes demediacin que interfieren en la solucin de estos conflictos.

    La venta ambulante ejercida sin permisos

    La actividad del comercio ambulante, muchas veces ejercida sin per-misos oficiales, es la mayor causa de conflictos de los indgenas con

  • 173

    Cuestiones contemporneas

    la justicia. El desalojo de los vendedores ambulantes de las callesse hace con violencia, estableciendo una confrontacin directa entrelos agentes de la va pblica y los vendedores cuando les decomi-san las mercancas.

    Las mujeres indgenas ubicadas en esta actividad son vctimas dia-rias de agresiones verbales y fsicas por parte de los granaderos y pos-teriormente por los agentes del Ministerio Pblico (MP) cuando sonencarceladas, en general acusadas por golpear a los granaderos. Loscasos observados en la investigacin son muy contradictorios, pues-to que no se toman en cuenta los testimonios de las involucradas yno hay cumplimento de los trmites judiciales normales. Estas muje-res, que se definen como defensoras de los valores tradicionales in-dgenas, acaban vivenciando en la ciudad una situacin de ilegalidady de confrontacin con la justicia en condicin de delincuentes.

    Los indgenas vendedores ambulantes buscan estrategias que lespermitan seguir en esa actividad. Utilizan desde una contribucin fi-nanciera para los lderes del comercio ambulante de la ciudad hastapequeas propinas para el personal de va pblica. Recientemente,buscan negociar permisos colectivos para las organizaciones indge-nas directamente con las delegaciones. En este momento, la fuerzade un discurso tnico, la reivindicacin de los derechos indgenasy el apoyo de las instituciones de atencin a indgenas han jugadoun papel fundamental.

    Sin embargo, autoridades del gobierno capitalino responden acu-sando a los indgenas de valerse de sus categoras tnicas para con-seguir privilegios. En muchas situaciones presenciadas durante lainvestigacin, estas autoridades llegaron a incitar a vendedores am-bulantes no indgenas contra los indgenas, acusando a estos ltimosde robarles el espacio de venta. Situaciones como stas generarontambin duros conflictos entre ellos, repercutiendo en agresiones f-sicas y acabando por conducir a buena parte de ellos a la crcel.

    Los motivos que llevan a ubicar a las mujeres indgenas en la ventaambulante son variados. Actualmente, la principal justificacin entrelas mazahuas es que la venta ambulante ya es una tradicin indgena,adems de ser una opcin para que no se empleen como domsticasy de esa manera puedan tener un horario ms flexible y estar mstiempo con sus hijos. De hecho, varios indgenas ubicados en esaactividad venden artesanas y desean tener un espacio en el Centro

  • 174

    Histrico, donde las puedan exponer a la gran cantidad de turistasque pasan por all. Sin embargo, muchas ventajas que ofrece la ventaambulante se convierten en un drama para los indgenas.

    Los nios que se encuentran en las calles acompaando a sus ma-dres se vuelven vctimas de maltratos de pasantes4 y tambin del per-sonal de la va pblica:

    [...] enfrentan diariamente [...] agresiones por parte de personalde va pblica de la Delegacin Cuauhtmoc (las camionetas),que frecuentemente, despus de insultarlos, les arrebatan sumercanca (chicles, dulces o cigarros) sin posibilidades de re-cuperacin; por parte de los dueos y personal de comerciosestablecidos que no permiten que los nios entren a vender asus locales o estn cerca de ellos; ciudadanos en general quecalifican negativamente esta actividad asumiendo actitudes derechazo, no tanto por la prctica misma como por su condicinhumilde, reportndose casos de amenaza e incluso golpes antela insistencia de los nios para que se les compre un caja dechicles.5

    Sin duda, la venta en el comercio ambulante es el primer motivoque conduce a los indgenas a enfrentar la justicia. En este momento,asumirse como indgena es algo que apenas comienza a jugar un pa-pel importante. La actitud anterior del gobierno de la ciudad era pe-dir a los indgenas que regresaran a sus pueblos, pues no eran partede la ciudad, actitud que conduca a los grupos a negar su origen.Sin embargo, ahora se observa un llamado muy fuerte a la perte-nencia tnica por parte de algunos indgenas. Por ejemplo, algunosmazahuas que antes no utilizaban sus trajes tpicos ni su lengua,ahora los recuperan en las calles. Esta actitud permite marcar distan-cias con los vendedores no indgenas y lograr as el soporte de las

    4.En los archivos del rea metropolitana del INI, se verifican datos de un gran nmero denios que fueron atropellados por coches mientras ellos o sus mams vendan en las calles,de nios que desaparecieron o fueron vctimas de maltrato o incluso de violacin sexual poralgn pasante.

    5.Laura Elisa Villasana Anta et al., Trabajo infantil y economa informal. Nios vendedoresmazahuas, Espacio de comunicacin y anlisis del Instituto Nacional Indigenista, nm. 7,octubre de 1996.

  • 175

    Cuestiones contemporneas

    nuevas instituciones, as como de los discursos que apoyan a los in-dgenas.

    Maltrato a los nios indgenas

    No es solamente en las calles de la ciudad que los nios indgenasse vuelven vctimas de delitos. La vida en las vecindades y las con-diciones en que se encuentran en la ciudad los exponen temprana-mente a convivir con la delincuencia, la drogadiccin o con lospeligros de maltratos practicados por los vecinos o aun por sus pa-dres. Las frecuentes denuncias en los ministerios pblicos por partede nios indgenas que sufren maltratos de sus padres llevan tam-bin a que las organizaciones se enfrenten duramente a la imparticinde justicia capitalina.

    Durante la investigacin fueron seguidos algunos casos donde lospadres indgenas se vieron despojados de sus hijos por acusacin demaltratos y abandono. Testimonios de los propios integrantes de lasorganizaciones indgenas reconocen el problema que los nios su-fren en las vecindades.

    [...] yo digo: cuidan sus hijos, no les golpean, yo s el coraje quea veces tenemos, que un momento otro ya les golpeamos, yales pegamos, pero si llega una trabajadora social y si ve que loestn golpeando al nio, que va a hacer, va a perder a su hijo,entonces queremos ayudar. Yo tampoco fui santa y ya les pe-gu a mis hijos, pero no les pego tan fuerte como otras mams.Y all est, dicen en el pueblo que era tan normal pegarles asus hijos. Ya estn controlando un poco. Nosotros no podemos,les damos un mensaje, como se dice, ya no les pegue tanto.6

    Los trabajadores sociales, estimulados por las instituciones de aten-cin al indgena migrante, andan por las vecindades acompaandoel desarrollo de los nios. rea Metropolitana del INI promovatambin cursos de escuela para padres a fin de que stos fueranorientados en las conductas con sus hijos. Conjuntamente, INI y los

    6.Testimonio de la representante de un grupo mazahua.

  • 176

    trabajadores sociales buscaban estimular a las familias para que losnios no se ausentaran de las escuelas.

    Los casos de maltrato o de abandono de los nios que llegan ala Procuradura de Justicia son tratados en general con mucha des-atencin y se percibe un prejuicio muy fuerte hacia los indgenas.Para estas autoridades, una caracterstica del indgena es no sabercuidar a sus hijos. De esta forma se alimenta otro estigma negativoque la sociedad capitalina atribuye al indgena presente en la ciudad.

    Los indgenas viven en la ciudad experiencias distintas a las queestn acostumbrados en sus pueblos. El trabajo infantil es visto conmayor naturalidad en sus pueblos, por la necesidad de que los ni-os apoyen a sus padres, pero en la ciudad constituye un delito pa-ra los impartidores de justicia. As, tambin para los indgenas, el in-tento de trasladar sus costumbres rurales para la ciudad les impidever los peligros a que estos nios son expuestos estando en las ca-lles. Son stas las diferencias que los impartidores de justicia suelenno tomar en cuenta.

    Adems de estigmatizar al indgena en su llegada a la Procuradura,las mismas autoridades se rehsan a esclarecer en los expedientes lacalidad de indgena, aunque sta sea solicitada, cerrndole as la po-sibilidad de que pueda recurrir a sus derechos especficos. En loscasos que pude seguir, no se respet la solicitud frecuente de la fami-lia indgena de que el INI estuviera presente. La institucin era com-pletamente menospreciada por las autoridades. Adems, tampocoera frecuente la presencia del traductor de lengua indgena. A conti-nuacin, relato el testimonio de un licenciado de la Procuradura so-bre el caso de dos nios indgenas que fueron extrados de sus familias,una de cuyas madres visiblemente no hablaba muy bien el espaoly su hija era quien haca la vez de traductora:

    Son otoms, s hablan en otom, pero tambin hablan en es-paol, por eso partimos de que puedan hacer parte de un grupoindgena. Ellos hablan espaol, si hubiera venido con nosotrosy no hablara ms que otom, pediramos el apoyo del INI paraque nos hiciera la traduccin, pero no fue necesario.

    En este mismo caso, el licenciado tambin expresa su opininsobre las organizaciones indgenas de la ciudad y sobre el hecho de

  • 177

    Cuestiones contemporneas

    que las seoras involucradas no recogieron el apoyo de ningunade ellas:

    No estn tan integradas, ms bien pensando por ellas mismasy por su familia y no por un grupo. Yo creo que estn movin-dose por intereses particulares, yo creo eso. Eso sucede porquese desintegran, sucede porque alguien tiene ms nocin de pro-gresar que otros, no van a estar apoyando siempre a este grupoy llegan a cambiar, o va a ser una persona distinta al grupo eintegra a una familia nueva, con costumbres nuevas, que nodepende de la influencia del grupo.

    A pesar de todos los conflictos y discriminacin que enfrentan losindgenas cuando llegan a la Procuradura, muchos recurren a la jus-ticia cuando sus hijos son vctimas de delitos ms graves, como laviolacin, aun cuando sta sea practicada por integrantes de la mis-ma organizacin. En casos como stos, algunas organizaciones recu-rren primero al apoyo del representante o de instituciones comorea Metropolitana del INI, para que se encuentre una manera decastigar al violador, pero en la mayora de los casos llegan a la justiciadel Estado, incluso por estmulo de las instituciones de atencin alindgena.

    Durante la investigacin pudimos observar que, excepto por loscursos ofrecidos a los padres por rea Metropolitana del INI, yotros apoyos ofrecidos por nuevas instituciones de apoyo al ind-gena migrante, no existen espacios de discusin sobre el problemadel nio indgena en la ciudad. La justicia, alimentada por sus pre-juicios, se cierra para la discusin, alegando muchas veces que haceun bien en sacar a los nios de sus familias indgenas ubicadas enla ciudad, ignorando que muchas veces es la misma ciudad la queha trado para los indgenas tales problemas.

    La delincuencia de los jvenes indgenas

    Nios y jvenes comparten los mismos problemas dentro de las vecin-dades indgenas. Drogas, rias y pequeos robos forman parte dela cotidianidad de estos jvenes. Las autoridades judiciales intentan

  • 178

    atribuirles el estigma de banda de delincuentes por el solo hecho deque habiten conjuntamente en las vecindades. No son solamenteacusados, igualmente son vctimas en situaciones de asaltos, homi-cidios, violaciones, fraudes y abusos de autoridades, entre otros. Engeneral, los expedientes judiciales de casos que involucran a los j-venes indgenas son marcados por discriminacin, irregularidades,y jams se encuentra registrado que se trata de indgenas.

    En 1998, en la conmemoracin de las fiestas patrias en la Plazade la Constitucin de Tepito, hubo un caso donde estuvieron invo-lucrados indgenas de varias organizaciones por causa de una riaentre comerciantes. Esta situacin es representativa de las irregu-laridades y prejuicios que acompaan el desarrollo del expedientejudicial.

    En este entonces, fueron detenidos diez mazahuas, mujeres y hom-bres, en una gran redada enmedio de la plaza. Los comerciantes deTepito involucrados en la ria acusaron a los indgenas de habercometido robo de dinero y de algunos anillos que portaban, lo queno lleg a ser debidamente comprobado. Una representante de unade las organizaciones lleg a ser encarcelada, aunque estuviera delotro lado de la plaza, lo que la hizo expresar: Yo no estoy en contrade ellos, ni nada, simplemente deben de cumplir como va la ley yno como ellos quieren. Para m fue una injusticia.

    En la agencia del Ministerio Pblico estaban presentes represen-tantes de varias organizaciones indgenas y funcionarios de reaMetropolitana del INI y del Centro de Atencin al Indgena Migrante(CATIM),7 que intentaban apoyar a los indgenas, pero les fue negadala autorizacin para estar presentes durante las declaraciones, aun-que existiera un convenio firmado entre la Procuradura General deJusticia del Distrito Federal (PGJDF) y el INI. Uno de los agentes delMP, dirigindose a la representante recluida, manifest: T, t tam-bin eres de la etnia? Yo no quiero saber de la etnia. Aqu no lo digan.

    El caso fue tipificado como robo calificado con violencia y conms de dos. La justicia interpret como si todos fueran pertenecien-tes a una banda que los agentes llamaron de los cubanos, ya que mu-chos indgenas involucrados eran de la vecindad de la calle de Cuba

    7.Institucin del gobierno del Distrito Federal para la atencin a indgenas migrantes, enactuacin en el momento de la investigacin.

  • 179

    Cuestiones contemporneas

    del Centro Histrico. Leyendo el expediente judicial se constata lacoincidencia hecha entre la organizacin indgena con una organi-zacin de delincuentes, lo que no es exclusivo de este caso.

    En las conclusiones de la averiguacin previa consta que todoshaban manifestado haber cometido el delito tal cual se les acusa,aceptndolo plenamente. Tal conclusin no se puede desprenderde las declaraciones. Para las conclusiones, se traslad el expedien-te a la Direccin de Asuntos Periciales con el fin de recabar hojas deantecedentes. Ninguno de los detenidos tena antecedentes pena-les. Se llenaron cdulas de investigacin sobre ellos, en las cualesse levantaron los datos personales como nombre, edad, sexo, di-reccin, filiacin, estado civil, escolaridad, identificacin de los pa-dres, caractersticas fsicas y escolaridad. Se recogieron datos sobrela profesin de los involucrados, como por ejemplo: dnde traba-ja, cunto gana, la antigedad, la relacin con los compaeros detrabajo. Adems, se entrevist a los vecinos sobre la relacin concada involucrado, la conducta manifestada por l, sus amigos, el ca-rcter asumido. Finalmente, tomaron datos sobre el domicilio decada inculpado y anexaron varias fotografas del mismo. Sin embar-go, en ningn momento se mencion que se trataba de indgenas,aunque los mismos lo hayan manifestado en sus declaraciones.

    En la primera audiencia de los mazahuas detenidos, la representan-te de la Alianza de Organizaciones Indgenas de la Ciudad de Mxicopresent cartas de recomendacin de instituciones y de organiza-ciones, certificados de cursos de capacitacin de derechos hu-manos, donde se aclaraba la calidad de indgenas de los involucradosy el trabajo anterior con organizaciones e instituciones. La respuestadel juzgado fue: ustedes no tienen por qu estar aqu, ellos no sonindgenas, revisamos y todos nacieron aqu, por lo tanto, no son in-dgenas. Adems del lenguaje, el lugar de nacimiento es funda-mental para definir al indgena, pues la ciudad no produce ind-genas. Con esto se elimin la actividad de la institucin y ya notomaron en cuenta las cartas presentadas.

    Por lo anterior, un representante de una de las organizaciones, yamuy inconforme con la situacin, manifest que:

    Mis hijos aqu nacieron y no quiere decir que porque aqu na-cieron dejan de ser mazahuas, yo lo puedo comprobar, yo he

  • 180

    registrado aqu y he registrado all, pero esto no quiere decirque les van hacer de menos que otros; posiblemente, a lo mejorno pueden hablar bien la lengua, pero entienden unas cosas.No es apenas el idioma, sino que la cultura de donde venimos.Vuelvo a repetir, es querer imponer sus leyes, tambin cosasque yo le deca que es siempre, siempre nos han tenido. Poreso es que lo digo, desgraciadamente desconocemos muchascosas, por eso yo en la verdad me da mucha tristeza en verun caso como esto y luego pensando de donde vinimos, por-que creo que no se vale que las autoridades nos hacen me-nos que uno, porque ellos tienen ms conocimiento, ms prepa-racin, ellos saben porque estn dentro de la ley y la ley esla ley, cierto, estamos de acuerdo que posiblemente s tienensus reglamentos, pero tampoco no tiene por qu hacer esto, nopueden privar un derecho.

    Los indgenas se esfuerzan en la ciudad por desvincular la asocia-cin de la imagen del indgena como delincuente. Les parece actual-mente menos importante ocultar su adscripcin tnica que tratar dediferenciarse de los delincuentes de la ciudad. As lo ejemplifica elrelato de un caso hecho por una representante mazahua:

    Hace poco que un muchacho lo detuvieron tambin por va p-blica [...] le acusaron que le rob una cmara de TV Azteca, y lerob una cmara de Duro y Directo, y luego ya despus de allse les rompieron unos lentes. Ese muchacho tena un mechonci-to aqu blanco y con un pantaln de mezclilla, cholos con unaplayerota, y con esos nikes grandotes, as est vestido el mu-chacho, que es de mi organizacin [...] y la hora que haballegado el muchacho no haban dejado entrar ni su mam, nisu ta, ni nadie; yo entr y le digo: mira, yo ya llam por telfo-no la delegacin, la delegacin le llam por telfono a ustedesy no encontraban aqu ningn indgena. Pero me dijeron queaqu estaba el muchacho indgena, [...] y agarra la juez y di-ce: no, aqu no hay ningn muchacho indgena, el muchachoque ustedes dicen que se hace pasar por indgena habla perfec-tamente espaol, as que no se traba nada ni nada. Le digo:

  • 181

    mira seora, su madre es una indgena, el muchacho tal vezno se quiera reconocer como indgena, pero la mam es in-dgena y si estoy aqu es por la mam que no sabe expresar yno sabe decir nada y por eso estamos aqu con ella, y ya le dijeque la mam que nunca sabe hablar bien el espaol y ni supohablar muy bien el mazahua, le digo. Y agarra a la seora ydijo: es que usted cllese, que si va hablar a su hijo habla enespaol y no le hable en su lengua. Le digo: me va disculparusted, seora juez, ella tiene todo el derecho de hablar comoella si le da la gana, ella tiene una lengua y yo desde al principiodije que es una indgena, ella no habla castellano y habla su len-gua y su hijo lo entiende, para que usted no diga que no es hi-jo de una indgena, el muchacho entiende ahorita lo que hablasu mam y no tiene ninguno derecho usted de privar sus de-rechos de la seora. Yo le dije y la seora dijo: usted tienela razn. Y ya habl con su hijo, ya le pregunt si lo hizo,no lo hizo. Mientras, el muchacho no tiene que quedar tantotiempo detenido porque no estaba participando, ya le dije. Ladej callada all y entonces, cuando agarro, le digo al muchacho:ya viste, le digo, all te agarraron, te tomaron una fotografa,yo siempre les he dicho como representante de la organizacinque no se debe de vestir como ahorita anda vestido. Por me-chn que trae, por la playera que trae, por el pantaln que trae,participaste o no haiga participado, te trajeron por la forma devestir. As que lo digo a todos: seora, fue cierto o no seora?Dijo la seora: es muy cierto lo que dice la seora, eso es muycierto. Todo lo que deca me daba razn. Le digo: es la ver-dad, porque as como le dije, robe o no robe, as dan maloefecto, dicen que son unos ladrones, mal muchachos, por esarazn veo usted aqu, pero yo lo conozco y es un buen mucha-cho, yo le dije y lo defend hasta el fin, yo creo que tard comounos veintids das para sacarlo, pero lo saqu [...]

    Tampoco se puede creer que este caso hubiera sido diferente siel muchacho hubiera vestido un traje tpico indgena, pues la dife-rencia tnica tambin es discriminada, como lo demuestra el rechazoen aceptar la calidad de indgena del involucrado. Adems, al no res-petarse el derecho de hablar en su propia lengua, tampoco se respe-

    Cuestiones contemporneas

  • 182

    taron los derechos lingsticos de los indgenas.8 Sin embargo, apesar de enfrentar estas dificultades, los indgenas buscan sus de-rechos como indgenas, insistiendo en utilizar su lengua materna.

    La actuacin de la representante es otro elemento para observar.Convertirse en representante de las organizaciones indgenas de laciudad implica algo ms que dirigir los proyectos productivos, pues-to que implica asumir una responsabilidad por el bienestar de losmiembros del grupo. De una cierta manera, la presencia del repre-sentante permite lograr mayor respeto de las autoridades capitali-nas, que se sienten ms presionadas a actuar debidamente.

    Las condiciones de drogadiccin y de delincuencia de algunos j-venes indgenas derivan en problemas para la propia organizacin,pues es fuente de conflictos entre las familias. Jvenes drogadictos,delincuentes, traen a su familia un mal estigma, generan acusacionesentre los miembros que les atribuyen la responsabilidad de la malareputacin para la vecindad, adems de que sus hijos no pueden co-laborar de manera efectiva con el trabajo colectivo. La intensidad decmo viven el problema vara de grupo a grupo; sin embargo, hayuna actuacin colectiva en bsqueda de una solucin. Los triquis sonlos ms hbiles en mantener el control sobre los jvenes, mediantela valoracin de la educacin escolar y el esfuerzo por mantener pre-sentes sus tradiciones en la ciudad.

    Los jvenes indgenas son tambin vctimas de todo tipo de vio-lencia de la ciudad. Son registrados innumerables casos de violaciny de agresin practicados por delincuentes de las calles, as comotambin por policas que invaden los predios extorsionando y ame-nazando a los indgenas. En estos casos, la actuacin de la justiciadel Estado suele ser de completa indiferencia a las declaracionesprestadas por estos jvenes.

    Asumirse o no como indgenas es algo en constante discusin en-tre los jvenes dentro de las vecindades. Muchos grupos iniciaroneste proceso de discusin gracias a la participacin en cursos de ca-pacitacin ofrecidos por instituciones como rea Metropolitanadel INI y el CATIM, donde han tenido la oportunidad de discutir losvalores tradicionales de sus culturas de origen. Hay diferencias fun-

    8.Enrique Hamel, Derechos lingsticos, en Nueva Antropologa, vol. XIII, nm. 44,Mxico, 1993 y Lourdes de Len, Mixtecos y analfabetas: poder y resistencia en la cortenorteamericana, Dimensin Antropolgica, ao 6, Mxico, 1999.

  • 183

    damentales entre los grupos, inclusive en los que pertenecen a unamisma etnia, en la forma como manifiestan una mayor o menoradhesin cultural y la importancia que atribuyen a una identificacintnica; sin embargo, en general, el discurso utilizado por los jveneses todava muy ambiguo.

    No se puede olvidar que el abandono de las tradiciones indgenasy de la lengua por parte de los jvenes fue estimulado por los mismospadres frente a la situacin de discriminacin que encontraron en laciudad cuando migraron. Tal actitud contribuy a reproducir unaimagen negativa de lo indio, provocando una negacin de la culturade sus padres por parte de los jvenes. Los testimonios afirman quepor el acento que tenan al hablar en espaol o por la forma de ves-tirse de sus padres, los jvenes eran muy criticados, sobre todo enla escuela que frecuentaban.9

    Sin embargo, la permanencia junto a sus padres, la vida en colecti-vidad y el reciente momento de recuperacin de un discurso tnicoha llevado a estos jvenes a replantear sus condiciones tnicas y adiscutir los antiguos valores tradicionales de sus culturas maternas.Es un proceso todava en marcha, muchas madres indgenas afir-man que si hoy los jvenes niegan su identidad indgena, maana,un poco ms grandes, pueden volver a manifestarla, como sueleocurrir. Para estas madres, esto es ms un problema generacionalque un abandono de la identidad del grupo.

    La disputa por una vivienda

    La disputa por una vivienda es otro elemento generador de conflic-tos al que se enfrentan los grupos indgenas migrantes de la ciudad.En general, los indgenas migran a la ciudad mediante el apoyo deredes familiares o de vecinos de la misma comunidad y, por este mo-tivo, cuando llegan se establecen de forma conjunta, frecuentementeen vecindades o terrenos desocupados.

    Muchos de los espacios que habitan fueron adquiridos a travs deinvasiones. Entran en edificios particulares y pblicos abandonados

    Cuestiones contemporneas

    9.Martha Romer, Reproduccin tnica y discriminacin en el medio urbano. Un caso de mi-grantes mixtecos en la zona metropolitana de la ciudad de Mxico, Mxico, Nuestro Tiempo,1998.

  • 184

    o en terrenos desocupados. Sin embargo, no siempre se trata de in-vasiones, pues muchos grupos indgenas migrantes son engaadospor falsos dueos de edificios que les cobran renta, o por el personaldel servicio pblico, quienes les aseguran la ausencia de un pro-pietario.

    El conflicto con la justicia se establece en el momento en que de-salojan a estos indgenas. Normalmente se asiste a un conflicto direc-to entre los indgenas y el propietario, o directamente con los agen-tes pblicos encargados del desalojo; tambin se presentan conflictosentre organizaciones indgenas por el mismo espacio. De los casosobservados se desprende que la lucha por la vivienda tambin im-pacta directamente en las estructuras de la organizacin, puesto quees motivo de disputas internas provocando muchas veces la disgre-gacin del grupo.

    La actuacin de la justicia suele tambin ser de indiferencia y losindgenas son los ms perjudicados por tal situacin. Muchas organi-zaciones exigen de las instituciones de apoyo a los indgenas quetengan como prioridad la solucin del problema de la vivienda, puescreen que sta es la fuente de los diversos problemas que enfrentancon la justicia, sobre todo los problemas relacionados con los jve-nes, causados por el ambiente en que viven en las vecindades de-terioradas.

    La imparticin de justicia en la ciudad

    La primera consecuencia de la falta de reconocimiento de los indge-nas es no permitir que ellos puedan beneficiarse de los derechos queles son previstos por la Constitucin mexicana y por los cdigos civily penal. Es cierto que muchas autoridades critican a estas leyes por-que creen que son ambiguas en su construccin. Pero ms ciertoes que ni siquiera llegan a recurrir a estas leyes, al no considerarque estn tratando con indgenas. De esta forma, la obligacin detener presente un traductor o de tomar en cuenta las costumbresindgenas se pasan por alto. Adems, la actuacin de las institucio-nes de atencin al indgena, como rea Metropolitana del INI, elCATIM y otras no gubernamentales, se vuelve insuficiente para apo-yarlos, cuando la propia justicia no acepta su presencia. De esa ma-

  • 185

    nera, se siguen negando a los indgenas sus derechos, no solamentelos especficos, sino tambin como ciudadanos.

    Los indgenas buscan conquistar sus derechos especficos comocolectividades que histricamente fueron discriminadas y excluidasdel bienestar social. La idea universalista de aplicacin de justicia deque todos son iguales ante la ley no es equivocada, teniendo encuenta el derecho que todos tienen de acceder a las leyes de formahomognea. Sin embargo, se percibe que algunos grupos socialesse encuentran en desventaja frente a los procesos judiciales. Cons-tantemente se ha alegado que no se pidan privilegios para los ind-genas, sino que tengan condiciones para alcanzar una igualdad antelos dems ciudadanos. Si llegan a la justicia sin la comprensin delespaol hablado, con visiones y lgicas culturales diferenciadas y conun sentimiento de colectividad, acaban por confrontarse con una in-justa imparticin de justicia, pues no logran expresarse debidamente.

    Se cuestiona, adems, el derecho que tienen los impartidores dejusticia en determinar cundo se trata de indgenas o no. El hechode que no hablen espaol y hablen solamente la lengua indgena nopuede ser el nico factor elegido por las autoridades para definir lacalidad de indgena. No hay un espacio en la justicia de la ciudaden que los indgenas se autodeclaren como tales, de esta manera es-tn sujetos a la definicin que les atribuyen los impartidores, como,por ejemplo, bandas de delincuentes.

    Por supuesto, las representaciones que comparten los impartidoresde justicia del indgena impactan directamente en el desarrollo delos casos. Por este motivo, se observan muchas actitudes discrimi-natorias y mucho prejuicio durante el desarrollo del expediente. Elobjetivo es todava estimular para que los indgenas regresen asus pueblos, negndoles el derecho de ciudadanos de disfrutar delas oportunidades de la ciudad, como lograr un trabajo o una mejorasistencia de salud y de educacin.

    Los indgenas son indgenas, pero tambin son ciudadanos mexi-canos y comparten identidades sociales con los dems sectores dela sociedad. De esa forma, son indgenas, pero tambin son hombresy mujeres, profesionales, comerciantes ambulantes, estudiantes, po-bres y otras tantas identificaciones.10 La identificacin tnica no pue-

    Cuestiones contemporneas

    10.Vase la nocin de campo social desarrollada por Bourdieu, en Pierre Bourdieu, Cosasdichas, Barcelona, Gedisa, 1987; Pierre Bourdieu, El sentido prctico, Madrid, Taurus, 1991.

  • 186

    de ser vista como un efecto totalizante, pues tal pensamiento sirvea la elite dominante para negarles sus derechos como ciudadanosy ubicarlos como exteriores y extranjeros de la sociedad de la queforman parte.

    La no aceptacin de la presencia indgena en la ciudad se debea la imagen existente del indgena como campesino. La explicacinhistrica de este fenmeno est en la colonizacin europea en Mxi-co, que acab por desarticular las estructuras urbanas de los pueblosnativos.11 Esta imagen dificulta la aceptacin de la presencia ind-gena en el contexto urbano donde se espera su asimilacin, puesah no desempea tareas agrcolas. La fusin de lo indgena con locampesino acaba por ser asimilada por los propios indgenas, quie-nes se refieren a los dems habitantes de la ciudad como urbanos.

    En cualquier caso, como lo plantea Miguel Alberto Bartolom,12la presencia en la ciudad y el consecuente abandono de las tareasagrcolas, aunque traiga modificaciones en las culturas de estos gru-pos, no se traduce necesariamente en una transfiguracin de susidentidades. Algunos rasgos o prcticas culturales tienden a mante-nerse, tanto para la reproduccin de la sociedad grupal como paraproporcionar emblemas a la identidad colectiva. As, aun en la ciudad,los principios de reciprocidad e intercambio tradicionales en la vidarural de los indgenas, por ejemplo, pueden ser trasladados a las acti-vidades econmicas desarrolladas en este nuevo contexto. Referirsea los dems como urbanos en oposicin a s mismos, es slo unaforma de diferenciarse, es decir, sirve como un recurso ideolgicopara la conservacin de la identidad tnica.

    Asimismo, es cierto que por parte de los indgenas se observa unainstrumentalizacin, como tambin una manipulacin de las identi-dades tnicas. Muchos de ellos han percibido que viven en un mo-mento ms abierto para la discusin sobre los derechos de los pue-blos indgenas y saben que pueden contar con el apoyo de variasinstituciones de atencin a indgenas que han surgido. Los represen-tantes y los integrantes de las mesas directivas de las organizacionesson principalmente quienes se benefician de este apoyo, concen-

    11.Miguel Alberto Bartolom, Gente de costumbre y gente de razn: las identidades tnicasen Mxico, Mxico, Siglo XXI/Instituto Nacional Indigenista, 1997, p. 92.

    12.Idem.

  • 187

    trando en sus manos el conocimiento de los derechos y los contactoscon las instituciones.

    Algunos casos ejemplificaron esa instrumentalizacin de la per-tenencia tnica. Ser indgena y alegar no hablar espaol, aunque sehable para evadir las declaraciones, o recurrir a las instituciones in-digenistas, jugando al mismo tiempo con el apoyo de varias de ellas,presentarse con el representante de la organizacin o proferir undiscurso sobre los derechos indgenas, son estrategias muy comunesutilizadas por los indgenas cuando estn buscando solucin parasus conflictos con la justicia.

    Aunque muchas veces se vuelva una manipulacin grotesca enmanos de personas que solamente quieren verse libres de la acusa-cin por delitos o conseguir beneficios propios, la etnicizacin eseficaz en la medida en que permite a los indgenas, vctimas de unasituacin de marginalizacin y discriminacin, lograr mejores condi-ciones sociales y mejor asistencia jurdica.

    Es una realidad que hoy los indgenas en la ciudad, cada vez ms,buscan afirmar una identidad tnica y marcar su diferencia como su-jetos colectivos con derechos especficos. Las contradicciones queexisten en este discurso no invalidan la necesidad de comprendery discutir los problemas que viven los indgenas en la ciudad y el es-pacio que la sociedad citadina les debe conceder. La ausencia his-trica de reconocimiento, o un mal reconocimiento por parte de lasociedad, de la diversidad cultural, sobre todo en la ciudad, condujoa que estos indgenas construyeran una identidad tnica que se opu-siera y marcara la distancia de la identidad nacional. Fueron aos dediscriminacin y marginalizacin que los llevaron a sufrir daosreales por la imagen negativa y despectiva que los otros construye-ron de ellos y que acab por ser interiorizada y asumida por ellosmismos.13

    Actualmente, los grupos indgenas ven en la afirmacin de susidentidades tnicas el medio de alcanzar un espacio en la sociedad,mediante la construccin de un principio positivo que les permitapresentarse a los ojos de la sociedad, no solamente con la imagen

    Cuestiones contemporneas

    13.Charles Taylor, Multiculturalism and the Politics of Recognition, New Jersey, PrincentonUniversity Press, 1992.

  • 188

    de excluidos, sino tambin con una imagen de proteccin y de esti-ma por s mismos.14

    El reconocimiento de los derechos y de la ciudadana debe teneren cuenta no solamente la dimensin legal, sino tambin la dimen-sin moral que acompaa estos derechos. Los indgenas no sufrensolamente la violacin legal de sus derechos, sino tambin un insultomoral que acompaa la desconsideracin con que son tratados. Deacuerdo con el planteamiento de Luis Roberto Cardoso,15 la ocurren-cia de tales injurias, normalmente es un tipo de agresin que no estraducible en acciones concretas, lo que vuelve difcil su aprehen-sin y sancin en forma de ley. De este hecho deduce la importanciade una poltica de reconocimiento con base en una dimensin moral,para que los que aporten una diferencia cultural, como estos indivi-duos, se vean identificados con la sociedad nacional de la cual for-man parte. Por lo tanto, el reconocimiento es mucho ms que unamera cortesa, es una obligacin moral de vital importancia para lavida humana en sociedad. Al Estado se le atribuye el deber de reco-nocer la diversidad cultural y de conceder a todos los grupos tnicosun mismo espacio en la sociedad, de manera tal que se promuevala equidad para todos.

    Se puede concluir que en la ciudad no hay una debida imparticinde justicia para los indgenas migrantes. Muchos proyectos de leyhan sido propuestos y nuevas instituciones de atencin a los indge-nas han sido creadas, sin embargo, no son suficientes cuando no hayuna mejor disposicin de los impartidores para discutir la problemti-ca indgena o aun para reconocer su presencia en la ciudad.

    Todo esto apunta a la necesidad de un mayor dilogo entre la jus-ticia del Estado y los grupos indgenas que estn en la ciudad. Nose pide que se alimenten visiones romnticas en las cuales los ind-genas nunca delinquen, no es la realidad, ni los grupos presentes enla ciudad que viven estos problemas han buscando ocultarlos. Sinembargo, considero como mejor actitud establecer acciones que

    14.La identidad tnica no es sinnimo de cultura. La identidad tnica es un sentimiento depertenencia a un grupo que se distingue y contrasta con otro. Es construida a partir de un pa-trimonio histrico y cultural comn compartido por el grupo y est en transformacin segnlos intereses de seguir o no perteneciendo a ese grupo. Vase Barth Fredrik, Los grupos tnicosy sus fronteras, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1976.

    15.Luis Roberto Cardoso, Direito legal e insulto moral. Dilemas da cidadania no Brasil,Quebec e Estados Unidos, Brasil, Relume Dumar, Coleo Antropologia da Poltica, 2002.

  • 189

    Cuestiones contemporneas

    orienten mejor a los grupos, sobre cmo solucionar tales problemasy seguir buscando formas de mejorar sus condiciones sociales en laciudad.

    Recibido el 10 de junio de 2002Aceptado el 24 de julio de 2003

    p 188-189RMCPYS-NUMS 188-189

    /ColorImageDict > /JPEG2000ColorACSImageDict > /JPEG2000ColorImageDict > /AntiAliasGrayImages false /DownsampleGrayImages true /GrayImageDownsampleType /Bicubic /GrayImageResolution 300 /GrayImageDepth -1 /GrayImageDownsampleThreshold 1.50000 /EncodeGrayImages true /GrayImageFilter /DCTEncode /AutoFilterGrayImages true /GrayImageAutoFilterStrategy /JPEG /GrayACSImageDict > /GrayImageDict > /JPEG2000GrayACSImageDict > /JPEG2000GrayImageDict > /AntiAliasMonoImages false /DownsampleMonoImages true /MonoImageDownsampleType /Bicubic /MonoImageResolution 1200 /MonoImageDepth -1 /MonoImageDownsampleThreshold 1.50000 /EncodeMonoImages true /MonoImageFilter /CCITTFaxEncode /MonoImageDict > /AllowPSXObjects false /PDFX1aCheck false /PDFX3Check false /PDFXCompliantPDFOnly false /PDFXNoTrimBoxError true /PDFXTrimBoxToMediaBoxOffset [ 0.00000 0.00000 0.00000 0.00000 ] /PDFXSetBleedBoxToMediaBox true /PDFXBleedBoxToTrimBoxOffset [ 0.00000 0.00000 0.00000 0.00000 ] /PDFXOutputIntentProfile () /PDFXOutputCondition () /PDFXRegistryName (http://www.color.org) /PDFXTrapped /Unknown

    /Description >>> setdistillerparams> setpagedevice