juan luis sariego. en su memoria

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ISSN 1405-1931 HOMENAJE A JUAN LUIS SARIEGO RODRÍGUEZ AÑO 25, NÚM. 295, MARZO 2015 ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

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Page 1: Juan Luis Sariego. En su memoria

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DEST

INATA

RIO

ISSN 1405-1931

HOMENAJE A JUAN LUIS SARIEGO RODRÍGUEZ

AÑO 25, NÚM. 295, MARZO 2015

ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

OFICINAS ADMINISTRATIVASEN MÉXICO, D.F.

Juárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00

Director General Agustín Escobar Latapí(ext. 1167) [email protected]

Directora AcadémicaMa. Isabel Campos Goenaga(ext. 1160) [email protected]

Directora de VinculaciónMa. Lorea Araceli Mendoza Fernández(ext. 1169) [email protected]

Subdirector de InformáticaGabriel Canizales Castillo(ext. 1149) [email protected]

Subdirectora de InvestigaciónLourdes Mondragón Barrios(ext. 1155) [email protected]

Juárez 222, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 35 70

Subdirectora de DocenciaRegina Martínez Casas(ext. 1302) [email protected]

Subdirector de Difusión y PublicacionesBruno Aceves Humana(ext. 1337) [email protected]

Ximilpa 39, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 85 42 82

Subdirectora de BibliotecasXimena González Munizaga(ext. 1501) [email protected]

Niño Jesús 251, Tlalpan, 14090, México, D. F.Tel. 54 87 36 90

Director de AdministraciónFabián Elí García Becerril(ext. 1035) [email protected]

Subdirectora de Recursos FinancierosElizabeth Rosas Orozco(ext. 1030) [email protected]

Casa ChataHidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.54 87 71 00

Librería Guillermo Bonfil Batalla56 55 00 [email protected]

Centro de Contraloría Social y Estudios de la Construcción DemocráticaCoordinador: Ernesto Isunza VeraCIESAS-DF Juárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00 ext. [email protected]

Laboratorio Audiovisual del CIESASCoordinador: Ricardo Pérez MontfortCIESAS-DF Juárez 222, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 35 70 ext. 1314 y [email protected]

UNIDADES

CIESAS-DFDirectora regional: Lucía Bazán LevyJuárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00 ext. 1177 y [email protected]

CIESAS-GolfoDirector regional: Ernesto Isunza VeraEncanto esq. Antonio Nava Col. El Mirador 91170,Xalapa, Ver. Tel. (228) 842 39 40 ext. [email protected]

CIESAS-NoresteDirector regional: Efrén Sandoval HernándezMorelos 822 Ote., entre Diego de Montemayory Dr. Coss, Barrio Antiguo, Centro64000, Monterrey, NLTel. (81)19 30 05 00 , ext. [email protected]

CIESAS-OccidenteDirector regional: Gerardo BernacheAv. España 1359, Col. Moderna, 44190, Guad. Jal.Tel. (33) 32 68 06 00, Fax (33) 32 68 06 25 ext. [email protected]

Biblioteca CIESAS-OccidenteAv. Alemania 1626, Col. Moderna44190, Guadalajara, Jal.Tel. (33) 38 10 44 53,área académica (33) 38 11 68 [email protected]

CIESAS-Pacífico SurDirector regional: Salvador Sigüenza OrozcoDr. Federico Ortiz Armengol 201Fracc. La Luz la Resolana, Col. Reforma68050, Oaxaca, Oax. Tel. (951) 502 16 00 ext. [email protected]

CIESAS-PeninsularDirector regional: Carlos Macías RichardCalle 61, 443 (entre 50 y 52)Col. Centro, 97000, Mérida, Yucatán Tel. y fax (999) 930-34-40 ext. [email protected]

CIESAS-SuresteDirectora regional: Gabriela Robledo HernándezCarr. San Cristóbal-San Juan Chamula, km 3.5Barrio Quinta San Martín29247, San Cristóbal de Las Casas, Chis. Tel. (967) 674 91 00, Fax (967) 674 91 02 ext. [email protected]

PROGRAMAS DE POSGRADO

Doctorado en Antropologíay Maestría en Antropología SocialCIESAS-DFCoordinador: Gonzalo Saraví [email protected], [email protected]. (55) 54 87 35 70 ext. 1324México, D. F.

Doctorado y Maestría en HistoriaCIESAS-PeninsularCoordinadora: Gabriela Solís [email protected]. (999) 923 48 13Mérida, Yucatán

Doctorado y Maestríaen Lingüística IndoamericanaCIESAS-DFCoordinador: Gilles Polian [email protected]. (55) 54 87 35 70, ext. 1326México, D. F.

Maestría en Antropología SocialCIESAS-Pacífico SurCoordinador: Juan Julián [email protected]@yahoo.com.mxTel. (951) 502 16 00, ext. 6523Oaxaca, Oaxaca

Posgrado en Antropología CIESAS-OccidenteCoordinadora : María Magdalena Villarreal Martí[email protected]@[email protected]. (33) 38 10 46 28Guadalajara, Jal.

Posgrado en Antropología SocialCIESAS-SuresteCoordinadora: María Elena Martínez [email protected]. (967) 674 91 00, ext. 4024San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Maestría en Antropología Social CIESAS-GolfoCoordinador: Saúl H. Moreno [email protected]. (228) 842 39 40, ext. 5109Xalapa, Veracruz

Maestría en Antropología Social Sureste/NoresteCoordinador: Shinji [email protected]. (81) 1930 0500, ext. 115Nuevo León, Monterrey

Laboratorio de Lengua y Cultura Victor FrancoCoordinadora: Frida Villavicencio ZarzaCIESAS-DF Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 71 00 ext. 1603 y [email protected]

Laboratorio de Sistemas de InformaciónGeográfica del CIESASCoordinadora: Patricia Torres MejíaCIESAS-DF Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 71 00 ext. [email protected]

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Page 2: Juan Luis Sariego. En su memoria

/CIESAS DF @ciesas

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Colaboradores

Editor

Óscar Espinoza Gracía

Diseño

Mario Alberto Vélez

Formación

Marlen Hernández Gómez

Corrección de estilo

Mario Brito

Diseño de portada

Samuel Morales

Adaptación digital

Anneli Torres

ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONESY ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Juárez 87, Tlalpan Centro, México D.F. C.P. 14000

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Ichan tecolotl | marzo 2015

ÍNDICEEDITORIAL Juan Luis Sariego: nuestro amigo

PUNTOS DEENCUENTRO

Juan Luis Sariego: investigando y estudiandodesde las orillas

Juan Luis Sariego: crear conocimiento

Juan Luis Sariego nos dio norte

Juan Luis Sariego: el buen samaritano

Mi amigo Juan Luis SariegoJuan Luis Sariegoy sus inolvidables contribuciones al ciesas

Relevos en el ciesas-Pacífico Sur

Juan Luis Sariego:del centro a las orillas

Juan Luis Sariego:nuevos caminos de la antropología

PREMIOS YRECONOCIMIENTOS

NOMBRAMIENTOS

CINEMANTROPOS

Reconocen labor de la Dra. Elena Azaola

After porn ends

Page 4: Juan Luis Sariego. En su memoria

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En el año 2010 Victoria Novelo y Juan Luis Sariego, a partir de una

reflexión sobre la práctica antropológica que desarrollaban, forma-

ron una red que bautizaron como Antropología en las orillas. Se dis-

tinguía de otras por su lejanía con los centros metropolitanos y de

la academia “pura”; por las relaciones personales que entablaba con

las sociedades locales muy distintas a las de los círculos de poder

hegemónicos y porque mucha de su producción resultaba invisible

en la historia oficial de la disciplina.

A esa red convocaron a algunos de sus semejantes para discu-

tir, escribir y participar en reuniones académicas. Ahora se reúnen

de nueva cuenta la Dra. Victoria Novelo (ciesas-d.f.); el Dr. Andrés

Fábregas (ciesas-Occidente); Séverine Durin (ciesas-Noreste); Mar-

garita Hope (eahnm); Ella F. Quintal (inah-Yucatán) y Everardo Gar-

duño (Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, Universidad

Autónoma de Baja California), para rendir un homenaje al querido

y admirado compañero Juan Luis Sariego.

EDITORIAL

Juan Luis Sariego: nuestro amigo

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66Puntos de encuentro

Fotografía: Victoria Novelo.

Juan Luis Sariego: investigando y estudiando desde las orillas

Victoria NoveloCIESAS, [email protected]

A Juan Luis Sariego lo conocí en el Cen-tro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cis-inah) desde que era be-cario de tesis de maestría hace cuaren-ta años. Ángel Palerm lo dirigía. Había llegado de la España franquista, era as-turiano y tenía un abuelo minero. Tam-bién pertenecía a la Compañía de Jesús y estuvo en Chad como misionero, cua-si antropólogo, aprendiendo la lengua de los nativos. Ese dato me impresionó. Al fin conocía a un antropólogo verda-dero, con trabajo de campo en África, como decían los libros que leí de estu-diante en la Escuela Nacional de Antro-pología e Historia (enah).

Juan se integró como investigador en el Centro de Investigaciones y Estu-dios Superiores en Antropología Social

(ciesas). Entre 1978 y 1982 emprendi-mos junto con el colega ecuatoriano José Díaz Estrella, con el peruano Raúl Santana y con los jóvenes estudiantes mexicanos Federico Besserer y Daniel González, el proyecto colectivo Los mineros mexicanos. Juan Luis llegaba con la experiencia de su estudio sobre mineros en Pachuca y Real del Monte cuya tesis le valió el premio Fray Ber-nardino de Sahagún que otorga el inah. Yo venía de dirigir, entre 1975 y 1978, un proyecto también colectivo: La clase obrera en las empresas esta-tales. En ese proyecto trabajó conmi-go y se recibió el también fallecido y muy querido Augusto Urteaga, quien coincidiría en Chihuahua con Juan Luis años después. Cuando comenzamos el proyecto de los mineros Juan Luis

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pasó por una etapa tormentosa que lo llevó, con felicidad para él, a tomar la decisión de abandonar la Compañía de Jesús y casarse y tener hijos. Nuestras conversaciones de entonces sellaron nuestra amistad y nos mantuvo al tan-to uno del otro en el plano personal y colaborando en distintos trabajos.

Con el proyecto sobre los mineros, Juan Luis y yo continuamos, con una gran energía y amor por el trabajo, una etapa riquísima en experiencias de in-vestigación, en formación de estudian-tes –en los trabajos de campo se integró otro antropólogo en ciernes, Luis Rey-gadas–, en producción de textos, en la configuración de cursos y en creativas confrontaciones con los que hasta en-tonces se decían únicos especialistas en los estudios obreros y sindicales (eco-nomistas y sociólogos); en todo ello re-forzamos lo que luego se conoció como “antropología del trabajo” donde tam-bién confluyeron otros colegas del cie-sas que se cobijaban en el gran tema de “industrialización y clase obrera”. Dimos clases juntos en el posgrado de la enah en una época en que los estudiantes eran más alborotadores y desafiantes que de costumbre. A Juan Luis le asus-taba mi atrevimiento cuando corría del salón a algún alumno por fumar ma-riguana, pues pensaba que nos podía agredir cuando nos encontrara. Pronto aprendió a conocer a la enah.

Lo mejor de ese proyecto de mi-neros, aparte de la producción inte-lectual, fueron los trabajos de cam-po. Yo sólo participé en el de Nueva

Fotografía: Victoria Novelo.

Rosita, Coahuila; no fui a Sonora, ni a Chihuahua, ni a Baja California. La convivencia estaba tan bien organiza-da como el trabajo de investigación y los viajes para comprar cigarros hasta Monclova y al “súper” del lado gringo. La formación de nuestros pupilos, “hi-jos académicos”, fue tarea básica y la parte lúdica tuvo un importante pa-pel que contribuyó a la fortaleza del equipo de trabajo. Éramos tres los que sabíamos cantar y tocar la guitarra y también tres los que disfrutábamos cocinar. La tortilla española de Juan no tenía paralelo, y tampoco cantaba mal. Su risa, su parloteo, su manera de mediar y alejar los conflictos, fueron un importante ingrediente en el trabajo.

Juan Luis se enamoró de Chihuahua y de su gente. Se mudó al norte en 1988 dedicándose a fundar espacios tan importantes como la Escuela de Antropología, donde dio rienda suelta a sus grandes dotes de maestro y men-tor y a su espíritu investigativo que lo llevó a descubrir su veta como estudio-so del indigenismo norteño y a darse cuenta de cuán injusta e ignorante y, por tanto, parcial, había sido hasta en-tonces la antropología hegemónica (en una palabra: mesoamericana) con los grandes territorios del norte. Y se dedicó en cuerpo y alma a sacar al nor-te de la invisibilidad.

Se le extrañará mucho a Juan Luis Sariego. Su buen humor, sagacidad, inteligencia y bonhomía harán mucha falta. A mí me quedó a deber un viaje a Asturias.

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De hablar cerrado, como arrastrando las palabras, irónico y rebosando pasión por lo que decía, Juan Luis Sariego po-seyó una forma peculiar de expresarse. Lo conocí allá por el año de 1974 como estudiante de la maestría en antropolo-gía social en la Escuela de Graduados de la Universidad Ibe-roamericana. Juan Luis se integró rápido al medio mexicano, no sólo al académico, sino también al del pueblo. Estudiaría a los mineros junto con Victoria Novelo, Luis Reygadas, Fe-derico Besserer, Daniel González, José Díaz Estrella, “Pepo-ne”, Raúl Santana y Ana Patricia Cabrera. No tardó en ser muy apreciado, querido, por todos quienes lo conocimos.

Juan Luis transmitía no sólo bonhomía, sino ternura y confianza. Uno sentía estar ante un amigo, un cultivador de la amistad vista ésta como el don más preciado del ser humano. Nunca lo sentí en competencia con nadie. Su ge-nerosidad estaba a la par de su humildad. No fingía. No era intrigante. Juan Luis se entregó a la vocación de indagar al ser humano para servirle mejor. Tuvo en sus horizontes in-telectuales el no servirse ni el sacar ventaja, sino poner al servicio de los demás, sin regateos, lo que era lo suyo: crear conocimiento.

Con pasión y esfuerzo fundó la Escuela de Antropología en Chihuahua, su terruño adoptivo, al que se abrazó entraña-blemente. Conocer el norte de México se volvió una misión para él. No era el suyo un sentimiento sólo guiado por el afán

Juan Luis Sariego:crear conocimiento

Andrés Fábregas Puig CIESAS [email protected]

¡Gracias por tu vida, amigo!

Fotografía: Victoria Novelo.

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Foto: EAhnm.

Fotografía: Victoria Novelo.

académico, sino que lo guiaba un hondo sentido de justicia. Percibió que la gente del norte estaba marginada, sin ser re-conocida en sus atributos culturales y en su contribución a la nación. Juan Luis vio en ello un acto de injusticia que debía repararse. Si en algún lugar la antropología tenía un enorme vacío que llenar, ese lugar era el norte de México, según lo pensó Sariego. Nos convocó a que lo acompañáramos con lo que estuviese en nuestra capacidad de hacer. Muchos lo hici-mos y ello fue oportunidad espléndida para convivir con Juan Luis en Chihuahua, tierra que llegó a conocer palmo a palmo.

Había que ver la iluminación de su rostro cuando ha-blaba de Chihuahua o del norte de México. Vívido tengo el recuerdo de un día en que hablé, en Chihuahua, de la false-dad de los juicios de Vasconcelos sobre el norte de México. Juan Luis me dijo que le sorprendía cómo un hombre del sur podía expresar su defensa del norte. En parte es una lección que aprendí con él. Lo recuerdo en aquellos primeros días de la Escuela de Antropología, con Luis Reygadas, Margarita Urías y Augusto Urteaga, poniendo todo su empeño porque esa empresa intelectual no fracasara. Allí estaba Juan Luis Sa-riego dispuesto a darlo todo por obtener antropólogos pro-cedentes del norte, que sirvieran al norte, porque hacerlo era servir a México y a la humanidad.

Profunda convicción, otra lección de Sariego: sólo esa profundidad en las convicciones explica la fortaleza con la que se emprenden tareas como las suyas. Usó la terque-dad ibérica de la mejor manera. En el desarrollo de esa ta-rea de hacer antropología en tierras fuera de la órbita me-soamericana, Juan Luis también desplegó generosidad e inteligencia. También paciencia. Tengo el recuerdo de cuan-do en varias ocasiones platicamos acerca de la burocracia a la que había que enfrentarse para sacar adelante proyectos como los que llevó a cabo. Sólo un profundo compromiso es capaz de explicar esa determinación. Pasó por momentos en que si hubiese abandonado sus propósitos, hubiera sido comprendido. Los extraños caminos de la burocracia son agotadores para quien debe transitarlos por estar obligado a ello. Fue el caso de Sariego. Pero no abandonó el barco. Su compromiso era mayor que su pena ante las interminables argucias burocráticas. Con Victoria Novelo estuve pendien-te de su estado de salud. Una vez me atreví a escribirle y me respondió con el mismo afecto de siempre. Me enteré de su muerte por voz de Vicki Novelo, amiga de Juan Luis, amiga mía. La voz de Vicki no podía ser más triste. Hice esfuerzos para que mi voz no se quebrara al responderle que me dolía esa muerte, y mucho. Pero Juan Luis es un faro.

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Hablar del legado de Juan Luis Sariego a escasos días de su partida es difícil porque los sentimientos aún afloran den-samente al recordarlo. Lo conocí en 2001 cuando era doc-torante y participaba en un proyecto coordinado por Gui-llermo de la Peña sobre políticas sociales hacia los pueblos indígenas. Mi ingreso en 2003 al Programa Noreste del Cen-tro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropolo-gía Social (ciesas) lo puso de nuevo en mi camino. Cuando inauguramos la oficina del ciesas en Monterrey, en enero 2005, Juan Luis fue el conferencista magistral y nos regaló su análisis acerca de la antropología en el norte de México. Quién mejor que él para entender el reto de hacer antro-pología en este norte ancho y ajeno, despreciado por los antropólogos.

En el noreste casi todo estaba por hacerse: temas de in-vestigación, formación y redes. Investigar en el noreste era una gran oportunidad porque brindaba libertad y a su vez era arriesgado porque muchos dudaban de lo bien funda-do de la presencia del ciesas en el noreste. Seguir ahí no fue tarea fácil y Juan Luis contribuyó a apoyarnos. Hacer antro-pología en el norte nos colocó en una misma trinchera y nos unió la adversidad.

Supo jalarnos a sus proyectos, hacernos participar, y lo in-volucramos también a los nuestros. Cecilia Sheridan, Efrén Sandoval y yo fuimos profesores de la Maestría en Antropo-logía Social de la Escuela Nacional de Antropología e Histo-ria en Chihuahua (enah-Chihuahua) que Juan Luis creó. Me encantaba viajar a Chihuahua para dar clase, comentar los avances de los estudiantes, y convivir. Juan Luis, siempre atento, era un gran anfitrión. En torno a la escuela y los co-loquios Carl Lumholtz, atrajo a sus colegas y amistades, y en estos espacios se formaron los primeros antropólogos nor-teños in situ. Desde Monterrey soñábamos con lograr algo

Juan Luis Sariego nos dio norte

Séverine DurinCIESAS [email protected]

¡Nos comprometiste con tu generosidad y jovial compañia. Querido Juan Luis, muchas gracias por haber abierto el surco.

Por tus pasos seguiremos!

Fotografía: eahnm.

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Fotografía: eahnm.

parecido, la experiencia de Chihuahua fue para nosotros un ejemplo.

En el noreste nos quedaba claro que teníamos que for-mar estudiantes, pese a no contar con un posgrado. Aún re-cuerdo a las autoridades de docencia del ciesas cuestionar por qué queríamos un posgrado en Monterrey si había uno en Chihuahua. Como si Chihuahua estuviera a la vuelta de la esquina y Monterrey no estuviera tan lejos de Chihuahua como del Distrito Federal. Pese a la distancia, Juan Luis siem-pre estuvo presente para apoyarnos en la formación, y cuan-do capacité estudiantes a la investigación en el proyecto Mi-gración indígena urbana en el noreste de México: el caso de Monterrey, acudió para comentar sus avances, junto con Guillermo de la Peña, François Lartigue y Horacia Fajardo. También fue quien presentó el libro resultado de este pro-yecto Entre luces y sombras. Miradas hacia los indígenas en el área metropolitana de Monterrey en julio 2009. Incluso, cuan-do en 2010 ofrecimos el primer diplomado en antropología en Monterrey, participó como docente y conquistó a los es-tudiantes con su buen humor y talento como catedrático. Colaboró en las dos ediciones siguientes y lo haría nueva-mente en la cuarta por iniciar en agosto 2015. Juan Luis no podía faltar, y lo teníamos como miembro de nuestro equipo de trabajo.

Éste norte tan poco conocido y querido por la antropología nos unió una vez más cuando la violencia

criminal y de Estado se avalanzó sobre nosotros hacia 2010. Entonces los tiroteos, bloqueos y desaparecidos parecían ser cosa de la frontera norte. Juntos, con el apoyo de su amiga Victoria Novelo, comunicamos nuestras dificultades en el video Trabajo de campo en tiempos violentos1 acerca de las consecuencias de la violencia para el ejercicio de nuestra profesión. Este mismo año nos conformamos como un equi-po de trabajo Antropología en las orillas, encabezado por Vic-ky y Juan Luis, e integrado por Everardo Garduño de la Uni-versidad Autónoma de Baja California (uabc), Margarita Hope de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (enah), An-drés Fábregas del ciesas, Ella Fanny Quintal del Instituto Na-cional de Antropología e Historia (inah-Yucatán) y yo. Nos reunía una misma condición: hacer antropología desde los márgenes de la disciplina.

Juan Luis fue un gran tejedor, supo reunir a unos y otros en torno a su objetivo de hacer norte, de abrir surco y formar semillas para que mañana el norte sea una región fértil para la antropología. El día de su lamentable partida escribí “Él nos dio norte”. Así fue.

1 El video forma parte de Antropovisiones, serie dirigida por Victoria Novelo y Andrés Villa.

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A pesar de que sabíamos la difícil con-dición de salud en la que se encontra-ba desde hace más de un año y fuimos testigos del vertiginoso deterioro de su cuerpo en los últimos dos meses, la mañana del miércoles cuatro de marzo recibimos con enorme desconcierto y profundo pesar la noticia de la muerte de nuestro querido Juan Luis.

Difícil tarea la de escribir sobre tan notable antropólogo cuando lo prime-ro que viene a mi mente es su entraña-ble amistad. Tal vez lo más conveniente sea un ejercicio retrospectivo. De todas mis experiencias con él elijo la primera, porque creo que ejemplifica con clari-dad el trato que Juan Luis dio siempre a las personas con las que se encontraba.

Margarita [email protected]

Juan Luis Sariego: el buen samaritano

Conocí a Juan Luis en la primavera del 2002, en la ciudad de Guadalajara, du-rante un coloquio del Centro de Inves-tigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas) de Occi-dente. Por azares del destino me senté junto a él durante la comida del even-to e inmediatamente empezamos a conversar. Yo acababa de regresar de Salamanca, España, en donde realicé mis estudios de posgrado. Lo primero que hizo fue preguntarme: “¿y qué te fuiste a hacer allá si tenemos mucho mejores posgrados aquí?” Me platicó que él era español, pero había veni-do a México a estudiar antropología y ahora estaba en la Escuela Nacional de Antropología e Historia-Chihuahua (enah-Chihuahua).

Cuando le comenté que mi proyecto de tesis era con los Pimas de Sonora y Chihuahua, se entusiasmó y me pre-guntó cómo había llegado hasta allá. Le conté que mi madre era originaria de Maycoba, Sonora y que yo conocía esa región desde que era una niña. Pla-ticamos un buen rato y cuando se des-pidió me regaló su tarjeta de presenta-ción y me pidió mi correo electrónico para mantenernos en contacto.

Yo en ese momento no sabía mu-cho de él pero, como suele suceder, después de este encuentro empecé a escuchar sobre Juan Luis por todos la-dos; había ganado recientemente el premio Fray Bernardino de Sahagún a la mejor tesis de doctorado que fue publicada como libro, el ahora célebre

Fotografía: Agustín Escobar.

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El indigenismo en la Tarahumara. Me enteré que era un re-conocido especialista en minería y un estudioso del indige-nismo y la antropología del desarrollo; alumno de Palerm y fundador de la enah-Chihuahua. Su trato afable me había despistado porque contrastaba con la actitud distante que suelen tener algunos distinguidos antropólogos ante un es-tudiante desconocido.

Unas semanas después recibí con sorpresa un correo electrónico suyo poniéndome en contacto con Eugeni Po-rras para que me integrara al Proyecto Nacional de Etnogra-fía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah). Gracias a Juan Luis me sumé al equipo Chihuahua y tuve la fortuna de participar en ese proyecto que marcó el resto de mi trayectoria académica y personal.

En enero de 2003, regresaba de una estancia de campo en Yepachi y decidí llegar a buscar a Juan Luis a la enah-Chi-huahua. No sabía si me recordaría pues sólo nos habíamos visto una vez. Pregunté por él en la recepción y me dijeron que esperara, casi de inmediato bajó Juan Luis las escaleras de esa casona y con una enorme sonrisa y calidez me abrazó. “¿Qué estás haciendo por aquí en estas fechas?, sólo a uste-des se les ocurre venir a hacer trabajo de campo en pleno in-vierno”, fueron sus palabras, sentí como si nos conociéramos de toda la vida.

En mayo de 2004, Andrés Oseguera y yo nos integramos como profesores investigadores de la enah-Chihuahua. Juan Luis nos acogió con la generosidad que siempre lo caracteri-zó. Desde entonces compartimos muchas experiencias pro-fesionales y personales, en todas ellas vimos en Juan Luis a un antropólogo comprometido, a un maestro incansable y paternal, a un humanista y por momentos a un humorista.

Tras la noticias de su partida, más de un centenar de per-sonas se dieron cita para despedir a Juan Luis y acompañar a su familia. A pesar de que sabíamos que estábamos diciendo adiós al profesor emérito del inah y excepcional maestro de casi 30 generaciones de antropólogos, los relatos que ahí se compartían eran sobretodo testimonios de su integridad y calidez humana.

Su hermano gemelo, Jesús, ofició la misa en la que dimos el último adiós al cuerpo de Juan Luis; eligió como lectura el evangelio de San Lucas El buen samaritano. La homilía fue muy reconfortante, mi impresión es que todos los asisten-tes sentimos que era la mejor manera de describir a nuestro Juan Luis: el extranjero que se detenía a ver, a escuchar y a ayudar al que nadie veía ni escuchaba; el que dedicó su cuer-po y alma a proyectos que otros consideraron poco atracti-vos pero que, gracias a su obra, ahora representan un legado inconmensurable.

Fotografía: Margarita Hope.

Page 13: Juan Luis Sariego. En su memoria

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A principios de la década de 1980 Juan Luis Sariego se in-tegró al Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) como profesor investigador de tiempo completo de la Es-cuela Nacional de Antropología e Historia (enah). Su incor-poración al grupo de profesores, a cargo de la recién creada Maestría en Antropología Social, se dio a través del taller de estudios obreros, coordinado hasta entonces por Augusto Urteaga (q.e.p.d), uno de los investigadores fundadores e im-pulsores de dicho programa de estudios. En ese tiempo, yo hacía una investigación acerca de los trabajadores petroleros y la sección 30 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (stprm) en Poza Rica. Juan Luis, que había llevado a cabo trabajos de investigación con los mi-neros del norte de México, comentó en más de una ocasión mis avances de investigación. Una de sus muchas y muy úti-les sugerencias fue que me acercara al concepto company town1 para entender mejor características clave del sindicato petrolero y su contrato colectivo de trabajo.

Pocos años más tarde, entre los trabajos académicos que le tocó realizar, estuvo la coordinación del número 29 de la Revista Nueva Antropología. El número está dedicado a la antropología y la clase obrera. En él colaboramos los sociólo-gos Francisco Zapata y, Enrique de la Garza; y los antropólo-gos Raúl Nieto, Victoria Novelo, Miguel Ángel Gómez, Jorge Aceves, Ana Hortensia Castro, Ariel García y yo. Debo decir que es gracias a esta publicación que, aun cuando hace años que no trabajo el tema, estudiantes de antropología en Vera-cruz conocen mi investigación sobre Poza Rica.

En 1985, ante la tremenda situación que vivió la ciudad de México con el terremoto, Juan Luis no dudó en partici-par activamente en las labores de rescate, aún a costa de su seguridad, cuando en la avenida Reforma un hotel se vino abajo. Tres días después del sismo los trabajadores aca-démicos del inah participamos de diferentes maneras en

1 Asentamiento provisto de viviendas, sus servicios básicos, tiendas y transporte, todo propiedad del patrón, en el que vivían los obreros.

Juan Luis Sariego: del centro a las orillas

Ella F. Quintal Centro InAh-Yucatá[email protected]

Page 14: Juan Luis Sariego. En su memoria

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el levantamiento de una encuesta de diagnóstico de los efectos inmediatos del terremoto en las familias y las vivien-das del centro histórico. En ese contexto me tocó ayudar a Juan Luis en la captura inmediata de la información, que lle-gaba “del campo”, en una máquina inmensa (para los actua-les estándares) ubicada en el sótano del Museo Nacional de Antropología.

A fines de los años ochenta, salimos de la enah, Juan Luis a Chihuahua a fundar una escuela de antropología y yo a Yu-catán donde empezaría poco a poco a tratar de entender la historia, vida y la cultura del pueblo maya que, a pesar de ser yucateca, me eran en gran medida desconocidas.

Para el primer Congreso Mexicano de Etnología y Antro-pología2, Victoria Novelo y Juan Luis nos invitaron a varios in-vestigadores que trabajamos fuera del centro del país, a par-ticipar en un simposio que denominaron Antropología en las Orillas. Para el segundo congreso, en Morelia, los mismos organizadores y los mismos investigadores participamos en otro simposio con el mismo nombre. Como resultado de es-tas dos experiencias han sido publicados dos libros3 gracias

2 Realizado en la ciudad de México en el año 2010.3 Novelo y Sariego. Coords. (2011). La antropología de las orillas:

prácticas profesionales en la periferia de la antropología mexicana. Ediciones de la Universidad Intercultural de Chiapas: México. Novelo y Sariego. Coords. (2014). Temas emergentes en la antropología de las orillas. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas: México.

a la muy ágil gestión de Andrés Fábregas. Cuando el primero de estos libros fue presentado en Mérida, los asistentes pu-dieron beneficiarse de la amplia experiencia de Sariego en los temas y sobre todo en el entendimiento de los problemas del norte del país, una realidad poco conocida para los que vivimos en esta otra “orilla”.

Juan Luis Sariego vivió durante algunos años en el sur de la ciudad de México, cerca de la enah. Mi esposo y yo tam-bién. Así, en muchas ocasiones pudimos platicar sobre el país, sobre la antropología, porque nos íbamos juntos en su vehículo. Primero pasábamos a recoger a su hija Yunuén que estaba en una guardería sobre Insurgentes sur.

Para nadie es un secreto que Juan Luis era muy simpático. Sus anécdotas de trabajo de campo, sobre todo aquellas de la época de sus estudios sobre mineros, debieron haberse escrito, no sólo por divertidas sino porque eran anécdotas a través de las cuáles se podía entrever no únicamente las condiciones de producción del conocimiento antropológi-co, sino también características y rasgos relevantes de la rea-lidad estudiada.

Por su participación en un proyecto acerca de la antropo-logía de la antropología (Proyecto adela), llamaba frecuen-temente a la casa para hablar con mi esposo. Siempre pre-guntaba: “¿y tú cómo estás?” Nunca era esta una pregunta meramente retórica.

Fotografía: Victoria Novelo.

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Hacia el final de mis estudios de doctorado en antropología conocí a Juan Luis Sariego. Él me invitó a participar en un ma-ravilloso evento para explorar los nuevos caminos de México desde una antropología distinta, construida en el norte del país, en diálogo con la antropología del centro, pero también confrontándola. Se trataba del II Coloquio Carl Lumholtz que se realizó en el año 2007 en la ciudad de Chihuahua, en la en-tonces Escuela Nacional de Antropología e Historia-unidad Chihuahua (enah-Chihuahua).

En dicho evento, pude dar cuenta de la agenda de Juan Luis. Él tenía por propósito cuestionar la orientación mesoa-mericanista de la antropología, con la convicción de que la llamada Aridoamérica era algo más que un extenso y árido desierto. Desde su perspectiva, y de quienes lo seguimos, el norte de México es una geografía diversa y disputada, esce-nario de noveles procesos socioculturales aún por estudiar.

En lo particular, Juan Luis encontró en la cotidianidad de los Rarámuri una forma de territorialidad basada en unida-des de organización. Altamente móviles y flexibles, definen una forma de comunidad totalmente diferente a aquella des-crita cientos de veces en la antropología mexicana como cor-porada, sedentaria y agrícola. Desde esa perspectiva, Juan Luis planteó incansablemente la necesidad de reorientar las políticas públicas que, desde una visión centralizada y

Juan Luis Sariego: nuevos caminos de la antropología

Everardo GarduñoInstituto de Investigaciones Culturales-Museo Universidad Autónoma de Baja [email protected]

Esperamos una más de tus fascinantesetnografías, querido Juan Luis!

Fotografía: eahnm.

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Fotografía: eahnm .

estereotipada de lo indígena, pretendían impulsar el desa-rrollo entre los grupos del norte.

En este sentido, Sariego fue un agudo e inteligente crítico de las unidades de análisis seguidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) en la sierra Tarahumara; del indigenismo aplicado por el Instituto Nacional Indigenista (ini)1 hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pue-blos Indígenas (cdi), y de los programas asistenciales como Oportunidades.

Siendo consecuente con su posición teórica y convic-ción política, Juan Luis Sariego creó las herramientas para construir el nuevo paradigma de las comunidades del nor-te mexicano que instrumentalizó a través de la enah-Chi-huahua, ahora Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (eahnm), el programa de Maestría en Antropolo-gía Social en dicha escuela, y el Coloquio Carl Lumholtz.

1 Creado en 1948, el INI fue una filial Instituto Indigenista Interamericano. Su labor fue, hasta el 2003, atender y tratar de resolver los rezagos sociales de los pueblos indígenas.

El día miércoles 4 de marzo me desperté con la triste noticia. Juan Luis Sariego había partido en la madrugada. Los que tu-vimos la fortuna de conocerlo, de disfrutar su conocimiento, su apoyo, su afecto, sus carcajadas, estamos tristes. Gracias a él conocí a esa segunda Alma Mater, la eahnm. Gracias a él conocí a mis colegas y amigos que pensamos y hacemos la antropología en las orillas. En Juan Luis encontré siempre a alguien dispuesto a escuchar, a conversar, a debatir, a cola-borar. Tuvimos la suerte de tenerlo en un coloquio del Insti-tuto de Investigaciones Culturales en noviembre de 2011, y en diciembre de 2013 como lector de una de mis estudian-tes. El día sábado previo al día de su partida, esta estudian-te entregó finalmente su tesis. Ya no pude invitarlo al exa-men. Seguramente Juan Luis partió a campo para explorar los nuevos caminos que llevan a aquellos territorios mágicos habitados por los hombres buenos, los hombres con convic-ciones, los hombres con ganas de cambiar las cosas.

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Generoso, incansable, alegre, entusiasta y comprometido; serio y divertido. Así fue siempre Juan Luis Sariego.

Fuimos compañeros en la Universidad Iberoamericana, él estudiando la maestría y yo la licenciatura en antropología social, allá por los setenta del siglo pasado. Recuerdo que a Ángel Palerm le gustaba platicar con él, lo apreciaba bien y fue el responsable de que Juan Luis se iniciara en el estudio de las zonas mineras, del papel de la minería en la evolución de la economía novohispana y su vínculo con el sistema-mundo. Ese interés lo llevó primero a Real del Monte y de allí siempre hacia el norte hasta que se instaló en Chihuahua y se hizo chihuahuense de pura cepa. El interés por la minería no lo abandonó nunca.

Luego se hizo mi pariente, pues se casó con la también chihuahuense Lorelei Servín Herrera, sobrina de mis tíos. De esta manera, además de la antropología, la universidad, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropo-logía Social (ciesas) y la academia, compartíamos comidas, fiestas y bodas familiares aderezadas de buenos vinos como a él le gustaba. En septiembre del año pasado comimos jun-tos en casa de nuestros parientes comunes. Fue la última vez que lo vi, aunque seguíamos comunicados.

Juan Luis nunca sabía decir que no. Por eso mismo uno tampoco podía negarse a cualquier invitación o propuesta que él hiciera. Con argumentos convincentes, que nunca le faltaban, en 2003 logró una alianza entre la Escuela Nacio-nal de Antropología e Historia Chihuahua (enah-Chihuahua) y el ciesas para inaugurar y mantener, de manera conjunta

Juan Luis Sariego y sus invaluables contribuciones al ciesas

Virginia García AcostaCIESAS [email protected]

¡Como nos ayudaste y cómo te extrañaremos! Tu legado para la antropología mexicana en

general y para el ciesas en particular será inolvidable.

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Fotografía: Virginia García Acosta .

durante más de una década, la primera Maestría en antropo-logía social en el norte de México. De ella egresaron tres ge-neraciones, de ella fue Juan Luis el alma y el corazón. El ciesas donó sus fondos editoriales para la biblioteca, equipo de vi-deoconferencias y becas para estudiantes que Juan Luis año con año intentaba incrementar. En ella dimos clases y dirigi-mos decenas de tesis de investigadores. Literalmente te em-barcaba en sus siempre exitosas aventuras: todavía hoy dirijo una tesis de licenciatura de la ahora transformada en Escuela de Antropología e Historia del Norte de México del Institu-to Nacional de Antropología e Historia (ahnm/inah), de un estudiante que él me recomendó y me pidió que atendiera.

El ciesas fue, sin duda, uno de nuestros temas en común que más nos unió. Fue investigador de tiempo completo de la institución, publicó en ella varios de sus libros, dirigió y co-dirigió numerosas tesis en los posgrados y estuvo, particu-larmente activo e involucrado, con la fundación primero y consolidación posterior del antiguo Programa Noreste del ciesas. Ese prístino Programa es hoy la flamante séptima Uni-dad Regional del ciesas con una proyección única en la región.

Ese involucramiento con el ciesas hizo ineludible impli-carlo en actividades de gran envergadura, como las que des-empeña el Comité Externo de Evaluación (cee) de la institu-ción, un órgano que constituye una verdadera brújula que guía con una mirada externa, pero comprometida, los des-tinos de la misma. Aceptó con mucho gusto la invitación y cumplió con ella con empeño y consistencia. Una de sus

preocupaciones era, como lo fue siempre, la expansión de la investigación y enseñanza de la antropología en, del y para el norte de México. No se cansaba de decirlo, era tan diferen-te de Mesoamérica y los antropólogos no lo lograban en-tender. Lo decía siempre moviendo la cabeza de un lado a otro y abriendo grandes los ojos para mostrar su desazón al respecto.

Participó en las sesiones anuales del cee durante cuatro años consecutivos a partir de 2010, siempre crítico e impla-cable en sus juicios. En 2014 ya no le fue posible hacerlo. Los informes de ese comité son elocuentes –de la mano del otro “norteño” también miembro del cee, Mario Cerutti– en cuan-to a su insistencia por avanzar en la construcción de esa an-tropología del norte de México. Desde el ciesas había que hacerlo a partir de consolidar el Programa Noreste: reclutó al menos a un investigador por año hasta su consolidación, consideró la oferta regional de recursos humanos con una adecuada formación y creó una maestría en antropología social con un programa y líneas de investigación acordes a las demandas, historia y perfiles culturales del norte de México. En 2014 la Junta de Gobierno del ciesas autorizó la creación de la Unidad Noreste del ciesas que, con su equi-po comprometido, ya ofrece una Maestría en Antropología Social como continuidad de los exitosos diplomados que la antecedieron y en los cuales él siempre participó.

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Afirmar que Juan Luis Sariego Rodríguez (diciembre de 1949 – marzo de 2015) fue un gran antropólogo, un magnífico maestro y un amigo solidario y generoso es casi un lugar co-mún. Los textos que han circulado por la red desde el pasado 4 de marzo, el triste día en el que Juan Luis nos dejó, subra-yan esas y muchas otras cualidades. Asumo el riesgo de caer en el lugar común e inicio este texto, con el que honro la me-moria de mi amigo y colega Juan Luis Sariego, afirmando que los antropólogos mexicanos hemos perdido a un gran colega.

Mi relación con Juan Luis no es de larga data. Cuando yo entré a estudiar la licenciatura en antropología social en la Universidad Iberoamericana, en septiembre de 1974, Juan Luis estaba metido de lleno en la maestría. En esa época yo estaba demasiado ocupada leyendo a Van Velsen, a Evans Pritchard y a Radcliffe-Brown y él se dedicaba al diseño de su investigación en Nueva Rosita. Siempre supe de él como un antropólogo de valía y un gran ser humano a través de amigos comunes, como Shoko Doode, para quien Sariego era uno de sus más entrañables colegas en ese mundo nor-teño complejo y lleno de contrastes. Mucho tiempo después, a fines del 2005 o principios de 2006, en una cena en casa de Guillermo de la Peña y de su esposa, Pastora Rodríguez Avi-ñoá, Agustín Escobar y yo reconectamos con Juan Luis. Él co-nocía nuestras evaluaciones del Programa Oportunidades y estaba muy interesado en la posibilidad de hacer un estudio semejante en la Sierra Tarahumara. Ahí empezó nuestra cor-ta pero profunda amistad. No sé qué nos unió más: si el mu-tuo interés en la aplicación del conocimiento antropológico en prácticas que conduzcan a mejorar el bienestar de los más necesitados, nuestro gozo al conversar al final de un día de trabajo de campo, o el también mutuo gusto por el buen Ja-bugo, los chorizos y el buen vino…. español, de ser posible.

Fue en esa cena en casa de Guillermo y Pastora cuando Juan Luis, Lorelei, Agustín y yo acordamos una visita a Chi-huahua. Agustín y yo, dimos un curso intensivo en la enah-Chihuahua y después nos fuimos con Sariego a hacer un

Mercedes González de la RochaCIESAS [email protected]

Mi amigo Juan Luis Sariego

Libro de Sariego editado en 1988, a la venta en Librería Guillermo Bonfil Batalla.

Siempre te recordaremos, amigo

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recorrido por distintos municipios de la Sierra Tarahumara. Lore trabajaba en una mina en Monterde y llegamos todos a hospedarnos en el campamento de los trabajadores. Ese fue el epicentro de nuestros recorridos etnográficos por la sierra; el punto del que salíamos con una libreta de notas y donde, por la noche, discutíamos lo observado al calor de un buen tequila. Inés, mi hija menor, que había iniciado su licencia-tura en antropología social, fue con nosotros a todos y cada uno de los recorridos. Los recuerdo a ambos, Juan Luis e Inés, fumando y hablando de las paradojas de la minería y de sus implicaciones sociales y medioambientales. Y es que Juan Luis siempre disfrutó enseñar. Hablar y discutir con los jóve-nes. Transmitirles la pasión por el oficio de investigar. Verse reflejado en los saberes aprendidos por los estudiantes en el arte de hacer trabajo de campo etnográfico.

Durante 2007 y 2008 tuve el privilegio de contar con la colaboración de Juan Luis en un proyecto de investigación, la evaluación cualitativa del Programa Oportunidades, largo plazo, zonas rurales. El equipo de investigación no era pe-queño. Veinticinco jóvenes investigadores, distribuidos en cuatro estados (uno de ellos Chihuahua), participaron en la recolección de evidencias sobre el impacto diferencial de di-cho programa según la etnicidad de los beneficiarios, con su debido grupo de control, los nunca beneficiarios pero seme-jantes a los primeros. Juan Luis fue una pieza fundamental

para el éxito de dicho proyecto. Su generosidad en la trans-misión de sus conocimientos a estos jóvenes investigadores no tenía límite. Siempre tuvo el comentario acertado, la ob-servación pertinente, la broma que aligeraba un momento de tensión. Gran hombre, sabio, profundo, generoso, buen amigo, terco. No dejó de insistir en la necesidad de cambiar el modelo de operación de la política social cuando de asen-tamientos dispersos e indígenas –como las muchas localida-des de menos de cinco viviendas de la sierra Tarahumara- se trata. Como resultado, el programa modificó su modelo de atención en regiones indígenas. Se instrumentaron algunos cambios y, aunque nunca nos dejaron plenamente satisfe-chos, algo logramos. Mi querido Juan Luis, no todos nuestros esfuerzos fueron en vano.

El pasado cinco de marzo, en Chihuahua, Juan Luis estu-vo rodeado de flores y de muchísimos amigos y colegas que acudimos a decirle adiós. Su hermano gemelo, Jesús Sariego SJ, ofició una misa emotiva y profunda. Alumnos y alumnas estuvieron ahí para despedir a su Profe. Hablé con muchos de ellos. Todos expresaron su profundo dolor por perder al men-tor, al maestro que les dio tanta luz. Ese dolor, que todos sen-timos, es el tributo que debemos pagar por el privilegio de vivir y, en el camino, coincidir con seres tan fabulosos como Juan Luis Sariego, ¡te vamos a extrañar siempre!

Fotografía: Agustín Escobar.

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Fotografías: Victoria Novelo, eahnm, Agustín Escobar y Virginia García Acosta.

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Desde el 15 de febrero del presente año, la Dra. Erica Elena González Apodaca funge como Coordinadora de la Maestría en Antropología Social de la Unidad Pacífico Sur del ciesas.

Experta en antropología e historia de la educación, perte-nece al Sistema Nacional de Investigadores (sni) y es docto-ra en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (uam). Sus líneas de investigación son: etnici-dad en la escuela, profesionistas indígenas e intermediación, educación intercultural y gestión comunitaria e intercultural de la escuela.

Al publicarse su tesis doctoral con el nombre Los profesio-nistas indios en la educación intercultural. Etnicidad, interme-diación y escuela en territorio mixe (2008, uam, Juan Pablos), recibió el premio a la mejor tesis doctoral de la Universidad Autónoma Metropolitana, y el premio inah Fray Bernardino de Sahagún en el año 2007.

Durante su formación académica fue becaria de la Uni-versidad de California en San Diego (ucsd) y en el año 2010 obtuvo la beca para Mujeres en las Humanidades de la Aca-demia Mexicana de Ciencias (amc). En su vasta trayectoria, destaca su trabajo de campo con los pueblos mixes de Oaxa-ca y su estancia posdoctoral en el Departamento de Investi-gación Educativa en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (cinvestav).

Actualmente dirige el proyecto Políticas interculturales en la educación superior. Lo instituido y lo instituyente en la cons-trucción de un campo social.

La comunidad del ciesas agradece la disposición de la doctora González Apodaca y le reitera su apoyo en el desa-rrollo de sus funciones, proyectos e investigaciones.

Dra. Erica Elena González Apodaca, nueva Coordinadora de la Maestría en Antropología Social de la Unidad Pacífico Sur

Relevos en el ciesas-Pacífico Sur

Fotografía: ciesas-Pacífico Sur.

Redacción

NOMBRAMIENTOS

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El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antro-pología Social (ciesas) otorgó el reconocimiento Profesor In-vestigador Emérito a la Dra. Elena Azaola Garrido por su des-tacada trayectoria en investigación y compromiso social en apoyo de los grupos vulnerables del país.

Durante la ceremonia realizada en el mes de febrero, el Dr. Carlos Flores, académico del ciesas – df, leyó una semblanza sobre la homenajeada en la que destacó su trayectoria, de casi 38 años, en el estudio de los grupos más desprotegidos del país: niños de la calle, jóvenes en las correccionales, ni-ñas y mujeres que han sido objeto de explotación sexual, así como también, al análisis de las instituciones de policía, las prisiones, el incremento de la violencia, la inseguridad y di-versos fenómenos delictivos.

“Los resultados de su prolífico trabajo pueden juzgarse en una obra que consta de un total de 202 trabajos publica-dos: 24 libros (12 en coautoría), 70 capítulos de libros y 108 artículos. Estos trabajos han sido publicados tanto en Méxi-co como en 12 países: Estados Unidos, Canadá, España, Ale-mania, Inglaterra, Bélgica, Holanda, Japón, Argentina, Brasil, Venezuela y Ecuador.

En los reconocimientos nacionales a su trabajo, debe des-tacarse que, desde su creación en 1985, forma parte del Sis-tema Nacional de Investigadores y, desde hace más de diez años (2001), cuenta con el Nivel III”, apuntó el Dr. Flores.

El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en An-tropología Social felicita a la Dra. Elena Azaola Garrido por su reconocimiento y agradece su contribución a la construcción de un sociedad donde la justicia social sea una garantía tan-gible para todos los mexicanos.

Redacción

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS

Reconocen labor de la Dra. Elena Azaola

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La idea de este documental realizado por Bryce Wagoner es muy sencilla: mostrar qué ocurre con los actores y actrices una vez que concluye su carrera en la industria del entretenimiento para adultos. ¿Qué los motivó a iniciar y concluir su carrera? ¿Qué problemas enfrentan durante y después de ejercer su carrera? ¿Cómo deter-minan y resuelven sus prioridades en la vida? ¿Qué problemas enfrentan para esta-blecer relaciones afectivas? Esas son algunas de las interrogantes que se abordan de manera amena y respetuosa, como debe ocurrir con cualquier grupo humano cuyo comportamiento pretenda estudiarse de manera formal.

Les recomiendo esta película, primero, porque es muy entretenida. Segundo, porque recoge los testimonios de algunos de los actores porno más destacados de los ochenta y noventa; y las entrevistas parecen ser el resultado de un enorme rapport y de una aproximación empática por parte de los realizadores. Finalmen-te, como sucede con cualquier buen documental, el espectador aprenderá mucho acerca de los orígenes de la industria del entretenimiento para adultos, y tendrá la posibilidad de superar ciertos estereotipos e identificar matices sobre la industria de la pornografía.

After Porn Ends aborda, entre otros temas, el consumo de drogas legales e ile-gales, el placer y el displacer en el trabajo, la salud mental, la generación y admi-nistración del capital, los problemas de salud, entre una gran variedad de asuntos que se abordan a lo largo de la película, disponible en Netflix.

After Porn Ends (EUA, 2012)

Karla PaniaguaCoordinadora de investigaciónCentro de diseño, cine y televisió[email protected] www.centro.edu.mx/ciec

Fotografía: cincocerosex.com

CINEMANTROPOS

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El desarrollo humano ante la violencia crónica:

Mtra. Tani Adams (School for Con�ict Analysis and Resolution,George Mason University, Arlington, Virginia)

Invita a la conferencia

Martes 7 de abril 10:00 h

EL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

retos para la investigación, las políticas públicas y la acción ciudadana

CIESAS Casa ChataHidalgo y Matamoros S/NColonia Centro de Tlalpan

México D.F.

Informes: Subdirección de InvestigaciónTel. 54 87 36 00, Ext. [email protected]

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ISSN 1405-1931

HOMENAJE A JUAN LUIS SARIEGO RODRÍGUEZ

AÑO 25, NÚM. 295, MARZO 2015

ÓRGANO INFORMATIVO DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

OFICINAS ADMINISTRATIVASEN MÉXICO, D.F.

Juárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00

Director General Agustín Escobar Latapí(ext. 1167) [email protected]

Directora AcadémicaMa. Isabel Campos Goenaga(ext. 1160) [email protected]

Directora de VinculaciónMa. Lorea Araceli Mendoza Fernández(ext. 1169) [email protected]

Subdirector de InformáticaGabriel Canizales Castillo(ext. 1149) [email protected]

Subdirectora de InvestigaciónLourdes Mondragón Barrios(ext. 1155) [email protected]

Juárez 222, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 35 70

Subdirectora de DocenciaRegina Martínez Casas(ext. 1302) [email protected]

Subdirector de Difusión y PublicacionesBruno Aceves Humana(ext. 1337) [email protected]

Ximilpa 39, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 85 42 82

Subdirectora de BibliotecasXimena González Munizaga(ext. 1501) [email protected]

Niño Jesús 251, Tlalpan, 14090, México, D. F.Tel. 54 87 36 90

Director de AdministraciónFabián Elí García Becerril(ext. 1035) [email protected]

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Casa ChataHidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.54 87 71 00

Librería Guillermo Bonfil Batalla56 55 00 [email protected]

Centro de Contraloría Social y Estudios de la Construcción DemocráticaCoordinador: Ernesto Isunza VeraCIESAS-DF Juárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00 ext. [email protected]

Laboratorio Audiovisual del CIESASCoordinador: Ricardo Pérez MontfortCIESAS-DF Juárez 222, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 35 70 ext. 1314 y [email protected]

UNIDADES

CIESAS-DFDirectora regional: Lucía Bazán LevyJuárez 87, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 36 00 ext. 1177 y [email protected]

CIESAS-GolfoDirector regional: Ernesto Isunza VeraEncanto esq. Antonio Nava Col. El Mirador 91170,Xalapa, Ver. Tel. (228) 842 39 40 ext. [email protected]

CIESAS-NoresteDirector regional: Efrén Sandoval HernándezMorelos 822 Ote., entre Diego de Montemayory Dr. Coss, Barrio Antiguo, Centro64000, Monterrey, NLTel. (81)19 30 05 00 , ext. [email protected]

CIESAS-OccidenteDirector regional: Gerardo BernacheAv. España 1359, Col. Moderna, 44190, Guad. Jal.Tel. (33) 32 68 06 00, Fax (33) 32 68 06 25 ext. [email protected]

Biblioteca CIESAS-OccidenteAv. Alemania 1626, Col. Moderna44190, Guadalajara, Jal.Tel. (33) 38 10 44 53,área académica (33) 38 11 68 [email protected]

CIESAS-Pacífico SurDirector regional: Salvador Sigüenza OrozcoDr. Federico Ortiz Armengol 201Fracc. La Luz la Resolana, Col. Reforma68050, Oaxaca, Oax. Tel. (951) 502 16 00 ext. [email protected]

CIESAS-PeninsularDirector regional: Carlos Macías RichardCalle 61, 443 (entre 50 y 52)Col. Centro, 97000, Mérida, Yucatán Tel. y fax (999) 930-34-40 ext. [email protected]

CIESAS-SuresteDirectora regional: Gabriela Robledo HernándezCarr. San Cristóbal-San Juan Chamula, km 3.5Barrio Quinta San Martín29247, San Cristóbal de Las Casas, Chis. Tel. (967) 674 91 00, Fax (967) 674 91 02 ext. [email protected]

PROGRAMAS DE POSGRADO

Doctorado en Antropologíay Maestría en Antropología SocialCIESAS-DFCoordinador: Gonzalo Saraví [email protected], [email protected]. (55) 54 87 35 70 ext. 1324México, D. F.

Doctorado y Maestría en HistoriaCIESAS-PeninsularCoordinadora: Gabriela Solís [email protected]. (999) 923 48 13Mérida, Yucatán

Doctorado y Maestríaen Lingüística IndoamericanaCIESAS-DFCoordinador: Gilles Polian [email protected]. (55) 54 87 35 70, ext. 1326México, D. F.

Maestría en Antropología SocialCIESAS-Pacífico SurCoordinador: Juan Julián [email protected]@yahoo.com.mxTel. (951) 502 16 00, ext. 6523Oaxaca, Oaxaca

Posgrado en Antropología CIESAS-OccidenteCoordinadora : María Magdalena Villarreal Martí[email protected]@[email protected]. (33) 38 10 46 28Guadalajara, Jal.

Posgrado en Antropología SocialCIESAS-SuresteCoordinadora: María Elena Martínez [email protected]. (967) 674 91 00, ext. 4024San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Maestría en Antropología Social CIESAS-GolfoCoordinador: Saúl H. Moreno [email protected]. (228) 842 39 40, ext. 5109Xalapa, Veracruz

Maestría en Antropología Social Sureste/NoresteCoordinador: Shinji [email protected]. (81) 1930 0500, ext. 115Nuevo León, Monterrey

Laboratorio de Lengua y Cultura Victor FrancoCoordinadora: Frida Villavicencio ZarzaCIESAS-DF Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 71 00 ext. 1603 y [email protected]

Laboratorio de Sistemas de InformaciónGeográfica del CIESASCoordinadora: Patricia Torres MejíaCIESAS-DF Casa Chata, Hidalgo y Matamoros s/n, Tlalpan, 14000, México, D. F.Tel. 54 87 71 00 ext. [email protected]

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