israel y las naciones, de antioco iv a los asmoneos f.f. bruce

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  • ZtI?gD

    MADLY LAS

    NAOMDSLo historio de Isroel desde el Exodo

    hosto lo desfruccin del segundo Templo

    t A nnBRUcE\'.o.Y

    BEDITORIAL PORTAVOZ

  • Ttulo del original: Israel and the Nations, O 1963, porThe Paternoster Press, Exeter, Inglaterra.

    Edicin en castellano: Israel y las naciones, deF.F. Bruce, @ 1979 por Literatura Bblica, Madrid, Es-paa, y publicado 1988 por Ediiorial Portavoz, filial deKregel Publications, P.O. Box 2607, Grand Rapids,Michigan 49501, EE.UU.A. Todos los derechos reser-vados.

    Traduccin: Santos Garcia RituertoPortada: Don Ellens

    EDTTORIAL PORTAVOZKregel PublicationsP. O. Box 2607Grand Rapids, Michigan 49501 USArsBN 0-8254-1076-2

    3 4 5 6 7 edicin/ao 97 96 95 94 93Prnted in the United Srates o Anerica

  • t7EL CUERNO PEQUEO

    (t7s-168 a.C.)Probablemente la intencin de Heliodoro era asumir la

    regencia nominal en representacin del hijo menor de Se-leuco, Antioco, para ejercer en realidad el poder supremodel reino. Seleuco tena un segundo hijo, Demetrio, pero aste le haban enviado recientemente a Roma. Antoco, elhermano de Seleuco, haba pasado doce aos en Roma comorehn, pero el pago de la indemnizacin de guerra se habademorado y a Antoco slo le permitieron volver de Roma acondicin de que su sobrino Demetrio ocupase su puesto derehn. Se organiz la sustitucin, y Antoco sali de Roma,desde donde viaj a Atenas, ciudad en Ia que pas algntiempo como visitante muy popular. Se gan a tal mdoel afecto del pueblo de Atenas por su forma democrtica yIa munificencia que despleg en adornar su ciudad (comohizo con otras) con regalos de templos y otros ed.ificios, quele nombraron ciudadano de honor y le concedieron la digni-dad de Jefe de la Casa de la Moneda. Mientras que sus aosde permanencia en Roma le haban convertido en ardienteadmirador del poder romano y sus instituciones, era al mis-mo tiempo campen apasionado de la forma helnica devida en todos sus aspectos.

    En Atenas se encontraba todava Antoco cuando le lle_garon las nuevas del asesinato de su hermano por Heliodoro.Como ambos hijos de Seleuco eran menores de edad, Anto-co era el legtimo regente del reino. Le pidi al rey Eume-nes II de Prgamo tropas prestadas, y con su ayuda derrota Heliodoro. En Antioqua recibi una calurosa acogida. Unavez derrocado el usurpador Heliodoro, Antoco no tom lacategora de regente, sino la de rey. Su sobrino, tambinAntoco, fue nominalmente rey adjunto, hasta su muerte unosaos ms tarde. Este sobrino, por derecho, deba habersellamado Antoco IV, pero en realidad esta denominacin seha reservado en la historia para su to. El acto de Antoco

  • 174 /lsrael y las Naciones

    de tomar el lugar de corregente con su sobrino, que era elheredero legal, no iba contra la prctica normal griega, y enrealidad el rey de Prgamo tuvo siempre por seguro queAntoco asumira el trono, pues al prestarle un ejrcito paraque lo consiguiera, le regal tambin diversos atavos rea-les, incluyendo una corona.

    Muchas historias se han contado relativas a los modalesafables y democrticos de Antoco, lo que le gustaban lasbromas, su aficin a deambular de incgnito y de noche porlas calles de su capital, y sus caprichosas generosidades. A1-gunos de sus sbditos le llamaban Epimanes (el loco), pro-bablemente debido a un juego de palabras con el ttulo quel mismo adopt ms tarde, Epifanes (sin abreviar, theosepiphanes, Dios manifestado, pues se crea una manifesta-cin encarnada de Zeus del Olimpo). Con todo, demostrser buen soldado y prudente administrador. Vio el peligrosoestado a que haba quedado reducido el reino por la Pazde Apamea, y plane mantener buenas relaciones con Romapor un lado, pero compensar por otro las prdidas sufridaspor las condiciones de paz, especialmente a costa de Egiptoy de los territorios al oriente de su reino. Para nuestros fi-nes, sin embargo, tenemos que darle especial nfasis a susrelaciones con los judos, y stas no se nos presentan tanbien como los dems asuntos de su reinado.

    Al establecerse Antoco como rey, el sumo sacerdoteOnas III se encontraba an en Antioqua, donde haba idopara hablar con Seleuco IV en defensa de las calumnias delos tobadas. Pero ahora aparece en Antioqua otro enemigode Onas, que no es otro que su propio hermano Jasn (1).Jasn consigui la atencin del rey Antoco y le asegur quesi l fuese sumo sacerdote en lugar de su hermano impulsa-ra la causa del helenismo en Jensaln y pagara al tesororeal una bonita suma. Antoco le escuch y le hizo sumosacerdote en lugar de su hermano Onas. De acuerdo con 1oprometido, Jasn estableci en Jerusaln un gimnasio y alis-t a varios jvenes de las familias nobles de la ciudad en unefebo o escudera atltica, como era corriente en las ciu-dades griegas. Esto escandaliz al partido piadoso de Jeru-saln cuando vieron a los miembros de la escudera caminarpor las calles de su ciudad luciendo sus petasos" (sombre-ros de ala ancha), que eran la insignia de la escudera. Msse escandalizaron cuando vieron a los mismos jvenes prac-

    (1) Forma helenizada de Josu

  • El Cuerno Pequeo / 175ticando los ejercicios atlticos en el gimnasio

    -lucha y lan-zamiento de disco- en completa desnudez; y lo que es peor,algunos de ellos haban procurado borrar las marcas de sucircuncisin. Incluso entre las familias sacerdotales se exten-da este ardor por Ias costumbres griegas. Algunos de lossacerdotes aceleraban sus deberes sacrificiales en el templopara salir a toda prisa con el fin de no perclerse los deportesen el gimnasio.

    La antigua constitucin del templo" s Jerusaln anperduraba, pero ahora sus ciudadanos, si as lo deseaban,podan inscribirse como ciudadanos de Antioqua. Esto eraun privilegio que Jasn le haba comprado al rey por 150 ta-lentos, al mismo tiempo que le compr la dignidad de sumosacerdote. Estos antioquenos de Jerusaln" probablementeformaban una corporacin distinta dentro de la ciudad ydisfrutaban de los privilegios normalmente concedidos a lasciudades griegas libres. En realidad, se ha pensaclo que a lamisma Jerusaln le dieron la constitucin de una ciudad grie-ga y cambiaron su nombre por el de Antioqua. Esto estarade acuerdo con la prctica de Antoco en otros muchos lu-gares de su reino, pues fund muchas ciudades nuevas y dioconstituciones cvicas griegas a ciudades antiguas tales comoTarso, y muchas de estas nuevas fundaciones recibieron elnombre de Antioqua en honor del fundador. Sin duda, laconcesin de la ciudadana antioquena a la nueva corpora-cin de Jerusaln, sin abrogar por el momento el tradicionalestado de constitucin-templo que Jerusaln tena, seconsideraba como un primer paso hacia la concesin a estaciudad de una completa consideracin de ciudad griega.Pero Ia situacin de Jerusaln presentaba facetas especialesde las que Antoco no tena la menor idea, que en realidaclimpedan la consecucin de esta meta.

    Los iudos piadosos sufrieron una nueva ofensa en -174con ocasin de los juegos atlticos quinquenales que se cele-

    braron en Tiro en honor de Ia ciudad y de su dios tutelar,Heracles (2). Jasn envi una delegacin de antioquenos deJerusaln, como representacin sagrada a este festival, por-tando un donativo de 300 talentos. Otras ciudades y corpora-ciones griegas dedicaron sus donativos al propio Heracles;el de Jasn, sin embargo, no iba dedicado a la deidad paga-na, sino directamente a la flota de trirremes del rev: incluso

    (2) Heracles era el nombre dado por los griegos a Melcart, deidadprincipal de Tiro. Ver pgina 5.

  • 176 / Israel y las Nacionesun sumo sacerdote helenizante haba de trazarse una lneaque le evitase hacer una ofrenda directa a un dios pagano.Aun as, este acto de Jasn fue condenado como burda im-piedad por los hasidim. Estos, no obstante, eran impotentespara ponerle dique a la marea de helenismo que tanto detes-taban. Pero en otra parte del mundo heleno, los aconteci-mientos que a la sazn se daban iban a tener el ms profun'do efecto en la situacin de Jerusaln.

    Ptolomeo V, rey de Egipto, muri en -181. Su heredero,

    Ptolomeo VI, era hijo nico, y Cleopatra, su madre, actucomo regente en su lugar. Cleopatra era hermana de Anto-co IV (3). Falleci en

    -176 y dos de sus cortesanos la susli-tuyeron como corregentes. Estos dos empezaron a planearla recuperacin de Celesiria para el trono ptolemaico. En-174 Apolonio, que haba sido gobernador de Celesiria bajoSeleuco IV, fue enviado a Alejandra como representantede Antoco en una celebracin real, tal vez con ocasin delcasamiento del joven rey, segn costumbre establecida enEgipto, con su hermana Cleopatra. All Apolonio, estadistaprudente y experto, sospech el plan de los dos corregentesv, de vuelta a su corte, inform del asunto a Antoco. Esteinspeccion la provincia en disputa para tomar las medidasque fueran necesarias a su defensa; hizo una visita a Judea,en la que, como todo el mundo saba, haba muchos quefavorecan el dominio ptolemaico con preferencia al seluci-da. No slo haban sentido el peso del aumento de impues-tos desde

    -

    187, sino que tambin los elementos piadosos dela poblacin presentan que los ptolemaidas intervendranmucho menos que los selucidas en la helenizacin dei pas.Los helenizantes, por otra parte, estaban ya aprendiendopor experiencia que podan contar con el patronazgo selu-cida. Cuando Antoco visit Jerusaln (su primera visita ala ciudad, probablemente, desde su acceso al trono), fuebien recibido por Jasn y su partido con una procesin deantorchas, y sin duda tuvo la impresin de que la ciudadentera estaba bien dispuesta en favor de su persona y dela causa helenista.

    Al ao siguiente (-173), Apolonio tuvo que salir para otramisin ms distante: fue a Roma para pagar el ltimo plazode la indemnizacin exigida por la Paz de Apamea,

    .v para

    (3) Cleopatra ss l hija de mujeres, de Dan. 11:17 (...Ie dar[Antoco III a Ptolomeo V] una hija de mujeres para destruirle).

  • El Cuerno Pequeo / 177intentar renovar un tratado de amistad entre el reino selu-cida y la Repblica romana.

    En -171 Jasn envi al rey su acostumbrado tributo in-

    crementado, para lo que asign a Menelao (4), hermano deaquel Simn que ya hemos conocido como capitn del tem-plo en el reinado de Seleuco IV. Pero cuando Menelao vol-vi a Antioqua comenz a ofrecei ma que Jasn por elpue-Sto de sumo sacerdote, prmgtiendo darle a Antoco 300talentos ms de lo que diera Jasn. Imprudntemente, An-toc se dej persuadir por Menelao y le hizo sumo sacer-dote. Hacer sumo sacerdote a Jasn haba sido una alevosairregularidad, puesto que su hermano mayor, Onas, vivay tena el cargo, pero por lo menos Jasn perteneca a lalegtima familia de los sumos sacerdotes. Menelao, por elcontrario, no perteneca en absoluto a la casa de Sadoc, nies seguro que perteneciese a ninguna casa sacerdotal deIsrael.

    El nuevo sumo sacerdote pronto descubri que es msfcil p-ometer que dar trigo, pues no le fue posible reunirlos 300 talentos que haba ofrecido por la dignidad de sumosacerdott.. fncluso Sostrato, gobernador militar del distrito,encontr imposible arrancarle aquella suma. Ambos fueronllamados a la presencia del rey, y sin duda llegaran a algnacuerdo; por lo menos, Menelao fue confirmado como sumosacerdote.

    Pero Menelao saba muy bien que no tena el menorderecho, segn la ley religiosa juda, a la dignidad que ha-ba conseguido con soborno; saba que los judos que tenanalgn respeto por su Ley continuaran considerando a lafamilia de Sadoc como los autnticos sumos sacerdotes.Jasn saba bien que cuanto antes se alejara del distrito delhombre que le haba ganado en su propio juego sucio, tantomejor sera para 1, y se apresur a salir para Transjorda-nia. Onas, que viva an en Antioqua, fue menos afortu-nado. El rey tuvo que hacer una expedicin a Cilicia paraaplacar-iitos desrdenes, y en su ausencia dej a un mi-nistro, Andrnico, como su ltrgarteniente en Antioqua. Me-nelao soborn Andrnico con algunos de los tesoros deltmpi para que le quitase de en medio a Onas, y as lohizo, aunque Onas haba tomado santuario en el sagradorecinto de Dafne, a unos ocho kilmetros de Antioqua. Lasnoticias del asesinato de una persona a quienes ellos an

    (4) Forma helenizada de Mcnahn

  • 178 / Israel y las Nacionesconsideraban su legtimo sumo sacerdote horroriz a los

    . judos piadosos, y cuqndo Antoco voivi a An-tioqua castiga Andrnico degradndole de su alto rango y hacindolelejecutar en el mismo lugar donde l haba perpetrado elsacrlego asesinato. Tan lejos estaba Antoco en esta pocadel deseo de ofender la susceptibilidacl religiosa de losjuctos (5).

    El propio Menelao fue puesto en cuarentena, pues sepresentaron serias quejas contra l ante el rey. Durante supermanencia en Antioqua haba dejado a su hermano Lis-maco como delegado suyo en Jerusaln, y los hechos sacrle-gos de Lismaco contra el templo, apropindose de algunosutcnsilios sagrados, provocaron motines de consideracin.Se destacaron tres miernbros del Sanhedrn para que fuesena Tiro con ocasin de estar el rey en esta ciudad, para pre-sionar con sus quejas contra Menelao, pero ste volvi aabrirse camino por rnedio del soborno: result absueito,mientras que los tres senadores, como representantes delpartido considerado culpable de los motines, fueron sen-tenciados a muerte. La mayor parte de sus hermanos iudoslos tuvieron por mrtires que haban dado su vida por lasantidad del templo, e incluso en Tiro tuvieron simpatizan-tes que ies dieran un honroso entierro en su ciudad,

    Por el invierno de -170/-169 eL gobierno egipcio le de-

    clar la guerra a Antoco (6). Esto fue un acto de locura que,en realidad, favoreci a Antoco porque, a pesar de las clu-sulas restrictivas de la Paz de Apamea, en los primeros cincoaos de su reinado haba reconstruido su potencia militarhasta alcanzar proporciones impresionantes. Adems, la si-tuacin en Egipto, donde su sobrino, el Ptolomeo reinante,era solamente un niiro, prorneta desarrollarse a su fat.or sil ejerca la prudencia, especiaimente si consegua su metade establecer el control sobre Egipto sin incurrir en ladesaprobacin de Roma. Esta, por el momento, esta.ba ocu-pada en otra guerra con Macedonia, la tercera (-171 a-168); e1 aliado de Roma, Eumenes de Prgamo, haba pre-sentado en Roma que-ias contra el rey macedonio Perseo(-178 a

    -168) y comenzaron las hostilidades cuando Perseorechaz el ultimtum de Roma ordenndole desarmarse.

    (5) Otra versin alterna de sta es que a Andrnico 1o mataron porel asesinato del nio sobrino, tocayo y colega nominal de Antoco IV;vcr E. R. Bevan en CAH VIII, nm. 5 al final.(6) Diodoro, Historia XXX, 15

  • EI Cuerno Pequeo / 179Las fuerzas cgipcias estaban a punto de invadir Celesiria

    con el propsito de traerla uflavez ms bajo la soberana pto-lemaica, cuando Antoco se les cruz, atravesando la fronteraprimero y vencindoles de forma tan desastrosa en Pelusioque dej abierto para s el camino hasta el corazn de Egip-to. Avanz hasta Menfis y all su sobrino vino a su encuentrocon una embajada para discutir las condiciones de paz. Lasque impuso Antoco confirmaban a Ptolomeo VI como reytitular de Egipto, dndose a s mismo ei protectorado realsobre la tierra. De esta forma confiaba construir para s unaposicin de fuerza por el sur que compensara las prdidasde su padre por el norte, y a pesar de ello no infringir lostrminos de su tratado con los rorrancs. Este tratado Ieprohiba atacar a los amigos o aliados de Roma, y Egiptolo era, pero no le impeda resistirse a una agresin, tal comola que los egipcios haLran iniciado. Ouera ser bien recibidopor los egipcios como amigo y protector, y como campende su casa real. Un frente unido desde los Montes del Taurohasta el Nilo no sio a,'udara a promover la causa de lacultura helena sino que fortalecera aI mundo helensticocontra la creciente alrrena,za de los Partos por el este. CuandoAntoco v Ptolomeo firrnaron su tratado en Menfis (-169)pareca como si estcs fines estu.'vieran en vas de alcanzar-se.

    Pe:o cuando los trminos del tratado se conocieron enAlejandra, empezaron los problemas. Los alejandrinos nopodan tolerar la idea de que rigiera sobre ellos un selucida,por suaves que fueran los trminos en que se expresara esasoberana. Repudiaron al rey que haba pactado tal acuerdocon Antoco, juntarnente con sus consejeros, y proclamaronpor rey a su hermano menor. En la lista de los ptolomeoseste hermano menor figura con el nmero VIII del mismonombre; recibi el sobrenombre de Evrgetes (benefactor),pero era vulgarmente conocido como ptolomeo Fiscn (elbarrigudo). Alejandra se prepar para resistir el ataque deAntoco que sin duda se desencadenara contra ella, y tanbuena fue su preparacin que cuand.o se lanz el asalt (ve-rano de

    -L69), lo rechazaron. Antoco se retir decidido aapretar el cerco hasta conseguir un resultado positivo paral en la prxima estacin propicia para las campaas.

    Las operaciones de aquel verano y las que pensaba reali-zar al ao siguiente requeran muchos gastos, especialmentesiendo el ejrcito de Antoco tan numeioso. pero su tcticadiplomtica hacia Egipto le ataba las manos para forzarles

  • 180 / Israel y las Nacionesa pagar tributos de guerra, puesto que oficialmente era suamigo. En cierto modo, la sublevacin de Alejandra habafortalecido su postura: ahora era aliado del legtimo rey deEgipto, Ptolomeo VI, contra sus sbditos rebeldes. Pero losegipcios dejaran de considerarle como amigo tan prontocomo intentara saquear el pas.

    Los tributos tenan que incrementarse, pues, en otraspartes, en su propio reino selucida. El tributo ordinario,aunque era fuerte, no bastaba para financiar operaciones mi-litares de esta escala; haca falta buscar capital disponibley hacerse de 1. Era bien sabido que los templos tnan-di-nero, incluso el templo de Jerusaln. Antoco visit Jerusalnen su camino de regreso a Antioqu. AIg haba oCdrridoque haba impedido saquear el tesoro de este templo entiempos del hermano mayor de Antoco, mas ste no hallel menor impedimento. En lugar de que el sumo sacerdoteactual pusiera objeciones de ningn gnero, como 1o habahecho Onas III durante la visita de Heliodoro, Menelao setom la molestia de escoltar personalmente a Antoco hastael santuario (donde no se dejaba entrar a ningn lego judo,mucho menos a un rey pagano), y le facilit el levantamientode los sagrados utensilios, las costosas ofrendas y los orna-mentos, hasta una suma de 1.800 talentos.

    Desde el punto de vista del rey pagano, robar un templono era especialmente grave. Desde el punto de vista de losencargados de la custodia de cualquier templo, y del puebloque lo tiene como lugar de adoracin, tal acto es terrible-mente sacrlego. Lo que pudieran hacer en otros templos noles incumba, pero cuando se trataba de su propio templo,el asunto era diferente. Y ste era el sentir de los judos,un sentir muy agudo, acerca de su templo. Para Antoco setrataba simplemente de un acto dictado por necesidadesfinancieras; no por ello era ms hostil hacia los iudos nihacia su religin que hacia los cultos idoltricos asociadoscon otros templos que haba saqueado. Pero para los judos,particularmente en vista de los ltimos acontecimientos, esteacto de sacrilegio representaba el primer paso de Antococontra su fe y sus prcticas religiosas. El narrador religiosode II Macabeos explica que Antoco pudo realizar este actoimpo sin impedimento porque Dios estaba enojado con supueblo a causa de sus pecados y por tanto haba r,relto surostro, por el momento, de su santuario (de otra forma

    -seimplica- Antoco hubiera sido sobrenaturalmente rechazado

  • El Cuerno Pequeo / l8lcomo lo fuera Heliodoro) (7). El autor ms secular de I Ma-cabeos prorrumpe en un poema al relatar el hecho:

    En todo el pais se alz un gran duelo por Israel.Prncipes y ancianos gimieron,languidecieron doncellas y jvenes,la belleza de las mujeres se marchit.El recin casado enton un canto de dolor,sentada en el lecho nupcial la esposa lloraba.Se estremeci el pas por sus habitantes,toda la casa de Jacob se cubri de vergenza" (8).

    Debemos recordar que cuando se trata de la historia deIsrael, Antoco presenta inevitablemente un aspecto clistintodel que le dan las narraciones del mundo helenstico en ge-neral. Desde el punto de vista de este mundo ms amplio,Judea era una provincia muy pequea del imperio; desde elpunto de vista de Judea, Antoco era la encarnacin mismade Belial.

    Antoco hizo una segunda expedicin contra Egipto en.8, pr- fs e-osS no le rodaron tan favorablemente comol esperaba, basndose en cmo haban quedado las cosas

    cuando l haba salido del pas el ao anterior (9). Los dosPtolomeos haban llegado a un acuerdo y estaban ahora rei-nrutd"Cmo soberanos conjuntos con su hermana Cleopatra,qu- *d-la vez esposa del mayor. Antoco no poda, pues,presentarse como defensor del rey legtimo contra el usur_pador. Si invada Egipto ahora, le sera difcil evitar la acu-sacin de agresor. Pero los romanos se encontraban todavainmersos en la Tercera Guerra Macednica; pudieran estardemasiado preocupados con sus propios problemas para in-tervenir por el momento, y Antoco esperaba que, cuandotuesen tiempo para interesarse en los asuntos egipcios,hara vlida la poltica del hecho consumado

    Al principio del ao atac a Chipre, que era un dominioptolemaico. El gobernador se rindi. En la primavera, suejrcito entr en territorio continental egipcio y comenz el

    (7) II Mac. 5: 15-20.(8) I Mac. l:25-28.-

    (9) I Mac. (l:1619) anota slo la primera invasin de Egipto porAntoco, sin referirse para nada a la segunda; II Mac. (5:l)ie reereexclusivamente a la segunda, pero la llama as, segunda; Daniel(1|.2127) se refiere a la primera, y a continuacin (ll:29 y sig.) a lasegunda.

  • 182 / Israel y las Nacionessitio de Alejandra. Antoco se qued personalmente en Men-fis, la antigua capital del Bajo Egipto, y all se hizo coronarey de Egipto de acuerdo con los ritos tradicionales, p_o: lossacerdotes de Ptah. Ya no vala pretensin alguna de venircomo aliado y protector de la corona egipcia. Mientras quese haba contenido escrupulosamente de ofender a la pobla-cin el ao anterior, no efectuando saqueos, no hizo lo mis-mo esta vez; en particular los templos egipcios fueron ahoraaprovechados para sacar botn en la misma medida que lohaban sido los cle Asia.

    De Menfis sali Antoco para unirse a su eircito que te-na sitiada a Alejandra, pero en esta ocasin sus ambicionessobre Egipto recibieron Lln nuevo revs. Como una semanaantes (22 de iunio), Roma habia terminado victoriosamenteIa Tercera Guerra Macednica en la batalla de Pidna. Romano estaba ignorante de las actividades de Antoco en Egipto,pero aguardaba su ocasin propicia cuando el conflicto enj Macedonia se hubiera iiquidado. Un enviado especial estaba

    I esperando en el mar Egeo para zarpar rumbo a AlejandrifI tan pronto se ganara la victoria. Se trataba de Lucius Polpi-llius Laenas, con quien Antioco haba trabado amistad du-rante su exilio en Roma. El encuentro de ambos fuera delos muros de Alejandra es una de esas escens famosasde la historia. Laenas, en lugar de aceptar la amistosa manoque Antoco le tendi para saludar a un antiguo amigo, pusoen ella una copia del decreto del senado romano.por el quese le invitaba a salir inmediatamente de Egipto, y le anunciel triunfo de Roma en Pidna. Antioco dijo que tena queconsultarlo con sus consejeros; Laenas traz una circunfe-rencia en la arena alrededor del rey y le dijo que le dieras' respuesta antes de salir de la misma. A Antoco no lequed otra alternativa que inclinarse ante los dictados de la

    ,-'l poderosa Roma. Poco consuelo fue para l que Laenas, enton-\ c"., consintiera en estrecharle la mano en recuei

  • LBLA ABOMINACION DESOLADORA

    (168-167 a.C.)Antoco tuvo que abandonar sus ambiciones en Egipto;

    pero no se ejerci presin alguna sobre la dinasta ptolemai-ca para que abandonara las suyas relativas a Asia. Antocodeba, pues, estar en guardia contra cualquier intento pto-lemaico sobre Celesiria. Y las noticias que llegaban sugerianque alguno se estaba ya preparando desde dentro. Jerusa-ln estaba revuelto en inters de los Ptolomeos contra elrey vencido

    -o al menos as pareca-.Las noticias del mal recibimiento que los romanos leihaban reservado a Antoco le precedieron en su llegada asu propio reino, y en algunos lugares, incluso en Jerusaln,tales noticias haban llegado exageradas, hablando de sumuerte. Este distorsionado rumor alcanz los odos del anti-guo sumo sacerdote, Jasn, refugiado en Transjordania. In-mediatamente juzg llegado el momento para que l recupe-rase su antiguo puesto de sumo sacerdote y para echar deltemplo al que haba nombrado Antoco. Reuni, pues, unabanda de mil hombres y los condujo contra Jerusaln, to-manclo Ia ciudacl y el templo, excepcin hecha de la ciuda-dIa, en la que Menelao se vio obligado a refugiarse. Aunqueel mismo Jasn haba conseguido el sumo sacerdocio porsoborno y usurpacin, y aunque era un conocido helenista.por 1o menos perteneca a la legtima familia de los sumossacerdotes y ello le haca mucho ms aceptable a los judospiadosos de Jerusaln de lo que Menelao podra ser jams,y tanto ms ahora que Onas, a quien Jasn haba sustitui-do, estaba ya difunto. Por otra parte, el partido piadoso nopoda aprobar los mtodos violentos por los que Jasn inten-taba conseguir sus fines, y el deplorable derramamiento desangre juda que los mismos ocasionaban ---o al menos asrazonaban cuando este intento fall y Jasn hubo de huirdel pas-.

    Porque su empresa estaba condenada al fracaso. Antocono haba muerto, sino que estaba en su camino de regreso

  • 1E4 / Israel y las Nacionesdesde Egipto, hondamente apenado por el brusco rechazode los romanos. Y durante este camino de regreso le llegla noticia del levantamiento en Jerusaln. Para 1, natural-mente, el levantamiento supona una revuelta contra su auto-ridad

    -sin duda, pensaba 1, en iavor de los Ptolomeos-.Haba en Jerusaln ms rebeldes de los que l haba supues-to; de otra forma no hubiera sido tan fcil para Jasn tomarla ciudad sin apenas resistencia. Por tanto, envi un contin-gente de soldados contra dicha ciudad con instrucciones deaquietar los nimos, castigar a los rebelcles y volver a darsu dignidad a Menelao. Parece que estos soldados trationa Jerusaln como ciudad rebelde y, tomndola por las ar'mas, c..ausaron gran mortandad no slo entre sus defensoresmilitars sino tambin entre la poblacin civil, mientl'as quemuchos civiles fueron capturados como esclavos y vendidosen condicin de tales. Menelao,fue puesto sobre e-llos pollafuerza como sumo sacEfdot y volvi a ser tan impopularcbm siempre. Adems, se puso una guarnicin en la ciudadbajo el mando de un tal Filipo, nativo de Frigia, y los ciu-dadanos quedaron sometidos a la ley marcial.

    Estas medidas estaban calculadas para castigan' a Iaciudad por haberse levantado; pero se pens tambin quehacan falta otras para evitar que el levantamiento se repi-tiese. El nuevo curso tomado por la suerte de Antoco haciacloblemente necesario para l guardar con sumo cuidadotodas las partes de su reino lindants con Egipto; no podapermitirse el lujo de dejar una ciudad como Jerusaln enmanos de una poblacin inclinada favorablemente hacia losPtolomeos. Haba que abolir la antigua constitucin de Ju-dea como estado-templo, sustituyndola por otra de Ciudad-estado al estilo griego, controlada por personas en qu.ienesAntoco pudiera confiar. Apolonio recibi el encargo de llevara efecto esta transformacin, por ser gobernador de Samariay Judea. Empez sus operaciones precisamente un sbado,'tti agrado y de reposo, despus de hablarle muy pacfica-mente al pueblo; demoli los muros de Jerusaln (castigohabitual para las ciudades que se levantaban contra susdominadores); erigi una nueva ciudadela, Acra, para quedominase la zona del templo ( 1) y puso en ella una guarni-

    (1) El lugar del Acra se da en I Mac. 1:33 y l'l:36 como la ciudadde David'. Si esto ha de identificarse con la original ciudad de Daidal sur del rea del templo, o hay que hacerlo con eI cerro del oeste,mirando al templo a travs del valle Tiropoen, es un problema quean tiene por resolver la arqueologa de Jerusaln.

  • La Abominacin Desoladora / 185cin. Esta ciudadela haba de servir a modo de Acrpolispara le__nue_va corporacin cvica de Jerusaln, en Ia que loselementos helenizantes de la poblacin se alistaron comociudadanos antioquenos de Jerusaln. Estas medidas orde-nadas por Antoco no se llevaron a efecto sin derramamientode sangre; seguramente habra algunos actos de resistenciacuando se comenz la demolicin de las murallas, reprimidossin cuidarse siquiera de distinguir entre combatientes y ciu-dadanos pacficos.

    Los miembros de la guarnicin de la ciudadela de Acrarecibiran, probablemente, lotes de tierra en los alrededoresde Jerusaln. La antigua ciudad amurallada haba quedadoreducida al estado de villa sin murallas que haba tenido enpocas anteriores a Nehemas.

    Pero Antoco no se mostraba contento ni siquiera contodas estas modificaciones radicales en el estado polticode Jerusaln. Quera revisar lqmbi{n su organizacin religio.sa. Y la revis, muy probablemnte con la colaboracin deM-e,nelao, el sumo sacerdote helenizante. Se haba visto yabien claro que la mdula de la resistencia juda al helenismoera la religin, porque la religin juda era de tipo exclusi.vista, muy al contrario de las practicadas por las otras na.ciones sometidas del reino, incluidos los estados-templo, queeran varios. No habia, pues, necesidad de tomar medidascontra la religin de estos otros pueblos como las'uii-ibna tomarse contra la religin juda, que haban de ser duraspor-dondequiera qu se mirasen. Se diiori-rdenes de sus-B_ender-et-rituI del templo, de que se destrtryesen los escritossaid?i, qu dejen inmediaiamente de observarse el s-bado y los dems das festivos, que se aboliesen las estrictasleyes que regan sobre los alimentos, y que cesara la circun-cisin (marca del pacto hecho por Dios con el patriarcaAbraham). Estas medidas entraron en vigor al final de

    -167,y el ataque culminante a la adoracin juda lleg en el mesde dicimbre del mismo ao, cuando se erigi un nuevo vms pequeo altar sobre el altar del holocausto que habah eI patio del templo, el cual fue solemnemente ddicado ala adoracin de Zeus, dios del Olimpo, la divinidad de quienAntoco pretenda ser la manifestacin en carne. Entr lossbditos sirios del rey, Zeus del Olimpo se haba identificadoya con el dios a quien ellos conocan bajo el nombre de Ba,alShamen, el seor del cielor, y bajo este nombre, o su formahebraizada, Ba'al Shamayin, fwe adorado en el templo deJerusaln. Tal vez los ms extremistas helenizantes entre los

  • 186 / Israel y las Nacionesjudos de la ciudad se contentaran con ver en el Zeus deiOlimpo o Ba'al Shamayin un equivalente de Yahv, en laforma misma que en el perodo persa se le haba conocidogeneralmente como uel Dios del cielor. Pero al seor delcielor, a quien se haba dedicado el nuevo altar erigido enel patio del templo, haba que adorarle con ritos paganos;su culto fue solemnemente inaugurado con el sacrificio deanimales que segn Ia ley juda eran inmundos. Los judospiadosos se negaron a pronuncial el 1o-rybrg 4g I,e divinidadp'agana:- durarite mucho tiempo se haban acostumbido- acsiirar el mismo nombre de Baal,.como un shiqqus, unabominacin, y transformaron Ba'a7- Shanruyitn en'shQQusshomen,'"la abominacin de desolacin", para darle su tra-duccin tradicional, o bien como lo traduce Moffa!, j!gt-hg__--rror espantoso.

    Por el mismo tiempo, la adoracin a Yahv en el templode Gerizim, en Samaria, se transform en el culto idoltricoa Zeus Xenius, Zeus el Protector de los Extranjeros (2).

    El autor del primer libro de los Macabeos representa elacto de Antoco contra la religin juda como parte de unatctica poltica dirigida a obligar a todas las naciones que leestaban sometidas a practicar una misma religin y un mismoestilo de vida. Sin duda, tal poltica hubiera promovido launidad cultural de su reino; pero en realidad no haba nece-sidad alguna de adoptar esta tctica; por todo su reino seestaba desarrollando una amalgama sirohelenstica, con lasola excepcin del partido piadoso judo que segua adorandoal Dios de Israel. Tampoco era su resistencia a la asimilacinde las corrientes culturales y religiosas Ia meta primaria delataque real, sino que su principal fin era convertirlos enpolticamente inocuos, y fue tan poco prudente, o tan malaconsejado, como para pensar que iba a alcanzar este finaboliendo su religin. Mal le haban informado del poder y laintensidad de la devocin religiosa de los judos, como prontohaba de descubrir.

    La idea de una adoracin centralizada se aboli al mis-mo tiempo que las otras facetas caractersticas del antiguoorden. Por toda Judea se erigieron ahora altare.g_ eq honordel

    "sebf de los cielos: en el mercado de Jerusaln v ntodos los pueblos y aldeas del territorio. Los habitantes decada lugar tenan que ofrecer sacrificios en tales altares, y'

    (2) II Mac. 6:2

  • La Abominacin Desoladora / lB7se les imponan severos castigos a quienes se negaban a ha-cerlo, como as mismo a los que persistan en observar losritos judos que haban sido abolidos por decreto real. Loque sigui fue en realidad una intensa campaa de persecu-cin religiosa, tal vez la primera de este tipo en la istoria.El circuncidar a los hijos, el poseer un rolio de los escritossagrados, el negarse a comer carne de cedo o de los otrosanimales sacrificados en los altares ilcitos, eran las princi-pales ofensas.

  • L9LA RESISTENCIA DE LOS ASMONEOS

    (167 -164 t.C.\

    A pesar del decreto real y de los severos castigos anun-ciados para quienes Io infringieran, muchos judos se nega-ron a someterse, eligiendo perrnanecer fieles al Dios de Is-rael y a sus santas leyes, enfrentndose con las consecuen'cias. Algunas tradiciones de sus sufrimientos se han con-servado, por ejemplo, en las narraciones de II I\tlacabeos conrelacin al anciano Eleazar, escriba, y de la madre y sus sie'te hijos, todos los cuales prefirieron la muerte antes que ac-ceder a comer el alimento abominable que les queran meteren la boca. Su memoria se ha conservado no slo en marti-rologios judos, sino tambin en los cristianos. El da pri-mero de agosto lo incluyen los calendarios de la. Iglesia comorecordatorio del umartirio de los santos Macabeosr, habin-doseles asignado el nombre de Macabeos exclusivamenteporque su martirio se encuentra narrado en los libros deeste nombre (1).

    Una importante consecuencia de esta campaa de perse-cucin fue el estmulo que por causa de ella recibi la espe-ranza de la resurreccin. El Antiguo Testamento dice bienpoco sobre la vida futura. Una vida larga en la tierra queYahv su Dios les haba dado, importaba ms a los ojos dela mayora de los israelitas piadosos durante casi todo elperodo cubierto por el Antiguo Testamento que la vida enel mundo del porvenir. Incluso por el tiempo de Ben Sir(-190), el que la posteridad recordase las virtudes de unhombre era la clase de inmortalidad que consideraban msdeseable (2). Pero cuando la persecucin de Antoco estall, eltemor del Seor era ms probable que llevase al piadoso almartirio en su edad temprana que a una larga permanencia

    (l) Con relacin al nombre de los nMacalsos, vase la pg.172.(2) Este es el punto del pasaje mejor conocido de Ia obra de BenSir que empieza

    "Hagamos ya el elogio de los hombres ilustres...(Eclesistico 14:1 y sig. Ver pg.164).

  • La Resistencia de los Asmoneos / 189en este mundo. La fe de los mrtires no les permita creerque su lealtad a Dios fuese a darles por resultado la oscu-ridad del Sheol. La esperanza de la resurreccin prendifuego en ellos y alumbr como antorcha ante sus ojos, au-mentando su valor para sufrir los martirios. Aquellos queconfesaban su fe, cuyos sufrimientos se nos naruan en II Ma-cabeos, moran en la confiada expectacin de que seran le-vantados de nuevo, con los mismos cuerpos que les estabanmaltratando, y que sus miembros mutilados les seran res-taurados perfectamente sanos. Es probablemente a estos ya otros como ellos a quienes se refiere el autor de la Eps-tola a los Hebreos en el Nuevo Testamento cuando, haciael final de su lista de personajes del Antiguo que se distin-guieron por su fe, aade: otros fueron atormentados, noaceptando el rescate (que hubieran alcanzado con la apos-tasa), y a fin de tener mejor resurreccin (3). Desde enton-ces en adelante, la doctrina de la resurreccin se tuvo comoartculo esencial de la ortodoxia juda (excepto entre los Sa-duceos). Como Jess sealara ms tarde, la doctrina de laresurreccin estaba implcita desde poca tan primitiva comoel perodo patriarcal, porque el Dios que se haba dado aconocer a Moiss como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (4)no es Dios de los muertos, sino de los rivos, pues para Eltodos viven (5). Pero la doctrina de la resurreccin no fuegeneralmente reconocida hasta el perodo que ahora nosocupa; de all en adelante se la reconoci de tal forma queuno de los ttulos bajo los cuales reciba Dios la adoracinde su pueblo era uEl que levanta a los Muertos (6).

    El haber proscrito su santa religin, el haber mancilladoeI santuario, y la apostasa de tantos de sus hermanos, lesresuitaba a las hasiditn ms amargo de lo que podan ex-presar, pero tambin haba despertado la patritica indig-nacin de muchos judos que antes no se haban contadoentre el grupo de los piadosos.

    La reaccin de los hasidim la iiustra bien la historia deun millar de ellos, contando mujeres y nios, que huyeronde las intolerables condiciones de vida que se Ies haban

    (3) Ileb. 1l:35.(4) Ex. 3:6.(5) Lucas 20:38.() Por ejemplo, er-r las palabras "Bendito eres T, oh Seor, elque levanta de los Muertos, que se encuentran al final de la segunda

    bendicin del Shemoneh 'Esreh (ver S. Singer, Authorized Daity Pra-yer Book, Libro Autorizado de Oracin Diaria, pgs. 44 y sig.).

  • 190 / Israel y las Nacionesimpuesto en Jerusaln, y se fueron a habitar en cuevas enel desierto de Judea. Cuando se supo su paradero y lleg aodos de los oficiales del rey, stos enviaron una expedicincontra elios y les ofrecieron la amnista si accedan a aban-donar las cuevas. Pero escogieron el sbado para hacer suoferta, y por tanto los hasidim la rechazaron. La Ley eramuy clara en este punto:

    "Nadie salga de su lugar en elsptimo da, (7). Como consecuencia de su negativa, losatacaron y asesinaron en masa, y ni aun para defenderse desus asaltantes violaron la ley del sbado (8).

    Estos eran los autnticos hasidim, mostrando el espritums puro de lealtad a ultranza a la ley divina, una lealtadque despreciaba incluso la consideracin de la seguridadpersonal. Pero si todos aquellos que pensaban de la mismaforma hubiesen adoptado esta actitud de resistencia pasiva,por ms noble que fuera, la esperanza de volver a conseguirla libertad religiosa hubiera sido sumamente escasa.

    Hubo otros que estimaron que no era la resistencia pa-siva lo que pedan las circunstancias, y el jefe de los queas pensaban era un sacerdote llamado Matatas, con sushi,jos, que vivan en la ciudad de NIodn, en Ia Judea occi-dental. En esta ciudad, como en otras, se haba levantadoun altar pagano y se les ordenaba a los ciudadanos que par-ticipasen en el sacrificio que en l se haca. El oficial delrey, que se hallaba presente para supervisar e imponer laparticipacin, invit a Matatas a ser el primero en ofrecerel sacrificio, puesto que era uno de los principales ciudada-nos de Modn, y le prometi el favor del rey si as lo haca;pero Matatas rechaz la propuesta en voz alta y despectiva,proclamando que l y su familia mantendran el pacto anti-guo, aunque todos los dems cayeran en la apostasa. Y estono fue todo, sino que cuando otro ciudadano ms flexiblese lleg al altar para ofrecer el sacrificio, Matatas corrihacia l y lo mat, y tuvo que matar tambin al oficial quelo defenda. Se derrib entonces el altar y Matatas procla-m su grito de guerra: n Todos los que tienen celo de laky y que estn firmes en la Alianza, salgan en pos dem!

    " (9). Entonces, con sus cinco hijos y otros que se les

    unieron, sali de Modn y puso su cuartel en la tierra mon-taosa de Judea. All se enteraron de ia triste noticia de la

    Ex. 16 29.I Mac.2:29-38.L Mac. 2:27.

    (7)(8)(e)

  • La Resistencia de los Asmoneos / 191masacre de los hasidiru que no se haban resistido por sersbado, y decidieron que si los atacaban a ellos en el sp-timo da s que opondran resistencia. Era necesaria estaforma de eludir la interpretacin literal de la ley del sbadosi haban de sobrevivir algunos de los que se resistan a laapostasa. As, pues, en el cuartel de Matatas se reuni unabanda de insurgentes, consistente en su mayora en perso-nas cuya oposicin al decreto real estaba basada principal-mente en ideales patriticos y no en los religiosos de loshasidim. Pero hizo crecer grandemente el prestigio moral,as como la fuerza de los insurgentes, el que se les unieranmuchos de los hasidim, reconociendo que, fuesen cualesfueran sus diferencias religiosas, estaban de acuerdo en loesencial: en la oposicin al decreto real y en su determinacinde luchar por la libertad religiosa. Se form una poderosaguerrilla, destacamentos de la cual aparecan por sorpresa enlos pueblos de Judea y demolan los altares idoltricos, mata-ban a los judos helenizantes, circuncidaban a los nios cuyospadres no se haban atrevido a hacerlo por miedo a las auto-ridades, y desaparecan tan rpidamente como se haban pre-sentado. Se vio bien claro por toda Judea que haba hombresen el pas que se haban propuesto que no triunfase la politica del rey y estaban haciendo lo que podan contra ella.

    Su esperanza debe haberse presentado como algo muyremoto. Una cosa era organizar una rpida incursin a unpueblo pequeo ac y all, y un espordico asalto a un des-tacamento de tropas, y muy otra era vencer el fuerte apoyodel poderoso ejrcito que respaldaba la tctica del rey. An-toco, para dar idea clara del ejrcito que tena a su dispo-sicin, organiz un gran desfile militar en Dafne, cerca deAntioqua, en el ao

    -166 (10). Segn Polibio, en este des-file tomaron parte 30.000 infantes fuertemente armados,6.000 infantes con annas ligeras, 9.500 de caballera y 5.000arqueros, honderos y otros auxiliares. Antoco mismo no eracomandante militar despreciable, ni mucho menos, peroafortunadamente para los judos insurgentes, se requera lapresencia de sus ejrcitos en otros puntos del reino. Su ex.pulsin de Egipto le oblig a reforzar ms que nunca laszonas orientales del reino, donde se vea amenazado por elcreciente podero de los partos. El desfile de Dafne que aca-bamos de mencionar era, sin duda, una revista de sus tro-

    (10) Polibio, Historia XXX, 25.

  • 192 / Israel y las Nacionespas como primer paso para su expedicin oriental, aunquela razn aparente fuese celebrar la victoria sobre Egiptoantes de que se presentasen los romanos.

    Por este tiempo falleci Matatas, y lo hizo animando asus hijos a que persistieran en la buena obra que juntoshaban comenzado, poniendo su confianza en Dios; les dijoque hicieran a Judas su comandante en jefe, pero que cuan-do les hiciera falta un buen consejo en una situacin difcil,se lo pidiesen a Simn, el mayor de los cinco. Las vidas deestos dos hombres muestran Io acertado que era el juiciodel anciano.

    Judas tena por sobrenombre Macabeo, palabra que seha explicado de r,arias formas, pero que probablemente sig-ifis El Martillor. De ah

    -por va popular- se extendiel sobrenombre a sus hermanos y descendientes, e incluso alos mrtires que sufrieron la persecucin. La familia, sinembargo, es ms acertadamente conocida como la familiade los Asmoneos por ser descendientes de Asmn, antecesorde Matatias. Judas demostr muy pronto que estaba biendotado para ser jefe de guerrillas, operando en una zonaque se prestaba magnficamente a este tipo de lucha, noslo en incursiones sobre pequeras ciudades o pueblos ydestacamentos aislados del ejrcito del rey, sino emboscan'do a grandes formaciones militares tambin. En

    -

    166 de-mostr lo que era al derrotar a dos ejrciios que marchabancontra l por los caminos de los montes que conducan alinterior de Judea. El primero de estos ejrcitos iba al man-do de Apolonio, gobernador de Sarnaria y Judea, que pere-ci en el encuentro. Al segundo, conducido por Sern, co-mandante en jefe de las fuerzas de Celesiria, lo atac en elpaso de Bet-horn, que lleva del llano costero a Jerusaln,y lo disemin a la desbandada, como al primero.

    Estos xitos les dieron gran prestigio a Judas y los su-yos, y les ganaron la adhesin de muchos judos que hastaentonces haban simpatizado con los insurgentes, pero ha-ban juzgado imprudente hacer causa comn con ellos enforma abierta. Al mismo tiempo, las victorias le hicieronver al rey que el levantamiento de rebelda en Judea eramucho ms fuerte de lo que l haba credo. Antoco se ha-llaba dispuesto a llevar el cuerpo principal de sus ejrcitoshacia oriente para recuperar las provincias perdidas msall del Tigris, cuyos tributos necesitaba desesperadamente.Pero dej un considerable cuerpo de ejrcito bajo las rde-nes de Lisias, a quien dej a cargo del territorio al oeste del

  • La Resistencia de los Asmoneos / 193Efrates, encargndole de aniquilar la revolucin en Judea,deportar a la poblacin juda, y repartir la tierra entre co-lonos trados de otras partes de su reino.

    De acuerdo con estas rdenes, durante el siguiente vera-no (-15), Lisias envi un ejrcito mayor que los que ha-ban llevado Apolonio y Sern, no slo con infantera, sinocon caballera tambin, con el fin de suprimir de una veza los insurgentes de forma definitiva. Acamparon en Em-mas, en las tierras bajas de la Judea occidental, para hacerlos preparativos necesarios para el ataque. Traficantes deesclavos de tierras lejanas se congregaron como buitres porlos alrededores, dispuestos a comprar la numerosa capturade judos que hara el ejrcito en la batalla que se aveci-naba y en la despoblacin que haba de seguirla. Judas y lossuyos, por su parte, vieron que esta vez \a amenaza era mu-cho mayor que la del ao anterior. Las armas que usabany la tctica de guerrillas no bastaran, por lo que tendranque echar mano de recursos espirituales. Empezaron porarunar y orar, y renovaron solemnemente el antiguo ritualde la guerra santa (11). A este fin se reunieron en Mizpa,donde siglos antes Samuel haba llamado al pueblo de Israelal arrepentimiento y a volver a ofrecerse al Seor para unaguerra santa contra los filisteos (12). All Judas y sus se-guidores se consagraron, cumpliendo como mejor les eraposible las provisiones hechas en la ley antigua para estosfines. Habindose preparado as para luchar al da siguien-te, encomendaron en las manos de su Dios el curso de losacontecimientos.

    Aquella noche, Gorgias, uno de los jefes del ejrcito se-lucida, destac del cuerpo principal del ejrcito un con-tingente de infantera y caballera que, guiado por algunoshombres del partido helenizante del Acra, condujo contralos judos para atacarlos por la maana. Pero Judas y sushombres levantaron el campo por la noche, y por la maa-na cayeron por sorpresa sobre el resto del eircito real,todava acampado en Emmas, confundindolos por la ra-pidez y la violencia de su ataque. Los soldados dl rey hu-yeron de sus asaltantes, buscando la seguridad de las ciuda-des de la costa palestina. Y cuando las fuerzas que iban almando de Gorgias, de regreso al campamento sin haber encon-trado al ejrcito de Judas, vieron el humo que se levantaba

    (11) Comp. Deut. 20:l-9(l2j vanse lu. pagi""i 27 y 28.

  • 194 / Israel y las Nacionescie lo que haba sido su emplazamiento en Emmas, y aIejrcito de Judas dispuesto para la batalla en el llano, fue-ron presa del pnico y huyeron a las ciudades griegas.

    Esta victoria es todar,a ms meritoria por parte de Ju-das si recordarnos que haban pasado ms de cuatrocientosaos desde que los judos tomaran parte por ltima vez ertuna verdadera bataila. A pesar de su absoluta falta de ex-periencia, el genio inspirador de Judas supo conducir a sushcmbres de victoria en r ictoria.

    Lisias, el virrey, haba fallado por completo en el cum-plimiento de su misin respecto de los insurgentes. Tenaque intentarlo de nuevo, y as fue que en otoo del mismoao (-165) march personalmente hacia el sur con unafuerza an mayor, a pie y a cabailo. Esta vez decidi atacara Judas desde el sur, no desde el oeste; para ello acampen Bei-sur, en la frontera entre Judea e Idumea, unos seiskilmetros al norte de Hebrn. Los ltimos xitos de Judashaban incrementado lgicamente ei nmero de sus segui-dores, pero de todas formas eran numricamente muy infe-riores a las huestes de Lisias. Sin embargo, lanz contraellas, esta vez tambin, un ataque por sorpresa, y na vezms consigui dispersar a los realistas y causarles muchasbaias. Lisias volvi a Antioqua.

    Estaba claro que haba que utilizar otros medios que nofueran el asalto directo. Lisias abri negociaciones de pazcon Judas, con el consentimiento del rey Antoco, que nopoda perder ms soldados porque le hacan falta muchospara su expedicin a oriente. Invitaron a Judas para queenviase embajadores a Antioqua a discutir los trminos dela paz, y l envi a dos de sus lugartenientes llamados Juany Absaln. Las condiciones asmoneas incluan la eliminacinabsoluta de la prohibicin del culto judo, y como esto sig-nificaba la rescisin del decreto real, el asunto fue referidoal rey. Pero a comienzos de

    -164 iba una embajada romanade Alejandra a Antioqua con el fin de investigar ciertosr-umores de actividades antirromanas por parte de los se-lucidas en violacin de la Paz de Apamea (13). Los queencabezaban esta embajada consintieron de buen grado enapoyar vigorosamente las condiciones impuestas por los ju-dos, porque favorecan sus propios fines al debilitar el po-der de los selucidas. En una conferencia sostenida enAntioqua entre el gobierno selucida y los embajadores

    (13) Polibio, Historia XXXI, l:6.

  • La Resistencia de los Asmoneos / 195romanos, para la que el propio Antoco volvi del oriente,los dos partidos polticos judos estuvieron representados,los helenizantes por Menelao, y los insurgentes por Juan vAbsaln. Ya se haba dado cuenta Antoco de que la prohi-bicin de la religin judaica estaba resultndole calamitosa,que en lugar de promover la paz y el orden en el sudoestede su reino haba producido el efecto contrario. Se retirla prohibicin de la religin judaica, se rescindi el decretode persecucin, y los juclos quedaron una vez ms librespara practicar sus ritos de acuerdo con la tradicin recibi-da de sus antepasados. Pero probablemente se confirm aMenelao como sumo sacerdote, estableciendo que tuvieseel control del templo (14).

    Con condiciones de paz o sin ellas, no obstante, ni losjud-os nacionalistas ni los piadosos que seguan a Judas po-dan conformarse con dejar el templo en las manos de unhombre odioso por traidor y apstata. La retirada de losejrcitos sirios dej dos fuerzas militares en Judea: la guar-nicin del Acra y la banda de guerrilleros de Judas. Todolo que poda hacer la guarnicin era proteger a los heleni-zantes que buscaran en su fortaleza refugio contra la ven-ganza de los hombres de Judas. Dentro de la fortaleza era,inexpugnables, pero no disponan de fuerzas para ningunainiciativa militar contra los veteranos guerrilleros. Judas,por tanto, determin ocupar la zona del templo y limpiarlade todo lo que la haca abominable. Envi un destacamentoa distraer a la guarnicin del Acra para que no pudiera po-ner impedimento alguno a la labor de limpieza del templo.Sacaron el altar idoltrico y otras instalaciones del paganis-mo y las arrojaron en un

    "lugar inmundo, (15) (probable-mente en el Valle de Hinnom). El altar del holocausto ha-ba quedado inmundo a causa de la ereccin sobre l de"la abominacin desoladora, asi como por la sangre y lagrasa de los animales inmundos all sacrificados que lo ha-ban manchado, por lo que lo demolieron. A falta de unarevelacin especial para el caso, ignoraban qu procedimien-to seguir para restablecer un altar que hubiera sido manci-llado de esta forma; por tanto, almacenaron las piedrasque lo componan en un lugar conveniente del rea del tem-plo, hasta que apareciese un profeta que diera respuesta de

    (14) Algunos documentos informativos relacionados con estas ne-gociaciones se han conservado en II Mac. 11:1638.(15) I Mac. 4:43.

  • 196 / Israel y las Nacionesparte de Dios sobre este asunto. Un nuevo altar de piedrassin labrar se erigi en lugar del mancillado. Repararon ellugar santo y el lugar santsimo; renovaron y colocaron ensu lugar correspondiente el mobiliario sagrado; encendie-ron las siete lmparas, quemaron incienso en el altar delincienso, colocaron el pan de la proposicin en su mesa, ycolgaron las cortinas segn estaba ordenado ante eI lugarsanto y entre ste y el lugar santsimo. Luego, en el da 25de Kislev, tercer aniversario del da cuando se haba ofre-cido el sacrificio abominable en el altar de Zeus del Olimpo,se volvi a elr,pezar el sacrificio diario, el holocausto, en elnuevo altar levantado en el patio del templo. Con esto que-d el templo dedicado de nuev
  • 20JUDAS MACABEO

    (164-160 a.C.)La dedicacin del templo, aun cuando no estaba inclui'

    da en el tratado, pudiera haber sido aceptada per se porlas autoridades selucidas como un hecho consumado; perola fortificacin del montculo del templo contra el Acra in-dicaba que Judas y sus seguidores no se contentaban con larestauracin de la libertad religiosa, ni incluso con la res-tauracin del primitivo ritual del templo. Al final del ao-164 entra en escena una nueva fase de la lucha. Esta ha-ba empezado por causa del ataque a la herencia religiosade Judea. Se haba conseguido defender y preservar tal he-rencia, pero se continuaba para ganar tambin una mayormedida de libertad poltica. Los xitos de las guerrillas deJudas sobre fuerzas enemigas muy superiores en nmero yequipo hicieron creer a los patriotas insurgentes que talesxitos continuarian y as podran alcanzar metas ms ven-tajosas. Los hasidim, que se haban unido a los patriotasmilitantes porque no vean otra forma de recuperar su li-bertad religiosa, estaban en general satisfechos con la metaalcanzada, pero los asmoneos no pensaban del mismo modo.

    En otras partes de Palestina y en Transjordania habacomunidades judas, algunas de las cuales eran minorasque vivan en medio de poblaciones que no sIo les eran ex-traas, sino positivamente hostiles. El ao

    -

    163 vio la inau-guracin de una nueva fase de la actividad de Judas dirigi-da a ayudar a estas minoras judas, una campaa deconcentracin cuya intencin era traer estas personas de loslugares donde se encontraban en peligro, bajo la proteccinde fuerzas armadas, y asentarlas en Judea, en territorio con-trolado por Judas y sus tropas. Esta tctica no slo serabeneciosa para las comunidades judas rescatadas de suentorno hostil, sino que hara ms fuerte el poder de Judasen Judea, pues aquellos que le deban su seguridad le apo-yaran en sus dems empresas.

  • 198 / Israel y las NacionesEn particular los ataques contra las comunidades judas

    de Transjordania Y Galilea provocaron llamadas de auxiliode estas comunidades a Judas. Este y su hermano Jonatnhicieron ur-ra expedicin a Transjordania en el curso de lacual atacaron varias ciudades griegas y rescataron a muchosde sus compatriotas, llevndoselos bajo escolta a Judea.Mientras estos clos hermanos estaban ocupados en esta ope-racin, Simn, el hermano mayor, haca otra similar en Ga-lilea. Un intento por parte de los diputados que haban que-dado al mando de las fuerzas en Judea, de atacar a Jamnia(Yabn), en la Palestina occidental, fue rechazado con pr-dida de muchas vidas. El autor de I Macabeos atribuye elfallo de esta empresa a que sus autores no eran asmoneos-no eran "de aquella casta de hombres a

    quienes estabaconfiada la salvacin de Israel, (1)-. Pero Judas y sus her-manos, a su regreso, hicieron incursiones a Idumea y alterritorio filisteo para mentaiizar a aquellos pobladores enel terror a las fuerzas armadas judas. En I\{arisa de Idu-mea chocaron con una pequea fuerza armada a las rde-nes del gobernador de aquella regin y la vencieron. Perolleg a saberse que incluso entre los seguidores de Judashaba algunos cuyas prcticas religiosas estaban muy lejosde la ortodoxia juda; entre las vestiduras de aquellos ju-dos que cayeron en Marisa se hallaron amuletos paganosde Jamnia. (Esta fue

    -dice con complacencia el autor deII Macabeos- Ia razn de su caida en la batalla; pero nose saba cuntos de los supervivientes posean este tipo deprueba de su idolatria (2).) Judas qued estupefacto y pro-movi una ofrenda especial por el pecado para presentarlaen el templo en favor de los cados, para hacer expiacinpstuma por su culpa, a fin de que no perdiesen la resurrec-cin de los justos.

    Mientras los asmoneos estaban ocupados en este tipo deexpediciones fuera de las fronteras de Judea, la de Antocoa la parte oriental de su reino, que l lleraba a cabo de for-ma tan experta que prometa ser un gran xito, se vio sbi-tamente interrumpida por su muerte en Gabae (la modernaIsfahn), en mayo de

    -163 (3). Antes de su muerte (quedebe haber obedecido a un ataque de tisis), envi una carta

    (1) I llac. 5:62.(2) II Mac. 12:40.(3) Vase M. B. Dagut, I lllacabeos y la A4uerte de Antoco IVEpifanes, JBL72 (1953), pgs. 149 y sig.

  • Judas Macabeo / 199al puebio de Antioqua (4) nombrando a su hijo de nueveaos, tambin llamado Antoco, por sucesor suyo. Esto eraun cambio de tctica, pues generalmente se entenda quesu sobrino Demetrio, hiio de Seleuco IV, le sucedera en eltrono. Demetrio podra haberse contentado con ser el here-dero de su to, pero el nombramiento del nio Antoco comoslrcesor de su padre significaba que las posibilidades de queDemetrio llegase alguna vez a ocupar el trono quedabanextremadamente reducidas, a menos que l pusiera el reme-dio. Y no slo esto, sino que Antoco nombraba como tutory regente durante la minora de edad de su hijo a un altooficial de corte, Filipo, miembro de la Orden de los parien-tes, que a la sazn se encontraba junto al rey. pero el jovenAntoco haba quedado en Antioqua bajo la tutela del virreyI-isias, y ste no estaba dispuesto a entregar su doble auto-ridad. Estas disposiciones del rey moribundo condujeron,pues, a Ia desunin dentro del reino, como se vera bienclaro por los acontecimientos de los prximos aos. La des-rnin en eI estado selucida contribuy muy considerable-inente al xito de la causa de los asmoneos.

    Cuando la noticia de la muerte del rey lleg a Antioqua,Lisias ignor por completo el nombramiento de Filipo cmotutor y regente, y proclam rey a Antoco V (Eupator), y asj mismo como regente. La noticia cle la muerte del reylleg tambin a Jerusaln y anim a Juclas a ponerle sitial Acra, cuya guarnicin era selucida, que era el fuerte delpartido helenizante. Menelao y sus amigos enviaron un men-saje a Antioqua, y Lisias condujo un ejrcito hacia el sur.La dedicacin del templo y la fortificacin cle su zona, aunsi desbordaba los trminos de la paz de *164, podan des_preciarse; pei-o el ataque a la fortaleza real tena que serrechazado. En Bet-Zacaras, unos diez kilmetros ai nortede Bet-sur, Judas, habiendo levantado el cerco del Acra,hizo frente al ejrcito real; pero esta vez fue Judas el de_rrotado. Por vez primera en Judea, el ejrcito real habahecho uso de Ios elefantes. Eleazar, hermno de Judas,

    .juz_gando por Ia rica decoracin de uno de estos animales [uesera el que transportara al joven rey, le dio al elefante des-de abajo una lanzada mortal, muriendo l mismo aplastadopor el animal en su cada, sin que su acto suicida cmplierasu propsito, pues no era el rey quien cabalgaba sobre elelefante.

    (4) II Mac. 9:19 y sig., omitiendo ojudos en el v. 19.

  • 200 / Israel y las NacionesLa fortaleza asmonea de Bet-sur se rindi a las fuerzas

    reales, que pusieron en ella una guarnicin propia. El mon-tculo fortificado del templo fue asediado y haba de serprontamente reducido por hambre; pero le llegaron a Li-sias noticias de que Filipo, el legtimo regente, acababa devolver de oriente y haba ocupado Antioqua. Lisias, pues,ofreci a los asmoneos unos trminos de rendicin muy be-nignos, que stos aceptaron. Dichos trminos incluan laconfirmacin de la libertad religiosa que haban disfrutadobajo Antoco IV en el acuerdo del ao anterior (probable-mente con una amnista por las rupturas por parte asmo-nea de este acuerdo) y la restitucin del templo a los judosde acuerdo con sus antiguas prcticas religiosas. As queda-ba legalizada la dedicacin del templo que ya los asmoneoshaban realizado. Pero el templo haba de utilizarse comotal y no como fortaleza; haba que demoler las recientesfortificaciones que se le haban construido. Lisias hizo aununa concesin ms: dndose cuenta de que Menelao eracompletamente inaceptable como sumo sacerdote y que nose poda esperar una paz duradera en el pas mientras lpermaneciese en tal dignidad, lo depuso y nombr en slllugar a un sacerdote llamado Alcimo, que por lo menos erade linaje sacerdotal, de Aarn, aunque no perteneca a lafamilia onada. Los asmoneos parece ser que reconocieronal sumo sacerdote nombrado por Lisias y siguieron, en ge-neral, una poltica de vivir y dejar vivir, con los helenizan-tes. Bajo estas condiciones se lleg a la paz, y cuando Lisiasparti de all se ofreci en su honor, en el templo, un sacri-ficio de despedida.

    Lisias entonces volvi a Antioqua, de donde arroj aFilipo, que escap a Egipto y acept el asilo que le ofreciPtolomeo VI.

    Filipo no era la nica persona notable de Asia que bus-case asilo en Egipto en aquel momento. Tambin se encon-traba all Onas, hijo de Onas III, el sumo sacerdote asesi-nado. Este joven Onas era, por las leyes de primogenitura.el sumo sacerdote legal de Jerusaln, pero Lisias haba igno-rado sus pretensiones legales y haba nombrado a Alcimo.Con este motivo haba salido para Egipto y le haba pedidopermiso a Ptolomeo VI para construir un templo judo enLeontpolis de acuerdo con el modelo del templo jerosoli-mitano. En l se copi exactamente el ritual de Jerusalny all el legtimo sumo sacerdocio de Sadoc fue perpetuado

  • Judas Macabeo / 201por Onas IV y sus sucesores durante doscientos treintaaos.

    Deretrio, hijo de Seleuco IV, haba estado en Roma des-d.e

    -176, habiendo ido a aquella ciudad para sustituir comorehn a su to Antoco en garanta del pago de la indemni-zacin por Ia Paz de Apamea, permaneciendo en ella despusde liquidada la indemnizacin. Ahora que Antoco IV habamuerto, Demetrio le pidi al senado romano que le permi-tiese volver y reclamar su legtima herencia. Pero el senadorechaz la peticin. Segn ellos vean la situacin, el reinoselucida sera ms dbil

    -por ms dividido- bajo la inde-cisa minora de edad del nio-rey Antoco Eupator que bajoun hombre como Demetrio, pues ste, que tena ya veintitrsaos, prometa ser un hbil regidor si se le ofreca ocasinpara ello.

    El senado romano se propona explotar en favor propioia debilidad del reino selucida. El tratado de Apamea habaprohibido a los selucidas la posesin de flota y el empleo deelefantes en su ejrcito. Estas condiciones haban sido in-cumplidas, y los romanos aparentemente haban hecho lavista gorda, pero en

    -162 lleg a Siria, procedente de Roma,una comisin inspectora compuesta por tres delegados paraexaminar los asuntos del reino selucida, y esta comisininsisti en la destruccin de la flota y en que a los elefantesse les cortase el tendn de las rodillas traseras. Al protestarLisias le amenazaron con enviar a Demetrio a Antioqua.Pero el populacho se irrit a causa de este abuso de autori-dad de los romanos, y en el puerto naval de Laodicea unsirio asesin a uno de los miembros de la comisin, Octavio.Lisias envi una embajada a Roma para presentar su comple-ta inocencia de toda complicidad con aquella muerte.

    La llegada de estas noticias a Roma le dio a Demetrio lairnpresin de que su oportunidad haba llegado. EI senadoinsisti en su negativa, pero l se escap a bordo de un bar-co de Cartago que iba a Tiro, principalmente con la ayudade su amigo el historiador Polibio que tambin estaba enRoma como rehn, y que cuenta la historia de esta escapada.Con diecisis compaeros desembarc Demetrio en Trpoli,en Siria, y el ejrcito se puso inmediatamente en contactocon 1. La prdida de la flota y los elefantes les haban ene-mistado con Lisias. Le ofrecieron ponerle en las manos aLisias y al nio-rey, pero Demetrio deseaba evitar toda res-ponsabilidad directa en su muerte. No quiero ver sus ros-

  • 202 / lsrael y las Nacionestros, dijo (5). El ejrcito entendi lo que quera decir y seencarg de quitarles la vida.

    Demetrio fue entonces coronado rey. En la parte nor-deste de su imperio, Timarco, strapa de Media, se proclamregidor independiente, pero en el resto del imperio, porentonces, Demetrio pareca no tener rival alguno.

    Los helenizantes de Judea le enviaron una embaiada en-cabezada por el nuero sumo sacerdote Alcimo, quejndosede la hostilidad de Judas Macabeo y sus seguidores, quienesentre otras cosas no le permitan al sumo sacerdote ejercersus funciones en el templo. El rey envi a Bquides, a quienl haba nombrado gobernador de los territorios situados aloeste del Efrates, que fuese a Jerusaln con soldados paraimponer a Alcimo por la fserza si as fuese preciso.

    El partido asmoneo era el ms opuesto al sumo sacerdo-cio de Alcimo, y podemos preguntarnos si an no se leshaba ocurrido la idea de conseguir este sacerdocio para sufamiiia. Tal vez, sin embargo, se limitaban a oponerse a acep-tar Lrn sumo sacerdote impuesto por los selucidas, fuese dela familia de Aarn o no. Pero los hasidim estaban dispues-tos a aceptarlo. Ya tenan asegurada Ia libertad religiosa ya sus oios la intransigencia de los asmoneos no hara msque poner en peligro tal libertad. Ellos estaban dispuestosa darie la bienvenida a Alcimo. Pero las autoridades selu-cidas no hacan distingos entre insurgentes macabeos

    -v

    miembros del partido hasidim que haban aceptado el man-do rnilitar de los insurgentes. As, pues, cuando una delega-cin de escribas (quienes aparecan ya como una casta biendefiniCa) le rindi homenaje a Alcimo, ste les habl consuates palabras prometiendo no hacerles dao alguno aellos ni a los hasidim en general; pero en las operacionesencaminadas al establecimiento de Alcimo en su puesto desumo sacerdote, sesenta hasidim fueron apresados y muer-tos Bquides consigui establecer a Alcimo como jefe deltemplo, pero con tanta brutalidad que su puesto qued fa-talmente comprometido incluso a los ojos de quienes antesestaban dispuestos a aceptarle. Bquides no atac slo alos que pblicamente eran conocidos partisanos de Judas,sino que incluso mat a un nmero de desertores de lasfilas de Judas que se haban puesto a su disposicin. Deian-do parte de sus tropas en Jerusaln como guardia pcrsonalde Alcimo, Bquides regres a Antioqua.

    (5) I Mac. 7:3

  • Judas Macabeo / 203l,a brutalidad de este enviado militar tuvo el efecto de

    reforzar la popularidad de Judas, quien sigui haciendoincursiones a los pueblos de Judea y atacando a los miem-bros del partido helenizante, as como a los que habandesertado de sus filas deseando llevar una vida tranquila.Al n, Alcimo se dirigi en persona a Antioquia a solicitarms avuda, llegando cuando Demetrio acababa de salir paraMedia con el fi.n de reducir a Timarco. Bquides, que esta-ba a cargo del oeste (como lo haba estado Lisias cuandoAntoco IV march a oriente), tena pocas tropas de qudisponer, pero le dio instrucciones a Nicanor, comandantede Judea, para que hiciese lo que pudiera, siempre procu-rando evitar encuentros directos y ms bien entrando ennegociaciones con Judas en un intento de mantener el juegohasta que volviese el rey del oriente con su ejrcito.

    Nicanor, que ya haba tenido experiencia de las proezasmilitares de Judas, entr en negociaciones con l y una es-trecha amistad se trab entre los dos hornbres. Se presen-taban juntos en pblico, y Nicanor persuadi a Judas deque ya era hora de que l se asentara, se casara y sacaseadelante a una familia propia. Todo esto desagradaba a Alci-mo. hasta el punto de que envi una nueva queja a Antio-qua protestando de que Nicanor estuviese fraternizando conel jefe enemigo en lugar de atacarlo. Esto hizo que se en-viasen rdenes a Nicanor para que prendiese vivo a Judas;pero Judas se enter de tales rdenes, o las sospech, y sequit de su alcance. Exasperado por la frustracin de susplanes, Nicanor fue a los sacerdotes y les amenaz con des-truir el templo y poner en su lugar uno erigido en honorde Dionisio si no le entregaban a Judas o le proporcionabaninformacin qr-re condujese a su arresto.

    Oyendo que Judas se hallaba en la regin de Samaria,Nicanor se dirigi all para atacarle, pero en Adasa, en elmismo paso de Bet-horn donde haba sido derrotado ante-riormente otro ejrcito selucida, el de Nicanor sufri ungran fracaso y su propio jefe cay en la batalla. Alguien lecort a Nicanor la cabeza y la mano derecha y trajo losttricos despojos a Jerusaln, clavndolos a la vista deltemplo que l haba amenazado con destruir. Como conse-cuencia de esta derrota, Alcimo huy a Antioqua (-161).

    El aniversario de la victoria de Adasa se estableci comofiesta bajo el nombre de el Da de Nicanor. Se celebraba el13 de Adar (9 de marzo), el da antes de la fi.esta de Purim.

  • 204 / Israel y las NacionesFue en realidad una gran victoria, la ltima que haba deganar Judas.

    Al llegar a este punto, el relato de I Macabeos coloca laconclusin de un tratado entre Judas y los romanos (),Judas haba enviado una delegacin a Roma, probablementeen

    -161, y el senado romano consinti en entrar en nego-ciaciones para un tratado con Judea. Los romanos aprove-chaban todas las oportunidades que se les ofrecan paradebilitar el podero selucida. Le haban asegurado a Timar-co que ellos nada tenan que oponer cuando l se proclamrey independiente en Media; ahora animaban a Judas y susseguidores en sus aspiraciones a la independencia. Ni Timar-co ni Judas podan esperar ayrrda material de Roma, peroun tratado con tan poderoso imperio aumentaba grande-mente el prestigio de quien lo consiguiera a ojos de suscompatriotas y vecinos.

    Demetrio tuvo un xito completo en su campaa contraTimarco, a quien captur y ejecut en

    -16l/-160. Deme-trio, pues, pudo volver a casa y, al final de la primavera de-10, pudo disponer de un fuerte cuerpo de ejrcito paramarchar sobre Judea y vengar la derrota y muerte de Nica-nor. Se dio otra batalla en el paso de Bet-horn, y esta vezlos seguidores de Judas fueron aplastados y su jefe encon-tr la muerte.

    Judas haba demostrado ser un genio de la estrategia deguerrillas, un lder que inspiraba el valor a sus hombrs, Yun hombre de inmenso valor y osada. Faltndole aquellascualidades de hombre de estado que sus hermanos utiliza-ron para favorecer la causa por la que Judas haba luchado,es, sin embargo, muy dudoso que los hermanos hubierantenido ocasin de explotar sus cualidades diplomticas siJudas no hubiese antes demostrado de forma tan contun-dente sus facultades militares. No es de extraar que cuandocay en batalla sus hombres dijeran: Cmo ha cado elhroe que salvaba a Israel! (7). Pues pareca que toda suobra iba a derrumbarse. Alcimo volvi a ser instalado en eItemplo como sumo sacerdote y el partido helenizante tomlas riendas del poder. Aquellos que haban sido conocidospartisanos de Judas fueron buscados y castigados, aunquehay que decir que no recibieron otro trato que el que Judashaba dado a los helenizantes cuando se le haba ofrecido

    I Mac. 8: I y sig.I Mac. 9:21.()(7)

  • Dario l, rey de Persia, recibendo a un sbdito de Media mientras su hio Jerjes (Asuero)permanee en pie detrs. Escultura del Tesoro de Perspolis (fotografa del lnstitutoOriental, Universidad de Chicago.)

    Carta escrta en aramaico sobre cuero. Por el exteror (parte superor) se encuentra ladireccin al oficial de Arsames, strapa de Egipto, c. 450-425 procedente de su efedesde Babilonia o Susa. Los decretos y cartas reales conservadas en Esdras tendran unaspecto muy similar. (G.R. Driver, Aramaic Documents, pl. 12, reproduccin conpermiso de Clarendon Press y la Biblioteca Bodleiana, Oxford.)

  • tin

    ""*,'n''5'- '-. *1

    -- :; l,. * :t."i ..Pao de muro de piedra

    recientemente descubier-to en el lado oriental delrea cerrada del Templo,en Jerusaln, tal vez partede lo que edfic Zoro-babel, pp. 1 32-1 34. La obr ade albailera es compa-rable a los muros persasen Fenicia y el lrn. Elmuro herodiano tiene conste una unin recta snengarces, como se ve a laizquierda de la fotograf a.(Por cortesa de HowardPeskett.)

    ,t'lLt"

    Moneda acuada por autoridades judasen Jerusaln bajo la dominacn persa.La inscripcn es Yehud en hebreo ant-guo. En plata, dimetro aprox. I mm.(Coleccin Hyman Bessin, Museo delsrael, Jerusaln.)

  • oportunidad de ello. Pero lo ms import::::::::::seguido Judas permaneca: el templo haba sido dedicadode nuevo a la antigua adoracin, la libertad religiosa sehaba restablecido para los judos y nadie pensaba repetirla persecucin religiosa que Antoco haba mantenido algu-nos aos con tan fatales resultados.

  • 2tLA CONQUISTA DE LA INDEPENDENCIA

    (160-128 a.C.)Con la muerte de Judas pareca haberse perdido la causa

    por la que l haba luchado. Es verdad que el templo habavuelto a su uso propio como santuario de Yahv, y que losjudos piadosos podan practicar libremente su religin tra-dicional, pero por lo dems pareca como si la situacinfuese a caer de nuelo en lo que haba sido antes de queAntoco IV comenzara su fatdica intervencin en la vidareligiosa de Judea. Si no sucedi as se debi en parte a queel ncleo central de los tenaces partisanos asmoneos noquisieron aceptar la recada, y en parte a otras disensionesque surgieron sobre el trono selucida, que les hicieron eljuego a estos partisanos.

    JONATANJonatn, el herrnano de Judas, recibi la invitacin de

    sustituir a su hermano como lider de los insurgentes. Jona-tn no era un genio militar como Judas, pero tena msprudencia y mayor capacidad diplomtica. No era hombrepara arrojarse sobre un enemigo muy superior en nmerocuando lo nico que se poda esperar era una gran derrota.Reanim el decado espritu de sus seguidores al eludir losintentos que hizo Bquides para sorprenderle, y al atacarmilitarmente a una tribu hostil de Transjordania que habacapturado y matado a su hermano Juan.

    Al oeste del Jordn, Bquides impuso un control estric-tamente militar sobre el territorio al fortificar varios puntosestratgicos y poner en ellos guarniciones. Tambin tommedidas para asegurarse el buen comportamiento de losprincipales ciudadanos de Judea, especialmente de los quetenan simpata por los asmoneos, consistentes en tomar asus hijos como rehenes en el Acra de Jerusaln.

  • La Conquista de la Independencia / 209Las actividades abusivas cle Alcimo como sumo sacerdote

    en Jerusaln provocaron un resentimiento cada vez mayorentre los judos, dejando una relativa tranquilidad tras scuando falleci en

    -159, vctima de un ataque de parlisisque le sobrevino cuando estaba ocupado en demoler el muroque circundaba el patio interior del templo, por lo que elautor de I Macabeos interpreta que se trat de un juiciodivino (1). No se puso a nadie inmediatamente en su lugar.Demetrio, juzgando por la hostil recepcin ofrecida a Alcimo,probablemente decidi que era mejor para la paz de Judeano nombrarle ningn sucesor.

    Como la situacin general se presentaba ahora ms tran-quila, Bquides volvi a Antioqua. Dos aos despus (-157)Jonatn se sinti suficientemente furerte para intentar impo-nerse en Judea. Los helenistas liamaron inmediatamente aBquides para que se las entendiera con 1, pero sali malparado en un encuentro con Jonatn y sus seguidores quetuvo lugar al este de Beln. Despus de este choqLle, Bqui-des y Jonatn acordaron una tregua: se devolvieron losprisioneros por ambas partes ',r

    -probablemente bajo lostrminos del mismo acuerdo- se le permiti a Jonatn es-tablecer sur cuartel en Micmas. Durante los cinco aos si-guientes hubo paz en Judea.

    Pero en -152 entr en la escena siria un elemento per-turbador: desembarc en Tolemaida, fundacin griega en el

    lugar de la antigua Acco, un joven comnmente conocido porel nombre de Balas, que se llamaba a s mismo AlejandroEpifanes, hijo menor de Antoco IV. Es muy difcil decir siesta reivindicacin era autntica o no. Las monedas con suefigie le dan un notable parecido facial con Antoco IV, peroestaba la cara de estas monedas modificada para favorecersu pretensin? Por otra parte, la casa de Demetrio y suspartidarios le tenan por un engaador, aventurero de bajacuna procedente de Efeso. Mas consigui el reconocimientoy el apoyo de Ptolomeo VI de Egipto, quien estaba dolido delas interferencias de Demetrio en sus dominios de Chipre.Ptolomeo vio tambin en Alejandro una oportunidad paraconseguir podero en el mbito selucida, y le prometi aBalas una de sus hijas en matrimonio.

    Balas, no obstante, contaba con el apoyo de un poderms fuerte que Egipto. Los regidores de Capadocia y Pr-gamo, molestos por las intervenciones de Demetrio en los

    (1) I Mac. 9:55 y sig.

  • 210 / Israel y las Nacionesasuntos de Asia Menor, haban decidido destacar a Balaspara oponerse a Demetrio y ganarse el apoyo de Roma ensu aventura. Su xito se debi a una cuidadosa preparacinde intrigas, procurndose de Roma un decreto del senadoque autorizase a Balas a asegurarse el trono, y con este res-paldo fue con eI que desembarc Balas en Siria en

    -

    I52.Balas vio que poda fortalecer considerablemente su posi-

    cin poltica si se ganaba a Jonatn y su veterana fuerza deguerrillas, por lo que lleg a un entendimiento con 1. Encompensacin por el apoyo de Jonatn no slo le permitimantener una fuerza militar independiente en Judea, y leincluy en la Orden de los

    "Amigos del Reyr, sino que,efectivamente, lleg a nombrarle sumo sacerdote de los-iudos, y le regal Ia tiara de oro y el ropaje de prpura queacompaaba a esta dignidad casi real.

    Ved hasta qu punto se haban olvidado los antiguosideales asmoneos! Antoco IV comenz su poltica de inter-vencin en los asuntos religiosos judos, que al fin conduje-ron al levantamiento de los asmoneos, deponiendo y nom-brando sumos sacerdotes judos. Ahora un asmoneo aceptael sumo sacerdocio de un hombre cuyo ttulo para dar elnombramiento slo est basado en su pretensin de ser hijoy sucesor del mismo Antoco.

    Demetrio haba intentado ganarse la colaboracin de Jo-natn tan pronto como Balas desembarc en Tolemaida,pero Balas, que no tena nada que perder y mucho que ga-nar, poda ofrecer mucho ms que Demetrio, y Jonatn acep-t la mejor oferta. Al mismo tiempo, aprovech tambin lasde Demetrio, porque los helenizantes que estaban en el Acra,al ver que ambos bandos deseaban el apoyo de Jonatn, leentregaron a ste Ios rehenes que tenan y no pudieron ha-cer nada contra l cuando empez la reconstruccin de losmuros del templo demolidos por Lisias en

    -163. as comolos de la ciudad, derribados por Apolonio en -168. Las guar-

    niciones que Bquides haba colocado por toda Judea eva-cuaron sus ciudadelas, y slo el Acra de Jerusaln y Bet-surquedaron en sus manos.

    Encontrando que Jonatn haba aceptado las condicionesofrecidas por Balas, Demetrio apel a la nacin juda, tantosimpatizantes de los asmoneos como helenistas, ofrecindo-les privilegios extraordinarios, aumento de territorios y exen'cin de impuestos y tributos, si se decidan a apoyarle a 1.Pero sus ofertas llegaron demasiado tarde: Jonatn y susamigos, ahora atrincherados en una posicin de poder sin

  • La Conquista de la Independencia / 2llrival en Judea, se mantuvieron firmes en su tratado conBalas.

    Este y Demetrio se enfrentaron en batalla en -

    150; De-metrio fue derrotado y perdi la vida. Ptolomeo VI fueentonces a Tolemaida a felicitar a su vasallo vencedor (puespoco ms que eso era Balas), y a darle a su hija Cleopatraen casamiento. Jonatn fue llamado a Tolemaida para asis-tir a la corte de los dos reyes (

    -

    150). Balas lo elev al msalto rango de Primer Amigo" y le nombr gobernador dela provincia de Judea. As, la guerra civil en el mbito selu-cida result en un rpido acceso de Jonatn a una posicinafortunada que combinaba en l la jefatura religiosa y lospoderes civil y militar de Judea. El partido helenista pre'sent quejas contra esta demostracin del favor real sobreun lder asmoneo, pero tales quejas no fueron escuchadas.

    Balas parece haber sido tan afable y popular como supadre putativo; pero no se ocup, como 1, de guardar lasfronteras orientales de su reino contra los partos. Esto,posiblemente, contribuy a enajenarle la buena voluntad desus sbditos.

    Cuando cay Demetrio en la batalla contra Balas, dejdos hijos, Demetrio y Antoco, en la isla de Cnido. En

    -147el joven Demetrio lleg a la tierra de sus padres con el apo-yo de un cuerpo de mercenarios cretenses capitaneados porLastenes. Estableci el control sobre una buena parte deFenicia y Siria, pero cuando su gobernador Apolonio requi-ri la sumisin del amigo de Balas, Jonatn, ste le presentbatalla cerca de Asdod y le infligi una derrota. Como resul-tado de esta accin de guerra, Jope y un nmero de ciu-dades de la costa filistea cayeron en manos de Jonatn yste recibi de Balas ms muestras de distincin, incluyendoprobablemente el gobierno de toda Celesiria.

    Ptolomeo VI, no obstante, vigilaba desde Egipto estanueva erupcin de guerra civil en Siria, confiando que elprogresivo debilitamiento del podero selucida obrase ensu propio favor. Cuando estim que la situacin estaba ensazn para que l interviniese, se intern en Asia como sifuese a ayudar a su yerno Balas contra Demetrio II. Jonatn,en calidad de gobernador de Celesiria, lo escolt hasta lafrontera norte de su territorio, pero cuando Ptolomeo cruzla frontera tom las ciudades costeras de Siria del Norte ytransfiri su apoyo

    -y su hija- de Balas a Demetrio a con-dicin de que Celesiria revertiese al imperio ptolemaico, alque haba pertenecido antes de la batalla de Panion, ocurri-

  • 212 I lsrael y las Naciones

    da cincuer-ita aos atrs. Demetrio no poda rechazar laoferta de Ptolomeo, aunque implicaba ia prdida de unaparte importante de su antiguo reino y el reconocimiento dePtolomeo como su virtual seor. Pero cuando Ptolomeo y De-metrio entablaron una batalla conjunta contra Balas en la lla-nura de Antioqua en la que ste fue derrotado, Ptolomeo fuemortalmeirte herido. Balas intent salvarse huyendo, mas fueasesinado y su cabeza enviada a los vencedores. Ptolomeovivi lo suficiente para ver tan ttrico trofeo, mas no alcanzpor ello ventaja alguna, pues falleci a los pocos das-.

    As se libr Demetrio II de su rival y de su seor de unslo golpe y rein sin disputa sobre el dominio selucida(-145), sin necesidad de entregar Celesiria a Egipto.

    El partido helenista de Judea, que se encontraba resen-tido por los favores que Balas haba amontonado sobre Jo-natn, esperaba de Demetrio II mejores cosas. Pensaron quese les ofreca una buena oportunidad de acusar a Jonatnante Demetrio porque durante la lucha en el norte de Siriaste haba intentado reducir la ciudadela de .Terusaln consu guarnicin selucida. Demetrio llam a Jonatn a Tole-rnaia, y all Jonatn consigui la continuacin de los pri-vilegios que l y sus seguidores haban recibido de Balas'Fue confirmado como sumo sacerdote y como gobernadorde Juclea y nombrado miembro de los Primeros Amigos"de Demetrio, como antes lo haba sido de los de Balas. Porsu parte, se comprometia a cesar en el sitio del Acra y con-seniir la continuacin de las guarniciones selucidas ali yen Bet-sur. Demetrio fue lo suficiente diplomtico para reco-nocer en Jonatn a un hombre que poda ser muy valiosocomo amigo y muy poderoso y peligroso como enemigo'

    Pero Demetrio no pudo gozar de su recin ganado poderpor mucho tiempo sin interferencias. Cometi el error dedespeclir a los mercenarios que le haban ayudado a ganartal poder, y estas tropas sueltas estaban a la disposicin delprimer cabecilla que se ies ofreciera.

    Tampoco fue ste el nico error del nuevo rey -o de sucomandante en jefe y consejero cretense, Lastenes- que

    haba de hacerle rpidamente impopular. En la misma Antio-qua se enaien las simpatas de una gran parte de la pobla-cin civil por Ias severas medidas que tom contra los sim-patizantes de Balas. Estall una insurreccin en la capital,y para aplastaria pidi Demetrio ayuda a Jonatn. Este en-ri 3.000 hornbres que colaboraron con los mercenarios cre-tenses del re-v e hicieron tal destrozo en la ciudad con el

  • La Conquista de la Independencia / 213fuego y la espada que los insurgentes depusieron pronta-mente las armas y se arrojaron a la merced del rey.

    No obstante, aplastada ya la insurreccin, Jonatn norecibi de Demetrio las recompensas a las que se conside-raba acreedor por su pi'onta y ecaz ayuda. Por ello, cuandoapareci un nuevo pretendiente al trono selucida, Jonatntransfiri su lealtad al recin llegado.

    Cuando Balas fue asesinado, despus de su derrota porIas fuerzas unidas de Ptolomeo VI y Demetrio II, dej suhijo aun nio, Antoco, bajo el cuiclado de un jefe rabe. Unex oficial de Balas, Trifn de nombre, vio que poda explotarel desafecto ocasionado por Demetrio en sus mercenariosdespedidos despus de haberle ayudado a conseguir el reino;por tanto, persuadi a los rabes para que transfiriesen alnio Antoco a su tutela y le proclam rey como Antoco VI(Epifanes Dionisio). Actuando en nombre del rey nio, Tri-fn consigui reunir bajo su bandern las tropas disemina-das, juntamente con una fuerza de elefantes que Ptolomeo VIhaba dejado tras de s al morir de sus heridas, y ocuparAntioqua y muchas otras ciudades (-145). Demetrio retuvoel control de Cilicia, una o dos ciudades de la costa, y laparte oriental del imperio. Pero Trifn consigui el apoyode Jonatn cuando le confirm en sus privilegios anteriores,aument su territorio como gobernador de Judea y nombra su hermano Simn comandante militar de la zona costeradesde la frontera egipcia a la Escalera de Tiro". Tanto Jo-natn como Simn emprendieron operaciones militares enapoyo de Trifn. Simn redujo la fortaleza de Jope, que unaguarnicin partidaria de Demetrio haba ocupado. Jonatn,sin embargo, sufri un serio revs de manos de las fuerzasde Demetrio en Galilea y no tuvo mucha ms suerte en susoperaciones en Celesiria en

    -144, aunque se enriqueci per-sonalmente en una incursin a una tribu rabe.

    Pero el apoyo que Jonatn y Simn le prestaron a Trifnno fue para ellos ms que un medio de fortalecer su propiacausa, y Trifn se dio cuenta de ello especialmente cuandolos dos hermanos reforzaron las fortificationes de Jerusalny de los dems distritos que tenan baio su control. Trifnencontr conveniente utilizarlos durante cierto tiempo, hastaque sus acciones independientes amenazaron sus propiosplanes, pues Trifn tambin tena sus ambiciones p"rs.ra-les. Mientras era beneficioso actuar en nombxe del rey nio,Trifn se contentaba con su dignidad de regente, pero surneta era conseguir el poder real, y el trono, para s mismo.

  • 214 / l*ael y las NacionesNo poda ini'adir Judea y luchar contra los asmoneos con

    ninguna posibilidad de xito, pero donde no serva la fuerzase poda recurrir a la traicin. Invit a Jonatn a Tolemaiday all lo arrest. No adelant nada con ello, porque los se-,euidores de Jonatn inmediatamente nombraron a Simn,.el hermano mayor y nico superviviente de los hermanosMacabeos, como diputado suyo.

    As, cuando Trifn invadi Judea, Simn Ie sali al en-cuentro con una fuerza tal que le hizo pensar en negociaren lugar cie atacar. Pretendi que Jonatn haba quedadoen Toiemaida como rehn para garantizar el pago de unafuerte suma de dinero, pero cuando se pag el rescate nole dio la libertad, sino que lo asesin poco despus. Entregslr cuerpo, qure fue enterrado en el sepulcro familiar de Mo-dn, donde erigieron un esplndido monumento a los herma-nosyasuspadres.

    Jonatn, durante los diecisiete aos de su carrera comolder (-160 a

    -143) no despleg ni el genio militar de Judasni el poltico de Simn. Sus xitos se debieron principal-mente a la destreza con que manej a los pretendientes altrono selucida unos contra otros, y a su falta de escrpulospara transferir su apoyo de uno a otro. Su disposicin pararecibir honores, y sobre todo la dignidad de sumo sacerdote,de manos de los regidores sirios, marc en l un triste des-vo de los principios sostenidos al comienzo de la lucha porla libertad. Su amplia diplomacia

    -la renovacin de laalianza con Roma y la conclusin de un tratado con Espartafundado sobre la base de una supuesta afinidad racial- leaport ms prestigio personal que apoyo a la causa del pue-blo. Mientras el reino selucida permaneci unido fue bienpoco lo que consigui contra l; slo cuando empez superodo de disensin con la llegada de Alejandro Balas en-152, logr mayor poder y libertad para aprovecharse detales disensiones.

    SIMONEn vista de la hostilidad de Trifn, Simn, que era ahora

    sin disputa el lder judo, entr en negociaciones con Deme-trio, quien se sinti satisfecho de tener a los judos poraliados en su lucha contra Trifn, y estuvo de acuerdo enque de all en adelante quedaran libres del pago de tributoal tesoro selucida. El rescripto en que se daba este decretodata de mayo de

    -142 y constitua en realidad una carta

  • La Conquista de la Independencia / 215de independencia para los judos. Aquello por lo que Judashaba luchado, lo que Jonatn haba intentad