irán – venezuela: países soberanos e independientes

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Lunes 28 de septiembre de 2020 Irán – Venezuela: Países soberanos e independientes Ante la crisis venezolana por combustible, las relaciones entre Venezuela e Irán demuestran nuevamente su fortaleza político-diplomática, su fundamento en el Derecho Internacional y principista con base en la hermandad de los pueblos y el propósito común de la paz internacional. Una alianza que siendo estratégica tiene por fundamento la solidaridad. Pág. 4 I/ Iván Lira

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Page 1: Irán – Venezuela: Países soberanos e independientes

Lunes 28 de septiembre de 2020

Irán – Venezuela:Países soberanos e independientes

Ante la crisis venezolana por combustible, las relaciones entre Venezuela e Irán demuestran nuevamente su fortaleza político-diplomática, su fundamento en el Derecho Internacional y principista con base en la hermandad de los pueblos y el propósito común de la paz internacional. Una alianza que siendo estratégica tiene por fundamento la solidaridad. Pág. 4

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2 Suplemento dominical del Parte de Soberania Nº 483 Suplemento del 3Nº 483 Parte de Soberania2 Suplemento del

T/ Francisco Rodríguez I/ Iván Lira

En el curso de la primera década del presente siglo numerosos centros académicos, expertos y organismos internaciona-

les como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticaban que el sorprendente crecimiento y condiciones estructura-les de América Latina le permitirían dar un salto al desarrollo arrastran-do como una locomotora al resto de la economía mundial. Se dijo que, el siglo XXI sería escrito por América Latina y el Caribe como bloque. Las señales estaban a la vista, indicadores econó-micos sorprendentes que arrojaban un crecimiento sostenido por el incremen-to de los precios en los commodities, el avance de la industrialización y enca-denamientos productivos, la expansión del comercio intrarregional y mayor participación en el comercio mundial, el surgimiento de esquemas integra-cionistas inéditos con la creación de Petrocaribe, UNASUR, CELAC y el ALBA-TCP cuya constitución abarcaba un brazo financiero con el Banco del Sur y el Sucre como unidad de cuenta que podría reemplazar al dólar en las transacciones comerciales. También el creciente acercamiento político y co-mercial de Rusia y China en la región abriendo oportunidades para la inver-sión y diversificación de mercados. Las compras chinas de soja y carne brasi-leña, las inversiones rusas en el sector energético venezolano o el interés en el litio boliviano son algunos ejemplos.

En la mayor parte de la región flore-cieron regímenes políticos democráti-cos de variado signo ideológico, pero

teniendo en común el rasgo de nacio-nalismo y progresismo. Corría la pri-mera década del siglo 21 y coincidieron en un mismo espacio y tiempo Chávez en Venezuela, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Lula y Dilma en Brasil, Néstor y Cristina Kirchner en Argen-tina, Zelaya en Honduras, Lugo en Pa-raguay, Ortega en Nicaragua, Leonel Hernández en República Dominicana, Castro en Cuba y buena parte del Cari-be anglófono que se acercó como nunca antes a la América continental, de la cual había vivido a espaldas, Skerrit en Dominica, Gonsalves en San Vicente y las Granadinas, Mitchel en Granada, Rowley en Trinidad y Tobago, Barrow en Belice, Bouterse en Suriname, Jag-deo y Ramotar en Guyana. La visión de Patria Grande recorría los rincones de la región, dando forma y unidad polí-tica y económica a Latinoamérica y el Caribe, la cual florecía con voz propia en el concierto mundial.

Fueron años de activa diplomacia la-tinoamericana multilateral sur-sur, que fortaleció al GRULAC como bloque en el seno de los organismos internacionales y dio nuevos bríos al Movimiento de Paí-ses No Alineados (MNOAL), el cual ha-bía extraviado la brújula tras el fin del Conflicto Este-Oeste. El rompecabezas geoestratégico, empujaba en dirección al cambio del eje de gravitación Atlán-tico dispuesto desde el fin de la segun-da posguerra según los acuerdos de las Conferencias de Yalta, Teherán y Post-dam para el reconocimiento de áreas de influencia. Un eje, en el cual, visto el Hemisferio Occidental todos los rayos convergían en el centro representado por los Estados Unidos y extendido a su sistema de alianzas estratégicas privile-giadas formadas por Gran Bretaña, Ca-

nadá y Europa del Oeste, cuya expresión político-militar era la OTAN. Afincado por lo demás en el sistema financiero na-cido de Bretton Woods (1942), cuyas pa-tas de la mesa han sido desde entonces el FMI y el Banco Mundial; y el control del comercio mundial a partir del Acuerdo General de Tarifas y Aranceles que sur-giera tras la Conferencia de la Habana, siguió con las Rondas de Uruguay y fi-nalmente la creación de la OMC. Esta última venida a menos ante los embates furiosos de Estados Unidos por desman-telarla, toda vez la globalización que ayudó a gestar bajo los preceptos neoli-berales de libre mercado, eliminación de barreras proteccionistas y competencia son contrarias al postulado de América Primero y han terminado por tener un efecto boomerang, pues China y Rusia amenazan con tomarle la delantera en el sistema económico mundial globaliza-do. Como resultado, Estados Unidos pre-tende patear la mesa, iniciar de nuevo el juego y ser el crupier que reparta las cartas. Con ese fin, abandona acuerdos, aplica medidas coercitivas unilaterales a diestra y siniestra y se salta las nor-mas del Derecho Internacional que obs-taculicen sus intereses de seguridad y la realpolitik desplegada para asegurar la continuación de su pretendida hegemo-nía imperial.

A la par de los foros como el celebra-do en 2009 en la Isla de Margarita entre países de Africa y América Latina, algo que era inédito; o el de CELAC-China en 2014, surgieron también otros me-canismos de participación como fue la articulación de Brasil en el BRICS, ex-presión de las potencias emergentes que privilegiaban la construcción de un eje sur-sur y el multilateralismo como prin-cipio de relacionamiento y acción del nuevo regionalismo. El corolario de este mundo emergente era la nueva gravita-ción mundial sobre el eje Pacífico y la puesta en marcha a partir de 2013 de un esquema de relaciones ganar-ganar que bien sintetiza la Ruta de la Seda o el Cin-turón y Rutas que supone alianzas es-tratégicas con Rusia para articular con Europa, con el sudeste Asiático y África. También la construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua y asociaciones estratégicas privilegiadas con varios países latinoamericanos, en-tre ellos Venezuela.

A este nuevo esquema de relaciona-miento se han sumado una veintena de países en la región, en condiciones más ventajosas que los Tratados de Libre Comercio promovidos por Es-tados Unidos finalizando el siglo pa-sado, y cuyo balance de beneficios y pérdidas es francamente favorable a éste y desigual para la mayoría, con excepción de México, y cuando esto ocurrió, se replantearon los términos del relacionamiento para favorecer a las transnacionales americanas. Al fi-nal, el modelo de maquila no permite

avanzar más allá de la subordinación y el desarrollo desigual, sin derecho a soñar con el espejismo del salto al desarrollo.

Para frenar la articulación latinoame-ricana a la Ruta de la Seda, Estados Uni-dos secundado por Canadá y sus aliados europeos, Gran Bretaña a la cabeza ha desplegado un vasto arsenal de tácticas y estrategias con proyección multidimen-sional. Junto a las maniobras de control de los hilos del sistema financiero como ocurrió recientemente al imponer al Di-rector del BID, sepultando la tradición no escrita de la presidencia del organis-mo para un latinoamericano. También ha recurrido a la presión como señaló el secretario de Estado Mike Pompeo al dejar caer en su gira por Suriname la in-conveniencia de la cercanía con China o exaltando los beneficios de asociaciones preferenciales estratégicas con Colom-bia y Brasil plegados e incondicionales a los designios estadounidenses.

RELACIÓN AMIGO-ENEMIGODos fuerzas tensionan la región de

punta a punta, el conservadurismo neoliberal de derecha y el multilatera-lismo progresista o nueva izquierda. En el primero, confluyen sectores de ideo-logía liberal influidos por una mezcla abigarrada de ideas tomadas del Tea Party y la derecha alternativa estado-unidense, los llamados millennials y grupos evangélicos y católicos que han irrumpido en la política. A estos se su-man los tradicionales partidos de la so-cialdemocracia y el socialcristianismo que se desplazaron generacionalmente de las tradicionales posiciones de cen-tro izquierda a la derecha. Los gobier-nos de Jair Bolsonaro en Brasil, Sebas-tián Piñera en Chile, Jeanine Añez en Bolivia, Nayib Bukele en El Salvador, Jimmy Morales en Guatemala y Laca-lle Pou en Uruguay son ejemplos del sincretismo de estas ideas políticas que rompen con la tradición conocida y

más de un siglo de hegemonía imperial estadounidense.

Frente a esta realidad en ciernes, sin mayores distingos entre halcones y palo-mas en el último año de la administra-ción Obama en 2016 y apenas iniciara la administración Trump, la política exterior estadounidense dio un viraje de 360°. La lógica fue restablecer un mapa mundial que semejara la entente del Conflicto Este-Oeste de mediados el si-glo pasado, conservando para occidente lo ganado en la Europa del Este, sacando del juego y aislando a China y Rusia, al tiempo que recolonizando la región bajo el precepto del neo-monroismo.

Colosal tarea imperial ha implica-do que promueva la desestabilización de las áreas o pasos de conexión de la Ruta en Medio Oriente, presione a sus aliados europeos para abandonar proyectos e iniciativas de cooperación como el proyecto gasífero Nord Stream 2 con Rusia, el reinicio de una carrera armamentista y presiones directas en las fronteras de ambos, realizando ejer-cicios y maniobras militares en el Mar de la China Meridional, fortaleciendo desafiante los lazos con Taiwán y des-plegando tropas en Europa del Este en el marco de la OTAN.

Hacia América Latina, considerada como el patio trasero, la impronta de América Primero es un remozamiento de la Doctrina Monroe. Esto se tradu-ce en fortalecer la presencia militar en la región, incrementando el número de bases militares que supera las 76, forta-leciendo el papel del Comando Sur, las ventas de armamento y realizando ma-yor número de operaciones encubiertas de inteligencia, ejercicios y programas de entrenamiento militar y tercerización de los conflictos desdibujando narcotrá-fico, terrorismo y guerra convencional. La agenda de seguridad contempla como amenazas la presencia en la región de China y Rusia, de Irán y Turquía como

nuevos jugadores, el carácter socialista de las revoluciones cubana y bolivariana y sus nexos con los anteriores y la poten-cial emergencia de movimientos popu-lares organizados que conduzcan a una segunda ola de progresismo regional.

Otro plano de reforzamiento de la do-minación es el económico, a través del endeudamiento y la dolarización de las economías regionales. El crecimiento de la deuda externa de Ecuador, Chile y Ar-gentina ha sido vertiginoso en menos de una década bajo los gobiernos de derecha representados por Lenín Moreno, Piñera y Macri respectivamente. Recientemen-te otro mecanismo es el plan bautizado como Growth in the Américas que se tra-duce como América Crece, cuyo ensayo en Colombia sustituye al Plan Colombia contemplando además de la inversión ex-terna la cooperación militar apuntando hacia Venezuela. De allí la importancia de designar aún en contra de la voluntad de los países de la región un presidente en el BID que apalanque el plan y blo-quee a Cuba, Nicaragua y Venezuela en su acceso a las fuentes financieras. El Plan recientemente lanzado plantea des-regulaciones y ventajas para las empre-sas estadounidenses, abrir camino a sus inversiones en los sectores estratégicos minero, energético, tecnológico, etc y la lucha contra el tráfico de drogas y terro-rismo. Un acuerdo similar al colombia-no fue suscrito con Guyana incluyendo en este caso, el patrullaje conjunto en las áreas cercanas a la proyección de la fa-chada marítima de la Guayana Esequiba venezolana. La importancia de Guyana es creciente y se avizora como el país de mayor crecimiento regional para 2020-2021 dado los descubrimientos de reser-vas petrolíferas y mineras. Tanto que se estima que para 2025 destine a la expor-tación unos 700 mil barriles de petróleo. El poder detrás del trono explota y azuza la controversia entre Venezuela y Guyana en la zona en reclamación.

acogen una visión neoliberal de la eco-nomía y la sociedad.

En el extremo, la condición de Esta-do Fallido en Colombia, ha llevado que además de la injerencia directa exter-na de Estados Unidos para sostener los gobiernos de Uribe, Santos y Duque, se relacionen a los grupos de poder dominantes, bandas y organizaciones paramilitares y de narcotraficantes que ejercen violencia sistemática para mantener el poder bajo control de la de-recha. Una situación similar va toman-do cuerpo en Bolivia bajo el precario régimen de facto de Jeanine Añez, que desprecia y reacciona con intolerancia y racismo al cholo y al igualitarismo e inclusión que reconoció el carácter de nación plurinacional establecido en el periodo de Evo Morales y que pretende ser borrado tras el golpe.

La otra fuerza, la corriente progresis-ta, hasta hace un par de años mayorita-ria y hoy replegada y sometida a fuerte represión y cerco, se integra por un cali-doscopio de orientaciones y doctrinas de la socialdemocracia de centro izquierda, movimientos sociales identificados con la nueva izquierda (género, ambienta-listas, sexo diverso, etc), la izquierda tradicional de pensamiento clasista y antimperialista y un nuevo ideario so-cialista que recupera el valor del pen-samiento de figuras y luchas presentes en la historia regional y el nacionalismo latinoamericano aún vigentes. Al ejem-plo de la Revolución cubana se suma la sandinista en Nicaragua y la Bolivaria-na en Venezuela, cuyas expresiones son los sucesivos gobiernos que van de Fidel a Díaz Canel en Cuba, Ortega en Nicara-gua y de Chávez a Maduro en Venezuela llegando a definir como corrientes al castrismo, el sandinismo y el chavismo.

DOS VISIONES Y DOS APUESTASNo hay espacio para dos edificaciones

cuyos cimientos son antagónicos, la Ruta de la Seda plantea como esquema global de gobernanza los pilares del multilate-ralismo, las relaciones ganar-ganar, el respeto a las diferencias y no injerencia en los asuntos internos y la naturaleza multidimensional e integral de los in-tercambios en lo económico, financiero, industrial, cultural, tecnológico y am-biental. Al vincular China con África, Sudeste Asiático, Europa y el Ártico hace que el sistema mundo gravite sobre el eje Pacífico, dando al traste con poco

¿Quo Vadis América, Latina y Caribeña?

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4 Suplemento dominical del

T/ Reinaldo BolívarF/ Cortesía

En la reciente 75 Asamblea Ge-neral de la ONU, el gobierno de EEUU ratificó lo que viene haciendo desde hace unos cua-

renta años contra la República Islámi-ca de Irán, considerarla su enemigo y mentir holgadamente sobre el milenario pueblo persa.

Entre años 1950 y 1978, occidente mantenía bajo subordinación al Irán monárquico. En los años 50, un EE.UU., capitalizando la II Guerra Mundial, vol-có su mirada a Asia Occidental en bús-queda de petróleo barato. La Revolución Islámica echó al traste tal situación. En-tonces, los gobiernos de Carter y Bush acudieron a la desgatada estrategia del bloqueo económico y a las sanciones.

En esa estratagema recurrieron al vecino Iraq, gobernado por un Hus-sein “aliado”, al que llevaron a una larga guerra en la convicción de que así acabarían con una revolución is-lámica que en pocos años comenzaba a revertir la situación de atraso socio económico de Irán.

Cuando se observa el papel que se ha asignado a los recientes gobiernos de Colombia, es difícil no pensar en el parecido con aquella guerra inducida Iraq-Irán. La metodología de imponer gobiernos entreguistas de sus recursos fue común en la implementación de la Doctrina Truman. En la Venezuela de los años 1940-50, donde Medina Anga-rita parecía salirse del carril impues-to por las trasnacionales petroleras, EE.UU., probó primero con la dictadura y luego con la democracia puntofijista que sin mayores restricciones aceptó la planificación de su política nacional.

La subordinación venezolana se mantuvo hasta 1998, cuando con Hugo

Chávez llegó una revolución naciona-lista que creía en la necesidad de un mundo pluripolar. Chávez se imbuyó de la urgencia de crear un nuevo mo-delo de relacionamiento más allá del Norte–Sur. Para ello era prioritaria la interrelación entre países que ha-bían proclamado, con su estilo y sis-tema de gobierno que otro modo de hacer política era posible.

En oriente el avance de China era más que visible, en Eurasia, Rusia y Tur-quía, en Asia Occidental, la República Islámica.

No obstante ser miembros de la OPEP, Venezuela e Irán, mantenían solo unas relaciones protocolares, por las causas señaladas. Pero en 1999, se da una deter-minante coincidencia, cual es el antago-nismo de ambas revoluciones contra el imperialismo.

Un Irán en crecimiento tecnológico se convirtió en el dolor de cabeza para un occidente que pensaba que tenía el monopolio del desarrollo tecnológico. Las alarmas se dispararon cuando los gobernantes persas se encontraron con el líder suramericano Hugo Chávez. Primero en la gira de este en 2001 para relanzar la OPEP, y a partir de allí una y otra vez, en las capitales, en las cum-bres y asambleas.

Una relación que muestra su sinceri-dad cuando el gobierno de EE.UU., en 2007 acusa a Irán de estar fabricando una bomba nuclear, y el gobierno vene-zolano no dudó en salir en su defensa, lo cual originó que EE.UU., calificara a Venezuela de una amenaza para su se-guridad. Desde allí se forjó una relación que se catapultó con la firma de cente-nas de acuerdos de complementariedad, intercambio comercial y creación de un fondo de inversiones mil millonarias. Allí están las viviendas construidas por Irán, tractores, vehículos, intercambios múltiples como la inversión en la cadena de establecimientos comerciales iraní que se está abriendo. Venezuela ha sido, además, la puerta de entrada al Caribe y Suramérica, incluida Brasil haciendo exponencial la relación comercial

No obstante, EE.UU., se ha dedica-do a desestabilizar los mecanismos de integración en el mundo, particular-mente los que se relacionan con Rusia, China e Irán, que además tienen el plus de ser potencias que de alguna forma contienen los desmanes de Israel en la Península Arábica. Ante estas arreme-tidas, estos países, junto a Venezuela, Cuba y Siria, principalmente; así como otros aliados de Rusia han tenido que buscar fórmulas de relaciones interna-

cionales que respetando el Derecho In-ternacional y los tratados que sostienen al sistema mundial les permita el tan importante propósito de convivir en un mundo interdependiente.

La política de EE.UU., es de arreme-tida permanente, amenaza y violencia. Muestra de ello, el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, menosprecian-do el poder de respuesta de un Irán que ha demostrado su crecimiento material como potencia emergente, y de tal ma-nera ha respondido.

Ante la crisis venezolana por combus-tible, las relaciones entre Venezuela e Irán demuestran nuevamente su forta-leza político-diplomática, su fundamen-to en el Derecho Internacional y princi-pista con base en la hermandad de los pueblos y el propósito común de la paz internacional. Es una alianza que sien-do estratégica tiene por fundamento la solidaridad. El gobierno iraní, demos-tró en enero de 2020, con el bombardeo a las bases estadounidenses en Iraq que su palabra no era en vano. Así mismo, ante su decisión de comercializar com-bustible con Venezuela, en mayo, su posición fue determinante. En dicha oportunidad en la eventual presencia de cualquier maniobra hostil de Washing-ton, Irán advirtió que tendría conse-cuencias y el presidente Hassan Rohani fue contundente en expresar por escrito que “Esperamos que Estados Unidos no cometa ningún error”.

Es una medición de fuerzas con ribe-tes de tópico bélico. EE.UU., tiene fuer-zas militares desplegadas por todo el planeta, pero una segura respuesta de Irán siempre ocasionará daños mate-riales y pérdidas políticas. Tal respues-ta proporcional puede ocurrir en cual-quier lugar del mundo. EE.UU., lo sabe, por lo que una vez más los buques con gasolina iraní llegarán en el momento programado a Venezuela.

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