A finales de los 1800 el telégrafo se había convertido en una tecnología que revoluciono su época, pero estaba cerca de su limite debido a que solo podía transmitir un mensaje a la vez por cable. La demanda de cobre para los cables se hacia mayor, resultando en un incremento súbito en sus precios. La empresa de telégrafos Western Union, que dominaba el negocio del telégrafo en Estados Unidos, buscaba desesperadamente la manera de cubrir las necesidades de comunicación del país.

La idea para mejorar el telégrafo era buscar una manera de enviar varios mensajes al mismo tiempo por un mismo cable. Varios ingenieros pusieron manos a la obra para hacer realidad la idea, incluso Thomas Edison participó, creando una forma de enviar 4 mensajes al mismo tiempo. Alexander Graham Bell, un desconocido en esa época, creía que era posible transmitir más mensajes por medio de diferentes frecuencias.

Alexander Graham Bell nació en Escocia, en el año 1847. Desde muy joven conoció la dificultad de no poder oír, debido a que su madre era casi sorda y no se podía mantener una conversación con ella, pero podía distinguir la música que Bell le tocaba todos los días. Esto trazó el camino que Alexander Graham Bell seguiría para el resto de su vida.

En 1870 la familia Bell emigró a Canadá y Alexander viajo a Boston. En Boston Alexander oyó el problema del telégrafo y se inspiro en buscar la solución a éste. A los 24 años Bell entro en el negocio de su padre, una escuela de para ensenar a los sordos a hablar. Ahí desarrollo varias técnicas, como la de sentir las vibraciones de la voz por medio de un globo inflado. Esta técnica sería la clave para una nueva tecnología de comunicación.

En 1873 Bell conoció a Gardiner Greene Hubbard, un famoso abogado y financiero, especializado en legislación de patentes. En ese entonces llevaba una campaña implacable contra el monopolio de la Western Union. Hubbard le pidió en ese momento que diera clases a su hija Mabel Gardiner Hubbard, que había perdido la audición por una fiebre escarlata. Poco a poco las clases que Bell le impartía a Mabel fueron más que un simple trabajo, Alexander se estaba enamorando.

En 1874 Bell viajo a casa de sus padres y continúo sus experimentos en el granero de la casa. El creía que el sonido podía transformarse, por eso le solicito a un amigo la oreja de un cadáver y fijo cuidadosa mente una pluma en el tímpano. Al hacer sonidos, la pluma vibraba junto con el tímpano Al hacer sonidos, la pluma vibraba junto con el tímpano escribía en un cristal ahumado. Bell había logrado trasladar el sonido a un medio diferente, pero no le encontró utilidad, a pesar de que esta técnica (registro de ondas)es ampliamente usada en la actualidad.

Bell tuvo un golpe de suerte cuando Hubbard lo oyó casualmente explicándole la idea de telegrafía múltiple a Mabel. La idea de transmitir varios mensajes por medio de varios tonos de sonido maravilló a Hubbard y pensó que ésta sería la manera de eliminar el monopolio de la Western Union. Hubbard aceptó financiar la propuesta de Bell para el telégrafo.

Sin embargo, su más cercano rival Elisha Gray ya había convocado a la prensa a presenciar un sistema de telégrafo que podía enviar 8 mensajes a la vez. Inmediatamente supo de esto, Hubbard envió los documentos del telégrafo de Bell a la oficina de patentes, tratando de adelantarse a Grey, pero el también había enviado sus documentos. Cuando Bell se enteró de esto, fue a la Western Union para crear interés directo en el cliente.

Alexander fue recibido amistosamente por los ejecutivos de La Western Union y mostró su invento, pero los ejecutivos tenían otra cosa en mente. Después de rechazar el invento de Bell, sus ingenieros presentes desvelaron los secretos de su invento y sin escrúpulos, proporcionaron la información a su socio Elisha Grey. En ese tiempo Elisha había recibido los documentos de un teléfono creado por Philip Reis, pero desestimo el aparato y continuó con el mejoramiento del telégrafo.

Mientras tanto, Bell había contratado al técnico Thomas Watson para que lo ayudara en sus experimentos con fines de crear su propio aparato de telegrafía múltiple. Tras diversos inconvenientes e interrupciones del circuito eléctrico que activa el experimento, Bell, que estaba perdiendo las esperanzas, escucha un sonido en la parte receptora del equipo. Thomas Watson estaba golpeando un pulsador de morse atascado y ese movimiento accidentalmente había producido una corriente eléctrica en el circuito, que luego se transformó en el sonido escuchado por Bell en el receptor. Alexander se había dado cuenta que si un sonido podía convertirse en una señal eléctrica, también lo haría la voz.

En 1875, a Bell sólo le tomo una semana crear su nuevo invento, el teléfono, después de su espectacular descubrimiento. Optimista por su aparato, se lo muestra a Hubbard, pero al igual que el teléfono de Reis, éste no puede transmitir palabras claramente. Al ver el fracaso del invento, Hubbard rechazó que Bell continuara sus experimentos con el teléfono y amenazó con no permitir que el y su hija se casaran si seguía malgastando su dinero en algo que no fuera el telégrafo múltiple.

Alexander continuó con su experimento de telegrafía por amor a Mabel, sin embargo, aproximadamente cada tres días, se dedicaba a desarrollar su propio teléfono. El creía que haciendo vibrar con la voz una membrana junto con una placa de metal inserta en una bobina, podía convertir la voz en señal eléctrica y transmitirla al receptor, donde el proceso se invertiría de nuevo creando sonido.

Poco después Hubbard recibió informaciones de sus amigos abogados que trabajaban en la oficina de patentes, de que alguien estaba buscando exhaustivamente si habían patentes de algún aparato similar al teléfono. Para ese entonces alguien allanó el laboratorio de Bell por la noche y algunos documentos desaparecieron misteriosamente.

Poco después Elisha Grey convocó a sus ingenieros para crear un teléfono que funcione, argumentando que este invento era de vital importancia para la Western Union. Pero en febrero de 1876, Hubbard, antes escéptico por el invento del teléfono, intentó adelantarse a Grey solicitando la patente del teléfono de Bell. Más tarde, ese mismo día, grey también solicitó la patente de su propio teléfono. El funcionario de la oficina de patentes vio esto muy extraño, sin embargo, encontró la patente de un teléfono hecho en 1854 por Antonio Meucci. Pero como la patente de este teléfono había caducado, el funcionario debía decidir quien sería el inventor de este aparato.

La tarde del 3 de marzo de 1876, la oficina de patentes concedió a Alexander Graham Bell la patente para el teléfono. Poco después, Bell realizó su famoso experimento con su teléfono, en el que llamó a su ayudante Watson desde una habitación diferente por medio del aparato diciéndole: “Watson, venga para acá, lo necesito”. El experimento fue un éxito, el 10 de marzo de 1876, Bell y Watson acababan de mantener la primera conversación telefónica de la historia.

Ese mismo año, en Filadelfia se celebraba el centenario de la independencia de Estados Unidos. Este evento era una plataforma ideal para que Bell mostrara su invento al público. En el evento también se encontraba Grey, que era el favorito de los jueces de la exposición, sin embargo, ellos quedaron impresionados e incrédulos por la claridad del sonido del teléfono de Bell y lo premiaron con el primer lugar de la exposición.

Esto le dio fama a Alexander y a partir de entonces Bell fue invitado a realizar numerosas conferencias y a mostrar su exitoso invento en varias exposiciones, a pesar de que recibía campañas sucias de parte de la Western Union que decían que los teléfonos hacían daño a la salud e interceptaban conversaciones hacia terceras personas.

No obstante, Grey no estaba de acuerdo con el triunfo de Bell y junto con la Western Union, lo llevó a juicio, alegando que su idea del teléfono había sido robada. Pero debido numerosas pruebas a favor de Bell, la Western Union decidió que lo mejor era hacer un acuerdo extra judicial.

Bell y su socio Hubbard crearon una compañía que alquilaba teléfonos, pero después de un tiempo, Bell perdió el interés de seguir trabajando en la compañía y la dejo en el 1879 para perseguir nuevos proyectos como intentos de volar y la creación del hidrodeslizador mas rápido de la época, alcanzando hasta 110 km por hora.