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Instituto de San Felipe y Santiago DE ESTUDIOS HISTÓRICOS - Salta (Argentina) Boletín 2013 INSTITUTO de SAN FELIPE Y SANTIAGO de ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA Fundado el 21 de junio de 1937 Fundador del Instituto S.E.R. Sr. Arzobispo de Salta Mons. Roberto J. Tavella+ Ex-Presidentes Honorarios S.E.R. Mons. Roberto J. Tavella + Dr. Ricardo Levene + Dr. Roberto Leviller + S.E.R. Mons. Carlos Mariano Pérez + Pbro. Arsenio Seage S.D.B. + S.E.R. Mons. Moisés Julio Blanchoud Presidente Honorario S.E.R. Sr. Arzobispo de Salta Mons. Mario Antonio Cargnello Comisión Directiva

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Instituto de San Felipe y Santiago

DE ESTUDIOS HISTÓRICOS - Salta (Argentina)

Boletín 2013

INSTITUTO de SAN FELIPE Y SANTIAGO de

ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA

Fundado el 21 de junio de 1937

Fundador del Instituto S.E.R. Sr. Arzobispo de Salta

Mons. Roberto J. Tavella+

Ex-Presidentes Honorarios S.E.R. Mons. Roberto J. Tavella +

Dr. Ricardo Levene +

Dr. Roberto Leviller +

S.E.R. Mons. Carlos Mariano Pérez +

Pbro. Arsenio Seage S.D.B. +

S.E.R. Mons. Moisés Julio Blanchoud

Presidente Honorario S.E.R. Sr. Arzobispo de Salta

Mons. Mario Antonio Cargnello

Comisión Directiva

2

Presidente Dra. Luisa Miller Astrada

Vicepresidente Prof. Ercilia Navamuel

Secretario Dr. Oscar Cornejo Torino

Prosecretario Prof. Rosa López de Pereyra Rozas

Tesorero Dr. Patricio Colombo Murúa

Protesorero Prof. Margarita Fléming de Cornejo

Vocal Titular R.P. Dr. Federico Prémoli

1º Vocal Suplente Sr. Luis Arturo Torino

Órgano de Fiscalización Dr. Rogelio Saravia Toledo

Boletín del Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta

Directora Dra. Luisa Miller Astrada

Subdirector Dr. Oscar Cornejo Torino

Comité Editorial

Dr. Armando Raúl Bazán. Académico de la Academia Nacional de la Historia

Dra. Marta de la Cuesta Figueroa

Dr. Rogelio Saravia Toledo

Pbro. Federico Prémoli

Miembros Titulares Fundadores

1. Gral. Ricardo Solá+ 7. Dr. Ernesto M. Aráoz+

2. Dr. Atilio Cornejo+ 8. Dr. David Saravia Castro+

3

3. Mons. Miguel Ángel Vergara+ 9. Dr. Julio C. Torino+

4. Ing. Rafael P. Sosa+ 10. Dr. Arturo Torino+

5. Dr. Carlos Serrey+ 11. Dr. Santiago Fléming+

6. Sr. Juan Carlos Dávalos+

Miembros de Número o Académicos Actuales

Sillón Nº1 “Mons. Roberto J. Tavella” Lo ocupa: Sr. Luis Arturo Torino

Sillón Nº2 “Gral. Ricardo Solá” Lo ocupa: Dra. Marta de la Cuesta

Sillón Nº3 “Dr. Atilio Cornejo” Lo ocupa: Dra. Luisa Miller Astrada

Sillón Nº4 “Mons. Migel A. Vergara” Lo ocupa: Prof. Olga Chiericotti

Sillón Nº5 “Ing. Rafael P. Sosa” Lo ocupa: Prof. Ercilia Navamuel

Sillón Nº6 “Dr. Carlos Serrey” ---------------------------------------

Sillón Nº7 “Dr. David Saravia Castro” ---------------------------------------

Sillón Nº8 “Dr. Julio C. Torino” Lo ocupa: Dr. Oscar Cornejo Torino

Sillón Nº9 “Dr. Ernesto M. Aráoz” ---------------------------------------

Sillón Nº10“Sr. Juan Carlos Dávalos” Lo ocupa: Sr. Andrés Mendieta

Sillón Nº11“Dr. Arturo S. Torino” ----------------------------------------

Sillón Nº12“Dr. Santiago Fléming” Lo ocupa: Prof. Florencia Cornejo

Miembros Activos o Plenos

Lic. María Ester del Rey y del Moral Com. Soc. Carolina Linares de Tadeo

Prof. Cristina del V. Genovese Castellani Prof. Alicia Bárber de Gutiérrez

Mga. Laura Navarini de Demergassi Mga. Teresita del Milagro Gutiérrez

Arq. Roque Gómez Sr. Rodolfo Leandro Plaza Navamuel

4

R. P. Federico Prémoli Prof. Margarita Fleming de Cornejo

Dr. Patricio Colombo Murúa Prof. Susana Mirande de Casal

Ing. Guillermo Solá Pereyra Rosas Dr. Rogelio Saravia Toledo

Sr. Jorge Flores Canclini Sr. Roberto W.G. Vitri

Prof. Eulalia Figueroa de Freytes Prof. Esther María Torino

Dr. Ricardo Federico Mena Dra. Susana Martorell de Laconi

Lic. Rosa López de Pereyra Rosas

Miembros Ordinarios

Mons. Raúl Casado + Prof. Roberto O. Figueroa

Prof. Lilia E. Pérez Arévalo Sr. José Ríos+

Dr. Darío F. Arias+ Prof. Ana González de Lazarovich

Sr. José Juan Botelli Sr. Roberto Casas+

Prof. Julia Cabral Prof. Elsa Castellanos Solá+

Prof. Mercedes Puló de Ortiz Pbro. Normando Requena+

Prof. Miriam Corbacho Prof. María Irene Romero

Sr. Diego Cornejo Castellanos Dr. José Antonino Cornejo+

Sr. Miguel Ángel Salom Dr. Lucio Cornejo

Prof. Carlos Vicentini Sta. Susana Cornejo Isasmendi+

Prof. Leonor Navamuel de Figueroa Dr. Diego Outes Coll

Sr. Gregorio Caro Figueroa Prof. Carlos Polemann

Prof. Vicente Pérez Sáez Prof. María Fanny Osán de Pérez Sáez+

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Miembros Correspondientes en:

1.- Ciudad de Buenos Aires

Dr. Tomás Diego Bernard Dr. Ricardo Levene (h)+

Sr. Jorge C. Bohdzi Evic Dr. Segundo V. Linares Quintana

Pbro. Dr. Cayetano Bruno S.D.B.+ Dr. Félix Luna

Dr. Julián Cáceres Freyre+ Sr. Julio César Luzzato+

Dr. Juan Adrián Cornejo Dr. José M. Mariluz Urquijo

Dr. Vicente O. Cutolo Dr. Eduardo Martire

Contralmirante Laurio H. Destefani Dr. Ambrosio Romero Carranza+

Dr. Mariano de Echazú Lezica+ Dr. Víctor Tau Anzoátegui

Dr. Enrique de Gandia+ Dr. Julio Vicente Uriburu+

Dr. Félix Martín y Herrera Dr. Martín Villagrán San Millán

Escr. Carlos Ibarguren (h)+ Dr. Jorge G.C. Zenarruza+

Cnl. Julio Sergio Jovanovics Usandivaras+ Dr. Ricardo Zorraquín Becú+

Dr. Abelardo Levaggi Prof. Miguel Ángel de Marco

2.-Buenos Aires 9.- La Rioja

Sr. Juan Isidro Quesada Dr. Roberto Catalán

Lic. Francisco E. de la Puente

Prof. Herminio Torres Brizuela

3.- Catamarca 10.- Mendoza

Dr. Armando Raúl Bazán Dr. Edberto Oscar Acevedo

6

Prof. Pedro I. Galarza+ Dr. Pedro Santos Martínez

4.- Córdoba 11.-San Luis

Prof. Felipe de Olmos Sr. Hugo A. Foucade

Dra. Branka Tanodi de Chiapero

5.-Corrientes 12.-Santiago del Estero

Dr. Héctor R. Cornejo Dra. Amalia Gramajo de Martínez Moreno

Prof. Hugo Martínez Moreno

6.-Entre Ríos 13.- San Juan

Prof. Humberto Pezzarini Dr. Horacio Videla

7.-Jujuy 14.- Tucumán

Dr. Vicente Cicarelli Prof. Rodolfo A. Cerviño

Pbro. Rubén González

8.- La Pampa Prof. Ernesto Muñoz Moradela

Pbro. Celso Valla Prof. Teresa Piossek Prebisch

Dr. Carlos Páez de la Torre

Prof. Elena Perilli de Colombres Garmendia

Miembros correspondientes en el exterior:

1.- Chile 2.- España

Dr. Sergio Martínez Baeza Dr. Manuel Ballesteros Gaibrois

7

Dr. Juan Pérez de Tudela y Bueso

Dr. José Miguel López Villalba

Miembros Fundadores y Titulares Fallecidos

a) Fundadores

+Dr. Ernesto M. Aráoz +Ing. Rafael P. Sosa

+Dr. Atilio Cornejo +Dr. Arturo S. Torino

+Sr. Juan Carlos Dávalos +Dr. Julio C. Torino

+Dr. Santiago Fléming +Mons. Miguel Ángel Vergara

+Dr. David Saravia Castro +Dr. Carlos Serrey

+Gral. Ricardo Solá

b) Titulares

8

+Sra. Sara Solá de Castellanos

+Sr. Juan Manuel de los Ríos

+Dr. Adolfo Figueroa García

+Dr. Roberto García Pinto

+Sr. Juan Carlos García Santillán

+Dr. Julio Lederer Outes

+Sr. Pastor López Aranda

+Dr. Cristian Puló

+Sr. Miguel Solá

+Pbro. Arsenio Seaje S.D.B.

+Prof. María Teresa Cadena de Hessling

+Dr. Francisco Uriburu Michel

+Dr. Gaspar Solá Figueroa

+Prof. Fernando Figueroa

+Prof. Luis Oscar Colmenares

+Cnl. (r) Luis Alberto Leoni Houssay

+Prof. Carlos Gregorio Romero Sosa

+Prof. María Inés Garrido de Solá

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PRESENTACIÓN

El Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, fundado por el primer Arzobispo de la dicha ciudad, benemérito Monseñor Roberto José Tavella, contó con la entusiasta participación de insignes titulares precursores que acompañaron y consolidaron, sus primeros pasos.

Consubstanciados con su ideal primigenio y altos lineamientos, intelectuales y espirituales, orientaron esta conspicua entidad hacia el estudio sustentado en formación, incorporación y promoción de valores, principios y virtudes teologales, cristianas y humanas.

Hoy, esta Institución desde su larga e infatigable trayectoria, de presencia sostenida y fecunda, como fragua y estímulo de la cultura de nuestra provincia, hacia la Nación y el mundo, se complace en conferir, a este

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quincuagésimo número de su tradicional Boletín, triple carácter conmemorativo:

1) Cien años de los salesianos en Salta.

2) Cincuenta años del fallecimiento de Monseñor Tavella.

3) Doscientos años de la Batalla de Salta.

1.

No puede soslayarse que esta primera remembranza deba incluirse precisamente en el N° 50 del arriba aludido BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA. En efecto, resulta coincidente, sin cálculo previo, ni deliberación alguna, el hecho de que Monseñor Tavella, sea Salesiano en circunstancias- casuales o causales- de la celebración del centenario de la llegada de los Salesianos a ésta ciudad.

¡Ah! las elegancias de la Providencia. Previsora Tutela Divina.

Los Sacerdotes Salesianos de Dom Bosco han marcado preclaro y señero rumbo, dejando rotundo surco, profunda huella, en tantos corazones salteños que se moldearon en virtud y estudio, por efecto de su paso en las aulas del Colegio Ángel Zerda de nuestra ciudad.

Mención especial merece esta congregación, por la devoción que supo infundir, hacia Nuestra Madre María Auxiliadora.

Asimismo debe destacarse entre sus felices concreciones, los nucleamientos subsidiarios, tales, Boys Scout o Exploradores de Dom Bosco, los talleres de artes y oficios y artesanos: niquelado, carpintería y talla, plomería, electricidad, la tan conocida imprenta…, para capacitar a los jóvenes y dotarlos de salida laboral y todo cuanto hace a la edificación de los discípulos del Santo de los niños y la juventud, en el decurso de abarcadora y meritoria dedicación.

Cuántos esclarecidos sacerdotes pasaron dejando todo de sí en abnegada docencia, ejemplo, consejo y entrega, para elevación de nuestra sociedad en todo su conjunto y en todo quehacer.

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Lugar preeminente ocupa la atención de la Capilla de María Auxiliadora, con Misa diaria, asistencia y dirección espiritual de la feligresía, la administración de sacramentos y caritativo consuelo a enfermos y moribundos.

En fin, no cabe aquí la enumeración completa, de la ingente obra pía que encararon sin desmayo, los salesianos, a lo largo de una centuria.

2.

Y se llega por moción e imperio de corazón, a la evocación de Monseñor Roberto José Tavella. A su inolvidable, austera, erudita y sobre todo tan querida persona, volvemos el pensamiento, al conmemorar el cincuenta aniversario de su partida a la Casa del Padre, para evocar agradecidos su eminente y fructífera guía de la grey salteña, su ejecutiva gestión por la educación, a través de iluminadas y efectivas inspiraciones puestas por obra, en acorde y consecuente jerarquía y dimensión: INSTITUTO DE HUMANIDADES DE SALTA, BACHILLERATO HUMANISTA MODERNO, UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SALTA y el ya mencionado INSTITUTO DE SAN FELIPE Y SANTIAGO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA, que proclaman desde su fundación hasta la actualidad, tan visionaria valoración de la formación humana integral de las almas a él confiadas, a través de instrumento idóneo, que sólo puede estar sustentado en el sólido fundamento de la educación que, adecuada y equilibradamente, proporcionan los estudios clásicos. Facilitadores éstos, en el más alto rango, del razonamiento lógico, que despierta lucidez indispensable y habilita apertura y destreza hacia la captación de todas las disciplinas del amplio espectro del saber.

3.

Al Bicentenario de la Batalla de Salta y a su ilustre General Don José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, baluarte que supo conducir las tropas patrias a gloriosa victoria, de la mano de Nuestra Señora de la Merced. A Ella confió a sus soldados, a través del rezo del Santo Rosario, en diaria

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formación, para que a su amparo lleguen, junto a Nuestro Señor Jesucristo, a destino de Gloria Eterna, luego de vida buena, valerosa, comprometida y leal. Su aurea memoria no sólo quedaría en los anales de las heroicas hazañas militares de los grandes héroes de la patria, sino también entre los hombres de convicción y magisterio. En medulosas y sabias reflexiones, acuñadas a lo largo de una vida de contrastes, pues conoció el éxito y la fama, la ingratitud y el sufrimiento físico y espiritual, acrisoló vasta experiencia que legó a las generaciones que le sucedieran, en compendiosas meditaciones, que en sintética expresión, dicen mucho y muy bien del sincero, doliente, y honesto corazón, que sentidamente las expresara.

Con la eficaz conducción de Belgrano, el triunfo criollo en la batalla del 20 de Febrero de 1813, se cuenta entre los hitos emblemáticos y determinantes de la gesta libertaria, con incidencia directa en la definición categórica del triunfo de la voluntad de independencia americana.

Nuestro Boletín agradece los 78 años de pervivencia del INSTITUTO DE SAN FELIPE Y SANTIAGO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE SALTA, gratitud materializada con la edición de este volumen que hoy se acerca al público por la Gracia de Dios, “Fuente de toda razón y justicia” y de Quien invocamos Protección para la actual coyuntura que atraviesa esta tierra bendita, destinataria de la Misericordia del Altísimo, en sus inescrutables designios

Sea pues este, el homenaje de toda la salteñidad, en recuerdo y exaltación a la propicia coincidencia de tres significativas y egregias efemérides dignas de perdurable memoria, en reconocimiento merecido y memento emocionado, por cada una de las tres conmemoraciones, que se yerguen en sus circunstancias y méritos, como paradigma y aleccionador ejemplo para la posteridad.

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Centenario de los Salesianos en Salta – Acto inaugural

Mons. Mario Cargnello Arzobispo de Salta

Queridos amigos todos aquí presentes:

I

Permitamos a nuestra imaginación que, como una cámara filmadora capaz de vencer al tiempo, nos traslade cien años atrás a este mismo lugar y a sus alrededores para grabar las escenas que entonces sucedieron.

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El paisaje es el mismo, al oeste las sierras subandinas con el cerro San Lorenzo y las lomas de Isasmendi coronadas por el cerro Güemes, imponente en su altura maciza y desafiante; al norte se abría el valle de Vaqueros invitando al ciudadano a pensar en la vecina Jujuy; al oeste los cerros de Chachapoyas, Tres Cerritos, 20 de Febrero, San Bernardo, La Candelaria y La Pedrera se coronaban en la cruz que había sido plantada diez años antes en el Cerro San Bernardo recordando al salteño la protección del Señor y el pacto de amor entre este pueblo y Jesús, el Señor del Milagro, y al sur el valle de Lerma se abría desafiando a pensar en una Salta capaz de superarse a sí misma integrándose con toda la patria.

Al mismo tiempo, el paisaje no era el mismo. Pensemos que anoche, hace 100 años, ya muy entrada la noche arribaron a Salta, a la estación del ferrocarril, el P. Luis Correa Llano, el P. Ambrosio Bonfanti, el estudiante Abel Pecci y el hermano Coadjutor José Kein. Con ellos venía el P. inspector José Vespignani. Los estaban esperando el Vicario General Mons. Julián Toscano y el Pbro. Ildefonso Barandiarán. Nos los podemos imaginar trasladándose por la calle Mitre a la Curia donde los recibió Mons. Matías Linares y Sansetenea, el quinto obispo de Salta, quien exclamó al verlos: “¡Finalmente tenemos al Padre José con sus salesianos, después de esperarlos por 20 años!”.

Al día siguiente se instalaron en calle 11 de Septiembre (hoy Pellegrini) 76 para inaugurar y bendecir el oratorio festivo “Don Miguel Rúa” en homenaje al Beato primer sucesor de Don Bosco porque había sido su deseo encarar esta fundación. ¡Cómo sería de fuerte su figura que los sucesores superaron la disposición de no fundar y abrieron esta casa en Salta! Imaginemos a Mons. Linares preocupado porque la casa era chica y decidiendo que los padres se trasladaran a calle La Florida 186 donde dio comienzo la actividad escolar del Colegio Don Miguel Rúa. Imaginémonos a nuestro mayores, quizás tatarabuelos de algunos de ustedes, experimentando el crecer de un gran entusiasmo por lo que los padres significaban para la sociedad, según narran las crónicas…y demos un paso más.

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II

Permitamos a nuestra inteligenciareflexionar sobre lo que entonces acontecía y que llenaba de gozo a los protagonistas:

En primer lugar, se cumplía un sueño. Un sueño acunado en el corazón de Don Odorico Esquiú, hermano del Venerable Fray Mamerto, Obispo de Córdoba. Viven hoy en Salta sus descendientes directos. Don Odorico había pedido esta fundación al p. Costamagna en 1880 y logra entusiasmar a Mons. Buenaventura Rizo Patrón, tercer obispo de Salta, en esta empresa. La llama encendida de este sueño fue creciendo y la enarbolaron Mons. Pablo Padilla y Bárcena (cuarto obispo), y el Vicario Capitular que lo sustituyó cuando su traslado a Tucumán, el Presbítero Clodomiro Arce y Don Matías Linares quien hizo tres intentos de poner en marcha la fundación e impulsó a viajar al P. Toscano a Italia y facilitó todo para que fuera realidad esto que hoy disfrutamos.

En segundo lugar, se ponía en marcha una obra capaz de recrear el presente y aportar mejorar el futuro de nuestra Salta. Me impresionó un dato que transcribe el P. Arsenio Seage y dice que en 1889:”En la ciudad de Salta, por ser ella todavía pequeña, la diferencia social existente entre distintos sectores era muy acentuada y de impresión chocante. Bajo aparente calma se mantenía un rescoldo de sordo rencor y de fácil explosión. Miembros del Gobierno, destacadas personalidades, muy particularmente de los componentes del Clero, se unieron para conseguir como preventivo, la fundación de un colegio de Artes y Oficios en la capital de la Provincia”. Por ello organizan una comisión que se lamenta en una circular por la pérdida de tiempo de los jóvenes con un aprendizaje tan mezquino y elemental, que suele supeditarlos a la competencia de obreros extranjeros, “a quienes no debemos suponer mejor dotados por la diferencia de raza sino por la diferencia de educación recibida, que los coloca a ellos en un nivel industrial superior” por ello conciben la fundación de la escuela bajo la dirección de los Padres Salesianos.

La historia del siglo transcurrido es testigo del acierto de estos pioneros de la educación y grandes servidores del bien común que pensaron,

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insistieron y se comprometieron con este proyecto. Fueron fecundos los veinte años de espera a los que aludía Mons. Matías Linares. Sí, fueron fecundos, fueron evangélicamente fecundos!

III

Permitamos ahora a la feinvestigar con temor y respeto las grandes líneas del amor de Dios que se manifiesta en este proyecto que hoy nosotros heredamos como don y aceptamos como tarea:

Descubrimos sobre todo un servicio de amor del Dios amigo de los hombres y mujeres, de los jóvenes y de los niños que quiere hijos libres, dignos y solidarios. Libres y por ello conscientes, formados, capaces de pensar, de discernir, de elegir sin presiones. Dignos, respetuosos de su condición humana y de la dignidad de todos los demás. Solidarios, luchadores contra el egoísmo, la cerrazón, la avaricia, el atropello, el abuso y abiertos a la comunión, a la fraternidad. Dios nos quiere familia y nos da la educación como camino de equidad.

Aparece a continuación una ofrenda a la juventud y a la niñez que los ayuda a integrarse socialmente en tiempos difíciles. El estudio y el trabajo como camino de crecimiento personal, de integración comunitaria y de capacidad de señorío sobre la creación son de una actualidad elocuente.

No deja de resplandecer en este proyecto la obra de la Iglesia, a través de los salesianos y las hijas de María Auxiliadora al servicio de la familia. ¡Cuántas familias de nuestra Salta se gestaron, sostuvieron, recrearon y consolidaron desde el clima familiar de la obra salesiana! La educación formal e informal, su tarea en el centro y en la periferia, la obra del aula, del templo, del campamento, de la reunión, todo se dirige a pensarnos como familia.

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¿Cuál es la clave de este servicio que se traduce en alegría, como bien señaló la Sra. Ministra de Educación de la Provincia, Prof. Adriana López Figueroa? La clave la da el lema de Don Bosco: “da mihi animas, caetera tolle”. Se trata de la expresión de un amor entrañable por cada persona “animas”. Se trata de un servicio al joven y al niño basado en una relación cordial “da mihi”. Se trata de educar “cor ad cor” en el decir del Cardenal Newman. Se trata de tomar en serio lo que leemos en el Oficio de Lecturas de la liturgia de las horas del 31 de enero: “Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús… y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio… Son hijos nuestros…tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro como conviene a unos padres de verdad” [1]

IV

Permítanme ahora agradecer, continuando el gozo de Mons. Matías Linares al recibirlos, tres dones que quiero destacar sin negar los muchísimos que ustedes dieron a esta comunidad: la inserción eclesial de los salesianos, siempre abiertos a atender a todos, sus exalumnos están en el corazón de las tareas parroquiales y arquidiocesanas. Hay sacerdotes del clero secular que son sus exalumnos y, como si eso fuera poco, durante algo más de tres décadas dirigieron el Seminario Metropolitano “San Buenaventura”. Esto en primer lugar. Pero además quiero agradecer el servicio a la promoción humana del varón y de la mujer salteña. Ustedes han favorecido la movilidad social ascendente de la sociedad de nuestro medio respondiendo con creces a la preocupación que anidaba en el corazón de aquellos pioneros de 1880. Y, por último, quiero agradecerles los dos señores arzobispos que dieron a la Iglesia particular de Salta, Mons. Roberto José Tavella y Mons. Carlos Mariano Pérez. Medio siglo de la historia están cubiertos por sus figuras de pastores sabios y fieles.

Termino pidiéndoles que no dejen de acompañarnos en la tarea de asumir el desafío de la educación como servicio imprescindible a la verdadera inclusión social teniendo como meta un saber que sabe para qué sabe, una ciencia que camina de la mano de la conciencia, un conocimiento que se dirige al servicio y a la convivencia y no al dominio y a la anulación.

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Les rindo mo homenaje de gratitud por Ceferino Namuncurá, por Laurita Vicuña y por Artémides Zatti. Por tantos que nos dieron tanto en esta Salta y en el país. Con ustedes levanto mis ojos al cielo y digo: “Todo lo ha hecho Ella” y desde su Corazón maternal, conectando con el gozo de Mons. Linares que los esperó 20 años hoy les digo: Gracias por estos cien. Que el Señor los bendiga con vocaciones salesianas entusiastas para otros muchos cientos de años más. Gracias.

50° Aniversario del fallecimiento de Mons. Roberto José Tavella

Misa concelebrada en la Catedral Basílica de Salta Martes 21 de mayo

Queridos hermanos:

19

En este año de la Fe, en un momento en el que experimentamos fuertemente el misterio de la Iglesia: a lo que significó la renuncia del Papa Benito XVI y la posterior elección del Papa Francisco, se agrega en nuestra arquidiócesis la ocasión de poder celebrar el cincuentenario de la muerte de M ons. Roberto José Tavella, quien ha sido el primer arzobispo de Salta.

Cuando esta diócesis de Salta fue elevada a la categoría de arquidiócesis en

el año 1 934, después de la renuncia de M ons. Campero, el Papa Pio XI eligió a Mons. Tavella para que fuera el primer arzobispo de Salta.

En estos días, mostrando la grandeza y la fecundidad de su figura, una serie de instituciones vinculadas con él, ya sea por origen o porque tomaron su nombre, le rinden su homenaje, recuerdan aspectos de su personalidad y los aportes que la riqueza de la misma ofreció a la Iglesia de Salta, de la cual aún nosotros hoy podemos disfrutar y experimentamos el compromiso de continuar con esa tarea.

Entre las obras de este gran arzobispo se destacan el Instituto de Humanidades, del cual va a nacer el Bachillerato Humanista y, posteriormente, ya como la última ofrenda o el canto del cisne, la creación de la Universidad Católica de Salta. Mons. Tavella firma el decreto de creación de esta casa de altos estudios dos meses y dos días antes de morir, cuando ya con el cáncer estaba bastante avanzado y habiendo mediado un viaje a Roma, con muchas dificultades de la salud, para obtener el permiso y crear la universidad. Pienso que el fruto de su obra, que se descubre en la permanencia de las instituciones que creó y de l a s decisiones que tomó, revelan que ha sido verdaderamente un buen pastor.

Mons. Tavella cuando vino a Salta era un muy joven arzobispo y se enamoró del Señor y la Virgen del Milagro,contribuyendo a la purificación y profundización de esta devoción en nuestra arquidiócesis. Creó parroquias, se preocupó por la creación de la diócesis de Orán en el año 1961. Su gran amor por la Acción Católica lo llevó a trabajar

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fuertemente por la misma y hacer de esta institución una "avanzada misionera y evangelizadora" en nuestra ciudad y más allá. Sn alma salesiana se tradujo en ese amor especial por la educación, que lo llevó a ver en la misma la mejor manera de servir a Salta, a quien quería cada vez más. Quería que el salteño creciera en formación intelectual y pudiera crecer en participación social y ciudadana, porque solamente hombres capaces de recorrer el camino que lleva a la verdad, serán verdaderamente libres, solidarios yciudadanos que estén dispuestos a transformar la sociedad para el bien.

La elección del Bachillerato Humanista revela un pensamiento en el cual, adentrarse en el conocimiento del latín y del griego, ayuda al estudiante que se forma en la escuela a razonar y a pensar y acelera el camino hacia la verdad que nos atrae, porque se aprende a conocer.

Todos estos gestos, sumados a la frescura del testimonio que nos pueden brindar aquellosq ue lo conocieron revelan que ha sido -repito- un buen pastor. Por eso el fruto sigue, se ha convertido en un árbol, en sus ramas se han confiado jóvenes; a su sombra descansan hogares y se proyectan vidas. Y todo esto ha sido vivido en ese estilo que tenía monseñor Tavella, que descubrimos en el Evangelio del día de hoy, cuando Jesús enseñándoles a sus discípulos, les habla sobre su Pasión, Muerta y Resurrección encontrando en ellos descuido y preocupación por ver quién era el más grande. El Señor enseña que quien quiera ser primero, debe hacerse último de todos y el servidor de todos. Monseñor Tavella fue un servidor de esta Salta a lo largo de los veintiocho años de ministerio episcopal.

Fue un verdadero servidor, que se fue despojando de todo lo que era tener para poder servir, para ayudar a ser a los demás. Me parece haber escuchado ayer de la Sra. Fanny Lola Pereyra Rozas de André que “él fue un príncipe en su forma de ser y un mendigo en su manera de vivir”. Es interesante que los últimos pensamientos que han sido grabados en los recordatorios de su muerte haya un recuerdo especial que nos invita a amar la pobreza. Esto habla de la grandeza en su figura, y en particular, de su actualidad. Grandeza porque todo lo que hizo con porte de hombre digno, lo hizo con una gran austeridad que le dio coherencia, y actualidad, porque en un momento de la crisis del hombre, como dijo el Papa Francisco, sólo la capacidad de los cristianos de aportar un estilo austero, puede sanear los vínculos desgastados por una injusticia, que sólo propicia

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constantemente el tener más, acumular más y someternos a la avaricia.

Él fue un hombre austero, honesto. Incluso el Dr. Oscar Cornejo (padre) que lo atendió al final testimoniaba que, en el final de sus días, hubo que comprarle sábanas. Es bueno que sepamos que la grandeza pasa también por ahí y cuando uno es capaz de desposeerse como hizo él, sostiene la calidad del fruto. Me parece que el fruto que reconocemos a cincuenta años de su muerte muestra en la calidad de su entrega, expresada en estos gestos.

Queridos chicos y jóvenes, que son los beneficiarios de Mons. Tavella, sepan descubrir en él una estrella, un estímulo para caminar con esa pasión por Jesús, por el Evangelio y por la patria, caminar para ser hombres y ciudadanos de primer nivel como lo fue él. Como hijos de la Iglesia le agradecemos a Dios este hijo de la Iglesia, que forma parte de las mejores páginas de la historia de la Iglesia Argentina y sin lugar a dudas, de la mejor página de la historia de Salta.

+Mons. Mario Cargnello

Arzobispo

de Salta

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Mons. Roberto José Tavella a cincuenta años de su muerte

El Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta se adhiere a los homenajes a su Fundador, S.E.R. Mons. Roberto J. Tavella al conmemorarse en el día de la fecha los cincuenta años de su muerte.

Es muy amplia y por todos conocida la enorme labor desarrollada por este insigne pastor que tuvimos la inmensa dicha de tener en Salta y a quien pude conocer y tratar personalmente, pero quiero referirme, por razones de tiempo, solamente a algunos aspectos de su vida, sin olvidar su inmensa tarea como educador y pastor, que ha sido destacada en otros actos.

Mons. Tavella fue el décimo y último vástago del matrimonio

formado por Jerónimo Tavella y Rosa Malvasio, quienes desde la itálica Liguria, arribaron a nuestras tierras y se radicaron en Concordia (Entre Ríos) junto con la mayor de sus hijos en 1877. En ese lugar entrerriano, al que mucho amaba, nacería el futuro arzobispo de Salta el 26 de Febrero de 1893, quien recibió las aguas bautismales el 2 de Abril del mismo año de manos del Pbro. ..José de García, siendo apadrinado por su hermana Asunción y su primo Ricardo Tavella.

Cursó sus primeras letras en su ciudad natal para luego trasladarse con su familia a Buenos Aires, siendo matriculado en el Colegio Parroquial San Juan Evangelista, dirigido por los padres salesianos, pasando luego al Colegio Don Bosco, de la misma congregación, ubicado en calle Solís 252. Allí, a corta edad, nacería su vocación religiosa, que comienza a concretarse con su ingreso al aspirantado salesiano de Bernal en 1905. Luego de cursar sus estudios eclesiásticos fue ordenado sacerdote el 25 de Mayo de 1918 por M ons. Francisco Alberti en la cripta del Santuario de María Auxiliadora y en presencia de su querida madre, Da. Rosa Malvasio de Tavella.

Ejerció su ministerio sacerdotal en Bernal, San Nicolás de los Arroyos y finalmente en Buenos Aires, sin olvidarse nunca de la docencia, porque, como dice el Padre Seage en su biografía "para él dictar clase era vivir; lo hacía con intenso placer yvigor. Los ojos le brillaban y eran el centro hacia donde convergían las miradas de los oyentes." Y agrega "que algo parecido pasaba con su predicación; claridad, sencillez y simultáneo fervor y profundidad".

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Llegamos así al año de 1934 en que tuvieron lugar tres acontecimientos que fueron trascendentes en su vida; en primer lugar la canonización del Fundador de los Salesianos, San Juan Bosco; luego la realización del XXXIV Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, que tuvo por Legado Pontificio al entonces Cardenal Eugenio Paceli, luego Papa Pío XII y por último su designación para ocupar el cargo de primer Arzobispo de Salta, en la recientemente

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elevada a sede arzobispal, por mandato del Papa Pío XI. La bula de designación fue del 22 de Setiembre de 1934, siendo consagrado

Obispo el 17 de Febrero del año siguiente en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires por el Sr. Nuncio Ap

ostólico Mons. Felipe Cortesi, asistido por los Arzobispos de Buenos Aires, Mons. Santiago Luis Copello, y

de Córdoba, M ons. Fermín Laffite. Tomó posesión de la Arquidiócesis de Salta acompañado por una gran cantidad de fieles el 24 de Febrero de 1935, desempeñándose como Arzobispo hasta su

muerte ocurrida hace hoy cincuenta años. El primer aspecto que quiero resaltar es su afición por la

historia, que ya aparece en la redacción de los tres únicos libros por él escritos, y que son "La Historia de la Patria" de 1920, dirigido a los docentes, "Las M isiones Salesianas de La Pampa", con relatos muy valiosos sobre la conquista del desierto y que aparece en 1924 y por último la biografía titulada "Monseñor Santiago Costamagna, Memorias Biográficas'' de 1926. Según su biógrafo después no tuvo tiempo suficiente para dedicarse a escribir. Pero la obra más importante en este campo de la historia es la fundación del Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, que continúa con sus inquietudes históricas.

Cuando Mons. Tavella llegó a Salta encontró campo propicio para desarrollar su amor por la historia y así convocó a un selecto

grupo de intelectuales que, luego de algunas reuniones, le presentaron una propuesta para la creación de un instituto de historia, acompañada de un proyecto de estatutos. La fundación se concretó el 7 de Junio de 1937 con la firma del Decreto que daba nacimiento al Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta. El mismo lleva el nombre de los dos Apóstoles Patronos de la fundación de la Ciudad de San Felipe de Lerma, luego Salta.M erece destacar, porque muestra su manera de pensar, uno de los considerandos del decreto que dice "siguiendo la tradición de la Iglesia, a cuya sombra han brotado todas las iniciativas y los esfuerzos de nuestra civilización". En el artículo segundo del decreto de fundación designa los M iembros Titulares y Fundadores, en número de once en los que incluye a ilustres personas del medio, ocupando el sillón nº 12 el mismo Mons. Tavella. En el tercero hace lo propio con la primera ComisiónDirectiva, que durará un año en sus funciones, y que estuvo integrada por: Presidente, General Ricardo Solá, Vice-Presidente, Dr. Atilio Cornejo, Secretario Pbro. Miguel Ángel Vergara y Tesorero, Ing. Rafael P. Sosa. La primera Sesión Pública del recientemente

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fundado Instituto fue en San Francisco el 19 de Setiembre de 1937 con un homenaje a los vencedores de Humahuaca de 1837. El Instituto sigue con su labor hasta el momento presente, participando en actividades de

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su competencia con otras instituciones del país, especialmente con las de la región del NOA y con la Academia Nacional de la Historia. Hasta ahora lleva publicados 49 Boletines además de otras obras de carácter histórico.

El otro aspecto que quería destacar es el cálido hombre que existía detrás de tan insigne persona expresado en su culto a la amistad y su apego a la familia, de lo cual yo puedo dar testimonio por haberlo visto personalmente, teniendo gratas vivencias de sus veraneos en la casa de mi abuela en Río Blanco, donde tenía un cuarto especialmente reservado a él. Allí le encantaba escalar los cerros, organizando paseos de los que participábamos chicos y grandes y donde aprovechaba para impartir su catequesis y sus enseñanzas, que eran recibidas por todos. Recuerdo especialmente cuando se llevó procesionalmente una pesada cruz al cerro en reemplazo de otra que existía y que había sido derribada por un rayo; en el lugar indicado quedó plantada la nueva cruz y allí continúa hasta el día de hoy, siendo testimonio de la fe de los moradores. Con mis padres tuvo especial estima, siendo él quien l os casó. Esa amistad duró hasta los últimos momentos de su existencia, ya que mi padre estuvo al lado de su lecho de muerte, siendo testigo del ejemplo de humildad y pobreza que nos legó M onseñor con su vida puesta al servicio del pueblo de Dios a él confiado y también con su muerte, que, en sus palabras, nos exhorta a no llorar porque se va al encuentro del Padre, y a tener confianza no temiendo a la muerte, esperándola con paz y alegría. Estos son conceptos que solo pueden expresar las almas grandes, que no debemos olvidar y cuyo ejemplo tenemos que difundir, especialmente en estos tiempos, tan apegados a los valores mundanos, donde se prioriza el tener y el mostrar en contrapartida con la austeridad de vida, que fuera la característica de nuestros mayores.

Antes de terminar mis palabras de homenaje a Mons. Tavella quiero recordando especialmente a quien lo acompañara durante mucho tiempo y que fuera su secretario privado y familiar, el anteriormente mencionado Rdo. Padre Arsenio Seage, sacerdote salesiano, el que se desempeñara con gran amor y con una brillante labor como Secretario del Instituto de San Felipe y Santiago desde 1982 hasta 1986, en que renuncia por razones de salud, y que escribiera una biografía en tres tomos del Primer Arzobispo de Salta.

Concluyo con un profundo agradecimiento, tanto en lo personal por las enseñanzas recibidas, como en lo que me toca como miembro del Instituto de San Felipe y Santiago, por tanta obra y tan impresionante legado que de forma sencilla pero cabal nos dejó nuestro queridísimo M onseñor Tavella, a quién deben recordar todas las generaciones venideras de Salta.

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Palabras pronunciadas por Oscar Cornejo Torino, Secretario del Instituto de San Felipe y Santiago, el día martes 21 de Mayo de 2013 ante el busto de Mons. Tavella en Paseo Güemes

Mons. Roberto José Tavella

Pbro. Carlos Escobar Saravia

I: Breves referencias biográficas.

Los padres de Mons. Roberto José Tavella, Jerónimo Tavella y Rosa Malvasio, llegaron a Entre Ríos hacia el año de 1877. Provenían de la región italiana de Liguria y los acompañaba su primera hija de nombre Carmen. Se establecieron en cercanía de Concordia, en cuatro hectáreas que les había conseguido Antonio Malvasio, hermano de Rosa Malvasio. Allí nacieron los primeros hijos americanos: Antonia, Juan, Luis, Asunción, Rosa y Herminio.

Preocupados por la educación, de sus ya numerosos hijos, decidieron establecerse en Concordia, pero sin renunciar al primer asiento argentino, que se mantuvo al cuidado de su padre. Allí nacieron los tres últimos miembros de la familia: Ernesto, Emilio y Roberto José. El último de los hijos, Roberto José, nació el 26 de febrero de 1883. Fue bautizado el 2 de abril de 1893 por el Pbro. José de García, en la Parroquia de "San Antonio de Padua". Sus padrinos fueron: Ricardo Tavella, primo hermano y su hermana Asunción.

Su padre, que atendía el viñedo, viajaba en su carreta a Concordia todos los fines de semana para compartir la "misa dominical" con toda la familia. Lamentablemente, murió a los 54 años de edad, el 7 de agosto de 1896, como consecuencia de un inesperado accidente, cuando su esposa contaba 45 años y su hijo José Tavella apenas tenía 3 años y medio.

Su Confirmación fue llevada a cabo el 25 de noviembre de 1899 por Monseñor Rosendo de la Lastra, Obispo de Concordia, en circunstancias de una visita pastoral a la nueva residencia de su familia.

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II: Referencias sintéticas acerca de la formación

intelectual de Mons.: Roberto José Tavella.

El primer contacto escolar del niño Roberto José recuerda a la "Escuela Municipal" de Concordia. En ella cursó exitosamente su Primer Grado. A su segundo grado

lo cursó en la Escuela Nacional de Concordia, donde la mayoría de sus compañeros eran de origen vasco.

Ya en 1902, cuando Roberto José cumplía 9 años, su madre decidió establecerse en Buenos Aires, con la finalidad de asegurar la educación de sus hijos. Su nuevo domicilio fue el tan famoso "Barrio de la Boca del Riachuelo".

En tal circunstancia el educando Roberto José tuvo su primer contacto con la Congregación Salesiana, que había desembarcado en "América Latina", hacia los años finales de 1875.

En un marco pleno de crisis conceptual y de desajustes culturales, prosigue su formación en el Colegio Salesiano, que abriera sus puertas en 1877. Ha tenido como primer maestro al padre Serafín Santorini, quien lo ha preparado para su Primera Comunión, llevada a cabo un 8 de diciembre, fiesta litúrgica de la "Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen".

A esa altura, de diez años de vida, el propio padre Santorini, aconseja a su madre que lo inscriba en el aspirantado del Colegio Don Bosco de Bernal. En esas aulas cursó el quinto grado, con especial dedicación al estudio de la "Gramática Castellana" y de la "Gramática Latina". En 1906, aprueba el sexto grado y rinde, corno libre, un "Curso de Humanidades". Ya a los cinco años de aspirantado y a los 16 años de edad, solicita ingresar al Noviciado de la "Congregación Salesiana". Su solicitud es aceptada el 2 de febrero de 1909. En el año 1911, concluye con sus estudios de Filosofía y obtiene el título de "Maestro Normal Nacional".

Ya en 1912 inicio la actividad docente al frente del sexto grado en el Colegio Salesiano de Bernal.

Desde el comienzo del año 1915, pasa a integrar el cuerpo docente y directivo del "Colegio Salesiano Pío IX" de Buenos Aires, lo que le permite su graduación corno "Profesor Nacional en Letras y Ciencias"

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Finalmente: el 25 de mayo de 1918 es ordenado Sacerdote por Mons. Francisco Alberti, Obispo Auxiliar de Buenos Aires, una solemne y multitudinaria ceremonia que se llevó a cabo en la Cripta del Santuario de María Inmaculada". Su "Primera Misa" se llevó a cabo el 2 de julio, del ese mismo año de Ordenación, en la "Capilla Mater Misericordiae", del colegio Don Bosco. Sin embargo, no detiene su proceso de maduración intelectual. Despliega, pues, al contrario, una vida activa de lectura, de estudioso, de docente, unida a una infatigable acción social corno "asesor" de sus alumnos y de un "Círculo Católico de Obreros". Ya en esa etapa se distingue por asumir una franca defensa de la Tradición Católica Argentina que era cuestionada por una generación que fue ya integrada por políticos, gobernantes y pensadores, que respondían a la Corriente Cosmocentrista, puesta en marcha en el siglo XV, vale decir, en los comienzos de la Edad Moderna.

Ha sido, justamente, esa lucha la que ha templado en él su profundo e irrenunciable sentimiento nacional y latinoamericano, que debió obrar como centro de inspiración en el momento de sus grandes fundaciones educativas.

Por lo demás, en esa etapa, que recorre los años de 1920 a 1926, recibe la designación de "Consejero Escolar Salesiano", que lo mueve a acreditar su prestigio como escritor con sus siguientes obras: "Historia de la Patria", "Las Misiones Salesianas de La Pampa" y la "Biografía de Monseñor Santiago Costamagna", escritas hasta con referencias patrióticas.

Poco tiempo después, en 1927, pasa del Colegio Salesiano de Bernal, a desempeñar el alto cargo de director del "Colegio Don Bosco" de San Nicolás de los Arroyos, a orillas del Paraná, el "Sagrado Río" que ostentaba ya el privilegio de haber sido contado por Manuel José de Lavardén, en su famosa "Oda al Paraná".

Este nuevo destino ha invitado, al padre Roberto José Tavella, a desplegar una importante tarea organizadora de los estudios salesianos; ideológica, con la transmisión de su pensamiento argentinista e hispanista; docente, con sus clases, principalmente de Filosofía y, hasta cierto punto, política, con la difusión pública de sus convicciones doctrinarias. Por ejemplo, a su personal iniciativa se atribuye el traslado a San Nicolás de la "Acción Católica" (que fuera fundada en 1931), y a la que veía como adecuado escudo de defensa frente a las amenazas laicistas, anticlericales, y de indiferencia religiosa, que sembraba, como al voleo, el "liberalismo" abroquelado en la "Idea hombre-individuo", del Empirismo del siglo XVII, que Inglaterra aportaba a la "Cultura Occidental" en la modernidad.

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Justamente esa idea o definición de hombre, distinta y contrapuesta a la tradicional, había avanzado por la Argentina con la disimulación de la "España Borbónica", a partir de la coronación de Felipe V (Duque de Anjou), nieto de Luis XIV.

Ello, justamente, explica la participación de la "Dinastía Borbónica", en dos acontecimientos trascendentales de la vida americana y argentina. Por un lado, la "Expulsión de la Compañía de Jesús", en 1767, por Carlos III, pero por instigación de los "ministros masones": el Conde de Aranda, el Marqués de Floridablanca, el Conde de Campomanes y Esquilache.

De otro lado, ya en pleno siglo XX, la implementación del laicismo en la "Enseñanza oficial Argentina", bajo el poderoso impulso masónico de Eduardo Wilde, con la sanción de la Ley 1420, denominada de "Educación Común", cuyo artículo octavo se daba el lujo de copiar a la "Ley Ferry" de Francia.

En esa etapa, su personalidad ha sobresalido por la defensa y afirmación de la tradición cristiana, que había remansado en la Argentina y que era fuertemente vilipendiada por una generación burguesa de políticos, de gobernantes y de escritores.

Tales fueron las encrucijadas que le permitieron madurar su profundo sentimiento argentinista e hispanista, que traía desde los orígenes de su formación intelectual.

Culmina esa instancia cronológica de su vida, la designación como "Consejero colegial Salesiano", a la que incorpora su actividad como escritor, entre 1920 y 1926, cuando publica sus tres conocidas obras: "Historia de la Patria", "Las Misiones Salesianas de La Pampa" y la "Biografía de Mons. Santiago Costamagna",.... de referencias patrióticas.

Poco tiempo después, en 1927, pasa del Colegio Salesiano de Bernal, a ocupar la dirección del Colegio Don Bosco de San Nicolás de los Arroyos.

Pero, ya el 11 de septiembre de 1934, su nombre preside una terna para el Arzobispado de Salta, que acompañan los nombres del Pbro. Miguel Ángel Vergara y de Dionisio Napal. La misma es elevada en esa fecha a la Nunciatura Apostólica por el Senado de la Nación.

Finalmente, el 20 de septiembre de 1934, el Papa Pío IX, firma en Roma la designación del Padre Roberto José Tavella, como primer Arzobispo de Salta, en reemplazo de Mons. Julio Campero Araoz, que había renunciado en julio de 1934, por motivo jubilatorio.

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La Ceremonia Consagratoria se cumple el 17 de febrero de 1935, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, en un acto conjunto para las Diócesis de Catamarca, de Jujuy y de Viedma.

IV: Presentación del pensamiento de Mons. Roberto José Tavella.

Fueron múltiples las aristas que han confirmado la personalidad humana e intelectual de Mons. Roberto José Tavella. Entre ellas, en forma sintética, se pueden distinguir las siguientes:

Primera: Una profunda formación humanista.

El humanismo representa una corriente intelectual y cultural que hace su aparición en el siglo XV y que recorre la historia moderna como línea paralela al "Cosmocentrismo" (que también nace en el siglo XV), pero con la pretensión de sustituir a Dios por la

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"naturaleza" o "mundo físico", como centro de gravedad vital del hombre, de la vida, de la cultura y del pensamiento. Uno y otro arma su cronología como respuesta a su origen genético. Así, al tiempo que el "Cosmocentrismo" avanza a caballo del laicismo, vale decir, que abre un progresivo distanciamiento del hombre con relación a Dios; El humanismo retoma el hilo de la "Cultura Occidental Cristiana", que representaba como la "alma madre" de la Civilización Occidental, desde su nacimiento en el siglo VI, a cargo del Papa San Gregorio Magno (Número 46 de la sucesión apostólica), al ordenar el grandioso plan misionero de "conversión de los bárbaros" (dueños de Europa desde la "caída de Rómulo Augústulo, bajo el filo de la espada Odoacro, Rey de los Hérulos.

Segunda: una firme convicción nacional e hispanista que, a estar por investigaciones de última generación, había labrado su acta de nacimiento, con el nombre de ''Nacionalismo Católico" en las controvertidas jornadas del "Primer Congreso Pedagógico Argentino", celebrado durante las segunda presidencia de Julio Argentino Roca, cuando Eduardo Wilde era Ministro de Educación.

Justamente fueron esas tendencias doctrinarias, opuestas a la tradición greco-latina y cristiana del mundo de occidente,, enrolados en la "Nueva Era", que ya decidían la vida, el pensamiento y la cultura del siglo XX, las que promovieron la aparición de esa ilustre epopeya de pensadores y escritores Hispano-Americanos que, desde 191O hasta nuestros días, ha merecido ser llamada, por Francisco Romero, "Generación de los Fundadores".

Monseñor Roberto José Tavella ha pertenecido a ella, por derecho propio, en base a sus ideales doctrinarios, puestos en evidencia en sus memorables fundaciones educativas, durante su gobierno arzobispal en Salta.

Tercera: una irrenunciable inclinación por la enseñanza, que era un carisma prácticamente definitorio de la Congregación Salesiana. Pero, cabe agregar, para "hacer verdad" conforme al decir del padre Leonardo Castellani, que Mons. Roberto José Tavella veía a la Educación en términos de único medio o instrumento disponible para encarar un trabajo recuperador del pasado cultural Greco-Latino y Cristiano, que había incorporada a la Civilización de Occidente, el Papa Gregorio Magno, desde el año 590, hasta fines del siglo XVII, etapa cronológica en la que la Dinastía Borbónica había sustituido a la Dinastía de los Austrias en el trono de España.

Así, por impulso propio de la Espiritualidad Salesiana, pero con el insalvable agregado de su concepción intelectual, decididamente

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humanista, Mons. Roberto José Tavella brinda al país las siguientes fundaciones salteñas:

I) "Instituto de Estudios Históricos

San Felipe y Santiago":

Cabe afirmar que la finalidad concreta de esa institución no miraba a ser una escuela de formación más, sino una suerte de avanzada llevada a cabo para verificar críticamente la verdad de la "Historia Latinoamericana", en general y de la Historia de Salta en particular.

Lamentablemente no ha tenido seguidores que lo hayan entendido en la profundidad de su pensamiento y de sus preocupaciones.

II) "El Instituto de Humanidades":

Se trataba de un centro de estudios de nivel terciario, destinado a la preparación docente que conformaban la llamada: "Área clásica", la "carrera de Historia"; la "carrera de Letras"; la "carrera de Filosofía" y la "carrera de Religión o Teología".

Sus planes de estudio contaban con la inclusión de la "lengua griega" y de la "lengua Latina", que postulaba la "Generación de los Fundadores", como una herramienta crítica más, contra el Positivismo.

Por desgracia, esta fundación ha sufrido violentos embates políticos, que la han clausurado.

III) "El Bachillerato Humanista Moderno".

Es una fundación educativa de nivel secundario que ha surgido como de las cenizas del Instituto de Humanidades. Se mantiene aún en actividad, a pesar de la Ley 24.195, denominada "Ley Federal de Educación", que responde a los ideales culturales de Flacso, y ha sido sancionada en abril de 1992.

La originalidad del Bachillerato Humanista Moderno, ha consistido en el intento de realizar el sueño de José Vasconcelos y de Enrique Rodó (preclaros miembros de la Generación de los Fundadores) con la inclusión de la Lengua Latina y de la Lengua Griega, en su plan de estudios. Otro rasgo propio ha sido la aplicación de una estructura educativa de siete años en lugar de los cinco años de la enseñanza oficial.

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Con este Instituto, Mons. Roberto José Tavella, abrigaba la esperanza de iniciar un reencuentro formativo con la "memoria de las raíces" o "el rescoldo del corazón", conforme a dos brillantes metáforas del actual Papa Francisco.

IV) "La Universidad Católica de Salta".

Se trata de una fundación de Nivel Universitario, vale decir, del más alto Nivel Educativo.

Sus múltiples carreras profesionales ostentan, como nota distintiva una "estructura pedagógica", denominada "Estudios Generales". La integraban las llamadas "Artes Clásicas", que comprendían la Lengua Griega, la Lengua Latina, la Filosofía y la Teología, que rememoraban, con sentido moderno el antiguo "Trivio" medieval.

Justamente esta Universidad, con sus "Estudios Generales", estaba llamada a cumplir la trascendental misión de formar la mentalidad de los profesionales santeños con los ideales o valores de la "Tradición Occidental Cristiana", que bajaba por la línea del Humanismo, en forma paralela al "Cosmocentrismo Laicista" del siglo XV.

Epílogo:

Estas expresiones finales, tienen el sentido de agradecer a la "Comisión de Homenaje a Mons. Roberto José Tavella", la oportunidad que me han brindado para hacer público mi reconocimiento a su persona. Precisamente debo a Él, el despertar de mi vocación al Sacerdocio y el haber podido compaginar mi específico ejercicio pastoral y parroquial con la docencia, ya en el "Instituto de Humanidades", ya en el "Bachillerato Humanista Moderno", ya en el "Colegio Nacional de Salta", ya finalmente, en la "Universidad Católica de Salta".

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Consideraciones sobre la Batalla de Tucumán

Elena Perilli de Colombres Garmendia

Los años pasan, las generaciones se suceden y lo que unos sabían,

otros lo ignoran, o ya no lo conocen bien. Es necesario, de tiempo en tiempo,

volver a contar, desde un comienzo los hechos del pasado. Por eso agradezco

la invitación del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de

Salta para recordar, con algunas variantes, la acción tucumana del 24 de

septiembre del año 1812.

Esta batalla tiene, desde luego para la causa de la revolución, una

importancia y trascendencia excepcionales. Pero como simple acción de

armas está llena de aspectos notables, que no son simplemente militares. Por

lo pronto hay que considerarla en su contexto porque ella solo es el primer

acto del triunfo argentino en el norte, al cual sigue la batalla de Salta, triunfo

criollo que es para los españoles de arriba su derrota del sur, en dos etapas:

la de venida y la vuelta.

Por otra parte, las batallas de Tucumán y Salta son las únicas de

carácter campal dadas contra los españoles en el suelo argentino. Y esto, ya

les asigna un significado singular.

Situación Nacional

Iniciado el movimiento revolucionario de mayo, sus conductores

debían imponerlo en las ciudades del interior, venciendo a las fuerzas

realistas que dominaban en el Alto Perú y en Montevideo. La idea era apoyar

los movimientos revolucionarios preexistentes y lograr el reconocimiento de

las cuatro intendencias alto-peruanas a la Junta de Mayo. En realidad, se

confiaba mucho en la predisposición de la población indígena que por el

recuerdo de la sublevación de Tupac Amaru guardaban un viejo rencor a la

dominación española. Al comienzo, el comando de ese ejército fue asumido

por Juan José Castelli, secundado por el coronel Juan Ramón Balcarce.

Las acciones militares comenzaron en octubre de 1810 y tras el primer

rechazo de las tropas realistas en Cotagaita, tuvieron un importante triunfo

en la batalla de Suipacha. Tal situación permitió el acceso al Altiplano donde

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contaban con el apoyo de sectores revolucionarios y de algunos grupos de

indígenas.

Sin embargo, esta situación auspiciosa terminó en un desastre en el

que influyeron diversas causas y que se expresó en la derrota de Huaqui, en

junio de 1811. Las bajas sufridas por los patriotas fueron enormes y la más

grave de las consecuencias fue que permitió a los realistas penetrar en la

región del noroeste argentino. Desde esta perspectiva, Tucumán se convirtió

en un centro clave para el acceso a la llanura pampeana[2].

La acción patriota se vio dificultada por problemas internos originados

en la falta de armas y de otros elementos para luchar contra el enemigo

superior en hombres y equipos.

Otra dificultad era la crisis del poder central, nacida cuando el Primer

Triunvirato sustituyó a la Junta Grande, sin el consentimiento de las ciudades

que le habían dado origen. El nuevo gobierno actuó pensando que lo más

apropiado para salvar la revolución era defender Buenos Aires y el Litoral,

descuidando al norte, donde los españoles avanzaban peligrosamente

conquistando grandes extensiones de nuestro territorio. Esto ocasionó

grandes problemas.

Luego de la derrota de Huaqui y de la ocupación de las ciudades de

Salta y Jujuy por las tropas españolas comandadas por el general Pío Tristán,

la acción española se dirigió a aplastar la desobediencia contra el Rey. Se

trazó un plan de acción que consistía en vencer a las tropas patriotas en el

norte y unir en un eje el Alto Perú con Montevideo, eran los dos centros

fieles a los españoles. Así podían recibir por el Océano Atlántico o por el

Pacífico, hombres y armas, enviados directamente desde España.

Situación regional

Las provincias del Norte apoyaron desde el primer momento al ideal

de mayo. Cuando llegó a ellas el Ejercito Auxiliar del Perú, integrado en sus

comienzos por cuerpos militares porteños se incorporaron luego voluntarios

de diferente procedencia. Las provincias del interior contribuyeron

eficazmente a su organización brindándole hombres, alimento y caballería.

Tras la derrota de Huaqui, nuestras tropas quedaron desmoralizadas y

casi sin posibilidad de reorganizarse por la persecución que hacía el ejército

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español. En esta situación se hizo cargo Manuel Belgrano. El Triunvirato vio

en él al hombre que podía afrontar con éxito la caótica y delicada situación

que amenazaba a la revolución.

Dice José María Paz en sus Memorias, que Belgrano después de

haberse hecho cargo de los restos del ejército patrio, tras la derrota en el

Desaguadero, se retiraba de Jujuy en dirección a Tucumán. Pese a la

inferioridad de condiciones, con Pío Tristán pisando sus talones, lograba

mantenerse sereno y valeroso. Con ello y con su palabra logró que sus

soldados no diesen señales de pánico. Según Paz, Belgrano “jamás desesperó

de la salud de la patria” y su valor en las campañas era a toda prueba. Buscaba

siempre avanzar sobre el enemigo y perseguirlo y si este era el que avanzaba,

procuraba hacer alto y rechazarlo. Paz lo comparaba con Aráoz de Lamadrid

y advertía que Belgrano no tenía “el arrojado valor de un granadero” sino

que su valentía era más bien cívica que guerrera, “al estilo de los senadores

romanos que perecían impávidos en sus sillas curules”. Belgrano procuró

levantar la moral de los hombres e imponer disciplina, consiguió armas y

vestimentas, creó un hospital de campaña, consiguió la provisión de

alimentos, entre otras medidas.

En Jujuy donde la población se hallaba disconforme con el accionar

del Ejército y con las autoridades porteñas, Belgrano logró encauzar la

situación

Cabe recordar que Jujuy, Salta, Tucumán tenían una relación muy

estrecha con las intendencias y gobernaciones del Alto Perú. Hasta la

creación del Virreinato del Río de la Plata y la apertura del puerto de Buenos

Aires la relación comercial con España se realizaba a través del puerto del

Callao. Además, muchos de los actores políticos de mayo se

formaron intelectualmente en la Universidad de Charcas. Saavedra, natural

de Potosí, había sido desplazado por un triunvirato porteño de la presidencia

de la Primera Junta. El clima antiporteñista en esta etapa de la revolución

influyó en las provincias significativamente.

Belgrano demostró su capacidad política cuando se hizo cargo del

ejército en Jujuy. Con sus acciones: aprovechó la celebración del segundo

aniversario de la Revolución, condenó severamente a quienes mantenían

vinculaciones con los realistas, desplegó la bandera creada en las márgenes

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del río Paraná, la bendijo. Con estas medidas y el encendido discurso al

pueblo ayudaba a la creación de una conciencia nacional.

Belgrano conocedor de la inferioridad numérica del ejército patriota y

de armamentos obedeció al Triunvirato y ordenó, el 23 de agosto de 1812, el

éxodo de la población de Jujuy, disponiendo la estrategia de “tierra arrasada”

o sea destruir todo aquello que pudiera servir al enemigo.

Belgrano y el Gobierno.

A fines de febrero de 1812, el Triunvirato manejado por Rivadavia

había ordenado a Belgrano lo siguiente: “Si la superioridad de las fuerzas de

Goyeneche le hicieren dueño de Salta y sucesivamente emprendiese, como

es de inferir, la ocupación de Tucumán, tomará VS anticipadas disposiciones

para transplantar a Córdoba la fábrica de fusiles que se halla en aquel punto,

como la artillería tropa y demás concerniente a su ejército”.

La orden del gobierno implicaba dejar a Tucumán y Santiago inermes,

desmantelando y desguarneciendo esta plaza para dirigirse a Córdoba.

Después de la auspiciosa acción de Las Piedras, Belgrano escribió: “VS debe

persuadirse que cuanto más nos alejemos, más difícil ha de ser recuperar lo

perdido y también más trabajoso mantener la tropa para sostener la retirada

con honor y no exponernos a una total dispersión y pérdida de esto que se

llama ejército, pues debe saber cuánto cuesta y debe costar hacer una retirada

con gente bisoña en la mayor parte, hostilizada por el enemigo con dos días

de diferencia”. Y era hablar con conocimiento de las cosas.

Pero el Triunvirato, ignorante de todo eso siguió machacando sobre la

necesidad y la urgencia de que Belgrano se retirase a Córdoba. Tanto que,

cuando este, desde el río Salí comunicaba con fecha 12 de septiembre que

contando con el pueblo ya estaba decidido a presentar batalla, el Triunvirato

insistía en la retirada.

Belgrano escribía a Rivadavia el 14 de septiembre una misiva que

resulta reveladora del ánimo del prócer a diez días de la batalla. Le cuenta

que había informado al gobierno sobre su decisión de resistir a los españoles.

“Sé que los enemigos se me acercan pero me dan tiempo para reponerme

algún tanto y mediante Dios lograr alguna ventaja sobre ellos”, dice.

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Razonaba que “retirarme más e ir a perecer es lo mismo y poner a la

patria en mayor apuro”. Además si lo hacía “perdemos para siempre esta

provincia, aumentamos la fuerza del enemigo con buenos soldados y

seremos el objeto eterno de execración”. Agregaba que “el último medio que

me queda es hacer el último esfuerzo, presentando batalla fuera del pueblo,

y en caso desgraciado encerrarme en la plaza para cumplir con honor. Esta

es mi resolución, que espero tenga buena ventura, cuando veo que la tropa

está llena de entusiasmo con la victoria del 3 (se refería a Las Piedras), que

mi caballería a aumentado con hijos de este suelo que están llenos de ánimo

para defenderlo”.

No se hacía demasiadas ilusiones. “Cuando menos espero lograr que

se salve todo lo perteneciente al Estado, dando lugar a que avancen las

carretas mientras contengo al enemigo fijándolo en ese punto. Que

preparándolo como lo estoy haciendo, tal vez vuelve a escollarse en él y

sufrir, sino una total derrota, al menos en mucha parte”.

Tenía claro que “algo es preciso aventurar, y esta es la ocasión de

hacerlo. Felices nosotros si podemos conseguir nuestro justo fin y dar a la

patria un día de satisfacción, después de los muchos amargos que estamos

pasando”.

En otra posdata hablando en tercera persona se quejaba: “Belgrano no

puede hacer milagros, trabaja por el honor de su patria y por el de sus armas,

cuando es dable; y se pone en disposición de defenderse para no perderlo

todo; pero tiene la desgracia de que siempre se le abandone, o que sean tantas

las circunstancias que no se le pueda atender. Dios quiera mirarnos con ojos

de piedad y proteger los nobles esfuerzos de mis compañeros de armas, que

están llenos del fuego sagrado del patriotismo y dispuestos a vencer o

morir”[3].

Táctica de Belgrano

En su retirada Belgrano había llegado a la Casa de Yatasto y allí dejó

el camino de la posta que venía por Trancas y torció a la izquierda siguiendo

hacia Burruyacu, por el viejo camino de las carretas, que podía llevar a

Santiago sin tocar la ciudad. Fue una estrategia para que Tristán creyese que

abandonaba Tucumán y descuidase elementales precauciones de orden

militar. Por otra parte, hizo creer a los tucumanos que se retiraría por

Santiago sin defender la capital, poniendo a prueba su patriotismo y decisión.

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Se puso en condiciones de exigir a los patriotas tucumanos los mayores

sacrificios en refuerzos de toda naturaleza para su ejército. A ello se agregaba

que al cambiar el rumbo el ejército enemigo perdió todo contacto inmediato

con el suyo.

Muchos años más tarde el general Rudecindo Alvarado, en 1869,

escribió una carta a una de las hijas del Coronel Bernabé Aráoz en la que se

refería a la actitud del vecindario de ofrecer su concurso al Ejército del Norte,

para que detuviera la retirada y enfrentara en Tucumán al enemigo.

Alvarado narraba que se encontraba en Tucumán, a fines del referido

año 12, cuando se supo que Belgrano con sus tropas venía retrocediendo

desde Salta y Jujuy. El haber abandonado estas dos últimas provincias

“envolvía la convicción de la superioridad de las fuerzas realistas, de la

debilidad de los independientes y lo que era más afligente, se desconocía el

punto hasta dónde podría ausentarse nuestro pequeño ejército, que bien podía

temerse fuera hasta las márgenes del Plata”

Fue en esos momentos de “melancólica expectativa que llegó a

Tucumán el teniente coronel Juan Ramón Balcarce, desprendido del ejército,

en comisión, de la fuerza del general Belgrano”. Este permanecía con sus

tropas en La Encrucijada, lugarejo inmediato a La Ramada. A poco de llegar

el comisionado dispuso que todos presentasen las armas que tuviesen”. Así

se hizo, se le entregaron “las escopetas, sables, pistolas y hasta espadines de

los cabildantes, de lo que se apoderó Balcarce sin más excepción que mi

sable y pistolas”, que como oficial le fueron devueltos. La requisa, añade la

carta, exaltó “los ánimos de los patriotas tucumanos y muy noblemente el

del señor Bernabé, padre de Ud. en cuya casa se practicó una reunión de

vecinos y se acordó por unanimidad nombrar una comisión cerca del

comandante Balcarce”. La comisión debía manifestar a este el disgusto del

vecindario por el hecho de desarmarle e inutilizarle los esfuerzos generosos

que ofrecerían si el ejército se resolvía ayudarlos en su defensa.

Alvarado, de 77 años, cuando escribía la carta recordaba que “la

comisión nombrada en la reunión de vecinos estaba compuesta por Bernabé,

el doctor Pedro Miguel Aráoz, y por mí, que vivamente secundaba el

movimiento de defendernos”.

En la entrevista con Balcarce este pidió mil hombres montados y una

suma de dinero y Bernabé Aráoz, contestó que en lugar de 1000 hombres

41

serían 2000 lo que ofrecía y en cuanto a la suma se completaría

inmediatamente.

Así fue como Belgrano, al contar con esos refuerzos resolvería, acaso

tenía ya planeado hacerle frente en Tucumán, y Alvarado concluía su misiva

diciendo “el patriotismo tan puro como heroico del padre de Ud, su bien

merecida influencia en la provincia y los medios que nunca economizó en

defensa de la patria, le dieron títulos de honor que ojalá hubieran sabido

apreciarse…”.

Fue una feliz coincidencia entre lo que pensaba Belgrano y la actitud

del pueblo tucumano.

La embajada de vecinos llegó al campamento de Belgrano y tras

escuchar sus pedidos el general accedió a quedarse. Con esto, el rogado

Belgrano, tanto o más decidido que sus rogadores, siguió con la tropa hacia

nuestra ciudad. Casi en las puertas, el 12 de septiembre, desde las márgenes

del Río Salí comunicó al gobierno central su decisión. Lo hizo adornándola

con las siguientes palabras: “Son muy apuradas las circunstancias y no hallo

otro modo que exponerme a una nueva lección, los enemigos vienen

siguiéndonos. El trabajo es muy grande; si me retiro y me cargan, todo se

pierde, y con ello nuestro total crédito. La gente de esta jurisdicción se ha

decidido a sacrificarse con nosotros, si se trata de defenderla, y de no, no nos

seguirá y lo abandonará todo; pienso aprovecharme de su espíritu público y

energía para contener al enemigo, si me es dable, o para ganar tiempo a fin

de que se salve cuanto pertenece al Estado. Cualquiera de los dos objetos que

consiga, es un triunfo, y no hay otro arbitrio que exponerse. Acaso la suerte

de la guerra nos sea favorable, animados como están los soldados y deseosos

de distinguirse en una nueva acción. Es de necesidad aprovechar tan nobles

sentimientos que son obra del cielo, que tal vez empieza a protegernos para

humillar la soberbia con que vienen los enemigos, con la esperanza de hacer

tremolar sus banderas en la Capital”.

Después de mandar esta nota, Belgrano entró a la ciudad y comenzó

los preparativos de la defensa. Suponía que tenía muy poco tiempo, un par

de días, pero Tristán creyó, al parecer, que Belgrano se retiraba poco menos

que huyendo. Y así no tuvo apuro en avanzar con su ejército sobre Tucumán

y se demoró en Metán. Belgrano dispuso de este modo de doce días para

organizar sus tropas.

42

Como dice Mitre, el plan de Belgrano era “esperar al enemigo fuera

de la ciudad, apoyando su espalda en ella”, y después, en caso de contraste,

encerrase en la plaza”. Para ello cuenta Paz, se fosearon las calles y se colocó

artillería, que no iba a llevarse a la acción.

Los vecinos principales y los Aráoz alistaban gente de la campaña para

engrosar el ejército, reunir caballadas y proporcionar reses para el

mantenimiento de los defensores.

Llegaron, aunque reducidos contingentes de Catamarca, (170)

conducido por el capitán Bernardino Ahumada y Barros, y otros tanto de

Santiago. Se formaron los cuerpos de caballería, llamados Decididos de

Jujuy y la caballería salteña bajo la jefatura de José Antonio Moldes. Del

Alto Perú vino Ascencio Padilla, quien con 50 jinetes se incorporó al ejército

de Belgrano en la función de escolta del general.

Eran adiestrados a diario y se equipaban como podían. Carecían de

armas para todos y debieron equiparse con improvisadas lanzas con cuchillos

enastados en palos y tacuaras. Y casi todos con el arreo gaucho cotidiano: el

puñal en la cintura, en algunos casos las boleadoras, y en la montura de sus

caballos, el lazo a los tientos y los guardamontes adelante.

El jesuita Diego León Villafañe narró que Vicente y Antonio Villafañe

habían entregado al ejército de Belgrano 4000 caballos, mucho ganado

vacuno y dinero en efectivo que sus descendientes jamás reclamaron.

Las obligaciones que en los años de la guerra el erario tucumano debió

afrontar fueron muchas y particularmente graves. El territorio de la región

fue teatro de la guerra y Tucumán fue un centro logístico y estratégico.

Además de la acción del 24 de septiembre se repetiría ese aporte cuando se

intentó avanzar hacia el Alto Perú, con malos resultados y cuando San Martín

inició la ejecución del Plan Continental por el norte. En ambas circunstancias

el apoyo tucumano en dinero, vituallas y hombres, o los esfuerzos para

mantener la tropa en su ciudad, originaron gastos extraordinarios. Parte de

ese cambio se perfila en la documentación de hacienda, en la percepción de

nuevos impuestos y en la percepción de otras cajas o empréstitos aplicados

en la ciudad.

En 1812, por ejemplo, el Cabildo tucumano en “consideración a la

urgencia y escasez del erario nacional” impuso una contribución mensual a

43

todos los vecinos de la ciudad, la que debía ser integrada en la caja provincial

bajo el carácter de “contribución patriótica en socorro y auxilio de las

presentes urgencias”[4]. En ese año, la invasión realista obligó que las

autoridades, ciudadanos y ejército mancomunaran sus fuerzas y

posibilidades de acción para sobrevivir e impedir la derrota militar[5].

El ejército invasor

Por su parte, Tristán se movió desde Metán siguiendo por el camino

de la posta hacia Tucumán, muy confiado. Al entrar en esta jurisdicción

comenzaron las sorpresas, la más dura, la captura del coronel Huici, ya

narrada, quien era el más jactancioso y tenaz perseguidor del ejército criollo.

En Trancas fue visto por una partida del capitán Esteban Figueroa quien los

hizo prisioneros.

Las otras sorpresas del ejército invasor fueron: el vacío y el silencio

que hallaron a lo largo de todo el camino, pues ni las mujeres habían quedado

en los ranchos. A la vez, a toda hora, partidas criollas los hostigaban como

“tábanos rabiosos” dice Manuel Lizondo Borda.

Siguió avanzando Tristán hasta el 23 de septiembre donde al acercarse

a la ciudad se dio con la mayor sorpresa, Belgrano y sus tropas lo esperaban

para dar batalla.

En la mañana del 24 Tristán, desde Los Nogales donde pasó la noche,

marchó en dirección a la ciudad. Al llegar a Los Pocitos, Aráoz de Lamadrid

prendió fuego a los campos y el incendio con el viento del sur, corrió en

pavorosas llamaradas hasta el enemigo y lo desordenó haciéndolo virar hacia

el oeste, hasta dar con el viejo camino del Perú, por donde siguió. Pasando a

una legua de la ciudad se detuvo en el lugar del Manantial.

El hecho es que Belgrano con las tropas que daba frente al norte, tuvo

que contramarchar para ir a situarse en el Campo de las Carreras (hoy Plaza

Belgrano) cerca y de cara al enemigo, dándole una nueva sorpresa.

Se enfrentaban el ejército español de 3500 hombres al patriota de solo

2000 y como se sabe, las tropas de caballería cubrían las alas del ejército,

44

estando la derecha al mando de Juan Ramón Balcarce y apoyada por una

acción del cuerpo de Dragones, la caballería gaucha de los tucumanos

entusiasta y llena de bríos. Los tucumanos ayudaron al buen criterio

estratégico de Belgrano con sus conocimientos topográficos respecto de los

terrenos que debía seguir Tristán.

La batalla

Para José María Paz fue uno de los combates más difíciles de describir,

lo que surge de los documentos es que hubo una gran confusión. La victoria

fue obra de la Providencia y de la combinación de varios factores: religiosos,

populares, psicológicos, naturales, etc.

Cuenta Julio P. Ávila que “El General Belgrano pasó en vela toda la

noche del 23 de septiembre de 1812. Montado en su caballo recorría

incesantemente todos los cuerpos y batallones de infantería reunidos en la

plaza, hoy Independencia, conversando con los jefes y alentando a los

soldados para pasar de allí al campamento. Balcarce tomaba sus últimas

disposiciones, teniendo la caballería acampada en el sitio ocupado hoy por

la estación San Cristóbal”. En su recorrido forzosamente Belgrano

pasaba por delante de La Merced, con gran concurrencia por la festividad

que se celebraba. El general puso su ejército bajo la protección de esta Madre

antes de la batalla. Y eso dio fe en el triunfo a muchos soldados y en

Tucumán a todos, que sentían la protección de la Virgen, redentora de

cautivos. Y con el triunfo, Belgrano le regaló su bastón y la hizo Generala.

A raíz de esto y el éxito de la campaña la causa revolucionaria quedó ligada

hasta hoy a esa fiesta mariana.

La batalla se libró el 24 de septiembre y cuenta el tucumano don

Marcelino de la Rosa, de boca de actores de aquel momento, que a mitad de

la batalla, ocurrió algo sobrenatural, nunca visto entre los soldados del Alto

Perú y que por lo mismo, contribuyó a desbandarlos. Fue un gran ventarrón,

un viento huracanado que llegó desde el sur, dice de La Rosa. “El ruido que

hacía el viento en los bosques de la sierra y en los montes y árboles

inmediatos, la densa nube de polvo y una manga de langostas, que arrastraba,

cubriendo el cielo y oscureciendo el día, daban a la escena un aspecto

terrorífico”.

Hasta las langostas ayudaron ese día, porque millares de ellas

escapando al viento, hacían fuertes y secos impactos en los cuerpos y caras

45

de los combatientes. Y si los mismos criollos que las conocían creían sentir

“heridas de bala” es de imaginar el espanto de los alto-peruanos al sentir en

sus cuerpos, esta granizada.

Otro factor decisivo y extraordinario fue la caballería gaucha, en su

mayor parte tucumana. Llevó su carga, atropellando al enemigo de un modo

formidable, nada pudo oponerse a su paso. La caballería enemiga de Tarija,

al verlos llegar huyó, ni la infantería española pudo contenerlos, los gauchos

atravesaron de parte a parte el ejército enemigo como si fuera un matorral,

llegaron hasta donde estaban las mulas cargadas de oro y plata y de ricos

equipajes y se apoderaron de estos.

Este hecho es criticado por Paz, pero esta clase de tropa eran hombres

de campo, toscos y pobres, creyeron que tenían derecho a tomar las riquezas

del enemigo. Después de cumplir con su deber. Era su botín.

En suma, diremos que hubo confusión en los dos bandos y que el

resultado establecido al día siguiente fue que Belgrano con otros oficiales

fue empujado por el desbande de la caballería santiagueña fuera del campo

de batalla, hacia el sur, cerca del Rincón y el general Tristán replegado sobre

el Manantial con una columna que salvó, trataba de reunir sus contingentes

dispersos. La infantería patriota quedó dueña del campo de batalla, y

viéndose sola, se replegó hacia la ciudad entrando en ella para acantonarse y

prepararse al mando de Eustaquio Díaz Vélez. Belgrano llegó hasta el

Rincón, indeciso. Por otra parte los oficiales criollos Dorrego y Díaz Vélez

encontraron abandonadas 39 carretas cargadas con armas y municiones.

Paz narra que se encontró con Belgrano y con la noticia de que toda la

infantería estaba en la ciudad y conociendo el triunfo de la caballería, sintió

que había ganado la batalla. Cuenta que vio soldados españoles entregados,

rendidos, Belgrano intimó a Tristán a rendirse en nombre de “la fraternidad

americana” pues era arequipeño.

Tristán estaba indeciso, pero en la tarde del 25 se convenció de que

no tomaría la ciudad y se dio por vencido. Esa misma noche emprendió la

retirada hacia Salta. Dejaba en el campo de batalla 453 muertos, 687

prisioneros, 13 cañones, 358 fusiles y todo el parque constituido por 39

carretas con 70 cajas de municiones y 87 tiendas de campaña. El ejército

criollo tuvo pocas bajas, 65 muertos y 187 heridos.

46

En el parte de la Batalla que Belgrano envió a las autoridades decía,

refiriéndose a la heroicidad de los protagonistas, “Quiero estampar sus

nombres para que la posteridad los recordase con la veneración debida, mas

esto no es dable y me contentaré con que en la lista de revista que han de

pasar queden con la nota honrosa que merecen para que obtengan en su

tiempo las atenciones de la patria. Los hijos de Jujuy y Salta que nos han

acompañado, los de Santiago del Estero y los tucumanos que desde mi

llegada a esta ciudad me han dado las demostraciones más positivas de sus

esfuerzos, han merecido mucho y no hallo como elogiarlos; a todos parecía

que la mano de Dios los dirigía para llenar sus justos derechos”. En la larga

lista de los que participaron estaban los nombres de muchos protagonistas de

nuestra historia: José María Paz, Manuel Dorrego, Rudecindo Alvarado,

Esteban Figueroa, José Moldes, Alejandro Heredia, Eustaquio Moldes, y

muchos otros.

Como la batalla tuvo lugar en el día de la Virgen de las Mercedes,

antes de combatir Belgrano le encomendó públicamente el resultado.

Después de la batalla

Tras su triunfo, Belgrano había hecho numerosos prisioneros. Cabe

narrar aquí la participación de uno de ellos, el cura de la parroquia de

Trancas, el presbítero Miguel Martín Laguna y Bazán.

Aunque parezca poco pertinente incluirlo en nuestro tema, este

personaje refleja la realidad de la sociedad tucumana en tiempos que tuvo

lugar la batalla e ilustra sobre algunas de las muchas dificultades que debió

enfrenar Belgrano.

Laguna pertenecía a una familia muy importante de Tucumán, Su

padre fue un comerciante peninsular que se casó con Francisca Bazán,

propietaria del solar histórico donde se declaró la Independencia. Miguel

Martín era el primogénito y estudió en Córdoba y se ordenó sacerdote en

Charcas. Fue cura y vicario del Beneficio de Trancas a partir de 1795 y

durante 36 años, en cuyo lapso edificó dos iglesias y llegó a ser prosecretario

del obispo de Salta. La parroquia de Trancas era muy extensa, comprendía

el norte de Tucumán y el sur de Salta. La condición de cura de parroquia

implicaba en muchos casos beneficios económicos considerables. El acceso

al control de la mano de obra que constituía la feligresía y el usufructo de los

bienes y derechos parroquiales, permitían a los párrocos acrecentar sus

47

riquezas. De hecho, Laguna pertenecía a una familia acaudalada. En una

sociedad como la tucumana donde los niveles de instrucción eran bajísimos

los sacerdotes pertenecían al reducido grupo intelectualmente superior.

Cito a este sacerdote porque es una familia que expresa claramente las

diferencias ideológicas dadas dentro de un mismo grupo familiar con

respecto a los cambios que trajo el movimiento de Mayo. En Tucumán las

nuevas ideas no fueron aceptadas en forma unánime. Por ejemplo, cuando

había que entregar el dinero recaudado para la Corona a las nuevas

autoridades, Pedro Antonio de Zavalía y Andía, cuñado del cura Laguna y

recaudador del impuesto de tabaco y Naipes, se negaba a cederlos, decía que

pertenecían al Rey. Belgrano le aconsejó que lo hiciera y el manifestó

“consejos no ayudan a pagar”. Esta actitud fue muy común, muchos

españoles continuaban fiel

Resalta el contraste entre el representante más destacado de la familia

Laguna, don Nicolas Valerio, quien manifestó muy tempranamente sus ideas

independentistas y federales en 1810 y 1813, con la actitud del presbítero

Miguel Martín, simpatizante de Fernando VII y opositor decidido a la causa

revolucionaria.

Producida la Revolución de Mayo, las autoridades solicitaron a los

curas rurales que estimulasen a la feligresía a contribuir con las necesidades

de la guerra. La actitud de Laguna era radicalmente distinta a la de otros

sacerdotes de la jurisdicción. Los de Leales, Burruyacu, Monteros y Río

Chico realizaron donativos para la expedición auxiliadora a cargo de Ortiz

de Ocampo, reunieron 2053 pesos, sin que haya mención en los documentos

del curato de las Trancas.

En una carta en 1810, Laguna respondía al Cabildo de San Miguel de

Tucumán sobre la contribución patriótica para la guerra. “No contesté

entonces porque no tenía pronto numerario que oblar, o tal vez fue porque

preveí lo sucedido después. Ud sabe muy bien, que mi casa está en camino

real y en tal mediación de lugar descansan todos en él o para proveerse o

descansar propiamente. La calidad de los transeúntes me obliga a tratarlos

con generosidad. Dejo a la consideración de Ud, la reflexión de mi

donativo.” Además afirmaba haber entregado 25 caballos[6]

El curato de Trancas durante la guerra de la Independencia fue

escenario de luchas armadas, allí acamparon los ejércitos y se abastecieron.

48

Como fervoroso realista, el presbítero Laguna se unió a Tristán. Después de

la victoria patriota de 1812, estaba entre los prisioneros. El historiador Julio

P. Avila yerra cuando afirma “que seguramente fue hecho prisionero por

Tristán al pasar por esa villa”.

No resulta extraña la posición de Laguna, ya que obispos, frailes y

curas predicaban entre la tropa la guerra contra los patriotas a quienes

calificaban como herejes. La reputación de impiadosos había perjudicado

notablemente a la causa revolucionaria en las provincias del Norte. Se les

hacía creer que los que morían por el Rey eran mártires de la religión y

volaban al cielo.

Paz narra en sus memorias “el cura Laguna de Las Trancas se había

unido al ejército de Tristán y empezaba a predicar la guerra contra los

mismos paisanos”. Belgrano tuvo la suficiente firmeza para inutilizar las

astucias de los realistas y restablecer la opinión religiosa.

Existen dos notas de Belgrano a las autoridades en las que manifestó

su repudio por la incorporación de Laguna al ejército realista. Una de ellas,

el 24 de octubre de 1812 expresaba. “El cura de Trancas Miguel Laguna,

estaba sindicado de ser contrario a nuestra causa y todos me exigían que lo

separara de allí, como no tenía un dato no tomé providencia hasta que

habiendo venido con el enemigo cayó en nuestras manos y en las mías la

carta que acompaño, con que comprobé su malignidad y además con la de

haber hecho venir a sus feligreses de baqueanos del enemigo y que siguieren

su suerte”. Seguía “Le he mandado para esa a su costa, a las órdenes de VE,

y bueno será que vaya a la Recoleta para que le enseñen que ningún

eclesiástico debe atizar el fuego de la guerra civil y solo debe atender sus

obligaciones. Vuestra Excelencia dispondrá lo que mejor le pareciera, pero

no debe volver a su curato mientras la patria no haya asegurado su causa”.

Surge de este texto que Belgrano encontró una carta de Laguna que

demostraba su adhesión a Tristán.

Cuando se produjo el triunfo quiso demostrar con otra misiva su

adhesión a Belgrano, pero no logró engañar al jefe del ejército del Norte. En

una segunda carta a las autoridades Belgrano informaba aún más claramente

sobre Laguna. Conjeturaba que “Cuando no quiere comprometerse un

individuo amante de la causa, toma muchos arbitrios que jamás faltan para

evadirse de obrar contra su propia conciencia y sobre todo contra la patria”.

49

Ante el avance de los realistas, Laguna no tomó medida alguna, teniendo

donde refugiarse sin salir de su curato, lejos de ocultarse del enemigo, se

aproximó a él, bien por temor a que le prendieran una partida nuestra, o para

cohonestar su conducta inmoral”. Deducía Belgrano que Laguna pensó que

los realistas vencerían y prefirió su interés particular al general de la patria,

jamás podrá merecer el nombre de patriota y sí de un egoísta detestable”.

Su actitud determinó que el general lo alejara de su iglesia, sin privarlo

del beneficio para que no perjudicara a la causa revolucionaria. Juzgaba que

los servicios que declamaba Laguna eran ridículos en comparación a los

sacrificios sufridos por los verdaderos americanos.

Asimismo, le parecía una patraña la solicitud del párroco para que se

reconociese lo que había gastado, “propia de los que juegan a dos barajas.

Lo que sé de positivo es que él huyó a la hacienda de su hermana después

que advirtió la derrota del enemigo y entonces seguramente me dirigió el

memorial con el objeto de deslumbrarme, pero nada de esto basta para

disfrazar la verdad de su delincuente manejo”.

Este caso expresa claramente que la causa patriota contaba con

enemigos a la par que defensores abnegados.

En dirección opuesta Laguna, otro sacerdote, José Agustín Molina,

defendió la independencia. Tras consagrarse en Córdoba regresó a Tucumán

sin más aspiraciones que de ejercer como cura de parroquia. Pero fue

nombrado Vicario foráneo, juez de diezmo y comisario de cruzada. (Por ello

el sacerdote era una especie de gobernador de la ciudad en los aspectos

eclesiásticos).

José Agustín fue una figura de importancia en la política tucumana.

Durante la batalla fue colaborador junto a Pedro Miguel Aráoz. Molina fue

el encargado de oficiar la misa por el triunfo de Belgrano y allí resaltó la

importancia de la unión entre la Virgen y la Patria que para él “era una sola

y no puede desconocer su hermandad”. En esa oportunidad Belgrano estaba

en la iglesia de la Merced junto a su hermano sacerdote.

En una sociedad en donde la alfabetización era privilegio de pocos los

sermones se convirtieron en una de las formas más efectivas a través de los

cuales los intelectuales podían influir en la sociedad.

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Conclusiones

La batalla de Tucumán puede calificarse como batalla del pueblo, por

eso ha dicho con razón Vicente Fidel López que fue la más criolla de las

batallas. Mitre expresó sobre su trascendencia que lo que la hizo más gloriosa

fue “la inmensa influencia que tuvo en los destinos de la revolución

americana”. “En Tucumán salvóse no solo la revolución argentina, sino que

puede decirse que contribuyó de manera directa y eficaz al triunfo de la

independencia americana”. Si Belgrano se hubiese retirado el norte se

hubiera perdido para siempre, como pasó con el Alto Perú para la República

Argentina.

Se realizó en el centro de un espacio geopolítico distinto al actual. La

ocupación española no alcanzaba la Patagonia, ni el sur de la llanura

pampeana, mientras que en el noroeste las actuales provincias del Chaco,

Formosa y norte de Santa Fe, estaban ocupadas por indígenas en actitud

beligerante.

Debemos rescatar el trabajo del historiador Pérez Amuchástegui,

quien señala que Belgrano había tomado conocimiento de que Abascal,

Virrey del Perú, tenía preparado un plan en el que Tucumán jugaba un papel

fundamental, dado que la captura de la ciudad posibilitaría el desarrollo de

un ataque vía Río Paraná a la ciudad de Buenos Aires. Y así se tendería un

nexo estratégico con el puerto de Santa Fe[7]. Tucumán serviría de base de

operaciones por sus riquezas materiales y naturales, al estar situada en el

nacimiento de una gran llanura y posibilitaría el transporte rápido de un

numeroso ejército para arribar al Paraná.

El triunfo de Belgrano en Tucumán es aún más relevante porque

bloquea la estrategia realista antes mencionada. También esta gesta muestra

un claro ejemplo de compromiso y lealtad con la causa patriota. La batalla

coincidió con la festividad de la Virgen de la Merced, y al mes siguiente se

llevó a cabo una emotiva procesión en su honor. Como se dijo, en

agradecimiento, Belgrano le entregó el bastón de mando y la nombró

Generala.

También el Cabildo proclamó a esta Virgen “Patrona menos principal”

y estableció que en su día se conmemore el aniversario de la batalla de

51

Tucumán “por el beneficio que recibió la patria de su Santísima mano

destruyendo las legiones enemigas que amenazaban los derechos del hombre

y la libertad civil”. En orden a esta cita la causa aparecía clara, el nuevo orden

había nacido centrado en los derechos del hombre y la libertad civil; los

sacrílegos eran los realistas, defensores del despotismo, enemigos de la patria

y de Dios.

El Campo de las Carreras quedó incorporado como escenario de las

celebraciones más importantes remarcando el componente de la guerra y los

valores cívicos relacionados con ella. Sin embargo, allí no hay un

monumento que la recuerde.

Armando Raúl Bazán expresa que la Batalla de Tucumán fue la más

nacional de las que se libraron en la guerra de la Independencia, porque en

ella estuvieron representados casi todos los pueblos de la convocatoria de

Mayo. Fue un ejército popular que marcó la suerte de la Revolución[8].

El 1º de febrero de 1813, Bernardo Monteagudo, desde Bs As se

dirigió al cabildo tucumano en nombre de la Sociedad Patriótica elogiando

la victoria de 1812 como “uno de los acontecimientos que se inmortalizan en

los anales del mundo”. Decía que la Sociedad estaba dispuesta a dar un

testimonio público de gratitud y alta consideración” hacia Tucumán por ese

“glorioso suceso.” Había mandado a fabricar “una lámina de plata con

sobrepuestos de oro dedicada a la valerosa ciudad”. La Sociedad comisionó

a Monteagudo para conducir la lámina a Tucumán. Pero se demoró el artista

y al año siguiente anunciaba que “Antonio Álvarez Jonte que acompañado

sale en comisión a las provincias del interior” la llevaría y solicitaba se la

colocase en la Sala del Cabildo en prueba de gratitud y justicia. Es cierto que

Álvarez Jonte y Francisco Ugarteche llegaron a Tucumán integrando la

“Comisión Directiva del Interior” con amplias facultades en enero de 1814.

Pero nada se sabe de la lámina y si la trajo, la habrá colocado el Cabildo en

la sala?[9] Por otra parte, el Triunvirato otorgó un premio en dinero a

Belgrano por los triunfos de Tucumán y Salta que el general dispuso se

destinasen a la construcción de escuelas. La de Tucumán tardó más de

un siglo en concretarse.

Es indudable que esta batalla marcó un punto fundamental en la

consolidación de la revolución de Mayo. Algunos historiadores coinciden en

que la victoria de Belgrano en Tucumán, la de San Martín en Maipú y la de

52

Bolívar en Boyacá, señalan el comienzo del fin del dominio español en

América. Fue decisivo para el compromiso que los tucumanos tomaron con

la revolución y el sostén de la guerra. En las luchas se consolidaron como

líderes políticos los que participaron en la guerra y surgió una clase, la de los

militares, cuyos vínculos irán desatando conflictos y anudando solidaridad.

Finalmente puede rescatarse para reflexionar la convicción del grupo

dirigente acerca de la necesidad de enfrentar la situación, aun frente a las

numerosas adversidades, actitud que podríamos esperar en los actuales

dirigentes. Otro aspecto rescatable fue la adhesión del pueblo que se decidió

a participar y acudió con sus recursos a preparar la defensa, animados por el

espíritu patriota. Hoy el individualismo y la indiferencia nos conducen a no

participar.

Al igual que ahora no era un momento fácil ni un camino sencillo el

que se abría, eran tiempos de agobio y desesperanza. Belgrano aparece como

una figura emblemática a la hora de definir perfiles humanos. Es un modelo

por su rectitud, el cuidadoso manejo de los caudales públicos y su noble gesto

de donar 40000 pesos para cuatro escuelas.

La consagración de la victoria a la Virgen de la Merced expresa la

arraigada devoción tucumana y el sentimiento religioso que hoy perdura y

que Belgrano supo insuflar en la tropa y que hasta hoy da el carácter de fiesta

cívico-religiosa al 24 de septiembre.

Por todo lo expresado considero que esta fecha debe tener el carácter de

fiesta nacional para recordar su importancia. Un pueblo sin conciencia

histórica corre el riesgo de desaparecer. Por eso

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HOMILÍA EN LA SANTA MISA

POR LOS VENCEDORES Y VENCIDOS

EN LA GESTA BELGRANIANA

Pbro. Federico Prémoli

Iglesia San José – Salta – Jueves 25 de octubre de 2012

54

Nos reunimos hoy en esta Santa Misa en sufragio de los vencedores y vencidos en la gesta belgraniana de la que se cumplen los doscientos años. Y lo hacemos imitando el gesto del religioso y cristiano General Don Manuel Belgrano que quiso, una vez terminada la Batalla de Salta, “que los muertos fueran sepultados en una fosa común, como un testimonio más de la sinceridad de sus ilusiones sobre fraternidad y paz. El 21 de noviembre, mandando otra vez en Salta Chiclana, colocó sobre un tosco pedestal de piedra, alzado sobre la tumba común, una cruz que él mandó hacer con tal destino, pintada de verde. En sus brazos, grabado en letras de relieve, se leía: A los vencedores y vencidos el 20 de febrero de 1813. Sujeta estuvo esta cruz a los vaivenes de la fortuna de la guerra; pues cuantas veces entraron triunfadoras las fuerzas españolas a la ciudad de Salta, la arrancaron de su peana, como queriendo con eso borrar aquel símbolo de su derrota, y otras tantas veces fue repuesta en su lugar cuando los salteños volvían a quedar dueños de su país”[10].

Gesto del General Belgrano que es digno de imitar por ser gesto de la más genuina caridad cristiana. En efecto, era nuestro querido general hombre cristiano y muy devoto. “Era de aquellos espíritus consagrados con pasión al bien de sus semejantes, que más notablemente descuellan durante y con motivo de las agitaciones religiosas; bueno, más que para político, para apóstol y mártir de una fe en que no mueve el anhelo de arrancar la vida por la violencia del hondo de las entrañas, sino llevarla por el amor al corazón más bien. Ciertamente que era un hombre justo y religioso, honrado a toda prueba, animado su pecho de un valor cívico y moral el más sublime, y digno de ser, bajo estos contornos, espejo de virtudes”[11].

Justamente por esto había deseado, desde el inicio de su actividad al frente del Ejército del Norte, restablecer la piedad religiosa. Él vio con claridad “que una de las causas mayores del desprestigio en que había caído la revolución era la irreligiosidad escandalosa de que dieron harta prueba sus oficiales al través de la inmensa zona que recorrieron, encontró el general por oportuno y político imprimir, como una nueva faz de la disciplina de su ejército, la piedad religiosa; no porque fuera él un hipócrita, como lo calificaba [ … ] su enemigo, pues era cristiano católico con todas las venas del alma, sino porque pensó en el mucho bien que iba a reportar la patria con ello y porque en el fondo de su corazón, que lo revelaba en todos sus actos

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públicos, tenía confiada en Dios solamente la suerte desesperada de sus armas”[12].

Prueba elocuente de todo esto fue que, después de la victoria de Tucumán, ocurrida el día de la Virgen de la Merced, 24 de septiembre de 1812, victoria que Belgrano creía, a fe de buen católico, un verdadero milagro, ordenó “que su ejército concurriera todo entero a la procesión que se celebró, y como satisfaciendo un voto general, la imagen de la Virgen fue conducida al mismo campo de batalla [ … ]; cuando adelantándose Belgrano y llegando con gravedad hasta presencia de la imagen, a una orden suya descienden las andas: la atención pública lleva allí sus ojos, curiosa de lo que va a pasar; y fue no otra cosa que el jefe de aquel ejército victorioso colocó en mano de la Virgen su bastón de general. La emoción más profunda estremeció las almas de los que contemplaron el suceso. El general y los pueblos proclamaron a la Virgen de las Mercedes por generala del ejército argentino, y este acto de edificante devoción, como que bajaba de las alturas mismas del mando y del poder, obtuvo un eco muy grande, que repercutió más especialmente en aquellos pueblos del norte, tan heridos de antes en sus más caros afectos religiosos; lo que contribuyó, a la vez [ … ] [a despertar] una confianza y un entusiasmo de mayores quilates en aquellas poblaciones que dieron en ver en la de Tucumán cómo la mano de Dios estaba visible para sostener la causa de la libertad y de la patria”[13].

La salida del Ejército desde Tucumán a Salta “fue un acto de pleitesía a la Generala del ejército. Lo ocasionó […] un regalo de las monjas porteñas. Cuando estas se impusieron de haber quedado Nuestra Señora de las Mercedes constituida en su alta jerarquía militar, ‘lo celebraron mucho, y quisieron hacer una manifestación al ejército, mandando obsequiosamente un cargamento de cuatro mil pares de escapularios de la Merced”[14]. Estos escapularios los llevaron devotamente los soldados desde ese momento sobre el pecho y les sirvieron de distintivo de guerra en la acción de Salta, conservando sus vivos colores a pesar de los avatares de la campaña, lo que fue para ellos, a sus ojos de sinceros creyentes, prueba irrecusable de visible y asombroso milagro[15].

En toda la correspondencia del General Manuel Belgrano aparece claramente esta convicción religiosa de que, como dice el salmo, “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los constructores; si el Señor no

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guarda la ciudad, en vano se cansan los centinelas” (Salmo 127). Así lo afirmó comunicando al Excelentísimo Supremo Gobierno de las Provincias unidas del Río de la Plata el 20 de febrero de 1813 la victoria de Salta: “El Todopoderoso ha coronado con completa victoria nuestros trabajos: arrollando, con las bayonetas y los sables, el Ejército al mando de Don Pío Tristán, se ha rendido del modo que aparece de la adjunta capitulación”[16].

La fe del General Belgrano, que hoy deseamos poner en evidencia, alcanzó también a procurar para sus soldados la asistencia espiritual por medio de los capellanes del ejército que tuvieron una honrosa participación en toda la gesta que hoy conmemoramos. Así lo afirmó el mismo General: “No debo olvidar a los Capellanes del Nº 1 Don Roque Illezcas; del Nº 2 Don Juan José Castellanos; del Nº 6 Don Romulado Gemio y Don José María Ibarburu; de Pardos Don Celedonio Molina, al de Dragones de la Milicia Patriótica del Tucumán Don Miguel Aráoz; han ejercido su santo ministerio en lo más vivo del fuego con una serenidad propia, y han sido infatigables en sus obligaciones”[17]. Fueron dignos capellanes, “no eran aquellos sacerdotes corrompidos y escandalosos que acostumbraban de pintárselos sus jefes, sino que poseídos de las más heroicas virtudes cristianas, los habían visto durante la acción correr en medio de la refriega a prestar los auxilios de la religión a los moribundos que caían en el campo de batalla con una abnegación y con una caridad que enternecían”[18].

Frente a tanto testimonio de piedad cristiana, de fe y de caridad, no nos queda más que elevar hoy nuestros ruegos a Dios, Nuestro Señor, por medio de la Santísima Virgen María, Nuestra Señora, por el eterno descanso de los vencedores y vencidos en esta admirable gesta que ocupó un destacadísimo lugar en la lucha por la independencia de nuestra patria y de las naciones americanas. Al mismo tiempo, debemos orar por nuestra su mirada hacia el Señor, como lo hicieron nuestros grandes héroes los generales Belgrano, San Martín y Güemes, para que de Él venga el auxilio necesario. Así lo dice el salmista patria a fin de que, en estas dramáticas horas por las que tiene que atravesar, sepa volver: “Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 121).

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Hacienda de Castañares

ALOCUCIÓN EN LA CASA HISTÓRICA DE CASTAÑARES

CON MOTIVO DE LA VISITA DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA

Pbro. Federico Prémoli

Finca Castañares, Salta, viernes 26 de octubre de 2012

Hoy los campos de Castañares son muy diferentes a lo que eran en la época en que el General Manuel Belgrano venció a las tropas realistas al mando de Pío Tristán aquel 20 de febrero de 1813, hace doscientos años. La ciudad ha cubierto esos extensos campos que se abrían entre las pircas de esta finca, que hicieron las veces de trincheras para el ejército patriota, y la pequeña ciudad de entonces. Sin embargo, la casa histórica en donde estamos, es la misma. Los mismos muros, la misma torre, la misma galería. Todo es un mudo testimonio de aquel plan increíble e imposible que venía gestándose desde hacía más de un mes y que terminó de concretarse en esta casa para conseguir la victoria de la Batalla de Salta.

En efecto, nadie sabía que Belgrano estaba aquí, nadie imaginaba que el ejército aquí se atrincheraba, nadie creía que Salta podía ser atacada desde aquí, desde el norte, y no desde el este, desde los portezuelos que abren el paso de todas estas hermosas cerranías sobre el valle de Lerma y la ciudad de Salta. Allí los esperaba el ejército de Tristán, allí los esperaban todos. Pero

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Belgrano y su ejército estaban aquí, en Castañares, donde hoy nos encontramos nosotros.

Sin duda alguna, esta posición respondía a una estrategia de Belgrano, a un plan calculado y pensado, es decir, a una prudencia militar aguda y afilada. Claro está que, ante los ojos poco atentos de muchos, esto no era prudencia sino locura. Así es la mezquina mentalidad humana que no puede concebir una prudencia que no sea a la vez cobardía y abstencionismo. Vienen a nuestra memoria las palabras del Apóstol de los Gentiles quien, refiriéndose al Redentor y a su acto salvífico, conjunto de todas las virtudes, decía que la cruz es escándalo y necedad, pero sabiduría y fuerza de Dios para el que cree. El binomio locura-sabiduría, insensatez-prudencia, estaba patente aquel 19 de febrero de 1813 en esta casa histórica. Aquí se planeaba un ataque prudente pues esta gran virtud manda en determinadas ocasiones y de acuerdo a la realidad circundante lo que se debe hacer. Y, si bien, en algunos casos puede indicar abstención, en otros, que son los más, indica y manda una acción, a veces, incluso, urgente. Es la inteligencia de lo presente, parte integrante de la prudencia.

Sin embargo, la inteligencia de lo presente supone la memoria de lo pasado. Aquí se vinculan egregiamente prudencia e historia. Moral y ciencia. ¿Cómo pensar que el General Belgrano no recordaba todo lo sucedido anteriormente al Ejército del Norte y en especial a la Batalla de Tucumán? Todo lo recordaba, todo lo guardaba en su pecho. Por ello decidió partir de Tucumán, en el momento menos apto y menos aconsejable, y que, sin embargo, era el momento justo. Era la época de las lluvias: “no cruzarán el Río Pasaje” decía Tristán. “No podrán avanzar, no podrán llegar, ya cesarán las lluvias, ya emprenderemos el camino del sur y vengaremos la derrota de Tucumán”. Así pensaban y se distraían los realistas en Salta, en fiestas y diversiones, departiendo con las damas salteñas, quienes, sin saberlo ellos, ejercían su papel de guerreras de la Independencia con ese arte de seducir y obtener información que se pasaba al instante a los patriotas y que han hecho célebres a nuestras antepasadas salteñas en toda la gesta libertadora americana[19].

Así estaban en Salta, distraídos y ociosos. La prudencia de Belgrano era atenta y observadora, por eso acertó en sus decisiones. Vemos aquí presentes el raciocinio propio del plan prudencial junto a la solertia en

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realizar el plan rápidamente, pues así lo mandaba la circunstancia. El 13 de enero partió el ejército de Tucumán hacia Salta y el 13 de febrero, cruzando audazmente el Río Pasaje, decidió el patriota General realizar aquel histórico juramento de la nueva bandera nacional con toda la tropa presintiendo el cercano triunfo donde ese lienzo ideado por él iba a alcanzar su primera gloria en estos campos donde hoy nos encontramos[20]. La bandera blanca y celeste, signo de los colores del firmamento y del amado manto de la Santísima Virgen, establecida ahora como la Generala de su ejército, flameó desde entonces al frente de las tropas que llegaron al Fuerte de Cobos el 14 de febrero[21]. Desarmada la resistencia realista, los patriotas ocuparon la zona, cercana al pueblo de Campo Santo, sede del histórico Ingenio de San Isidro, antigua propiedad de la familia salteña de los Cornejo. Cuenta la tradición familiar que, habiendo el ejército y su ganado consumido toda la cosecha de caña de azúcar, la mujer de don José Antonino Cornejo, Doña Josefa Usandivaras, le advirtió a su esposo que no tendrían con qué darle de comer a sus hijos. A lo que este insigne patriota respondió: “si la patria me pide incluso a mis hijos, a mis propios hijos se los daré”[22].

Este era el espíritu que reinaba en Salta, por todas partes, entre mujeres y varones, entre los gauchos, hacendados y hacendadas, como Doña Juana Moro de López y Doña Martina Silva de Gurruchaga. Toda la campiña salteña estaba al servicio de la patria, por eso era dueña absoluta de la situación, manteniendo a Tristán como escondido en la ciudad sin sospechar siquiera la cercanía de los patriotas. Sin embargo, caído el Fuerte de Cobos, recibió las primeras noticias de que el Ejército del Norte estaba a las puertas de Salta.

Cuenta una antigua crónica de esta Campaña de Salta escrita por el Capitán Mateo Ríos oficial de los “Decididos de Salta” que estaban al mando del Coronel Gaspar Burgos: “el día 14 continuamos el camino desde Cobos, el tiempo era malo la lluvia caía a torrentes haciendo difícil el desplazamiento de la artillería y las carretas de maestranza, gracias al tezón de la gente del exército pudimos pasar por el Huayco-ondo que ocupa como tres leguas con muchos torrentes. El Señor General acompañó la tropa en todo momento dando las oportunas órdenes. Llegada la noche el Coronel Don Gaspar Burgos le propuso al Señor General ir a la Finca de las Higuerillas por ser lugar seguro como así también apropiado para mandar una partida por [la Finca] la Cruz de distracción al enemigo. Así se hizo i a la mañana del 16 el Señor General Don Manuel Belgrano con su plana Mayor siguió por una

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cañada a unirse a su tropa en la Posta de Luna en La Lagunilla para seguir hasta Chacha-Polla donde sería el campamento” [23].

Este texto nos indica la estrategia de Belgrano para la realización de la Batalla de Salta. Nos indica también que en la prudencia militar del general no faltó ese elemento esencial que se llama ‘docilidad para escuchar el consejo de los sabios y prudentes’. Hemos escuchado como accedió al consejo del Cnel. Burgos en ir a las Higuerillas, Finca del patriota Don Vicente Toledo que se convertía así en lugar clave de la Guerra de la Independencia. Pero, y esto fue fundamental, accedió al consejo del capitán Don Apolinario Saravia que le indicó no entrar a la ciudad por los Portezuelos, los cuales ya se encontraban fortificados, sino por unas tortuosas cañadas a través de la Finca La Lagunilla hasta caer en la Finca Castañares, en la zona de Chacha-Polla, propiedad de su padre el Coronel Don Pedro José Saravia[24]. Este fue consejo genial y oportunísimo que terminó de confundir al ya absorto Coronel realista Don Pío Tristán.

Cuenta la tradición que, en la alborada del día 19 de febrero de 1813, ya que en el atardecer del día 18 y durante toda esa noche el ejército había atravesado con esfuerzos sobrehumanos las cerranías y había podido acantonarse en esta gloriosa Finca de Castañares, estando aún Tristán en la cama, le fue informado todo y dijo: “¡Ni aunque fueran pájaros!” convencido como estaba que el trastorno de la sierra por otro punto que no el del portezuelo, para un ejército regular cual era el de Belgrano, obra era superior a todo esfuerzo humano[25]. Luego preguntó: “¿Y son muchos?” sin poder dar crédito aún a la cosa. “Como avispas” le respondieron. “¿Y aún llueve?” volvió a decir. “Sí, señor, llueve” le dijo. A lo que imprudentemente respondió: “Pues me alegro, así se matan mejor las avispas”[26].

En esta casa, hoy histórica, de la Finca de Castañares, como ya se había hecho tres días antes en la sala de la Finca Las Higuerillas, el General Don Manuel Belgrano terminó de idear el plan de batalla que lo conduciría a la victoria del 20 de febrero de 1813. ¡Qué diferente era todo a lo ocurrido en Tucumán! Por esto fueron tan diferentes las victorias de Tucumán y de Salta. Desde aquí Belgrano pudo prever todo lo que iba a suceder, sobre todo lo que significaba atacar por el norte, porque desconcertaba al enemigo y le cortaba la huída hacia Jujuy. Desde esta casa dio orden de esperar todo el día 19 con precaución pues haber atacado ese día significaba someter a las tropas

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a un esfuerzo inútil ya que necesitaban descanso después de haber llegado hasta aquí realizando obra sobrehumana y en medio de la lluvia. Desde aquí se tuvieron en cuenta todos los detalles con gran circunspección para que el acierto fuera total y la victoria un hecho. Por todas estas cosas la Batalla de Salta ha pasado a la historia y es recordada como uno de los grandes momentos de la gesta belgraniana y de la Guerra de la Independencia.

La Batalla de Salta y sobretodo sus prolegómenos que brevemente hemos reseñado no hacen más que mostrarnos la prudencia del virtuoso General Don Manuel Belgrano, virtud principal que, con razón, es madre de virtudes. En una guerra justa, la prudencia militar asegura la victoria y establece la paz, paz que Belgrano buscaba para establecer con ella nuestra soberanía nacional en el concierto de todas las naciones libres del mundo. Justamente por esto, en nuestro General, la prudencia no estaba sola y estaba acompañada de las demás virtudes. En atención a esta realidad, cuando los salteños en el centenario de la batalla construyeron el monumento a la victoria del 13 de febrero de 1813, quisieron poner en los cuatro extremos del hermosísimo trofeo a las representaciones de las cuatro virtudes cardinales, que aún hoy podemos contemplar. A saber: PRUDENCIA – JUSTICIA – FORTALEZA – TEMPLANZA[27].

Hoy nosotros, en el bicentenario de la gesta belgraniana, queremos recoger este testimonio de virtud y queremos actuarlo para la gloria de Dios y de nuestra grandiosa nación argentina, en la confianza de que solo la virtud, y nunca el vicio, de sus gobernantes ciudadanos podrán volver a ponerla en el lugar que la providencia de Dios le ha asignado en este mundo, como logró hacerlo Belgrano con su gloriosa gesta.

Muchas gracias

Placa colocada en la hacienda de Castañares por la Academia Nacional de la Historia y el Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta

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Palabras de bienvenida a los Miembros de la Academia Nacional de la Historia pronunciadas por la Presidenta del

Instituto, Dra. LUISA MILLER ASTRADA

El Instituto de San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, honrado y halagado con la visita del señor Presidente y señores académicos de Número de la Academia Nacional de la Historia, ofrece estas palabras de bienvenida a los ilustres visitantes.

Y no es para menos, porque su presencia en esta ciudad, es la respuesta a la invitación cursada por este Instituto para celebrar Sesión Extraordinaria en Conmemoración del Bicentenario de la Gesta Belgraniana llevada a cabo entre los años 1812 y 1813.

La epopeya protagonizada por el Ejército de la Patria comandado por el general Don Manuel Belgrano, tuvo como escenario el espacio geográfico en que hoy se integran las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán.

Aquí se desarrollaron hechos que determinaron el objetivo independista de la Revolución de Mayo. El juramento a la bandera prestado por la tropa y el heroico pueblo jujeño al conmemorarse el segundo aniversario de la instalación del Primer Gobierno Patrio, que el General en Jefe presentó como símbolo identificatorio ante las naciones del mundo, ratificó la intención independista expresa en la Villa del Rosario.

Desautorizada por el Triunvirato, sus colores fueron recuperados en el sello de la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813 y fueron los colores que condujeron al Ejército de la Patria en los triunfos de Tucumán y de Salta.

Así como las decisiones de la Soberana Asamblea constituyen una implícita declaración de Independencia, la victoria de Salta que afianzó a la de Tucumán, salvó a la Revolución por la Independencia del Plata, donde sobrevivía el Gobierno Patrio decidido el 25 de Mayo.

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Esta es la segunda oportunidad en que la Academia Nacional de la Historia, el más alto Cuerpo Académico integrado por historiadores de las Provincias Argentinas, se reúnen en la ciudad de Salta para celebrar Sesión Pública. La primera se realizó en 1945 cuando presidía la Institución el Dr. Ricardo Levene y el Instituto de San Felipe y Santiago estaba presidido por el Dr. Atilio Cornejo.

Hoy, la presencia de la actual presidente de la Academia Dr. Miguel Angel Demarco, culmina la gestión iniciada por el anterior presidente el Dr. Eduardo Martiré.

Bienvenidos señores Académicos

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PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL PRESIDENTE DE LA

ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA PARA ABRIR LA SESIÓN

ESPECIAL REALIZADA EL 26 DE OCTUBRE DE 2012 EN

CONMEMORACIÓN DEL BICENTENARIO DE LA BATALLA DE

SALTA EN LA CIUDAD DEL MISMO NOMBRE, CON EL AUSPICIO

DEL INSTITUTO DE SAN FELIPE Y SANTIAGO DE ESTUDIOS

HISTÓRICOS.

La Academia Nacional de la Historia viene a esta ilustre provincia de Salta a participar en los homenajes con que ella adhiere al bicentenario del hecho de armas que afianzó la victoria de Tucumán y demostró con creces el valor y entrega de los hijos de este suelo a la causa de la libertad.

Al recibir la invitación del antiguo y prestigioso Instituto de Estudios Históricos de San Felipe y Santiago, el cuerpo académico aceptó, como ha ocurrido pocas veces, salir de su ámbito del Antiguo Congreso Nacional para trasladarse a otro punto del país, en este caso a la bella ciudad que tantas páginas indelebles ha escrito en los anales de la patria.

Vinimos animados del propósito de brindar nuestro modesto aporte a las celebraciones y hemos recibido, como es tradicional en esta tierra, múltiples expresiones de aprecio y generosidad.

Nuestra visita a la Hacienda de Castañares; las honras tributadas a Belgrano y a su Ejército por sus herederos los jefes, oficiales y soldados del Regimiento de Caballería Ligero 5, ataviados con su uniformes de época; las palabras del intendente municipal y de otras personalidades, además de la entrega de diplomas que recuerdan nuestro paso por la ciudad, comprometen nuestra gratitud.

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Y ahora, en la sesión académica propiamente dicha, que cuenta con la presencia de autoridades, historiadores, profesores, alumnos de institutos superiores, harán uso de la palabra los académicos doctora María Luisa Miller Astrada y doctores Armando Raúl Bazán e Isidoro J. Ruiz Moreno, a quienes iré poniendo en uso de la palabra, no sin antes agradecer a la mesa directiva del Instituto de San Felipe y Santiago por la excelente organización de este encuentro y por las múltiples expresiones de cordialidad y amistad de que nos hicieron objeto desde el momento mismo de llegar a Salta.

LA BANDERA: CREACIÓN, CAMBIO Y RESTABLECIMIENTO

ISIDORO J. RUIZ MORENO

Voy a tratar un tema referente a la gesta del general Belgrano en el bicentenario de sus muchos méritos por la nacionalidad, que abarca a todos los argentinos: la creación de la bandera, el símbolo más representativo de

la Patria

, que juramos defender hasta morir, y que lucimos en la fachada de nuestros domicilios al conmemorarse hechos gloriosos.

La evocación ha de precisar una idea errónea en algunos, de que la iniciativa de Belgrano fue permanente, en cuanto a que no sufrió alteración. Según esta creencia, el General ideó la enseña y desde entonces ésta fue adaptada por los argentinos. Apenas si se alude a una inicial prohibición –pronto enmendada, como se verá-, pero se ignora que la bandera llegó a ser reemplazada por otra durante muchos años. He de ceñirme únicamente a testimonios contemporáneos de los sucesos, única fuente válida para recrear el pasado.

Comencemos por lo mayormente sabido.

1

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El 13 de febrero de 1812, desde Rosario, Belgrano ofició al Gobierno Central residente en Buenos Aires, acerca de haber “llegado el caso” –ante la guerra exterior ya iniciada- de que se adoptase “la escarapela nacional que debemos usar, para que no se equivoque con la de nuestros enemigos”. La necesidad –exponía- era que algunos cuerpos del Ejército llevaban insignias diferentes, “de modo que casi sea una señal de división”, argumentaba. Cabe destacar que ya en esa época temprana, Belgrano aludía a una enseña nacional, lo que demuestra el sentido independentista surgido en mayo de 1810. Una semana después un decreto del Primer Triunvirato dispuso: “Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de

la Plata

, de color blanco y azul celeste”, lo que se hizo saber a las autoridades y a los jefes militares. Es importante destacar que el color celeste es una gradación del azul: un azul claro, de modo que no está del todo mal aludir al “azul”, aunque en la bandera argentina debe usarse de tono pálido.

Es menester precisar que los colores usados como escarapela en la semana de mayo de 1810 fueron una cinta blanca –distintivo de los Borbones reemplazados por Napoleón-, o blanca y colorado, de acuerdo a

la Cruz

de San Andrés o de Borgoña estampada en enseña peninsular. El grupo “morenista” convertido en oposición adoptó el color celeste en vez del colorado, para marcar su distancia con el Gobierno, que usaba éste. Cambiada

la Junta

Grande por el Triunvirato, se difundió el uso de las cintas blancas y celestes, en forma paulatina. De ellas se inspiró el general Belgrano.

Creyendo Belgrano –con esa conformidad a su iniciativa- que podía avanzar sobre el símbolo de la naciente Patria, unos días más tarde, el 27 del mismo mes volvió a dirigirse al Gobierno con la nota ahora consagrada por

la Historia

: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.

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Se comprueba el origen preciso de la enseña, derivada de la escarapela –y no del manto de

la Virgen

o la coincidencia con la banda de

la Orden

de Carlos III-, sino que es una misma: reducida para el uso personal, y la grande para desplegar ante soldados propios y enemigos. El vecindario de Rosario la celebró, al igual que el de Jujuy cuando la hizo bendecir el 25 de mayo, “aniversario de

la Patria

”, destacó su creador, “en medio de las aclamaciones y vivas del pueblo, que se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás Naciones”.

Si bien no se conservó dicha primera bandera, por lo que se expondrá a continuación, la disposición de sus colores sería una lista blanca arriba y otra celeste debajo: así figura en el cuadro que se hizo pintar el mismo Belgrano (Londres, 1815), como fondo de su efigie mostrando un combate; e igualmente en el grabado que mandó imprimir San Martín luego de Maipú (Londres, 1818), en el cual se lo representa portando la bandera del Ejército de los Andes, con esa disposición de las dos franjas.

Empero, el Triunvirato desautorizó a este último por el paso dado: en medio de una situación militar difícil en

la Provincia Oriental

y con negociaciones diplomáticas para salvar la independencia, cursó a Belgrano la orden de eliminarla, haciendo pasar su creación “como un rasgo de entusiasmo”, le previno el 27 de junio. El General acató la disposición, que se mantuvo reservada.

Pero el movimiento emancipador no tenía vuelta, y alcanzó su reflejo en la inspiración de Belgrano.

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El propio Gobierno de las Provincias Unidas, ese mismo año 1812, había dispuesto no pasear más el estandarte español por tratarse de “una ceremonia humillante” (11 de mayo), “incompatible con las prerrogativas de la libertad que ha proclamado y defiende”, hasta sustituir dicha ceremonia “por una demostración más digna y análoga a nuestra regeneración social”. Así se difundió desde el órgano oficial

la Gaceta

Ministerial.

Y apenas un mes después el “estandarte de la libertad”, se expuso por primera vez en

la Capital

desde la torre de la iglesia de San Nicolás (donde hoy se levanta el Obelisco). El 10 de junio de ese año 1812 –el mismo mes en que se prohibió al general Belgrano a mostrarla- una carta del enviado portugués coronel Juan Rademacker a Lord Strangford, embajador británico en Río de Janeiro, le describía una función de teatro titulada “El 25 de Mayo”, compuesta por Ambrosio Morante, a cuyo final un “Genio” figurando “el espíritu de Independencia Americana”, presentó al público de Buenos Aires “a nova bandera nacional, que he azul e branca”.

Ya estaba impuesta la enseña que Belgrano nos legó, según cantamos en las fiestas patrias. En el año 1813 el “pabellón de

la Patria

”, la bandera “republicana”, “de

la Independencia

”, como se la denominó, fue lucida en cuanta ocasión fue considerada conveniente. No dejó de hacerlo el nuevo Gobierno (segundo Triunvirato), y el diario llevado por Juan Manuel Beruti –hermano de quien distribuyó las cintas tres años antes- indica en septiembre que en el Fuerte, sede del mismo, “en la misma asta de bandera se puso por el Gobierno en la parte superior un gallardete de color celeste y blanco, divisa de

la Patria

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, que dominaba la bandera española de amarillo y encarnado, que estaba debajo de la nuestra, preludio de que pronto declararemos nuestra independencia”. Aunque pasarán más de tres años para hacerlo en forma solemne, los términos utilizados, en forma coincidente, no dejan duda que el Río de

la Plata

era una Nación separada del Reino de España desde 1810, cuando dejaron de recibirse autoridades y disposiciones desde

la Península.

Un enemigo de

la Revolución

de Mayo, el defensor de Montevideo, mariscal Gaspar Vigodet, anunciaba al Ministro de Relaciones Relaciones Exteriores de Portugal: “Los rebeldes de Buenos Aires han enarbolado un pabellón con dos listas, azul-celeste a las orillas y una blanca en medio”.

Aquí tenemos una innovación: a la bandera de Belgrano se le había sumado otra faja en la parte superior. Se ignora el momento en que fue decidida y el autor de ella, siendo que varios autores atribuyen la tercera a iniciativa de don Bernardino Rivadavia, estrecho amigo de Belgrano. A poco ambos desempeñarán una misión conjunta en Europa.

Ya estaba impuesto el distintivo nacional, en forma oficial: cuando el 31 de enero de 1814 se tornó a un Poder Ejecutivo unipersonal, al flamante Director Supremo se le otorgó un distintivo del cargo: “Llevará una banda bicolor, blanca al centro y azul a los costados”. Prolijamente el “diario” de Beruti registró el 17 de abril de 1815: “Este mismo día amaneció puesta en el asta de

la Fortaleza

la bandera de

la Patria

, celeste y blanca, primera vez que en ella se puso”. No es de extrañar, pues, que al impartir instrucciones el Director Supremo al coronel Hipólito Bouchard, a punto de emprender su navegación de corso, le previno el 21 de septiembre del último año: “Si se trabara algún combate se tremolará el pabellón de las Provincias Unidas, a saber: blanco en el centro y celeste en sus extremos, al largo”. Convertida en

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el símbolo de la independencia sudamericana, la bandera argentina fue adoptada por varios países de Centro América.

Se llegó así al momento de solemnizar, de manera pública, lo decidido en Buenos Aires entre el 22 y el 25 de mayo de 1810: proclamar la definitiva emancipación de España, lo que se venía viviendo desde entonces. Y en el mismo mes de julio en que se manifestó la resolución, el día 25, un ley del Congreso Nacional reunidos en Tucumán dispuso: “Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación, después de la declaración de su independencia, será su peculiar distintivo una bandera celeste y blanca, de que se ha usado hasta el presente”. Sería tremolada en

la Fortaleza

de Buenos Aires –sede del Gobierno-, buques y unidades militares (para las cuales se agregó por ley del 25 de febrero de 1818, “un sol pintado en medio de ella”, dorado, se entiende, y no está de más marcar el detalle, por lo que vendrá).

Desde entonces el azul claro en los extremos, y blanco en el medio con un sol, fue ostentada en edificios públicos y ceremonias castrenses. Durante la guerra contra el Imperio de Brasil la llevó así el Ejército Republicano de Operaciones. Fue la que usó, en consecuencia, el general Lavalle cuando de retorno al finalizar la contienda, depuso y derrocó al Gobernador Dorrego.

Pero al margen de tan deplorable suceso y consecuencias, la enseña nacional quedó como símbolo de Argentina, en tierra y por mares, desde que lo dispusiera el Congreso de

la Independencia.

Mas no por mucho tiempo, para asombro y condenación de cantidad de compatriotas.

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Sabido es que al asumir el Gobierno de

la Provincia

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de Buenos Aires el general Juan Manuel de Rosas, impuso una férrea distinción entre partidarios y adversarios, con extrema dureza en el trato hacia éstos, en todas sus manifestaciones. No escapó ni siquiera la representación de nuestra soberanía. En ese tiempo el Gobernador Rosas exigió el uso de una divisa partidista, de color colorado, usado éste desde la figuración de Artigas en el Litoral (1815) con reveladora elocuencia gráfica: la bandera nacional cruzada en diagonal por una banda colorada, distintivo de

la Federación

que aquel caudillo buscaba imponer como sistema político.

Las líneas se acentuaron: hallándose Rosas en su campamento en el sur, sobre el río Colorado, envió un deseo para conocimiento del doctor Felipe Arana –su futuro Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores- y de su esposa doña Pascuala Beláustegui de Arana, presidenta de

la Sociedad

de Beneficencia de Buenos Aires, tan asombroso que es necesario conocerlo a través de las propias palabras de Arana (22 de abril de 1833): “Pascuala me encarga diga a Ud. que, como este año está de Presidenta, ha dado orden a las escuelas que para las fiestas del 25 de Mayo quiten las cintas celestes, y usen las punzó, según Ud. lo significó”…

El conocimiento de esta aberración fue contestado por el general Rosas al siguiente mes, el 29 de mayo, al doctor Arana, en términos inequívocos: “Sírvase Ud. manifestar a mi señora doña Pascuala cuánta ha sido mi complacencia al saber que había privado [negado] el uso de la cinta celeste en los premios del 25 de Mayo. Siguiendo su ejemplo, mandé que todo el que tuviera algo celeste en el Ejército lo quemase dicho día”.

Mayor agravio al color patrio usado desde 1811, utilizado por Belgrano al año siguiente, oficializado en Tucumán en 1816, y enarbolado por los Ejércitos de

la Independencia

, no podía darse. Y para más grave escarnio, al conmemorarse el inicio de las jornadas emancipadoras.

Pero eso fue el primer paso de la conducta de Rosas con relación a la bandera patria.

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En 1835 asumió el segundo período de Gobierno en Buenos Aires, con facultades dictatoriales, al concedérsele la “suma del Poder Público”. Y ya sin ninguna oposición que interfiriese en su conducta, al año siguiente (23 de marzo) comunicó al coronel Vicente González, en Monte: “He entregado al Coronel una hermosa bandera que debe remitir a Ud. en primera oportunidad, con el correspondiente oficio. Ésta es para los días de celebridad en ese punto. Sus colores con blanco y azul oscuro, con un sol colorado en el centro, y en los extremos el gorro punzó de

la Libertad.

Ésta la bandera nacional por la ley vigente. El color celeste ha sido arbitrariamente y sin ninguna fuerza de ley nacional introducido por las maldades de los unitarios. Se le ha agregado un letrero de ¡Viva

la Federación

! Vivan los federales! ¡Mueran los unitarios!”.

Está de más cualquier comentario. Sólo aclarar que esta adulteración de colores –que no es nada menos que una sustitución del emblema patrio por uno partidista- fue dispuesta sin siquiera ley de

la Sala

de Representantes provincial, ni decreto del Poder Ejecutivo, sino mediante circulares.

Pero esa fue la bandera desplegada por las tropas de Rosas en sus posteriores operaciones contra sus enemigos constitucionalistas –denominados “unitarios”-, y así se pintó en cuadros de la época.

No era la bandera argentina, por supuesto; y conviene transcribir la opinión del general José María Paz al mandatario correntino don Joaquín Madariaga (2 de febrero de 1845), en lucha contra el Dictador porteño: “El comandante don Jorge Kardassi me ha presentado una bandera de la balandra de guerra de Buenos Aires, Carmen, que fue por él apresada en su tránsito desde Montevideo. Esta adquisición no sería un trofeo si fuera el pabellón argentino, a cuya sombra hemos combatido, y cuya vista inflama a nuestros leales compatriotas: ella es solamente la insignia del despotismo más atroz que preside la carnicería y la barbarie. Ella no es la bandera de Mayo, pues desfigurada en sus colores y emblemas, no tiene ninguna semejanza con la que simboliza las glorias de

la Patria.

73

Por ello es que he creído deberse conservar en el depósito que tenga

la Provincia

para éste objeto”.

Conceptos bien elocuentes y terminantes por provenir de quien los enunció.

Pero todo llega a su fin, y

la Dictadura

de Rosas resultó conmovida por la revolución iniciada por el Gobernador de Entre Ríos, general Justo J. de Urquiza, al proclamar en 1851 el anhelo de reunir un Congreso Constituyente. El lema de guerra de sus fuerzas era elocuente: “¡Mueran los enemigos de

la Organización

Nacional!”.

La Provincia

de Corrientes se le adhirió.

4

La esperanza de la regeneración de

la Patria

tuvo un simbólico elemento, del más elevado significado. Cabe adelantar que las cuatro Provincias del Litoral usaban enseñas propias izadas en sus embarcaciones, y por eso el agente de Urquiza en Montevideo –donde se gestaba una alianza para dotar al gobernante entrerriano de naves de guerra y dinero metálico, objetos necesarios para la campaña a iniciarse- se dirigió a éste inquiriendo qué enseña debía enarbolar en el edificio que lo alojaba. La respuesta del general Urquiza fue categórica: “Desde que los Estados de Entre Ríos y Corrientes son parte integrante de

la Confederación

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Argentina, no corresponde a

la Legación

usar de otra bandera ni de otras armas que las que reconoce el mundo como el símbolo de la nacionalidad argentina; por consiguiente debe V.S. tremolar en la casa de

la Legación

la bandera azul y blanca, y ser el escudo de armas que entre dos manos entrelazadas lleva una asta en que está colocado el gorro de

la Libertad

”. El 1º de mayo de ese año 1851, Urquiza se había adelantar a levantar la prohibición de Rosas de usar el color azul (representación de los “unitarios”).

La primera operación militar fue llevada contra el aliado de Rosas, general Oribe, logrando su rendición ante Montevideo, en el mes de octubre. Si los jefes y oficiales de Buenos Aires se embarcaron en naves inglesas para volver junto al Dictador porteño, la tropa que estuvo a órdenes de aquel hasta entonces, en cambio, fue incorporada al Ejército triunfador, al uso de ese tiempo.

En enero de 1852, al cruzar el arroyo del Medio el Ejército Grande Libertador, tuvo lugar un acto que registró Domingo F. Sarmiento en su “diario”: “Despliegue de banderas. Sorpresa y entusiasmo al ver la bandera nacional azul-celeste”. En su libro Campaña en el Ejército Grande el mismo Sarmiento explica tal reacción: “El coronel Echenagucía viene a verme y me describe la emoción de los soldados del antiguo Ejército de Rosas al emprender su marcha, entrar en su Provincia, y ver ondear al frente de sus Batallones la bandera azul-celeste nacional, que se les había dado ese día, en lugar de la azul-negra con letreros, de Rosas. Díjome con dolor que muchos oficiales no conocían el pabellón nacional, educados en la guerra civil”.

Con la batalla de Caseros ganada por Urquiza, junto con la libertad, dignidad y la base de

la Constitución

, retornó para siempre el uso de la auténtica bandera argentina.

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LAS DOS GRANDES BATALLAS DEL NORTE

Carlos Páez de la Torre (h) [28]

Desde los primeros meses posteriores a la Revolución de Mayo y por espacio de 15 años, el noroeste de la actual República Argentina fue el sostenedor del movimiento iniciado en 1810. La malformación tradicional de nuestro país, ha hecho que esa circunstancia pase generalmente desapercibida en la mente de los varios millones de ciudadanos que residen en las zonas más pobladas de la República.

Casi no es necesario decir que esto ocurre porque no nos hemos preocupado, a través del tiempo, de generar (por medio de la educación y a partir de la escuela primaria) una conciencia clara de estas cosas. Si lo hubiéramos hecho, habríamos conseguido que las batallas de Tucumán y Salta, y después la acción denodada de los escuadrones gauchos de Salta y Jujuy estuvieran grabadas en el imaginario colectivo con la misma fuerza que tienen el 25 de Mayo “frío y lluvioso” o las victorias de San Martín en Chile, por ejemplo. En fin, es una de las tantas cuestiones que debiéramos concentrarnos en corregir.

Y bueno sería que, en estos tiempos en que tanto se proclama la necesidad de cambiar el modo de ver la historia nacional, lo que ocurrió en el noroeste entre 1810 y 1825 ascendiera a la categoría de los acontecimientos que dieron definición a la patria.

Acaban de conmemorarse los bicentenarios del Éxodo Jujeño y de la batalla de Tucumán. En poco más de tres meses celebraremos el bicentenario del

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juramento del río Pasaje, el 13 de febrero de 1813, y luego los dos siglos de la gloriosa batalla de Salta, del 20 de febrero de 1813.

Jorge Luis Borges cierra uno de sus famosos textos de ficción, ambientado en el Japón del siglo XVIII, con estas líneas. Dice: “este es el final de la historia de los 47 hombres leales: salvo que no tiene final, porque los otros hombres, que no somos leales tal vez, pero que nunca perderemos del todo la esperanza de serlo, seguiremos honrándolos con palabras”.

Algo así ocurre con aquellas dos grandes batallas del norte, que evocaré rápidamente en esta intervención. Nosotros también, que nunca perderemos la esperanza de ser leales a la memoria de esos valientes, queremos seguir, entretanto, honrándolos con palabras. Y contar otra vez esa historia que, entre comillas, todos saben, al menos en teoría.

Después de Huaqui

Demos por conocidos los acontecimientos previos a aquellas grandes definiciones en esta parte del país. La primera campaña al Alto Perú, luego de la victoria de Suipacha de 1810, se había cerrado con el atroz desastre de Huaqui. La retirada que le siguió fue un auténtico caos. Al antes fuerte ejército triunfador de Suipacha, las deserciones lo habían dejado reducido a apenas 200 hombres, que arribaron penosamente a Jujuy. Unos 600 dispersos se habían adelantado y estaban en Salta, donde Rudecindo Alvarado los reunió y los agregó al resto. Se sumaron también las milicias de Salta, que el gobierno había acuartelado.

A todo esto, la Junta dispuso, en agosto de 1811, que los jefes batidos en Huaqui fueran reemplazados por el coronel Cornelio Saavedra. Este se hizo cargo de la fuerza, pero por muy poco tiempo, ya que la Junta (sustituida por un Triunvirato desde setiembre), ordenó que Juan Martín de Pueyrredón relevara a Saavedra. El nuevo jefe designó como segundo al coronel José Moldes, quien tomó enérgicas medidas de disciplina y reclutamiento, con lo que pudo elevar los efectivos a unos 2000.

Pueyrredón, entusiasmado, autorizó a su jefe de vanguardia, Eustoquio Díaz Vélez, a intentar (enero de 1812) un ataque a los realistas en Nazareno. Terminó en otra derrota. Entonces, Pueyrredón ordenó una presurosa retirada con rumbo a Tucumán, a la vez que solicitaba su relevo del mando. Y el

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Triunvirato resolvió que el reemplazante de Pueyrredón sería Manuel Belgrano.

Belgrano asume y contramarcha

El 27 de marzo Belgrano recibió, de manos de Pueyrredón, en Yatasto, la desvencijada tropa. Como primera medida, canceló el repliegue y contramarchó hacia el norte. Acampó primero en Campo Santo, y el 19 de mayo instaló su cuartel general en San Salvador de Jujuy.

Los realistas iban, a todo esto, de triunfo en triunfo. En mayo, tuvieron dominada a Cochabamba. Más tranquilo, el general en jefe, José Manuel de Goyeneche, se dispuso a ocupar las provincias “arribeñas” de la actual Argentina. Encargó la misión a su primo, Pío Tristán, quien había ascendido a general por su desempeño en Huaqui. Y el 1° de agosto, Tristán iniciaba su campaña. Iba al mando de 2000 soldados de infantería y 1200 de caballería, y contaba con 10 cañones.

Entretanto, en Jujuy, Belgrano luchaba con enormes dificultades para convertir en ejército ese grupo desmoralizado. Logró que Buenos Aires le enviara 40.000 pesos y 400 fusiles, a tiempo que activaba la recluta. El gobernador intendente, doctor Domingo García, le remitió 500 hombres desde Salta, y de allí arribó también el coronel Moldes, con 125 hombres equipados y montados a su costa: eran los llamados “Decididos de Salta”. En Jujuy se formaron los “Decididos de Jujuy” mientras, en la Quebrada, Antonio González Balcarce multiplicaba la recluta de jinetes.

Para levantar el ánimo de los soldados, el 25 de mayo de 1812 Belgrano decidió enarbolar la bandera que había creado meses atrás, en Rosario. Ante una gran multitud, presentó la enseña al ejército y pueblo desde el Cabildo, y la hizo bendecir, en la Catedral, por el canónigo Gorriti.

El “Éxodo Jujeño”

Sabedor de que el próximo objetivo de las fuerzas realistas era Jujuy, Belgrano decidió que la totalidad de la población la abandonase, sin dejar nada que pudieran aprovechar los invasores. El 29 de julio, lanzó un bando tajante. Ordenaba que todos los habitantes se unieran al ejército, llevando cuantas armas, de fuego o blancas, tuvieran en su poder o pudieran adquirir,

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además del ganado, cosechas y hasta las mercaderías de los comerciantes, todo bajo pena de sanciones severísimas.

Así, se formó una enorme columna de población civil, cuya marcha hacia Tucumán empezó el 23 de agosto de 1812. Hombres, mujeres, niños con sus pertenencias a cuestas, fueron protagonistas de aquel memorable episodio conocido como el “Éxodo jujeño”.

Belgrano fue el último en alejarse de Jujuy, después de la medianoche del 23 de agosto. Alcanzó al galope el grueso de las tropas, y con ellas siguió rumbo a Tucumán. En Salta se le incorporó el resto de las milicias y la guarnición de esa plaza. Así, cuando los realistas entraron en Jujuy, encontraron la ciudad abandonada.

Desde Jujuy, Tristán despachó avanzadas para hostilizar la retaguardia patriota, que estaba al mando del coronel Díaz Vélez. En Cabeza de Buey, el hostigamiento adquirió más violencia, y toda la retaguardia hubiera sido destrozada, de no mediar la intervención del cuerpo de reserva.

Las Piedras y cavilaciones

Los realistas, envalentonados ante este ejército desmoralizado que se retiraba, el 3 de setiembre decidieron cargar sobre su retaguardia, en las inmediaciones del río Las Piedras. El ataque fue exitoso, y, a pesar de los esfuerzos de Díaz Vélez, el enemigo logró apoderarse de dos piezas de artillería y hacerles varios prisioneros. Pero Belgrano, que no se hallaba lejos, supo aprovechar la ocasión. Amparándose en los accidentes del terreno y las arboledas, desplegó sus fuerzas y enfrentó a los realistas. Los puso en fuga, tras matarles una veintena de soldados, además de tomar prisioneros y armamento, y rescatar gran parte de los capturados.

El combate de Las Piedras no tenía trascendencia militar; pero resultó clave para insuflar una nueva moral en los soldados.

A esa altura, Belgrano cavilaba sobre sus próximos pasos. Las órdenes del Triunvirato, en su poder, eran claras. Si los realistas llegaban a ocupar Salta -cosa que en esos momentos estaban haciendo- y marchaban sobre Tucumán, el Ejército del Norte debía retirarse hasta Córdoba sin presentar batalla. Pero el general calibraba la posibilidad de quedarse en Tucumán y resistir desde

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allí. Claro que se trataba de una variante muy grave, y todavía no se había decidido a adoptarla.

En Yatasto, el camino se divide en dos. Uno, el llamado “de las carretas”, llevaba a Córdoba, por Santiago, y rozaba territorio tucumano sin pasar por la ciudad. El otro conducía a la ciudad de Tucumán, directamente. Belgrano optó por el primero, y acampó en La Encrucijada, paraje de Burruyacu, como paso previo a internarse en territorio de Santiago.

Resistir en Tucumán

Mientras tanto la vanguardia realista, rehecha después de Las Piedras, hizo alto cerca de Metán, a la espera de refuerzos antes de avanzar hacia Tucumán. Descontaban que Belgrano seguiría a Santiago, dado el camino que había adoptado. Y por eso, sin apuro, se demoraron varios días en Metán. Ese margen iba a resultar precioso para el ejército patriota.

Desde La Encrucijada, Belgrano envió a Tucumán al coronel Juan Ramón Balcarce. Su misión era recoger todas las armas que hubiese disponibles en esa ciudad, y reclutar hombres para que engrosaran la tropa. Debía examinar, además, el espíritu de la gente, para pulsar la dimensión de su apoyo al Ejército.

La población se inquietó de inmediato ante la presencia del comisionado. Si los realistas avanzaban, cuando entrasen los hallarían desarmados y lejos del Ejército. Los vecinos empezaron a congregarse, nerviosos y angustiados. La reunión importante se desarrolló en la casa de don Bernabé Aráoz. Era el personaje de mayor significación por su fortuna, por su carácter decidido y por la autoridad que ejercía sobre la campaña. Resolvió, y lo apoyaron todos, requerir a Balcarce que el Ejército detuviera su repliegue y enfrentara a los realistas en Tucumán, para lo cual ofrecían brindarle toda clase de ayuda.

Y, para reforzar la propuesta, partió una comisión a La Encrucijada. La encabezaba don Bernabé con su pariente, el clérigo Pedro Miguel Aráoz, y también el coronel Rudecindo Alvarado. El general escuchó sus razones y les expuso que quedarse implicaba desobedecer las órdenes que tenía. Pero, en el fondo, estaba inclinado a complacerlos. Les dijo, finalmente, que detendría su marcha en Tucumán, si le aportaban 20.000 pesos para socorro de la tropa y un millar de hombres de caballería. Aráoz prometió que le

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entregaría el doble. La decisión, entonces, quedó tomada. El Ejército se haría fuerte en Tucumán, y allí enfrentaría a los realistas.

Resuelto Belgrano a afrontar este desafío de tan incierto resultado, toda la provincia entró en febril actividad de preparativos y reclutamientos. El tiempo apremiaba, ya que los realistas iban a moverse desde Metán en cualquier momento. El general levantó el campamento de La Encrucijada y el 11 de setiembre por la noche entró en Tucumán con su exhausta tropa. En menos de dos semanas, llegaría el momento de la verdad.

Amanece el 24 de setiembre

Al amanecer del 24 de septiembre de 1812, empezaron los movimientos definitivos de los ejércitos que combatirían en la batalla de Tucumán. Los 3000 hombres del realista Tristán habían pasado la noche acampados en la cañada de Los Nogales, mientras los 1.800 que componían el ejército de Belgrano permanecían en los fosos y trincheras de la ciudad.

Al rayar el alba, estos se movieron hacia el norte de la población. Desde allí, podía divisarse perfectamente al enemigo acampado en Los Nogales. Estando ya claro, Tristán empezó desde allí su avance hacia la ciudad. Pronto debió torcer camino, porque se encontró con un incendio de pajonales, obstáculo creado por una patrulla criolla de Gregorio Aráoz de La Madrid. Optó entonces por el camino del Perú. Pasó por Ojo de Agua y llegó hasta el puente de El Manantial. Allí hizo un alto y resolvió desplazar un batallón hacia el sur para cortar la eventual comunicación con Santiago. Y luego, con el grueso del ejército, dobló a su izquierda y marchó sobre Tucumán.

A todo esto, Belgrano –enterado de estos movimientos- sacó su fuerza del sector norte y, tras cruzar rápidamente la ciudad, la emplazó al oeste, por las inmediaciones de la actual plaza Belgrano, abarcando gran parte de lo que se llamaba entonces Campo de las Carreras.

Formó una larga línea de batalla, que iba aproximadamente desde un poco más al norte del hoy Colegio de Las Esclavas, en Alberdi y Lavalle, hasta la zona de Los Vázquez, aproximadamente sobre la intersección de las actuales calles Independencia y Bernabé Aráoz. La caballería estaba emplazada en los flancos y en la primera línea. Los infantes, al frente, en tres columnas. La escasa artillería se distribuía en los claros de la formación.

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La batalla de Tucumán

El ejército realista venía confiado desde El Manantial, con su artillería desarmada sobre mulas y a paso cansino. De repente, se topó con los patriotas formados en batalla.

Rápidamente Tristán trató de desplegar su fuerza, cosa que logró sólo en parte, porque ya avanzaba disparando sus fusiles la infantería de Belgrano, a tiempo que el barón de Holmberg hacía tronar la artillería. Esa arremetida inicial impidió a Tristán armar y utilizar sus cañones, que le hubieran sido de preciosa ayuda. Ya la batalla estaba trabada.

Belgrano ordenó que cargara la caballería del ala derecha, a las órdenes de Balcarce. Esta hizo un desvío para evitar el fuego de los infantes enemigos, y cayó sobre la caballería por detrás. Su efecto fue demoledor, puesto que no sólo desbarató a los jinetes de Tarija y Arequipa, sino también a gran parte de la infantería realista que pugnaba por alinearse.

Fue una arremetida de ímpetu tremendo, donde los Dragones y los Decididos atacaban dando alaridos y golpeando sus guardamontes. El resultado fue que, en desorden, toda el ala izquierda enemiga empezó a retirarse hacia el puente de El Manantial.

Entretanto, en el centro, la infantería realista (del sector no afectado por la carga) había logrado alinearse y poner en apuros a los hombres de Ignacio Warnes. Pero auxiliado éste por la reserva de Manuel Dorrego, lograría hacer replegar a los enemigos. Claro que en ese momento la batalla se complicó. Arribó al campo aquella columna de infantería que Tristán había enviado al sur, y acudió en auxilio de la derecha realista.

Belgrano galopó desde su derecha hacia la crítica izquierda patriota, para ordenar la carga, pero no pudo hacerlo. Cuando llegó, ya sus soldados estaban envueltos en un desbande cuyo tumulto lo arrastró hacia el sur, sacándolo del campo de batalla.

El momento era gravísimo. El ala derecha realista, sintiéndose fuerte y apoyada por el batallón extra, arrolló a la columna de infantes de José Superí, que tenía enfrente, y formó un martillo sobre la izquierda patriota. Esto a tiempo que empezaba a soplar un viento fuerte y cálido: una tormenta de tierra que luego se convertiría en lluvia, a lo que se agregó una manga de langostas.

Todo parecía confuso en el campo. El mayor general Díaz Vélez tomó entonces una inteligente decisión. Reflexionó que si había roto en tres puntos

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la línea española y capturado la mitad de su artillería, además de tomar más de medio millar de prisioneros, era ya imprudente quedarse en el lugar. No podía comunicarse con Belgrano, lo inquietaban las posibilidades que tendría el movimiento de martillo, y sabía que Tristán, en el puente de El Manantial, rearmaba a toda prisa su fuerza.

Tristán se retira

Decidió, entonces, replegarse a la ciudad de Tucumán que estaba fortificada y desde la cual podía resistir. Además, los criollos acababan de capturar las columnas enemigas de víveres y bagajes, que atolondradamente habían entrado en la planta urbana sin participar en la acción.

De ese modo Tristán, cuando volvió al campo, vio que la batalla había concluido y que los patriotas lo esperaban dentro de la ciudad. No se atrevió a atacarlos. Envió un ultimátum rechazado, disparó cañonazos, ejecutó “maniobras de aparato”, y a la medianoche del 25, pensándolo mejor, se retiró a Salta. De esa manera, se había cortado en Tucumán el avance realista, cancelando un gravísimo peligro para la suerte de la revolución. En esa jornada, los patriotas tuvieron 65 muertos y 181 heridos, y los realistas dejaron 453 muertos y 626 prisioneros.

El feliz suceso, además, repercute con fuerza en Buenos Aires. La noticia llega el 5 de octubre. El 8, un golpe de Estado derroca al Primer Triunvirato y a la Asamblea General Legislativa. Se constituye el Segundo Triunvirato que convoca, el

24, a

elegir una nueva Asamblea: se formará a comienzos del año siguiente y habrá de pasar justificadamente a la historia por sus decisiones.

Persiguiendo al enemigo

En Tucumán, el victorioso Belgrano no pierde el tiempo. Ni bien inicia el derrotado Tristán su contramarcha, destaca fuerzas para perseguirlo. Envía una columna de 600 hombres, al mando del coronel Eustoquio Díaz Vélez. Formaban en ella los “Decididos de Salta” y milicianos de Tucumán. Afirma el historiador Bernardo Frías que en la persecución cooperaba el hostigamiento de propietarios patriotas de la campaña salteña, como los

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Gorriti, los Saravia y los Latorre, cuyos jinetes atacaban las partidas realistas y tenían al ejército del monarca en constante zozobra.

Una vez que Tristán cruzó el rio Pasaje, el coronel Díaz Vélez resolvió interrumpir el acoso y apresurarse para llegar a Salta antes que los realistas. Usó el camino de herradura que iba por las montañas y caía al valle de Lerma por el fragoso sendero de la Cuesta de la Pedrera. En ese momento, la ciudad de Salta había vuelto brevemente a poder de los patriotas, gracias a Juan Antonio Álvarez de Arenales.

La vanguardia de Díaz Vélez, al mando de Cornelio Zelaya, batió una partida realista en el río Las Piedras, el 30 de septiembre; entró a Salta el 15 de octubre y siguió rumbo a Jujuy, buscando apoderarse de esa ciudad poco guarnecida, donde existían importantes depósitos de municiones y de dinero del Rey. Pero el ataque fue repelido y Zelaya debió contramarchar a Salta.

Poco después, arribó a esa ciudad Díaz Vélez con sus soldados. Pero sólo pudo permanecer un par de días. Ya llegaba Tristán con el grueso del ejército y, luego de un tiroteo con sus avanzadas –y una fuerte escaramuza en el paraje de El Bañado- Díaz Vélez regresó a Tucumán y unió sus fuerzas a las de Belgrano.

Preparativos en Tucumán

Los meses siguientes del Ejército del Norte en su campamento de Tucumán, transcurrieron en un clima de tensión, por varias razones. Ocurría que Belgrano aspiraba a marchar lo más pronto posible sobre Salta, pero no podía hacerlo si no reforzaba sus tropas. Logró que el gobierno le enviara desde Buenos Aires unos 800 hombres pertenecientes a los regimientos 1 y 2 de Patricios, además de varias remesas de armamento y vestuario, como también dinero. Este último distó de cancelar la larga deuda de sueldos, pero por lo menos la tropa impaga recibió algo a cuenta. Los fondos se administraban bajo la más severa economía, por medio de una Comisión de Hacienda, que presidía Francisco de Gurruchaga.

Contando los Patricios y el resultado de la recluta, a fines de diciembre de 1812 el Ejército de Belgrano tenía una fuerza efectiva de 3.000 hombres. Eran sometidos a un constante adiestramiento: era urgente, por ejemplo, que

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se familiarizaran con el uso de la lanza y del sable, que la mayoría de ellos despreciaba.

La cantidad de soldados equipados e instruidos, distaba de constituir el único problema. Era consciente Belgrano de la escasa disciplina que caracterizaba a sus oficiales. Eso le suscitó problemas serios. En sus “Memorias”, el entonces teniente José María Paz narraba varios de ellos, con cierto detalle. También asoman en la correspondencia oficial de Belgrano.

Oficio mentiroso. Tristán en Salta

Mientras el Ejército de Norte se apresta, el realista Tristán ha resuelto hacerse fuerte en Salta. En el trayecto hacia esa ciudad, desde “el campamento de Las Lagunas, antes del Arenal”, remite un insólito oficio al gobernador de la jurisdicción. En esa comunicación, fechada el 29 de septiembre, lejos de reconocer el contraste de Tucumán, afirma que el

24 ha

sido un día de triunfo para los realistas, y ordenaba al gobernador mandar ahorcar a todo el que propalase la versión contraria.

Claro que, como lo subraya el historiador Frías, la fanfarronada no engañaba a salteños y jujeños. Si Arenales había podido tomar la ciudad de Salta por varias semanas, e incluso habían estado allí -vimos- las fuerzas de Díaz Vélez, era absurdo creer en una derrota patriota en Tucumán. Y pronto los viajeros que de allí venían confirmaron claramente esas sospechas.

Alrededor del 18 de octubre de 1812, el grueso del ejército de Tristán llegó a Salta. Según el historiador realista Francisco Javier de Mendizábal, el virrey del Perú, marqués de la Concordia, estaba profundamente fastidiado por la derrota de Tucumán. En primer lugar, quería relevar del mando a Tristán y sustituirlo por el brigadier Francisco Picoaga. Su criterio era, además, que Tristán contramarchara hasta Jujuy y se reuniera, por la quebrada, con Picoaga, con lo que hubiera sumado 4.500 hombres. Pero Tristán –que aborrecía al colega brigadier- quería quedarse en Salta, reparar sus fuerzas y volver sobre Tucumán para desquitarse.

Finalmente Goyeneche, contraviniendo las órdenes del virrey, aceptó que su primo permaneciera en Salta. Desde allí Tristán le solicitó, con urgencia, refuerzos que compensaran el millar de hombres que –entre prisioneros y muertos- le había costado la desastrosa campaña de Tucumán. Su jefe y

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pariente le remitió el batallón Paucartambo y el batallón Azángaro, que quedó en Jujuy. De esa manera, Tristán llegó a contar con unos 3.500 soldados de línea.

Imprevisión de Tristán

Instalado en Salta, el vencido de Tucumán empezó a sentirse tranquilo. Era verdad que partidas de jinetes patriotas del sur del valle de Lerma, hostigaban con frecuencia sus fuerzas hasta las mismas puertas de la ciudad. Pero no les daba importancia. Alentaba el propósito de vengar a corto plazo la derrota de Tucumán y se sentía en condiciones de hacerlo. Era cuestión de esperar un poco.

Se alojaba en la casa de doña Liberata Costas, esposa del oficial realista Agustín de Gasteaburu, ubicada en la actual calle Caseros, entre Buenos Aires y Alberdi, según el historiador Atilio Cornejo. Sus soldados acampaban en diversos locales de la ciudad: el Cabildo, los templos de La Merced y San Francisco y el Hospicio de San Bernardo, de los padres Betlemitas.

Pensaba Tristán que Salta era segura. Puesto que llegaba el verano, estación de las lluvias, conjeturaba que en el remoto caso de que Belgrano viniera a atacarlo, las crecientes del río Pasaje eran imposibles de vadear por su ejército. Tan seguro estaba de esto, que no cuidó de fortificar sus márgenes. Se limitó a poner –por si llegaban a cruzar- una pequeña guarnición en el paraje de Cobos.

Belgrano rumbo a Salta

El 13 de enero de 1813 empezó a moverse desde Tucumán, en forma escalonada, el Ejército del Norte, con 3.000 hombres dispuestos a caer sobre Tristán en Salta. Primero partió el regimiento de Cazadores, luego todos los de Infantería y por último la caballería de los Dragones, así como las milicias tucumanas que mandaba Bernabé Aráoz.

La campaña tenía ya un buen auspicio, con el triunfo del general José Rondeau en el Cerrito de Montevideo, el 31 de diciembre de 1812. Y muy pronto tendría otro, con la pequeña pero contundente victoria del coronel José de San Martín sobre los realistas, el 3 de febrero, en las barrancas de San Lorenzo, sobre el Paraná.

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La fuerza arribó al río Pasaje. Estaba crecido, pero pudieron cruzarlo en “dos o tres días de maniobras”, dice Gregorio Aráoz de la Madrid en sus memorias. Narra que con ese fin, “se construyeron balsas, dos botes o grandes canoas y se colocó una gran cuerda por una y otra banda del río, asegurada por grandes maderas que se fijaron al efecto”. Según corrige el realista Mendizábal, el cruce demandó ocho días. De cualquier manera, atravesó las torrentosas aguas del río el Ejército de Norte, con todos sus soldados, sus caballos, sus 10 piezas de artillería y sus 50 carretas, sin que apareciera un solo explorador de Tristán en sus inmediaciones.

Juramento en el Pasaje

Cumplido el cruce, el 13 de febrero Belgrano dispuso realizar, sobre la margen norte, la ceremonia de juramento a la Asamblea General Constituyente, que el 31 de enero se había instalado, con toda solemnidad, en Buenos Aires.

La tropa formó en cuadro y, tras una corta alocución, se leyó la circular del Triunvirato que ordenaba jurar obediencia a la Asamblea como órgano supremo. Acto seguido, el mayor general Díaz Vélez se presentó trayendo la bandera celeste y blanca, seguido por una escolta y al son de tambores. Esto porque Belgrano había resuelto aprovechar la ocasión para que, simultáneamente, se jurase tanto la obediencia a la Asamblea como a esa bandera que el Gobierno le había obligado a esconder cuando la creó, y que él reservaba para “una gran victoria”. Había sido “gran victoria” la de Tucumán, y estaba seguro de que el nuevo gobierno no lo desautorizaría esta vez.

Desenvainando su espada, el general prestó el juramento; lo tomó luego a los jefes de cuerpo –a los cuales se incorporó, recién llegado de Buenos Aires, el coronel Martín Rodríguez- y finalmente a la tropa, que respondió con un cerrado “Sí, juro”. Luego, narra Mitre, “colocando su espada horizontalmente sobre el asta de la bandera, desfilaron sucesivamente todos los soldados y besaron, uno por uno, aquella cruz militar, sellando con su beso el juramento que acababan de prestar”.

Paz recordaba que, dado lo largo del trámite, Belgrano fue reemplazado en el sostén de la espada, primero por Rodríguez y luego por otros oficiales superiores. Al terminar el acto, el general hizo grabar con un escoplo, sobre el gran árbol que se alzaba en la margen, la inscripción “Río del Juramento”. Fue el nombre que desde entonces reemplazó al antiguo de Pasaje.

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Prosigue el avance

El 14 de febrero de 1813, al día siguiente de la jura del Pasaje, el Ejército del Norte prosiguió la marcha rumbo a Salta. Su vanguardia cayó sobre los soldados realistas que guarnecían Cobos. Mató a varios, hizo algunos prisioneros, y el resto fugó a Salta llevando la noticia del ataque. Cuando se enteró el jefe realista, brigadier Pío Tristán, no le dio importancia al comienzo. Pensó que el incidente no pasaba de ser una de las tantas operaciones de esa guerrilla rebelde, con la que pronto pensaba terminar de raíz.

Pero nuevos y numerosos testimonios que fueron llegando, lo convencieron de que, de alguna manera, el ejército de Belgrano había cruzado el Pasaje y marchaba a atacarlo. Entonces, resolvió fortificar y artillar los llamados Portezuelos, el grande y el chico. Eran quiebres del cerro San Bernardo, al este de la ciudad, y constituían la única entrada posible al valle de Lerma. La misma medida adoptó en el ancho zanjón que seguía, así como en el puente de tres arcos que se cruzaba para entrar a la ciudad.

Mientras tanto, proseguía el avance de los patriotas. Al grueso del ejército se sumó la vanguardia, que aguardaba en Cobos, y desde allí continuaron la marcha. Antes, Belgrano comisionó al coronel Santiago Figueroa y a Saturnino Saravia, para molestar y distraer a los realistas por el sur, persuadiendo a Tristán de que la batalla se trabaría sobre los cerros de la entrada. Al lado de Belgrano cabalgaba Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien suministró al general preciosos datos de la zona donde iba a internarse. Además, le entregó un plano de Salta y de sus alrededores, territorio que era desconocido para el jefe patriota.

La ruta inesperada

Al llegar a la bifurcación de Punta del Agua, el general dispuso que su vanguardia -con los coroneles Díaz Vélez y Zelaya- marchara por el camino de la izquierda, para tomar los Portezuelos y asegurarse la entrada a la ciudad. Mientras, el grueso de la fuerza tomó por la derecha, rumbo a la Lagunilla, a donde llegó el 18 de febrero. Pero Díaz Vélez y Zelaya fueron rechazados por guerrillas desprendidas de los fortificados Portezuelos, y debieron retirarse.

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Se presentaba entonces a Belgrano el grave problema de buscar otra entrada a Salta, sin chocar con la fuerza que aguardaba en los Portezuelos, con los cañones colocados en las sendas y en el puente, y todo un ejército desplegado alrededor de esa posición.

El capitán Apolinario Saravia, uno de sus ayudantes, aportó entonces una solución inesperada. Indicó una senda fragosa y muy poco conocida que, trepando dos leguas por los montes, caía a la quebrada de Chachapoyas. Esta desembocaba en la estancia de Castañares, propiedad del coronel Pedro José Saravia, padre de Apolinario, a poco más de una legua de la ciudad y al norte de ella. Belgrano mandó reconocer el paso y, cuando anochecía el 18 de febrero, encaró la senda con todo el ejército.

Bajo la lluvia, 3.000 soldados -entre los que formaba el nutrido contingente de Tucumán- con 10 cañones y 50 carretas, se desplazaron trabajosamente por esa huella de ganado, “rellenando los hoyos, rebajando las prominencias peligrosas, barriendo, por fin, la senda de todo peligro”, narra el historiador Bernardo Frías. En ese trajín, emplearon toda la noche.

Así, al amanecer del 19 de febrero el Ejército del Norte arribó a la planicie de Castañares, que procedió a ocupar. También ocupó las pequeñas eminencias llamadas Tres Cerritos, contra la sierra. Pronto se le unió la vanguardia rechazada en Higuerillas, llegada por la misma senda.

Los patriotas en Castañares

La posición era inmejorable. El ejército patriota aparecía a espaldas de su enemigo, y a una altura desde la cual dominaba todo el espacio tendido hasta la ciudad. Además, cortaba a los realistas la comunicación con Jujuy, donde estaba el medio millar de soldados del coronel Miguel Tacón.

Al amanecer del 19 de febrero, alguien dijo a Tristán que venían fuerzas por el norte. No le dio importancia. Creía imposible el paso por otro lado que los Portezuelos, y se limitó a decir: “¡Ni aunque fueran pájaros!”. Pero, cuando aclaró el día, todo Salta pudo divisar a las tropas patriotas acampadas junto a los cercos de piedra de Castañares. El ayudante de Tristán despertó a su jefe para informarle la novedad. Según Frías, Tristán volvió a dudar. “¿Son muchos?”, preguntó. “Como avispas”, le contestaron. Inquirió entonces “¿Y aún llueve”? Ante la respuesta afirmativa, comentó con ironía: “Pues me alegro, así se matan mejor las avispas”.

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Se vistió, y pasó a la casa de Aguirre, -emplazada, según Atilio Cornejo, en la actual calle Mitre entre España y Belgrano- cuyo balcón ofrecía una excelente vista hacia el norte. Enfocó el anteojo en esa dirección, y recién entonces lo golpeó la realidad. Debió convencerse de que, llegado no sabía por dónde, a una escasa legua estaba acampado todo el ejército enemigo.

La formación realista

De inmediato, Tristán procedió a cambiar la ubicación de sus fuerzas, que sumaban un total efectivo de 3.388 soldados, contando oficiales. Las sacó de los Portezuelos y las llevó dando frente al norte y de espaldas a la ciudad, a una cuadra del borde del Tagarete de Tineo, arroyo pantanoso cuyas aguas corrían muy crecidas por las lluvias. Considera Frías que Tristán cometía dos errores con esa estrategia. El primero es que le hubiera convenido mantenerse en los Portezuelos con sólo un cambio de frente, ya que estaría así a mayor altura que las tropas enemigas. El segundo fue que, en el apuro, no atinó a llamar a la guarnición de Jujuy para que lo reforzase.

Según describe Bartolomé Mitre en su “Historia de Belgrano”, la fuerza realista formó en dos líneas. La primera tenía tres batallones de infantería. Apoyaba su flanco derecho sobre el San Bernardo, por cuyos repliegues hizo avanzar unos 200 soldados. En el flanco izquierdo estaba su caballería, de 500 jinetes, y al frente de la línea se desplegaban las 10 piezas de artillería.

La segunda línea estaba integrada por dos batallones en columna, y a retaguardia formaban la reserva y el parque. Considera Mitre que esta formación “era más hábil que la patriota”, ya que “en la distribución de las diferentes armas habían sido mejor consultados los accidentes del terreno”.

Juan José Fernández Campero, cuarto marqués de Tojo y primer marqués de Yavi (título este último con el que era conocido), mandaba el ala izquierda, tendida sobre el extremo oeste, con sus 500 jinetes. Cuerpos principales de la infantería y artillería eran los batallones de Cuzco, Abancay y Cotabamba; el de Chilotes y los granaderos de Paruro, “todos pardos y mulatos” del Perú, ataviados con “calzón corto de lana y ojota en el pie y gorras chatas militares”, dice Frías. Por el este, sobre la falda del San Bernardo, formaban la otra ala del ejército el Real de Lima –compuesto por unos 500 puros españoles peninsulares, al mando del coronel Antonio Lesdael- y el Paucartambo.

No podían saber los realistas que el marqués de Yavi, con otros oficiales, había acordado “aflojar” en la batalla, durante reuniones secretas en casa de

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Juana Moro de López. Era una nueva –y última- voltereta de aquel personaje que había apoyado a los patriotas en la victoria de Suipacha pero, tras el desastre de Huaqui, había retornado al bando del Rey.

El ejército patriota

En cuanto a los patriotas, según Mitre, se distribuían en “5 columnas paralelas de infantería en línea de masas con 8 piezas de artillería divididas en secciones a retaguardia; dos alas de caballería, en la prolongación de la línea de batalla, y una columna de las tres armas, con 4 piezas de artillería, formando la reserva”.

Al mando de la columna de la derecha iban el teniente coronel Manuel Dorrego y después, por el orden de formación, los comandantes José Superí y Francisco Pico, el sargento mayor Carlos Forest y el comandante Benito Álvarez. La caballería de esa ala estaba al mando del flamante teniente coronel Cornelio Zelaya, y la del ala izquierda, al del capitán Antonio Rodríguez.

El teniente coronel Gregorio Perdriel comandaba la infantería de la reserva, y el sargento mayor Diego González Balcarce, con el capitán Domingo Soriano Arévalo, estaban al frente de la caballería. En cuanto a la artillería, las piezas de la derecha estaban a cargo del teniente Antonio Giles; las del centro, de los tenientes Juan Pedro Luna y Agustín Rávago; la de la izquierda, del capitán Francisco Villanueva, y las de la reserva, del capitán Benito Martínez y el teniente José María Paz.

El mayor general del Ejército, coronel Eustoquio Díaz Vélez, comandaba la derecha de la línea, y la izquierda era responsabilidad del coronel Martín Rodríguez.

Mitre apunta, como “vicios más notables” de la formación patriota, la dispersión de la artillería y la colocación de la caballería sobre el lado izquierdo, donde la naturaleza del terreno le impedía obrar. Opina que debió haber estado en el lado opuesto: su ausencia allí permitió, al enemigo, obtener su única ventaja al trabarse el combate.

La noche del viernes 19 de febrero, las fuerzas patriotas y realistas estaban frente a frente, separadas por unas quince cuadras: sus guerrillas intercambiaban disparos aislados, más algunos insultos, como narra La Madrid. Todo bajo una persistente lluvia, que los soldados soportaban a cuerpo descubierto y en medio del barro. Al caer la noche, se hizo un silencio

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sólo interrumpido por las voces de alerta de los centinelas. En la línea enemiga, brillaban fuegos que estuvieron encendidos hasta el amanecer.

La batalla de Salta

Llegó así el sábado 20 de febrero de 1813. Como un buen presagio, cesó la lluvia y de a ratos salía el sol. Después de un rápido desayuno, la fuerza patriota inició su ofensiva. A pesar de los vómitos que lo sacudieron esa mañana, Manuel Belgrano pudo montar a caballo y ordenar el avance. Marchaba en la reserva, donde el abanderado portaba la enseña azul y blanca, destinada a recibir ese día el bautismo de fuego. Sonaban clarines y tambores.

A medio tiro de cañón, dice Bartolomé Mitre, “desplegaron gallardamente las columnas que ya podemos llamar argentinas. La reserva conservó su formación”. Según Belgrano, “hicieron la evolución tan perfectamente y con tanta serenidad, como si estuviesen en un ejercicio doctrinal”.

De inmediato los realistas abrieron fuego de artillería. Belgrano mandó a Manuel Dorrego avanzar sobre la izquierda realista con dos compañías de Cazadores y el apoyo de la caballería de Zelaya. El embate fue rechazado, y sólo el auxilio de los jinetes del ala derecha impidió que sus autores sucumbieran. El enemigo se arriesgó mucho en el rechazo, pero fue contenido por el regimiento de castas de Buenos Aires.

Fue durante ese movimiento que un disparo hizo impacto en el muslo de Eustoquio Díaz Vélez: sangraba mucho y Belgrano dispuso, a pesar de su furiosa protesta, que se retirase para atender la herida. Asimismo, Gregorio Aráoz de La Madrid recibió, en la pierna, una bala salida de las filas patriotas.

Fuego generalizado

Simultáneamente, el general mandó que una sección de la reserva, con Silvestre Álvarez a su frente, operase sobre la columna ligera realista que tiroteaba sobre su izquierda en diagonal, desde la falda del San Bernardo. Luego, al galope, se trasladó a la derecha, y ordenó a Dorrego cargar otra vez sobre la izquierda enemiga, cuidando de no interceptar el fuego de la artillería que debía apoyarlo. Junto con las milicias de Salta, Dorrego se

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lanzó en una violenta y exitosa arremetida: desbarató el ala izquierda realista y entró en la ciudad en su persecución.

Esa ala era la que mandaba el marqués de Yavi, quien huyó al galope con su gente. Para el historiador Bernardo Frías, es evidente que, con su desbandada, el marqués cumplía el compromiso de defección que había asumido en los conciliábulos secretos. Cita en su apoyo no sólo tradiciones de la familia Otero, sino al historiador realista Mariano Torrente, para quien tal suceso determinó la pérdida de la batalla.

Como la desaparición de la caballería del marqués dejó descubierto el flanco izquierdo, el jefe realista Pío Tristán lo hizo llenar con dos batallones de infantes sacados de la segunda línea de su centro. Pero esos infantes se desordenaron rápidamente, para replegarse en fuga rumbo a la ciudad. Según Mitre, temían que les apareciera por detrás –como ocurrió en Tucumán- la caballería patriota. Para Frías, sólo puede explicarse ese desbande porque sus oficiales integraban el grupo de comprometidos del marqués de Yavi.

A esa altura, el fuego se había generalizado. La línea argentina no detenía su avance vencedor. Y, para zozobra de los realistas, apareció en lo alto de las Lomas de Medeiros un grupo numeroso de paisanos a caballo. Era la compañía armada por Martina Silva de Gurruchaga y aumentada, dice Frías, por la apurada recluta de campesinos que otras patriotas salteñas, montadas a caballo, hicieron en puntos cercanos al campo de batalla.

Los patriotas, dueños del campo

En esa instancia del combate, solamente el centro realista se sostenía, con tres batallones que disparaban metódicamente sus cañones. Pero debieron ceder al centro patriota que mandaban José Superí y Carlos Forest, y corrieron en fuga dejando muchos muertos, además de sus cañones y una bandera. Al escapar, varios cayeron a las aguas del Tagarete del Tineo y se ahogaron, pues no sabían nadar.

Entretanto, en las faldas del San Bernardo, el ala realista del naciente resistía con vigor a los patriotas, con los peruanos del regimiento Paucartambo y los peninsulares del Real de Lima. Ubicados a mayor altura, y con la torrentosa Zanja Blanca del cerro a su frente, bordeada por algarrobos, esa posición les daba mayor ventaja para disparar sobre los patriotas, si bien el zanjón los cortaba del resto del ejército.

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Al ver que avanzaban 200 tiradores del Real de Lima sobre el ala patriota de ese punto, corrió Belgrano en su auxilio, con la reserva y dos cañones. Se sucedió un largo tramo de feroz y encarnizado fuego, con muchas bajas. Los realistas, lejos de ceder, descendían ganando posiciones.

De pronto, al advertir que el centro de las tropas del Rey se disolvía, empezaron a vacilar. En ese momento Juan Antonio Álvarez de Arenales, aunque no tenía mando en el ejército, se puso a la cabeza de un grupo de “Decididos” y se lanzó a la carga sobre el Real de Lima y el Paucartambo, logrando finalmente dispersarlos en fuga por las faldas del cerro. Esto significaba que, de una punta a la otra, las fuerzas realistas habían abandonado el campo de batalla. Ahora, la encarnizada lucha se había trasladado a la ciudad.

La lucha en las calles

Por las calles, Dorrego, Forest, Superí, Francisco Pico y Cornelio Zelaya, apoyados por las dos piezas de artillería que había arrastrado hasta allí el teniente Juan Pedro Luna, avanzaron hasta una cuadra y media de la plaza, que estaba fortificada con empalizadas. Tomaron el antiguo templo de La Merced, en la actual esquina Veinte de Febrero y Caseros, dos cuadras al oeste de la plaza. Desde el campanario, agitaron un poncho de Superí, cuyo color en algo se parecía a la bandera celeste y blanca, para indicar su posición a Belgrano.

En medio del caos, Tristán –a quien no faltaba valor- trataba inútilmente de reunir sus soldados, que corrían por las calles, y apostarlos en las empalizadas. Pero la mayor parte se había refugiado en la Matriz, que funcionaba entonces en el que fue templo de los Jesuitas, frente a la plaza, sobre la hoy calle Mitre. Cuando el mismo Tristán, según Frías -o su ayudante, según Paz- ingresó al templo espada en mano, advirtió que no podía contar con ese grupo que se amontonaba, aterrorizado y tembloroso. No sirvió de nada que una porteña realista, Pascuala Balbastro, subiera indignada al púlpito, para tratarlos de cobardes e incitarlos a luchar.

La victoria del 20 de febrero

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Tristán se convenció, entonces, de que no le quedaba otro comino que la rendición. Envió al coronel Felipe de la Hera a entrevistarse con Belgrano. Lo llevaron ante el general con los ojos tapados y “embarrado hasta el pescuezo”, dice Paz. Lo hicieron desmontar y le quitaron la venda, de espaldas a la tropa. Empezó a decir a Belgrano, en voz baja, algo que nadie pudo escuchar. Lo que se escuchó fue la respuesta. “Diga usted a su general que se despedaza mi corazón al ver derramar tanta sangre americana; que estoy pronto a otorgar una honrosa capitulación; que haga cesar inmediatamente el fuego en todos los puntos que ocupan sus tropas, como yo voy a mandar en todos los que ocupan las mías”, expresó Belgrano.

Al poco rato, se acalló el estampido de cañones y de fusiles. La acción había durado tres horas y media. Esa noche se firmó la capitulación, y al día siguiente la fuerza realista completa que quedaba en pie (2.776 soldados y oficiales) entregó sus fusiles, cañones, banderas y bagajes. El noble Belgrano no aceptó la espada de Tristán, y le dio un abrazo para evitarle la humillación. Los realistas tuvieron 481 muertos y 114 heridos, y los patriotas 103 muertos, 433 heridos y 42 contusos. En el parte, Belgrano diría: “no tengo expresión bastante para elogiar a los jefes, oficiales, soldados, tambores y milicia que nos acompañó de Tucumán, al mando de su coronel don Bernabé Aráoz”.

Librada hace dos siglos, la gloriosa acción de Salta fue, como recuerdan los historiadores Carlos Floria y César García Belsunce, “la primera y única rendición de un cuerpo de ejército enemigo en batalla campal, que registra la Guerra de la Independencia”.

MANUEL BELGRANO Y LOS PUEBLOS DEL NORTE

Armando Raúl Bazán

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Hay una verdad histórica consagrada por el juicio de los historiadores: las batallas de Tucumán y Salta fueron decisivas para la suerte de la revolución rioplatense en el escenario geográfico que hoy configura el mapa político de

la República

Argentina. Y la misma significación tuvo para el Alto Perú, hoy Bolivia, la batalla de Sipe-Sipe, donde el Ejército Auxiliar del Perú al mando de Rondeau fue completamente derrotado por las fuerzas realistas conducidas por el brigadier Joaquín de

la Pezuela

(29 de noviembre de 1814).

Tucumán y Salta marcan la única etapa verdaderamente honrosa en las campañas del Ejército Auxiliar que tuvo la responsabilidad de imponer la autoridad de

la Junta

de Mayo en las provincias del Alto Perú. Ellas pertenecían a la jurisdicción del Virreinato del Río de

la Plata

creado por

la Corona

española en 1776. Paradojalmente, fue en ese ámbito donde los pueblos manifestaron inicialmente la acogida más entusiasta a

la Revolución

rioplatense, especialmente en la población indígena que era inmensa mayoría. Para ese sector la revolución fue recibida como un mensaje de liberación social, resucitando las frustradas expectativas que en su momento suscitó la rebelión de Tupac Amaru. El clima político altoperuano era óptimo para que sus pueblos fueran amparados por el Ejército Auxiliar. Ese fue el gran desafío.

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Pero se sucedieron graves errores políticos y militares que desbarataron ese objetivo. Explicar el problema sería materia de una disquisición que desbordaría el tema de mi exposición. Volvamos, pues, a Tucumán y Salta. El 26 de marzo de 1812, Juan Martín de Pueyrredón, interinamente al mando del Ejército hizo en la hacienda de Yatasto entrega del mando a Manuel Belgrano, patriota de la primera hora y miembro de

la Junta

Provisional Gubernativa de Mayo. Sabemos que no era militar de carrera. Había estudiado Derecho en las universidades de Salamanca y Valladolid donde obtuvo el título de abogado. Pero según confiesa en su Autobiografía su verdadera vocación era el estudio de la economía política, el derecho público y los idiomas. Desahuciando ese íntimo sentir, la causa de la independencia americana y específicamente rioplatense lo comprometió enteramente y la sirvió con abnegación con sacrificio de su persona. Recibió un ejército que había perdido su capacidad combativa después del desastre de Huaqui (20 de junio de 1811).

Antes de viajar al Norte tuvo la convicción de que un pueblo que luchaba por su libertad debía tener un símbolo que lo identificara, distinto del estandarte de quienes lo habían sojuzgado. La bandera azul y blanca flameó por primera vez en las barrancas del Paraná, el 27 de febrero de 1812. El Gobierno del Triunvirato, por voz del secretario de Guerra, Bernardino Rivadavia, lo desautorizó pero la comunicación pertinente no llegó al destinatario.

Su tarea inmediata cuando llegó a Jujuy fue infundir a las tropas disciplina y una mística guerrera de que habían carecido, poniéndolas en aptitud profesional para afrontar la responsabilidad asignada desde su creación, 27 de mayo de 1810. Belgrano estaba convencido de que era necesario inflamar el entusiasmo de los pueblos por la causa de la libertad, mostrándole con ejemplos la diferencia que había entre los soldados de la libertad y los servidores del antiguo despotismo.

Sin duda, entre los revolucionarios rioplatenses fue quien más hizo para crear una conciencia de Patria que distinguiera a los criollos de los súbditos del rey. Cuando llegó a Jujuy advirtió que los pueblos del Norte, enfriado el entusiasmo inicial por derrotas militares y lucha de facciones, estaban desmoralizados y casi hostiles. Fresco estaba el agravio inferido a los diputados de los pueblos convocados para legitimar la autoridad de

la Junta

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de Mayo, expulsados de Buenos Aires en noviembre de 1811.

Belgrano palpó ese estado de opinión. Mientras, se puso afanoso a organizar los despojos del Ejército creando nuevos cuerpos, estableciendo el parque y maestranza, los servicios de sanidad y de intendencia, contando con el apoyo moral y material de los jujeños. En ese empeño de crear una conciencia de Patria, quiso solemnizar el segundo aniversario del 25 de mayo con una ceremonia para retemplar el espíritu revolucionario de los pueblos. Luego de la ceremonia religiosa, frente a las tropas y al pueblo. Luego de la ceremonia religiosa, frente a las tropas y al pueblo reunido en la plaza, presentó la bandera azul y blanca que había creado y la hizo bendecir por el canónigo Juan Ignacio de Gorriti. La insignia fue jurada por las tropas con el compromiso de defenderla hasta morir.

El efecto moral de esa ceremonia fue impresionante y denota en Belgrano la fina percepción de los estímulos que los dirigentes deben ejercitar sobre un pueblo libre, necesitado de persuasión y no de temor. Esto no lo comprendió el Gobierno del Triunvirato, que seguía la medrosa y ambigua política de esconder la intencionalidad de una patria independiente bajo la máscara de fidelidad a Fernando VII. Desaprobó la medida y la presentación pública de la bandera, previniéndole que hiciera pasar lo actuado como un rapto de entusiasmo y que siguiera enarbolando el pabellón de los Borbones. ¿Cómo entender, porque el nuevo gobierno destituía y fusilaba a los que confesaban su lealtad al rey, caso del ex – virrey Liniers, pero al mismo tiempo proclamaba su fidelidad a Fernando y la voluntad de conservarle sus dominios americanos?

Los preparativos de Belgrano hacían presagiar u nuevo avance sobre el Alto Perú para auxiliar a los patriotas de Cochabamba y Chuquisaca que, conducidos por Arce y Padilla, sostenían la resistencia contra las fuerzas de Goyeneche. Esa expectativa fue contrariada por instrucciones precisas del Triunvirato ordenando la retirada, privando al invasor de todo recurso en el territorio abandonado. La orden fue reiterada por oficio reservado, en razón de noticias recibidas del teatro de la guerra, según las cuales Goyeneche con todo su ejército se disponía a ocupar la provincia de Salta. Era la política de “Tierra arrasada” impartida con un rigor inflexible. A más de

1.500 kilómetros

de distancia la orden se revestía con una retórica de pomposo patrioterismo: “

La Patria

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es preferible a las lágrimas de los que se creen infelices por medidas de tal naturaleza…” Así planteadas las cosas, Belgrano obedeció fulminando a los jujeños con su terrible Bando del 29 de julio que apelaba al sacrificio y heroísmo de la población sin darle alternativas: el pueblo en masa debía abandonar su tierra y seguir al ejército en su marcha retrógrada. Aquellos que no lo hicieran serían considerados “traidores a

la Patria

”. El 29 de agosto se inició el operativo conocido como el “Éxodo Jujeño”. El cabildo de Jujuy suplicó a Belgrano –dice Bernardo Frías- que fueran eximidos “los ancianos, enfermos, inválidos y desamparados, principalmente mujeres”. Y la respuesta fue de una dureza inesperada en aquel hombre naturalmente noble y generoso. El bando se llevará a ejecución “venciendo imposibles mismos”.

La guerra tomaba de esta suerte un aspecto horroroso con acumulación de daños y padecimientos inútiles. Esta retirada facilitó las operaciones del ejército de Pío Tristán, nativo de Arequipa y primo de Goyeneche, quien decidió ocuparse de la rebelión de Cochabamba.

A dos siglos de distancia, este episodio de retirada compulsiva masiva, significó un tremendo sacrificio para el pueblo más castigado por la guerra de la independencia, que soportó nueve invasiones desde 1812 hasta 1822. Pío Tristán, Pezuela, José de

la Serna

, Pedro Olañeta, Jerónimo Valdez, José Canterac, Juan Ramírez Orozco y finalmente el propio Olañeta, tenaz defensor de la causa realista a quien considero el Güemes de los españoles.

Esa no fue la única contribución de los pueblos del Norte a la causa de la independencia. Se patentizó en la batalla de Tucumán y se repitió en Salta. El 12 de septiembre, después de una difícil retirada, Belgrano con su ejército y los emigrados que colmaron la pequeña ciudad de 4 mil habitantes llegaron a ésta. Ahí se encontró con un pueblo decidido a jugar su destino peleando. Nada de cumplir órdenes impartidas desde los despachos de Buenos Aires. Ahí surgió como cabeza de ese movimiento Bernabé Aráoz y sus hermanos, quien sería dos años después gobernador intendente por recomendación de San Martín. Belgrano se conmovió al ver el entusiasmo cívico de la gente. Su deber de obediencia al poder central fue superado por la voluntad popular. En oficio al gobierno dirá: “La gente de esta jurisdicción se ha decidido a sacrificarse con nosotros, si se trata de defenderla, y de no, nos seguirán…

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pienso aprovecharme de su espíritu público y energía para contener al enemigo…” Hombre tan ceñido a la obediencia y disciplina juzgó que era preferible jugar la suerte en una batalla que el desastre oscuro de una retirada como la de Jujuy, donde había presenciado los padecimientos estériles del pueblo.

La batalla de Tucumán, dada en el campo de

La Ciudadela

, fue la más nacional de todas las que se libraron en la guerra de

la Independencia.

Ahí estuvieron representados casi todos los pueblos de la convocatoria de Mayo. El escuadrón “Decididos” de Jujuy, la caballería salteña con la destacada jefatura de José de Moldes, personalidad que merece una digresión. Ha sido olvidado por los historiadores, con excepción de Bernardo Frías, quien lo estudia en extensas páginas. En mi “Historia del Noroeste Argentino” le hice justicia cuando dije que fue el primer independentista de las Provincias Unidas. Nacido el 1º de enero de 1788, era hijo del comerciante más fuerte de la plaza de Salta. Fue enviado a España donde recibió formación militar en

la Guardia

de Corps del rey Carlos IV, donde estuvo San Martín.

En Madrid trabó amistad con otros jóvenes americanos que soñaban con la independencia de los dominios hispanoamericanos y se afilió a la logia de Cádiz, donde fueron miembros O”Higgins, Carlos María de Alvear, San Martín y Zapiola. Al regresar a Buenos Aires en 1809, comunicó a los patriotas porteños la situación de España con la invasión napoleónica. Fue encendiendo la chispa revolucionaria en Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. Y en Salta se vinculó con el grupo de abogados formados en Chuquisaca, denunciados por el virrey Cisneros al intendente Isasmendi de conspirar contra la autoridad del rey. Al producirse

la Revolución

, desempeñó importantes cargos políticos y militares: teniente gobernador de Mendoza, y coronel mayor en el Ejército del Perú, cargo que asumió el 11 de octubre de 1811 como segundo jefe de Pueyrredón. Su rígida disciplina, su temperamento violento y su franqueza sin concesiones le provocaron la hostilidad de la oficialidad de un ejército

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trabajado por el desorden, hecho documentado por Pueyrredón cuando explicó al gobierno que el desastre de Huaqui tuvo su origen “en la injusta admisión de un grupo de oficiales sin honor, inútiles y viciosos, que al paso que son una carga para el Estado, hacen odiosa su presencia en los pueblos y destruyen moralmente el crédito de la más justa de las causas”.

Volviendo a la batalla de Tucumán fue muy importante la incorporación de las milicias tucumanas reunidas por Aráoz, 400 jinetes, según la estimación de Mitre. Y el escuadrón de los “Patricios Santiagueños”, 300 plazas organizadas en su momento por Juan Francisco Borges, el primer patriota santiagueño. Desde el Alto Perú vino el más famoso de los jefes de las Republiquetas, Manuel Ascencio Padilla, quien cuando esa región fue sojuzgada por Goyeneche se retiró con 50 de los mejores jinetes y se incorporó al ejército de Belgrano, formando la escolta del general. Catamarca no estuvo ausente de ese trascendental hecho bélico: el día 23 víspera de la batalla el capitán Bernardino Ahumada y Barros con una compañía de 170 hombres anunció a Belgrano desde Río Seco su incorporación. El general le contestó enseguida: “·…si los hijos de Catamarca quieren cubrirse de gloria y dar laureles a su provincia, que vengan a unirse a los jujeños, salteños, tucumanos y santiagueños que con el mayor brío intentan sostener sus derechos…”

La obra más autorizada sobre este tema, podríamos decir el autor clásico, Bartolomé Mitre, no resuelve con precisión el aporte de los pueblos del Norte. Y cuando habla de la batalla de Tucumán, ni siquiera menciona a Manuel Ascencio Padilla, a la compañía catamarqueña de Ahumada y Barros y consigna solamente a un piquete de Santiago del Estero. Moldes aparece de paso, cuando en medio de la batalla transcribe un diálogo suyo con Belgrano donde lo anoticia que la línea de combate patriota estaba cortada. Era en ese momento inspector de infantería y artillería, cuya designación considera un error de Belgrano, quien en materia de disciplina coincidía plenamente con el salteño y por lo atinente a la artillería descansó en el consejo de barón de Holmberg.

Si aparecen nombrados con participación importante los jefes y oficiales venidos de Buenos Aires: Eustaquio Díaz Vélez, Juan Ramón Balcarce y Manuel Borrego, jefe de la oposición a la permanencia de Moldes, a quien llamaba “El tirano Moldes”.

Esta es, pues, la verdad sobre la contribución de los pueblos del Norte a las batallas decisivas que dio Belgrano en Tucumán y Salta y que salvaron a la revolución del desastre de una retirada que hubiera colocado a Tristán

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en condiciones de operar conjuntamente con la flotilla de Vigodet que dominaba los ríos del Litoral y las fuerzas realistas de Montevideo.

Justificados motivos tuvo el pueblo de Buenos Aires cuando apoyó el golpe de Estado del 8 de octubre donde aparecieron en la plaza de Mayo Ortiz de Ocampo y José de San Martín al frente de sus regimientos y solicitaron cabildo abierto. De ahí salió un nuevo gobierno que reemplazó al desacreditado primer Triunvirato donde Rivadavia era el eje de las decisiones. Juan José Paso, el político más hábil de la revolución rioplatense, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte no representaban sino a la ciudad, -afirma José Luis Busaniche- que se proclamó sin mayores escrúpulos “depositario de la autoridad superior de las Provincias Unidas”. Sea como fueren, se advirtió enseguida un nueva dirección en el movimiento revolucionario: el gobierno resolvió dar prioridad a la guerra en el frente norte y la convocatoria a una asamblea general a la que concurrirían las ciudades con Cabildo.

Pero este es otro tema que desborda el marco de mi exposición.

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Religiosidad Popular y Desarrollo

Económico de la Región

Estudio del Fenómeno Religioso en el Sumalao:

La Devoción al Cristo de Vilque, en el Valle de Lerma,

Provincia de Salta, Argentina,

nacida en la feria de mulas más grande del mundo

Felipe Hipólito Medina

La feria del Sumalao y la fiesta del Cristo de Vilque, congregan cada año a decenas de miles de fieles y peregrinos de todo el norte argentino y de países vecinos, Bolivia, Perú y Chile. Su historia está directamente relacionada con la feria de mulas más grande del mundo (siglo XV), para abastecer al Cerro Rico de Potosí.

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En el Sumalao de 1700, el pueblo tenía lo que necesitaba para vivir, y su esplendor era un reflejo de la luz de la Villa Imperial de Potosí. Le faltaba Dios. El pueblo interpretó la terquedad de una mula como expresión de la voluntad divina y el deseo de Dios, de quedarse allí. Y cuando se fue apagando su economía, la esperanza de un futuro mejor, por un pasado de gloria añorado, encontró en el Cristo de Vilque, las fuerzas para continuar.

Hoy el Sumalao es un sitio privado, con un Santuario enclavado en un campo sembrado, casi sin árboles. El pueblo sencillo y sabio continúa, año tras año, buscando al Cristo Sufriente de la Cruz, en el cuadro de arte mestizo indoamericano. Un pueblo pobre que aún espera su redención, haciendo que sus sufrimientos y dolencias tengan sentido en la imagen del Cristo.

El fenómeno del Señor del Sumalao nació en el marco de un gran movimiento económico, y por su misma dinámica, ésta celebración religiosa-popular, genera un movimiento económico financiero que favorece, a las instituciones civiles y comerciales, políticas, e incluso religiosas.

1. Introducción:

La devoción al Señor del Sumalao es una de las expresiones más acabadas de religiosidad popular, nacida en la feria del mulas más grande del mundo, allá por el año 1700. Su importancia para este trabajo radica en que sus ritos religiosos se mantienen inalterables a lo largo de 300 años, a pesar de su conflictividad institucional, sobre todo en el siglo XIX, y la desaparición de la feria de mulas y los cambios sucesivos de su contexto económico. El pueblo sencillo siguió y sigue buscando las glorias del pasado a través de la expresión religiosa y el clima festivo de la feria. Sumalao constituye un punto clave para las investigaciones sociales, religiosas y económicas en el Norte Argentino. A pesar de su importancia histórica no ha sido estudiado en esos aspectos. Toda la bibliografía existente está centrada sobre las cuestiones referentes al culto y la religiosidad popular, salvo la de Concolocorvo (véase: El lazarillo de ciegos caminantes de Don Alonso Carrió de la Vandera, por Calixto Bustamante Carlos, inca, alias Concolocorvo) que destaca la importancia de la feria de mulas y una serie de

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conferencias o artículos que destacan los diferentes momentos de la economía del Valle de Lerma.

A partir de la vivencia de la Fiesta, del encuentro con los peregrinos y promesantes, con los feriantes y sacerdotes, la lectura de los diversos relatos históricos y la búsqueda de documentación en los archivos eclesiásticos de la curia diocesana de Salta, surgieron una serie de preguntas:

¿Cuándo y cómo surge la devoción al Señor del Sumalao o Cristo de Vilque?;

¿Cuáles son los ritos que sostienen el culto a lo largo de, aproximadamente, 200 años?;

¿Qué características tienen los peregrinos y que actitudes tienen hoy frente a la devoción?;

¿Qué postura tomó la iglesia ante el nacimiento de un nuevo culto, sobre todo en el contexto de una feria de mulas?; ¿Qué gravitación tenía la feria frente a la fiesta religiosa?;

¿Cómo continua hoy la devoción, en un lugar descampado, diferente al

Sumalao de 1700?;

¿Fiesta o religiosidad ritual?;

¿Existe una relación particular entre la religiosidad y el desarrollo económico de los pueblos?

Ciertamente, mi trabajo de investigación no pretende agotar las diversas aristas que surgen del abordaje. Me aproximo con todo respeto por la religiosidad de la gente sencilla, desde una perspectiva de la ciencia religiosa, no turística, no histórica ni periodística, no teológica ni antropológica, interesado en la dinámica religiosa, social y cultural del pueblo salteño y del pueblo del norte grande, Argentina, Bolivia, Perú y Norte de Chile, que año a año, viene a rendir culto al Señor del Sumalao. Sobre todo, un lugar tan especial, donde seguramente fue centro, no sólo de comercio y religiosidad, sino de intercambio de ideas, principalmente las ideas libertarias que provenían desde las ciudades cultas e importantes del Virreinato del Alto Perú que fueron preparando el ambiente para la Revolución de 1810 y la posterior independencia Nacional en 1816.

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Fue también en Sumalao donde los gauchos del Gral. Martín Miguel de Güemes batieron a una partida realista el 10 de junio de 1814.

2. Ubicación geográfica, aspectos geológicos y climáticos:

Sumalao es un paraje escondido, se encuentra ubicado en el centro del Valle de Lerma, en la provincia de Salta, a 30 Km de la ciudad capital, muy cerca de la turbulenta confluencia del tranquilo río Arias con el impetuoso río Rosario. Sus coordenadas geográficas lo ubican entre los 65° - 15´ y 65° - 39 ́de longitud oeste y los 24° - 52´y 25° - 8´de latitud sur. Sumalao fue el centro de la economía del Valle de Lerma, sobre todo para la ciudad de Salta, situada en la cabecera del mismo.

Sumalao se encuentra ubicada dentro del Valle de Lerma, en una región plana. El Valle de Lerma es una fosa tectónica asimétrica flanqueada por un alto cordón de montañas que superan los 5000 m de altura al Occidente y una sierra de menor altura (<2000 m) al Oriente (Alonso, 2006). El Valle forma parte de un grupo de valles de la Cordillera Oriental, entre ellos el Valle Calchaquí al oeste y el Valle de Siancas al oriente. Todo ello como parte de los Andes Centrales del Sur. La descripción geológica de este segmento de los Andes fue llevada a cabo por Alonso (Alonso, R.N., 2006. Historia Geológica de Salta y Reflexiones sobre los Andes. Breve ensayo sobre filosofía de la geología. UNSa-CONICET, Crisol Ediciones, ISBN 10 987-1209-16-9; 13 978-987-1209- 16-3, 125 p. + ilustraciones, Salta (Declarado de interés por el Gobierno de la Provincia de Salta, Decreto Nº 958, Poder Ejecutivo, 19-Marzo-2007) y Strecker (Strecker, M. R., R. N. Alonso, B. Bookhagen, B. Carrapa, G. E. Hilley, E. R. Sobel, and M. H. Trauth, 2007. Tectonics and climate of the southern central Andes, Annual Review of Earth and Planetary Sciences, 35, 747-787.) Un estudio de la geología y arqueología de la región fue publicado en el marco de un estudio sobre el dique de Cabra Corral (Alonso, R.N., Navamuel, E., y Taruselli, E., 2000. Cabra Corral: Geología, Arqueología e Historia, 144 p., Ed. Gofica, Salta). Un estudio del Valle de Lerma y su antiguo paleolago - donde se asienta Sumalao- fue publicado por Malamud et al. (1996).

El Valle de Lerma pertenece a la región de los “valles templados”. A los efectos de tener una idea de las características meteorológicas de Sumalao, tomamos en consideración los datos del INTA Salta (véase Vargas Gil, R., 2004. Carta de los suelos de la República Argentina. Valle de Lerma. Salta). Así, los datos aproximados para Sumalao, de acuerdo con las estaciones meteorológicas vecinas, son:

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La temperatura media anual es de 17,2° C, con una temperatura máxima media anual de 24,6° C y una temperatura mínima media anual de 10,8° C. La temperatura máxima absoluta anual es de 39,4° C, mientras que la temperatura mínima absoluta media anual es de -6.8° C. La amplitud térmica media anual es de 13,8°C. La humedad relativa media anual es de 70%. La precipitación media anual tomando el

periodo de 1936 a 1979 es de 536 mm y la precipitación media anual tomando el promedio de los años 1971-1987 es de 784 mm. Las principales heladas, tomando el periodo 1971-1990 se presentan entre el 3 de mayo y el 2 de junio.

Tomando en cuenta que la Fiesta de Sumalao, a causa de su movilidad en el calendario cae entre fines de mayo y principios de junio, vemos que es también la época de heladas. O sea que se realiza durante una época fría del año. Teniendo en cuenta que la “pequeña Edad de Hielo” duró entre 1550 y 1850, la época en que comenzó Sumalao, su fiesta y las demás actividades, nos encontramos con que se desarrolló en un ambiente

frío a helado, más aún cuando más nos remontamos a sus orígenes.

3. Significación del topónimo Sumalao:

Según Lafone Quevedo (1927, p. 214) dice que la voz "Sumalao" significa etimológicamente “lugar hermoso” y que corresponde a un paraje de “Rosario de Lerma, en Salta, donde se hacen fiestas para la Pascua del Espíritu Santo”. Señala que existe otra localidad con el mismo nombre y es la Sumalao del departamento de Valle Viejo en la provincia de Catamarca (Lafone Quevedo, S., 1927. Tesoro de Catamarqueñismos. Universidad Nacional de Tucumán, 380 p., Tucumán). Según Torres López (1941), sería una voz mixta formada por “sumac” del quechua igual a “hermoso” y por “llao” del araucano igual a colina, o sea una “colina hermosa” (Torres López, C., 1941. Miñur en Sumalao. Tucumán). Según Solá (1975, p. 308-309), sería una voz mixta formada por “sumac” del quechua igual a “hermoso” y “ao” del cacán igual a “lugar”, esto es: “lugar hermoso”. Apunta que es un “Topónimo de la localidad de Cerrillos, célebre por su santuario y por las fiestas y ferias que en aquella se realizan durante la novena del Cristo existente en su capillita”. Señala que para Julio S. Storni la voz proviene del quechua con el significado de “suma” igual a “prestigio” o “fama” y de “mau” igual a “viejo”, “antiguo” o sea de “antigua fama” (Solá, J.V., 1975. Diccionario de Regionalismos de Salta, 4ta. Ed., Plus Ultra, 367 p., Buenos

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Aires). Según Figueroa (1983, p. 48), tendría dos acepciones provenientes del quechua.

Una de ellas sería “Sumaj Llau” o el “tocado del Inca”, tomando en cuenta que “súmaj” es hermoso, bello, exquisito, bondadoso, mientras que “llaut’u” sería la trenza con que el Inca y sus vasallos se ceñían la cabeza a manera de tocado. La otra sería “Sumaq-au” o “el bello infante”, por “sumaj” ya explicado y por “auki” igual a infante o título del príncipe hasta su juventud (Figueroa, F.R., 1983. Aporte a la toponimia de Salta, Dirección General de Cultura, 62 p., Salta).

Según Navamuel (1985), concuerda con José Vicente Solá y dice que este topónimo significa “lugar lindo” en quechua de sumac: “lindo” ao: “lugar”, e indica las características de este paraje, propicio para descansar, haciendo alusión al verdor de la vegetación por los bosques de algarrobos, ceibos y guayacanes, abundancia de agua, ya que está ubicado en las juntas de los ríos Arias y Rosario, siendo cruzado el sitio por un arroyo que nace en una vertiente cercana”. (Navamuel, Ercilia, “Sumalao, lugar lindo” - Diario El Tribuno, Salta, junio 3 de 1985).

4. Desarrollo económico social del Valle de Lerma

4.a. La Feria de Mulas:

Como lo demuestran los diferentes testimonios histórico-documentales que he analizado, al menos tres grandes ejes económicos giran alrededor de Sumalao: primero las mulas y su enorme tráfico a Potosí que convirtieron a Sumalao en la principal feria de mulas del mundo, entre principios del siglo XVII y fines del siglo XVIII. Segundo, las grandes tropas de toros que se llevaban a las salitreras de Chile entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX y finalmente el tabaco durante todo el siglo XX hasta la actualidad.

De modo que, Sumalao fue para las actuales ciudades de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y el resto del norte y centro de la Argentina, el enclave económico fundamental y único, durante muchos años. Los salteños vivían de las rentas de la venta de mulas y los comerciantes de las compra y venta de la feria del Sumalao. El Norte Argentino en general y

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Salta en particular han estado atadas en sus economías desde el siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XX, a la minería altoperuana primero y a la del norte de Chile después. ( Alonso, R.N., 2005. Los Antiguos Mineros. Ensayos para una Historia de la minería de Hispanoamérica. Crisol Ediciones, ISBN 987-1209-11-9, 168 p. Salta).

Un estudio global y de síntesis sobre la minería de Salta de los últimos quinientos años fue publicado recientemente (Alonso, R.N., 2010. Historia de la Minería de Salta y Jujuy, siglos XV a XX. Mundo Gráfico Salta Editorial, Ediciones del Bicentenario, ISBN 978-987-1618-19-4, 332 p. Salta). Salta actuó como proveedora de insumos para los grandes emprendimientos extranjeros de entonces y Sumalao se convirtió en un centro clave para el paso de esos insumos.

Sumalao se encuentra ubicada en el interior del Valle de Lerma, dentro del ambiente de la cordillera Oriental. El Valle de Lerma era la ruta obligada para quienes transitaban desde el Valle Calchaquí o desde Tucumán hacia Salta y desde ésta hacia Potosí. De allí que Sumalao iba a convertirse en un enclave económico a partir del siglo XVIII, como feria de mulas para las faenas mineras del Potosí. Es importante señalar que el cerro Rico de Potosí, la mayor concentración geoquímica de plata del planeta Tierra, se encuentra ubicado en el borde árido del Altiplano, a 4.000 m sobre el nivel del mar.

En esa región no existe ningún tipo de actividad económica que no sea la minería. A raíz del crecimiento explosivo que tuvo a partir de su descubrimiento en 1545 por el indígena Diego Huallpa, la corona española obtuvo de sus socavones miles de toneladas de plata que significaron un impacto mayor en la economía mundial de entonces. Potosí producía ingentes cantidades de plata, la ciudad crecía por encima de las grandes urbes de Europa de entonces (París, Londres, Madrid), pero todo, absolutamente todo, debía proveerse de afuera (carne, cereales, cueros, textiles, y toda clase de insumos necesarios para la metalurgia de la plata) (Alonso, R.N., 2005. Los Antiguos Mineros. Ensayos para una Historia de la Minería de Hispanoamérica. Crisol Ediciones, Salta).

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La fuerza motriz que movía las rústicas maquinarias se traccionaba a sangre utilizando para ello las mulas. Y esas mulas provenían del norte y centro de Argentina. Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Salta eran las principales proveedoras de mulas al Potosí y todos los años miles de animales partían a las faenas en el cerro Rico. La principal plaza de mulas o feria de mulas era precisamente Sumalao, con lo cual la festividad religiosa del pueblo alcanzaba una importancia mayor.

Concolocorvo nos relata con detalles propios del estilo pictórico del

realismo, la historia del Sumalao, como lugar de ferias, cuyo eje comercial principal de todas estas zonas, es el comercio de mulas, compradas en Buenos Aires, con engorde e invernada en Córdoba, Tucumán y segunda invernada y comercio en el Valle de Lerma: “En pocos lugares de la América, de igual tamaño, habrá tantos caudales, y fueran mucho mayores si no gastaran tanto en pleitos impertinentes, porque los hombres, así europeos como criollos, son laboriosos y de espíritu. Su principal trato es la compra de mulas tiernas en los pagos de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes que traen a los potreros de Córdoba a invernar, donde también hay algunas crías, y después de fortalecidas y robustas las conducen a las inmediaciones de Salta, donde hacen segunda invernada, que no baja de seis meses ni excede de un año. Allí hacen sus tratos con los que bajan del Perú a comprarlas, cuyo precio estos últimos años ha sido de siete y medio

a ocho pesos por cabeza. Otros las envían o llevan de su cuenta para venderlas en las tabladas del Perú, donde tienen el valor según las distancias, valiendo regularmente en la tablada de Coporaca, inmediata al Cuzco, donde se hacen las más gruesas compras, de treinta a treinta y cinco pesos el par. Las contingencias y riesgos de este comercio explicaré con alguna claridad luego que llegue a Salta.” (Don Calixto Bustamante Carlos,

Inca, alias Concolorcorvo, El lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires, 1773 – Pág. 57 - Edición numerada, Publicado por la Junta de Historia y Numismática Americana, Buenos Aires, 1908)

Continúa describiendo a la ciudad de Salta, el autor de Lazarillos de

ciegos caminantes: “ Con el título de San Felipe el Real. Es ciudad célebre, por las numerosas asambleas que en ella se hacen todos los años, en los meses de Febrero y Marzo, de que daré razón brevemente. Está situada al

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margen del valle de Lerma, en sitio cenagoso y rodeado toda de un foso cubierto de agua. Su entrada se hace por una calzada tan infeliz que no llega a cubrir el barranco, que aunque no tiene mucha extensión ni profundidad, la impide a todo género de bagajes en tiempo de lluvias, en el

cual no se puede atravesar la ciudad a caballo porque se atascan en el espeso barro que hay en las calles, y así los pasajeros, en el referido tiempo de lluvias, tienen por más conveniente, y aún preciso, atravesar la ciudad a pie, arrimados a las casas, que por lo regular tienen unos pretiles no tan anchos y tan bien fabricados como los de Buenos Aires, pero hay el impedimento y riesgo de pasar de una a otra cuadra. El valle, si no me engaño, tiene cinco leguas de largo y media de ancho. Todo es de pastos útiles y de siembra de trigo, y se riega todo con el surco de un arado. Sus colonos son robustos y de infatigable trabajo a caballo, en que son diestrísimos, como todos los demás de la provincia”.

Con respecto a los habitantes, menciona la belleza de las mujeres salteñas y el problema de la enfermedad del bocio o coto: “La gente plebeya de la ciudad, o, hablando con más propiedad, pobre, experimenta la enfermedad que llaman de San Lázaro, que en la realidad no es más que una especie de sarna. Los principales son robustos, y comúnmente los dueños de los potreros circunvecinos, en donde se hacen las últimas invernadas de las mulas. El resto es de mercaderes, cuya mayor parte, o la principal, se compone de gallegos. Las mujeres de unos y otros, y sus hijas, son las más bizarras de todo el Tucumán, y creo que exceden en la hermosura de su tez a todas las de la América, y en particular en la abundancia, hermosura y dilatación de sus cabellos. Muy rara hay que no llegue a cubrir las caderas con este apreciable adorno, y por esta razón lo dejan comúnmente suelto o trenzado a lo largo con gallardía; pero en compensativo de esta gala es muy rara la que no padezca, de 25 años para arriba, intumescencia en la garganta, que en todo el mundo español se llama coto. En los principios agracia la garganta, pero aumentándose este humor hace unas figuras extravagantes, que causan admiración y risa, por lo que las señoras procuran ocultar esta imperfección con unos pañuelos de gasa fina, que cubren todo el cuello y les sirven de gala, como a los judíos el San Benito, porque todos gradúan a estas madamas por cotudas, pero ellas se contentan con no ponerlo de manifiesto ni que se sepa su figura y grados de aumento, porque la encubren entre los pechos con toda honestidad. Todas y todos aseguran que esta inflamación no les sirve de incomodidad ni que por ella hayan experimentado detrimento alguno, ni que su vida sea más breve que la de las que no han recibido de la

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naturaleza esta injuria, que sólo se puede reputar por tal en los años de su esplendor y lucimiento”.

Concolocorvo informa valiosos datos demográficos, de los escasísimos existentes para el siglo XVIII: “No se pudo averiguar el número de vecinos de la ciudad y su ejido, pero el cura rector, que así llaman al más antiguo, me asegura, y puso de su letra, que el año de 1771 se habían bautizado 278 párvulos. Los 97 españoles y los 181 indios, mulatos y negros, que en el mismo año habían fallecido, de todas estas cuatro castas, 186, por lo que resulta que en dicha ciudad y su ejido se aumentaron los vivientes hasta el número de 92. Por este cálculo no se puede inferir la sanidad y buen temperamento de la ciudad. Yo la gradúo por enfermiza, y no tengo otra razón más que la de no haber visto ancianos de ambos sexos a correspondencia de su población. En ella regularmente reside el gobernador con título de capitán general, desde donde da sus providencias y está a la vista de los movimientos de los indios bárbaros, que ocupan las tierras que se dicen el Chaco, de que se le da noticias por los capitanes que están de guarnición de aquellas fronteras. Administra los correos, con aprobación general, don Cayetano Viniegra, de nación gallego y casado con una señorita distinguida en nacimiento y prendas personales”.

El relato de Concolocorvo sobre el tema de la feria de mulas es el más completo y detallado. Dice: “El principal comercio de esta ciudad y su jurisdicción consiste en las utilidades que reportan en la invernada de las mulas, por lo que toca a los dueños de los potreros, y respecto de los comerciantes, en las compras particulares que cada uno hace y habilitación de su salida para el Perú en la gran feria que se abre por el mes de Febrero y dura hasta todo Marzo, y esta es la asamblea mayor de mulas que hay en todo el mundo, porque en el valle de Lerma, pegado a la ciudad se juntan en número de sesenta mil y más de cuatro mil caballos para los usos que diré después. Si la feria se pudiera efectuar en tiempo de secas sería una diversión muy agradable a los que tienen el espíritu marcial; pero como se hace precisamente dicha feria en el rigor de las aguas, en un territorio estrecho y húmedo, causa molestia hasta a los mismos interesados en ventas y compras, porque la estación y el continuo trajín de sesenta y cuatro mil bestias en una corta distancia, y su terreno por naturaleza húmedo, le hace incómodo y fastidioso. Los que tienen necesidad de mantenerse en la campaña, que regularmente son los compradores, apenas tienen terreno en que fijar sus tiendas y pabellones”.

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Continúa el relato mencionando que: “En la gran feria de Salta hay muchos interesados. La mayor parte se compone de cordobeses, europeos y americanos, y el resto de toda la provincia, con algunos particulares, que hacen sus compras en la campaña de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y parte de la provincia de Cuyo; de modo que se puede decir que las mulas

nacen y se crían en las campañas de Buenos Aires hasta la edad de dos años, poco más, que comúnmente se llama sacarlas del pie de las madres; se nutren y fortalecen en los potreros del Tucumán y trabajan y mueren en el Perú. No por esto quiero decir que no haya crías en el Tucumán o mulas criollas, pero son muy pocas, respecto del crecido número que sale de las pampas de Buenos Aires. Los tucumanos dueños de potreros son hombres de buen juicio, porque conocen bien que su territorio es más a propósito para fortalecer este ganado que para criarlo, y los de las pampas tienen justos motivos para venderlo tierno, porque no tienen territorio a propósito para sujetarlo desde que sale del pie de la madre".

Las mulas eran utilizadas para el funcionamiento de toda la industria

potosina para acuñar las monedas; las grandes maquinas traídas de Europa para elaborar las láminas de plata, de donde se moldearían las monedas funcionaban con tracción a sangre de los mulares y eventualmente, de los esclavos negros que duraban poco por la altura del territorio. Las mulas servían también para trasladar grandes cargas de mobiliario, minerales, y otros variados productos que intercambiaban en toda la región. Su resistencia al frío, la altura y los caminos rústicos, además de alimentarse en el andar, hacían de las mulas el transporte por excelencia. Es importante destacar que la economía de la ciudad de Salta, dependía, según este relato, casi absolutamente de la Feria del Sumalao.

4.b.Sumalao abastece a las salitreras del norte de Chile:

Potosí entró en franca declinación a principios del siglo XIX y finalmente pasó a tener una importancia menor luego de la independencia de las naciones sudamericanas a partir de 1810. Esto resintió también el comercio de nuestra región ya independiente. Sin embargo, un nuevo fenómeno minero, esta vez en el desierto de Atacama sobre la costa del Océano Pacífico iba a comenzar a tomar cuerpo. Se trataba de las

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explotaciones de guano y nitratos en los antiguos territorios de Bolivia y Perú, que iban a suscitar una guerra que llevó a Chile a la conquista de esos espacios mineros en 1879 (Guerra del Pacífico). A partir de entonces y ya con el dominio chileno sobre los recursos mineros de la costa, la producción de guano y nitratos para Europa se incrementó enormemente y miles de barcos cruzaban el océano llevando los valiosos fertilizantes para los suelos exhaustos del viejo continente (Alonso, R.N., 2005. Los Antiguos Mineros. Ensayos para una Historia de la Minería de Hispanoamérica. Crisol Ediciones, ISBN 987-1209-11-9, 168 p. Salta).

La Guerra del Pacífico significó el reacomodamiento del mapa político de América del Sur, con la ocupación de Chile de parte del litoral peruano (Arica e Iquique) y del litoral boliviano (Antofagasta). Bolivia se convirtió en un país mediterráneo perdiendo su importante salida al mar. También el territorio de la Puna quedó en parte provisoriamente para Chile y finalmente con el laudo de Buchanan en 1899 pasó a la República Argentina. Con esa nueva realidad, y el crecimiento exponencial de las explotaciones salitreras chilenas, la necesidad de abastecimiento de carne, lleva a una importación de vacunos desde el norte argentino. Una vez más Sumalao alcanza protagonismo en las últimas décadas de siglo XIX y primera década del siglo XX, con el engorde en sus tierras vecinas de miles de toros que se llevaban herrados al norte chileno a través de la Puna Argentina. Las peripecias de los troperos, y arrieros, entre ellos el mítico Antenor Sánchez han sido rescatadas ampliamente en el libro "Viento Blanco" de Juan Carlos Dávalos. En la segunda década del siglo XX, los alemanes fabrican por primera vez nitratos artificiales con lo cual decae rápidamente la economía del norte de Chile al quedar abandonadas las grandes faenas salitreras. Esto extingue también el transporte de ganado a pie y por lo tanto afecta severamente a la economía del Valle de Lerma y especialmente a la zona de engorde que tenía su epicentro en la región de Sumalao.

4.c. El giro definitivo del Valle de Lerma a la producción del tabaco:

La economía del Valle de Lerma fue girando hacia la producción agrícola dejando de lado lo vinculado al ganado vacuno y a los mulares, y empieza a cerrarse sobre sí misma al tiempo que Tucumán emerge con fuerza como una provincia industrial por los ingenios azucareros. Entre las nuevas producciones agrícolas, que se suman a las tradicionales de alfalfares, maizales, hortalizas, está el tabaco que se va a convertir en la principal

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actividad agrícola del Valle de Lerma. Si bien el tabaco se comenzó a plantar a mediados del siglo XVIII, recién en 1872 se sabe con certeza que había plantadas 40 hectáreas, para llegar en 1903 a 1500 hectáreas cultivadas (Temistocles Paese en Caro Figueroa, 1997, p. 38).

Los vacunos engordados en los ricos alfalfares y el tabaco del Valle de Lerma del cual se decía que "era excelente y su rendimiento por hectárea

insuperable", daban un producto de suelas y grandes hojas amarillas, que llegó a decirse antaño y a no discutirse que: "tabaco y suela salteños no conocían rival". Hacia 1930, era tal la fama del tabaco salteño que visitó la provincia el magnate griego Aristóteles Onassis, para comprar tabaco y exportarlo a Grecia y otros países. En tal sentido, visitó el viejo Museo de Fomento, en los altos de la calle Caseros 752, donde Cristian Nelson exponía los mejores tabacos del Valle de Lerma. Desde entonces y hasta nuestros días, el tabaco sigue siendo la principal fuerza económica de la agricultura del Valle de Lerma.

5.El fenómeno religioso del Cristo de Vilque en el Sumalao

5.a. La terquedad de una mula como signo de la voluntad divina:

Con respecto a la fiesta religiosa del Señor de Sumalao o Cristo de Vilques citaremos textualmente al Vicario Toscano en un relato de su libro Historia del Obispado del Tucumán: "He aquí, sin embargo, la tradición que se conserva al derredor del Cristo de Sumalao, y que, diremos así, forma su historia. El cuadro del Señor de Vilque era conducido en una mula desde el Perú con destino a la Provincia de San Juan; dos hombres conducían la carga entre otras de diferentes especies que formaban el convoy. Al pasar por Sumalao, que en ese entonces era el camino ordinario de los viajantes, la mula conductora del cuadro quedó bajo de un corpulento algarrobo sin que fuera notada de nadie; los arrieros siguieron adelante hasta cinco o seis leguas más en que recién la echaron de menos. Vuelto uno de los hombres sobre el camino andado, fue encontrada en el sitio referido. La pérdida de la mula se repitió hasta tres veces, notándose su desaparición de lugares más o menos distantes del primero, y siendo encontrada todas las veces en el mismo paraje de Sumalao y debajo del árbol antes dicho, con la particularidad que la última vez la mula estaba echada a pie del algarrobo, y no hubo medio humano de hacerla mover de allí hasta que descargado el cuadro en el mismo paraje, la mula abandonó el local. La coincidencia de encontrarse por tres

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veces al animal conductor en un mismo sitio y debajo del mismo árbol, y el hecho de no caminar sino cuando fue descargado allí mismo el cuadro, dio motivo para que tomaran todas estas circunstancias como indicio de la voluntad divina, de que en ese paraje debía edificarse un templo al Cristo de Vilque. Entonces los conductores o dueños del Cristo bajaron a la ciudad y dieron cuenta de lo ocurrido. El hecho se divulgó con facilidad, tomó las proporciones de un

acontecimiento sobrehumano, y la capilla fue levantada sin pérdida de tiempo. Lo cierto es que hoy tiene un espléndido templo, levantado exclusivamente con las ofrendas de los romeros que frecuentan el paraje de Sumalao atraídos por la devoción al Cristo."

(TOSCANO, Julián, Historia del primitivo obispado del Tucumán”, pg.356/359). Otros detalles nos lo dirá la profesora Ercilia Navamuel en su relato sobre el Sumalao: “Desde la fundación de la cuidad de Salta ya existían referencias sobre el paraje de Sumalao como lugar de “dormidas” o “pascanas”. En mercedes de tierras otorgadas a Gonzalo de Torres Inojosa en 1585, se lee “…bañado grande en la dormida del Obispo, del cerrillo a la parte de abajo una media legua…una distancia linde con la deFrancisco de Aguirre, camino a los papagayos…”. En este documento se hace referencia a la llegada del Obispo Victoria, que viene del Perú y pernocta en Sumalao en 1582. (Cornejo y Vergara: Mercedes de Tierras y Solares.)

En mercedes de tierras otorgadas a Francisco Morán de la Cerda, en 1584 dice: “…tierra para estancia de ganado y caballadas que está de la parte de los papagayos, como vamos por el camino de los Guachipas hasta el rio de la quebrada del Perú, hasta donde solemos hacer dormida…”. Este camino de los papagayos era el que iba desde Salta por La Isla, San Agustín, Sumalao, Guachipas a Tucumán. En 1756, según expediente de judiciales del Archivo Histórico de Salta, en un pleito entre el propietario de la hacienda de El Bañado y los dueños de tropas de ganado que cruzaban sus tierras, hace referencia al “camino carril”, que pasa por Sumalao. Los troperos que venían desde el Perú, en lugar de seguir directo a Salta preferían cruzar por el centro del valle y hacer tablada y dormida en Sumalao, ocasionándole prejuicios a su ganado”.(NAVAMUEL, Ercilia, “Sumalao, lugar lindo” Diario El Tribuno, Salta, junio 3 de 1985)

En ese lugar y en ese ambiente, surge la devoción al Señor del Sumalao, un óleo de origen alto peruano, perteneciente a la escuela cuzqueña, arte mestizo o indoamericano del finales del siglo XVI, que representa a Cristo Crucificado acompañando de la Virgen María y el apóstol

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San Juan, de 1.80 x 1.00 cm. Según el historiador, Julián Toscano, Vicario General de la Diócesis de Salta en 1907, la capilla del Sumalao, (hoy Santuario) data de 1775 aproximadamente. “No hemos podido encontrar la fecha de la fundación de este santuario que, con toda probabilidad se remonta al siglo XVIII”. “Respecto a la capilla, el dato más antiguo que hemos encontrado es este: Siendo Cura de Chicoana el Maestro Pedro López de Vera en 1773, a cuya jurisdicción pertenecía Sumalao, hizo servir la iglesia de este paraje de vice parroquia, de donde deducimos que mucho antes de aquella fecha ya existía el Señor de Vilque en el citado paraje de Sumalao. De un informe del referido párroco tomamos el siguiente dato: En 1775 finalizó él mismo la iglesia de Sumalao, lo que hace creer que fue la primera o la segunda que sustituyó a la primitiva capilla.” (TOSCANO, Julián, Historia del primitivo obispado del Tucumán”, pg.356)

5.b. El Cristo de Vilque convertido en Señor del Sumalao

Existen tres cuadros más de este estilo, uno está en Cuzco, venerado como el Señor de los Temblores, el segundo en Tacna, y el tercero, que era para la provincia de San Juan fue dejado en la Parroquia de Vilque, donde se realizó una réplica y fue enviado a nuestro país a lomo de mula. Cuando el encomendero partió a San Juan, desde el Sumalao, tuvo que regresar ya que una de sus mulas, la que llevaba el cuadro, no estaba. Estaba detenida en un algarrobo, donde se construyó el actual Santuario, se repitió ésta escena hasta que se le retiró el cuadro y pudo continuar su camino. En este

fenómeno fue interpretado como un deseo de Cristo de quedarse en ese lugar. Así surgió el Santuario del Sumalao y la fuerte y arraigada devoción al Señor del Sumalao o Cristo de Vilque. El cuadro venerado en el Sumalao representa un Cristo crucificado con la Virgen dolorosa y San Juan, el discípulo amado. Es un óleo de unos 2,20 metros de alto por 1,80 de ancho. Desde hace unos años, el cuadro está cubierto por un vidrio y rodeado por un marco de madera maciza de unos 10 centímetros de ancho repujada en orlas ornamentales. La protección de vidrio es más reciente para evitar un mayor deterioro de la pintura, propia del paso del tiempo y del incesante humo de las velas que se encendieron a sus pies, durante tantos años. En la base que sostiene el cuadro, a los costados, hay dos ángeles tallados en madera. Hoy, las velas se encienden fuera del templo en un sitio acondicionado para ese fin.

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Venerar al Crucificado es una herencia de la evangelización española en nuestro continente latinoamericano, con una notable influencia de la Contrarreforma y el sufrimiento ocasionado por las pestes y calamidades climáticas de los siglos XIV Y XV, que propiciaron y acentuaron un sentido trágico de la vida en la piedad popular. Esto provocó en ese tiempo un giro de los íconos de Cristo Resucitado hacia la devoción de Cristo doliente acompañado de una Madre dolorosa, representando una cristología

volcada en la humanidad misma del Nazareno. Por ello, el documento de Aparecida destaca que nuestros pueblos se identifican particularmente con el Cristo sufriente, lo miran, lo besan o tocan sus pies lastimados como diciendo: Este es el “que me amó y se entregó por mí” (Ga 2, 20). Muchos de ellos están golpeados, ignorados, despojados, no bajan los brazos. Con su religiosidad característica se aferran al inmenso amor que Dios les tiene y que les recuerda, permanentemente, su propia dignidad. También encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María. (cfr. DA 265). La gente le pide prosperidad económica, trabajo y salud. Es la expresión del Padre Providente, que entregó su Hijo al sufrimiento y a la muerte por amor a la humanidad. Ante tanto sufrimiento de la gente, en años de privaciones y persecución, trabajo y zozobra, pareciera que ellos mismos se ven reflejados en el dolor de Cristo.

Contemplar un Cristo crucificado doliente con rostro ensangrentado deja la sensación de que ellos, la gente, se ven en esas imágenes casi como una humanidad sin salida. Cristo es la manifestación del Misterio Trinitario, es el "rostro humano" de Dios, y a la vez es el "rostro divino" del hombre, manifestando así su dignidad. El centro de esta devoción es

Cristo "Hijo de Dios hecho hombre e identificado entre los pobres en su encarnación y en su cruz" (NMA 58), "Esta identificación otorga dignidad a los pobres débiles y sufrientes, porque ellos son, de manera especial lugar de revelación de Cristo; son sacramentos suyos... sin Cristo sería insoportable el dolor, porque la miseria es inhumana; Dios no ha creado a los hombres para la miseria, es una injusticia social. Pero el pobre que sufre es signo elocuente del rostro del crucificado donde se muestra que la misericordia se hace fuerte en la debilidad, su resurrección nos ofrece la semilla de una vida más digna y más plena", todo esto lo podemos visualizar desde el amor que el espíritu derrama en nuestros corazones. Enriquecerse a costa del hermano reclama la conversión, pues todavía no se ha descubierto a Jesús (NMA 59). Quizás esta idea esté tomada de Juan Pablo II, cuando afirma en Novo Milenium Ineunte: "Si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos

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con los que Él mismo ha querido identificarse: Tuve hambre y ustedes me dieron de comer...(Mt. 25, 35-36). Esta página, comenta el Papa, no es una simple invitación a la caridad: es una página de Cristología, que ilumina el misterio de Cristo. Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fidelidad como Esposa de Cristo, no menos que sobre el ámbito de la ortodoxia." (NMI 49)" (PAGANO, Pablo, "Encuentro de teólogos y teólogas del Noa", Pág. 280 - 281, Ed. Mundo Grafico, Salta, Setiembre 2009).

El Cristo de Vilque convertido en Señor de Sumalao, al ser destinatario de oraciones y ofrendas, comenzó a conceder gracias; en particular, curaciones que extendieron su devoción a todo el Noroeste Argentino. Los fieles vieron irradiados esos poderes curativos a las aguas cristalinas de una vertiente que riega esos fértiles campos y al cebo de los miles de velas que los peregrinos encienden desde entonces a su alrededor. En busca del milagro, miles de fieles caminaban y siguen caminando un día

entero para adorar a este Cristo de la Salud, se mojan en esas aguas y untan sus cuerpos con aquel cebo.

Hablar del fenómeno religioso del Sumalao es hablar de religiosidad popular por el estilo en que desenvuelve la fiesta, expresión de una profunda fe en Cristo Crucificado, una actitud sentida de sacrificio, fiesta, gestos solidarios y rituales piadosos unidos a la participación en la liturgia de la iglesia católica, a través de la confesión, la procesión y la misa. De esta manera la piedad popular penetra delicadamente la existencia personal

de cada uno y, aunque también se vive muchas veces en celebraciones multitudinarias, no es una “espiritualidad de masas”. En distintos momentos, especialmente de dificultad, muchos recurren a algún pequeño signo que ayude a recordar el amor de Dios: un crucifijo, un rosario, una vela que se enciende para acompañar a un hijo, a un hermano o amigo... (cfr. DA 261).

El Sumalao es la muestra de una gran multitud de peregrinos como lo atestiguan los documentos emanados por la autoridad municipal de La Merced, según datos de informes oficiales (Anexo). Y en multitud, se puede percibir que ellos, no se sienten masa ni sujetos anónimos; caminan como comunidad al Santuario, el lugar elegido por Dios para quedarse; cada uno, con su "bultito" o su rosario, cargando sus suplicas y promesas, se saben

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únicos, caminantes hacia la fiesta. Este concepto de religiosidad popular fue incorporado a la vida de la iglesia, casi por la ventana, ya que inicialmente, se veían los rituales populares como resabios del paganismo, frente al proceso de evangelización. Y sobre todo, el catolicismo ilustrado, propio del renacimiento, fustigó las prácticas populares como supersticiosas.

Es importante, para nuestro estudio, la descripción de la historia del Sumalao con sus detalles repetitivos y recurrentes, porque pone de manifiesto que es un fenómeno de larga duración, no es un acontecimiento pasajero, sino una cotidianeidad reiterada. Aquí el pueblo, su sabiduría y su sentir es lo principal. Asomándonos al fenómeno desde lo interdisciplinar, podemos captar lo nuevo y lo viejo, lo que permanece y lo que va cambiando, podemos descubrir deslizamientos progresivos, estratificaciones que hace que un mismo momento, según los ambientes o

lugares, coexistan actitudes tradicionales y actitudes renovadas. Llama la atención que Concolocorvo no describa detalles de la fiesta religiosa del Señor del Sumalao, cuando agota hasta los mínimos detalles de la vida y costumbre de los salteños en su relato del viaje de Buenos Aires a Lima en el año 1773. Quizás pueda explicarse este hecho, porque la feria de mulas se realizaba entre febrero y abril, y la fiesta religiosa en mayo. Pero, sí es claro que la fiesta del Señor de Sumalao comienza a crecer en devoción, con mayor fuerza a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, casi coincidiendo con el ocaso de la economía de la región por la caída del Potosí, por razones políticas, económicas y estratégicas de España.

5.c. Los ritos del Sumalao:

Actualmente, queda como eje central de las fiestas del Sumalao, sólo la veneración del Cristo de Vilque; y de sus ferias, un pequeño grupo de locales con venta de productos regionales, hierbas, productos importados de China, de baja calidad y una importante oferta de comidas regionales dulces y saladas, con animación de música, además de los juegos propios de un parque de diversión. El Sumalao mantiene un cierto espíritu festivo con sus ferias de comidas y productos que se venden o se intercambian rememorando

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las antiguas ferias. La identidad de fines y medios conforman una comunión social y una interacción permanente que enriquecen a quienes participan.

El Sumalao mantiene inalterable sus ritos a lo largo de, aproximadamente, tres siglos: Los siete viernes, el ungüento con el cebo de las velas: luz y salud, el agua de la vertiente y su baño purificador, las ofrendas y sufragios por los difuntos y la peregrinación, el caminar con sentido penitencial y sacrificial. Y a pesar de la conflictividad generada con la autoridad de la iglesia Católica, sobre todo en el siglo XIX, el pueblo continuó sus prácticas rituales hasta nuestros días. La conflictividad con la autoridad eclesiástica surgieron sobre todo por los excesos de la feria, sobre todo algunas actividades de bailes y carreras cuadreras, en los cuales terminaban involucrados no sólo los peregrinos, sino también, los clérigos.

El primer arzobispo de Salta, Monseñor Tavella, en el 1945, mediante decreto restauró el culto y las ferias, quedando el alquiler de los locales para la iglesia al igual que el 50 % de las utilidades de los feriantes, ya que se debía reconstruir el santuario destruido por el terremoto de La Poma en 1930. Basado en lo expuesto, puedo afirmar que las expresiones rituales en el Sumalao y toda su religiosidad festiva, no son expresiones paganas o supersticiosas, como lo haría quien emite un juicio ligero y superficial. Son expresiones de una verdadera fe, que deben contemplarse con respeto y, revalorizando las mismas, se debe procurar aprender de la sabiduría que posee el pueblo, quien a lo largo del tiempo supo mantener y transmitir estas prácticas, por encima de cualquier conflicto institucional. El pueblo festeja al Cristo crucificado porque intuye que por esos sufrimientos ha sido salvado. El sentido trágico es trastocado en esperanza. La fiesta alimenta la esperanza y la confianza en la presencia permanente de Dios en la historia e implica globalmente todas las expresiones de los peregrinos.

6. Conclusión: Sumalao, Feria y Fiesta

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El fenómeno religioso del Sumalao nace en el contexto de una gran feria comercial, en un ambiente de interacción social e intercambio de bienes e ideas. Si nos detenemos a recrear con nuestra imaginación el relato de Concolocorvo, podemos pensar en el contraste con la actualidad del Sumalao. Un sitio con tantos animales y tanto comercio, un paraje de frondosos bosques de algarrobos, un manantial de agua bebible, nos hablan de una multitud de gente que negociaba con dinero o hacía trueque con sus productos constantemente. Sumalao tenía una intensa actividad social e intercambio y trata, de productos alimenticios, vestido y medicinas; intercambio de animales y una constante y dinámica interrelación personal. Un ir y venir de gente, ideas políticas, costumbres y tradiciones. Y aunque Salta vivió económicamente de la Feria de Mulas, la decadencia de la economía que conspiró con la desaparición de la feria , no pudo extinguir el fervor de los devotos y la continuidad de la fiesta religiosa.

Hoy el Sumalao es un sitio privado, con un Santuario enclavado en un campo sembrado, casi sin árboles y una vertiente de agua de dudosa potabilidad. Pero el pueblo sencillo y sabio continúa, año tras año, buscando al Cristo Sufriente de la Cruz, junto a su Madre y al Discípulo Amado, en el cuadro de arte mestizo indoamericano.

Con el monocultivo del tabaco, la pérdida absoluta de la proyección que reflejaba el movimiento de la época, y no teniendo el esplendor de la feria de mulas ni las grandes ganancias de la venta de toros herrados al norte de Chile, le queda la añoranza de aquellos años y mantiene la esperanza de redención. Durante los días de la Fiesta Chica con la presencia de los Misachicos reafirma su identidad religiosa popular, y en la Fiesta Grande para la Santísima Trinidad, con la procesión y la misa, con el rezo por sus difuntos, con las súplicas y promesas, reafirma la confianza en la Providencia de Dios que es Padre y Pan.

Es importante que aquellos que no toman a bien que en las fiestas religiosas exista la oportunidad de organizar ferias comerciales con puestos de ventas de distintos rubros, recuerden que el fenómeno del Señor del Sumalao nació en el marco de un gran movimiento económico, en las ferias de mulas más grande del mundo, y no en ambiente exclusivamente religioso. Y se debe tener en cuenta que, por su misma dinámica, las celebraciones religiosas populares, de modo especial, las fiestas del

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Señor del Sumalao, generan un movimiento económico financiero que favorece a la iglesia, a las instituciones civiles, políticas y demás miembros de la comunidad local.

SAN FRANCISCO en el BICENTENARIO DE LA BATALLA DE SALTA

Rosa López de Pereyra Rozas

“…Una Nación pierde su fuerza y se derrumba cuando se debilita o anula su PROYECTO CULTURAL, pues lo que se mata, en última instancia es su dimensión espiritual, que no es otra cosa que la pérdida del conocimiento, la auto estima y el coraje más intenso por si mismos”

J. Esteinou

El Proyecto Integral Franciscano de recuperación del Patrimonio, obra de Fray Juán José Nuñez mentor, gestor y promotor de la reapertura de la Casa Franciscana, quien considera que: La Cultura no es un elemento más del desarrollo, sino la estructura conceptual que necesita todo plan de desarrollo humano. Este sabio fraile solicito la colaboración del gobierno de la provincia de Salta, recreando por intermedio de la Secretaría de Cultura un Convenio de cooperación que le permita contar con un Profesional que cuente con:

Formación Académica e

Idoneidad necesaria para encarar tan caro Proyecto de

Trabajo.

Su objetivo fue poner en valor y difundir el Patrimonio Franciscano contenido a través de:

Museo de Arte Sacro

Biblioteca del Convento

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Archivo del Convento

Basílica San Francisco

Órgano de la Basílica

Con gran generosidad y visión de futuro propia de los seres extraordinarios, confió la Coordinación del Complejo Cultural en mí persona, fue ratificada esta designación por documento emitido por la Curia Franciscana que tiene su sede en Río Cuarto; se trabajó estratégicamente teniendo en cuenta básica y fundamentalmente que, los Franciscanos están históricamente, en la raíz de la CULTURA del Noroeste y que desde la Custodia Romana han sido los grandes promotores del desarrollo y del encuentro de la Cultura entre los criollos y los aborígenes en esta región hasta Bolivia, teniendo la dicha de haber conocido y trabajado con uno de los últimos Frailes de esta Custodia Romana, un Señor Fraile digno hijo de San Francisco Fray Domingo Torre ofm quien a pesar de su edad avanzada, comprendió el espíritu del Proyecto y contamos con su colaboración incondicional. De hecho este Convento se ha convertido en expresión, tanto en su arquitectura, en su cultura, en su religiosidad, en su historia en sinónimo de SALTA, por ello se procuró recrear este origen y organizar desde San Francisco para el Noroeste y para el País distintos tipos de actividades como Exposiciones, Conferencias, Cursos de Capacitación.

En el entendimiento que, el trabajo Franciscano fue haciendo e interviniendo en el modo de ser de la familia y de la misma vida salteña, ya que San Francisco es expresión de una época y de una actitud ante Dios, el mundo y las cosas, adquiriendo un carácter formal a través del trabajo Educativo Franciscano.

Todas estas razones fueron más que suficientes para comprometerme, con ésta convocatoria Franciscana de trabajar con su Patrimonio y compruebo día a día, que con esfuerzo, dedicación, perseverancia y solidaridad la tarea Institucional va tomando forma.

A través del Proyecto planteo el trabajo desde San Francisco en coordinación y beneficio de las áreas Cultural, Educativa, Turística y Social tanto en capital como en el interior de la provincia. Ejecutando acciones concretas en distintas ámbitos:

BIBLIOTECA: Aquella que “está destinada a la liberación universal y más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la Independencia” conforme lo afirmó en su momento el Gral. Don José de San Martín. Se plateó en una

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primera etapa la realización de un INVENTARIO para el mejor control. Procesamiento de textos, a través de la Catalogación y Clasificación. Relevamiento de las Obras de Autores Salteños. Actualización de las Fichas.

Carga en soporte digital. Relevamiento de los 20.000/ 30.000 volúmenes, ordenamiento, limpieza, atención de necesidades curatoriales, y catalogación del Patrimonio Bibliográfico Franciscano que posee obras antiguas como el Incunable de 1488, hasta obras actuales de temáticas variadas (Cultura General).

En esta primera etapa y, ante la falta de personal se Gestionó y trabajó con:

Personal Técnico ad-honorem (Bibliotecarias: Ana María Bejarano, Estela Sivila)

Mano de obra integrada por Jóvenes integrantes de Planes

Sociales Nacionales.

Colaboración de Profesionales del Museo Histórico del Norte, del Museo Provincial de Bellas Artes, del Museo Uriburu, de la Dirección de Patrimonio

Universidad Católica de Salta, a través del trabajo de dos pasantes, que presentaron su aporte Técnico a través de Bibliotecas siglo XXI. Universidad Nacional de Salta. Instituto Cortázar. Concretando luego de varios años de gestión personal, la colaboración del P.E. Provincial, sin costo para la Comunidad Franciscana, que preveía el Convenio inicialmente, con el traslado de la Bibliotecaria requerida, que nos permite hoy poder contar con una información más precisa respecto a la realidad del Patrimonio Bibliográfico Franciscano a nivel de Procesos Técnicos, Informáticos, y Curatoriales.

Al realizar el control surgen respuestas cualitativas y cuantitativas avanzando simultáneamente en la ubicación Topográfica, aplicando el sofware Winisis 1.5 que tiene mayor espacio para los datos de la signatura Topográfica y es actualizada permanentemente por la UNESCO.

En la Base de Datos para libros antiguos se tiene en cuenta las normas que se establecen en las ISBD (A): Descripción Bibliográfica Internacional Normalizada para Publicaciones Monográficas Antiguas. La hoja de carga se va actualizando de acuerdo a las ISBD:Normas de Descripción Bibliográficas Internacional. Esta formará parte de la base de datos, lo que significa que se llena en la misma computadora y una vez supervisada recién

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se imprimirá de esa forma se tiene en soporte papel una copia de resguardo la base también contendrá esta información. Se procede a unificar el material antiguo hasta los impresos en el año 1902. Hoy se está trabajando en la elaboración de otra Base de Datos que nos permita registrar el movimiento bibliográfico que se concretará para disponer de todo el material de mayor consulta en una Sala de mayor acceso al público y quedando en la parte antigua del edificio todo el material bibliográfico más antiguo que ya más que piezas de bibliotecas son piezas de Museo.

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ARCHIVO: Son definidos como lugares de memoria y de comprensión. Recopilan las huellas significantes y organizadas de la experiencia humana. Así Juan Pablo II afirmaba “Ustedes favorecen la continuidad de la memoria de los pueblos. Sin una memoria viviente y bien informada los pueblos perderían mucho de su Cultura….”

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La propuesta de trabajo desde esta Coordinación se refirió al Inventario:

Para control y posterior publicación de las series documentales que conforman el Patrimonio Franciscano. Procesamiento. Catalogación Restauración del material dañado. Trascripciones Paleográficas. Investigación.

Las tareas de limpieza, organización, catalogación y carga de información que estuvieron a cargo de las Señoritas Carolina Michel Torino y Rocío Montoya .

Idem. Para la HEMEROTECA Franciscana con la consigna de actualizar además el Patrimonio periodístico y la Confección de Fichas Temáticas. Recibimos importantes donaciones del señor Roberto Casas del Movimiento Navideño del Norte.

MUSEO: Tiene dos ventajas importantes sobre la Biblioteca y el Archivo, en primer lugar conservan las obras u objetos tangibles, en cambio los libros y las imágenes por grande que sea su calidad, no pueden reemplazar la experiencia de la visión directa de las obras y objetos. En segundo lugar en nuestro cambiante mundo los Museos representan los valores reales y durables. Se plantea el Relevamiento de este Patrimonio. Identificación y análisis de las distintas piezas que lo componen. Definir los espacios adecuados, la iluminación correcta. Además de lo ya existente se suma la valiosa donación del Oratorio completo de la Familia Solá Paulucci. La imagen del Señor de la Buena Esperanza.

EL IDEAL DE FRANCISCO CONSISTE EN LA PREDICACIÓN DEL NUEVO MONJE, ES DECIR, DE CADA RELIGIOSO, QUE ES COMO UN HERMANO PARA TODOS Y QUE SE DIRIGE INDISTINTAMENTE A TODOS, AL PUEBLO EN CUANTO TAL.

PARA FRANCISCO LA CONDICIÓN MÍSTICA, QUE ES IRRENUNCIABLE, TIENE SU SIGNO EN LA RENUNCIA AL PODER (dinero y riqueza): EL PODER SOBRE LOS HOMBRES SOLO ES DE DIOS.

Este IDEAL lo comprobamos plasmado en el trabajo de Frailes como: Juan José Nuñez, Mateo Krupsky, Domingo Torre, Jesús Prieto, Gregorio Mazziteli, Emilio Escayola, Marcelo Mendez, Alfredo Olivera, Hno Antonio Scanno.

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Fray Dr. Mateo Krupsky, Fray Gregorio Mazziteli, Fray Domingo Torre, Fray Jesús Prieto Santamarta

Reflejado en este poema del querido Padre Jesús Prieto y Santa Marta, cuando visitaba la Biblioteca:

Que detalle Señor has tenido conmigo

Cuando me llamastes

Cuando me dijistes que tú eras mi amigo

Te acercaste a mi puerta y pronunciaste mi nombre

Yo temblando te dije: Aquí estoy Señor

Tú me hablaste de un Reino, de un tesoro escondido

De un mensaje fraterno que encendió mi ilusión.

Yo dejé casa y pueblo por seguir tu aventura

Codo a codo contigo comencé a caminar

Han pasado los años y aunque apriete el cansancio

Paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás

Que alegría yo siento cuando digo tu nombre

Que sosiego me inunda cuando oigo tu voz

Que emoción me estremece cuando escucho en silencio

Tu palabra que aviva mi silencio interior.

ACTIVIDADES

VISTO el convenio firmado entre el Gobierno de la Provincia de Salta, y la Comunidad Franciscana de Salta tendiente a promover el desarrollo Cultural y Turístico del Noroeste y CONSIDERANDO:

Que el gran acervo cultural que pertenece a la Comunidad Franciscana de Salta en sus libros, material de archivo y objetos históricos fueron

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efectivamente puestos en valor y ofrecido al servicio del público local, regional, nacional e internacional que visita la casa Franciscana.

Que paralelamente al Trabajo Técnico de procesamiento de Información que requiere tan valioso Patrimonio Cultural, se procuró a través de la Gestión Cultural transformar a través de las distintas acciones que se prestan desde el Complejo Cultural San Francisco, a la Cultura para el Bien Común reconociendo el alcance que efectivamente tiene esta actividad.

SE ORGANIZARON LOS DICTADOS DE:

•CURSOS DE CAPACITACIÓN para Museos – Archivos y Bibliotecas los mismos se gestionaron desde el Complejo Cultural San Francisco y se dictaron desde San Francisco y para todo el personal que se desempeña en Instituciones del medio local, provincial y regional. El trabajo se realizó en forma conjunta con profesionales de FADAM – MUSEO DE LA CASA ROSADA – MUSEO ISAAC FERNANDEZ BLANCO – MUSEO DE GRANADEROS - UCA - ARCHVO y MUSEO VATICANO – MUSEO MITRE –

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• CONFERENCIAS: Alusivas a temáticas variadas de acuerdo a las distintas épocas del año y a las necesidades del medio.

• TALLERES DIDÁCTICOS: De Lectura para niños con la colaboración de la Psicopedagoga Silvia Sanchez, jóvenes y tercera edad. Talleres de música

• CONCIERTOS: Con distintos grupos Locales, Nacionales, Internacionales.

• Participación en las distintas ediciones del ABRIL CULTURAL SALTEÑO.

• Participación en las distintas ediciones de FERINOA.

• EXPOSICIONES: Con temáticas locales y nacionales, que aporten al Area Educativa, Cultural, Turística.

• PUBLICACIONES

• PARTICIPACIÓN EN CONGRESOS.

Se GESTIONARON un conjunto de acciones que permitieron facilitar un adecuado acceso al Patrimonio cultural por parte de la sociedad. Estrategias que articularon un conjunto de intervenciones realizadas simultáneamente por el Estado Provincial a través de la Secretaría de Cultura de la Provincia, por Instituciones Civiles, Grupos Comunitarios Organizados que permitieron llevar a cabo la Planificación inicial estructurada por la desde la Coordinación del Complejo Cultural San Francisco, en la convicción que un Proyecto Estratégico no contempla las decisiones futuras sino el futuro de las decisiones de hoy. De ésta manera se concretaron las siguientes acciones:

Autorización de los padres Franciscanos para habilitar Nuevos Espacios en la emblemática casa, parte del convento como la superficie de 240 metros cuadrados, muros de 40 metros de largo por 3,50 de alto (Galería de Exposiciones con iluminación adecuada dicroicas – spot)

• Se Gestionó y Concretó, la DONACION de la Municipalidad de Salta, la colocación de la iluminación con lámparas dicroicas para presentar exposiciones. La cantidad: 30 dicroicas y 16 spots.

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• Se Gestionó y Concretó, de la empresa INTECO, la DONACIÓN y colocación de las luminarias necesarias para el sector de la Galería que da al Museo de Arte Sacro, con el objetivo que se pudieran destacar el detalle de los arcos en la arquitectura franciscana, con el objetivo de brindar un servicio más al turista que visita la casa franciscana.

• Gestionó y Concretó, ante Corralones y familias allegadas a la Casa Franciscana la colaboración para realizar el cerramiento de los arcos de la Galería de Exposiciones, que nos permitan brindar un marco apropiado de protección a determinados materiales expuestos.

• Se Gestionó y Concretó, ante el Directorio de la Empresa ENAJASA, la Donación de un Equipo de Sonido que nos permitiera desarrollar con más comodidad nuestras actividades de extensión al medio, ya que por cada conferencia debíamos pagar $100/ $200 de acuerdo a la duración. ENJASA donó al Complejo Cultural San Francisco un Equipo Nuevo con un micrófono, una consola Mackit 1202 – VLZ – PRO; doce canales MIC/UME – MIXEW; un amplificador GEMINI R800; cuatro bafles, de última generación.

• Se Gestionó y Concretó, ante el Gobierno de la Provincia la compra de la Exposición referida a “BASE MARAMBIO”, en el marco de la Exposición que presentamos en San Francisco y que dimos en llamar: “LA ANTÁRTIDA EN SALTA”. Esta Exposición está en el Complejo para ser compartida con nuestras casas franciscanas del interior de la provincia.

• Se Gestionó y Concretó, ante el señor gobernador la Donación de veinte mil pesos para ampliación de la Biblioteca; los mismos fueron destinados por el Guardián, a la compra de sillas, mesas para la Sala Fray José Collalunga de la Biblioteca.

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Primera Exposición de ARTE SACRO

Los pisos para esta Biblioteca fueron producto de la Donación de la fundación del Banco Macro.

• Se Gestionó y Concretó ante Particulares, la donación de una Computadora para la Biblioteca.

• Se gestionó y concretó la compra del PROYECTOR MULTIMEDIA, con Pantalla. El aporte del gobierno de la provincia $2.830, mas $1.120 el aporte de la señora Irene Bonifacio colaboradora del Complejo Cultural y $800 aporte de los Artesanos auténticos San Francisco.

• Se gestionó y concretó la provisión de un Dispenser para que tanto la Bibliotecaria como el Auxiliar de Biblioteca puedan contar con el servicio. Como también quienes participan de los distintos Cursos de Capacitación que se ofrecen desde aquí.

• Se Donó un cuadro del General Güemes, otro con la Genealogía correspondiente a los descendientes de Güemes y tres imágenes fotográficas de la Salta Antigua; los mismos se encuentran para información de los turistas que visitan la Sala Fr. Jose Collalunga del Complejo Cultural.

PRESENTACIONES:

Desde SALTA y para el NOROESTE se Gestionaron y Concretaron en la Casa Franciscana:

La Primera Exposición de ARTE SACRO para el Interior del País, que llegaron desde la Diócesis de Morón. Se presentó en el primer piso del Convento y recibimos 1.800 visitas, despertó particular interés no solo por la cantidad sino por la calidad de todas las Obras premiadas en distintas Bienales y que por primera vez se presentó en nuestra ciudad desde el Complejo Cultural San Francisco para el Noroeste.

Exposición “HISTORIA DE LOS PRESIDENTES ARGENTINOS”, donde el Museo de la Casa Rosada presentó el Patrimonio original trasladado a Salta con el Auspicio de Presidencia de la Nación y Empresas Privadas en el marco de ésta presentación actuó el Ensamble Coral ESENCIA, bajo la dirección del Maestro Adolfo Onetto.

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Exposición: “BOGGIANI Y EL CHACO UNA AVENTURA DEL SIGLO XIX”, Colección Frié, curadores Pavel Fric e Yvona Fricova. Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernandez Blanco.

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Fray Emilio Escayola

Exposición Homenaje al Dr. AUGUSTO RAUL CORTAZAR, en forma conjunta con el Instituto de Folklore de la Universidad Nacional de Salta.

“LOS GRANADEROS DE SAN MARTÍN en SALTA”: Reafirmando la dignidad de la Patria en PAZ y BIEN, como homenaje al General Don Martín Miguel de Güemes y a la luz de las campanas de la Patria. Actuó por primera vez en nuestra plazoleta la FANFARRIA ALTO PERÚ, acompañada por el Cuerpo de INFERNALES y GAUCHOS DE GUEMES, durante la guardianía de Fray Dr. Mateo Krupsky ofm

Exposición del MUSEO DE GRANADEROS GENERAL SAN MARTIN, con conferencia de su directora la Lic. Carol Vatigliano. Visitas guiadas a las delegaciones escolares, que colmaron las instalaciones en una cantidad de mil novecientos alumnos de los niveles primario y secundario.

Exposición: Patrimonio Franciscano en Alto Noa Shopping.

Exposición: Patrimonio Franciscano en FERINOA.

Exposición: Patrimonio Franciscano en el Palais de Glace.

Conferencia de la directora del Museo Granaderos Lic. Carol Vatigliano.

Realización de TRIPTICO: Informativo sobre San Francisco, traducido al inglés para ofrecer al turista extranjero, con la colaboración de ISICANA y la Prof. Margarita Cornejo Torino.

Conferencia del Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano General Diego Alejandro Soria, quien se trasladó desde Buenos Aires para ofrecer su exposición en el marco de la presentación del Museo de Granaderos.

Proyecto: “ARTESANOS AUTENTICOS SAN FRANCISCO”, Con el objetivo de brindar una respuesta Social y favorecer la producción artesanal de nuestra provincia, a través de la promoción. Tarea Coordinada por la señora Luisa Cabero se logró nuclear en la Casa Franciscana a:

• Los representantes de la PUNA presentaron: La primera réplica del Ajuar de los Niños del Llullaillaco realizadas por (Tomasa Arjona, Sofía Martinez, Oscar Condorí). Tapiz Realizado en lana de llama “Encuentro de San Francisco con los habitantes de San Antonio de los Cobres, (realizado por la artesana Florinda Martinez). Misachico con instrumentos autóctonos.

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• IRUYA. Participación del Grupo Raíces con las Danzas Cachis e intrumental.

• VALLE DE LERMA: Encuentro de Misachicos maqueta realizada en chala, arpillera, esponja vegetal, piola.

• CHACO: Misiones Franciscanas Artesanías en palo santo y chaguar. Misión Wichi.

• CAFAYATE: “El Carnaval de los Valles”, obra de la artista Domi Cruz.

Para ello contamos con el incondicional apoyo de Fray Emilio Escayola ofm.

“EXPOSICIÓN DIDÁCTICA: EL ROSTRO HUMANO DEL EMBRIÓN” Realizada en forma conjunta con la Universidad Católica Argentina, la Universidad Católica de Salta, el Instituto de la Familia y la Vida de la Universidad Católica de Salta , con el Auspicio del Ministerio de Educación.

Cinco mil jóvenes trabajaron en 15 días y otros tantos padres participaron de las conferencias, que se ofrecieron en el turno Vespertino. Un trabajo intenso y altamente ´positivo para los jóvenes y las familias que acudieron tanto de capital como del interior de provincia.

ARCHIVO Y BIBLIOTECA VATICANAS AL SERVICIO DE LA MEMORIA Y LA CULTURA”.

Conferencias magistrales a cargo del Cardenal Jorge Mejía Archivero y Bibliotecario el Vaticano. Invitado por el Complejo Cultural San Francisco. En tres Jornadas de trabajo y conocimiento altamente significativas.

La Biblioteca Apostólica Vaticana atesora más de dos millones de documentos que han acumulado los papas desde los albores de la cristiandad. Monseñor Cesare Pasini, prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, bajo la supervisión del cardenal Raffaele Farina, bibliotecario de la Iglesia Católica, no disimula su emoción al saber que en pocos días más y consciente de la angustia que el cierre provocó entre los usuarios de la biblioteca, asegura que la espera ha valido la pena. Está convencido de que, cuando franqueen las puertas de la biblioteca, los estudiosos se alegrarán de los cambios. Además de reorganizar sus fondos, la institución vaticana ha modernizado buena parte del edificio, haciendo más agradable y fácil el trabajo de los investigadores. «Podrán moverse entre las salas de una manera más cómoda y trabajar con sus computadoras en cualquier lugar gracias a la nueva conexión inalámbrica», cuenta.

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Otra de las novedades se ha producido en el campo de la seguridad y coloca a la Biblioteca Apostólica Vaticana a la vanguardia internacional. Ha ideado una etiqueta dotada con un chip que emite una señal gracias a la que se puede saber en todo momento dónde se encuentra el libro y quién ha solicitado

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su consulta. «Es como el GPS de los coches pero para los fondos de la biblioteca, con el valor añadido de saber en manos de quién está el ejemplar», explica monseñor Pasini. Este sistema servirá como elemento disuasorio para los posibles ladrones y permitirá a los bibliotecarios reorganizar los fondos con facilidad.

Exposición Fotográfica “ARQUITECTURA Y CIELO”.

Presentación del “SISTEMA INFORMATICO PARA BIBLIOTECAS DEL SIGLO XXI” trabajo concretado con el Patrimonio Bibliográfico Franciscano, a cargo de los alumnos Carlos y Gustavo Flores Vargas, pasantes de la Universidad Católica de Salta.

Proyecto de “CONCIERTOS DIDÁCTICOS”, en forma conjunta con el Instituto de Música y Danza- Secretaría de Cultura, través del trabajo didáctico-musical de excelente nivel de la Camerata Lyrum y el Auspicio de la Secretaría de Cultura y Turismo. Destinados a la formación Musical y Espiritual de nuestros Niños y Jóvenes de los barrios más alejados y del interior de la Provincia.

La Iglesia y el apóstol San Pablo nos invitan a cantar juntos salmos, himnos y cánticos inspirados mientras esperamos la venida del Señor. El Misal Romano nos habla del canto como una señal de euforia del corazón”, San Agustín nos recuerda que “Cantar es propio de quien ama” y un antiguo proverbio afirma que “Quien canta dos veces ora” SAN FRANCISCO DE ASÍS, hombre agradecido a Dios y con el corazón henchido de amor al Señor y a las criaturas cantó al hermano sol, al viento, a las estrellas, a la tierra, el agua. Celano “Se mantenía firme y alegre, y en su corazón cantaba para sí y para Dios cantos de júbilos”.

Desde el COMPLEJO CULTURAL SAN FRANCISCO, siguiendo la tradición cristiana y bíblica creemos en la importancia del CANTO y la MÚSICA como un tiempo oportuno para la nueva Evangelización.

Desde el ámbito RELIGIOSO y CULTURAL, festivo para alabar a Dios en sus criaturas y mediante la MUSICA y el CANTO INVITAMOS A LS FAMILIAS, A LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS, A LOS NIÑOS, A LOS JÓVENES, A LOS ANCIANOS a participar de los “TALLERES DIDÁCTICOS DE MUSICA” que se realizaron en la Basílica San Francisco, con el permanente acompañamiento de Fray Gregorio Mazzitelli ofm, Fray Jesús Prieto Santa Marta y Fray Marcelo Mendez ofm.

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“V encuentro argentino de patrimonio pesebrístico”

Exposición bibliográfica del Patrimonio Franciscano sobre: “EL QUIJOTE”

Exposición: “SAN FRANCISCO A TRAVÉS DEL ARCHIVO GRÁFICO Y FOTOGRÁFICO DE DIARIO EL TRIBUNO”

Se gestionó la realización en Salta, en San Francisco del “V ENCUENTRO ARGENTINO DE PATRIMONIO PESEBRÍSTICO” , en forma conjunta con la Asociación del Santo Pesebre, y el CICOP. Manaza de las Luces. Movimiento Navideño del Norte. Municipalidad de Salta.

La Coordinación a mi cargo gestiona y concreta la DONACION de 2.000 libros, para mantener actualizado el Patrimonio Bibliográfico y dar continuidad a la tarea iniciada en su momento por Fray José Collalunga.

Exposición: “I DE ORQUIDEAS DE SALTA”

Recitales de: “MUSICA NAVIDEÑA Y VILLANCICOS”

“EXPOSICION FILATÉLICA PAZ Y BIEN” Referida a San Francisco en el mundo a través de sellos postales, desde la ciudad de La Plata.

Exposición: “GUEMES ES PRESENTE”. Fotografías e historia de los distintos fortines de nuestra provincia.

Exposición y Concurso de “ARBOLITOS NAVIDEÑO

Talleres de “CERÁMICA NAVIDEÑA”. Destinados a niños y jóvenes, organizados en forma conjunta todos los años con el Movimiento Navideño del Norte.

Exposición de “ORFEBRERÍA en SALTA”

Exposición: “ICONOGRAFICA” de la Escuela San Lucas e Instituto Juan XXIII de Bahía Blanca. Complementado con la Conferencia referida a: ”HISTORIA DE LA ESPIRITUALIDAD RUSA”. Y el dictado del Curso “TECNICAS ICONOGRÁFICAS EN LA ESPIRITUALIDAD RUSA”.

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“FESTIVAL DE MUSICA BARROCA”

ACTUACION DE COROS LOCALES – NACIONALES – INTERNACIONALES, en la Basílica San Francisco.

Exposición: “LA GUERRA DEL PARANÁ”, presentada por el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. En el marco de esa exposición, visitada por tres mil jóvenes y mil quinientos mayores, se ofreció un:

“CICLO DE CONFERENCIAS”: Dictadas por miembros del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Buenos Aires y con el objetivo de poner un poco de luz sobre la Vida y Obra de un Argentino que como tantos otros no fue valorado en su justa medida y al que el General Dn. José de San Martín dijo: “Que al terminar su vida pública, sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de usted este apasionado amigo y compatriota” Monumentos y Lugares Históricos del Restaurador a cargo del señor Antonio Testa; Lo que no se dijo de Rosas, a cargo del Dr. Jorge Sulé; “Rosas y sus relaciones con los Indios”, a cargo del Dr. Jorge Sulé; “Génesis y desarrollo del Federalismo Argentino”, a cargo del Dr. Enrique Bonini; “Juan Manuel de Rosas su infancia y el exilio” Dr. Enrique Bonini; ”Rosas Introductor Hispanoamericano de la consulta popular”, a cargo del Dr. Juan Carlos Denovi; “Pesadores del Constitucionalismo Argentino” a cargo del Dr. Alberto Gonzalez Arzac.

Exposición: “HOMENAJE A NUESTROS MAYORES” (Gobelli- Tommasini – Collalunga – Butinelli – Pistoia)

Exposición: “JUJUY CULTURAL”: Artesanías – Música – Plásticos – Poetas – Degustación de Comidas y Bebidas Regionales en el marco de un Encuentro interprovincial.

Capacitación: “PROGRAMA DE FORMACIÓN ARCHIVÍSTICA, PARA EL RESCATE, ORGANIZACIÓN Y SERVICIO DE LOS ARCHIVOS PÚBLICO, PRIVADOS Y ECLESIÁSTICOS” Tres Módulos de una semana cada uno, 80 horas semanales, a cargo de la Lic. Inés Farías del Convento Franciscano de Córdoba.

Capacitación: “MATERIAL FOTOGRÁFICO ANTIGUO” Tres Módulos a cargo de la Lic. Liliana Bustos del Museo de la Casa Rosada, se comenzó con la limpieza, catalogación y guarda del Patrimonio Fotográfico Franciscano que estaba totalmente abandonado.

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Material a catalogar 8000 fotos antiguas del fondo Franciscano.

Acondicionamiento. Mapeo de Deterioros. Limpieza mecánica y pequeñas reparaciones. Encapsulado. Normas básicas para catalogar. Armado de Cajas Conservadoras. Donde y como guardar las fotografías. Reporte de condiciones – Procedimiento fotográfico. Grupo de Trabajo.

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Capacitación: “EXPOSICIÓN, CONSERVACIÓN Y CATALOGACIÓN EN MUSEOS”. Lic. Adriana Mare y Arq. Javier Jusid del Museo de la Casa Rosada. A través del mismo se dieron pautas precisas sobre la puesta en valor del Museo Franciscano de Salta.

Capacitación: “CONSERVACION DEL PATRIMONIO PAPEL” Lic. Felisa Lovaglio del Archivo de Entre Riós.

Capacitación: “EXHIBICIÓN EN MUSEOS”. A cargo de Profesionales de FADAM.

Capacitación: “RESTAURACION Y CONSERVACIÓN PICTORICA”. Prof. Ana María Garibotti. FADAM

Conservación: Limpieza y acondicionamiento de San Severo y la urna correspondiente. Durante la guardianía de Fray. Dr. Mateo Krupsky ofm, se concretó la restauración de esta obra que se encontraba sumamente dañada por la humedad y las polillas. Esta tarea estuvo a cargo de la Lic. María Campero de Larrán y de la señora Lidia Larrán de González Bonorino.

Se gestionó y concretó, ante el Cardenal Paul Pouppard la incorporación de éste Complejo Cultural Franciscano de Salta, como “CENTRO CULTURAL CATÓLICO a NIVEL MUNDIAL”

Señor de la Buena Esperanza. Según la leyenda esta imagen aparece por primera vez en la Iglesia de los Padres Agustinos de Quito Ecuador. En los comienzos de su veneración se lo llamaba Jesús de la Portería, primitivo lugar donde fue colocado, es una imagen que representa el III Misterio Doloroso cuando lo coronan a Jesús Rey de los Judíos, por eso todas nuestras súplicas las realizamos por los dolores de su coronación de espinas. Se trabajó por el acondicionamiento de la capilla lateral izquierda de la Basílica San Francisco, para dedicarla a honrar al Señor de la Buena Esperanza, para ello se contó con la colaboración de todo el pueblo de Dios particularmente de la señora Irene Bonifacio. Esta Imagen del siglo XVIII, procedencia Quito, fue donada en el año 2004, por descendientes de la familia salteña, Rodriguez Munizaga y recibida por Fr. Domingo Torre ofm y la Coordinadora del Complejo Cultural Prof. Rosa López de Pereyra Rozas.

Se Gestionó y Concretó del Ejecutivo Municipal, en el 180 aniversario del natalicio del Franciscano Fr. Mamerto Esquiú: “el orador de la Constitución”, el acondicionamiento de la Plaza que lleva su nombre en la ciudad de Salta, ubicada en la segunda rotonda del Barrio Tres Cerritos.

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Se Gestionó y Concretó la Donación de la señora Irene Bonifacio, del Cuadro pintado en el año 2003 por el profesor Marzana dedicado a Juan Duns Scoto, cuyas teorías sobre la Virgen y la Encarnación logran confirmar el Dogma de Inmaculada Concepción. El mismo fue ubicado en el ingreso lateral derecho de la Basílica San Francisco. Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993, siendo su fiesta el 8 de noviembre. Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que éste franciscano Escocés que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación antipapal. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la Encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el Dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.

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Publicación: “VISITA GUIADA a la Basílica San Francisco” Obra de Irene Bonifacio y Rosa López de Pereyra Rozas. En la presentación de la misma contamos con el acompañamiento de las hermanas Franciscanas del Barrio San Silvestre, de los miembros de la Orden Franciscana Seglar, de los miembros de Acción Católica de la Parroquia Santa Teresa, de los Artesanos de San Francisco y presidido el acto por nuestro querido y gran Amigo Don Roberto Casas del Movimiento Navideño del Norte

BASILICA SAN FRANCISCO: “CASA DEL DIOS VIVO”

Leer e interpretar a la LUZ del Evangelio los signos de los tiempos que nos interpelan. Recuperando, así el ruego del Santo de Asís “¿Señor que quieres que yo haga?” es también la consigna Hoy.

A comienzo del siglo XIII: El joven Francisco está pasando una grave crisis espiritual, lleno de dudas, incertidumbres y tinieblas. En ese estado de ánimo, «guiado por el Espíritu» entra en la iglesita de San Damián, se postra suplicante y devoto ante el Crucifijo, y, tocado de modo extraordinario por la gracia divina, se sintió totalmente cambiado. La imagen de Cristo crucificado le habla desde el cuadro: «Francisco -le dice, llamándolo por su nombre-, vete, repara mi casa (domum meam), que, como ves, se viene del todo al suelo (destruitur)». Francisco queda estupefacto y casi pierde el sentido por las palabras que ha oído. Pero inmediatamente se dispone a obedecer y todo él se concentra en el mandato recibido.

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- El Dios que Francisco contempla en este icono, es un Dios de vivos que le está mirando para que nunca le falte el calor de su presencia.

- El Dios que Francisco contempla en este icono, no es un Dios juez, tremendamente serio, es un Dios que sonríe y hace sonreír, pues el humor y la alegría es otro modo de amar.

- El Dios que Francisco contempla en este icono, es un Dios que conmueve ante su desnudez y nos invita a besar sus llagas y las llagas de nuestros hermanos.

- El Dios que Francisco contempla en este icono, riega con su sangre a toda la Iglesia para que esté dispuesta a anunciar la Buena Noticia a los crucificados de la historia, a bajarles de sus cruces y a devolverles su dignidad robada.

- El Dios que Francisco contempla en este icono, es el Hijo Amado y predilecto de Dios.

El Templo en el Cristianismo carga una dimensión simbólica en relación directa a las personas y a las comunidades que como moradas del espíritu visibilizan la plenitud vital resultante del encuentro fecundo y vivificante con el Dios de la Vida.

El templo Franciscano de Salta dedicado según se detalla en el friso a: “Dios, a la madre de Dios Virgen Inmaculada, a San Francisco y a San Diego, fue reconocido en su valor histórico y espiritual por el Gobierno Nacional declarándola el 15 de julio del año 1941 como Monumento Histórico Nacional; elevado el 4 de agosto de 1997 por su Santidad el Papa Juan Pablo II, a la dignidad de Basílica Menor durante la Guardianía de Fr. Juan José Núñez ofm. Integra junto al Convento San Bernardo el eje histórico de calle Caseros que desemboca en la plaza principal.

PUEBLA nos habla que el Templo es: “La opción preferencial que para los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas sus carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica”. El texto del evangelio de “la fracción del pan” por Jesús nos ubica en el contexto del “Memorial” instituido en la última Cena, recuerda a los Cristianos que: hacer Memoria nunca es el mero equivalente de memorizar lo olvidado sino que significa y exige, en la experiencia de un presente verdaderamente realizado, vivido la resurrección del pasado y del futuro al mismo tiempo el abrazo de la memoria y la

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esperanza, la vigencia de la tradición en el despliegue de lo Eterno inaugurado en Cristo”

Los Franciscanos trabajaron siempre para servir a su pueblo desde la Educación, la Religión, la Cultura, el Trabajo Social y Misionero.

BASILICA SAN FRANCISCO:

De Planta Basilical de cruz latina, se ingresa por una solemne entrada de triple arco, dos comunicaciones laterales llevan a calle Caseros y, a los Claustros del Convento.

El templo es de una sola nave angosta y larga, de 60 varas de largo por 11,5 de ancho y 18 de alto, con un crucero poco acusado y capillas hornacinas, además de dos puertas traviesas. Las paredes son de piedras y ladrillos gruesos y dobles, bóveda real y media naranja; culmina con un amplio

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Presbiterio con Altar Mayor rico en mármoles de colores. Por ambos lados se ingresa al Coro de austeras sillerías.

Retablos: Eran elementos inseparables de la concepción del espacio interno de las Iglesias y Capillas erigidas en las distintas regiones de Iberoamérica. Siguiendo la tradición española, los retablos eran construcciones de madera compuestos según una disposición arquitectónica, regida en principio por los cánones clásicos, los cuales determinan una estructura compuesta por cuerpos horizontales superpuestos y calles verticales.

El Retablo Central de San Francisco: Es de mampostería y de estilo neorrenacentista. Tiene un vigoroso movimiento debido a la posición de las columnas que separan las calles y al fuerte moldurado que lo acompaña. Preside el nicho central, la Imagen de la INMACULADA realizada en tela encolada con manos y cabeza de pasta, fabricada por el Padre Georgi, altura 235 cm. Salta, segunda mitad del siglo XIX.

Como es habitual en ésta advocación, está de pie sobre la víbora que sostiene la manzana del pecado original entre los dientes, mientras enrosca su largo cuerpo alrededor del mundo que, rodeado de nubes, completa la peana. María tiene sus brazos extendidos a lo largo del cuerpo y viste movida túnica blanca y manto celeste, ambos de tela encolada.

La cabeza y las manos son de pasta, igual que el cabello que cae sobre los hombros y la espalda por encima de los vestidos. La policromía reciente ha disminuido los valores de la pieza. En el Libro de Fábrica de la Iglesia y convento de 1893, se explicita que la estatua es La Purísima.

La Concepción Inmaculada es el don más delicado y poderoso de Jesús a su Madre.

San Francisco inició una nueva y humanísima devoción a la Virgen…..El beato franciscano Juan Duns Scoto, llamado doctor mariano por su particular empeño y la profundidad con que defendió este privilegio: “María, por los méritos de su Divino Hijo, fue preservada del pecado original en vista de la altísima y singular función de madre de Jesús y por esto es la criatura más adornada por Dios con toda gracia”.

El dogma de la Inmaculada Concepción de María fue proclamado por Pío IX en 1854. Su fiesta es el 8 de Diciembre.

Merece ser recordado por tan valiosa obra y por otras, el padre Arquitecto – franciscano Luis Georgi de quien muchos ignoran su condición de

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verdadero padre de las Bellas Artes locales. Vivió en Salta 27 años, llegando a nuestra ciudad en el año 1857 junto con los misioneros de Propaganda FIDE. Volcó sus principales afanes en el templo Franciscano restaurando y decorando el interior; proyectó a la vez el frontis y la torre.

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De la riquísima producción de Georgi quedaron las imágenes de la Purísima Concepción y San Severo yacente; a él debemos el decorado interior de San Francisco, su frente y la espectacular torre. Juan B. Alberdi lo bautizó como el Miguel Ángel argentino. Murió en 1884 a los 50 años; Italia fue su cuna y Salta su inspiración

En el Seminario donde también ejerció la docencia junto a otro franciscano notable Fr. Salvador Mazza dejó las obras de la Inmaculada Concepción y San Buena Ventura. Aportó su arte también en Catamarca, Tucumán y Jujuy (…….)

Arriba de esta imagen, en el centro se encuentra SAN DIEGO DE ALCALÁ: El santo aparece de pie vestido con el hábito de la Orden, realizada en tela encolada, en su mano izquierda sostiene una cruz de madera, lleva aureola de madera. Altura 150 cm. Salta siglo XIX.

Se trata del primer franciscano español que subió a los altares. Santa Teresa lo menciona en sus meditaciones sobre los Cantares como “un fraile que no hacía más que servir”. Su fiesta se celebra el 13 de noviembre. Se le dedicaron iglesias, capillas, altares y cofradías sobre todo en Sevilla. Religioso de la primera Orden. Canonizado por Sixto V el 2 de julio de 1588

Fue heroico su apostolado, caritativo en socorrer enfermos y oprimidos, a los que curaba con el contacto de sus manos mojadas en el aceite de la lámpara de la Virgen.

A mano derecha, SANTA ROSA DE VITERBO, imagen en yeso. Patrona de la Orden Franciscana Seglar cuyo hábito usó desde los diez años Laica declarada santa el 4 de septiembre de 1252, es reconocida por sus dotes de visionaria como demuestran las apariciones de la Virgen y de Cristo en la Cruz y, también de profetiza, pues habría predicho la muerte de Federico II. La Franciscanización de la santa se produjo después de su muerte. Su cuerpo se encuentra incorrupto en la Iglesia de Santa María de las Rosas en Viterbo.

A la izquierda Imagen de SAN BUENAVENTURA, franciscano canonizado el 14 de Abril de 1482, Obispo – Cardenal y Doctor Seráfico de la Primera Orden, título que recibiera por la humildad, la doctrina, la espiritualidad, su sincero amor a Cristo que

5)dejaron una impronta indeleble en la piedad cristiana de la Edad Media. Sus numerosos escritos de teología mística, hagiografía y poéticos, unidos a la santidad de su vida, han hecho de San Buenaventura uno de los grandes maestros de la espiritualidad cristiana, y para la Orden Franciscana uno de los intérpretes más profundos del mensaje de San Francisco. Fiesta 15 de

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julio. Es memorable la disputa sostenida en unión con Santo Tomás de Aquino en la defensa de los derechos de los Frailes Mendicantes al estudio y a la enseñanza. Fue autor, de muchas obras de teología y de alta mística y biógrafo de San Francisco. Imagen realizada en yeso.

PRESBITERIO:

En el centro la Cruz Procesional: Signo del Cristianismo símbolo universal común a todas las confesiones. La cruz no significa tanto la humillación de Cristo, cuanto su poder victorioso.

En nuestro tiempo es la Cruz, en verdad, un símbolo repetidísimo, en sus variadas formas:

1. La cruz que preside la celebración, sobre el altar o cerca de él.

2. La cruz procesional que encabeza el rito de entrada en las ocasiones más solemnes, y parece ser el origen de que luego el lugar de la celebración esté presidido por ella.

3. Las que colocamos en las habitaciones de nuestras casas.

4. La cruz pectoral de los Obispos, y el báculo pastoral del Papa.

5. Las cruces penitenciales que los nazarenos portan sobre sus espaldas, en las procesiones de Semana Santa.

6. La cruz como adorno y hasta como joya, que muchas personas llevan al cuello.

7. Y las variadas formas de “señal de la cruz” que trazamos sobre las personas y las cosas (en formas de bendición) o sobre nosotros mismos en momentos tan significativos como el comienzo de la Eucaristía o el rito del Bautismo…

La cruz es una verdadera cátedra, desde la que Cristo nos predica siempre la gran lección del cristianismo. La Cruz resume toda la teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación de Cristo, sobre la vida cristiana.

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A la derecha, Imagen de SAN FRANCISCO DE ASÍS: Diácono, fundador de las Tres Ordenes, Patrono de Italia. Canonizado por Gregorio IX el 16 de Julio de 1228. Es uno de los personajes más célebres de toda la hagiografía cristiana, conocido y admirado en todo el mundo, inclusive en ambientes alejados de la Iglesia Católica. Se le ha llamado Poverello de Asís, amante y amado de la Dama Pobreza, Santo de la Renuncia y Cantor de la Perfecta Alegría, por su adhesión constante a las enseñanzas del Evangelio, a las palabras y a la figura misma de Cristo, hermano entre los hermanos, sufrido entre los sufridos, criatura entre las criaturas que lo aman y lo alaban, o mejor todas las cosas creadas; desde el agua a las plantas, de las estrellas hasta el fuego; de los animales a la tierra y a la misma muerte. Su constante fidelidad a la Iglesia, mística esposa de Cristo, fidelidad atestiguada por innumerables episodios… Fue el creador del primer pesebre viviente en Greccio en la Navidad de 1223. Su conversión está signada por el Crucifijo de San Damián, que todavía se conserva en Asís.

En San León, durante una fiesta predicó diciendo: “Tanto es el Bien que espero, que toda pena es amable para mí”. Explicó en que consistía la perfecta alegría: En la tribulación, en la persecución aceptada por amor y finalmente en el huerto de San Damián en Asis, enfermo, casi ciego, llagado con los Estigmas, después de una tormentosa noche de insomnio entonó el Cántico de las Criaturas, uno de los más elevados himnos de agradecimiento y alabanza.

Aproximadamente 220 cmts. De altura. Fiesta 4 de Octubre. Ambas imágenes fueron traidas de Italia en 1896 por Don Matías Linares.

A la izquierda SANTO DOMINGO DE GUZMÁN: Fundador de la Orden Dominica, canonizado en 1234. Fiesta 8 de Agosto, español. Estudió teología fue elegido canónigo de la Iglesia de Osma. Ordenado sacerdote, promovió la defensa de la fe católica especialmente contra los herejes Albigenses, con la predicación y con el ejemplo de su vida.

Es memorable su encuentro con San Francisco. Mientras oraba en San Pedro en el Vaticano, en Roma, tuvo una visión: La Virgen Santísima se le apareció en actitud de presentar ante su Hijo,

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disgustado por las culpas de los hombres, dos hombres que sostendrían la Iglesia de Dios. El uno se reconoció a sí mismo; pero deseaba mucho conocer al otro predestinado para tan gran tarea. A la mañana siguiente , reconoció bajo los harapos de un pobre religioso, al segundo hombre: era , San Francisco de Asís. Los dos Santos se abrazaron, y así echaron las bases para una amistad que se perpetuaría entre las dos Órdenes (Porciúncula)

Fue el creador de la Devoción del Rosario de la Santísima Virgen.

Su iconografía es variada, porque representa aspectos de su vida: La azucena evocación de su pureza virginal; un libro en la mano, recuerdo de la Biblia que llevaba consigo a las Constituciones de la Orden. La mitra a sus pies rememora la renuncia que hizo a la dignidad episcopal, la cruz patriarcal por su obra de fundador. Por lo demás siempre aparece con el hábito de la Orden.

Altar del Santísimo Sacramento A la izquierda del Altar Mayor, a partir del año 1988 durante la Guardianía de Fr. José Buttinelli, posiblemente, fue trasladado a ese lugar el Tabernáculo.

La disciplina actual sobre el lugar en que se debe conservar la Santísima Eucaristía es un fruto de la renovación litúrgica llevada a cabo por el Concilio Vaticano II. (Recuérdase que en tiempos anteriores al mismo ocupaba el lugar central del Altar Mayor es decir que era el elemento central dominante respecto al propio altar)

Se consideró necesario, por eso, que, con motivo de posibles intervenciones de adaptación, se dedique un cuidado especial al “lugar” y a las características de la Reserva Eucarística. En este caso, reservar un lugar propio para la conservación de la Eucaristía ha de entenderse de tal modo que permita subrayar aún más el misterio de la permanencia de la Presencia Real y crear las condiciones para su adoración.

El Santísimo Sacramento debe ser reservado en un lugar arquitectónico verdaderamente importante, normalmente distinto de la nave de la iglesia, apropiado para la adoración y la oración, sobre todo personal, noblemente ornamentado, adecuadamente iluminado y semicerrado.

Al lado del Tabernáculo debe estar la lámpara que ha de arder constantemente como signo de honor tributado al Señor. En el caso de las Basílicas y Catedrales las lámparas son dos.

Sobre el Tabernáculo está la imagen de San Francisco de Asís, realizado por Felipe de Rivera (1764) de pie, elevando su mirada al cielo, con un crucifijo

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en su mano derecha y una calavera en la izquierda, viste el hábito de la Orden y ostenta una bellísima aureola.

La cabeza y las manos de talla, son las que tienen real interés plástico. El artista ha exagerado las venas, los pómulos salientes, el entrecejo, logrando acentuar lo expresivo de las formas. Madera tallada, policromía no originaria, tela encolada, dientes de nácar, ojos de cascarón- Altura 183,5 cmts.

AUREOLA: Circular, de perfil movido. En el centro, estrella de seis picos recorridos por estrías con botón circular. De cada punta se desprenden sendos motivos fitomorfos, enmarcados cada uno de ellos por dos grupos de roleos vegetales. Sobre el borde otros tantos motivos de similar

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inspiración más corto, que encierran una perilla, se disponen alternados con pequeñas esferas. Plata repujada y cincelada. Diámetro 32,5 cmts. Perú siglo XVIII.

CAPILLA SEÑOR DE LA BUENA ESPERANZA:

En el mes de noviembre del año 2004 se acondicionó la Capilla lateral izquierda que hasta entonces era depósito, para dedicarla a honrar a Jesús de la Buena Esperanza, acto de inauguración a cargo del Padre Guardián Fr. Mateo Krupsky ofm, del Padre Vicario Fr. Domingo Torre ofm y del Padre morador Fr. Jesús Prieto Santamarta ofm.

“Cristo aparece sentado en un sillón de madera, vestido con túnica ajustada a la cintura; de su cuello pende una soga. Con su mano derecha sostiene la cruz y con la izquierda la caña. Falta la mano de la JUSTICIA original que sujeta la balanza……en la que se pesa la sandalia del Señor de la Buena Esperanza.

De rodillas aparece el condenado a muerte, acusado injustamente del robo de dicha sandalia. Es esta una devoción que procede del Ecuador, pues la imagen original se venera en la Iglesia de San Agustín de Quito. Cera, tela. Altura máxima 92 cmts. ¿Quito fines del siglo XIX?”

Leyenda: Esta imagen aparece por primera vez en la Iglesia de los Padres Augstinos de Quito, Ecuador. En los comienzos de su veneración se lo llamaba JESUS DE LA PORTERÍA, primitivo lugar donde fue colocado, es una imagen que representa el III Misterio Doloroso cuando lo coronan a Jesús “Rey de los Judíos”; por eso todas nuestras súplicas las realizamos por los dolores de su coronación de espinas.

En ella están representados dos de sus primeros milagros:

1. En una oportunidad un labriego que todos los días se acercaba a la imagen para pedirle ayuda para solventar los gastos de su familia, recibe de Jesús una sandalia que era de oro y plata. Cuando los Agustinos ven que faltaba la misma ponen la denuncia en la Justicia y, cuando el pobre señor va a vender el regalo que Jesús le había hecho, el joyero lo denuncia y es llevado preso. Es declarado culpable y condenado a morir en la horca. Cuando le preguntaron cual era su última voluntad él dijo: Lllevadme delante de la imagen de Jesús de la Portería. Cuando él se arrodilló delante de la misma y, ante el asombro de todos los curiosos, Jesús le tiró la otra sandalia. Al ver esto todos gritaron: ¡ Milagro! y, dieron gracias a Dios porque se había salvado un inocente. Los monjes y el pueblo le quieren

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comprar la sandalia. Mas monedas de oro ponían en el platillo de la balanza, y más pesaba la sandalia, por ello la inclinación de la balanza.

2. Representado por el monje Franciscano Capuchino (como el padre Pío, hoy San Pío). Este monje pasaba todos los días frente a la imagen de Jesús de la Portería pero nunca se detuvo ni tan solo a mirarla. Un día le tocan el hombro; mira hacia todos lados ¡no hay nadie!. Su fe lo lleva a pensar que es la imagen quien le habla y que le dice ¿Tú no necesitas nada? ¿No tienes nada para pedirme?”. El monje le respondió: Tu sabes lo que necesito. Después de conversar con la imagen regresa a su pequeña capilla y la encuentra llena de gente con picos, palas y hierbas medicinales…Por que era su misión en ésta vida

enterrar a los muertos y curar a los enfermos. Esta pequeña imagen ¿qué nos enseña a nosotros? Que Dios siempre vela por nosotros, no nos abandona, nunca nos falta la subsistencia. Pero recordemos que El vino a traernos la VIDA ETERNA, Y luego en segundo lugar que a pesar que Jesús nos formó desde el seno de nuestra madre y antes de todos los tiempos y sabe lo que necesitamos, El quiere que nosotros se lo pidamos (Salmo 138). Sino veamos el caso del mal Juez, que a pesar de las súplicas de la viuda que pedía justicia para ella y su niño solamente se la dio cuando sus súplicas lo cansaron. Si el mal juez solucionó los problemas, con más razón Jesús que es buen Juez. Siempre que se lo pidamos de corazón y sea para nuestra elevación espiritual y eterna.

Imagen donada por descendientes de la familia Rodríguez MUNIZAGA, traída desde Quito Ecuador por la playa de la serena Chile, a principios del siglo XIX.

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RETABLO DE SAN ANTONIO DE PADUA:

Sacerdote, doctor evangélico de la Primera Orden canonizado por Gregorio IX el 30 de mayo de 1232. Fue consagrado sacerdote de los Canónigos Regulares de San Agustín. Pero impresionado por la vista de los cinco protomártires franciscanos muertos por la fe en Marruecos el 16 de enero de 1220, pidió ingreso a la Orden de los Hermanos Menores para predicar el evangelio a los Sarracenos y morir mártir.

En Marruecos enfermó y tuvo que regresar a su Patria, de allí fue a Asís al capítulo de Pentecostés donde se encontró con San Francisco.

En ocasión de una ordenación en Forlí, se le pidió que hablara y entonces reveló el tesoro de su gran doctrina. Desde entonces fue destinado a la vida activa y apostólica, que desarrolló en la predicación, en la enseñanza, en el gobierno de sus cohermanos como Ministro Provincial y en la composición de sus escritos.

Predica en Rímini, donde convierte al hereje Bonillo, realiza el milagro de la mula, que ayuna tres días y, luego se arrodilla delante de la Eucaristía.

Predica a los peces en el Litoral Adriático. Es el primero de los hermanos Menores que en Bolonia, enseña teología a los cohermanos, por encargo de San Francisco, quien en una carta lo llama su obispo.

En 1228 hacia la Pascua predica en presencia de cardenales y del Papa Gregorio IX el cual lo llama “Arca del Testamento y Arca de las Sagradas Escrituras”, en 1230 compone los “Sermones de Sanctus” en el Monte de la Verna.

El año 1231 marca el apogeo del apostolado de San Antonio, que tuvo un carácter social. Predica la Cuaresma, con fuerza ante Ezcelino Da Romano, se interesa por la liberación del Conde de San Bonifacio y de otros Jefes Güelfos.

El 13 de junio de ese mismo año muere santamente en Argelia.

Pío XII, el 16 de enero de 1946 lo declara Doctor Evangélico

La imagen del santo con un lirio en la mano, símbolo de la pureza, debe su fortuna al célebre bronce que Donatello realizó para el altar mayor de la Basílica de Padua

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Otra inspiración lo representa con la imagen de Jesús Niño en brazos recuerdo de una aparición.

Es el tipo de imagen que corresponden a la transición entre la imaginería del Período Hispánicos y la producción industrializada de la segunda mitad del siglo XIX, Esto último se ve más claramente en la imagen del Niño Jesús que repite un tipo adocenado (oscuro, pobre). Las ropas son de tela encolada. Pasta, policromía no originaria, tela encolada, ojos de vidrio, altura máxima 157 cms. ¿Salta 1640?

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Aureola de San Antonio, hecha en metal, labrada y plateada. Ramos de lirios de alpaca que sostiene el santo en la mano derecha.

CUADRO CON LA IMAGEN DE NTRA. SRA. DE LOS DESATANUDOS

Anteriormente fue el retablo de la Virgen del Rosario de Pompeya,

María la Desatadora de Nudos, es una advocación de la Inmaculada Concepción. Por éste motivo el 8 de Diciembre es su fiesta.

Esta Virgen: Nuestra Señora Knotenloserin (La que desata los nudos) se veneró por primera vez en la Iglesia de Saint Peter am Perlach en Ausburgo (Alemania) y se refiere a la mediación maternal de la Virgen para resolver la maraña de nuestras dificultades.

Probablemente fue pintada hacia el 1700, y no sabemos a ciencia cierta quien es el autor de esta obra barroca. El pintor condensó en el cuadro, una abundancia de ideas que suscitan confianza y animan a los fieles. Quien mira este cuadro por primera vez queda sorprendido por lo extraordinario del motivo pictórico. No se trata de una pintura de la “Madonna” o de la madre con su hijo.

En la década del `80, esta imagen de Maria “la que desata los nudos”, fue traída desde Alemania por el entonces sacerdote jesuita Jorge M. Bergoglio (hoy Arzobispo de Buenos Aires) a través de unas estampas postales y haciendo componer una hermosa oración a Nuestra señora, la comenzó a distribuir entre las distintas personas que con el se conectaban. Con el tiempo, grande fue la difusión que, a través de esa sencilla vía, ha tenido esta advocación de la virgen y, a la vez, se iban multiplicando escondidamente los testimonios de “gracias” concedidas a través de esta imagen-postal que llegaba a manos de la gente.

Las madres siempre se ocupan de desatar los nudos del hogar y la vida familiar. Y por ser María la madre de Dios, Ella es la mejor de las Madres. Todos tenemos nudos que nos atan a esos problemas que parecen no tener solución, a esos conflictos eternos y a nuestros pecados. También en todo matrimonio surgen nudos que complican la vida conyugal. La Virgen Desatanudos nos ayuda a deshacerlos, a desarmar esos conflictos y a resolver nuestros problemas. Es por eso que en sus manos debemos confiarlos

CAPILLA de SAN PEDRO DE ALCÁNTARA:

Franciscano. Canonizado el 28 de abril de 1669. Fiesta 19 de Octubre.

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Pedro, promotor de una reforma de la Orden Franciscana. Estudió en la Universidad de Salamanca, luego ingresó en la Orden de los Hermanos Menores y aún antes de ser ordenado sacerdote, fue enviado como superior a fundar el Convento de Badajoz. Funciones similares cumplió en Robledillo, Placencia, Badajoz. Pero en 1532 obtuvo permiso para recogerse a una vida más retirada en el Convento de San Honofre de la Lapa. Fue elegido ministro provincial de la provincia de San Gabriel, donde redactó para sus religiosos estatutos muy severos

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Pedro de Alcántara con su reforma quería volver la Orden Franciscana, a la genunina observancia de la Regla: Mediante la suma pobreza, la rígida penitencia y un sublime espíritu de oración. Pudo atraer a numerosos franciscanos por aquel camino de reforma. Siguiendo sólo a Cristo pisoteó todas las demás cosas humanas, feliz de estar crucificado con El. ¡Qué valor dio el Señor a éste Santo para hacer durante cuarenta y siete años tan áspera penitencia!

Aparece de pie vestido con el hábito y capa corta. Tiene los pies descalzos; representado extremadamente demacrado. Los pómulos sobresalientes, el hundimiento de las mejillas en trazos paralelos, la boca y las venas que recorren las sienes y el cuello son similares a las de San Francisco. Las manos, de gran belleza, sostienen: La derecha la cruz en alto y la izquierda el libro, que quizás alude al Tratado de la Oración y Contemplación que escribiera. Madera tallada, policromía no originaria, tela encolada, ojos de cascarón, dientes de nácar. Altura máxima 171 cmt. Salta, c. 1764

La imagen responde a la narración que hace, en su Autobiografía SANTA TERESA DE AVILA, quien con pinceladas maestras reproduce su fisonomía, narrando en todos sus pormenores las terribles penitencias con las que había sometido su cuerpo.

Miguel Solá nos trasmite: “La imagen de San Pedro de Alcántara puede ser de la escuela quiteña, heredera directa de la escuela española, especialmente de la del Montañés Alonso Cano y Pedro de Mena, de Quito traían muchas obras al Perú y al Tucumán.

VIRGEN DE LA DULCE ESPERA

Frente a la Capilla de San Pedro de Alcántara se encuentra la imagen de María Virgen de la Dulce Espera, entronizada por Fr. Juan José Nuñez ofm, guardián en el año 1998. Realizada en yeso por el imaginero Peñalva. Pintada por Silvina Figueroa el 4 –IX-96

La devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera se remonta a muchos años atrás.

Hay imágenes de la Virgen María embarazada como por ejemplo la Virgen de Guadalupe, patrona de Méjico y de América, donde se percibe el abultamiento de su vientre. Muchos son los que se encomiendan a nuestra Señora de la Dulce Espera por la llegada de un hijo, por el feliz término de un embarazo y por los que hoy disfrutan de la dicha de ver crecer sano y feliz al niño tan deseado. Siempre aparece con una mano sosteniendo un libro,

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símbolo de la palabra y con la otra acariciando su vientre. Fiesta 25 de cada mes.

RETABLO DE SANTA LUCÍA

Mártir del siglo IV. Fiesta 13 de diciembre.

Lucía prometida en esposa a un conciudadano suyo, decide renunciar al matrimonio y vender sus bienes para dárselo a los pobres. El prometido la acusa entonces de cristiana ante el gobernador Pascacio, que la arresta y conduce al tribunal. Amenazada y halagada de diferentes maneras, Lucía no renunció a su propósito, por lo que el gobernador ordena que sea llevada al Lupanar antes de ser martirizada. Nada logra hacerla resistir, tampoco tienen efecto sobre ella el aceite y la pez hirviendo. Condenada entonces a ser martirizada allí mismo, antes de morir profetiza entre otras cosas que será Santa y protectora de Siracusa.

Sobre su sepulcro se construyó inmediatamente una iglesia, que se convirtió en meta de peregrinaciones.

Tanto para los romanos como para los latinos profetizó la caída de Maximiano y Dioclesiano.

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La conexión Lucía – Ojos que la hace protectora de la vista es explícita de la Iconografía de la Edad Media, derivada quizás del acercamiento paratimológico del nombre griego Lucía con el Latino lux.

Estilo neorrenacentista imagen de Santa Lucía en yeso en buen estado. Siglo XX.

San JUDAS TADEO

En el mismo retablo se encuentra la imagen de san Judas Tadeo. Apóstol (NT) fiesta 28 de Octubre. Las reliquias son veneradas en Reims y el Tolouse. Su Culto se ha difundido en Austria y en Polonia.

Lleva como atributos el libro o el royo, quizás en memoria de su misión apostólica en Asia Menor.

Para diferenciarlo de Judas Iscariote (el traidor) se lo identifica como Tadeo, que en arameo significa “magnánimo, de corazón ancho”.

Muy pocos datos tenemos sobre él.

La tradición ofrece también pocos datos de su vida posterior. Podría haber predicado en diferentes regiones de Palestina, Siria y Mesopotamia y habría muerto en Edesa, la ciudad del rey Abgar a quien habría curado por mandato de Jesús.

Quizás por éste motivo se le invoca en los momentos de desesperación.

En yeso, altura 65 cmts. Aureola de bronce. Siglo XX.

SAN BENITO DE PALERMO

Se encuentra en la capilla derecha al lado del altar mayor, llamado el moro. Religioso de la primera orden. Canonizado por Pío VII el 24 de mayo de 1807. Fiesta 4 de Abril.

A los 21 años entró en una comunidad de ermitaños que vivía bajo la Regla de San Francisco. Cuando murió el superior lo reemplazó elegido por sus compañeros. En 1562 ingresó a la Orden de los Hermanos Menores y entró en el Convento de Santa María de Jesús, en Palermo.

Al principio ejerció el oficio de cocinero, con gran espíritu de sacrificio y de caridad sobrenatural. Se le atribuyeron muchos milagros y durante tres años guió a su Comunidad con sabiduría, prudencia y gran caridad. No fue sacerdote pero en 1578 fue nombrado superior del convento. Fue nombrado

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maestro de novicios, atendió a éste delicado oficio de la formación de los jóvenes con tanta santidad que se creyó que tenía el don de escrutar los corazones.

Humilde y devoto redoblaba las penitencias ayunando y flagelándose hasta salirle sangre.

Cuando salía del convento la gente lo rodeaba para besarle las manos, tocarle el hábito encomendarse a sus oraciones.

Fue el instrumento dócil de la bondad divina, hacía inmenso bien a favor de las almas, realizaba curaciones y es el protector de los pueblos negros.

JUAN DUNS SCOTO

Cuadro pintado por el Profesor Marzzana de Salta, en el año 2003. Sacerdote, doctor sutil y mariano, Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993. Fiesta 8 de noviembre.

Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que éste Franciscano Escocés que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación

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antipapal y murió en Colonia a la edad en que los otros filósofos comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la juventud.

Sus teorías sobre la Virgen y sobre la Encarnación, obtienen después de siglos la confirmación en el Dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.

Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima.

Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó un puesto importante en su vida. En una disputa pública, en la Sorbona, permaneció silencioso hasta que unos doscientos teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la madre de su hijo. Por último, después de todos, se levantó Juan Duns Scoto, tomó la palabra y refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró con la sagrada escritura, con los escritos de los santos padres y con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se debía atribuir a la gran madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, Decuit, ergo Fecit” (Podía, convenía, luego lo hizo).

ALTAR DE SAN ROQUE

San Roque de Montpellier: Peregrino de la tercera orden franciscana, fiesta 16 de agosto.

Roque viajaba siempre a pie de ciudad en ciudad, solo y pobre, de un santuario a otro. En aquellos años la peste devastaba a Europa y especialmente a Italia. Siempre se dedicó con fervor al cuidado de los apestados, sin temer al contagio de la terrible enfermedad. Todas las ciudades donde Roque se detenía fueron palestra de su inagotable caridad para con los apestados, caridad reforzada con el fermento sobrenatural de los milagros.

También él contrajo la enfermedad y con una pierna dolorida, se detuvo a la orilla del río Pó aislado de todos para no ser carga de nadie. Calmaba su sed con agua de un pozo, y el hambre con el alimento que todos los días le llevaba un perro callejero. Por eso el perro aparece en todas las imágenes del Santo Peregrino.

Fue canonizado en 1629. Es el protector contra la peste y, en los campos es el protector contra algunas enfermedades de los animales como las pestes

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equina, bovina. Su protección se extendió también a los viñedos lo que determinó que fuese el santo patrono de los agricultores.

Imagen de San Roque con el perro en yeso, altura 1,40.

SAN JOSÉ

. Ubicado en el brazo derecho del crucero

Esposo de la Virgen María. Padre legal de Jesús. Patrono de la Iglesia, de los obreros y de los moribundos es el único santo que recibe el tributo de la protoduría

Fiesta 19 de marzo. También es fiesta para la Orden Franciscana, pues San José es uno de sus protectores.

La historia de éste personaje es muy sencilla, como se ve por el evangelio. Es el personaje del Silencio. Ningún evangelista presenta una sola palabra suya.

José, es el Jefe de la Sagrada Familia, pero no necesita imponerse y mandar para ser respetado y obedecido; su autoridad proviene de su sabiduría, de su virtud, de su conciencia de las necesidades reales de la familia en la cual piensa y a la cual provee trabajando con sus propias manos en calidad de obrero.

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Es la imagen de la sabiduría, rectitud, honestidad, fidelidad a la palabra de Dios, laboriosidad y obediencia. Es un hombre justo.

Este hombre ejemplar, fue escogido por Dios para ser padre legal de Jesús y su Guardián; maestro de vida en los primeros años de la infancia y juventud del Redentor.

Pablo VI dijo: “San José es el tipo del evangelio que Jesús anunciará como programa para la redención de la humanidad, es el modelo de los humildes que el Cristianismo lleva a grandes destinos, es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan grandes cosas, sino que bastan y se requieren virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas”

Pertenece al estilo Neorrenacentista, la aureola que corona su cabeza está formada por dos sectores circulares concéntricos limitados por cordón, encierran un círculo con elemento vegetal estilizados en relieve. En cada uno de los sectores se han dispuesto temas de inspiración rococó con roleos, veneras, flores y hojas. Dieciséis grupos de rayos de distinta longitud modelan la aureola. Un orificio permite sujetar la pieza a la cabeza del santo. Plata repujada, cincelada y burilada. Diámetro 40,5 cmts. ¿Perú? Fines del siglo XVIII.

SAN SEVERO

Sobre el ara de San José, la imagen yacente del mártir San Severo, fue bendecida por el excelentísimo señor obispo de Berissa el último domingo del mes de Julio de 1877. Las reliquias de éste Santo Mártir que se conservan dentro de la modelada estatua fueron sacadas del cementerio de San Calixto en Roma en tiempo del Pontificado de Pío VIII y traidas a Salta en 1862 desde las catacumbas de Roma, por el Padre Fr. Prietro Pellicchi junto con la de San Cesáreo Mártir, que se veneran en el Convento de San Salvador de Jujuy. Ambas son composiciones del Padre Georgi. Emocionante por su encarne de cera que da la impresión de la vida recién entregada a Cristo, trabajado sintéticamente. La policromía y la sangre de pasta, que mana del costado, subrayan la expresión dramática. Mártir, soldado romano. Cuenta la tradición familiar oral del doctor Julio Torino contemporáneo y, muy cercano a la obra de Fray Luis Georgi, que se tomó una copia a través de una mascarilla del rostro momificado de Dn. Damián Torino (muerto en los Valles a causa de la fiebre amarilla) para realizar con ella, el rostro de San Severo.

Durante la guardianía de Fray Mateo Krupsky ofm; se encargó la restauración de la obra, que se encontraba afectada por la humedad y las

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polillas. Este trabajo fue realizado por las Sras. María Campero de Larrán y Lidia Larrán. Fiesta 24 de Julio.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La devoción al Sagrado Corazón de Cristo comienza la tarde del Viernes Santo, en ese momento de la vida del Señor de plena pasión cuando Juan, el discípulo amado, María la Madre de Jesús y María Magdalena la pecadora arrepentida, contemplan a Cristo crucificado y con sus ojos ven como un soldado, una vez que Cristo ha muerto con una lanza le abrió el costado y detrás de este costado se deja ver el Corazón del Señor. La lanzada no fue un sufrimiento más, Jesús tuvo muchos sufrimientos en su pasión, ¡ya estaba muerto cuando el soldado le atravesó el costado!. Es un signo profundo, es como el Padre quiere que quede para siempre Jesucristo: Con su costado con su Corazón abierto de par en par. Cristo queda así con el Corazón abierto para toda la eternidad.

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En la escritura se hace referencia al Corazón como la interioridad de Jesús. Es afirmar en Jesús que: Dios nos ama con un corazón de carne. La Sagrada Escritura nos ayuda a comprender que la devoción al Corazón de Cristo no es una ideología, sino una experiencia de amistad.

El corazón simboliza lo más íntimo, lo más profundo del ser de la persona; de este costado abierto de Cristo en la Cruz ha nacido la Iglesia. Para los Santos Padres el costado abierto del Señor es un corazón redentor, es decir las entrañas de misericordia de Jesús que se entrega sin reservas para que todos los hombres descubran al Dios verdadero que es Amor y tengan vida y vida en abundancia.

A Santa Margarita María de Alacoque el Corazón de Cristo le reveló como su amor redentor arde hacia todos los hombres. Durante la adoración Eucarística Jesús le mostró ese Corazón, que tanto ha amado a los hombres y que en recompensa es despreciado.

El Papa León XIII consagró al mundo a éste Corazón de Jesús verdadero Dios y verdadero hombre.

Pio XI, 1928, escribió la Encíclica “Miserentísimus Redentor” sobre la devoción al Corazón de Jesús, llamando a los hombres a tomarse en serio éste amor, porque ahí está la esperanza y la salvación del mundo y la fuerza capaz de frenar la violencia y el mal que reinaban durante esos años en Europa y en todo el mundo.

Pío XII, después del horror de las Guerras Mundiales escribió la Encíclica más importante “Ahurietis Aguas” en la que se habla de la verdadera devoción al corazón de Cristo, que va más allá de las culturas y de los tiempos, pero que puede irse modificando según las circunstancias.

También el Papa Juan Pablo II habló mucho a lo largo de sus años de pontificado sobre esta devoción.

SAN MARTIN DE PORRES

Dominico, canonizado el 6 de Mayo de 1962; proceso ultimado bajo el pontificado del “Papa Bueno Juan XXIII”, el 6 de mayo de 1962, en víspera del Concilio Vaticano II.

Fue un emigrado en busca de riqueza y prestigio social.

En 1854, ya conocido y respetado por su habilidad y extraordinaria bondad de trato con todos aquellos que recurre a su ambulatorio (barbero – cirujano

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–medico –farmacéutico). Decide abandonar el mundo ofreciéndose a los Dominicos como Hermano de Tercer orden, los llamados “donados”. Su situación de donado era más humilde porque ni siquiera era considerado miembro de la Orden Religiosa a pleno título.

Después de nueve años de largos y duros años de prueba fue oficialmente admitido entre los hermanos coadjutores, y se le permite emitir los votos solemnes en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.

Su trabajo a lo largo de toda su vida fue realizado con espíritu de abnegación y deferencia que despierta admiración y estupor.

Gracias a su infatigable actividad, el convento se transforma, a pesar suyo en un nuevo y diferente hospital: acoge a todos sin distinción de medios o de raza.

Indebidamente ocupaba la celda de sus hermanos a quienes convence de que les cedan su casa donde funda un orfanato, aún existente.

Contrajo el tifus y murió el 3 de noviembre, considerado como Santo y Poderoso taumaturgo por todos, ricos y pobres blancos y no blancos del Virreynato del Perú.

Recordemos las palabras de Juán XXIII “Amaba a los hombres porque los estimaba más que a sí mismo ya que con la humildad que tenía, consideraba a todos más honrados y mejores que él”.

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RETABLO de SANTA OLIVA

Virgen y mártir, patrona de Pettineo (Messina Italia)

¡Cuán grande fue la fe de Santa Oliva! Bautizada en la más tierna edad, a sus doce años hizo a Dios el voto de Virginidad y escogió a Jesucristo por esposo. Era noble y rica, y bien podía esperar todos los atractivos y grandezas del mundo; y sin embargo escogió a Jesús y a él solo consagró su corazón.

Sufrió resignada el despojo de todas sus riquezas, yendo al destierro como una pobre cualquiera. Hasta le fue quitado lo poco que llevaba consigo: sus vestidos. Tapada con andrajos obligada a vivir entre mendigos con los que buscaba un mendrugo de pan para vivir y lo que recibía lo compartía con ellos.

Fue en Túnez un apóstol para aquellos infieles sin que le amedrentaran ni las amenazas, ni la crueldad de los tiranos, predicaba el Evangelio convertía a los bárbaros, los bautizaba y animaba al martirio.

Lo que más sorprende en su vida es ver como una tierna doncella, entre las pruebas más duras y los tormentos más atroces no retrocede; sino que adquiere nueva fuerza y vigor.

Además de soportar los crueles azotes que ensangrentaron su cuerpo virginal, el potro que descarnó todos sus miembros y luego echada en una olla de aceite hirviernte, donde por milagro divino salió más joven y lozana; causa por la que gran parte del pueblo aclamara al Dios de los Cristianos.

Llegó a obtener la palma del martirio cuando el tirano más obstinado en su odio ante el heroísmo de la niña que hacía más solemne su derrota y vergüenza la condenó a que de una vez le fuese cortada la cabeza.

Santa Oliva escuchó con alegría la sentencia, dobló apresurada sus rodillas y presentó su cuello virginal a la espada del verdugo, rogando a Jesús que quisiese recibir su alma en su corazón divino. Era el 10 de Junio del año 463.

Una vez que el verdugo hubo cortado la cabeza de nuestra Santa, fue vista por todo el pueblo a su alma purísima volar hacia el cielo en forma de paloma, rodeada por miríada de angeles que cantaban el himno de la victoria.

El ramo de olivo que lleva en la mano habla al mundo combativo del amor y de la Paz. Fiesta 10 de Junio.

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Neorrenacentista, repite los elementos de los otros retablos laterales, pero difiere en la composición del frontón que en éste caso es curvo y quebrado, encerrando una tarjeta circular con la cruz y el libro pintados. Se encuentra a la derecha de la nave y enfrente de la Virgen de los Desatanudos, y solo es distinta la pintura de la reserva que ostenta el anagrama de María.

SAN CAYETANO:

Fundador de los Tiatinos. Se doctoró en estudios jurídicos en IN UTROQUE, inmediatamente optó por la vida eclesiástica por lo que recibió la tonsura. Canonizado el 12 de abril 1671. Fiesta 7 de Agosto, A san Cayetano se le pide, Pan, Paz y Trabajo.

Ordenado sacerdote dominico, permanece en Roma durante dos años, transcurridos los cuales volvió a su ciudad natal – Vicenza – donde se entregó a una febril promoción de la vida cristiana.

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Entre 1518 y 1520 tomó parte entre Verona, Vicenza y Venecia iniciativas de caridad y fundó él mismo el hospital de los Incurables en la Judería.

El pontífice Clemente VII aprueba con un breve del 23 de junio de 1524 la creación de la nueva familia religiosa Orden de los Clérigos Regulares, llamados después Tiatinos.

Él y cuatro sacerdotes más renuncian a todos los beneficios y establecieron su primera morada común.

En 1527 durante el saqueo de Roma se alejó de la misma y fueron encerrados en la torre del Reloj en el Vaticano, donde lograron huir gracias a la intervención del Provisor de las Galeras de San Marcos. Cayetano se refugió en Venecia y reconstituyó la comunidad Tiatina en la Iglesia de San Clemente, después se trasladó a Santa Eufemia, a San Gregorio y por fin a San Nicola da Tolentino, imprimiendo a sus clérigos una firme disciplina y un vivo celo apostólico, por el cual se hacían conocer en la ciudad y alrededores.

Su guía favoreció la introducción de los Tiatinos en diferentes ambientes del Bénetto y promovió la acción de los religiosos para la reforma religiosa de las costumbres y en el celo caritativo.

Se ocuparon gradualmente, no solo de hospitales y horfanatos, sino de publicaciones religiosas, de la reforma de los libros litúrgicos y de la predicación al pueblo solicitada por los obispos.

En Nápoles promovió entre el pueblo obras de piedad y devoción; fue uno de los promotores de la comunión frecuente; apoyó la reforma de los monasterios femeninos que llevaban una vida cómoda y muy poco religiosa.

En la ciudad de Nápoles, mientras se difundían las conocidas revueltas políticas de 1547, Cayetano encontraba la muerte el 7 de Agosto.

La iconografía de Cayetano comenzó poco después de su muerte, y ya en el proceso apostólico durante una inspección efectuada en San Paolo Maggiori, en la capilla donde se encontraba el cuerpo del religioso destacaban dos cuadros grandes con sus marcos, negros y dorados y eran del dicho santo, que estaba pintado allí con rayos y resplandor alrededor de su cabeza. En el de la derecha aparece mientras componía la regla de su religión, como demostraba haberle sido inspirada por Dios. Otros impresos lo representan mientras mira una imagen de Cristo crucificado. En otras tiene en su mano derecha al Niño Jesús y en la izquierda un liboo abierto con las palabras cevate et facite….

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PESEBRE:

San Francisco y el Pesebre: “Quiero reproducir el recuerdo del Niño que nació en Belen y todas las incomodidades que sufrió desde su infancia. Quiero verlo tal cual era, acostado en un Pesebre y dormido sobre la paja entre un buey y un burro”

Con estas palabras de San Francisco de Asís dio el origen del Pesebre o Nacimiento en el siglo XIII.

Cuenta la historia del Santo, que mientras predicaba por la campiña de Rieti, Italia, le sorprendió el crudo invierno al humilde predicador que vestía con harapos. Se refugió en la ermita de Greccio. Era la Navidad de 1223.

Meditando la lectura del Evangelista San Lucas tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del Nacimiento de Jesús en Belén.

Con una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar, e invitó a éstos a reproducir la escena de la adoración de los Pastores. Fue un día de alegría, de exultación. La simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad y Greccio se convirtió en una nueva Belén.

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La idea se propagó por toda la Europa Cristiana. Con la llegada de los Frailes Franciscanos a las Américas en los siglos XV y XVI reprodujeron las representaciones alegóricas del Pesebre.

La Iglesia Católica promovió las representaciones bíblicas del Nacimiento de Jesús, dentro de los templos, hogares y lugares públicos de modo que contribuyan a exaltar la devoción navideña.

En la actualidad cada nación, cada ciudad, cada familia le fue incorporando variaciones: villancicos, guirnaldas, estrellas.

El Pesebre de ésta Basílica consta de 25 figuras en yeso de distintos tamaños. Fueron traidos de Italia a principios del siglo XX y bendecidos por su Santidad San Pío X. (Niño Jesús 45 cm, Virgen María, arrodillada alto 60 cm, San José arrodillado 60 cm. Un buey, luego un asno, Pastor joven tocando flauta, rey mago parado (80 cm) rey mago arrodillado, Pastor anciano, arrodillado (55 cm) Pastor joven, con un corderito en las manos (55 cm) Dos ovejas recostadas, largo 40 cm, pastor con cara de anciano, y una canasta de fruta a sus pies, alto 45 cm, dos ovejas paradas, 30 cm, dos ovejas recostadas, 25 cm, dos camellos, 35 cm, joven negro, con gorro rojo, alto 50 cm, pastor sentado en un tronco, con una canasta con dos palomas. Alto 30 cm.

El Santo de Asís

construyó un Pesebre

dentro de la cueva

y así recordó

que el Hijo de Dios

nace eternamente

en el corazón

de aquellos que creen

en la redención

NIÑO DE ARACOELI

Según la leyenda, el Emperador Augusto recibió una profesía: En una visión contempló a la Virgen parada en un altar con deslumbrante luz y teniendo al

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Niño Jesús en sus brazos. El emperador escuchó una voz: “Este es el altar del hijo de Dios”. Construyó un altar en el sitio de la aparición, el Ara Coeli (Altar del cielo).

Este es el sitio donde fue construida la actual Iglesia de Santa María de Aracoeli en Roma.

Fue conocido en el año 574 pero en el año 1249, el Papa cedió el Complejo a los Franciscanos.

La Iglesia de Santa María de Aracoeli está al lado del Capitolio de Roma, llena de obras de Arte de mucho valor recibidas a lo largo de los siglos. Pero el real tesoro de ésta Iglesia es la estatua del Santo Bambino de Aracoeli.

La prodigiosa imagen del Santo Bambino de Aracoeli fue esculpida en Jerusalén por un piadoso religioso franciscano, sobre madera de olivo del Getsemaní, aproximadamente a fines del siglo XV. Al despertarse, un día le esperaba un gran prodigio, efectivamente, encontró la obra terminada por mano angelical. Este acontecimiento se extendió rápidamente por la ciudad y por toda Palestina: de todas partes acudían devotos al Convento de Monte Sión para venerar la imagen del Divino Niño.

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Poco tiempo después el fraile fue trasladado a Roma por sus superiores. Así como la estatua había sido esculpida para enriquecer a la Basílica de Aracoeli, donde cada año se preparaba con gran solemnidad las escenas del Pesebre, tomó la imagen y la trajo consigo. La imagen fue recibida en Roma con grandes muestras de júbilo, y apenas puesta a la devoción de los fieles en la Basílica de Aracoeli, se produjo un continuo concurrir de fieles que imploraban gracias especiales ante la milagrosa imagen.

Es tradición que la tarde de la solemnidad de Epifanía, el pueblo romano se reúne a los pies de la escalinata de la Basílica, para recibir la bendición con la sagrada imagen del llamado “Niño de Oro”. Por otra parte las madres romanas antes del parto suben a la colina del Capitolio, donde se encuentra la Basílica, para pedir al Niño un buen parto y allí conducen también a los recién nacidos.

La fama siempre creciente del Niño de Aracoeli movió a León XIII y al Capitulo Vaticano a decretar la coronación, que se celebró solemnemente el 2 de mayo de 1897.

En el año 1995 el escultor italiano del Lazio, Maurizio Orsini y asesor Municipal de Cultura de Bassiano - Lazio, realizó en con las mismas proporciones que el original y en un olivo romano, al ÑIÑO que Juan Pablo II regaló para las Basílica de Salta. El mismo fue traido por Fr. Mateo Krupsky que era en ese momento Guardián de Aracoeli. En el año 2004 el escultor visitó Salta y la Basílica San Francisco.

RETABLO DEL CRUCIFIJO:

Crucifijo: Imagen de tres clavos de tratamiento volumétrico y realista, que representa a Jesús en agonía. El paño de pureza de tela encolada está recubierto con un faldellín de seda moderna. La cruz de madera lisa tiene un resplandor con un nimbo de nubes.

Madera y pasta; policromía moderna, tela encolada, ojos de vidrio.Altura máxima 210 cmts; atura del Cristo 114 cmts. Salta, segunda mitad del siglo XIX.

A sus pies se encuentra un cuadro del Ecce Homo. Estas palabras latinas, que significan “Aquí tenéis al hombre”, dirigió Pilato, a los Judíos mostrándoles a Jesús después de azotado, llevando la corona de espinas en la cabeza y un manto de púrpura sobre los hombros. Es un hombre sumamente pálido y flaco, de lastimoso aspecto; muy mal tratado lleno de heridas, de contusiones, con el cuerpo quebrantado.

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SANTA CLARA:

Donada por las Hermanas Clarisas Franciscanas en 1992.

Fundadora de las Clarisas, canonizada por Alejandro IV el 15 de Agosto de 1265. Su fiesta litúrgica es el 11 de Agosto.

Cuando Francisco supo el deseo de la joven Clara de conocer su vida para vivirla también ella, su corazón saltó de alegría en el Señor. Los coloquios muy pronto la llevaron a la fuga de la casa paterna y a la vestición en Santa María de los Ángeles de la Porciúncula. En aquella Iglesia de San Damián, San Francisco profetizó a quien le ayudaba, que allí vendrían “Santas Damas” que llenarían la Iglesia con el aroma de sus virtudes. Bien pronto, Clara reunió en torno a sí a un grupo de Vírgenes, entre ellas sus hermanas Santa Inés y Beatriz y su madre Hortelana, de quien fue madre, maestra y hermana.

Solo les prometía la riqueza de la más austera pobreza y penitencia y en cambio la alegría de los coloquios con Dios.

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La vida que llevaba en San Damián fue para toda la Iglesia un ejemplo de Luz y de Fe, un signo espléndido de las realidades celestes que ya estaban viviendo.

El Seráfico Padre dictó para las “Pobres Damas” de San Damián una regla basada en la más estricta pobreza; Clara fue celosa guardiana de esa pobreza, tanto que obtuvo del Papa Gregorio IX el llamado “Privilegio de la Pobreza”.

Se distinguió por el culto a la Eucaristía, al cual está ligado el episodio prodigioso de la fuga de los sarracenos, que en 1242, asediaron a Asís y llegaron hasta el refugio de San Damián. Aunque enferma, se hizo transportar con Jesús Sacramentado hasta el punto más alto del Monasterio frente a los Sarracenos. Cuando hizo oración, se oyó una voz del cielo: “Yo siempre os cuidaré y protegeré”.Los asaltantes, fulminados por una fuerza misteriosa, abandonaron precipitadamente el sagrado recinto. Generalmente se la representa con el ostensorio o la píxide, que evoca el milagro de la retirada de los sarracenos (a partir del siglo XV).

Dos alegrías tuvo en su vida: Besar el cuerpo estigmatizado del Pobrecillo y desde su lecho de muerte ver la celebración de la noche de Navidad, como si fuera televisión. Pío XII la proclamó patrona de la televisión.

Los RETABLOS eran elementos inseparables de la concepción del espacio interno de las Iglesias y Capillas erigidas en las distintas regiones de Iberoamérica. Siguiendo la tradición española y portuguesa, los retablos eran construcciones de madera compuestos según una disposición arquitectónica, regida en principio por los cánones clásicos, los cuales determinan una estructura compuesta por cuerpos horizontales superpuestos y calles verticales.

Retablo de San Roque:

Es más reciente que el resto, respeta el estilo y es de mármol.

“Abrid el corazón a Cristo crucificado y resucitado, que viene ofreciendo la Paz!! Donde entra Cristo resucitado, con Él entra la verdadera paz. Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una Paz verdadera. No hay Verdadera Paz sino viene acompañada de Equidad, Verdad, Justicia y Solidaridad”. Jn.Pablo II

BIBLIOGRAFIA y FUENTES DOCUMENTALES:

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7. Archivo Documental Curia Eclesíastica.

8. Diccionario de los Santos. V 1 – A-1/ Dirigido por C. Leonardo. A. Riccardi. A G. Zarri. Madrid. 2000

9. El Patrimonio Arquitectónico de los Argentinos. V.1. Buenos Aires. Sociedad Central de Arquitectos. Instituto Argentino de Investigaciones en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo. 1982.

10. Voz Seráfica: Semanario Franciscano. Año XXXIV. Nº 1676. Salta Provincia. Convento San Francisco 1975.

11. Biblioteca del Bachillerato Humanista Moderno.

12. Biblioteca de la Universidad Católica de Salta

13. UNESCO 1998. Conferencia intergubernamental sobre políticas culturales para el desarrollo. Informe Final. París.

14. Muller, P. 1990. Les Politiques Publiques, París. PUF

15. Biblioteca Provincial de Salta.

16. Diccionario de la Biblia. Ed Herder. Barcelona. 1968

17. Patrimonio Artístico Nacional: Inventario de los Bienes Muebles. Provincia de Salta. Academia Nacional de Bellas Artes. 1988.

179

PROF. ROSA N. LÓPEZ DE PEREYRA ROZAS

Coordinadora del Complejo Cultural San Francisco de Salta

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ATOCHA

Ercilia Navamuel

Atocha actualmente es un pueblo con delegación municipal de San Lorenzo y cubre un espacio de 200 hectáreas. Se fundó como pueblo el 7 de agosto de 1948.

El nombre de Atocha se debe a episodios ocurridos en España, en tiempos de su temprana cristianización por los Apóstoles de Cristo, San Pedro y San Santiago, quienes llevaron una imagen de la Virgen María con el niño, tallada en madera. Para su resguardo se hizo una Hermita en las proximidades de Madrid.

Siglos más tarde la Península Ibérica fue invadida por los Moros Musulmanes, que arrasaron los templos cristianos. Con gran aflicción se observó que la imagen de la Virgen María no estaba en la Hermita, salieron a buscarla y la encontraron tirada por los Musulmanes, en un campo de pastizales, llamado Atocha, es recogida y acompañó a los Cristianos en su lucha contra los Musulmanes, protegiéndolos y apoyándolos en el triunfo hasta el final.

Esta imagen de la Virgen María, por sus innumerables milagros, recibió el nombre de Virgen de Atocha.

En Salta, finca El Prado, se dedicada a la ganadería por su riqueza en pasturas. Se invernaban y mandaban a Perú, Potosí y Chile.

Durante el siglo XX, El Prado cambió su destino. Fueron propietarios la familia Solís Pizarro, quienes además de la actividad económica tradicional que conservaron, desarrollaron importantes obras culturales y políticas, que trascendieron en el mundo.

Don José Solís Pizarro nació el 25 de febrero de 1907 en El Prado, que luego se llamó Atocha y murió aquí el 15 de mayo de 1853. Es quién representa la vida, tradición e historia de Atocha como refugio de poetas y pájaros.

En 1925, Don José Solís, hacía sacar un gran algarrobo, para efectuar obras allí, dándose con la sorpresa de que en sus raíces estaba la imagen de la Virgen María de Atocha ( Patrona de Madrid , España, por sus milagros),

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esculpida en una placa de nácar, en perfecto estado de conservación. Así quedó señalado y sacralizado este lugar.

Esto nos da la pauta de que Atocha tuvo una intensa actividad en tiempos coloniales, cuando algún viajero tendría aquí algún accidente, por el cual quedó sobre el suelo la imagen de la Virgen, siendo con el tiempo cubierta por tierra fértil en la que germinó y creció el famoso algarrobo, protegiéndola a través de los siglos.

Es entendible este episodio, ya que la zona tenía un intenso tráfico económico ganadero, de gente muy cristiana, que por la peligrosidad de dichos viajes, siempre iban acompañados de un custodio divino. Esto desarrolló la feria de Sumalao, también señalado por un episodio milagroso.

Durante la guerra por la independencia, con el Gral. M. M. Güemes, esta tierra fue testigo de los triunfos gauchos.

En 1926, se rezó la primera misa en el lugar, comenzando a llamarse Atocha y se construyó la Capilla donde fue resguardada la famosa imagen.

Don José Solís Pizarro fue muy conocido como poeta y gaucho auténtico, que supo difundir las tradiciones criollas, por lo que fue muy valorado.

Los diarios El Pueblo, Nueva Época y El Intransigente, más las reuniones de poetas y escritores en el Refugio de Atocha, lo hicieron famoso internacionalmente.

Fue un ejemplar católico, lo demuestra su relación con el arzobispo de Salta, Don Roberto Tavella, quien estuvo en Atocha y rezó misa allí. Don José fue miembro de la custodia gaucha de la Virgen del Perpetuo Socorro, acompañándola a caballo en las procesiones., la familia conserva el poncho característico de dicha función, que es rojo con guarda azul.

Don José Solís Pizarro, escribió libros, destacándose “Atocha Tierra Mía”, en donde dice “Güemes el prócer salteño, es el alma de los gauchos”, mostrando con esta frase como la gesta Güemesiana perduraba en la zona.

Por su producción poética y tradicionalista trascendió internacionalmente, siendo conocido en España, Estados Unidos, Méjico, Chile, Uruguay, Bolivia y Colombia.

Su recuerdo no solo está fresco en la memoria y tradición oral, sino que quedó escrita en sus obras y premios que recibió, como por ejemplo, en 1939,

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fue designado Académico en la Real Academia de Ciencias y Artes de Cádiz, que es una de las instituciones científicas más importante del mundo.

Don José Solís Pizarro fue un criollo católico ejemplar, político, escritor, poeta y por sobre todo naturalista, creador del Cementerio de Pájaros en su casa, aún vigente en la fecha. Tenía 16 años cuando en un acto de amor dedicado a los pájaros, fundó dicho cementerio. Su personalidad magnética, dio como fruto la fundación del pueblo de Atocha.

Así surgió el pueblo de Atocha, por un milagro, por actividades gauchas y reuniones de escritores en el Refugio de la República Lírica de Atocha, institución fundad por su presidente Don José Solís Pizarro, a donde concurrían los más destacados escritores como Dávalos y Castellanos, entre otros.

En conclusión, legó a los salteños un modelo de vida gaucha, un pueblo y un ejemplo de amor y respeto a la naturaleza y es por su obra poética que se transmiten los valores de vida que nos deben regir.

BIBLIOGRAFIA Y FUENTES

Documentos del Archivo y Biblioteca Histórico de Salta

Cornejo, Atilio: Historia de la Propiedad Inmobiliaria

Documentos e información de la familia Solís Pizarro.

Rodríguez, Jesús: información periodística.

Cornejo, Atilio: Mercedes de Tierras y Solares.

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LA HISTORIA MISIONERA DEL “CHACO SALTEÑO”

Apolo Nolasco Prémoli López

El “Gran Chaco”

El “Gran Chaco” abarca las provincias argentinas de Chaco, Formosa, este de Salta, noreste de Santiago del Estero y norte de Santa Fe, sudeste de la República de Bolivia y oeste de la República de Paraguay. La superficie que corresponde al territorio de la República Argentina recibe la denominación de “Chaco Austral” y se extiende desde la margen sur del río Pilcomayo hasta el río Salado y desde el Paraná hasta el comienzo de las sierras preandinas.

La palabra “Chaco” parece provenir del término quechua “chacu” que designaba al método de caza comunitaria desarrollado por las tribus de la región. El origen del término presenta polémica entre los investigadores, no obstante se acepta hoy generalmente la etimología del Padre Lozano quién encuentra raíces quechuas a la expresión. Así “chacu” vendría a ser “la multitud de naciones que pueblan esta región”. Cuando salen a cazar los indios y a juntar los animales, aquellas muchedumbres juntas se llaman “chacu”, que los españoles han corrompido en “chacu”.

La región chaqueña es conocida también como “Chaco Gualamba”, que significa “río grande” en referencia al río Bermejo.

Dentro de la región chaqueña, la provincia de Salta es la que tiene la mayor cantidad de etnias aborígenes en todo el territorio nacional, en ella conviven: guaraníes, chanés (chiriguanos), tapietes, chorotes, wichís (matacos), tobas y chulupies.

Historia misionera de la región chaqueña de Salta

La metodología misionera en la época de la colonia utilizó la formación de “doctrinas” que consistía en un modo de actividad apostólica de los primeros evangelizadores que llegaron a América. Éstas eran pequeños poblados que se formaban en torno a un “rancho capilla” levantado por los misioneros en el cual agrupaban a los naturales que iban aceptando la fe. Estaban a cargo de un “doctrinero” que era el encargado de transmitirles los contenidos de la religión a los indígenas. Este método inicial de evangelización, muy utilizado también por los misioneros franciscanos del Chaco, fue el origen de numerosas ciudades.

El Concilio de Méjico de 1555 consideró que la dispersión en que vivían los indígenas constituía un obstáculo para la evangelización y determinó que

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fueran “congregados y reducidos en pueblos, en lugares cómodos y convenientes”. De esta manera se llamó “reducción” a la reunión de comunidades indígenas en un pueblo para ser evangelizados. Se trató de instituciones religiosas y socio-culturales creadas y administradas casi en su totalidad por Jesuitas y Franciscanos. Las del Paraguay fueron las primeras en América del Sur.

Durante los primeros tiempos de la conquista, la “Región del Tucumán”, dentro de la cual se encontraba el “Gran Chaco”, en lo religioso dependía del Obispado de Chile. El Rey Felipe II, en virtud del Patronato Regio, solicitó la erección de la Diócesis del Tucumán cosa que se concretó mediante Bula del Papa San Pío V el 14 de Mayo de 1570. La sede de la diócesis debía ser la ciudad más antigua, y por eso fue elegida Santiago del Estero, aunque después se trasladó a la ciudad de Córdoba.

El Patronato era un Decreto o Poder de ejercer una Protección. Una fundación pía o benéfica, a cargo de cierto número de personas. El Patronato Regio fue el privilegio que la Santa Sede Apostólica concedió al Rey de España de ocuparse de la provisión espiritual para los habitantes de sus tierras americanas.

En el siglo XVI llegan a la región chaqueña por gestión del Obispo Victoria quienes serán los “grandes misioneros” de la misma: los Jesuitas.

El primer contingente de la Compañía de Jesús, llegó al Tucumán, proveniente del Perú, con el nombre de “Misión del Tucumán” en agosto de 1585, para establecerse en la ciudad más poblada. Se detuvieron en Salta, Esteco y finalmente en Santiago del Estero, donde sería su primera sede. Desde allí se realizaron las primeras misiones: en 1588 por la región del río Bermejo, en 1589 misionaron en los valles Calchaquíes poblados por diaguitas, y luego en 1590 misionaron en Salta y entre los indios de Jujuy, empresa que se prolongaría hasta 1594.

Desde su paso por Salta en 1586 los salteños solicitaban la instalación en la ciudad de la Compañía de Jesús. En 1588 el Gobernador Ramírez de Velasco donó casas y estancias para que pudieran establecerse, pero recién lo hicieron definitivamente en el año 1612.

Los gobernadores españoles del Tucumán durante el siglo XVII intentaron conquistar el “Gran Chaco” mediante expediciones militares, pero fracasaron.

En 1653 los Jesuitas fundaron sobre las riveras del Bermejo la misión de San Francisco de Regis para los indios mataguayos (chiriguanos) a partir de la cual realizaron incursiones siguiendo el curso de los ríos Bermejo y Pilcomayo durante los años siguientes sin mucho éxito. Desde el Colegio de Salta, en la segunda mitad del siglo XVII, se realizaron incursiones misioneras, sin poder establecer misiones

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estables. Entorpecían notablemente la conversión de los aborígenes del Chaco diversos motivos entre los que sobresalían:

- su modo de vivir, sin dependencia, ni subordinación alguna

- su carácter nómada

- la embriaguez, vicio generalizado en todos ellos

- la cantidad de idiomas, todos bárbaros y en nada parecidos.

Del siglo XVII cabe destacar la misión que condujo al martirio a los padres Juan Antonio Solinas y Pedro Ortiz de Zárate. Este último, que era párroco de San Salvador de Jujuy, solicitó al gobierno del Tucumán que pensasen seriamente “…..en una ocupación espiritual, sin ruido de armas de los indios de aquella región tan turbulenta…….”. En 1681 logró por Cédula Real se dispusiese proceder a la evangelización del Chaco de modo pacífico. Ante este pedido, los Jesuitas decidieron tomar la misión abandonada en el “Gran Chaco” años antes.

Se establecieron en el Valle de Zenta (próximo a San Ramón de la Nueva Orán) iniciando una prometedora actividad misionera. Al poco tiempo nacía la “Reducción de San Rafael” que sería el centro de la diligencia misionera entre los indígenas de esa región.

Unas leguas al sur levantaron la “Misión de Santa María” que el 27 de Octubre de 1683 fue atacada por los indios mocovíes, infieles, asesinando a los padres Solinas y Ortiz de Zárate y a dieciocho personas que se encontraban junto a los misioneros. Estos son conocidos como los “Mártires del Zenta”.

Comenzando el siglo XVIII el gobernador del Tucumán D. Esteban de Urízar establece la sede gubernamental en la ciudad de Salta desde donde emprenderá una campaña militar con el fin de dar una pronta solución a los problemas del Chaco cuyos habitantes belicosos atacaban constantemente a las ciudades recientemente fundadas. En esta empresa llevó consigo a varios sacerdotes y se fundaron numerosas reducciones. En 1715 se funda la “Misión de la Inmaculada Concepción”.

En 1716 el Rey Felipe V comunicaba al general de la Compañía de Jesús su resolución de confiar a los Jesuitas la evangelización del “Chaco Gualamba”, según los memoriales de la época.

A lo largo del siglo XVIII los gobernadores del Tucumán realizaron varias campañas militares con la fundación de numerosos fuertes de avanzada y reducciones en su proximidad para adoctrinamiento de los indígenas, siempre a cargo de un sacerdote de la Compañía de Jesús.

186

La Expulsión de la Compañía de Jesús

Hacia fines del siglo XVIII la pacificación del Chaco podría haberse dado por lograda, sentando las bases de una educación integral del indígena para integrarlo al “status” de cristiano. Sin embargo, justamente en este momento, cuando se vislumbraba un futuro prometedor en las Misiones Jesuíticas del Chaco, su labor misionera será truncada por su expulsión de las Colonias de América. La expulsión de la Compañía de Jesús de la América Hispana fue el acontecimiento más lamentable de la historia misionera de América en el siglo XVIII e influyó notablemente en la evangelización de todo el continente.

Los Jesuitas tuvieron que salir de las treinta misiones que administraban en todo el Tucumán, entrando en su lugar los Franciscanos y en algunos casos los Mercedarios. Sin negar la competencia de quienes sustituyeron a los Jesuitas en la labor evangelizadora, este cambio produjo una notable crisis en la acción misionera.

Los gobiernos ilustrados de Europa se propusieron en el siglo XVIII acabar con la Compañía de Jesús por su defensa incondicional del Papado, su actividad intelectual y los enemigos que se habían ganado. Fueron expulsados de los territorios de la corona española a través de la “Pragmática Sanción” de 1767 dictada por Carlos III el 2 de Abril de 1767 y se mandaba la incautación de su patrimonio. La supresión general de los Jesuitas ocurrió en 1773 por orden del Papa Clemente XIV. Restauró la Compañía de Jesús en 1814 el Papa Pío VIII.

Continuación de la obra misionera en el Chaco

Luego de la expulsión de los Jesuitas el gobierno civil asume los privilegios del patronato en la fundación de las reducciones. A partir de entonces las reducciones fueron naciendo, no por el impulso de los misioneros, sino por obra de los gobernadores que las fundaban durante las campañas militares y luego encargaban al cuidado pastoral a los frailes, que con el tiempo se constituirán en parroquias. Durante el siglo XIX comienzan la obra misionera en el territorio americano órdenes religiosas llegadas de Europa y algunas originadas en la propia América.

En nuestro país actuaron los Franciscanos llamados “de Propaganda Fide”, Congregación de la Santa Sede fundada por el Papa Gregorio XV en 1622 con la doble finalidad de difundir el cristianismo y defender el patrimonio de la Fe. En una palabra: organizar la actividad misionera de la Iglesia.

187

Los Franciscanos “de Propaganda Fide” arribaron a Salta en marzo de 1857. En un primer momento se alojaron en la parroquia de la Merced, hasta que el gobierno sustrajo el convento de San Francisco a la provincia de Asunción, siendo hasta hoy el centro de las misiones salteñas.

La evangelización del “Chaco Gualamba” fue confiada a la atención de los Franciscanos del Colegio Apostólico de Salta. Ponderable fue la labor de estos frailes, dura y accidentada, dejando su sello en el Chaco salteño.

“…….en ningún momento de la historia de las misiones en territorio

“ argentino, se realizó una obra más provechosa por su amplitud y

“ sus alcances, como durante la presencia de los Misioneros de

“ “Propaganda Fide”; no dejaron rincón sin explorar, se hicieron

“ hermanos de los indios, viviendo su misma vida y participaron

“ del lento andar hacia la civilización.”

Fray. Benito Honorato Pistoia

“Los franciscanos en el Tucumán y en el Norte Argentino”.

A lo dicho cabe agregar el interesante contenido de la “Breve Relación del Colegio Apostólico de Salta” que el R. P. Fray Benjamín Cenci presenta a la “Asociación de la Propagación de la Fe” y a todos los fieles cristianos en 1870 donde hace un interesante relato de la labor misionera en el Chaco.

Al comienzo parecía que el éxito del quehacer misionero sería prometedor, en poco tiempo tenían misiones en ambas márgenes del Bermejo y habían ganado la confianza de los indios, manifestando su deseo de catequizarse.

Entre 1860 y 1913, período de su permanencia en Salta, fundaron seis misiones en las márgenes del río Bermejo, cuatro de ellas no tuvieron un final venturoso: Esquina Grande (1856) destruida por un ataque de los indios infieles; Concepción del Bermejo (1859) y Misión San Antonio (1868), ambas devastadas por inundaciones del río Bermejo; San Francisco de las Conchas (1862), fueron desalojados por hacendados para apoderarse de las tierras.

Pasaron veinte años de intensa labor evangelizadora pero los frailes comprobaron con inquietud que todos sus esfuerzos no alcanzaban los objetivos

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deseados por diferentes motivos: los desastres climáticos, que arrasaron las reducciones; los aborígenes, que abandonaban las misiones, principalmente en la temporada de recolección de frutos o para ocuparse en las haciendas de los colonos de la zona. Todo esto desalentó a los frailes que paulatinamente se alejaron de la región.

Desde los tiempos de las encomiendas, sistema de trabajo impuesto por los españoles sobre los aborígenes, las retiradas estacionales ocurrían en casi todo asentamiento fundado por blancos, misiones, reducciones, etc. Como suerte de contrapartida al “trabajo propiamente dicho”, los aborígenes dejaban las misiones principalmente durante la temporada de la algarroba para recolectar frutos silvestres, pescar y cazar. Esta práctica se llamó “marisca”, un “trabajo paradójico” y sin esfuerzo. También celebraban fiestas, casamientos y hacían chicha tanto de algarroba como de miel.

La idea occidental de trabajo parecía a los aborígenes, especialmente durante este período, un pesado castigo que debían evitar. Testimonios de franciscanos muestran quejas acerca de lo que se comprendía como un nomadismo indígena aún activo. El patrón nómada se adaptó al “trabajo estacional” en los ingenios de Salta, Jujuy y Chaco.

En un informe se mencionaba que los aborígenes retornaban a su vida anterior porque la civilización no se adaptaba a sus creencias y costumbres, “y no encontrando (el indio) un beneficio en vivir con el cristiano….ha resuelto nuevamente vivir desnudo y de caza”.

Las imágenes de desnudez y caza ilustran los anti-valores que la empresa civilizadora que los franciscanos encontró no llegó a corregir. Ellas ilustran algunos de los íconos que separan ambos mundos. El cuerpo desnudo era una metáfora de carencia, tal vez una excesiva proximidad con la naturaleza. La caza, por otro lado, era una actividad caótica, desordenada. Implicaba un retorno a lo salvaje, en donde el aborigen podía olvidar todo acerca de la vida civilizada; un regreso a la praxis ancestral desde las dispersas islas de la cultura blanca. Es lo referido por P.G. Wright en su obra “Colonización del Chaco Argentino” (publicación del año 2003).

La naturaleza agreste y salvaje del aborigen, su vida nómada y sus costumbres bárbaras, lo hicieron desconfiado; su ignorancia y su miseria, lo hicieron malo, y la lucha por la vida a brazo partido con las fieras la hicieron sanguinario. Es lo referido por J.M. (Bosch en su obra “Comisión de Reducciones de Indios”, obra editada por el Ministerio del Interior en el año 1925).

En el año 1880, los frailes franciscanos fundan junto al río Pasaje (Juramento) la reducción de “San Miguel Arcángel de Miraflores”, no lejos de lo que fuera la antigua población Jesuítica de Miraflores. La lucha fue continua por

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mantener la misión pues los aborígenes la abandonaban para ir a trabajar a los ingenios azucareros. Los esfuerzos fueron grandes, más una epidemia de viruela diezmó la población aborigen.

Perdida esta última a comienzos del siglo XX los Franciscanos de Salta se organizaron de forma autónoma, dejando de depender de Propaganda Fide en 1913 y pasando a depender directamente de Roma, desde donde envían frailes italianos a Salta. Éstos comienzan una nueva misión evangelizadora entre los indios del Chaco salteño. En ella han tomado parte santos y apostólicos frailes.

Al terminar este breve trabajo, quiero rendir un sentido homenaje al Padre Franciscano Fray ROQUE CELLI, quien se dedicó con altruismo y generosidad cristiana durante más de cincuenta años a catequizar y predicar el evangelio a las comunidades matacas en las misiones del Chaco salteño, civilizándolas y sobre todo enseñándoles el amor a Cristo con humildad y paciencia. Para él, mi más cariñoso recuerdo.

Ingreso de otros cultos en la región chaqueña

En el año 1914 llegaron misioneros ingleses que convirtieron a los wichís al anglicanismo; tales pastores se retiraron en 1982 durante la Guerra del Atlántico Sur, lo que permitió a los wichís recuperar varios de sus rasgos culturales previos y organizarse como comunidad de modo que en 1986 oficialmente se admitió el bilingüismo en las escuelas que habitan. La South American Misión, logró consolidar en la década de 1940 su presencia en buena parte del mundo wichí. A principios de la década de 1980 adoptaron el evangelismo de la Iglesia Episcopal Unida -IEU- al cual integraron sus propias prácticas religiosas.

Las comunidades tobas en algunos casos han adoptado a su modo el cristianismo, en particular el llamado pentecostal ya que sus chamanes en muchos casos se convirtieron en pastores protestantes.

Esto obedece a que muchos aprendieron a leer y los pentecostales han traducido la Biblia al toba y la usaron como un texto sagrado “introducido” por los blancos. Y debido al hecho que Dios había sido “introducido” por los blancos tenía un “plus de legitimidad religiosa” del que carecían las deidades ancestrales, según comprendieron.

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La “Campaña del Gran Chaco”

No puedo terminar esta breve relación sin hacer un comentario sobre la llamada “Campaña del Gran Chaco”.

En 1884, siendo Ministro de Guerra el Doctor Benjamín Victorica, se inició la campaña de ocupación y sometimiento de la región del “Gran Chaco” para la cual se confió la tarea a los Regimientos de Caballería 5, 7 y 12, con asiento en el territorio de la provincia de Salta. Su finalidad era ejercer el control militar de la zona y demarcar el límite norte nacional con las repúblicas de Bolivia y Paraguay, incorporar a los pobladores a la ciudadanía argentina y a la masa aborigen a la civilización, contribuyendo a su sedentarización.

Esta campaña no fue fácil, pero dio buenos frutos: se fundaron numerosos pueblos y se abrieron nuevas vías de comunicación entre el noreste y el noroeste, se construyó el ramal ferroviario de Embarcación a Formosa y la ruta nacional 81, entre los años 1908 y 1931, civilizando una parte importante de nuestro territorio.

La campaña finalizó en la segunda década del siglo XX. En toda ella las fuerzas nacionales fueron acompañadas por abnegados frailes franciscanos que fundaron misiones y doctrinas, llevando con dedicación y esmero la palabra del Evangelio a los pobladores y a los aborígenes de la zona, muchas de estas activas hasta el día de hoy.

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ÍNDICE

Presentación del Boletín Nº 50 Pág. 7

Centenario de los Salesianos en Salta – Acto inaugural Mons. Mario

Cargnello Arzobispo de Salta Pág. 10

50° Aniversario del fallecimiento de Mons. Roberto José Tavella Misa concelebrada en la Catedral Basílica de Salta - Martes 21 de

mayo Pág. 14

Mons. Roberto José Tavella a cincuenta años de su muerte Palabras pronunciadas por Oscar Cornejo Torino, Secretario del Instituto de San Felipe y Santiago, el día martes 21 de

192

Mayo de 2013 ante el busto de Mons. Tavella en Paseo

Güemes Pág. 17

Mons. Roberto José Tavella Pbro. Carlos Escobar

Saravia Pág. 20

Consideraciones sobre la Batalla de Tucumán Prof. Elena Perilli

de Colombres Garmendia Pág. 26

Homilía en la Santa Misa por los Vencedores y vencidos en la gesta belgraniana Pbro. Federico Prémoli Pág. 53

Alocución en la Casa Histórica de Castañares con motivo de la visita de la Academia Nacional de la Historia

Pbro. Federico Prémoli Pág. 57

Palabras de bienvenida a los Miembros de la Academia nacional de la Historia pronunciadas por la Presidenta del Instituto Dra. Luisa

Miller Astrada Pág. 64

Palabras pronunciadas por el presidente de la Academia Nacional de la Historia para abrir la sesión especial realizada el 26 de octubre de 2012 Dr. Miguel Ángel De Marco Pág. 66

La Bandera: Creación, Cambio y Restablecimiento Dr. Isidoro Ruiz

Moreno Pág. 67

Las Dos Grandes Batallas del Norte Dr. Carlos Páez de la Torre (h)

Pág. 75

193

Manuel Belgrano y los Pueblos del Norte Lic. Armando Raúl Bazán

Pág. 96

Religiosidad Popular y Desarrollo Económico de la Región

Estudio del Fenómeno Religioso en el Sumalao: La Devoción al Cristo de Vilque, en el Valle de Lerma, Provincia de Salta, Argentina, nacida en la feria de mulas más grande del mundo Lic. Felipe Hipólito

Medina Pág. 102

San Francisco en el Bicentenario de la Batalla de Salta Prof. Rosa

López de Pereyra Rozas Pág. 119

Atocha Prof. Ercilia Navamuel Pág. 172

La Historia Misionera del “Chaco Salteño” Dr. Apolo N. Prémoli López

Pág. 175

[1] De las cartas de San Juan Bosco, Epistolario, Turín, 1959 Liturgia de la horas, T III, pp1352s)

194

[2] Pedro J. González: “Algunas consideraciones sobre la Batalla de Tucumán” en Cuatro Bicentenarios 1810, 1812, 1814, 1816, Junta de Estudios Históricos de Tucumán, Tucumán, 2010.

[3] CPT “Hacer el ultimo esfuerzo”, en La Gaceta, Tucumán, 2001.

[4] AHT Actas del Cabildo, Vol X, f 352.

[5] Ramón Leoni Pinto, Tucumán y la Región NOA. Período 1810-1825, Tucumán, 2007.

[6] Elena P. de Colombres Garmendia: Miguel Martin Laguna y su Historia Social y Política de Tucumán. Tucumán 2011.

[7] A J Pérez Amuchástegui: “El sepulcro de la tiranía” en Crónica Argentina, Tomo I, Bs As 1968.

[8] Armando Raúl Bazán, Revisión de Mayo, Mendoza, 2010.

[9] CPT “Laminas de plata con sobrepuestos de oro”, La Gaceta, 12-XII-2008.

[10] Cita de las “Memorias” del General Paz y “Partes Oficiales” hechas por Bernardo Frías, “Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia Argentina”, Tomo II, Buenos Aires 1971, 519.

[11] Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 523-524.

[12] Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 466-467.

[13] Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 467-468.

[14] Cita de las “Memorias” del General Paz hecha por Cayetano Bruno SDB, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, Volumen VIII (1812-1823), Buenos Aires 1972, 186.

[15] Cfr. Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 526-527.

[16] Archivo General de la Nación, Departamento de Documentos Escritos, Libros de Partes Oficiales y Documentos Relativos a la Guerra

195

de la Independencia, Tomo I – Buenos Aires – 1900. Expedición Auxiliar del Perú. Batalla de Salta, 220. Investigación realizada por el Dr. Apolo Premoli López.

[17] Parte del 27 de febrero de 1813 del General Manuel Belgrano al Excelentísimo Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Archivo General de la Nación, según cita anterior.

[18] Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 527.

[19] Bernardo Frías, “Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia

Argentina”, Salta 1971, Tomo II, 473-487.

[20] “El obstáculo del Pasaje, tan temido y tan confiado por el enemigo, no podía ser trabajo de Hércules el vencerlo,

tratándose de tropas como aquéllas; y aunque lo hallaron crecido, no lo era mucho. Estando completamente abandonado, se emplearon los recursos que hubieron a mano y la destreza de los nadadores, muy comunes entre la gente de Santiago y de Salta, consiguiendo cómodamente vadearlo después de tres días de operación, según unos, y de ocho según otros”. Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 488-489.

[21] “Belgrano donó esta bandera, que enarbolaba ahora junto al río Juramento y recibiría poco después en Salta el

bautismo de sangre, a la Virgen de las Mercedes de Tucumán, la Generala, en el cuarto aniversario de la batalla del 24 de septiembre, según expuso entonces en su proclama: ‘Una nueva bandera del ejército os presento, para que conociéndola sepáis que ella ha de ser vuestra guía y punto de reunión: la que acabo de depositar a los pies de nuestra Generala María Santísima de Mercedes, sirvió al mismo efecto mientras tuve el honor de mandaros’ ”. Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, VIII (1812-1823), Buenos Aires 1972, 187.

[22] Tradición referida al autor por el Dr. Oscar Cornejo Torino.

[23] Archivo General de la Nación, Crónica del Ejército del Norte, Campaña de Salta, Febrero 1813. Tomo II, página 121,

Recopilación de Documentos, 1897. Expediente Cnel. Gaspar Burgos Nº 836 (Civil), Nº 337 (Militar), Año 1873. Sala III

60-4-1. Investigación realizada por el Dr. Apolo Nolasco Prémoli López.

[24] “El General y su estado mayor hicieron suya la sugerencia e inmediatamente ordenó un reconocimiento de la zona

y se empezara a trabajar en la ampliación de la senda para el paso del parque”. Crónica de la Batalla de Salta. Archivo General de la Nación. Ver Nota 7.

[25] Los datos sobre los días previos a la Batalla de Salta no coinciden en los diversos documentos. El dato consignado

arriba es tomado del Dr. Bernardo Frías en su obra monumental ya citada. Sin embargo, él mismo difiere de lo que consigna la crónica de los días previos hecha por el Capitán Mateo Ríos, antes citada. En la crónica realizada por el mismo General Manuel Belgrano al Excelentísimo Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata se lee: “el Ejército se propuso en el Río del Juramento, otro tiempo Pasage (sic), venir a celebrar el reconocimiento de la Soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata arrojando a los tiranos de esta Capital; pues cabalmente esto es lo que ha sucedido de un modo digno de los Americanos libres que mediante el decidido favor del Cielo, a proporción de los obstáculos que se les presentan, redoblan su empeño para vencerlos. Desde aquel punto escribí a V.E. el día 12 y a las seis de la tarde emprendí la marcha a la Ciénaga con toda las fuerzas reunidas; seguí a Cabeza del Buey y en la mañana del día 14, con motivo del parte numº. 1º continué a Cobos sin ser sentido por el enemigo. El suceso de la avanzada a que se refiere el presente parte llegó desfigurado a su noticia y entre si una de las partidas del Ejército, o el todo, llegué a Castañares con aquel en la noche del 17, sin encontrar más impedimentos que a torrentes cayeron sobre nosotros desde Cobos, y un retraso de camino tan pésimo por el ‘HUAYCONDO’ que el empeño y constancia de mis bravos camaradas supo vencer, cuando los baqueanos creían imposible su tránsito, ello es que las doce piezas de artillería que he arrastrado y cincuenta carretas pasaron felicemente (sic) y en la mañana del 18 todo estaba reunido en el punto de Castañares y aún el enemigo no lo creía”. Parte del 27 de febrero de 1813 del General Manuel Belgrano al Excelentísimo Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Archivo General de la Nación, Departamento de Documentos Escritos, Libros de Partes Oficiales y Documentos Relativos a la Guerra de la Independencia, Tomo I – Buenos Aires – 1900. Expedición Auxiliar del Perú. Batalla de Salta, 220. Investigación realizada por el Dr. Apolo Nolasco Prémoli López.

[26] Bernardo Frías, obra citada, Tomo II, 496.

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[27] Interesante es el comentario del Vicario Toscano en su diario de viaje: “Ultimados los asuntos que nos retenían en

París, de arreglos con la casa Val D’Osne para fundición de placas y decoraciones en bronce, destinadas para el Monumento a la victoria de Salta en Castañares, después de mediodía, tomamos el ‘Sud Exprés’ en compañía del Canónigo Tapia, que regresaba a su país por Panamá”. Julián Toscano, “De América a Oriente – Primera peregrinación argentina a Tierra Santa – Reseñas breves de viaje con otras noticias de Europa”, Buenos Aires 1909, 266. Se refiere también en esta obra los nombres de los miembros del clero salteño presentes en el viaje y por tanto en los asuntos del Monumento: Señor Vicario General del Obispado Julián Toscano, Canónigos Clodomiro Arce, Martín López Escobar e Isidoro Fernández.

[28] Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia