ideologia y aparatos ideologicos de estado. althusser

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  • 7/29/2019 Ideologia y Aparatos Ideologicos de Estado. Althusser

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    16Ideologa y Aparatos Ideolgicos de Estado | Freud y LacanLouis Althusser | Enero-Abril 1969

    Acerca de la reproduccin de las condiciones de produccin

    En anlisis anteriores nos hemos referido circunstancialmente a la necesidad de renovar los medios de produccinpara que la produccin sea posible. Hoy centraremos nuestra exposicin en este punto. Deca Marx que aun un niosabe que una formacin social que no reproduzca las condiciones de produccin al mismo tiempo que produce, nosobrevivir siquiera un ao(2). Por lo tanto, la condicin final de la produccin es la reproduccin de las condiciones

    de produccin. Puede ser simple (y se limita entonces a reproducir las anteriores condiciones de produccin) oampliada (en cuyo caso las extiende). Dejaremos esta ltima distincin a un lado.Qu es pues la reproduccin de las condiciones de produccin?Nos internamos aqu en un campo muy familiar (desde el tomo II de El Capital) pero, a la vez, singularmenteignorado. Las tenaces evidencias (evidencias ideolgicas de tipo empirista) ofrecidas por el punto de vista de la meraproduccin e incluso de la simple prctica productiva (abstracta ella misma con respecto al proceso de produccin) seincorporan de tal modo a nuestra conciencia cotidiana que es sumamente difcil, por no decir casi imposible, elevarsehasta el punto de vista de la reproduccin. Sin embargo, cuando no se adopta tal punto de vista todo resultaabstracto y deformado (ms que parcial), aun en el nivel de la produccin y, con mayor razn todava, en el de lasimple prctica.Intentaremos examinar las cosas metdicamente.

    Para simplificar nuestra exposicin, y considerando que toda formacin social depende de un modo de produccindominante, podemos decir que el proceso de produccin emplea las fuerzas productivas existentes en y bajorelaciones de produccin definidas.De donde resulta que, para existir, toda formacin social, al mismo tiempo queproduce y para poder producir, debe reproducir las condiciones de su produccin. Debe, pues, reproducir:1) las fuerzas productivas2) las relaciones de produccin existentes.Reproduccin de los medios de produccinDesde que Marx lo demostr en el tomo II de El Capital, todo el mundo reconoce (incluso los economistas burguesesque trabajaban en la contabilidad nacional, o los modernos tericos macroeconomistas) que no hay produccinposible si no se asegura la reproduccin de las condiciones materiales de la produccin: la reproduccin de los medios

    de produccin.Cualquier economista (que en esto no se diferencia de cualquier capitalista) sabe que todos los aoses necesario prever la reposicin de lo que se agota o gasta en la produccin: materia prima, instalaciones fijas(edificios), instrumentos de produccin(mquinas), etc. Decimos: un economista cualquiera = un capitalistacualquiera, en cuanto ambos expresan el punto de vista de la empresa y se contentan con comentar lisa y llanamentelos trminos de la prctica contable de la empresa.Pero sabemos, gracias al genio de Quesnay que fue el primero que plante ese problema que salta a la vista yal genio de Marx que lo resolvi, que la reproduccin de las condiciones materiales de la produccin no puede serpensada a nivel de la empresa pues no es all donde se da en sus condiciones reales. Lo que sucede en el nivel de laempresa es un efecto, que slo da la idea de la necesidad de la reproduccin, pero que no permite en absoluto pensarlas condiciones y los mecanismos de la misma. Basta reflexionar un solo instante para convencerse: el seor X,capitalista, que produce telas de lana en su hilandera, debe reproducir su materia prima, sus mquinas, etc. Peroquien las produce para su produccin no es l sino otros capitalistas: el seor Y, un gran criador de ovejas deAustralia; el seor Z, gran industrial metalrgico, productor de mquinas-herramienta, etc., etc., quienes, para

    producir esos productos que condicionan la reproduccin de las condiciones de produccin del seor X, deben a su vezreproducir las condiciones de su propia produccin, y as hasta el infinito: todo ello en tales proporciones que en emercado nacional (cuando no en el mercado mundial) la demanda de medios de produccin (para la reproduccin)pueda ser satisfecha por la oferta.Para pensar este mecanismo que desemboca en una especia de hilo sin fin es necesario seguir la trayectoria

    global de Marx, y estudiar especialmente en los tomos II y III de El Capital, las relaciones de circulacin de capitaentre el Sector I (produccin de los medios de produccin) y el Sector II (produccin de los medios de consumo), y larealizacin de la plusvala.No entraremos a analizar esta cuestin, pues nos basta con haber mencionado que existela necesidad de reproducir las condiciones materiales de la produccin.

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    Reproduccin de la fuerza de trabajoNo obstante, no habr dejado de asombrarle al lector que nos hayamos referido a la reproduccin de los medios deproduccin, pero no a la reproduccin de las fuerzas productivas. Hemos omitido, pues, la reproduccin de aquelloque distingue las fuerzas productivas de los medios de produccin, o sea la reproduccin de la fuerza de trabajo. Sbien la observacin de lo que sucede en la empresa, especialmente el examen de la prctica financiera contable de lasprevisiones de amortizacin-inversin, poda darnos una idea aproximada de la existencia del proceso material de lareproduccin, entramos ahora en un terreno en el cual la observacin de lo que pasa en la empresa es casienteramente ineficaz, y esto por una sencilla razn: la reproduccin de la fuerza de trabajo se opera, en lo esencial,fuera de la empresa.Cmo se asegura la reproduccin de la fuerza de trabajo? Dndole a la fuerza de trabajo elmedio material para que se reproduzca: el salario. El salario figura en la contabilidad de la empresa, pero no comocondicin de la reproduccin material de la fuerza de trabajo, sino como capital mano de obra(3).Sin embargo esas como acta, ya que el salario representa solamente la parte del valor producido por el gasto de la fuerza detrabajo, indispensable para su reproduccin; aclaremos, indispensable para reconstituir la fuerza de trabajo delasalariado (para vivienda vestimenta y alimentacin, en suma, para que est en condiciones de volver a presentarsea la maana siguiente y todas las santas maanas a la entrada de la empresa; y agreguemos: indispensablepara criar y educar a los nios en que el proletario se reproduce (en X unidades: pudiendo ser X igual a 0, 1, 2, etc.)como fuerza de trabajo.Recordemos que el valor (el salario) necesario para la reproduccin de la fuerza de trabajo noest determinado solamente por las necesidades de un S.M.I.G.* biolgico, sino tambin por las necesidades de unmnimo histrico (Marx sealaba: los obreros ingleses necesitan cerveza y los proletarios franceses, vino) y, por lotanto, histricamente variable.Sealemos tambin que este mnimo es doblemente histrico, en cuanto no est definido por las necesidades

    histricas de la clase obrera que la clase capitalista reconoce sino por las necesidades histricas impuestas por lalucha de clase proletaria (lucha de clase doble: contra el aumento de la jornada de trabajo y contra la disminucin delos salarios).Empero, no basta con asegurar a la fuerza de trabajo las condiciones materiales de su reproduccin paraque se reproduzca como tal. Dijimos que la fuerza de trabajo disponible debe ser competente, es decir apta paraser utilizada en el complejo sistema del proceso de produccin. El desarrollo de las fuerzas productivas y el tipo deunidad histricamente constitutivo de esas fuerzas productivas en un momento dado determinan que la fuerza detrabajo debe ser (diversamente) calificada y por lo tanto reproducida como tal. Diversamente, o sea segn lasexigencias de la divisin social-tcnica del trabajo, en sus distintos puestos y empleos. Ahora bien, cmo seasegura esta reproduccin de la calificacin (diversificada) de la fuerza de trabajo en el rgimen capitalista?Contrariamente a lo que suceda en las formaciones sociales esclavistas y serviles, esta reproduccin de la calificacinde la fuerza de trabajo tiende (se trata de una ley tendencial) a asegurarse no ya en el lugar de trabajo(aprendizaje en la produccin misma), sino, cada vez ms, fuera de la produccin, por medio del sistema educativocapitalista y de otras instancias e instituciones.

    Qu se aprende en la escuela? Es posible llegar hasta un punto ms o menos avanzado de los estudios, pero detodas maneras se aprende a leer, escribir y contar, o sea algunas tcnicas, y tambin otras cosas, incluso elementos(que pueden ser rudimentarios o por el contrario profundizados) de cultura cientfica o literaria utilizablesdirectamente en los distintos puestos de la produccin (una instruccin para los obreros, una para los tcnicos, unatercera para los ingenieros, otra para los cuadros superiores, etc.). Se aprenden habilidades (savoir-faire). Pero amismo tiempo, y junto con esas tcnicas y conocimientos, en la escuela se aprenden las reglas del buen uso, esdecir de las conveniencias que debe observar todo agente de la divisin del trabajo, segn el puesto que est

    destinado a ocupar: reglas de moral y de conciencia cvica y profesional, lo que significa en realidad reglas derespeto a la divisin social-tcnica del trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido por la dominacin declase. Se aprende tambin a hablar bien el idioma, a redactar bien, lo que de hecho significa (para los futuroscapitalistas y sus servidores) saber dar rdenes, es decir (solucin ideal), saber dirigirse a los obreros, etctera.Enunciando este hecho en un lenguaje ms cientfico, diremos que la reproduccin de la fuerza de trabajo no sloexige una reproduccin de su calificacin sino, al mismo tiempo, la reproduccin de su sumisin a las reglas del ordenestablecido, es decir una reproduccin de su sumisin a la ideologa dominante por parte de los agentes de la

    explotacin y la represin, a fin de que aseguren tambin por la palabra el predominio de la clase dominante. Enotros trminos, la escuela (y tambin otras instituciones del Estado, como la Iglesia, y otros aparatos como elEjrcito) ensea las habilidades bajo formas que aseguran el sometimiento a la ideologa dominante o el dominio desu prctica. todos los agentes de la produccin, la explotacin y la represin, sin hablar de los profesionales de laideologa (Marx) deben estar compenetrados en tal o cual carcter con esta ideologa para cumplir

    concienzudamente con sus tareas, sea de explotados (los proletarios), de explotadores (los capitalistas), deauxiliares de la explotacin (los cuadros), de grandes sacerdotes de la ideologa dominante (sus funcionarios),etctera.La condicin sine qua non de la reproduccin de la fuerza de trabajo no slo radica en la reproduccin de su

    calificacin sino tambin en la reproduccin de su calificacin sino tambin en la reproduccin de su sometimientoa la ideologa dominante, o de la prctica de esta ideologa, debindose especificar que no basta decir: no

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    solamente sino tambin, pues la reproduccin de la calificacin de la fuerza de trabajo se asegura en y bajo lasformas de sometimiento ideolgico, con lo que reconocemos la presencia eficaz de una nueva realidad: la ideologa.

    Haremos aqu dos observaciones.La primera servir para completar nuestro anlisis de la reproduccin.acabamos de estudiar rpidamente las formas de la reproduccin de las fuerzas productivas, es decir de los mediosde produccin por un lado y de la fuerza de trabajo por el otro.

    Pero no hemos abordado an la cuestin de la reproduccin de las relaciones de produccin. Es ste un problemacrucial de la teora marxista del modo de produccin. Si lo pasramos por alto cometeramos una omisin terica ypeor an, una grave falta poltica. Hablaremos pues de tal cuestin, aunque para poder hacerlo debamos realizarnuevamente un gran desvo. Y como segunda advertencia sealaremos que para hacer ese desvo nos vemosobligados a replantear un viejo problema: qu es una sociedad?Infraestructura y superestructuraYa hemos tenido ocasin (4) de insistir sobre el carcter revolucionario de la concepcin marxista de totalidad socialen lo que la distingue de la totalidad hegeliana. Hemos dicho (y esta tesis slo repeta clebres proposiciones delmaterialismo histrico) que segn Marx la estructura de toda sociedad est constituida por niveles o instanciasarticuladas por una determinacin especfica: la infraestructura o base econmica (unidad de fuerzas productivas yrelaciones de produccin), y la superestructura, que comprende dos niveles o instancias: la jurdico-poltica (elderecho y el Estado) y la ideolgica (las distintas ideologas, religiosa, moral, jurdica, poltica, etctera). Adems desu inters terico-pedaggico (consistente en hacer notar la diferencia que separa a Marx de Hegel), estarepresentacin ofrece una fundamental ventaja terica: permite inscribir en el dispositivo terico de sus conceptosesenciales lo que nosotros hemos llamado su ndice de eficacia respectivo. Qu quiere decir esto? Cualquiera puedeconvencerse fcilmente de que representar la estructura de toda sociedad como un edificio compuesto por una base(infraestructura) sobre la que se levantan los dos pisos de la superestructura constituye una metfora, msexactamente una metfora espacial: la de una tpica (5). Como toda metfora, sta sugiere, hace ver alguna cosaQu cosa? Que los pisos superiores no podran sostenerse (en el aire) por s solos si no se apoyaran precisamentesobre su base.La metfora del edificio tiene pues por objeto representar ante todo la determinacin en ltima instancia por mediode la base econmica. Esta metfora espacial tiene as por resultado afectar a la base con un ndice de eficaciaconocido por la clebre expresin: determinacin en ltima instancia de lo que ocurre en los pisos (de lasuperestructura) por lo que ocurra en la base econmica.A partir de este ndice de eficacia en ltima instancia, los

    pisos de la superestructura se hallan evidentemente afectados por diferentes ndices de eficacia. Qu clase dendices?Se puede decir que los pisos de la superestructura no son determinantes en ltima instancia sino que sondeterminados por la eficacia bsica; que si son determinantes a su manera (no definida an), lo son en tanto estndeterminados por la base. Su ndice de eficacia (o de determinacin), en tanto sta se halla determinada por ladeterminacin en ltima instancia de la base, es pensado en la tradicin marxista bajo dos formas: 1) existe una

    autonoma relativa de la superestructura con respecto a la base; 2) existe una reaccin de la superestructurasobre la base.Podemos decir entonces que la gran ventaja terica de la tpica marxista, y por lo tanto de la metforaespacial del edificio (base y superestructura), consiste a la vez en hacer ver que las cuestiones de determinacin (ondice de eficacia) son fundamentales, y en hacer ver que es la base lo que determina en ltima instancia todo eledificio; por lgica consecuencia, obliga a plantear el problema torico del tipo de eficacia derivada propio de lasuperestructura, es decir, obliga a pensar en lo que la tradicin marxista designa con los trminos conjuntos deautonoma relativa de la superestructura y reaccin de la superestructura sobre la base.El mayor inconveniente deesta representacin de la estructura de toda sociedad con la metfora espacial del edificio radica evidentemente enser metafrica: es decir, en permanecer en el plano de lo descriptivo.Nos parece por lo tanto deseable y posible representar las cosas de otro modo. Entindase bien: no desechamos enabsoluto la metfora clsica, pues ella misma obliga a su superacin. Y no la superamos rechazndola como caduca.Deseamos simplemente tratar de pensar lo que ella nos da bajo la forma de una descripcin. Pensamos que a partirde la reproduccin resulta posible y necesario pensar en lo que caracteriza lo esencial de la existencia y la naturalezade la superestructura. Es suficiente ubicarse en el punto e vista de la reproduccin para que se aclaren muchascuestiones cuya existencia indicaba, sin darles respuesta conceptual, la metfora espacial del edificio. Sostenemoscomo tesis fundamental que slo es posible plantear estas cuestiones (y por lo tanto responderlas) desde el punto devista de la reproduccin.Analizaremos brevemente el Derecho, el Estado y la ideologa desde ese punto de vista. Yvamos a mostrar a la vez lo que pasa desde el punto de vista de la prctica y de la produccin por una parte, y de lareproduccin por la otra.

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    El EstadoLa tradicin marxista es formal: desde el Manifiesto y El 18 Brumario (y en todos los textos clsicos posteriores, antetodo el de Marx sobre La comuna de Pars y el de Lenin sobre El Estado y la Revolucin ) el Estado es concebidoexplcitamente como aparato represivo. El Estado es una mquina de represin que permite a las clases dominantes(en el siglo XIX a la clase burguesa y a la clase de los grandes terratenientes) asegurar su dominacin sobre laclase obrera para someterla al proceso de extorsin de la plusvala (es decir a la explotacin capitalista).El Estado esante todo lo que los clsicos del marxismo han llamado el aparato de Estado. Se incluye en esta denominacin no sloal aparato especializado (en sentido estricto), cuya existencia y necesidad conocemos a partir de las exigencias de laprctica jurdica, a saber la polica los tribunales y las prisiones, sino tambin el ejrcito, que interviene

    directamente como fuerza represiva de apoyo (el proletariado ha pagado con su sangre esta experiencia) cuando lapolica y sus cuerpos auxiliares son desbordados por los acontecimientos, y, por encima de este conjunto, al Jefe deEstado, al Gobierno y la administracin.Presentada en esta forma, la teora marxista-leninista del Estado abarca lo esencial, y ni por un momento sepretende dudar de que all est lo esencial. El aparato de Estado, que define a ste como fuerza de ejecucin y deintervencin represiva al servicio de las clases dominantes, en la lucha de clases librada por la burguesa y susaliados contra el proletariado, es realmente el Estado y define perfectamente su funcin fundamental.De la teora descriptiva a la teora a secasSin embargo, tambin all, como lo sealamos al referirnos a la metfora del edificio (infraestructura ysuperestructura), esta presentacin de la naturaleza del Estado sigue siendo en parte descriptiva.Como vamos a usara menudo este adjetivo (descriptivo), se hace necesaria una explicacin que elimine cualquier equvoco.Cuando, ahablar de la metfora del edificio o de la teora marxista del Estado, decimos que son concepciones orepresentaciones descriptivas de su objeto, no albergamos ninguna segunda intencin crtica. Por el contrario, todohace pensar que los grandes descubrimientos cientficos no pueden dejar de pasar por la etapa de lo que llamamosuna teora descriptiva. Esta sera la primera etapa de toda teora, al menos en el terreno de la ciencia de lasformaciones sociales. Se podra y a nuestro entender se debe encarar esta etapa como transitoria y necesariapara el desarrollo de la teora. Nuestra expresin: teora descriptiva denota tal carcter transitorio empleados elequivalente de una especie de contradiccin. En efecto, el trmino teora choca en parte con el adjetivo

    descriptiva que lo acompaa. Eso quiere decir exactamente: 1) que la teora descriptiva es, sin ninguna duda, ecomienzo ineludible de la teora, pero 2) que la forma descriptiva en que se presenta la teora exige por efectomismo de esta contradiccin un desarrollo de la teora que supere la forma de la descripcin. Aclaremos nuestropensamiento volviendo sobre nuestro objeto presente: el Estado.Cuando decimos que la teora marxista del Estado, que nosotros utilizamos, es en parte descriptiva, esto significaen primer lugar y ante todo que esta teora descriptiva es, sin ninguna duda, el comienzo de la teora marxista delEstado, y que tal comienzo nos da lo esencial, es decir el principio decisivo de todo desarrollo posterior de la teora.Diremos, efectivamente, que la teora descriptiva del Estado es justa, puesto que puede hacer corresponderperfectamente la definicin que ella da de su objeto con la inmensa mayora de hechos observables en el campo quele concierne. As la definicin del Estado como Estado de clase, existente en el aparato represivo de Estado, aclara demanera fulgurante todos los hechos observables en los diversos rdenes de la represin, cualquiera que sea sucampo: desde las masacres de junio de 1848 y de la Comuna de Pars, las del domingo sangriento de mayo de 1905en Petrogrado, de la Resistencia de Charonne, etc., hasta las simples (y relativamente anodinas) intervenciones deuna censura que prohbe La Religiosa de Diderot o una obra de Gatti sobre Franco; aclara todas las formas directaso indirectas de explotacin y exterminio de las masas populares (las guerras imperialistas); aclara esa sutidominacin cotidiana en la cual estalla (por ejemplo en las formas de la democracia poltica) lo que Lenin llamdespus de Marx la dictadura de la burguesa.

    Sin embargo, la teora descriptiva del Estado representa una etapa de la constitucin de la teora que exige a su vezla superacin de tal etapa. Pues est claro que si la definicin en cuestin nos provee de medios para identificar yreconocer los hechos de opresin y conectarlos con el Estado concebido como aparato represivo de Estado, esta

    conexin da lugar a un tipo de evidencia muy especial, al cual tendremos ocasin de referirnos un poco msadelante: S, es as, es muy cierto!...(6) Y la acumulacin de hechos en la definicin del Estado, aunque multiplicasu ilustracin, no hace avanzar realmente esta definicin, es decir, la teora cientfica del Estado. Toda teoradescriptiva corre as el riesgo de bloquear el indispensable desarrollo de la teora. Por esto pensamos que, paradesarrollar esta teora descriptiva en teora a secas, es decir, para comprender mejor los mecanismos del Estado ensu funcionamiento, es indispensable agregar algo a la definicin clsica del Estado como aparato de Estado.Lo esencial de la teora marxista del Estado

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    Es necesario especificar en primer lugar un punto importante: el Estado (y su existencia dentro de su aparato) slotiene sentido en funcin del poder de Estado. Toda la lucha poltica de las clases gira alrededor del EstadoAclaremos: alrededor de la posesin, es decir, de la toma y la conservacin del poder de Estado por cierta clase o poruna alianza de clases o de fracciones de clases. Esta primera acotacin nos obliga a distinguir el poder de Estado(conservacin del poder de Estado o toma del poder de Estado), objetivo de la lucha poltica de clases por una parte,y el aparato de Estado por la otra. Sabemos que el aparato de Estado puede seguir en pie, como lo prueban las

    revoluciones burguesas del siglo XIX en Francia (1830, 1848), los golpes de estado (2 de diciembre de 1851, mayode 1958), las conmociones de estado (cada del Imperio en 1870, cada de la II Repblica en 1940), el ascenso de lapequea-burguesa (1890-1895 en Francia), etctera, sin que el aparato de Estado fuera afectado o modificado;puede seguir en pie bajo acontecimientos polticos que afecten a la posesin del poder de Estado.Aun despus de unarevolucin social como la de 1917, gran parte del aparato de Estado segua en pie luego de la toma del poder por laalianza del proletariado y el campesinado pobre: Lenin lo repiti muchas veces.Se puede decir que esta distincin entre poder de Estado y aparato de Estado forma parte, de manera explcita, de la

    teora marxista del Estado desde el 18 Brumario y las Luchas de clases en Francia, de Marx. Para resumir esteaspecto de la teora marxista del Estado, podemos decir que los clsicos del marxismo siempre han afirmado que:1) el Estado es el aparato represivo de Estado; 2) se debe distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado;3) el objetivo de la lucha de clases concierne al poder de Estado y, en consecuencia, a la utilizacin del aparato deEstado por las clases (o alianza de clases o fracciones de clases) que tienen el poder de Estado en funcin de susobjetivos de clase y 4) el proletariado debe tomar el poder de Estado completamente diferente, proletario, y elaboraren las etapas posteriores un proceso radical, el de la destruccin del Estado (fin del poder de Estado y de todoaparato de Estado).

    Por consiguiente, desde este punto de vista, lo que propondramos que se agregue a la teora marxista de Estado yafigura en ella con todas sus letras. Pero nos parece que esta teora, completada as, sigue siendo todava en partedescriptiva, aunque incluya en lo sucesivo elementos complejos y diferenciales cuyas reglas y funcionamiento nopueden comprenderse sin recurrir a una profundizacin terica suplementaria.Los aparatos ideolgicos del EstadoLo que se debe agregar a la teora marxista del Estado es entonces otra cosa.Aqu debemos avanzar con prudenciaen un terreno en el que los clsicos del marxismo nos precedieron hace mucho tiempo, pero sin haber sistematizadoen forma terica los decisivos progresos que sus experiencias y anlisis implican. En efecto, sus experiencias yanlisis permanecieron ante todo en el campo de la prctica poltica. En realidad, los clsicos del marxismo, en suprctica poltica, han tratado al Estado como una realidad ms compleja que la definicin dada en la teora marxistadel Estado y que la definicin ms completa que acabamos de dar. Ellos reconocieron esta complejidad en suprctica, pero no la expresaron correspondientemente en teora (7). Desearamos tratar de esbozar muyesquemticamente esa teora correspondiente. Con este fin proponemos la siguiente tesis.Para hacer progresar la teora del Estado es indispensable tener en cuenta no slo la distincin entre poder de Estadoy aparato de Estado, sino tambin otra realidad que se manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado, pero que nose confunde con l. Llamaremos a esa realidad por su concepto; los aparatos ideolgicos de Estado.Qu son los aparatos ideolgicos de Estado (AIE)? No se confunden con el aparato (represivo) de Estado. Recordemos que en la teora marxista el aparto de Estado (AE)comprende: el gobierno, la administracin, el ejrcito, la polica, los tribunales, las prisiones, etc., que constituyen loque llamaremos desde ahora el aparato represivo de Estado. Represivo significa que el aparato de Estado en cuestin

    funciona mediante la violencia, por lo menos en situaciones lmite (pues la represin administrativa, por ejemplo,puede revestir formas no fsicas).Designamos con el nombre de aparatos ideolgicos de Estado cierto nmero derealidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas.

    Proponemos una lista emprica de ellas, que exigir naturalmente que sea examinada en detalle, puesta a prueba,rectificada y reordenada. Con todas las reservas que implica esta exigencia podemos por el momento considerarcomo aparatos ideolgicos de Estado las instituciones siguientes (el orden en el cual los enumeramos no tienesignificacin especial):AIE religiosos (el sistema de las distintas Iglesias),AIE escolar (el sistema de las distintas Escuelas, pblicas y privadas),AIE familiar, (8)AIE jurdico, (9)AIE poltico (el sistema poltico del cual forman parte los distintos partidos),AIE sindical,

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    AIE de informacin (prensa, radio, T.V., etc.),AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).Decimos que los AIE no se confunden con el aparato (represivo) de Estado. En qu consiste su diferencia?En un primer momento podemos observar que si existe un aparato (represivo) de Estado, existe una pluralidad deaparatos ideolgicos de Estado. Suponiendo que ella exista, la unidad que constituye esta pluralidad de AIE en uncuerpo no es visible inmediatamente.En un segundo momento, podemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado)pertenece enteramente al dominio pblico, la mayor parte de los aparatos ideolgicos de Estado (en su aparentedispersin) provienen en cambio del dominio privado. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, lasfamilias, algunas escuelas, la mayora de los diarios, las familias, las instituciones culturales, etc., etc.Dejemos delado por ahora nuestra primera observacin. Pero ser necesario tomar en cuenta la segunda y preguntarnos con quderecho podemos considerar como aparatos ideolgicos de Estado instituciones que en su mayora no poseen carcterpblico sino que son simplemente privadas. Gramsci, marxista consciente, ya haba previsto esta objecin. Ladistincin entre lo pblico y lo privado es una distincin interna del derecho burgus, vlida en los dominios(subordinados) donde el derecho burgus ejerce sus poderes. No alcanza al dominio del Estado, pues ste est

    ms all del Derecho: el Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es ni pblico ni privado; por econtrario, es la condicin de toda distincin entre pblico y privado. Digamos lo mismo partiendo esta vez de nuestrosaparatos ideolgicos de Estado. Poco importa si las instituciones que los materializan son pblicas o privadas; loque importa es su funcionamiento. Las instituciones privadas pueden funcionar perfectamente como aparatosideolgicos de Estado. Para demostrarlo bastara analizar un poco ms cualquiera de los AIE.

    Pero vayamos a lo esencial. Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato (represivo) de Estado: elaparato represivo de Estado funciona mediante la violencia, en tanto que los AIE funcionan mediante la ideologa.Rectificando esta distincin, podemos ser ms precisos y decir que todo aparato de Estado, sea represivo oideolgico, funciona a la vez mediante la violencia y la ideologa, pero con una diferencia muy importante queimpide confundir los aparatos ideolgicos de Estado con el aparato (represivo) de Estado. Consiste en que el aparato(represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represin (incluso fsica), como formapredominante, y slo secundariamente con la ideologa. (No existen aparatos puramente represivos.) Ejemplos: eejrcito y la polica utilizan tambin la ideologa, tanto para asegurar su propia cohesin y reproduccin, como por los

    valores que ambos proponen hacia afuera.De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los aparatos ideolgicos de Estadofuncionan masivamente con la ideologa como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situacioneslmite, una represin muy atenuada, disimulada, es decir simblica. (No existe aparato puramente ideolgico.) As laescuela y las iglesias adiestran con mtodos apropiados (sanciones, exclusiones, seleccin, etc.) no slo a sus

    oficiantes sino a su grey. Tambin la familia... Tambin el aparato ideolgico de Estado cultural (la censura, pormencionar slo una forma), etctera.Sera til mencionar que esta determinacin del doble funcionamiento (demodo predominante, de modo secundario) con la represin y la ideologa, segn se trate del aparato (represivo) deEstado o de los aparatos ideolgicos de Estado, permite comprender que se tejan constantemente sutilescombinaciones explcitas o tcitas entre la accin del aparato (represivo) de Estado y la de los aparatos ideolgicosdel Estado? La vida diaria ofrece innumerables ejemplos que habr que estudiar en detalle para superar esta simpleobservacin. Ella, sin embargo, nos encamina hacia la comprensin de lo que constituye la unidad del cuerpo, aparentementedispar, de los AIE. Si los AIE funcionan masivamente con la ideologa como forma predominante, lo que unifica sudiversidad es ese mismo funcionamiento, en la medida en que la ideologa con la que funcionan, en realidad estsiempre unificada, a pesar de su diversidad y sus contradicciones, bajo la ideologa dominante, que es la de la clasedominante. Si aceptamos que, en principio, la clase dominante tiene el poder del Estado (en forma total o, lo mscomn, por medio de alianzas de clases o de fracciones de clases) y dispone por lo tanto del aparato (represivo) deEstado, podremos admitir que la misma clase dominante sea parte activa de los aparatos ideolgicos de Estado, en lamedida en que, en definitiva, es la ideologa dominante la que se realiza, a travs de sus contradicciones, en losaparatos ideolgicos de Estado. Por supuesto que es muy distinto actuar por medio de leyes y decretos en el aparato(represivo) de Estado y actuar por intermedio de la ideologa dominante en los aparatos ideolgicos de Estado.Sera necesario detallar esa diferencia que, sin embargo, no puede enmascarar la realidad de una profunda identidadPor lo que sabemos, ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer amismo tiempo su hegemona sobre y en los aparatos ideolgicos de Estado. Ofrezco al respecto una sola prueba yejemplo: la preocupacin aguda de Lenin por revolucionar el aparato ideolgico de Estado en la enseanza (entreotros) para permitir al proletariado sovitico, que se haba adueado del poder de Estado, asegurar el futuro de ladictadura del proletariado y el camino al socialismo (10).

    http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(10%5C)%23%5C(10%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(10%5C)%23%5C(10%5C)
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    Esta ltima observacin nos pone en condiciones de comprender que los aparatos ideolgicos de Estado pueden noslo ser objeto sino tambin lugar de la lucha de clases, y a menudo de formas encarnizadas de lucha de clases. laclase (o la alianza de clases) en el poder no puede imponer su ley en los aparatos ideolgicos de Estado tanfcilmente como en el aparato ideolgicos de Estado tan fcilmente como en el aparato (represivo) de Estado, no sloporque las antiguas clases dominantes pueden conservar en ellos posiciones fuertes durante mucho tiempo, sinoadems porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar el medio y la ocasin de expresarse en ellos,ya sea utilizando las contradicciones existentes, ya sea conquistando all posiciones de combate mediante la lucha(11).Puntualicemos nuestras observaciones:Si la tesis que hemos propuesto es vlida, debemos retomar, determinndola en un punto, la teora marxista clsicadel Estado. Diremos que es necesario distinguir el poder de Estado (y su posesin por...) por un lado, y el aparato deEstado por el otro. Pero agregaremos que el aparato de Estado comprende dos cuerpos: el de las instituciones querepresentan el aparato represivo de Estado por una parte, y el de las instituciones que representan el cuerpo de losaparatos ideolgicos de Estado por la otra.Pero, si esto es as, no puede dejar de plantearse, aun en el estado muysomero de nuestras indicaciones, la siguiente cuestin: cul es exactamente la medida del rol de los aparatosideolgicos de Estado? Cul puede ser el fundamento de su importancia? En otras palabras: a qu corresponde la

    funcin de esos aparatos ideolgicos de Estado, que no funcionan con la represin sino con la ideologa?Sobre la reproduccin de las relaciones de produccinPodemos responder ahora a nuestra cuestin central, que hemos dejado en suspenso muchas pginas atrs: cmo

    se asegura la reproduccin de las relaciones de produccin? En lenguaje tpico (infraestructura, superestructura)diremos: est asegurada en gran parte (12) por la superestructura jurdico-poltica e ideolgica.Pero dado que hemosconsiderado indispensable superar ese lenguaje todava descriptivo, diremos: est asegurada, en gran parte, por elejercicio del poder de Estado en los aparatos de Estado, por u n lado el aparato (represivo) de Estado, y por el otrolos aparatos ideolgicos de Estado.Se deber tener muy en cuenta lo dicho precedentemente y que reunimos ahorabajo las tres caractersticas siguientes:1) Todos los aparatos de Estado funcionan a la vez mediante la represin y la ideologa, con la diferencia de que elaparato (represivo) de Estado funciona masivamente con la represin como forma predominante, en tanto que losaparatos ideolgicos de Estado funcionan masivamente con la ideologa como forma predominante.2) En tanto que el aparato (represivo) de Estado constituye un todo organizado cuyos diferentes miembros estncentralizados bajo una unidad de mando la de la poltica de lucha de clases aplicada por los representantes polticos

    de las clases dominantes que tienen el poder de Estado los aparatos ideolgicos de Estado son mltiples, distintos,relativamente autnomos y susceptibles de ofrecer un campo objetivo a contradicciones que, bajo formas unasveces limitadas, otras extremas, expresan los efectos de los choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha declases proletaria, as como sus formas subordinadas.3) En tanto que la unidad del aparato (represivo) de Estado est asegurada por su organizacin centralizada yunificada bajo la direccin de representantes de las clases en el poder, que ejecutan la poltica de lucha de clases enel poder, la unidad entre los diferentes aparatos ideolgicos de Estado est asegurada, muy a menudo en formascontradictorias, por la ideologa dominante, la de la clase dominante.Si se tienen en cuenta estas caractersticas, se puede entonces representar la reproduccin de las relaciones deproduccin (13), de acuerdo con una especie de divisin del trabajo, de la manera siguiente. El rol del apartorepresivo de Estado consiste esencialmente en tanto aparato represivo, en asegurar por la fuerza (sea o no fsica) lascondiciones polticas de reproduccin de las relaciones de produccin que son, en ltima instancia, relaciones deexplotacin. El aparato de Estado no solamente contribuye en gran medida a su propia reproduccin (existen en elEstado capitalista dinastas de hombres polticos, dinastas de militares, etc.) sino tambin, y sobre todo, aseguramediante la represin (desde la fuerza fsica ms brutal hasta las ms simples ordenanzas y prohibicionesadministrativas, la censura abierta o tcita, etc.) las condiciones polticas de la actuacin de los aparatos ideolgicosde Estado.Ellos, en efecto, aseguran en gran parte, tras el escudo del aparato represivo de Estado, la reproduccinmisma de las relaciones de produccin. Es aqu donde interviene masivamente el rol de la ideologa dominante, la dela clase dominante se asegura la armona (a veces estridente) entre el aparato represivo de Estado y los aparatosideolgicos de Estado y entre los diferentes aparatos ideolgicos de Estado. Nos vemos llevados as a encarar lahiptesis siguiente, en funcin de la diversidad de los aparatos ideolgicos de Estado en su rol nico por ser comn de reproducir las relaciones de produccin.

    http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(11%5C)%23%5C(11%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(12%5C)%23%5C(12%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(13%5C)%23%5C(13%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(11%5C)%23%5C(11%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(12%5C)%23%5C(12%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(13%5C)%23%5C(13%5C)
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    En efecto, hemos enumerado en las formaciones sociales capitalistas contemporneas una cantidad relativamenteelevada de aparatos ideolgicos de Estado: el aparato escolar, el aparato religioso, el aparato familiar, el aparatopoltico, el aparato sindical, el aparato de informacin, el aparato cultural, etctera.Ahora bien, en las formacionessociales del modo de produccin servil (comnmente llamado feudal) comprobamos que, aunque existe (no slo apartir de la monarqua absoluta sino desde los primeros estados antiguos conocidos) un aparato represivo de Estadonico, formalmente muy parecido al que nosotros conocemos, la cantidad de aparatos ideolgicos de Estado es menory su individualidad diferente. Comprobamos, por ejemplo, que la Iglesia (aparato ideolgico de Estado religioso) en laEdad Media acumulaba numerosas funciones (en especial las escolares y culturales) hoy atribuidas a muchos aparatosideolgicos de Estado diferentes, nuevos con respecto al que evocamos. Junto a la Iglesia exista el aparato ideolgicode Estado familiar, que cumpla un considerable rol, no comparable con el que cumple en las formaciones sociales

    capitalistas. A pesar de las apariencias, la iglesia y la familia no eran los nicos aparatos ideolgicos de Estado.Exista tambin un aparato ideolgicos de Estado poltico (los Estados Generales, el Parlamento, las distintas faccionesy ligas polticas, antecesoras de los partidos polticos modernos, y todo el sistema poltico de comunas libres, luego delas ciudades). Exista asimismo un poderoso aparato ideolgico de Estado pre-sindical, si podemos arriesgar estaexpresin forzosamente anacrnica (las poderosas cofradas de comerciantes, de banqueros, y tambin lasasociaciones de compagnons*, etctera). Las ediciones y la informacin tambin tuvieron un innegable desarrollo, ascomo los espectculos, al comienzo partes integrantes de la iglesia y luego cada vez ms independientes de ella.Ahora bien, es absolutamente evidente que en el perodo histrico pre-capitalista que acabamos de examinar agrandes rasgos, exista un aparato ideolgico de Estado dominante, la Iglesia, que concentraba no slo las funcionesreligiosas sino tambin las escolares y buena parte de las funciones de informacin y cultura. Si toda la luchaideolgica del siglo XVI al XVII, desde la primera ruptura de la Reforma, se concentr en la lucha anticlerical yantirreligiosa, ello no sucedi por azar sino a causa de la posicin dominante del aparato ideolgico de Estadoreligioso.La revolucin francesa tuvo ante todo por objetivo y resultado no slo trasladar el poder de Estado de laaristocracia feudal a la burguesa capitalista-comercial, romper parcialmente el antiguo aparato represivo de Estado yreemplazarlo por uno nuevo (el ejrcito nacional popular, por ejemplo), sino tambin atacar el aparato ideolgico deEstado nmero uno, la Iglesia. De all la constitucin civil del clero, la confiscacin de los bienes de la Iglesia y lacreacin de nuevos aparatos ideolgicos de Estado para reemplazar el aparato ideolgico de Estado religioso en su rodominante.Naturalmente, las cosas no fueron simples: lo prueba el concordato, la restauracin, y la larga lucha declases entre la aristocracia terrateniente y la burguesa industrial durante todo el siglo XIX para imponer la hegemonaburguesa sobre las funciones desempeadas hasta entonces por la iglesia, ante todo en la escuela. Puede decirse quela burguesa se apoy en el nuevo aparato ideolgico de Estado poltico, democrtico-parlamentario, implantado enlos primeros aos de la Revolucin, restaurado luego por algunos meses, despus de largas y violentas luchas, en1848, y durante decenas de aos despus de la cada del Segundo Imperio, para dirigir la lucha contra la Iglesia yapoderarse de sus funciones ideolgicas, en resumen, para asegurar no slo su hegemona poltica sino tambin lahegemona ideologa indispensable para la reproduccin de las relaciones capitalistas de produccin. Por esto noscreemos autorizados para ofrecer la tesis siguiente, con todos los riesgos que implica. Pensamos que el aparatoideolgico de Estado que ha sido colocado en posicin dominante en las formaciones capitalistas maduras, comoresultado de una violenta lucha de clase poltica e ideolgica contra el antiguo aparato ideolgico de Estadodominante, es el aparato ideolgico escolar.Esta tesis puede parecer paradjica, si es cierto que cualquier personaacepta dada la representacin ideolgica que la burguesa quera darse a s misma y dar a las clases que explotaque el aparato ideolgico de Estado dominante en las formaciones sociales capitalistas no es la escuela sino elaparato de Estado poltico, es decir, el rgimen de democracia parlamentaria combinado del sufragio universal y lasluchas partidarias.No obstante, la historia, incluso la historia reciente, demuestra que la burguesa pudo y puede adaptarseperfectamente a aparatos ideolgicos de Estado polticos distintos de la democracia parlamentaria: el Primer ySegundo Imperio, la Monarqua Constitucional (Luis XVIII, Carlos X), la Monarqua parlamentaria (Luis Felipe), lademocracia presidencial (de Gaulle), por hablar slo de Francia. En Inglaterra las cosas son todava ms evidentes. Larevolucin fue all particularmente lograda desde el punto de vista burgus ya que, contrariamente a lo ocurrido enFrancia donde la burguesa, a causa de la necedad de la pequea nobleza, tuvo que aceptar su elevacin al poder

    por intermedio de jornadas revolucionarias plebeyas y campesinas, que le costaron terriblemente caras, laburguesa inglesa pudo llegar a un acuerdo con la aristocracia y compartir con ella el poder de Estado y el uso deaparato de Estado durante mucho tiempo (paz entre todos los hombres de buena voluntad de las clasesdominantes!). En Alemania las cosas son an ms asombrosas, pues la burguesa imperialista hizo su estruendosaentrada en la historia (antes de atravesar la Repblica de Weimar y entregarse al nazismo), bajo un aparatoideolgico de Estado poltico en el que los junkers imperiales (Bismark es el smbolo), su ejrcito y su polica leservan de escudo y de equipo dirigente. Por eso creemos tener buenas razones para pensar que detrs defuncionamiento de su aparato ideolgico de Estado poltico, que ocupaba el primer plano, lo que la burguesa pone enmarcha como aparato ideolgico de Estado nmero uno, y por lo tanto dominante, es el aparato escolar quereemplaz en sus funciones al antiguo aparato ideolgico de Estado dominante, es decir, la Iglesia. Se podraagregar: la pareja Escuela-Familia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia.

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    Por qu el aparato escolar es realmente el aparato ideolgico de Estado dominante en las formacionessociales capitalistas y cmo funciona?Por ahora nos limitaremos a decir que:1) Todos los aparatos ideolgicos de Estado, sean cuales fueren, concurren al mismo resultado: la reproduccin de lasrelaciones de produccin, es decir, las relaciones capitalistas de explotacin.2) Cada uno de ellos concurre a ese resultado nico de la manera que le es propia: el aparato poltico sometiendo a

    los individuos a la ideologa poltica de Estado, la ideologa democrtica, indirecta (parlamentaria) o directa(plebiscitaria o fascista); el aparato de informacin atiborrando a todos los ciudadanos mediante la prensa, la radio,la televisin, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etctera. Lo mismo sucede conel aparato cultural (el rol de los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etctera; el aparato religiosorecordando en los sermones y en otras grandes ceremonias de nacimiento, casamiento o muerte que el hombre sloes polvo, salvo que sepa amar a sus hermanos hasta el punto de ofrecer su otra mejilla a quien le abofete laprimera. El aparato familiar..., no insistimos ms. 3) Este concierto est dominado por una partitura nica,ocasionalmente perturbada por contradicciones, las de restos de las antiguas clases dominantes, las de proletarios ysus organizaciones: la partitura de la ideologa de la clase actualmente dominante que integra en su msica losgrandes temas del humanismo de los ilustres antepasados que, antes del cristianismo, hicieron el milagro griego ydespus la grandeza de Roma, la ciudad eterna, y los temas del inters, particular y general, etc., nacionalismo,moralismo y economismo.4) No obstante, un aparato ideolgico de Estado cumple muy bien el rol dominante de ese concierto, aunque no se

    presten odos a su msica: tan silenciosa es! Se trata de la Escuela.Toma a su cargo a los nios de todas las clases sociales desde el jardn de infantes, y desde el jardn de infantes lesinculca con nuevos y viejos mtodos, durante muchos aos, precisamente aquellos en los que el nio, atrapadoentre el aparato de Estado-familia y el aparato de Estado-escuela, es ms vulnerable habilidades recubiertas porla ideologa dominante (el idioma, el clculo, la historia natural, las ciencias, la literatura) o, ms directamente, laideologa dominante en estado puro (moral, instruccin cvica, filosofa).Hacia el sexto ao, una gran masa de nioscae en la produccin: son los obreros o los pequeos campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable contina:bien que mal se encamina y termina por cubrir puestos de pequeos y medianos cuadros, empleados, funcionariospequeos y medianos, pequeo-burgueses de todo tipo.Una ltima parte llega a la meta, ya sea para caer en la semidesocupacin intelectual, ya para proporcionar, ademsde los intelectuales del trabajador colectivo, los agentes de la explotacin (capitalistas, empresarios), los agentes de

    la represin (militares, policas, polticos, administradores, etc.) y los profesionales de la ideologa (sacerdotes detodo tipo, la mayora de los cuales son laicos convencidos).Cada grupo est prcticamente provisto de la ideologa que conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases:rol de explotado (con conciencia profesional, moral, cvica, nacional y apoltica altamente desarrollada); rolde agente de la explotacin (saber mandar y hablar a los obreros: las relaciones humanas); de agentes de larepresin (saber mandar y hacerse obedecer sin discutir o saber manejar la demagogia de la retrica de losdirigentes polticos), o de profesionales de la ideologa que saben tratar a las conciencias con el respeto, es decir eldesprecio, el chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de la Moral, la Virtud, la Trascendencia,la Nacin, el rol de Francia en el Mundo, etctera.Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignacin, sumisin por una parte, y por otracinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien decir y habilidad) se ensean tambin en la familia, laiglesia, el ejrcito, en los buenos libros, en los filmes, y hasta en los estadios. Pero ningn aparato ideolgico deEstado dispone durante tantos aos de la audiencia obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...), 5 a 6 das sobre 7 arazn de 8 horas diarias, de formacin social capitalista. Ahora bien, con el aprendizaje de algunas habilidadesrecubiertas en la inculcacin masiva de la ideologa de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relacionesde produccin de una formacin social capitalista, es decir, las relaciones de explotados a explotadores y deexplotadores a explotados. Naturalmente, los mecanismos que producen este resultado vital para el rgimencapitalista estn recubiertos y disimulados por una ideologa de la escuela universalmente reinante, pues sta es unade las formas esenciales de la ideologa burguesa dominante: una ideologa que representa a la escuela como unmedio neutro, desprovisto de ideologa (puesto que es... laico), en el que maestros respetuosos de la conciencia y la

    libertad de los nios que les son confiados (con toda confianza) por sus padres (que tambin son libres, es decir,propietarios de sus hijos), los encaminan hacia la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos mediante supropio ejemplo, los conocimientos, la literatura y sus virtudes liberadoras.

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    Pido perdn por esto a los maestros que, en condiciones espantosas, intentan volver contra la ideologa, contra elsistema y contra las prcticas de que son prisioneros, las pocas armas que puedan hallar en la historia y el saber queellos ensean. Son una especie de hroes. Pero no abundan, y muchos (la mayora) no tienen siquiera la msremota sospecha del trabajo que el sistema (que los rebasa y aplasta) les obliga a realizar y, peor an, ponen todosu empeo e ingenio para cumplir con la ltima directiva (los famosos mtodos nuevos!). Estn tan lejos deimaginrselo que contribuyen con su devocin a mantener y alimentar, esta representacin ideolgica de la escuela,que la hace tan natural e indispensable, y hasta bienhechora, a los ojos de nuestros contemporneos como laiglesia era natural, indispensable y generosa para nuestros antepasados hace algunos siglos. En realidad, la iglesiaes reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato ideolgico de Estado dominante. Est combinada con lafamilia, como antes lo estuvo la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes,

    que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la crisis que conmueve al sistemafamiliar (ya anunciada en el Manifiesto ), tiene un sentido poltico si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia constituye el aparato ideolgico de Estado dominante, aparato que desempea un rol determinante en lareproduccin de las relaciones de produccin de un modo de produccin amenazado en su existencia por la lucha declases mundial.Acerca de la ideologaAl enunciar el concepto de aparato ideolgico de Estado, al decir que los AIE funcionan con la ideologa, invocamosuna realidad: la ideologa, de la que es necesario decir algunas palabras. Se sabe que la expresin ideologa fueforjada por Cabanis, Destutt de Tracy y sus amigos, quienes le asignaron por objeto la teora (gentica) de las ideas.Cuando Marx retoma el trmino cincuenta aos despus le da, desde sus obras de juventud, un sentido muy distinto.La ideologa pasa a ser el sistema de ideas, de representaciones, que domina el espritu de un hombre o un grupo

    social. La lucha ideolgico-poltica llevada por Marx desde sus artculos de la Gaceta Renana deba confrontarlo muypronto con esta realidad y obligarlo a profundizar sus primeras intuiciones.Sin embargo, tropezamos aqu con una paradoja sorprendente. Todo pareca llevar a Marx a formular una teora de laideologa. De hecho, despus de los Manuscritos del 44 la Ideologa alemana nos ofrece una teora explcita de laideologa, pero... no es marxista (lo veremos enseguida). En cuanto a El Capital, si bien contiene muchas indicacionespara una teora de las ideologas (la ms visible: la ideologa de los economistas vulgares), no contiene esta teoramisma; ella depende en gran parte de una teora de la ideologa en general. Deseara correr el riesgo de proponer unprimer y muy esquemtico esbozo. Las tesis que voy a enunciar no son por cierto improvisadas, pero slo pueden sersostenidas y probadas, es decir confirmadas o rectificadas, por estudios y anlisis ms profundos.La ideologa no tiene historiaUna advertencia para exponer la razn de principio que, a mi parecer, si bien no fundamenta, por lo menos autorizael proyecto de una teora de la ideologa en general y no de una teora de las ideologas particulares, que siempreexpresan, cualquiera que sea su forma (religiosa, moral, jurdica, poltica), posiciones de clase. Evidentemente, sernecesario emprender una teora de las ideologas bajo la doble relacin que acaba de sealarse. Se ver entonces queuna teora de las ideologas se basa en ltima instancia en la historia de las formaciones sociales, por lo tanto de losmodos de produccin combinados en sta y de las luchas de clases que en ellas se desarrollan. Resulta claro en esesentido que no puede tratarse de una teora e las ideologas en general, pues las ideologas (definidas bajo la doblerelacin indicada: particular y de clase) tienen una historia cuya determinacin, aunque les concierne, en ltimainstancia se halla sin duda situada fuera de las ideologas exclusivamente.En cambio, si puedo presentar el proyectode una teora de la ideologa en general, y si esta teora es uno de los elementos del cual dependen las teoras de lasideologas, esto implica una proposicin de apariencia paradjica, que enunciar en los siguientes trminos: laideologa no tiene historia.Es sabido que esa frmula figura con toda sus letras en un pasaje de la Ideologa alemana.Marx la enuncia al referirse a la metafsica que, dice, no tiene ms historia que la moral (sobreentendido: y que lasotras formas de la ideologa).En la Ideologa alemana esta frmula aparece en un contexto claramente positivista. La ideologa es concebida comopura ilusin, puro sueo, es decir, nada. Toda su realidad est fuera de s misma. La ideologa es pensada por lo tantocomo una construccin imaginaria cuyo estatuto terico del sueo en los autores anteriores a Freud. Para estosautores, el sueo era el resultado puramente imaginario, es decir nulo, de residuos diurnos presentados bajo unacomposicin y un orden arbitrarios, adems a veces invertidos y, resumiendo, en desorden. para ellos el sueoera lo imaginario vaco y nulo, bricol arbitrariamente, con los ojos cerrados, con residuos de la nica realidad plena ypositiva, la del da. Este es exactamente el estatuto de la filosofa y de la ideologa en la Ideologa alemana (puestoque la filosofa es la ideologa por excelencia).La ideologa es pues para Marx un bricolage imaginario, un puro sueo,vaco y vano, constituido con los residuos diurnos de la nica realidad plena y positiva, la de la historia, concreta deindividuos concretos, materiales, que producen materialmente su existencia. En este sentido, en la Ideologa alemanala ideologa no tiene historia; su historia est fuera de ella, all donde existe la nica historia existente, la de los

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    individuos concretos, etc. La tesis de que la ideologa no tiene historia es en la Ideologa alemana una tesispuramente negativa ya que significa a la vez;1) La ideologa no es nada en tanto que es puro sueo (fabricado no se sabe por qu potencia, a menos que lo seapor la alienacin de la divisin del trabajo, pero en tal caso tambin se trata de una determinacin negativa ).2) La ideologa no tiene historia, lo cual no quiere decir en absoluto que no tenga historia (al contrario, puesto que noes ms que el plido reflejo, vaco e invertido, de la historia real), sino que no tiene historia propia. Ahora bien, latesis que deseo defender, retomando formalmente los trminos de la Ideologa alemana (la ideologa no tienehistoria), es radicalmente diferente de la tesis positivista-historicista de la Ideologa alemana. Por una parte, puedosostener que las ideologas tienen una historia propia (aunque est determinada en ltima instancia por la lucha declases); y, por otra, puedo sostener al mismo tiempo que la ideologa en general no tiene historia, pero no en unsentido negativo (su historia est fuera de ella), sino en un sentido absolutamente positivo.Este sentido es positivo srealmente es propio de la ideologa el estar dotada de una estructura y un funcionamiento tales que la constituyen enuna realidad no-histrica, es decir omnihistrica, en el sentido en que esa estructura y ese funcionamiento, bajo unamisma forma, inmutable, estn presentes en lo que se llama la historia toda, en el sentido en que el Manifiesto definela historia como historia de la lucha de clases, es decir, como historia de las sociedades de clases.Para proveer aqu un hito terico, retomando esta vez el ejemplo del sueo segn la concepcin freudiana, dir quenuestra proposicin (la ideologa no tiene historia) puede y debe de una manera que no tiene nada de arbitrariasino que, por el contrario, es tericamente necesaria, pues existe un lazo orgnico entre las dos proposiciones serpuesta en relacin directa con aquella proposicin de Freud que afirma que el inconsciente es eterno, o sea, que notiene historia.Si eterno no quiere decir trascendente a toda historia (temporal), sino omnipresente, transhistrico y,por lo tanto, inmutable en su forma en todo el transcurso de la historia, yo retomar palabra por palabra la expresinde Freud y escribir: la ideologa es eterna, igual que el inconsciente, y agregar que esta comparacin me parecetericamente justificada por el hecho de que la eternidad del inconsciente est en relacin con la eternidad de laideologa en general.He aqu por qu me creo autorizado, al menos presuntamente, para proponer una teora de laideologa en general, en el sentido en que Freud present una teora del inconsciente en general. Para simplificar laexpresin, teniendo en cuenta lo dicho sobre las ideologas ser conveniente emplear la palabra ideologa a secaspara designar la ideologa en general, de la cual acabo de decir que no tiene historia o, lo que es igual, que es eterna,es decir, omnipresente bajo su forma inmutable, en toda la historia (= la historia de las formaciones socialesincluyendo las clases sociales). En efecto, me limito provisoriamente a las sociedades de clase y a su historia.La ideologa es una representacin de la relacin imaginaria de los individuos con sus condicionesreales de existenciaPara abordar la tesis central sobre la estructura y el funcionamiento de la ideologa, deseo presentar primeramentedos tesis, una negativa y otra positiva. La primera se refiere al objeto representado bajo la forma imaginaria de laideologa, la segunda a la materialidad de la ideologa.Tesis 1: la ideologa representa la relacin imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia.Comnmente se dice de las ideologas religiosa, moral, jurdica, poltica, etc. que son otras tantas concepciones delmundo. Por supuesto se admite, a menos que se viva una de esas ideologas como la verdad (por ejemplo si se

    cree en Dios, el Deber, la Justicia, etc.), que esa ideologa de la que se habla desde el punto de vista crtico,examinndola como un etnlogo lo hace con los mitos de una sociedad primitiva, que esas concepciones delmundo son en gran parte imaginarias, es decir, que no corresponden a la realidad. Sin embargo, aun admitiendoque no correspondan a la realidad, y por lo tanto que constituyan una ilusin, se admite que aluden a la realidad, yque basta con interpretarlas para encontrar en su representacin imaginaria del mundo la realidad misma de esemundo (ideologa = ilusin/alusin ).Existen diferentes tipos de interpretacin: los ms conocidos son el mecanicista,corriente en el siglo XVII (Dios es la representacin imaginaria del Rey real), y la interpretacin hermenuticainaugurada por los primeros Padres de la Iglesia y adoptada por Feuerbach y la escuela teolgico-filosfica surgida del, ejemplificada por el telogo Barth. (Para Feuerbach, por ejemplo, Dios es la esencia del Hombre real.) Voy a loesencial al decir que, con tal que se interprete la transposicin (y la inversin) imaginaria de la ideologa, se llega a laconclusin de que en la ideologa los hombres se representan en forma imaginaria sus condiciones reales deexistencia.Lamentablemente, esta interpretacin deja en suspenso un pequeo problema: por qu los hombres necesitanesta transposicin imaginaria de sus condiciones reales de existencia para representarse sus condiciones deexistencia reales?La primera respuesta (la del siglo VIII) propone una solucin simple: ello es culpa de los Curas o delos Dspotas que forjaron las Bellas mentiras para que los hombres, creyendo obedecer a Dios, obedezcan en

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    realidad a los Curas o a los Dspotas, por lo general aliados en la impostura, ya que los Curas se hallan al servicio delos Dspotas o viceversa, segn la posicin poltica de dichos tericos. Existe pues una causa de la transposicinimaginaria de las condiciones reales de existencia: la existencia de un pequeo grupo de hombres cnicos que basansu dominacin y explotacin del puebloen una representacin falseada del mundo que han imaginado paraesclavizar los espritus mediante el dominio de su imaginacin.La segunda respuesta (la de Feuerbach, adoptada al pie de la letra por Marx en sus Obras de juventud ) es ms

    profunda, pero igualmente falsa. Tambin ella busca y encuentra una causa de la transposicin y la deformacinimaginaria de las condiciones reales de existencia de los hombres (en una palabra, de la alienacin en lo imaginariode la representacin de las condiciones de existencia de los hombres). Esta causa no son ya los curas ni los dspotas,

    ni su propia imaginacin activa y la imaginacin pasiva de sus vctimas. Esta causa es la alienacin material que reinaen las condiciones de existencia de los hombres mismos. Es as como Marx defiende en la Cuestin juda y otras obrasla idea feuerbachiana de que los hombres se forman una representacin alienada (=imaginaria) de sus condiciones deexistencia porque esas condiciones son alienantes (en los Manuscritos del 44, porque esas condiciones estndominadas por la esencia de la sociedad alienada: el trabajo alienado ).Todas estas interpretaciones toman al pie de la letra la tesis que suponen y sobre la cual se basan: que en larepresentacin imaginaria del mundo que se encuentra en una ideologa estn reflejadas las condiciones de existenciade los hombres, y por lo tanto su mundo real. Ahora bien, repito aqu una tesis que ya he anticipado: no son suscondiciones reales de existencia, su mundo real, lo que los hombres se representan en la ideologa sino que lorepresentado es ante todo la relacin que existe entre ellos y las condiciones de existencia. Tal relacin es el puntocentral de toda representacin ideolgica y por lo tanto imaginaria del mundo real. En esa relacin est contenida la"causa' que debe dar cuenta de la deformacin imaginaria de la representacin ideolgica del mundo real O ms bien,

    para dejar en suspenso el lenguaje causal, es necesario emitir la tesis de que es la naturaleza imaginaria de esarelacin la que sostiene toda la deformacin imaginaria que se puede observar (si no se vive en su verdad) en todaideologa.Para utilizar un lenguaje marxista, si bien aceptamos que la representacin de las condiciones reales deexistencia de los individuos que se desempean como agentes de la produccin, de la explotacin, de la represin, dela ideologizacin y de la prctica cientfica, est determinada en ltima instancia por las relaciones de produccin y lasrelaciones derivadas de ellas, diremos lo siguiente: toda ideologa, en su formacin necesariamente imaginaria norepresenta las relaciones de produccin existentes (y las otras relaciones que de all derivan) sino ante todo larelacin (imaginaria) de los individuos con las relaciones de produccin y las relaciones que de ella resultan. En laideologa no est representado entonces el sistema de relaciones reales que gobiernan la existencia de los individuos,sino la relacin imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven.Si esto es as, la pregunta sobre lacausa de la deformacin imaginaria de las relaciones reales en la ideologadesaparece y debe ser reemplazada por otra: por qu la representacin dada a los individuos de su relacin(individual) con las relaciones sociales que gobiernan sus condiciones de existencia y su vida colectiva e individual es

    necesariamente imaginaria? Y cul es la naturaleza de este ente imaginario? La cuestin as planteada halla solucinen la existencia de una camarilla(14)de individuos (curas o dspotas) autores de la gran mistificacin ideolgica, obien en el carcter alienado del mundo real. Veremos el porqu al desarrollar nuestra exposicin. Por el momento, noiremos ms lejos.Tesis 2: la ideologa tiene una existencia material.Ya hemos tocado esta tesis al decir que las ideas o representaciones, etc. de las que parece compuesta laideologa, no tienen existencia ideal, idealista, espiritual, sino material. Hemos sugerido incluso que la existenciaideal, idealista, espiritual de las ideas deriva exclusivamente de una ideologa de la idea y de la ideologa y,agreguemos, de una ideologa de lo que parece fundar esta concepcin desde la aparicin de las ciencias, es decir,lo que practican las ciencias se representan, en su ideologa espontnea, como las ideas, verdaderas o falsas. Porsupuesto que esta tesis, presentada bajo la forma de una afirmacin, no est demostrada. Pedimos solamente que sele conceda, digamos en nombre del materialismo, un juicio previo simplemente favorable. Para su demostracinseran necesarios extensos razonamientos.En efecto, para avanzar en nuestro anlisis de la naturaleza de la ideologanecesitamos una tesis presuntiva de la existencia no espiritual sino material de las ideas u otras representacionesO nos es simplemente til para que aparezca ms claramente lo que todo anlisis ms o menos serio de una ideologacualquiera muestra inmediatamente de manera emprica a todo observador, aun al que no posea gran sentido crtico.Cuando nos referimos a los aparatos ideolgicos de Estado y a sus prcticas, hemos dicho que todos ellos son larealizacin de una ideologa (ya que la unidad de esas diferentes ideologas particulares religiosa, moral, jurdica,poltica, esttica, etc. est asegurada por su subordinacin a la ideologa dominante). Retomamos esta tesis: en unaparato y su prctica, o sus prcticas, existe siempre una ideologa. Tal existencia es material. Por supuesto, laexistencia material de la ideologa en un aparato y sus prcticas no posee la misma modalidad que la existenciamaterial de una baldosa o un fusil. Pero aun con riesgo de que se nos tilde de neoaristotlicos (sealemos que Marx

    http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(14%5C)%23%5C(14%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(14%5C)%23%5C(14%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(14%5C)%23%5C(14%5C)
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    senta gran estima por Aristteles) diremos que la materia se dice en varios sentidos o ms bien que existe bajodiferentes modalidades, todas en ltima instancia arraigadas en la materia fsica.Dicho esto, veamos lo que pasa en los individuos que viven en la ideologa, o sea con una representacindeterminada del mundo (religiosa, moral, etc.) cuya deformacin imaginaria depende de su relacin imaginaria consus condiciones de existencia, es decir, en ltima instancia, con las relaciones de produccin y de clase (ideologa =relacin imaginaria con las relaciones reales). Diremos que esta relacin est dotada de existencia material. He aquentonces lo que se puede comprobar. Un individuo cree en Dios, o en el Deber, o en la Justicia, etctera. Tal creenciadepende (para todo el mundo, o sea, para todos los que vive en una representacin ideolgica de la ideologa, quereduce la ideologa a ideas dotadas por definicin de existencia espiritual) de las ideas de dicho individuo, por lo

    tanto, de l mismo en tanto sujeto poseedor de una conciencia en la cual estn contenidas las ideas de su creencia. Atravs de lo cual, es decir, mediante el dispositivo conceptual perfectamente ideolgico as puesto en juego (elsujeto dotado de una conciencia en la que forma o reconoce libremente las ideas en que cree), el comportamiento(material) de dicho sujeto deriva de l naturalmente.El individuo en cuestin se conduce de tal o cual manera, adopta tal o cual comportamiento prctico y, adems,participa de ciertas prcticas reguladas, que son las del aparato ideolgico del cual dependen las ideas que l haelegido libremente, con toda conciencia, en su calidad de sujeto. Si cree en Dios, va a la iglesia para asistir a la misa,se arrodilla, reza, se confiesa, hace penitencia (antes sta era material en el sentido corriente del trmino)ynaturalmente se arrepiente, y contina, etc. Si cree en el deber tendr los comportamientos correspondientes,inscritos en prcticas rituales conformes a las buenas costumbres. si cree en la justicia, se someter sin discutir alas reglas del derecho, podr incluso protestar cuando sean violadas, firmar petitorios, tomar parte en unamanifestacin, etctera.Comprobamos en todo este esquema que la representacin ideolgica de la ideologa estobligada a reconocer que todo sujeto dotado de una conciencia y que cree en las ideas de su conciencia leinspira y acepta libremente, debe actuar segn sus ideas, debe por lo tanto traducir en los actos de su prcticamaterial sus propias ideas de sujeto libre. Si no lo hace, eso no est bien. En realidad, si no hace lo que deberahacer en funcin de lo que cree, hace entonces otra cosa, lo cual siempre en funcin del mismo esquema idealistada a entender que tiene otras ideas que las que proclama y que acta segn esas otras ideas, como hombre

    inconsecuente (nadie es malvado voluntariamente), cnico, o perverso. En todos los casos, la ideologa de laideologa reconoce, a pesar de su deformacin imaginaria, que las ideas de un sujeto humano existen o debenexistir en sus actos, y si eso no sucede, le proporciona otras ideas correspondientes a los actos (aun perversos) queel sujeto realiza.Esa ideologa habla de actos: nosotros halaremos de actos en prcticas. Y destacaremos que tales prcticas estnreguladas por rituales en los cuales se inscriben, en el seno de la existencia material de un aparato ideolgico,aunque slo sea de una pequea parte de ese aparato: una modesta misa en una pequea iglesia, un entierro, unmatch de pequeas proporciones en una sociedad deportiva, una jornada de clase en una escuela, una reunin o un

    mitin de un partido poltico, etctera.Debemos adems a la dialctica defensiva de Pascal la maravillosa frmulaque nos permitir trastocar el orden del esquema nocional de la ideologa. Pascal dijo, poco ms o menosArrodillaos, moved los labios en oracin, y creeris. Trastoca as escandalosamente el orden de las cosas,aportando, como Cristo, la divisin en lugar de la paz y, por aadidura, el escndalo mismo, lo que es muy pococristiano (pues desdichado aquel por quien el escndalo llega al mundo!). bendito escndalo que le hizo mantener,por un acto de desafo jansenista, un lenguaje que designa la realidad en persona.Se nos permitir dejar a Pascal con sus argumentos de lucha ideolgica en el seno del aparato ideolgico de Estadoreligioso de su tiempo. Y se nos dejar usar un lenguaje ms directamente marxista, si es posible, pues entramos enterrenos todava mal explorados.Diremos pues, considerando slo un sujeto (un individuo), que la existencia de lasideas de su creencia es material, en tanto esas ideas son actos materiales insertos en prcticas materiales, reguladaspor rituales materiales definidos, a su vez, por el aparato ideolgico material del que proceden las ideas de esesujeto. Naturalmente los cuatro adjetivos materiales inscritos en nuestra proposicin deben ser afectados pormodalidades diferentes, ya que la materialidad de un desplazamiento para ir a misa, del acto de arrodillarse, de un

    ademn para persignarse o para indicar mea culpa, de una frase, de una oracin, de un acto de contricin, de unapenitencia, de una mirada, de un apretn de manos, de un discurso verbal externo o de un discurso verbal interno(la conciencia), no son una sola y misma materialidad. Dejamos en suspenso la teora de la diferencia de lasmodalidades de la materialidad.En esta presentacin trastrocada de las cosas, no nos encontramos en absoluto ante un trastrocamiento, puescomprobamos que ciertas nociones han desaparecido pura y simplemente de nuestra nueva presentacin, en tantoque, por el contrario, otras subsisten y aparecen nuevos trminos.

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    Ha desaparecido: el trmino ideas.Subsisten: los trminos sujeto, conciencia, creencia, actos.Aparecen: los trminos prcticas, rituales, aparato ideolgico.No se trata pues de un trastrocamiento (salvo en el sentido en que se dice que un gobierno se ha trastrocado), sinode un reordenamiento (de tipo no-ministerial) bastante extrao, pues obtenemos el siguiente resultado. Las ideas entanto tales han desaparecido (en tanto dotadas de una existencia ideal, espiritual), en la misma medida en que sedemostr que su existencia estaba inscrita en los actos de las prcticas reguladas por los rituales definidos, en ltimainstancia, por un aparato ideolgico. Se ve as que el sujeto acta en la medida en que es actuado por el siguientesistema (enunciado en su orden de determinacin real): ideologa existente en un aparato ideolgico material que

    prescribe prcticas materiales reguladas por un ritual material, prcticas stas que existen en los actos materiales deun sujeto que acta con toda conciencia segn su creencia.Pero esta misma presentacin prueba que hemos conservado las nociones siguientes: sujeto, conciencia, creencia,actos. De esta secuencia extraemos luego el trmino central, decisivo, del que depende todo: la nocin de sujeto.Y enunciamos enseguida dos tesis conjuntas:1) No hay prctica sino por y bajo una ideologa.2) No hay ideologa sino por el sujeto y para los sujetos.Podemos pasar ahora a nuestra tesis central.La ideologa interpela a los individuos como sujetosEsta tesis viene simplemente a explicitar nuestra ltima proposicin: la ideologa slo existe por el sujeto y para lossujetos. O sea: slo existe ideologa para los sujetos concretos y esta destinacin de la ideologa es posible solamentepor el sujeto: es decir por la categora de sujeto y su funcionamiento.Con esto queremos decir que aun cuando no aparece bajo esta denominacin (el sujeto) hasta el advenimiento de laideologa burguesa, ante todo con el advenimiento de la ideologa jurdica (15), la categora de sujeto (que puedefuncionar bajo otras denominaciones: por ejemplo, en Platn, el alma, Dios, etc.) es la categora constitutiva de todaideologa, cualquiera que sea su fecha histrica, ya que la ideologa no tiene historia. Decimos que la categora desujeto es constitutiva de toda ideologa, pero agregamos enseguida que la categora de sujeto es constitutiva de todaideologa slo en tanto toda ideologa tiene por funcin (funcin que la define) la constitucin de los individuosconcretos en sujetos. El funcionamiento de toda ideologa existe en ese juego de doble constitucin, ya que laideologa no es nada ms que su funcionamiento en las formas materiales de la existencia de ese funcionamiento.Para comprender claramente lo que sigue es necesario tener presente que tanto el autor de estas lneas como el

    lector que las lee son sujetos y, por lo tanto, sujetos ideolgicos (proposicin tautolgica), es decir que tanto el autorcomo el lector de estas lneas viven espontneamente o naturalmente en la ideologa, en el sentido en que hemosdicho que el hombre es por naturaleza un animal ideolgico.Que el autor, al escribir las lneas de un discurso que pretende ser cientfico, est completamente ausente, como

    sujeto, de su discurso cientfico (pues todo discurso cientfico es por definicin un discurso sin sujeto y slo haysujeto de la ciencia en una ideologa de la ciencia), es otra cuestin, que por el momento dejaremos de lado.Tacomo dijo admirablemente San Pablo, es en el Logos (entendamos, en la ideologa) donde tenemos el ser, elmovimiento y la vida. De all resulta que, tanto para ustedes como para m, la categora de sujeto es una evidenciaprimera (las evidencias son siempre primeras): est claro que ustedes y yo somos sujetos (libres, morales, etc.)como todas las evidencias, incluso aquellas por las cuales una palabra designa una cosa o posee una significacin(incluyendo por lo tanto las evidencias de la transparencia del lenguaje), esta evidencia de que ustedes y yosomos sujetos y el que esto no constituya un problema es un efecto ideolgico, el efecto ideolgico elemental(16). En efecto, es propio de la ideologa imponer (sin parecerlo, dado que son evidencias) las evidencias como

    evidencias que no podemos dejar de reconocer, y ante las cuales tenemos la inevitable y natural reaccin deexclamar (en voz alta o en el silencio de la conciencia): Es evidente! eso es! Es muy cierto!En esta reaccin seejerce la funcin de reconocimiento ideolgico que es una de las dos funciones de la ideologa como tal (su contrarioes la funcin de desconocimiento).Tomemos un ejemplo muy concreto: todos nosotros tenemos amigos que cuando llaman a nuestra puerta ynosotros preguntamos quin es? a travs de la puerta cerrada, responden (pues es evidente) Soy yo! Dehecho, nosotros reconocemos que es ella o es l. abrimos la puerta, y es cierto que es ella quien est all. Paratomar otro ejemplo, cuando reconocemos en la calle a alguien de nuestro conocimiento, le mostramos que lo hemosreconocido (y que hemos reconocido que nos ha reconocido) dicindole Buen da, querido amigo! y estrechndolela mano (prctica material ritual de reconocimiento ideolgico de la vida diaria, al menos en Francia; otros rituales en

    http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(15%5C)%23%5C(15%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(16%5C)%23%5C(16%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(15%5C)%23%5C(15%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(16%5C)%23%5C(16%5C)
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    otros lugares).Con esta advertencia previa y sus ilustraciones concretas, deseo solamente destacar que ustedes y yosomos siempre ya sujetos que, como tales, practicamos sin interrupcin los rituales del reconocimiento ideolgico quenos garantizan que somos realmente sujetos concretos, individuales, inconfundibles e (naturalmente) irremplazablesLa escritura a la cual yo procedo actualmente y la lectura a la cual ustedes se dedican actualmente (17) son, tambinellas, desde este punto de vista, rituales de reconocimiento ideolgico, incluida la evidencia con que puedaimponrseles a ustedes la verdad de mis reflexiones o su falsedad.Pero reconocer que somos sujetos, y que funcionamos en los rituales prcticos de la vida cotidiana ms elemental (eapretn de manos, el hecho de llamarlo a usted por su nombre, el hecho de saber, aun cuando lo ignore, que usted

    tiene un nombre propio que lo hace reconocer como sujeto nico, etc.), tal reconocimiento nos da solamente la

    conciencia de nuestra prctica interesante (eterna) del reconocimiento ideolgico su conciencia, es decir sureconocimiento, pero no nos da en absoluto el conocimiento (cientfico) del mecanismo de este reconocimientoAhora bien, en este conocimiento hay que ir a parar si se quiere, mientras se hable en la ideologa y desde el seno dela ideologa, esbozar un discurso que intente romper con la ideologa para atreverse a ser el comienzo de un discursocientfico (sin sujeto) sobre la ideologa.Entonces, para representar por qu la categora de sujeto es constitutiva dela ideologa, la cual slo existe al constituir a los sujetos concretos en sujetos, voy a emplear un modo de exposicinespecial, lo bastante concreto como para que sea reconocido, pero suficientemente abstracto como para que seapensable y pensado dando lugar a un conocimiento.Dira en una primera frmula: toda ideologa interpela a los individuos concretos como sujetos concretos, por elfuncionamiento de la categora de sujeto.He aqu una proposicin que implica que por el momento distinguimos los individuos concretos por una parte y los

    sujetos concretos por la otra, a pesar d que, en este nivel, no hay sujeto concreto si no est sostenido por unindividuo concreto.Sugerimos entonces que la ideologa acta o funciona de tal modo que recluta sujetos entrelos individuos (los recluta a todos), o transforma a los individuos en sujetos (los transforma a todos) por medio deesta operacin muy precisa que llamamos interpelacin, y que se puede representar con la ms trivial y corrienteinterpelacin, policial (o no) Eh, usted, oiga! (18). Si suponemos que la hipottica escena ocurre en la calle, eindividuo interpelado se vuelve. Por este simple giro fsico de 180 grados se convierte en sujeto. Por qu? Porquereconoci que la interpelacin se diriga precisamente a l y que era precisamente l quien haba sido interpelado(y no otro). La experiencia demuestra que las telecomunicaciones prcticas de la interpelacin son tales que lainterpelacin siempre alcanza al hombre buscado: se trate de un llamado verbal o de un toque de silbato, elinterpelado reconoce siempre que era precisamente l a quien se interpelaba. No deja de ser ste un fenmenoextrao que no slo se explica por el sentimiento de culpabilidad, pese al gran nmero de personas que tienen algoque reprocharse.Naturalmente, para comodidad y claridad de la exposicin de nuestro pequeo teatro terico, hemos tenido que

    presentar las cosas bajo la forma de una secuencia, con un antes y un despus, por lo tanto bajo la forma de unasucesin temporal. Hay individuos que se pasean. En alguna parte (generalmente a sus espaldas) resuena lainterpelacin: Eh, usted, oiga!. Un individuo (en el 90% de los casos aquel a quien va dirigida) se vuelve,creyendo-suponiendo-sabiendo que se trata de l, reconociendo pues que es precisamente a l a quien apunta lainterpelacin. En realidad las cosas ocurren sin ninguna sucesin. La existencia de la ideologa y la interpelacin delos individuos como sujetos son una sola y misma cosa.Podemos agregar que lo que parece suceder as fuera de la ideologa (con ms exactitud en la calle) pasa en realidaden la ideologa. Lo que sucede en realidad en la ideologa parece por lo tanto que sucede fuera de ella. Por esoaquellos que estn en la ideologa se creen por definicin fuera de ella; uno de los efectos de la ideologa es lanegacin prctica por la ideologa del carcter ideolgico de la ideologa: la ideologa no dice nunca soy ideolgica.Es necesario estar fuera de la ideologa, es decir en el conocimiento cientfico, para poder decir: yo estoy en laideologa (caso realmente excepcional) o (caso general): yo estaba en la ideologa. Se sabe perfectamente que laacusacin de estar en la ideologa slo vale para los otros, nunca para s (a menos que se sea realmente spinozista omarxista, lo cual respecto de este punto equivale a tener exactamente la misma posicin). Esto quiere decir que laideologa no tiene afuera (para ella), pero al mismo tiempo que no es ms que afuera (para la ciencia y la realidad).Esto lo explic perfectamente Spinoza doscientos aos antes que Marx, quien lo practic sin explicarlo en detalle.Pero dejemos este punto pletrico de consecuencias no slo tericas sino directamente polticas, ya que de ldepende, por ejemplo, toda la teora de la crtica y de la autocrtica, regla de oro de la prctica de la lucha de clasesmarxista-leninista.La ideologa interpela, por lo tanto, a los individuos como sujetos. Dado que la ideologa es eterna,debemos ahora suprimir la forma de temporalidad con que hemos representado el funcionamiento de la ideologa ydecir: la ideologa ha siempre-ya interpelado a los individuos como sujetos; esto equivale a determinar que losindividuos son siempre-ya interpelados por la ideologa como sujetos, lo cual necesariamente nos lleva a una ltimaproposicin: los individuos son siempre-ya sujetos. Por lo tanto los individuos son abstractos respecto de los sujetosque ellos mismos son siempre-ya. Esta proposicin puede parecer una paradoja. Sin embargo, el hecho de que n

    http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(17%5C)%23%5C(17%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(18%5C)%23%5C(18%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(17%5C)%23%5C(17%5C)http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/althusser/index.html#%5C(18%5C)%23%5C(18%5C)
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    individuo sea siempre-ya sujeto, aun antes e nacer, es la simple realidad, accesible a cualquiera y en absolutoparadjica. Freud demostr que los individuos son siempre abstractos respecto de los sujetos que ellos mismos sonsiempre-ya, destacando simplemente el ritual que rodeaba a la espera de un nacimiento, ese feliz acontecimiento.Cualquiera sabe cunto y cmo se espera a un nio que va a nacer. Lo que equivale a decir ms prosaicamente, siconvenimos en dejar de lado los sentimientos, es decir las formas de la ideologa familiar, paternal/ maternal/conyugal/ fraternal, en las que se espera el nio por nacer: se sabe de antemano que llevar el Apellido de su Padre.Tendr pues una identidad y ser irremplazable. ya