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4 5 . . D CIENCIA FÉLIX MANUEL MEDINA AURELIO MARTÍN Se acerca una nueva temporada de caza a la que están llamados a participar los aproximadamente 20.000 aficionados a esta actividad que poseen licencia en nuestra Comunidad Autónoma, según da- tos del ISTAC correspondientes a 2017. La mayoría de estas licencias son de la mo- dalidad de caza con armas de fuego, más de 8.500, seguidas por las que solo utilizan perros de caza con algo más de 6.000. Unas 1.000 licencias son de caza mayor, la mayoría en Tenerife y La Palma, mientras que la caza con hurón alcanzaría las 4.500, siempre según datos de 2017. La caza con hurón en Canarias es una actividad que se viene desarrollando des- de antaño, probablemente desde que fue- ron introducidos después de la conquista del Archipiélago en el siglo XVI, tanto por su utilidad para la captura de conejos co- mo para animales de compañía. Tanto es así, que en 2007 había más de 9.500 licen- cias de caza con hurón, lo que supondría que en Canarias existirían, al menos, 20.000 hurones mantenidos en cautividad si consideramos que cada cazador podría utilizar hasta dos de esos animales por día de caza. Sin embargo, en los últimos diez años el número de estas licencias ha dis- minuido considerablemente hasta casi la mitad. Esto supondría también una re- ducción del 50% en el número de hurones. Las licencias de caza con hurones por isla también varían de forma significativa, siendo Tenerife y Gran Canaria las que es- tán a la cabeza con 1.406 y 1.281, respec- tivamente. Le siguen Lanzarote con 820, Fuerteventura con 413, La Palma con 308, el Hierro con 277 y La Gomera con solo 41. El hurón (Mustela furo) es una forma doméstica parecida al turón (Mustela pu- torius) cuya distribución natural abarca prácticamente toda Europa a excepción de la península balcánica, desde Escandi- navia hasta el sur de la Península Ibérica. En estos territorios ocupan una gran va- riedad de hábitats, que van desde las zo- nas boscosas a áreas más abiertas e inclu- so zonas con corrientes de agua. Pero, al igual que en Canarias, los hurones han si- do introducidos en otros lugares del mun- do como Australia, Nueva Zelanda, Cana- dá, Estados Unidos, Azores, Sicilia, Cerde- ña, o Escocia, también para su uso durante la caza o como animal de compa- ñía. El hurón es un mamífero eminente- mente carnívoro y depredador que inclu- ye en su dieta desde mamíferos de peque- ño tamaño a anfibios, pasando por aves y reptiles. Por ello, se le considera, a nivel mundial, como una especie altamente perniciosa puesto que ha afectado a gran cantidad de especies amenazadas, sobre todo aves nativas y endémicas de países como Nueva Zelanda, Escocia o archipié- lagos como el de Azores. Puesto que en Canarias no se ha reali- zado ningún estudio exhaustivo de la es- pecie o de sus efectos en la fauna nativa, no se tiene un conocimiento detallado de los impactos que puede estar causando. Sin embargo, su naturalización en islas co- mo La Palma y La Gomera, donde encuen- tran hábitats adecuados para prosperar, podría tener una incidencia muy impor- tante en el medio natural. Es curioso se- ñalar como en estas islas, aunque cuentan con un menor número de licencias de ca- za con hurón, es donde se ha detectado un mayor número de ejemplares asilves- trados de esta especie. Por ejemplo, en La Palma se recopilaron, en un periodo que abarcó desde 1998 a 2007, datos de un to- tal de 45 ejemplares en 28 localidades di- ferentes. Mientras, en La Gomera, desde el año 2013, se ha ido observando un nú- mero considerablemente elevado de esta especie en Vallehermoso y en el Parque Nacional de Garajonay, aunque no se han realizado censos que determinen su población. Su presencia en el medio natural de estas islas, u otras del Archipiélago, no solo afectaría a la propia actividad ci- negética al incidir negativamente sobre las poblaciones de especies objeto de caza como los conejos o las perdices sino que, sobre to- do, significaría una amenaza pa- ra la conservación de las pobla- ciones de especies de aves nati- vas y endémicas que nidifican en el suelo como podrían serla te- rrera marismeña, el bisbista ca- minero, la chocha perdiz o la pa- loma rabiche. No obstante, sí que se han detectado problemas cau- sados por hurones asilvestrados en granjas avícolas en las islas mencionadas anteriormente. La principal vía de dispersión o propagación en el medio natu- ral en Canarias es el escape acci- dental o la suelta de forma deli- berada de ejemplares cautivos. Es frecuente que los propietarios que pierden un hurón durante la caza no se molesten en recupe- rarlo si el animal no es muy apre- ciado. Sólo en los casos de los mejores ejemplares se hace este esfuerzo. Aunque estos animales no tienen una tasa de supervi- vencia muy elevada en el medio natural probablemente debido a los años de domesticación a los que han sido sometidos (son muy vulnerables a atropellos en carreteras y a veces son captura- dos en granjas donde están cau- sando daños), pueden sobrevivir ya que los ecosistemas canarios poseen unas características am- bientales adecuadas para desa- rrollar su ciclo de vida completo, y se ha comprobado que son ca- paces de reproducirse en la na- turaleza. La Ley y el Reglamento de caza de Canarias establecen como obligatorio que el uso de los hu- rones, como elemento auxiliar para la caza del conejo, se hará siempre que estos cuenten con el registro sanitario correspondien- te y, sobre todo, que vayan provis- tos en el momento de uso con el zálamo o bozal atado al cuello. En otras palabras, el uso de hurones sin zálamo está prohibido. Si se cumpliese con la normativa legal vigente, los hurones con zálamo que se escapasen no podrían causar daños en el medio silves- tre. Con el fin de evitar su prolife- ración es necesario reforzar las campañas informativas, sobre to- do entre los cazadores, para hacer comprender a la población de los graves problemas ambientales que el abandono de hurones en el medio natural puede causar en nuestro Archipiélago. Endurecer, asimismo, la normativa legal vi- gente, realizar un mayor número de controles de la actividad cine- gética y penalizar el mal uso de los hurones sin zálamo, se consi- deran igualmente actuaciones fundamentales para conseguir que estos mamíferos introduci- dos no causen mayores proble- mas sobre nuestra biodiversidad. FÉLIX MANUEL MEDINA Y AURELIO MARTÍN . Miembros de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria asilvestrados en Canarias La caza con hurón en las Islas se viene desarrollando desde el siglo XVI, tanto por su utilidad para la captura de conejos como para animales de compañía HURONES

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DCIENCIA

FÉLIX MANUEL MEDINA

AURELIO MARTÍN

Se acerca una nueva temporada de caza ala que están llamados a participar losaproximadamente 20.000 aficionados aesta actividad que poseen licencia ennuestra Comunidad Autónoma, según da-tos del ISTAC correspondientes a 2017. Lamayoría de estas licencias son de la mo-dalidad de caza con armas de fuego, másde 8.500, seguidas por las que solo utilizanperros de caza con algo más de 6.000.Unas 1.000 licencias son de caza mayor, lamayoría en Tenerife y La Palma, mientrasque la caza con hurón alcanzaría las 4.500,siempre según datos de 2017.La caza con hurón en Canarias es una

actividad que se viene desarrollando des-de antaño, probablemente desde que fue-ron introducidos después de la conquistadel Archipiélago en el siglo XVI, tanto porsu utilidad para la captura de conejos co-mo para animales de compañía. Tanto esasí, que en 2007 había más de 9.500 licen-cias de caza con hurón, lo que supondríaque en Canarias existirían, al menos,20.000 hurones mantenidos en cautividadsi consideramos que cada cazador podríautilizar hasta dos de esos animales por día

de caza. Sin embargo, en los últimos diezaños el número de estas licencias ha dis-minuido considerablemente hasta casi lamitad. Esto supondría también una re-ducción del 50% en el número de hurones.Las licencias de caza con hurones por islatambién varían de forma significativa,siendo Tenerife y Gran Canaria las que es-tán a la cabeza con 1.406 y 1.281, respec-tivamente. Le siguen Lanzarote con 820,Fuerteventura con 413, La Palma con 308,el Hierro con 277 y La Gomera con solo 41. El hurón (Mustela furo) es una forma

doméstica parecida al turón (Mustela pu-torius) cuya distribución natural abarcaprácticamente toda Europa a excepciónde la península balcánica, desde Escandi-navia hasta el sur de la Península Ibérica.En estos territorios ocupan una gran va-riedad de hábitats, que van desde las zo-nas boscosas a áreas más abiertas e inclu-so zonas con corrientes de agua. Pero, aligual que en Canarias, los hurones han si-do introducidos en otros lugares del mun-do como Australia, Nueva Zelanda, Cana-dá, Estados Unidos, Azores, Sicilia, Cerde-ña, o Escocia, también para su usodurante la caza o como animal de compa-ñía. El hurón es un mamífero eminente-mente carnívoro y depredador que inclu-ye en su dieta desde mamíferos de peque-

ño tamaño a anfibios, pasando por aves yreptiles. Por ello, se le considera, a nivelmundial, como una especie altamenteperniciosa puesto que ha afectado a grancantidad de especies amenazadas, sobretodo aves nativas y endémicas de paísescomo Nueva Zelanda, Escocia o archipié-lagos como el de Azores.Puesto que en Canarias no se ha reali-

zado ningún estudio exhaustivo de la es-pecie o de sus efectos en la fauna nativa,no se tiene un conocimiento detallado delos impactos que puede estar causando.Sin embargo, su naturalización en islas co-mo La Palma y La Gomera, donde encuen-tran hábitats adecuados para prosperar,podría tener una incidencia muy impor-tante en el medio natural. Es curioso se-ñalar como en estas islas, aunque cuentancon un menor número de licencias de ca-za con hurón, es donde se ha detectadoun mayor número de ejemplares asilves-trados de esta especie. Por ejemplo, en LaPalma se recopilaron, en un periodo queabarcó desde 1998 a 2007, datos de un to-tal de 45 ejemplares en 28 localidades di-ferentes. Mientras, en La Gomera, desdeel año 2013, se ha ido observando un nú-mero considerablemente elevado de estaespecie en Vallehermoso y en el ParqueNacional de Garajonay, aunque no se han

realizado censos que determinensu población. Su presencia en elmedio natural de estas islas, uotras del Archipiélago, no soloafectaría a la propia actividad ci-negética al incidir negativamentesobre las poblaciones de especiesobjeto de caza como los conejoso las perdices sino que, sobre to-do, significaría una amenaza pa-ra la conservación de las pobla-ciones de especies de aves nati-vas y endémicas que nidifican enel suelo como podrían serla te-rrera marismeña, el bisbista ca-minero, la chocha perdiz o la pa-loma rabiche. No obstante, sí quese han detectado problemas cau-sados por hurones asilvestradosen granjas avícolas en las islasmencionadas anteriormente.La principal vía de dispersión

o propagación en el medio natu-ral en Canarias es el escape acci-dental o la suelta de forma deli-berada de ejemplares cautivos.Es frecuente que los propietariosque pierden un hurón durante lacaza no se molesten en recupe-rarlo si el animal no es muy apre-ciado. Sólo en los casos de losmejores ejemplares se hace esteesfuerzo. Aunque estos animalesno tienen una tasa de supervi-vencia muy elevada en el medionatural probablemente debido alos años de domesticación a losque han sido sometidos (sonmuy vulnerables a atropellos encarreteras y a veces son captura-dos en granjas donde están cau-sando daños), pueden sobrevivirya que los ecosistemas canariosposeen unas características am-bientales adecuadas para desa-rrollar su ciclo de vida completo,y se ha comprobado que son ca-paces de reproducirse en la na-turaleza. La Ley y el Reglamento de caza

de Canarias establecen comoobligatorio que el uso de los hu-rones, como elemento auxiliarpara la caza del conejo, se harásiempre que estos cuenten con elregistro sanitario correspondien-te y, sobre todo, que vayan provis-tos en el momento de uso con elzálamo o bozal atado al cuello. Enotras palabras, el uso de huronessin zálamo está prohibido. Si secumpliese con la normativa legalvigente, los hurones con zálamoque se escapasen no podríancausar daños en el medio silves-tre. Con el fin de evitar su prolife-ración es necesario reforzar lascampañas informativas, sobre to-do entre los cazadores, para hacercomprender a la población de losgraves problemas ambientalesque el abandono de hurones enel medio natural puede causar ennuestro Archipiélago. Endurecer,asimismo, la normativa legal vi-gente, realizar un mayor númerode controles de la actividad cine-gética y penalizar el mal uso delos hurones sin zálamo, se consi-deran igualmente actuacionesfundamentales para conseguirque estos mamíferos introduci-dos no causen mayores proble-mas sobre nuestra biodiversidad.

FÉLIX MANUEL MEDINA

Y AURELIO MARTÍN . Miembros de la

Asociación para la Conservación de la

Biodiversidad Canaria

asilvestrados en Canarias

La caza con hurón en las Islas se viene desarrollando desde el siglo XVI, tantopor su utilidad para la captura de conejos como para animales de compañía

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Hurón. Especies asilvestradas en La Palma y La Gomera (.) AURELIO MARTÍN
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