historias de madrugada num 3

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Page 1: Historias de madrugada num 3
Page 2: Historias de madrugada num 3

lista de remitidos y detenidos en la madrugada 3

imágenes de portada y 4ª: Ludwig Zeller

editor / manager invitado: Ricardo Garibay (camas como pancracios)

el vuElo………………………………………………..……………..………………… maYra Jiménez Santiago

mAdriZas …………….……………………………………………....………. vÍctor armaNdo Cruz cháveZ

02:15 [DOrMIR SiN ti]……………………………………………………………….…. mónIca GameRos

un auténtIco irresPonsable: amaraNta en “el Central”. ……braUlio M. aguiLar Orihuela

maLa reputAción ……………………………………………...…………………………….. chaRly a. sEcas

loS xipitEcaS …………………………………...……………………..…………………enriqUe marroquíN

diÁlogos De él……………………................................................………… shErezada del vaLle

jigoKu shouJo ……………………..…………………………………………….………………...…….juAn beaT

el tigrE de la meSa dieZ ..…………………………………………..….…….………...… alFredo menDoza

pajareAndo con wallaCe steVens …….....................................………… acCión pOética piRata

retRato de famiLia …………………………………………..…………….……………… alejanDro leOnes

depuRando el horiZonte, (hoMenaje a taMayo) …………………………….…. liliaNa jiméneZ

“La crisis de la financiarización” …………………………………. recomenDación bibliográfica

colaboraciones, máximo:

[email protected]

titiche de textos : Yahir Alonso Ortiz

FANZINE NuM. 2, EJEMPLAR 3. febrero - abril 2015; Oaxaca, Mexico. AP. 1336, CP. 68000

. .

Page 3: Historias de madrugada num 3

MADRIZAS

Víctor Armando Cruz Chávez

Romperse la madre. Sentir el vértigo de la violencia. Trascender el miedo

natural al dolor físico. Experimentar la tensión muscular y el hormigueo de la

ira a cada altisonancia del adversario. Bailotear cinco u ocho segundos en lo

que éste o uno mismo suelta el primer madrazo. Sentir el ímpetu del puño

contrario en los pómulos o entre ceja y ceja. Percibir ese olor extraño, acre y

fugaz que invade las fosas nasales cuando nuestra cabeza sufre una

sacudida…

Sea cual sea la causa que origine una bronca entre dos hombres,

generalmente el preámbulo se reduce al “¡Jo de tu pinch… Lo que quieras,

güey… Va, cabrón…!” Luego viene el pandemónium coreográfico de

patadas y chingadazos. Pero hablo de aquellas peleas a puño limpio, en las

que quiere prevalecer cierta tendencia gentil; en las que, lanzado el último

golpe, los abrumados y exhaustos contendientes se dan la espalda y vuelven a

su cotidianidad.

Experiencia límite, romperse la madre. Entran en juego el honor de la

parroquia, del clan, de la hombría. La adrenalina insensibiliza al peleador,

que sólo advertirá el impacto de cada estocada, pero no el dolor, al menos no

en ese momento. Sus brazos y piernas intentarán afanosamente destemplar al

enemigo, anular su guardia; buscarán su rostro, porque un golpe certero debe

ser dado justo ahí, porque no hay mejor acicate que ver su boca o nariz

sangrante. Y más vale hacerlo pronto porque el agotamiento físico sobreviene

contumaz.

Cuando se gana, se experimenta un orgullo indefinible. Cuando se

pierde, al dolor de músculos, tendones y huesos de la siguiente mañana lo

acompañará una laceración en el alma que dura días.

La primera madriza que presencié ocurrió cuando yo tenía unos cinco

años. Mi hermano Cachao iba a algún mandado en su motocicleta y decidió

llevarme. Me sentó en el tanque de gasolina. Apenas habíamos avanzado una

cuadra cuando vimos al Beni. Indudablemente ya había tenido mi hermano

algún roce con él. Cachao detuvo la moto y me dijo no te muevas. Eran

iguales en estatura y edades (unos trece años). La precoz fama de Cachao

historias de madrugada 1

Page 4: Historias de madrugada num 3

como buen beligerante no fue desmentida esa mañana. En un minuto el Beni

estaba derribado y sangrante. Recuerdo sus súplicas: “¡Ya, Cachao. Ya, Cachao!”

Yo permanecía en la motocicleta, azorado por esa escena que por primera vez se

me revelaba fascinante y perturbadora.

Tiempo después, una noche en que jugaba con mis amigos de la cuadra,

alguien gritó: “¡Nello se está peleando!” Todos volteamos. Un camionero,

repartidor de refrescos, había retado a mi primo. Existía diferencia de edades: el

camionero, ya un señor; mi primo Nello, un chamaco de dieciocho. Nunca había

visto a alguien combatir a puño con tanta contundencia. Nello lloraba mientras

soltaba sendos y exactos campanazos. Llanto de ira, que lo impelía a destruir al

adversario, cosa que literalmente hubiera hecho si antes no lo apaciguan los

vecinos. Y otra vez mi azoramiento ante la liturgia hipnótica de una madriza.

Me la partí por primera vez a los siete años, paradójicamente con mi mejor

amigo de esa época, el Dani. Le gané la primera ocasión, entre la algazara de los

cuates, que se esmeraban en indicarnos dónde y cómo pegar. Él ganó la segunda,

cuando ya éramos adolescentes, también entre la bulla de quienes nos rodeaban.

Como a los dieciséis, un mecánico de la colonia Aurora, de mi mismo

vuelo, me buscaba constantemente la mirada, en plan de desafío. Un mediodía lo

encontré por el panteón de Xochimilco. Se dirigía al centro a comprar alguna

pieza. Me dije que ésta era la buena y le espeté ahora sí va, cabrón. En un acto de

elegancia, aquél dejó sobre la banqueta un balero que traía en la mano. Nos dimos

limpia y equitativamente, sin testigos. Sangramos en la más absoluta soledad de

una calle paralela al Centro de Salud. Después de eso nunca volvimos a mirarnos

con rivalidad.

Quizá haya una poética de la madriza: ésa donde se condensa el ritual

instintivo de la defensa territorial, ésa donde se despliegan emociones

contradictorias como el miedo y la rabia, sentimientos de jactancia y abatimiento.

Danza funesta en la cual uno se mide a sí mismo, y donde se constatan las

posibilidades belicosas del otro. Donde caemos en la cuenta de que el gandalla no

siempre resulta buen peleador, y que el aparentemente manso se deja ver como un

madreador… (sigue en la pág.: 12 )

historias de madrugada 2

Page 5: Historias de madrugada num 3

el vuelo

Un fragmento de aire se encarcela a veces

en la jaula del pájaro.

Avanza y nuevos aires llegan

a la minúscula estancia.

Es el pájaro la cavilación de un gato,

es la jaula, la catedral impostergable de la tristeza.

A veces el pájaro hace planes de vuelo,

raya una trayectoria mínima,

despliega sus alas y es una flor deshecha,

un temblor de agua su cuerpo,

y solo una pluma huye indiferente

y el pájaro es la estatua florecida

de un vuelo inmóvil

( abajo, en los brazos del mundo

un gato se indigesta de sueños)

La verdad del pájaro es su voz,

diario desteje la membrana de su canto,

diario sueña con picotear el piano del alba,

el claroscuro telar del mundo.

Hay una mano que escucha y libera,

se abre una puerta,

(se abre un paréntesis)

historias de madrugada 3

Page 6: Historias de madrugada num 3

Mientras el gato sumido en su sueño

vuela con plumas prestadas,

sus bigotes rayan irrepetibles horizontes

con alas brevísimas de ausencias,

su metamorfosis aterriza en un canto

que no es el suyo,

ahora sueña que el pájaro ha venido de lejos

a tejer claveles para su ausencia

(se abre otra puerta)

El vuelo es la caligrafía perfecta del pájaro,

en la curvatura de la córnea terrestre.

El pájaro teje un canto pictórico

para quien lo mira volar

en la parábola consagrada de su vuelo,

mientras el gato en su pedestal

bosteza un testimonio de plumas.

Mayra Jiménez Santiago

historias de madrugada 4

Page 7: Historias de madrugada num 3

Retrato de un Auténtico Irresponsable: Amaranta en “el Central”

Braulio M. Aguilar Orihuela.

Como no voy a conocer a los Irresponsables. No pueden pasar desapercibidos,

sobretodo Mauricio Garcés. Es un tipazo. O sea, todas las chicas buscamos una

película y Mauricio parece tener siempre el guión. Así lo conocí, como si los

diálogos fueran de Casablanca pero todo aquí, en El Central. Ah, creo que venías tú

ese día… bueno, no me acuerdo pero sí venía con otros Irresponsables.

Es todo un caballero, te hace sentir como si no existiera ninguna otra mujer

en el antro. Me acuerdo que se acercó a la barra, pidió dos cervezas, volteó,

fingiendo que buscaba a alguien (pero yo estaba segura que era a mía quien buscaba)

y al regresar a la barra se encontró con mis ojos que le quitaban esa playera rosa que

lo hace ver tan varonil. Él parecía sorprendido de verme ahí. Se puso nervioso,

puedo estar segura de que así fue porque al verme titubeó, fueron un par de

segundos pero pude notar cómo volteó a verme por segunda vez, como si no se

creyera que yo también estuviera en la barra. Se acercó para decirle algo a “Z”, la

chica de la barra, pero no pude escuchar porque mi atención estaba en el bulto de sus

pantalones. Se veía cada vez más nervioso. Volteaba con ansiedad a la pista, luego

hacia donde estaban ustedes y finalmente volteó a verme, como si hubiese

escuchado los mensajes telepáticos que le mandaba (“aquí estoy, no me perdí,

voltea”, le repetía mentalmente).

Me dirigió una media sonrisa e inclinando su cabeza, como confirmando mi

mensaje telepático, me ofreció la otra cerveza. Cuando la tomé, sentí como si todo

se pusiera en blanco y negro, hasta la música había cambiado, creí sólo escuchar el

piano en medio del único bar en el desierto. Entonces él dijo, en este desierto

también se encuentran tesoros, salud. Me desarmó. Chocamos las botellas, me miró

a los ojos con una sonrisa que encendía su mirada y yo le dije, no ha llegado el pirata

que desentierre este cofre. No sé si escuchó porque al terminar la frase el color de la

noche en “El Central” regresó a la normalidad y ví que le daba un sorbo a la

primera cerveza que compartíamos. O sea, iene la magia para envolver. Me sentía

ligera, deseada. Intensionalmente su rodilla chocaba la mía. Estoy segura que

buscaba algo más que el contacto.

historias de madrugada 5

Page 8: Historias de madrugada num 3

No dejó de sonreírme en toda la noche. A veces hacía movimientos como si

fueran las instrucciones del Director para que poco a poco acercara su piel a la

mía.

Pasaron varios sorbos, más cervezas, su mano parecía haber encontrado

su lugar en mi pierna. Con el pretexto del ruido, porque sé que era puro pretexto,

acercaba sus labios a mi oído y arrastraba las palabras acariciando con ellas mi

oreja. Me estremecía su aliento en mi rostro. Lo recuerdo y me sigue

estremeciendo. Es cierto que no tiene esa larga sonrisa del Tigroncio, ni el

carisma del Oso o el intelecto del Abuelo pero sabe cómo hablar, cómo hacer

sentir deseada a una mujer.

Esa noche también bailamos. Acercaba su cuerpo con cadencia. Me

pones nerviosa, le dije. Él sólo me miró con la misma cadencia con la que se

movía, me volvió a sonreír con deseo, me tomó por la cintura y me acercó a su

cuerpo para que sintiera el bulto que antes imaginé. Todo se volvió a pintar de

blanco y negro y mi película se rodaba en sus labios. No recuerdo en qué

momento nos separamos. Tampoco recuerdo que nos hayamos despedido esa

noche, sólo recuerdo que me dijo, una noche no es suficiente, mañana será

nuestra noche y aquí nuestro lugar. Creí que me quedaría en la película.

Sigo en esa larga noche y aquí en “nuestro lugar”. Su caballerosidad, sus

atenciones, su seguridad en el flirteo me emocionaron. Alguna vez me sentí

atraída por Pandogro y fui correspondida, pero con Mauricio Garcés era un

entusiasmo de colegiala. Antes de “nuestra noche”, que hasta hoy no ha llegado,

me arreglé como no lo hacía desde hace mucho. Estuve poco más de tres horas

en el salón de belleza para que me peinaran, depilaran e hicieran manicure.

Sentía que esa noche recibiría mi regalo de navidad por adelantado.

Llegué muy entusiasmada a “El Central”. O sea, tan entusiasmada

que llegué desde las once. Estaba prácticamente vacío. Sólo estaban ese

pintor, el Negro, La Pantera, “Z” y los meseros. Pasaron tres cervezas y

estaba en la cuarta cuando entró contigo y el Tigroncio. Se veía radiante,

(sigue en la pág.: 13 )

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Page 9: Historias de madrugada num 3

El tigre de la meza diez

(fragmentos)

III

Secreto de guerra

viajas

en alas

de un caballito del diablo

Te reflejas

en la superficie del pantano

Mojas tu cabellera

Limas tus uñas

hasta dejarlas transparentes

para que a tu encuentro con el sol

no se aprecien rastros de la muerte

VII

Bramidos en el corral vecino

se llevaron consigo

las ramas

de nuestra noche de placer

Y en esta lluvia de recuerdos

no se asoma ni una promesa

de las que debería conservar

en la punta de la nariz

Alfredo Mendoza

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Page 10: Historias de madrugada num 3

Jigoku Shoujo

Juan beat

Me dio la nostalgia por “Mazinger Z” y me puse a bajar varios episodios,

por casualidad encontré algo que me llamó la atención, un wall paper

extraño y hasta cierto punto "brutal", el título del jpg era “Jigoku Shoujo”

(“Hell Girl”); resultó ser una serie japonesa reciente que cuenta la historia

de "un rumor por la red", éste consiste en que existe un site que comienza

a funcionar después de la media noche y en el cual se puede pedir

venganza con solo escribir el nombre de la persona y darle "send", en ese

momento se forma una especie de pacto y “Jigoku Shoujo” es la

encargada de llevar a cabo la venganza.

El argumento de la serie es bastante "bizarro" y de alguna forma

característico de los japoneses (solo basta recordar “Ringu” o “Dot

Hack”), por supuesto que me entró el morbo y si... como en la red hay de

todo, me conseguí el primer capítulo en menos de una hora.

Desde un principio el diseño de personajes, el soundtrack y su

peculiar guión hacen que se convierta en "adicción", se forma una tensión

particular en el momento de "decidir si llevar a cabo la venganza", porque

claro, tiene un precio, el cuál en cuestión de teoría de elección, tiene que

ver con lo que "no es inmediato y parece no satisfactorio" o lo que se

juzga como más "inmediato y placentero" pero que a la largo no es la

mejor opción... así que la venganza se puede llevar a cabo, pero a la larga

hay soportar el precio que es igual o peor de terrorífico que la venganza

hacía "la persona odiada".

La "psicología" de los personajes protagonistas (hasta el capítulo 3

que he visto) tienen un común: el maltrato, abusos; ja... creo que también

hay gente que "le gusta vengarse" por simple enemistad, celos, etc,

aunque no hayan sido directamente maltratados, espero conforme vea

más capítulos no se agote la historia e involucren más "odios" que el solo

hecho de "padecer los malos humores o malos tratos de alguien".

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Page 11: Historias de madrugada num 3

Depurando el horizonte (homenaje a Tamayo)

Permanecer pasmado ante un horizonte o un mar en caso extremo.

estrellas entretejidas formando triángulos.

aire color lila.

Horizonte con fin omitido.

aire palpable.

Mirada perdida.

Liliana Jiménez

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Page 12: Historias de madrugada num 3

LOS “XIPITECAS”

Enrique Marroquín

Acuñé este término para señalar al sector juvenil “ondero”, versión mexicana de

los hippies estadounidenses, importante contracultura de los años 60’s, cuando la

juventud emergió por primera vez como sujeto social. Los “jipis”1 constituyeron

un movimiento comunitarista, pacifista, ecologista, naturista, anticonsumista,

promotor de la revolución sexual, del nudismo alemán y de la astrología y la

esotería. Consumían drogas psicoactivas y marihuana, lo que generó expresiones

artísticas en el Rock y en los posters. Formaron importantes colonias en el

“Greenwich Village”, NY y en San Francisco, Cal. Reconocían como sus

antecesores directos, a la “Beat Generation” (Allen Ginsberg, Jack Kerouac,

William Bourrough, etc.), literatos contraculturales de los 50s, quieres vivían

desaforadamente; rechazaban la cultura occidental, atendiendo subculturas étnicas

(negros, indios); buscaban el autoconocimiento en los viajes,2 el sexo y las drogas

fuertes.

Autocalificados como “hípsters”,3 tacharon despectiva- mente de

“hippies” a los nuevos adictos clasemedieros que no se atrevían a ir más allá.

Además de estos “beats”, otros autores preferidos eran, Ken Kesey (con su

protagonista legendario, Neal Cassidy), el Dr. Timothy Leary (propulsor del

LSD), el filósofo

Herbert Marcuse y teósofos y libros budistas (Svadagad Gita). Su

subcultura se difundió en 1973 por las “rock óperas”, “Hair”(James

Rado/ Galt MacDermot) y “Jesus Christ Superstar” (Andrew Lloyd Webber).

1 Castellanización official del término

2 Vid. Jack Kerouac: “On the Road”

3 “To be hip”= estar drogado, en el argot negro. “To be in”= “estar en onda”

Page 13: Historias de madrugada num 3

El movimiento se enculturó en otras regiones: en Europa, John Cohen los

nombró “beatniks” en alusión al satélite Sputnik que Rusia acababa de enviar, y

se sincretizaron con restos de los existencialistas de Saint-Germain.du-prés. En

México, su originalidad no estuvo tanto en el atuendo (huipiles, huaraches,

jorongos, morrales, manta), cuanto en sus drogas psicoactivas naturales (el

peyote huichol o los hongos mazatecos), y tuvimos en Avándaro

nuestro Woodstok. Se nutrieron de los rosacruces de la Gran Fraternidad

Universal (meditación, yoga, naturismo, budismo), con lo que derivaron en el

movimiento “New Age”, sin consumo de drogas, así como también en otras

contraculturas juveniles (“tribus urbanas”).

Page 14: Historias de madrugada num 3

Víctor Armando Cruz Chávez (viene de la página 2)

efectivo (sin olvidar las peleas entre mujeres, en las que el

jaloneo y el arañazo hacen evocar los combates felinos:

duelos más amenazantes y perniciosos por la siempre

temida intervención de las uñas).

Quizá haya una poética de la madriza.

Pero al esbozarla también vale ponderar que hay otra

poética de la prudencia: más oportuna y sutil, menos

atroz, sin la consabida secuela de dolor y desdicha.

Sin embargo, pasar por una calle del barrio en

donde años atrás presenciamos o nos dimos una madriza,

y en donde nos fue dado traspasar los límites de la

avenencia, nos estremece el espinazo, y nos recuerda que

adentro hay un animal agazapado al cual conviene

mantener sereno y maniatado con buenas cadenas.

rugir de la aguas broncas del caudaloso río que a su lado,

como un mudo testigo, los vigilaba.

historias de madrugada 12

Page 15: Historias de madrugada num 3

Braulio Aguilar Orihuela

(viene de la página 6)

seguramente tan emocionado como yo. La película comenzaba a colorearse, ya no

era en blanco y negro como la noche anterior, parecía en technicolor.

Creí que ya no llegarías, le dije sólo para romper el hielo. Pidió una

cerveza, vio que la mía estaba casi vacía y como todo un caballero pidió una más

para mí. No se acabó su primera cerveza cuando me llevó al fondo del bar para

bailar. Ya había más gente y la pista se reducía. Estuvimos bailando muy pegados y

ahora era yo quien le sonreía con cadencia.

Lo note un poco serio, seguramente por los nervios. Seguía bailándole con más

deseo que ritmo. Todo estaba listo para que termináramos juntos esa noche. O sea,

sentía que los dos lo deseábamos. Además de ser un caballero también es un gran

amigo porque en ese momento recordó que venía con ustedes y me dijo, permíteme

un segundo voy a ver a mis cuates y ahoritita regreso. Había demasiada gente y ví

cómo se perdía entre los cuerpos. Regresó con otro par de cervezas. Se veía

nervioso. No dejaba de voltear a todos lados. Luego llegó una amiga y me saludó.

Le presenté a Mauricio y los tres seguimos bailando. En eso llegó un tal Hacha,

amigo de Mauricio, y le decía algo a mi amiga de su sonrisa y ojos desaforados.

Mauricio se disculpó y me dijo que estaría un rato con ustedes.

Nos quedamos solas con el Hacha quien no dejaba de sonreírle a mi amiga.

Creo que le decía algo de sus pechos o su escote, no lo sé pero ella me pidió que la

acompañara al baño. Al regresar, seguimos bailando pero ahora en la tarima, de ahí

podía ver a Mauricio. Tal vez, mientras estuvimos en el baño él regresó y al no

encontrarme se quedó con ustedes. Finalmente reconocí al Tigroncio, te ví a tí, ya

estaba “Simondorrio” pero no ví a Mauricio. Seguía bailando con mi amiga mientras

lo buscaba. Tal vez había ido al baño. Pero después de otro par de cervezas sabía

que ya no estaba ahí. Así pasa con Mauricio Garcés, aparece sin ser invocado y

desaparece como el viento.

historias de madrugada 13

Page 16: Historias de madrugada num 3

Mala reputación

Charly A. Secas

Como se sabe, cuando los versos que un poeta escribe no

sirven para conquistar el corazón de una mujer, ese poeta

es un fracaso. Por eso empezó a escribir historias.

Iba caminando tranquilamente por la ciudad: mi portafolios muy bien sujeto y

mis zapatos recién boleados. De repente, como toro embravecido, la felicidad

me agarró descuidado: me lanzó por los aires. El problema no fue mi inexperto

vuelo sino el descuajado aterrizaje. Como pude, todo me daba vueltas, me

senté en el filo de la banqueta. Poco a poco recobré el sentido y, como acto

reflejo, empecé a doblar mi rodilla izquierda, la que siempre me duele cuando

hace frío. No me había repuesto del aterrizaje cuando la muy desgraciada me

agarró del tobillo y me arrastró por toda la calle.

Mi cabeza iba rebotando en el asfalto, ya ni el intento hacía de zafarme.

Traté de acordarme si alguna vez había visto un manual en caso de que la

felicidad atropellara a uno. Si, esos manualitos que la Secretaría de Protección

Ciudadana reparte. Sólo me acordé de los manuales en caso de incendio, de

temblor o en caso de cambio de sexenio, pero de atropellamiento por bestias

indómitas nada. Así que sólo seguí los consejos en caso de incendio. No corra,

no grite, no empuje. Me deja llevar. Cuando me di cuenta, estaba en mitad de

la calle, inmóvil, viendo un cielo sin nubes. Esperé un rato: nada. Se había ido.

Intenté pararme, sacudí mi ropa y volteé a ver mis zapatos: seguían pulcros.

Respiré hondo, aliviado, si mis zapatos seguían inmaculados todo estaba bien.

Lo que yo no contaba fue que sólo quería que me descuidara para asestar otro

golpe. En medio de la calle, viendo el sol reflejado en mis zapatos, fui un

blanco perfecto. Recibí otros de sus golpes, este sí más certero. Salí, otra vez,

por los aires y reboté en el cofre de un auto gris. Sin aire en los pulmones,

revolcándome, empecé a revisar si estaba completo. Descubrí que me había

hecho una herida enorme en mi rostro, algo así como una carcajada tatuada.

historias de madrugada 14

Page 17: Historias de madrugada num 3

Pero bueno, como pude me levanté y me fui con el reguero de sonrisas por la

calle. Me empezaron a fallar las fuerzas y terminé arrastrándome de felicidad

por el asfalto. De pronto, una absurda coincidencia me tendió la mano, pero

sólo fue para que pudiera esquivar la tercera embestida, que mi en mi caso tal

vez hubiera sido mortal. Sólo su afilada cornamenta me rozó. Sentí bufar a la

felicidad en mi espalda como una caricia siniestra. Tapando la risueña herida

de mi cara, di las gracias a la mano que desapareció tal cual había aparecido.

Estaba sólo de nuevo en medio de la calle: sangrando una sonrisa por aquí;

sangrando una sonrisa por allá.

Como pude, llegué a la farmacia del grandísimo ahorro y pedí

inmediatamente una obligación que cerrara la herida. La chica del mostrador,

una linda y perfumada señorita con cara de memorándum, me tranquilizó. Me

dio un sobre que contenía el reporte del saldo de una tarjeta de crédito.

Sí, así es, me dijo la señorita cada de memorándum. Pero, cuando vio

pasar bufando a esa bestia embravecida que seguía buscándome, cerró las

puertas y agarró un librito azul (que siempre debe estar junto al extintor,

según las nuevas especificaciones del Reglamento de Establecimientos y

Comercios de la Ciudad, como una medida más de seguridad), que contiene la

Constitución Política. Con un aplomo asombroso abrió el librito azul sin

importar la página y empezó a recitar los artículos como si leyera la Novena

Plegaria y Rosario a María Rosa Mística. La felicidad huyó, la hemorragia se

contuvo.

Tranquilo me alisé el pelo, me sacudí el polvo de la risa que se había

quedado impregnado en mi saco y me dirigí a hacer fila al banco más cercano.

Todo ha marchado muy bien desde entonces. Pero por favor, guarda

este secreto, ya que a nadie, en su sano juicio, le gustaría hacerse de la

publicidad de haber sido feliz en este mundo

Enero de 2008. Entre 10 y 8 oC

historias de madrugada 15

Page 18: Historias de madrugada num 3

historias de madrugada 16

DESCÁRGALO AQUÍ:

WWW.congresobc.gob.mx/IELWeb/documentos/administracion%20y%20finanzas/CrisisFin.pd

f

Page 19: Historias de madrugada num 3

diálogos de él

Yo sólo quería saltar, volar.

Salir de aquella cárcel de bondad simulada.

Así que di un salto -prohibido en aquellos parajes,

como tantas otras cosas-

Y descubrí que romper reglas abre las puertas

de los sueños y las fantasías.

Con gusto deje vacío mi lugar en el paraíso

Para entrar al verdadero infinito. Puesto que era solo mío.

"La mejor manera de cortarle las alas a la imaginación es la

participación de varias diferentes en un solo proyecto,

ya que los limites de una sola se multiplican

si se le aúnan los limites de otras"

Y ASI, LES REGALE (si, a ustedes)

LA INVENCION DE LA MAGNIFICA LIBERTAD.

Se descubrió mi falta y se alerto al jefe,

Y el jefe mandó perros ovejeros para capturarme.

Ellos corrían y yo volaba bajito,

Ellos corrían y yo no sabia volar alto.

Me comieron las alas, y aprendí a correr

Ahora corría más que ellos. Y escape. Gracias perritos...

Como castigo. El Jefe me privó de mi infinito particular,

y creo este mundo en su lugar,

repleto de gente desalmada y diferente,

donde también me esperaba el odio general.

Ahora vivo en los centros de la tierra, buscando

El espacio que se me niega en la superficie.

Debería avergonzarme, subir y pedir disculpas,

historias de madrugada 17

Page 20: Historias de madrugada num 3

No tengo alas, no tengo paraíso ni sociedad,

Estoy solo y no tengo amigos pero...

Tampoco sigo reglas, porque no hay nadie

a quien podría dañar con mi existencia.

Mi vida sigue el rumbo que yo escojo,

y me he vuelto el mejor amigo de mi mismo.

Además, descubrí que las alas que sólo vuelan

bajo, sirven para privarte de la libertad...

Estoy sólo, pero libre.

Y la razón por la que estoy un paso

más arriba que ustedes, a pesar de tener ya

nada que me diferencie de su condición humana,

es que conocí el otro mundo,

El que añoran y desean, así

que puedo estar totalmente seguro de que

tomé la decisión adecuada...

No busquen en mi la razón de sus errores, de

sus desdichas o de sus dolores.

Cúlpenme si, de su existencia,

Pues el jefe los creo para hacerme sufrir

exclusivamente a MI..

Sherezada del Valle

historias de madrugada 18

Page 21: Historias de madrugada num 3

De: Foto de familia

3

(A concepción)

Te juro que voy a vivir por siempre -dijiste-

¿Como puede el mundo rezar sin ti?

¿Como se llama la canción que cantabas?

Quisiera saber si aún recuerdas como abrirme,

como abrazarme hasta quedar violeta

¿Todavía eres tu cuando te nombro?

Quisiera sentir tus palabras entrando por debajo de la puerta y extrañarte un

poco menos

El violín de Natalia desgarra las paredes y la tristeza me pesa en cada palabra

me equivoco de ojos, me siento nebuloso en noviembre, me confunden las

ventanas

¡Necesito pensarte un poco más, necesito aprender un poco más, necesito

que me digas que todo va a estar bien! Sólo tu sabias hacerlo como si todos

los días fueran martes

No me dejes creer que volveré a abrir las puertas de la casa, sólo,

diluido.

Alejandro Leonés

historias de madrugada 19

Page 22: Historias de madrugada num 3

pajareando con Wallace Stevens*

*monos aparecidos en un mail, en honor al poeta.

acción poética pirata

Page 23: Historias de madrugada num 3

02:15 [DORMIR SIN TI]

Todo parecía mentira:

el frío/ el vacío de mi cuerpo olvidado/

el vacío de la soledad/

el vacío de la angustia/

la invasión del pánico

Traté de convencerme de que todos eran pasajeros.

Traté de engañarme/

repitiéndome que no existían/

que me había deprimido la lluvia ligera del día/

que extrañaba al sol

y que todo era química neuronal jugando con mi

cerebro.

Exasperada/ lo único que logré en mi mente,

fue verte.

Luego…

sólo apagué tus ojos.

Mónica Gameros

monicagameros.blogspot.com.mx

Page 24: Historias de madrugada num 3

Ludwig Zeller