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HISTORIA DEL CEMENTO EN LATINOAMERICA El papel de las importaciones en la demanda latinoamericana Como acabamos de ver, a principios del siglo XX los mercados latinoamericanos absorbieron una parte importante de las exportaciones cementeras de los países europeos que contaban con una industria más dinámica y competitiva. Esos flujos comerciales tuvieron mucha mayor relevancia para las naciones latinoamericanas, convirtiéndose durante un tiempo en su fuente de aprovisionamiento casi exclusiva. El cuadro 2 permite saber cuál fue el peso relativo del cemento exportado por las principales economías europeas, más Estados Unidos, dentro de las compras al exterior del producto realizadas por las repúblicas latinoamericanas. Como se observa, su comercio intrarregional fue completamente marginal. También se advierte con claridad la posición relativamente secundaria ocupada por el cemento estadounidense en estos mercados, lo que, a primera vista, resulta sorprendente. Su fulgurante ascenso en la primera

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HISTORIA DEL CEMENTO EN LATINOAMERICA

El papel de las importaciones en la demanda latinoamericana

Como acabamos de ver, a principios del siglo XX los mercados latinoamericanos absorbieron una parte importante de las exportaciones cementeras de los pases europeos que contaban con una industria ms dinmica y competitiva. Esos flujos comerciales tuvieron mucha mayor relevancia para las naciones latinoamericanas, convirtindose durante un tiempo en su fuente de aprovisionamiento casi exclusiva.

El cuadro 2 permite saber cul fue el peso relativo del cemento exportado por las principales economas europeas, ms Estados Unidos, dentro de las compras al exterior del producto realizadas por las repblicas latinoamericanas. Como se observa, su comercio intrarregional fue completamente marginal. Tambin se advierte con claridad la posicin relativamente secundaria ocupada por el cemento estadounidense en estos mercados, lo que, a primera vista, resulta sorprendente. Su fulgurante ascenso en la primera dcada del siglo, originado sin duda por los extraordinarios progresos tecnolgicos experimentados por la industria norteamericana, no tuvo continuidad. Su predominio en los aos del conflicto blico fue puramente circunstancial: el cemento fabricado por el vecino del Norte ocup el lugar que dej vaco el cemento producido en el Viejo Continente ante las grandes dificultades surgidas en el transporte por el Atlntico. Pero una vez terminada la guerra, el cemento europeo no tan slo recobr las cuotas de mercado que tena antes de la misma, sino que las aument al emerger en Europa nuevos productores competitivos, arrinconando al cemento estadounidense. A principios de siglo, se disputaban la primaca Alemania, Blgica, Gran Bretaa y Francia. El segundo fue capaz de mantener su elevada cuota, mientras fue erosionndose la de los dos ltimos, e incluso la del gigante germnico lder destacado entre los productores europeos, a raz del desarrollo acelerado del sector en Estados Unidos y en Escandinavia. La Gran Guerra trastoc profundamente los mercados. Dej fuera de juego temporalmente a Alemania, lo que dio alas a pequeos productores con gran potencial de crecimiento, como Dinamarca, Suecia y, algo ms tarde, Noruega, que irrumpieron con fuerza en Latinoamrica, desplazando a los venerables pero menos eficientes productores franceses y britnicos. Otros muy jvenes, como por ejemplo Finlandia y Yugoslavia, en los aos veinte conquistaron posiciones menos aparentes (son responsables del ligero incremento del residuo que se deduce de la ltima hilera del cuadro). En definitiva, la demanda de cemento por parte de Amrica Latina fue atendida por un grupo numeroso y cambiante de pases que haban desarrollado un potente y eficiente sector productor aunque no siempre hubieran logrado alcanzar un elevado grado de industrializacin (como era el caso de Dinamarca y Noruega, por mencionar slo algunos de ellos).

Las diversas repblicas latinoamericanas tenan muy distinta significacin como demandantes de ese producto. El cuadro 3 lo refleja con toda claridad. En los albores del siglo, Argentina y Brasil absorban con creces ms de la mitad del cemento importado por la regin. Aadiendo el tercer gran importador Mxico daban cuenta del 70 por ciento; con el cuarto y el quinto Chile y Cuba totalizaban ms del 90 por ciento. El peso relativo de los dos primeros se acrecent an ms en los aos precedentes a la Guerra Mundial, hasta alcanzar el mximo de dos tercios, mientras que se mantuvo sin mayores cambios el de los dos ltimos. En este perodo, nicamente Mxico perdi gran importancia como importador. No fue algo transitorio: a finales de la dcada de 1920, haba dejado de tener la ms mnima relevancia. A Cuba le ocurri lo mismo un poco ms tarde. Argentina vivi este fenmeno con mucha menos intensidad. En cambio, Brasil y Chile parecen ser ajenos a l. Todava ms lo son Colombia y Venezuela, cuyas compras al exterior pasan de representar una nfima porcin del total de la regin a suponer entre el 7 y el 8 por ciento del mismo. Obviamente, las variaciones indicadas, ms muchas otras de menor entidad que pueden apreciarse en el cuadro, son debidas a las diferencias existentes en el seno de Amrica Latina en cuanto al ritmo de aumento de las importaciones de cemento durante el perodo. El cuadro 4 clarifica tal cuestin, a la vez que plantea un gran interrogante.

El rasgo ms llamativo del cuadro comentado no radica tanto en la disparidad de las magnitudes absolutas de las importaciones de los diversos pases cuanto en la muy diferente evolucin de stas. Si comparamos los valores del quinquenio final (1925-29) con los del inicial (1900-04) advertiremos que tras la tendencia general al crecimiento hubo una amplia diversidad de trayectorias. Las importaciones de aquellos que partan de niveles muy bajos aumentaron sustancialmente ms que el conjunto de la regin, como fue el caso de Colombia, Repblica Dominicana, Bolivia, El Salvador, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Ecuador, Hait, Costa Rica, Guatemala y Per (por orden de mayor a menor crecimiento). Aparentemente, esto refleja un patrn de crecimiento positivo y esperanzador, en el que las economas ms atrasadas tendieron a converger con las ms avanzadas. Sin embargo, resulta chocante a primera vista que stas cesaran de incrementar sus importaciones e incluso las redujeran a partir de un cierto momento. El caso extremo es el de Mxico, cuyas compras exteriores se hundieron con la revolucin y la guerra civil y no se recuperaron en la dcada de 1920. Aunque en ningn otro pas los volmenes de importacin de 1925-29 fueron inferiores a los de comienzos del siglo, lo cierto es que en lo que respecta a las economas latinoamericanas ms desarrolladas la dinmica fuertemente expansiva de las importaciones vivida durante la primera dcada de la centuria se quebr con la guerra mundial y no se enderez tras su finalizacin. Argentina y Uruguay ilustran perfectamente este patrn. El primero a duras penas alcanz en la segunda mitad de los veinte a importar los volmenes de los aos previos al conflicto. El segundo se qued muy por debajo. Lo mismo le ocurri a Cuba, que mantuvo el impulso ascendente hasta que acab la contienda. Brasil y Chile siguieron un camino algo distinto, pues en 1925-29 sus importaciones superaron netamente los niveles de 1910-13, si bien en trminos relativos el diferencial fue muy inferior al registrado por la docena de naciones sealadas anteriormente que formaban el grupo de pequeos importadores.

El grfico 2 brinda una imagen global que arroja luz sobre el verdadero alcance del fenmeno observado en aquellas economas que la historiografa ha reconocido como las ms desarrolladas de la regin. Es manifiesto que en el decenio precedente a la guerra mundial Amrica Latina acrecent de manera imparable el consumo, va importaciones, de cemento. En el lapso de una dcada (1903-13) se multiplicaron nada menos que por 6. El estallido de la guerra hizo caer a la mitad las cantidades ingresadas. En su transcurso, la contraccin prosigui continuamente, de tal forma que en el ltimo ao de la conflagracin los volmenes importados se retrotrajeron a los niveles de quince aos atrs. Pero lo ms subrayable no es este fenmeno, comn a las actividades relacionadas con el comercio internacional, sino la lentitud de la recuperacin posblica. Tuvieron que pasar diez aos para que se recobraran y superasen las magnitudes de las importaciones totales y por habitante de 1913. Enfrentados a esta constatacin, debemos preguntarnos: es creble que Latinoamrica no lograra volver a los niveles de consumo de cemento de la preguerra hasta 1928, en vsperas de la Gran Depresin (perdindolos entonces de inmediato, como muestra el grfico 2)?. La respuesta es negativa porque, como veremos a continuacin, el consumo haba ido distancindose de las importaciones.

La emergencia de la industria cementera y el avance del proceso de sustitucin de importaciones

Los orgenes de la industria del cemento en Amrica Latina se remontan a 1872, cuando se estableci en Rosario (Argentina), una pequea fbrica que produca cemento romano para el mercado local15. Esta iniciativa tuvo una cortsima existencia, como otras surgidas al cabo de poco tiempo en el mismo pas, a causa de que los costes de produccin doblaban los precios del cemento importado. Hubo que esperar hasta 1895 para asistir al nacimiento de la moderna industria del cemento en Latinoamrica, basada, naturalmente, en la fabricacin del cemento portland. Naci en La Habana (Cuba), por obra de dos comerciantes espaoles. Fueron unos inicios poco prometedores. La fbrica estaba dotada de un equipo modesto, su capacidad productiva ascenda tan slo a 20 toneladas diarias y dej de operar en 191016. Pero por entonces ya haban entrado en funcionamiento diversas nuevas plantas con mayores potencialidades en distintos pases, como atestigua el cuadro 5.

Brasil fue el segundo pas donde comenz a producirse cemento portland, en 1897, en Rodovalho (estado de Sao Paulo). Pero, al igual que sucedi en Argentina unos aos atrs, esta primera iniciativa y las que siguieron inmediatamente despus en territorio brasileo, protagonizadas por inversores italianos, franceses y alemanes, tuvieron muy escaso xito. Operaron de manera discontinua y cerraron al poco tiempo, o bien mantuvieron paralizada la produccin durante largos perodos18.

Con el nuevo siglo se levantaron plantas cementeras en Cuba (1901 y 1912), Guatemala (1901), Mxico (1906 y 1909), Argentina (1908), Chile (1908), Colombia (1909 y 1913), Venezuela (1909) y, finalmente, Uruguay (1912), las cuales estaran destinadas a tener, en general, una larga y fecunda vida19. A pesar de ello, la mayora atravesaron grandes dificultades durante los primeros aos, hasta la Primera Guerra Mundial, porque la tecnologa que empleaban no les permita elaborar un producto uniforme, de buena calidad y suficientemente barato para competir con el cemento importado de Europa. Solamente la industria de Mxico escap a la presin competitiva, gracias a la proteccin natural que le brindaba la lejana de la costa de los principales centros consumidores. A la altura de 1914, las fbricas instaladas en los pases mencionados tenan en funcionamiento 28 hornos de una capacidad media modesta (14.000 toneladas), de los cuales slo 13 eran de tecnologa moderna (horizontales). Todos los hornos operaban por el procedimiento seco, que frente al hmedo tena la ventaja de ahorrar energa a costa de no obtener cemento de suficiente limpieza y de calidad estable. Las dems operaciones del proceso productivo, desde la extraccin de los minerales hasta el envasado, se caracterizaban por el uso de mtodos y tecnologa rudimentarios. Probablemente, todo eso est relacionado con el hecho de que las perspectivas de negocio que se abran para las citadas industrias no eran, por el momento, muy halageas. Debido a ello, el capital extranjero no se haba sentido demasiado atrado por financiar semejantes aventuras empresariales.

La Guerra Mundial cambi radicalmente la situacin al trastocar el funcionamiento de los mercados latinoamericanos. Se produjo un autntico shock de oferta, a raz de las dificultades de abastecimiento. Las irregularidades en la produccin europea y, muy especialmente, la aguda caresta de transporte martimo y la brutal elevacin de los fletes provocaron que los precios del cemento en destino se disparasen. Como se afirma en un informe oficial norteamericano elaborado aos despus, This embarrassing situation was the incentive for establishment or extensin of domestic cement industries in many countries. La lista de productores se ampli sustancialmente: Cuba (1918), Argentina (1919), Per (1922), Ecuador (1923), Mxico (1923, por partida doble)23. Consolidada la primera generacin de fbricas, y al calor del ciclo expansivo vivido durante la dcada de posguerra, hubo una nueva hornada en Argentina (1928 y 1929). En este contexto, ingresaron en el club de pases productores Brasil (1926) y Bolivia (1928)25. Hubo tambin algunos intentos que se saldaron en fracaso, como en Paraguay (1926). A la par que se difunda la industria, tuvo lugar una profunda renovacin tecnolgica, tanto de las fbricas recin puestas en marcha como de las fbricas pioneras. Se montaron en total casi tantos hornos como en el perodo anterior a la guerra, pero con la particularidad de que prcticamente todos ellos eran horizontales rotatorios, con lo que tenan una capacidad, y sobre todo, una productividad mucho mayor que los hornos instalados en las primeras plantas. Adems, la mitad de los nuevos hornos empleaban el proceso por va hmeda, lo cual permiti fabricar un cemento ms homogneo y de mayor calidad. Este progreso tecnolgico fue acompaado de mejoras tcnicas en algunas de las mltiples operaciones necesarias para elaborar el producto, tales como la mecanizacin parcial de la carga de minerales, la trituracin, y la molienda del crudo y del clinker.

Si las plantas ganaron mucho en eficiencia y se dotaron de la tecnologa ms moderna fue, en muchos casos, merced a la inversin extranjera. sta sabido, empujaron las economas latinoamericanas a fomentar la produccin interior para reemplazar importaciones. Pero el presente trabajo no tiene por objeto analizar ese perodo, sino el anterior, justamente para poner al descubierto que fue en las tres primeras dcadas del siglo XX cuando se sentaron las bases de la ISI, y para mostrar que, en realidad, la primera parte de la misma tuvo lugar antes de la crisis de 1929. En los siguientes prrafos presentar una cuantificacin aproximada que da apoyo a lo que acabo de afirmar.

El cuadro 6 sintetiza la informacin acerca de la produccin que se halla en el apndice B, el cual contiene las series anuales, adems de una explicacin detallada de las fuentes y el procedimiento utilizado para estimar la produccin. Debo insistir en un aspecto por lo dems evidenciado tanto en el cuadro como en el apndice: la mayora de las series no son del todo confiables en sus tramos iniciales. La carencia de datos estadsticos sobre la produccin en algunos aos me ha llevado a establecer unos lmites mximos y mnimos entre los cuales debi situarse. La elaboracin cuantitativa se gua por un criterio que no es arbitrario y que parte de una evidencia emprica slida y exhaustiva, pero es innegable que en los primeros aos adolece de unos amplios mrgenes de error. Basta observar las dos ltimas filas del cuadro para reparar en ello. Entre el nivel mnimo hipottico de produccin de cemento en Latinoamrica en 1900-04 y el nivel mximo hipottico media una relacin de 1:4,5. El cociente se reduce a menos de la mitad desde 1907, pero sigue siendo muy elevado durante los diez aos siguientes. Solamente a partir de 1919 los mrgenes de incertidumbre pasan a ser prcticamente irrelevantes (6 por ciento en promedio para 1919-30). En pocas palabras, es muy aventurado fijar con precisin el nivel productivo para el perodo anterior al trmino de la Primera Guerra Mundial. La aproximacin cuantitativa que propongo en este artculo no se resiente en exceso de tal indeterminacin estadstica porque durante esa poca la fabricacin propia tuvo poca importancia en relacin a las importaciones. Con ellas se atendi al grueso de la demanda.

En los primeros aos de la centuria, en efecto, el sector meramente acababa de echar races en la regin. La produccin del perodo 1900-04 no signific ms del 1-4 por ciento de la que se alcanzara un cuarto de siglo ms tarde. Pese a que en el decenio siguiente creci vigorosamente se multiplic por un factor comprendido entre 4 y 8, no hizo ms que seguir el formidable ritmo de expansin de la demanda. El gran salto tuvo lugar despus de la Guerra Mundial, no tanto porque se acelerara la alta tasa de crecimiento de la produccin cuanto porque sta se elev ya a magnitudes respetables. El cuadro 6 tambin pone de relieve la diversidad de trayectorias. La produccin cementera de Colombia, Cuba, Guatemala, Venezuela y, en menor medida, Chile se increment de manera muy gradual. Por el contrario, la de Argentina, Per, Brasil y Uruguay despeg con enorme fuerza en un cierto momento. Mxico sigui una evolucin ms bien singular, que cabe achacar a los trastornos sociopolticos padecidos. Ms an lo fue la de Ecuador, que se mantuvo estancada.

Las cifras del cuadro comentado inducen a valorar los logros productivos de los distintos pases teniendo en cuenta su desigual significacin en el conjunto de la regin. Contemplando los datos desde esta perspectiva, los aos que precedieron a la contienda mundial se caracterizaron por el liderazgo de la industria mexicana, que lo arrebat a su homloga cubana, precursora en Latinoamrica. El tercer puesto se lo disputaban cerradamente la planta cementera chilena y la uruguaya. El resto de fabricantes de la regin tenan una escala de produccin muy inferior. Si nos desplazamos a 1929, Cuba y Argentina comparten el liderazgo, contribuyendo entre ambos al 47 por ciento de la produccin latinoamericana. Mxico y Uruguay tambin estn igualados, en el puesto de segundo rango. Entre los cuatro aportan de la produccin de la regin. Chile aade el 10 por ciento. El cemento elaborado en los restantes pases significa una fraccin muy reducida del mencionado agregado, incluso en el caso de Brasil (6 por ciento del total).

El distinto peso de las producciones nacionales est lgicamente relacionado con el dispar volumen de la demanda de cada uno de esos pases, lo que a su vez guarda una cierta relacin con el tamao de sus economas y su nivel de desarrollo. En la parte final de este apartado me ocupar de la ltima cuestin, mientras que ahora examinar la primera. De lo que se trata aqu, en suma, es de discernir cmo se desenvolvi el proceso de sustitucin de importaciones. El cuadro 7 cifra puntualmente el fenmeno.

Si se consideran globalmente los pases que pusieron en marcha una industria autctona antes de 1930, hay que convenir que los progresos fueron muy modestos hasta 1914. La produccin interna slo atendi alrededor del 10 por ciento de la demanda conjunta de esos pases31. El consabido despegue originado por la Guerra Mundial est bien reflejado en los datos de la parte inferior del cuadro. La produccin pas a cubrir, de inmediato, el 24 por ciento del consumo. A partir de ah inici una carrera ascendente sin descanso, que le condujo en una dcada a equipararse con las importaciones. Como puede verse con mayor claridad en el grfico 3, a la altura de 1930 las fbricas de la regin abastecan exactamente la mitad del consumo de cemento. As pues, podemos afirmar que, en lo que atae a este sector industrial, el camino de la ISI haba sido ya medio recorrido antes de que Latinoamrica fuera golpeada por la crisis internacional.

Volvamos al cuadro 7 para examinar la cronologa del despegue de la ISI en cada uno de los pases. A fin de cuentas, se trata de un proceso que, por su propia naturaleza, es de mbito nacional. sta es la perspectiva pertinente para valorarlo, por ms que la anterior tenga la virtud, y el atractivo, de ofrecer un balance sinttico. Pues bien, el cuadro en cuestin evidencia que las experiencias nacionales fueron contrastadas las experiencias nacionales, aunque compartieron algunos rasgos bsicos. En algunas economas, el arranque efectivo de su industria fue tan tardo que apenas cabe hablar de un proceso de ISI siempre refirindonos al sector analizado antes de la Gran Depresin. En esta situacin se encontraron Bolivia, Brasil y Per. El resto conoci un desarrollo mucho ms precoz: sus orgenes se sitan en la primera dcada del siglo. Dentro de este grupo mayoritario, compuesto por Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Guatemala, Mxico, Uruguay y Venezuela, el ms rezagado Uruguay puso en marcha su industria en 1912, como hemos visto. Solamente Ecuador se aparta de este patrn, sin encajar tampoco en el seguido por aquellos que se demoraron ms en activar la ISI. Otro aspecto compartido por la prctica totalidad de productores es el notable peso que adquiere desde el primer momento la produccin nacional dentro del consumo. En este sentido, debe subrayarse que Argentina parece ser un caso atpico. El cemento argentino gan importancia de forma extremadamente parsimoniosa, incluso cuando se derrumbaron las importaciones a causa de la coyuntura blica. El salto se produjo slo despus de la misma, y no tuvo un gran relieve porque el aumento de la produccin no se hizo mediante la reduccin de las importaciones. Si bien se mira, el comportamiento argentino no fue tan anmalo como aparenta ser. En la mayora de las naciones productoras de la regin la produccin se acrecent sin disminuir las importaciones gracias a la fuerte expansin de la demanda interna. El retroceso de la sustitucin de importaciones que se observa por doquier en los aos precedentes a la contienda mundial Mxico es la excepcin sugiere que la ventaja competitiva del cemento europeo con respecto al autctono era tal que los aumentos de la demanda tendan a satisfacerse con mayores importaciones. Su aguda caresta en el perodo blico alter el equilibrio de fuerzas, pero en algunas partes (Chile, Venezuela) slo lo hizo de manera transitoria. Antes de que irrumpiese la crisis de 1929, nicamente en Cuba y Mxico hay una evidencia clara de que la produccin interna creci sostenidamente desplazando las importaciones. Ah radica la principal diferencia con lo que acaeci a partir de 1930. Si hasta entonces la ISI haba dado muchos pasos adelante sin haber sacrificado las importaciones, en lo sucesivo tendra verdaderamente lugar su sustitucin por la produccin interna.

Llegados a este punto, surge una pregunta o quizs debera decirse resurge, pues posiblemente haya estado presente desde los primeros pasajes de esta seccin, cual es: por qu una docena de pases devinieron fabricantes de cemento durante la poca?; o, planteada en otros trminos, de qu dependi el arranque y crecimiento de la produccin?. De partida, cabe conjeturar que fue decisivo el volumen de la demanda. Dado el alto coste del capital de primer establecimiento de las plantas cementeras y dadas las caractersticas tecnolgicas de su funcin de produccin, esta industria slo es econmicamente viable en un contexto de mercados relativamente abiertos si existe una demanda capaz de absorber de manera estable un volumen de produccin mnimo relativamente elevado. Siendo as, el factor clave es el tamao de mercado, el cual viene determinado a su vez por la dimensin del pas y por su nivel de renta.

Los grficos 4 y 5 son una forma tentativa de poner a prueba la hiptesis que acabo de enunciar. En ambos puede comprobarse que, a la altura de 1929 punto culminante y final del perodo de crecimiento anterior a la crisis la produccin estuvo relacionada con el consumo en trminos agregados y por habitante. Para ser ms preciso, dependi ms del consumo total que del consumo per cpita. Eso explicara que las economas de muy pequeo tamao, como las centroamericanas y las caribeas a excepcin de Cuba no contaran con una industria en su territorio. Su demanda agregada era demasiado reducida, cualquiera que fuese su nivel de consumo per cpita. Por supuesto, no todo encaja perfectamente en tal esquema interpretativo. Si se toman por separado, los grficos ponen de manifiesto que la situacin productiva de algunos pases se aparta sensiblemente de la esperable conforme a sus niveles de consumo. As, Colombia, Chile, Venezuela y, sobre todo, Brasil producan por debajo de lo que les correspondera por el volumen de su consumo, mientras que en el caso de Mxico y Uruguay y, muy destacadamente, Cuba ocurra lo contrario. Ahora bien, contemplando el grfico 5 se halla la explicacin a alguna de las desviaciones sealadas: Uruguay tena un nivel de consumo per cpita anormalmente elevado, mientras que Brasil lo tena bajo en relacin a su produccin, es decir, sta parece ser mayor de la que habra correspondido a su consumo per cpita. De modo que, combinando las desviaciones de ambos grficos se saca en conclusin que los pases cuya industria cementera haba alcanzado en 1929 un grado de desarrollo productivo aparentemente no acorde con la demanda interna son: Cuba y Mxico (por exceso); y, de forma moderada, Colombia, Chile y Venezuela (por defecto).

Obviamente, la interpretacin que acabo de formular es una simplificacin, que slo puede ser aceptada como una primera aproximacin al tema. Al basarse en un nico ao, no toma en cuenta la influencia del ciclo econmico e inversor, no necesariamente coincidente a lo largo y ancho del continente americano. Lo que es ms importante, ignora el papel desempeado por los factores de oferta. Aun suponiendo que todos los pases latinoamericanos tuvieran igual acceso a la tecnologa y los capitales extranjeros indispensables para instalar plantas productivas, habra que tomar en consideracin que no todos disponan de los recursos naturales bsicos adecuados cerca de los principales centros consumidores. En este sentido, lo que poda marcar la diferencia no era la facilidad de contar con bienes de equipo adecuados ni siquiera tampoco con energa barata33. El factor de oferta que probablemente influy ms en que se retrasara el arranque de la industria cementera en algunas naciones latinoamericanas fue la disponibilidad de depsitos de las materias primas minerales cerca de los puntos de abastecimiento de combustible y de los grandes centros de consumo. As ocurri, por ejemplo, en Brasil, que no estuvo en condiciones de desarrollar con xito esta industria hasta que, en los aos veinte, se descubrieron depsitos prximos a los mercados de Rio de Janeiro y Sao Paulo (Suzigan, 2000, 264 y 267). Adems de ello, habra que considerar que la poltica econmica, muy especialmente, la poltica arancelaria, pudo o no proporcionar incentivos a la industria cementera nacional34. En definitiva, los factores de demanda inmediatos ofrecen una explicacin bastante satisfactoria sobre los logros alcanzados en la fabricacin de cemento por los pases latinoamericanos en el proceso de la ISI desplegado antes de la crisis de los aos treinta, aunque para tener una comprensin completa del fenmeno habr que desentraar el papel jugado por otro tipo de fuerzas.

El consumo de cemento

El anlisis del consumo aparente de cemento tiene inters por s mismo, con independencia de que ayude a clarificar cmo se ha desarrollado la industria que lo produce. Como es sabido (v. Introduccin), el cemento es un bien intermedio bsico en la actividad constructora. En la poca estudiada, fue sobre todo un material esencial en la construccin de infraestructuras y otras obras civiles (carreteras, puentes, diques, instalaciones portuarias, embalses, etc.). De manera paulatina, fue difundindose el uso del cemento y del hormign o concreto para forjar la estructura de los edificios, particularmente los no residenciales y los de mayor altura35. Por consiguiente, el nivel de consumo del producto constituye un buen indicador de la inversin en el sector de la construccin, en general, y de la inversin en capital social fijo, en particular. Las diferencias en el consumo a lo largo del tiempo y entre pases tambin tambin reflejan, en parte, disparidades en los niveles de renta, debido a que en un estado de extrema pobreza o de gran atraso se han empleado materias naturales de tipo vegetal o mineral ms baratas y accesibles que el cemento (en detrimento, por supuesto, de las posibilidades de soportar pesadascargas, una larga vida til, etc.). En este artculo no es posible abordar un examen detenido de todas las cuestiones que acabo de mencionar, las cuales son merecedoras, sin duda alguna, de un estudio monogrfico especfico. Dejar de lado las series anuales de consumo aparente contenidas en el Apndice C, y me centrar en las medias quinquenales y, fundamentalmente, en las cifras de dos aos concretos de gran significacin histrica 1913 y 1929, con el fin de realizar una primera aproximacin cuantitativa a las desigualdades existentes en el seno de Amrica Latina en el consumo de cemento.

El cuadro 8 resulta sumamente elocuente. En el conjunto de la regin, el consumo de cemento por habitante se multiplic por un factor superior a 6 a lo largo del perodo36. En la primera mitad del mismo hasta el estallido de la Guerra Mundial el crecimiento fue sensiblemente ms fuerte que en su segunda mitad. Esto fue as en todos los pases, salvo en dos pequeos productores (Ecuador y Guatemala) y uno no productor (El Salvador). Alguien podra estar tentado de atribuir esa desaceleracin a los esfuerzos realizados por potenciar una industria propia, que habran llevado a poner trabas a la entrada del cemento fabricado por los productores ms eficientes. Pero tal conjetura carece, por ahora, de fundamento. La evidencia emprica manejada sugiere, por un lado, que la produccin autctona se acrecent como consecuencia de la expansin de la demanda y no de la sustitucin de importaciones; por otro lado, el menor ritmo de aumento del consumo afect tanto a aquellos que conocieron un proceso de ISI como a aquellos que fueron ajenos a l. En mi opinin, deberamos inclinarnos por otra conjetura que apuntara hacia el impacto provocado por el conflicto blico, que puso fin abruptamente a la era de la primera globalizacin y priv a las economas de la zona de oportunidades de crecimiento a travs del comercio y la inversin internacionales. Los propios datos del cuadro 8 respaldan, o cuando menos hacen verosmil, tal hiptesis. Durante la conflagracin el consumo se hundi y tard aos en recuperarse. En el primer lustro de posguerra se asisti a una reactivacin mediocre, que no permiti recobrar los niveles mximos anteriores. Hubo que esperar hasta 1927 para alcanzar y superar el techo de consumo per cpita de 1913. Algunas de las economas que ms se haban beneficiado de la integracin a la economa internacional arrostraron mayores dificultades. Argentina no volvi a las cifras de consumo por habitante de 1913 hasta despus de superada la crisis de los aos treinta (1937, en concreto). Chile solamente lo logr en vsperas de la misma (1928).

Pero el rasgo ms sobresaliente del cuadro no estriba en la evolucin del consumo a lo largo del tiempo sino en las disparidades existentes entre las repblicas latinoamericanas. Cuando dio comienzo el siglo, prcticamente en la mitad de ellas apenas se utilizaba el cemento: su consumo anual por habitante era nfimo, quedaba por debajo de un kilogramo. En cambio, estaba ya ampliamente extendido en Cuba (26 kg.), Argentina (14), Uruguay (10) y Chile (8). En la segunda y tercera dcadas se difundi progresivamente el uso del producto en los pases ms rezagados, de manera que hacia 1929 la mayora de ellos sobrepasaban los registros de los ms avanzadosen 1900. El cuadro comentado pone de manifiesto que la distancia que separaba a unos y otros en 1925-9 era enorme, aunque no fuera tan abismal como en 1900-4. Bolivia, Hait, Honduras, Nicaragua y Paraguay consuman alrededor de 5 kilogramos anuales, mientras Uruguay rebasaba la cota de 100 kilogramos, Cuba la de 80 y Argentina y Chile la de 50.

Es en extremo interesante reparar en que esas disparidades se corresponden con las existentes en los niveles de renta per cpita, si bien son de un orden de magnitud muy superior, sobre todo en los primeros aos del siglo37. Se dira que el consumo de cemento es como uno de esos espejos deformantes que agrandan y achican el tamao de los cuerpos que reflejan. A qu se debe tal exageracin de las diferencias de riqueza? Al igual que suceda con el consumo de energas modernas (combustibles fsiles), y, a buen seguro, con algunos nuevos bienes de consumo duraderos, tales como los automviles, el cemento era un bien sustitutivo de bienes empleados tradicionalmente que slo estaba al alcance de los agentes econmicos privados y pblicos que haban alcanzado un cierto nivel econmico. En los niveles ms bajos de renta, el consumo de esos bienes nuevos era virtualmente inexistente. Es por ello que el consumo de cemento como el de los recursos energticos modernos y otros productos similares no es funcin exclusivamente del nivel de inversin en construccin o de renta, sino que tambin expresa el grado de modernizacin econmica.

Las diferencias intrarregionales que exhibe el cuadro 9 pueden visualizarse con ms claridad en los grficos 6 y 7, en los que se representan los registros de consumo por habitante en 1913 y 1929, respectivamente. He aadido el nivel de consumo europeo porque entiendo que resulta en extremo interesante comparar los logros de las naciones latinoamericanas con las del Viejo Continente.

En la primera fecha, el consumo per cpita medio de la regin se situaba, aproximadamente, en 22 kilogramos39. Como es bien visible, Latinoamericana iba muy por detrs de Europa (52); concretamente, el consumo de aqulla supona tan slo el 41,9 por 100 del de sta. Ahora bien, haba tres pases que aventajaban netamente al conjunto europeo: Cuba (76), Argentina (74) y Uruguay (72). Chile (47) estaba casi a la par, y, consecuentemente, bastante alejado del grupo de los tres lderes. Panam parece ir a la zaga, aunque es posible que mi estimacin exagere su posicin (v. Apndice A). Ms incontrovertible es el hecho que Brasil, Costa Rica y Repblica Dominicana tenan unos niveles parejos de consumo, slo ligeramente inferiores a la media regional. Los restantes pases estaban muy distanciados de sta, y exhiban unos registros tan bajos que tiene poco sentido que establezcamos distinciones entre ellos. Represe que algunos productores y tambin algunas de las economas grandes formaban parte de esa docena de consumidores pobres.

Transcurridos tres lustros, llegado el punto de inflexin dramtico que signific la crisis de 1929, las posiciones relativas haban sufrido algunas variaciones destacables. La cabecera de la regin segua compuesta por el Cono Sur ms Cuba, pero los cuatro pases haban alterado sus puestos: Uruguay detentaba ahora una primaca indiscutible; Chile se haba aupado a la tercera posicin, disputndole a la isla caribea la segunda, mientras que Argentina qued relegada a la cuarta. Costa Rica competa reidamente con Panam para ocupar el quinto puesto, en tanto que Venezuela haba escalado espectacularmente por encima del promedio regional. Brasil haba recorrido el camino inverso. Las pequeas repblicas centroamericanas, con las excepciones sealadas de Panam y Costa Rica, ms Hait, Bolivia y Paraguay componan el furgn de cola. Contrariamente, las otras grandes economas atrasadas (Colombia, Mxico, Per) conseguan adelantar posiciones, acercndose lentamente a la media latinoamericana.

En trminos globales, hay dos rasgos destacables, de carcter contrapuesto. Uno de ellos radica en el incremento, en un 50 por 100, del consumo per cpita de cemento de Latinoamrica. El otro consiste en un elemento de permanencia, de igual o mayor importancia que ese aumento: la brecha que separaba Amrica Latina de Europa no se estrech en absoluto entre 1913 y 1929. Incluso se agrand algo. En la segunda fecha, el volumen de cemento per cpita consumido por la regin represent el 38,1 por 100 del consumido por Europa, casi cuatro puntos porcentuales menos que en 1913. Son las dos caras, optimista y pesimista, de la realidad analizada.