heinz heger. hombres del triángulo rosa. cap. 5 (1)

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La homosexualidad y el nazismo. La persecución de la disidencia sexual. Los campos de concentración. Capítulo 5.

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    placer, se hurg salvajemente en los pantalonessu sevicia onanista.

    Hnrrz Hr.-c;sn

    hasta quc satisfizo

    71

    5 Los muchachos polacos y cl cao eitano

    EI clirector del campo de Flossenbrg, tn Oher:lurnbann-liiltrcr .\)S que ms adelante sera promovido 't 5'tandartenfiibrer, nosc ocupaba muchr de la gesti(rn interna del campo, cle)egndoia( n sus dos comandantes de campo. Antes cle cntrar cn ls WhflenSS lrala sido oficial dcl ejrcito, y probablcmente su pasaclo mi-litar cra la carsa dcl trnto correcto quc tcnx con los prcsos, e in-t luso cle que mostrara algunos rasgos humanitarios.

    Su actitucl contr2staba fuertemente con el mantk brutalcjcrcido por sus subordinados de las SS. Por kr c-re recuerclo, entoclo cl tiempo en el que clirigi el campo nunca otclen castigoscotporales en el potro ni estuvr presente en la ejecuci

  • 72 Hp.rNz H:
  • 74

    -Hemos conquistado Polonia, y cst prohibido cantar a la

    belleza y los encantos de las mujeres de un enemigo vencido. Srl

  • 76 Hr:,t.z Hnr;:r

    compartir cama con su jefe y ser solcitos con 1. Pero para losjvenes polacos, que en poco tiempo se vieron repartidos paraestos propsitos, la situacin no era demasiado incmoda, puestodos ellos se dieron cuenta con mucha rapidez de que si noaceptaban ser amantes de un notable, con la consiguiente racinextra de alimentacin que esto conllevaba, pronto sufriran elhambre y tendran que trabajar tanto como los dems prisione ros.Fue ls como estos muchachos polacos, y tiempo despus tam-bin Ios muchachos rusos, aceptaron de buen grado cualquierproposicin que les supusiera un trabajo ms liviano y un estma-go ms lleno.

    Estos peluches, o muecos, como se les llamaba en otroscampos, genetalmente tenan de 76 a 20 aos. Pr

  • 7-

    7978 HEIIrz H:r;nn

    lien no se puede decir que nuestros lazos fueran demasiad

  • 7a

    80 H,:rNz Hec:ngados tenan que desprenderse sin previo eviso de sus prenclas devestir para a continuacin ser conducidos a las duchas y recibir eluniforme de la prisin

    -sin oportunidad de volver a ver susprendas-, cuando la ropa era enviada al almacn frecuentemen_te se encontfaban joyas y dinero cosidos en su interior. Los SS,obviamente, lo saban, y eran los primeros en cercarse al alma_cn a fisgar en busca de tesoros ocultos. Pero los suyos eran casisiempre unos regisos superficiales, para no verse sorprendiclospor un superior y tener que entregar el botn recin obtcniclo. Demanera aiaba su brigada

    l,( )s ll()luBRI-rs Dr-tr, TRrNGULo Ros-i\

    ( r) cl cxterior. Al), los limpiaban, los rellenaban y luego los sella-lr:rn de tal manera que en el interior del tubo los corchos queda-r iu'r l unos veinte centmetros del extremo. De esta manera losrlrrarclias slo podran advertir los corchos si efectuaban una ins-pcccirin muy precisa. Al volver por la tarde al campo cle concen-tr:rcicin, se llevaban los tubos y se depositaban junto a la puerta de, ntrada mientras se revisaba a los presos. Cuando daban la orden(lc cntrar, los presos, que obviamente participaban en t()do el, nrcdo, alzaban los tubos con toda tranquilidad, entraban y los,lcpositaban en el almacn de materiales de construccin, desde,londe posteriormente se sacaba el alcohol.

    A mi nuel,o amigo nunca le faltaban las ideas cuando se tra-tlla de sacar dinero de la nada. Si haba dinero de por medio slosc preocupaba por s mismo, pero si no, tambin se ocupaba denr. Mantena la fidelidad de los hombres que trabajban en sulrrigada, y que eran sus cmplices en el contrabando de alcohol,;uncnazndolos con que matara al primeto que se chivara al jefe,le las SS de la brigada de trabajo. Nunca fue traicionaclo, y pro-siruici su negocio con el alcohol sin mayores impedimentos.

    Por otr parte, el gitano reparta entre su brigada de traba-jo

    -o mejor dicho, entre su brigada de contrabandistas- bue-

    na parte de los ingresos y nunca se comport de manera brutal nilc gstaron las palizas, por lo que nunca dio a ningn prisionerornotivo fundado para que se volvieran en su contra. Su lema eracada cual a Io suyo. Su equipo lo sba, y todos observaban unafrrea disciplina. Tambin eran conscientes de que haca negocioscon muchos hombtes de las SS y que no le habria costado muchocsfuerzo deshacerse de quien no estuviera por la labor. EI grupopermaneca unido por una mezcla de miedo y ambicin; tal era ellazo que los una.

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  • 83Hr:lNz Hltc;r:n

    Descle mi escritorio en los almacenes de la disin cle cons-truccin podia observar claramente todo lo que pasaba en la ex-planada y en la torre de vigilancia de la entrada. Si los centinelasde las SS salan de sus salas de guardia y formaban, era scal deque el director del campo estaba a punto cle entrar en el recintocle los prisioneros para llevar a cabo una inspeccin. T:Lmbin Iasoficinrs de los comandantes cle campo de las SS s del bnker. Es-tos calabozos solan usarsc como celdas pzra castigos especiales.Un Obersturntban4fii/trer cle las SS perfectamente uniformado ycentelleante dc cordones platcados y condecoraciones salt delfurgn junto con una elegante y joven dama, vestida crn un re-luciente traje de noche plateado que dejaba al descubierto susnveos hombros. Iba muy enjoyada, con zzpatos plateados detacn alto.

    Al principio pens que el oficial de las SS y su dama habrantenido algn problema mecnico con el coche y que en el furgnde la polica habrian hecho el trayecto que les faltaba hasta elcampo, al quc acudiran para aluna inspeccin. Pero cuando vique a ambos los encerraban en las celdas individuales del bnkery que cl furgn se marchaba enseguida, sent ganas de averiguarms cletalles. Por la noche le cont a mi amigo capo este extraonucvo ingreso, y l no tard en demostrar gran inters, particular-mente en les joyas de la dama. No me sorprendi lo ms mnimo,pues conoca su talento para organizar golpes.

    I , f, lr( )\ ll.rFts I)FL-rRtNGUL() R()S,\N'li amigo se enterri de todos los detalles de la extraa parcie

    , .,.r nrisn.rll noche: haban sidt detenidos en un palco dc la tipcra

    , l, l lamburgo, vctimas de una denuncia, y trasladados inmedia-r.ur( ntc 2 Flossenbrg. F,l ObersturttbannJiihrer rfe las SS era un, ,f ir irrl clestinado en el frente. Haba obtenido grancle s mritos yl,.rl,:r siclo distinguido con muchas condecoraciones, cntrc otrasl,r (.rLrz de Caballero, que desafortunadamente no alcanc a ver, ,r,rnclc lo trajeron. Su dama en realidad era un ]ovcn muchacho, k tliccinueve aos, soldado de las \Waffen SS, que estaba cle per-lrrso cn Hamburgo. Era hiio de uno de los mayores magnatcs de, lLrlrcs nocturnos del Reeperbahn hamburgus.

    Pcrmanecieron cn celdas separadas hasta la liberacitin del, .r)rp() cn abril cle 1945 y en todo ese tiemp

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    dado inmediatamente -como

    segurmente hubieran preferidolos [deres de las SS para deshacerse de un testigo de tal veraen-za- gracias a las influencias que tena su padre con los pecesgordos del partido nazi, lo que a buen seguro hubo de costarleuna considerrble cantidad de dinero.

    Mi amigo capo me cont que el muchacho disfrazado demujer tenia el rostro de una muchacha de perturbadora belleza, yque a pesar de las lgrimas que derramaba no le faltaba olfatopata los negocios. El gitano hubo de saberlo, pues hizo sus nego-cios con el hijo del magnate de Flamburgo a travs cle los presosque trabajaban en labores de limpieza en el bnker: a cambio desus joyas

    --nue resultaron ser autnticas y valiosas y terminaronseparadas en varios lotes de diamantes, pedas y anillos de oro-el muchacho consigui tanto para l como para el oficial de Ias SSabundantes raciones adicionales de comida. A mi entender fue unbuen gesto de su parte.

    Gracias a estos trapicheos de joyas por comida ninguno delos dos tuvo nunca que pasar autntica hambre. Adems, el padredel muchacho no tard en manda e una buena cantidad de dine-ro. Sin embargo, de lo nico que no se pudieron librar fue delconfinamiento solitario. En 1945, cuando se liber el campo, los