habitar el patrimonio

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    MAURICIO RODAS ESPINELAlcalde del Distrito Metropolitano de Quito

    DORA ARZAGA GUZMNDirectora Ejecutiva del Instituto

    Metropolitano de Patrimonio

    Habitar el Patrimonio.Nuevos aportes al debatedesde Amrica Latina.

    Editores:Luca Durn,Eduardo Kingman Garcs yMnica Lacarrieu.Quito: IMP, FLACSO, UBA, 2014.

    Instituto Metropolitano de PatrimonioVenezuela N5-10 y Chile

    PBX (593-2)399 6300

    www.patrimonioquito.gob.ec

    Coordinacin editorial:

    Nathalia Molina K.

    Correccin de textos:

    Yonne Crdenas yNicols Jara Miranda

    Diseo y diagramacin:

    Gloudigital ArtDario Vallejo y

    Ma. Luisa Bermeo

    Direccin de arte:Dario Vallejo

    Imprenta:

    Graffitex

    Impreso en Ecuador

    Quito, 2014

    Prohibida su reproduccin total o parcial

    sin autorizacin de los editores.

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    INTRODUCCIN 01

    PARTE I: Polticas de patrimonio: transitar, vivir y habitar 07

    DESENCAJE Y EXCLUSIN. PRESERVACIN CULTURAL,

    DESARROLLO Y VIDA COTIDIANA. Antonio Arantes, Brasil 08

    POLTICAS DE PATRIMONIO Y PROCESOS DE

    GENTRIFICACIN/RECUALIFICACIN: NEGOCIACIONES

    Y TENSIONES ENTRE LA ESTTICA PATRIMONIAL

    Y EL CAMPO PBLICO DE LO SOCIAL. Mnica Lacarrieu, Argentina 26

    LA GESTIN DEL CENTRO HISTRICO DE LA CIUDAD DE MXICO:

    1980-2012. Eduardo Nivn Boln y Delia Bonilla Snchez, Mxico 48

    ENTRE EL ESPECTCULO, EL ESTIGMA Y LO COTIDIANO:

    ES POSIBLE HABITAR EL PATRIMONIO? Luca Durn, Ecuador 66

    SER VECINOS: RESCATE Y DISTINCIN DE CLASE EN EL

    CENTRO HISTRICO DE LA CIUDAD DE MXICO. Alejandra Leal, Mxico 86

    LA CANDELARIA DE PUERTAS PARA ADENTRO. PATRIMONIO

    Y ACTORES URBANOS. Thierry Lulle y Amparo de Urbina, Colombia 100

    URBICIDIO O LA PRODUCCIN DEL OLVIDO. Fernando Carrin, Ecuador 116

    PARTE II: Polticas de patrimonio, memoria y gubernamentalidad 131

    MEMORIA SOCIAL, POLTICAS POBLACIONALES Y PATRIMONIO.

    Eduardo Kingman Garcs, Ecuador 132

    MARCAS TERRITORIALES, PATRIMONIO Y MEMORIA.

    NDICE

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    CONSERVAR O TRANSMITIR?. Elizabeth Jelin, Argentina 152

    PODER Y DISPUTA EN LA MONUMENTALIDAD DE LA NACIN:

    BUENOS AIRES, BRASILIA Y SANTIAGO. Francisca Mrquez, Chile 174

    LA MEMORIA INSOLENTE. LUCHAS SOCIALES

    EN CENTROS HISTRICOS. Manuel Delgado Ruiz, Espaa 196

    CENTRO HISTRICO, CASAS Y BARRIOS OBREROS EN LIMA.

    HABITANDO EL OLVIDO: VIVIENDA POPULAR COMO

    PATRIMONIO HISTRICO. Wiley Ludea, Per 210

    PATRIMONIO, CONCEPTO Y ALTERNATIVAS. Xavier Andrade, Ecuador 228

    REFLEXIONES DE UNA ETNGRAFA SOBRE

    EL TEMA DE PATRIMONIO. Blanca Muratorio, Argentina 248

    APORTES DE BECARIOS DEL FORO

    LATINOAMERICANO HABITAR EL PATRIMONIO, 2013 259

    LA PRODUCCIN DE LA OTREDAD AFRO

    Y LA (IM) POSIBILIDAD DE PATRIMONIALIZACIN

    EN LAS REAS DE PROTECCIN HISTRICA DEL

    CENTRO DE BUENOS AIRES. Soledad Laborde, Argentina 260

    MERCADOS DE QUITO, MEMORIA

    COLECTIVA Y PATRIMONIO. Erika Bedn, Ecuador 280

    RESEAS DE AUTORES 295

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    PARTE IPOLTICAS DE PATRIMONIO:

    TRANSITAR, VIVIR Y HABITAR

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    TRANSITAR, VIVIR Y HABITAR 48

    LA GESTIN DELCENTRO HISTRICO

    DE LA CIUDAD DE

    MXICO: 1980-2012Eduardo Nivn Boln y Delia Snchez BonillaDepartamento de Antropologa, Universidad

    Autnoma Metropolitana, Mxico

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    PARTE I49

    INTRODUCCIN

    En 1978 la UNESCO public los nombres de los primeros monumentos que integraran

    la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se trat de 32 bienes presentados

    por pases que haban ratificado la Convencin de Patrimonio Mundial aprobada por

    la Asamblea General de la organizacin, en 1972. Dos ciudades tuvieron el honor de ser las pri-

    meras en ser distinguidas como Patrimonio de la Humanidad: Cracovia y Quito, en esta ltima

    ciudad la preocupacin por los bienes culturales contaba ya con una cierta tradicin.

    En efecto, en 1967 se desarroll en Quito una discusin continental sobre la conservacin y uti-

    lizacin del patrimonio monumental que dio origen a un documento conocido como Normas

    de Quito, el cual, a casi cincuenta aos de su formulacin, es an un texto lleno de actualidad.

    Diez aos ms tarde, en una nueva reunin convocada, esta vez por la UNESCO, y que por lo

    tanto tuvo una dimensin mundial, se realiz un Coloquio sobre la preservacin de los Centros

    Histricos ante el crecimiento de las ciudades contemporneas1en donde se defini la nocin de

    Centros Histricos de la siguiente manera:

    aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura fsi-

    ca proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolucin de un pue-

    blo. Como tales se comprenden tanto los asentamientos que se mantienen ntegros desde

    aldeas a ciudades, como aquellos que a causa de su crecimiento, constituyen hoy parte de

    una estructura mayor. Los centros histricos, por s mismos y por el acervo monumental que

    contienen, representan no solamente un incuestionable valor cultural sino tambin econmi-co y social. Los Centros Histricos no solo son patrimonio cultural de la humanidad sino que

    pertenecen en forma particular a todos aquellos sectores sociales que los habitan.2

    Varios son los elementos claves que deben destacarse de esta definicin: el carcter vivo de los

    centros histricos, su vinculacin con una estructura fsica proveniente del pasado, su conexin con

    la evolucin de un pueblo, la consideracin integral tanto de su valor cultural como de lo econmi-

    co y social, y el que pertenecen tanto a la humanidad como a los sectores sociales que los habitan.

    El documento Conclusiones, al que nos estamos refiriendo, tambin resume los problemas princi-

    pales de los centros histricos y ofrece algunas consideraciones sobre su conservacin. De entre

    los primeros seala los siguientes:

    Fuerte movilidad y segregacin social con alternativas de hacinamiento y abandono de

    estas reas.

    Conficto entre las estructuras y dimensin de las vas pblicas y las de los nuevos siste-

    mas de transporte.

    1 (UNESCO/PNUD, QUITO, ECUADOR, 1977). Las conclusiones de este coloquio se pueden leer en el documento titulado Normas deQuito http://ipce.mcu.es/pdfs/1967_Carta_de_QUITO.pdf

    2

    dem

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    Realizacin de obras pblicas inadecuadas.

    Inmoderada expansin de las actividades terciarias.

    Entre las consideraciones sobre la conservacin integral de los centros histricos destacan los

    siguientes puntos:

    La conservacin de los centros histricos debe ser una operacin destinada a revitalizar

    tanto los inmuebles como la calidad de vida de quienes los habitan.

    La rehabilitacin debe realizarse respetando y potenciando la cultura.

    La revitalizacin supone un enfoque de planeamiento, es decir, debe integrrsela en los

    planes directores de desarrollo urbano y territorial.

    Para el ao en que este documento fue redactado (1977), resulta sorprendente la previsin de las

    medidas ms significativas para el xito de las acciones de revitalizacin. En forma ms precisa

    se propone que las tareas de rescate del patrimonio histrico atiendan los siguientes principios:

    integralidad de los programas de vivienda con los de conservacin del patrimonio, diversifica-

    cin de los mecanismos de financiamiento, inclusin de los distintos actores en los procesos de

    toma de decisin, intervenciones meditadas y racionales basadas en el estudio y planeacin de

    los procesos de intervencin, formacin de especialistas en la gestin de las diversas actividades

    que se realizan como parte de los programas de conservacin, y, amplias campaas de informa-

    cin y concienciacin de la importancia de los centros histricos.

    Es muy notable la coincidencia de las medidas tomadas por los organismos responsables de la

    preservacin del Centro Histrico de la ciudad de Mxico, con las recomendaciones que desde

    muy temprano formul la UNESCO, y tambin son fcilmente observables las diferencias dado

    que cada ciudad es obviamente distinta. Sin embargo, an en el caso del reconocimiento de la

    especificidad del Centro Histrico de la ciudad de Mxico, debido a la historia y a las pautas po-

    lticas con que se rige, pueden distinguirse algunos elementos tiles para otros contextos.

    En el trabajo que ahora presentamos van a ser destacados algunos de estos elementos propios

    de la preservacin del Centro Histrico de nuestra ciudad capital, los mismos que pueden ser

    explicados a partir de elementos histricos, de las formas polticas a partir de las cuales se rela-

    cionan las instituciones pblicas y los ciudadanos y de los ordenamientos legales que rigen las

    polticas de patrimonio en Mxico.

    Ponemos a consideracin de los lectores los siguientes elementos:

    1. Claridad de las causas del deterioro urbano

    El deterioro de los centros urbanos es un fenmeno comn, tanto que algunos autores hasta

    le han asignado una carga psicolgica: una especie de parricidio, en este caso, urbano (Ca-

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    rrin, 2007:10). Sin embargo, a pesar de que puede tratarse de una trayectoria compartidapor muchas ciudades, tan importante como las medidas que se toman para la conservacin o

    la rehabilitacin de los centros histricos, es el estudio de los procesos que llevaron a estos

    espacios a su alarmante declinacin. En el caso del centro de la ciudad de Mxico, es induda-

    ble que el deterioro del centro histrico estuvo asociado a cierta prdida de su centralidad.

    Por ejemplo, a partir de los aos treinta se hace evidente la huida de la zona central de la

    ciudad de importantes instituciones: varias secretaras e instituciones del Estado mexicano

    construyen sus sedes en terrenos relativamente alejados de ciudad central (la Secretara de

    Salud a la entrada de Chapultepec, la Secretara de Defensa en la zona prxima a las Lomas

    de Chapultepec, la de Comunicaciones y Obras Pblicas en la colonia del Valle, la de Recursos

    Hidrulicos en la zona del Paseo de la Reforma, el Seguro Social en el eje Reforma, etctera);

    una moderna Ciudad Universitaria levantada a ms de 10 kilmetros al sur del centro histricoimpone el vaciamiento de escuelas y facultades, as como de todos los servicios que comn-

    mente se asocian a ellas; las casas matrices o las direcciones de las grandes compaas bus-

    caron espacios ms prestigiosos al poniente de la ciudad, como tambin lo hicieron muchos

    centros de ocio o diversin.

    Pero aunado a que el centro de la ciudad empez a ser disfuncional para la realizacin de muchas

    funciones burocrticas y de servicios, la zona vivi un evidente proceso de deterioro a partir de

    un factor poltico: los decretos de congelacin de rentas de los aos cuarenta, el ltimo de los

    cuales se prorrog durante casi cuatro dcadas. Es importante tomar en cuenta esta medida,

    pues es el resultado de la confluencia de varios objetivos. Los decretos de congelacin de al-

    quileres fueron el inicio de la poltica estatal en materia habitacional ya que hasta ese momento

    el gobierno no tena una poltica de construccin de vivienda y, por otra parte, tambin fueron

    una concesin al naciente sector popular del partido que a la postre result el ms numeroso

    y de gran influencia poltica (PRI). En este sentido, la poltica de congelacin de renta atrap al

    gobierno federal y local en un crculo vicioso: fue la expresin de una poltica social en favor de

    los sectores populares del centro de la capital y tambin un instrumento de control poltico, de

    modo que en tanto la base popular del partido y los dirigentes polticos se enredaron con esa

    poltica, la vivienda popular en el centro histrico se deterior inevitablemente. Ms an, la falta

    de reconocimiento de la importancia del patrimonio monumental por grandes sectores de la

    poblacin, mantuvo un centro histrico vivo pero con condiciones de habitabilidad precarias; a

    la zona solo se acuda por ser sede de actividades comerciales que eran muy apreciadas por los

    sectores populares o porque, hasta mediados de los aos setenta, fue el punto a partir del cual

    se organizaba prcticamente todo el transporte pblico.

    Tal vez lo ms notable en la historia del centro histrico, es que a pesar de la precarizacin de

    la vivienda de alquiler, del crecimiento de los actividades terciarias, de los problemas de trfico

    ocasionados por los trasportes pblicos y privados, y del abandono del centro por parte de

    instituciones; alrededor de los cuales se desarrollaban actividades de servicio y apoyo, el centro

    histrico de la ciudad mantuvo su alto valor poltico-simblico, aunque su imagen fuera muy

    cuestionada por los sectores medios y altos de ciudad.

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    Los gobiernos federal y local (que eran prcticamente uno en la medida en que el presidentegobernaba al Distrito Federal, a travs del jefe del departamento) realizaron desde los aos

    sesenta importantes estudios para impulsar la renovacin del centro. Jorge Legorreta consigna

    el documento Renovacin Urbana Mxicode 1970 en el que se propone una poltica de recons-

    truccin total del rea que fue denominada herradura de tugurios, una enorme zona urbana que

    iba desde los talleres de los ferrocarriles en Nonoalco hasta la colonia Morelos, y que giraba hacia

    el sur, cubriendo las zonas de la Merced y la Candelaria y volva hacia el poniente abarcando lo

    que ahora se conoce como Alameda Sur hasta llegar al Eje de Paseo de la Reforma. Entusiastas

    arquitectos de la talla de Mario Pani, impulsaron el proyecto que solo qued en la construccin

    de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco y que previamente supuso la demolicin de cientos de vivien-

    das, incluida la destruccin de la traza urbana. Al arquitecto Legorreta este proyecto le evocaba

    la reconstruccin de las ciudades destruidas durante la segunda guerra mundial (Legorreta 2001)y la recuperacin de una imagen de lo que hubiera significado este proyecto en la transformacin

    de la panormica del centro en la que las calles de ngela Peralta y Lpez aparecen convertidas

    en una avenida semejante a 20 de Noviembre.

    2. La construccin de una narrativa compartida

    En este trabajo asumimos que el patrimonio es una nocin con mltiples significados. Es, desde

    luego, una relacin social, una galaxia de objetos plenos de significacin a partir de los cuales los

    miembros de la sociedad nos relacionamos para identificar el pasado y encontrar vas para tran-

    sitar hacia el porvenir. Es tambin, un conjunto de objetos que se ha decidido separar de los de-

    ms, preservarlos mediante tcnicas de conservacin, utilizarlos como recurso de identificacin

    y que son objeto de una normatividad precisa. En la irrenunciable consideracin de estas dosperspectivas, la social y la legal o tcnica, encontramos un puente que nos ayuda a comprender

    mejor el despliegue y la originalidad de nuestra poltica de patrimonio.

    Los bienes que decidimos excluir de su ciclo de desgaste y deterioro mediante diversas tcnicas

    de intervencin, requieren ser incluidos en una narrativa que permita distinguirlos, llenarlos de

    sentido, asignarles un valor, imaginarlos formando parte de un porvenir. Recurrimos a diversas

    estrategias para formular estos relatos: su sentido originario (el centro de la ciudad de Mxico

    es la cuna de la civilizacin mexica, pero tambin el lugar en una sola calle en que se fun-

    daron la primera universidad, la primera imprenta y la primera academia de artes de la Amrica

    continental); el lugar donde se acumulan bienes inmuebles que han estado en contacto con

    personajes de relevancia histrica (los monumentos reciben un valor social por haber sido lugarde residencia, trabajo o estudio de algn o algunos personales histricos); espacio donde ad-

    quieren materialidad relatos mticos (el lugar donde hubo un islote donde se expres el mito

    cosmognico de la eterna lucha entre el sol el guila y la tierra la serpiente), territorio

    en el que se observa la permanente dialctica entre el recubrimiento del patrimonio de un aura

    de sacralidad laica semejante a la de los objetos religiosos. Al identificar algo como patrimonio

    hacemos muchas cosas: expresamos nuestro sentido de pertenencia y tambin miramos nuestro

    pasado eligiendo momentos primigenios en detrimento de objetos o sucesos que nos recuerdan

    pocas menos gloriosas.

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    Estas mismas contradicciones se observan en el mbito internacional. Si el patrimonio supone laactivacin de medidas alrededor de objetos simblicos cuyo valor se sostiene en su importancia

    para el arte, la ciencia o la naturaleza, resulta difcil comprender por qu se asigna valor patri-

    monial a un campo de exterminio e infamia como Auschwitz o por qu convertimos en Mxico el

    lugar de una matanza, como la Plaza de Tlatelolco, en un sitio que rinde homenaje a toda una ge-

    neracin. La clave est en que la asignacin de valor a objetos, monumentos o lugares se define

    a partir de lo que tiene sentido para un determinado grupo. Como seal Ana Mara Rosas hace

    veinte aos a partir de un estudio sobre el pblico asistente al museo de Sitio del Templo Mayor:

    la eficacia de la institucin se encuentra en la identificacin de los asistentes con los mexicas y en

    la forma como estos son mitificados al grado de proyectar las expectativas, frustraciones y sue-

    os aunque no siempre sea producto de un mejor conocimiento histrico del grupo mexica, sino

    posiblemente de lo contrario. Estos procesos, concluye Rosas Mantecn a partir de su estudio,

    nacen fuera del museo, tal como evidencia el que dos terceras partes del pblico mostraron una

    imagen idealizada de los mexicas, y declararon como fuentes principales de su conocimiento la

    escuela y los libros (Rosas Mantecn, 1993: 231).

    En el caso del Centro Histrico esta narrativa nace en la segunda mitad del siglo XX, cuando la

    ciudad inicia su proceso de metropolizacin y tambin cuando intelectuales y artistas, preocupa-

    dos por las incesantes intervenciones aplicadas a la zona desde haca muchos aos, decidieron

    no solo poner un hasta aqu como fue el caso del rechazo a la ampliacin de la calle Tacuba a

    inicio de los sesenta- sino impulsar una poltica de verdadera recuperacin del Centro Histrico.

    3. La poltica de patrimonio

    Las polticas culturales en todos los campos han tenido como impulsor clave organismos interna-

    cionales, iniciando por la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin la Ciencia y la

    Cultura (UNESCO), pero es muy comn tambin que las orientaciones de este organismo sufran un

    proceso de apropiacin y adaptacin que a veces ocurre de manera muy lenta. Mxico es un caso

    especial en esta materia. Los estudios de Cottom3muestran que el inters del Estado mexicano por

    legislar en materia de patrimonio son muy antiguos, pero uno de los momentos decisivos ocurre

    en los aos treinta cuando la Ley sobre Proteccin y Conservacin de Monumentos y Bellezas

    Naturalesde 1930 y la Ley sobre Proteccin y Conservacin de Monumentos Arqueolgicos e His-

    tricos, Poblaciones Tpicas y Lugares de Belleza Naturalde 1934, abrieron la puerta a considerar

    el aspecto tpico y pintoresco de las poblaciones, aunque la definicin de poblaciones tpicas y

    pintorescas no fuera precisa. En 1972 esta idea qued plenamente establecida en la vigente Ley

    Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolgicos, Histricos y Artsticosque defini zona de mo-

    numento histrico como aquella rea que comprende varios monumentos histricos relacionados

    con un suceso nacional o la que se encuentre vinculada a hechos pretritos de relevancia para el

    pas (art. 41).

    Hacemos estas referencias porque fue muy importante que antes que la UNESCO aprobara la

    Convencin sobre la proteccin del patrimonio mundial, cultural y natural afines de 1972, el

    pas ya contara con un instrumento para la defensa de zonas de monumentos como el Centro

    3

    Son muchos los trabajos de Cottom sobre esta materia. Puede encontrase una visin muy completa sobre este tema en Cottom, 2008.

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    Histrico. Tal vez esto explique la tardanza de Mxico en incorporarse a la Convencin (12 aosy fue el septuagsimo segundo pas en hacerlo) y que en cambio fuera la declaratoria del Centro

    Histrico como zona de monumentos en 1980 la que iniciara seriamente el proceso de salvaguar-

    da y recuperacin de nuestro centro. Antonio Arantes,4antroplogo brasileo comprometido

    con la poltica de su pas sobre el patrimonio inmaterial, encontr un parecido entre los casos de

    Brasil y Mxico en este aspecto. El gran pas sudamericano legisl sobre el patrimonio inmaterial

    antes que la UNESCO promulgara en 2005 la Convencin sobre la proteccin y promocin de

    la diversidad de las expresiones culturales, y tard en adherirse a ella ms de un ao (fue el

    cuadragsimo pas en hacerlo). Estas diferencias que no son exclusivas de Mxico o Brasil, s son

    en cambio indicativas de un cierto predominio de la legislacin interna sobre las orientaciones

    internacionales y, sobre todo, de la importancia de los actores y contradicciones internos.

    Las instituciones responsables del patrimonio en Mxico aprovecharon inmediatamente la nor-

    matividad sobre zonas de monumentos contenida en la Ley de 1972 y lograron establecer algunos

    protocolos de actuacin e intervencin en dichas reas que a la fecha suman ms de sesenta. Por

    otra parte, las polticas de patrimonio siguen cursos de numerosos meandros. En qu consiste

    el patrimonio monumental del Centro Histrico? En el caso de esta zona de alrededor de nueve

    kilmetros cuadrados, el trabajo de los especialistas en arte colonial, principalmente arquitectos,

    se vio acompaado por el de los historiadores que contaban con estudios muy cuidadosos de

    la ciudad del siglo XIX, tanto desde el punto de vista de los procesos como del territorio. A la

    conjuncin de estos dos tipos de estudiosos se unieron los trabajos puntuales de rescate arqueo-

    lgico que se sucedan casi siempre a la realizacin de alguna obra de infraestructura. Patrimonio

    arqueolgico e histrico, este ltimo colonial y republicano, se encontraban en toda la zona en

    un nmero de 1 500 bienes catalogados.

    Sin embargo, no fue el patrimonio en general lo que dispar la poltica de rehabilitacin del cen-

    tro, sino el hecho fortuito del descubrimiento del monolito de la Coyoxautli el ltimo da de febre-

    ro de 1978. El suceso dio origen a ese gesto fustico de Jos Lpez Portillo de descubrir, sacar

    a la luz: darle otra vez dimensin a las proporciones centrales de nuestro origen. Abrir el espacio

    de nuestra conciencia de nacin excepcional. Y pude hacerlo. Simplemente dije: exprpiense

    las casas. Derrbense. Y descbrase, para el da y la noche, el Templo Mayor de los aztecas. 5Lo

    paradjico es que siendo el descubrimiento del Templo Mayor el motor de las polticas de reha-

    bilitacin del centro, la zona delimitada por el decreto de 1980 y la mayora de los monumentos

    que contiene, corresponden a la poca de la Repblica hasta 1900 y de entre estos solo eran

    considerados valiosos los grandes palacios y casas seoriales, no as la vivienda verncula.6Es

    4 Comunicacin personal.

    5 El texto es citado por Ana Rosas Mantecn, 1993: 202 y corresponde al prlogo del libro El Templo Mayor, Mxico, Bancomer, 1981,

    25-27.

    6 El 9 de abril de 1980 se emiti un decreto presidencial que declar la creacin de la Zona de Monumentos Histricos denominada

    Centro Histrico de la Ciudad de Mxico. De acuerdo a los lineamientos establecidos en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas

    Arqueolgicos, Artsticos e Histricos, en aquel decreto se de limit un polgono de 9.1 kilmetros cuadrados constituido por 668

    manzanas y se enlistaron 1 436 edificios como monumentos histricos (construidos entre los siglos XVI y XIX) para ser protegidos

    por el Instituto Nacional de Antropologa e Historia. Dentro de la zona se estableci la creacin de dos permetros: el A, con 3,2

    kilmetros cuadrados y en el que se encuentra la mayor concentracin de monumentos, y el B con 5,9 kilmetros cuadrados, que

    funcionara como zona de amortiguamiento del primero. http://sic.conaculta.gob.mx/documentos/573.pdf

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    parte de los mitos levantados alrededor del patrimonio en Mxico, suponer que nuestro CentroHistrico es colonial y mucho menos indgena. Pero a partir de esa mezcla de elucubraciones se

    ha construido la legitimidad, el prestigio y sobre todo el aprecio por el centro viejo de la ciudad

    de Mxico.

    4. Dos proyectos claros de salvaguarda del Centro Histrico

    En el caso del Centro Histrico de la ciudad de Mxico es indiscutible la claridad con que se

    confrontan dos proyectos de conservacin. El primero fue el presentado por el economista Jos

    Iturriaga y cuenta entre sus mritos, no solo el de ser el primer programa consistente e integral de

    proteccin del Centro Histrico, sino el de haber aglutinado en su entorno a prominentes figuras

    de las artes, las letras y las finanzas de nuestro pas. Su nombramiento como presidente honorario

    vitalicio del Consejo Consultivo para el Rescate del Centro Histrico en 2001, fue totalmente me-

    ritorio as como la publicacin homenaje que hizo la LXI Legislatura de sus ideas sobre el Centro

    Histrico y su rescate (Iturriaga 2012). Sin embargo, es indudable que en la visin de Iturriaga

    predominaba una preocupacin esttica y turstica del Centro Histrico y su proyecto exiga el

    relevamiento de los sectores populares de la zona. El otro proyecto se hizo evidente a partir de

    la catstrofe de los sismos de 1985. Los aos de abandono de la vivienda popular y la fuerza de

    la naturaleza se conjuraron para destruir grandes reas de la zona central de la ciudad. Con ello,

    los movimientos populares urbanos que se haban gestado desde la dcada anterior se hicieron

    visibles en el centro y la demanda de muchos de los pobladores de cambiar de casa, pero no de

    barrio marc una lnea a seguir por parte de los defensores del patrimonio, de los movimientos

    sociales y de los gobernantes de la ciudad.

    No es ninguna novedad decir que el Centro Histrico es un espacio conflictivo, pero s lo es posi-

    blemente que se manifieste esta confrontacin en dos proyectos claramente definidos. Emilio Pa-

    dilla en su texto La participacin popular en la reconstruccin del Centro Histrico de la ciudad

    de Mxico (1995) hace claros los desencuentros entre el proyecto popular de recuperacin del

    Centro Histrico y el proyecto elitista. Sin embargo, la puesta sobre la mesa de proyectos alterna-

    tivos de recuperacin del Centro Histrico no ha significado rupturas irreparables. En este punto

    encontramos tres factores explicativos: que la narrativa de recuperacin del Centro Histrico ha

    podido integrar a casi todas las voces que se han expresado sobre este objetivo destacando las

    propuestas positivas e integradoras y ha marginado las que no conducan a consensos; que se

    han diseado instrumentos normativos que abarcan casi todos los problemas que interesan a los

    actores del Centro Histrico: ordenamiento del comercio en la calle, limpieza, basura, subsuelo,atencin al patrimonio, la sealizacin, la peatonalizacin, etctera. Y en tercer lugar nos parece

    importante poner a la vista que los principales gestores del centro, actuales y de perodos pa-

    sados, gozan de un prestigio derivado del compromiso que diversos gobiernos con la recons-

    truccin y con la defensa del patrimonio: Ren Coulomb, Alejandro Surez Pareyn, Alejandra

    Moreno Toscano, Inti Muoz7y muchos otros funcionarios pblicos e intelectuales. Sera difcil

    que un diseador urbano o un promotor del patrimonio sin la experiencia de haber estado cerca

    7 Los mencionados han sido acadmicos, funcionarios pblicos y asesores/participantes de movimientos urbanos que laboraron como

    funcionarios del Fideicomiso del Centro Histrico, Autoridad del Centro Histrico o planificadores urbanos.

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    de los movimientos sociales en el Centro Histrico pudieran alcanzar xito en la gestin de este.La opinin de los que elaboramos este documento, es que la capacidad de los gestores del Cen-

    tro Histrico de la ciudad de Mxico de producir una narrativa que integra los dos proyectos de

    recuperacin el elitista y el popular es lo que ha permitido intervenciones que garanticen la

    habitabilidad del centro, el ordenamiento de los comerciantes en la va pblica, el crecimiento de

    la dotacin de su infraestructura cultural al lado de los servicios necesarios para la vida cotidia-

    na, la inversin en la conservacin del patrimonio y la modernizacin de los servicios pblicos,

    el mantenimiento del Centro Histrico como smbolo poltico y su conversin en un paseo al que

    acuden alrededor de un milln de personas los fines de semana.

    5. La institucionalizacin de aparatos de gestin del Centro Histrico

    Desde 1980 el Centro Histrico ha contado con dos tipos de instituciones de gobierno. El De-

    creto de Creacin de la Zona de Monumentos de 1980 estableci, en su artculo 7, la creacin del

    Consejo del Centro Histrico de la Ciudad de Mxico, el mismo que estara integrado, segn el

    siguiente artculo del decreto, por cinco personas que seran los titulares de otras tantas institu-

    ciones. Vale la pena observar que dos de estas eran claramente acadmicas, la UNAM y el INAH

    (que tambin tena atribuciones tcnicas), dos eran responsables de la gestin urbana: la Secre-

    tara de Asentamientos Humanos y Obras Pblicas y el Departamento del Distrito Federal (cuyo

    titular presida el Consejo), y una ms, la Secretara de Educacin Pblica, pareca tener la misin

    Fuente: Elaboracin propia.

    nfasis en los instrumentos de gestin del centro urbano

    Gobierno Federal

    Etapa de estudios yplaneacin

    Gobierno del Distrito Federal

    Predominio de ordenamientos sobregestin urbana y gestin administrativa

    Declaracincomo Z. deM.H.

    PatrimonioMundial.

    Terremotos

    1980 1985 1987 1990 1997 2000 2006 2007 2012 2013...

    Fideicomisodel CH

    Primergobiernoelegido delDF.

    CreacinAutoridaddel CH

    Etapa deintervenciones

    mayoresPredominio deordenamientos sobregestin del patrimonio

    Etapa de definicinde actores y

    objetivos

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    PARTE I57

    de servir de bisagra entre los dos pares de instituciones. No haba ningn organismo de carctereconmico, ni mucho menos alguna representacin de la sociedad civil.

    En 1984 este organismo fue modificado quedando conformado por los secretarios de Programacin

    y Presupuesto, Desarrollo Urbano y Ecologa, Educacin Pblica y de Turismo; el jefe del Departa-

    mento del Distrito Federal quien lo presida, as como por el rector de la Universidad Nacional Aut-

    noma de Mxico y los directores generales de los Institutos Nacionales de Antropologa e Historia

    y de Bellas Artes y Literatura.

    Como se observa, fue integrada una institucin acadmico-tcnica (el

    INBAL), otra de gestin, la secretara de Turismo, y otra ms que podra considerarse de importancia

    para la gestin econmica del Centro Histrico, la Secretara de Programacin y Presupuesto.

    El peso del gobierno federal en la gestin del Centro Histrico era evidente. Adems, la verti-calidad del sistema poltico mexicano haca muy difcil que los organismos que dependan de l

    actuaran con autonoma. Esto explica la enorme crisis que vivi el Instituto Nacional de Antropo-

    loga e Historia durante el conflicto derivado del intento de construccin de la lnea 8 del metro

    en 1983, pues aun siendo evidente la violacin de la normatividad sobre los monumentos y zonas

    de monumentos, solo los trabajadores y no las autoridades protestaron por el inicio de las obras. 8

    Visto en retrospectiva, el Consejo del Centro Histrico adoleca de muchos defectos como para

    calificarlo de instrumento de gobierno, pues estaba totalmente subordinado al ejecutivo federal,

    careca de capacidad de iniciativa y de recursos propios.

    Con la modificacin del sistema de gobierno del Distrito Federal y la eleccin de sus autoridades

    por los habitantes de la ciudad, hubo un cambio en los modos de gestin del Centro Histrico. En

    1990 el gobierno de la ciudad cre el fideicomiso del Centro Histrico como una entidad privada.

    Los diversos trabajos que emprendi a lo largo de los noventa fueron muy importantes en trminos

    de estudio, pero poco notables en lo que toca a la gestin y obras pblicas. Tal vez por ello en los

    primeros aos del siglo XXI se hizo evidente que era necesario dotar al fideicomiso de una insti-

    tucionalidad que representara su bien ganado liderazgo y por tanto fue convertido en un aparato

    pblico. En la pgina web del fideicomiso9se encuentra publicado el contrato que lo rige, del que

    destacan funciones de carcter operativo, caso muy diferente de la autoridad del Centro Histrico.

    Esta ltima fue creada en enero de 200710y, a diferencia del fideicomiso, sus facultades son pro-

    positivas y de coordinacin en los temas de gobierno, desarrollo urbano y vivienda, desarrollo

    econmico, medioambiente, obras y servicios, desarrollo social, transportes y vialidad, turismo,

    8 El conflicto estall cuando en ese entonces el Departamento del Distrito Federal, es decir el gobierno de la ciudad, inici la

    construccin de una nueva lnea del met ro que cruzara por el subsuelo el Centro Histrico y hara correspondencia con la estacin

    Zcalo en la gran plaza principal del pas. La accin violaba totalmente la normatividad, puesto que no se haba sometido el

    proyecto a la autorizacin del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, rgano responsable de los monumentos histricos y

    arqueolgicos. En aos todava de autoritarismo prista y de ejercicio de lo que el historiador Enrique Krauze llam la presidencia

    imperial, una oposicin a tal medida constitua una falta de disciplina institucional, a pesar de su carcter ilegal. Fueron los

    trabajadores del INAH los que se movilizaron en defensa del patrimonio y de la normatividad. La confusin y la protesta fue tan

    grande, que el Departamento del Distrito Federal se vio obligado a suspender la obra temporalmente y luego en forma definitiva. El

    conflicto fue analizado por Ana Mara Rosas Mantecn (1994).

    9 http://www.centrohistorico.df.gob.mx/fideicomiso/contrato_constitutivo.pdf

    10

    http://www.autoridadcentrohistorico.df.gob.mx/noticias/articulos/acuerdo.pdf

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    cultura y seguridad pblica. La Autoridad es el rgano administrativo de apoyo a las actividadesde la Jefatura de Gobierno en el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico (artculo 1) y las diver-

    sas entidades de gobierno estn obligadas a entregar a esta instancia la informacin que requiera

    para desarrollar su actividad.

    Se cuenta entonces con dos rganos de gobierno con funciones bien delimitadas: el Fideicomi-

    so de ndole ejecutiva y el segundo de coordinacin; el primero trata con los ciudadanos o con

    personas morales de la sociedad civil, el segundo con las dependencias de gobierno; el Fideico-

    miso es la entidad responsable ante la UNESCO del cumplimiento de las responsabilidades de

    su inclusin en la lista de Patrimonio Mundial.11La autoridad es la responsable de la gestin del

    permetro A de la zona de monumentos; el Fideicomiso define de una manera muy interesante su

    rea de responsabilidad que abarca los dos permetros del Centro Histrico pero hace alusindirecta y preferencial a los ciudadanos y no a los monumentos:

    CLUSULA DCIMA PRIMERA: Los propietarios, promotores, arrendadores, ocupantes, presta-

    dores de servicios, y/o usuarios de inmuebles localizados dentro del permetro de la zona del

    Centro Histrico de la Ciudad de Mxico, definido segn Decreto publicado el 11 de abril de

    1980 en el Diario Oficial de la Federacin, que cumplan con las condiciones que se establezcan

    en virtud de este contrato.12

    Todas estas atribuciones le imponen al fideicomiso el tener que gestionar mayores recursos que

    con los que cuenta la autoridad del Centro Histrico y una constante y delicada atencin a los

    ciudadanos del centro.

    6. Objetivo clave: la habitabilidad del Centro Histrico

    A lo largo de este documento se sostiene que el objetivo ms relevante de las polticas emprendidas

    para la recuperacin del Centro Histrico de la ciudad de Mxico, es el mantenimiento y mejoramien-

    to de la habitabilidad del mismo. Hay varios aspectos que conspiran para hacer inhabitables los cen-

    tros patrimoniales, uno de ellos es la contradiccin entre el discurso de legitimacin del patrimonio

    que lleva a hacer relevante alguna caracterstica del mismo, su unicidad, su valor esttico, cientfico,

    histrico o natural y el mantenerlo activo para que lo disfruten las generaciones actuales y futuras.

    Esto se deriva de que la accin patrimonial es un proceso de legitimacin que supone romper el ciclo

    natural de los bienes culturales de modo que lo que estaba destinado a acabarse, destruirse por el

    uso o simplemente terminar la funcin o vida til por la que fue creado, sea conservado mediante un

    proceso de intervencin. Conservar el patrimonio implica acometer una tarea de preservacin para

    poder mantenerlo en uso y as tenerlo disponible en el tiempo de una manera artificial.

    Por otra parte, habitar en el pleno sentido de la palabra, es vivir o morar. Y tras esa palabra se

    esconden varias cualidades, la primera es que implica poseer las condiciones que permitan la

    reproduccin fsica de un individuo y su entorno familiar: techo, agua, condiciones para preparar

    11 De hecho el nico informe presentado al Comit del Patrimonio de la Humanidad sobre el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico

    ha sido elaborado por el fideicomiso.

    12

    http://www.centrohistorico.df.gob.mx/fideicomiso/contrato_constitut ivo.pdf

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    PARTE I59

    alimentos, etc. En segundo lugar, supone contar con todo aquello que tiene que ver con la re-produccin social del grupo domstico: educacin, abasto, servicios de salud, esparcimiento,

    trabajo, reunin. Habitar en un medio urbano es tambin acceder a lo ms bsico de la vida en

    ciudad: movilidad, sociabilidad, reconocimiento, ciudadana. Por ltimo, pensamos que en el

    siglo XXI la habitabilidad implica condiciones de respeto al medio en que nos encontramos de

    modo que las generaciones que an no han nacido puedan disfrutar de los elementos bsicos

    que hoy tenemos. En otras palabras, habitar es vivir, reproducirnos socialmente, ejercer derechos

    de ciudadana y sustentabilidad.

    Puede el patrimonio urbano garantizar la habitabilidad hoy da? o, ms bien, nos estamos

    proponiendo un oxmoron, es decir,una contradiccin en sus propios trminos? La habitabilidad

    de los centros histricos despierta la imagen de la paradoja de Heisenberg o principio deincertidumbre: de igual modo que no podemos conocer la posicin de una partcula subatmica

    con precisin porque su velocidad nos lo impide, no podemos preservar algo usndolo, porque

    al momento de hacerlo transformamos el objeto que queremos preservar. Observar un electrn

    impone modificar un tomo; conservar un edificio supone transformarlo para que se mantenga

    en el tiempo.

    Pero a diferencia del problema de Heisenberg nos encontramos con un hecho definitivo: los

    centros histricos estuvieron, estn y muy deseablemente estarn habitados en el futuro y es

    necesario definir polticas para poder mantenerlos de esa forma. Estas polticas exigen cada da

    mayor refinamiento porque la congelacin de rentas nos mostr qu errores se pueden cometer

    en caso de irnos ms hacia un lado que a otro. Teniendo como ejemplo el caso del Centro Hist-

    rico de la ciudad de Mxico, recuperamos cuatro elementos que pensamos que han sido claves

    para sostener su habitabilidad:

    La produccin de un discurso aceptado por la mayora de los actores sociales.

    El diseo de un plan o programa con los medios administrativos para alcanzarlos.

    La eleccin de las medidas ms importantes para garantizar un medio sustentable.

    La defnicin de instrumentos culturales, polticos y fnancieros que tomen en cuenta a

    la comunidad local.

    7. Gentrificacin, elitizacin, boutiquizacin, recualificacinDesde la Carta de Quito (1977), se han desplegado muchas polticas en los centros histricos de

    todo el mundo que han dado pie a crticas de los habitantes de los centros histricos, los ges-

    tores de los mismos y de los especialistas en conservacin. Al inyectar grandes cantidades de

    dinero en una zona por lo general degradada de la ciudad, surgen inmediatamente proyectos

    de recuperacin que las convierte en zonas atractivas, lo que puede dar lugar, segn Fernando

    Carrin, a convertir el centro histrico en un factor degentrificacinque conduzca a un recambio

    poblacional o, an ms, a una boutiquizacinque elimina la poblacin residente para dar paso a

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    los usos del suelo ms rentables y exclusivos (comercios, hoteles, restaurantes, bajo la lgica bou-tique) (Carrin, 2007:10). Otra posibilidad, sin duda enmarcada en una poltica de planeacin y

    desarrollo social discutida democrticamente, es convertir las grandes inversiones y las ganan-

    cias que ellas producen en recursos que son redistribuidos para beneficio de la poblacin. Los

    estudiosos de los centros histricos han usado el concepto acuado por el arquitecto y exdirector

    general de urbanismo de Madrid Jos Mara Ezquiaga de recualificacin, para sealar que no

    toda renovacin supone el relevamiento de la poblacin o la museificacin de las zonas centrales:

    Se entiende por recualificacin la posibilidad de intervenir la ciudad con criterios transfor-

    mativos, a partir de una aproximacin estratgica ms sensible al aspecto heterogneo que

    le es propio a la urbe de hoy. Esta visin dinmica permite una intervencin simultnea y

    coordinada en las grandes reas en las cuales han sido individualizados los problemas, entre

    otros, el caso del tejido central con problemas de saturacin y congestin, o de degradacin y

    marginacin, situaciones todas que demandan intervenciones integradas. Esto es, segn una

    estrategia territorial eficaz que consienta coordinar las escalas especficas de intervencin, las

    acciones de varios actores del sector pblico y privado, as como las diversas polticas secto-

    riales que interesan a la organizacin del territorio.13

    Ezquiaga sostiene que no toda planificacin urbana debe pensarse como una poltica agresiva a

    los sectores de bajos ingresos, que susciten por tanto, reacciones defensivas. Coloca en el centro

    la accin planificadora conducida por el sector pblico que tome en cuenta la necesaria transfor-

    macin de reas obsoletas de las ciudades mediante operaciones urbansticas puntuales, pero

    apoyadas en un programa de desarrollo y que respondan a los problemas que impiden poner en

    valor oportunidades implcitas en la ciudad (Ezquiaga 2004: 08).

    13 Citado por Martnez Delgado (2004:18) y corresponde al texto Ezquiaga, Jos Mara (1997) La riqualificazione nelle aree

    metropolitane: il caso di Madrid. Paola Falin, comp. I territori de lla riqualificazione urbana. Universit degli Studi di Roma La

    Sapienza, Roma: Officina Edizione, 53-68

    Fuente: Autoridad del Centro

    Histrico

    Poblacin del permetro Adel Centro Histrico

    1990

    10,000

    20,000

    30,000

    40,000

    50,000

    60,000

    1995 2000 2005 2010

    0

    Ha

    bitantes

    Poblacin total

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    PARTE I61

    De este modo, la polmica sobre los efectos de las intervenciones en el Centro Histrico que

    han dado lugar a cuestionamientos que sostienen que tales inversiones conducen a la gentri-

    ficacin o elitizacin de la zona pueden ser reexaminados. Los responsables de la gestin del

    centro sostienen que las intervenciones que ahora podemos llamar de recualificacin no

    han implicado el relevamiento de poblacin que supone la gentrificacin y fundan su argu-

    mento en que las polticas aplicadas en el Centro Histrico han posibilitado que lleguen nue-

    vos habitantes sin relevar a los habitantes antiguos. Prximos estudios comprobarn la vera-

    cidad de estas afirmaciones. Sin embargo, para los autores de este documento, el concepto

    de recualificacin sin elitizacin se ajusta en forma muy adecuada a las medidas que se han

    tomado. Sostenemos este criterio en tres factores: las inversiones en la zona son ampliamen-

    te diversificadas, se han distribuido democrticamente en el territorio y los diversos actores

    sociales tienen vas de participacin que impiden marginar un sector o una zona de los bene-

    ficios de la conservacin del centro.

    8. Dime quin financia el centro histrico y te dir qu centro histrico es14

    El tema de la financiacin del centro histrico por lo general ha pasado a un segundo plano en

    favor de las definiciones polticas pero, como sostiene Fernando Carrin,

    el financiamiento de la centralidad histrica se ha convertido en uno de los elementos cla-

    ves y determinantes del accionar pblico. Por la va de los recursos entra uno de los elemen-

    tos de cambio en la planificacin urbana de los centros histricos de las ciudades, en tanto

    cobra relevancia la lgica de proyecto por encima de la bsqueda de una cierta racionalidad

    venida de la voluntad consciente de un sujeto social especfico; es decir, la planificacin.

    Tambin detrs del financiamiento penetran en una doble dimensin las lgicas de recupe-

    racin de las inversiones realizadas: primero nos encontramos con la obligatoriedad de la

    instancia pblica de garantizar su devolucin y, segundo, con la necesidad de que los sujetos

    beneficiados restituyan los recursos recibidos directa e indirectamente (Carrin 2007: 9s).

    El estudio de Manuel Perl y Juliette Nonaff, publicado en 2007, en el que se analiza el

    financiamiento del Centro Histrico de la ciudad de Mxico, refiere a que la zona se ha fi-

    nanciado de manera mixta, es decir, con recursos provenientes del sector privado y pblico.

    Aunque en el momento en que ellos realizaron su trabajo la intervencin en el centro de

    la Fundacin del Centro Histrico de la Ciudad de Mxico AC., que a su vez pertenece a la

    Fundacin Carlos Slim, pareca implicar un giro hacia un modelo de financiacin predomi-nantemente privado. En efecto, en esos aos la fuerte inversin inmobiliaria por parte de

    Carlos Slim pareca ser arrasadora en la zona. Los autores de este estudio hemos encontrado

    dos tipos de intervenciones financieras en el Centro Histrico. Las que se refieren a acciones

    inmobiliarias como la soada poltica que dise Jos Iturriaga a principio de los sesenta,

    consistente en la creacin de una empresa inmobiliaria que sostuviera las acciones de recu-

    peracin del centro, o el sistema de transferencia de potencialidad acordado en 1988 y que

    an sigue vigente.15Estos dos sistemas, el primero solo una propuesta y el segundo un pro-

    14

    Es el ttulo de un texto de Fernando Carrin al que se alude ms adelante.

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    yecto todava en marcha, se proponen la transferencia de recursos provenientes del sectorprivado al Centro Histrico, destinados fundamentalmente a la rehabilitacin del patrimonio.

    Es claro que una poltica de este tipo no tendra capacidad ni posiblemente la intencin de

    invertir en el espacio pblico. El otro sistema de financiamiento se ha sostenido en la aplica-

    cin de recursos presupuestales federales y locales que a la fecha ya alcanzan montos muy

    grandes y que, segn afirman los responsables de la gestin del Centro Histrico, se han

    distribuido equitativamente por todo el territorio. Aunque los que firmamos este documento

    no tenemos evidencia de esto ltimo, es muy probable que as haya sido, porque la inversin

    pblica en el Centro Histrico est bsicamente en la infraestructura subterrnea de la zona

    y en obras de transporte y vialidad que obviamente no se pueden reducir a una parte de

    este lugar de la ciudad.

    El provocador reto que formula Fernando Carrin sobre el financiamiento de los centros his-

    tricos: Dime quin financia el centro histrico y te dir qu centro histrico es (2012: 517-

    552) menciona varios sistemas de financiamiento que se han sucedido o acompaado en los

    centros histricos: el mecenazgo privado, la cooperacin tcnica internacional, la contratacin

    de crditos internacionales y el mejoramiento de la recaudacin que produce flujos locales

    mayores y ms equilibrados (donde la formalizacin de las actividades econmicas y la mo-

    dernizacin del catastro pueden ser algunas de estas medidas). Cada una de estas lneas de

    accin suponen problemas y lmites, pero lo ms relevante es cmo se orientan los presupues-

    tos y se garantiza la transparencia. La importancia de la gestin de los centros histricos, o al

    menos en la ciudad de Mxico, es que su carcter central, en todos los sentidos de la palabra,

    impone una visible rendicin de cuentas y cualquier desequilibrio en el gasto es observadocon facilidad.

    9. Del espacio disputado al espacio compartido

    Emilio Duhau y ngela Giglia (2010), definen varios tipos de espacios y de orden urbano en la

    ciudad. El centro histrico y otros espacios de la ciudad con caractersticas semejantes, son de-

    nominados por estos dos autores como espacios disputados. Se caracterizan por ser las partes

    ms urbanas de la ciudad donde el urbanismo moderno result el ms coherente y completo.

    Son tambin las que estn mejor ubicadas, cuentan con los servicios ms completos y diversi-

    ficados y con una traza urbana que es resultado de un proceso de planeacin. Al conservarse

    como espacios habitados la conflictividad urbana se torna evidente y la amenaza por la renova-

    cin de esos espacios es temida por residentes y usuarios, puesto que supone una revaloriza-

    cin de los precios del suelo. Estos espacios se vuelven muy relevantes para el conjunto de la

    ciudad y sus dinmicas conflictivas repercuten en el conjunto de la urbe. Nadie puede negar que

    el centro de la ciudad tenga muchas de estas caractersticas. Tampoco podr evitarse la reflexin

    sobre la fragilidad de estas polticas y que est latente su reversibilidad.

    15 En realidad es el Sistema de Transferencia de Potencialidad es un sistema pblico, pues los recursos que se invierten en la zona

    proceden de las transferencias de potencialidades de usos del suelo definidos por el gobierno de la ciudad, pero es privado en

    tanto que son normalmente empresas de ese carcter las interesadas en hacer uso del mencionado mecanismo.

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    El da a da en el centro histrico es de una lucha constante, de la amenaza del comercio am-bulante por volver, de comercios establecidos que disfrutan de las muchas mejoras en el centro

    que han permitido recuperar la centralidad, pero tambin de que la protesta social puede volver

    inviables algunos negocios. El centro histrico es ciertamente un espacio disputado pero tambin

    puede ser un espacio compartido. Los inevitables conflictos sociales le han acompaado por

    aos y seguramente estarn presentes en el futuro, pero corresponde a las autoridades, los ges-

    tores, la sociedad civil y los habitantes garantizar la viabilidad de un maravilloso centro histrico.

    La gestin del Centro Histrico de Ciudad de Mxico ha logrado garantizar su habitabilidad

    frente a los afanes de elitizacin. El plan de manejo 16 cumple con las recomendaciones de la

    UNESCO17y ha sido un instrumento que permite la vigilancia de todos los actores sociales, la

    transparencia de las acciones realizadas y traza una lnea a seguir para los prximos aos: planea-cin, implementacin, evaluacin, el monitoreo de la construccin de capacidades, los impactos

    de las intervenciones y la asignacin de recursos necesarios.

    Por ltimo, presentamos algunas recomendaciones para la gestin resumidas en cuatro puntos:

    Conservacin integral.Crear las condiciones para la habitabilidad vivienda, servicios, movili-

    dad, administracin y armonizarlas con el conjunto de polticas urbanas planeacin, polticas

    de seguridad, sostenibilidad, de desarrollo social, de cultura, etc..

    Trabajo comunitario.Involucrar a las comunidades locales en los procesos de planeacin, diseo,

    conservacin y gestin.

    Narrativa compartida.Es necesario generar un discurso que llegue a las comunidades locales,

    para trabajar con significados atribuidos al centro histrico. Para ello es necesario identificar a los

    actores involucrados, los conflictos y los recursos:18produccin e interpretacin de significados,

    recursos histricos u otros, inversionistas, residentes, visitantes y autoridades. La participacin19

    puede analizarse en niveles de informacin, consulta, decisin, ejercicio y apoyo.

    Mtodos de evaluacin.Es importante incluir en el plan de manejo instrumentos de retroalimen-

    tacin para los mtodos participativos y los proyectos efectuados.

    16 Publicado en la Gaceta Oficial del Gobierno de la ciudad y disponible en lnea http://www.autoridadcentrohistorico.df.gob.mx/

    noticias/articulos/plan_de_manejo.pdf

    17 UNESCO/WHC (2012: 11)

    18 Lezama-Lpez, 2009.

    19 Basado en David Wilcox (1994) The Guide to Effective ParticipationBrighton: Partnership Books y Sherry Arnsten (1969) A ladder of

    Citizen Participation. Journal of the American Planning Association, 35 (4): 216-224.

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    TRANSITAR, VIVIR Y HABITAR 64

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