guerra de irak no, justicia global sí

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N° 179, 28 de septiembre del 2001 PARA ENTENDER MEJOR LA CRISIS MUNDIAL (III) Hemos recibido múltiples demandas de nuestros lectores para compartir elementos serios de análisis, sobre lo que pasa con la crisis; allí va una tercera entrega. NO A LA GUERRA, SÍ A LA JUSTICIA por Mario López Martínez * Vaya por delante que, para cualquier analista de conflictos que utilice el enfoque de la investigación para la paz, no hay otra consideración primera que las vidas humanas irreparablemente perdidas, que la atención a las víctimas de la barbarie y la sensibilidad hacia el dolor humano producido en todas sus expresiones, porque se entiende que las personas son fines en sí mismas. Esto sirve tanto para lo sucedido en los Estados Unidos de América, como para los muchos conflictos abiertos en el resto del mundo. Siendo la violencia un fenómeno cultural y no natural está en nuestras manos como sociedades evitar, al máximo, su expresión y extensión. ¿Existe un análisis pacifista de lo que sucedió el 11 de septiembre y de las consecuencias graves a las que nos puede conducir una gestión precipitada y descontrolada del uso de la fuerza? ¿Por qué hago hincapié en un análisis o en un enfoque pacifista? ¿Acaso los juicios vertidos por líderes políticos y militares, por analistas del conflicto, por columnistas, etc., no buscan una solución o respuesta en ese sentido? ¿No debiéramos de reflexionar más profundamente al dar por aceptada una guerra como la respuesta, si no más adecuada, al menos parece que inevitable? El pacifismo es la doctrina o conjunto de ideas que repudian la guerra (también el terrorismo) como instrumento para alcanzar fines políticos o, en su caso, para dirimir conflictos entre estados o grupos humanos. Dejando al margen el pacifismo absoluto que rechazaría cualquier tipo de guerra sean las circunstancias que sean, existe un pacifismo relativo que, aún repudiando el belicismo (ideología que considera las guerras como una forma de progreso humano), intenta agotar todas las vías existentes (políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales), hasta la extenuación si es preciso, con la finalidad de evitar las terribles consecuencias de aquélla. Además, no hay que olvidar que el pacifismo es, sobre todo, una forma de conducirse, es una predisposición fundamentada y una acción coherente, que trata de prevenir, de adelantarse, de sembrar condiciones que hagan poco menos que imposible la naturaleza de la guerra. Por último, en la práctica, en la evolución histórica de aquél, más que hablar en singular habría que referirse en plural: a pacifismos (ilustrado, jurídico, internacionalista, feminista, ecológico, etc.).

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Alegato contra la intervención en Irak en 2004 y posicionamiento pacifista jurídico.

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  • N 179, 28 de septiembre del 2001

    PARA ENTENDER MEJOR LA CRISIS

    MUNDIAL (III)

    Hemos recibido mltiples demandas de nuestros lectores para compartir elementos

    serios de anlisis, sobre lo que pasa con la crisis; all va una tercera entrega.

    NO A LA GUERRA, S A LA JUSTICIA por Mario Lpez Martnez *

    Vaya por delante que, para cualquier analista de conflictos que utilice el enfoque de la

    investigacin para la paz, no hay otra consideracin primera que las vidas humanas

    irreparablemente perdidas, que la atencin a las vctimas de la barbarie y la sensibilidad

    hacia el dolor humano producido en todas sus expresiones, porque se entiende que las

    personas son fines en s mismas. Esto sirve tanto para lo sucedido en los Estados Unidos

    de Amrica, como para los muchos conflictos abiertos en el resto del mundo.

    Siendo la violencia un fenmeno cultural y no natural est en nuestras manos como

    sociedades evitar, al mximo, su expresin y extensin.

    Existe un anlisis pacifista de lo que sucedi el 11 de septiembre y de las

    consecuencias graves a las que nos puede conducir una gestin precipitada y

    descontrolada del uso de la fuerza? Por qu hago hincapi en un anlisis o en un

    enfoque pacifista? Acaso los juicios vertidos por lderes polticos y militares, por

    analistas del conflicto, por columnistas, etc., no buscan una solucin o respuesta en ese

    sentido? No debiramos de reflexionar ms profundamente al dar por aceptada una

    guerra como la respuesta, si no ms adecuada, al menos parece que inevitable?

    El pacifismo es la doctrina o conjunto de ideas que repudian la guerra (tambin el

    terrorismo) como instrumento para alcanzar fines polticos o, en su caso, para dirimir

    conflictos entre estados o grupos humanos. Dejando al margen el pacifismo absoluto

    que rechazara cualquier tipo de guerra sean las circunstancias que sean, existe un

    pacifismo relativo que, an repudiando el belicismo (ideologa que considera las guerras

    como una forma de progreso humano), intenta agotar todas las vas existentes (polticas,

    jurdicas, econmicas, sociales y culturales), hasta la extenuacin si es preciso, con la

    finalidad de evitar las terribles consecuencias de aqulla.

    Adems, no hay que olvidar que el pacifismo es, sobre todo, una forma de conducirse,

    es una predisposicin fundamentada y una accin coherente, que trata de prevenir, de

    adelantarse, de sembrar condiciones que hagan poco menos que imposible la naturaleza

    de la guerra. Por ltimo, en la prctica, en la evolucin histrica de aqul, ms que

    hablar en singular habra que referirse en plural: a pacifismos (ilustrado, jurdico,

    internacionalista, feminista, ecolgico, etc.).

  • Reducir mis argumentos al mximo trabajando sobre dos tipos de pacifismo que se

    complementan poderosamente en este principio de milenio: el pacifismo jurdico y el

    radical. Si consideramos el enfoque del pacifismo jurdico en el que, en ltima instancia

    y slo como extrema ratio, tendran cabida tanto la guerra de legtima defensa como su

    doctrina ms profunda, la guerra justa, es porque se aceptan los argumentos contrarios

    al belicismo, esto es, porque se cree que el uso brutal de la fuerza, que es la guerra, no

    ayuda, no sirve, para resolver conflictos, en todo caso contina una espiral difcilmente

    limitable de dolores y odios. Pero para hablar tanto de legtima defensa, como de guerra

    justa, han de cumplirse un conjunto de elementos imprescindibles sin los cuales aqullas

    seran una simple excusa o subterfugio poltico o, tambin, una accin de naturaleza

    deshonesta (argumentos como que debe ser el ltimo recurso, debe de servir para

    regresarnos a una paz verdadera, debe de usarse slo contra soldados, debe ser

    proporcional o debe de ser aplicada no como venganza sino como aspiracin de justicia,

    argumentos en los que no me detengo porque creo son conocidos, an cuando se ha

    abusado de ellos cuando se han querido adaptar para legitimar la mal llamada guerra

    humanitaria).

    Adems el pacifismo jurdico se expresa a travs del derecho internacional pblico, de

    la constitucin de organizaciones supranacionales y de sistemas de cooperacin y

    socorro muy tiles en caso de conflictos. Queriendo evitar la guerra, nuestra primera

    obligacin nos conduce a barajar todas las hiptesis de trabajo para prevenir su

    escalada. Una de ellas es considerar lo que ha sucedido como un crimen de lesa

    humanidad y, en consecuencia, las consideraciones que inducen a actuar frente al

    crimen, esto es, la persecucin ha de ser legal, ante un estrado judicial, encabezado por

    un rgano jurisdiccional con competencia internacional y con potestad para hacer

    cumplir sus decisiones, dicho de otro modo: buscar a los culpables, llevarles a juicio con

    todas las garantas y aplicar una sentencia, esta es la va concebida dentro del estatuto

    constitutivo del Tribunal Penal Internacional que, aunque no haya sido considerada por

    los Estados Unidos, tenemos la obligacin moral de exponrsela y recordrsela

    (acordmonos de los tribunales ad hoc de Ruanda o Yugoslavia). Igualmente, Naciones

    Unidas y su secretario general al frente deberan reunir cuanto antes al consejo de

    seguridad para legitimar y conducir cualquier accin, en favor del Pas agredido, pero

    de acuerdo a la filosofa de la Carta de San Francisco y a su sistema escalado de

    sanciones, en cuyo ltimo pilar estara, insisto, el recurso a la guerra. Como, tambin,

    debera dirigir una labor diplomtica tan intensa, como minuciosa, para evitar que,

    sistemas de alianzas militares como la OTAN, pudieran convertir la respuesta a un acto

    de terrorismo en una guerra generalizada que pusiera en peligro inminente y sembrase

    mltiples inestabilidades a toda Europa, al Mediterrneo y al Prximo oriente. No se

    agotan aqu las posibilidades jurdicas y diplomticas, como tampoco estn agotadas las

    vas polticas, entre ellas la negociacin y la mediacin, pero no para conducirnos a una

    guerra sino para buscar la condena moral del uso del terrorismo como forma de lucha

    poltica y, sobre todo, crear condiciones que no permitan su caldo de cultivo y su

    legitimacin intelectual.

    Abordo ya la segunda cuestin de manera ms breve: intentar contemplar lo sucedido el

    11 de septiembre desde la perspectiva del pacifismo radical. Entindaseme, no me

    refiero a un pacifismo extremista y absoluto, sino a aquel que busca en las races de los

    conflictos su condena de la violencia. Desde este enfoque se comienza a saber que

    existe una interrelacin profunda -y, a veces hasta creciente- entre todas las formas

  • existentes de violencia en el mundo (directa, cultural, estructural, etc.), as como que la

    violencia es una propiedad sustantiva de muchas de nuestras formas de expresin y

    comportamiento social, poltico y cultural. Simplificndolo mucho, se podra decir que

    en esa interrelacin compleja que va desde la violencia domstica, al desprecio por el

    otro, pasando por los abusos de poder, la violencia poltica, la construccin de la imagen

    del enemigo, hasta la acumulacin de armas altamente letales, la amenaza de la fuerza

    nuclear, etc. se produce un efecto boomerang y de espiral que ofrece como primera

    consecuencia una gran cantidad de vctimas diarias (por guerras, hambre, pobreza,

    enfermedades curables, etc.) que podran salvarse mediante y, simplemente, unas

    formas de gestionar los recursos existentes y las energas que precisamos orientadas

    hacia la justicia. Vivimos entre grandes paradojas: estamos en una poca de inmensas

    posibilidades que son desaprovechadas o acaparadas para beneficio de unos pocos.

    Igualmente, parte de esas paradojas residen en las dinmicas adquiridas que nos

    resistimos a desdear. Vase si no cmo muchos responsables y, hasta acadmicos e

    intelectuales, entienden an cuestiones como la seguridad y la defensa, bajo paradigmas

    como el unilateralismo, el bipolarismo o el realismo. Entre otras cosas el pacifismo

    radical nos conduce hasta un terreno tico-poltico, intentando presentarnos respuestas

    inteligentes, alternativas y audaces a los conflictos para intentar conducirlos hacia vas

    pacficas. Han servido de mucho tantas guerras en Oriente Prximo y van a servir en el

    futuro -nos dice el pacifismo- si no entendemos que el mundo se conduce a la extincin

    de muchas formas de frontera, o hacia el interculturalismo? Qu pensarn las

    generaciones futuras sobre nuestras responsabilidades y decisiones? Igualmente, la

    influencia y orientacin de nuevos conceptos como la paz positiva, no slo ausencia de

    guerras, sino condiciones de justicia, libertad y equidad, van aparejadas a la expansin

    sincera -y no coyuntural- de la democracia, el desarrollo, los derechos humanos y el

    desarme. De la muerte violenta y de las guerras no creo que se aprendan muchas

    lecciones sino ms bien dolores. No estamos condenados de antemano a su uso y a su

    padecimiento. Pero, tambin debemos saber que la paz tiene un precio, un coste que

    pasa por la justicia y por una relacin no maquiavlica entre medios y fines. Seguro que

    todas las vctimas estaran de acuerdo, hagamos lo indecible para no aumentar sus filas.

    * Subdirector del Instituto de la Paz y los Conflictos - Universidad de Granada

    ********************************************************************** El Instituto de Defensa Legal es una voz desde la sociedad civil, independiente de los partidos polticos, abierta a las opiniones plurales de muchos, que trata de combinar capacidad de

    propuesta, con la ms exigente fiscalizacin a los responsables de los asuntos pblicos.

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