genocidio y modernidad

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Page 1: Genocidio y Modernidad

MODERNIDAD Y GENOCIDIO: LA “FÁBRICA DE MUERTE”. PROCESO DE “TRABAJO” Y ENAJENACIÓN EN EL PROCESO GENOCIDA.

Lic. Patricio A. Brodsky

“Se le debe a Auschwitz que la noción de genocidio haya entrado en la conciencia –e incluso- en el vocabulario occidental. Auschwitz permanece como una implacable

condena de Occidente… En el origen de este crimen hay una intención de exterminar, y ello implica –de alguna manera– las estructuras de la sociedad industrial. Auschwitz logra la

fusión del antisemitismo y el racismo con la cárcel, el sistema industrial capitalista y la administración burocrático–racional. Para estudiar este evento, uno puede apelar a

Hannah Arendt, Michel Foucault, Karl Marx y Max Weber. En este sentido, el genocidio judío constituye un paradigma del barbarismo moderno.”

Enzo Traverso.

Cuando uno quiere estudiar un fenómeno social recurrente, debe comenzar por intentar analizar la forma más desarrollada de este fenómeno, ya que allí uno encuentra la mayor cantidad de relaciones y determinaciones, lo cual le permitirá comprender las formas menos complejas, esta es la forma que sugiere Marx en “El Método de la Economía Política”; en efecto, Marx, refiriéndose al análisis de los modos de producción, planteará que:

La sociedad burguesa es la organización histórica de la producción más desarrollada y compleja. Las categorías que expresan sus relaciones, la comprensión de su organización, permiten comprender al mismo tiempo la organización y las relaciones de producción de todas las formas de sociedad pasadas, con cuyas ruinas y elementos ella ha sido edificada, de los cuales ella continúa arrastrando en parte consigo restos todavía no superados, mientras que meros indicios han desarrollado en ella todo su significado. En la anatomía del hombre está la clave para la anatomía del mono. Los indicios de las formas superiores en las especies animales inferiores sólo pueden ser comprendidos cuando la forma superior misma ya es conocida. La economía burguesa suministra, por lo tanto, la clave de la economía antigua, etc. Pero, en modo alguno, de la forma en que proceden los economistas, que cancelan todas las diferencias históricas y ven en todas las formas de sociedad la forma burguesa.1

En este sentido, intentaré establecer algunas similitudes entre el genocidio, entendido este como un proceso social, y el proceso capitalista de producción de mercancías, para ello recurriré, fundamentalmente, al análisis y al sistema de categorías desarrollado por el propio Marx para el estudio sistemático de este último. Hago esto debido a que, en mi concepción, el proceso genocida (al menos en su forma más desarrollada, industrial, tal y como apareció en la Europa del Imperio Nacional-Socialista) se puede, perfectamente, analogar al proceso de producción de mercancías, al menos en cuanto a la forma organizacional. Tal vez no todos los procesos genocidas tienen esta característica, pero, como considero al Holocausto/Shoá como la forma más desarrollada de genocidio, y fiel a lo planteado por Marx más arriba, asumiré que este proceso genocida (me refiero al Holocausto/Shoá) será la “anatomía del hombre” del estudio de los genocidios. Por lo tanto, a los fines de este trabajo, asumiré Holocausto/Shoá y genocidio como sinónimos equivalentes.

1 Marx, Karl: El Método de la Economía Política, publicado en Internet en el sitio: www.bvsst.org.ve/documentos/pnf/el_metodo_de_la_economia_poitica.pdf

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Comenzaremos por definir genocidio. Esta es una relación social específica que consiste en una serie de acciones sociales (las cuales, en términos weberianos, pueden ser tanto con arreglo a fines como con arreglo a valores) llevadas a cabo por un poder hegemónico (o con intenciones hegemónicas); sea con un implícito o un explícito carácter intencional (o sea que dicha intención sea expresada abiertamente pueda ser inferida de las acciones de los perpetradores); y tienen como objetivo evidente la destrucción de la totalidad o gran parte de un grupo humano determinado2, ya sea la identidad que define al grupo aceptada por ese propio grupo o adjudicada por el perpetrador. Este grupo es específicamente (tácita o explícitamente) señalado como blanco de las acciones encaminadas a su destrucción. Este grupo, asimismo, tiene que tener particulares condiciones de indefensión. Dicho efecto puede ser alcanzado mediante acciones que pueden implicar grandes matanzas de masas o pequeñas acciones de violencia individual cuyo efecto global es infundir el terror y buscar la aniquilación mediante la dilución de ese grupo humano. No importa si la acción tiene o no tiene éxito en su realización y alcances, lo que importa es la intencionalidad; o sea que no es tan importante su motivación como si lo es su intención.

Así como en el derecho penal local no importa si un asesinato es exitoso o no, basta con comprobar la intencionalidad para lograr una condena por “tentativa de homicidio”, de igual forma ocurre con los cómplices e instigadores, todos son “partícipes necesarios”; de igual manera debemos considerar el hecho en un delito tan grave como el de genocidio. El genocidio es una construcción social que depende de las contingencias de determinados procesos sociales, no son procesos teleológicos lineales sino más bien efecto del juego colectivo de la interacción de fuerzas sociales. No es el simple ejercicio de una voluntad pues para toda acción existen resistencias, por lo tanto el genocidio, más que un acto es un proceso.3.

En el caso de los genocidios en América Latina ocurridos, básicamente, durante las décadas de 1970 y 1980, la ideología que sustentará al exterminio será otra sustancialmente diferente; tal vez por tratarse de una “reacción” de las clases dominantes ante su percepción de una amenaza a su hegemonía por parte de fracciones de las clases subalternas. En el Cono Sur, fundamentalmente en Argentina, Chile y Uruguay, países en los cuales, en los ’70 había procesos de movilización de masas. Frente a estos procesos las clases dominantes decidieron implementar procesos de disciplinamiento social mediante el terrorismo de estado y el genocidio con el fin de detener los procesos de autonomía que estaban en marcha y para vencer los procesos de resistencia a su hegemonía que estaban en marcha.

En Argentina, por ejemplo, según estudió el sociólogo Juan Villarreal, este proceso disciplinador produjo una profunda reconfiguración de la estructura económico-social que

2 Es importante aclarar a estos fines que el grupo se define por una identidad objetivada, poco importa que esa identidad sea autoimpuesta por el grupo o asignada por el grupo de perpetradores, lo cierto es que para los fines del genocidio dicha identidad se vuelve “objetiva”; un ejemplo de esto es el rótulo de “subversivo” impuesto por la dictadura argentina a todos los opositores a su política.3 En otro trabajo afirmaba que: “Tal vez, el momento más obsceno en este proceso se produce cuando se articulan el sistema capitalista (taylorista-fordista) de producción de mercancías con la biopolítica de un Estado capaz de construir –desde la fusión de ambos elementos– un sistema industrial de exterminio, produciendo un salto tecnológico desde el genocidio “artesanal” de los fusilamientos de los Einsatzgruppen ("Grupo de tareas") al asesinato de masas industrializado (el sistema de Lager). Este proceso de transformación –en mi opinión– fue resultado de la concurrencia de factores internos (confrontación político-ideológica al interior del nacional-socialismo) y externos (distintas alternativas de confrontación durante la guerra). La modificación del sistema de campos de concentración en exterminio no fue un proceso espontáneo ni lineal, fue un lento proceso con avances y retrocesos.” (Brodsky, Patricio: Shoá y Modernidad publicado en Nuestra Memoria, Revista del Museo de la Shoá de Buenos Aires, Nº 22, 2003, Bs. As., Pág. 15.

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consistió, fundamentalmente, en un proceso de fragmentación y estratificación jerárquica de la clase obrera, que se tradujo en la heterogenización de la misma; minetras que, a la inversa, se produjo un proceso de ordenamiento de las clases hegemónicas tras las fracciones más concentradas del capital financiero, lo que resultó en un proceso de homogenización de dichas clases. Este proceso, el propio autor lo describe, en su obra Los Hilos Sociales del Poder, en una frase: “homogenización por arriba, heterogenización por abajo”

De este modo existirá una mirada sobre los procesos de genocidio en la que pueden ser vistos como un proceso de reconfiguración vincular. El genocidio, básicamente, puede ser interpretado como un proceso de reestructuración: espacial (genocidio colonial); económico (genocidio imperial); político (politicidio); étnico (etnicidio); etc.

Teniendo en cuenta lo dicho aquí (e intentando dar un panorama más general que nos permita establecer clasificaciones genéricas), estamos en condiciones de caracterizar, en el sentido más amplio, dos grandes tipos de genocidio: disciplinario y reconfigurativo.

a) Disciplinario: En este tipo de genocidio la intencionalidad primaria pasará por establecer, restituir o fortalecer una hegemonía (sea la amenaza a dicha hegemonía real o imaginaria, a los efectos de esta clasificación no importa esta distinción ya que los efectos prácticos son los mismos). Este genocidio se implementa con el propósito de vencer resistencias, romper procesos de autonomización, disciplinar, etc., con el fin de imponer al otro la propia voluntad. Este tipo de genocidio, por sus características, es relativo, es sólo un medio para alcanzar un fin y no un fin en sí mismo.b) Reconfigurativo: En este tipo de genocidio la causalidad primaria estará orientada a provocar un proceso de reconfiguración de las redes vinculares en una sociedad. Este genocidio se lleva adelante con la finalidad de eliminar a un grupo de la sociedad (sea cual fuere el carácter identitario que define y delimita al grupo; y ya sea esta identidad intrínseca o impuesta exteriormente). Este tipo de genocidio es absoluto, no es un medio para alcanzar un objetivo sino un fin en sí mismo; el objetivo es la eliminación y no la imposición de la voluntad propia (como en el tipo disciplinario). En este tipo de genocidio el otro no existe salvo como objeto de destrucción absoluta.

El genocidio es una construcción social que depende de las contingencias de determinados procesos sociales, no son procesos teleológico-lineales sino más bien efecto del juego colectivo de la interacción de fuerzas sociales. No es el simple ejercicio de una voluntad pues para toda acción existen resistencias, por lo tanto el genocidio, más que un acto (o serie de actos) es un proceso.4

“Los propios hombres hacen su historia, pero hasta ahora no la hacen con una voluntad colectiva o de acuerdo a un plan colectivo, ni siquiera dentro de una sociedad dada, perfectamente definida. Sus esfuerzos se entrechocan, y por esta misma razón todas esas

4 En otro trabajo afirmaba que: “Tal vez, el momento más obsceno en este proceso se produce cuando se articulan el sistema capitalista (taylorista-fordista) de producción de mercancías con la biopolítica de un Estado capaz de construir –desde la fusión de ambos elementos– un sistema industrial de exterminio, produciendo un salto tecnológico desde el genocidio “artesanal” de los fusilamientos de los Einsatzgruppen ("Grupo de tareas") al asesinato de masas industrializado (el sistema de Lager). Este proceso de transformación –en mi opinión– fue resultado de la concurrencia de factores internos (confrontación político-ideológica al interior del nacional-socialismo) y externos (distintas alternativas de confrontación durante la guerra). La modificación del sistema de campos de concentración en exterminio no fue un proceso espontáneo ni lineal, fue un lento proceso con avances y retrocesos.” (Brodsky, Patricio: Shoá y Modernidad publicado en Nuestra Memoria, Revista del Museo de la Shoá de Buenos Aires, Nº 22, 2003, Bs. As., Pág. 15.

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sociedades son gobernadas por la necesidad, la que es complementada por, y aparece en la forma de azar.”5

El genocidio moderno aparecerá recién durante el siglo XX. Esto no es una contingencia ya que será durante este siglo cuando ya existan desarrolladas las condiciones sociales que permitan el establecimiento de este tipo particular de relación social. Dirá Marx que:

“El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.”6

Deberán aparecer elementos dentro de la estructura económico-social que hagan posibles formas de conciencia social que generen una naturalización de ciertas concepciones ideológicas, materiales, etc. Esta naturalización de cierto estado de cosas, de ciertas relaciones sociales, generarán una aparente reificación, la cual presentará, a los sujetos (particularmente con respecto a la forma en que se le aparecen las relaciones intersubjetivas en las que participan) sus configuraciones vinculares como algo “dado”, se le aparecerán como un “dato” de la “realidad”, como algo externo y ajeno a ellos, como inmodificable (por ejemplo: el racista no interpreta a las razas como un constructo teórico sino como un “dato objetivo” de la “realidad”). ¿Cuáles son estos elementos?, aquí los adelantamos y luego iremos desarrollando la relación de cada uno con el genocidio en nuestra concepción:

a) Darwinismo social.b) Trabajo Enajenadoc) Cosificación (Reificación en términos de Lukacs)d) División Social del Trabajo (obrero parcial)e) Gran Industria (obrero colectivo)

Nos abocaremos en este trabajo a interpretar Auschwitz (no como lugar físico sino como sistema) desde un herramental teórico proveniente, básicamente, desde e marxismo, dado que este sistema reúne las condiciones de desarrollo necesarias como para ser considerado paradigma de los procesos de asesinato en masa, en mi concepción. Auschwitz es, al estudio del genocidio, el equivalente al lugar que Marx destina a la anatomía del hombre en relación a la anatomía del mono.

La sociedad burguesa es la más compleja y desarrollada organización histórica de la producción. Las categorías que expresan sus condiciones y la comprensión de su organización permiten al mismo tiempo comprender la organización y las relaciones de producción de todas las formas de sociedad pasadas, sobre cuyas ruinas y elementos ella ha sido edificada, y cuyos vestigios, aún no superados, continúa arrastrando, a la vez que meros indicios previos han desarrollado en ella su significación plena, etc. La anatomía del hombre es una clave para la anatomía del mono. Por el contrario, los indicios de las formas superiores en las especies animales inferiores pueden ser comprendidos sólo cuando se conoce la forma superior. La economía burguesa suministra así la clave de la economía

5 Engels, Friedrich: Carta a H. Borgius del 25 de enero de 1894. en C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f. citado en http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e1894-1-25.htm6 Marx, Karl: Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859. Hay varias ediciones.

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antigua, etc. Pero no ciertamente al modo de los economistas, que cancelan todas las diferencias históricas y ven la forma burguesa en todas las formas de sociedad.7

Decíamos arriba que el genocidio moderno aparecerá como relación social recién durante finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, encontramos que los primeros genocidios modernos se producen en el contexto de las ocupaciones coloniales, las expansiones territoriales ligadas a la colonización; esta se da bajo la forma de matanzas de los pueblos originarios en el contexto de procesos de expansión y apropiación territorial, sea del territorio propio (“Conquista” del Oeste Americano, la Campaña al “Desierto” en Argentina, etc.), sea de territorios apropiados y colonizados por una potencia imperial (los Herero en la actual Namibia).

El autor Enzo Traverso dirá que durante estos procesos de colonización decimonónica se desarrollará una ideología donde el otro, el nativo, se vuelve superfluo, prescindible, e inclusive un “obstáculo al progreso”. En forma contemporánea y paralelamente a estos procesos de colonización se desarrolla un proceso de adaptación de la Teoría del Origen y la Evolución de las Especies de Charles Darwin al estudio de las Ciencias Humanas, dando origen a una serie de teorías supremacistas, pseudo-biologistas conocidas globalmente con el eufemismo “darwinismo social”. Esta adaptación de la teoría darwinista al ámbito de lo social producirá una mirada acerca del otro, especialmente los pueblos originarios cuya cultura será considerada, por la mirada eurocéntrica de los conquistadores europeos, como “inferior” a la propia de Europa, serán vistos como un “obstáculo” al desarrollo del progreso encarnado en la cultura blanca.

Los racistas de fines del siglo XIX… promovían el empleo de nuevas terapias (la “selección de razas, la exterminación de los pueblos vencidos como “ley natural” del desarrollo histórico) que hallarán en el mundo colonial su principal banco de pruebas… En ese entonces, el racismo biológico y el colonialismo conocieron un desarrollo paralelo en el que ambos discursos complementarios tenían puntos en común: la “misión civilizadora” de Europa y la “extinción” de las “razas inferiores”; es decir, la conquista a través del exterminio8

Algunos autores, como Pramono9, por ejemplo, hallarán este mismo sustento ideológico en el neoliberalismo, al cual describen como una praxis destructora de los lazos de solidaridad social como los establecidos, por ejemplo, durante los años ’30 del siglo XX cuando se implementaron las políticas asistencialistas fundadas en la ideología keynesiana y en el Estado de Bienestar. La ideología neoliberal plantea el “Laizes Faire” en relación a los sectores más desprotegidos de la sociedad, es indiferente a su suerte, los considera “sobrantes” de la sociedad, y, en cierta medida, asemejándose a los razonamientos del darwinismo social, los considera (de hecho y no explícitamente) “no aptos” para la supervivencia, por lo tanto los abandona a su suerte.

7 Marx, Karl: El Método de la Economía Política en Contribución a la Crítica de la Economía Política; En Marx, Karl: Elementos Fundamentales Para La Crítica De La Economía Política (Borrador) 1857-1858, Volumen I. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973. Pág. 26.8 Traverso, Enzo: La Violencia Nazi: Una Genealogía Europea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. Pág. 58.9 Pramono, Siswo: An Account Of The Theory Of Genocide, Refereed paper presented to the Jubilee conference of the Australasian Political Studies Association Australian National University, Canberra, October 2002, disponible en http://arts.anu.edu.au/sss/apsa/Papers/pramonotheory.pdf

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Una de las primeras, sino la primera de las características definitorias del trabajo humano en Marx es su definición del trabajo humano como actividad conciente, esta capacidad de anticipar el fruto de sus acciones en su imaginación, este trabajo que requiere del trabajador una voluntad orientada a un fin es un concepto central para comprender el concepto de genocidio entendido como una práctica intencional.

“el trabajo es en primer término un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción, su intercambio de materias con la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior de él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las disciplinas que dormitan en él... Concebimos al trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre. Una araña ejecuta operaciones que recuerdan las del tejedor, y una abeja avergonzaría, por la construcción de las celdillas de su panal, a más de un maestro albañil. Pero lo que distingue ventajosamente al peor maestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la celdilla en su cabeza antes de construirla en la cera. Al consumarse el proceso de trabajo surge un resultado que antes del comienzo de aquel ya existía en la imaginación del obrero, o sea idealmente. El obrero no sólo efectúa un cambio de forma de lo natural; en lo natural, al mismo tiempo efectiviza su propio objetivo, objetivo que el sabe que determina, como una ley, el modo y manera de su accionar y al que tiene que subordinar su voluntad. Y esta subordinación no es un acto aislado. Además de esforzar los órganos que trabajan, se requiere del obrero, durante todo el transcurso del trabajo, la voluntad orientada a un fin, la cual se manifiesta como atención.” 10

Si los perpetradores realizan acciones genocidas, entiendo que cualquier acción humana es una actividad conciente en términos marxianos, se parte del supuesto que son capaces de interpretar sus acciones, si alguien concientemente somete a otra persona a una situación en la cual es posible que sufra algún tipo de daño, entonces podemos decir que existe una intención de provocar daño. En ese sentido es que podemos trazar una analogía entre el trabajo como actividad conciente y el genocidio como actividad donde se mata concientemente.

Uno de los conceptos esenciales para comprender los procesos genocidas es el concepto de enajenación, Marx coloca este concepto en relación al hombre y el producto de su trabajo pero esta relación se desborda, extiende y alcanza todos los límites de lo social, Fromm dirá que:

“La enajenación (o “extrañamiento”) significa, para Marx, que el hombre no se experimenta a sí mismo como el factor activo en su captación del mundo, sino que el mundo (la naturaleza, los demás y él mismo) permanece ajeno a él. Están por encima y en contra suya como objetos, aunque puedan ser objetos de su propia creación. La enajenación es, esencialmente, experimentar al mundo y a si mismo pasiva, receptivamente, como sujeto separado del objeto.”11

10 Marx, Karl: El Capital. Libro 1, Capítulo V. Proceso de Trabajo, Proceso de Valorización. México: Siglo XXI Editores. 1986. Págs. 216-21711 Fromm, Erich: Marx y Su Concepto del Hombre. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 1991. Pág. 55.

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Esta idea, a mi entender es central dado que es recién durante finales del siglo XIX, con el régimen de la Gran Industria consolidado, esto es con el régimen de apropiación capitalista totalmente desarrollado que aparecerán las condiciones para el desarrollo de la “mentalidad perpetradora”, mentalidad cuyos elementos tienen su fundamento en la enajenación. A saber:

Si la enajenación exige que el hombre no se experimenta a sí mismo como el factor activo en su captación del mundo, que sea un sujeto pasivo, implicará un sujeto disciplinado, un sujeto cuyas capacidades de resistencia y de autonomía estén abolidas (o fuertemente limitadas)

Es trascendental esta idea de Marx de las múltiples rupturas, fundamentalmente la escisión, este no reconocimiento del ser humano como ser genérico, dado que si la enajenación implica que los demás permanezcan ajenos al propio sujeto, es imposible desarrollar la empatía entre los sujetos como miembros de una misma especie, como pertenecientes a un mismo ser genérico (esta imposibilidad de reconocerse en el otro es central en los procesos de configuración del sujeto perpetrador).

“Una consecuencia directa de la enajenación del hombre del producto de su trabajo, de su actividad vital y de su vida como especie es que el hombre se enajena de los demás hombres. Cuando el hombre se confronta a si mismo, confronta también a otros hombres. Lo que es cierto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo mismo también lo es de su relación con los demás hombres, con el trabajo de estos y con los objetos de su trabajo.En general, la afirmación de que el hombre se enajena de su vida como especie significa que cada hombre está enajenado en relación con los otros y que cada uno de los otros está, a su vez, enajenado de la vida humana.La enajenación humana y, sobre todo, la realización del hombre consigo mismo, se realiza y se expresa primero en la realización entre cada hombre y los demás hombres. Así, en la relación del trabajo enajenado cada hombre considera a los demás hombres según las normas y las relaciones en las que se encuentra colocado como trabajador.”12

Esta escisión entre sujeto y objeto permitirá que el sujeto no se reconozca en el fruto de sus propias acciones, en efecto, existe una tendencia en los perpetradores a no asumir la acción global de sus acciones (obediencia debida, etc.).

Asimismo, el proceso genocida involucra, por parte del perpetrador, la necesaria cosificación de sus víctimas13, por lo tanto, esta cosificación reforzará la escisión entre sujetos propia del trabajo enajenado.

En el fondo… los lager nazis eran mataderos en los que se mataba a hombres desplazados del género humano como si fueran animales.14

12 Marx, Karl: El Trabajo Enajenado. En Fromm, Erich: Marx y Su Concepto del Hombre. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 1991. Págs. 112-11313 Analizando los discursos de los perpetradores se encuentran múltiples referencias “zoológicas” o “profilácticas” sobre sus víctimas. Esto es el discurso de los perpetradores es un lenguaje pletórico de metáforas biológicas (comparación de las víctimas con animales o con plagas).14 Traverso, Enzo: La Violencia Nazi. Una Genealogía Europea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, Pág. 45.

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Morfológicamente el sistema de campos de exterminio del nazismo asume una semejanza con el sistema industrial de producción capitalista. En efecto, cuando uno mira con detenimiento el modo de producción capitalista, en particular la organización del trabajo fabril encuentra una morfología particular, forma organizativa que ve remedada en la organización del sistema nazi de exterminio.

Orientados por la búsqueda de un incremento de la “productividad” en la industria del exterminio, motivados por lo que podríamos llamar una “racionalidad fanática”, el régimen nazi, haciendo uso de las mas modernas tecnologías productivas desarrolló una ideología de la eficiencia (en la industria del exterminio), concepto que Jeffrey Herf magistralmente definió con el oxímoron “Modernismo Reaccionario”15 y que organizó en torno a pautas de la “Organización Científica del Trabajo” de Frederick W. Taylor, buscando en la división social del trabajo criterios (capitalistas) de “eficiencia” e “incremento de la productividad” en el proceso de exterminio. Todas las operaciones en las que se dividía el proceso de exterminio estaban calculadas y temporizadas para mantener un ritmo, se trataba de un virtual “taylorismo” siniestro.

Traverso, se referirá extensamente a este desarrollo tecnológico del genocidio, particularmente del Holocausto judío que tomará su modelo de la moderna fábrica capitalista. 16 Este autor, refiriéndose al sistema de campos de trabajo nazi (los nazis montaron un complejo sistema industrial donde radicaron las grandes empresas de producción industrial para las que utilizaron masivamente, en época de la guerra, mano de obra esclavizada) y a su régimen de explotación:

“Los prisioneros de guerra y los deportados políticos y raciales estaban sometidos a condiciones de esclavitud moderna, lo que se podría llamar una forma de taylorismo biologizado. Según el paradigma taylorista, la fuerza de trabajo estaba segmentada y jerarquizada en base a las diferentes funciones del proceso de producción y, como en la esclavitud, la alienación de los trabajadores era total. A diferencia de la esclavitud clásica, los deportados no constituían una mano de obra destinada a reproducirse sino a consumirse hasta su agotamiento, en el marco de un auténtico exterminio a través del trabajo.”17

15 Jeffrey Herf ha llamado el modernismo reaccionario: una letal combinación de innovación científica, nuevas tecnologías futuristas, cruzada pseudocivilizatoria y espectacular cultura de masas, como aparato ideológico que argumenta la supremacía irrestricta de un bloque de poder que no duda en imponerse a sangre y fuego contra toda resistencia. Ver Herf, Jeffrey: El Modernismo Reaccionario. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1990.16 Nota Bene: Quería introducir aquí un pequeña advertencia; si bien, dado el herramental teórico de que dispongo, el eje de mi trabajo se centrará en el análisis de procesos genocidas que se dan bajo relaciones sociales de producción de tipo capitalista no hay que descuidar que procesos genocidas similares se han producido en sociedades post-capitalistas (aquellas que se autodenominaban socialistas o comunistas): U.R.S.S., China, Camboya, etc. En este punto no podemos ignorar que a pesar de su carácter de negación del capitalismo, en la práctica, por la forma organizacional del proceso de trabajo, por la forma de apropiación (o mejor dicho de desapropiación de los productores), estas sociedades reunirán muchas de las características que Marx describe para el capitalismo en su obra El Trabajo Enajenado, sólo que aquí la expropiación al trabajador del producto de su trabajo no la hará un particular (el capitalista), sino un estado (burocrático), cuya dirección (y la consecuente división del excedente) quedará en manos de una casta burocrática que aparecerá como un poder totalitario sojuzgando a los productores. El desapropiamiento de los productores en las sociedades post-capitalistas también producirá ese efecto de las múltiples rupturas generando, allí también esa masa crítica de sujetos extrañados de sí mismos, del producto de su trabajo y de su ser genérico, allí reside la condición de posibilidad de desarrollo de la incapacidad de empatía con el alter.17 Traverso, Enzo: La Violencia Nazi. Una Genealogía Europea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, Págs. 42-43.

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Un ejemplo patente de esta ideología lo podemos apreciar en un conocido discurso que brindó Heinrich Himmler a cuadros de las SS en Poznan el 4 de octubre de 1943, cuya grabación sobrevivió a la guerra y fue utilizado como prueba en los juicios de Nuremberg. En este discurso Himmler en el afirmó que:

“Si las otras razas viven confortablemente o se mueren de hambre sólo me interesa en la medida en que podemos necesitarlos como esclavos de nuestra cultura; aparte de eso, me son indiferentes. Que 10.000 mujeres rusas mueran de agotamiento cavando una fosa antitanque sólo me interesa siempre y cuando la fosa sea terminada para Alemania.No debemos ser duros y despiadados si no es necesario, está claro. Nosotros los alemanes, que somos los únicos en el mundo que tenemos una actitud decente con los animales, debemos también adoptar una actitud decente con estos animales humanos, pero sería un crimen contra nuestra sangre preocuparse por ellos o darles un ideal.”18

No existía aquí, como se desprende de este discurso (y de la práctica material de los nazis y otros perpetradores) una racionalidad productiva, sino una racionalidad ideológico-racial en la que lo primaba era la reconfiguración, la reestructuración de la ingeniería social basada en el darwinismo social que era el sustento ideológico del régimen nazi. Las víctimas no son vistas en cuanto portadores de fuerza de trabajo, sino que son apreciados en cuanto “valor de uso” en si, se los explota hasta su agotamiento total, no guía este comportamiento irracional (desde el punto de vista de la racionalidad económica) un afán de valorizar el capital sino lo que primaba era el deseo de reestructurar la sociedad en términos ideológico-raciales. Era una razón ideológica y no económica.

Desde el punto de vista económico, uno podría decir que en el sistema genocida, el “trabajo” que se produce es un trabajo improductivo, dado que no genera ningún valor de uso, por el contrario, el genocidio es una inmensa máquina de destruir fuerzas productivas, en particular fuerza de trabajo. Lo que debemos entender es que el “valor de uso” de ese “trabajo” genocida, está en el orden de la ingeniería social, la reconfiguración de las relaciones sociales a partir del uso de la coerción violenta. Esta reestructuración social era el objetivo final de lo que podríamos denominar eufemísticamente “proceso de producción genocida” o “taylorismo del exterminio”.

El propio Traverso, luego será el encargado de relatar la tensión permanente entre estos factores en el seno del régimen nazi, tensión que se vería siempre resuelta por el exterminio, más que por la razón productiva:

“Toda la existencia de los campos de concentración nazis estuvo marcada por una tensión constante entre trabajo y exterminio. Estos campos, que habían surgido como lugares punitivos y que luego, durante la guerra, fueron convertidos en centros de producción, se transformaron de facto en centros de exterminio por el trabajo.”19

Desde el punto de vista de su funcionamiento el sistema nazi de campos de exterminio era concebido en el propio pensamiento nazi como una industria del exterminio, de ahí su organización del proceso de exterminio analogando la organización del proceso de trabajo en una fábrica moderna. En efecto, no es casual que los nazis se apropiaran de las más

18 Himmler, Heinrich: discurso en Poznan, 4 de octubre de 1943, en Internet: http://antirrevisionismo.wordpress.com/2007/06/12/himmler-en-possen-4-de-octubre-de-1943/ (14/4/2011)19 Traverso, Enzo: La Violencia Nazi. Una Genealogía Europea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, Pág. 43.

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modernas formas de tecnologías y las pusieran al servicio de una maquinaria de exterminio en un sistema que rememora a la fábrica; dirá Traverso:

“Los campos funcionaban como fábricas de muerte, lejos de la vista de la población civil, en ellos la producción y la eliminación industrial de cadáveres reemplazaban la producción de mercancías. Según los principios tayloristas del Scientific Management, el sistema de matar se dividía en varias etapas: concentración, deportación, expoliación de los bienes de las víctimas, recuperación de ciertas partes de su cuerpo, gaseado e incineración de cadáveres, todo con el fin de aumentar el rendimiento. Los responsables de los campos de exterminio no tenían dificultad alguna en reconocer esta estructura típicamente industrial: un médico SS de Auschwitz lo había descripto exactamente: “la cadena”… Auschwitz presenta entonces, gracias a sus procedimientos industriales de matar, afinidades esenciales con la fábrica,… Como en una fábrica taylorista, la distribución de las tareas completaba la racionalización del tiempo… Si bien la lógica de los campos de exterminio no era evidentemente la misma que la de una empresa capitalista –no se producían mercancías sino cadáveres- su funcionamiento adoptó la estructura y los métodos de la fábrica… Algunos principios constitutivos de la “organización científica de las fábricas”, teorizada por Frederick W. Taylor –sumisión total de los trabajadores a los mandos, separación rigurosa de la concepción y la ejecución de tareas, descalificación y jerarquización de las fuerzas de trabajo, segmentación de la producción en una serie de operaciones cuyo entero dominio correspondía, únicamente, a la supervisión –se aplicaban estrictamente… La concepción de los “equipos especiales” (Sonderkommando) de los campos de exterminio, compuestos por deportados (judíos en su mayor parte) encargados de ejecutar las tareas vinculadas al proceso de matar20… implicaba forzosamente una alienación total en el trabajo, ideal del paradigma taylorista cuyo triunfo siniestro y caricaturesco evidenciaba.”21

El proceso genocida se materializa a partir de la objetivación (proceso de cosificación o de reificación) de cierto grupo social que es inserto en un proceso que transita desde su segregación social (leyes y normas que los van aislando de las relaciones con los demás grupos de la sociedades) pasando, en algunos casos como, por ejemplo, los judíos durante el nazismo, por su segregación física (la expulsión hacia lugares “fuera” de la “vista” –los guetos-) hasta su exterminio físico. Para que este proceso pueda construirse es condición indispensable que se construya, paralelamente su deshumanización, su cosificación. Asimismo, contrariamente a los objetos útiles, se los pasa a ver como “objetos sin valor”, siquiera sin valor de uso (para los antiguos griegos el esclavo era definido como “Instrumento Vocalis”, literalmente herramienta que habla, para ellos el esclavo era un objeto pero un objeto útil). Su trabajo (tanto el trabajo concreto como el abstracto) es desdeñado, descartado, considerado inútil, improductivo, improcedente, innecesario, fútil. De allí que se produzca el exterminio masivo y no la esclavitud como en la antigüedad.

Otra de las características esenciales que debemos tomar en cuenta es la generación, mediante la división social del trabajo en el proceso de trabajo en el seno de la gran industria, del obrero parcial, el cual cumple tareas rutinarias, parcelarias y repetitivas que implicará la pérdida por parte de los obreros singulares, de los proletarios individuales22, por un lado del poder sobre el proceso de trabajo, y por otro la capacidad de una mirada global 20 Se sobreentiende que Traverso se refiere aquí a tareas auxiliares que facilitan o posibilitan el propio acto criminal, no al asesinato en si, el cual estaba reservado a los propios perpetradores; por razones de espacio no incluí la enumeración de las tareas que realiza el autor.21 Traverso, Enzo: La Violencia Nazi. Una Genealogía Europea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, Pág. 46-49.

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sobre el mismo y por ende fortalecerá la alienación al aparecer las mercancías (el producto de su fuerza de trabajo) como algo absolutamente ajeno, desconocido; implicará esta parcialización del obrero individual la aparición de una fuerza social común, el obrero colectivo. De igual manera, trazando una analogía podemos inferir que la segmentación del proceso genocida en una serie de tareas rutinarias, parciales y repetitivas favorecerá la aparición de “perpetradores parciales, los que mirados en perspectiva formarán el “perpetrador colectivo”, lo que ayudará a la dilución de la responsabilidad individual en el colectivo.

El proceso histórico de división del trabajo social en el capitalismo va produciendo una doble separación; mientras fortalece la escisión entre el trabajador y el fruto de su trabajo, al mismo tiempo, el obrero se ve expropiado del control del proceso de trabajo el que aparecerá enfrentándolo en la figura del mando, del capitalista quien, cada vez más, se apropiará del control del proceso. Analogando, en este sentido se puede ver perfectamente que en la fábrica existirá una “cadena de mandos” similar a la del ejército (de hecho Marx compara a la fábrica con el ejército) y que veremos aparecer en el sistema nazi de exterminio.

No es casual que grandes pensadores de las ciencias sociales hayan sido capaces de establecer ciertas analogías entre la empresa capitalista y el estado por un lado; y entre la empresa capitalista y el ejército moderno por el otro.

En efecto, según Marx se puede establecer una analogía entre el funcionamiento del proceso de trabajo en la industria capitalista y el funcionamiento de un ejército.

En el caso de Auschwitz esto es tan evidente que hasta podemos ver que, llegado cierto momento de desarrollo del sistema de exterminio les urgió realizar una reunión de los “altos mandos” genocidas para coordinar los esfuerzos tenientes a mejorar la “productividad” de la “Solución Final de la Cuestión Judía”; en efecto, el 20 de enero de 1942, en Wannsee, en las afueras de Berlín, se realizó una conferencia de los altos mandos nazis en la cual se decidieron los lineamientos generales del proceso de exterminio que se realizaría como sistema fabril a partir de entonces. A partir de ese momento, la “Oficina Central para la Emigración Judía” asumirá la responsabilidad de la coordinación de la deportación y transporte de los judíos de Europa hacia los guetos y los campos.

Entonces vemos un doble movimiento, por un lado la comandancia militar coordinando las tareas necesarias para la materialización de las matanzas, por otro lado, se establece una cadena jerárquica en la cual la decisión y la coordinación son tareas reservadas para los mandos; este hecho conspirará para la aparición de la responsabilidad individual (la responsabilidad colectiva basada en la existencia de una estructura colectiva con una cadena jerárquica es la base en la que se asienta la obediencia debida).

“Con la cooperación de muchos asalariados, el mando del capital se convierte en el requisito para la ejecución del proceso laboral mismo, en una verdadera condición de producción. Las órdenes del capitalista en el campo de la producción se vuelven, actualmente, tan indispensables como las órdenes del general en el campo de batalla.Todo trabajo directamente social o colectivo, efectuado en gran escala, requiere en mayor o menor medida una dirección que medie la armonía de las actividades individuales y ejecute

22 Permítaseme el oxímoron dado que el proletario, por definición, no puede ser individual, aislado, ser proletario es ser social, genérico, colectivo.

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aquellas funciones derivadas del movimiento del cuerpo productivo total, por oposición al movimiento de sus órganos separados.”23

Para Weber existe una relación entre el estado y la empresa capitalista, relación que está dada por la existencia de un mando y por una forma organizativa particular, la burocracia, dirá Weber:

“Desde el punto de vista de la sociología, el estado moderno es una “empresa” con el mismo título que una fábrica: en esto consiste, precisamente, su rango histórico específico. Y se halla condicionada de modo homogéneo, en esta y en aquel, la relación de poder en el interior de la empresa. Así como la independencia relativa del artesano, del pequeño industrial doméstico, del campesino con tierra propia, del comanditario, del noble y del vasallo se fundaba en que eran propietarios ellos mismos de los utensilios, las existencias, los medios monetarios o las armas con que ejercían sus respectivas funciones económicas, políticas o militares y de los que durante dicho ejercicio vivían, asi descansa también la dependencia jerárquica del obrero, del empleado de escritorio, del empleado técnico, del asistente académico del instituto y del funcionario estatal y el soldado, del mismo modo, en el hecho que los utensilios, existencias y medios necesarios indispensables para la empresa y su existencia económica están concentrados bajo la facultad de disposición del empresario, en un caso y del soberano político en el otro. Ese fundamento económico decisivo, o sea la “separación” del trabajador de los medios materiales de trabajo –de los medios de producción en la economía, de los medios bélicos en el ejército, de los medios materiales administrativos en la administración pública, y de los medios monetarios en todos ellos, de los medios de investigación en el instituto universitario y en el laboratorio- es común, como tal fundamento decisivo, tanto a la empresa político-militar estatal moderna como a la economía política privada. En ambos casos, la disposición de dichos medios está en manos de aquel poder al que el aparato de la burocracia (jueces, funcionarios, oficiales, capataces, empleados, suboficiales, etc.) obedece o a cuya llamada atiende; aquel aparato igualmente característico de todas aquellas formaciones y cuya existencia y función están ligadas indisolublemente, tanto como causa cuanto como efecto, a aquella “concentración de los medios materiales de explotación” o, lo que es más, cuya forma constituye. “Socialización” creciente significa hoy, inexorablemente, burocratización creciente.”24

Esta cita de Weber es crucial para entender cómo el régimen de apropiación privada de los medios de producción Sienta las bases para la burocratización creciente en todos los ámbitos institucionales de la sociedad y cómo, al mismo tiempo, estos procesos atraviesan transversalmente a todas las instituciones modernas: Estado, Ejército, Fábrica, etc. Por lo tanto, esta apropiación de los medios de producción sienta las bases, en primer lugar para el fortalecimiento del sistema de dominación de parte de los administradores de dichos medios (la burocracia) quienes asignan recursos y tareas (coordinan los procesos de conjunto, co-mandan) y por otro lado, fundamentan la dependencia jerárquica del obrero expropiado de sus medios (en términos marxianos incrementan la coerción económica por la cual, en reproducción ampliada, se ve cada vez más expoliado de sus saberes y, mediante el incremento de la productividad, también la masa de trabajo muerto acumulado que lo enfrenta como algo ajeno (mientras más expropiado se halle el obrero, mayor será la riqueza concentrada por el capital). De igual manera, el perpetrador, expropiado de su capacidad de decidir autónomamente, no se reconocerá en el fruto de su labor, en la acumulación de

23 Marx, Karl: El Capital. Libro I, Capítulo XI. Cooperación. México: Siglo XXI Editores, 1987, Pág. 40224 Weber, Max: Economía y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1987. Pág. 1061.

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muertos que genera. Este hecho, lejos de eximirlo de responsabilidad, le facilita la tarea fortaleciendo la enajenación entre él y el producto de sus acciones (Marx hablará de la enajenación del hombre y el producto de trabajo.) Realiza sus tareas en el proceso genocida siendo conciente del fruto final de las acciones colectivas –el asesinato de seres humanos- (desde este punto de vista es una acción racional), pero por otro lado, el hecho de ser una pieza de una maquinaria de muerte le facilita el hecho de no sentirse responsable, de no verse interpelado por sus acciones (enajenación del producto de su trabajo –la muerte del otro-).

Esta aparente dualidad entre, lo que afirmábamos al comienzo acerca del carácter racional del sistema genocida, un régimen basado en la racionalidad instrumental, entendiendo las acciones genocidas como acciones racionales con arreglo a valores (lo que orienta las prácticas genocidas es una pura razón ideológica), mientras que, por otro lado, el carácter enajenado de los perpetradores no los desresponsabiliza por sus acciones, dado que la culpa es del conjunto del colectivo social que ellos integran en tanto perpetrador colectivo. De igual modo si las acciones genocidas son “legales” para una sociedad este hecho no implica que sean legítimas desde el punto de vista moral, y por ende, por más que no exista una responsabilidad legal, existirá una responsabilidad ética y moral.

Otro elemento importante en este proceso de enajenación será la “especialización” del perpetrador en una sola y única tarea, lo que refuerza la mirada parcializada y facilitando la pérdida de la perspectiva global del proceso (de trabajo, de genocidio, etc.).

Este proceso de especialización, históricamente, tiene su origen y fundamento en el proceso análogo que se produce en la división social del trabajo, específicamente en el pasaje de la forma de cooperación simple a la gran industria. Este es un desarrollo que se dio históricamente y que Marx analiza en tres capítulos de su obra “El Capital” (capítulos XI, XII y XIII del libro I de esa obra). Este proceso, básicamente, tiene dos correlatos:

a) El primero y más importante será el reforzamiento de la apropiación del control sobre el proceso de trabajo por parte del capitalista (o sus representantes) lo que implicará, simultáneamente, una pérdida equivalente, por parte de los trabajadores de la planificación y la organización global de los procesos de trabajo.

b) La realización de tareas cada vez más parciales y la realización de actividades rutinarias en forma repetitiva lo llevará a un mayor grado de alienación y, por ende, reforzará el desapropiamiento ya que la realización de tareas cada vez más fragmentarias lo conducirá a reforzar en forma creciente la pérdida de la perspectiva general del proceso de trabajo en el cual se halla inmerso; resultando esto último en un reforzamiento de la imposibilidad de verse reflejado en el fruto de su propio trabajo.

“…un obrero dedicado de por vida a ejercitar la misma operación simple convierte su cuerpo entero en órgano automático y unilateral de dicha operación… Pero el obrero colectivo, combinado, que constituye el mecanismo vivo de la manufactura, se compone tan sólo de esos obreros parciales y unilaterales… una vez que el trabajo parcial se ha vuelto autónomo convirtiéndose en función exclusiva de una persona, su método se perfecciona. La repetición continua de la misma actividad limitada y la concentración de la atención en

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dicha actividad enseñan empíricamente a alcanzar con el empleo mínimo de fuerzas el efecto útil propuesto.”25

Traduciendo esto al proceso de exterminio genocida tenemos que la parcialización de tareas en éste proceso (particularmente en el caso del genocidio nazi) también se hará visible en dos correlatos:

a) La existencia de una autoridad que organice y coordine las actividades relativas al proceso de exterminio facilita la realización de dichas tareas por parte de los subordinados, diluirá el sentido de responsabilidad de los últimos y por ello disminuirá la posibilidad de resistencias:

“Las matanzas autorizadas, por definición, se producen en una situación de autoridad. Una situación en la cual para muchos de los participantes no se aplican los principios morales que habitualmente rigen las relaciones humanas. Por lo tanto, cuando las acciones violentas son ordenadas en términos explícitos, estimuladas de manera implítcita, aprobadas en forma tácita o al menos permitidas por autoridades legítimas, la disposición de la gente a realizarlas o perdonarlas aumenta considerablemente. El hecho que tales actos estén autorizados parece justificarlos en forma automática. En términos de comportamiento, la autorización permite prescindir de la necesidad de razonar o tomar decisiones. No solamente se pasan por alto principios morales, sino que –en especial cuando las acciones son resultado de órdenes explícitas- tiende a imponerse una especie diferente de moralidad, vinculada al deber de obedecer órdenes superiores.”26

b) La realización de operaciones parciales, rutinarias y repetitivas, limita la mirada global, la perspectiva de conjunto y, por ende, anula la posibilidad de identificación con el proceso global, con el efecto final del proceso (las muertes en si), lo que a su vez trae aparejada el reforzamiento de la incapacidad de sentir responsabilidad por las propias acciones (así cada perpetrador tiene su excusa: el que los reunió y los subió al tren dice: “cuando los encerré en el vagón estaban vivos”, el conductor del tren puede afirmar igual, el que los bajo en destino, lo mismo; quien hizo la selección de los que vivirían y los que morirían puede afirmar yo no maté a nadie, solo indique que se coloquen en una fila o en otra, etc.; hasta quien arrojó las bolitas de Zyklon B puede decir, yo arrojé el veneno pero no soy responsable de haber encerrado a las personas en la cámara de gas, de tal suerte, la responsabilidad individual se licua en el colectivo y, dado el hecho de la pérdida de perspectiva global, esta característica actúa como facilitador del crimen).

“… la probabilidad de que surja la resistencia moral se ve notablemente reducida por la rutinización: la transformación de la acción en operaciones rutinarias, mecánicas y en gran medida programadas. La rutinización cumple dos funciones. En primer lugar, reduce la necesidad de tomar decisiones, disminuyendo así hasta un mínimo las ocasiones que pueden dar lugar a cuestionamientos de tipo moral. Por otro lado, hace más fácil evitar las implicaciones de la acción puesto que el actor se concentra más en los detalles de la tarea

25 Marx, Karl: El Capital. Libro I, Capítulo XII. División del Trabajo y Manufactura. México: Siglo XXI Editores, 1987, Págs. 412-413.26 Kelman, Herbert y Hamilton, V. Lee: Crímenes de Obediencia. Los Límites de la Autoridad y la Responsabilidad. Buenos Aires: Editorial Planeta, 1990. Pág. 26.

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que en su significado. Este último efecto se logra con mayor facilidad entre quienes participan a distancia en las masacres autorizadas, es decir, desde los escritorios de sus oficinas o aún desde las cabinas de sus bombarderos.La rutinización opera tanto a nivel del actor individual como en el nivel de la organización. La realización del trabajo individual se fragmenta en una serie de pasos discretos, la mayoría de los cuales se realizan de forma automática y normatizada… Desde le punto de vista de la organización, la tarea se divide entre varias dependencias, cada una de las cuales se responsabiliza por un pequeño segmento de la tarea total. Esta modalidad diluye la responsabilidad y así se limita la cantidad y el espectro de las decisiones que es necesario tomar… Al proceder de modo rutinario –elaborar informes, intercambiar memos, cumplir diligentemente las tareas encomendadas- las diferentes unidades refuerzan mutuamente la creencia de que lo que está sucediendo debe ser algo perfectamente normal, correcto y legítimo. La ilusión compartida de que están comprometidos en una empresa legítima ayuda a los participantes a asimilar sus actividades con otros propósitos, como la eficiencia en su desempeño, la productividad de su unidad o la cohesión de su grupo.”27

El proceso de acumulación originaria relatado por Marx en El Capital relata el proceso histórico de conformación de las clases sociales capitalistas, el cual, tal como lo demuestra, no tiene nada de idílico sino que se realiza en forma cruel y sanguinaria; mediante la coerción violenta, extraeconómica es como se obliga a los futuros padres del proletariado, tal como los llama el propio Marx, a disciplinarse, tratándolos como si ellos mismos fueran responsables por su situación.

“A los padres de la actual clase obrera se los castigó, en un principio, por su transformación forzada en vagabundos e indigentes. La legislación los trataba como a delincuentes “voluntarios”, suponía que de la buena voluntad de ellos el que continuaran trabajando bajo las viejas condiciones, ya inexistentes.”28

De igual manera se considerará a las víctimas de los genocidios, la sola condición de pertenencia a un grupo social estigmatizado como víctima es suficiente para ser pasible de la victimización. En la época de la Acumulación Originaria era el Estado Absolutista el que disciplinaba, eran estados disciplinarios.29 Hoy en día, los Estados que aplican genocidios son estados de tipo autoritario que niegan radicalmente la existencia del otro.

27 Kelman, Herbert y Hamilton, V. Lee: Crímenes de Obediencia. Los Límites de la Autoridad y la Responsabilidad. Buenos Aires: Editorial Planeta, 1990. Pág. 28-29.28 Marx, Karl: El Capital. Libro I. Capitulo XXIV. La llamada acumulación originaria. México: Siglo XXI Editores, 1986. Pág. 91829 “La sociedad disciplinaria es la sociedad en la cual el dominio social se construye a través de una red ramificada de dispositivos o de aparatos que producen y registran costumbres, hábitos y prácticas productivas. Poner a esta sociedad a trabajar y asegurar la obediencia a su poder y a sus mecanismos de integración y/o de exclusión se hace por medio de instituciones disciplinarias - la prisión, la fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, el colegio, etc.- que estructuran el terreno social y ofrecen una lógica propia a la "razón" de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y los límites del pensamiento y de la práctica, sancionando y/o prescribiendo los componentes desviados y/o normales. Foucault se refiere habitualmente al Ancien Régime y al periodo clásico de la civilización francesa para ilustrar la aparición de la disciplinariedad, pero se podría decir, más generalmente, que la primera fase de acumulación capitalista (tanto en Europa como en otros lugares) se hace enteramente bajo este modelo de poder.” (Hardt, Michel y Negri, Toni: La Producción Biopolítica. Este texto es un extracto del capítulo I.2. del libro de Michael Hardt y Toni Negri, L´Empire, publicado en las ediciones Exils publicado en el primer número del MULTITUDES (MULTITUDES, marzo de 2000). Publicado en Internet en http://www.sindominio.net/arkitzean/otrascosas/hardt.htm (14/4/2011).

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Rudolf Rummel, un académico de la Universidad de Hawaii, especialista en crímenes de Masa, creó, para dar cuenta de todos los crímenes llevados adelante por los estados modernos y de los cuales no da cuenta la estrecha definición de genocidio acuñada por la ONU, 30 el concepto de democidio. 31 En su sitio Power Kills32 Rummel realiza una detallada “contabilidad del horror que da como resultado que entre 1900 y 1999 unos 260 millones de civiles y prisioneros indefensos fueron asesinados por diferentes estados (ver tabla N°1 más abajo). Esta cifra habla a las claras de la extensión y profundidad de este flagelo de la modernidad. De allí la importancia de su estudio para construir conciencia.Tabla 1. Clasificación de los Estados Democidas según Cantidad de Asesinatos Perpetrados

MORTOCRACIAS DEL SIGLO XX*

Nivel de Democidio de las mortocracias Período (Años)Víctimas de democidio (en miles)

Totales de víctimas de la categoría de

democidio (en miles)

Deca-MegaAsesinos

China (PCR)

1900-1987

1949-1987 76.702

219.634U.R.S.S. 1917-1987 61.911

Colonialismo 50.000

Alemania 1933-1945 20.946

China (Kuomintang) 1928-1949 10.075

MegaAsesinos

Japón

1900-1987

1936-1945 5.964

19.180

China (Soviets de Mao) 1923-1948 3.468

Camboya 1976-1979 2.035

Turquía 1909-1918 1.883

Vietnam 1945-1987 1.670

Polonia 1945-1948 1.585

Pakistán 1958-1987 1.503

Yugoslavia (Tito) 1944-1987 1.072

¿MegaAsesinos?

Corea del Norte

1900-1987

1948-1987 1.663

4.145México 1900-1920 1.417

Rusia 1900-1917 1065

Centi-KiloAsesinos

China (Señores de la Guerra)

1900-1987

1917-1949 917

14.918

Turquía (Ataturk) 1919-1923 878

Reino Unido 1900-1987 816

Portugal (Dictadura) 1926-1982 741

Indonesia 1965-1987 729

Otros 1900-2000 10.844

Asesinos Menores 1900-1987 2.792

Total Mundial 1900-1987 260.669Total Mundial 1988-1999 1.331

TOTAL DEL MUNDO 1900-1999 262.000

Fuente: Rummel, Rudolf: 20th Century Democide en http://www.hawaii.edu/powerkills/20TH.HTM

30 Según lo dispuesto por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, se entiende por genocidio cualquiera de los siguientes actos perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso:

Matanza de miembros del grupo; Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción

física, total o parcial; Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Junto al genocidio se castigan otros delitos conexos, que son la asociación para cometer genocidio, la instigación directa y pública, la tentativa y la complicidad.31 Democidio es un término creado por el investigador político R. J. Rummel con la intención de crear un concepto más amplio que la definición legal de genocidio. El democidio se define como «el asesinato de cualquier persona o personas por parte de un gobierno, incluyendo genocidio, asesinatos políticos y asesinatos masivos.»32 Rummel, Rudolf: 20th Century Democide en http://www.hawaii.edu/powerkills/20TH.HTM