fosiles polemicos (dr raul o leguizamon)

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Libro que trata el tema de errores en la teoria de la evolucion.

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    FSILES POLMICOSAnlisis Crtico sobre la evidencia fsil

    del origen del Hombre

    Reconstruccin idealizadade un Australopithecus Afarensis

    Por elDr. Ral O. Leguizamn

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    Desde los das de Darwin, la idea evolucionista ha dominado en gran medida las ambiciones y determinalos hallazgos de la antropologa fsica, a veces en perjuicio de la verda

    Wilson Wa

    Los paleontlogos estn habituados a fundar audaces teoras sobre hechos frgil

    Richard Lea

    El problema del origen del hombre contina siendo un enigm

    William Stra

    A veces, el antroplogo con su hueso, se vuelve tan peligroso como un perro con el suy

    G. K. Chester

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    NOTA PRELIMINAR

    El tema del origen del hombre, por la complejidad de los problemas que plantea requiere para su acuado tratamiento el concurso de numerosas disciplinas: antropologa fsica y cultural, arqueologa, geolog

    biologa, lingstica, filosofa, teologa, etc.El enfoque de esta obrita est referido casi exclusivamente al campo de la Antropologa Fsica o Pal

    antropologa, o sea la ciencia que tiene por objeto el estudio del hombre, a travs de sus restos fsiles.Y en este terreno slo pretendo plantear el problema a la vez que realizar un sucinto anlisis crtico

    los principales hallazgos fsiles, que sirva como una introduccin al tema para el hombre de la calle y merce

    las referencias bibliogrficas, para que el lector interesado en profundizar estas cuestiones puede hacerloobras mejores y ms completas.

    Las citas bibliogrficas de las publicaciones en ingls, las he traducido por mi cuenta diccionario mdiantey aunque sin duda dejarn bastantes que desear en cuanto a la elegancia de construccin y armonasintaxis, tenga la seguridad el lector que reflejan fielmente el sentido del texto original.

    De todas maneras, al final del trabajo he detallado todas las referencias utilizadas para que el lector teresado controle personalmente estas citas y corrija los errores nunca sustanciales estoy seguroque inluntariamente se hubieran podido deslizar.

    En los temas particularmente polmicos he tratado de hacer abundantes citas de las mejores autorides en la materia para suplir, con el prestigio del autor citado, una autoridad que naturalmente no poseo.

    En la mayora de las citas el lector ver palabras o frases enfatizadas y parntesis explicativos qusalvo que se especifique de otra maneralos he colocado yo, para realzar la significacin del texto.

    Quiero por ltimo expresar mi reconocimiento a los autores que con sus libros sobre el tema me hhecho ver cosas, que por mi cuenta no hubiera podido descubrir. Autores que no gozan en general de famacadmica o periodstica pero que con un profundo saber y sin ms compromiso que la bsqueda de la verdrealizan una invalorable tarea de esclarecimiento en este campo.

    Slo por nombrar algunos mencionar a Arthur Custance, antroplogo canadiense, autor de importtes y originales trabajos sobre el tema, al ingls M. Bowden, a los norteamericanos D. Gish, W. Smith y B. D

    vidheiser, y muchos otros de cuyas obras he tomado valiosas ideas y referencias acerca de estas cuestiones.De ellos en ltima instancia sern los mritos que este trabajo pueda tener.Las deficiencias en cambio me pertenecen en forma exclusiva.

    INTRODUCCIN GENERAL

    A la clsica pregunta de si descendemos o no del mono, Darwin y su vieja guardia no tenan el mmnimo inconveniente en responder de manera afirmativa, como cualquiera puede ciertamente comproleyendo por ej: El Origen del Hombre, de Darwin, en donde el famoso naturalista ingls no vacila en sostenque el hombre se ha originado efectivamente a partir de los monos y, ms concretamente, de los monos

    viejo mundo o sea catarrinos1.Desde ya digamos que esto es perfectamente lgico y aun inevitable, si se acepta como cientficame

    vlida la hiptesis evolucionista-transformista, que postula el origen comn de todos los seres vivos a partiruna, o unas pocas, formas vivientes originales y del hombre en particular, a partir de la especie animal mprxima en la escala zoolgica.

    Por supuesto que tambin en nuestros das, y como no podra ser de otra manera, todo darwinistaneodarwinista) que se respete est bsicamente de acuerdo con esta hiptesis del origen simiesco del hombr

    as lo dir, por lo menos de entrecasa y a poco que se vea obligado a definir sus trminos, pero para consumdel gran pblico y por razones no del todo claras, se prefiere hoy soslayar y aun negar esto del origen simiedel hombre e insistir con sospechoso fervor en el supuesto antecesor comn del hombre y del mono habra dado su origen a ambos.

    Como este sedicente antecesor comn no ha sido ni hallado ni definido con un mnimo de rigor, permtoda suerte de posibilidades especulativas acerca de sus caractersticas y por sobre todo pareciera cumplir

    1Darwin, Charles. El Origen del Hombre. (Albatros, 1973) p.224.2Simpson, Gaylord. The Wordl into which Darwin led us. Science Vol 131 (abril 1, 1960) p.969.3Huxley, Julian. La evolucin. Sntesis Moderna. (Losada 1965) p.37.4Zuckerman, Solly. Beyond the Ivory Tower. (Taplinger, N. York, 1971) p.64 y 74.5Le Gros Clark, Wilfrid. Early Forerunners of Man. 1934. Citado por Custance, Arthur. Doorway Papers N 9 (ota1957) p.26.6Ref. 4, p. 19.7Eiseley, Loren. Neanderthal Man and the Dawn of Human Paleontology. The Quarterly Review of Biology, Vol. 32

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    importantsima funcin de evitar el trmino mono tan desagradable para algunosal referirse a los antepados evolutivos del hombre.

    Aclaremos de inmediato, a manera de advertencia para los desprevenidos, que este asunto del antececomn, no es slo completamente hipottico sino adems completamente equvoco, ya que dentro del contede la hiptesis evolucionista-darwiniana, este supuesto antecesor comn no es ni puede ser otra cosa quemono. Por cierto no necesariamente idntico a los actuales, pero mono al fin.

    Es por ello que el Dr. G. G. Simpson, prof. de Paleontologa de los Vertebrados en la UniversidadHarvard y decano de los evolucionistas modernos, llama a la reflexin a quienes tan equvocamente hablan antecesor comn expresado:

    (Algunos)...afirman que el hombre no desciende del mono, sino de un antecesor comn. De hecho antecesor comn sera llamado ciertamente mono por cualquiera que lo viese... los antepasados hombre eran monos. Es pusilnime si no deshonesto decir otras cosa2.

    De ms est decir que en esta cita de Simpson, hay que distinguir claramente lo que el autor dice rpecto del carcter simiesco del supuesto antecesor comn que es algo absolutamente lgico e inevitable, y de haber ste existido slo podra haber sido un monohay que distinguir digo esta afirmacin, de lo queautor dice respecto a que los antepasados del hombre hayan sido monos, ya que esto ltimo en sentido estrislo tiene carcter conjetural.

    No obstante, estas palabras de Simpson reflejan en gran medida la postura de la gran mayora de los troplogos, quienes como buenos darwinistasopinan efectivamente que el hombre se ha originado a pa

    de los monos. Lo digan a esto francamente o en forma velada, mediante el recurso dialctico del antececomn.Nada habra que objetar si el origen simiesco del hombre fuera mostrado al pblico como lo que en r

    lidad es y no puede dejar de ser: una opinin, una hiptesis de trabajo, una conjetura. Ms o menos razonams o menos coherente, pero siempre de carcter hipottico.

    Lamentablemente no sucede as y este origen simiesco del hombre es insistentemente presentadopblico a travs de series televisivas, pelculas, revistas, libros de divulgacin, etc. como un hecho cientfdemostrado; como algo de lo que se hubieran encontrado pruebas concluyentes, o por lo menos abrumadomente favorables.

    Como entiendo que esto es ciertamente falso y como el que nuestros antepasados sean o no monosalgo que sin duda trasciende lo meramente cientfico, para afectar la visin que tenemos de nosotros mismodel mundo en general, creo entonces que es ms pertinente, no slo analizar con sentido crtico la supue

    evidencia cientfica de tal hiptesis, sino tambin alertar al hombre de la calle sobre esta cuestin, brindnden forma clara y accesible los elementos de juicio mnimos indispensables para que pueda abordar crtmente el problema y sacar as sus propias conclusiones.

    Antes de entrar especficamente en tema y a manera de premisa fundamental, es menester destacar cualquier hiptesis sobre el origen del hombre es necesariamente extra cientfica. Es decir que por la naturalmisma del caso, escapa por completo al mtodo cientfico que supone observacin y reproduccin experimende los fenmenos bajo estudio, cosa que es evidentemente imposible en el problema que nos ocupa. O sea qla cuestin del origen del hombre est, por definicin, fuera del campo especfico de la ciencia y sta jampuede aspirar a ser la manera exclusiva ni tan siquiera fundamental de analizar este origen.

    Lo cual no significa, por cierto, que no podamos abordar el tema con ayuda de datos y razonamientosorden cientfico. Pero s es importante que se comprenda claramente, que cualquier hiptesis sobre el origdel hombre y de la vida en general, no puede ser otra cosa que un postulado que sirva como modelo para exp

    car y correlacionar una serie de datos, lo cual ya es poner el problema en una perspectiva muy diferente de lalos hechos comprobados o comprobables cientficamente.Realizada esta aclaracin, digamos que como el origen del hombre es un hecho que tuvo lugar en el

    sado, la nica evidencia posible sera, no de orden cientfico (en el sentido definido ms arriba) sino en algumanera de orden histrico. Y como testimonios humanos, en los que se basa la historia son imposibles en ecaso, la evidencia debe entonces reconstruirse en forma indirecta a partir de los posibles rastros fsicos que eorigen haya dejado.

    De estos rastros fsicos, la parte que los antroplogos consideran ms importante para conocer la mara en que el mono se transform en hombre, es la constituida por los restos fsiles. Evidencia sta que por

    2Simpson, Gaylord. The Wordl into which Darwin led us. Science Vol 131 (abril 1, 1960) p.969.

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    misma naturaleza, de orden circunstancial y nunca absoluta, prueba bastante menos de lo que el gran pblcree y ciertamente muchsimo menos de lo que los antroplogos quisieran hacer creer y que relativo a ecuestin del origen del hombre y a su supuesto parentesco con el mono adolece de dos limitaciones funmentales que es imprescindible tener en cuenta.

    La primera de ellas es la absoluta imposibilidad de probar relacin gentica o sea parentescoenorganismos, en base a los hallazgos fsiles.

    Para decirlo con las palabras del famoso bilogo ingls Sir Julian Huxley:

    La paleontologa (estudio de los fsiles) es de tal naturaleza que sus datos por s mismos, no pued

    arrojar luz alguna sobre la gentica3.

    Es decir, todo lo que en este sentido puede demostrar el estudio de los fsiles es una semejanza entre los esqletos seos de distintos organismos y nada ms.

    La semejanza sea, que ni siquiera prueba en forma concluyente la semejanza orgnica total, no contuye desde luego un criterio vlido para establecer parentesco ya que semejanza y parentesco, an en los ornismos vivos, son dos cosas perfectamente distintas. El hecho de que individuos emparentados tengan geralmente semejanzas, no autoriza de manera alguna a concluir que individuos (o especies) con semejanestn necesariamente emparentados.

    Si aceptamos de antemano la relacin gentica la semejanza es, entonces s, un argumento en favor grado de parentesco; pero la semejanza por s misma no constituye necesariamente una prueba de parentesSostener lo contrario, esto es que la semejanza por s misma constituye una prueba de parentesco, es una p

    posicin que estoy seguro ningn bilogo o antroplogo aceptara defender, ya que por el bien conocfenmeno de la convergencia biolgica, estructuras y funciones prcticamente idnticas pueden desarrollaen individuos o especies genticamente no relacionadas.

    La ballena por ejemplo tiene numerosas caractersticas semejantes a los peces y sin embargo no es pez sino un mamfero, lo mismo que el murcilago que tiene alas y otras estructuras adaptadas al vuelo a pede que tampoco es un ave sino otro mamfero.

    Es por ello que Sir Solly Zuckerman, famoso anatomista britnico y una de las figuras de mayor pregio mundial en este tema dice:

    Los parentescos inferidos en base a la anatoma comparada, no necesariamente corresponden a vdaderos parentescos genticos... las inferencias evolucionistas (o sea parentescos) que basamos comparaciones estructurales son, en ltima instancia, slo especulaciones4.

    No debemos olvidar tampoco la advertencia que en relacin a este problema formulaba, hace varaos, W. Le Gros Clark, conocido antroplogo de la Univiversidad de Oxford, quien deca:

    En la evaluacin de afinidades genticas, las diferencias anatmicas son ms importantes como edencia negativa, que las semejanzas lo son como evidencia positiva5.

    Advertencia que al parecer no ha sido tomada en cuenta por muchos investigadores que no vacilanutilizar la ms insignificante semejanza fsil para establecer afinidades genticas entre el hombre y el moEs decir que podemos contar con el respaldo de las mejores autoridades en el tema cuando afirmamos quesemejanza estructural no constituye una prueba de parentesco. De hecho estoy seguro que jams el lector haledo o le habrn dicho lo contrario, esto es, que la semejanza es prueba de parentesco. Aunque es igualme

    cierto que muy rara vez habr el lector visto claramente expresada la proposicin correcta, es decir, que la mejanza no prueba parentesco.No slo no aparece esto expresado claramente, sino que en las obras sobre el tema se le da la sensac

    al lector no especializado sin decrselo expresamente de que la semejanza es prueba de parentesMe he detenido un poco en este punto porque aceptando como debe serque la semejanza no es pruebaparentesco, entonces todo este asunto de los fsiles se reduce automticamente a sus verdaderas proporcio

    3Huxley, Julian. La evolucin. Sntesis Moderna. (Losada 1965) p.37.4Zuckerman, Solly. Beyond the Ivory Tower. (Taplinger, N. York, 1971) p.64 y 74.5Le Gros Clark, Wilfrid. Early Forerunners of Man. 1934. Citado por Custance, Arthur. Doorway Papers N 9 (ota1957) p.26.

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    que, en sustancia, consiste en comprender que los restos fsiles no pueden por s mismosprobar absolumente nada, relativo a parentescos. Todo lo que pueden hacer en este sentido es servir como evidencia circutancial, pasible de ser interpretada en ms de una forma, como veremos despus.

    La segunda limitacin fundamental en relacin con este problema es la imposibilidad de definir mfolgicamente (esquelticamente) al hombre en forma satisfactoria, por cuanto lo que define al hombre cotal es su inteligencia y sta obviamente no se fosiliza (en este sentido al menos).

    La capacidad craneana es desde luego un criterio importante para evaluar el grado de desarrollo inteltual de un fsil, pero aparte de que nada nos dice por s misma sobre la complejidad del cerebro que alberghecho de que vare dentro de lmites bastantes amplios (aprox. entre 1000 y 2000 c.c.) hace que no siempre

    posible trazar con nitidez el lmite inferior de capacidad craneana, capaz de contener una mente inteligente.La utilizacin de criterios indirectos tales como el uso y sobre todo fabricacin de herramientas, co

    truccin de viviendas, actividad artstica y religiosa, etc., para certificar la presencia del hombre, tampoco suelven el problema ya que nunca podremos estar seguros de que las herramientas halladas, por ej. pertenecal fsil en cuestin y no a algn otro, cuyo esqueleto no haya sido encontrado.

    De todas maneras, el encontrar una herramienta nos indica que el hombre ya apareci, pero nada ndice respecto a cmo apareci.

    Adems de estas dos limitaciones bsicas del estudio de los fsiles, o mejor dicho de las conclusiorespecto al origen del hombre que se pueden extraer del estudio de los fsiles, el problema se ve agravado pla escasez y fragmentariedad de los hallazgos, la falta de mtodos seguros y confiables para medir la edad demuestras, la imposibilidad de reconstruir con alguna certeza los rasgos faciales de los fsiles y por ltimo pno por ello menos importantelas ansias a veces inmoderadas de muchos paleontlogos por hacer de su f

    un hallazgo trascendente para el problema del origen del hombre. Ansias que a menudo llevan a algunos paontlogos a sacar conclusiones por dems aventuradas en base a escasa evidencia, en lo que va incluida la cfeccin de reconstrucciones (de fsiles) altamente imaginativas, destinadas frecuentemente slo a respaldatesis del investigador.

    Tan es todo esto as, que nadie menos que Lord Zuckerman, el anatomista britnico que citamos anriormente, ha llegado a comparar la interpretacin de la historia fsil del hombre con la percepcin extrasenrial, en el sentido de estar ambas disciplinas fuera del registro de la verdad objetiva y en donde cualquier coes posible para el creyente en dichas actividades, el cual es a veces capaz de sostener cosas contradictoriamismo tiempo6.

    Por todas estas razones entiendo que es fundamental mantener una actitud crtica rigurosa al evalulos hallazgos fsiles y no dejarse llevar a la ligera por las conclusiones, muchas veces ms entusiastas qcientficas de algunos investigadores.

    Hecha esta introduccin que juzgo imprescindible para ubicarse en las lneas generales del problemdigamos que todos los esfuerzos de los investigadores que creen en el origen simiesco del hombre, se han dgido en los ltimos cien aos abuscar el famoso eslabn intermedio( o perdido) entre el mono y el hombpues de acuerdo al criterio de muchos antroplogos, el encontrar restos fsiles con caracteres intermedios tre el mono y el hombre, probara (!) que ste desciende de aquel.

    Esto que, como veremos, tampoco constituira una prueba del origen simiesco del hombre, s escambio imprescindible como evidencia circunstancial en favor de tal origen y su ausencia hace mucho ms deble la argumentacin en favor de esa conjetura.

    Como es imposible en un trabajo de esta naturaleza analizar todos o la mayor parte de los hallazgos fles, he seleccionado como material de anlisis slo a los ms importantes, que adems de ser los mejor estuddos, resumen en gran medida toda la historia del tema y la significacin de los dems hallazgos.

    No he incluido en el anlisis, fsiles como el del Hombre de Cromagnn por ej., ya que nunca hubo d

    da sobre su carcter de Homo Sapiens, ni tampoco otros, que por ser demasiado escasos o no contar todacon una adecuada documentacin, me pareci no seran significativos para el tratamiento del tema.Si bien muchos de los hallazgos que en su momento fueron motivo de una agitada polmica han perd

    hoy da a la luz de descubrimientos ms recientesgran parte de su significacin, siguen no obstante siende inters en cuanto a la perspectiva histrica que nos brindan, permitindonos adems conocer ciertos asptos de la forma de pensar y de proceder de los investigadores en este campo, de los cuales se pueden extrprovechosas enseanzas.

    Y ahora pasemos al anlisis de los hallazgos.

    6Ref. 4, p. 19.

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    EL HOMBRE DE NEANDERTHAL

    El primero de los fsiles humanos descubierto fue el famoso H. de Neanderthal, el cual si bien ha perdo hoy en da bastante de su candente inters de otrora, sigue siendo no obstante el caracterstico hombrelas cavernasy como tal, motivo de referencia obligado en toda descripcin de los hallazgos fsiles humanDesde ya digamos que hoy es un hecho universalmente aceptado que el H de N. era total y completamehumano, esto es Homo Sapiens, esencialmente igual fsica e intelectualmente a nosotros y con diferencias sintraespecficas respecto al hombre moderno, es decir comparables a lasque existen hoy entre las distintas

    bus o razas humanas.Pero no siempre fue as y no le result fcil al h. de N. alcanzar la categora plenamente humana q

    legtimamente le corresponde, debiendo soportar durante muchos aos, una agresiva campaa difamatopor parte de muchos antroplogos empeados en considerarlo un tipo de hombre-monoancestral.

    Como actualmente ya no existen dudas sobre el carcter humano de este fsil, considero en gran meda innecesario hacer un anlisis sistemtico de sus restos, que no aportara nada nuevo a lo que hoy cono

    mos.Lo que s considero de inters, es la historia de la

    terpretacin de estos restos por una parte y tambinsignificado que ciertas caractersticas del H. de N. podrtener para una ms cabal comprensin de los restos fshumanos.

    Aun cuando el primero de los neandertales se desbri en Gibraltar en el ao 1848, el hallazgo que le dionombre fue el realizado en el fondo de una cueva en el vdel ro Neander, cerca de Dseldorf, Alemania en el a1856, constituyendo la historia de su interpretacin ejemplo ilustrativo de las falsas conclusiones a que puedarribarse cuando estos fsiles son analizados con el fueprejuicio que nace de aceptar, con rgido dogmatismohiptesis evolucionista-simiesca del origen del hombre.

    Los restos hallados, que incluan una bveda cranehuesos de los miembros y partes de las cinturas torcicabdominal, debido a ciertas deformidades y tosquedades

    esqueleto, fueron por muchos autores interpretados colos de un bruto pre-sapiens, de andar semiencorvado (pacido a los simios), incapaz de cualquier actividad cultura

    religiosa, con su garrote al hombro como corresponde a un hombre-monode las cavernas que se precie de en suma el perfecto eslabn intermedio entre el mono y el hombre que con tanto afn se buscaba.

    No obstante su capacidad craneal, incuestionablemente humana ya que no slo era igual sino hasuperior a la del hombre modernoel clima de opinin dominante en los crculos paleontolgicos hizo qmuchos antroplogos le atribuyeran noms las caractersticas arriba mencionadas.

    Loren Eiseley, antroplogo de la Universidad de Pennsylvania dice:

    Su espaciosa cavidad craneal, no fue obstculo para que lo rotulara como un bruto y sus caractercas fueron de tal manera alteradas, que sin el ms mnimo fundamento, fu descrito como poseyen

    enormes y salientes caninos y una apariencia horrible y feroz en el ms alto grado 7

    .Esta idea se introdujo incluso en el lenguaje corriente, emplendose la palabra neanderthal co

    sinnimo de bruto, brbaro o salvaje. Decirle a alguien neanderthalacota Richard Laekeyera y hasta cto punto sigue siendo, un insulto intencionado8.

    Los posteriores hallazgos de La Chapelle-aux-Saints, en 1908, no hicieron sino confirmar la impresde muchos antroplogos respecto de este ser sin el ms mnimo rastro de preocupaciones estticas o morale

    7Eiseley, Loren. Neanderthal Man and the Dawn of Human Paleontology. The Quarterly Review of Biology, Vol. 324 (diciembre 1957) p. 328.8Leakey, richard. La formacin de la humanidad. (Ed. del Serbal, 1981) p. 150.

    Reproduccin del crneo del Homrbe de Neanderthal

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    de aspecto brutal... que acusa el predominio de las funciones puramente vegetativas o bestiales sobre las cebrales, como deca el antroplogo francs Marcelline Boule, en su clsica descripcin de los restos9.

    An en la actualidad es posible observar en museos, series televisivas y publicaciones de distinto timodelos de H. de N. en que ste aparece a la entrada de su caverna, en actitud semiencorvada, con sus cabedesgreados, una expresin feroz y estpida en la mirada, el torso peludo, etc., es decir reflejando fielmeesta idea de un ser bestial en transicin del mono al hombre.

    Y sin embargo hoy sabemos que la mayor parte de toda esta interpretacin perteneca al frgil terrede las conclusiones apresuradas y un ejemplo elocuente del prejuicio a la verdad que puede resultar cuandoidea evolucionista domina las ambiciones y determina los hallazgos en antropologa, como deca el vetera

    antroplogo americano Prof. Wilson Wallis10.David Pilbeam, antroplogo de la Universidad de Yale, dice en relacin a este tema:

    Durante algn tiempo se crey que estos neandertales eran criaturas brutales y subhumanas, apecapaces de caminar en posicin erecta. De hecho, nada pudiera estar ms alejado de la verdad. Fabcaban utensilios de piedra muy complejos, cazaban grandes mamferos, enterraban a sus muertos cceremonial y colonizaron Europa Occidental en el agudo fro de la ltima glaciacin11.

    An ms categrico en su juicio es el conocido antroplogo Ashley Montagu, quien expresa:

    Debido a la falta de los ms elementales conocimientos de anatoma, algunas de estas autoridadocupadas en la construccin del H. de N., lo han representado con rasgos grotescos y caminan

    encorvado. Tambin se ha aseverado a menudo que el H. de N. deba haber sido de poca inteligenciTodas estas difamaciones son insostenibles. El H. de N. caminaba tan erecto como cualquier hommoderno y a decir verdad tenemos muy buenas razones para pensar que era absolutamente tan inligente como nosotros12.

    Digamos adems que como corresponde a los seres humanos de todas las pocas y de todas las latides, el H. de N. posea un lenguaje para comunicarse con sus semejantes, fabricaba herramientas, pintaba, ctivaba flores, tena religin y enterraba ceremoniosamente a sus muertos.

    En la autorizada opinin de W. Straus, antroplogo de John Hopkins (autor del clsico trabajo de 195donde destruye la leyenda de la naturaleza semibestial del H. de N.) si el H. de n. lo vistiramos a la modapodramos muy probablemente distinguirlo del resto de los transentes, en las calles de una ciudad.

    Es interesante destacar respecto de las deformidades de la columna vertebral que presentaba el H.

    N., interpretadas en su momento como indicativas de una postura semierecta y en las que tanto nfasis se ppara hacerlo aparecer simiesco al pobre H. de N., que ellas eran slo el producto de una enfermedad osteoacular (artitris y raquitismo) sufrida por ste, que lo haba deformado simulando esta postura semiencorvada

    Vale la pena mencionar que esto de la enfermedad osteoarticular del H. de N., no escap en su momto al anlisis del ilustre patlogo y antroplogo alemn Rudolf Virchow, quin ya en esa poca haba cuestiodo el atribuir la postura semiencorvada del H. de N. a una supuesta proximidad genealgica con los simisealando precisamente que esta postura era debida al hecho de haber padecido el organismo en cuestin,quitismo en su niez, seguido por artritis en la vejez15.

    Pero su voz fue ahogada por el clamor de los que queran a todo trance bestializar al H. de N. para qde alguna manera se pareciese al hipottico eslabn intermedio.

    9Boule, Marcelline. LHomme de la Chapelle-aux-Saints. Annales de Paleontologie T. VI-VIII, p. 260. Citado por Anrez V. Hacia el Origen del Hombre. (Univ. Pontificia, Comillas, Santander, 1956) p. 90.10Wallis, Wilson. The Markimg of Man. (Modern Library, N. York, 1931) p. 75. citado por Custance, A. Doorway PapN 9 (Otawa, 1957) p. 34.11Pilbeam, David. El ascenso del hombre. (Ed. Diana, Mxico, 1981) p. 210.12Montagu, Ashley. Man: His First Million Years. (Signet Science Library, 1962) p. 58. Citado por Davidheiser, B. Elution and Christian Faith. (Baker Book House, Michigan, 1969) p. 333.13Straus, William y Cave J. Paleontology and the Posture of neanderthal Man. The Quarterly Review of Biology. VolN 4 (diciembre 1957) p. 359.14Ref. 13, p. 359.- Ivanhoe, Francis. Was Virchow Right about Neanderthal. Nature, Vol 227 (8 de agosto 1970) p. 577.- Coon, Carleton. The Story of Man. (Knopf, N. York 1962) p. 40.15Ref. 8, p. 148.

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    Tambin es importante destacar, por la enseanza que nos deja, que uno de los principales responbles de esta simianizacin del H. de N. fue el famoso antroplogo francs Marcelline Boule, quin describiesqueleto neandertalense de La Chapelle-aux-Saints, tratando de hacerlo aparecer lo ms mono posible. (Y no precisamente como sinnimo de bonito, lindo, o hermoso, sino todo lo contrario).

    Richard Leakey, conocido antroplogo contemporneolo seala muy certeramente:

    Guiado por sus ideas preconcebidas, M. Boule se dedic a destacar todo lo que era primitivo, brutsimiesco del esqueleto. Incluso ni siquiera se dio cuenta de que en este caso concreto, el viejo (H. de haba padecido sin duda alguna artritis severa16.

    Juicio con el cual concuerda Ashley Montagu, quien expresa:

    Los cientficos entendidos y los legos eran igualmente afectados por los tradicionales y groseros ptos de vista del Darwinismo. En consecuencia cuando se encontr el esqueleto del H. de N. no sedescubri de acuerdo con los rasgos que mostraba sino con la concepcin de su reconstructor, M. Ble, acerca de cmo deba ser ese hombre prehistrico. De este modo, durante varias generacionesproyect sobre esos huesos una criatura caracterizada por un rostro bestial, un cuello de toro, un dar patizambo, habitualmente con el garrote en una mano y arrastrando a una mujer del cabello, cla otra. Esta parodia de los hechos tuvo buena acogida porque estaba de acuerdo con la disposiciintelectual de la poca, del mismo modo que lo est con la de nuestro tiempo 17.

    Todo lo cual nos recuerda una vez ms que los expertos, aun los ms famosos, tambin se equivocespecialmente cuando las ideas preconcebidas, que en este tema son de una importancia decisiva, enturbel sentido crtico y hacen encontrar en gran medida lo que el investigador est buscando y no siempre lo quevidencia garantiza.

    No obstante el carcter plenamente humano del H. de Neanderthal, aquellos primitivos hallazgos psentaban ms all de las exageraciones y errores que sealbamos, ciertos rasgos simiescoso bestial(as, con comillas) que facilitaron los errores de interpretacin mencionados.

    Estos rasgos incluyen por ej.: rebordes supraorbitarios prominentes, frente inclinada hacia atmandbulas poderosas, huesos en general toscos, etc.

    Rasgos simiescosque como ya vimos no comprometen en absoluto su categora de Homo Sapienque muy posiblemente (segn W. Straus y otros) no nos llamaran quizs la atencin si los viramos en transente por las calles de una ciudad.

    No obstante, ya que estn presentes, vale la pena analizarlos tratando de descubrir su posible significin.De ms est decir que para la inmensa mayora de los antroplogos fieles a los postulados darwin

    tasestos rasgos simiescosslo pueden tener una explicacin: la genealgica. Parecido dicen, equivale a rentesco y por consiguiente el parecido con los simios de ciertos rasgos del H. de N. no puede sino indicar mayor proximidad gentica (o sea genealgica) con un simio, un mono o algo muy parecido. Es decir, una pecie de atavismo, ya borrado en el hombre moderno, pero todava presente en el H. de NeanderthEsta interpretacin, adems de ser una hiptesis indemostrable en ltima instancia, en el caso concreto delde N., no parece ajustarse a la realidad de los hechos.

    Por lo pronto, estos rasgos en cierta manera simiescoso bestiales, no estn presentes curiosameen todos los restos neandertales y es por ello que hoy se divide a estos hallazgos en neandertales clsicos o tcos, que tiene estos rasgos y neandertales progresivos que no los tienen, o los tiene en forma muy mitiga

    asemejndose as estrechamente al hombre moderno.Pero lo ms interesante y significativo, es que estos neandertales progresivos encontrados en Ehrindorf, Saccopastores, Monte Carmelo, etc. son cronolgicamente ms antiguos que los neandertales clsicos.decir que los restos ms antiguos cronolgicamente son ms modernos esquelticamente y viceversa, sugirido as que el H. de N. habra evolucionadodesde una forma muy parecida al hombre moderno (sin Rasbestiales), hasta la forma neandertal clsica (con rasgos bestiales). En otras palabras, el H. de N. habacentuado (o an desarrollado) sus rasgos simiescos con el curso del tiempo.

    W. Le Gros Clark, el antroplogo de la Universidad de Oxford citado anteriormente, dice:

    16Ref. 8, p. 150.17Montagu, Ashley. La Revolucin del Hombre. (Paids, Bs.As. 1978) p. 153.

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    Si los restos del H. de N. se colocan en su secuencia cronolgica, se ve que algunos de los fsiles mantiguos son menos neandertaloides en sus caractersticas esquelticas (aproximndose as eschamente al hombre moderno) que los neandertales extremos de una poca reciente.18(parntesisautor)

    Criterio con el que concuerdan por cierto muchos antroplogos. H. Brodrick por ej. dice:

    ...estos neandertaloides ms viejos (cronolgicamente) eran menos diferentes del hombre modeque los tipos ms especializados(ms recientes y ms simiescos)19.

    Lo cual es ciertamente fascinante aunque en contradiccin desde luego con la hiptesis de la genealoque mencionaba antes, pues segn sta, los rasgos bestialestendran necesariamente que ser ms pronuncdos en los hallazgos ms antiguos, precisamente por estar ms cerca de la bestia originaria y no en los ms mdernos, en que deberan haberse atenuado con e l transcurso de la evolucin.

    O sea que los rasgos en cierta manera bestialesdel H. de N. habran sido aparentemente un desarrosecundario, sufrido por seres humanos nada bestialesoriginariamente y no en principio, una indicacinparentesco con las bestias.

    Wilhem Koopers, director de instituto de Antropologa de Viena, considera precisamente que la pritividaden el sentido de poseer un esqueleto humano ciertos parecidos a los de las bestias, puede ser el restado de un desarrollo secundario y cree este autor, que sera mucho ms lgico hacer evolucionaral H. de

    a partir del hombre moderno que ste a partir del H. de N20.Esto es muy importante pues aceptando que los rasgos bestialespueden ser un desarrollo secunda(como de hecho parecen serlo en el H. de N.) entonces no hay derecho a afirmar, que deban ser genticos (pmarios).

    Adolf Portmann por su parte, bilogo y zologo de Basilea, afirma como regla general, que los resfsiles del hombre primitivo deben ser analizados fundamentalmente desde una perspectiva histrica y no leontolgica; es decir como representando variaciones del tipo humano fundamental y no como pruebas de eventual trnsito del mono al hombre21.

    En buen romance esto quiere decir que circunstancias histricas adversas (enfermedades, desnutricimutaciones, migraciones, forzadas, involucin cultural, etc.), actuando sobre grupos humanos aislados podrhacer que stos se deteriorasen biolgicamente hasta el punto de que sus esqueletos asumieran ciertas cartersticas bestiales.

    Mecanismos concretos de adaptacin a los cambios climticos y de alimentacin, tambin jugaranpapel muy importante en el desarrollo de caracteres simiescos, por el bien conocido fenmeno de la convgencia biolgica, o sea el desarrollo de estructuras semejantes en respuesta a condiciones ambientales semejtes.

    Slo para dar unos pocos ejemplos que ilustren lo que venimos diciendo recordemos por ej. queacromegalia (enfermedad producida por un mal funcionamiento de la glndula hipfisis) puede producir enesqueleto varios de los rasgos bestialesque mencionaba ms arriba: arcos superciliares y cigomticos pronentes, mandbula poderosa, cifosis, separacin de los dientes (diastema), huesos en general tosc...adquiriendo la cara del enfermo un aspecto bestial22.

    Desde luego que no estoy sugiriendo que los neandertales hayan sido acromeglicos (aunque en alguncasos tambin podra ser). Slo estoy diciendo que la acromegalia produce definitivamente rasgos bestialen forma secundaria.

    Sobre cmo el raquitismo y la artritis pueden provocar la aparicin de rasgos simiescosno hace fasino recordar lo sucedido con los primitivos hallazgos del H. de N. en que precisamente deformidades se

    18Le Gros clark, Wilfrid. Historia de los Primates(Eudeba 1962) p. 67. La cita est ligeramente modificada por mque entiendo que de esta manera refleja ms fielmente el sentido del original. (History of the Primates, Phoenic Books163).19Brodrik, houghton. El Hombre prehistrico. (Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1955) p. 45.20Koopers, Wilhem. Primitive Man and His World Picture. (Sheed and Ward, n. York, 1952) p. 220. Citado por Ctance, A. Why Not Creation(Baker Books, Michigan 1970) p. 217.21Portmann, Adolf. Das Ursprungsproblem. Eranos-Jahrbuch, (1947) p. 19. citado por Custance, A. ref. anterior.22Farreras, Valenti. Medicina Interna. (Ed. Marn, Barcelona, 1967) p. 789. (II).

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    causadas por estas enfermedades fueron interpretadas como indicativas de una postura semiencorvada, prode un ser semibestial, intermedioentre el mono y el hombre.

    Arthur Custance, autor de importantes trabajos sobre el tema, seala en relacin al H. de N. el papel cisivo que habra tenido un esfuerzo masticatorio excesivo (secundario a una dieta carnvora cruda por ej.)el agrandamiento de la mandbula y en el aplanamiento de la frente, con prominencia de los arcos supercires, debido a la traccin ejercida en este nivel por los msculos masticatorios23.

    El hecho de tener que desgarrar la carne con los dientes, en ausencia de los utensilios asociados a lavilizacin, podra explicar adems la procedencia de los maxilares (prognatismo), otro rasgo bestial.

    Tambin Erik Trinkhaus, de la Universidad de Harvard, sugiere que gran parte de la anatoma facial

    los neandertales podra explicarse por el hecho de tener que absorber el enorme esfuerzo de masticacin ipuesto por las potentes mandbulas24.

    La adaptacin al clima fro, en ausencia de vestimenta o vivienda adecuadas, podra tambin explilos cuerpos bajos pero fuertes y las piernas relativamente cortas del H. de N25.

    Es decir que los rasgos en alguna manera bestialeso simiescosde algunos neandertales pueden satisfactoriamente explicados sin recurrir a ninguna supuesta vinculacin genealgica con los simios u ot

    bestias, sino como el resultado de enfermedades y de circunstancias histricas adversas (con los mecanismde adaptacin consiguientes) afectando a seres humanos perfectamente Sapiens.

    W. Le Gros Clark, el antroplogo de Oxford citado anteriormente expresa:

    El H. de Neanderthal no representa una etapa intermedia en la evolucin del Homo Sapiens; mbien fue una lnea colateral aberrante de evolucin, el resultado de una especie de regresin evolutiv

    la cual se manifest en un desarrollo exagerado de ciertos rasgos, teniendo solamente un parecidocundario a rasgos similares de los grandes monos antropomorfos26.

    El hecho de que se hayan encontrado restos fsiles humanos modernos (Swnscombe Fontechevade)depsitos geolgicamente ms antiguos que los del H. de N., ira ciertamente en apoyo de esta interpretacque comentamos, pues nos seala que antes de la aparicin del H. de N., exista ya el hombre moderno, a padel cual y por la accin de los factores mencionados, podra haberse originado este grupo o raza humana,poco venida a menosque se ha dado en llamar H. de Neanderthal. Raza o grupo que finalmente se extingsin dejar descendencia o se mezcl de nuevo con el hombre moderno, desapareciendo de esta manera sus ractersticas distintivas.

    Por cierto que esta interpretacin que he desarrollado27es slo una hiptesis de trabajo (podra legmamente ser otra cosa tratndose de un tema como ste?) y adems una hiptesis que no goza en general de

    simpata del establishmentcientfico.Pero establishment aparte, la hiptesis en cuestin adems de estar de acuerdo con los hechopermite explicar, en forma bastantes satisfactoria, la presencia de rasgos simiescosen algunos de los resdel H. de N. (y eventualmente en otros fsiles).

    Y sobre todo nos propone mecanismos que podemos ver y constatar en nuestra experiencia para excar la bestializacinsecundaria de seres humanos, en lugar de los clsicos mecanismos de las mutaciones yseleccin natural, puramente especulativos para el caso de tener que explicar la hominizacin de una bestia.

    Con esto quiero significar que hay evidencia clara y cientfica de que ciertos rasgos bestialesen unhumano, pueden ser un fenmeno secundario. Es decir que esto se puede ver y comprobar.

    En cambio no hay evidencia cientfica de que los rasgos bestiales sean consecuencia de un parentecon las bestias. (Nadie ha visto ni puede comprobar este hecho). Esto es slo una suposicin basada en uhiptesis.

    Que un ser humano sin dejar de ser humanopuede desarrollar ciertos rasgos bestiales, lo vemoscualquier acromeglico por ej. Que una bestia pueda hominizarse es slo una indemostrable hipteDeca al principio de este captulo que el H. de Neanderthal ha perdido hoy gran parte del inters que susciten otros tiempos. Y esto por dos razones. En primer lugar porque ahora el punto lgido de la cuestin de hombres primitivos se ha trasladado a los australopitecos de frica, que veremos ms adelante.

    23 Custance, Arthur. The Influence of Environmental Pressures on the Human Skull. Doorway Papers N 9 (Ota1957) p. 11 y 14.24Ref. 8, p. 152.25Ref. 8, p. 151.26Ref. 18, p. 67.27Interpretacin que he tomado en gran medida de las obras del antroplogo Arhur Custance. Un verdadero sabio.

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    En segundo lugar porque al hacrsele justicia al H. de N. respecto de su carcter plenamente humanperdiendo as su aspecto semibestial que le permita ser mostrado como el famoso eslabn intermedio - ha sdejado bastante de lado por aquellos antroplogos fervientemente empeados en demostrar nuestro origepartir de las bestias.

    Con el agravante de que el H. de N. realiza en su propia historia evolutiva (o mejor dicho involutivexactamente lo opuesto a lo exigido por la hiptesis evolucionista hoy en boga, razn por la que, cual testmolesto, desaparece gradualmente del terreno de la discusin.

    Pobre H. de Neanderthal! Antes se lo calumni, ahora se lo silencia.Y sin embargo este interesante fsil nos ha dejado dos valiosas enseanzas.

    La primera es mostrarnos a travs de la difamacin antropolgicasufridaa qu extremos de teversacin de los hechos se puede llegar cuando los prejuicios darwinistas oscurecen el sentido crtico (y la ssatez) de los investigadores en este campo.

    En segundo lugar, el hecho de la regresino bestializacinsecundaria de este fsil nos recuerda qel hombre bestial(en realidad bestializado) puede no estar al comienzo sino al final de un ciclo histricoque a pesar de las hiptesis que pretenden explicar nuestro origen a partir de algn animal mostrenco, el cadel H. de N., con su mayor parecido al hombre moderno a medida que retrocedemos en el tiempo, nos damotivos para sospechar que al final de cuentas no se podra ciertamente excluir la asombrosa y revolucionahiptesis, de que de descendemos noms de nosotros mismos.

    PITHECANTHROPUS ERECTUS

    (Hombre de Java)

    Otro de los hallazgos tambin muy famoso y que marc toda una poca de la antropologa, fue el del nocido Pithecanthropus Erectus.

    La historia comienza all por 1890 cuando un notable personaje, el joven Dr. Eugene Dubois deja uslida y segura perspectiva de prctica mdica en Holanda y se engancha como mdico del ejrcito colonholands para ir a Java a buscar el eslabn intermediopara quin ya tena nombre propio y todo: Pitecntpo (hombre-mono), acuado por su maestro, Haeckel, jefe de la faccin darwinista en Alemania.

    Dubois, segn nos informa el antroplogo Donald Johansn, apenas saba nada de fsiles y nuhaba visto de cerca un fsil homnido28, pero supla esta falencia con un admirable espritu de aventura y cun entusiasmo a toda prueba, producto seguramente de su condicin de ferviente darwinista.

    Adems tena la enorme ventaja de saber exactamente lo que buscaba, razn por la cual no nece

    perder el tiempo desenterrando una larga serie de fsiles para ver, paciente y crticamente, que historia conban ellos, sino que directamente se dedic a buscar el Pitecntropo, estableciendo as un precedente que luiran a seguir casi todos los paleoantroplogos; es decir, no el analizar objetivamente y sin prejuicios los resfsiles e inducir a partir de ellos las debidas conclusiones, sino por el contrario, convertir el estudio de los f

    les en una mera bsqueda de pruebas para la hiptesis previamente actada del origen simiesco del hombre.

    Por supuesto que no hay nada de malo en esto; es perfectamelegtimo en ciencia trabajar con una hiptesis previa que luego se modifo no, de acuerdo a los hechos. Lo que no es legtimo es ocultar este hecde la hiptesis previa o por lo menos no decirlo claramente para que todsepan a qu atenerse, y ms an deformar u ocultar los hechos cuanstos entran en conflicto con la hiptesis.

    Deca entonces que Dubois fue a Java a buscar el Pitecntropo. Yencontr por supuesto. Es decir encontr tres muelas y un trozo de crny veinte metros ms all un fmur, que sin ninguna otra razn que lahallar su eslabn intermediodio por sentado eran del mismo individuquin bautiz con el nombre de Pithecantropus Erectus.

    Los diversos autores han disentido en su interpretacin de los rtos del P.E.

    Una buena parte, quizs la mayora de los antroplogos de la pode los hallazgos y de la primera mitad del siglo, consider el fmur (ta

    28Johanson, Donald y Edey, Maitland. El primer antepasado del hombre. (Plantea, 1982) p. 27.

    Crneo del Hombre de Java

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    el original como los otros 5 que Dubois agreg aos ms tarde) eran tan semejantes a uno humano, como pser indistinguible de l, razn por la que varios investigadores (M.Boule, Virchow, Ramstrn, G. Ser

    yeron que no haba razn valedera para incluir el fmur -de aspecto humano- junto con la bveda craneal ymuelas que seran claramente simiescas29.

    En la actualidad si bien muchos antroplogos aceptan en general la asociacin del fmur con la bvecraneal, nadie defiende explcitamente esta asociacin, es decir nadie se juega por ella, adems de que variosniegan. Otros optan por no hablar del tema.

    As por ej. un autor tan fervientemente evolucionista, o sea predispuesto a aceptar la asociacin fmur con la bveda craneal, como el Dr. Emiliano de Aguirre, prof. de Paleontologa en la univ. Compluten

    de Madrid, al efectuar un minucioso anlisis de los restos del P.E. ni siquiera menciona el fmur!30De ms est decir que esto no puede ser un olvido. Obviamente el autor no cree que el fmur pe

    nezca al sujeto del crneo, pero no quiere negarlo explcitamente. Si lo creyera, sin duda que lo dira.Alfred Romer, por su parte, una de las mximas autoridades mundiales en paleontologa de los ver

    brados, expresa sus reservas respecto al fmur de la siguiente manera:

    El hallazgo original (del P.E.) consista meramente de una bveda craneal con la que estaban mmenos dudosamente asociados un fmur y varios dientes... Si el fmur est correctamente asociaP.E. haba ya logrado una postura erecta31.

    An ms explcito respecto a esta asociacin es el conocido an-troplogo francs Camille Arambourg, quien expresa:

    No se conoce, en realidad, ningn hueso largo que puedaatribuirse con certeza al Pitecntropo. Los seis fmures recogidospor Dubois son en efecto, desde todo punto de vista idnticos a losde los hombres actuales y sus dimensiones corresponde a indivi-duos de talla relativamente elevada (1,60 - 1,70 m.) lo que noguarda relacin con la pequeez constante de los crneos de Pi-tecntropo y sus caracteres arcaicos... (Es posible) que dichoshuesos (lo fmures)provengan de depsitos ms recientes... y porel momento es aconsejable no tomarlos en cuenta32.

    En realidad y a pesar de lo que formalmente digan muchos an-

    troplogos, la sensacin que uno tiene al leer a los distintos autores es queson muy pocos hoy los que estn realmente convencidos de que el fmurhaya pertenecido al sujeto de la bveda. No obstante como este dichosofmur es imprescindible para armarel caso, pocos son los que se decidena eliminarlo como evidencia.

    Por otra parte, como afirmar categricamente la asociacin delfmur con la bveda podra generar una ruinosa polmica, se trata enton-ces de proteger el fmur de esta polmica mediante el recurso de hacerselos distrados y no mencionarlo, o mencionarlo como al pasar, sin ponermucho nfasis en l.

    Pero Dubois definitivamente puso mucho nfasis en l, ya que fueprecisamente el fmur lo que le dio pie para reclamar categora de erectopara su hallazgo.

    Y en esto Dubois no se equivocaba pues con slo una bveda craneal y unos dientes no se puede infremotamente si un ser caminaba erecto o no.Incluso los investigadores que no mencionan el fmur, o que lo mencionan como al pasar, bien que

    sacan sin embargo todo el rdito posible para hacerlo erecto al Pitecntropo, ya que si no se basan enfmur para ello me pueden decir por favor en qu se basan?

    29Andrez, Valeriano. Hacia el Origen del Hombre. (Univ. Pontificia, Comillas, Santander, 1956) p. 144 y sig.30Aguirre, Emiliano de, Crusafont M., Melendez B. La Evolucin. (B.A.C., 1976) p. 692 y sig.31Romer, Alfred. Vertebrate Paleontology. (Univ. of Chicago Press, 1966) p. 226.32Arambourg, Camille. La Gnesis de la Humanidad. (Eudeba, 1977) p. 121.

    La imaginacin de los artistas pareproducir lo que seraEl Hombre de Java

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    Si al P.E. le sacamos el fmur, literalmente se viene al suelo. Es decir, se derrumba como caso, ya qdeja de ser erecto. O por lo menos queda en el aire esa afirmacin.

    Y qu nos queda de P.E. si deja de ser erecto?Nos queda una bveda craneana con una capacidad estimada (es imposible medirla) entre 800 y 10

    c.c. y tres molares. Podemos agregar tambin algn trozo de mandbula.Los posteriores hallazgos de otros restos de P.E. por Von Koenigswald, en Sangirn (1937) no agreg

    bsicamente nada al original pues no incluyen ms que otras (dos) bvedas craneales, trozos de mandbulaalgunos dientes, sin huesos del resto del esqueleto. E insisto, la importancia atribuida al Pitecantropo est pcisamente en su condicin de erecto y para eso es imprescindible el fmur.

    Una bveda craneana (o tres), unos trozos de mandbulas y unos dientes.Pero cmo?, dir ms de un lector sorprendido eso es todo?Efectivamente eso es todo. Es decir todo lo que hay de cierto.

    Y esta legtima sorpresa del lector indica de qu manera se lo induce a error en este tema, en base adecirle la verdad o al menos no decrsela claramente.

    Porque cuando uno observa las laminas en libros y revistas o las reconstrucciones en cera en 105 muos de nuestro buen amigo Pitecntropo, en que hasta el color de sus ojos, la expresin de su rostro y, si me apran, el modelo de taparrabos que usaba, estn representados, cmo podra uno sospechar siquiera remomente que lo que en realidad est mirando es un trozo de crneo, un pedazo de mandbula y algunos dientes?

    Ya s que no solo es perfectamente legtimo sino adems muy interesante y hasta divertido hacer etipo de reconstrucciones casi totalmente imaginariasa condicin de aclararle debidamente al pblico deque en realidad se trata. Porque mostrar una reconstruccin de este tipo y permanecer rigurosamente en sil

    cio sobre su carcter imaginario, dndole as en forma tcitaun carcter cientfico, constituye francameun abuso de buena fe. Para ser ms claro, una estafa.No crea el lector que esto es excesivamente duro de mi parte. Vea por ej. lo que deca hace ya var

    aosuna de las ms prestigiosas revistas de antropologa:

    A partir de un crneo es absolutamente imposible reconstruir las caractersticas de cabellos, ojnariz, labios, orejas, cejas, pliegues cutneos, expresin, En suma es imposible reconstruir el aspede la cara.

    No obstante tales fantasiosas reconstrucciones son de encontrar en prcticamente todo lique trata de la evolucin del hombre.

    Es altamente deseable que tales reconstrucciones sean abandonadas porque causan verdaddao33.

    Y G. Simpson el paleontlogo citado anteriormentedice:

    Un paleontlogo prudente se queda a veces espantado por el grado de reconstruccin a que se entgan los antroplogos, algunos de los cuales parecen harto dispuestos a reconstruir una cara a parde partes de un crneo o un crneo a partir de un trozo de mandbula y as sucesivamente.... los peores ejemplos aparecen en las publicaciones destinadas al gran pblico 34.

    Volviendo a los restos del Pitecntropo digamos que por ser tan escasos nonos permiten fundamenninguna conclusin, o peor an, nos permiten fundamentarcualquiera. Porque con un trozo de crneo y u

    buena dosis de imaginacin, se puede reconstruir prcticamente lo que uno quiera; desde los rasgos demona Chita hasta los de un filsofo.

    As, varios antroplogos han considerado a P.E. simplemente como un mono. Entre ellos Obermaier gran mono de Javalo llamaba este famoso antroplogo alemn), Virchow, M. Boule, G. Sergi, Kappers, Rke35.

    Otros, la mayora entre los antroplogos ms modernos, lo consideran un hombreinferior, es decirhomnido en vas de hacerseSapiens.

    Otros en fin, lo consideran bsicamente un hombre como nosotros.

    33American Journal of Physical Antropology. 6 (1948) p. 321. Citado por Custance A. The Fallacy of Antropological Recstruccions. Doorway Papers N 33, p. 9.34Simpson, Gaylord. Cold Spring Harbor Simposia on Quantitative Biology. 15 (1950): 57. Citado por Custance, A.D. pers N 33, p. 18.35Ref. 28, p. 158 y 160.

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    Y esta discordancia entre los distintos autores nos est indicando claramente que con la evidencia dponible no se puede fundamentar una conclusin definitiva.

    Quiz P.E. fue efectivamente un mono de gran tamao como decan los antroplogos arriba menciodos. Quiz, como sugiere el antroplogo americano Kraus, si un nio pitecntropo fuese criado en la sociedactual, seria bsicamente igual a cualquier otra persona36. Quiz fue una variedad de hombre con rasgos besles secundarios como vimos en el caso del Hombre de Neanderthal.

    Como se ve hay para todos los gustos y opiniones siempre que aceptemos, con franqueza que con etipo de evidencia no es posible ninguna conclusin definitiva.

    Como corolario de este anlisis del P.E. quiero destacar dos cosas que rara vez se le dicen al pblico

    especializado y que a mi juicio sern de inters para el lector.La primera es que Dubois, el descubridor del Pitecntropo, encontr tambin en las cercanas del lu

    del hallazgo, en Wadjack y en la misma capa geolgica, dos crneos enteros, perfectamente humanos qocult cuidadosamente durante treinta aos y que recin revel en 1922 cuando un hallazgo semejante estabpunto de ser anunciado37.

    Adems de que este ocultamiento de evidencia constituye sin duda un acto de grave deshonestidcientfica por parte de Dubois, estos crneos de Wadjack hacen particularmente difcil la interpretacin Pitecntropo como antepasado del hombre moderno, pues aqu tenemos seres humanos perfectamente Sapiecoexistiendo con el supuesto eslabn intermedio. Y cmo podra un antepasado coexistir con su descendite? Adems qu razn valedera habra entonces para atribuir el fmur que es humanoal Pitecntropo y nestos verdaderos hombres?

    La segunda cuestin que creo ser de inters para el lector no especializado es conocer que, a partir

    1935 y hasta su muerte acaecida en 1940, el mismo Dubois sostuvo que su supuesto Hombre de Java P. Eno era nada ms que un gibn de gran tamao!38Es importante destacar tambin que esta discrepancia respecto del Pitecntropo, entre la mayora de

    antroplogos de la primera mitad del siglo incluido su descubridor, que lo consideraban mono y la mayode los modernos que lo consideran hombre, se debe en gran medida al descubrimiento de otro fsil el Ho

    bre de Peknque es el responsable de la credibilidad otorgada al P. E.Como los restos de Java y Pekn han sido colocados en la misma categora Homo Erectusal acep

    el de Pekn (que al parecer tendra mejores credenciales), los antroplogos terminaron aceptando tambin elJava, como legtimo hombre. Pero no por mritos intrnsecos (ya hemos visto el carcter altamente cuestio

    ble de los hallazgos) sino a caballodel de Pekn.Veamos entonces, a continuacin, este interesante fsil.

    SINANTHROPUS PEKINENSIS(Hombre de Pekn)

    Como a pesar de la intensa bsqueda paleontolgica, el supuesto eslabn intermedioentre el monel hombre se resista a aparecer, los antroplogos comenzaron a usar tambin la expresin "eslabn perdidpara referirse a este hipottico ser.

    Desde luego que lo cientfico hubiera sido usar la expresin eslabn faltanteen todo caso, ya que pdecir que algo se ha perdido debemos tener evidencia de que realmente existi: evidencia que en este caso cosistira en encontrar al perdido. Pero los antroplogos que son gente habituada a la certezaestaban seguros de su existencia, que no vacilaron en crear esta expresin eslabn perdido.

    En los ltimos 150 aos, numerosos han sido los restos fsiles aspirantes al sublime ttulo de eslab

    perdido, aunque ninguno ha podido cumplir satisfactoriamente con los requisitos. Excepto uHoy estamos en condiciones de afirmar que si hay un fsil a quien legtimamente le corresponde el ttulo eslabn perdidoese es sin lugar a dudas el Hombre de Pekn.

    Efectivamente, se ha perdido.

    36Kraus, Bertram. The Basis of Human Evolution. (Harper and Row, N. York, 1964) p. 282. Citado por Klotz, JoGenes, Genesis and Evolution. (Concordia Pub. House, U.S.A. 1972) p. 344.37Wend, Herbert. Tras las Huellas de Adn. (Noguer, Barcelona, 1958) p. 315. Tambin ref. 19, p. 109.38Howell, William. Mankind in the Making. (Doubleday Press, N. York, 1967) p. 155. Citado por Gish, Duane. Evtion, The Fossils say No. (Creation Life Pub., California, 1979 p. 125. Tambin Ref. 19, p. 119 y Ref. 28, p. 147.

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    Me refiero a que todo el material fsil sobre el que se basa la existencia de este homnido, encontradurante la dcada del 30 en Chukutien, a unos 50 km. de Pekn ha desaparecido por completo y nadie tienemenor idea de donde puede estar.

    Si Ud. lector no conoca este hecho, especialmente si le interesa el tema y ha ledo algo sobre l, sin duestar de acuerdo conmigo en que a esta noticia que ya tiene unos 40 aos de vidano se le ha dado en abluto la trascendencia que merece, por parte de aquellos que tienen la responsabilidad de esclarecer al pblsobre esos temas.

    Efectivamente, a pesar de la importancia del hecho, parecer la no haber demasiado inters por partelas autoridades en la materia en hacer que el pblico tome acabada conciencia de esta realid

    Algunos autores por ej., al escribir sobre el tema, ni siquiera mencionan que los restos del H. de Pekn, hdesaparecido!

    Otros ponen una pequea nota aclaratoria al respecto y siguen lo ms campantes como si el asuntotuviera mayor importancia.

    Como no puedo creer, ni que desconozcan el hecho, ni tampoco, que realmente consideren como asin mayor importancia la desaparicin de toda la evidencia original de un fsil, debo entonces concluir que tto el no mencionar el asunto, como el no darle trascendencia, son slo una forma de ocultar o minimizar antpblico este hecho de importancia decisiva cual es la ausencia de toda evidencia original, del Hombre de Pek

    Y qu demonios paso con los restos? se preguntar lgicamente el lector.Bueno, la versin ms o menos oficial sobre el destino de los restos del H. de Pekn, es que los japone

    los hicieron desaparecer durante la Segunda Guerra Mundial.Claro, como todos sabemos que los japoneses eran, por esa poca, enemigos de la humanidad (fsi

    incluidos) y como adems perdieron la guerra, esta versin de su culpabilidad encontr pronta y favorable agida en los medios acadmicos.Si esto fue as o no, francamente no puedo decir. Lo que s puedo decir es que esta versin sobre la r

    ponsabilidad de los japoneses tiene ms de un punto oscuro, coveremos ms adelante.

    De todas maneras, sea quien hubiere sido el responsablehecho es que cualquiera que desee hoy estudiar este homnido, pende en forma exclusiva de modelos y descripciones de los hallgos, realizados por investigadores que desde luego estaban buscdo el eslabn intermedio.

    Que quede bien claro entonces, que todas esas fotos o dibjos de crneos del H. de Peknque nos muestran los libros, no

    en absoluto de los crneos originales sino slo de los modelos pasta hechos por el antroplogo a cargo del caso: Franz Weidreich. Cosa que muy rara vez se le explcita al lector.

    Tampoco se le dice que salvo un par de fotos muy deficites, prcticamente no se tomaron fotos de los restos en el lugamomento del descubrimiento. Lo cual llama la atencin pues ereido con los ms elementales procedimientos de rutina en paletologa.

    Esto es doblemente lamentable considerando que los resoriginales han desaparecido. Antes de proseguir con el anlisiseste caso creo es menester convenir en que la ausencia de todaevidencia fsil original del H. de Pekn, descalifica, de entra

    noms, cualquier especulacin seria sobre este homnido ya que una elemental cuestin de mtodo cientfico que debe basarse enexamen personal de la evidencia y no en la autoridad de nadie

    podemos obviamente apoyarnos nada ms que en un modelo, hecho segn el criterio de un antroplogo, psacar conclusiones validas sobre el tema.

    Qu tribunal por ej. aceptara una evidenciade este tipo? Una cinta grabada pongamos por caso, lugar de un testigo?

    Ya s que Weldenreich, el autor de los modelos, era un antroplogo famoso y respetado y todo eso, pdesde el momento que nadie est exento de cometer errores, sus modelos del H. de Pekn no pueden constituen sentido estricto, evidencia cientfica legtima sobre este homnido.

    Reproduccin del famoso crneo delHombre de Pekn

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    No obstante, como la mayora de los antroplogos no comparten obviamente este criterio ya que inten en considerar a los modelos como evidencia legtima para fundamentar el caso, es oportuno entonces qanalicemos un poco estos modelos para ver qu valor podemos otorgarles, aun como evidencia indirePues bien, a pesar de lo que digan (o mejor, dejen de decir) los antroplogos, creo que existen suficientes ementos de juicio como para poner seriamente en duda el grado de fidelidad de los modelos con el original.

    Y entiendo que se puede decir esto, por dos importantes razones.La primera de ellas es que al comparar las descripciones originales del crneo del Sinntropo hec

    por ej. por M. Boule39, E. Smith40, H. Breui41con el modelo de Weidenreich se nota una sorprendente discdancia que, francamente, se hace difcil atribuir nada ms que a las pequeas y lgicas discordancias que pu

    den existir entre distintos autores.As por ej. en sus descripciones originales, todos los autores arriba mencionados coinciden en desta

    el aspecto claramente simiesco del crneo del Sinntropo y su pequea capacidad craneal. En el modeloWeidenreich, por el contrario, el aspecto del Sinntropo es francamente humano, con una capacidad craneade 1000 a 1200 c.c. (dentro de la variabilidad del H. Sapiens!).

    Esto, como digo, excede holgadamente el grado de variacin lgica de autor a autor. Ningn antropgo en su sano juicio podra llamar pequea an sin medirla a una capacidad craneal de 1000 a 1200 c.c.

    (Esta discrepancia entre las descripciones originales y el modelo, nos demuestra una vez ms que al recer la evolucin obra verdaderos milagros, ya que no slo es capaz segn dicen los darwinistasde traformar un mono en un hombre, ms tambin de transformar un fsil de un mono en un fsil de un hombre. cual supera ciertamente todas las expectativas).

    Adems de esta discordancia entre las descripciones originales y el modelo de pasta, hay otra razn

    portante por la que no parece prudente aceptar este modelo artificial como evidencia cientfica, aun indirectaEsta razn se basa en el testimonio de un conocido antroplogo, uno de los ms destacados de este siy uno de los pocos que conoci tanto el original como el modelo.

    Me refiero al holands Von Koenigswald, quien en su libro Meeting Prehistoric Man, escribe losguiente:

    Nuestro conocimiento real del H. de Pekn, no asciende a mucho. El crneo es el elemento mejor nocido y Weidenreich lo aprovecho para hacer una reconstruccin algo excesivamente idealida...que se dio en llamar Nelly42.

    Para luego agregar con fina irona: Nelly es una verdadera hija de la evolucin. Y ms adelante colestas significativas palabras:

    Pienso que mucha gente que ha admirado los esplndidos dibujos y fotografas (del modelo) en susbros (de W)se decepcionara si viese los originales43.

    Creo que est perfectamente claro que a este autor Von Koenigswaldla diferencia existente entrcrneo original y el modelo, le ha llamado lo suficientemente la atencin como para ponerlo por escrito y rodeos.

    Y si el modelo est tan excesivamente idealizado, como para que nos decepcionramos si visemlos originales, qu valor podemos atribuir a este modelo aun como evidencia indirecta?

    Aclaro que no se de nadie que haya rebatido esta apreciacin de Von Koenigswald. Y este antroploinsisto, es uno de los pocos que tuvo oportunidad de conocer los originales y el modelo Los dems hablanodo.

    Aparte de la ausencia de los restos originales y de los modelos excesivamente idealizados hay hechos ms, particularmente desastrosos para la credibilidad que se puede otorgar a este homnidode Ckutien.

    39Boule, Marcelline. L Anthropologie. Vol. 47 (1937) p. 21. Citado por Gish D. Evolution, the Fossil say No(SoverePub., Kent, 1977) p. 98.40Smith, Elliot. Antiquity. Vol 5, n 17 (1931) p. 34. citado por Bowdwn, Malcom. Ape-Men, Fact or Fallacy(SoverePub., Kent, 1977) p. 98.41Breuil, Henry. Bull. Geol. Soc. China, Vol XI, n 2 (1932) p. 15. Citado por Bowden M. Ape-Men, p. 98.42Von Koenigswald, G. Meeting PrehistoricMan. (Harper and Brothers, N. York, 1956) p. 51.43Ref. anterior, p. 55.

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    El primero es la existencia, en Chukutien, de una avanzada industria paleoltica; el segundo es la psencia en el lugar de restos fsiles humanos.

    Porque ha de saberse que en realidad casi toda la pretensin de que los restos del Sinntropo eranalgo ms que un mono, se bas en la coexistencia en el lugar, de fsiles marcadamente simiescos (los modefrancamente humanos vendran despus...) con huellas de actividadinteligente (fuego) que inmediatamente se dio por sentado eran pro-ducto de aqullos.

    Si a algn lector le parece un poco aventurado concluir queporque un fsil coexista con huellas de alguna actividad, stas tienen

    necesariamente que ser producto de aqul, entonces ya somos por lomenos dos.Francamente no veo cmo, porque los restos de un mono coexistan conevidencia de fuego aun en ausencia de restos humanos se puedefundadamente concluir que el mono es el autor del fuego (con lo cualdeja de ser mono para pasar a ser homnido!).

    De todas maneras as parece que piensan muchos antroplogosy ellos tendrn sus razones. Sea!.

    Pero si luego resulta que las huellas de actividad inteligente noson primitivas como corresponde a un dinmico mono que se esthaciendo hombre (o dicho en forma ms elegante, a un homnido pre-sapiens), sino que son elaboradas y complejas, entonces aun con las

    premisas de los mismos antroplogoses ilegtimo atribuir esta activi-dad a alguien que no sea el H Sapiens.Si para colmo de desgracias quiere la mala suerte que adems se

    encuentren restos humanos, entonces el caso est concluido y hay quedejarse de inventarle toda suerte de inclinaciones artesanales y pi-rotcnicas al mono y atriburselas a su legtimo autor, o sea el H. Sapiens.

    Y esto es precisamente lo que ha pasado en Chukutien.Lo que al principio pareca evidencia de una actividad primitivaresult luego ser una avanzada ind

    tria calfera, con implementos de piedra y cuarzo semejantes a los del paleoltico medio (H. de Neanderthaalgunos, aun a los del paleoltico superior europeo (H. de Cromagnon!)44, imposible de atribuir a un homnprimitivo como se pretende habra sido el Sinntropo.

    Esto que ya haba sido sealado por paleontlogos de la talla de M. Boule, por ej. encontr su total c

    firmacin al encontrarse los restos fsiles humanos, en 1933.Teilhard de Chardin, el gelogo y paleontlogo de las excavaciones de Chukutien, en un artculo escren 193445donde menciona por primera vez el hallazgo de los restos humanos (descubiertos el ao anterior)apresura a decirnos que estos restos se han encontrado en una caverna superiorms moderna geolgicamte y sin ninguna relacin con la inferiordonde estaba el Sinntropo). (Es obvio en este artculo, el esfuerzosu autor para convencernos de que los restos humanos estn efectivamente en un nivel absolutamente drentede los del Sinntropo).

    Lo curioso es que Teilhard recin comienza a hablar de esta supuesta caverna superior, despus quedescubren los restos humanos. Antes, ni una palabra.

    Ni l, ni Weidenreich, ni Breuil, ni Young, ni Pei, han visto ninguna caverna superior.Es ms, todos ellos (Teilhard incluido) coinciden en sealar la absoluta homogeneidad de la fauna (q

    en sustancia significa la misma capa geolgica) desde el nivel inferior al superior de Chukutie

    Sin embargo, despus de encontrados los restos humanos, la parte superior resulta de un perodo totalmedistintoa la inferior.A lo mejor ser que la distincin entre las dos capas geolgicas, en el terreno, era muy sutil y por eso

    lo vieron antes. Pero no; Teilhard insiste no sea que quedara alguna dudaen que el nivel superior es absotamente distinto del nivel del Sinntropo.

    Uno no puede menos que preguntarse cmo es posible que siendo absolutamente distintono seeran cuenta antes?

    44Ref. 19, p. 161 y 162.45Teilhard de Chardin, P. La aparicin del hombre. (Taurus, Madrid, 1965) p. 95.46Ref. anterior, p. 79.

    Teilhard de Chardin

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    Pero existe realmente -a pesar de lo que diga Teilhard- una caverna o por lo menos un nivel superen Chukutien, totalmente distintodel inferior?

    Veamos.Weidenreich, por ej. el antroplogo a cargo de las excavaciones, se refiere a esta supuesta caverna su

    rior, como la as llamadacaverna superior es decir, que aparentementeno le consta que fuese realmetal y que estuviese separada geolgicamente del nivel inferior47.

    Y tan no debi creer Weidenreich en esta separacin, que una de las mandbulas que describe -auncon reservas- como del Sinntropo48, fue hallada precisamente en la parte superior en el mismo nivel de crneos humanos.

    A. J. Kelso por su parte, antroplogo de la Universidad de Colorado, U.S.A., tampoco cree en la sepacin de los dos niveles, basndose para ello en la semejanza de los implementos de piedra hallados en todos niveles de Chukutien49.

    Pero y entonces por qu insiste Teilhard de Chardin, en que el nivel superior es totalmente distindel inferior?

    La fauna; ah est la explicacin dice Teilhard.Los animales asociados a los restos de H. Sapiens, seran totalmente diferentes de los asociados

    Sinntropo, por consiguiente los niveles respectivos son de distinto perodo geolgico.Sin entrar a considerar la validez intrnseca de esta argumentacin, aceptemos lo que el experto di

    Los animales asociados al H. Sapiens nos informa Teilhard incluyen entre otros al ciervo Sika, al tigreoso, etc50. Y como para que no queden dudas los enumera dos veces en la misma pgina; olvidndose al pacer, que en un artculo escrito tres aos antes51cuando todava no se haban descubierto los restos de H.

    piensal describir la fauna asociada al Sinntropo mencionaba, entre otros, al ciervo Sika, al tigre, al oso, S, estimado lector, los mismos animales que ahora nos dice estn asociados al H. Sapiens!, lo cual indicarsegn el propio Teilhardla misma capa geolgica.

    Qu pas entonces con el nivel superior absolutamente distintodel inferior evidenciado por la drente fauna asociada? Si la fauna es la misma!!

    Lo que pasa es que este nivel superior absolutamente distintoslo existe en la mente de TeilhardChardin, no en el terreno; por eso es que no lo vieron antes!

    Y podemos estar seguros de que esto es as, pues el propio Teilhard se encarga de decrnoslo (involunriamente supongo), ya que en el mismo artculo de 1934, luego de haber hablado de todo este asunto de la

    verna superior, absolutamente distintaetc., a vuelta de pgina inocentemente reconoce que esto de la seracin de niveles no es un hecho sino slo una interpretacin; es decir no una observacin sino una hipte

    Transcribo:

    Actualmente solo hay una interpretacin en presencia de este hecho (hallazgo de fsiles humanos) yhemos aceptado. Es admitir que los depsitos de la nueva gruta (superior) de Chukutien son de una edad pletocnica y que su cultura representa un Paleoltico superior. Todo encaja dentro de esta hiptesisA martillazos encajar! Pero de todas formas ahora s est claro.

    El nivel superior, absolutamente distintono es un hecho que est en el terreno, sino slo una hipten la mente de este autor (y de todos los que lo citan, aparentemente sin leerlo).

    El hecho real es que los restos humanos coexisten bsicamente con la misma fauna y con los misminstrumentos que el Sinntropo lo cual indica claramente que son del mismo nivel geolgComo aceptar este hecho representa el fin del Sinntropo como antepasado del hombre, se inventa entoncesdigamos que se acepta) un nivel superior, absolutamente distintogeolgicamente para darle as tiempo

    Sinntropo de evolucionarhasta H. Sapiens.En sntesis; aparte de que la ausencia de los restos originales del Sinntropo, le quita todo valor probtorio a este hallazgo, y aparte tambin de que los modelos no parecen muy convincentes en cuanto a su fid

    47Weidenreich, Franz. Apes, giants and Man. (Univ. of Chicago Press, 1965) p. 86. Citado por Gish, D. Evolution, Fossil say No. (Creation Life Pub. Calif. 1979) p. 142.48Weidenreich, F. Skul of Sinanthropus Pekinensis, Geol. Survey of China (Pal. Sin.) Whole Series 127, New Series D10, p.1-484. Citado por Bowden, M. Apen-Menp. 110.49Kelso, A. J. Origen y Evolucin del Hombre. (Ed. Bellaterra, Barcelona, 1978) p. 185.50Ref. 44, p. 95.51Ref. 44, p. 79.52Ref. 44, p. 96.

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    dad, entiendo que la presencia del H. Sapiens en el mismo nivel del Sinntropo, hace que cualquier pretenside mostrar a este ser como un antepasado del hombre no sea ms que una mera conjetura, insostenible a la de los hechos.

    No quiero cerrar este captulo, sin antes analizar algunos aspectos relacionados con la desaparicinlos restos del Sinntropo, que crame lectorplantean interesantes cuestiones.

    Como habamos visto, la versin oficial sobre el destino de los restos es la de que los japoneses los hicron desaparecer durante la guerra.

    Esta versin es, desde el vamos, una maliciosa deformacin de la versin original que debemos a un coronel Ashurst comandante de los marines americanos en Pekn al comienzo de la guerraquien, poco d

    pus de terminada la contienda, en una entrevista periodstica53 dice que los japoneses habran, quizposiblemente tirado los fsiles del tren donde eran transportados, confundindolos con alimentos envados (sic!).

    Confundir restos fsiles con alimentos envasados! No pequea hazaa realmente. Y encima tirarlVamos.

    Poco falt ciertamente para que este coronel nos dijera que los soldados del Mikado se haban hecho sabroso puchero con los huesos. Sera ms lgico.

    Pero no seamos desacatados y aceptemos la versin de Ashurst, en la que es evidente por de pronto slo su carcter conjetural, sino tambin que la desaparicin de los restos no habra sido un robo por parte los japoneses como maliciosamente se sugieresino el producto de una confusin. Es decir un accidente ppio de las circunstancias de la guerra.

    Y esto es coherente pues los japoneses ocupaban Pekn desde 1937 y en todo ese tiempo (cuatro a

    seguramente no les hubiera faltado oportunidad de "hacer desaparecer" los restos si sa hubiera sido su intcin.Por el contrario, los japoneses estaban muy interesados en que se continuaran los estudios sobre e

    fsil, que supuestamente demostraba la antigedad del hombre asitico {y serva por consiguiente a su conccin ideolgica) y despus de la desaparicin, entiendo que realizaron pesquisas para encontrar los restos, arentemente sin resultado.

    Pero volvamos a la versin de Ashurst segn la cual los restos son tirados, por error, del tren donde etransportados.

    Y qu hacan los fsiles en un tren? Eran evacuados al puerto de Chinwangtao para ser embarcarumbo a EE. UU. Aj.

    Y por qu iban rumbo a ese pas? No se trataba acaso de un fsil asitico? S, pero se lo enviaba a EUU. para protegerlo de los malos. Aah!

    Y cundo ocurri esto? En diciembre de 1941, dice Ashurst. Bien.Qu sucede mientras tanto con los investigadores a cargo de este fsil? Weidenreich a mediados1941 se ha ido a Amrica. Pei y Teilhard de Chardin estn en Pekn, ocupado por los japoneses.

    Detenidos, internados, perseguidos? Nada de eso. Siguen tranquilamente con su trabajo en el laborario de Pekn, sin que nadie los moleste54. Los japoneses incluso le brindan proteccin militar (!) a T. de Charden alguna oportunidad en que ste necesita trasladarse hasta el lugar de las excavaciones, Chukutien (a 50 de Pekn), zona abierta en ese momento55.

    Llega diciembre de 1941. Desaparecen los restos segn la versin oficial.Obviamente tanto Pei como T. de Chardin no pueden ignorar esto. Ellos estn ah, con los fsiles.

    todo caso podrn no saber (?) cmo fue exactamente que desaparecieron y quines fueron los responsables.Pero es absolutamente inconcebible que ignoren que han desaparecido los restos.Sin embargo Teilhard de Chardin en un artculo sobre el H. de Pekn publicado en 194356no dice ab

    lutamente una palabra de que los restos hayan desaparecido!!Confieso que adems de las incoherencias del relato de Ashurst -lo cual sera al fin y al cabo circunstacial- este silencio inexplicable de Teilhard sobre la desaparicin de los restos, fue lo que me impuls a ahondun poco ms en este asunto.

    Como no faltar quien intente atribuir este silencio a la censura japonesaTeilhard sigue en Pekn toncesme apresuro a decir que este mismo artculo es reproducido en la revista Psych en 194857sin ningu

    53Reproducida en el New York Times del 5 de enero de 1952.54Teilard de Chardin, P. Nuevas Cartas de Viaje. (Taurus, Madrid, 1967) p. 28 a 84.55Ref. anterior, p. 64.56Ref. 44, p. 121.57Ref. 44, p. 158.

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    nota aclaratoria que mencione absolutamente nada sobre la desaparicin de los restos. Es decir que debemsuponer acaso que seis aos despus que los restos han desaparecido (fueran los japoneses o Mandrake) y daos despus de que la versin de Ashurst ha circulado en los peridicos, este investigador, personalmente

    volucrado en el estudio del fsil, no se ha enterado todava que los restos han desaparecido??Como esta suposicin es claramente absurda, slo puedo concluir que Teilhard de Chardin, por algu

    razn, no quiere hablar pblicamente sobre la desaparicin de los restosA menos que los restos no hubieran desaparecido! En cuyo caso es lgico que no dijera nada. Pero

    tampoco. Pues en este caso tendra que haber refutado la versin de Ashurst, cosa que no hace.Como ven el asunto no es tan simple como pareca.

    Para complicar an ms las cosas, en enero de 1952, Pei, el otro investigador de Chukutien (Weidreich ha muerto en 1948) acusa pblicamente a los norteamericanos por la desaparicin del fsiLos norteamericanos niegan.

    Qu dice entonces Teilhard de Chardin que est en EE. UU. en esa pocaante la acusacin formpblica de su compaero de equipo, l, que es ahora (muerto Weidenreich) el principal responsable de efsil?

    Pues NADA!! S lector, como lo oye, ni una palabra; escrita al menos y con carcter pblEsto es -una vez ms- inexplicable. Uno pensara que l estaba ciertamente obligado a tomar posicin, pcamente, sobre el tema. Aunque ms no fuera para decir que no saba exactamente qu haba pasado con restos.

    Cmo es posible que permaneciera en silencio ante la acusacin de Pei?Para colmo hoy sabemos que Teilhard no estaba de acuerdo con la acusacin de Pei, o por lo menos d

    no estar de acuerdo en carta personal a H. Breuil, en la que llama absurdaa tal acusacin, aceptando covlida la versin de Ashurst59.O sea, que Teilhard de Chardin, que es ahora la mxima autoridad sobre el Sinntropo; que ha viv

    todas las circunstancias de la guerra y de la desaparicin de los restos ah, en Pekn, y que encima dice encorrespondencia que la acusacin de Pei es absurda, no la refuta pblicamente!

    Es sta una forma lgica de proceder?El tena creo yola ineludible obligacin de hablar y esclarecer, pero call.Como en 1943, como en 1948, como siempre hasta su muerte en 1955.Cmo se explica este silencio de Teilhard? Es que hay algn motivo que desconocemos por el cual e

    autor no quiere hablar pblicamente sobre la desaparicin del fsil?Porque creo que est claro que este silencio no puede ser espontneo. Tiene que ser intencional; y si

    intencin hay motivo.

    Esto es para m francamente un misterio. Y ms misterioso an que los expertos en el tema, los paontlogos, los antroplogos, incluso los bigrafos de Teilhard, guarden tambin absoluto silencio sobre esilencio.

    Es que realmente consideran que no tiene ninguna importancia?Y desde luego no puedo creer que esto no le haya llamado la atencin a nadie. Si me ha llamado la at

    cin a m que soy propiamente nadiecon mayor razn a los expertos.Ms an, no le parece lector que en toda esta historia de la desaparicin de los restos del Sinntrop

    son demasiadas las incoherencias, las versiones contradictorias, las actitudes ilgicas, los silencios inexplibles, como para que los expertos no digan una palabra sobre esta cuestin?

    Consulte el lector cualquier libro sobre el tema y comprobar lo que le digo.A lo sumo encontrar una pequea nota al pie de pgina diciendo que los japoneses hicieron desapa

    cer los restos y luego las consabidas disquisiciones sobre las caractersticas anatmicas y evolutivas del H.

    Pekn (del modelo de pasta, claro) y su significacin como antepasado del hombre.Con el debido respeto considero que hablar sobre el H. de Pekn y omitir toda referencia a las cuestioque acabo de hacer mencin, es una forma totalmente inapropiada e inaceptablede tratar el tema. Demsiados interrogantes quedan sin respuesta.

    Si los expertos hablaran, es de suponer que nos daran una explicacin satisfactoria sobre estas cuestnes. Como lamentablemente no lo hacen, nos quedan noms esos interrogantes sin aclarar.

    Con el agravan te de que existe una versin sobre la desaparicin de los restos del Sinntropo que pltea una grave acusacin contra los investigadores involucrados en este caso. Versin que por cierto jams a

    58Ref. 53, p. 131.59Ref. 53, p. 131.

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    rece en los libros de las autoridades en la materia, pero que de todas maneras existe, y con un autor que posu nombre y apellido detrs de ella.

    Me refiero a la versin de Patrick OConnell sacerdote irlands, misionero en China durante la pocalos descubrimientos y un profundo conocedor del tema de los fsiles.

    Segn este autor los restos originales del Sinntropo habran sido destruidos aprovechando las cunstancias de la guerrapor alguno de los mismos antroplogos a cargo del caso (Pei?) para sustraerlosexamen de los cientficos que hubieran descubierto de este modo la superchera de hacer un antepasado hombre de los restos de mono encontrados originalmente60.

    Como ve lector, esto es muy grave, pues ya no se trata de una diferencia de interpretacin de los res

    del Sinantropo sino de una acusacin concreta de fraude cientfico.Aclaro que me faltan elementos de juicio para saber si O Connell tiene o no razn61, pero de la mis

    manera que present la versin oficial y la de Pei sobre la desaparicin de los restos, me pareci que el lectena derecho a conocer tambin esta otra.

    Sin embargo los antroplogos y paleontlogos s deberan tener los suficientes elementos de juicio pexpedirse con autoridad sobre esta versin. Y el hecho es que no lo hacen. Pues no he podido encontrarningn libro escrito por un antroplogo o paleontlogo profesional sobre el tema, la ms mnima referencesta versin de OConnell.

    No puedo creer que no la conozcan! Y si la conocen por qu no toman posicin frente a ella?Si la consideran equivocada; cmo es que no la refutan?Porque una interpretacin errnea (o aun aviesa) se destruye con una adecuada refutacin; no con el

    lencio sistemtico.

    Pienso que los expertos en el tema estn obligados a tomar posicin frente a esta denuncia OConnell. Ac est planteada una grave acusacin que exige una adecuada respuesta y entiendo que el silensepulcral no constituye una adecuada respuesta.

    Pero hay an otra cuestin que los expertos deberan aclarar en este caso.Cuando se descubre el primer crneo de Sinntropo, 2 de diciembre de 1929, se encuentran junto con

    diez esqueletos fsiles enteros (excepto las cabezas) supuestamente del Sinntroposegn consignan el NYork Times del 16-12-1929 y la revista Nature del 28-12-192962.

    Esqueletos que pareciera habrselos tragado la tierra, pues no he podido encontrar la menor referensobre ellos en ninguna de las obras consultadas sobre el tema. (!!)

    Si se trat de una falsa noticia, producto de un error periodstico, cmo es que nadie la desminti?.Si no fue un error periodstico, qu pas con esos esqueletos?Que la noticia del hallazgo de estos restos no puede haber sido un simple error periodstico, se despr

    de no slo de la ausencia de un desmentido (y de la seriedad de las publicaciones mencionadas) sino ademque en las ediciones del N. Y. Times del 16 y 18 de diciembre aparecen las opiniones sobre estos esqueletosvarios de los ms destacados antroplogos de la poca: Elliot Smith, Arthur Keith, Ales Hrdlicka; por lo qdebemos entonces asumir que estos restos fueron efectivamente encontrados. Y si fueron encontrados, qu nadie los menciona?

    Yo supongo que en algn libro deben estar descriptos, pero cmo es posible que en toda la obraTeilhard de Chardin por ej. uno de los principales responsables de este casono exista la menor alusiestos diez esqueletos encontrados en 1929?

    Cmo se explica que este investigador, que es el paleontlogo agregado oficialmente a las excavacioy que en 1930 a pocas semanas del hallazgoescribe un artculo sobre el Sinntropo63, no diga una palasobre los diez esqueletos encontrados junto con el crneo? (y que mejor oportunidad para desmentir la notisi se haba tratado de un error de informacin).

    Es importante sealar que tanto A. Keith como A. Hrdlicka en esas mismas notas del N. Y. Times, pnen en duda que estos restos sean tan antiguos como se pretende (o sea de la edad que corresponderaSinntropo) y sugieren que podra tratarse de restos modernos.

    60O Conell, Patrik. Science of Today and the Problem of Genesis. (Christian Book Club of America, Calif. 1969) Tomcitado por Gish, D. Evolution, the Fossil say No. (Creation Life Pub., Calif. 1979) y entre nosotros por Meinvielle, JuTeilhar de Chardin o la Religin de la Evolucin. (Theora, 1965) p. 95.61Ni siquiera he podido leer la obra de este autor que est totalmente agotada y no se encuentra en ninguna biblioteca.62Debo agradecer especialmente a mis amigos, los hermanos Dr. Jos (Pepe) y Dr. Ral Garca merced a cuyas diligenpude conseguir fotocopias de estos artculos. El dato lo tom del magnfico libro de Malcom Bowden, Apen-Men, qulo toma a su vez del libro de OConnell Science of today and the Problem of Genesis.63Ref. 44, p. 75.

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    Huelga destacar que si los restos eran de hombres modernos y coexistan con el Sinntropo, adis nvamente cualquier pretensin de mostrar a ste como un antepasado del hombre.

    Pero esto es aparte. Lo fundamental es qu pas con estos esqueletos?Y es fundamental pues si estos fsiles fueron efectivamente encontrados y los investigadores a cargo

    caso han evitado toda mencin sobre ellos, entonces estaramos en presencia de un acto de ocultamientoevidencia, lo cual da fundamento para cuestionar formalmente la honestidad y el rigor cientfico con que semanejado este caso.

    Conclusin que es ciertamente muy desagradable pero del todo legtima a menos que se d