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RO~ERTO PINEDA GIRALDO. FOLKLORE Y ETNOLOGIA La concepción que generalmente tiene la gente del folklore, no <corresponde en manera alguna a la l~ealidad. El folklorólogoha sido considerado siempre como un simple' aficionado a la recolección de -dato curiosos extraídos del campo o de los barrios bajos de las ciu- dades, para luego presentados en una publicación, de manera más o menos ordenada y agradable. para entretenimiento de los pocos lec- torés que se tomen el trabajo de mirarla .. Es, dirán, una afición, una diversión burguesa que ningún provecho aporta .al conocimiento de las sociedades, fuera del de poner un ligero colorido a lo que se llama 'pueblo. El folklorólogo, pues, se ha confundido invariablemente con el folklorista o simple recolecto; de datos de tipo popular. Sin embargo, la función del folklorólogo es distinta y más com- plicada: debe llegar, por medio de comparaciones sucesivas, de bús- quedas penosas }' de ded~ccionescientíficas, a la raíz misma de la <copla, del mito, de la leyenda. " hasta establecer su conexión con el pasado muchas veces obscuro de los distintos pueblos que han Ior- mado una nacionalidad. El folklorólogo 'contribuye, grandemente, al enriquecimiento de algunas ciencias, y muy especialmente a las de tipo social, como la Etnología. '. - - La. actual, co1po es bien sabido, se basa en cuatro ciencias auxi- liares, principalmente, que son la arqueología, la antropología física, la etnografía (cultura material y espiritual) y la lingüística. Y son, precisamente, estas dos últimas ramas de la etnología, las que· 'reci- ben más directamente el beneficio del folklore. , Pero nuestros folklorólogos se han preocupado más por averi- .guar el origen castizo, digamos más bien castellano, de los refrane- -.

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Page 1: FOLKLOREYETNOLOGIA - 186.113.12.182

RO~ERTO PINEDA GIRALDO.

FOLKLORE Y ETNOLOGIA

La concepción que generalmente tiene la gente del folklore, no<corresponde en manera alguna a la l~ealidad. El folklorólogoha sidoconsiderado siempre como un simple' aficionado a la recolección de-dato curiosos extraídos del campo o de los barrios bajos de las ciu-dades, para luego presentados en una publicación, de manera más omenos ordenada y agradable. para entretenimiento de los pocos lec-torés que se tomen el trabajo de mirarla .. Es, dirán, una afición, unadiversión burguesa que ningún provecho aporta .al conocimiento delas sociedades, fuera del de poner un ligero colorido a lo que se llama'pueblo. El folklorólogo, pues, se ha confundido invariablemente conel folklorista o simple recolecto; de datos de tipo popular.

Sin embargo, la función del folklorólogo es distinta y más com-plicada: debe llegar, por medio de comparaciones sucesivas, de bús-quedas penosas }' de ded~ccionescientíficas, a la raíz misma de la<copla, del mito, de la leyenda. " hasta establecer su conexión con elpasado muchas veces obscuro de los distintos pueblos que han Ior-mado una nacionalidad. El folklorólogo 'contribuye, grandemente, alenriquecimiento de algunas ciencias, y muy especialmente a las detipo social, como la Etnología.

'. - -La. actual, co1po es bien sabido, se basa en cuatro ciencias auxi-

liares, principalmente, que son la arqueología, la antropología física,la etnografía (cultura material y espiritual) y la lingüística. Y son,precisamente, estas dos últimas ramas de la etnología, las que· 'reci-ben más directamente el beneficio del folklore. ,

Pero nuestros folklorólogos se han preocupado más por averi-.guar el origen castizo, digamos más bien castellano, de los refrane-

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ros, copleros; etc., que las raíces ~dígenas o negras que ellos puedan'tener. Claro que con algunas excepciones, Y .el)o podría explicarse·por algo que los sicólogos llamaría~ un "complejo racial".

Dentro del folklore americano, considerado éste como '''la so_o,~ -'

ciología del saber vulgar", debe 'haber 'Y hay realmente un gr:an fon ..do proveniente de dos pueblos distintos del español; el negro y elindígena. De las infl~enciá.s de estos dos pueblos se ha destacado máscuidadosamente la del negro; quizás por la idiosincrasia misma de'este elemento, más abierto y expansivo' que el indígena, más despiertoquizás y bullanguero, también, y tal vez por el hecho de que' él ha,creado regiones. enteras, 'manéhones casi totalmente negros dentro delconglomerado americano,. 'de un vivo c?lorido popular, con su vida.propia, aunque puesta en contacto con el blanco, en la mayoría delos casos sin reservas, temores, limitaciones ni resentimientos, siao engrado muy.débil.

El negro, obrero obligado de las regiones cálidas tropicales de-nuestro 'territorio a las cuales va llegando retrasada .la colonización

,. y por ende la civilización; elemento indispensable en la minería co-lombiana, localizada también ep su generalidad dentro de las tierras

" '\. ~-

cálidas y húmedas, se ha prestado en las noches veraniegas de des-canso a la curiosidad, más que al estudio,. de 19s aficionados a Ias-leyendas, a las coplas populares, a los"cuentos, vertiendo así, de ma-nera que podríamos llamar espentánea y eaudafosa, todo el torrenteancestral de su magia y de su filosofía sencilla y práctica, impregnadasin embargo de creencias sobrenaturales, en donde se combinan la.religión de Cristo y los elementos míticos nacidos en las selvas afri-canas.

El vindio, en cambio, sobre el que pesa todavía en muchosaspec-tos y en diferentes regiones la carga de' la servidumbre, mal disimu-,lada bajo la posición de peotl<tje,. se muestra reservado, desconfiado'y malicioso, ocultando su alma y la de su pueblo; como si fuera elúni.co reducto inconquistado, el único sagrado patrimonio que lequeda libre, que posee por entero, después' de haber sido despojado-de su tierra, de su religión y de sus costumbres .. Podría objeta:se e~que aún quedan grupos indígenas aislados e independientes en vas:

---'las zonas He nuestro territorio, que conservan en gran parte-y casi in- .tacto todo el bagaje cultural de sus antepasados y que. allí podría re-cogerse ampliamente por los etnólogos t-odo el material folklórico in-

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-dígena. Pero, si nos atenemos a las condiciones que exige el datopara poderse llamar folklórico, tal como lo entieriden Bruno J acove-lla y Rafael Jijena Sánchez, no podemos considerar 'el conjunto demitos, tradiciones, cuentos y leyendas de estos grupos culturales co-mo folklórico, pues para que lo sea realmente se requiere una socie-dad dividida en clases, desde el punto de vista cultural.ees decir, una.socíedad eri donde haya una clase culta y otra clase, la popular pro-piamerite dicha, que no ha recibido, o lo ha hecho en escala muy pe--quéña, la influencia de la educación, de Ja escuela y del libro: Ese.material podría servir como elemento comparativo" y justamente, pa-ra la etnografía tendría un gran valor para llegar a establecer -las re-.lacionnes culturales de los grupos actuales ton los grupos' que desapa-.recieron por el mestizaje sin haber sido estudiados.

- .Porque al hacer el estudio del folklore, que es según decir de

Willian John Thoms su creador, "aquel sector del estudio de las an- .,tigüedades y la' arqueología que' abarca el saber tradicional de lasclases populares de las naciones civilizadas", podemos encontrar re-miniscencias bastante claras del alma indígena -ciencias, mitos, le-yendas, tradiciones del habitante primero de nuestra patria-e, incrus- _.tados como patrimonio definitivo en el haber de nuestro pueblo, mez-.cla de tres sangres diferentes; . -

Tenemos que aceptar sin reservas el hecho claro, aunque des-.conocído voluntaria o involuntariamente, de qu~ la civilización ame-ricana no sólo ha asimilado la cultura que le, trajeron los conquista--dores y colonizadores europeos, y que le siguió Ilegando a través dela literatura, sino que ella es el producto de una mezcla, en propor-ciones muy variables de tres culturas. No solamente en el aspectobiológico América (especialmente. países. del Centro y del Sur), esun producto nuevo nacido de tres elementos, diferentes. También,en la cultura, 'ha recibido el: aporte de los tres -blanco, neg-ro ~ in-.dígena- caso que se hace más claro si se observan las distintas mani-festaciones de cada nacionalidad, teniendo en cuenta el corpus de.cultura de los pueblos indígena~ que estaban aséntados en su territo-rio. y no es necesario, para comprobarlo, llegar a la observación de '.diíerentes nacionalidades. Baste con dar una mirada inquisidora eneste sentido a 1,OS div~rsos dep;rtamentos que forman nuestra patua,,para darse cuenta del sinnúmerr de manifestaciones de tipo popular,zaato en lo que hace referencia a lo' material corno a lo espiritual, qué

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dan una fisonomía típica y característica de cada uno de ellos, mani-festaciones que en la actualidad, por el vertigonoso avance y desarrollode las comunicaciones, se van -convirtiendo en patrimonio nacional,-dejando su carácter primitivo de localidad.

Si tomamos, por ejemplo, la creencia muy extendida en algunos-. .

de nuestros departamentos (especialmente Cundinamarca, Boyacá ySantander) entre las mujeres principalmente, de que haciéndose re--cortar el cabello de una congénere embarazada y "primeriza", el ca-.bello lacio se les encrespará y crecerá más abundante, podremos en-contrar su origen en la convicción que tuvieron y que tienen aún al-gunas de las tribus col~mbianas,. relacionada con la magia participa-tiva, de que la mujer embarazada (símbolo,de la fecundidad) comu-nica a las cosechas 'su fuerza creadora, y por lo tanto es obligada por lacomunidad a participar activamente en la siembra de los campos.

Hay en Nariño y en algunos otros departamentos, una coplade origen español, que reza:

"El hijo de m'hija,mi nieto será;el hijo de m'hijo ...en duda estará".~

Esta copla podría ser considerada como un brote malicioso y pi-caresco del pueblo español que vació todo su ingenio en ella. Pero ¿nopodría verse realmente en ella, en América, el recuerdo de un estadosocial anterior, de una organización particular y muy extendida entrenuestras. tribus que siguieron la sucesión uterina o materna, sin haberllegado muchas de ellas a vislumbrar la sucesión patrilineal quenosotros vivimos?

Esto, como muestra del aporte indígena al folklore colombiano.Por su parte, el negro los hizo muy especiales,' y con preferencia en]0 que se refiere a esos seres, mitad hombres, mitad demonios pode-,rosos que embargan la mente de nuestros campesinos y de nuestrasgentes sencillas. Al menos, don Tomás Carrasquilla los consideracomo propios de los negros africanos. Por eso, en su Marquesa deYolombo, cuando describe la vida, de~las minas cercanas al munici-pio de Yolombó durante la época de la Colonia, explotadascon ma-no de obra esclavista, -habla del "patasola" "que, disparándose delmonte, en tres zancadas desgaja los .frutales, rompe cercos, .hunde te-chos y cuando topa, con su única pezuña, hendida como la de Un

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marrano babilónico"; de la "madremonte", "musgosa y putrefacta..que, al bañarse en las cabeceras de los ríos, envenena sus aguas y oca-siona calenturas y tuntún, llagas y cara te, ronchas y enconos"; del"patetarro, un gigantón que sólo tiene una pierna de carne y hueso...;Para ,poder andarse en sus fecharías, se acomoda en el muslo dere-cho un trozo de guadua, un tarro de ésos horadados en el interior desus divisiones, en que cargan agua algunos montañeses de nuestrasalturas. No bien lo llena con sus líquidos pestilentes, se sale a lassementeras y en "ellas los derrama el muy cochino. En la parte que.coge se secan hasta los árboles si no resultan gusaneras de cosechay hormigueros que todo lo arrasan.' Si no fuera porque el grandísi-mo sinvergüenza se muere de miedo con las -calaveras de .vaca, no"quedara a vida ni un papayo, en estos sembrados montañeros",

Habla también del "bracamonte", al que ningún ojo humano havisto, y que con sus bramidos hace temblar a los ganados que perecenentre horribles convulsiones; de las bru [as, de' los duendes.

La creencia de la "madremonte" está muy extendida en todo el.territorio- colombiano, y en muchos países de América. Todos recor-damos el temor que nos infundía cuando niños. En las montañas del.'Cauca, la "madremonte" o "madreselva", como también se la llama,no aparece en la forma descrita por Carrasquilla, sino que es unam:J.jer hermosa de larga cabellera. Habita en los montes y realiza susandanzas generalmente por las noches. Con gritos fuertes y prolon-gados, llama por su nombre al que quiere dañar. Si se le contesta, si~gue llamando hasta que atrae a su víctima a un sitio determinado delmonte, y' desaparece con él. Individuo qwe ha respondido a la "ma-dremonte" y ha s~guido sus pasos -según la creencia de los campe-. .sinos- no ha vuelto a ser visto; se ha perdido para siempre.

En el Tolima, en cambio, durante la celebración de una fiesta'que pudimos presenciar entre los indígenas de Ortega, -la "madre-monte" estaba representada en un baile de su nombre, por un indí-gena que había cubierto todo su cuerpo de hojas, ramas y musgos, yllevaba en el rostro una máscara de madera. En esta misma forma'describe Carrasquilla el disfraz de la "madremonte" en Yolombó enla celebración de la fiesta de San Juan durante la época colonial,También en algunos pueblos del Huila se representa en la" formaque acabamos de describir.'

Como puede verse por estos someros ejemplos, es mucha la

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·portancia que el folklore tiene para los estudios de etnología, sobretodo en' lo que corresponde ,;1. la etnografía comparada, y m\lY espe~cialmente a la cultura espiritual, parte de es~a'última rama. Por elfolklore podemos conocer el origen de muchas de nuestras concep·rciones; de ~úchas de las creencias que se arraigaron def~nitivamenteen el alma del campe,s!no y del pueblo en general y que' en el negro,-cemo lo dijimos anteriormente, formaron una' mezcla- inconfundiblede magia y religión en un' conjunto pintoresco, donde la Divinidadse confunde y entremezcla cori los seres demoníaeos que habitan lasespesuras de los bosques o pueblan el ambiente de nuestros pequeños'-'Poblados.

De gran interés, es para los estudiosos de nuestro idioma la ob-servación de los préstamos que éste ha hecho a los idiomas aboríge •.nes de Colombia, y en general de América, con que entró en con-tacto, y viceversa. Porque el español enriqueció considerablementesu vocabulario a todo lo largo de la conquista y la' col¿nización delNuevo COntinente, alimponerse como lengua .oficial y general en ~u-chos de sus países.T~mó palabras del maya, del quichua, del karib,del tupi-guaraní, del arawak, del chibcha, etc., palabras que, en' mu--chos ocasiones, se castellanizaron, ~tf(ins:formánd{,)s:eal pasar al nuevoidioma, y en otras conservaron su estructura original.

f

Algunos autores se han ocupado del asunto. El punto' que ha.sido tratado talvez más ampliamente es el-tocante a la influencia dela lengua quichua en el castellano. Varios diccionarios de quechuis-mo se han elaborado, y hay uno, el de Leonardo Tascón, que hacereferencia exclusiva a los quechuismos en Colombia. El señor Cuer-vo, en su famosa obra Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogo--tano, en uno de los últimos capítulos se ocupó, aunque someramente,,·en mostrar el origen indígena de muchas voces utilizadas en el caste-.Jlano. Pero no hay, hasta el momento, un estudio sistemático, untrabajo de conjunto que nos permita apreciar de una vez por todas· las voces indígenas incorporadas a nuestro idioma.

La influencia del español, y las lenguas americanas fue mutua.· Tanto el uno como las otras se, hicieron, préstamos. Naturalmente,con la desaparición rápida de algunos idiomas aborígenes y la lentay actual de otros, muy poco es lo que se puede decir acerca de los,présta'mos a que venimos haciendo referencia. Pero, lo que sí pode-,mos afirmar, de acuerdo con nuestras propias observaciones es -que

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los préstamos del castellano a las lenguas €le los, grupos indígenas, selimitaron, casiexclusívamente, a elementos de cultura material des"conocidos por los españoles, y muy espeoialmente a plantas y ánima-les del nuevo mundo, desconocidas en el antiguo contíaente. Para

'\comprobado, no' es necesario en muchos casos recurrir a la ling&ís-tícaccmparada: no es indispensable del todo echar mano de los tex- -tos de gramática aborigen, antiguos O' modernos, sino que el mismofolklore nos ló muestra cuandose estudian con cuidado los refrane-,TOS, las exageraciones, las coplas" etc,

Para corrobarar lo anteriormente dicho, veamos algunos ejem-plos:

. Mico. Esta palabra es' una.voz del 'Cumanagoto.. :lengua que pero' ",'teneció al gran gTUPO karib, y que ocupó un -terrítoríe .bastante ex-tenso en Venezuela y parte de Colombia.'

De la palab'ra mico se ha derivado el siguiente refrán, muy co-mÚn en Santander:

"Hasta el mico come chumbimba en caso'e neeesidá".También se ha utilizado esta palabra cumanagota en las siguien-

tesexageraciones del pueblo antioqueÍio: . ."AHá no se amaña ni un mico en fiiestas", para ponderar lo abú-

rrido de Ur.l .sitío o de alguna reunión. "Más aburrido qúe una micaen dieta" "con lo que se señala un .estado de ánimo no, nmy alegrepor cierto;

"Molesta más, que un mimen' un pesebre", que se aplica másgeneralmente a los niños inquietos y traviesos que todo, lo tocan y10 cambian d~ lugar;

'Por,'~ai 'no sube ni, un mico herrao (herrado). Sélo conociendo- latopografía del departamento' de Antioquia, se podría expliear esta

. , - . \

exageración que quiere mostrar lo empinado de una loma .o die'un:acuchilla, difícil al acceso del hombre, "

,. Chucha, voz indígena que .algunos autores han hecho derivardel quechua, pero 'que, según nos lo hizo notflr _el doctor J0hn H:Rowe, no aparece en n:inguno de los diccionarios de esta lengua; ha, . '.

dado también origen a otra de estas dp~cásexageraciones antiqque- '""ñas que ya empiezan ~ invadir todo el territorio colombiano, Ilevadapor los colonos:

"Más pelao que rabo'e chucha" CPelao, peládo, se utiliza en éste

" Didelphys mursupialis. -2

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caso en el .sentido de estar sin un centavo, de no tener recurso eco-nómico alguno).

También en -el refranero antioqueño nos encontramos con lapalabra chucha incluída:

"Hijo de tigre sale pínrao: hijo de chucha rahí-pelao",Chucha sirve también para designar al inútil, Al'lcumplido, etc.

Por eso se dice frecuentemente:"Tú eres una chucha".y ha formado, la palabra chucherías, para nombrar cosas sin va-

lor, fruslerías. Y ha nacido también de esta palabra la expresión pa-gar la chucha (Antioquia), que equivale a lo que, en otros departa-mentos se nombra "pagar, el remojo", es decir, pagar el estreno dealgo, especialmente de una prenda de vestir. '

Choclo (en Antibquia y Caldas, Chócolo), derivado del quechuacriollo: I

"Más contento que un biringo entre un chócolo".Guasca, también voz quechua."La misma perra con, distinta guasca", q~e equivale a decir, la

misma cosa con distinto nombre., ,Guaca: voz del quechua:

"Este sí se encontró una guaca". Tiene un sentido de, admira-ción ante un buen hallazgo o una adquisición valiosa.Viche, verde (voz quechua), dio origen a la expresión muy 'común: "

"Madurarse viche", es decir, volverse hombre antes de tiempo; hacero aparentar cosas que no corresponden todavía a la edad que se tiene.

, ,Durante las fiestas de San Juan en el Tolima, las coplas popu-'

lares aparecen fáciles, llenas de movilidad y de gracia picaresca, alacorde de los instrumentos musicales. El pueblo, ,en esta fiesta tradício-'nar, que viene cumpliéndose desde tiempos remotísimos' en Españay que se trasladó a América con. todo el despliegue dé alegría y deingenio! hace un despilfarro de humor que se 'manifiesta con mayorfrecuencia en las coplas. Tomamos dos' de entre ellas que nos sirven,para nuestro efectores decir que llevan palabras de puro origen in- .dígena:' ' '-

"Avisáme ,cuando vasa 'refrescarte en el bañepara llevarte el anaco ,-"que yo solo no me amaño".

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"Yo, a veces, quisiera serchínguecito- colora?para poder .abrazarsin temor por lao y Iao",

.y basten estos pocos ejemplos, para ver hasta dónde el folklorepuede ser un valioso auxilio en los estudios de lingüística colombiana.

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