floralina, la vaquita cuadrada
DESCRIPTION
Teatro para niñosTRANSCRIPT
FLORALINA,
LA VAQUITA CUADRADA
Conte Hebe
Pieza para niños en tres actos, el primero y el segundo divididos en dos cuadros.
PERSONAJES
Papá Mu
Mamá Ma
Floralina
Vaquita Rosa
Vaquita Lila
Gallina Pintitas
Gallina Rayitas
Don Gallo
Doña Comadreja
Pajarita
Pajarín
Espantapájaros
Viento juguetón
Pregonero
Aldeano Azul
Aldeano Amarillo
Aldeana Azul
Aldeana Amarilla
Floripón
Corderito
Gran Lobo Gurruma
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
El señor Mu, papá de Floralina, está trabajando con su tridente junto a una parva. Entra Mamá Ma, madre de Floralina, muy agitada.
MAMA MA.- ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay, marido, ay!
PAPA MU.- ¿Qué pasa, mujer?
MAMA MA.- ¡Ay! ¡Marido, ay! ¡ Yo no sé qué va a ser de nosotros!
PAPA MU.- Pero, ¿de qué se trata?
MAMA MA.- ¡Esto ya no puede seguir así! ¡Y yo no veo que tenga remedio!
PAPA MU.- Pero, ¿es que ocurre algo?
MAMA MA.- ¡Y todo el mundo hablando de eso! ¡Nos
señalan con el dedo! ¡Murmuran cuando pasamos! ¡Cuchichean a nuestras espaldas! ¡Es intolerable! ¡Y lo peor es que no podemos hacer nada!
PAPA MU.- (Perdiendo la paciencia) ¡Mujer! ¡Me dirás de qué se trata o te irás con los lamentos a otra parte! ¡ No haces
más que mugir como una vaca triste y no puedo siquiera consolarte, porque no sé qué te pasa!
MAMA MA.- (Enojándose) ¡No sabe qué me pasa! ¡No sabe
qué me pasa! ¡ Como si él no tuviera nada que ver en el asunto! ¡Claro! ¡La única, que se aflige soy yo! ¡Porque a
él no le importa nada! (Llora) ¡Pobrecita! ¡Yo no sé qué sería de ella sin mí, que me aflijo!
PAPA MU.- (Furioso) ¿Se podrá saber de quién hablas?
MAMA MA.- (Gritando) ¡De Floralina!
PAPA MU.- (Asombrado) ¡Floralina!
MAMA MA.- ¡Sí! ¡Floralina! (Aparece Floralina, la vaquita cuadrada)
PAPA MU.- ¿Y qué tiene Floralina? ¿Qué pasa con Floralina?
FLORALINA.- ¿Me llamaban?
MAMA MA.- (yendo hacia Floralina y trayéndola de una pata a
proscenio, donde la pone frente a las narices de Papa Mu) ¡Esto pasa con Floralina!
PAPA MU.- (Besando a Floralina en la frente) Yo no veo nada
malo en Floralina. Es una vaquita buena, obediente y cariñosa.
MAMA MA.- (Desesperanda) ¡El no ve nada malo! ¡El no ve nada! ¡El no ve! (El señor Mu se encoge de hombros) ¡Mírame a mí! ¿Qué ves?
PAPA MU.- (Inocente y bonachón) ¡Mi mujer!
MAMA MA.- (Agarrándose la cabeza) ¡Mírala a ella! ¿Qué ves?
PAPA MU.- (Firme en sus trece) ¡Mi hija!
MAMA MA.- ¿Y no notas que ella y yo somos diferentes?
PAPA MU.- ¡Ah, sí! ¡Ella es más bonita! (Besa nuevamente a Floralina)
FLORALINA.- ¡Gracias, papá!
MAMA MA.- ¡Es un cuadrado!
PAPA MU.- (Enojándose) ¡No te permito!
FLORALINA.- ¡No se peleen, por favor!
MAMA MA.- ¡Floralina! ¡Te digo que Floralina es un cuadrado!
PAPA MU.- ¡Ah!
MAMA MA.- ¡Y tú no ves que tu hija es un cuadrado! ¡En lugar de ser redondita, como corresponde a toda vaca que
se precie!
PAPA MU.- ¡Uf! ¡Otra vez con las historias del cuadrado y
del redondo! Mira, mujer: ¡cuadrada o redonda, con cuernos en la cabeza o en la cola, con las patas para arriba o para abajo, Floralina es mi hijita y yo la quiero mucho!
FLORALINA.- ¡Gracias, papá! (Le da un besito)
MAMA MA.- Yo también la quiero mucho y es por eso que
pienso en su porvenir.
PAPA MU.- (Para sus bigotes) ¡Uf! ¡El porvenir!
FLORALINA.- ¿Qué Porvenir?
MAMA MA.- (Sentenciosa) ¡El porvenir! ¿Qué futuro le espera a una vaca cuadrada?
PAPA MU.- ¡El de todas las vacas, supongo!
MAMA MA.- ¡No! (Entran las amigas de Floralina, las vaquitas Rosa y Lila, ambas bien redonditas)
ROSA.- ¡Floralina! ¡Floralina! ¿Qué haces aquí tan escondida?
LILA.- ¡Te hemos estado buscando no te vimos en todo el día!
FLORALINA.- Estaba acá, con papá y mamá. (Las vaquitas Rosa y Lila se echan a reír)
MAMA MA.- ¡Hm! ¡Hm!
PAPA MU.- ¡Puedes ir a jugar con tus amigas, Floralina! ¡Faltaba más! ¡Los jóvenes con los jóvenes y los mayores
con los mayores! ¿No es así, mujer?
MAMA MA.- ¡Hm!
ROSA.- (Un poco incómoda) No, nosotras decíamos nomás...
LILA.- Es que estamos sólo de paso...
FLORALINA.- (Inocente) ¿De paso?
MAMA MA.- ¿Y a dónde van, niñas?
ROSA.- Al prado.
PAPA MU.- Pues, no hay ningún inconveniente en que
Floralina vaya con ustedes. ¡Faltaba más! Los jóvenes...
MAMA MA.- (Le interrumpe) Sí, sí. El resto ya la conocemos.
FLORALINA.- Y yo, ¡encantada!
LILA.- Es que...
ROSA.- Nosotros querríamos que vinieras, pero...
MAMA MA.- (A Mu) Ya te decía yo...
PAPA MU.- (Impacientándose) ¿Qué pasa, niñas? ¿Es que
pasa algo?
ROSA.- No, no. No pasa nada. Pero...
LILA.- Por nosotras no es nada. Claro que las demás...
PAPA MU.- ¿Hablen de una buena vez? ¿Las demás qué?
MAMA MA.- (Ante el azoramiento de las Vaquitas) ¡Se ríen! i Esto
es lo que hacen las demás! ¡Las demás se ríen de Floralina! ¿No es eso, niñas?
PAPA MU.- (Apabullado y furioso) ¡Se ríen!
ROSA.- (Apresuradamente) Sí, señor. ¡Y a nosotras nos
parece muy mal!
LILA.- Pero no lo podemos impedir: ¡ellas son muchas! Y como se ríen todas juntas...
PAPA MU.- (Enojado) ¿Y se puede saber de qué se ríen?
LAS DOS VAQUITAS.- (Señalando a Floralina) ¡Porque es
cuadrada! (Se lanzan a reír una con otra)
PAPA MU.- (Furioso) ¡Fuera! ¡Fuera de aquí! ¡Las dos! ¡Malas amigas! ¡Pobres de ustedes si se acercan a
Floralina! ¡Ni ustedes ni ninguna otra! (Las dos Vaquitas
huyen) Floralina podrá ser cuadrada, mujer, pero es
nuestra hijita. La queremos, ¿no es así? ¡Y no dejaremos que los demás la lastimen!
MAMA MA.- ¡Ah, marido! ¿Y cómo lo impedirás?
PAPA MU.- (Decidido) ¡Floralina no saldrá más de casa!
MAMA MA (Escandalizada) y FLORALINA.- (Asustada) ¿No saldrá
más de casa?
PAPA MU.- (Firme) ¡No saldrá más de casa! Y así, ¡nadie
podrá reírse de ella! ¡Y como nosotros la queremos, en casa será feliz!
MAMA MA.- (Burlona) ¡Qué tontería! Y si Floralina se queda
encerrada en casa, ¿cómo hará para encontrar un buen marido?
FLORALINA.- (Asombrada) ¿Un marido?
PAPA MU.- ¿Y para qué querría Floralina un marido?
MAMA MA.- Para lo mismo que lo quise yo: ¡para tener un
hogar, tener lindas Floralinitas y ser feliz!
PAPA MU.- ¡Bah! ¡Pamplinas! ¡Ella no necesita un marido!
Ella puede ser muy feliz en casa, con su papá y su mamá! Y ¡basta ya! Lo dicho: ¡Floralina no saldrá de casa! (Comienza a irse)
MAMA MA.- (Siguiéndolo) ¡Cómo que no lo necesita! ¡Vaya una ocurrencia! ¡Ella se casará, como se casan todas las vaquitas! ¡Aunque tenga que ser yo quien le encuentre
marido! ¡ Y ya mismo hablaré con todas mis amigas, para ver si alguien ha oído hablar de un torito cuadrado, que
pueda ser un marido para Floralina !
PAPA MU.- ¡Torito cuadrado! ¡Torito cuadrado! ¡A lo mejor lo encuentras y a ella no le gusta!
MAMA MA.- (Obstinada) Pues, le guste o no le guste, ¡se casará! ¡Como si los toritos cuadrados abundaran como
las margaritas! ¡Una buena hija obedece y basta!
PAPA MU. - ¡Qué tontería! (Mutis de los dos)
FLORALINA. - (Que ha quedado sola) Yo no sé quién ganará la discusión, pero si la gana Papá Mu, ¡me quedo encerrada en casa hasta que me crezcan hongos entre las pezuñas!
A mi me gusta salir, ver cosas, conocer gente... ¡Lástima que la gente sea tan mala y se ría de mí! ¡En fin! Y si
Mamá Ma gana la discusión, tendré que casarme con el primer torito cuadrado que aparezca, me guste o no. Y la
verdad es que soy una hija obediente, ¡pero no tanto! De modo que lo único que me queda por hacer es... (Se va entre bastidores y regresa con un sombrerito, y un atadito con un palo) ¡...ver qué pasa! Y mientras tanto... ¡caminar! (Se va caminando mientras cae el telón.)
CUADRO SEGUNDO
En el gallinero. Hay dos nidos, con huevos.
(Al abrirse el telón entra Floralina. En escena están las Gallinas Pintitas y Rayitas, muy atareadas las dos, en ama de casa, barriendo una y plumereando la otra y un poco apartado, el Gallo haciendo ejercicios, fintas de boxeo, trotecito, etc. con gran despliegue de musculatura.)
PINTITAS. - (En sus plumereadas se ha acercado a los nidos) ¡No puede ser!
RAYITAS.- (Interrumpiendo el barrido) ¿Qué pasa, vecina?
PINTITAS.- ¡Me falta un huevo del nido!
RAYITAS.- ¿Otra vez? ¡No puede ser!
PINTITAS.- ¡Mire usted misma!
RAYITAS.- (Se acerca a los nidos) ¿A ver? ¡Tenía razón, vecina! ¡Oh! i Oh!
PINTITAS.- ¿Qué?
RAYITAS.- ¡A mí también! ¡Esto es el colmo!
PINTITAS.- ¡Ayer sucedió lo mismo!
RAYITAS.- ¡Esto no puede seguir así!
PINTITAS.- ¡Alguien está robando nuestros huevos!
RAYITAS.- De eso no hay duda. Pero, ¿quién? (Pintitas hace un gesto de ignorancia)
FLORALINA.- ¡Ah! Parece que estoy en el gallinero.
GALLO.- ¡A ver si se callan, gallinas!
PINTITAS.- ¡’Hablemos bajo, que el señor gallo está haciendo su gimnasia matutina! (Rayitas se encoge de
hombros, pero ambas continúan cuchicheando)
FLORALINA.- ¡Oh! ¡Qué gallo tan pechudo y copetudo! ¡Debe ser tremendamente fuerte! (El Gallo hace fintas de
pelear contra todas las cosas) ¡Y tan valiente! (Suspira) ¡Si yo hubiera tenido un amigo así, como él, las vaquitas no me hubieran tratado mal, porque él me hubiera defendido!
(Alto) ¡Buenos días, señor Gallo!
GALLO. - ¡Buenos días, señorita Vaca!
PINTITAS.- ¡Ha equivocado su camino, señorita Vaca!
RAYITAS.- ¿Qué hace una vaquita en un gallinero?
FLORALINA.- ¡Estoy de paso, señoras!
GALLINAS.- (Asombradas) ¡¿De paso!?
FLORALINA.- Sí. ¡Voy de viaje por el mundo!
RAYITAS.- ¡Ocurrencia peregrina! ¿No estaba a gusto en su corral?
PINTITAS.- A mí nunca se me ocurriría dejar mi gallinero,
tan cómodo y abrigado, ¡por ir de viaje!
FLORALINA.- ¡Es que yo busco un amigo! ¡Y para eso hay
que caminar mucho!
PINTITAS. - ¿Para buscar un amigo se va usted tan lejos de su casa?
RAYITAS.- ¡Deben ser cosas de la gente joven! ¡En nuestros tiempos...!
PINTITAS.- ¡Eso! (Entra la Comadreja con una canastita al brazo, muy elegante y contoneándose)
COMADREJA.- ¡Buenos días! ¡Buenos días, señoras!
¡Buenos días!
RAYITAS.- ¡Buenos días! (A Pintitas) ¡La vecina nueva!
PINTITAS.- (A Rayitas) ¡Tan elegante siempre! (Alto) ¡Buenos días! (A Rayitas) Da gusto tener vecinas así! ¡bien
vestidas, bien educadas!
RAYITAS.- Sí. ¡El barrio va teniendo cada vez más categoría!
COMADREJA.- (Coqueteando al Gallo) ¡Buenos días, señor Gallo!
GALLO.- (Conquistador) ¡Muy buenos, estimada señora! ¿Cómo la trata el nuevo barrio?
COMADREJA.- (Roba un huevo haciéndose la distraída) Muy bien,
¡son todos tan amables! (Floralina observa las maniobras de la Comadreja)
GALLO.- (Entusiasmado) ¡Quiquiriquí!
COMADREJA.- (Coqueta) ¿Es que está saliendo el sol?
GALLO.- (Don juanesco) ¿Por qué, señora?
COMADREJA.- Como se ha puesto usted a cantar...
GALLO.- (Muy galante) ¡Es que cuando aparece usted, señora, es como si saliera el sol de nuevo!
COMADREJA.- ¡Qué galante! (Roba otro huevo con el mismo sistema anterior mientras hace ojitos al Gallo)
FLORALINA.- (Llamando la atención de Rayitas señala a la
Comadreja) ¡Señora gallina!
RAYITAS.- Sí. ¿Qué es, niña?
FLORALINA.- Me parece que allí pasa algo raro. ¿No?
RAYITAS.- (Montando en cólera) ¡¿Qué veo?!
PINTITAS.- (Indulgente) ¿Qué? ¿Don Gallo haciéndose el
pavito? ¡No es nada!
RAYITAS.- (Indicándole) ¡No! ¡No es eso: Mire, vecina,
¡mire! ¡Los huevos!
PINTITAS.- iLa comadreja!
RAYITAS.- ¡Sí! ¡La comadreja robando nuestros huevos! ¡Ladrona!
GALLO.- ¡A callar, gallinas! ¿Qué pasa allí?
RAYITAS.- ¡Qué callar ni callar! ¡En tus mismas narices están robando los huevos!
PINTITAS.- ¡Eso mismo! ¡Allí está la ladrona!
COMADREJA.- ¡Qué desagradable! i Esos gritos! ¡Qué
mala educación!
FLORALINA.- Creo que habría debido callarme. . .
PINTITAS.- ¿Robar los huevos ajenos es de muy buena
educación?
RAYITAS.- Pues, sepa, señora, que aunque usted use
sombrero con plumas y guantes largos, lo que usted hace es robar. ¡Ni más ni menos!
PINTITAS. - ¡Lo mismo que si lo hiciera en cabeza y a manos peladas!
COMADREJA.- ¿Qué quieren decir con eso? ¡Es un insulto!
RAYITAS.- ¡Que usted roba nuestros huevos! ¡Eso queremos decir!
COMADREJA.- ¡¡¡Yo!!!
PINTITAS.- Sí. ¡ Usted! Aunque lo haga con paso de vals, lo mismo la vemos!
COMADREJA.- ¡Decirme eso a mí! ¡Es la primera vez que me insultan así!
PINTITAS.- ¡Será la primera vez que la descubren!
RAMITAS.- Si no es verdad lo que decimos, ¡muéstrenos lo que lleva en ese canasto!
COMADREJA.- ¿Qué derecho tiene usted...?
RAMITAS. - (Arrebatándole el canastito) En este canasto ¡sí! ¡Y
aquí están nuestros huevitos!
PINTITAS.- ¡Ah! (Al Gallo) ¿Has visto?
RAMITAS.- (Al Gallo) ¿Qué piensas hacer ahora? ¡Di!
GALLO.- (Sorprendidísimo) ¿Yo?
GALLINAS.- ¡Sí! ¡Tú!
FLORALINA.- Me parece que el señor Gallo está en un apuro...
RAMITAS.- ¿Piensas seguir cantando quiquiriquís cuando pasa a tu lado esta ladrona?
COMADREJA.- ¡Yo me desmayo! ¡Ay! ¡Me falta el aire! (Se
desvanece lánguidamente sostenida por Floralina)
PINTITAS.- (Al Gallo) ¡Haz algo! ¡No te quedes allí tieso como si fueras una veleta en día sin viento!
RAMITAS.- ¡Muévete! ¡Defiende tus nidos! ¿O tienes miedo?
GALLO.- ¿Miedo, yo?
COMADREJA.- (Trágica y desfalleciente) ¡No les crea, señor Gallo! ¡Mienten como gallinas!
GALLO.- ¿Han oído? Ella dice...
RAMITAS.- ¿De qué te sirve ser tan fuerte y tener tanto copete rojo, si eres un tonto? Como no te decidas a
demostrar que eres el gallo de este gallinero, ¡esta granja se queda sin gallinas!
GALLO.- ¿Qué dices?...
RAMITAS.- ¡Lo que oyes! ¡Nos iremos!
GALLO.- ...no puede ser...
RAMITAS.- ¿No? ¡Ya lo verás! (Hace ademán de irse seguida de Pintitas)
GALLO.- (Azorado) Pero... pero... (Apelando a la Comadreja) ¡Usted es la culpable de esto, señora Comadreja! ¡Usted!
¿Donde está mi paz? Mire a estas gallinas...
COMADREJA.- (Haciendo la gran escena del terror ante el enorme
asombro del Gallo) ¡No se me acerque! ¡Matón! Amenazar a una señora! ¡A una débil mujer! ¡Forajido! (Lo araña y sopapea mientras el Gallo va retrocediendo sin saber como atajar los golpes y cae sentado)
PINTITAS.- (Deteniéndose) ¡Oh! ¡Ha dejado al gallo fuera de combate!
RAMITAS.- ¡Es verdad! ¡Qué se habrá pensado esa bribona! (Vuelven las dos sobre sus pasos y arremeten contra la Comadrea a escobazos y plumerazos)
RAMITAS.- ¡Ya te vamos a dar! ¡Toma! ¡Toma!
PINTITAS.- i Aprovecharte de que nuestro gallo es un caballero! ¡Toma! ¡Y toma más! (Corren por todo el escenario,
las dos Gallinas persiguiendo a la Comadreja, mientras el Gallo se re-pone, comprueba que no tiene nada roto y ya tranquilizado con respecto a su estado físico, reanuda su pavonearse y sus ejercicios)
PINTITAS.- ¡Arañar a nuestro gallo!
RAMITAS.- ¡Te dejaremos sin sombrero!
PINTITAS.- ¡Y sin uñas!
COMADREJA.- ¡Ay! ¡No! ¡Yo me escapó! (Recoge la canastilla
y huye)
PINTITAS.- ¡No huyas! ¡Cobarde! ¡Se escapó!
RAMITAS.- ¡Uf! ¡Y se llevó los huevos otra vez!
PINTITAS.- Es cierto, ¡caramba! (Sorprendida, al ver al Gallo) ¡ Miren eso!
RAMITAS.- (Indignada) ¡Y todavía tiene coraje!
GALLO.- (Severo) ¡A callar, gallinas!
GALLINAS.- ¡¿Qué!? (Avanzan amenazadoras)
GALLO.- (Que no las ha visto) ¡A callar, he dicho, gallinas!
PINTITAS.- (Se le acerca con cara de pocos amigos, enarbolando el
plumero) ¿He oído bien?
RAMITAS.- (Enarbolando la escoba) ¡Repite eso, valiente!
GALLO.- (Achicándose) Yo decía... dije... ¡hola, gallinitas! ... (Las dos Gallinas le caen a palos, mientras él se cubre como puede de los golpes de sus enfurecidas cónyuges)
GALLINAS.- ¡Cobardón! ¡Desvergonzado! ¡Prepotente! ¡Vanidoso! (Hacen mutis los tres, las Gallinas Persiguiendo al Gallo)
FLORALINA.- (Recogiendo su atadito) Pensándolo bien, no creo que ese gallo hubiera podido hacer mucho por mí, tampoco! ¡Me parece que tendré que seguir caminando!
(Floralina se va mientras cae el
TELÓN ACTO
SEGUNDO CUADRO PRIMERO
Campo recién sembrado y cielo azul. Pajarita y Pajarín picotean entusiastamente el suelo, mientras juegan a sus anchas sin omitir las buenas revolcadas en tierra. (Entra Floralina)
FLORALINA.- ¡Qué bien huele el campo cuando está recién sembrado! Huele a tierra removida, huele a lluvia recién caída, huele a… (Viendo a las aves) ¡Pájaros!
PAJARITA.- (Desfachatada) ¡Hola! ¡Una vaquita!
PAJARIN.- (Desfachatado) ¡Una vaquita en el sembrado! ¡Si
el patrón se entera! (Ambos ríen)
PAJARITA.- (Acercándose a Floralina) ¡Después no dirán que
fuimos nosotros los que destrozamos toda la siembra!
FLORALITA.- ¡Un momento! ¡Un momento! ¡Que yo recién llego y ni sé qué es lo que está pasando aquí! ¡Pero, si sé
que los pájaros en un campo recién sembrado, no son nada bueno!
PAJARIN.- (Muy fresco) No será nada bueno para el sembrador...
PAJARITA.- (Más fresca aún) ¡Pero es algo muy bueno para
el buche de los pajaritos! Ricas semillas frescas...
PAJARIN.- (Entusiasmado) ¡Y muchas! ¡Y todas juntas!
FLORALINA.- (Escandalizada) Pero, ¡qué poco juicio! ¡Eso está muy mal! ¡Las semillas se siembran para que crezcan las plantas! Y si ustedes se comen las semillas... bueno,
¡nada de plantas!
PAJARITA.- Nosotros no sabemos nada de eso, pero sí
sabemos que las semillas son ricas para comer y que nos hacen muy bien. ¡Engordamos!
PAJARIN.- Y tú, en vez de venir a echarnos sermones
desde debajo de ese ridículo sombrero que tienes puesto...
FLORALINA.- (Ofendida) ¡Oh! ¡Mi precioso sombrerito!
PAJARIN.- ¡…Podrías fijarte donde pones tus pezuñotas, con las que destruirás más sembrados que nosotros con
nuestros piquitos!
PAJARITA.- ¡Bien dicho! ¡A estos moralizadores hay que darles una buena lección!
FLORALINA.- ¡Yo no piso el sembrado! Además, sólo trato de hacerles entender...
PAJARITA.- (A los gritos y revoloteando) ¡Entender! ¡Entender! ¡Hay que ser una vaca que rumie todo el día para pretender entender y entender! Nosotros entendemos...
PAJARIN.- (Mismo juego) ...Entendemos al sol, que calienta; al agua, que refresca y nos quita la sed...
PAJARITA.- ¡También nos bañamos!
PAJARIN.- …A la brisa, ¡que nos abanica! A las ramas de
los árboles, donde nos refugiamos...
PAJARITA.- ¡…Y donde hacemos los nidos!
PAJARIN - ...La tierra que nos alimenta...
PAJARITA.- ¡Y que nos saca los piojitos de las plumas! ¡Así! (Se revuelca gozosa)
PAJARIN.- ...Y todo el ancho cielo para volar y volar y volar...
PAJARITA. ¡Y volar!
FLORALINA.- (Que trató inútilmente de hablar antes) ¡Bochincheros! ¡Me dejarán decir una palabra!
LOS DOS PAJAROS.- (La escuchan con estudiada actitud de
paciente atención) ¡Habla! ¡Si desde que llegaste, no hacemos más que escucharte!
FLORALINA.- (Indignada) ¡Oh! Habráse visto... En fin, ¡dejemos eso! Yo entiendo todo eso que ustedes dicen,
¡pero lo que ustedes tienen que entender es que no se puede estar jugando y sin pensar en nada, toda la vida!
¡Como hacen ustedes!
LOS DOS.- (Agresivos) ¿Por qué no? ¡Nosotros somos felices
así!
FLORALINA.- ¡ Oh, sí! ¡ Y bien se oye que son felices así! ¡Aturden!
PAJARITA.- iY mucha gente se siente feliz de oírnos! (A
Pajarín) ¿No es así, Pajarín?
PAJARIN.- ¡Claro que sí, Pajarita! ¡Tienes toda la razón!
FLORALINA.- Pero, ¿no se dan cuenta de que son egoístas?
LOS DOS.- (Horrorizados) ¡¿Egoístas?! ¿Nosotros?
FLORALINA.- ¡Egoístas, sí! ¡Si ustedes comen las semillasni bien fueron plantadas, sin esperar a que la
planta crezca, dejan sin alimento a todos los seres que comen plantas!
LOS DOS.- (Compadeciéndose uno al otro) ¿Y qué se espera que hagamos? ¿Que nos muramos de hambre? ¡Nadie nos comprende! i Pobrecitos de nosotros, los pajaritos!
FLORALINA.- ¡Oh! ¡Qué seres imposibles! ¡Basta! ¡Come-diantes! ¡Ustedes saben perfectamente que eso que dicen
no es cierto! En el mundo hay comida para todos, pero, ¡hay que pensar también en los demás! ¡No solamente en uno mismo!
LOS DOS.- (Corren alrededor de Floralina para aturdirla) ¡Palabras! ¡Palabras! ¡Sermones! ¡Sermones!
PAJARITA.- Ustedes, los que rumian, ¡sólo saben sermonear!
PAJARIN.- ¡Nosotros somos demasiado rápidos, demasiado livianos, demasiado ligeros para detenernos a escuchar
tantas palabras!
PAJARITA.- Además, ya tenemos hambre nuevamente.
LOS DOS.- ¡A comer! ¡A comer! (Se largan a picotear el suelo)
FLORALINA.- (Sin saber qué hacer) Pero... pero... ¿cómo puedo hacer para que entiendan? ¡Si hasta parece que
mis buenos consejos les abren el apetito!
ESPANTAPÁJAROS.- (Que ha entrado sin ser visto. Solemnemente) ¡Es inútil! ¡Cuantas palabras gaste usted con ellos son
inútiles! Esos pequeños seres bochincheros, sólo entienden una cosa... (Colocándose de un gran paso entre los dos
Pajaritos que huyen espantados) ¡...El miedo!
PAJARIN.- (Queda temblando en un rincón) ¡El espanta...
PAJARITA.- (Queda temblando en un rincón) ¡…pájaros!
FLORALINA.- ¡ Ah, qué bueno! ¡Veo que hay algo que les hace quedar quietos y pensar! ¡Usted debe ser muy fuerte
y muy sabio, señor Espantapájaros, si es que con su sola presencia consigue dominar a esos pequeños seres tan
traviesos!
ESPANTAPÁJAROS.- ¡Soy muy fuerte, sí! ¡Muy fuerte! ¡Vaya si lo soy! Y como estoy mucho tiempo quieto,
¡tengo amplia oportunidad de pensar y hacerme sabio!
FLORALINA.- ¡Siempre quieto! ¡Sin moverse! Y, ¿cómo
consigue dominarlos?
LOS DOS PAJARITOS.- (Temblando en su rincón) ¡Le tenemos mucho miedo!
ESPANTAPÁJAROS.- ¿Ves? Yo no necesito moverme para manejar a esos pequeños insoportables: con sólo estirar
un brazo... ¡Así! (Los Pajaritos en su rincón gritan aterrorizados
ante el ademán) ¡No digamos si estiró los dos brazos! (Los Pa-
jaritos gritan más aterrorizados) ¡Y no digamos si agito mis
vestidos! (Los Pajaritos se desmayan del susto)
FLORALINA.- (Maravillada) ¡Ah! ¡Señor Espantapájaros!
¡Creo que usted es el amigo que yo ando buscando por todo el mundo!
ESPANTAPÁJAROS.- (Suficiente y protector) ¿Vienes de muy
lejos?
FLORALINA.- ¡¡¡Sí¡!! De muy… (Señala vacilante hacia atrás) Bueno... de la granja...
ESPANTAPÁJAROS.- Bueno... bueno... es bastante lejos.
FLORALINA.- ¡ Como diez cuadras!
ESPANTAPÁJAROS.- Y ¿qué amigo es ése que tú
necesitas? Si yo puedo servirte en algo...
FLORALINA.- ¡Sí, señor Espantapájaros! Yo quiero un
amigo que sea fuerte...
ESPANTAPÁJAROS.- (Ufano) ¡Ah! ¡Como fuerte...! (Revolea los brazos. Los Pajaritos, se desmayan nuevamente)
FLORALINA.- ¡Y que sea inteligente!
ESPANTAPÁJAROS.- ¡Ah! ¡Como inteligente...! Y dime: ¿para qué buscas tú a semejante amigo? Mejor dicho,
¿para qué me has buscado?
FLORALINA.- (Encantada) ¡Gracias, señor Espantapájaros!
¡Yo sabía que podía confiar en usted! ¡Yo le busco para que usted me defienda y no deje que las vaquitas redondas se rían de mi.
ESPANTAPÁJAROS.- (Paternal) ¡Puedes contar conmigo! Puedes contar... (El viento juguetón que entró y se escondió detrás
del Espantapájaros, sopla. Los Pajaritos reviven)
FLORALINA.- ¡Gracias, gracias! (El Viento, de un papirotazo, le hace volar el sombrerito. Floralina corre en pos del sombrerito sin que el Viento le permita alcanzarlo. Los Pajaritos lo encuentran divertido)
FLORALINA.- ¡Ay! ¡Mi sombrerito! i No puedo alcanzarlo! ¡Voy a perder mi sombrerito! ¡Se va a romper! ¡Señor Espantapájaros! ¿Qué puedo hacer? (El viento gira ahora
alrededor del Espantapájaros)
ESPANTAPÁJAROS.- (Azorado) Yo... no sé...
FLORALINA.- ¡Ayúdeme, señor Espantapájaros!
PAJARITOS.- (Entusiasmados y felicitándose) ¡Es el viento juguetón! (El Viento arroja el sombrerito de Floralina a los Pajaritos,
que comienzan a jugar con el mismo, sin permitir que Floralina lo recupere)
FLORALINA.- (Afligida) ¡Oh! Señor Espantapájaros! Pero,
¿es que usted no puede hacer nada para ayudarme? (El Viento ha comenzado a arrancar uno a uno los vestidos del Espantapájaros, sin que éste pueda impedirlo)
ESPANTAPÁJAROS.- (Azorado) Niña.. . yo... ¡no sé cómo
hacer para librarme de este viento inoportuno! ¡Ay! Se lleva mis ropas! ¡Ay! ¡Mis ropas!
PAJARITA.- (Se arrojan el sombrero uno al otro) ¡Va el sombrero!
¡Atájalo!
PAJARIN.- ¡Es mío! ¡Venga!
FLORALINA.- (Siempre tras su sombrero) Señor Espantapájaros... Recuerde... que usted... es mi... amigo... fuerte... valiente… inteligente...
ESPANTAPÁJAROS.- (jadeante) ¡Sí, sí, niña! ¡Sí! ¡Yo te ayudaré! ¡Cómo no! ¡Pero después que me haya librado
de este viento malicioso!
PAJARITOS.- (Muertos de risa) ¡El te ayudará! ¡Sí! i Vaya!
¡Cómo no! Pero, ¿quién le ayudará a él? (Hacen una ronda alrededor de Floralina, cantando)
¡Floralina, Floralina! ¡Vaya un amigo que te fuiste a buscar!
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! . ¡Ja! ¡Ja! iJa! No me parece que te pueda ayudar...
FLOEALINA.- (Se sienta en el suelo, desalentada) ¡Creo que esta vez también me equivoqué! (El Viento ha arrancado toda su ropa
al Espantapájaros y lo ha dejado convertido en un triste armazón de paja. Los Pajaritos arman una gran algarabía alrededor. Mutis del Viento juguetón.)
PAJARITA.- ¡Y esto era lo que tanto nos asustaba!
PAJARIN.- ¡Y era esto a lo que tanto miedo teníamos!
UNO AL OTRO.- ¡Tonto! ¡Tú le tenías miedo!
PAJARIN.- ¡Es que sus vestidos se movían!
PAJARITA.- Y parecían extrañas cosas que se nos venían
encima, ¡amenazadoras!
LOS DOS.- ¡Y eran trapos! ¡Solamente trapos! ¡Aquí están! (Arrojan los trapos al aire, alborozadamente y girara en fideo
fino, cantando)
PAJARITOS.- ¡No más miedo! ¡No más trapos! ¡No más espantapájaros!
PAJARITA.- ¡Comamos!
PAJARIN.- ¡Saltemos!
PAJARITA. - ¡Riamos!
PAJARIN.- ¡Volemos! (Con este último grito, hacen mutis los dos Pajaritos)
ESPANTAPÁJAROS.- (Ha recuperado poco a poco su dignidad y
trata de adoptar urna pose adusta) Bien, niña: decíamos... ¡Yo estaré encantado de ser tu amigo! Y toda vez que
necesites... (Floralina, resignadamente, recoge su sombrerito y su atadito y comienza a caminar)
ESPANTAPÁJAROS.- (Un poco triste y extrañado) ¡Cómo! ¿Te
vas? ¿No quieres que sigamos conversando?
FLORALINA.- (Triste, y dulce) ¡Otro día, señor Espantapájaros!
Sin duda volveré otro día a conversar con usted. Hoy es un poco tarde ya.
ESPANTAPÁJAROS.- (Comprendiendo) ¡Ah! Bueno. Sí, otro
día. (Mirando sus ropas caídas en el suelo) Pero, antes de irte, tal vez, si fueras tan amable...
FLORALINA.- (Comprendiendo) ¡Sí, señor Espantapájaros! ¡Con mucho gusto! (Coloca todos los vestidos sobre él)
ESPANTAPÁJAROS.- Tú comprendes... Si no, esos terribles
pajaritos...
FLORALINA.- ¡Tiene usted mucha razón, señor Espantapá-
jaros! ¡A alguien deben respetar! ¡Y para eso está usted! ¡Adiós, señor Espantapájaros!
ESPANTAPÁJAROS.- Adiós, vaquita cuadrada.
FLORALINA.- (Se va suspirando) Seguiré caminando... (Sale. El Espantapájaros queda solo y desvalido mientras cae el
TELÓN
CUADRO SEGUNDO
La plaza del pueblo. Hay un retablo, cerrado. Dos bancos. (Entra el Pregonero)
PREGONERO.- ¡Vengan a ver! i Vengan a ver! ¡Vengan a ver, todos! (Redoble de tambor. Entran los Aldeanos Azules y los Aldeanos
amarillos) ¡Vengan a ver señoras! ¡Vengan a ver, señores! (Al público) ¡Vengan a ver, niños! ¡Vengan a ver, todos! (Aparece Floralina) ¡Vengan a ver las maravillosas historias
de gentes y de hechos que cuenta el retablero milagroso!
ALDEANA AZUL.- ¡Es el pregonero!
ALDEANA AMARILLA.- ¡Escuchemos qué nos dice!
ALDEANO AZUL.- ¡El retablo! ¡ El retablo!
ALDEANO AMARILLO.- ¡El pequeño teatro de muñecos!
PREGONERO.- ¡Este pueblo es muy afortunado, porque hoy, día de la fiesta de los labradores, Maese Perogrullo
ha traído su retablo para haceros conocer las maravillosas historias de cosas que suceden entre las gentes de aquí, allá y mucho más allá!
FLORALINA.- No entiendo muy bien lo que dice este señor, pero me quedaré, porque me parece que esto va a
ser bastante entretenido.
PREGONERO.- ¡Los muñecos de Maese Perogrullo les traerán en sus manos de madera, todas las risas, todas las lágri-
mas, todas las tristezas y todas las alegrías del mundo!
ALDEANOS Y ALDEANAS.- ¡ Oh!
PREGONERO.- ¡Estén atentos, pueblo! ¡Y escuchen con oídos muy abiertos, porque ya comienza la función! (Redoble) ¡Acomódense! ¡Acomódense! ¡Ustedes aquí, señoras! (Ubica a
las Aldeanas) ¡Ustedes aquí, señores! (Ubica a los Aldeanos) ¡Señorita, por aquí! (A Floralina)
ALDEANO AZUL.- ¡Gracias, buen hombre! ¡Gracias!
ALDEANA AZUL.- ¿Aquí, dices?
ALDEANA AMARILLA.- ¡Ay! ¡No aguanto la emoción! ¿Tardará mucho en comenzar?
ALDEANO AMARILLO.- Esto no se ve todos los días en un
pueblo tan tranquilo como el nuestro, ¿eh?
FLORALINA.- ¡Qué diré yo de mi granja! ¡ Y pensar que
Papá Mu quería dejarme sin salir de casa toda la vida!
PREGONERO.- ¿Están todos bien acomodados? ¿Bien
sentados? ¿Bien callados? ¡Comenzaremos, entonces, la función! ¡Que se abra el telón del retablo de Maese Perogrullo! (Se abre el telón del retablo y aparecen los muñecos)
FLORALINA - ¡Oh! ¡Qué cosa tan hermosa!
ALDEANOS Y ALDEANAS.- ¡Ahhhh! (Quedan boquiabiertos)
PREGONERO.- Hacen bien en maravillarse; pues, ¿a quién tenemos aquí? Nada menos que al Rey, de la Barba Verde y a su hija, la Princesa Trenzalarga. ¡Hermosa y rubia
doncella, que con larga cabellera, una más larga trenza trenzó! ¡Y era tan larga, tan larga, que, asomada ella a la
ventana, con su cabello rozaba la vereda!
ALDEANA AZUL.- ¡Señor! ¡Qué cabello largo tendría!
ALDEANA AMARILLA.- A mi tía abuela, que lo tenía muy
largo, le llegaba tan sólo a las rodillas...
ALDEANOS.- ¡ Shhh!
FLORALINA.- (Pensativa y maravillada) ¡Una princesa! Nunca había yo visto una princesa! ¡Entre las vaquitas no hay
princesas!
PREGONERO.- Pero, ¡ay!, ¡que no todo es hermosura! ¡Y
allí tenemos al feo Caballero Gordo, que viene a pedir la mano de la princesa!
ALDEANO AZUL.- ¡Vaya panza! ¡Ese sí que ha de beber
cerveza!
ALDEANO AMARILLO.- ¡Y por toneles! (Ríen los dos)
ALDEANAS.- i Shhhh!
FLORALINA.- ¡ El señor no es lindo; pero parece tan fuerte! ¿Me pregunto si será valiente?
PREGONERO.- ¡Ay! ¡Temor, que tengo miedo! ¡Vean como recibe el rey cariñosamente a ese gordo Caballero!
¿Pensará darle la mano de la princesa Trenzalarga? ¡Qué triste se la ve a ella, pobrecita! ¡Si ya no: le alcanzan los
pañuelos y tiene que usar, para su aflicción, la seda de su trenza! Pero, ¡alegría! ¡Que ahí llega la salvación! i Y es el caballero Espuela de Oro, joven y hermoso como le ven!
Si bien, ¡ay!, ¡pobre como los ratones!
ALDEANAS.- (Suspirando) ¡Ay! ¡Hermoso, es!
ALDEANO AZUL.- ¡Este está como nosotros!
ALDEANO AMARILLO.- Apuesto a que tiene tanto en los bolsillos como tengo yo: es decir, ¡nada!
FLORALINA.- ¿Cuál de los dos será más valiente?
PREGONERO.- ¡Vean como la princesa y el pobre caballero
se saludan amorosamente! ¿Quién duda que este caballero pobre pero rico en hermosura, es el elegido de su corazón? Pero, allí viene el Rey con el Caballero Gordo,
que él ha destinado a su hija. ¿Y con qué se encuentran? i Con la muy pícara niña de gran plática con un apuesto
señor! ¡Horror! Sin duda está gritando: ¡Mi honor!
ALDEANAS.- ¡Oh!
ALDEANO AZUL.- ¡Ahí se armó!
ALDEANO AMARILLO.- ¡Ya lo veía venir!
FLORALINA.- ¡Por fin voy a saber cuál es más valiente!
PREGONERO.- ¡Su honor que ya es el mío!, gritó el Caballero Gordo, ¡y que yo defenderé! ¡Saco mi espada al
momento! Y a ese mocoso atrevido, como a una vulgar salchicha, ensartaré!
ALDEANAS.- (Aterrorizadas) ¡Qué horror! ¡El hermoso joven va a morir!
ALDEANO AMARILLO.- ¡No se aflijan, señoras, porque sin
duda se va a defender!
ALDEANA AMARILLA.- (Más tranquilizada) ¿Usted cree?
¡Cuánto me consuela oírlo!
PREGONERO.- ¡Pero, he aquí que el más flaco, una
espuela de su bota arrancó! ¡Espuela que era de oro y como un arma empuñó! Y dijo el Rey: "¿Es con eso con que piensa usted luchar y a mi hija conquistar?" Y el
jovencito dijo: "¡Con eso y con mi valor!»
FLORALINA.- ¡Ahí está! ¡Ahora voy a ver yo!
PREGONERO.- ¡Luchen, pues, los dos valientes, por su mano conquistar! ¡Porque una princesa obediente con aquél que la pelea gane, sin duda se ha de casar! Y se
trenzaron en lucha, arriesgando cada uno su pellejo por vencer a su rival. (Pelea de los dos caballeros. El Caballero Gordo
además de la espada utilizará la panza como un arma y el Caballero Flaco empuñara la espuela como un puñal. Finalmente pinchará la
panza del Caballero Gordo y se la desinflará) ¡Ved que destreza, señores! ¡Qué valentía! ¡Qué arrojo! ¡Allá le manda un
panzazo! ¡Por allá arremete el otro! ¡Qué pelea, Maese mío! ¡Qué entusiasmo! ¡Qué valor! ¿Qué espada es ésa que brilla? ¿Y qué ruido es ése? i Oh! (Se pincha el globo)
ALDEANOS Y ALDEANAS.- ¡ Oh!
FLORALINA.- ¡Me lo dejó sin barriga! ¡Eso sí que es una hazaña! Sin duda, ese valiente Caballero Flaco es el amigo
que yo ando buscando. ¡Preguntaré al Pregonero! (Alto) ¡Señor Pregonero!
PREGONERO.- ¿Señorita del sombrero?
FLORALINA.- ¿Usted cree que sería posible que ese va-liente señor de la espuela de oro, pudiese ser amigo mío?
PREGONERO.- (Muy cortés) ¡Yo nunca he tenido un amigo de madera!
ALDEANA AZUL.- ¡Si es un muñeco!
ALDEANO AZUL.- Debería usted elegir entre las personas, como nosotros.
FLORALINA.- Pero él se mueve como las personas. ¿No es así?
ALDEANO AMARILLO.- ¡Porque allí donde está él metido, es el teatro! ¡El imita lo que hacen las personas!
FLORALINA.- (A los aldeanos) ¿Ustedes no hubieran
procedido como él?
ALDEANOS.- ¡Por supuesto! ¡Claro que sí!
FLORALINA.- Bueno, entonces, ¡no discutamos! ¡Yo quiero que él sea mi amigo!
PREGONERO.- Señorita, descuide, ¡veré si lo consigo!
Pero, ahora, ¡prosigamos! (Se reanuda la función, que había
quedado en cuadro) Vean, buenas gentes; vean. Como el
Caballero Gordo fue derrotado por Flaco Caballero y el padre de la niña quedó por el maravillado y la niña encantada, ¡quién lo duda! Pero, ¡ay!, ¿no les dije que no
todo es alegría? ¡Ha surgido un problema! ¡Y es que el caballero vencedor, ya novio de la princesa, no es
poseedor siquiera de una moneda!
ALDEANA AMARILLA.- ¡Pobrecito!
ALDEANA AZUL.- ¡Mira qué triste está ella!
PREGONERO.- ¡Pero, no se aflijan, buenas gentes, no se
aflijan! ¡He aquí que el buen rey trae la solución! Tanta maravilla causó al rey la espuela de oro del flaco caballero, ¡que propone comprársela por enormes cantidades de
dinero! Y, ¡he aquí que ya es rico! ¡Y que de la princesa será el marido!
ALDEANA AZUL.- ¡Viva! ¡Viva!
ALDEANA AMARILLA.- ¡Qué suerte!
ALDEANO AZUL.- (A Aldeano Amarillo) ¡Vaya que sí! Eso sí es
tener suerte!
ALDEANO AMARILLO.- ¡ No a todo el mundo le dan una
esposa y dinero encima! (Ríen los dos)
FLORALINA.- ¡Ese caballero delgado puede ser mi buen
amigo! ¡Estoy deseando que termine la función para poder hablar con él!
PREGONERO.- ¡Y se casaron, con mucha fiesta y mucha
pompa! Y fueron fe... este... bueno... en fin... podrían haber sido muy felices… (En el retablo, la princesa ha enarbolado
un palo y corre al caballero flaco, quien se refugia detrás del rey, el
que no puede hacer nada por protegerlo) Sí. ¡Pudieron haber sido muy felices, si no fuera porque la hermosa princesa de la trenza larga tenía tan mal genio! Pero, ya les dije antes
de comenzar que en este mundo no todo es perfecto y que después de una alegría viene una pena y después de
una carcajada, una lagrimita... (Los Aldeanos han quedado estupefactos y cuando reaccionan comienzan a discutir, alcanzándose a distinguir algunas frases)
ALDEANOS Y ALDEANAS.- ¡Es así! ¡No es así! ¡Es verdad!
¡Es mentira! ¡Eso sucede en la vida real! ¡No! ¡ Sí! (Mientras discuten, el Pregonero cierra apresuradamente el telón del retablo y se mete dentro. Floralina recoge su atadito y sin decir una palabra, se marcha por donde llegó)
TELÓN
ACTO TERCERO
En la floresta. Floripón, el toro, está reclinado entre flores. Aparece Floralina, atadito al hombro.
FLORIPON.- ¿A donde vas, vaquita cuadrada?
FLORALINA.- Lejos. Muy lejos de aquí!
FLORIPON.- ¡Ven! ¡Huele una flor. ¡Es una flor tan bonita
como tú!
FLORALINA.- ¡Es bonita, sí! i Pero no como yo, que soy
fea!
FLORIPON.- ¿Quién te ha mentido?
FLORALINA.- ¡Mentido!
FLORIPON.- Sí. Al decirte fea. ¡Tú eres hermosa!
FLORALINA.- ¿Hermosa, yo? ¡Si soy cuadrada!
FLORIPON.- Sí, ya lo veo. ¡Pero, eso es lo que te hace más hermosa! ¡Si no fueras cuadrada, serías una vaquita más y nada más!
FLORALINA - Y así, ¿qué soy?
FLORIPON.- (Galante) ¡Una hermosa vaquita cuadrada!
FLORALINA.- (Complacida) ¡Es agradable oírte decir que soy linda, después de tanto oír a las demás vaquitas reírse de mí!
FLORIPON.- ¡Los que se rieron de ti estaban equivocados sin duda o no se habían fijado bien en tí! Ven, ¡no lo
pienses más y huele una flor!
FLORALINA.- No sé. Tendría que seguir mi camino...
FLORIPON.- ¿Hasta cuándo piensas seguir andando?
FLORALINA - ¡Hasta que encuentre a un ser fuerte queme quiera y me proteja de los que me tratan mal!
FLORIPON.- Pero, ¿es que alguien te trata mal a tí, que
eres tan dulce? ¡No lo puedo creer!
FLORALINA.- ¡Yo sí lo creo! Tú me ves bonita y dulce,
pero otros me ven cuadrada y fea y entonces, me tratan mal y se ríen de mí. ¡Como si yo pudiera redondearme como resultado de sus malos modales! ¡Es injusto!
FLORIPON.- ¡Ya lo creo! ¡Injusticísimo! Pero, ¡yo sé de un modo para que eso no suceda nunca más!
FLORALINA.- ¿Cuál es? ¡Dímelo!
FLORIPON.- ¡Si te casas conmigo, yo te querré y te protegeré! ¡Tú no necesitarás buscar más por los largos
caminos , oleremos las flores juntos! Ven, ¡di que sí y huele una flor!
FLORALINA.- ¡¿Tú?! ¡ ¿Conmigo?! ¡Perdóname, pero no creo que tú seas el ser que me proteja! Si ni el gallo de
cresta roja y pecho henchido, ni el espantapájaros de madera, ni el muñeco de la espuela de oro eran fuertes en realidad, ¡y eso que parecían lo más fuerte y valeroso que
encontré! ¿Cómo quieres que crea que tú eres más fuerte que ellos, tú, que pasas el tiempo perezosamente
olisqueando florecitas?!
FLORIPON.- ¿Y qué pretendes que haga?
FLORALINA.- No sé… algo... ¡Cuidar tus fuerzas y
aumentarlas, como el gallo! ¡ Pinchar a tus enemigos en la panza, como el muñeco!
FLORIPON.- Nunca vi un muñeco con una espuela de oro. Además, ¿para qué voy a pinchar a los demás?
FLORALINA.- ¡Para demostrar que eres fuerte!
FLORIPON.- ¡Fuerte, se es o no se es! ¿Para qué andar demostrándolo?
FLORALINA.- ¿Tú eres fuerte?
FLORIPON.- (Sencillo) Sí.
FLORALINA. - ¿Y qué haces?
FLORIPON.- ¡Huelo las flores! ¡Ven y huele una tú
también! i Te pondrás contenta!
FLORALINA.- Pero... ¡tú no puedes estar todo el día oliendo flores!
FLORIPON.- (Paciente) ¿Y qué más quieres que haga?
FLORALINA.- ¡Espantar a todos, como el espantapájaros!
FLORIPON. - ¡Nunca vi un espantapájaros! Por otra parte,yo no quiero espantar a nadie. A mí me gusta que vengan los pájaros, los insectos, los animalitos, las
vaquitas... cuadradas... ¡Ji! i Ji! i Ji!
FLORALINA.- (Desesperada) ¡Oh! Pero…
FLORIPON.- (Resuelto) Ven. ¡Descansa y huele una flor!
FLORALINA.- (Obstinada ante lo que no comprende) ¡No quiero! (Entra el Corderito, sin aliento)
CORDERITO.- ¡Que me come el lobo! ¡Socorro! ¡me come! iEl lobo! ¡El lobo!
FLORALINA.- (Asustándose) ¿Lobo? ¡Ay!
FLORIPON.- (Tranquilo) ¿Qué lobo?
CORDERITO.- ¡El lobo que me viene siguiendo!
FLORIPON.- (Sin darle importancia) No lo veo.
CORDERITO.- (Frenético) Pero, ¡te digo que me viene siguiendo!
FLORIPON.- ¡Cálmate! ¡Huele una flor!
FLORALINA.- (Mira a uno y otro sin saber qué hacer) Pero... (Al Corderito) ¿Estás seguro? (A Floripón) A lo mejor…
FLORIPON.- Se habrá quedado dormido por el camino. A
los lobos les suele suceder.
CORDERITO.- ¡A éste, no! ¡A éste, no! iMiren! ¡Allí está! (Se refugia detrás de Floralina)
FLORALINA.- ¡Un lobo! ¡Ay! ¡Ay! ¡Un lobo! (Se desmaya.
Floripón sale de su indolencia y levantándola la deposita suavemente entre las flores y enfrenta al Lobo, que ha aparecido entre los árboles)
FLORIPON.- ¡Será posible! ¡No se puede vivir en paz! Bueno. (Al Lobo) Ya has causado bastante alboroto. ¡Es
tiempo de que aprendas tu lección!
LOBO.- (Desafiante y seguro de sí) ¿Y quién me la va a dar?
FLORIPON.- (Sin énfasis) Yo.
LOBO.- ¡¿Tú?! (Ríe) ¡Con la cabeza llena de florcitas y
pretende dar una lección al Gran Lobo Gurrumú! ¡Qué risa! ¡Ja! i Ja! ¡Ja!
FLORIPON.- (Se saca la guirnalda tejida que llevaba en la cabeza) Además de florcitas, ¡tengo un buen par de cuernos, con los que te pincharé la nariz!
LOBO.- (Sacándose la capita que usa y toreándolo) ¡Me gustaría verlo! ¡Por las barbas de mi abuelo, que me gustaría verlo! ¡Aja! ¡Toro! ¡Ah! ¡Ah!
FLORIPON.- (Enojándose) ¡Lo verás! ¡Por las campanillas azules, que lo verás! (Floripón arremete. Gran pelea que ganará
Floripón agarrando al Lobo por la cola y colocándolo sobre sus rodillas, donde le dará una palma en las posaderas. Floralina ha vuelto en sí durante la pelea y no puede crer en lo que ve. El Corderito la asiste)
LOBO.- ¡Basta! ¡Déjame! ¡Basta!
FLORIPON.- (Pegándole tranquilamente) ¿No querías acción?
¡Aquí tienes! ¡Toma! ¡Toma!
LOBO. - ¡Ay! ¡Ay! ¡Deja mi cola! ¡Ay! ¡Au! ¡Déjame, te
digo!
FLORIPON.- i Oh, no! ¡No te dejaré sin que antes me prometas portarte bien! Pero, ¡palabra de Gran Lobo
Gurrumú! ¿Prometes, o sigo dándote la paliza?
LOBO.- ¡Prometo! ¡Prometo! ¡Dime lo que quieres que prometa y prometeré! ¡Palabra de Gran Lobo Gurrumú!
FLORALINA.- ¡No puedo creer a lo que ven mis ojos! ¡Flonipón, el que olía florcitas. . . !
FLORIPON.- ¿Prometes no comer más que verduras en lo
sucesivo? ¿Prometes?
LOBO.- ¿Verduras? ¡Aj! ¡Qué asco!
FLORIPON.- ¿Ah, sí? Pues, ¡ahí sigue la paliza!
LOBO.- ¡No! ¡No! ¡Prometo! ¡Prometo no comer más que verduras en lo sucesivo!
FLORIPON.- ¿Palabra?
LOBO.- ¡Palabra de Gran Lobo Gurrumú!
FLORIPON.- i Está bien! ¡Te suelto!
CORDERITO.- ¡No! ¡No lo sueltes! ¡Tengo miedo! (Escapa)
LOBO.- (Serio) ¡ El Gran Lobo Gurrumú tiene una sola palabra, y es la buena! He prometido y cumpliré, ¡aunque se me caigan los dientes por falta de ejercicio!
FLORALINA.- Puede aprender de nosotras, las vaquitas, a masticar y masticar...
FLORIPON.- ¡Ah! ¿Estás ahí, todavía, vaquita cuadrada? Ya has despertado. Y ¿qué dices? ¿Quieres o no quieres oler las flores en mi compañía?
FLORALINA.- ¡Floripón! ¡Veo que al lado tuyo puedo oler las flores con toda tranquilidad, puesto que tú me
defenderás de cualquier peligro y aún de los que me tratan mal!
FLORIPON.- (Vuelve a colocarse la guirnalda) ¡Entonces, si tú
me lo permites, iré contigo de regreso a tu casa, para pedir permiso a tu papá y a tu mamá y que nos casemos!
¿Quieres?
FLORALINA.- ¡Vaya si quiero! Pero, ¿qué dirá mi mamá Má?
FLORIPON.- ¿Por qué?
FLORALINA.- ¡Tú no eres cuadrado, como ella quería! (Entra el Corderito, trayendo a la zaga a Papá Mú y Mamá Má)
CORDERITO.- ¡Miren lo que encontré en el camino, mien-
tras huía!
FLORALINA.- ¡Papá Mú! ¡Mamá Má!
CORDERITO.- ¡Ellos venían hacia aquí!
MAMA MA.- ¡En tu busca, hija mía! ¡Cómo nos afligimos cuando vimos que no estabas!
PAPA MU.- ¿Por qué te fuiste de casa, hijita querida? ¿Es que no nos quieres tú a nosotros como nosotros a ti?
FLORALINA.- Les quiero mucho y mucho y mucho (sendos
besos) ¡y me fui porque no quería vivir encerrada ni casarme con cualquier torito cuadrado!
PAPA MU.- ¡Oh! ¡Eso! ¡Lo dijimos en un momento de enojo, niña!
MAMA MA.- ¡Si nosotros sólo queremos verte feliz!
FLORALINA.- Entonces, ¿me dejarán casar con Floripón?
PAPA y MAMA.- ¡ ¿Floripón?!
FLORIPON.- ¡Aquí presente! ¡Mucho gusto! ¿No querrían ustedes oler una flor? (Les ofrece una flor.)
PAPA MU.- (Estupefacto y empezando a enojarse) Oler...
MAMA MA.- (Idem) ¡...una flor!
FLORALINA.- (Sin saber qué decir) Oh, pero... Ustedes no
vayan a creer... Es que él...
CORDERITO.- ¡Este es Floripón, el valiente torito que me
salvó del lobo y defendió a Floralina! ¡Le dio tal paliza al lobo, que le hizo prometer comería solamente verduras en
lo sucesivo! Y ya no tenemos que temer al lobo! (El Lobo
asoma por detrás, de un árbol, comiendo una zanahoria) ¿Ven?
MAMA MA.- ¡Increíble!
PAPA MU.- ¡Maravilloso! ¿Cómo podríamos negar la mano de nuestra hija a tan valiente torito?
MAMA MA.- ¡Naturalmente! ¡Tú lo has dicho! ¡Siempre tienes razón, marido!
PAPA MU.- (Ufano) ¡Ejem!
FLORIPON.- ¡Muchas gracias! ¡Es un honor para mí! Y como tengo muchos amigos, ¿qué les parece sí hiciéramos
una fiestecita para festejar mi boda con esta hermosa vaquita cuadrada? ¡Vengan, amigos, vengan! (Entran el
Gallo con muletas y la Gallina Pintitas, el Aldeano y la Aldeana, etc)
TODOS.- ¡Muy bien! ¡Buena idea! ¡Sí! ¡Sí! ¡Que haya fiesta!
FLORALINA.- ¡Caminé y caminé, pero al fin encontré al más fuerte e inteligente y al más gentil de los seres para que me quiera y me proteja! ¿Soy o no soy una vaquita
feliz, cuadrada o no?
FLORIPÓN.- Entonces, ¡que haya fiesta! ¡Y bailemos! Tú,
conmigo, Floralina! ¡Papá Mú y Mamá Má! ¡Y tú, Gran Lobo Gurrumú, con el Corderito! ¿De acuerdo?
PAPA MU.- ¡ Encantados! ¡ Señora, su brazo!
MAMA MA.- ¡ Aquí lo tiene, señor!
CORDERITO. - ¡Dame la mano, lobazo!
LOBO.- ¡Tiempo hacía que esto no ocurría! ¿No quieres un mordisquito? (Le ofrece zanahoria)
CORDERITO.- ¿Por qué no? (Todos bailan mientras cae el
TELÓN FINAL