filosofía de las canciones que salen en el radio

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FILOSOFÍA DE LAS CANCIONES QUE SALEN EN EL RADIO pablo fernández christlieb

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PREVIO AVISO

PAGE - 122 -

FILOSOFA DE LAS CANCIONES QUE SALEN EN EL RADIOpablo fernndez christlieba la MacaPREVIO AVISO

EL AIRE DEL RADIO TIENE EL DIMETRO DEL AIRE

El Dominio Pblico

La Voz de la Cocina

Radio Sorpresa

Cantante por Ciento

LA RAZN SAGRADA DE CANTAR EN LA REGADERA

Las Letras ntimas

El Escucha es Uno Mismo

La Dedicatoria es para Nadie

La Queja es Contra el Cosmos

La Misma Cancin

La Soberbia Enamorada

La Memoria es un Lugar Triste

El Toque Lento de la Desesperacin

LAS PALABRAS DE LAS LETRAS

La Teora Cntica

Los Seres Poticos

El Arte de la Mensajera

La Ritma

Dos Musicalidades Distintas

La Rima

Los Poemas

Declamaciones

Amado Superestrella

TIPOS DE CANCIONES Y TIPS DE NO-CANCIONES

Todas las Canciones son de Amor

El Espectro de las Canciones

La Cancin Potica

Las metforas son para no entenderse

El Canto del Chisme

La Cancin Cancin

La irona

Palabras en juego

Canto de autor

Son estas Notas su Canto Comercial

Los Discos son como Pizzas

Reglas para no Hacer Canciones

NUEVO AVISO

PREVIO AVISO

Se escucha a todas horas poesa cantada

GABRIEL ZAID

Hay por ah en el radio una cancin que canta Fey en donde en un momento dado dice muy desamparada: slvame, que es lo mismo que Tristn le dijo a Isolda y de nada le sirvi; hay otra de Shakira que suplica no me dejes sola, una de Luis Miguel que murmura me haces falta, mucha falta (no s t), y una de Song by Four en la que marca el telfono para escuchar de nuevo, tu respiracin, todas con una vocecita tan rota que a uno no le importa si estn fingiendo, si cantan feo o si son puras tonteras, en especial cuando quienes lo cantan ya no son cantantes, sino que uno se imagina esa fragilidad en otras voces saliendo de la regadera, o diciendo cantadito scalo, scalo, antes que nos lleve el diablo, que es una cancin lastimosa de Cecilia Toussaint, mientras pelan papas en la cocina, o balbuceando a la hora de hacer cola en el banco la de Amaia de La Oreja de Van Gogh que dice los viernes cada tarde como siempre la esperanza dice s, y de verdad que uno no se va a poner sus moos para enternecerse con esas gentes nada ms porque en vez de repetir canciones chatarra que salen del radio bien podran estar expresando sus sentimientos adoloridos recitando poesa de la grande o ya de perdis oyendo a Beethoven, o ya de gane, preocupndose por los verdaderos dramas de la humanidad que quin sabe cules sean segn la opinin generalizada de los expertos, los intelectuales y los acadmicos, y cuyo requisito para ser uno de sos no es el conocimiento, sino el desdn, ese desdn que les da prestigio y los autoriza a decidir que ellos son los que saben cules son los dramas verdaderos de la humanidad, aunque sera difcil decir por qu no podan ser el amor y el desamor, la compaa y la soledad, que son cachitos de la vida y de la muerte respectivamente, y que a la mejor la gente los acepta y los embellece cantando una cancin que diga hoy dara media vida por volverte a ver / de qu sirve la razn si t no ests, interpretada originalmente por Dyango con exceso de voz quebrantada.

En vez de buscar con ojo de especialista la irracionalidad, la tontera y la ignorancia del sentido comn de la gente, que de seguro se encuentra sin checar la propia, parece ms interesante confiar en que existe la razn, la inteligencia y la sabidura cotidianas, y buscarlas y encontrrselas cuando canta igual que Chayanne, lo dejara todo porque te quedaras / mi nombre, mi pasado y mi religin. En efecto, el propsito de este libro es encontrarle la poesa a la gente, y esto casi por una cuestin de principio, a saber, que est bien criticar y burlarse de quienes detentan los poderes, de los polticos, los sabihondos y los ricos, pero no est bien hacerlo de quienes son las vctimas de tal poder, o sea, en suma, ms o menos, nosotros. Y la poesa solamente existe cuando se lee o se oye, se recita o se dice, y entonces, en el mundo diario, la poesa est en las canciones. Gabriel Zaid, un poeta, ensayista y crtico al que le gusta mucho El Brindis del Bohemio, que tiene, en vez de ojo clnico, mirada sensible, curiosamente ingeniero de profesin, en un libro que se llama Leer Poesa, dice: cuando pensamos en que a la gente no el interesa la poesa, pensamos en los libros de poemas, no en los millones de aparatos de radio donde se escucha a todas horas poesa (cantada), ni en los millones que cantan a solas o en grupo, ni en los novios que tienen su cancin. Lo no estudiado ni apreciado no llama la atencin, no parece digno. No se crea que es fcil encontrar este tipo de prrafos: es duro encontrar epgrafes. Las canciones son la poesa de diario. Y en la poesa aparece no slo el drama de la sociedad, sino tambin su belleza.

Tratar de saber qu hay dentro de las canciones es hacer algo de filosofa, sobre todo en el sentido en que se dice que uno est filosofando, verbo que no usan los filsofos, o que uno se puso filosfico, que consiste en tratar de decir algo ms que lo que siempre se dice sobre cualquier cosa: decir algo distinto y coherente sobre lo que sea, en este caso, las canciones, es hacer filosofa. Hay miles de definiciones (por ejemplo: filosofa es lo que hacen los filsofos), pero hay una muy bonita: la filosofa consiste en averiguar qu quiere decir lo que decimos, en saber qu es lo que sabemos, y como da la impresin de que lo que ms genuinamente decimos es lo que cantamos, resulta interesante averiguar qu queremos decir cuando cantamos, qu aprendemos y qu conocemos cuando cantamos, y no debido a que uno entienda lo que est cantando, sino porque, lo ms a menudo, la cancin es la que nos est cantando a nosotros, como deca Goethe, sin pedirnos permiso. Y uno se deja cantar.

Una cancin es una cosa dicha, que suena bonito repetirla, porque como que trae la msica por dentro. Segn esta definicin, ay ay ay es una cancin; siempre trae la leche muy fra, o como renuevos cuyos alios / un viento helado marchita en flor, tambin. Y haciendo caso asimismo de la definicin, se puede notar que la cancin tiene tanto contacto con la poesa como con el chisme, porque para las tres aplica: a uno le gusta el chisme porque suena re bonito. Una cancin, segn el diccionario, es, desde el siglo XIII, una composicin en verso que se puede cantar. Y adems tiene otra acepcin, la de tema obsesionante repetido inoportunamente, que es cuando se dice, como Cri Cri, siempre sale con esta cancin, o como uno mismo, que dice, cuando alguien ya se pas de terco: ah que la cancin!, o sea, que quien insiste, canta, y quien canta, insiste. En realidad, se podra escoger cualquier cancin de cualquier gnero, a condicin de que la canten las gentes, esas personas que uno ve pasar y que no sabe ni le importa quines son, pero que, despus de todo, los conoce, porque, a fin de cuentas, se sabe sus canciones.EL AIRE DEL RADIO TIENE EL DIMETRO DEL AIREBienaventurada la tarea en que se puede cantar

EUGENIO DORS

El radio es como el aire. Las orejas han de de ser como las narices. Igual que se respira, se oye sin querer. Y el aire, aunque sea malo, es barato y anda por todos lados y se mete por los rincones, y cuando, en una de sas, una cancin se pone de moda, sea y soy rebelde, porque no sigo a los dems o besos de ceniza, alma quebradiza, se convierte en inevitable. Y por lo tanto, se hace posible, cuando uno va por la calle, atravesar cuadras enteras, oyendo salir de balcones y ventanas, cosas como toda la vida / haciendo juegos malabares, y despus seguir y en puestos de peridicos y ventanillas abiertas de los coches continuar oyendo para perderte y recuperarte, y llegar a la casa terminando con como un romntico suicida / s, un suicida, y luego volver a empezar la misma cancin en la siguiente estacin de radio, aunque esta vez ya no cantada por Franco, sino por Emmanuel, pasando de, digamos, Radio Romntica a, por decir, Radio Amor, y as enterarse por la va de los hechos de que es absurdo que existiera una radio privada, ni por cable ni por satlite ni por error. La radio asegura un mundo comn, quiz lo ltimo de comunidad que nos queda. El radio es de todos; la televisin es cada quien la suya.

La televisin es cada quien la suya, pero el radio es de todos los que van en el autobs, que estn en el andn del metro o entran a comprar unas papas fritas a la tiendita, y ah, igual que los pulmones, el alma respira sin darse cuenta. Hay un aire de radio por el barrio y la ciudad, que es como el olfato de los odos, y as, hay canciones que la gente se sabe sin aprendrselas: sabe decir no rompas ms / mi pobre corazn sin saber ni de dnde ni a qu horas, como si se instalaran en la memoria sin pasar por el recuerdo. A que si alguien dice tienes que sonrer sonrer, el otro contesta payasito.

Si el astrnomo alemn Johannes Kepler logr ver, en el siglo XVI, o como l deca, or con el intelecto, que los movimientos celestiales no son ms que una cancin continua, seguro que le hubiera gustado escuchar los dos mil ciento setenta y siete millones de aparatos de radio que hay en el mundo (segn la BBC) bajndole la estrellas. Uno para cada tres. Con todo, el radio, al revs de otros inventos del hombre blanco, no interrumpe, sino que acompaa. En tanto que la televisin y otros videos obligan a suspender las capacidades lingsticas, esto es, a callarse y dejar de pensar, como si se lo chuparan a uno, como si lo abdujeran, y mientras que los discos y otros audios obligan a atenderlos, porque si no para qu los compr y escogi cul de todos quera or y pas por la monserga de ponerlo en el aparato, el radio no: el radio se prende como se prende la luz, o sea, para hacer otra cosa, y ah se queda parloteando el radio- cante y cante mientras uno se dedica a lo suyo, ya sea lavar los platos, vestirse, serruchar una tabla, atender a un cliente, responder el telfono, manejar el coche, trabajar es un decir- en la computadora, y a veces, de vez en cuando, dejarse llevar por una cancin que lo jala, o contestarle al radio que sa no le gusta, que ponga otra, cantar a do con el radio-, y en cualquier momento necesario, dejarlo hablando solo para irse al mandado, pero llevndoselo por dentro con la ltima del repertorio que le toco or. Un radio es casi alguien, que est ah junto o dedicado a su asunto, y uno lo atiende cuando quiere y cuando no n, o sea que como compaero de trabajo por lo comn no estorba. No hay taller, restaurante de medio pelo, microbs ni tienda de la esquina respetable que se permita abrir al pblico sin prender antes el radio; como que dejara qu desear, como que uno desconfiara de ellos como desconfa de una tienda vaca, de alguien sin compaa. Adems el radio, y tal vez es su ventaja y su coartada, no dice nada importante: perfecta compaa; as que uno puede desatenderlo como desatiende al aire que respira.

EL DOMINIO PBLICO

Hay canciones de alta escuela, que en realidad no queda claro cules son, a la mejor las arias de las peras, un canto gregoriano, el himno nacional, ciertas canciones para iniciados que por lo comn estn en ingls para que se les note lo inicitico, o de cantautores tan artsticos que slo los conocen en su casa, pero que en todo caso son canciones de crculo restringido, no como el aire que est en todos lados sino como el agua que viene en tubos, poco cotidianas, no aptas para un mircoles en horas hbiles en el lavadero, que exigen por lo manos haber terminado el bachillerato, porque sin este requisito no est permitido orlas, pero, por el contrario, las canciones del radio flotan en el ambiente, pertenecen a la ciudad, las respiran todos con las orejas, bachilleres y analfabetas funcionales por igual, y en realidad son, como los nombres de las calles y de las cosas, como los equipos del futbol y los ridculos de la poltica, conocimiento de dominio pblico, de suerte que uno puede mencionar a Juan Gabriel sin que nadie le pregunte el apellido y dando por hecho que todo el mundo sabe quin es, y hasta agregar dime cundo t / dime cundo t / vas a volver ah ah sin esperar mayor cara de interrogacin.

El mundo intelectual universitario ilustrado finge que no se las sabe, (aunque, como dice Paulina Rubio, los intelectuales me critican, pero se toman un tequila y cantan mis canciones), de la misma manera que finge que no ve telenovelas y que no dice taradeces, tal vez porque se est ya educando para desdear o tal vez porque sea cierto, y muy probablemente sea correcto que ese mundo no sintonice estaciones que se llamen algo as como Amor F.M., pero el caso es que a la fecha, la gran mayora de las estaciones en el radio se especializan en canciones en castellano, del gnero pop, que es eso que ya no es popular pero tampoco est en ingls, aunque pop no viene de popular en espaol sino de popular en ingls, cosa de ensayar la pronunciacin para que se vea que no son lo mismo, y que a la mejor podra querer decir algo as como popular contemporneo; de hecho, estaciones que antes eran de rock en ingls cambiaron de giro a este pop en castellano, que tiene alto rating. Para medio entender qu significa esto de pop, son aquellas canciones que estn equidistantes de todos los dems gneros (tango, ranchera, nortea), o tal vez ms concretamente, pop es aquello que est entre el rock y los boleros: all se ubican tanto aunque huyas t siempre sabrs / t y yo somos uno mismo que canta Timbiriche, como y llevarte a la cima del cielo / donde existe un silencio total, que canta Ricardo Montaner. En realidad, casi siempre se trata ms bien y ms propiamente de baladas, algo as como y cmo es l / en qu lugar se enamor de ti de Jos Luis Perales. Baladas, pues, no en su etimologa de baile, sino en su etimologa ms evocativa de balar, como los borreguitos, sobre todo cuando uno oye a Lucero cantar Vee-lee-ta / eres una Bee-leee-ta, y que, segn Martn Alonso, es una composicin potica de carcter lrico y tono melanclico, y cuando Alejandra Guzmn canta me duele reconocer / que necesito tener / tu cuerpo para estar bien parece, efectivamente, corderito apualado. Da la impresin de que esto, escuchar en el radio baladas romnticas, le sienta maravillosamente bien al idioma castellano y a las sociedades hispanoamericanas, porque este canto, por as decir, tiene la misma forma que el resto de la vida de una sociedad no tecnologizada y de tradicin altamente conversacional, esto es, donde la gente presenta una sensibilidad muy marcada para los tonos, tiempos y cadencias de la pltica, de los que no se deshace ni siquiera cuando canta: cantan platicadito. En cambio, las sociedades tecnologizadas y marcadamente prcticas y utilitarias solamente entienden algo cuando le ponen efectos especiales, espectacularidades y apantallamientos, como en el rock y sus derivados, sin mucha sensibilidad a la palabra (lo cual no quiere decir que no haya baladas: Dylan, Donovan, Cohen, Bono, Los Beatles). Pero parece que la balada s pertenece al humor latino.

Y adems, por razones de que la-vendemos-porque-la-vendemos, las canciones, para nada necesariamente las mejores, se repiten hasta el cansancio o hasta el aprendizaje en todas las estaciones, siempre las mismas, segn sea que Ricky Martin o Paulina Rubio hayan lanzado nuevo disco, y uno se fleta obligatoriamente -aunque tenga el radio apagado- tal vez se me olvid que yo te amaba o yo no soy esa mujer / que nunca sale de casa / y que pone a tus pies / lo mejor de su alma (cosa que se le nota a leguas), que es como se hace el negocio de destruir la calidad, pero el caso es que, quirase o no, se va gestando un acumulado de canciones que pasan a formar parte del dominio pblico. No tiene entonces nada de raro que Gabriel Garca Mrquez le haya dedicado un artculo todo encomioso a Shakira, colombiana como l, o que Carlos Monsivais, el intelectual de las buenas causas mexicanas, fuera el aplogo y exgeta de Gloria Trevi antes de que hiciera aqul escndalo que la hizo muy popular pero ya no muy pop. Y adems tambin, el cmulo de las canciones nuevas se agregan, pero las canciones que pasan de moda no pasan, debido al hecho interesante de que en las programaciones regulares lo que ms audiencia tiene son precisamente las canciones pasadas de moda, las viejas, las del recuerdo, as que en el dominio pblico ya se encuentran canciones con treinta aos de existencia donde destacan las obras completas de los grandes dinosaurios, estilo Camilo Sesto cantando y en mi casa y en mi alma / hay un sitio para ti, su primer xito, estilo cmo te extrao mi amor por qu ser / me falta todo en la vida si no ests de Leo Dan, u hoy cort una flor / y llova y llova de Leonardo Fabio. En efecto, parece que todo el mundo se sabe yo soy aqul o es un buen tipo mi viejo. Es como si de verdad las canciones fueran un depsito de la memoria y como si la gente sintiera recorrerle por la piel el tiempo que se la ha ido a la hora de or espera / an la nave del olvido no ha partido, que data de principios de los aos setenta, de modo que, por poner una fecha emblemtica, en el ao dos mil, diez ms diez menos, hay cuatro dcadas de canciones vigentes en el aire de la ciudad: sobrecargado el aire; a lo mejor lo que se ve no es contaminacin sino canciones.

O para decirlo de otro modo, durante los 13.5 segundos que tard en caer la primera de las Torres Gemelas, en las treinta mil estaciones de radio del mundo hispanoparlante, que cuenta con cuatrocientos millones de ciudadanos, se escucharon las siguientes estrofas, algunas de las cuales aparecen entrecortadas, dada la premura del tiempo: es el toro enamorado de la luna, que ab... de Joselito, ...eeelo vestida de novia de vas / y un coro muy... de Palito Ortega, pasa ligera / la maldita primavera de Yuri, soy el que cierra y el que apaga la luz de Charly Garca, Oh soledad de la Oreja de Van Gogh, nada soy sin Laura, solo estoy sin... (aqu no fue el tiempo, sino el cantante el que no termina porque se pone a chillar) de Raphael, Laura no est / Laura se fue de Nek, Chiquilla de Miguel Gallardo, ...la orilla chiquilla, vete a ... de Julio Iglesias, chiquitita dime por qu del grupo Abba cantada en espaol, cuatro de Luis Miguel, a escoger, incluyendo de pronto flash / la chica del bikini azul, siete de Alejandro Sanz y una del primer disco de Mecano que deca y no tengo banda de sintona / porque no soy una radio / y no tengo sitio para mucha gente / porque no soy un estadio / slo soy una pers..., simultneamente con Daniela Romo diciendo slo soy un ser humano / slo soy una simple mujer. Esto hasta donde se pudieron recabar los datos, aunque hay indicios de que tambin estaban en el aire Alondra cantando se me cans el corazn, Massiel rosas en el mar, Juan Gabriel no tienes nada nada-nada-nadanadanada? y a roco Drcal todava le dio tiempo de responder que no que no!, y Patxi Andion, que es hombre, cantando una cancin que dice si yo fuera mujer, tema que le sirvi a un anuncio de las pginas amarillas del directorio telefnico para anunciar puales, y que fue censurado, el anuncio. Mientras se derrumbaba la segunda torre, el total fue de 339 canciones menos, que es el nmero de emisoras de msica hispana en los Estados Unidos de Norteamrica, y las nicas que interrumpieron su transmisin para dar la noticia. El resto del mundo segua cantando.

LA VOZ DE LA COCINA

Antes de la popularizacin del radio, es decir, cuando todos los radios eran General Electric, Philips, Telefunken o RCA la voz del amo, exclusivamente, y todos eran caros y difciles de cargar y de bulbos, por lo que no se poda tener uno en cada esquina ni andarlos trayendo de all para ac, ni tampoco sonaban bien, hasta mediados del siglo XX, las canciones no obstante, se movan, probablemente a una velocidad ms lenta, a travs de las voces de la gente, no de radio en radio, sino de boca en boca, de las meseras, las planchadoras, los repartidores en bicicleta, los cargadores con diablito, el sereno de la esquina, que van cantando sus canciones durante la faena, y los de junto van aprendindoselas y musitndolas, llenando as, sin radio, el alma de la ciudad. Los lavaderos son reconocidos desde siempre por su acstica, ah s se oye todo, y por conservar el aire encendido, con canciones y con el noticiero del barrio y los anuncios sobre el mejor jabn. Javier Maras, en alguna novela (Corazn Tan Blanco), con su escritura un poquitn exhaustiva, habla de que ese canto, sin voluntad ni destinatario, no se calla ni se diluye despus de dicho; ese canto indeliberado y flotante debi ser canturreado en todas las casas, todas las maanas a lo largo de muchos aos, como un mensaje sin significado que vinculaba a la ciudad entera y la emparentaba y armonizaba, un persistente velo sonoro y contagioso que la cubra, desde los patios hasta los portales, ante las ventanas y por los pasillos, en las cocinas y en los cuartos de bao, por las escaleras y las azoteas, con delantales, mandiles y batas y con camisones y vestidos caros; esto de la vestimenta se debe a que las canciones son de gnero femenino. Masculinos han de ser los discursos y los decretos, las rdenes y las instrucciones, y tambin los artculos desdeosos de los acadmicos de las ciencias sociales, que, cuando tienen que mencionar a un cantante de moda, invariablemente lo califican de nulidad (definicin de nulidad: cantante de moda que nosotros los de izquierda tenemos que criticar). Tal vez sea cierto que la mujer sea mejor habitante de la memoria y de la tradicin, que es de donde vienen las canciones, porque es un hecho que los villancicos, los cantos de iglesia, las canciones infantiles, Mambr se fue a la guerra, vamos pastores vamos, que tan todo el mundo se sabe que hasta parece que estn en el genoma, en realidad vienen junto con el segundo apellido, por la lnea materna sin necesidad de radio. Las mujeres son el radio de la especie. Bsicamente, la cancin es poesa oral. Las primeras recopilaciones de cantos populares, de baladas tradicionales, fueron confeccionadas por los romnticos alemanes, y se sabe que el romanticismo era una revuelta cultural de ndole femenina; exceptuando Acerej y La Macarena que son tonaditas puramente pegostiosas, que en rigor no son canciones, sino Resistol, todava, las dems canciones que se guardan en la memoria son muy romnticas, de sas que hacen llorar y recordar y ponerse mortecinos.

Comoquiera, por ejemplo, a principios del siglo XX, Fantmas, de la novela de Souvestre y Allain, La Amenaza Elegante, que por lo dems era un rotundo chacal, para seguir a su presa sin ser sospechado, la dejaba irse, y poda luego rastrearla sin verla, debido a que, en el Paris de 1900, la gente se contagiaba de las canciones que cantaba alguien en la calle, y as, por pura epidemia de tonada, se establecan flujos que podan ser rastreados mientras uno siguiera en sentido contrario a los iban chiflando o tarareando la misma cancin, como piedras de voz de Hansel y Gretel, y Fantmas segua la estela cantada de su presa. No se podra aseverar que el mtodo era infalible, tampoco que funcionara en lo ms mnimo, pero para que a alguien se le pueda ocurrir ponerlo en una novela, se requera ciertamente que las canciones flotaran en la ciudad como el aire. Es posible que la gente haya dejado de cantar en las calles, pero en la calle nunca ha dejado de haber canciones.

RADIO SORPRESA

En verdad parece que eso que canta Enrique Iglesias no es de primera necesidad, y que de hecho es algo que nadie busca como modo de superacin personal ni enriquecimiento cultural; casi se dira que esas canciones no estuvieran hechas para consumo atento o deliberado de persona alguna, sino hechas nada ms para abrirles el radio y dejarlas salir y que se queden ah volando y que floten en el aire / aire / oxgeno, nitrgeno y argn; sa es de Mecano. Otra de aire, soy como el aire / pegado a ti, de algn espaolito que pas sin pena ni gloria, de nombre Ivn. Y ya que el radio est en el aire, a lo mejor es como el humo del cigarro que toleran todos menos los verdaderamente antipticos del mundo.

Existe la paradoja de tres bandas de que nadie compra esos discos, pero, como los muertos que vos matasteis, se venden muy bien y ganan Grammys y discos de platino. Cuando alguien compra uno es para regalarlo, porque para uno mismo nadie se va a gastar su dinero en eso, habiendo discos nuevos, ms coleccionables, digamos. Puede que compre alguno pirata que vio al pasar, pero hasta ah. Sin embargo, el rebote de la paradoja es que los que se compran no se oyen, salvo quiz en alguna reunioncita de la casa. La primera razn es que el lugar de estas canciones, su habitat, es el aire, el ambiente, el clima, como si estuvieran hechas para flotar entre los odos de todos y en las manos de ninguno. Nadie se despierta un da con el firme propsito de poner un disco de Mara Conchita Alonso, de querer or una noche de copas / una noche loca y aprendrsela de memoria. Y es que, curiosamente, las canciones que uno pone por su parte, para uso personal, elegidas expresamente, adolecen del defecto de que no pueden ser consideradas de dominio pblico, y por lo tanto, al hacer esto, uno queda fuera de los dems, desacompaado, cuando las oye por su cuenta. Y la segunda razn es que uno no sabe nunca qu cancin quiere or, y cuando cree que sabe y la pone, se equivoca: la nica cancin correcta es la que est en es momento en el radio, y es que las canciones del radio tienen una virtud que no tienen las que estn en los discos, aunque sean las mismas, a saber, la cualidad de la sorpresa y del hallazgo, de que aparece sin que uno la esperara, porque uno nunca sabe cul es la que sigue, y as sucede que pueden transcurrir horas y das aciagos en donde todas las que ponen caen en la categora de las indiferentes, que sin embargo, a fuerza de orlas, uno se las ir aprendiendo, para empezar a extraarlas eventualmente. Pero resulta que, tarde o temprano, en una de tantas, sale una que ya se sabe y que a la mejor ni se acordaba que exista, como te conoc / en un bazar / entre cuadros / y revistas / camisetas discos y jeans, por ejemplo, de las Flans, que lo regresa a uno a otra parte, a otra edad, a otra poca aunque sea solamente a junio pasado, y entonces s, el quehacer, la tarea, la labor que se estaba haciendo, se entreparentiza por un ratito, y uno atiende la cancin, y siente como que el alrededor y el cuerpo mismo agarran el color de la cancin.

Aparte de porttil y barato, sobre todo a partir del invento de los transistores, es ese carcter de sorpresa, de inopinado que tiene el radio que lo ha convertido en acompaante persistente y oportuno de la sociedad civil, y no es precisamente sorpresivo porque saque cosas nuevas al aire, sino al revs, por sacar cosas viejas que uno ya ni saba que las tena depositadas en la memoria, cuando sin previo aviso y por la espalda se oye vete con ella / vida / pues s que tu la quieres / aunque no me lo digas / a ella no la olvidas que cantaba Mayt Gaos con mucho xito y que luego repiti Lucero sin ninguno, pero que en ambos casos culminaba yo llorre / ah ah ah, as con el acento en la .

En resumen, el lugar de las canciones est en el aire y la memoria, y las dos cosas puede que sean lo mismo, que la memoria est en aire, o que el aire, que en griego era sinnimo de alma, porque siempre significa aliento, est hecho de memoria. Como sea, memoria y aire lograron sintetizarse en los aparatos de radio, que son algo as como una alma social con pilas doble A. Por ello, como nota metodolgica, ha de decirse que todas las canciones aqu transcritas fueron tomadas del radio, con todo y sus datos faltantes, como por ejemplo autor y disco, porque al parecer a la gente le tienen sin cuidado las mayores referencias: no le asusta vivir sin aparato crtico; de esto puede desprenderse tambin el apunte metodolgico de que aqu no importan ni los autores ni los cantantes; lo que interesa son dos cosas: la cancin, y el que la oye. Se trata de mirar las canciones desde el punto de vista de la gente que las escucha. De hecho, el mtodo hubiera sido ms riguroso si en vez de ejemplos de canciones se hubiera dejado el espacio para que cada quien pusiera la cancin que corresponda segn sus preferencias, pero poda acusarse al presente trabajo de no haber hecho su tarea.

El radio, que es un instrumento ms primitivo y simple que la televisin, ha mostrado ser un enorme invento por derecho propio. Un buen invento, por definicin, es aqul que sobrevive a aqul otro que fue hecho para superarlo y sustituirlo: ese invento anterior que coexiste con el invento posterior que lo eliminara. As es la bici con respecto al automvil, la pelota con respecto a los juguetes, el libro con respecto a las computadoras, irse a tomar un caf para platicar con respecto a hablarse por telfono.

CANTANTE POR CIENTO

Cante o no cante, oiga o no el radio, cualquier habitante de ciudad sea grande sea chica, lector de peridico, visitante de cantina o saln de belleza, usuario de transporte pblico o privado, conversador activo o pasivo, con la sola condicin de tener una o dos orejas, puede reconocer como mnimo unos treinta de los cien siguientes nombres, porque algunos, estilo Chayanne, Shakira, Alejandro Sanz, son parte de la cultura viviente, y otros del tipo Luis Miguel, Yuri, Juan Gabriel, Lucero, pertenecen al lenguaje corriente, casi ya como sustantivos comunes. Mientras ms presuma el ciudadano de que es cosmopolita, serio o concientizado, ms presumir de saberse menos nombres, y aun as, no podr negar a Roco Drcal o a Julio Iglesias, aunque pueda fingir que no sabe quin es Conchita Alonso o Daniela Romo. Casi podra decirse que la siguiente lista es un test de pertenencia a la calle, en el entendido de que la calle es una cancin que cambia sin terminar y que flota en el recorrido, y por donde no se puede transitar a salvo sin saber quin es Alejandra Guzmn. As, la lista puede seguirse con Mnica Naranjo, Roberto Carlos, Oscar Athi, Jos Jos, Natalia y la Forketina, Ana Gabriel, Kabah, que es un grupo, Lanny Hall, Vicky Karr, que no canta -berrea-, Cristal, que siendo ciega, cantaba algo as como ya no puedo verte ms, Tatiana, Roco Banquells, Roco Jurado, Ednita Nazario, Silvio Rodrguez, Manuel Mijares, Amanda Miguel, y Diego Verdaguer, marido y mujer, Dulce, Piero, en la moda de los nombres sin apellido inaugurada por Raphael; parece que Miguel Gallardo es el nico cantante con nombre normal; a Jaime Lpez lo trataron de comercializar slo con el apellido, y Ricky Martin seguro que se llama Ricardo Martnez. Sergio Facelli, La Revolucin de Emiliano Zapata; otro grupo, cursi y viejo, pero nada malo, se llamaba Mocedades, aunque luego se cambi el nombre para ver si pegaba de nuevo. Los grupos ms recientes ya no se llaman Pimpinela sino ms bien Sentidos Opuestos o Presuntos Implicados, aunque el de La Oreja de Van Gogh lleva cierta delantera: ya vendrn el hoy occiso y el brazo de cervantes. Jos Luis Rodrguez, alias El Puma, Miguel Mateos, Alek Sintex, Mario Pintor. Y Domenico Modugno, Gigliola Cinquetti, Laura Pausini, Nicola Di Bari, Franco De Vita, Eros Ramazzoti, quienes, como puede apreciarse, son unos italianos que se enteraron de que en espaol haba muy buen dinero y que de paso aportaron bonitas pronunciaciones y raras traducciones. Denise de Kalafe, Luca Mndez, Pedrito Fernndez, Pablito Ruiz, Sandro de Amrica nombrecito-, Jos Feliciano, Alex Ubago, David Bisbal, Juanes, van cincuenta y nueve, Pablo Milans, Pedro y las Tortugas, Ismael Serrano, Alaska y Dinarama hoy Fangoria, Marco Antonio Sols con y sin Los Bukis, ngela Carrasco, Litzy, Trigo Limpio, Mara del Rayo, Guadalupe Pineda, Eugenia Len, Cristian hijo de- Emmanuel esposo de- Miguel Bos hijo de y de- (del nepotismo de la farndula ha de ser). Sin Bandera, Elefante, Magneto, Man, un grupo de una sola cancin que se llamaba Las Dominics, y un grupo de ninguna cancin que se llam Las Chics (cantaban yo quiero un Beatle / yo quiero dos / me gusta Ringo / me gusta Paul, ejemplo profundo de la poesa mstica de nuestro tiempo) que no se cuenta porque ni viene al caso, Fernando Riva, Joaqun Sabina, Jos Luis Perales, Mari Trini, Alejandro Lerner, y en la ola de los grupos infantiles de los ochenta, Parchis, Los Chamos, Menudo, Onda Vaselina, y el nico que lleg a embarncer para convertirse en La Super Banda Timbiriche con sus integrantes originales: Eric Rubn, Mariana Garza, Paulina Rubio, Sasha Sokol, Banny Ibarra, Diego Schroenning y Alix; Thala y Eduardo Capetillo ya son de repuesto, van como noventa y tres, Los ngeles Negros, Roberto Jordn, Alberto Vzques, Joan Manuel Serrat, Ricardo Montaner, los Mecano que son Ignacio y Jos Mara Cano y Ana Torroja, lvaro torres, y como homenaje a todos los que fracasaron desde su primer disco, algo as como el soldado desconocido de la balada pop, Mel Valari, que, en efecto, nadie sabe quin es porque no la hizo, que cantaba una cancin que deca no le creo no le creo quin sabe qu ms. Cien. Ms o menos. Y faltaron todava La Ley, Armando Manzanero, Lupita DAlessio, Caf Tacuba, Jaguares, Moenia, Manuela Torres, Ana Beln, y una que se puso nombre repetido: Karina, que entonces debe valer por dos.LA RAZN SAGRADA DE CANTAR EN LA REGADERALa gente recuerda slo las canciones melanclicas, tristes y aorantes

OSCAR CHVEZ

Todava no ha habido testigos de una conversacin en ningn caf del mundo en donde un seor le diga a su susodicha soldado del amor / en esta guerra entre t y yo / cada noche caigo herido / por ganar tu corazn. Sera de pena ajena, aunque, en efecto, eso cante Mijares. Ni que, tras reflexionar los argumentos, la interfecta responda puedo ser / tu amante o lo que tenga que ser / reina, esclava, o mujer, que sin embargo lo dice Dulce, aunque, si la interfecta susodicha fuese feminista tendra que contestar ms contestariamente, como Vicky Carr, ni princesa ni esclava / solamente mujer. Y ni en los ruegos ms pasionales de los vagones del metro se ha odo decir a nadie el amor no espera / y yo no puedo ms de amor como lo hace Luis Miguel, ni a nadie respondindole quiero ser esa locura / que vemos t y yo / al hacer el amor, con el suspiro concluyente ah ah ah; slo Daniela Romo dira una cosa as. Tampoco se ha sabido de nadie que cuando llegue a su casa y diga ya llegu le contesten tu ropa huele a lea de otro hogar (Mocedades), frase que slo sera decorosa si fuese albur. LO anterior remite a la siguiente conclusin: las canciones de uso diario no utilizan lenguaje de uso diario: una cosa es lo que se canta y otra cosa muy distinta es lo que se les dice a los dems. Y entonces surge la pregunta de para qu la gente se aprende oraciones y frases y palabras que no le va a decir a nadie. Para algo ser.

En rigor, lo extrao no es tanto que ese lenguaje, ms bien decimonnico, del que usaba todava Gustavo Adolfo Becquer, con esos trmino de te amo y te adoro, no se use para las conversaciones cotidianas, sino que lo extrao es que incluso a nadie le suene raro enterarse que las canciones lo dicen y las gentes lo repiten cuando cantan y no se ponga en tela de juicio su salud mental: lo extrao es que un seor o seora en el radio digan mi corazn gitano por ti se volvi, como Nicola Di Bari o Lupita DAlessio, y uno no quede escandalizado por su cociente intelectual. Siendo racionales, nadie podra decir impunemente en pblico y en el siglo XXI un arlqun / que hace temblar / tu piel sin alma (El Puma). As y todo, adems de que la gente no entra en shock ni se impacta ni se inmuta ante esta sarta de inverosimilitudes, y adems de que tampoco se hayan orquestado campaas pblicas para ingresar a los autores a un hospital psiquitrico, adems, incluso, los que las cantan, no slo no quedan en calidad de retrasados mentales, sino de inteligentes y envidiados. Por algo ser.

La inverosimilitud y obsolescencia de las letras de las canciones es algo que se pasa por alto y que le resulta admisible, normal, a la gente, por ms que no se las emplee: como que no hay problema que existan aunque aparentemente no se usen, y el caso es que, quirase o no, la gente vive inmersa en un ambiente que est infestado de estas letras, estos temas, estas ideas, que puede decirse que han de estar ocultos en una especie de almacn de palabras, de archivo oscuro, pero que no es inservible, sino que, si existe en la cultura, es que para algo sirve, alguna funcin tiene, mxime cuando, habiendo tanta tecnologa y habiendo tanto neologismo y siendo todos tan racionales y lgicos, estas letras, que no son ni lgicas ni racionales, son en realidad razonables, es decir, persisten y por lo tanto llevan dentro su razn. Hay que buscar la razn de las canciones.

El lenguaje cancionil no sirve para pedir aumento de sueldo ni para intercambiar domesticidades con la ta rosita, esto es, no son las palabras apropiadas para transcurrir por la va habitual ni para sobrevivir en el mundo normal de los vecinos y conocidos donde uno debe parecer medianamente lgico y presentablemente inteligente. En este mundo y en esta vida las canciones funcionan como un mero divertimiento un poquito enajenante para llenar el silencio y la distraccin, y hasta da lo mismo cul cancin, porque uno puede permitirse cualquier burrada a la hora de entretenerse.

LAS LETRAS NTIMAS

Y en calidad de entretenimiento inofensivo las canciones pueden mantenerse indefinidamente, hasta que, en una de sas, por angas o mangas, de repente o poquito a poco, sucede que algo se le descompone a uno en la vida, y el mundo se le desarregla a la altura del corazn, no del corazn que sirve para los infartos, sino del corazn que se utiliza para la compaa y la soledad, para estar dentro o fuera de la gente, ya sea porque alguien se apareci de pronto y a uno le brillaron los ojitos o ya sea porque as tambin ms o menos alguien se le desapareci de su vida y perdieron el brillo no slo los ojos, sino las hojas de los rboles y los das y el futuro y todo lo dems. Y entonces uno, que hasta el momento se saba inserto en un grupo, en una sociedad, en un mundo, de buenas a primeras se siente expulsado porque lo que le acontece no le sucede a los dems, y los dems no lo entienden y adems uno ni siquiera puede decrselos, ya que en realidad ha quedado expulsado del lenguaje de las conversaciones con las cuales formaba parte de los dems: las palabras que puede decirles a los dems no le sirven para nada, y las palabras que s le sirven no se las puede decir a nadie. Esto es lo que sucede en el amor y en el desamor, y en todo lo que suele dar bandazos entre uno y otro, como la espera, la esperanza, el engao, el desengao, los celos y el perdn.

Ciertamente, uno no entiende qu le pasa: de repente las reglas, las normas, las creencias, las seguridades y las verdades con las que se haba vivido y a las que se estaba acostumbrado, se rompen, para bien o para mal, y dejan de regir, y el problema es que uno no tiene otras, y tampoco puede quedarse as, y se hace imperioso e imperativo y perentorio entender qu es lo que le sucede a uno, y, sobre todo, no tiene con qu entenderlo, no hay cmo entenderlo: es la prdida de las reglas de la vida, de los criterios del mundo. Tambin es el fin de la indiferencia y del entretenimiento. Y no hay cmo entender sencillamente porque no hay palabras para decirlo, y las frases ms inteligentes y conspicuas que uno se sabe, como el cuadrado de la hipotenuza, las leyes de la termodinmica y las de la oferta y la demanda, la definicin de fractal, la crnica de las batallas de Napolen, el precio de las acciones de la bolsa, el discurso del presidente, la fecha de los vinos, las tcticas del futbol, los libros de Michel Foucault y un chiste que est muy bueno, que son todas las palabras con las que uno est seguro de la realidad usual, no le sirven para nada de nada, as que uno busca, pregunta, consulta con todos, con ansia y hasta desesperacin, y las respuestas que le dan lo dejan a uno casi peor, porque son tan correctas que entra la sensacin de que toda la sabidura del mundo no sirve para entender lo que le est pasando.

Y estando en este trance, ya sea de las canciones en activo que pululan por todas partes y que uno oye al pasar, o del depsito total del aire de la radio que uno trae en la cabeza, surgen, brotan, salen, como escogidas no por uno sino como escogidas por ellas mismas, ciertas frases, oraciones, versos, clusulas, sentencias, estrofas, trozos de canciones que parecen decir mejor que nada lo que a uno le est sucediendo: de repente se topa con algo as como porque a mi puerta el amor nunca volvi que estn cantando las de Pandora, o quin eres t sin m en voz y furia de Ednita Nazario, o nada de esto fue un error / no-o-o que canta Coti, y da la sensacin consoladora y reconfortante de que s hay palabras para nombrar lo que pareca innombrable, indecible. Obviamente, uno se pasar el resto de la tarde con cierta sonrisa aliviada murmure y murmure la misma cancin. Detenedla ya / que es una ladrona / que se ha llevado de mi vida todo / y me ha dejado noches que no acaban, que antes era una cancin de Emmanuel hecha de frases que se referan a una seora que se robaba quin sabe qu cosas, ahora se convierte ante la presencia de lo incomprensible en nada menos que la verdad de uno mismo; lo chistoso es que en esta verdad la palabra detenedla s es real, aunque por lo comn uno dira detnganla. Con las canciones de diario, la gente puede pronunciar y explicarse aquello acuciante y necesario que en el lenguaje normal y conversacional siempre ser impronunciable e inexplicable; uno pregunta con cancin de Alejandro Sanz por qu es tan difcil sentir lo que siento?, y ya por eso mismo se lo respondi.

As que, como canta Bunbury, que no te falte esa cancin / que repare tu corazn. Lo que se entiende con las canciones es bsicamente dos cosas. La primera es que lo que a uno le aconteca, lo que uno siente, lo innombrable, ha podido ser dicho, en especial dicho por alguien ms, por el cantante, de modo que entonces uno tiene la noticia de que lo que uno siente tambin lo han sentido otros y es tan vlido sentirlo que hasta existe una cancin que lo menciona, que sale por el radio y que a los dems les parece admisible, de suerte que, por ejemplo en las cuestiones de abandono y de lejana de quien se fue, el asunto no puede ser realmente tan grave; cuando hay algo para lo cual no hay palabras en el lenguaje corriente, ese algo puede ser aterrador, pero cuando s las tiene, quiere decir que hasta est catalogado, y por lo tanto entra dentro de lo normal; uno se entera que lo que le acontece no es asunto de vida o muerte, sino nada ms de amor o desamor. Y la segunda cosa que uno entiende, por las mismas razones, es que finalmente uno no est solo, y que si, en efecto, haba sido expulsado del lenguaje habitual, ahora uno ingresa a la secta del lenguaje potico; que, de hecho, uno recibe la visita y la compaa entraable del cantante que la canta, quien se vuelve aliado porque parece comprender y compadecer lo suficiente, gesto ste sumamente consolador. La secta potica, como toda secta, se siente superior y tiene un nmero ms reducido de integrantes, pero ms intenso. Puesto as, a uno hasta le gusta proferir hoy quiero saborear mi dolor / no pido compasin ni piedad, que es una sentencia del gur Jos Jos.

EL ESCUCHA ES UNO MISMO

Y una vez que sucede este aclaramiento de lo obscuro, esta transparencia de la opacidad, el afectado se puede pasar el resto del da encantado con dicha cancin, cobijado por ella, pero sobre todo, no cantndola muy fuerte, como para no estorbarla ni interrumpirla porque no vaya a ser que se rompa el hechizo. La cancin transcurre canturreada, cantada bajito, tarareada entre dientes o incluso nada ms cantada con los puros odos, ya que los dems no deben enterarse toda vez que una condicin para entender algo importante es habrselas con ello a solas. Entonces, puede advertirse, el lenguaje de las canciones s se utiliza, s se dice, pero se dice no para que lo oigan los dems, sino que se trata de un lenguaje intracraneano, que solamente puede escuchar el que est dentro de ese crneo, que por lo comn es uno mismo: el verdadero cantante de esa cancin es el que la escucha, y ah, en ese mbito, s se valen, no son cursis ni son chafas enunciados como te amo y te adoro y si te fallado / te pido perdn / de la nica forma que s / abriendo las puertas de mi corazn, cosa que en pblico y frente a los dems solamente se le permite a Chayanne, y eso por dinero.

LA DEDICATORIA ES PARA NADIE

Aunque la cancin vaya llama por favor como la de Alejandra Guzmn o no me dejes nunca / te lo pido por favor como la de Juan Gabriel, no por ello se suponga que se est pensando en alguien, porque de todos modos es evidente que para que el otro se entere no hay nada ms imprctico que no decrselo y en especial cuando no est presente, as que, en sentido estricto, ni se requiere ni se espera destinatario, y de paso, tampoco se canta, o subcanta, de acuerdo a los cnones de ninguna escuela ni a los gustos de ninguna audiencia ni a las exigencias de ningn pblico, porque es casi como si lo que se entendiera para los dems se perdiera para uno mismo: no se canta para nadie. Y es que cantar, bajo estas circunstancias, es ir nombrando por primera vez los propios sentimientos, las soledades recin descubiertas, las plenitudes extraas, y entonces, a quien verdaderamente se le dicen estas palabras es a las mismas circunstancias, as que por definicin y necesidad, toda cancin est dedicada a nadie, porque uno est tratando de comprender una realidad, no de enviar un memorandum, aunque a veces se entienda al revs, como le pasa a Alejandro Sanz: trato de escribirte una poesa / y t crees que estoy leyendo las noticias (sus detractores insisten en la cuestin del noticiero). Cantar a solas es, no una manera de explicarle al otro nada, sino una manera de describir la soledad, como lo haca Alberto Corts en una cancin: la soledad / es un amante en el andn / que mueve el brazo tras el tren / como intentando dibujar / su soledad. As de circular y de tautolgico.

LA QUEJA ES CONTRA EL COSMOS

Pero la voz slo existe donde existen los odos, de forma que una cancin nicamente est completa cuando hay alguien que la oiga, y entonces, una cancin que no est dedicada a nadie y que nada ms oye uno mismo, en rigor es que est dirigida, por as decir, a la vida en general, aunque a nada en especial. Una cancin se canta para que la oiga el mundo, pero ni siquiera el mundo de aqu abajo, el terrcola, sino algo as como el universo entero, y, siendo realistas, si uno quiere gritar hasta que lo escuchen en el planeta Urano, no hay mayor diferencia que lo haga con altoparlantes o entre dientes. Y ciertamente, cantar es hablar con el planeta Urano, que es el astro ms sordo del sistema solar, y por eso es tonto esforzarse realistamente, ya que slo lo oir el de junto, pero no quien debe orla. Lo que no se le dice a nadie, a quien de verdad est dirigido es al infinito, que toma, en esta cultura, la forma del universo, el cosmos, el absoluto, todo este tipo de cosas o, si se quiere, Dios, aunque, claro, si uno le baja a su radio y se deja de cosas tan grandes, en realidad a quien se le canta es a la sociedad en que se vive. Comoquiera, el tipo de lenguaje que se utiliza en las canciones es el mismo que se utiliza para rezar y para hablar con Dios. Dios es una entidad cursi. Una cancin como, por ejemplo, es que ya no aguanto / te extrao / no puedo estar sin ti, quin sabe quin la escribi, pero pudo haber sido Santa Teresa de vila o San Juan de la Cruz, aunque igual pudo ser Moenia, y a la mejor la siguiente estrofa deca muero porque no muero. Y Dios est para quejarse: si uno le pide, no hace caso; y si uno se queja, tampoco, pero esto da ms gusto hacerlo.

As es como se cierra el crculo: el lenguaje ntimo, con el que uno se habla a s mismo, es un lenguaje sagrado, con el que le habla a Dios, pero Dios es en efecto, la sociedad, porque ah es donde se inventan las palabras con las que uno dice todo esto.C

LA MISMA CANCIN

Todo aqul que encuentre una cancin para comprender sus cuitas se pone aunque no quiera un poco mstico y se convierte ipsofacto en una especie de creyente, no por razones de personalidad, sino porque el lenguaje que est utilizando tiene la misma forma que el lenguaje sagrado, y tiene la misma estructura que el lenguaje religioso, se que se usa en los rezos y en las misas; pero es la estructura y la forma, no el mensaje y el contenido, as que no valen como pruebas de lenguaje sagrado ni la de Alberto Vzquez que dice hoy te pido Seor me vuelvas bueno / porque tengo un amor limpio y sereno ni la de Roberto Carlos de Jess Cristo / Jess Cristo / yo estoy aqu ni la de Jos Jos de despertar a tu lado / es un acto sagrado ni la de Enrique Iglesias de es una experiencia religiosa / besar la boca tuya / merece un aleluya, porque eso es una tpica cancin de relleno y de cajn, pero en cambio s sera mejor prueba la de Flans que dice tirar / tirar las cubas / por la ventana, no porque sea un himno moral a la abstinencia alcohlica, sino porque se parece ms a santo santo / santo es el Seor, que tiene el estilo ritual que se requiere, que es el de un lenguaje montono, repetitivo y sin pretensiones de inteligencia. En efecto, al cosmos o a lo que sea no se le conmueve con argumentos, sino con insistencia y terquedad. O sea que Dios aparte de cursi hay que repetirle las cosas. En fin, tpicos modelos de cantos religiosos seran cosas como ora pro nobis / Mater admirabilis / ora pro nobis o hare krishna / hare rama / hare hare / Krishna krishna que no solamente son poco intencionales, esto es, que no comunican nada, sino que consisten en una reiteracin continua sin terminacin a la vista que se puede ir cantando por horas enteras. Se trata de canciones que carecen de altibajos, como si el que la canta estuviera aferrado a una monoobsesin recurrente que no oye razones, pero que, a fuerza de repeticin, se convierte en algo sumamente envolvente que comienza a ser o a parecer real, como en una cancin de Los ngeles Negros que iba te acrdaras de m / tu llanto no podrs contener / te acrdaras de mi / te acrdaras de mi / y en cada gota que derrames / y en cada gota que te seques / te acrdaras de m / te acrdaras de mi, y as sucesivamente hasta el infinito, al igual que esa cancin de Rebelde que parece padrenuestro que va slvame de la oscuridad / no me dejes caer jams / slvame de la soledad / estoy hecha a tu voluntad / slvame del hasto a la que el autor del Sermn de la Montaa podra acusar de plagio. ste es justo el truco de toda invocacin: reptase, reptase y reptase, y da la sensacin de que eso ya la hace producir algn efecto. Es por esto que todas las canciones tienen su estribillo, que es aquello que se reitera circularmente cada tanto, y que, cuando se acaba la cancin en el radio, es con lo que se queda uno, y mientras ms circular sea la tonadita, que a la mejor no es impactante a la primera, termina por imponerse dentro de la cancin y de la memoria: ejemplo: iluminada y eterna / enfurecida y tranquila / sobre una alfombra de hierba / ibas volando dormida; autor: Ricardo Montaner. Lograr canciones de tal monotona atrayente no debe ser tan fcil.

As que, al parecer, las canciones ms pegajosas o ms absorbentes, no slo no deben ser muy novedosos, sino ms bien deben ser no-novedosas, sino ancestrales, antiguas desde nuevo, con el mismo sonsonete de hace cientos y miles de aos, y si en verdad parecen originales es porque, como deca Octavio Paz, tocan los orgenes, y en efecto, cuando uno, por las razones antedichas, queda posedo por la cancin, es porque se han movido los mismos resortes que se mueven en las procesiones, en los versos para hechizar espadas, en las rondas infantiles, en los rituales primitivos, y uno sigue cante y cante la cancin que necesitaba y se encuentra como encantado, y ciertamente, lo que se denomina encantamiento significa estrictamente entrar dentro de un canto, y quedarse uno nadando ah por un rato; seguramente el mejor ejemplo de cancin es la prxima que a uno se le ocurra tararear. Puede ser que las canciones actualmente se bajen de internet, pero lo que se baja es todava tan primitivo como nosotros mismos, porque como escriba Enrique Gonzlez Martnez en un soneto, maana los poetas...

maana los poetas...

recogern del polvo la abandonada lira

y cantarn con ella nuestra misma cancin

LA SOBERBIA ENAMORADA

El promedio de vida de Dios es tres minutos. Las canciones parecen actas de una reunin de trabajo con las fuerzas de la creacin, la minuta de una entrevista personal con el universo, y por ello, las palabras que se usan tienen ese tamao, a saber, el tamao de la soberbia de la omnipotencia. Por eso siempre se habla en trminos estelares y con magnitudes astronmicas, como en una cancin de Miguel Bos que dice estando juntos nos sentamos infinitos / y el universo era pequeo comparado con lo que ramos t y yo. No importa si las canciones de veras se escriben con pasin arrebatadora, pero el caso es que recurren al lenguaje propio de un sentimiento intenssimo, de fundicin y fusin con el bloque de la vida y el resto de la naturaleza incluyendo la naturaleza monumental del tamao de las estrellas y los agujeros negros, es decir, estn hechas con un lenguaje encendido que pierde toda proporcin, y que es, tpicamente, el lenguaje propio del xtasis, el trance y el enamoramiento, o sea, que al ponerse de t a T con Dios, emplea tambin las mismas palabras que usa Dios, de sas del tipo de hgase-la-luz y que la luz obedece.

Si uno nada ms las oye sin padecer sus avatares, la idea que le queda es que los que estn enamorados se sienten de verdad todopoderosos, gigantescos, supraterrenales y, tambin, nicos, que lo que a ellos les acontece no le haba sucedido jams a ser alguno, que la historia de este amor se escribi / para la eternidad, estilo Jos Jos. Ciertamente, los enamorados se sienten importantes, si no, ntese este exabrupto pico de una cantante que se llama Dulce: hoy se abre una pgina nueva / en la lucha incesante de la humanidad, y no se est refiriendo a la Revolucin Francesa, a la fsica cuntica, no, se est refiriendo a sus amoros personales, y eso es lo que cree que le est pasando la pobrecita. Los enamorados asumen que todo el mundo est al tanto y al pendiente de su amor, y que ellos son los encargados de explicarle a la especie humana cmo deben ser las cosas, de suerte que un par de trtolos se puede dar el lujo de cantar a do s, tal vez / el mundo aprender / con nuestro amor / lo bello que es amar / si, tal vez / lo vuelva a repetir / pareja por pareja / el mundo entero al fin; vaya insolencia de La Onda Vaselina: segn ellos, la aldea global siguiendo sus instrucciones. Asimismo se creen que el mismo mundo entero est atento, indignando, pactando alianzas que ni la ONU y complots del tamao de la CIA para oponerse a su amor: los dems no entienden nuestro amor, como dice Ana Gabriel; como si a alguien le importara. Los psicopatlogos le dicen mana; simplemente es soberbia pura, que ms bien da ternura.

Las canciones describen la soberbia de cualquier enamorado, y si se toman aproximadamente al pie de la letra, parecen dar cuenta de una lgica extraa, que, no obstante, es real: las canciones parecen ser la descripcin del aparato sentimental de la sociedad, que no se mueve segn consideraciones prcticas de causa y efecto. La soberbia consiste en la creencia de que uno es del tamao del universo, debido a que un sentimiento siempre abarca todo el paisaje, y en el caso del enamoramiento, en tanto sentimiento totalmente intenso, abarca por completo a la realidad, y no se puede ver otra cosa que eso. Podra decirse que las canciones no saben que usan metforas, sino que creen literalmente que lo que mencionan es un hecho; aunque tal vez eso sea la metfora autntica: no una comparacin, sino la invencin de algo real. La sociedad moderna ha pretendido desarrollarse como si la sentimentalidad fuera un mero defecto divertido propio del tiempo libre, pero la presencia generalizada de canciones en la sociedad contempornea muestra que la modernidad es slo una pretensin, y que, en cambio, el aparato sentimental de la sociedad, ms antiguo que nuestras nfulas, sigue vigente y sigue cantando la misma cancin.

Y por supuesto, cuando el enamorado al rojo vivo ve tambalearse sus ilusiones, siente que lo que tiembla es, otra vez, el mundo entero, y cree, como Cristian, que lloran las rosas, las de Castilla, las de plstico, las rojas, las cultivadas y las silvestres, nada ms porque l est llorando. O: el da que te fuiste de mi vida / el mundo para m se derrumb / el cielo y la tierra se juntaron / y todo fue oscuro alrededor, segn una cancin de alguien denominado comercialmente Salvador. Se necesita soberbia enamorada o infantilismo tresaero- para creer que cuando uno cierra los ojos el sol se apaga, que si uno est enojado, colisionan los planetas entre s, y que cuando uno chilla un par de lagrimitas, all afuera estn producindose cataclismos y maremotos. La humildad no es virtud de los novios. No cabe duda de que da envidia tanta seguridad en la grandeza propia: los enamorados son los nicos titanes que nos quedan hoy en da. Shakira, ms mesurada, nada ms quiere que renuncien los filntropos y sabios / que se muera hasta el ltimo poeta, pero los menos mesurados no se conforman con mandar sobre las personas por la sola fuerza de sus palabras, sino con tener el control ni ms ni menos que de la naturaleza, de los pjaros, los diluvios, los continentes, la luna y las galaxias en general. Un enamorado es aqul que supone que la siguiente frase es meramente descriptiva: yo te amo con la fuerza de los mares / yo te amo con el mpetu del viento, que es de Raphael, y que, segn l, no est exagerando. En resumen, antes de hablar de sociedades primitivas, conviene or lo que se canta en el radio. El radio es la voz de las sociedades primitivas del presente.

LA MEMORIA ES UN LUGAR TRISTE

Los halcones del negocio musical utilizan la sutil tcnica de embutirles por las orejas a los oyentes las canciones hasta que se las aprendan, y cuando esto sucede, ipsofacto, se vuelven buenas canciones, no porque sean buenas, sino porque ya pertenecen a nuestra memoria, y a su memoria uno la quiere y la estima. Gracias a dicha tcnica la memoria est hecha de dichas canciones.

Ciertamente, una cancin oda por primera vez no importa si es bonita o fea, por lo comn es ni fu ni fa, salvo excepciones, pero en todo caso es meramente informativa, esto es, que uno se entera de ella como se entera del reporte meteorolgico, pero an no es querida ni estimada ni mucho menos favorita; todo esto sucede hasta que empieza a formar parte de la memoria, porque la memoria todo lo embellece. O la memoria todo lo entristece. Es lo mismo.

La memoria todo lo embellece de una belleza entristecida, de una tristeza dulce, de sa que es nostlgica y hace suspirar. La razn es que la memoria contiene siempre algo que se perdi, y verlo desde lejos enternece: lo perdido son das que pasaron, gentes que se fueron, ilusiones que se ajaron, porque todo lo que se mueve se va y ni modo, y en suma, en lo que est perdido se vislumbra un trozo de uno mismo. Es por eso que la memoria, al mismo tiempo que es querida, es de factura entristecida.

Y a la inversa, automticamente, las mejores canciones son las tristes, porque son las que estn hechas con el mismo molde, bajo la misma forma, que la memoria, como si las canciones tristes trajeran de fbrica la marca de la memoria; la memoria tiene el mismo sonido que la tristeza, de manera que cualquier cancin vieja que aparezca viene asimismo con la languidez de la tristeza y la nostalgia. Por esta mezcla rara las canciones tristes pasan siempre al cancionero del recuerdo, y los programas radiales de canciones viejas son los ms escuchados y asediados de peticiones que algunos comentaristas les llaman complacencias, y piden El Triste que dice qu triste fue decirnos adis. Toda cancin triste s llega a vieja y toda cancin vieja se vuelve triste. En una entrevista Oscar Chvez declar lo siguiente: la gente no se acuerda de las canciones alegres. Toda cancin alegre pasa a ser triste cuando la recuerdas. Cualquier alegra recordada es melanclica. Es la condicin humana.

Con estas dos cosas, ser triste y de memoria, las canciones empiezan a ganar belleza, y no est mal, porque lo que gana belleza es la vida de uno mismo cuando las canta, cuando canta volver a verte / volver a verte / saber que vives en realidad o canta mi amor de verano / mi primer amor / amor de estudiante / ya se termin o canta ser que tuvo que empezar a andar / ser que tuvo que cambiar, de Roco Drcal, Roberto Jordn y Emmanuel respectivamente: viejos descontinuados.

La forma de fondo de las canciones tristes consiste, simplemente, en la lentitud, esa cualidad que se mueve y se oye con gravedad, segn explica un msico de nombre Jess Iturralde: es un rollo musical complicado pero, cremelo, los tonos menores son ms tristes, y se usan mucho hoy en da. En efecto, la lentitud siempre es triste (pero inteligente) mientras que la rapidez es alegre (pero medio tonta). Las canciones que entran a la parte ms honda de la memoria, son, entonces, canciones que suenan desentusiasmadas, que se cantan como sin ganas, como sin crema en los tacos, con voces rasposas y roncas (razn por la cual a Silvio Rodrguez nunca le saldr una cancin triste, a menos que la cante otro, por ejemplo, uno mismo), y cuyo contenido de letra tiende a ser uno de soledad: ciertamente suelen hablar de recuperar el tiempo que se me escap, como hace Dyango, pero, no obstante, a decir verdad, la soledad del contenido no se debe tanto a que un hombre march, como dice Mari Trini, a que alguien se fue, sino a que uno mismo, cuando va a sus recuerdos, va solo, porque cuando se instala en el lugar de la memoria y la nostalgia, nadie puede acompaarlo. A la mejor se pone triste porque capta su soledad irremediable, y la verdad que sta no es la soledad de un individuo: sa se arregla: es la soledad del gnero humano: sa n.

EL TOQUE LENTO DE LA DESESPERACIN

Esa cancin tan triste de scar Chvez, y por ende tan vieja y tan bonita, que chapotea en cido muritico y que dice por ti / la ternura se niega conmigo / por ti / la amargura me sigue y la sigo / por ti / el llanto es una llaga de celos / se vuelven contra m mis anhelos / se vuelven contra m, es un compendio de todo lo dicho sobre el factor sagrado de las canciones, pero adems contiene un plus, un bono, que es el de la desesperacin.

Hay canciones tristes que ya rayan en otra cosa, una cosa que extralimita a la memoria y a la nostalgia, y que sucede cuando la lentitud de la forma empieza como a obsesionarse consigo misma, como si le entrara , como dice Fey, un subidn, una inyeccin de adrenalina, y entonces se transforma en una lentitud extraa, como si trajera dentro algo as como una aceleracin que no se mueve, como cuando se acelera un coche en punto muerto, un impulso retenido por la misma lentitud, una espera que no se aguanta, como con sobrecarga elctrica, y entonces, efectivamente, agarra un matiz francamente desesperado, como si el pasado y la soledad y la tristeza de las canciones lentas sacara una mano del bal del desvn en donde estn olvidadas para salirse y regresar. Y la cancin, de ser mera sencillez tristona y suavecita, se vuelve una cosa que empieza a hablar sin sensatez, con frenes, de manera anormal, enloquecida, enfermiza, que es cuando a las canciones sentimentales les entra el ataque de la pasin, y son tpicamente canciones obsesas, reiterativas, que no se detienen y siguen y siguen, como si el que cantara ya no pudiera parar ya estando encarrerado en el tren de su desesperacin.

Una de sas, igual de vieja que la anterior, y que tuvo su gloria en su da, es la de Joselito, un nio que cantaba, ahora s que cosas de adulto: esta obsesin convertida en perenne agona / es mi vida / este egosmo profundo que dices que siento / me domina / porque quiero que sepas que vivo pendiente de todo / slo admito que a ti te acaricie la almohada en que duermes / y que tus labios repitan por siempre la misma oracin (se repite y se repite hasta entrar en trance). Aqu hace falta citar un poco ms extensamente, para que se vea de qu se trata, porque la forma de estas canciones est hecha generalmente de versos o frases mucho ms largos de lo normal, que tienen hasta quince slabas contra las dems canciones al uso que tienen como ocho, y eso es para que la lentitud con la que empiezan, faltndoles comas y otras pausas, pueda ir agarrando velocidad, y, se dira, hasta despegando, ya que conforme avanza la frase, uno se va aguantando la respiracin y el tono va subiendo, pero no para alegrarse, sino por puro desenfreno, aunque siempre, sin embargo, conservando la monotona, un poco como de jaculatoria, pero, para que no vaya a caer en el error de la alegra, lo cual sera una vergenza y una desvergenza, la cancin se amarra a su monotona, como con cierto disfraz de indiferencia, lo que la hace ms pattica, y sumamente atractiva, como la del Buki Marco Antonio Sols que se oy en su momento por todos los estanquillos del barrio: no hay nada ms difcil que vivir sin ti / muriendo en la espera de verte llegar / el fro de mi cuerpo pregunta por ti. U otra, de La Revolucin de Emiliano Zapata, igual de simple, de tenaz, donde las palabras parecen deliberadamente descuidadas y hasta tontas para que se note que la desgracia no deja pensar bien: da tras da mi vida se va / junto con ella mis fuerzas de amar / da tras da los das se van / s que ya nunca jams volvers / cmo te extrao / me haces falta mi amor / si eso es quererte / hoy renuncio al amor / y de nuevo / comenzar a vivir.

Y el contenido a que se refieren, puede ser tanto de prdida total como de recuperacin completa, de angustia o posesin, ambos similares en tanto se trata de sentimientos lmite, limtrofes, no muy alejados de la prdida de la razn, lo cual las hace muy bonitas. Cuando se dice forma o contenido, puede entenderse que el contenido dicta la forma y que la forma obliga al contenido, de tal manera que alguna obviedad descrita en quince slabas y cantada sin respiro se convierte en angustiosa (angustia anloga a la que da ver que el cantante se va a asfixiar). Al parecer, un mensaje angustiado necesita muchas slabas para que se note. Si cambiara la forma, si fuera menos larga la frase, cambiara el mensaje, se estara diciendo un contenido diferente.

Estas canciones se pueden citar casi exhaustivamente, ya que son pocas, toda vez que la receta es ms difcil y los ingredientes son caros, o dicho de otra manera, se tiene que escribir sin querer, porque adrede, no salen. Una esplndida de esta ndole es Ojal de Silvio Rodrguez: una luz cegadora un disparo de nieve / ojal por lo menos que me lleve la muerte / para no verte tanto para no verte siempre / en todos los segundos en todas las visiones; su disparo de nieve es una bonita metfora. As tambin es esplndida la de Fernando Delgadillo, nica suya que peg en el radio, y da la impresin de que no por los tejemanejes comerciales de siempre, sino por mrito propio: hoy que llevo en la boca el sabor a vencido / procura tener a la mano un amigo / que cuide tu frente y tu voz / y que cuide de ti para ti tus vestidos / y a tus pensamientos mantenlos atentos / y a mano tu amigo, que concluye con dos frases cortas: ten miedo de mayo / y ten miedo de mi.

Todos ellos s que hablan, como Manuel Acua, en nombre de su ltima ilusin. Como deca Alfred de Musset en 1835, las canciones ms desesperadas son las ms hermosas.

LAS PALABRAS DE LAS LETRASEl ser humano es la criatura que canta

WILHELM VON HUMBOLDT

Las canciones pertenecen al lenguaje, no a la msica; de hecho, una de las teoras ms romnticas del origen del lenguaje tan falsa y tan verdadera como todas las dems- es la que plantea que el lenguaje aparece primeramente en forma cantada, cuando los primeros grupo humanos ya tenan voz, pero no tenan nada que decir, tal vez porque todava no tenan palabras, pero s ganas de hablar, y as, los sonidos vocales que emitan funcionaban como pautas a seguir o modos de llevar el comps de las actividades que se realizaban para la sobrevivencia, tales como caminar, dormir, comer o asustarse, y en haciendo esto, la voz, el volumen, los tonos, los silencios, las modulaciones, iban adoptando la misma forma que las actividades que se llevaban a cabo, como dndole un ritmo a la tarea y con ello ir haciendo ms llevadera la labor, que es lo que la gente todava hace: si va cantando mientras camina, el camino se aligera y a uno se le pasa pronto; por eso todava en talleres y cocinas las canciones son parte esencial de la faena, al grado de que pueden faltar unas pinzas o un cucharn pero no un radio: las canciones son un instrumento de trabajo. El tarareo, del tipo tra-la-l, mm-mmm-m, ohoh-oh, seran canciones primigenias, originalmente cantadas espontneamente, y, de cualquier manera, cada actividad diferente va modulando distintamente su vocalizacin particular, ya que no es lo mismo hacer fuego pacientemente con un pedernal que invocar a los dioses iracundos en noche de luna o acompaarse a la hora del miedo a lo desconocido. Las porras de hoy en da, verdaderas salvajadas, estilo a la bio a la bao son vestigios de canto ancestral, concretamente relacionado con la guerra o la cacera. El caso es que como dice el filsofo del lenguaje Wilhelm Von Humboldt, hermano de Alexander, ms conocido en estos trpicos, jams hubo una horda nmada del desierto a menos que ya tuviera sus cantos. Esto es ms bonito que ser Homo Sapiens u Homo Faber.

LA TEORA CNTICA

De la multiplicidad de tonadas verbales, los distintos grupos humanos se van adueando de las que mas se les acomodan a sus cuerpos, les sientan mejor y mejor se les adecuan a sus actividades, como si fueran escogiendo sin querer las formas de su idioma, y simultneamente, los mismos grupos van configurando la forma de memoria en donde mejor puedan embonar las formas elegidas. En castellano, por ejemplo, la tonada es ms larga, menos activa, ms grave, solemne, rasposa que, por ejemplo, en ingls o francs, y ello significa que la memoria en castellano tiene capacidad de recordar aquello que tiene esa forma, sean frases, actividades u objetos, pero no las otras, ms cortas, rpidas, agudas: esto debe crear profundos conflictos culturales en las poblaciones a las que se les impone por va de conquista un idioma, como a las naciones latinoamericanas o africanas, porque tienen que recordar aquello para lo que no tienen memoria; tienen que pensar aquello para lo cual no tienen pensamiento. En fin, la cancin es como una onomatopeya, no de los sonidos de los animales (po-po) o de las cosas de la naturaleza (catapln), sino que la primera cancin es onomatopeya del ritmo cotidiano de la vida (dale-dale-dale). Esto quiere decir que no slo las canciones son de memoria, sino que la memoria est hecha de canciones. En el siglo XIX, los filsofos que por entonces andaban de chistosos, tuvieron la ocurrencia de ponerles nombres a las diferentes teoras del origen del lenguaje, y, ms tardecito, a la teora cntica se lo puso el filsofo Otto Jespersen, quien opinaba que hubo una poca en que todo habla era canto, y el nombre que le puso fue Teora Aij, acertadamente, en 1920 ms o menos, y claro, la mejor comprobacin de dicho teora la dio Walt Disney al descubrir que los enanitos de Blanca Nieves cantaban aij-aij cuando regresaban a casa a descansar, para hacerse menos pesado el viaje.

Todava, hoy en da, cuando la gente se descuida, es decir, cuando se enoja, se contenta, se emociona, se burla, etc., el lenguaje que va profiriendo empieza a agarrar su tonada original, y entonces, sube el volumen en ciertas partes, al final de la frase si es furia, al principio si es decepcin, se agudiza si es urgente, se agrava si es suspenso, se alarga, se apura, se acorta, se detiene, se come slabas, y as sucesivamente, esto es, cuando la gente se descuida, que es muy a menudo, el lenguaje vuelve a cantarse sin querer como la primera vez que fue dicho.

Puede anotarse que eso que se llama civilizacin o educacin lo obliga a uno desde chiquito a que hable pausado sin apuraciones ni variando el tono de la voz, como persona racional y decente que se supone que uno debe ser, o sea, se le obliga a que quite de las palabras el apasionamiento, y cuando se hace esto, lo que se quita tambin es la cancin. Entonces, las canciones que salen en el radio no son otra cosa que nuestro habla tradicional recuperada, llena de afectos y salpicada de inflexiones, expuesta as de manera notoria. Por eso a veces ciertas canciones que dicen a la letra cosas muy tristes pero a las que se les ponen tonadas alegres, simplemente no pueden ser memorizadas y por eso aqu no hay un ejemplo- ni resultan buenas y por eso tampoco-, debido a que hay una incongruencia entre tonada y cancin, y ni la voz ni la memoria la aceptan. Una Triste Cancin de Amor de Alex Lora no es triste, y de hecho es bastante regocijante.

Por plantearlo de algn modo, no es a uno al que le gusta cantar, sino que es al lenguaje al que le gusta hacerlo: el lenguaje ya trae las canciones por dentro, que es lo que se podra llamar la musicalidad intrnseca del lenguaje, como si las mismas palabras con las que hablamos tuvieran su propio latido interior y se movieran a su ritmo; por eso, a la hora del chisme por ejemplo, de la conversacin picante, se prefieren usas ciertas palabras que otras, cierta sintaxis que otra, ciertos tonos que otros, porque el chisme lleva su propia msica interior.

LOS SERES POTICOS

Las canciones, que incluso podra decirse que son previas al lenguaje articulado, cuando se tornan ms tranquilizadas y establecidas, aparecen ya como lenguaje hecho y derecho en la forma de poesa. De entrada, no somos seres ni racionales ni comunicativos ni nominadores: somos seres poticos: la filosofa, la ciencia, la religin, y tambin, las canciones que nos sabemos, comienzan siendo construcciones poticas, y de hecho, cada vez que se tiene que decir algo importante, pero de veras importante, no la tasa de inters de las hipotecas ni las intenciones de voto en las prximas elecciones, sino el sentido de la vida y de la muerte, se emplea el lenguaje potico, a saber, algo que nombra algo que no se sabe qu es pero que se oye muy bonito y probablemente eso solo sea lo que nombra. Eso es poesa: el conocimiento o desconocimiento, que es obscuro y profundo, enigmtico y misterioso, fascinante y encantador. La poesa, en efecto, trae dentro la cancin primordial, y las palabras que usamos todos los das para platicar, que nos hacen que hablemos, no porque tengamos algo que decir, sino que tenemos algo que decir porque hablamos, por el puro gusto y la celebracin, no de que poseamos lenguaje, sino de que el lenguaje nos posee a nosotros, en fin, las palabras, traen dentro una especie de latido interior que les da vida propia y que resuena cuando las imaginamos o decimos y que provoca, por un lado, que hablemos hasta por los codos, y por el otro, que pudiendo usar cualesquiera otras palabras, se prefieran algunas en especial, como ms acordes con la cancin particular de la vida propia.

Y cuando se logra decir algo poticamente, despus se repite como cantaleta para que no se olvide y por el gusto de decirlo. El hecho de que algo suene bien debe significar que encaja y se acomoda con el resto de la realidad, con lo que se ve, con lo que se toca, con el cuerpo propio, con las ideas y el pensamiento, y en suma, con uno mismo, y ya por eso, se hace memorizable y memorable, porque tiene la forma de la memoria.

EL ARTE DE LA MENSAJERA

Las canciones siempre han sido canciones de la calle. Hay otros lugares ms cerrados y excluyentes, como las iglesias y los palacios, donde se desarrollaron alguna vez con fines religiosos como los cantos gregorianos, que en realidad eran bastante simples, o con fines de exquisitez como los cantos polifnicos a varias voces en distintas melodas como los que empiezan a aparecer hacia el Renacimiento; todo muy elevado; pero mientras tanto y desde antes, a ras de suelo, por donde caminan los mortales, que no tienen otra pretensin que vivir mientras puedan y quererse y desquererse mientras tanto, es donde existe la cancin como forma del lenguaje, como modo de decir y como manera de explicar y de entender lo que sucede entre la gente. Y el contenido o tema de las canciones empieza a ser desde la Edad Media el del amor, el amor corts, como se le llama, que, curiosamente, es el que determina incluso cules son las palabras, como amor, dolor, pasin, estrellas, eternidad, flores, soles, mirlos y dems especmenes naturales de todo corazn, que han de seguir utilizndose para las canciones no importa cuntas pocas pasen ni cuntas tecnologas arriben ni cuntos neologismos se acuen, porque todava se dicen cosas como te necesito como el cielo a las estrellas / y el invierno al fro / yo te necesito como ptalo a su rosa (Luis Miguel) aunque ahora viva uno en un edificio de apartamentos con vista al edificio de apartamentos de enfrente, sin vista alguna de cielos ni de ptalos, y aunque uno viva en una regin tropical por donde no ha pasado jams ningn invierno.

Las canciones, puede advertirse, tienen algo de mensaje en verso, de carta oral, que posee la peculiaridad de encajar muy bien dentro de la memoria. La mnemotecnia de las canciones se logra con la mtrica y la rima, lo cual es indispensable para que puedan ser guardadas y transmitidas y por lo tanto resguardadas a travs del tiempo. De hecho, en la Edad Media, juglares, trovadores y heraldos, requeran de esta tcnica de la memoria porque transmitan las noticias de un pueblo al otro, la noticia por ejemplo de que haba llovido sangre, de que haba habido una conversin masiva de judos o de que el Cid (Dios, qu buen vassallo! / S oviesse buen seore!) haba sido desterrado, as que para recordarla la ponan en cancin y la cantaban frente a un pblico que no saba leer, razn por la cual los peridicos y dems escritos no podan funcionar. Al ser la noticia cantada, sta era fcilmente asimilable y asimismo recordada, y a su vez cada gente la poda volver y volver a cantar, y as, como por contagio, las noticias y otros chismes eran conocidos por todas partes. Por supuesto, como debe ser, cada quien le iba cambiando la letra queriendo o sin querer, y las noticias acaban siendo cualquier cosa menos el dato original: la gente siempre ha preferido lo interesante a lo verdico. Estas noticias todava nos las sabemos. En efecto, las canciones infantiles estilo Doa Blanca est cubierta / de pilares de oro y plata, fueron originalmente noticias transmitidas por la va de la cancin, donde el mensaje se desfigur y solamente queda la cancioncita, que relata algo que ocurri, que quin sabe qu haya sido, porque el jicotillo que anda en pos de Doa Blanca puede que sea un abejorro, pero sobre todo, puede que no. La cancin ms reciente de este tipo parece ser la del Conde de Marlborough, mejor conocido como Mambr. Y la traduccin correcta de amo ato / matarile lire lire es yo tengo un hermoso castillo / y mi ta re re re, slo que dicho en francs (jai un bon chteau / ma tante rit rit rit), donde todo lo que puede descifrarse es la existencia de una ta arterioesclertica. As como as se hacen los chismes, tambin as se hacen las canciones. El caso de los corridos, de que Adelita se fue con otro, es similar, y en un prximo futuro las noticias de hoy transmitidas por los narcocorridos sern canciones para nios buenos.

Por lo dems, hay quien dice, y al parecer correctamente, que las canciones de amor corts que cantaban los trovadores, entre las que haba algunas verdaderamente hermticas y opacas, en realidad no eran exactamente canciones de amor, sino mensajes de hereja disfrazados que no solamente lograron escabursele a la iglesia y sus inquisidores, sino que lograron ser aceptadas como forma y lenguaje del amor: las canciones del radio de hoy todava siguen el mismo formato y dicen las mismas cosas que aqullas que cantaban los trovadores medievales. Acto hereje o no, cantar en todo caso es hundirse en la memoria de la cultura.

LA RITMA

Cantar se hace de memoria. A los nios les ensean las tablas de multiplicar con cancioncitas como dos y dos son cuatro, aunque el talento del magisterio nunca alcanz para hacer la rima de la tabla del tres, con lo grave que eso es para el futuro de una nacin, pero, como sea, lo que tiene rima y lo que tiene mtrica, tiene permiso de entrar en la memoria. La rima es esa regla de que gato, ingrato, chato y barato, cuando estn puesto al final de las frases en una estrofa cualquiera, sea de manera sucesiva o alternada, hace que al decir la primera de estas palabras venga ya de por s la segunda, como si se estuviera esperando, y la que sigue y la que sigue, y de que cuando dice uno la segunda, resuena todava el eco de la primera, como si ni uno mismo pudiera evitarlo ni tener que esforzarse, como si las palabras se llamaran entre s y se aparecieran solitas una tra la otra como en quin detiene palomas al vuelo / volando a ras de suelo, de Mecano, que remata en mujer contra mujer, combinacin de rima tpica (AAB: elo / elo / jer) de lo que tcnicamente se denomina balada. La mtrica, a su vez, es la otra regla, la de la medida y la acentuacin, segn la cual, cada frase o verso tiene que tener un nmero determinado de slabas y no otro, porque si no no suena bien. En castellano se usan versos de 7, 8 y 11 slabas predominantemente, como si por el tamao general de las palabras, esos nmeros se le acomodaran al idioma, y as, por ejemplo, las frases de once slabas irn acentuadas necesariamente en la tercera y sptima, o bien en la sexta, slabas, como en la cancin de Sentidos Opuestos que va machacando dnde estn / dnde estn y luego dice esas cartas esas flores detalles / las llamadas las visitas normales con un remate ms al final de dnde estn.

As dichas las cosas, se siente como si todo en conjunto se fuera meciendo suave y fluidamente, y uno, otra vez, no tuviera que hacer ningn esfuerzo para que la siguiente frase apareciera como por impulso propio, cono si los versos se escribieran ellos solos, cosa que, a la hora de la hora, se sabe bien que es todo lo contrario. Puede notarse que cuando uno habla o escribe un rollo en prosa, una carta de renuncia por ejemplo, y siente que le sali bien, estas reglas aparecen por ah salteadas en alguna frase del discurso, como si se tratara del latido gentico del castellano, su ritmo interior. Y por su parte, la memoria es un ritmo, y as, lo que est hecho con ese ritmo, entra a formar parte de la memoria, y lo que no, no. La rima ritma.

DOS MUSICALIDADES DISTINTAS

Hay dos musicalidades. Una es la de la msica. La otra es la del lenguaje. La de la msica es una musicalidad que surge originariamente de los objetos, del ruido de las pisadas, del golpeteo de la lluvia, de los latigazos del trapeador, de la friccin de la yesca y el pedernal, del trueno, de troncos huecos, tambores y as sucesivamente de los diversos instrumentos para producirla. En cambio, la otra es una musicalidad que proviene de la voz, y por extensin, del lenguaje con que se habla. Siempre se ha sabido que ambas son bonitas, pero siempre se han distinguido como cosas diferentes. Con la primera se hace la msica instrumental, y con la segunda las canciones.

Es obvio que se pueden juntar, pero no disolver. Cuando aparecen juntas, o ms bien yuxtapuestas, en la msica se privilegia la msica por encima del texto, como en el caso del rock, y entonces lo importante es que suene bien, que se pueda bailar, o que haga dormir como en las canciones de cuna, pero lo que no importa mucho es lo que diga la letra, razn por la cual a veces pueden ser de una imbecilidad pasmosa, como es un chico bien ye y / usa botas y gazn o se paran de puntas como un puercoespn / parecen estatuas de san peluqun, canciones stas que hicieron soar a toda una generacin, probablemente a la que gobierna actualmente al pas, y de ah los resultados, y eso sin mencionar a Mi Novio Esquimal. Claro que ste no es siempre el caso: los hay peores, como esas piezas tan felices de hagan una rueda / saquen el pauelo, pajaritos a volar / sus alitas agitar y la Santanera / lo sabe / lo sabe, aunque la que le gana a todas es El Gato Volador ex aequo con El Rap del Cerdito. Todo esto es msica alegre, y da la impresin de que su alegra es directamente proporcional a su oligofrenia; cuando la msica es triste, por lo menos habla poco. Por el contrario, cuando la musicalidad proviene de la voz se privilegia la letra por encima de la msica, y por eso, cada tanto, en el radio, salen canciones donde casi desaparece la instrumentacin y se oye al cantante con su voz sola diciendo aqu estoy / con la sonrisa fingida / que me dej tu partida / como un verano sin sol, que es de Miguel Islas, y se podra aseverar que una prueba de la musicalidad por su parte de la voz es que cada tanto, a pesar de las posibilidades electrnicas de la instrumentacin musical, resurge la necesidad de la cancin cruda, que es, por ejemplo, el xito inmarcesible de los unplugged: lo que sigue despus de cada gran xito musical, es volverlo a grabar pero ahora sin mucha msica sino con voz. Comoquiera, sin negar que contengan sus tonteras que ya saldrn a su hora, las canciones propiamente dichas privilegian el texto por encima de la msica y se supone que entonces cuidan mucho ms sus palabras toda vez que quien las oye s se va a fijar en lo que dicen; asimismo, buscan que sus palabras tengan algn sentido y que digan algo adems de la mera gracia fontica, aunque en rigor lo que importa es que se oiga ms la voz que la msica, pasando sta a un segundo plano, a msica de fondo. Las canciones no necesitan decir maravillas cargadas de significado, sino que sobresalga la musicalidad propia de la voz humana, y la musicalidad intrnseca del lenguaje. En general, las culturas del idioma francs o castellano y dems lenguas romances reflejan la primaca tradicional de consideraciones textuales sobre consideraciones musicales, segn dice la Enciclopedia Britnica.

La msica instrumental y las canciones se haban mantenido ms bien separadas hasta el siglo XVIII. Y la msica era considerada un arte menor, y que no lleg a arte mayor sin protestas: en el siglo XIX Thophile Gautier, un escritor romntico, deca que la msica es el ms caro y desagradable de los ruidos. En realidad, como dice el filsofo Isaiah Berlin, hasta entonces la msica se antojaba como algo muy abstracto, apartado de la vida y de la realidad, y carente de algn significado tangible como no fueran arrebatos emotivos caprichosos y facilistas. Todava en el siglo XX, Marcel Duchamp, un escultor, pudo decir, refirindose a los violines y a las emociones, que la msica no es otra cosa ms que tripas de gato frotadas contra tripas. En cambio, las canciones realzaban la importancia de la palabra, que es lo que transporta al significado y que por ende hace aprehensible la realidad de los sentimientos. Y adems, las palabras guardan estrecha relacin con el mundo de la vida cotidiana: para or canciones o cantar, todo lo que se necesita es saber hablar. Por su parte, para escuchar msica, y ms an para tocarla, se necesita algo ms, bastante ms, que la gente de la calle no tiene por qu tener: escuelas, instrumentos y dinero.

Se entiende que desde el siglo XIX, cuando la msica comienza a despegarse del texto y adquiere rango de pieza por s misma, o a veces acompaada de voces como teln de fondo, como en la pera, donde uno no requiere saber el idioma en qu se canta, la msica as, pura y abstracta, se haya incorporado a la educacin y gustos de la alta cultura, aqulla que tena con qu or conciertos, sinfonas, solos de piano y cuartetos de cmara, mientras que la gente de la calle, de la cocina, del taller, de las carretas y de la friega diaria haya continuado pegada a la misma cancin de siempre que viene pegada a su voz. La cancin, dado lo anterior, es un acontecimiento o una posesin ms tradicional, ms vieja en la historia cultural, ms hundida en la memoria y ms arraigada en la mente de la sociedad. Todava a la fecha, siglo XXI, las salas de conciertos y los discos de msica instrumental, incluso aunque no sea clsica, como el jazz o el blues, no son para el radio y no son para todos. El radio es nuestra nica democracia.

LA RIMA

De por s hablar ya es un poco cantar, lo cual se nota cada vez que uno oye un acento diferente en su propio idioma, y le suena cantadito, cosa que los dems opinan del propio. Ciertamente, el lenguaje es musical, pero una cancin es aqul lenguaje que puede ser cantado, porque le resalta su propia msica y una rtmica intrnseca que lo hace fcil y bonito. As como lo era para que algo fuera memorizable, porque la memoria era una cancin, as tambin para que algo sea una cancin lo que necesita tener es rima y mtrica. La rima y la mtrica es lo que permite que algo sea cantado, y entonces, en sentido estricto, todo aquello que las tenga puede ser considerado como una cancin. Quiz, luego, por la falta de talento de mltiples autores, habra que aadir que tambin puede ser considerado dentro de la rima, no el que las ltimas tres letras de las dos palabras que rimen sean igualitas, sino basta con que sus vocales lo sean (rima asonante), como en gato, rabo, malo y chavo, e incluso as hay quien no lo logra. Forma parte de la regla de la rima el hecho de que sea vergonzoso hacer sistemticamente rimas con verbos de la misma conjugacin, como correr, llover, tejer, o peor an, en pasado, como corri, llovi, teji, y es justo esta vergenza lo nico que saben hacer bastantes compositores: esta tarde vi llover / vi gente correr.

Para que una pieza de lenguaje sea cancin, incluso se puede quitar la rima, pero hay que dejar la mtrica, que es la que da el ritmo y el sonsonete: c