feixas y miro-capitulo ii

27
 .14 APROXIMACIONES A Lt\ PSICOTERAPIA la vez supone ya una respuesta. Por supuesro, no nos referimos a un documento' legal firmado por ambas partes sino a un acuerdo acerca del problema a considerar y la forma de tratarlo. Por tanto, e! contra to rerapéurico supone un plan de la rerapia para poder construir e! proceso posrenor. A nuesrro juicio, el modelo de Egan (yen general la mayoría de los planteamientos sobre la psicoterapia) subestima el papel de los procesos previos a la llegada del cliente a consulta. Nos esramos refiriendo al proceso por el cual se realiza la búsqueda de ayuda, y la derivación. Por ejemplo, e! análisis del proceso por e! cual el caso llega a un servicio clínico determinado implica aspectos como la posición del derivanre, su definición problema, el prestigio del servicio al que se deriva, la relación pro esion al e ntre el derivan re y el psicorerapeura, y la expliciracion de 1 s pasos que se han seguido dentro del medio natural del sujeto (habitualmente la familia) para llegar a consulta. El papel de rodas esros procesos puede ser a veces dererriünanre, como ha puesro de relieve el análisis sisrémico de esros aspectos (p.ej., Cancrini, 1988). En resumen, la idea básica del modelo es fomentar una buena relación rerapéurica en las fases iniciales adoprando una acrirud na dire criva y expresando respeto y comprensión, para proceder a partir de' ahí a una acción más direcriva que conduzca a un cambio de conducta que es el objerivo final del modelo de Egan. En la practica, ya hemos visto que las erapas que sugiere esre modelo deben enten derse de un modo flexible. Esra nora de prec aución es necesaria, porque la realidad del cambio psicorerapéurico no siempre sigue una secuencia tan lógica como los modelos intentan plasmar. CAPÍTULO 11 LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA La psicoterapia hunde sus raíces en el hecho de que la vida j : . r, humana es constirurivarnenre problemárica, porque el hombre es r- siempre un naufrago en el mar de 1 que no sabe o no puede, como ,  ~  dijo Ortega. Además, el es un ser intersubjerivo que depen ¡~~; de de sus semejanres para sobrevivir en un mundo cambiante y sólo ~ ~ t j l' parcialmente conocido. Como en ninguna otra especie yiva, la reali : ~  I l ·, dad inrersubjeriva el hombre, basada en la coordinación de acrivi .-ir dades entre los miembros del grupo, ha desplazado al ~ e r o ambien re físico. I Este hecho ha determinado que la acrivi ad humana siempre Haya estado sujeta a parrones sociale s de rol, p r un lado, y, por orco, ' que desde el alba de la humanidad se hayan desarrollado pcocedim entos muy diversos para hacer frente a los pr ,b1emas bási , cos del (e n)vivir humanamente. I Los p ocedirnienros utilizados a 1 largo de la historia para hacer i frente a l s problemas de la convivencia humana han ~ v o l u c i o n a d o : junto con arras aspectos de la vida. A grandes rasgos, cabe disringir ',_ " dos form s de ver la conducra anormal o desviada &,1 grupo. La í, :;,: prime ra c rresponde a uri esradio pre-racional en e! quella anorrnali ¡di, dad se en cibe como el .producto de la voluntad de algún agenee fJH sobrenaru al: antepasados, brujos, demonios, dioses... En la segun  ~ ~ J : ~ a . por o o lad o, se cons;idera que la anormalidad es el i resultado de I~ii;,  causas na urales, En' función de! predominio de una u 'otra concep  itoón, los r asto rnos psicológico s han dependido de los intermediarios l;:~ n loso renarural '? de los profesionales de la ciencia natural de la ¡irenfermed d mental. ,¡JI . La! ~  corerapia contemporánea aparece durante el siglo XIX en ~ ¡ á m b i r q de la medicina, Su historia, en esre sentido restringido, va 1 i ijl ¡ti I

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8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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.14

APROXIMACIONES

A

Lt\

PSICOTERAPIA

la vez supone ya una respuesta. Por supuesro, no nos referimos a un

documento' legal firmado por ambas partes sino a un acuerdo acerca

del problema a considerar y la forma de tratarlo. Por tanto, e! contra

to rerapéurico supone un plan de la rerapia para poder construir e!

proceso posre nor.

A nuesrro juicio, el modelo de Egan

(yen

general la mayoría de

los planteamientos sobre la psicoterapia) subestima el papel de los

procesos previos a la llegada del cliente a consulta.

Nos

esramos

refiriendo al proceso por el cual se realiza la búsqueda de ayuda, y la

derivación. Por ejemplo, e! análisis del proceso

por

e! cual el caso

llega a un servicio clínico

determinado

implica aspectos

como

la

posición del derivanre, su definición problema, el prestigio del

servicio al que se deriva, la relación

pro

esional entre el derivan re y el

psicorerapeura, y la expliciracion de 1 s pasos que se han seguido

dentro del medio natural del

sujeto

(habitualmente la familia) para

llegar a consulta. El

papel

de rodas esros procesos puede ser a veces

dererriünanre, como ha puesro de relieve el análisis sisrémico de esros

aspectos (p.ej., Cancrini,

1988).

En resumen, la idea básica del

modelo

es fomentar una

buena

relación rerapéurica en las fases iniciales adoprando una acrirud na

direcriva y expresando respeto y comprensión, para proceder a partir

de' ahí a una acción más direcriva que conduzca a

un

cambio de

conducta que es el objerivo final del modelo de Egan. En la practica,

ya hemos visto que las erapas que sugiere esre modelo deben enten

derse de un modo flexible. Esra nora de precaución es necesaria,

porque la realidad del

cambio

psicorerapéurico no siempre sigue una

secuencia tan lógica como los modelos intentan plasmar.

CAPÍTULO 11

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

La psicoterapia hunde sus raíces en el hecho de que

la

vida

j

:.

r ,

humana es constirurivarnenre problemárica, porque el hombre es

r-

siempre un naufrago en el mar de

1 que

no sabe o no puede, como

,

 •

dijo Ortega. Además, el hombre es un ser intersubjerivo que depen

¡ ~ ~ ;

de de sus semejanres para sobrevivir en un

mundo

cambiante y

sólo

~ ~ t j

l'

parcialmente conocido. Como en ninguna otra especie yiva,

la

reali

  I

l

·,

dad inrersubjeriva el hombre, basada en la coordinación de acrivi

.-ir

dades entre los miembros del grupo, ha desplazado al

~ e r o

ambien

re físico.

I

Este hecho ha determinado que la acrivi ad humana

siempre Haya estado sujeta a parrones sociales de rol, p r un lado, y,

por orco, '

que

desde el alba de la humanidad se hayan desarrollado

pcocedim entos

muy

diversos para hacer frente a los

pr

,b1emas bási

, cos

del

(e n)vivir humanamente.

I

Los p ocedirnienros utilizados a

1

largo de la historia para hacer

i frente

al

s problemas de la convivencia

humana han ~ v o l u c i o n a d o

: junto con arras aspectos de la vida. A grandes rasgos, cabe disringir

',_

"

dos

form

s de ver la conducra anormal o desviada

&,1

grupo. La

í, :;,:

primera c rresponde a uri esradio pre-racional en e! quella anorrnali

¡di, dad se en cibe como el .producto de la voluntad de algún agenee

fJH sobrenaru al: antepasados, brujos, demonios, dioses... En la segun

  ~ ~ J : ~ a . por o o lado, se cons;idera que la anormalidad es el i resultado de

I ~ i i ; ,   causas na urales, En' función de! predominio de una u 'otra concep

  itoón,

los r asto rnos psicológicos han dependido de los intermediarios

l ; : ~ n loso renarural

'?

de los profesionales de la ciencia natural de la

¡irenfermed d mental.

,¡JI

.La!

  corerapia contemporánea aparece durante el siglo

XIX

en

~ ¡ á m b i r q

de la medicina, Su historia, en esre sentido restringido, va

1

i

¡t i

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 2/27

,

1(,

APllOXIMJI. JONES

A

LA PSICOTERAPIA

unida al

reconocimiento

de los determinanres psicológicos de ciertas

neurosis. Para

que

ello fuera posible,

hubieron

de

suceder

dos cosas.

Primero,

que

la enfermedad rncnral se

desvinculara

roralmente de las

concepciones sobrenaturales y segundo que cierras fonnas de neuro-

sis se

desvincularan

de la

patología,genetal.

A

partir

de

aquí,

fue

posible aceptar

la exisrencia de

enfermedades

capaces de

disminuir

al

hombre

en su

humanidad, esto

es, en

su libertad

y

autonomía

(Ey

et

al. 1965). El camino recorrido hasta llegar a reconocer la enferme-

dad mental como un hecho

na rural

que

afecra a la

humanidad

del

hombre, de hecho, corre en paralelo a la propia evolución de la

civilización

occidenral, que promueve ¡ la liberrad individual y los

valores democráricos. En este capírulo abordarnos

las raíces, la emer-

gencia,

el desarrollo y la

situación

actual

de

la psicorerapia.

-

2.1.

Las raíces de la psicorerapia

La psicorerapia

hunde

sus raíces en diferentes ripos de saberes,

presentes en la culrura occidental, rales como la magia, la medicina,

la filosofía y la religión.

Para poner

de manifiesto los aspectos psico-

terapéuticos presentes en estas tradiciones hay que tener en cuenta

que la reconsrrucción de

pasado

de la

psicoterapia

es

diferente

de la

reconstrucción de su historia. En este último caso parti mos de un

concepro

níciro y de un marco

sociocultural con

los que estamos

familiarizados. En e primer caso, en

cambio,

al

hablar

de psicotera-

pia en orras épocas y otras sociedades -p . ej., la Grecia clásica-

corremos e peligro de ignorar las distancias

que

nos

separan

de unos

hombres y

mujeres

cuyas mentalidades eran diferenres de las nues-

rras.

¿Hasra

qué punro podemos

suponer

que

los

griegos

eran capa-

ces

realizar, en su

propia

experiencia, distinciones

equiparables

a

las que realiza el hombre del siglo XX,

De

hecho, para realizar

una

reconstrucción cabal del

pasado

de

la psicorerapia sería necesario partir de

una

hisroria de la praxis de

vivir

coridiano.

Desde

esta

perspectiva,

las

practicas

psicorerapéuri-

cas formarían parte de los recursos o remedios

que

e hombre ha

urilizado

para salir (o hacer salir a orros) de situaciones vitales recu-

rrentes. Habría

que mencionar aquí

remedios considerados normales

denrro

de dererminados conrextos, tales

como

las confesiones, las

epístolas, las

guías

espiriruales, etc. Aunque

no

es

nuestro propósito

LA APROXIMACiÓN HISTÓRICA

.,7

analizar

la evolución de esros temedios, que en buena medida

siguen

teniendo

vigencia, a

conrinuación ofrecemos

algunos ejes en

torno

a

los cuales podemos siruariel

largo

pasado de la psicoterapia.

2 1 1

La

«psicoterapia» en las sociedade¡

tribales

Las

primeras

explicaciones sobre

la naruraleza

y la

vida

están

dominadas

por

metáforas sobrenaturales,

místicas y míticas,

que

en

buena medida rodavía perduran. Estas meráforas corresponden a los

 

primeros

estadios de la evolución humana en los

que

e

hombre

vive

de

la

caza y la recolección y,

más

tarde, de una incipiente agricultura.

La característic a esencial del funcionamiento humano en esre esradio

es la

ausencia de límites

precisos

entre

e

hombre

y la

totalidad

de las

"

·1

,

1(1:

 

•  

"';:

Osas de la

naruraleza.

Mucho

antes

de que el hombre se conciba a sí

,

mismo

como un

ser

claramente distinto de

los animales y las planras,

«e

hombre

se ve a sí

mismo

como

un

eslabón

en la

cadena

de la

vida

en general, cadena:

denrro

de la

cual cada enre

esrá magicarncnre

ligado

col

el roda,' de ral manera que no sólo parecq posible sino

necesario,' como

forma

narural

de

la vida, e que se dé una consranre

i

transmur:ición de un ser en Otro» (Cassirer,

1923,

vol. tI, pág. 221).

".1';

En

c o n s e c J ~ e n c i a

en este

estadio,

al igual que no hay

Jna

distinción

'

_

;,; , clara entre e

género

humano y los

géneros animales, rampoco

existe

;:1"

I una

de irrÜración precisa lentre el grupo humano en su conjunto y el

j:::1

indiVidual

En realidad, apenas resulta

líciro

hablar

de conciencia

:

individua como

algo distinto de la conciencia tribal.

Pfr

esta razón,

 

.

los remed os que se utilizan para

hacer

frenre a lo que hp'y

llamamos

~ e n r a l   corresponden a

actividades

muy ~ d l v e r s a s   qued

~ . I t n p l t c a n  

o solo al

enfermo

y al

curandero,

S1110

al

grupp

SO Ial

en su

i onjunro Ellenberger, 1970; Frank, 1961; Sendrail, 1980).

I .:r· En

ge

eral, las prácticas que podemos

considerar

anrecedenres

: ~ e m o t o s  

d la psicoterapia

corresponden

a

una

acrirud anirnisra, que

~ l a ; s i d o  

e rudiada empíricamcnre en cierras rribus de Australia y

lJ:\frica (Se

drail, 1980).

lEsra

acrirud

consiste en la creencia en

un

~ . f t J i r i c i P i o   isrinro de cuerpo; e alma, que puede abandonar e c,uer-

  P l duranr e

sueño

y ram

bién puede sobrevivir

al cuerpo

despues

de

~ i i i T ú e r r e

reencarnandose en orros seres (merempsicosi s). Las

almas,

~ r l t l L r \ t o ~  

  están sujetas a las

vidas de

los

cuerpos

y su presencia se

'itluede se Ir en las cosas Ique rodean al hombre. De este modo, e

' l ;'

'

i ~ f ,

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 3/27

. ..

• -

 _·_

III.1 1

i

1

1 I

I

JH

APROXI:\(A( .IONES A LA PSICOTERAP¡A

LA

APROXIMACIÓN HISTÓRICA

39

hombre vive en un

mundo

que

está lleno de presencias trampas,

fantasmas

hechizos, demonios

y encanrarnienros,

que

se mueven en

un

reino

atemporal

en

el

que no se distingue entre pasado presente y

porvenir. Como

Sendruil ( 1(80)

ha

indicado, «Ia

enfermedad

es en

este caso

esencialmente un

fenÓITI nO fle

posesión:

un

alma

extraña o

devoradora

ocupa

el

lugar

del

alma

del

paciente»

(pág.

3.3). En

este

estadio de la evolución humana , la experiencia clave es

el

terror

y

toda (psicolccrupia consiste cn la relación inmediata entre

el

sufri

miento y aquello

que

lo alivia (Sendrail, 1980).

Las

practicas curativas que

podríamos

llamar «rraramicnros

psicorerapéuricos» prurunvos presentan numerosas variantes.

Ellenberger (1970) ofrece una sisrema\ización,

cn la que

se inclu

yen pnícricas corno las siguientes: ceremonias para la restauración

,

,

del

alma, prácticas exorcistas

confesiones curaciones por incuba-

ción, ere.

Por

ejemplo, en e caso

de

las ceremonias

para

la restaura

ción

de

alrna , encontramos la crcencia de que e hombre

posee

dentro

de

una

especie

de doble

o

alma fantasma

cuya presencia

en

el

cuerpo es necesaria para su buen

funcionarnienco

, pero que

también

puede

abandonarlo.

Estos

abandonos

ocurren en

condicio

nes especificas, por ejemplo, en estados

dc

intenso miedo o mando

se

despierta

bruscamente al que duerme o cuando el alma es robada

por

los

fantasmas

o los brujos. En estos casos,

la

curación se

produ

ce cuando el hechicero encuentra, casi siempre con la ayuda de

instrumentos

especiales, e

alma perdida

y la restaura al

cuerpo

al

que .pcrrenecc,

En

el

caso de las prácticas exorcistas la creencia es que los

espíritus

malignos

han penetrado en e

cuerpo del enfcrmo

y

han

tomado

posesión

de

él.

Existen

algunas variantes. pero los rasgos

centrales

de

la

posesión residen

en

quc

la

identidad del individuo

cambia; el individuo se convierte en

OtW

persona su

fisonomía

se

rransforrnu

y se parece a la persona

que

supuesrarncnre encarna y

con voz alterada

pronuncia

palabras que

corresponden

al nuevo

individuo. Las posesiones pueden ser espontáneas es decir

pueden

ocurrir en

contra dc

la

voluntad

del

sujeto, pero también pueden

ser artificiales, es dccir,

cultivadas por

medio de técnicas cspeciales,

como la practicada por la pitonisa dc Delfos o

por

cierras chamanes

siberianos. Se conocen al menos tres

formas

de enfrentarse a una

posesión: la primera consiste en tratar

de

expulsar al espíritu malig-

no por medio

de

procedimientos inccanicos , por ejemplo con rui-:

dos y malos olores o incluso golpeando al poseído hasta hacerlo

sangrar;

la segunda consiste

en transferir e espíritu

maligno

a

otro

ser normalmente a un

animal

y la tercera consiste en intentar

extraer

al espíritu

maligno por medio de conjuros

o

procedimientos

psíquicos (ElIenberger,

1970). De

las tres formas, la

tercera

es la

que la

Iglesia

católica retomó y normalizó, y que expondremos con

cierro

detalle

en e próximo aparrado.

Aunque

las creencias primitivas roda

vía

persisten en la acruali

 

dad

en

determinados

COntextos,

históricamente,

el círculo

cerrado

de

la

tribu

comenzó a resquebrajarse hacia el siglo VI a. de

c. período

en el que se produjo un cambio

respecto

a

las

creencias primitivas.

1

i, .::, ', ~ o s s »

~ 1 1 ;

[ < ~

Este cambio

no

consistió

tanto

en la superación de las antiguas creen

cias como en que

éstas

dejaron paso a dos caminos 'distintos de

conceptualización:

las religiones organizadas y el pensarnienm racio-

nal. Estas nuevas vías de conceptualización ocupan un VaStO horizon-

te:

Buda

en

la

India,

Lao-Tse

en China, Tales

de

Miletl' y

Piragoras

.en

Grecia.

Por

divergentes

que

a

primera

vista

puedan

arecer, esras

:,obras tienen en cormin e

establecer

una distinción entre este mundo

(aparente)

y

el

otro mundo (más

real, verdadero, etc.) implican la

capacidad

de

distanciarse .de

la

inmediatez de la s i t u a c i ~ n  

presente.

ITodas ellaf

suponen, en' definitiva, nuevas formas

d(j

ordenar

la

: e x p e r i e n c i ~ .  

«Tao» significa camino. Buda llama a sus enseñanzas la

e «tercera via» y can Tales Iy su planteamiento acerca de «ser de las

s e ~ i

repara

el terreno para el surgimiento del pensamiento

¡Hacional

(

arnbrano,

1958). 1

Aunq

e el

Tao ha servido de punto

de reflexión

par

los psicore-

~

tapeuras

e istenciales:

modernos,

y el panviraiismo de la

tradición

~ l i n d ú   ha d

do

origen a técnicas como e yoga y la meditación

-réc

l ~ i c

a,s a u x i ~ a r e s   que están presentes en la

psicoterapia

actual-,

no

I ~ : ~ m os a d tenernos en ellas porgue su

presencia

en

las tradiciones

1Ii

; ~ ~ :

,dan o rgen a

la

pSIcoterapIa actual es tangencial.

"::.'.- ,

' ,a;1.i2,

a psicoterapia» en recia

y el

mundo antigllo

I ~ f l : :

. .

;5(:;,J¡¡1 orig n de la

psicoterapia

actual hay

que situarlo

en

Grecia,

Btl¡ le surg e pensamiento

racional

y con él la tradición filosófica y

tradición médica. Laín

958) ,

en a curación por la palabra en la

tijc;a c l á ~   a ha presenradn la

«psicorerapia. griega

a la

luz de

la

i

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 4/27

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LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

41

PROX!l-.L\C10NES A LA PSICOTERAP1A

40

transición entre los métodos caracterísricos de la medicina mágica y

hubiera liberado violentamente de todas las leyes de la conviven

la incipiente memalid ad racional. Paralelameme, se produce el desa

rrollo del alfabeto y la rransición 'de la tradición oral a la tradición

¡

scrita. La

sociedad

griega no sólo llevó a cabo esta

transición

hacia

la

racionalidad, sino

que

rarnbién

la hizo explfcira.

Así, en la obra de Arisróreles, el gran sisrernarizador de la culrura

griega, se encuentran

darameme

establecidos y diferenciados los dis

rimos usos de la palabra, que fue

ampliameme

urilizada en Grecia

con Enes curativos. A, la palabra persuasiva se le llamó merafórica

mente

ensalmo, denominación que

implica

que

el

hombre

cambia de

condición bajo su influjo. Algunos sofistas, como Gorgias, propusie

ron incluso su

aplicación

técnica

para

[a curación de algunas

enfer

medades. Platón,

por

Otro lado, hizo inreresantes obsetvaciones sobre

los efectos de la palabra sobre la vida

ahírnica.

Si el discurso es bello,

produce un estado de armonía en rodas las partes del alma (JophroJY-

ne ,

que posee efectos sornaticos beneficiosos Yes la condición para

que

la acción de los fármacos sea eficaz al

máximo

(López

y Morales,

1970).

En efecto, la obra de Piaron comiene algunas observaciones

sobre las pasiones, los sueños y el inconsciente,

que

parecen antece

denres del perlsamienro de Freud. Considérese, por ejemplo, la si

guieme observación sobre las partes inferiores del alma

que

despier

tan durante el sueño

cuando

la razón no esra «en

control»:

(los deseos)

que

se despiertan

durame

el sueño, cuando esta

parte del alma

que es racional, pacífica y a

propósito para

man

dar, está como dormida, y la parte animal y feroz, excitada por

el vino y por la buena comida, se rebela y, rechaz.ando el sueño,

inrenta escaparse Y satisfacer sus apetitos. Sabes

que

en tales

momentos esta parte del alma a todo se ofrece, como si se

3. Este aspect o es n-nporranre para comprender la aparición de la mentalidad

racional. Con la

palabra

escrita, la experiencia acumulada de los que nos han prece

dido puede fijarse

y

el sujeto puede situarse frcnre a ella, hecho que hace posible la

aparición de cierra distancia dentro de la cual la reflexividad puede aparecer. En

la

tradición oral, en

cambio,

la

palabra hablada

no es únicamente el vehículo

mediante

d cual las acciones en el presente pueden coordinarse, sino que es el único medio a

rravés del cual puede transmitirse el saber acumulado en un grupo social. En conse

cuencia, la mayor parre del aparato cognirivo debe estar dedicado a la reproducción

memorística de historias,

que

puedan ser recordadas al ser oídas, y que recojan la

sabiduría acumulada en

la

experiencia de los que nos han precedido ante las situacio

nes recurrentes de la vida.

~ , - I .  

cia y del pudor; no distingue nada, ni dios, ni hombre, ni bestia.

Ningún

asesinato,

ningún

alimento indigno le causa horror; en

una palabra, na hay acción

por

extravagante y

por

infame

que

sea,

que

no esté

pronta

a ejecutar (citado en Müeller,

1963,

pág.

56). .

Laín

(1958)

sostiene que si este

punto

de vista se hubiera culti

vado sistemáticamente, el psicoanálisis habría surgido en Grecia. Sin

embargo, las observaciones de Platón, al igual

que

la

máxima

socrá

tica «conócete a ti mismo», no forman

parte

del intento de aprehen

der

cienríficamenre

la estructura de la

psiqu -propósito que

sí guia

ba a

Freud-,

sino

que

forman parte de concepciones éticas y

políticas.

Por otro lado, hay

que

resaltar que las enseñanzas 1e los filósofos

tenían lugar en coqtextos bien estructurados, como, ?tI ejemplo, la

Academia platónici'" el Liceo de los aristorélicos o la Cara y

Jardín

de

Epicuro en Arenas.' Estos fueron tos ámbiros en los que se cultivaron

las técnica.s de a u t o ~ onrrol, concentración y recitación qte, incorpora

das a la mental idad popular, han sobrevivido hasta n estros días y

que

la

mpderna

psicoterapia se está encargando de ha er explícitas.

En la G ~ e c i a antigua, la adopción de una docrrina I

filosófica

no

I

implicaba

~ n i c a m e m e  u?a

forma de pensar, sino

que f . u n d a ~ e m a l -

. mente exlgla

una

forma .de

VIVIr.

Para ser aceptado como miembro

,.de

la

ese da, el aspiranrt tenía

que

atravesar un p e r í o ~ o de conver

Jsión

o

ini

cÍación. En la

I

práctica cotidiana, cada esc ela

filosófica

l

había de rrollado métod os de enrrcnamienro psicoló ico para per

[ seguir los ideales propues tos

por el

maestro o fundador

de la

escuela.

¡ <Bar

ejem

·10,

en la escuela de

Píragoras

(que es

una

verdadera escuela

"pe

rransi ión en la cual los rasgos chamanísticos se funden con las

:. incipiente concepciones fientíficas), junco al estud io de, las materna

~ ~ i ~ a s ,  

l

a tronomía y

l

música, se seguían ciertas restricciones

dieté

  ~ d ~ a s  y se racticaban ejercicios de aurocontrol, de memorización y te

I ~ t a c I 6 n

.

~ i i , k Así p es, la tradición filosófica iniciada en Grecia aporra a la

1 1 l ~ ¡ c o r e r a  

ia

una

concepción racional y un conjunto de argumentos y

m ~ ~ a d p s '   ara que la part e racional del ser

humano,

que hace posible

..c?nviv' cia, predomine sobre la parte

pasional/animal

que, deja

  @ ~ e n  

F ~  

rad, haría imposible

la

convivencia. Esre criterio valoran

',,,' :

i ~ ¡ : ;  

"

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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43

APROXIl lACIONES

A LA

PSICOTERAPIA

2

va, que

prima la paree racional del ser humano, ha

sobrevivido

ha sta

nuestros

díhs

y se encuentra estructurado principalmente en torno a

os doctrinas

éticas: la aristotélica y la estoica.

Cuando Aristóteles

intenta hacer explíciros los principios

que

deben regir una vida feliz instaura 1"

doctrina

de

in medio

i-irrns que

ha prevalecido hasta

nuestros

días. Aristóteles argumenta

que

toda

acción es fuente potencial de placer si se ejerce conforme a la natura-

leza del ser que la realiza. En el caso del ser humano, su

naturaleza

es

ser racional, lo

cuallc

inclina al ejercicio de la recra razón. La virtud

reside en el justo medio entre dos

extremos

viciosos; por ejemplo, el

valor es mejor

que

la cobardía y

que

la temeridad, la

generosidad

es

preferible

;1

la avaricia y a la

ptodigalidad,

etc.

La

solución

estoica para la vida feliz v iene a ser más radical

porque

consiste en

ptescindit de

las pasiones

'por

considerarlas irra-

cionales. Según los estoicos,

el

hombre

debe

vivir

ajustado

al

orden

del mundo que está determinado

por

la Razón universal. Las pasio-

nes son excesos irracionales

que pueden conducir

a la

«enfermedad

del alma». Siguiendo el principio

cognitivo

de que no

son

las cosas

las que nos

afectan,

sino las reptesentaciones

que

tenernos de ellas,

los estoicos concibieron las pasiones OIno representaciones falsas o

engañosas de las cosas. En consecuencia para alcanzar la

«aparta»

o

impasibilidad,

estado

de auténtica

libertad,

el hombre

debe aprender

a controlar las pasiones lo cual se consigue borrando las representa-

ciones falsas que perturban el buen juicio. En la práctica, los esroicos

aprcndían a controlar las pasiones por medio de ejercicios escritos y

verbales de

concentración

y meditación. Por ejemplo, elegían un

tema

y

trataban de

disociar el objeto

de todas

las opiniones, rernores

y

recuerdos

que

se habían asociado con

él.

Los estoicos practicaron

también

la

consolación,

que

consiste en un discurso

(hablado

o escri-

to)

dirigido

a

una persona afligida en

los escriros de Séneca abun

clan los

ejemplos

de este género.

Por

otrO lado, Grecia es

también

una de las

cunas de

la tradición

médica

occidental. La emergencia del

pensamiento

racional

introdu

jo cambios

notables

en la clasificación de las enfermedades y la

conducta

anormal.

De la obra

de

Hipócrares (s. IV a. de C),

Corpus

Hip¡JOcratictllll, compuesto por 70 tratados,

se

ha dicho que

es a la

me d icina

lo

que l

filosofía es

al miro.

Hipócratcs

sisrernatizó

conoci-

mientos de

fuentes diversas: la

medicina

sacerdotal, vinculada al

culto a Esculapio, la escuela pitagórica, las tradiciones médicas de

LA APROXIMACIÓN

HISTÓRICA

Egipto Y la India y las concepciones cosmológicas de los filósofos de

su tiempo.

En

contraposición

a las concepciones

mágicas

que atri-

l

buían las enfermedades a

agentes

externos,

Hipócrares

las localizó en

i

estados inrernos del

organismo.

En consonancia con los principios

,

radicales

de

la

naturaleza propuestos por

los

filósofos (fuego,

tierra,

agua

y aire) a los

que

correspondían

cualidades

específicas (calor,

sequedad,

humedad y

frialdad),

se postuló la existencia de cuatro

humores»

(sangre,

flema,

bilis amarilla y bilis negra) localizados en

órganos específicos (corazón, cerebro, hígado y bazo) y asociados a

temperamentos

específicos

(sanguíneo, flemático,

colérico y

melan

cólico).

,

La

salud

se

concibió como un estado de armonía

o

equilibrio

craJis)

eorre los

cuatro humores

y la

enfermedad como un

desequili-

brio de los mismos discraJis). Y lo que es más importante, la

curación se consideraba

obra de

la

naturaleza,

lo único

que

el

médico

debía

hacer es ayudarla en su

lucha

por restablecer el equilibrio. Esta

naturaleza

se

consideraba únicamente en términos

somáticos. En

consecuencia, aunque los hipocráticos eran conscientesl de la impor

tancia cle ganar la confianza del enfermo y de la influencia del estado

de ánimo'

sobre

la

salud;

no

indagaban en

las posibles motivaciones

psicológicas del

trastorno.

La importancia de esre hbcho ha

sido

puesta

dd manifiesro

por

López y

Morales

(1970): I

I

Esta limitación va a;ser decisiva

para

la historia

posterior

de la

meditina científica. Durante casi dos milenios y

m ~ i o

el conoci-

mienf y aprovechamienro técnico de la

rerapéutica psíquica

no

llegó

tener

verdadera existencia en la medicina

deorífica

occi-

:

denta'. En

este

terreno,

la acrividad del

médico quedó

práctica-

,

ment;

reducida

a

 

procedimientos roborantes'

y

de

adquisi

, : ción e la confianza.del enfermo (pág. 95).

I

. , ,

t \

 

I

: , é ~ :

'Los

e quemas básicos de la medicina hipocrárica

fueron desarro

'¡:\lados

po

Galeno

(128-200),

cuya

obra

está

considerada como

la

l i , ~ r n t e s i s d la medicina antigua y determinó la práctica

médica

hasra

\ i

 

lEelad oderna;

de

hecho,

no

fue hasta el siglo

XVIII que

los

l

~

 

el

Boerhaave,

Hoffman y Srach la

desplazaronde

los

esque

, ,lo, ," ,

, f j [ t ~ ,   : '

. . ~ t b o r a n ( e :   aplicable a lo que robora o da fuerza. Término utilizado en

~ ~ ~ c i n ~ »   ~ i c c i o n a r i o  

ManalMoliner).

I

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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44

45

I

I

APROXIMAClOI\ES A LA PSICOnR,IPIA

mas oficiales de la medicina (López y Morales, 1970). Galeno distin

  uióenrre eq sas «naturales» c1ClTICntOs radicales, humores,

tempe-

ramentos y facultades), cosas «prerérnarurales», esto es, que están en

conrra de la naturaleza la enfermedad, sus causas y síntomas), y cosas

«na

naturales», es decir,

que

pertenecen

a

l

naturaleza humana.

Esras

úlrunas pueden

ser de seis géneros: aire

y

ambiente comida

y

bebida, trabajo y descanso, sueño y vigilia, excreciones y secreciones

y movirnicnros del iínimo. Estas

cosas

no naturales pueden ser causas

externas de la enfermedad y constituyen la base de la terapia.

La enfermedad es para Galeno una disposición preternatural del

cuerpo por la cual están alteradas las funciones vitales. El médico

puede

ayudar a la naturaleza a curarl alterando las seis cosas no

narurales. Como hemos visto, éstas incluían los movimientos del

ánimo que podían alterarse por medio 8e la a ~ c i ó n   del médico; así,

por ejemplo, el médico podía provocar ira en las enfermedades de

naruralcza

humoral fría, para

combatir

con su calor la

causa

de la

enfermedad. Por otro lado, en su

Tratado de las pasiones del alma y

SUJ

errores Galeno distinguía dos clases de pasiones, las sanas y las

enfermizas. Entendía que las primeras eran competencia de la moral,

pero reclamó para la medicina las segundas. Para curar a estos últi

mos enfermos. Galeno acude a la razón; aconseja alcanzar la sereni

dad e impone a estos enfermos una especie de tutor, pedagogo,

censor y guardián porque, aun reconociendo que

el

consejo es mejor,

reconoce

que

«resulta insuficiente en la mayoría de los casos».

2 1 3

La aportación del cristianismo

Durame

la Edad Media,

el

mode lo galénico, que se concentra en

las seis cosas no naturales y que reduce e papel de lo psicológico a

mero soporte moral, sobrevivió. A lo largo de este período, fue la

Iglesia la

que jugó un papel dererminanre a la hora de considerar los

trastornos mentales como productos de una voluntad sobrenatural,

en este caso, de diablo. Los tratam ientos

«psicoterapéuticos»,

por

tanto, iban desde la oración hasta la hoguera, pasa ndo por la tortura

y e exorcismo. La enfermedad men tal se interp retó como el resulta

do de la posesión por el Otro, e diablo. La lógica de este argumento

reside en la misma docrrina neotestamentaria que simultáneamente

constituye e fundamento de la vida interior (y la libertad) del horn-

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

i

bre y de la existencia de pecado y del diablo. Veamos estos argu

mentos con mayor detaJle.

I

 

La vida interior se origina con la doctrina neoresrarnenraria,

I

según

la cual el hombre no sólo

puede

pecar con su conducta, sino

también

Con

su

«corazón»,

de modo

que

lo verdaderamente decisivo

t;

para la vida moral (y religiosa) es la secreta y libre) intimidad de

cada hombre, es decir, su vida interior. Esra doctrina tiene su funda

r

mento en

las

palabras del

Génesis

«Dios creÓ al hombre a su imagen

y semejanza».

y

dado que Dios es espíritu puro, que ha creado el

1

1,

,

mundo ex nibilo y que zrasciende e mundo por Él creado, resulta

que la inrimidad de cada hombre puede también trascender e mun-

 .

do. La posibilidad de esta trascendencia

depende

de la comunicación

I

'::"

,,);': . ~ n ~  

I

,

" .1

I

con Dios, en función de la cual el hombre puede renovarse, "bebien

do en la fuente de la vida», a pesar de

que

su cuerpo y su psique

envejezcan y se deterioren (Laín,

1961).

La implantación de esta doctrina es un hecho de una.irnporranria

decisiva en la historia de la convivencia

humana,

porque con ella

cambia la concepción del hombre (Lafn, 196 o. Mientras un griego

ve en Otro individuo, a un ser vivo, un producto de la común natura

•.le za, un cristiano ve

,.una

realidad emergente de la nada [Orada de un

¡centro cuasidivino por

el'

cual puede dedicarse o pecar

;" Esta docrrina, no obstan te, posee en su mismo 1 1 nrearnienro

contradicción esencial   es la siguiente: si

el

hombre en su

j, ,

linrimidadl en su SUStanCIa mas pura y verdadera, es Imagen de

01OS,

bd¿cómo es

 

e hombre,

puede

pecar' Es evidente

qie

si actuara

ll':¡ ¡conforme. su consrirucion cuasidivina , no pecaría. Y la ¡respuesta de

s,an Pablo. nte este problema es la siguiente: «No soy

Yf

quien obró

1.<lqueJlo (e mal obrado); quien obró es el pecado

que

habira en mí»

l

(Laín,

19

1 . De

este

modo,

e camino

para

atribuir

aqueJlo

: que fuera onrr ario a la ley de Dios a la presencia

dd

diablo quedaba

ll:\>ierto. E leste contexto, dos aspectos resultan especialmente rele

  ~ ~ n t e s   pa la historia la psicoterapia. Por un lado. los recursos

jp nicarse con ?ios. especialmente

la

insrauracion de procea.   corn

¡¡;l/miento e la confesión, y, por otro, los recursos para evitar el

,f1ecado.

c lrivados especialmente por las órdenes religiosas.

~ r l · · r I L a

co fesión es un procedim iento cuyo origen se remonta a las

~ p s i l o r ~ m   ¡as». primitivas. En el ámbito de la, r i ~ U ,   la confesión es

i/Mbhcl\ y, utiliza ante la ruptura de un tabu (Ellenberger , 1970;

@ atJ.k,   1 . Sin embargo, en el

rímbiro

de la tradición cristiana, La

iH<,

1

I ~ ; :

I

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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46

P R O X [ ~ I U O N S   A LA PSICOTERAPIA

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

47

confesión

es

el vehículo de expresión y configuración de la vida

es débil Yque no

puede cambiar,

de

modo que

la rarea

de

vencerse a

interior.

El1

csrc sentido, el

paradigma

de la confesión fue establecido

sí mismo es la rarea de roda la

vida.

De

hecho, todas

sus recomenda-

por san ~ u s t í n   en el siglo IV con sus Confesiones en las que se

ciones se resuelven en una; «persevera».

expone

por

primera vez un proceso de cambio

personal

(véase

Miró,

La propuesra de Ignacio de Loyola, por el contrario, parre dela

1990).

firme creencia

de que

es

posible

cambiar. Para

ello,

propone

realizar

Por otro

lado,

la Iglesia culrivó

procedimientos

esrrucrurados

unos ejercicios intensiv os y muy

esrrucrurados

durante un período

de

para

implantar

las virtudes cristianas, sobre todo por la vía de los

unas cuatro semanas bajo la

guía

de un experro. Sus Ejercicios Espiri-

ejercicios espirituales,

a

través de la cual se perpetuaron las enseñan-

tuales ofrecen insrrucciones específicas no sólo sobre e contenido y la

zas de la antigüedad.

Aunque

las guías prácticas para el desarrollo de

.,:, forma

de

llevar a cabo los ejercicios, sino rambién sobre

qué acritudes

las virtudes cristianasaparecieron

durante

la Edad Media, prolifera

deben acompañar a la realización de los aeros cotidianos, como dor-

ron en el Renacimiento. época en la que la Iglesia católica se vio

comer,

ere.

De

esre

modo, durante

el período que

presionada

por

la Reforma.

Especialmente

ilustrativos de principios

~ ; : '  

duran

los

e j ~ r c i c i o s  

es la totalidad de la persona la

que

se encuentra

psicotcrapéuricos utilizados por la Iglesia católica .resulran El tratado

1 bajo dirección y forzada a

plantearse

ramo el papel

que ha

desempe-

de la victoria de sí

1 ÚSIIIO,

del reólogo

dominico

Melchor

Cano,

y Los

O : fiado hasra

ahora

como el que va a desempeñar a parrir de

ahora.

A

ejercicios espiritnales, de Ignacio de Loyola.

modo de prueba de la eficacia de estas técnicas, fundamento de la

El tratado de la victoria de Jí mismo es representativo de la visión

espiritualidad acriva de la Compañía de Jesús, se

puede

considerar la

más

tradicional.

Su

propósito

es ofrecer

remedios

para

vencer a los 'expansión

que

la

Compañía

realizó

durante

esre

perícdo,

en

e

que

vicios de la

gula,

la lujuria, la ira, la acidia (u holgazanería), la

?gró

 

i m p l a n r a ~ i ó n  en diversos á"?bitOs

de

la sociepad, desde la

pereza, la avaricia, la

soberbia

y la

envidia.

Para ello, Cano recomien

j::l\1caclOt) de los

hIJOS

de las clases dmgemes hasta el estableClmlento

da evitar aquellas cosas

que

nos apartan de una vida recta,

entre

ellas

ei misiones en

Exrremo Oriente, Japón,

China y Cali

amia (Gaos,

las siguientes:

«Dormir

en blanda cama comer delicados manjares,

, -',71). Desde el punto de visra psicorerapéurico desr ca la uriliza

, I .

vestir muy sutiles y delgados lienzos, ataviarse de preciosas y olorosas

  de

j9rarquías, la disociación, la

imaginería

rnenral la

compara-

ropas, en fin, vivir vida

regalada».

Para no caer en una «vida regala

'óp y, sobre roda, el nivel de estructura y especificid d.

da», Cano propone reriros espirituales periódicos, en los

que

el cris

' ~ t l : . ; No o ~ s t a n t e juma aestos aspectos positivos, hay   reconocer

tiano

se ocupe de reflexionar

sobre

su propia

vida,

a solas con Dios.

, .Ia acr,

rud de la Iglesia católica ame la enfermedadr,ental y am e

Esta reflexión está encaminada para conocer los vicios para

poder

119,qo

p e n s ~ m i e n t o  

libre durante la Edad Media fue des ótica e inhu-

vencerlos por separado

comenzando

con «el que

mas

nos fatiga,

y

~ ~ p a

como lo

muestran

las prácticas inquisiroriales y a creación de

vencido aquél daremos tras el otro». Cano

recomienda

también estar

in tituciones corno la

de

to

ary

of

Berblebem, en

el

áreaa

punro para distinguir <da

calidad

del

pensamiento que

nOS

ocupa;

~ \ i . g : ~ i n e n s , en la que los «locos» eran exhibidos como objetos de

que algo es vano como de guerras y otras cosas irnperrinenrcs; algo

iversión. Una 'excepción notable

durante

este

período

la

superfluo, como de

pérdida

de

hacienda,

de hijos, de deudos y orras

el padre Gilaberro Jofré, que en e siglo

XV

dirigió e

semejanres desgracias... pues con pensar en ellas no se

da

remedio»

¡¡¡¡j,ill

er

nOfocomio en Valencia (inaugurado en 1410), tratando a los

(citas romadas de Gaos, 1971, pág.

107).

Es posible

observar

en esre'

Ilf 7rmos fon dieras, ejercicios al aire libre y lo que hoy podríamos

planteamiento antecedentes daros de técnicas terapéuticas; tales

~ r  

te Pia

ocupacional. Su enfoque no esraba exeriro de las in

como

la

autoobservación, la detección de los pensami entos

aurornati-

e la

m e d i c i ~ a  

oriental,

preservada

en E s p a ñ ~   a rravés del

cos, la consrrucción

de

jerarquías, e fomento de pensamienros alter-

',:1

correspondía

a

una

concepción holisra del ser

humano

y

nativos. Sin

embargo, desde

el

puma

de visra psicorerapéutico,

la,

úe.·lJeya a consigo una forma que

podríamos

denominar ecológica,

propuesta de Cano no va más allá de ser

un

conjunto de remedios..,'

, p s i c o s o m á r i c ~   ,e ideográfica (en términos iacruales) de

parciales. Cano, en definitiva, entiende

que

la «naturaleza» humana  

enfermedad y la relación rerapéutica.

' : .

'j'

1

1

,:

,;

ji mir, vestirse,

,

¡gU,

  ~ e r t a s  

; ~ ~ t e o y

iiPnstiruy

~ , ' ~ . ' i , : , : n c i a s  

,;tm, qu

~ e y e n ~ i v l ~

~ t ~ n d e r  

j

I ~ l

j

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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APROXIMACIONES A LA PSICOTIRAPIA

4H

2 1 4 El j?eI acillliellto la hlllllanización de la diferencia

Con el Renacimiento se empezaron a oír los primeros testimo-

nios contra la consideración de

la

enfermedad mental

corno una

posesión diabólica. Algunos de estos testimonios procedían de médi

cos

que,

babiendo

servido

como

especialistas en los rribunales de la

Inquisición, se arrevieron a

distinguit

entre los que habían perdido la

razón por influencia del

demonio,

cuyos únicos

caminos

eran el

exorcismo o la pira, y los que la habían perdido por

un

desorden

mental,

en cuyo caso: eran competencia

del

médico. Esta distinción

crucial fue obra de pioneros como J, Wier, A. Paré, F. Plater, y

más

tarde

elaborada por P.

Zachias,

T.

Willis, D. Sennert.

Boerhaave,

precursores de la psicopatología

modf'rna

 

No

obstante, resulta algo] paradójico que e! siglo XVI, período

de recentramiento en el hombre y

~ s c e n t r a n 1 i e n t o

de

Dios 1

coin-

cida con el período más activo de

«c z »

de brujas,

demonios,

fan-

tasmas

y diablos.

Por

ejemplo,

el

Malletts maleficartilll

(El

martillo

de los maleficios) ruvo

34

ediciones entre 1486 Y

1669

(citado en

Sendrail, 1980). Sendrail (1980) sostiene incluso que la patología

psíquica dominante durante e! siglo XVI fue el satanismo. Esre

hecho, sin

embargo, resulta

más comprensible

cuando

se tiene en

cuenta que e! siglo

XVI

es

una

época de tremenda transformación

social. Las guerras, la peste negra, el

hambre

y la síülis (traída por

Colón del Nuevo Mundo) estaban

provocando

estragos

entre

la

población. La vida

cotidiana

europea

esraba

dominada por la angus

tia, e! sufrimienro y la obsesión

por

la

muerte. También

resultaban

comunes las posesiones diabólicas y las prácticas exorcistas. A modo

de ilusrración de estas prácticas citaremos la figura de! padre Gass

ner, al

que

se le ha calificado

como

e!

mayor

exorcista de

todos

los

tiempos.

El padre

J,J,

Gassner (1722-1779) fue un humilde sacerdote

austríaco que viajaba por Europa cunlndo enfermedades y arrastran

do multirudes.

Distinguía

dos tipos de

enfermedades,

las

«natura

les»,

que

eran cosa de los médicos, y las «preternaturales»,

que

eran

cosa del delTIonio. Él sólo renía competencias sobre estas

últimas.

Para saber si una enferlnedad pertenecía a su ámbiro, Gassner conju-

raba al demonio pidiéndole que los síntomas de la enfermedad se

manifestaran;

si esro se producía, entonces

había

que proceder a un

exorcisrno

que

requería

la

fe del pacienre en Jesucristo; en caso con-

1

"

¡pi'

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

49

';"

 e

"o

erario, se le recomendaba al pacienre que fuera a ver al médico.

I

r

Como Ellenberger (1970)

ha mostrado, el exorcismo es una práctica

t

psicoterapéutica

bien estructurada, cuyas características se resumen

en la tabla 5.

 

~ ¡ o

Tabla 5. aracterísticas de

las prácticas

exorcistas adaptado de Ellenberger,

K,¡

.

1970)

: ~ ~ : :  

I ~ ~

a) el exorcista habla en nombre de un ser superior:

 b) el exorcista debe confiar ple nament e en la realidad de la posesión y en

,SI

el poder del ser superior;

, \

c) el exorcista se dirige al in truso de una forma solemne, como corres-

 

ponde al ser superior que representa;

  f! .

t

d) el exorcista da coraje al individuo poseído

y

le salvaguarda de las

amenazas del intruso;

e) el exorcista se prepara para su rarea con oraciones y ayuno;

(f) el exorcismo debe realizarse en un lugar sagrado

l

en presencia de

testig os que no de curiosos);

.

g) el exorcista invita a hablar al intruso y mantiene

coi

él largas

discu-

siones que

pueden durar semanas o

meses;

(h)el exorcista corre el peligro de quedar infecrado por el espíritu que

efPulsa del paciente.

¡

;:1

• G, J

ofré en Valencia el primer manicomio

• J, Wier distingue enrre posesión diabólica y enfermedad men-

tal

I

A

Paré especula sobre el carácter hereditario y las posibles causas

materiales de las enfermedades mentales

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 9/27

f

--- .....  .,   · ~ · - - - r l .   lllv,nr:ll-=CC ::==:: l:=Z :-;

\(J

API{OXlt-.IM.]ONES A LA PSICOTEltAPIA

15H3 F. Placer describe la melancolfa

y

la

hipocondría

l ~ r ~ Gazoui propone que los locos sean recogidos en hospitales

1G24, 7;acchias insiste en

que

los locos deben depender s610 del médico

I()(,7, T. Willis

publica

los primeros crarados de neuropacologja. Descri

be la epilepsia, la histeria y la hipocondría

como

rrasrornos del

funcionamiento

nervioso

I()H2,

T.

Syt\L'llham profundiza en la patogenia esrrictamenre nerviosa de

la hipocondría y la histeria, y plantea la necesidad de realizar una

clasificación nosologica

17(,9,

W.

Cuilen acuña

el término

«neurosis» para las

enfermedades

que

dependen directamente

de

las alce raciones del sistema nervioso

17H9

Pincl propone una inrcr

pretac

ión

anatumoclfnica

del concepto de

neurosis

179),

Pinel romp(

lás

cadenas

de

los alienados

en Bicerré e introduce el

o-nrnmienro 1110ral

Duranre

esra época los rrararnienros

médicos

recomendados

para

los problemas bisréricos se diferenciaban poco de los

procedimientos

antiguos.

Las

recomendaciones

consistían en

curas de

reposo en un

sanatorio,

masajes e

hidroterapia,

electroterapia, etc.

El

rrararnicnto

moral introducido

por

Pine al filo de la Revolu

ción Francesa

constituye un

paso importante hacia la humanización

de la enfermedad mental. Este movimiento rerapéutico respondía

principalmente a dos cosas: a) la reforma

de

la asistencia psiquiátrica

que siguió a la

Revolución y lo) una

concepción

optimista de las

enfennedades

mentales,

que veía en las pasiones las causas

mas

importantes de

la locura. El fundamento teórico de

movimiento

provenía de

los escritos

de Cabanis. representante médico de

Jos

ideólogos

influidos

por

Condillac,

quien había

ofrecido explicaciones

acerca

de (ÓI110

ciertas

impresiones morales pueden

tener consecuen

cias sobre el cuerpo. A pesar de rodo ,

el

rrararnicnro mor l no iba

más

allá de los esquemas rerapéuricos tradicionales,

basados

en las

seis cosas «no

naturales». Recomendaba

cosas tales

como ambientes

placenteros, compañías agradables

,

un régimen de

vida

conveniente,  

música,

ejercicio,

contacto

con la naturaleza, consuelo del enfermo,  

, ~ ;

manejo

de las pasiones

suscitando otras que Se opongan

a las causan-,

 

",o

res de la enfermedad y

procurando

ejercer e dominio

de

la tazón,

j

sobre las ideas

mórbidas que

las originaban (López

y

Motales{

,',1

.  

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

1970). Pinel,

por otro lado, asignaba

gran

importancia

a la relación

del

médico

con el enfermo.

Recomendaba

que los centros donde se

practicara este tratamiento fueran

pequeños

y se

animaba al

personal.

a que conociera los problemas del enfermo. Según parece, este trata

miento tuvo

considerable

éxito, según los

datos

que cira Bockoven

(cirado

por

Kazdin,

1978), que

indican

un

porcentaje

de

airas

supe

rior al 70

%

en su pequeño

hospital

(aunque poco sabemos de los

criterios

de

selección

de

los

pacientes

ni

de

la

gravedad de

sus altera

ciones). A pesar

de roda,

el trararnienro

mor l

ofrecía, en definitiva,

un

tratamiento más humanitario que psicorerapéunco,

puesto

que

; sin

una

concepción psicogénica

de

las alreraciones menrales poco

más

podía hacerse.

de la

psicoterapia

i

'La

psicorerapía,

en

sentido

estricto, aparece

durante

el

último

~ Í : Ó     siglo

pafado.

Ésre es

un

período en el qud los

descubrí

~ I ~ , , , :,Sbuceden

¡ con

rapidez y los

conocimientos

c u ~ u l a d o s en el

?

fl

mienzan

í'

ser vistos bajo una nueva luz: la m dicina oficial

  a

naturaleza

psicogenica

de

la neurosis.

Tal

como

afirma

' I ~ 6 ~ (1983), ¡<sin una

auréntica

psicogenia no   posible una

 

psicorerapia» ,(pág.

88).

Aunque el

problema de

la in

, . ~ '  / e la

mente

sobre el cuerpo preocupaba a los médicos," la

f'

zo

posible

la \,parición

de

la p s i c o r e r a ~ i a   desarrolló al

in, los

esquemas

'de

la

medicina oficial

y solo hacia

finales

del

;,f:, , . , , ~ ,   S e i n t e ~ r ó   d ~ n t r o   de

ésra. La descripción dclesre proceso,

l",

~  

I

, ~ : ~   , 9 j ~ ~ i V o   «psicotera éurico» posiblernenre aparece por primera vez en un

.

j l , ~ o  

«Fairh Heali

g

and Fear Killing» publicado en el

Contemporary

1 ' § : ~ 7 . escriro

I

por

"

Cobbe,

en

el que

se defendía el paJ;'el de la fe en el

curaci6n.

'

; I i i b f ~ . ~ - ; I 1 P l o ,   e n ' E e { l / ~ n t a

PhyJiologiae de HalJer, 1757, considerado

como

b ; ~ t a d o

de

la fisiología moderna, se recogen observ aciones sobre las

.

  t q ? ~   os f e 9 6 ~ e f O S  

psíquicos

producen por

vía

nerviosa en las fibras

' ~ J ~ ,

'

e c r e c i p n e ~ ,

a circulación, etc. Por orro lado,

J.

Gregory.

catedra

i ~ . d c ;

la

U 9 i v e ~ s i  

ad

  Edimburgo,

en 1?65 hablaba de

Ida

indecible

ficaba

para

lo

médICOS

el no haber tenido en cuenta, por lo general,

  - ,

 

la

rpenter

de su influencia sobre

el

cuerpo» ( cit ado en López

y

;/i

I

I

~ 1 : , ~ t ,

i

-

,;r:

i

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 10/27

53

Ir

,

.

APROXIMACIONES A

LA

PSICOnRAPIA

52

.

que culmina con la formación del psicoanálisis, es lo que nos va a

ocupar en este aparrado.

2 2

l.

Del

magnetismo

animal

a la.bípnoJiJ:

el

I , /;o

camíno basta

la pJi(Ogenia

La importancia de la hipnosis en la historia de la psicoterapia es

dara porque representa el vinculo de unión entre las curaciones

I

pre-psicológicas de la

antigüedad

y el psicoanálisis. entre los fenóme

nos de posesión

por

el Otro (con «o» mayúscula, el diablo) y los

fenÓlTI nOS

de

posesión por

el

otro (con'

«o»

minúscula,

el

inconscien-

I te).

La

historia

moderna

de la hipnosis

Icolnienza

con el controvertido

asunto

del ffi'Jgnetismo

animal.

Van

Helmont

(15

77-l644),

influi

do

por

Paracelso,

había

postulado la existencia de un fluido al que la

voluntad podía guiar para

influir en la

'mente

y en el cuerpo , y al

que

llamó

«magnetismo animal». Pero 1<1

verdadera

historia del magne

tismo animal comienza con F.A. Mesmer (17 34-18l5),

un

médico

vienés.

Aunque

sus teorías fueron rechazadas y sus procedimienros

psicoterapéuticos resultaron polémicos, y aunque, en conjuntO su

figura quede más cerca del anriguo mago que del psicoterapeuta

moderno, Mesmer proporcionó un impulso clave para el desarrollo

de la psicpterapia. En esencia su contribución consistió en presentar

lo

que

hasta enronces se

había

considerado como cosa del

diablo

y de

las brujas, como cosa de la ciencia. Rechazó las prácticas exorcistas,

aunque

éstas le

proporcionaron

su punto de partida, en especial las

practicadas por Gassner.

Mesmer,

hijo de la

Ilustración, inrenró

moldear

su

pensamiento

siguiendo las

modas

científicas de su tiempo: la electricidad, el

mag

netismo y la astronomía. Presentó su teoría en 27

puntos

que pueden

resumirse en las siguientes tesis (Ellenberger, 1970):

Exisre un fluido físico que llena el universo y que es el

l

vehículo de unión enrre el hombre, la tierra y los astros, y

también

entre hombre

y

hombre.

La enfermedad se origina a causa de una disrribución dese

2.

quilibrada de esre fluido en el cuerpo; la recuperación se

logra cuando se restaura el equilibrio.

.

- -.... - ._  ,-.,.........,= <..... . -, -.........

·

l,

LA APROXIMACiÓN HISTÓRICA

,"

,1;

~ . '

3.

Con la ayuda de ciertas técnicas este fluido puede canalizar

"

-t

se, almacenarse y transmitirse a otras personas.

o

j ;

 

4.

De

este modo, se pueden provocar «crisis» en los pacientes

' r',.'.

y

curar

las enfermedades.

i;r ;

l'

 

.

~ : .

~ ~ ~ ~ ;

En

un primer momento,

Mesrner pensó que los imanes podrían

.t.,

ser el vehículo adecuado

para'

resta urar el fluido desequilibrado y

~ ~ : -

 ¡¿ro empezó a experimentar con las posibilidades terapéuticas del

magne

¡k

tismo. Su primer

éxito

terapéutico lo tuvo can una mujer que pre

sentaba síntomas extraños, entre los que figuraban dolores de cabe

'f'

1 ¡ ; ; ;  

.

za, parálisis, vómitos y paroxismos de rabia. Para corregir los

 ;

 

desequilibrios del fluido de su cuerpo, Mesmer coloc¿ en éste

ima

nes, le adminisr ró un brebaje con hierro para aumentar su eficacia ya

continuación

empezó

a hacerle «pases» Con otro imán. A medida

, I .

que Mesmer realizaba los pases, la paciente sentía sensaciones extra

; ¡ ñas por todo el cuerpo; su respiración se volvió agitada; Comenzó a

I

gemir,

a

temblar,

y a tener convulsiones y espasmos a I?s

que

sucedía

una fase

de

relajación.

Tras

varias sesiones, los trastornos de la pa

¡¡:',.ciente desaparecieron. Mesmer pensaba que estas «crisis», con espas

{,irnos musculares, eran la forma en la

que

el fluido ma$nenco conse

'U;gUía redistribuirse en el cuerpo,

aunque,

sin

duda

[alguna, sería

~ , ; p o s i b l e

considerar 'otro tipo de hipótesis. I

,F 1,:' PocoIa poco, M e s ~ e r abandonó el uso de los imanes, ya el

:i poder u ~ a t J v o  no residía en ellos SInO en su propio flUido magnetlCO.

:A .parrir \de aquí, Mesrner sostuvo la tesis de

que

este fluido se

,;co,:,cent

  ba

en

las

personas, de

modo

que algunas tehían ,;,ás

que

:Otg<s -

r ejemplo, los: poderes del padre

Gassner  

debían a su

Ievada oncenr ración de este fluido, que él mismo

poseía también

;idé,

modo elevado-.

Además,

este fluido

podía

transmirirse a otros

~ ~ ~ d i a n t e  

el contacto (<conducción», analogía

tomada

de la física

de

U r , I ~ · ~ P D o c a ) ,  d ; h 1

 

. . I

1,

~ ~ : , , . ,esPfes e muc OSi exiros rerapeuncos prmcipa mente con pa

' ~ t & \· ' ~ . ' f l t e s c p síntomas histéricos, Mesrner Se trasladó a París, donde, en

,¡poco tie po, consiguió

una

gran clientela y una gran fortuna perso

A I ' : ~ ' l Am l ó

su consulta, cre ando «habitaciones de crisis. y, dado

'. "ue tenfa

más

pacientes He los que podía atender, instauró un proce

,. jmiel1t<\ de terapia de: grupo que llamó baquet: una especie de

!I : . ~ s . i j a : .   d\

eñada siguiendo el modelo de un condensador elécrrico, de

I nos 50; m., de la que salían barras de hierro y cuerdas

que

cornuni-

I

Ei"

. ,

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 11/27

55

APROXlMAClONES A LA PSlCOTERAPlA

caban

con

los pacicnrcs. Para aquellos

que

no podían pagar sus

honorarios', Mesrner magnetizo un

árbol

en las proximidades

de

su

casa.

Sus curaciones se hicieron 1l1UY famosas

y

desencadenaron una

gran controversia en Francia." Entre los seguidores de Mesmer se

produjo una

escisión:

por

un

lado,

estaban

los «fluidiscas.

ortodo

xos, que atribuían los poderes curativos a la existencia del fluido

magnético, y, por otro, estaban los «animisras», seguidores del

mar

qués

de

Puységur, que sostenían que los poderes curativos tenían

que

ver con el poder psicológico

de

la fe. «Toda la doctrina del magnetis

mo

animal está condensada en dos

palabras:

creer y querer»

había

afirmado

Puységur. Éste, cuando estaba

magnerizando

a un

campe

sino de sus tierras, Vicror Race

l

cnconrró un, tipo

de

crisis diferente :

en

lugar

de las convulsiones

que

mostraban las pacientes de Mesmer,

Vicror mostraba un estado de adorrnecirnienro en el cual mostraba

una

lucidez insólita (podía recordar dosas olvidadas hacía

mucho

riempo, podía

predecir el curso

fututo de

sus

síntomas

e incluso

prescribir tratamientos para sus dolencias). Puységur denominó a

este

estado

«sonambulismo artificial».

Replicó

sus efectos en otros

sujetos y describió la

amnesia postbipnotic«, Su

puma

de

vista sobre

la hipnosis fue

retomado

más tarde por

Bernheim

y, en la actuali-

dad,

por

T.X. Barber.

El médico btitánico J. Braid

(1795-1860)

acuñó e término

hipnosis para estos fenómenos e intentó ofrecer

una

explicación cien-

tífica utilizando la neurofisiología de su tiempo (trastorno de centro

cerebroespinal), y presentándola

como

un estado de «sueño nervio

so». En marcado COntraste con sus contemporáneos mesmcrisras

(Elliosron, Esdailc,

Lafontaine

...), que atribuían a su persona el

mag

netismo

responsable

de

las curaciones,

Braid

se

basaba

en la

condi

7. Las

autoridades nombraron

una

comisión investigadora, de la

que forma

ban parce algunos de los científicos más eminentes de la

época.

como Lavoisier, el

dOCCOf

Guillorin

(inventor del

aparare

que

lleva

su

nombre) y

B. Franklin

(embaja

dor estadounidense en

Francia

en esos morncnros). En 1794 la

comisión

dio a

conocer su informe en el que se negaba la existencia

del

magnetismo animal como lo

entendía Mesrncr, pero no así

el efecto

de las sesiones

curativas. Según

la

comisión,

éstos se debían a la disposición de los sujcros: «Los resultados no dependen

del

magnetismo,

sino de las esperanzas del pacienrc. Si se

magnetiza

al pacicnre cuando

ésrc lo espera, se presentara la crisis y la curación, pero si éste no 10 espera, no se

darán nunca».

LA APROXIMAClÓN HISTÓRICA

ción

mental

y fisiológica del sujero. Pero a pesar

de

rescarar el hipno-

,

tismo

de ambienre oculrisra del mesmerismo, la

comunidad

cienrffi-

ca briránica rechazó sus ideas.

En Francia, la Revolución disolvió las organizaciones creadas

por

los rnesrnerisras y sus enseñanzas cayeron en el olvido hasta que, casi

un

siglo

más

tarde,

se redescubrieron

simultáneamente

en

dos

cen-

rros distinros, denrro ya del marco de la medicina oficia . Liébaulr

(1823- 1904) podría ral vez considerarse como una figura

de

transi-

ción enrre los viejos y los nuevos métodos. Liébault era un médico

rural,

en

un

pueblo

cercano a Nancy. Después de diez

años de

ejercicio con éxito de

su

práctica

médica,

por razones desconocidas

comenzó

a tratar a sus pacienres

mediante

la hipnosis. Su

procedi

miento consistía en

ordenar

al pacienre que le mirara fijamente a los

ojos mientras le decía que esraba cada vez más dormido. Una vez el

paciente entraba en un estado

de

somnolencia, Liébaulr' le aseguraba

: que sus síntomas habían desaparecido. Con este método rraraba

roda

1

tipo

de

enfermedades.

No

gozaba

de

simpatías entre

sus colegas

de

. i la profesión,

porque utilizaba

la hipnosis (que los círcfIlos oficiales

¡;;

¡

todavía no

habían aceptado) y

porque

no cobraba a sus pacientes

::' :

(Ellenberger,

1970 . I

 

¡ '. Los Centros, en

gran

medida rivales, en los

que r e s u ~ i ó  

la

hipno

1,

S S

fueron. la escuela de N ancy, en

torno

a las figuras de

Liébaulr

ír

(1823-1904) y Bernheim (1840-1919), Yla escuela de la Saipétrie-

;;: 1re, en torno a la figura

de

Charcor

(1825-1893)

y dortJe realizó su

'1

inVeSrigacjón clínica P.

Janet

1859-1947). En ambas estudió

'.," Freud.

I

l Bernfeim,.

i e n d o  

ya profesor universitario de ?resfigio recono-

1

~ . l C 1 d o s ~   CO nVlrrlO p u ~ l t c m e n t e   en

admirador de

L;ebault.

Introdujo

i

lF:

I

 

m ~ t o ~ ~ s  

en la

chnical

uruversirana

y desarrollo un

rrograma de

'trn

mvesngac\on acerca del potencial

terapéutico

de:a

hIpnOSIs.

Para

Bernhe m¡ la hipnosis era

producto

de la sugestIono Entendía por

: I , ~ , f . l s u g e s r i o n , b i l i d a d

<da

a p ~ i t u d  

para transformar

una Idea,en aero », es

; decir, unakaracrerísrica

qúe

rienen todos los seres

humanos

en mayor

:1

:i o menor girado. El procedimiento

terapéutico

era similar al inrrodu

.   cido por íliébault y se solía

u t i l ~ z a r para

tratar dolenci,as de índole

\l: i

[muy

dIVeJ¡'a, enfermedades orgarucas del sistema nervioso, reuma

  : ~ , I ,  

\ risrnos,

en ermedades.

gasrroinrestinales, rrastornos

menstruales,

ere.

TIIi Delante d sus esrudian res, Bernheim hipnotizaba a un sujeto Y le

¡daba la or en

de

que cinco minutos después

de

despertar fuera a la

~ , I

¡ ~ t i  

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 12/27

57

__

 ...

.

 

56

APROXIMACIONES

A

LA

PSICOTERAPIA

esquina de la

habitación, abriera

un

paraguas

y

que

olvidara

que

había

recibido tal

orden.

Y,

en

efecto, 'cinco

minutos después

de

despertar &

la hipnosis, el sujeto Iba a

laesquina

de la

habitación

y

delante

de codos

abría el paraguas;

cuando

se le

preguntaba

por qué

lo

había hecho

decía

que

no lo sabía.

Freud interpretó que

estas

prácticas según CUClltB en su autobiografía eran una demostración

de

que «podía haber

procesos mentales poderosos

que,

no

obstante,

pennanecían ocultos a la conciencia de los hombres».

Paulariuamenre,

Bernheim

fue prescindiendo de la hipnosis y

aseguró que

los resultados

que

se

pudieran

alcanzar

por

este

método

se podían alcanzar también

mediante

la,sugestión en estado de vigi

lia, procedimiento

que

la escuela de

N ~ n c y  

denominó psicoterapia

Sus métodos se

extendieron

ráPidamenle por.el continente y la

hip

nosis y los

procedimientos

sugestivos se

introdujeron

en algunos

hospitales psiquiátricos. I

La posición

de Charcot

respecto de

 

hipnosis era

muy

diferente,

y

también

lo era el

ambiente

donde

se llevaron a

cabo

sus investiga

ciones. La Salpérriere de finales] del siglo pasado era

una

especie

de

asilo

médico

con

capacidad para cuatro

o cinco

mil

ancianos. Estaba

formado

por unos

4 S edificios y venía a ser

como un

pueblo peque

ño.

Cuando Charcor

asumió la dirección de una de sus secciones

más

grandes,

en 1862, organizó

un

activo

equipo

de investigación. Si

guiendo los

métodos

de la

patología anatomoclínica

de comienzos

del

siglo XIX se dedicó a describir

cuadros

clínicos y evoluciones

típicas. Realizó valiosas contribuciones

que

en poco tiempo lo

con-

virrieron en el

neurólogo

más

famoso

de su riempo.

Hacia

1870

comenzó

a

estudiar

la histeria y

el hipnotismo.

Sugirió

que

en las:

hisréricas la condición

hipnótica

se

presentaba siguiendo

tres

erapas

:

sucesivas: letargo, catalepsia y

sonambulismo.

La histeria

estaba

con- :

siderada como una enfermedad

típica de mujeres y su

investigación ;¡¡

formaba parte

del

paradigma

de las parálisis generales

que había; :¡¡i

servido de

modelo

en la invesrigación anatomoclínic,a:

Dentro

de este:

 

paradigma,

S l

embargo,

la histeria

resultaba difícil

de

acomodar: j

porque

no era posible

mostrar ninguna

lesión orgánica.

Algunos;j

médicos

ingleses

habían

hablado

de la existencia de parálisis

psíqui-

ti

cas, es decir,

producidas

por

factores

puramente

psicológicos. Las l'

investigaciones de Charcor, sin

embargo,

apuntaban

en

otra direc

ción: la

sisremarización

de los síntomas histéricos

y

su distinción

de:

los

ataques

epilépticos.

Consiguió demostrar que

la hisreria no

e r ~ .  

1

LA

APROXIMACIÓN

HISTÓRICA

ll.

una enfermedad

exclusiva, de las mujeres,

como

se creía

desde

la

::.,

antigüedad,

y

que

las parálisis hisréricas

podían

reproducirse experi

t:'

mentalmente utilizando

la hipnosis. En relación con el

primer punto,

' L ~ l - : '  

~ : : , ,  

encontró síntomas bastante

similares en

hombres. Concretamente,

se

¡ Iil:

ocupó de

la rehabilitación de tres ferroviarios

que habían

sufrido

,'

accidentes laborales,

traumas

físicos, pero cuyos

síntomas,

a

pesar

de

 

'

1 f 1 ~ >  

que

sus lesiones

habían

sido curadas,

persistían

presentando

un

cua

dro

similar a la histeria.

Además,

consiguió

mostrar que podían

reproducirse síntomas, histéricos en

hombres por

medio de la

hipno

sis. Si

por

medio de

la hipnosis se

podían

provocar

síntomas

histéri

cos, ¿no

podrían

también

eliminarse

por

el

mismo procedimiento

Charcor realizó investigaciones en este

sentido,

pero su

programa

estaba

limitado por

un

prejuicio teórico, a saber,

que

todos los cua

dros clínicos

debían

rener

una

lesión

neurológica

específica. En conse

I cuencia postuló

que

las histerias traumáticas tenían en [su base una

 

[lesión

neurológica

permanente

y

que

la hipnosis no servfa

más

que

¡;:

[para acrivar

dicha

lesión neurológica. En realidad,

Charcor

sosrenía

r

l,gue la

susceptibilidad hipnótica, por

sí misma, ya era

l,n signo

de

f1. degeneracion neurológica. Por tanto, las posibilidades rerapéuticas

,1 >:,

de la

hIpnOSIS quedaban muy

reducidas bajo su programa.

' ~ l : l ,  

fl

trabajo

de

Charcor

recibió numerosas críticas.1 Bernheim,

:l

E¡>mplerarr¡ente

contrario

a su reoría sobre la hipnosis, ~ e g ó a decir

entre

l'os miles de pacientes

hipnotizados

por él

solamente

uno

¡¡¡¡,:JCI,

,e

el

lOS

h ~ b í a   atravesado las

tres fases

que

Charcor

pr, ponía: una

.• f.¡¡.ciente ptcedente de la

Salpérriere.

En realidad, las

amosas

de

~ o s t r a c i o n   s de Charcor,   las

que

provocaba sínromas istéricos en

¡us

pacienr s

de

la

S a l p e t ~ i e r e   por

medio de la hipnosis resulraron

~ \ , ~ ~ . , , ' ( 1 ' U r o   t ~ a t r o »  

en el

que

sus

pacientes y colaboradores

participa

  ln para

n

contradecir

al,

«Napoleón

de las neurosis». Pero esto se

po'

más

arde.

Cuando Freud visitó

a Charcor en IEj8S, ésre se

\ ~ o n t r a b a  

'en la

cúspide

de su

fama

y

sus mérodos impresionaron

al

,ep

  '1'

neur

logo

de

Viena:

 

:

 

i J ~ ~ n ~ u  

trabajó

también

en la

S a l p e t r i ~ r e  

con Charcor, P.Janet

-bfa 1111Cl

do

su ca rre ra :desde la filosofia y

había aprendido

la

méa

hip ética para

,estudiar la

«mente

subconsciente». Su análisis

f . ~ ¡ 9 g i c o

oseía claras implicaciones rerapéuricas, pero

tuvo que

; f ~ r   hast adquirir una formación

médica

para

poder

desarrollar

  publicó una

historia clínica sobre el rraramienro de

una

~ c a ( ~  

cile)

por

medi'o de la concentración. bajo hipnosis, en

. . . . . I

I

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 13/27

jH

AP){OXIM,\UONES A LA PSICOTERAPIA

J

ideas subconscientes. Sus procedimientos

terapéuticos

se

anticiparon

en muchos laspc([os

al rnérodo cararrico.

En resumen, durante este período de

avance

de la nosología

psiquiátrica (p.ej.,

Kraepelin)

se había

conseguido

aislar ciertas en-

.'1

...

li;

: ¡ ~

:" l·"

';1;

l'

:

'01'

; j \ ~

e

o

tí!\C(j'.

Vea

~ ~ , . s : u a n d

ca. Habí

iR/.jcado

.

'1,.

Ir-

·tJ¡fi·

'1 Ho.....

terrncdadcs a las que no se podía

encontrar

una lesión anarómica.

Por

otro

lado,

la sucesiva

depuración

del

mesmerismo

había hecho

de hl hipnosis un

procedimiento

aceptable para

los

médicos.

Ambos

factores,

unidos

a

1J.

demanda social

de rrararnienros para

las

enfer-

medades nerviosas, permitieron la

emergencia

de la psicoterapia.

Durante este

período el

procedimiento

terapéutico

estelar fue la

su-

gcS(ión hipnótica. Hacia el final de siglo el término psicoterapia se

utilizaba para dar referencia al rrararniento por sugestión, y, por

,

extensión, se convirtió en el término

aceptado  

todos los métodos

dc curación por

medio de la menee. En la

rabla

7 se

reseñan algunos

sucesos relevantes para el

surgimiento

dp la

psicoterapia

durante este

período,

en

el

que predominan: las investigaciones francesas que se

expandieron

no

sólo por

Europ:",

sino

barnbién

por

los

EE

UU.

Tabla 7. Secesos relevan/es

para

la

apnricion

de la psicoterapia entre 1882

y

11095 (adaptado de

Ellcnbergcr,1970)

1882,

)_1\tL Charcor,

Sur les divers

ét

ats l l e 1 ~ l 1 C J J X  déterminés par l b i

pnoti-

sat ion cbez les bystériqnes

lH86,

P. )aner,

publica el

caso de Lucile, considerado

como

la primera

cura

carartica

1886, H. Bcrnbeim, publica

un

manual sobre hipnotismo y

se declara

discípulo

de

Licbaulr

188Y, P. )ancr, L

·AJI/OJlhlIÍS1l/e psúologiqlle

lHH9,

Congreso

Inrcrnacicnal sobre

hipnotismo,

Van

Renrcrghem

y

Van

Ecden dan cuenta

de

la «Clínica

de

Psicoterapia Sugestiva» que

han

abierto

en

Amsrcrdarn

1889, A. Biner, publica un trabajo sobre hipnosis e histeria

I ~ O

\Xi'. James, Principles 01 Ps) chology (obtiene éxito inmediato

ambos

lados del

Atlánricn)

H.

W.

Gricsingcr, antecesor de E. Kraepelin

y

presidente de la Sociedad  

Psicología Médica de Bcrhn,

que

en

1885

fue rebautizada como Sociedad de

P s i ~ ,  

quiacrfa y

Enfermedades

Nerviosas,

sosruvo

que en codo diagnósrico de

una penurJ;

bacion psíquica había

que

especificar

una

causa fisiológica. '1

;¡¡.

LA

APROXIMACIÓN HISTÓRICA

.,.

 

59

'Ir 18l) 1, H.

Bernheim,

Hypnotisme, suggestion, psycholhérapie, ÉtudeJ nou-

'\' velles

1891, S. Freud publica su monografía

sobre

la afasia

1892,

l Congreso Internacional de Psicología (Londres),

Van

Eeden

define la psicoterapia como «la

cura

del cuerpo por la mente,

ayudada

por

el

impulso

de

una

mente

a arra»

1892,).

Bcnedikt

en Viena

trata

a sus

pacientes intentando

averiguar

sus problemas íntimos en

estado

consciente

y ayudándolos

a re-

solverlos

1893,). Breuer y S:

Freud

publican Sobre el mecanismo pstquico de

IOl

[enomenos bistérícos

1895, La influencia de Bernheim se extiende por Europa

:L.,2.2. Del método catártico al psicoanálisis

Como hemos visto,

el procedimienro

de sugestión hipnótica

se

~ j ~ a b í a

convertido

en equivalenre

de psicoterapia.

Esre

p r J I ~ c e d i m i e n r o ,

b

~ f f l f  

efIl argo, no

parecíaacabar d e f i ~ l f 1 v a m e n r e con

los fínromas

de

enfermedad. El

siguienre

paso unporranre en

la

génesis de la

~ ~ ~ i O t e r a P i ~   m o d e r n ~   lo p.

roporcionó el

método carárrlco, descriro

r

J. Breu t a

parrir

del 'cual Freud desarrolló el mérodo psicoana-

os esta

transición con mayor

detalle.

el

médico

vie9és

Sigmund Freud ( 1 8 5 6 - 1 9 ~ 9 )  abrió su

q f l s ~ l r a  

Pj'vada en

1886 o n r a b a con

una

sólida formación

neurolo-

realizado

invesrigaciones con los

métodos

de la anatomía

réf.\>ScÓpi

a y la

neurología

anarornoclfnica , clínica y re6rica. Había

arios

t r a b ~ j o s  

y

monografías sobre

las parál,isis cerebrales

¡'Q!,P(js y   neurofisiologia de la afasia y la agnosia.

to o

ello le

'(d ,do¡ cierto prestigi<j>

como

neurólogo, de

modo

que

105

pa -

  que, ecudían a su consulta,

por

10 general, tenían «problemas

I l l _ ~ ~ ~ ? ~ » :  

¡OS s í n t o ~ a s  

qye presentaban

estas

personas

eran sirnila-

<

  :'

l

I

~ ~ F ~ ~ ~ +  

época. de la f u b J c ; ~ c i ó n   de los Estudios

sobre

  ~ i J ¡ e r i ~ ~   P:

Janer

ya

)uphca: o vanos casos clínicos tratados con un prccedimienro similar

~ ~ E I ~ I ~

rmiric afasia signif ca incapacidad para nombrar cosas,::mienlras ag-

~ 1 r 9 l l capacidad

~ a r a  

re1conocer cosas. Este último rérminc fue inrroducidc

F,

:U.ilj' '1 I

\

I

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 14/27

-  

-mm

,0

P R O X I ~ I I O N E S   A LA PSICOTER PI

res a los producidos

por

una lesión orgánica,

por

ejemplo, parálisis,

dolores, temblores, rics y trastornos de memoria. Sin embatgo, el

examen neurológico mostraba que no existía lesión; en algunos ca-

sos, incluso el síntoma

cambiaba

de localización sin causa aparente:

por ejemplo, la parálisis de un brazo pasaba al Otro brazo o una

persona postrada en

cama

caminaba en sueños, etc. Estos tipos de

fenómenos habían convertido la histeria en un cuadro clínico exaspe-

rante para muchos médicos y, corno vimos anteriormente, éstos eran

los tipos de problemas

que

Charcor había intentado delimitar y

clasificar

neurológicarnente.

Para resumido en pocas palabras, la

histeria

era la enfermedad de la época.

Freud comenzó a aplicar la hipnosis

COn

estos pacientes. En

1892

publicó

su primer

trabajo sobre la curación.de una hisrérica y

propuso

su

primera

teoría sobre la histeria. El procedimiento utiliza

do

era similar

al

empleado

por la escuela de Nancy. Freud hipnotizó

a

la paciente

y le

sugirió

que no tendría más

dificultades

para hacer

lo

que

quisiera

(en

este caso

dar

de

mamar

a su hijo recién nacido).

En efecto, las dificultades

desaparecieron

tras dos sesiones de hipno-

sis. En

su

explicación de este caso Freud sostiene

que

el

deseo

de

realizar una acción suscita

dos

representaciones: la de realizar la

acción

y su representación contraria. La persona sana «reprime» o

inhibe

la

voluntad contraria, peto las

personas

que tienen una inse

guridad subjetiva no consiguen excluir 'esta voluntad contraria de

modo que e resultado es un conflicto en que dos fuerzas se contra-

rrestan

mutuamente.

La sugestión hipnótica actúa, según esta teoría,

reforzando e

deseo

o la voluntad consciente.

Aunque en esta primera aproximación de Freud al problema de

la histeria se ha visto

la

prefiguración de los elementos de psicoanáli

sis

(Wyss,

1961),

el

mérodo

terapéutico utilizado por Freud no

es

orro que la sugestión hipnótica. El paso decisivo para la creación del

psicoanálisis fue el método catártico practicado por

Breuer,

y descrito

en su obra conjunta siudios sobre la histeri (1895), en la

que

figuran los elementos esenciales de la transición de los viejos métodos

de la sugestión hipnótica al nuevo método psicoanalítico.

El libro comienza con la reconstrucción hecha por

Breuer

de su

rraramiento de la célebre

paciente

Ana O., quien contrajo la enfer

medad mientras cuidaba a

su padre moribundo.

Posteriormente,

manifestó

síntomas muy diversos, tales como parálisis, contraccio-

nes, alreraciones oculares, desorganización lingüística (hablaba en

'"''

>

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

61

 

I

f

 

una jerga ininteligible), alucinaciones

COn

serpientes, hidrofobia,

anorexia,

depresión, etc. Breuer había

empezado

a tratarla con la

técnica de la sugestión hipnótica, en la que de un modo sisremático,

II

bajo hipnosis, le sugería la desaparición del síntoma. La paciente

;

.

empezó a mejorar, pero

cuando

murió

su padre

los síntomas empeo-

,

raron notablemente hasta

el

puma

de

que

no

reconocía a

nadie

 

excepto a Breuer, que llegó a tener que alimentarla, y no

hablaba

en

í'

{

otro

idioma

más que en inglés. Durante este período, Breuer la

visitaba con frecuencia (varias veces a la semana). Ante el empeora-

 

miento, Breuer volvió a empezar

por

el principio con la sugestión

w:

hipnótica. Sin

embargo,

poco a poco,

Ana

fue introduciendo

en

las

H

sesiones comentarios sobre su vida interior. Empezó a ocupar más

tiempo

de las sesiones haciendo «limpieza de la chimenea». Estas

i

I

conversaciones empezaron a tener un impacto curativo y se hizo

n

evidente que

cuando

la conversación le conducía a los incidentes

¡lit

específicos del pasado, en los que había aparecido el-síntoma, éste

desaparecía.

Por

ejemplo,

su

hidrofobia,

que

i n e x p l i c ~ b l e m e n t e

ha-

: :

bía desarrollado en medio de un verano muy caluroso, desapareció al

I

recordar Con todo detalle el momento

en

que había visro beber a un

perta de un vaso de agua y al dar rienda suelra a los senrirnienros de

[

L

rabia y repugnancia que sintió

en

aquel

momento.

A. medida

que

este procedimiento,

que

Ana había llamado

«curación

por la con ver

I

sación» (o «limpieza de la chirnenea»), fue mostrándose eficaz,

"I .

Breuer dejó de insistir sobre la sugesrión hipnótica

y

a partir de

1

 

rt

entonces se limitó a hipnotizar a la paciente para ayutarle a revivir

..

los recuerdos

emocionales

traumáticos. Después de   años de tra-

rarnientolla paciente fue dada de alta (Erdelyi, 198 ).

11. Desd e una perspectiva actual, el caso de Anna O. resulta

h UY

conrroverri

do por varias razones. En primer lugar, la paciente no sólo

m o s t r b ~

una sinromaro

logia muy cornplejn. sino que [parece que coexistían en ella dos

p e r ~ o n a l i d a d e s

una

que vivía er el presente.

y

otra que vivía .165 días antes. En segundo lugar, los

síntomas iban desapareciendo en un orden cronológico exactamente inverso en el que

se habían

adquirido.

En tercer lugar. los síntomas habían sido adquiridos aparente-

mente sin n ~ n g ú n   período de incubación. Estos hechos lleva ton a Ellenberger 970)

a afirmar que

«la

historia de

'Anna

O. es un caso único del cual no se conoce otro

ejemplo ni ~ m e s   ni después»

pág. 555 .

Por

orto

lado, E. Jones reveló

el

nombre de

la paciente 'en 195.1, Berrha Pappenheim, que fue una destacada líder feminista y

una dc las +iciadoras de la asistencia social en Alemania. Se sabe que el tratamiento

de Ana O.

~ ~ r m i n ó

bruscamente, debido a cierres «hechos desgraciados» que fueron

omitidos del informe de Breuer, Parece ser que Breuer escribió este informe tras

'mlllll m iS g¡

_

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 15/27

63

--.. .. , ._,-

:

  t

,

------

 

o

¡

62

APROXIMACIONES \ LA PSICOTERAPIA

En

resumen,

el método r t ártico consistía en ayudar a la paciente

a revivir y

descargar

(<<purgan» las

emociones

patógenas

vinculadas

con los recuerdos rraumaricos. La hipnosis tenía como propósito

aumentar la esfera de la conciencia

del paciente

y faciJitar de este

modo

el

recuerdo de los hechos traumáticos.

Para que

este

procedí

miento

fuera

eficaz, los 'recuerdos

tenían

que

reviviese

COn

toda inten

sidad afectiva y

con

el

mayor

detalle. Aunque la técnica

catártica,

como acabamos de ver, partió

de

los mismos presupuestos que la

sugestión hipnótica, implica una estrategia terapéutica

distinta. En

la

sugestión hipnótica se aborda

el

síntoma directamente, mientras

que en la cararsis se aborda la

supuesta

causa del sfnrorna. En la

primera

el paciente tiene que cumplir U9<l

orden, mientras

que en la

segunda tiene que hablar, recordar y revivir. Así, en el proceder catár

tico, la hipnosis está al setvicio de la

recuperación

y expresión de

recuerdos traumáticos que

supuestameqte

se hallan en la base del

trastorno. Todo ello supone un descenrrarnienro del síntoma de indu

dables

consecuencias pata la posterior evolución de la psicoterapia.

Freud pensaba

que

el

método

cararcico

podía curar

los

síntomas

de la enfermedad, peto no

modificaba

la

predisposición

a la histeria,

de

modo

que los síntomas podían volver a aparecer. Por otro lado, :

veía .problemas de índole práctico, tales como el que no rodas los ¡

pacientes fueran hipnorizables

y el

que no

rodas

reaccionaran con

la ,

descarga emocional deseada. Además, Fteud había descubierto la

i

importancia de la defensa; por la cual el Yo del

paciente rechaza

las i'

representaciones insoportables, y la importancia

de

la relación rera-

:: ¡

péurica, En

otras palabras,

practicando con

el

método catártico, ;Ht:

'

Fteud había

descubierto

los

fenómenos

clínicos

que

se

conocen como

"1'

1 I

tesistencia y transferencia (véase más adelante), y ello le llevó a

desarrollar

el

método de

la asociación

libre

(que había

sido.sugerido

casualmente por una

paciente).

Freud

le pedía al

paciente

que se recostara en un diván y

le'

proponía

un

tema

de su

biografía sobre

el que

debía

hablar sin:

: 'j;

 

mucha insistencia por parte de

Ercud, y

que, de

hecho,

abandonó (Oralmente

el

 

del

método

carsírrico después de dejar el caso. Según el

relato

de

junes,

rodo ello.

debido

a

la

vinculación emocional

que

se

había desarrollado

entre el

m é d i c ~ t

paciente. Visto desde

ahora,

diríamos

que

Brcucr descubrió

también

la «rrahsfef]

cia positiva», pero el hecho le aterrorizó

runro que nunca rnás volvió

a

u t i l ~ z ~ r ~ i  

método

con

Otro paciente.

l.. ':;.;:

, ¡

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

ejercer

ningún

COntrol.

Cuando

la corriente de ideas se agotaba utili

zaba el apremio esto es, ponía la mano en la frente del paciente y le

incitaba a

recordar

un hecho. Suponía que la fuerza de la resistencia

.anre la

sugerencia era idéntica

a la fuerza de la

defensa

o represión.

Freud abandonó este método de presión sugestiva y modificó el

encuadre terapéutico conservando

únicamente

la

asociaci6n libre

que representa en el psicoanálisis lo

que

el microscopio en la biolo

gía.

JUntO a ello,

entre 1892

y 1900, Freud lleva a

cabo

una

intensa

labor

investigadora

en la que sienta

las

bases

del

edificio

psicoanalítico, que abordaremos más adelante.

i La obra

de Freud se

desarrolla

a partir de la

medicina

y culmina

1.-,

 

en la creación de las condiciones

de

posibilidad

pata

que la psicología

r.¡:,o se convierta en un

saber operativo

y eficaz, capaz no sólo de

detectar

,

la enfermedad,

sino

de promocionar la

salud.

Su

obra representa

¡, R¡fra la psicología un; proceso de reincorporación de la VIsión global

~ i ~ . F

enfermo y la reir\.tegración en ella de la dimensión psicológica.

,¡f:e,uei fue plenamemb consciente en sus inicios de

que

se Insertaba (a

,:, t¡lVés de Charcor e ~ p e c i a l m e n t e ,   pero también

a través

de

Bern

~ b ¡ o m Forel,

Breuer,

érc.) en la rradición C i e n t í f i c o - m é d i C ~ ' interesada

t ~ p ' ; ,   ! I

00 ,

Dqfrh hipnosis y la sugesrión. Sin embargo, su inquebra

table

corn

'Omiso

cOI.

la curac¡'ón lo llevó más

allá

de las posibili

ades

técni

1

-

1

 

\.slue no, científicas, ya agotadas en sus predecesores, a

elaborar

í1,""'ot,',Odo

ell

bagaje

de su

rigurosa formación científico-nltural, pero

'1'

.. Il.

1

,

l

,BorlfUa (1986) nos recuerda varios anrecedenres al uso psico nalítico de la 

~ ' . ~ i ? n ¡ l i b ( ~ e :

a)

Garch W i l k ~ n s o n  

sugirió en

1887

su uso (con

tI nombre

de

sién» ara

la composición literaria; b) Borne publicó en 18 3 un ensayo

~ ~ r i : c u r a   creaciva doripe se proponía la asociación libre (se riene onstancia de

'ud'

había leído

a esce

autor);

e) el

propio Galton rambién

lo

hlbía utilizado

~ < :

f e c ~ f r d a n  

Eysenck y

~ i l s o n

1980).

T ~ m b i é n  

pueden

enco rrarse

nume

  l c ~ e d e  

tes

de ~ r r ~ s   nocio?cs p ~ i ~ o a n a l í r í c a s ,  

como las de incon cienre (véase

~ r g e r ,   ,1 70) Ysignificado simbólico de los sueños, que se

conoci

ya en la an

'd'!: IL

'

¡ ,

; ~ A u ~   [ue más carde,

con el

desarrollo del

movimiento

psicoanalítico,

sur

...., -: I I

; ~ é y ~ ,  

odos

de acceder a la mente inconsciente,

p.cj.

el Rorsdlach y

el

resto

. t ~ . p ~ yecrivas, Frcud

pensaba

que la asociación libre era el ~ n i c o   camino

lal s resiscencias¡ En

1;904,

cuando

expone

«El

mérodo

psiqoanalfrico

de

l í f ~ i ' que

la

récrtica

del

método

psicoanalírico

«una

vcz

aprendida,

es

  difícil de lo ¡que por descripción parece, y... no exrsre ningún orco

[S;co: duzca al fin p r o p u ~ s t o   y, por ranro, el camino más e n o ~ o  es de rodas

,c.

~ f i

orto

.../ .../ s: t:ati de hacer a ~ c s i b . l e  a la conciencia lo inconsciente,

Con el

venctmlenjo

de la resisrencra» (pág. 1005)

.

.... I

 

' ,L

¡ l

I

~ I I I _ ~ ~ _ I I I ~ ~ L . ~ , ~ - . c = = ~ ~ - , ~ ~ - ~ . ; ~ -

.

-'_-- '. '

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 16/27

65

()4

APROXIMACIONES A

LA

PSICOTERAPIA

sobre todo

de, una forma

reurariva y

empmca,

un

nuevo método

basado en la asociación libre y la interpretación. Este método se

convirtió

simulraneamenre

en técnica psicorerapéutica y en

método

de investigación tanto científica corno tecnológica.

2.3.

El

desarrollo de

la

psicoterapia

Querríamos iniciar esta descripción

del desarrollo

de la

psicotera

pia señalando

quc

su evolución ha transcurrido durante

muchos

decenios, yen ¡cietto

modo hasta nuestros

días,

desligada del

resto de

la

psicología. A finales del siglo

XIX

y ptincipios

del

XX, a instan

cias publicas y privadas. algunos

psicólogos

académico-experimenta

les

comienzan

a interesarse por problemas sociales prácticos, y a

aproximarse a ellos con su ciencia y con un cierto

optimismo

baco

niano.

COI l l )

hemos visto especialmente en Alemania la psicología

académica

se resiste   este proceso. La posición de W undt es reprer

scnrariva: argumenta en: contra de la aplicación de la psicologfá

científica a la

solución

de

problemas prácticos

propugnada

pot

sus

discípulos (Mcuruann, Münsrerberg,

Carell,

erc.) porque sería «pre

cipirada»

anres de una

mayor

fundamentación experimental y teóri

ca de la psicología «pura». Anrc la fuerza lirresistible del funcionalis

mo y el pragmatismo a n ~ c r i c a n o ITitcherjer

radicalizaría

la postura

de Wundt. Pero,

finalrnehre, se

LmpusLery.tesls como

las de

Müns

terberg: igual, quc la medicina no ha podi o esperar

que

las ciencias

biológicas culminasen

su

desarrollo,

es importante desarrollar la

«psicotecnia» como

ciencia

de

la aPlicació1n ptáctica

de

la psicología

cicnrífica

(Caparrós, 1983 . I

Progresivarncnre

se

desarrolló

en los EE.UU.

una

psicol,ogía pro

fesional orientada a la resolución

de

los ¡:¡roblemas prácticos

de

sus

clientes

(individuos, empresas, instituciones ...). Pero la polarización

entre

clínicos y académicos

no

se

¡

hizo

patente

hasta que las tareas

profesionales

dejaron de estar en manos de los académicos. .En 1916

el

75,7 '/f. de

los

miembros

de

la

APA eran universitarios,

mientras

que en 1940 representaban sólo

el 50,1

.

Con

tal crecimiento de

los psicólogos profesionales, la mayoría clínicos no académicos, se

consuma

la separación entre psicolbgía profesional y académica. Esta

polarización entre clínicos y académicos ': entre ciencia y recnologfa

en definitiva-- COlTIO

vemos

se arrastra ya desde los inicios de

la :1

psicología (Caparrós, 1983).

. Clark,

':>

i

LA

APROX IMACJl >N HJSTl >RICA

Desde su creación el

movimiento

p s i c o a n a l í t i ~ o  se

desarrolló

de

una

forma autónoma y paralela en relación con lal psicologí a acadé

mica, la psicología clínica psicomérrica y la psiquiatría. Contribuyó a

esta

separación el propio

Freud,

quien

nunca, como observa

Capa

rrós (1983), se esforzó

por

entrar en l

comunidad de

psicólogos,

orientada

ya en

aquel entonces

hacia

la

experimentación

y la

medida.

Este proceso exige sin

embargo,

algunas

matizaciones que

concier

.

nen

a la

psicología

clínica en

su constitución como profesión,

produ

cida originariamente en los Estados Unidos. Baste

recordar,

a este

propósito, la

excelente

acogida que

tuvo Freud

en la Universidad de

en

Worcestet, cuando

acudió

para pronunciar

un ciclo de

conferencias, invitado por

su

presidente,

G.

Stanley

Hall,

juntamen

te con Jung, Jones y Ferenczi, en septiembre de 1909. En contra de

la actitud

de

la

psicología académica,

la psiquiatría le

ororgó

en

~ é r i c a un reconocimienm lnuy favorable.

Así

es

como

ambas

-

,muflidades, la psicoanalítica y la psicológica, coexistieron

con pocas

. i ? t ~ r f e r e n c i a s   e influencias mutuas en una historia llena

de

recelos,

.:silenClos y

rechazos

mutuos.

:lA pesar de que la' obra ele Freud se desarrolla a partir de la

n:me<ilicina y

de que

en

un principio

es

entre

los

psiquiatras donde

,: recibe mejor

acogida,

el psicoanálisis tiene

un

papel

importante

en el

¡ : : a u g ~  

de

la psicología clínica después

de

l Primera Guerra

Mundial,

  ~ ¡ d a d a  la

insatisfacción

reinante en relación con el enfoque psicornérri-

¡<Xli La

necesidad de

que los psicólogos clínicos

reciban

a sus

pacien

~ i t e S ,  

¡dotados de insrrumenros teóricos y de técnicas, hizo

que

muchos

~ é : I b p t a r a n

el

psicoanális.is

como

marco

de

referencia.

En

este

sentido,

1l:1 lpsicoanálisis ofrecía un saber operativo y comprensivo, un

saber

rGi:f

tífiCO

y

tecnológico¡que

faciliró el

desarrollo

de técnicas no sólo

. gnósticas sino también rerapéuricas (Caparrós, 1983). '

,;En

la

década

de

los Itreinta, la

disconformidad

ele los c línicos Con

nfoque psicornétricojprodujo,

ro

un principio,

reivindicacion

es

unas funciones Psicob'diagnÓSticas que contasen con la hJ"toria

del

eco Y:

con

su desarroll , que lo viesen Como

una

totalidad. Plantea

'ila

primera

rcivindicacion,

pronto

se produciría

una

se unda: la

.ic

.

ipación de los psicólogos en las

tareas

psicoterapéuticf,s, en las

··oi?no cardaron en producirse algunos éxitos. Como telón ¡:te fondo

I ~ O S

  ~ a m b i o s  se hallaban las

posibilidades

ofrecidas

por

psicoa-

isi.S. a. los psicólogos

no

médicos. Por esta época se pOPUlfrizan en

~ E s t a d o s   Unidos

los Irests proyecrivos,

basados

en

la

co cepción

de

la personalidad.

1

[ ' ; I I

, ft'L :

'

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 17/27

67

,()

APROXIMAC10NES A LA PSICOTER PI

En este contex to aparecen también las primeras obras america-

nas sobre

la personalidad,

no identificables con el psicoanálisis, aun

que r m p o ~  ajenas a él, escritas por psicólogos disconformes con el

neoconductismo vigente

(Alíen,

Allporr, Murray, Rogers, Sragner).

Propuestas que independientemente de su valor

inrrfnseco,

apenas

tenían posibilidades

de abrirse camino frente al psicoanálisis,

que,

bueno o malo, constituía la única

alternativa

posible si se buscaba

una teoría que abarcara tanto la concepción de los trastornos menta-

les, como la personalidad y su desarrollo, la psicorerapia, ere.

En los

años

cuarenta surge la aproximación rnás importante que

en la historia de la psicología se haya producido

entre

psicoanálisis y

psicología experimental-académica: la llevada a cabo en el Instituto

de Relaciones Humanas de la Universidad de Yak, en la década de

los cuarenta, ral

como quedó plasmada

en la- obra de numerosos

psicólogos

neoconducrisras dirigidos

e

inspirados

por Hull (Dollard,

Miller,

Mowrer

, Sears, Spence, erc.), Tal aproximación

intelectual

parece que obedecia más bien a razones institucionales ante la pre-

sión

ejercida

por

los psicologos clínicos

que

exigían

una

formación

universitaria. La aportación de n uevas técnicas inspiradas en las teo-

rías conducrisras dd apr¡'endizaje

hizo

que tales intentos

de aproxima

ción

quedaran en el olv

do cuando

apenas habían fructificado. Visra

desde

una

perspectiva

¡{¡stórica, la obra Ide

Dollard

y

Miller (1950)

supone

el

primer intento integrador seno,

que a

nuestro

juicio fue

injustamente tratado allno apreciarse

ellnotable

esfuerzo conceptual

realizado. I

Con la Segunda Guetra Mundial la tonciencia terapéutica de los

psicólogos ff te en aurnenro; se apoyaba, además, en una fuerte de

manda social. Esta conciencia llevó al reconocimiento definitivo de la

dimen sión terapéutica de la psicología clínica gracias en gran parte

al trabajo realizado por los psicól ogos kn la selección de personal

militar y en el rraramienro de los veteranos de guerra, para lo que

dispuso de

fondos

muy sustanciales. Este reconocimiento se vería

confirmado por los reajustes de la

APA

y de sus divisiones, así como

los de algunos currículos universitarios.

En efecto, fue en 1949 cuando se celebró la renombrada confe

rencia de Boulder (Colorado, EE.UU.) en la que se prefiguró el

modelo de psicólogo clínico que se aplica en los

departamentos

uni

versitarios norteamericanos hasta nuestros días. Y éste es el modelo

del «científico-practicante» desde el que se plantea que el psicólogo

1:

I

LA APR(JXIMAClON HISTORICA

:;.

'1"

clínico debe recibir

formación

científica (a nivel de

doctorado)

ade

"

'Ik

más de una

formación

aplicada (internado residente en

centros

asis

tenciales) para

poder

ejercer de

forma

reconocida.

1:

El modelo del psicólogo clínico como científico practicante ha

r:

inspirado

los programas de formación de psicólogos clínicos de rodas

,

,.¡

las

universidades

americanas, desde 1949

hasta

la

década pasada,

en

la

que

las

contradicciones implícitas

en

este

modelo

se hicieron espe

I

 

!'o!

cialmente visibles. El modelo subraya que los psicólogos clínicos

1;

íl,

deben recibir formación en tres áreas: l diagnóstico la investigación

¡

y la terapia. Es la primera vez que se reconoce la psicoterapia como

'

una

competencia de los psicólogos y la reacción de los psiquiatras no

';

¡

se hizo esperar. Poco después de la Conferencia de Boulder, la Aso

 1

I,.

ciación de Psiquiatras Americanos se apresuró a definir la psicotera-

 .1:

."

pia corno un tratamiento

médico

y de

competencia

exclusiva de los

psiquiatras

(véase Garfield,

1974).

r"

En el contexto de esra '

lucha.

los psicólogos se esfuerzan

por

',':'

defender

el status científico

de

la psicología, y no

están dispuestos

a

,1 ,

supeditar

su labor

a posiciones que

consideran

anticientíficas. El

psicoanálisis,

que

alcanzó

SU

apogeo

en los

EE.UU.

a finales de la

década

de los cuarenta y principios de los

cincuenta,

no encaja

con

los

esfuerzos cienrifisras

de

los psicólogos por dos

motivos.

En primer

lugar,

por

practicarlo

exclusivamente psiquiatras

(según

la normati

va de la Asociación Psicoanalítica Internacional), y, en segundo

lu

gar, por su falra de

aiuste

al

proceder

científico

experimental.

Era de

esperar

que

se

rompiera

este

matrimonio

contr n tur m entre la

psicología clínica y el psicoanálisis (Caparrós, 1983).

. Es en esta

época

cuando

aparecen

enfoques terapéuticos

alterna

tivos al psicoanálisis con un interés visible por

desarrollar

la investi

gación científica en

psicoterapia.

Por

ejemplo, Rogers, enel

marco de

la Universidad Esraral de Ohio, empezó a grabar

entrevistas rerapéu

¡icas

para

someterlas

la

un

análisis sistemárico. Ello

permitió

el

desa

~ r o l l o   de escalas de observación y registro de las p r g u n r ~ y respues

tas de

cliente

y terapeuta, y de este modo se inició la i ves tigac ión

~ i e n t í f i

sobre

el proceso

rerapéurico.

En 1943 se leyó la primera

tesis doctoral basada en

entrevistas grabadas

electrónica ente.

Ro

gers contó

con

un

entusiasta

grupo

de colaboradores

q e ponían a

prueba

sus hipótesis acerca de las condicione s necesarias suficientes

para

el

cambio

rerapéurico,

Por

esta

razón, Rogers

debe s r reconoci

?o como

una

de

las figuras centrales en el desarrollo

moierno de

la

psicorera

pia.

,

1

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 18/27

r

(,(¡

IIPROXiM CiüNES \ L P ~ I U T E R P I

En este

contexto aparecen también

las

primeras

obras

america

nas sobre la personalidad, no identificables con el psicoanálisis, aun

que rarnpoco ajenas a él, escritas por psicólogos disconformes con el

neoconducrisrno

vigeme (Allen, AlIporr, Murray,

Rogers,

Sragner).

Propuestas que

independientemente de su valor intrínseco, apenas

tenían posibilidades de

abrirse camino frente al psicoanálisis,

que,

bueno

o

malo,

consrituía la

única alternativa

posible si se

buscaba

una teoría que abarcara tanto la concepción de los trastornos menta-

les, como' la personalidad y su desarrollo, la psicorctapia, etc.

En los años cuarenta surge la aproximación

más importante que

en

la historia de la psicología se

haya producido

entre psicoanálisis y

psicología

experimental-académica:

la

llevada

a

cabo

en el Instituto

de

Relaciones

Humanas de

la

Universidad de

Yale, en la

década

de

los cuarenta, tal como quedó plasmada en -la obra

de

numerosos

psicólogos

neoconducristas dirigidos

e inspirados por Hull (Dollard,

Miller, Mowrer, Scars, Spence, erc.).

Tal

aproximación intelectual

parece que obedccía mas bien a razones institucionales, ante la pre-

sión ejercida

por

los psicólogos clínicos

que

exigían

una

formación

universitaria. La aporfación de nuevas¡ técnicas inspiradas en las

teo-,

rías conducrisras del aprendizaje hizo que tales intentos de

aproxima

ción quedaran en

el olvido

cuando

apenas habían fructificado. Vista

desde

una perspectiva

histórica, la

obra de Dollard

y

Miller

(1950)

supone l primer

intento integrador serio,

que

a

nuestro

juicio fue

injustamente tratado al no apreciarse el

notable

esfuerzo

conceptual

realizado. , '

Con la

Segunda

Guerra Mundial la conciencia terapéutica

de

los

psicólogos fue

en aumento;

se apoyaba, además, en

una

fuerte de

manda social. Est a conciencia llevó al reconocimient o definitivo

de

la

dimensión

terapéutica de

la psicología! clínica gracias, en

gran parte,

al

trabajo

realizado

por

los psicólogos en la selección

de personal

militar y en el rrararnienro de los veteranos de guerra, para lo que

dispuso de

fondos muy sustanciales.· Este reconocimienro se vería

confirmado

por

los reajustes de la APA y de sus divisiones, así como'

los

de

algunos currículos universitarios.

En efecto, fue en 1949

cuando

se

celebró

la

renombrada

confe

rencia de Boulder (Colorado, EE.UU.) en la que se prefiguró el

modelo de

psicólogo clínico

que

se aplica en los

departamentos

uni

versitarios norteamericanos hasta nuestros días. Y éste es el modelo

del «cicnnfico-practicante»

desde

el

que

se

plantea que

el

psicólogo

i.

67

A APIlOXIMAClON HISTORICA

clínico

debe

recibir formación ciemífica (a nivel de doctorado) ade

,1:,·

más

de una formación

aplicada (internado residente en centros asis

t

tenciales)

para poder

ejercer de

forma

reconocida.

...

\ .

El modelo del psicólogo clínico como aentifiro practicante ha

;;

inspirado los programas

de

formacióo

de

psicólogos clínicos

de

todas

,

e

las universidades americanas,

desde

1949 hasta la década

pasada,

en

la

que

las contradicciones implícitas en este

modelo

se hicieron espe

cialmente visibles. El modelo subraya que los psicólogos clínicos

deben recibir formación en tres áreas; el diagnóstico. la investigación

y

la terapia. Es la

primera

vez que se reconoce la psicoterapia

corno

una competencia

ele los psicólogos y la reacción ele los

psiquiatras

no

se hizo esperar. Poco

después ele

la

Conferencia de Boulder, la Aso

ciación de Psiquiatras Americanos se apresuró a definir la psicotera-

pia como

un tratamiento

médico y

de

competencia exclusiva

de

los

psiquiatras

(véase Garfielel, 1974),

En el contexto ele esta lucha, los psicólogos se esfuerzan por

defender el status ciennfico ele la psicologia, y

no

están elispuestos a

supeditar su labor a posiciones

que consideran

anricientfficas. El

psicoanálisis,

que

alcanzó su

apogeo

en los

EE.UU.

a finales

de

la

, : década de los cuarenta y principios de los cincuenta, no encaja con los

'esfuerzos cienrifisras de los psicólogos por dos motivos. En primer

,lugar, por practicarlo

exclusivamente

psiquiatras (según la norrnati

va

de

la Asociación! Psicoanalítica Internacional), y, en segundo lu

gar, por su faIra de ,ajuste al proceder científico experimental. Era de

esperar que se rompiera este

matrimonio

contra naturam entre la

psicología clínica ylel psicoanálisis

(Caparrós, 1983).

Es en esta época cuando aparecen enfoques terapéuticos alterna-

tivos al

p s i c o n á l i s i ~

con

un

interés visible

por

desarrollar la investi

gación científica en psicoterapia. Por ejemplo, Rogers, en el marco de

la Universidad Estatal de Ohio, empezó a

grabar

entrevistas terapéu

ticas

pam

someterlaf

a

un

análisis sistemático. Ello

pe ritió

el desa

.rrollo de escalas

de

~ s e r v c i ó n y registro de las preguntas y respues

: t¡¡5

de

cliente y terapeuta, y

de

este

modo

se inició la investigación

.cientffica sobre el proceso terapéutico. En

1943

se ley la

primera

  ~ t e s i ~   d o c t ~ r l   basada en entrevistas

grabadas

elecrrónic mente., Ro

.gers canto con

un

entusiasta grupo

de

cola botadores ue poruan a

¡prufba

sus hipótesis; c e r c de las c o n d i ~ i o n e s   nccesariasly suficientes

rpara el

cambio terapeunco.

Por esta razon,

Rogers debe

ser

reconoci

como

una de

las' figuras centrales en el desarrollo miderno de la

[psicoterapia. I

I

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8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 19/27

69

- ~ - I ¡  

}K

APROXlfo lA<. IONI:S A LA PSICOTER \PIA

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

I

Paralelamente, después de dos décadas de

hegemonía

académi-

ca

el

conducrismo

se

presentaba

On10

una alternativa al psicoanáli-

sis capa z de inspirar una practica rerapéurica

distinta: la terapia de

conduna.

La idea básica

en

la que se sustenta la terapia de conducta,

desde sus orígenes es

que

si x es aprendido, x puede ser «desaprendí-

do».

Aplicado al campo clínico,

este

principio supone la inrerprera-

ción de los trastornos

psicoparológicos que no

tengan una

base

org.ínica evidente) C l11 trastornos aprendidos, y corno tales sujetos

,\ las

leyes

del condicionamiento.

Se

poseula, de entrada,

una

conri-

nuidad

entre la

conducta normal

y la

anormal.

Y

cuando

esta

ultima

se ve desde Ila óptica de una conducta aprendida,

la

apelación a

causas intrapsíquirus. conflictos

inreruos

y demás constructos inferi-

dos

pierde sentido.

Resumido

con una rnení íora ,

aunque la

caja

negra siga siendo negra podemos actuar.

Tal visto desde

ahora

la bundcru a la LJuc se aterran los psicólogos clínicos ante unos psi-

quiarras LJuc

se

han

,vuelco

eruditos

sobre las

rnúltiples tonalidades

del negro, pero que en términos prácticos siguen teniendo a S ~ l S  

pacicnrcs

postrados

en un diván.

En

medio

de

codo ello apareció el

d ~ c i s i v o  

trabajo

de

H.]. Ey-

scnck (

1952)

sobre los efectos della

p s i c ~ c e r a P i a .  

Su argumento era

el

siguiente:

si la psicoterflPia es

eficaz:

lo pacientes tratados por este

procedimiento

deben

I11VStrar

unu mejoría mayor

que

los

no

trata-

dos.

Revisó

los dacos

disponibles

y

ObscrVf

que

los

pacientes rracados

con p s i c o t ~ r a p i a   1 10 sólo ¡no mejoraban n ás que los no tratados sino

que parella eXlsur

' '

una corrdlación inversa entre

r

ecUper¡CiÓn y psicoterapia; a r -

yac psicorerapia, menor índice de mcjoría... Los resultados

mucsrran quc aproximadamfme dos tercios del

grupo de

pa-

cientes ncuróricos se recuperará o

mejorara

en

grado

apreciable

después de aproximadarnenre dos años a partir

e1el

inicio de la

enfermedad, siendo

tratados o no

a rruvés

de

psicoterapia

(Ey-

scnck, [952, pág.

322).

Este rrabajo dc Eysenck, que:

marcó un hito

en

la investigación

rcrapcurica, reforzó

indudablemenre

las posiciones

de

los psicólogos

clínicos frente a los psiquiatras que en su mayor parte seguían anda-

dos en las posiciones psicoanalícicas. Por otro lado, Skinner, cuyo

paradigma del

aprendizaje operante era

hegemónico

en esos mornen-

.},

l.,:,

li'

[il

1

¡ti.

ros

dentro

de la psicología académica, en su obro¡ Ciencia y conducta

hum n 1953) reinterpretó la terapia psicoanalírica en términos de

castigo y refuerzo

ahorrándose cualquier

formulación inrrapsíquica,

y ofreciendo así

más

argumenros

para que

los

psicólogos

clínicos se

establecieran sobre unas bases aucónomas.

En 1958 apareció Plicaterapia por inhibición recíproca ,de Wol-

pe, que,

junro a la

obra

de

Skinner

y al

trabajo

de Eysenck,

contribu-

yó a esrablecer la terapia de conducra como un

método

ciemífico de

tratamiento psicológico. La consolidación de la recnología de la rera-

pia

de

conducta durante

los años sesenra y setenta (véase

3.3)

ocurre

de modo paralelo a

una

sociedad en pleno

cambio

social lucha por la

igualdad racial, la igualdad entre sexos, la oposición a la

guerra

del

Vietnam),

que

exige

cambios rápidos por rodas

parres y la inrroduc-

ción de un

nuevo

orden moral

más

racional.

Al rrazar la trayectoria histórica de las técnicas de psicoterapia

hay

que

señalar la existencia de distintos

enfoques que, aunque

se

fraguaron en la década

de

los cincuenta, no

irrumpieron

plenamente

en la escena

p s i c o c e r a p é u r i c ~

hasta

los años sesenta,

Como

hemos

visto,

al iniciarse la

segunda

de

esre

siglo

el panorama psicore-

rapéutico se

reducía

dos opciones: las psicoterapias de orienración

'psicoanalícica,

que,   margen

de la psicología académica, seguían

Ir

rtedominando en

el ~ m b i r o

aplicado, y la modificación de

conducta,

ue,

aún

en fase de 'desarrollo, se inspiraba en

gran medida

en la

sicología cieneífica para el desarrollo de sus técnicas. Sin

embargo,

sra doble

alternativa

resultó

insuficiente

por varias razones. Por un

~ ; : a d o

la efeccividad d:e escos enfoques en

el rrararnienro

de la rnulri-

hadad de

problemas humanos

no era devastadora a la luz de las

',¡il.J :pectarivas de pos icidas .

Por otro

lado, las bases antropológico-

ilos6ficas

de

esros

enfoques

(principios

deterministas,

fisicaliscas y

, ,

'educcionisras)

proporcionaban

una

imagen

del ser

humano

para

iuchos decepcionante deshumanizanre y despersonalizadora), a la

ue se

sumaban

las dificultades

de

rales

modelos para 90mprender

~ e n 9  

cipo de fenóm6nos

humanos

complejos acordes con los ideales

,.,s.tóricos de época (pl,.e

i

.,

crearividad, libertad, e S P i r i c u a l i ~ adj. Tarn-

¡pco; la aspiración guesrálrica de la globalidad holista se da refleja-

~ e \

la

orientación mas

bien

analítica de

conduccismo y psicoanali-

's

~ E . n   definitiva,

esctclima de insatisfacción

propició

q 'e, a partir

 

" rnbién de.sus dererr inanres interno s espec ífico s nacier n una serie

'. ,1

i

~ i e r i f o q u e ~  

psicorerapéucicos

que han

renido su peso en I desarrollo

i

-

  ~ _  

••

 

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 20/27

71

0

I,PROXIMACION ES A LA PSICOTERAPIA

de la psicoterapia,

de entre

los

que

cabe desracar la psicología

huma

nista y el

enfoque

sistémico.

Otras

aportaciones independientes de

esta época,

como

las de Kelly (.1955) y

Moreno

(1946-l962),

se

comentaran en relación con os tres modelos que

describimos

en la

segund

panco

La

¡}sicología bllllldlJijtd

a pesar de

contar

con

algunas

aportacio-

nes previas y de un

cieno

período de incubación en los años cincuen

ta, se consolida a principios de los años' sesenta. Nacido

como movi

miento

filosótlco y social,

más que como enfoque

rerapéurico,

aglutina dc

forma

asisrcmarica una serie de pensadores

(Bühler,

Bugcnralj

Maslow, May, Murphy,

Rogers,

van Kaam,

erc.) y técni-

GlS promotoras

de

la aurorreulización (terapia

centrada en el c1ienre,

guesuíltica,

análisis transaccional erc.)

que

se aurodenorninan «ter

cera fuerza»

(Maslow

,

1962).

Sin

embargo,

fa psicología

humanista

nunca ha pretendido

convertirse en

un nuevo paradigma

(Caparrós,

1979;

Rosal, 1986) sino

que

se

trata más

bien de «una

Welrans

chauung

global, nmal

nueva

filosofía de la vida, una

nueva

concep-

ción del

hombre»

CMaslow" 1962). A

pesar

de la influencia de

algunos emigranres

europeos, la psicología

humanista

es

un fenóme

no genuinamente arriericano que contribuyó al

movimiento

contra

cultural

de los sesenta, y sólo

más

t ~ r d e llegó a Europa.

Su

contribución ~ u n d m e n r l

a

Ial

arena

psicorerapéucica

ha

sido

un

conjunto de prácticas y

técnicas, muchos

casos con

pobre

base

teórica,

que,

aunque

idesligadas,

pretenden,

a

partir

de

una

diversi-

dad

de

-r-a menudo-

'imaginanivos

procedimientos, procurar

la

auto

rrcalización

y el desarrollo del potencial humano. Pori orro lado, al

promover

el trabajo.

grupal, han c o ~ r r i b u i d o

a la difusión de la

psicoterapia en

amplias

capas

de

la p blación, incluso enrre aquellas

personas konsideradas «sanas». Se resenta una descripción más

completa;

de

algunas

de esras conrribuciones al

h b l ~

del

modelo

hurnarusrico-exisrencial I I

De forma

totalmente

independicrirc del

movimiento humanisra,

pero también en los años cincuenta ysesenta, se desarrolla un enfo

que que supone

un salto

cualidarivarnenre

distinto a los anteriores. El

modelo sistémico se caracteriza

por

su especial

ptoragonismo

en la

terapia

familiar,

modalidad

con

la que

a

menudo

se identifica, y

por

la adopción de la teoría general de sistemas y la cibernética

como

marco

orientador de su prácrica

y

conceptualización clínica. En efec

to a partir del estudio de la comunicación en los esquizofrénicos

t

., .,

fi l

-

f : ~ : :

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

lW,"

,

~ F . H  

' 7'

~ . ¡ ~ -

~ : : . . :

l

  ..

(Bateson,

]ackson, Haley

y

Weakland, 1956)

y de otros escudios

convergentes, se llegó a la formulación de la ~ a m i l i a

entendida

corno

sistema abierto,

como

núcleo de conceptualización y

tratamiento.

El

salto cualitati vo 10 constituye el hecho de dejar de

atribuir

los

proble

mas humanos

y psicopatológicos al portador del

síntoma,

para consi-

derarlos

como

expresión

de una determinada

estructura del sistema

familiar y

de

su

funcionamienro

cibernético.

El

crecimiento

de

este

modelo

no esta del codo desligado del

movimiento

antipsiquiatrico (Laing,

Cooper,

Bassaglia, etc.) merced

al peso dado al contexto familiar que circunda al

enfermo

Cantoen la

generación

como

en el

mantenimiento

o curación

de

los síntomas.

Sin

embargo,

el

modelo

sisrémico

ha tenido una

trascendencia hiscó-

rica mucho

más

seria que el

movimiento

anripsiquiatrico, y la

prue

ba

está

en

que mientras

el

segundo

decaía

fuertemente

a los fines de

los

setenta, 'el movimiento

sistémico no ha hecho

más que

consoli-

darse y

ganar adeptos, como comentaremos

al hablar de esce

modelo

(véase

3.5).

Duranre

la

década de

los años sesenta y setenta aparecen los

modelos cognitivOJ

en psicoterapia, en

parte

debido

a la

propia

evolu-

ción de las ceorías del aprendizaje y la

terapia

de

conducta,

pero

principalmente como movimiento aurónomo.

Como exponemos

más adelante

al

hablar

de las terapias cognirivas (véase

3.4), éstas

se

desarrollaron della mano de Ellis ,(

1962),

Beck (1967), Mahoney

(1974),

y

Meichenbaum (1977),

entre

otros, junro con la recupera-

ción de la perspectiva de los conscrucros personales de Kelly

(1955).

Coincidiendo con el

predominio

del

enfoque

cognitivo en la psicolo-

gía

académica, las

llamadas

terapias cognitivas tienen

un impacto

muy significativo en la escena

psicoterapéurica contemporánea.

2.4. El escado accual de la

psicoterapia

l

I '

Resulta

difícil

abordar

este aparcado

porque

la Isicuación accual

de la psicoterapia es exrraordinariamenre compleja. ' o hace mucho.

'un

autor expresaba

esta

situación

diciendo: «El

cam

o de la psicote-

rapia

ha

llegado la ser

Can amplio

y variado

que par

ce

una

corre d.

Babel" que desafía la comprensión humana»

(Mast

rson, en Zeig 1

Munion,

1990)'IEscas

palabras, desde

luego, no res

ltan

alentadora,

y

aunque

no es

nuestro

objetivo definir cuál es (da, situación de j¡

I

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 21/27

73

'

APROXIMACIONES A LA

PSICOTERAPIA

psicorcrapra anual,

pOd ITIOS

al menos intentar situar los ejes que

configuran el espacio en

que

se

mueven

las perspectivas

anuales.

La

primera caracrcnsrica que

definiría a la psicoterapia actual,

segün

la

mayorfa de

manuales,

es la mulriplicidad de perspectivas o

enfoques rcrapéuricos. Si bien a principios de siglo la única forma de

psicoterapia reconocida era la psicoanalírica, al iniciar la

última

déca-

da del

m ilcruo

las técnicas de

psicoterapia «registradas.

se

cuentan

por

centenares. La relación

que

ofrece Corsini alcanza la cifra de

241,

de las

que

desarrolla

  COIl10

las más «corrienrcs- y 66

como

las

111 ís

innovadoras.

Las relaciones ofrecidas por otros

autores

las cuen-

ran ra

mbién

Ipor centenares, de manera que la cifra se suele situar

entre las SÓ y las . ~ O O .   El colmo de estos alardes numéricos lo

proragoniza Karasu

(1986) al

aporrar

la cifra de 400

(!!)

psicorera

ptas.

Aunque

los criterios de selección

empleados

en estos estudios

puedan

ponerse en entredicho, , y

aunque

ral variedad de estructuras

superficiales pueda

rccrorracrse

a

unas

pocas

estructuras

profundas,

la proliferación (o diversificación creciente) de perspectivas consriru

ye una caracrerfsricai rerrbtraídade lal pSlcoterapia anual. :

Estos

córnpuros

gl08ales, sin e m l : j a r g ~ nos dicen muy

poco

so

bre

el predominio

de los Idisrintos ienf9qu s. En la tabla 8 se recogen

los daros de

dos estudios

acerca ele las or enraciones

rerapéuricas

de

una

irnporrarire

¡nuesrral de

psicorerapeu

as americanos.

'

, ,

!

!

, I

I 1

14. Por ejemplo, el

criterio

u r i i i z a ~ l o   por C ~ r s i n i  

1984)

para calificar una

Iormn de psicorcrupiu lomo «(innovadora1) es que su teoría °

proccdirnicnro

«fuera

algo dítcrcnrc de los sistemas csnindarcs» (pág. ;X . Por su pues ro, si se buscan

diferencias, no debe

resultar

sorprcndcnrd

cnconrrnrlas.

Por orto lado, como indica

Frank ( llJH2), a la hora de explicar esta proliferación de psicoterapias conviene rcner

presente el conrcxro en que se ha producido; la kociedad estadounidense. Como

cualquier orto producto

social que

tiene

sobrevivir en un mercado

competitivo,

las psicoterapias tienen que procurar alcartzar visibilidad

y

para ello, el recurso más

utilizado sigue siendo el de uccnruar las J i f e r e n c i a ~   entre lo que uno hace y lo que

hacen los dcnuis. La utilización

indiscrirrtinada

de

este

recurso, no obsranrc, lleva

consigo el peligro de convertir el urea en

.una «torre

de babel».

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA i

Tabla

8.

Tendencias teáricas de

1 J

psicáiogos clinicoJ norteamericanos (daros

procedentes de

Prochaska

y

Norcross, 11983; y

de

Barrorn,

Shadish

y

Mont

gomery, \988)

Orientación

Ecléctica

Psicodinamicay Psicoanalúica

Cognitiva

Conducrual

Existencial

Humanista

Sistémica

Guestáltica

Adleriana

 

:'

Sullivaniana

: > I 1

i h ~ r l q

·jl. ',,:

Comunicación

1 1

1

 

Otras

"":1

'111

ProchaJka

y Norcross

arrom et al,

30.2

42.0

25.5

25.0

8.3

7.0

5.6

12.0

4.4

4 \

4.0

3.4

4.0

3.4

1.5

1.2

\.0

8.\

7.0

 

I

 

~ ; i t

:

i ~ ~ ~ !

Mahoney

098'1', 1991), por su parte, ha elaborado un índice

'e', ,

m : ~ : t   ;

global a

partir de  

daros obtenidos en 15 estudios que desde 1953

j ~ ~ ~ :

['

a 1988 incluyen un: total

aproximado

de

70.000

psicólogos clínicos

~ I I ¡ I

. estadounidens es acerca

de

su orientación. Los resultados se

resumen

~ I ¡ C _ , I

',,,:I 

en la figura

1. :

1

Siguiendo

a

Mahoney,

estos daros

muestran profundos cambios

en las orientaciones ~ e ó r i c a s   de los psicólogos clínicos

durante

las tres

. últimas décadas. Las tendencias más destacables que se observan en

: estos daros son las siguientes:

1

1

¡

',.li:l

i

S1

I

 ,

 

!

 

"

i , ~ ~ i

¡ ~ ~ ; \ '

~ i ~ J :

~ e ·

r:- ·

~ ~ ~ . .

]l¡;,,¡¡

lid:

1

~ ; ~ :  

:

',.,

i

1.

Aumento

espectacular desde.los años setenta

Jel

eclecticis

mo que

aptrece

corno la tendencia

dominame.

¡De los daros

disponible

se

observa un

ligero descenso

moderado

en la

década

de

los ochenta. .

2. Descenso

p.

rogresivo

de

la

orientación p S i c o a ~ l í r i c a   entre

los años sesenta y ochenta con

una

cierta

recup

ración en los

ochenta d ~ b i d según el autor, a la profund zación en el

estudio

de]

mismo (self),

Los daros

de

las e c uestas de la

tabla 8 parecen ind icar cierra estabilidad en los iltimos años

en

romo

al

S %.

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 22/27

75

(j

APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPiA

Pigura

l.

Tendencias reoricas de los psicólogos clínicos norteamericanos du

ranrc

las l í t [ i l ~ a s   décadas (adaptado de Mahoney. 1989, 1991)

60

(PA)

PSICODINAMICA

(C)

COMPOR1 AMENTAL '(1"'..0\

VI (H) HUMANISTA I \

 

50

(Ca) COGNIT/V

A

I \

  .. (E) ECLÉCTICA / \

it  ,(S)

SISTÉMICA I \

> ' \

2'i

40 - , .... -.Q .

I

\

í\

o

"-"-', 1

" I

q

I \

§

o-: ,J I \ I

E

3 30 I

l:f

g: I

'll.,(

1 .

PA

I

d

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lJ.l , " ,J. \ I

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I

 

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20

" , \ I

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z

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...

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¡a,y '

ea

g 10

~ - · ~ :  

...... i ......

-»'

¡

e

~ : · · ~ : ~ ; l ~ ~ :

'

H

..........

s

1955

1960

1965

1970

1980

1985'

AÑO

I

!

5.

Aumenro

lema pero progresivo y, consranre de los modelos

cognirivos,

que

se sitúan a niveles unas veces superiores y

orras inferiores

a

los conducruales,

pero

en la misma banda

(entre el 7 yel 14 'X,j. Quizás esras flucruaciones se relacio-

nan

con

el

uso extensivo que se hace de

la denominación

híbrida «cognitivo-conducrual, en

muchos

ambienres.

¡

I

"

LA

APROXIMACIÓN

HISTÓRICA

4. Consolidaci ón de la orientación humanista durante los años

sesenta, con cierto incremento al inicio de los ochenta que

parece ir decayendo al finalizar la década.

5. Papel

moderado,

pero constante, de la tendencia conductis-

tao

6. Evolución constante, pero más moderada , de la orientación

sistémica.

Tanto los datos presentados

como

las conclusiones que de ellos

se deducen no pueden contemplarse sin tener en cuent a al menos dos

consideraciones. La primera es que son datos referidos a los EE.UU.

y,

por tanto, sólo relativamente generalizables a nuestro medio. La

segunda consiste en señalar que estas encuestas incluyen únicamente

a psicólogos clínicos. Como

hemos

dicho anteriormente, la psicotera-

pia, aun siendo en sí

mismf

una profesión, es practicada por otros

profesionales además de los psicólogos clínicos: psiquiatras, counse-

lors

asesores religiosos y matrimoniales, asistentes sociales, enferme-

tos de psiquiatría."!

Todo

dio

de acuerdo con las regulaciones de

cada país.

'6

Para comprender esta pluralidad actual es necesario tener pre-

sentes las repercusiones de la investigación comparativa de resulta-

dos, porgue c i e r t a m ~ n t e  la situación del área sería muy diferente si la

 

 

.

investigación hubierf

mostrado

de un

modo

inequívccoque elenfo-

 

ji;

.

que

terapéutico «x»¡ es superior a rodos los demás. '

, "1

~ l i

"

 

;

Jil

r

IW

15. En lo referente a los EE.UU., r e n e m ~ s   indicios para

pensf

que los daros

presentados

muestran

un sesgo

notable

en relación con

el

modelo, sistémico y el

;'t·,

i

humanista.

pracricados eón

mucha más

frecuencia de 10

que

aparece Jo esras encues-

,

ras. En efecto, una

buenalparre

de los r erapeuras familiares sisrémicos!y los humanis

ras no son psicólogos clrnicos sino asesores matrimoniales, psiquiatras, asisrenres

sociales, ere.

No

es exrraño

que

ello sea

así,: dado que

la

f u n d a ~ e n a c i n y el

.1 1

.' desarrollo de esros modelos han ocurrido, en gran medida, al margen e la psicología

;;

1'

académica,

como

se expone

más

adelante.

::

. 16. A modo de ejemplo, en los EE.UU. pueden realizar psi orerapia rodas

1\ '

estas profesiones, pero las'entidades aseguradoras sólo reconocen plen

mente

a psicó-

.,

logos y psiquiatras. En Inglaterra, después de la reforma de los

s e r v i ~ O S  

públicos de

.,,, ,

" '

salud, hay un creciente número de enfermeros psiquiérricos que rea izan psicorera-

,1

pia. Asimismo, la

ejercen'

aquellos con arras titulaciones más específi as como la de

«rerapeura artfsrico»

art tberapist ,

desvinculadas en gran

medida

e la carrera de

z,..,

psicología. :

,

';r-'

¡ ¡ ¡ ~ ~

,

ir

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 23/27

77

.

f:,

 

~ ¡ : .

APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA

LaJ repercnsion«: de la ¡rlveJtigacirin de

remit

ados

Como hemos

visto, hacia la mitad' del siglo,

H.J.

Eysenck

(1

')')2)

desafió a la psicorerapia a

demosrrar

su eficacia,

afirmando

que en el rraramicnro

de

los

trastornos neuróticos

ésta no

era superior

a la remisión

csponr.ínca.

El desafío

lanzado

por

Eysenck se

convirtió

en

un

potente

csnrnulo

para

la

investigación sobre

los efectos de la

psicoterapia. Tanto las instituciones públicas como las privadas, que

financian los costes de los tratamientos psicológicos en los

EE.UU.,

asignaron fondos

para la

investigación psicorerapéurica diferencial.

17

Después

de dos décadas de investigaciones y agrias polémicas, a

principios

ele los años ochenta se llegó a

un

consenso entre los investi

gadores en

el

sentido

de

que la psicoterapia, entendida en rérrninos

genéricos,

había probado

cmpíricarncnre ser nuís eficaz que la ausen

cia de tratarnicnro (corno describimos en 4.2).

El consenso establecido se basa en

que

la psicoterapia, en sentido

genérico, es superior al

no tratamiento. Sin embargo, el

interés de: la

investigación recae, en

realidad.ten

la posibilidad

de determinar

ern

.

'

pÍrícllncn.te que torrna

de t ~ r m i c n t o

es la más e f i ~ ~

..

Pero a p ~ s r

de la

cantidad

de

financiación

qu.e este c

mpo

ha recibido, no ha sido

posible declarar

un

«vencedor».

El dato

ccurrenre es

que

los resulta

dos de disrinras terapias son

equivalen

es.

Luborsky

e/ al. 1975)

han recogido la cira de Alicia en fl

paíJ

e las illaravillaJ,

que

utilizó

Frank

(

196

I ) para

resumir

esta siruació diciendo

«todos

han gana

do y todos van a recibir un

premio».

¿ uiere

esto decir

que) a

pesar

de su

manifiesta

variedad,

todos los

enf

ques

terapéuticos

son equi

vulcntcs?

17. Todo este: interés por la invcsrigación

en

l

,

psicoterapia se ha plasmado en la

sociedad

SPR

(5ol ÍdJ /or

P.1ycholhert,pJI ?.esearch)

que

desde 1969

viene

congregan

do

anunlnu-nrc

a los

investigadores

inrcrcsndos, y 'donde se han debatido las cucsrio

ncs nuis

rundcnrcs

de ada mOI1lCJ1 O en csrc campo. La SPR ha jugado, a su vez, un 1, i

papel

imporrnnrv

en la formación complementaria de invcsrigadorcs , la inspiración

1 ;

 

ele

nuevos

diseños y mcrodos de investigación, y el fomento

de

proycuos colaborari- • ¡:

vos donde

participan

varios centros dcjinvcsrigat.ión de rutina coordinada. Ih:

1H. Snlcs t l dI. (Il)Hó) califican csra situación de paradójic a: las disrinras l].

psicorcmpias producen resultados similares aunque utilicen

procedimientos

prácticos :}

disriruos, lo

cual

parece implicar

que,

haga lo que haga el terapeuta, el r c s u l r d o ~

{IU.tI es el mismo. Esta conclusión no puede ser aceptada facilmenre, ni teórica o¡ i!

pcrsonalmcurc. por los terapeutas lJue han pasado muchos

años

refinando

sus

récni-  

GIS

especializadas. Como dicen Rac-hrnan y \.'<Iilson (1980): :;

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

Ésta es

una cuesnon muy importante para

el desarrollo de la

psicoterapia y la rrat arernos con

mayor

profundidad más

adelante en

nuestra

aproximación

metodológica, pero, aun así, vale la

pena

in

troducir aquí unos comentarios. Por una

parte,

las metáforas

pueden

ser

muy

útiles y,

como ésra, pueden

convertirse en lugares

comunes,

,pero también

pueden

ser equívocas.

Dodó,

e pájaro de

cuento

de

Alicia, sostiene

que

todos

han

ganado

en la carrera

porque

(a) cada

uno

tenía diferentes líneas de

partida,

(b) cada

uno

renía su

propia

trayecroria y (c)

cada

uno

tenía su propia línea

de

llegada.

Y,

a juzgar

por

la proliferación

dela anarquía que

parece

dominar

e

campo

de

la psicoterapia actual, la metáfora resulta ilustrativa.

Por

arra parte,

no hay

que

olvidar

que

es

una

falacia sostener

que

,del hecho de

que

dos

tratamientos

no

puedan

diferenciarse se sigue

¡

que

son equivalentes.

Como

Stiles

e/ al. (1986) han pues

ro de

mani

. ' fiesro, la falta de diferencias

puede

tener tres significados diferentes,

  también

se

han estudiado:

; l · ~ P i < : .   :

1j Jr

l.

Que

los resultados' no

pueden

disringuirse. Este significado

:¡\IJ'

. apunta

a

  problema

merodológico, es decir,

que

las estra

. , , ~ ~ k : ,

regias de investigación utilizadas no

han

'sido lo suficiente

~ ~ : ¡ .

mente

perfeccionadas como

para

captar las diferencias exis

'1..,, , rentes. En Il

a

parte

final sobre la «aproximación rnerodologi

i ~ · : :  

.

ca» expone,mos tales estrategias, sus pros y contras, y vemos

¡[i :

.

que, a pesar de los desarrollos recientes, los problemas

meto

 lII:k'¡

dológicos aFtuales no permiten

dar

una

respuesta a las cues

riones planfeadas

por

e problema de la eficacia.

El o m p o r ~ m i e n t o   de los representantes de distintas psico

terapias

0'0 puede

distinguirse. Sriles

e/ al. (1986)

conclu

 

, yen

que

se ha demostrado

repetidamente que

'la resis de la

1

equivalencja de

contenido

de' las terapias es falsa. Las dife

. rencias de

contenido son

ran

grandes

y esrán

 

sisternari

'carnente rel.acionadas con la teoría

que

no

parlce

razonable

. I

,

,

argumento de

distribución

indiscriminada de premios se

impone ...

acabaremos

    .ylismo

consejo a

rodo el

mundo:

«Sea

cual sea la

nfturaleza

de su

~ . s .  n.a¡P4

SQ

uese cual¡Uicr forma de psicorcrapia». Esro es

absurdo. Dudamos

de

  ~ i s f n 0 s  

defens res del argurncnro del pájaro

Dudó den

jl,ste consejo. Si

 -   : l . ~ ~ a c e r l o

ello

mismos ty

la profesión en su roralidad) se anarán rápida

:ve] QClprecio de s s

probables

clientes (pág.

257).

" I ¡

I

"'_ ,,¡

L

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 24/27

79

H

APROXII\.IAUONES A LA I'SICOTERAPtA

atribuir

el

éxito

común

al solapamiento de las técnicas de

los terapeutas.

Realmente

hay diferentes ingredientes en las

diferentes psicoterapias, aunque aún esrá por demostrar si

son

ingredientes activos o accesorios.

5. Que las distintas psicoterapias utilizan principios comunes

de

cambio

psicológico.

Los defensores de esta afirmación se

aglurinun en torno a la investigación de los factores comu-

nes, una línea de trabajo que se encuadra denrro del

movi-

miento integrador 4ue se comenta en las próximas líneas (y

en el aparrado de modelos eclécticos e integradores).

Teniendo en cuenta estos tres significados y sus posibles implica

ciones,

podernos

señalar rcntativamenre las repercusiones

más

rele-

vantes de los resultados de la investigación sobre la eficacia de la

psicoterapia. En

primer

lugar, se observa un crecimiento de la con

ciencia ele

que

el modelo rerapéutico

que

cada

uno

defiende no es

definitivo, ni en su conceptualización ni en Su resultado, sin o limita-

do. Ello implica

también

un cambio de actirud respecto a los

derruís

modelos,. tcndenre a fo/nentar el

respeto

y a estar abierto a otras

formulaciones como pOFlble fuente de aprendizaje. Se desvanecen

así, paularinamcnre, inten tos de convertir o

cxrerrninar)

a los

partidarios de otras orieuraciones. 1

Por orro lado, junco¡ a los tradicionales' estudios sobre; la eficacia

(que

siguco recibiendo el grueso

 

la

financiación),

parece imponer-

I <.- i i

se la

idea

de que es necesario lograr una fOlnprensión más profunda

de los mecanismos de cambio. Se observa así una apertura hacia

nuevos planrearnienros

en la

invesrigación

<p.ej.. el estudio del pro-

ceso terapéutico, véase

4.3,

o el estudio

del

efecro de las variables de

personalidad en el proceso de

cambio)

en.derrirnenro

del viejo

esque-

111<1

de la

comparación

de tratamientos.

Einalmcnrc, hay que

destacar:

coma resulrado

no

prevista

de

esta

situación el desarrollo del movimiento integrador. rv Esre movirnien-

· 1:

to, urriculudo en torno a SEPI Society lor the Exploration 01Psycbor->

.

e..ap ,

lntegrasion), constituye un marco de diálogo y estudio que;

refleja de

forma característica

los

dos

puntos

anteriores;

es d e c i r . ~ ~  

forncnra un clima de respero y diálogo, y

promueve

nuevas

Iíneas d ~ : ~  

::?

ti . Esta tercera consecuencia no es ajena al auge

de

los planrcarnicnros e é t ~  

I

cos , comentado anrcriormcrnc

a

pa n ir

de los

daros

de las

encuestas.  

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA·

investigación. La aparición de este nuevo marco permite acceder a un

nivel de elaboración teórica y empírica que va más allá de la investi

.gación intra-escuelas que ha canalizado

el

desarrollo de la psicorera

pia

durante

décadas.

 

a

tendencia hacia

el

eclecticismo

y

la integración

La opción ecléctica, como muestran los daros mencionados al

inicio

deesre

capítulo , parece ser la opción más utilizada en la pracri

ca." Eclecticismo, etimológicamente, significa selección de lo mejor

,

 

de cada teoría, y a lo largo de la historia ha conseguido mayor

; ~ ~ e p t a c i ó n  en

momentos

de crisis ideológica o escepticismo (p.ej., en

; . ~ I p e r í o d o   helénico romano).

1;

; ;.1.,

Aunque

los modelos eclécticos permit en la apertura y la f1exibili

~ ¿ l a d favorecen igualmente una selección indiscriminada de elernen

](\'.I·"

¡tps de la

más

diversa procedencia, lo que puede dar lugar a una

t w ~ z c o l a n z a   incoherente de conceptos y técnicas. Por tanto, no hay

,

M,F

supo(ler

que adoptar

UJ;1

enfoque ecléctico conlleve una mejora

¡fRm¡\tica en la aetI¡,ación del terapeuta. En realidad, existen varios

¡es

de posturas o ¡enfoques

cclécricos

de valor

muy

desigual en

~ l : t o  

a su

c o n t r i b ~ c i ó n  

al avance de la psicoterapia como ciencia.

.¡m

bién

SOn

varios.llos autores

que

han emprendido: la tarea de

if Ípguir

entre las

I

diversa" formas de eclecticismo <Ncimeyer,

, , ~ ¡

Norcross,

1916;

Villegas, 1()90b), aportaciones

que

nosotros

'

  ~ p s . utilizado

para realizar el siguiente intento de

sisrernarización:

~ : ~ t   "

I

~ ¡

¡¡.;,..t .,:; Ff eetieismo (ntuitivo o ateérico,

Se nutre ú n i c a ~ t = n t t : :   de los

¡',,: procedimientos cspeoficos de las distintas técnicas, COn in

 

•. dependencia¡'de su marco conceptual. Incurre

en:

el

coleccío

~ t l

• I I

  i

1 i ~ m o   de técnicas y conceptos a Veces conrrapuestos. Sus

. ~ . . ;

 

\ ~ - l ~ f t i d a r i o s

sf:e1en

ser poco amanres de la

t e o r i ~ a F i ó n y  

~ s c o -

Iti'j'

gel'

 

técni as a emplear en base a su

arraccion:

subjetiva o

~ ' i ' 1 J i '

VIvenCIa

y creatividad del momento. Es

mJy

frecuente

i ~ ·

1 , ~ n : 1 a

práctica clínica, aunque por motivos

teóricos

y ciennfi

' Í t I ' f ~ Q ~

presenta evidentes problemas.

"

· I i

I, , , ~ J , f . . l ;1I

.. ffi \ ~ n o   de los 1

encontró qye

el 1 de los

415

e n c u e s r a d ~ s se

auc

denominaba

  o al marlz su re puesta, escogían, términos bien disptes que reñc-

i ' c ; f ~

de

signific

dos

qhe se recogen bajo

esra eriquera.

,:\t

¡

'1

1

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 25/27

81

APROXll\Ir\C10NES A LA PSICOTERAI (A

2. Eclecticismo técnico. Consiste en la selección de técnicas y

proccdirnienros de orígenes diversos de acuerdo con criterios

sistcnuíricos

(pragrnarico s o teóricos), sin necesidad

de

acep

tar

el marco de referencia o teoría de

donde

proceden. fue

sugerido por

A. Lazarus, cuy'\

propuesta, el

rnultimodalis

mo, es

un

ejemplo típico de esta opción (Lazarus,

1981).

A

menudo acaba precisando de una guía racional o teoría

que

sea 1"

suficientemente amplia, potente

y flexible

como

para

abarcar de forma coherente elementos dispares.

_).

Eclecticismo

sintétrco, Dentro del movimiento integrador se

conoce

también

COIno «integración teórica» puesto que tra-

ta de integrar conceptos procedentes de distintas teorías.

Villegas (1990b) lo

llama

integracionismo y

distingue entre

integración asimilativa (reformulación  de los conceptos de

una rcoua en rérrninos de otra) e integración acornodativa

(articulación de elementos teóricos compatibles). I

,

De

hecho, estas

dos últimas

formas

de

eclecticismo forman

par

te, junro con la línea

e

l:os factores

comunes,

del

movimiento i n t e ~  

grador en psicorcrapia.

t .

Ot un lado, es cierto

que

el interés or integrar distintas pers

pectivas psicotcrapéuticas es antiguo, re,

ontandose

a los clásicos

trabajos

de

Ftench

(193.)

y

Dollard

y Mfller (1950), y tradicional

mente

ha estado

centrado

en torno al p icoanalisis y la terapia de

conducta. Pero, por otro lado, también es cierto.que las imensiones

que ha adquirido el

movimientol actual para la integración

de

las

psicoterapias son Inuy notables. omo un exponente de este auge,

algunas

de Ids revistas principa1cb del á r

han dedicado números

monograficos al terna de la integración;

d r

ejemplo,

Bebn utor Tbe -

rapy, Cognisu» Tberapy alJd Researcb, 'i ritish

}vlIrnal

of

Clinical

Psychology, y

el

Briti.rh }ollmal of Gllidance

ami

Connselling.

Ade-

m.ís, en la actualidad existen os revistas dedicadas exclusivamente a· ;!I

este terna: el }ollrnal

of

Eclectic

and

lntégratioe Psycbotberapy

y el

1

}Iwrnal of PsydJvlherajJ'y Integration

(órgano oficial de SEPI).

La

cuestión de la integración de las psicoterapias también ha tenido eco :j

en los

organismos

oficiales.

particularmente

en el seno del

NIMH,;

Nalivnal

lnst

ume vfMenlal

Healtb),

que es el principal

organismq)

de provisión de fondos

para

la investigación en

salud

mental

en

l O : ~ , i  

EE.UU.

Después

de dedicar

una

conferencia al

tema,

este

organismo]

LA APROXIMACiÓN HISTÓRICA

hizo un conjunto de recomendaciones para la investigación en psico

terapia a las

que

nos referiremos

más adelante

(Goldfried,

1991).

En

1983

el

movimiento

integrador en psicoterapia se

dotó

de

una estructura

formal con la creación de

una

sociedad internacional

dedicada a estos fines, la SEP1, y en

1990

se constituyó en

nuestro

país la Sociedad Española

para

la Integración en Psicoterapia (SEIP),

confeder ada con la

primera.

En el

capítulo

5

abordamos

las principa

les respuestas al reto

que

la cuestión de la integración

supone para

todo el campo de la psicoterapia.

La tendencia creciente hacia la terapia breve

En los años de

predominio del

psicoanálisis, la psicoterapia era

A

un proceso lento

de muchas

sesiones semanales

durante

varios años.

Aún

en

informes

relativamente recientes (p. ej.

Kernberg el al.,

' : , ~ ; J , 9 7 2 )   se

habla

de un total de 840 sesiones,

aproximadamente.

Sin

~ : ~ d u d a ,  

este

planteamiento

sólo es

asumible por determinadas

capas

~ d t · l a  

población.

Con

la aparición del resto de

modelos

terapéuticos

se

I S ~ ~ : J d o   consolidando

a tendencia,

cada

vez

más

acentuada,

hacia el

~ h c Q r t a m i e n t o   del

proceso terapéutico.

Por

ejemplo, los enfoques sis

", l P i c o s de terapia fabiliar no sobrepasan las veinte sesiones (Gur

qán

Kniskern

y

P i n ~ o f ,   1986).

Este

número queda por

debajo del

~ . ~ i t e  

de las veinticinfo sesiones, que es criterio generalrrl.ente adrni

~ \ : I o ' p a r a  

considerar ,un

tratamiento como

breve

(Koss.y

Burcher,

986). Algunos

modelos cognitivos (p.ej., Beck

el al., 1979) ram

r,ij n'::defienden la

corta duración

de sus tratamientos, en

torno

al

l i t ~  

de las

v e i n t i c i n ~ o  

sesiones. La modificación de

conducta puede

~ Ú l t a r t a m b i é n brere. Por

ejemplo, Wolpe (/952)

~ n f o r m a

de

~ n ~ a

casos

cuya

duración

osciló

entre

4 y

125

sesiones.

Algunos

:/ ct;dimientos

específicos,

como

la

implosión,

se

c o n c i b ~ n  

también

formatos breves.

Como

describimos

más adelante: dentro

del

~

 

~ ~ ~ P s i c P d i n á m i c b  

se

han

dado

también

intentos

im

orrantes de

.1i,<e

6n

del

tiempo' de

tratamiento

(psicoterapias

din

micas bre

~ f ~ i

n su: revisión,

Koss

y

Bllt:her (1986)

clasifican as terapias

en

cuatro grupos;

psirodinarnicas, cognltIvo-cond ctuales,

111

e6.cioneS en

111:" (i

crisis, y otras. En

la actualidad,

Garfiel y Bergin

1 t I

'}

S ~ t l ~ l u y e n   qll<

«es

obvio

que la

mayor parte

de 1 psicotera

  . I ~ e f e ofrece al.

ú b l i c o  

en general es relativamente breve,

tan

,>p.r

a

corno el

psicoanálisis,

y

menos

costosa»

(pág.

12).

¡:..

:

I ,

.t:. : . I !

:¡.

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

http://slidepdf.com/reader/full/feixas-y-miro-capitulo-ii 26/27

83

1:"

, ,c'

H2

APROXIMACIONES A LA

PSICOTERAPIA

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

En este sentido, resulta irnpotranre recoger aquí algunos datos

disponibles

sobre

la

duración

de la psicoterapia.

Garfield

(1986),

tras revisar varios estudios, informa .del hecho de que dos tercios de

los pacientes 'tratados

terminan

el

tratamiento

antes de la

décima

sesión. En servicios psicológicos

que

atienden a clientes de clase social

baja el 75 % «le los casos

acude

sólo para una sesión, el 15 %

para

dos y sólo e 10

%

para

tres

o

más. Estos datos responden

más

a

una

terminación prematura de

tratamiento

que a un planteamiento bre

ve de la terapia.

Teniendo

en

cuenta

estos daros, la tendencia creciente de las

psicoterapias hacia la

brevedad

supone un sano ejercicio de ajuste a la

realidad de la' morivación o

disponibilidad

de los clientes. Pero existe

otra razón aun más poderosa en favor de las terapias breves: los

esrudios sobre efectividad terapéutica. Al comparar distintos

trata-

mientos, la variable relativa a la duración de la psicoterapia. no

produce efectos diferenciales, por lo que resultan tan efectivas las

terapias de larga duración como las breves.

22 '

Si las terapias de

larga duración

no,

han demostrado

ser

mas

efectivas

que

las breves, [as segundas.resultan preferibles

por

varios

motivos. En primer lugat, en el plano dela política de

salud

mental

en centros públicos no scida coherente

gastar

el dinero del.conrribu-

yenre en tratamientos I ~ r g o s  

cuando,

enfoques más breves pueden

resultar

al

menos

tan efectivos. En e ár'biro

privado

la cuestión

afecra al cliente de forma más directa, C O ~ I O  que también resulta un

problema ético

proponer

un rratamient de larga duración.

Por otro Jada, hay que recordar

que

a psicoterapia no es un fin

en sí rnisma.: sino que su finalidad es pr mover un buen funciona

miento del cliente en su

medio

natural. uantas más sesiones dure

una psicoterapia

más

se lo

aparra

de su, medio, y más importante

21. Aún más conrundenres son

los

hallazgos

de

HowarJ

l al. (1986), quie-

nes

analizando

los

daros de estudios basados

en

niás de 2.400

clientes

encontraron

que

a las 8 sesiones, aproximadamenre,

el 50 %:

de los clientes

habían mejorado

sensiblemente.

A las

26

sesiones

habían:

mejorado ya

el

75 %, lo

cual

es

un dato

también

muy interesante si consideramos-que el porcentaje

estimado

de mejorfa roral

se sitúa

en

el

85

r;{

22.

Asimismo, en la revisión de

60

estudios

que investigan específicamente ,:::

esta

cuestión de la duración del traramienro se confirma también la equivalencia d e l : ~

resultados entre las

terapias

breves

y

las de larga duración (Iohnson

y

Gelsc,

\ 9HO).

1""

deviene e terapeuta dentro de su red social. El tiempo que pasa en la

consulta

o servicio psicológico lo resta de su tiempo libre que, de orro

modo, sería disponible para su

mundo

social, familiar y personal. El

dinero que destina se resta de su capacidad para hacer

determinadas

actividades

potencialmente

también terapéuticas. Asimismo, la per

sona de rerapeu ra deviene un ser

poderosamente

importante en la

vida de cliente, incluso en

comparación

con (y quizás en

competen-

cia con) orros vínculos familiares o afectivos. Por supuesto, algunos

modelos han reivindicado e interés de tal intensidad para e vínculo

terapeuta-cliente, per o no se ha probado su mayor eficacia en la prac

l' cica,

r

, ,

i ~ . : : : : : .   Unas notas acerca del estado actual de la psicoterapia en Espafla

 

Uno de los hechos fundamentales de la década de los ochenta en

/,jq'i'estro país ha sido su integración en las estructuras de la Europa

~ < i ó m u n i t a t i a .  Como parte de esta andadura común, la década de los

"'

,

~ 9 y e n t a

va a ser testigo de la' libre circulación

de

profesionales entr e

1, países europeos. Ello conlleva un esfuerzo de coordinación

de

lrerios también en lo referente a la profesión de psicólogo y espe

lmenre la

de

psicorerapeura.

,p.a

asociación holandesa de psicoterapeutas ha proragonizado e

¡ll:icipal esfuerzo aglurinador frente a' una realidad

muy

dispersa

~ ~ , ,, 1

1

r t c ~   del estaruto del psicoterapeuta en los distintos países euro

:"El fruro más concreto de este esfuerzo es la fundación de la

' 1' I

¡lJE.t/ropean

A ~ s o c i a t i o n  

Psychotherapy

(Ávila, 1 ~ 9 l .

¡ p

nuestro pais, Ir profesión

de

psicoterapeura no está reconoci-

Ilegalmente corno tal, en parte por la falra de titulación ~ n i v e r s i t a -

,ifspedfica. El

estudio

universitario

de

la psicorerapia se

desarrolla

carreras de psicología

y

psiquiatría,

pero

en la práctica hay

lS.:profesionalesno titulados

que

están ejerciendo.

Nada

de esro es

0 i.al

hecho de la juventud de la propia psicología corno carrera

" ¡-Sitaria en Espa1a, ni a la corra

vida

de los colegios  

psicolo

. : ~ .   la. equiparación

europea nos ha puesro en la uación de

q. ue actualizar jmestro estatuto profesional, y tres entidades

~ 9 ~ ~  I

(Colegiol?ficial de

Psicólogos, Sociedad, E pañola.

de

¡ l S ~ \ \  

r

Asociación Española de

Neuropsiquiatría)

an unido

H ~ r ~ Q f   para c r e ~ r  

un

[marco asociativo

común

y es ecífico de

'¡ I'

,

,

  ~ 1 , , _ .  

'

¡·I

"

;r'

8/15/2019 Feixas y Miro-Capitulo II

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85

4

't'

PROXIM CIONES A

L

PSICOTER PII}

psicoterapeuta, que permita

la integración

con la EAP

a partir

de

las

asociaciones ya existentes. Estos esfuerzos de coordinación

han

dado

lugar a la

FEAP

(Federación Españolade Asociaciones de Psicotera

peuras),

entidad

que

aglutina

a la casi totalidad de asociaciones de

psicorerapeuras, establece un proceso común de

acreditación

de psi

corerapeuras,

e instaura un registro

de

psicorerapeuras

acreditados,

todo ello

de

acuerdo con los

baremos

que se acuerdan en la EAP. En

la tabla 9 se resumen estos criterios.

Tabla 9. C .jtu-jos de acreditación que se conJidera en la EA y la FEAP

1. Titulación de rango universirario. La Iicencíarura en psicología (con la

especialidad de psicología clínica) y la

licenciatura -

  ~ ~ j i c i n a y cirugía (con

la especialidad de psiquiatría) se consideran

adecuadas.

2. Un mínimo de tres años a tiempo parcial, en el período de posgrado

universitario dedicados a la formación teórica, técnica y clínica en psicorera

pia y a la adquisición de las habilidades

básicas del psicoterapeuta,

mediante,

cursos

y

seminarios, con un

mínimo

total .de

600

horas, Incluirá

s i

lO

ha

formado paree Je la forrnación universitaria

de acceso-

al menos 50 horas de

conocimientos fundarnehrales de las diferentes modalidades

y

orientaciones'

.

1

en psrcorerapra. ,1

3.

Un

mínimo

de

dos

años depracnca

r o f e i o n a l  supervisada,

e iniciada

[ras al menos un año del formación teórica¡ Al menos incluirá el tratamiento

de dos cases y un

mínimo

rotal d¿ 1 se+ones de t r a t a m i e n ~ o La supervi

sión de la práctica profesional

h a b r ~  

de realizarse con psicorerapeuras expertos

acreditados

como tales por las respectivas

asociaciones

de

psicorerapeutas,

4.

Un

rhínimo de seis meses de accividakies prácticas en entornos públ icqs

o priv ados Ide salud mental, en

1'05

cuales

el

psicorcrapcura en fo

r

m aci6p

pueda tener experiencia

directa

  la

chnica psicopacológica,

permitiéndole

[Ornar

conracro directo con las diferentes formas de manifestación de los

trastornos mentales, y ltls discinros profesionales que intervienen en la salud

mental.

i Ji

, 5. Las secciones ,.. elaborarán criterios fobre la realización por )05 candi

datos

a

psicoterapcutas

de psicoterapia

personal

u Otros procedimientos que

garanticen la capacitación personal del terapeuta...

I

11

!

'1'

"

ji

LA APROXIMACIÓN HISTÓRICA

terapia como una profesión compleja que requiere

una

formación

muy específica. Ello supone un cambio raelical con respecto a la

situación previa

en la que, en base a la

legalidad

vigente,

el mero

hecho de

poseer

una de estas dos licenciaturas

permitía

el lib re ejerci

cio. Aungue la

constitución

de la FEAP no cambia automáticamente

la legislación,

í

supone

una

importante

definición

estatutaria

hecha

por el

propio colectivo de psicorerapeuras, que

supone

un avance en

la regulación de esta profesión en nuestro país.

A su vez, el establecimiento

de

estos criterios hace explícita y

. patente una situación anteriormente poco clara, es decir, el hecho de

¡ que la formación

universitaria

de primer y segundo ciclo no es sufi

  cienre para un ejercicio responsable de la psicoterapia, y gue la profe

r sión requiere de una formación

que

debe regularse de

alguna

forma.

 La estructura federativa

de la

FEAP

otorga a sus asociaciones rniern

  ·jbro la autoridad para reconocer la

adecuada

f o ~ m a c i ó n  de sus psico

r\, terapeutas afiliados (en base a los cnrenos mmrrnos de la FEAP).

I

pero

la

cuestión

de

quién debe llevar

a

cabo realmente

esta

forma

' : \ 'ción

no está concretada. En la práctica

parece

que

cada

asociación

  e s t ~ b l e ~ e  sus p r o p i ~ s  cenrros de formación

y

práctica, mientras que la

"ij!:\.uruverstdad queda':

un

p o c ~ relegada en esta tarea. .estructura

-lhace

que todo dependa en

ultima

mstancia

de la

asociacion

a la

gue

¡.: 'i::I psicoterapeura se afilie. '

El

hecho

de que los criterios de acreditación

partan

de las l i c e n ~ i  

ciacuras de psicología o medicina

y

requieran una importante forma ¡1;

ción

adicional

teórica y

práctica

supone el

reconocimiento

de la psic

.!