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17 FARDO FUNERARIO DE LA TUMBA 1 DE LA ESTRUCTURA XV DE CALAKMUL, CAMPECHE Renata Schneieder Glantz CNCPC INTRODUCCIÓN El presente trabajo aborda tanto la problemática de conservación como los procesos de intervención realizados al fardo funerario (y demás ofrenda mortuoria) de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche. Bulto mortuorio recuperado durante una temporada de campo en los meses de octubre y noviembre de 1994 por Valeria García, Gloria M. Sánchez y Renata Schneider; quiénes, en aquella ocasión, tuvimos la oportunidad de participar en el diseño, la planeación y la ejecución del rescate de los vestigios de este entierro. De hecho, Valeria García y quién suscribe hicimos nuestra tesis de licenciatura en 1996 con este tema 16 . El entierro, localizado en la cripta o tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, consistía en una litera mortuoria conformada por un personaje femenino envuelto por tiras elaboradas o impregnadas en algún tipo de resina mineralizada (fardo funerario o bulto mortuorio) que estaba sostenido por dos parihuelas de madera. Acompañando al personaje se encontraron una ofrenda de 16 piezas cerámicas empotradas en un escalón y en el piso de la cámara; dos conchas bivalvas y una prenda similar a una capa compuesta por más de 370 de placas de concha Spondylus; asociado a ésta se encontraron fragmentos de una máscara funeraria de teselas de jadeita, concha y Spondylus y un personaje tallado en jadeíta. Además, en el área pectoral del esqueleto, se localizó un elemento de cuatro pendientes de piedra silícea. El conjunto funerario se encontró dentro de una cámara abovedada y sellada cuyos muros presentaban un enjarre muy burdo de cal (Véase la lámina anexa a este apartado en el que se señalan fotográficamente varios ejemplos de la diversidad de materiales de la ofrenda). La tumba y su ajuar funerario eran de por sí sumamente interesantes, sin embargo, lo que realmente hacía importante este hallazgo era lo verdaderamente atípico del tratamiento mortuorio del personaje exhumado, ya que hasta ese momento sólo se tenían evidencias de fardos funerarios compuestos de textil y petate en Mesoamérica: encontrar un personaje envuelto en tiras de una resina conservada era algo altamente irregular y por ello mismo fue que el arqueólogo de Calakmul, Ramón Carrasco Vargas, puso a nuestro cuidado el rescate y la excavación integral de la tumba, un suceso que resultó ser muy novedoso e importante para nuestro gremio en aquel entonces. 16 . La tesis se intituló ―El proceso de rescate, conservación, restauración y análisis como una fuente primaria de investigación antropológica: el caso de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche‖ y será la referencia básica de este texto.

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FARDO FUNERARIO DE LA TUMBA 1 DE LA ESTRUCTURA XV DE CALAKMUL, CAMPECHE

Renata Schneieder Glantz CNCPC

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo aborda tanto la problemática de conservación como los procesos de intervención realizados al fardo funerario (y demás ofrenda mortuoria) de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche. Bulto mortuorio recuperado durante una temporada de campo en los meses de octubre y noviembre de 1994 por Valeria García, Gloria M. Sánchez y Renata Schneider; quiénes, en aquella ocasión, tuvimos la oportunidad de participar en el diseño, la planeación y la ejecución del rescate de los vestigios de este entierro. De hecho, Valeria García y quién suscribe hicimos nuestra tesis de licenciatura en 1996 con este tema16. El entierro, localizado en la cripta o tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, consistía en una litera mortuoria conformada por un personaje femenino envuelto por tiras elaboradas o impregnadas en algún tipo de resina mineralizada (fardo funerario o bulto mortuorio) que estaba sostenido por dos parihuelas de madera. Acompañando al personaje se encontraron una ofrenda de 16 piezas cerámicas empotradas en un escalón y en el piso de la cámara; dos conchas bivalvas y una prenda similar a una capa compuesta por más de 370 de placas de concha Spondylus; asociado a ésta se encontraron fragmentos de una máscara funeraria de teselas de jadeita, concha y Spondylus y un personaje tallado en jadeíta. Además, en el área pectoral del esqueleto, se localizó un elemento de cuatro pendientes de piedra silícea. El conjunto funerario se encontró dentro de una cámara abovedada y sellada cuyos muros presentaban un enjarre muy burdo de cal (Véase la lámina anexa a este apartado en el que se señalan fotográficamente varios ejemplos de la diversidad de materiales de la ofrenda).

La tumba y su ajuar funerario eran de por sí sumamente interesantes, sin embargo, lo que realmente hacía importante este hallazgo era lo verdaderamente atípico del tratamiento mortuorio del personaje exhumado, ya que hasta ese momento sólo se tenían evidencias de fardos funerarios compuestos de textil y petate en Mesoamérica: encontrar un personaje envuelto en tiras de una resina conservada era algo altamente irregular y por ello mismo fue que el arqueólogo de Calakmul, Ramón Carrasco Vargas, puso a nuestro cuidado el rescate y la excavación integral de la tumba, un suceso que resultó ser muy novedoso e importante para nuestro gremio en aquel entonces.

16

. La tesis se intituló ―El proceso de rescate, conservación, restauración y análisis como una fuente primaria de investigación antropológica: el caso de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche‖ y será la referencia básica de este texto.

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Tras la excavación de la tumba17, todos los materiales fueron trasladados a México (con la excepción de la lapidaria) para poder ser analizados, estudiados y conservados a cabalidad, puesto que en la Ciudad de Campeche, en aquellos momentos, no existía un grupo de restauradores que pudiera hacerse cargo del problema; además de que era la primera vez de la que se tenía noticia de la presencia de látex seco en un contexto arqueológico y existía un completo desconocimiento en nuestra área sobre como atenderlo, lo que implicaba, evidentemente, un trabajo muy minucioso y cercano a múltiples disciplinas que pudieran asesorar cada parte de la intervención y talleres de trabajo acondicionados y equipados.

Así, durante diez años, los mismos que fueron precisos para la estabilización y conservación adecuados del fardo mortuorio (como se verá más adelante), la ofrenda de la Tumba 1 fue analizada e intervenida acuciosamente. Las 16 piezas de cerámica fueron restauradas en su totalidad en 1995 y devueltas al Centro INAH ese mismo año, y muy posteriormente, en 2001, se concluyó la intervención y montaje de la capa de cuentas de spondylus, un trabajo excepcional realizado por la Rest. Patricia Meehan. Asimismo, no es sino hasta 2004 que, tras muchos años de estabilización y de experimentación con materiales de montaje-embalaje, se termina el trabajo de intervención del fardo, asunto que ocupa este texto. Hoy, sólo resta por restaurarse una pequeña máscara de cinturón o pecho que, igualmente, será trabajada por la Rest. Meehan, para que posteriormente, y de lograrse las condiciones para ello, reproducir museográficamente la tumba y el acomodo espacial de las ofrendas dentro de un sistema integral y no de piezas separadas, expuestas en vitrinas.

Por ello, espero que el presente texto informe al lector, no sólo de una serie de intervenciones técnicas, sino también de los argumentos que apoyaron cada momento del trabajo y, fundamentalmente, de lo importante que es tratar contextos mixtos como éste de forma razonada y científica.

Finalmente, como es obvio, espero que, de igual manera, se perciba la importancia para la disciplina de la restauración del hallazgo de la tumba 1 en el contexto de la Ciudad Estado de Calakmul, de la zona maya del Petén y de la arqueología mesoamericana, en términos de su valor, sino estético o volumétrico, sí en función de la diversidad de materiales ahí presentes, de la forma interrelacionada en que se abordaron éstos y su contexto y, de la interacción fisico-química y biológica que sufrieron durante los más de 1200 años de enterramiento.

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. Consúltese el texto antes referido para mayores detalles en este aspecto.

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IMAGEN 1. Diagrama esquemático de la Tumba

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IMAGEN II. Ubicación del sitio

Antecedentes

Desde fechas muy tempranas, el sur de Campeche se pobló de varios asentamientos que se desarrollan a partir del siglo VII A.C. y hasta el s. IX D.C. Uno de los sitios más importantes, sino el más relevante, fue Calakmul.

Suele considerarse que el estilo arquitectónico del sitio se integra al tipo conocido como Petén -cuyo mayor representante es Tikal-; sin embargo, Calakmul presenta características que lo diferencian del resto del área petenera. El núcleo de Calakmul está compuesto por cerca de 975

edificios y mide 1.75 km2. Esta zona central tiene

todos los rasgos arquitectónicos esperados en una gran ciudad prehispánica maya: estelas, plazas grandes, juego de pelota, palacios y edificios de gran tamaño formando un conjunto tipo acrópolis organizado sobre una plataforma extensa.

Calakmul ha resultado ser un sitio sumamente interesante en el estudio de las costumbres funerarias del periodo Clásico Tardío maya, puesto que en el relativo corto tiempo que lleva Calakmul de ser explorado sistemáticamente se han encontrado varios ejemplos mortuorios riquísimos en información y materiales, destacando los ejemplos de las tumbas halladas en las estructuras II, III, IV y VII. Por ello, a partir del descubrimiento de la Tumba 1 de la Estructura XV de Calakmul, en septiembre de 1994, el Proyecto Arqueológico de la Biosfera de Calakmul, dirigido por el Arqlgo. Ramón Carrasco, solicitó apoyo a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural para el rescate y conservación de los materiales de la misma, puesto que ante la diversidad y la naturaleza de materiales que presentaba la cripta era necesario contar con restauradores especializados. Esto, entre otras razones porque el clima en Calakmul se considera cálido subhúmedo con lluvias en verano y con un porcentaje de lluvias en invierno muy bajo. La tumba 1 sufrió importantes procesos de alteración destacándose la bioturbación animal y las inundaciones. Sin duda en este ámbito climático todos los materiales se vieron sometidos a condiciones muy severas de deterioro y a fluctuaciones continuas que les impidieron establecer un equilibrio definido con el medio ambiente, como se verá más adelante.

En consecuencia, era preciso que, además de los restauradores, se contara con la asesoría de especialistas de otras disciplinas que nos orientaran tanto en el tratamiento de los materiales como en el sistema de muestreo (necesario para la ejecución de análisis en laboratorio).

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A partir de tales consultas y de una extensa revisión bibliográfica sobre técnicas de extracción, antes de la exploración e intervención de la tumba se definió que el trabajo en campo debía basarse en los

lineamientos abajo citados, mismos que se cumplieron efectivamente una vez integrado el trabajo in situ:

- Liberación de los materiales en bloque (es decir, rodeados por una matriz de tierra, preservando momentáneamente sus condiciones de equilibrio).

- Las intervenciones de conservación se reducirían al mínimo y se harían sólo en los casos que así lo requirieran.

- Se evitaría la aplicación de cualquier tipo de material de naturaleza ajena a la de la materia prima de elaboración de los artefactos, evitando contaminar los materiales.

- Se tomarían muestras de cada estrato, un cuadrante sí y otro no (método del ―damero‖).

- Se pondría gran énfasis en la recolección de los datos de registro y no se retiraría ninguna pieza de su contexto hasta estar completamente registrada y se entendiera su relación vertical y horizontal con los demás objetos.

- Previo a cualquier tipo de trabajo se establecerían medidas de preservación, cuantificación y control del medio ambiente (a definirse en campo).

- Todos los materiales (muestras y objetos) serían cuidadosamente embalados y almacenados de manera que no perdiesen humedad o se expusieran a oscilaciones de temperatura.

Así, siguiendo tales preceptos, la tumba fue excavada durante los meses de octubre y noviembre por un equipo compuesto por tres restauradoras, un arqueólogo, una dibujante y tres maestros albañiles. Cabe aclarar que el espacio de la inhumación era sumamente pequeño por lo que debía trabajarse sólo por pares y que había sido severamente dañado por la acción de roedores y las entradas periódicas de agua por lo que la excavación fue todo menos sencilla. Aún así, los materiales hallados fueron:

IMAGEN III. Ubicación de la Tumba 1 en la Est. XV

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Acercamiento al fardo in situ

A. Dieciséis piezas cerámicas del tipo Infierno negro monocromo, mismo que corresponde al Clásico Tardío (600-900 D.C.),

B. Una infinidad de piezas de lapidaria (por ejemplo dos pares de orejeras; varias cuentas que conformaban los brazaletes, las ajorcas y la pequeña máscara; cuatro pendientes de roca silícea y un personaje labrado en jadeíta),

C. Madera de parihuelas, morillos y soportes (en todos los casos muy deteriorada),

D. Muestras de paleosuelo, E. Tres improntas de textiles y cordelería

registradas en tierra endurecida, F. Accesorio de vestimenta (o capa) de spondylus

(compuesto de 380 placas perforadas de entre 2.33 y 1.33 cm2),

G. Concha (dos conchas bivalvas y ejemplos de las cuentas de los brazaletes y las ajorcas (conchas en tono morado, mamey, hueso y ocre); además de dos piezas similares a agujas contemporáneas),

Todo el material óseo del personaje (en muy mal estado de conservación), H. Muestras de tierra, I. Muestras de los cúmulos u ofrendas; y, J. El fardo funerario completo.

Todos estos materiales fueron registrados por cuadrante y recibieron número de elemento cuando así lo precisaban, aun cuando sabíamos que debido a la bioturbación y a las inundaciones ciertos elementos que habían sido numerados separadamente en función de su ubicación en el contexto eran en realidad parte

Procesos para el levantamiento de la

―Litera Funeraria‖

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de un mismo artefacto. Al final, tras la remoción de todo el material se dejaron tan sólo las cuentas de spondylus de la capa y el fardo funerario. Las cuentas fueron retiradas siguiendo su posición espacial18 y colocadas en placas de poliestireno (unicel). El bulto mortuorio fue banqueado y trabajado para ser removido en bloque. Posteriormente, en diciembre de 1994 se trasladaron a la CNCPC todos los materiales de la tumba, a excepción de la lapidaria (ajorcas, brazaletes, pendiente antropomorfo y orejeras)19 fueron trasladados a México para ser analizados, estudiados y conservados. En 1995 se concluyó el trabajo de análisis e intervención sobre la cerámica y ésta fue trasladada a Campeche en el mismo año20. Posteriormente, se comenzó el trabajo de análisis, microexcavación y adaptación microclimática del envoltorio mortuorio, de la madera de las parihuelas (en estado casi irrecuperable), el material óseo, las conchas, el sílex, la capa y los demás materiales. Este trabajo se prolongó por espacio de casi diez años por una serie de razones que se expondrán a detalle en las siguientes páginas. De este modo, para seguir un orden expositivo adecuado, antes de hablar de las intervenciones realizadas a los materiales ofrendados en la tumba 1, primeramente, y en el desarrollo del próximo apartado, se describirán física y formalmente los materiales (en particular y con mayor profundidad en el caso del látex del envoltorio); además de que se explicará su posible manufactura y, ante todo, los posibles mecanismos que generaron el estado de conservación en que los hallamos en 1994 y que, en la medida de lo posible y siguiendo con estricto apego la teoría de la restauración planteada por Cesar Brandi21 y aceptada y seguida por los profesionistas de la restauración en México, queríamos conservar íntegramente, al tiempo en que nuestra intervención posibilitara comprender visualmente los artefactos. DESCRIPCIÓN, ESTADO DE CONSERVACIÓN Y POSIBLES MECANISMOS DEL DETERIORO DE LOS MATERIALES DE LA TUMBA 1

En realidad, este apartado será un apretado resumen de lo tratado en la tesis de licenciatura ―El proceso de rescate, conservación, restauración y análisis como una fuente primaria de investigación antropológica: el caso de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche‖ realizada en 1996 por Valeria García y quién suscribe que, justamente, tuvo como parte sustancial el análisis y la

18 Para mayores datos sobre este proceso, revisar la ya citada tesis ―El proceso de rescate, conservación, restauración y análisis como una fuente primaria de investigación antropológica: el caso de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche‖. 19

A la CNCPC se trajeron tan sólo ejemplos de las cuentas de jadeíta de las ajorcas, los 4 pendientes de sílex que se encontraban dentro del bulto mortuorio, la máscara y tres cuentas de jadeíta más que estaban también dentro del envoltorio funerario y que pudimos rescatar sólo tras la microexcavación. 20

. Para mayor información sobre este tema en particular se recomienda leer el informe correspondiente, mismo que puede consultarse en el Archivo Técnico de la CNCPC y en el Centro INAH Campeche. 21

Cf. BRANDI, CESARE; Teoría de la restauración; Alianza Editorial; Col. Alianza Forma; España, 1988. Traducción de Ma. Angeles Toajas.

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interpretación de las transformaciones y cambios que sufrieron los materiales dentro de la tumba 1, ya que es evidente que sin una adecuada comprensión de la manufactura de los materiales originales, así como de los procesos de diversas índoles que participaron conjuntamente en su degradación es imposible generar una buena propuesta de restauración. Como se dijo con anterioridad, en principio lo que más me interesa es hablar sobre el fardo funerario de Calakmul, sin duda el objeto más atípico y difícil de abordar de la ofrenda funeraria de nos ocupa. Sin embargo, tras describirlo y explicar su estado de conservación y las posibles causas que lo provocaron, abordaré, mucho más someramente, los demás materiales y artefactos del entierro (léase el material óseo, la madera de las parihuelas, los pendientes de sílex y la demás lapidaria, la concha y, con mucho menor detalle, los cúmulos de nidos de abejas meliponas, el paleosuelo, la cerámica –en este caso puesto que existe ya un informe completo- y las improntas de textiles y cuerdas) Esto, para generar una comprensión global del problema que nos atañe y para que, de ser posible, se entiendan con mayor claridad los procesos que se efectuaron para salvaguardar el contexto en general. A saber: 1. Fardo funerario Se trata de un envoltorio cristalizado, rígido y quebradizo color café muy claro (10YR 7/4), cuyas medidas son 1.66 m de largo x 0.49 m (máx.) de ancho x 0.11 m de espesor. Servía como envoltorio de un cuerpo humano, a manera de un sudario. Está manufacturado con varias tiras o lienzos sobrepuestos de la cabeza a los pies del cuerpo que envolvía. El fardo se encuentra destruido en una sección —44 cm— que va del área de cráneo —a partir de los primeros 15 cm— al área de la pelvis (esta destrucción es resultado de la acción de roedores). Las tiras, vendas o lienzos están compuestas por tres estratos diferenciados: el estrato inferior ó 1 —en contacto con el cuerpo del personaje— que mide ±0.6 cm; el estrato medio ó 2 mide 1.2 cm aproximadmente, y el estrato superficial ó 3 que tiene una superficie muy lisa coherente y casi impermeable en el área de cubierta y porosa tendiente al gris oscuro en la parte del fondo del envoltorio. Las dos últimas oscilan entre los 0.1 y 0.3 cms. en promedio. Los estratos inferior y superior, a su vez, presentan un película (a) que encapsula una lámina cristalina (b) de un gris casi negro. Tanto la ―película‖ como la lámina son parte de la estructura del material; en cambio, los tres estratos mayores ya referidos corresponden a la manufactura del bulto funerario, misma que se explicará más adelante. A partir de las características visuales y físicas que presenta el fardo mortuorio se pensó en la posibilidad de que su materia prima fuera algún tipo de látex, ya sea

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que fuera caucho o chicle, especies que existen en la zona de Calakmul22. A partir de la observación de las características visuales del envoltorio y de los análisis realizados en 1995 se pensó que podría tratarse más de la primera opción (hule), pero no debe descartarse que sea el extractivo del chicozapote, ya que ambos son resinas terpénicas y abundaban en la región desde la época precolombina. Los argumentos para uno u otro caso son muy extensos. A continuación se hace una breve relatoría de los mismos: A. Hule o caucho. Este material se extrae del látex de diversas plantas; en México, fundamentalmente de la Castilla elástica que actualmente se distribuye en la vertientes del Golfo de México (desde el norte de Puebla y Veracruz hasta la Península de Yucatán) y del Pacífico (de Nayarit a Chiapas). Es un árbol que se encuentra en selvas altas subperennifolias y medianas subperennifolias en sitios perturbados; su área de distribución y su misma abundancia están fuertemente influenciadas por la protección del hombre23. Como otras plantas de la familia de las moráceas, el árbol presenta un jugo lechoso, del cual se saca el hule propiamente dicho24. Este látex se obtiene por medio de incisiones practicadas en la corteza, el líquido escurre hasta el suelo donde se recoge en una vasija25. Este material fue empleado por las culturas mesoaméricanas para la manufactura de diversos objetos, como pudo comprobarse en las excavaciones en el Cenote de Chichén Itzá donde se encontraron figuras de hule, vasijas con contenidos de resina y hule, bolas de caucho formadas de tiras enredadas o de copal cubierto por hule26; se sabe, también que los mexicas hacían masas de caucho, usaban papel goteado con hule, pintado o rayado, fabricaban imágenes de los dioses con él y le conferían propiedades medicinales. Evidentemente, el uso más conocido del hule en la época precolombina era la fabricación de pelotas para el Juego de Pelota27. Sahagún describe un oficio específico para el trato del hule, demostrando así la importancia de este material entre los mexicas: El que trata en la goma negra que

22

. En los recorridos de campo de 1992 de la SEMARNAT y de la ONG Pronatura (Cf. García y Schneider: 1996) no se encontraron árboles de hule; sin embargo, en Pennigton: 1968, sí se reportan varios ejemplares en el área. 23

. Pennigton: 1968: 124-125 y Sánchez: 1996: 1. 24

. Standley: s/f: 215. 25

. Sánchez: 1996: 2. 26

. ... las paredes interna y externa de la vasija trípode fueron embadurnadas de pigmento azul maya, símbolo de sacrific io, antes de llenar el fondo con copal, y de poner encima y quemar catorce o más bolas de caucho...pintadas de azul. El caucho usado llegaba en hojas y en filamentos que por tanto debían enrollarse para formar una pelota, como en este caso...; en tanto que en las figurillas servía de piel o de delgado recubrimiento. El glifo con el que se designa al caucho se refiere a esta propiedad. A principios de siglo todavía se quemaban copal y caucho juntos en rituales realizados por los indios lacandones... Metafóri camente, ambas sustancias son la sangre de los árboles, y ambas desprenden un humo oscuro y aromático...

(Chase: 1989: 134). 27

. Cf. Martínez: 1970 y 1986, Peña: 1993, Sánchez: 1996 y Uriarte: 1992.

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se llama ulli, que se derrite como torrenzo puesto en asador, y no se torna a cuajar, tiene árboles de que la saca; hace unas masas redondas, otras anchas y otras delgadas y largas. Es goma muy saludable. De ésta se hacen pelotas con que juegan, que fácilmente saltan como pelotas de viento, haciendo sonido como las mismas28. En cuanto a la manufactura se menciona en la bibliografía que el líquido recogido se coagula desde que se expone al aire pero que se le agregaban, por lo general, varios productos para acelerar este proceso (guamol — Calonyction aculeatum — o machacuana — Ipomea violacea—29), ...o colocando láminas delgadas sobre hojas anchas y dejándolas expuestas al sol, posteriormente se pegan unas sobre otras para formar una lámina gruesa. También puede coagularse con el calor de una hoguera, por medio de humo o bien agregando sal sobre el látex que va escurriendo30. Durante la coagulación, natural o inducida, el líquido primero es de apariencia lechosa, rápidamente se torna amarillento y finalmente negro31. Se menciona también que se recogía el líquido en calabazas huecas, se dejaba cuajar, después se cocía en agua caliente y con ello hacían una pelota redonda o bien, a falta de calabazas, se lo untaban en el cuerpo y cuando se enjutaba y secaba se desprendía en tiras y formaban una pelota que cocían en agua32. Existen actualmente métodos modernos para la obtención y coagulación de caucho natural, que consisten en la aplicación de ácidos, o bien en el cocimiento en hornos (previa inmersión en agua hirviendo y agua fría)33. Químicamente, el látex del caucho o hule se considera parte de la familia de las resinas terpénicas, mismas que constituyen una de las clases de sustancias más extendidas en el reino vegetal. Constituyen a las resinas, bálsamos y esencias que se obtienen de la exudación de diversos tipos de árboles y arbustos. Polimerizan al escape del solvente (cuajado o coagulación). Su unidad química fundamental es el isopreno, mismo que según su recurrencia o posición isomérica diferencia un tipo de terpeno de otro. Los hules naturales (compuestos por n número de unidades) son del tipo de los poliisoprenos34. Los polisoprenos (poliprenos), incluyen a una serie de productos naturales como el caucho (Castilla elástica o Hevea brasilensis35), la gutapercha, el guyele y la balata. Los productos naturales poliprénicos son hidrocarburos no saturados resultantes de la polimerización del isopreno

36. El hule natural contiene un 95% de

caucho y un 5% de otras resinas y gomas.

28

. Sahagún: 1985: 573. 29

. A éstos productos, Mary Baker les llama materiales secundarios. Cf. Baker: 1995. 30

. Sánchez: 1996: 2. 31

. Standley: s/f: 215. 32

. Torquemada citado en Peña: 1993: 5. 33

. Cf. Peña: 1993. 34

. Castro: 1990. 35

. Esta especie no existe en México, pero es el productor de caucho natural más apreciado en todo el mundo. 36

. Martínez de las Marías: 1972: 55.

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Así, el caucho es un elastómero o termoplasto (conformado por moléculas de baja polaridad debido a que el esqueleto de la cadena sólo tiene átomos de carbono, siendo su estructura irregular por las ramificaciones). Los dobles enlaces contenidos en la molécula son responsables de la reacción de polimerización ya que permiten la formación de una retícula que paulatinamente encoge la red y las sustancias que permanecían en estado líquido salen a superficie y se evaporan37. Las largas cadenas se encuentran enredadas unas con otras, de esta manera al estirar ligeramente el material, las moléculas se extienden; al dejar de aplicar la fuerza las moléculas vuelven a enredarse38. Pese a su gran tamaño y peso molecular (pm 100,000 a 1 millón) es más ligero que el agua39. A partir del siglo pasado se han instrumentado varios métodos artificiales o sintéticos para la obtención de caucho, o bien para reforzar sus propiedades: En la primera mitad del siglo XIX se descubre el vulcanizado, método que consiste en crear enlaces de azufre entre las cadenas del isopreno (de 1 a 3% de S), otorgándole al hule una mayor resistencia a la tensión, al calor, y confiriéndole mayor elasticidad. Por otro lado, actualmente el hule sintético se obtiene de un copolimero formado de los monómeros del butadieno y el estireno40. Pese a que mediante estos sistemas se ha logrado la creación de hules mucho más resistentes, el caucho natural se altera y transforma del siguiente modo: ... la reacción más común que va deteriorando al hule es la oxidación, provocando cadenas con radicales peróxido (R—O:O—R), el enlace O:O es débil y se rompe por calentamiento, al romperse se obtienen radicales libres muy activos que vuelven a reaccionar con otra parte de la molécula o con otra molécula, ocasionando la ruptura de las cadenas de isopreno41. Las cadenas, llenas de dobles ligaduras que tienden a romperse, se van saturando así de agentes reactivos como los radicales alcoxy (RO R´O), hidroperoxy (·OOH) ó peróxido (R—O : O—R); que a su vez hacen actuar a otras partes de la molécula. La reacción es sumamente lenta para empezar, alcanzando su clímax al saturarse de tales radicales, para posteriormente decaer rápidamente42. El ozono produce igualmente gran deterioro en las moléculas. Por otra parte el Cu, el Mn, el Fe, el Ni y el Co pueden acelerar las reacciones, ya que actúan como catalizadores. La humedad juega un papel en la reacción del oxígeno o del ozono con la superficie del caucho, que se ve incrementada asimismo por la acción de la temperatura; también, la luz ultravioleta rompe fácilmente las dobles ligaduras de isopreno. Finalmente, si aceites y solventes polares penetran el material pueden depolimerizar las cadenas43.

37

. Castro: 1990. 38

. Peña: 1993: 7. 39

. Budavari: 1989: 2045. 40

. Peña: 1993: 9. 41

. Peña: 1993: 9. 42

. Castro: 1990. 43

. Castro: 1990 y Peña: 1993: 9-10.

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Otro proceso que altera profundamente al hule es la cristalización, misma que con el paso de los años vuelve totalmente inelástico al material, volviéndolo quebradizo. Esto se debe generalmente a que las zonas cristalinas presentan distinta resistencia mecánica, así durante procesos de expansión—contracción, la frontera entre las zonas elásticas y las cristalinas se fractura44. En el hule antiguo es sumamente común encontrar transiciones cristalinas dentro de las masas elásticas, o bien, hallar piezas totalmente cristalizadas con puntos localizados de material sano45. En el caso del hule arqueológico, Bertha Peña concluye: ...Podríamos decir que a pesar de todos los factores contrarios a su conservación, el hule perdió propiedades importantes como su elasticidad, y es probable que lo que tenemos hoy en nuestras manos no es propiamente un hule, sino un polímero con características diferentes a los elastómeros46. B. Chicle. Se encontró bastante menos información del chicle que del hule; sin embargo, se pudieron compilar algunos datos y comprobar su afinidad química con el primero: La especie árborea de la cual se extrae el chicle es conocida como Achras zapota o chicozapote (Yá, Sakya o Chakya en maya). Es sumamente abundante en el área sur de la Península de Yucatán, fundamentalmente en la zona petenera (existe a nivel mundial otro árbol de la familia de las zapotáceas que no existe en México, pero que también produce un látex de características termoplásticas: la balata -Mimus balata y Sapota Muelleri-; del cual se obtiene un producto que reemplaza al chicle, al caucho natural o a la gutapercha). La madera del chicozapote es de grano fino, dura, rojiza, fácil de pulir y trabajar; es poco atacada por los insectos y suele usarse para vigas, durmientes de ferrocarril, etc.; es la madera usada en los antiguos templos mayas que más se conserva. El más importante producto del árbol es la gomorresina conocida como chicle; usada como la base de la goma de masticar; misma que se obtiene de efectuar incisiones espirales en el tronco del árbol durante la estación de lluvias y debe ser batido y hervido hasta que se espese. El chicle o "tsikte" fue bien conocido de los antiguos mayas, siendo masticado para calmar la sed y también como un acompañante de las comidas. Era preparado en barras de unos 10 cm. de largo y 1 cm. de grueso, envueltas en hojas de plátano, forma en la cual todavía se ofrece a la venta localmente...El látex se llama "its"; cuando está ya cocido y listo para masticar "cha"47. Como en el caso del hule, el jugo del chicle se recoge en una vasija colocada en la parte inferior del tronco, el látex en contacto con el aire, se espesa hasta adquirir una consistencia parecida a la de la miel, más tarde se cuece en recipientes de

44

. Rodrigo Velázquez. Comunicación personal. Marzo de 1996. 45

. Baker: 1995: 223-227. 46

. Peña: 1993: 24. 47

. Enciclopedia yucatanense: 1977: 443-444.

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fondo bajo, hasta que por pérdida de agua el material se reduce a una masa consistente, que se bate para eliminar más agua y a la cual puede, o no, agregársele el látex proveniente del árbol Chunup (Clusia flavia) con la finalidad de adulterarlo; por último se reúne en barras48. El chicle se compone estructuralmente de dos triterpenos cíclicos: el acetato de Lupeol (C32H52O2´) que es un triterpeno abundante en los extractivos de varias

plantas y árboles (entre ellos los productores de caucho); y la , amidina. En términos generales a la molécula entera se le considera un triterpeno49. Químicamente, el chicle se deteriora de la misma forma que todos los terpenos de alto peso molecular; es decir, del modo descrito para el hule, que es básicamente igual al proceso de alteración que sufre, por ejemplo, el barniz de un cuadro de caballete; ya que aunque las cadenas de cada terpeno puedan variar en el peso molecular, en la forma isomérica, en la combinación de los monómeros o en el tamaño de la cadena; todos son estos polímeros comparten una misma estructura básica50. En lo referente a objetos de chicle precolombinos que se conserven hoy en día no se tiene noticia alguna; ni se sabe siquiera con certeza sí se empleó para elaborar alguno, aunque el Rest. Rolando Araujo, actualmente asegura contar con objetos manufacturados en chicle provenientes del Templo Mayor51. Volviendo al fardo funerario que nos ocupa, su estado de conservación era lamentable tanto macro como microscópicamente: el material se encontraba absolutamente quebradizo, reseco y frágil. Sobre todo en las áreas inferiores donde se observaba una oxidación aguda y una mineralización desigual. Microscópicamente pudimos notar también que los estratos internos del material presentaban, además un tipo de alteración característico. Por ejemplo, el estrato 1 mostraba una superficie aparentemente alterada: sumamente porosa, oscura, reseca y con un intenso craquelamiento; en cambio, el estrato 2 era claro, tendiente al amarillo, sin cohesión y con tan poca resistencia física que tendía a colapsarse y por tanto a fisurar el estrato 3. Este último, en general, presenta una superficie muy lisa, coherente y casi impermeable, y totalmente cristalizada o calcificada52. Los estratos 1 y 3, a su vez, se conforman de la capa o película a y una línea oscura denominada capa o lámina b. Como ya se hizo notar los tres estratos mayores corresponden a la manufactura del material —aplicación sucesiva de

48

. Enciclopedia yucatanense: 1977 y Enciclopedia Barsa: 1960. 49

. Cf. Reynoso: 1954. 50

. Cf. Mills: 1987, Feller: s/f, Keck: 1969, Stout: 1977 y W itte: 1975. 51

. Comunicación personal. Rolando Araujo: 2005. 52

. En un primer acercamiento, Rodrigo Velázquez nos mencionó que el Calcio puede llegar a formar parte de la molécula, rompiendo los dobles enlaces, y cambiando así la estructura química del material.

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tiras de látex sobre lo que podrían ser hojas de palma— y las capas a y b a la subdivisión natural interna del material —capas externas alteradas y un núcleo de caucho sano. Se cree que los estratos 1 y 3, debido a su homogeneidad, coherencia y comportamiento físico eran el hule puro o hule calcificado y que, en cambio, el estrato 2 que es muy poco compacto, muy grueso e irregular (pero presenta partículas de caucho), correspondería a una capa vegetal gruesa (o palma) que sufrió la penetración del látex líquido y que con el tiempo perdió su coherencia debido a la putrefacción del vegetal que actuaba como soporte53, por lo que el estrato quedó fofo y quebradizo; coincidiendo así con la manufactura que reportan las fuentes para el hule, aunque es difícil descartar del todo al chicle54. Pasando ahora a los mecanismos de deterioro que dieron lugar al estado de conservación ya descrito. Es importante decir, como se ha mencionado ya en innumerables textos de conservación y restauración, que el deterioro de un material es resultado de la combinación entre diversos factores que actúan en un espacio y un tiempo específicos. En el caso que ahora se analiza, esto es evidente, ya que algunos de los factores deteriorantes sirvieron a su vez para catalizar procesos de conservación de otros componentes químicos del material (o de otros materiales culturales depositados en la ofrenda). Para comprender el estado de conservación en el que se encontraba el Fardo funerario a su llegada a la CNCPC, es necesario enumerar y explicar (aunque sea brevemente) cada una de las causas que pudieron afectarlo, y buscar los mecanismos del deterioro que se llevaron a cabo durante los casi 1300 años que el entierro permaneció virgen. Sin embargo, es claro que este breve análisis del deterioro es tan sólo una aproximación y, obviamente, es de suma importancia continuar investigaciones sobre este material: por ejemplo continuar estudiando su composición fisicoquímica, su sistema de factura, su significación en el ritual funerario, su comportamiento en el contexto específico, entre otros aspectos.

Así, para exponer las alteraciones sufridas por el Fardo funerario es preciso comenzar por el factor común de deformación de este contexto: la bioturbación animal. Como el resto de los materiales, el bulto mortuorio se vio sometido a fragmentación y dispersión causada por roedores; el área más destruida fue la superior —desde la cabeza hasta el límite del tórax con la región pélvica. El área que ocupan la pelvis y las piernas presenta algunas perforaciones, no obstante, en general se encuentra bastante íntegra. Por otra parte, es importante mencionar que el fardo tuvo cambios dimensionales una vez que el cuerpo se descompuso, ya que el látex permaneció durante plástico mucho tiempo y fue deformándose y adaptándose al perfil que adquirió el esqueleto, una vez que desaparecieron los tejidos blandos.

53

. Cf. García y Schneider: 1996. 54

. Cf. Las imágenes y la información consignadas en García y Schneider: 1996: 165 -178

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IMAGEN IV. Fardo Funerario en el Taller Laboratorio, previa la microexcavación de su interior. Nótese la destrucción causada por los roedores

Otra modificación sufrida por el bulto mortuorio fue la aglutinación de sus materiales propios y de los materiales a los cuales cubría (huesos, fragmentos de la resina, materia orgánica, etc.). Esto se generó gracias a las sales disueltas en el agua que penetraron en la Cámara continuamente. Cuando estas sales cristalizaron, formaron un estrato calcáreo con características similares a las de un estuco manufacturado, pero con una dureza y una resistencia heterogéneas. En el caso de los espacios en los que penetró dicho material al fardo —básicamente la parte posterior— observamos un trabajo diferencial por peso.

La resina terpénica que compone el material primordial del fardo funerario sufrió una serie de transformaciones muy severas, como fueron su polimerización tras el rito funerario (que por ejemplo, posibilitó afortunadamente la creación de improntas definitivas en su superficie mientras esta endurecía. Véase lámina anexa) y su posterior depolimerización. Por ello, vale la pena puntualizar algunos de los procesos del deterioro de la resina en las condiciones específicas del caso que nos ocupa, ya que éstas determinan su actual grado de preservación. Uno de los rasgos particulares de este fenómeno es la presencia de un cuerpo humano en contacto con el látex: es evidente que éste sufrió un proceso natural de descomposición, por lo que se produjeron gases y vapores (amoniaco principalmente) y algunas sustancias ácidas y básicas generadas por el constante intercambio electrónico. Los compuestos formados tras tal intercambio reaccionaron con el material envolvente: por ejemplo, se cree que la formación de vapores de sulfuro provoco una semivulcanización, muy ligera y local del estrato interno (esto explicaría el intenso color negro de la capa b y el craquelamiento que

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caracteriza la superficie en general). Esto mismo también podría explicar la carbonización (gracias a las sustancias ácidas) del tejido muscular que encontramos en el fémur derecho del esqueleto55. Por otra parte, la luz ultravioleta, como ya se vio, es uno de los factores que con mayor facilidad rompe las dobles ligaduras del polisopreno, despolimerizándolo; en este caso la oscuridad ayudó disminuyendo el daño, lo que derivó en un —relativo— buen estado de conservación del fardo. Ya que, por ejemplo, de haber sido un depósito en contacto con luz ultravioleta, la oxidación se habría dado en mayor grado por la acción directa de este tipo de rayos sobre la superficie. Así, los procesos de oxidación e hidratación son particularmente importantes en la superficie del material, tendiendo a cristalizar y cambiar la composición de los materiales (debido a la ruptura de las dobles ligaduras reactivas y a la reconfiguración de las cadenas poliméricas) y a blanquearlos (esto ocasionado por una especie de "descoagulado" —o recuperación de líquido en las cadenas—, y a los procesos de calcificación y cristalinización56). Por otra parte, es importante mencionar que la calcificación fue sin duda el fenómeno que más ayudó a la preservación del látex, o más bien, del envoltorio como tal. Es decir, al romperse las dobles ligaduras de los grupos alifáticos por oxidación, se dio una sustitución en los enlaces libres de iones de calcio y carbonato presentes en el contexto, produciéndose un encapsulado de resina calcificada con un núcleo de resina sana57. Tras la penetración de iones minerales se cristalizaron las sales estabilizando en gran medida al polisopreno, sumado al inherente proceso de cristalización de la resina. Ahora bien, ¿cómo pueden llevarse a cabo reacciones de oxidación en una cripta con poco oxígeno y ausencia de luz ultravioleta?. Aquí cabría aclarar dos cosas: aunque se trata de una cámara sellada, ésta tuvo siempre intrusiones de roedores, lo que implica que la atmósfera nunca llegó a ser totalmente anaerobia porque existían ligeras entradas de aire; en segundo lugar el agua que penetró en sucesivas inundaciones a la Tumba58, aportó el oxígeno necesario para que reaccionara con la superficie del fardo. Finalmente, es preciso decir que el resultado físico producto de las alteraciones que sufrió el fardo son aparentemente las que sufren todos los objetos manufacturados en este material, como lo demuestran dos casos cuyas características físicas actuales se asemejan a las descritas para nuestro problema: durante la ejecución del proyecto de recimentación de la Catedral Metropolitana de la Cd. de México se encontró una pequeña bola de hule realizada con tiras anchas que se fueron enrollando, de color blanco amarillento, que había perdido

55

. Esta explicación deriva de los comentarios realizados por el Dr. Michael Schultz en el mes de mayo de 1996. 56

. Baker: 1995: 227. 57

. Rodrigo Velázquez: 1996: Comunicación personal. 58

. Ver Capítulo 8.

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flexibilidad y estaba sumamente rígida59. Por otra parte en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá se reportó que en todos los casos las piezas de caucho estaban endurecidas y habían perdido su flexibilidad, el hule se notaba quebradizo e hinchado en su superficie pero no así en la parte interna, se menciona que el color era más bien claro con algunas zonas negras60. En cuanto al deterioro específico de los tres estratos arriba mencionados (es decir los tres estratos que componen estratigráficamente las tiras o vendas)61, pareciera que las capas a y b de los estratos 1 y 3 sufrieron daños específicos según su ubicación: la capa a es superficial y parece estar alterada debido a su interacción con la humedad y el oxígeno, y la capa o lámina b es el corazón del hule que aparentemente no reaccionó tanto, puesto que está protegido por las dos superficies expuestas (no hay que olvidar que pese a su deterioro en menor o mayor grado, el polisopreno tiende a ser impermeable). Para finalizar con las descripciones de este material quisiera decir simplemente que pese a que pareciera que las condiciones de enterramiento fueron sumamente agresivas y pueden haber dañado en gran medida al elastómero; es de considerar que si el látex hubiera estado expuesto a una atmósfera aerobia (abierta y oxidante), a la luz del sol, al ataque eventual de algunas bacterias, a procesos de abrasión eólica o hídrica, etc.; simplemente no hubiera sobrevivido 1200 años ni de broma. 2. Material óseo Los huesos son de un adulto, probablemente de sexo femenino, de entre 40 y 50 años y que medía 1. 44 m aproximadamente. Según el inventario realizado por los Antropólogos Físicos Andrés del Angel y Eric Mendoza no se encontró completo ningún hueso, a excepción de algunas falanges, dos sesamoideos y los dientes. Se observó asimismo que el cráneo, aunque muy fragmentado e incompleto dejaba observar una deformación craneal del tipo tabular oblicuo62. El esqueleto es el elemento de la tumba que sufrió el mayor ataque por parte de los roedores: gran cantidad de fragmentos fueron arrastrados por los animales a regiones lejanas de su posición corporal. Por ejemplo, tal fue el caso del húmero izquierdo, mismo que se localizó junto al muro norte mientras que el derecho se encontró en posición anatómica.

Un alto porcentaje de los huesos, particularmente las costillas y las vértebras fueron atacadas y destruidas. Este hecho tiene una razón lógica ya este tipo de huesos son los que contienen un mayor porcentaje de sustancias nutritivas. La parte frontal del cráneo, es decir los huesos faciales tampoco fueron encontrados in situ: sólo algunos fueron localizados en áreas cercanas al cuerpo. Los huesos

59

. Peña: 1993: 21. 60

. Peña: 1993: 15. 61

. Muchas de las observaciones sobre la manufactura del material que aquí se consignan fueron realizadas por el Mtro. Luciano Cedillo y el Prof. Jaime Cama Villfranca. 62

. Véase Del Ángel y Mendoza; en García y Schneider: 1996: Anexo No. 5.

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del peroné no fueron encontrados dentro de la cámara. Los huesos de manos y pies se hallaron casi en su totalidad, pero dispersos. El material óseo que compone este entierro sufrió serios procesos de degradación (entre los cuales podemos mencionar sobretodo la desfosfatación: no debe olvidarse que la cripta contó con altos contenidos de ácidos y bases). Leticia Brito63 señala que el proceso de diagénesis en el material óseo es el conjunto de cambios físicos, químicos y biológicos que se lleva a cabo en su composición y estructura, como resultado de las reacciones combinadas que se producen entre los componentes del hueso y los del medio en el que se encuentra enterrado. La diagénesis incluye procesos de disolución, precipitación, reemplazamiento mineral, recristalización, crecimiento de cristales y sustitución iónica64. En este caso el material óseo no se encontraba en contacto directo con una matriz (no estaba enterrado); sin embargo, dados los acontecimientos ocurridos en la tumba y que ya han sido relatados con anterioridad, sí sufrió procesos de degradación tanto en la parte orgánica del hueso como en la inorgánica. En el estrato del paleosuelo (o sustrato de material petrificado o unido por carbonatos de calcio cristalizados tras las continuas inundaciones que sufrió la cámara) encontramos gran cantidad de pequeños fragmentos de huesos que quedaron aglutinados dentro de él. Estos huesos tienen un avanzado grado de degradación (causada, como se mencionó líneas arriba, por una acción directa de los productos ácidos y básicos ahí contenidos). Muchos de estos fragmentos no fueron susceptibles de ser extraídos del envoltorio y/o del paleosuelo, dada la fuerza del material que los incluía y dado el mal estado en el que se encontraban; además el paleosuelo proporcionaba unidad a algunas secciones del fardo y romperlo implicaba destruir fragmentos de látex, por lo que se desechó en todo momento sacar los huesos del paleosuelo cuando aparecían dentro de éste.

Como puede verse, el material óseo se vio sometido a procesos muy complejos de alteración y transformación provocando con esto una distorsión en la unidad del esqueleto; sin embargo gracias al estudio fisiológico realizado por los antropólogos físicos Andrés del Ángel y Erick Mendoza fue posible reconocer la procedencia de gran parte de los fragmentos óseos que se encontraron esparcidos y ante todo, se pudo determinar las posibles dimensiones de la persona inhumada en la Tumba 1, lo que posteriormente me permitió hacer el molde-montaje expositivo.

3. Madera de las parihuelas (“litera mortuoria”) En este caso se trataba de dos vigas de caoba, severamente alteradas, de cerca de 2.02 m. de largo x 24 cm. máx. de ancho x 3-4 cm. de espesor. Sólo la parihuela sur se conservó volumétrica y congruentemente; a diferencia de ésta, la parihuela norte se encuentra casi totalmente perdida, permaneciendo sólo algunas astillas o bloques aislados. La madera se hallaba muy seca, con un contenido de

63

. Cf. Brito: 1992. 64

. Brito: 1992: 62.

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humedad (según la fórmula Latappi) por debajo del 30%. En los análisis que le fueron realizados pudo comprobarse que se trataba de madera de caoba65. Asimismo, el análisis de radiocarbono nos dio una fecha media de 1361 (+-) 65 años (según el estudio de vida media de Libby para radiocarbono).66

IMAGEN V. Fardo funerario en 1995 (nótese la parihuela sur)

A simple vista, la madera está muy alterada, presenta fisuras, rajaduras, un gran número de fracturas que dan como resultado muchos desprendimientos pequeños. Se aprecia de un color pardusco y cenizo, tiene poco brillo y su textura es poco tersa. Al tacto y ejerciendo poca presión con los dedos la madera tenía una consistencia semejante a la del corcho. Evidentemente la madera cumplía un papel fundamental dentro de la sociedad precolombina -maya o o no-, en cuanto a sus usos como materia prima; por ello, como en el caso de los huesos, no me parece necesario extenderme en el tema; cabría decir, sin embargo, que la caoba o Swietenia macrophylla es una especie árborea de selva alta perennifolia o subperennifolia; y que, aún a la fecha, existen ejemplares de este árbol en el área de la Reserva de la Biósfera de Calakmul. Probablemente, las parihuelas hacían la función de una cama o plataforma que recibía al cuerpo del personaje inhumado, como es costumbre en los entierros en cripta de Calakmul. También tengo referencia de casos similares donde 2 parihuelas conforman camillas de transporte67.

65

. Cf. Alonso y Mainou; en García y Schneider: 1996: Anexo No. 2. 66

. Cf. García y Schneider: 1996: 142-144. 67

. Por ejemplo se sabe que los chimúes del Perú utilizaban unas especies de camillas cargadas por dos personas que transportaban los bultos o fardos fúnebres. Santiago Uceda: Ritual funerario chimú a través de una maqueta . "No una sino muchas muertes"; Simposio; Agosto,

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Ahora bien, a partir del estado de deterioro tan avanzado que tenía la madera y considerando la importancia que implicaba localizar madera de caoba seca en contextos de enterramiento maya, se decidió consultar a especialistas para determinar el proceso de investigación que debía realizársele. Durante las discusiones de trabajo fue cada vez más claro que el trabajo integral de la madera, con mucho, rebasaba nuestras posibilidades de tiempo y conocimiento. Asimismo, se consideró68 que los métodos de intervención comúnmente empleados para tratar madera arqueológica en la CNCPC eran sumamente cuestionables y no era conveniente arriesgar un bien de esta magnitud, en pos de un trabajo rápido69. Finalmente, cerca de 1999, se consideró que era imposible reutilizar la madera original para el montaje expositivo, debido a su fragilidad y a su nula cohesión. Por ello, se decidió comenzar un trabajo paralelo de la madera, antes de intervenirla, mismo que quedó a cargo en un principio de las Rest. Luisa M. Mainou y Alejandra Alonso, restauradoras especializadas en madera y que presentaron un proyecto de análisis e intervención. Posteriormente, por las razones que se explicitan líneas más abajo, se decidió preservar la madera sólo para estudio y conservarla en su contexto original, cuidando tan sólo las condiciones microclimaticas a su alrededor. Esto se debe a que la madera, por ser un material orgánico, se vio sometida —y aún hoy lo está— a un proceso natural de transformación. Éste ha consistido básicamente en la pérdida de humedad y sustancias esenciales como efecto del corte y su empleo como un objeto manufacturado. Es decir, al dejar de ser tronco de árbol para pasar a ser madera útil necesariamente hubo una pérdida de las sustancias nutrientes y del agua intermolecular y por lo mismo la evaporación de las mismas. El agua intramolecular también se perdió pero bajo un esquema paulatino. En cuanto a la estructura es obvio que asimismo sufrió un proceso de degradación —basta ver la extensiva fractura de la pared celular— debido fundamentalmente a la ruptura de las cadenas de celulosa.. La degradación de la madera se pudo constatar por la presencia de un fino polvo de su mismo color que se encontraba formando una capa generalizada en el área perimetral de las parihuelas. En algunos casos también se encontraron finas lajas de madera en proceso de destrucción.

Es importante hacer notar que dadas las características de la superficie del piso y la pendiente del edificio, en el lado norte de la Cámara se concentró mayor cantidad de agua tras la inundación, por lo que en el caso de la parihuela norte se observó un grado de deterioro mayor debido a la constante presencia de humedad y sustancias ácidas y/o básicas disueltas en el agua. Por otra parte, algunas secciones de las parihuelas presentaban fracturas de origen, que tal vez

1995. Aunque no debe confundirse transporte con enterramiento y no existen referencias concretas para el área maya. 68

. Reunión interdisciplinaria (L. Cedillo, L. Mainou, J. Chan, A. Alonso, J. Cama, M. Morales, V. García, R. Araujo y R. Schneider). Febrero de 1996. 69

. Por ejemplo, se efectuaron pruebas empíricas con consolidantes de diversos tipos (Paraloid B72, Agua y azúcar, resinas naturales, etc., a varias concentraciones y con varios solventes); en ningún caso nos satisfizo el aumento de peso o los cambios volumétricos que sufrieron las muestras.

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obedecieron a la diferencia de cargas. Algunas de las fracturas, incluso, quizá se generaron tras la manipulación y transporte del bulto mortuorio fuera de la Cámara. Finalmente, aparentemente la madera fue atacada por insectos xilófagos, ya que se pudieron ver algunas perforaciones típicas de esta actividad. Durante las observaciones realizadas en el MEB fue posible, además, observar la presencia de hongos y bacterias las cuales llevaron a cabo un proceso de pudrición suave70. Asimismo, al observar la madera bajo microscopio óptico y de barrido se determinó que ya no existía casi nada de pared primaria ni de la pared secundaria, la única estructura que se mantenía más o menos inalterada era la lámina media que era lo que le estaba dando macroscópicamente la forma y el volumen a las parihuelas.

IMAGEN VI. Madera de la parihuela norte. Nótese su deterioro a nivel microscópico

Con estas observaciones se pudo deducir que la madera sufrió una alteración extremadamente aguda. Provocada sobre todo a períodos de alta humedad dentro de la tumba en los cuales se desarrollaron bacterias que degradaban la celulosa presente en la pared primaria y en la secundaria71. Esto, en contraste con un períodos de sequía (dentro de la Cámara, digamos) en los que proliferaron colonias de los hongos que se alimentaban de sustancias que encontraban en la misma madera. Estos ciclos de humedad y sequía se alternaron durante un largo período, dando como resultado la pérdida de la sustancia maderable de las tablas 70

. Cf. Alonso y Mainou; en García y Schneider: 1996: Anexo No. 2.

71

. Cf. Alonso y Mainou; en García y Schneider: 1996: Anexo No. 2.

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Montaje de los pendientes

y como consecuencia se tenían dos piezas que cumplían ni remotamente ya las funciones de sostén para las que fueron diseñadas. 4. Pendientes de sílex En este caso me referiré a los cuatro pendientes de pedernal que aparecieron en el área del pecho del personaje. A éstos se les asignó una numeración según su localización dentro del fardo funerario (N a S). El pendiente 1 (extremo norte) era la pieza más clara, tendiente a los tonos blancos, y se encontraba sumamente mellada en su parte inferior (sus dimensiones son 16 cm largo x 5.7 cm ancho). El pendiente 2 mide 14.8 cm. x 5.6 cm y presenta un tono general café grisáceo con motas naranjas, se encontró fragmentado en cuatro y le faltaba la punta. El pendiente 3 es muy oscuro, mide 16.3 cm x 6.3 cm y presentó restos de cinabrio en su parte inferior. Finalmente, el pendiente 4, que se halló fuera del envoltorio, tiene tonos cafés-arena, mide 15 cm. x 4.7 cm y presentaba originalmente varias concreciones adheridas de paleosuelo. Las cuatro piezas están elaboradas en rocas de tipo silíceo-feldspato72. Los tres pendientes que se localizaron dentro del fardo presentan su parte más delgada (la del orificio) mirando hacia el oeste. Todas presentan varias marcas de manufactura y de uso en sus extremos, así como evidencias de mordidas de roedores. Por otra parte, y en cuanto a su manufactura, estado de conservación y mecanismos del deterioro, sabemos, primeramente que el sílex era trabajado por medio de la percusión y limado de otras piedras más duras. Asimismo, es de todos sabido que materiales de esta dureza y estabilidad poco o nada sufren los embates fisicoquímicos que afectan con severidad a otros materiales, por lo que la transformación y pérdida de un material como sería el cordel que unía a las cuentas sería quizá su deterioro más agudo. Aunque claro, este caso es uno de los ejemplos más claros de lo que se conoce como alteración pura (contra la noción de ―transformación‖), ya que pese a que no hubo un proceso de degradación ni de cambio químico en el material al que me refiero, los artefactos sí sufrieron una distorsión en su distribución original. Por esto mismo, hasta 2004, cuando se concluyó el trabajo de intervención del fardo y su ofrenda, no encontré ninguna referencia o representación maya que concordará con estos cuatro pendientes. En ese momento consideré tan sólo que por su

72

. Quisiera agradecer al Geol. Oscar Comas y a la Quim. Ma. Gracia Ledesma su apoyo en la identificación de estos cuatro artefactos.

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mero peso dichos artefactos debían haber sido sumamente incómodos de usar al cuello; además de que era extraño que los cuatro orificios no apuntaran hacia el este (dirección hacia donde se encontraban el cuello y la cabeza del personaje en la inhumación, aunque se sabía que el problema de la bioturbación y de las constantes inundaciones habían causado muchos problemas de interpretación espacial de los materiales de la ofrenda y era difícil concluir con demasiada certeza). Esto me llevó a pensar que se trataba de un artefacto más de tipo funerario que de uso cotidiano, considerando que se sabe existían objetos exclusivos para (y en) los rituales mortuorios en el área maya73, por esto mismo coloqué los pendientes a modo de collar sobre las clavículas plásticas del montaje expositivo, a la altura en que se hallaron dos pendientes dentro del envoltorio. Sin embargo, en enero de 2005, la Arqlga. Luz Evelia Campaña me sugirió que los pendientes formaban parte de un cinturón muy común en las representaciones mayas; cinturón del que cuelgan por lo general cuatro objetos lobulados muy similares físicamente a los que se hallaron en la tumba 1 y que a mi nunca se me había ocurrido analizar74.

5. Material de Concha Independientemente de las piezas de concha de las ajorcas y los brazaletes que se dejaron en Campeche, a la Ciudad de México se trajeron dos pequeñas piezas de concha que se asemejan mucho a dos burdas y grandes agujas de caneva color hueso (de cerca de 8 cm de largo x 4 cm de ancho y de 12 cm de largo x 2 cm de ancho) y dos conchas bivalvas completas: una con restos mínimos de una capa pictórica color rojo sobre una base de preparación color blanco, de 8.5 cm x 8.5 cm aprox. (con dos perforaciones cerca de la charnela) y, otra, inmersa en paleosuleo a la altura de la pelvis del personaje y dentro del envoltorio mortuorio, de cerca de 6.5 cm x 7 cm. Además de éstas dos piezas se trajeron las cerca de 380 placas de spondylus perforadas (de entre 2.33 y 1.33 cm). Ahora bien, en el caso de las piezas de concha tendremos que hacer una separación entre los dos ejemplares de concha en bruto (las cuales se encuentran perforadas, cortadas y pigmentadas) y las piezas de spondylus de la capa, mismas que serán objeto de un informe por parte de Patricia Meehan y, por tanto, no serán tratadas en este texto. Por otra parte, y en el caso de las ―agujas‖, pese a su excelente estado de conservación no pudimos establecer en su momento la especie de concha de la que provienen por lo que los razonamientos derivados de su análisis deben leerse con ciertas reservas.

73

. Cf. Ruz Lhuiller: 1989. 74

. Es importante decir que el problema de lectura que ahora podríamos tener es bastante fácil de solventar: los arqueólogos encargados actualmente de Calakmul (Ramón Carrasco y otros) simplemente deberán discutir esta posibilidad. De decidir que, efectivamente, se trata de piezas de un cinturón, simplemente habrá que remover los pendientes de la posición en que los coloqué, aunque no podrán exponerse de forma conjunta con el envoltorio m ortuorio porque los restos de látex de área de la cintura de ninguna manera aceptarán el peso de los pendientes de pedernal sin alterarse y fracturarse gravemente.

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Para empezar, es importante decir que el phyllum de los moluscos uno de los más grandes de la naturaleza: existen especies marinas, de agua dulce o terrestres. Una de sus clases más conocida es la Pelecypodea (lamelibranquios o bivalvos), que se componen de cuerpos de simetría bilateral y 2 partes de concha calcárea, unidas por una bisagra llamada charnela. Las dos valvas son iguales y tienden a tener la cima encurvada hacia delante: el umbo75. En este caso, como ya se dijo, se encontraron dos conchas completas de este tipo, una de ellas presentaba en la parte cóncava una base de preparación blanca con restos de cinabrio en la charnela y dos orificios paralelos en esta misma área, lo que nos hablaba de que se trataba de un objeto para colgar. Representaciones de este tipo se observan en los Murales de Bonampak, específicamente en la pared sur del cuarto 1, en la escena de la "presentación del heredero", donde se observan cuatro personajes con un collarín conformado por tres conchas bivalvas de spondylus policromadas en tonos amarillo-naranjas76. Los dos ejemplares en bruto presentan un alto grado de porosidad y, desafortunadamente, ello se manifiesta en una fragilidad generalizada. Esto puede deberse al tipo de molusco del que se trata y a que los dos ejemplares se encontraron rodeados de sustancias químicamente activas como ácidos y bases, de naturaleza débil pero de acción permanente.

En el caso de la concha inmersa en el fardo es poco lo que podemos inferir debido a que no muestra restos de policromía, pero pensamos que podría formar parte de este tipo de collares -generalmente se observa que eran de tres o dos piezas-; ya que muestra 3 perforaciones en la charnela. La concha podría haberse encontrado en el área de pelvis debido a que los roedores la trasladaran y posteriormente quedara "atrapada" durante las continuas recristalizaciones del paleosuelo; sin embargo, no puede desecharse la idea de que esta fuera su posición original y la concha hubiese sido colocada sobre el área del pubis con alguna intención ritual. En cuanto a las ―agujas‖, además de que su estado de conservación era mucho más satisfactorio que el de muchos otros materiales inorgánicos de la tumba, Alberto Ruz menciona que en la Tumba del Templo de las Inscripciones se descubrieron …tres alfileres que suponemos sirvieron para amarrar el sudario con que el cadáver quedó envuelto. Objetos semejantes, provistos o no de agujeros (en muchos casos la pieza está rota y no puede asegurarse si poseía un ojo o carecía de él) aparecieron en otros sitios mayas como San José, Uaxactún, Copán y el Valle de Belice77.

En este caso es difícil saber si las dos piezas de la tumba 1 cumplieron o no esta función, ya que las que reporta el Arqlgo. Ruz son delgadas y finas y en este caso hablamos de objetos gruesos y de ojo grande. Pese a ello, como ya se mostró en

75

. Suarez: 1981: 7-9. 76

. Miller: 1995: 62-64. 77

. Ruz Lhuillier: 1973: 199.

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una lámina anterior, existen zonas del látex, sobre todo en su área inferior, que muestran orificios por los que podrían haber entrado estas ―agujas‖.

6. Otros materiales En cuanto a los otros materiales hallados en la tumba 1, como fueron las improntas de textil, cuerda y petate en pequeños fragmentos de arcilla, los cúmulos ofrendados de nidos de abeja melipona y las muestras de paleosuelo y de piso de estuco que pudieron recuperarse más o menos completas de la tumba, lo único que podemos decir es que los materiales fueron analizados y estudiados con mucho cuidado por nosotros y por los especialistas de la Subdirección de Servicios Académicos del INAH, quiénes aún conservan las muestras que se les pidió revisaran y que con los resultados obtenidos pudieron determinarse algunos aspectos importantes del rito cultural llevado a cabo en la cámara funeraria, como puede leerse en la tesis ya mencionada con anterioridad78.

Por otra parte, en cuanto a la cerámica, como ya se dijo, ésta fue estudiada e intervenida durante 1994-1995 y existe un informe específico que puede consultarse, si así se desea en los archivos técnicos del Centro INAH Campeche y de la CNCPC. Finalmente, antes de pasar a describir las intervenciones realizadas al fardo funerario de la tumba 1 de la Estr. XV de Calakmul, Campeche, quisiera precisar que existe una base de datos con más de 20 campos que contiene todas las variantes posibles por cuadrante de excavación, misma que nos fue de gran utilidad durante la realización de todos los estudios (y las conclusiones derivadas de éstos) que se han leído líneas arriba y que, aun hoy, sirve como un buen ejemplo metodológico para cruzar datos e información pertinente a este caso de estudio en específico.

78

. Cf. García y Schneider: 1996: 109-259.

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Procesos de intervención en el taller laboratorio (1994—2004) 1. Fardo funerario La litera mortuoria79 fue trasladada a la CNCPC, en el mes de noviembre de 1994; sin embargo, se comenzó a trabajar en ella hasta el mes de abril del año siguiente. Se instaló en el Taller de conservación de material pétreo (área donde se trabajó ininterrumpidamente por diez años) y se eliminó el cajón de madera que lo contenía, colocándolo sobre una placa de acrílico transparente con la intención de poder observarlo desde la parte inferior y permitir la toma de las radiografías. Desgraciadamente, el desorden del material impidió realizar una adecuada observación de la parte posterior, lo que limitó las propuestas de conservación, como se verá posteriormente. Otro de los inconvenientes del manejo de la litera fue la gran dimensión de la placa de acrílico, debido a que dificultaba la manipulación y el acceso a ciertas zonas del fardo y a la litera en general; ya que, lamentablemente, en ese momento, por razones de orden económico, no fue posible adquirir una placa de acrílico que se ajustara a las necesidades del material y de los procesos a realizar. Sin embargo, es importante señalar este aspecto para que en futuros trabajos sea contemplado desde un inicio y dentro del presupuesto indispensable. Es preciso aclarar que este tipo de procesos, desde la extracción in situ hasta la instalación en taller, causaron movimientos internos en la litera. A ciencia cierta resulta muy difícil cuantificar o incluso cualificar el grado de desplazamiento de algunos materiales contenidos en el fardo; aunque a partir del análisis radiográfico pudo comprobarse que gran parte del material óseo conservaba su posición anatómica. Vale la pena recordar, además, que en la cámara hubo un proceso de bioturbación importante el cual causó trastocamientos del orden, la ubicación y la posición de los materiales que formaban el conjunto funerario y en especial de los huesos del personaje. Finalmente, la litera fue colocada sobre una placa de triplay forrada con papel y plástico, como parte de una mesa fija80. A. Radiografías. Las tomas radiográficas se efectuaron para definir en qué posición debía eliminarse el empaque del levantamiento in situ (compuesto de resina de poliestireno expandible ya endurecida, aluminio y papel kraft), puesto que la remoción del empaque podía hacerse en decúbito dorsal o ventral (el fardo en esos momentos se encontraba en decúbito dorsal —posición en la cual se encontró en la cripta). Así, existían dos posibilidades para abordar el problema: en el primer caso si se observaba que los materiales internos se encontraban sumamente revueltos, era factible trabajar al fardo en decúbito ventral

79

. El término "litera" es empleado aquí solamente por el parecido que tiene este objeto con lo que actualmente reconocemos como una camilla o litera. 80

. Las dimensiones de la misma son 2.40 mts. de largo x 1.20 mts. de ancho.

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aprovechando la rigidez del empaque y solucionando desde un principio los problemas de limpieza y consolidación en el área inferior; por otra parte, si los materiales mantenían hasta cierto punto una coherencia espacial, era necesario conservarla, por lo que el pensar en voltear la litera traería consigo una evidente trastocación del orden. Como se puede ver en las placas, existía un orden que

claramente había que conservar y registrar, por lo que se decidió intervenir con el personaje en decúbito dorsal.

La observación realizada permitió definir, entonces, las condiciones generales en las que se encuentra el material, y principalmente, se vio el área que estaba totalmente cubierta por el envoltorio —área pélvica y extremidades inferiores— y a la cual no se podía tener acceso más que por algunas perforaciones que presentaba el fardo.

Los materiales que fue posible observar con la radiografía fueron: a) Huesos largos: principalmente los dos fémures, en posición anatómica,

ambos fracturados pero casi completos; asimismo, se detectaron los huesos de los brazos. Este tipo de huesos presentaban una pared (tejido compacto) sumamente definida pero que variaba según el grosor del hueso del que se trataba. Por otra parte, fue posible distinguir el tejido esponjoso de las epífisis y del hueso mismo; si bien en las primeras la existencia de tejido compacto era casi nula.

b) Huesos cortos: en su gran mayoría se observaron los huesos

pertenecientes a pies y manos, estando los segundos esparcidos por todo el fardo, en especial en el área del abdomen. El tejido compacto se observaba definido pero el tejido esponjoso era escaso.

c) Huesos planos: la escasez de costillas era muy evidente, así como una clara compresión de los huesos correspondientes al cráneo; de igual modo fue notoria la ausencia total de huesos faciales y piezas dentarias.

*Durante la observación de la placa fue realmente alarmante la evidente falta de los huesos pélvicos, vértebras, costillas, huesos de pantorrilla y rodilla (tibias, peronés y rótulas)

81. Asimismo, se corroboró la dispersión de

los huesos de los antebrazos, mismos que se localizaron en otros puntos de la tumba.

81

. En comunicación personal (Diciembre de 1995) el antropólogo físico Andrés del Ángel explicó que cada tipo de hueso requiere una intensidad específica de penetración de los Rayos X, por lo que se puede explicar así la aparente ausencia de algunos huesos q ue después pudieron inventariarse, como los dientes, por ejemplo. Desgraciadamente ,no fue posible realizar tomas con diferentes grados de penetración ya que esto implicaba un gasto excesivo y un equipo radiográfico especializado, con el cual no se cuenta en la CNCPC. Las placas radiográficas, en este caso, se tomaron a 70 Kvs. x 120 MA/seg.

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d) Pectoral: fue posible observar tres de los cuatro pendientes que se habían registrado durante el trabajo en campo, éstos estaban, como ya se dijo, ubicados en el área toráxica. Este tipo de material se observaba muy definido y nítido.

e) Jadeíta: se observaron cuatro cuentas que por sus características formales

correspondían al resto de las cuentas de jadeíta que fueron encontradas en la tumba. También fue posible detectar una cuenta de gran tamaño con perforación cónica que, por su ubicación, nos remitía a la idea de la llamada cuenta bucal.

f) Concha: en el área pélvica se observaba una forma elíptica, definida y con una apariencia no tan densa como el hueso; posteriormente se vio que se trataba de la concha bivalva con perforaciones que estaba embebida en paleosuelo. Por otro lado, se detectaron algunas cuentas que pudieran ser manufacturadas con spondylus (esto se infirió por las dimensiones y características formales que era posible observar y comparar con otros ejemplares encontrados en la tumba).

g) Fragmentos del propio envoltorio: en lo que corresponde al fardo se observaron claramente sucesivas superposiciones plegadas del material envolvente en lo que corresponde al área craneal (sucesión de capas). De la misma manera se notó que la continuidad del fardo se interrumpía a partir del área craneal hasta reaparecer en la región abdominal, extendiéndose hasta los pies.

h) Paleosuelo: se encontró extensivamente dentro y fuera del envoltorio, sumamente fracturado y ausente en sitios muy localizados. Debido a su densidad, daba zonas blancas en la radiografía, impidiendo el reconocimiento de otros materiales. Aparentemente englobaba algunas zonas del material formativo del fardo.

B. Instrumentación de una cámara de humedad. Con el fin de recrear las condiciones ambientales registradas en la cripta se construyó una cámara cerrada que pudiera mantener un ambiente húmedo propicio para la conservación de los materiales. Esta cámara fue realizada dentro del taller ya mencionado y se ajustó a las dimensiones de la mesa fija en la que se colocó la litera. Se empleó madera para la estructura y plástico grueso para formar las paredes. Para generar el ambiente húmedo necesario, se utilizó un humidificador eléctrico y se instaló un higrómetro de carátula que permitiera tener una lectura constante de las condiciones internas de la cámara. El promedio de humedad relativa al que mantuvo la litera en la cámara por casi seis años fue de ±70%; porcentaje que aun podría considerarse bajo en relación con los promedios obtenidos en la tumba, que fueron de 84.6%. aproximadamente. Pese a ello, se consideró que puesto que la litera se mantuvo empacada por cerca de 6 meses en la resina de poliuretano —perdiendo humedad paulatinamente—, devolverle un 80% de HR de golpe era

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sumamente brusco y por ende contraproducente en términos de la expansión volumétrica de los materiales (además de las dificultades que esto implicaba en el sentido de mantener, en la Cd. de México, esa humedad en tiempos de secas). En cuanto a la temperatura no se propuso como un factor que realmente afectara las condiciones de conservación de los materiales82, ya que aunque en condiciones in situ habría repercusiones evidentes en función del calor y su relación con la humedad, en las condiciones climáticas tan mal controladas como las de los talleres de la CNCPC, no era posible reproducir el ciclo natural de ascenso y descenso original de la temperatura, por lo que se decidió controlar sólo una de las variantes.

Después de sellar bien la cámara y establecer un control de HR constante, se introdujeron muestras de material óseo, madera y fardo. Dichas muestras se observaron durante dos semanas hasta verificar que no existían cambios en sus dimensiones, apariencia, textura, dureza y resistencia83. C. Eliminación de la espuma de poliuretano expandible. El empaque realizado in situ y manufacturado a base de espuma de poliuretano cumplió con sus funciones tanto para la extracción de los materiales de la Tumba como durante su transporte y manipulación. Su eliminación se realizó de manera mecánica por medio de seguetas, bisturí, X—acto, etc., hasta llegar a la zona de la capa aislante

82

. Para Paul Coremans, la acción de la temperatura aislada se relaciona básicamente con la expansión y contracción de los materiales dentro de variaciones diurnas ext remosas. En este caso la constante de humedad proporciona un equilibrio de los niveles diurnos de temperatura, ya que ni se pierde ni se incrementa el nivel de HR en la cámara, impidiendo la contracción por pérdida de agua y la expansión por exceso de ésta. Cf. Coremans: 1969. 83

. Un investigador que trate de determinar el deterioro producido sobre un patrimonio dado, e intente imponer métodos de preservación para evitar más deterioro, tendrá que circunscribirse a un espacio determinado, casi siempre menor que el de la zona climática que influye sobre los bienes (microclima). Cf. Coremans: 1969.

IMAGEN VII. Eliminación del empaque de levantamiento in situ

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misma que se retiró manualmente hasta descubrir completamente el material Así, se comenzó a trabajar por la parte superior en áreas de 10 cm. lineales sin descubrir la capa aislante; primeramente en el área superior (en dirección oeste con respecto a la cripta) hasta avanzar 60 cm. aprox. Después de analizar que el material se encontraba estable y que las muestras de hueso, fardo y madera que se colocaron en la cámara se comportaban adecuadamente, se continuó descubriendo por el área de los pies hasta que se liberó totalmente. D. Limpieza superficial. Se efectuó una limpieza superficial con brochuelos y brochas de cerda blanda hasta eliminar todo el material de debris que se encontraba sobre la superficie del envoltorio, ya que como se dijo con anterioridad, el fardo no se tocó in situ; asimismo, se retiró el sascab que protegió el área toráxica durante la extracción y el traslado. Todo el material se levantó con recogedor y se colocó en una cubeta para su posterior cernido. Una vez limpio el envoltorio se iniciaron las observaciones del interior y se comenzó a programar la ejecución de los pasos subsiguientes. E. Limpieza en húmedo. Se efectuaron numerosas pruebas de limpieza con solventes polares y no polares, y con combinaciones de éstos, así como con agua. Se definió que la profundidad de la limpieza debía alcanza al polvo atrapado en los microporos del látex, más no la pátina del material84. Esto se consiguió mediante el uso de hisopos humedecidos con agua destilada—alcohol 50—50 en volumen, casi

sin necesidad de fricción y fundamentalmente, sin que se notara ningún tipo de reblandecimiento de la materia prima, cosa que sí ocurría con el agua destilada sin mezclas.

Como se dijo en el capítulo anterior, el agua puede alterar en gran medida la superficie de las resinas terpénicas85; sin embargo, era evidente que la capa superficial del fardo estaba ya alterada —semimineralizada— y, en realidad las proporciones de agua destilada eran casi ridículas porque el hisopo se rodaba casi seco. En segundo lugar, trabajar con solventes polares en una cámara sellada era sumamente tóxico y, afortunadamente, no fue necesario emplearlos en ese momento. Además de la limpieza general, se eliminaron las concreciones de tierra por medio de goteo de agua alcohol. Una vez reblandecida la capa se trabajaba mecánicamente con bisturí (es importante hacer notar que se observó que las

84

. La pátina no es otra cosa que el conjunto de las alteraciones normales que afectan el aspecto de una obra sin desfigurarla, es el efecto normal del tiempo sobre la materia... no es un concepto físico o químico, sino un concepto crítico... Cf. Philippot: 1969. Así pues, el problema

esencial de toda limpieza es el respeto a este concepto, ya que la limpieza debería ser por definición ― la búsqueda del equilibrio entre la materia y la imagen que permite una fidelidad con el original‖. De aquí se deriva la premisa de que la limpieza nunca, o en raros casos, debe ser total, ya que si se pierde todo efecto del tiempo en el bien, éste pierde su esencia histórica e incluso su valor estético. Es decir, la falta de conciliación entre los elementos técnicos y los estético-históricos puede desfigurar irremediablemente una obra, tanto en materia como en imagen. Cf. Philippot: 1969. También se puede definir pátina ―como el paso del tiempo en una obra‖. Cf. Brandi: 1989: 29-34. 85

. Cf. Peña: 1993.

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zonas que estaban bajo estas costras se encontraban exfoliadas). También se removieron manchas blancas derivadas de la concreción de gotas de estuco y/o cal. En general la limpieza consistió en eliminar un velo blanquecino presente en toda la superficie y que provenía de la disolución del material calcáreo. En partes muy obscuras que generalmente coincidían con las áreas roídas, se observó la presencia de un material grasoso y de color negro que fue imposible identificar. En ocasiones, de forma paralela se realizó una limpieza en seco en áreas de pequeñas hendiduras, perforaciones, pliegues del fardo, etc. Con esto logramos obtener un mayor acercamiento a la apariencia formal de la litera, fundamentalmente en las áreas de contacto entre las bandas de las que está constituido el envoltorio, en las improntas de textil y palma sobre el látex y en las huellas de cortes de la madera.

Durante la limpieza se pensó en la necesidad de recrear en un sistema de coordenadas el área ocupada por la litera, de modo que los materiales que se tuvieran que retirar de su posición pudieran ser ubicados una vez fuera del envoltorio. Esto con la finalidad de realizar la limpieza extensivamente. A su vez, este sistema de coordenadas facilitaba el registro y la comprensión de la relación espacial entre los diversos materiales. Para ello se trazó una retícula formada por cuadros de 10 x 10 cm en una mesa adyacente a la cámara de humedad. También se construyó un bastidor de madera con soportes de 20 cm de altura que presentaba la misma cuadrícula y que se colocaba sobre la litera. Para ubicar un elemento se empleaba una plomada y, con pinzas o guantes, se retiraba el material y se colocaba sobre la cuadrícula anexa.

F. Fijado y Consolidación86. Como se dijo ya en el capítulo anterior, la materia prima de la que está compuesto el fardo está constituida por tres estratos bien diferenciados, que se distinguen entre si también por el tipo de alteración que presentan. Así, para establecer el tipo de material adecuado para aglutinar el látex fue necesario valorar varios puntos de modo que no se corriera el riesgo de dañar la materia prima en pos de una supuesta aglutinación del material semidisgregado, y que a la larga causara muchos más daños que los supuestos beneficios que otorgaría. Las características del material consolidante que se buscaba eran, a grandes rasgos, las siguientes:

86

. A partir de este apartado quisiera aclarar que nos referiremos solamente a las intervenciones sobre el fardo mortuorio, ya que la madera de ambas parihuelas se desligó temporalmente de este proyecto de conservación en 1996 debido a su mal estado de conservación y a su imposibilidad de servir nuevamente como soporte del envoltorio. En el año de 1999 se decidió definitivamente que este material servirá más bien como ejemplar de muestreo e investigación en la CNCPC puesto que su relativa escasez y su nulo valor funcional y estético no justif icaban gastar tanto dinero en su conservación, más cuando no se contaba con ningún apoyo monetario del Proyecto Arqueológico de la Biosfera de Calakmul y/o del Centro INAH Campeche. Esto fue una pena realmente, puesto que la conservación de madera seca proveniente de excavaciones arqueológicas en el sureste es un área poco explorada aún dentro de la disciplina.

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1. Que fuese reversible (dentro de los parámetros que permite la consolidación)87

2. Que fuese un material afín al látex (si no en composición química, al menos sí al pertenecer al grupo de polímeros naturales orgánicos)

3. Que fuese un material que empleado en diferentes concentraciones pudiera ser utilizado como adhesivo, agente de fijado y consolidante88

4. Que no necesitara de un solvente orgánico para ser aplicado 5. Que no provocara diferencias mecánicas significativas, ni contracciones

dimensionales que pudieran repercutir en la materia prima 6. Que no cambiara la apariencia 7. Que dadas las condiciones de humedad y temperatura de la Cd. de

Campeche no fuese propenso a ser atacado por microorganismos, ni a ser excesivamente higroscópico

8. Que precisara bajas cantidades para funcionar y en bajas concentraciones

9. Que ya se hubiese estudiado en otros materiales y en ambientes similares

10. Que fuese de cadena polimérica corta, para ser fácilmente reconocible en posteriores microanálisis

11. Que fuese económico, inocuo para el usuario y práctico en su aplicación

Evidentemente, este material ideal no existe, ni existirá, en el mercado89, por lo que se intentó encontrar el que cubriera la mayor parte de los requisitos planteados. Para ello se efectuaron pruebas empíricas con varios materiales. Los adhesivos probados fueron el Mowithal B60H, el Paraloid B 72, la Carboximetilcelulosa (CMC), el Methocell, la Grenetina, la Cola Americana, la Cola de Huesos y la Cola de Pescado. Así, se determinaron éstos materiales a partir de los procesos utilizados hasta la fecha sobre hule en México y el Mundo, y que fueron recopilados por Bertha Peña y Mary Baker, a saber: En México se habían empleado técnicas de suavizado o plastificado por medio de glicerina al 10%, cera microcristalina o polietilenglicol 400, también se habían efectuado desecamientos paulatinos con alcohol y xilol (que aparentemente suavizaba también). Asimismo, se efectuaban desacidificaciones con agua destilada y se adherían fragmentos con Resistol 6000 (un elastómero comercial).

87 . Reversibilidad y consolidación no son casi nunca compatibles en la realidad actual de la conservación, ya que la extracción de un consolidante es bastante difícil, y aun en los casos de inmersión por largos periodos es problemático eliminarlo totalmente. C f. Buitrago et. al.: 1991. 88

. Los términos fijado y consolidación aquí empleados difieren entre sí según el problema que se pretenda resolver: En el caso de la escamación, la intervención de consolidación se denomina fijado e implica un fenómeno específico de adhesión. En el caso de la pulverulencia, la intervención se denomina consolidación e implica un fenómeno de aglutinamiento de las partículas..., un fenómeno de cementación, lo cual involucra también, si bien no estrictamente, un fenómeno de adhesión. Buitrago et. al.: 1991: 2. 89

. Cf. Newey: 1983.

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Por otro lado se empleaban frascos de vidrio herméticos y cubiertos con papel para evitar dentro de lo posible la oxidación del látex90. En el resto del Mundo se habían empleado vapores de amoniaco o xilol, o bien simple calor, para devolver plasticidad o regenerar las superficies del polisopreno. Aun hoy se siguen efectuando pruebas para plastificar las superficies con glicerina o polietilenglicol. Asimismo, se busca consolidar los objetos con Primal AC 33 y limpiarlos con ultrasonido o con agua destilada y limpiadores no iónicos. Por su parte, el British Museum de Londres recomienda simplemente mantener los objetos sin luz, a bajas temperaturas y, para protegerlos de procesos de oxidación, utilizar ambientes con nitrógeno o bien sustancias antioxidantes91. Mary Baker menciona que la reversibilidad del proceso de oxidación es casi imposible, pero que sin embargo, la transición al estado cristalino puede detenerse (y hasta eliminarse) por medio de calor, pero advierte que en el caso de los hules mexicanos si se calienta en exceso podemos evaporar al material secundario, y que la pérdida de éste ocasionaría encogimientos, distorsiones y fisuras. También recomienda mantener los objetos a temperaturas de casi ± 5ºC, para detener la oxidación, así como para asegurar que cualquier tipo de cristalización pueda hacerse reversible en temperaturas ligeramente por arriba de la que se maneja para las salas de exposición92. Como puede observarse, ninguno de los materiales que nosotras probamos se ha empleado en otros casos, más existen particularidades del fardo funerario de la tumba 1 que no permitían emplear los que se hallaron en la bibliografía (además de que los nulos o mínimos resultados reportados eran bastante desalentadores): los materiales de la cámara que nos ocupan volverán a la Cd. de Campeche para ser expuestos, por lo que el empleo de plastificantes podía implicar a largo plazo en masas viscosas y sudadas y, como se ha observado en varios otros casos, el polietilenglicol no funciona realmente en estas condiciones ambientales93. Lo mismo se sabía de las resinas plásticas que tienden a ser exfoliadas por los materiales higroscópicos ante las temperaturas sin control del sureste mexicano94. De este modo, también, no tenía sentido eliminar el proceso de cristalización o mineralización que había sufrido el envoltorio por medio del calor; esto por dos razones de gran peso: en primer lugar, se corría el riesgo de elastificar de nuevo y ello representaba que podría perderse de algún modo el perfil de la forma humana, ya que se podría controlar adecuadamente las aplicaciones de calor y cabría la posibilidad de ocasionar colapsos parciales en algunas zonas; y en segundo lugar, dentro de la historicidad de la pieza existe este proceso de

90

. Peña: 1993: 16-23. 91

. Peña: 1993: 23-28. 92

. Baker: 1995: 229. 93

. Cf. Mainou: 1995. 94

. Cf. Mendiolea: 1989: 12-14.

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"seudo—mineralización", que le confiere características materiales, visuales y formales específicas95. Bajo estas consideraciones, se decidió probar con materiales antes señalados. Así, en el caso de las dos resinas sintéticas que se probaron, la unión de fragmentos era buena, fundamentalmente en el caso del Mowithal B60H, no así en el fijado y consolidación, ya que se precisaba de solventes orgánicos para aplicarlos y sólo funcionaban en altas concentraciones (con el consecuente cambio de apariencia). En el caso de los polímeros de celulosa no se obtuvo la adherencia deseada, aunque luego fueron usados para fijar los refuerzos de papel japonés, como se verá más adelante. Finalmente, las proteínas fueron las que proporcionaban mejores resultados —a excepción de la grenetina por su escasa adherencia—. Las colas nos otorgaban casi todas las características que buscábamos, a excepción de dos puntos fundamentales: la nula afinidad química con el látex y el desarrollo de microorganismos. Sin embargo, se probó agregar a los preparados un 2% de Timol como preservativo, ya que dio muy buenos resultados en las pruebas de crecimiento de colonias que se efectuaron con la Mtra. Lilia Vierna en la Facultad de Química de la UNAM. La cola que finalmente fue elegida fue la llamada Cola Americana, que se distingue de las otras por su pureza, y porqué al ser menos fuerte en adhesividad, no crea tantos problemas de tensión mecánica diferencial en la interfase. Este adhesivo fue probado en varias concentraciones, hasta que fue posible determinar que al 10% era idónea para el fijado y consolidación y, que al 34%, proporcionaba excelente poder adhesivo. En el caso del fijado y de la consolidación se empleó siempre agua—alcohol 50—50 (volumen) para facilitar la penetración de la cola, misma que se aplicó por medio de goteo con pipeta Pasteur, usándose solamente en zonas de disgregación muy localizadas y no extensivamente. G. Unión de fragmentos. Se ha dicho ya en diversas ocasiones que el envoltorio del personaje fue alterado por roedores, por lo que en toda la cámara encontramos una cantidad de fragmentos suyos. Por otro lado, esos mismos fragmentos presentaban dos tipos definidos de fracturas: un tipo es sumamente reciente y presenta los cantos bien conservados y generalmente una superficie de unión perfecta; el otro tipo tiene los bordes gastados, "comidos" y sumamente lisos. Como dijimos anteriormente, la cola americana al 34% proporcionó excelentes resultados adherentes96, y fue empleada en ambos casos; con la diferencia de que

95

. Cf. Brandi: 1989. 96

. También se pensó en la posibilidad de aplicar calor en los puntos de unión, de manera que se fundiera la materia prima. Sin embargo, en las pruebas realmente no se obtuvieron resultados, siendo difícil controlar la temperatura y el aspecto final. Además, este proceso modificaba totalmente los cantos del material y se perdían los puntos de unión.

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en los bordes muy gastados fue necesario aplicar presión hasta que la cola perdía su vehículo.

En muchos casos fue indispensable reblandecer con agua destilada caliente las zonas aledañas a la fractura, con el fin de expandir el material y asegurar la zona de contacto. En el área de cráneo fue necesario desmontar las piezas fracturadas y rearmar, escama por escama, el volumen de la cubierta poscraneal.

H. Movimiento de elementos. Como se dijo anteriormente se colocó un bastidor de madera sobre la litera mortuoria, mismo que sirvió para ubicar los elementos interiores y traspasarlos a una cuadrícula anexa. Se trazaron 20 cuadrantes en el eje "Y", y 6 en el eje "X", pero para no confundir

estos cuadros de 10 cm2 con los cuadrantes marcados en la Tumba, se

designaron con el alfabeto griego (, , , , , ) tanto en el bastidor como en la cuadrícula. Las piezas se ubicaban por medio de una plomada y se traspasaban a la cuadrícula por medio de pinzas. Los elementos ubicados fueron básicamente los pendientes de piedra silícea, la zona dorsal del fondo del Fardo97, las epífisis terminales —fracturadas— de ambos fémures, la epífisis proximal de una tibia —sin que ésta apareciera—, huesos de tobillos y tarsos, el húmero derecho98, algunas vértebras, falanges y costillas, lascas de jadeíta de la máscara, la posible cuenta bucal, toda la zona poscraneana y fragmentos de fardo que probablemente correspondían a la cubierta facial. En el caso de la concha embebida en el paleosuelo, no fue posible removerla en ese momento porque hacerlo implicaba fracturar las zonas de fondo del envoltorio de látex anexas a ella y "capturadas" también en el falso suelo. Durante el movimiento de elementos interiores se procedió a eliminar la tierra interna, a cernirla y a identificar los restos de algunos elementos que se hallaron en ella (básicamente restos de cinabrio, semillas, un fragmento de guaje y varios huecesillos animales). Fue notorio que los restos óseos humanos presentaban mayor cantidad de cinabrio adherido que los que se hallaron fuera del envoltorio. I. Aclimatación. 1996-1999. Tras este trabajo y terminada la microexcavación se procedió a dejar dentro de la cámara de humedad el área expuesta del fardo funerario (aún montado sobre la madera de la parihuela sur), para poco a poco verificar los posibles cambios o alteraciones del látex y los materiales de intervención en el ―clima‖ de la Ciudad de Campeche. Este proceso se realizó por tres años consecutivos, con bastantes buenos resultados, a excepción de que

97

. En este caso pudieron observarse por el reverso varias improntas de textil y un diseño que se asemeja a una cuerda plana (¿un sudario interno quizá?). 98

. El húmero izquierdo, que se encontró anexo al área de cráneo e inmerso en el paleosuelo, se sacó de la bolsa donde se tenía (No. 211 en el control de excavación) y se colocó a la altura correspondiente dentro del esqueleto trasladado.

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realmente no hubo grandes avances en la consolidación con cola, que parecía funcionar por un cierto tiempo, pero que tras ocho meses aproximadamente parecía no haber sido aplicada.

J. Ejecución de un molde de fibra de vidrio para la cubierta del envoltorio. En 1999 se consideró que era ya un buen momento para iniciar los procesos antes descritos por el anverso del fardo. Esto significaba un problema grave en el sentido de que pudo comprobarse tras la microexcavación que la parte superior del bulto (tórax y cabeza) se encontraban conformada por fragmentos sueltos, sumamente deteriorados y con volúmenes complicados (y frágiles) debido a la cubierta acojinada que se había hecho para cubrir la cabeza del personaje: el área que iba de las clavículas a la cintura fue la más requerida por los roedores, digamos. Por ello, se decidió separar la zona de la cadera a los pies de los varios fragmentos sueltos que componían la parte superior del bulto, tras medir cuidadosamente las medidas máximas del envoltorio para luego poder reproducirlas en el molde-soporte. Posteriormente, se colocaron los fragmentos sueltos en una mesa anexa a la cámara, acompañados por el cráneo y la cuenta bucal y se procedió a elaborar un molde de fibra de vidrio embebido en resina epóxica para poder tener una base exacta de la topografía del envoltorio y poder voltearlo sobre ésta. Para ese fin se cubrió toda la zona con plástico ―egapack‖ y se hizo un pequeño molde con poliestireno en el perímetro de la zona inferior del fardo. Una vez vaciada la resina se cubrió el molde con plástico negro y se realizó un fuerte atado con colchonetas de todo el fardo. Asimismo se fijó lo mejor posible con colchones de poletileno (hule-esponja) la parihuela sur y se procedió a girar el bulto

K. Intervención por el anverso y aclimatación 1999-2002. Una vez girado el bulto funerario se procedió a realizar exactamente los mismos procedimientos de limpieza, fijado y consolidación ya descritos. Asimismo, se procedió a dejar en aclimatación para observar las respuesta, en el anverso, de materiales originales y de intervención durante tres años más.

Preparación del fardo para su intervención por el anverso

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Estados de conservación de los materiales interiores

L. Revisión del estado de conservación de los materiales interiores del fardo y de la parihuela de madera sur. En 1999-2000 se realizó la revisión de cada material y/o objeto hallado al interior del fardo. Fue en este momento en que se decidió dejar fuera del proyecto a la madera (por las razones ya expuestas) y en que se intervinieron los fragmentos sueltos del tórax y la cabeza (siguiendo los procedimientos ya descritos) y en que, asimismo, se trataron, de la forma en que se hablará después, los el material óseo y los objetos de concha y sílex. En este momento es importante mencionar un muy desafortunado incidente: en el año de 1998, la administración de la CNCPC decidió cambiar los tubos de neón de las lámparas del Taller donde se encontraba el fardo, sin avisarle a ninguna de las restauradoras encargadas en ese entonces del espacio (Alejandra Alonso, Valeria García y quien suscribe). Asimismo, además de que no intervinieron físicamente en los cambios de los tubos, tampoco permanecieron el área para verificar su adecuada colocación. Desgraciadamente, quiénes cambiaron los tubos dejaron caer accidentalmente uno sobre la mesa anexa a la cámara, fracturando severamente varios fragmentos de fardo provenientes de las zonas de tórax y cabeza, pero, sobre todo, haciendo añicos y polvo el cráneo del personaje, mismo que ya nunca pudo recuperarse y adherirse adecuadamente.

M. Toma de improntas con moldes de silicón y remoción de la concha bivalva embebida en el interior del fardo. Tras comprobar que el fardo se encontraba estable se comenzaron las labores para la ejecución del molde-soporte para la exhibición del envoltorio, puesto que era preciso contar con algún tipo de método de transporte del bulto en vista de la fragilidad del látex, mismo que no soportaría ser manipulado directamente sobre las parihuelas de sustitución y que además, debía ser fijado de alguna forma a ellas para poder ser trasladado y expuesto. Para ello, antes de proceder a revisar alternativas de soportes, fue necesario tomar muestras de las improntas de textil y petate que aparecen en la parte inferior del fardo, en función de que se estimaba que éstas ya no serían posibles de apreciar en el futuro. Para ello se usó silicón líquido. N. Consolidación de la superficie del látex por medio de Paraloid B-72 al 4% en acetona. Desgraciadamente, como ya se hizo notar con anterioridad, la Cola Americana no cumplió su función como consolidante, puesto que tras 8-10 meses de haber sido aplicada, las zonas consolidadas parecían no haber recibido

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tratamiento alguno. Tras otra exhaustiva revisión de la bibliografía se notó de nueva cuenta que no había datos suficientes sobre materiales de intervención adecuados para este caso, por lo que se realizaron pruebas con Paraloid B72 a distintas concentraciones y en distintos solventes, hasta que se llegó a la que nos pareció la más indicada en términos de poder consolidante y a la vez en su bajo cambio de apariencia del envoltorio. Esta concentración al 4% es muy baja y soluciona bien los problemas de fragilidad y rigidez del látex. Sin embargo, es fundamental asegurar condiciones de temperatura y humedad controladas una vez que el fardo funerario llegue a la Ciudad de Campeche o se tendrán problemas de exfoliación y amarillamiento en la película consolidante en un lapso no mayor a diez años. O. Selección del material para la elaboración de un soporte. De forma paralela al trabajo de consolidación comenzó la búsqueda de un material de soporte que fuera lo suficientemente ligero como para que el envoltorio de látex soportara su peso sin quebrarse durante la ejecución del molde en negativo de la base o anverso del bulto, pero al tiempo fuera lo suficientemente firme y fuerte para soportar el peso del envoltorio. Asimismo, se precisaba de un material fácilmente moldeable y que no presentara reacción exotérmica durante el curado. Finalmente, el material debía ser inocuo para el usuario debido a la gran cantidad de tiempo que se precisaría para hacer un molde acucioso y preciso del fardo. Las opciones con las que contábamos eran en realidad bastante limitadas puesto que consistían en la gama de resinas Aralditas (sumamente pesadas y tóxicas), las fibras de vidrio empapadas en resina epóxicas (increíblemente tóxicas) o las resinas expandibles de poliuretano con las cuales es difícil hacer moldes precisos y cuya reacción implica altas temperaturas.

Afortunadamente, de 1997 a 2001 fui asesora del proyecto de rehabilitación arquitectónica del Ex convento de Betlemitas en su área de pintura mural, área que dirigía la Rest. Claudia Salgado. Gracias a ella y al Rest. Pablo Zavala tuve contacto con una resina sintáctica de la marca Vántico que ellos habían probado con excelentes resultados en el montaje de pintura mural desprendida. Tras verlos manipularla pensé que podría probarla y les solicité ayuda. Así, ellos, generosamente no sólo me facilitaron los resultados de sus pruebas con la resina sino que me pusieron en contacto con el Ing. Octavio Román de Ciba-Vántico (hoy Huntsman) quién me regaló varias muestras esta resina color blanco amarillento y me explicó con detalle sus ventajas y desventajas (Véase Anexo No. 1).

La resina sintáctica REN 177-62 resultó ser óptima para lo que estábamos buscando puesto que es increíblemente ligera (a razón de 0.39gr/cm3), fácil de moldear y casi inocua para el usuario: se trata una espuma epóxica de baja densidad, elaborada a partir de butylfenil glycidil eter, C12 y C14 alkyl glycidyl éteres, resina epóxica y de vidrio en la resina propiamente dicha y, en el endurecedor, por medio de resinas de poliamida, fibra de vidrio y diversas tetraminas. Además de todas estas ventajas, una vez curada (en cerca de 24 horas y definitivamente en 4-6 días) puede ser lijada y pintada y, puede recibir

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Aplicación de la resina del soporte por el anverso

Aplicación de resina

añadidos (correcciones o pentimentos volumétricos) tras empapar las zonas de unión con acetona por unos minutos99.

P. Relleno de zonas vacías con bolsas de perla de poliestireno. Tras consolidar el anverso del bulto y obtener resultados satisfactorios con las pruebas del soporte se procedió a rellenar todos los espacios vacíos del envoltorio (ahora sin debris, huesos o tierra) con perla de poliestireno (unicel) para evitar introducir resinas en áreas interiores del envoltorio y para tener un esqueleto interno cuando fuera preciso girar de nueva cuenta el fardo. Asimismo, se retiró definitivamente ya la cámara de humedad puesto que no era ya necesaria y era preciso contar con un espacio abierto para poder manipular el envoltorio. Posteriormente se cubrió toda la superficie expuesta de látex con aluminio y este se barnizó con una capa gruesa de aceite de cártamo para evitar que la resina se adhiriera al aluminio

Q. Elaboración del soporte. Se comenzó la elaboración del soporte de los pies hacia arriba en un espesor máximo de 8 cm. Posteriormente, se separó la resina del anverso del fardo y se colocó este sobre unas colchonetas en un extremo del taller para dejar la mesa de trabajo lista.

Después de ello, se colocó el molde por el frente y, con ayuda del Antrop. Fí. Andrés del Angel y la Rest. Valeria García se establecieron las medidas máximas para el molde: 1.60 m de largo x 45 cm de ancho en el área de las caderas como extensión máxima x 8 cm de espesor. Dentro de esa área se elaboró con resina la parte superior de una figura humana de unos 8 cm de espesor donde posteriormente se colocarían los fragmentos de látex correspondientes al torso y a la cabeza

99

. La resina REN 177-62 ha probado ser increíblemente versátil y ha sido ya recomendada en varios proyectos más, con resultados más que satisfactorios (Cf. Laura Suárez y su trabajo sobre la colección de cerámica fina de Tamtoc, San Luis Potosí)

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IMAGEN VIII. Desbastado del molde en la zona del cráneo

R. Reacomodo de los fragmentos sueltos del tórax y la cabeza en una plantilla. Una vez obtenido el molde, éste se calcó en una plantilla de papel que sirvió para distribuir y reacomodar los fragmentos del tórax y la cabeza que se habían apartado (y que fueron severamente revueltos y dañados con el desafortunado accidente del cambio de los tubos de luz). Así, obtenido el diseño más o menos exacto de su posición (por medio de la unión de fragmentos en

fracturas ―frescas‖ por el método con cola ya descrito y con la ayuda de fotografías) se procedió a elaborar vendoletas de papel non woven para mantener junta toda la zona y poder calcar su perfil a la parte superior del molde, aún sin topografía. Finalmente, se calcaron los perímetros de las figuras en la plantilla y luego, se volvieron a calcar sobre un plástico transparente cortado a la forma de la plantilla de papel, mismo que se colocó después sobre el molde-soporte.

S. Desbaste y realce de volúmenes en el área superior del molde (torso y cabeza). Con la plantilla de plástico perforada con alfileres y mediante carboncillo se dibujó sobre el molde-soporte de resina cada zona que precisaba de un desbaste para la colocación de los fragmentos de látex de tórax y cabeza. Los perímetros se repasaron luego con plumones fosforescentes y se comenzó a rebajar las zonas con formón, moto tool, o bisturí según fuese necesario. Posteriormente, se procedió a consolidar cada fragmento con Paraloid B72 de la forma ya descrita en el inciso ―N‖ para poder manipularlos y calcarlos. Los resultados fueron más que satisfactorios, los que nos dice que la aclimatación de tres años del fardo mortuorio al medio ambiente del DF (por el uso de la cola como consolidante) quizá fue una idea que si bien en su momento nos pareció adecuada, resultó ser, en el fondo, bastante inoperante, puesto que tal vez con una aclimatación de un año (por lado) previa a la aplicación del consolidante de metil metacrilato hubiera sido suficiente.

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Elaboración del positivo del mole

Aplicación de refuerzos de papel japonés

Tras la consolidación y una vez desbastadas todas las zonas; con plastilina100 modelada se dieron los realces de las zonas que precisaban, por el contrario, de proyecciones en el molde, como el fragmento de látex que alguna vez correspondió al área de los omóplatos, por ejemplo, cuyo perfil era tan cóncavo que su base quedaba a casi 8 cm de distancia de los dos extremos laterales. Una vez generadas las alturas precisas (mediante un molde en positivo tomado de cada fragmento, mismo que era recubierto de egapack para no mancharse), la plastilina fue recubierta por una muy fina capa de resina, que una vez curada quedó absolutamente rígida con la forma que se precisaba en cada caso.

T. Refuerzos. Varios fragmentos del torso (sobre todo aquellos que se habían fracturado y separado por la caída del tubo de luz neón) requerían uniones ligeras entre sí, para ello se usó papel japonés teñido con té negro. El papel se desfibraba y se adhería al látex por medio Methocell adicionado con un 5% de Timol. Este sistema de sujeción de zonas frágiles entre sí demostró ser muy efectivo, resistente y casi imperceptible para el espectador común, sobre todo en las áreas de volúmenes mixtos como los de los omóplatos y el cráneo. U. Revestimiento del molde con tela. De forma paralela a la colocación de refuerzos, se compró y tiñó una tela de loneta ligera para cubrir el molde-soporte y dejarlo listo para cumplir su función museográfica. Se decidió teñir la tela del color que Patricia Meehan había escogido para montar la capa de cuentas de spondylus de forma que en un futuro se pudiera agrupar de nueva cuenta toda la ofrenda de la tumba 1 para un montaje museográfico completo e interesante: la unidad en los sistemas, colores y texturas de los montajes de las piezas era fundamental. La loneta se unió por medio de adhesivo Mowilith DM1H. 100

. La plastilina se empleó en lugar de la resina debido a que como no fragua era posible rectif icar y alterar los volúmenes hasta que éstos quedaban exactamente como era necesario. De haber usado directamente la resina, como es obvio, esto no hubiera sido posible.

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Después de ello, con fieltro color arena se hizo una plantilla más del molde-soporte, misma que se adhirió de la misma forma al anverso de la resina. Finalmente, con engrapadora eléctrica se sujetaron ambas telas al molde (por la parte de atrás) y sobre el fieltro se colocaron y engraparon dos tiras longitudinales de velcro para poder, posteriormente, sujetar el molde-soporte a la madera de las parihuelas nuevas.

V. Trabajo sobre la madera de caoba de las parihuelas de sustitución. Cuando en 1999 se decidió no usar la madera original para el montaje definitivo del fardo funerario, se compraron dos vigas de madera de caoba fina. En 2003, éstas se cortaron a 1.80 m y se escofinaron contrahilo para hacerlas parecer antiguas. Por otra parte, para hacer la litera se insertó un travesaño central de pino entre ambas vigas, travesaño que las mantiene unidas pero que es invisible cuando se coloca el soporte del envoltorio mortuorio encima de ellas. Los maderos se patinaron con pintura vinílica en agua y se pulieron con cera comercial Johnson´s. Finalmente, se les claveteó la contracara del velcro ya engrapado en el reverso del molde de resina

W. Montaje del envoltorio. Tras lo anteriormente descrito, se colocó el soporte sobre la parihuela y, con mucho cuidado se trasladaron todos los fragmentos del fardo al molde-soporte. Seguidamente, se introdujeron pequeñas bolsitas de la loneta tenida, rellenas con perla de poliestireno, en todos los orificios y huecos de la zona inferior del envoltorio para que las zonas huecas del interior del bulto tuviesen un soporte blando101 y para hacer aun más evidente el material original: sus texturas, sus diversas calidades cromáticas, su densidad, etc., debido a que las bolsas no sólo parecían parte del soporte sino que, además contrastaban cromáticamente con el material. Posteriormente, con hilo nylon muy delgado se cosieron todos los fragmentos a la tela del soporte, de forma que no sufrieran movimientos durante su traslado. Este

101

. Cabe aclarar aquí que las pequeñas bolsitas de egapack descritas en el inciso ―P‖ habí an sido ya removidas en este momento.

Trabajo sobre las parihuelas de sustitución y preparación del molde por el reverso

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Montaje el esqueleto

minucioso y complicado trabajo se completó pintando con pincel y pintura vinílica (a los tonos de los diversos tonos del látex) los hilos.

X. Corte del esqueleto y colocación de éste en el molde-soporte. Al tiempo en que se realizaban los tres anteriores procesos se compró un esqueleto plástico para ser usado en el montaje en vez de los huesos del personaje, puesto que éstos se hallaban sumamente incompletos, dañados y no posibilitaban una lectura congruente del fardo funerario, pieza que en si es difícil de comprender a un solo golpe de vista. Por ello mismo, se decidió que un esqueleto didáctico en la parte superior podía hacer comprender al espectador de qué versaba el objeto que observaba, sobretodo en la gravemente destruida área del torso. El esqueleto se recortó hasta la altura de las costillas y fue patinado con pinturas vinílicas para asemejarse a material óseo hallado en excavaciones arqueológicas. Por otra parte, se le colocaron en su parte inferior cuatro tornillos de rosca a los que se les hizo un pie de resina epóxica y que permiten colocarlo (o retirarlo) sin problemas de la zona de la espalda del personaje pero, sin aplastar los pocos fragmentos de látex que quedan del torso (sobre todo los omoplatos). Así, el esqueleto es una pieza absolutamente independiente del fardo. La posición de los cuatro soportes del esqueleto está marcada en el molde-soporte del bulto funerario por cuatro pequeños círculos delineados en negro. Al mismo tiempo, se pegaron al esqueleto, con hilo nylon y Mowilith DM1H, ocho pequeñas tiras de velcro en las costillas superiores, de modo que fuera posible adherir los pendientes de sílex a modo de un collar, como se verá más adelante. Asimismo, se hizo el mismo procedimiento con un pequeño fragmento que correspondía a la cobertura del cráneo y que fue el único que pude rescatar completo del desastroso accidente del tubo de luz.

Es importante aclarar aquí, para finalizar, que el esqueleto presenta una diferencia de altura considerable con respecto a la altura general del fardo (sobre todo para no lastimar las zonas del fondo del envoltorio que, como ya se explicó, fueron las

Fin de proceso

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únicas que sobrevivieron los ataques de los roedores en el área toráxica). Esto no me parece un problema si es respetada la idea original de hacer una reproducción museográfica de toda la tumba 1 porque entonces la ofrenda deberá apreciarse desde arriba; es decir a una distancia de casi 2 m verticales y, entonces, la diferencia de altura entre el esqueleto y el látex será casi imperceptible, como puede corroborarse en las fotografías de fin de proceso

2. Material óseo Como se mencionó con anterioridad el material óseo fue primeramente identificado por Andrés del Angel y Erik Mendoza. Posteriormente, se apartaron las piezas que podrían servir para análisis (una vértebra y dos huesos largos) y se comenzó la unión de fragmentos y la consolidación. En este caso la unión de fragmentos fue en realidad infructuosa debido a que aunado a la gran pérdida general del esqueleto, los huesos que sobrevivieron se hallaban en un muy mal estado de conservación: había una gran cantidad de rupturas, diversas roeduras en los puntos de unión o en los extremos y gran cantidad de fragmentos compuestos totalmente de tejido esponjoso y por ende irreconocibles. Por estas condiciones sólo fue posible consolidar los huesos con Paraloid B72 al 5% en acetona y simplemente empacarlos para mandarlos de regreso a Campeche con la demás colección. Finalmente quisiera agregar que en el fémur derecho se encontró adherido un tejido oscuro, que todavía no ha podido identificarse; en caso de que fuesen tejidos humanos; ésto abriría miles de nuevos campos de investigación sobre todo en relación con el rito funerario que se formuló en la Cripta, teniéndose que determinar si la permanencia de téjidos es accidental o hubo un proceso de "semi—momificación" cultural102. 3. Pendientes de sílex Las labores de intervención sobre el pectoral consistieron en una limpieza profunda por medio de agua-alcohol a volúmenes iguales, y el uso de bisturí para remover algunas concreciones. Posteriormente se les aplicó una película de Paraloid B72 al 5% en xilol para incrementar el índice de refracción y que se diferenciaran las distintas texturas que distinguen un pendiente de otro. En el caso del pendiente 2, que se encontraba fracturado en 4 fragmentos, éstos se adhirieron con resina epóxica y se resanaron con pasta cerámica. La reintegración cromática de las uniones se realizó con pinturas al barniz.

102

. En 1996 y en comunicación personal, el Dr. Michael Shultz comentó que este estrato podría evidenciar la carbonización del tejido sin presencia de fuego -es decir, ya sea por alta acidez o basicidad en el medio c ircundante. En éstos casos sólo existe carbón por lo que las muestras ya no son susceptibles de analizar histológicamente.

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Posteriormente se adhirieron con silicón Sista de Henkel103 ocho contracaras de velcro (dos en cada pendiente) para poder montarlos sobre el esqueleto. Una vez montados se les pasó hilo de lino por cada orificio, asemejando un collar104. 4. Concha En el caso de la concha solamente se trabajaron las conchas bivalvas, limpiándose cuidadosamente con agua-alcohol 1:1 y mediante medios mecánicos cuando fue necesario remover algunas concreciones de tierra. Posteriormente se les aplicó una película de Paraloid B 72 al 5% en acetona para acentuar sus texturas y brillo y se consolidó el paleosuelo que tiene atrapada a una de las conchas de la misma manera. En lo referente a las agujas de hueso éstas simplemente se limpiaron superficialmente con brocha de pelo suave y se empacaron para traslado en bolsas de celofán perforadas para ventilación. Finalmente, como se dijo ya, la capa de botones de spondylus fue trabajada de manera independiente al fardo y, de hecho, se concluyó antes que el bulto mortuorio. Hoy la pieza se encuentra en el Museo Regional de Campeche. 5. Otros materiales En lo que respecta a los demás materiales ya referidos (cúmulos de nidos de abejas melipona, muestras de piso, improntas, muestras de paleosuelo, cuenta bucal y cuentas de concha, etc.), todo el material se encuentra empacado y listo para su traslado a excepción de las muestras que se llevaron a la Subdirección de Servicios Académicos del INAH que aún permanecen ahí105. Finalmente, y como se dijo también ya, la cerámica se restauró y trasladó al Centro INAH Campeche en 1996: un ejemplo de su restauración puede verse en la lámina anexa 6. Embalaje El embalaje de la litera funeraria se realizó en el mes de septiembre de 2004. Se realizó vendando con tiras de cartoncillo toda la superficie externa del envoltorio mortuorio, previa colocación de pequeñas bolsas de plástico rellenas de perla de poliestireno en todo el interior del fardo. La litera se colocó en una caja de madera de tapas abatibles para que en ningún momento fuera necesario manipular o tocar

103

. Este método de unión es el que comúnmente se emplea para unir azulejos a soportes móviles. El silicón Sista es sumamente duro y resistente; sin embargo puede desprenderse de una pieza inyectando acetona entre éste y la pieza cubierta con Paraloid B72 sin dejar ningún residuo o provocar daños al material inorgánico. 104

. Como se mencionó ya en la página 27, cabe la posibilidad de qu e esta no se la ubicación adecuada de los pendientes. Afortunadamente su remoción sería muy sencilla en caso de ser necesaria y no implicaría problemas ni para el esqueleto plástico ni para las piezas de pedernal. 105

. Para mayores datos a este respecto Cf. García y Schneider: 1996.

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Elaboración del embalaje para transporte del

fardo funerario

el envoltorio de látex y sólo quedaran disponibles las parihuelas de madera para su traslado. Las tapas de la caja habían sido previamente forradas con placas de una pulgada de poliestireno. Finalmente, se selló y marcó con mucho cuidado la caja, misma que debe ser trasladada sobre mantas de lana o poliéster sintético durante su traslado terrestre a la Cd. de Campeche. El esqueleto plástico se empacó de forma independiente, la caja lleva la tapa por arriba y fue forrada de igual manera que la anterior. Posteriormente se vació perla de poliestireno por sobre todo el interior. La caja se selló y marcó. En cuanto a las dos agujas de concha, las conchas bivalvas, los dientes y nueve fragmentos de látex que no pudieron ser ubicados, éstos se empacaron (tras marcarse adecuadamente) en bolsas independientes de celofán agujereadas para facilitar la entrada y salida del aire. Las bolsas se introdujeron en cajas individuales de plástico de joyería y a su vez dentro de una caja negra tipo archivero rellena de perla de poliestireno. Un fragmento grande de fardo se colocó dentro de una caja cuadrangular de joyería rellena también de perla de poliestireno. Por último, el material óseo se introdujo en bolsas de plástico nylon perforadas y fue introducido en placas de poliestireno rectangulares previamente desbastadas a la forma de cada hueso; a su vez, se metieron dentro de una caja negra tipo archivero. Conclusiones En realidad las conclusiones a las que se puede llegar después de hacer un proyecto de intervención tan largo son muchas y muy disímiles entre sí. Por ello, he optado por sólo exponer unas pocas de las muchas ideas que vienen a mi cuando intento escribir este capítulo. Espero, por ello, que el lector sea noble conmigo y no se enfade si a su juicio faltan observaciones o recomendaciones. Empiezo: me parece que la intervención de un conjunto funerario completo es una experiencia de suma importancia para la disciplina de la restauración, puesto que en ella se comprueba, no sólo la pertinencia de que un especialista técnico aborde con cuidado el problema de conservación desde un inicio, sino también, indica que el entrenamiento que tenemos profesionalmente posibilita que realicemos observaciones y rescatemos datos que de otra forma pasarían inadvertidos por el área de arqueología o que, en su caso, no serían entrelazadas adecuadamente. Un ejemplo de ello es que a partir de las observaciones realizadas durante la intervención del fardo mortuorio pudieron notarse y registrarse las siguientes características propias de esta pieza:

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I. técnica de manufactura general II. deterioro general de la matera prima III. improntas de los textiles que se emplearon durante la elaboración del

fardo: a.- un diseño fino que se observa en todos los recovecos y zonas cóncavas del envoltorio. Aparentemente son las zonas en las que se presionó para dar el volumen y figura del personaje.

b.- un diseño de cuerda plana, en forma de punta de flecha, que se marcó en el área de caucho degradado de la pared externa o inferior del fondo del envoltorio. Podría tratarse de las cuerdas con que se manejó toda la litera al colocarla en el piso de la cripta, o bien, las que fijaban el bulto a los maderos. Sea el caso que fuere, las cuerdas se colocaron estando el látex fresco, ya que se marcaron directamente en él y no en deposiciones de tierra posteriores.

IV. invasión de paleosuelo en la zona inferior, constituyéndose como un soporte más de los materiales

V. evidencias de bioturbación dentro del envoltorio. Se observó que en casi todos los faltantes se presentaban roeduras en su circunferencia

VI. diseño de volúmenes internos de la forma humana contenida en el látex. VII. presencia de cinabrio en el interior del envoltorio.

Desgraciadamente, pude notar también, que pese a la gran cantidad de información que Valeria García y yo pudimos reunir durante nuestra investigación bibliográfica, no existe una correlación efectiva entre las alternativas que sugieren los materiales de intervención disponibles en el mercado: por más pruebas empíricas y científicas que realizamos sigue siendo imposible encontrar algún tipo de consolidante que se adecue al problema concreto del látex seco y, la intervención con Cola Americana que se realizó hasta 2002 lo comprueba, puesto que tuvo que ser sustituida por el Paraloid B72, consolidante sintético que desechamos en un inicio gracias a las lecturas y estudios que habíamos hecho hasta entonces. La conclusión en este caso al menos, es que si la investigación no concuerda con los resultados, los profesionistas de la restauración en México deberíamos presionar (y quizá incursionar) en la investigación de materiales de intervención creados ex professo para bienes culturales producidos en el país; es decir, hallar métodos de trabajo novedosos y efectivos que puedan aplicarse a materiales como el copal, el hule, la cera, la caña, el látex, la plumaria, etc. Esto, sin duda, implica obtener fondos para desarrollar tales pesquisas, ¿por qué no abogar por conseguirlos? En este sentido, cuando observé que la cola no cumplía sus funciones pasado cierto tiempo pensé que si bien el mantenimiento es una de las acciones más necesarias de la conservación, era prácticamente imposible que en un museo estatal se contara con un restaurador especializado con el tiempo suficiente de atender la pieza cada 8-10 meses. Siendo así, hubo momentos en que inclusive me pregunté si habría valido la pena retirar los objetos funerarios de su espacio de la cámara mortuoria. Hoy veo los resultados y creo que sí, que será benéfico

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haber removido el contexto si es que este puede ser expuesto con dignidad, reproduciendo el contexto funerario, y en condiciones de humedad y temperatura si no totalmente controladas, si al menos monitoreadas. Por otro lado, el hallazgo de la resina sintáctica REN 177-62 como soporte moldeable de bienes culturales arqueológicos y etnográficos gravemente alterados, me parece un de las grandes aportaciones de este trabajo; aunque quizá debiera darle el crédito a Pablo Zavala y Claudia Salgado que fueron quiénes en realidad se tomaron la molestia de efectivamente hacer lo que discuto en el párrafo anterior. Volviendo al tema, quisiera resaltar de nueva cuenta la importancia de que la ofrenda de la tumba 1 se exponga en conjunto y reproduciendo dentro de lo posible las características originales del rito funerario. En general en nuestro país los contextos mortuorios son desarticulados sin piedad en pos de un vedetismo de piezas únicas, que en el caso concreto de Calakmul se traduce en la exposición inclemente de sus máscaras funerarias. No habría nada más didáctico e interesante que mostrar a los visitantes de los museos los contextos completos, haciéndolos partícipes de la cultura precolombina en general, en vez de hacerlos observadores de piezas incapaces de hacerse una idea general de la cultura que las produjo. Sin embargo, tendremos que ser muy cuidadosos con esta ofrenda: ya hoy, la capa de botones de spondylus está siendo exhibida justamente como se pidió que no se hiciera: colgada de los extremos. ¿Es este un problema de los restauradores que no sabemos hacernos oír o es simple negligencia?, quizá se trate simplemente de generar más foros de discusión, de trabajo interdisciplinario. Los restauradores estamos muy equivocados si creemos que metidos en nuestros talleres lograremos algo por la preservación, conservación y restauración de nuestro patrimonio, debemos generar campañas educativas, campañas de valoración del patrimonio. En breve: generar las herramientas necesarias para un efectivo desarrollo de la profesión, y por tanto, de la salvaguarda de los objetos que componen nuestra historia. Diez años de trabajo me dieron una clara perspectiva de estos avatares y me han provocado desde sensaciones pesimistas hasta ganas de pelear, mejor optemos por lo segundo. Finalmente, para concluir, es necesario decir que el fardo funerario de Calakmul debe ser expuesto a no más de 50-100 luxes y bajo lámparas con filtros UV puesto que el látex en sus áreas no mineralizadas puede verse dañado por luces de otra calidad. Asimismo, la HR que debe procurarse mantener se halla entre los rangos de un 60-70% por lo que si es posible generar una cámara expositiva que reproduzca la cripta y el entierro es necesario sellarla y limitar las áreas de respiración a un mínimo pero con aire circulante y como se dijo con anterioridad optar porque se trate de un montaje que se observe desde arriba, de modo que pueda percibiese la espacialidad de la ofrenda y no se produzcan daños por contacto.

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Por lo demás, sólo me resta agradecer al lector de este trabajo haberlo leído. Espero le haya sugerido comentarios o ideas. A mí el escribirlo sí me las produjo.

Agradecimientos

Este trabajo fue posible gracias a la invaluable ayuda de: Alejandra Alonso Andrés del Ángel Julio Brena Jaime Cama Luz Evelia Campaña Nicholas Caretta Ramón Carrasco Germán Carrillo Ricardo Castro Luciano Cedillo Oscar Comas Hilario Chávez Sandra Cruz Silvia Antuna Ernestina Cervera Lilia Vierna Jorge González Gracia Ledezma Magdalena de los Ríos Rodrigo Velásquez Michael Schultz Margarita de los Reyes Claudia Salgado Andrea Garra de J. Ricardo Sánchez Pablo Zavala Octavio Román Ma. Gpe. González Susana González Emyly González Dulce Grimaldi Antonio Hernández Luis Huidobro Walter Ibáñez Enrique Ibarra Teresita Loera Luisa Mainou Antonio Martínez Isabel Medina Erik Mendoza Valerie Magar Diana Molatore Magdalena Morales Pedro Nishimura Haydeé Orea María del R. Pichardo Jorge Rivera Juan Manuel Rocha Gerardo Ramos Elsa Rodríguez Javier Salazar Gloria Sánchez Fernando Sánchez Enrique Sandoval Sandra Torres Javier Vázquez Mercedes Villegas Y en particular, gracias al constante e incondicional apoyo de Patricia Meehan, Ana José Ruigómez, Margo Glantz, Blanca Noval, Susana Miranda, Valeria García, Yareli Jaidar y Cristina Ruiz.

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