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INDICE
INTRODUCCIÓN
CONTENIDO
CAPÍTULO I: EL ESTADO INCA Y SU ORGANIZACIÓN SOCIAL
1.1 El Estado Inca1.2 La Cosmovisión Inca1.3 Organización social Incaica1.4 El Régimen comunitario del Ayllu
CAPÍTULO II: EL AYLLU
2.1 Características del Ayllu2.2 Los vínculos o parentesco en el Ayllu
2.3.1 Vínculo de Sangre2.3.2 Vínculo de Territorio2.3.3 Vínculo Económico2.3.4 Vínculo de Idioma2.3.5 Vínculo Religioso2.3.6 Vínculo de Tótem2.3.7 Vinculo de Gobierno
2.3 Sentido social del Ayllu2.4 Sentido económico del Ayllu
CAPÍTULO III: LA FAMILIA EN EL AYLLU
3.1 Uniones matrimoniales3.1.1 Unión Matrimonial en la Nobleza3.1.2 Unión Matrimonial en el Pueblo
3.2 Modelos de Familia3.2.1 Nuclear – Simple3.2.2 Nuclear – Compuesto
3.3 Características Familiares Según Jerarquías 3.3.1 Ayllu Real 3.3.2 Ayllu del Hatunruna 3.3.3 Ayllu del Mitma 3.3.4 Yanaconas: Caso particular3.4 Roles En La Familia
3.4.1 Rol del Hombre 3.4.2 Rol de la Mujer
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo monográfico que se presentara a continuación se tratar de la descripción de la familia en la época inca o en el incanato. El objetivo principal que consideramos poder entender como ha ido evolucionando la familia desde la época inca hasta la actualidad, en el cual finalizando de leer este trabajo tendremos la capacidad de haber enriquecido nuestro conocimiento sobre las antiguas costumbre de nuestros antepasados con respecto a la familia y hacer una comparación en cómo se ha variado o mantenido este legado a través de los años
En este primer capítulo tendremos las definiciones sobre el estado inca, la cosmovisión inca y su organización social, el cual nos permitirá tener una visión más amplia sobre su dominio, la religión y como estaba dividido jerárquicamente la estructura social del estado en aquellos tiempos.
En el segundo capítulo se profundizara sobre el ayllu, sus principales características, en el cual se dará conceptos básicos para entender mejor la estructura de esta agrupación de familias que se consideraba descendiente de un lejano antepasado común, como se dan estos vínculos entre los integrantes de cada ayllu.
En el tercer capítulo nos centraremos en cómo se caracterizaba la familia en este periodo, las uniones matrimoniales de la nobleza y el pueblo, Teniendo un origen social común de los modelos de familia que se encontró, las características familiares según las jerarquías en el ayllu real, hatunrunas, mitmaes y yanacona, y finalizaremos con los roles que presentaba el hombre y la mujer, en donde se verán las funciones de cada una de estas y como se le consideraba en este periodo a la mujer.
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CAPÍTULO I: EL ESTADO INCA Y SU ORGANIZACIÓN SOCIAL
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1.1 EL ESTADO INCA
Aproximadamente desde 1432, con el gobierno del noveno monarca Pachacuti, en
los territorios andinos se potenció y desarrolló el imperio más extenso y mejor
organizado de toda la América precolombina, tanto por muchas de sus
impresionantes formas culturales, como por los expansivos y decididos designios
bélicos, mediante los cuales el estado Inca impuso su personalísimo y práctico
sello cultural, en casi todo el cono sur americano, después denominado
Tahuantinsuyo. La base de esta compleja y nueva sociedad, se centró en una
economía, derivada del rompimiento de las montañas, en las que se construyeron
y rehabilitaron andenes o terrazas escalonadas, pantanos y canales, desde las
faldas hasta las cimas. Esas colosales obras agrícolas sólo pueden ser
comparadas hoy con las efectuadas por los egipcios y mesopotámicos en la era
antigua.
Los Incas fueron los dirigentes del imperio americano más grande. Cerca del fin
del siglo XIV, el imperio comenzó a extenderse de su región inicial en la región de
Cuzco hasta la región sur de las montañas Andinas de América del Sur. Esta
terminó brutalmente con la invasión española dirigida por Francisco Pizarro, en
1532.
En el momento de su rendición, el imperio controlaba una población estimada en
12 millones de habitantes, lo cual representaría hoy Perú, Ecuador y también una
gran parte de Chile, Bolivia y Argentina.
1.2. LA COSMOVISIÓN INCA
Los Incas tenían una manera propia de ver al mundo, una forma propia de dar
respuestas a las interrogantes que el hombre se planteaba. La concepción de los
Incas, fue producto de un largo proceso de evolución del pensamiento que el
hombre andino realizó. Fue una concepción propia, con lo cual enfocó y entendió
su mundo. En este mundo, tanto el espacio como el tiempo eran sagrados y
tenían indudablemente una explicación mítica y una representación ritual. En
relación al espacio presentan una concepción dualista. Para el hombre andino
como para los Incas, el espacio horizontal también estaba dividido en dos partes.
Cada una de ellas subdividida en otras dos, así, el mundo aparecía compuesto
por tres planos que son las siguientes:
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UKU PACHA (mundo de abajo o mundo de los muertos) :
En La mitología andina Uku Pacha era el nombre de abajo o mundo de los
muertos, de los niños no nacidos y todo lo que estaba debajo de la superficie
de la tierra o el mar. Las fuentes, Cuevas o otra de las aberturas de la
superficie terrestre eran considerados como líneas de comunicación entre el
Uku Pacha (mundo de abajo) y Kay Pacha (mundo del presente).
KAY PACHA (mundo del presente y de aquí):
En la cosmovisión andina Kay Pacha es el nombre del mundo terrenal, donde
los seres humanos viven y pasan sus vidas.
HANAN PACHA (mundo de arriba, celestial o supraterrenal):
Fue el bajo mundo celestial y solo las personas justas podían entrar en ella,
cruzando un puente hecho de pelo. En la tradición andina se definió al Hanan
Pacha como el mundo superior donde habitaban los dioses como Viracocha,
Inti, Mama Quilla, Pachacamac, Mama Cocha, etc.
ORIGEN DE LAS ETNIAS O AYLLUS:
Muchos de los antiguos pueblos andinos rastrearon sus orígenes a las deidades
ancestrales. Ayllus múltiples podrían compartir similares orígenes ancestrales. El
Inca se decía descendiente del Sol y de la Luna, su Padre y su Madre. Muchos de
los ayllus se decía descendiente de proto-humanos que salieron de los sitios de
carácter local llamado pacarinas.
LAS PACARINAS:
En los andes cada Etnia o Ayllu afirmaba provenir de un ancestro común de
origen divino el cual había surgido de la tierra, por mandato divino. Los
antepasados más remotos habrían salido de un sitio especial al cual todos
reconocían como su lugar de origen o pacarina que podía ser un río, cueva,
montaña, volcan, lago, laguna, manantial, etc.
El vínculo que se desprendía entre la Pacarina y los miembros del Ayllu era
sumamente fuerte. Cada habitante del ayllu se sentía familiar de las otras
personas pertenecientes a su comunidad, estos lazos se mantenían de
generación en generación. El lago Titicaca fue una de las pacarinas más
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adoradas en el Imperio Incaico ya que se creía que era donde había surgido el
primer Inca "Manco Cápac"
DIOSES PRINCIPALES:
EL DIOS SOL, INTI:
Fue desde los principios el Dios más reverenciado, a quien se ofrecía el mayor
número de tributos, mujeres y de sacrificios, que como ahora sabemos, iban a
parar a la casta de los sacerdotes. Incluso los emperadores le rendían tributo
tras conquistar nuevas tierras.
WIRACOCHA
Wiracocha era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro
del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos peruanos, a
saber, los habitantes de Caral, Chavín, Huari y especialmente los
tiahuanacotas, que provenían del Lago Titicaca. El culto al dios creador supuso
un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado solo a la
nobleza.
MAMA QUILLA:
Era hermana y esposa de Inti; también era considerada madre del firmamento.
De ella se tenía una estatua en el Templo del Sol, en el que una orden de
sacerdotisas le rendía culto. Esta diosa, representada por la Luna, acompañaba
a Inti en igualdad de rango en la corte celestial. A la luna se la representaba con
la forma ritual de un disco de plata y así aparecían los rayos como otro de sus
atributos de poder.
PACHACAMAC:
Pachacamac (en quechua: Pachakamaq, Soberano del mundo) era una re-
edición de Wiracocha, el cual era venerado en la Costa Central del Imperio inca.
Era conocido como el dios de los temblores, y su culto hizo un aparente
sincretismo con el actual Señor de los Milagros, el cual - según la historiadora
María Rowstoroski - tiene rasgos de este antiguo dios pagano.
PACHAMAMA:
Representa a la Tierra, pero no solo el suelo o la tierra geológica, así como
tampoco solo la naturaleza; es todo ello en su conjunto. No está localizada en un
lugar específico, pero se concentra en ciertos lugares como manantiales,
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vertientes, o apacheta. Pero es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa
directamente, por presencia y con la cual se dialoga permanentemente, ya sea
pidiéndosele sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la
tierra y todo lo que nos provee.
1.3. ORGANIZACIÓN SOCIAL INCAICA
La sociedad Inca, fue y rígida. Existieron grandes diferencias entre las clases
sociales, siendo estas diferencias respetadas por todos los habitantes del Imperio.
Las clases jerarquizadas formaban una pirámide donde el Inca, con todo el poder,
se encontraba en la cúspide, mientras que el pueblo, que era la gran mayoría,
constituía su base social.
NOBLEZA DE SANGRE O PANACA REAL:
Eran constituidos por todos los miembros de la realeza, el inca y sus familiares,
vivían en el cuzco, también eran considerados los funcionarios políticos, jefes
militares y los amautas, no pagaban tributo.
La figura más poderosa en el imperio era el Sapa Inca ("Cápac Inca"), que era el
máximo representante del Tahuantinsuyo o imperio Inca, en él se concentraban
todos los poderes y facultades de gobierno. Una de las cualidades más notables del
Imperio Incaico era su gobierno altamente organizado y centralizado en el Cusco.
SAPA INCA:
Emperador del Tahuantinsuyo, que se distinguía por usar la Mascapaicha ,
entre otros atuendos imperiales
El Inca o también llamado Sapainca era venerado por tener un origen divino
supuestamente era el hijo del sol, mantenía poderes políticos y religiosos, Era
una persona que buscaba el bienestar de sus súbditos era bondadoso pero de
igual manera severo con sus súbditos .Nadie podía mirarle de frente, para estar
en su presencia había que arrodillarse con una pequeña carga en la espalda
que significa sumisión al rey Inca
LA COYA: Esposa del Inca
EL AUQUI: Príncipe heredero del imperio Inca
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NOBLEZA DE PRIVILEGIO:
Estaban constituidos por gentes del pueblo que por algún servicio especial al
estado merecían pertenecer a esta clase social.
Estaba conformada por los personajes más sobresalientes del pueblo que habían
destacado en el desempeño de sus funciones y que a criterio del inca y de su
representantes en el imperio ,eran ascendidos a nobles .Fueron muchos los que
ascendieron a esta nobleza como por ejemplo los amytas más destacados en sus
labores educativas ,los administradores ilustres que eran llamados Quipucamayoc,
guerreros que demostraron su valentía y arrojo en el campo de batalla y ganaron
territorios para el imperio incaico
Los que habían alcanzado la distinción a través de sus servicios: Sacerdotes,
acllas, guerreros, etc.
La mayoría de los jóvenes miembros de la nobleza inca asistía a el
Yachayhuasi ("Casa del saber " o " Casa de la sabiduría") para obtener una
educación integra para desempeñarse como funcionarios en el imperio inca.
EL PUEBLO:
Eran los que conformaban el imperio y estaban formados de acuerdo a una
organización social denominada ayllu, que era una comunidad conformada por
todos los descendientes de un antepasado en común, que no tenía un número
predeterminado de miembros. De entre ellos tenemos:
HATUMRUNAS:
Eran los hombres comunes del imperio incaico perteneciente a un ayllu con
derechos y obligaciones que se dedicaban a las labores de agricultura.
En su origen, piñas, yanaconas y mitimaes habían sido hatunrunas, hombres
comunes y corrientes, mayoritariamente campesinos. Ése era, en cada una de
las naciones andinas, el grupo del que provenían, el grupo social al que
pertenecían; con el cual se identificaban; y que, a su turno, era el grupo social
que los reconocía como propios.
Así, la población hatunruna del imperio estaba constituida, casi exclusivamente,
por los campesinos de los pueblos y naciones conquistadas.
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Éstos, que para los miembros del pueblo inka eran extranjeros, eran pues los
trabajadores del imperio. Ellos desarrollaban el trabajo productivo directo. Eran
–dice Arze 1 – los que desempeñaban el trabajo exclusivamente material.
Fueron el principal sustento del ayni: la ancestral institución que permitió el
trabajo colectivo de la tierra, resolviendo la demanda múltiple de brazos durante
la siembra y la cosecha2.
Fueron el mayor soporte en las minkas o mingas: faenas colectivas con las
que, en beneficio directo de la comunidad que ejecutaba la obra, se erigían
canales, andenes, puentes, senderos, templos y obras en favor de los inválidos,
viudas, menores, huérfanos, ancianos, etc.3.
Finalmente fueron también el sustento de la mita en beneficio directo de los
objetivos del poder Inca.
MITIMAES:
No tenían libertad propia eran explotados, no tenían muchos derechos.
“Los mitimaes –dice Del Busto4 refiriéndose obvia y estrictamente a campesinos
incas –fueron grupos de Hatun Runas que (con sus familias, ganados, armas,
herramientas y semillas) eran trasladados a una provincia recién
conquistada...”. Y dejando sentada como verdad lo que a lo sumo no era sino la
versión imperial, agrega: “se les enviaba para sembrar la paz y el orden
mediante la implantación de las buenas costumbres...”.
Los mitimaes –según Rostworowski5–, tenían obligación de usar siempre los
trajes típicos de su lugar de origen –pero no precisamente en señal de respeto
del poder imperial a la cultura nacional del contingente desplazado–. No, la
disposición tenía razones puramente pragmáticas: con ello se facilitaba el
control censal y productivo; se simplificaba el trámite de identificación; y, por
cierto, se minimizaba el riesgo de fuga.
Asimismo, los mitimaes del pueblo Inca, también actuaron pues como espías y
soplones.
YANACONAS:
Eran los individuos que fueron obligados a prestar a otros sus servicios
personales6 Estos eran como la servidumbre en favor del imperio, estaba
1 Murúa, en Valcárcel, Historia..., T. II, p. 235.2 Véase, Espinoza, Los Incas, p. 202. Véase también Gran Historia del Perú, p. 46.3 Espinoza, Los Incas, p. 205. Véase también Gran Historia del Perú, p. 46.4 Del Busto, Perú Incaico, pp. 102–104.5 Rostworowski, Historia..., p. 222.6 Véase Murra, Formaciones..., p. 178.
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conformado por prisioneros de guerra y rebeldes. Realizaban labores
domésticas y le debían obediencia al inca.
Esos “servidores” pasaron a ser llamados “yanaconas” –o “yanacunas”–. Según
Carolina Flores García, “los yanaconas parecieron originarse en la vieja Cultura
Huari”7.
Los yanaconas o “gentes de servicio”, “criados”, “ayudas” o “auxilios”–como
tradujeron los primeros cronistas–, habrían sido también, tal como ocurrió en
otros lugares, una consecuencia de las guerras –como con certeza sospecha
Del Busto8–.
En efecto, prisioneros de guerra9 e individuos rebeldes de los pueblos
conquistados, arrancados de su territorio10, fueron convertidos en yanaconas.
Afirma Murra que, “según la versión de la élite incaica, transmitida a los
cronistas europeos, el origen de las poblaciones de yanaconas se remontaba a
gente acusada de rebelde”11 entre los pueblos conquistados.
La historiadora Ella Dumbar Temple sostiene sin embargo que –rebeldes o no–,
los yanaconas habrían sido “fruto de la tributación de los pueblos”12. Mal podría
negarse pues que, en definitiva, eran resultado de las guerras de conquista
entre pueblos e incluso entre ayllus –porque es difícil imaginar que de otra
manera se concretara tal forma de tributo.
LOS PIÑAS:
Eran prisioneros de guerra peligrosos enviados a trabajar en los cocales de la
Ceja de Selva, en condiciones muy duras, ya que eran castigados por haberse
revelado al poder Inca.
Según Rostworowski y Espinoza13 –, en el estrato más bajo de la compleja
pirámide social del Imperio Inka, estaban los piñas. Como la más maltratada
variante de mitimaes, ayllus enteros, poblaciones íntegras de pueblos
indómitos, fueron esclavizados en condición de piñas. Así, centenares de
cañaris, cayambis, quitos y chachapoyas,fueron desterrados a cultivar cocales
en la selva alta –afirma Espinoza14.
7 Carolina Flores García, en Del Busto, Perú Incaico, p. 107.8 Del Busto, Perú Incaico, p. 107.9 Espinoza, Los modos..., p. 287 / Murra, Formaciones..., p. 232.10 Murra, Formaciones..., p 144.11 Murra, Formaciones..., p 227.12 En Del Busto, Perú Incaico, p. 107.13 Rostworowski, Historia.., p. 227 / Espinoza, Los Incas, pp. 293–295.14 Espinoza, Los Incas, p. 294.
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PANACAS - AYLLUS:
No hay seguridad de sobre cuándo aparecieron las panakas. En general, los
cronistas informan que el territorio andino estuvo habitado por una población muy
diseminada, formada por pequeños agrupamientos humanos congregados en
lugares fértiles y aptos para la vida. Estos grupos estaban unidos por lazos
consanguíneos, bajo la protección de un tótem, diferente para cada uno de ellos.
Cieza de León, Garcilaso de la Vega y Bernabé Cobo, los denominan
parcialidades o linajes. En cambio, Sarmiento de Gamboa empleó la palabra ayllu.
Fray Bartolomé de las Casas opinó que los barrios del Qosqo, se hallaban
poblados cada uno por diferentes familias, que en abierta competencia originaron
las panakas reales, a raíz de la ascención al trono de Pachacuti. Bernabé Cobo
parece unificar los zeques o líneas rituales imaginarias de los cuatro suyos o
barrios del Qosqo, con las parcialidades o familias de dicha ciudad. El dato lo
confirma Juan de Betanzos, al decir que a la muerte de Viracocha, Pachacuti
mandó momificarle a él y a cuantos señores habían gobernado desde el creador
de la monarquía, Manco Cápac. Después ordenó que todos los bultos fuesen
colocados en escaños, juntamente con el de su padre, y que los adorasen como a
dioses. A partir de este momento, las panakas debieron adquirir gran importancia
social y económica, pues según también cuenta Betanzos, Pachacuti despobló dos
leguas a la ciudad del Qosqo para darles tierras y ganados en propiedad.
1.4 EL RÉGIMEN COMUNITARIO DEL AYLLU
RECIPROCIDAD:
Cuando llegaron los españoles, llegaron a un mundo en el que todavía estaban en
uso, prácticas comunitarias que, muchísimos siglos atrás, habían desaparecido de
Europa.
En los ayllus más aislados y primitivos se mantenían los principios más prístinos y
originales de la ancestral institución de la “reciprocidad”. Pero bajo la forma de dos
instituciones específicas: el ayni y la minga.
Más tarde, pero todavía en una época tan remota como aquella en la que surgieron las
primeras guerras entre los pueblos, o sin duda durante el Imperio Chavín, apareció
una nueva y drástica variante: la mita.
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Mediante ella, pero ya no para beneficio de aquellos que ponían su fuerza de trabajo,
sino en beneficio exclusivo del poder dominante, se explotaba las minas o tierras de
aquél, o, en distantes territorios, se construía los palacios, puentes, depósitos y
caminos que también aquél decidía emprender.
En ella, sin embargo, la voluntad de los integrantes del ayllu no contaba.
Voluntariamente, quizá en algunos casos, o en contra de su voluntad, sin duda la
mayoría de las veces, los miembros del ayllu eran obligados a trabajar en beneficio de
un tercero. Los miembros del ayllu no actuaban pues como sujetos sino como objetos,
cuyo valor equivalía a los beneficios que recibía el curaca que los representaba. Y
mientras que uno y otro curaca obtenían beneficios –paga en el caso de uno, y
realización material en el caso del otro–, el grupo humano que realizaba el trabajo no
obtenía ninguno.
Así –afirma nuestra Rostworowski15 –, “es muy posible que cuando los gobernantes
del Tahuantinsuyu acrecentaron su poder, encontraron en el mecanismo de la
reciprocidad un estorbo y una demora para sus planes...”. Al parecer, pues, eliminaron
el pago al curaca, aún cuando siguieron haciendo uso de la fuerza de trabajo del ayllu.
En tal caso, la relación Inca–curaca ya no era pues, ni lejanamente, de reciprocidad,
sino simple y llanamente de dominación.
REDISTRIBUCION:
A diferencia de la reciprocidad, la redistribución fue un principio regido por el Estado
incaico o las autoridades locales. Para comprender esta idea es necesario recordar la
importancia del trabajo en el Tahuantinsuyo como único generador de riqueza. Un
territorio no vale nada si no hay una mano de obra que la trabaje; por eso la
redistribución consistía en entregar “energía” al Estado a cambio de bienes que se
distribuían a todos los ayllus. De esta manera se mantenía la estabilidad política y
social en el imperio.
Se reasignaba los productos y bienes obtenidos como tributos entre los pueblos,
grupos y sectores de la población”. Era pues la devolución de una parte de lo obtenido
lo cual no era siempre igualitario, pues con este sistema se buscaba premiar a
aquellas comunidades (curacas y pueblos propiamente) que habían trabajado bien y
producido más, inclusive otorgándoles más tierras. La redistribución fue respetada en
el mundo andino pues el Sapainca (Inca) y toda la burocracia estatal eran reconocidos
15 Rostworowski, Historia..., p. 66. La cursiva es nuestra.
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como las principales autoridades y dueños de todo lo existente, especialmente de los
medios de producción.
El Estado retribuía los trabajos de diversas maneras; por ejemplo, a los funcionarios,
militares y sacerdotes les brindaba alimentos y bienes por sus actividades en favor de
la organización y expansión del Tahuantinsuyo.
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CAPÍTULO II: EL AYLLU
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2.1 CARACTERÍSTICAS DEL AYLLU
Según Lumbreras; el ayllu, que es la forma andina del Clan, apareció con la
agricultura, pero más que como un sub- producto de ella, como el mecanismo
social indispensable para sustentar la forma de trabajo y la forma de propiedad
que nacieron al mismo tiempo en torno al nuevo medio de producción: la tierra
como cultivo o chacra.
El ayllu es una organización de la comunidad basada en vínculos de parentesco
consanguíneo. Pertenecen a él todos los parientes que tienen vínculos de
sangre, regulados de distinta, manera en cada región y en cada momento
histórico. La asociación no es por cierto solamente familiar; ella se realiza en
torno a la participación colectiva en el proceso de producción agrícola y dentro,
de un marco territorial concreto- conocido como Marka- que se identifica como
propiedad colectiva de los miembros del ayllu. No se trata del simple
reconocimiento de la “territoriedad”, existe desde tiempos muy lejanos, sino en la
defensa del trabajo colectivo invertido en la preparación, conservación y
tratamiento de los campos de cultivo; el surgimiento de la propiedad colectiva no
tiene pues el carácter de apropiación de los recursos naturales. Esta es una
sustantiva diferencia con el carácter y forma que tiene la propiedad privada sobre
los medios de producción que se basa en la explotación y no en la producción.
El ayllu debió quedar constituido en forma definitiva durante el segundo milenio
de la era pasada, desplazando plenamente a las bandas de cazadores y
recolectores. No sabemos aún si desde entonces comenzó a dividirse en
mitades, en cambio es bastante claro que el conjunto de ayllus fueron
conformando unidades mayores de carácter tribal y más tarde verdaderas
naciones.
Según conceptos generales: El ayllu fue la base y el núcleo de la organización
social del imperio Incaico. Era una agrupación de familias que se consideraba
descendiente de un lejano antepasado común o tótem.
El imperio inca se organizaba en ayllus que tenían a su cargo una extensión de
tierra que les servía para alimentarse. Los miembros del ayllu trabajaban su
tierra, pero también tenían la obligación de trabajar la tierra del estado para que
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se pudieran alimentar los gobernantes, los nobles, el ejército, los artistas (entre
ellos los artesanos que trabajaban la piedra y las mujeres que tejían para el
imperio), los ancianos y los enfermos que no podían alimentarse ellos mismos
por sus cargos o su indisponibilidad.
El estado también guardaba comida en caso de que un ayllu tuviera una
emergencia que no les permitiera trabajar su tierra (por inundaciones, terremotos
o enfermedad de gran parte del ayllu).
Los miembros de cada ayllu también debían utilizar parte de su tiempo para
trabajar la tierra que se apartaba para los dioses y los líderes religiosos.
Aparte del trabajo ya mencionado, cada ayllu debía proveer hombres para hacer
obras públicas como construir caminos, puentes y edificios públicos. A este
trabajo se le denominaba la mita.
El curaca era el jefe del ayllu y quien se encargaba de distribuir las tierras,
organizar los trabajos colectivos y actuar como juez de la comunidad.
El ayllu estaba conformado por:
Hatun Runa: El pueblo en general (campesino).
Mitimaes: Grupos trasladados para colonizar nuevas regiones enseñando a los
pueblos nuevas costumbres.
Yanaconas: Servidores del Inca y del Imperio.
Esclavos: Prisioneros de guerra dependientes del Inca que no eran escogidos
como Yanaconas.
2.2 LOS VÍNCULOS O PARENTESCO EN EL AYLLU
2.2.1 VÍNCULO DE SANGRE
Los miembros del ayllu consideraban ser descendientes de un tronco u
antepasado real o supuesto, es decir un tótem o una pacarina originaria. Es por
ello que se creían parientes entre sí, parientes de sangre: “Ayllunis”.
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Es sabido que el Inca creo lazos de parentescos con el ayllu casándose con las
hijas o hermanas del curaca. De esta forma pudo acceder a la mano de obra de
los distintos grupos étnicos (reciprocidad).
2.2.2 VÍNCULO DE TERRITORIO
Estaba ligado al espacio o área geográfica delimitada llamada: Marka, donde
los ayllus vivían y desarrollaban sus actividades cotidianas, laboraban
ayudándose recíprocamente para no perder su derecho sobre ella.
La mayor o menor extensión de la marka se hallaba en relación con el número
de integrantes del ayllu, además se tenía en cuenta ciertos aspectos como la
fecundidad de la tierra, el tamaño y el sexo de los integrantes.
Si bien existían markas donde un ayllu se encontraba aislado y vivía en forma
áspera, hubo otras donde varios ayllus mantuvieron pacifica vecindad y se
aliaron eventualmente para enfrentar un peligro común, reconociendo la
transitoria autoridad de un jefe militar o sinchi.
2.2.3 VÍNCULO DE ECONÓMICO Y DE RECICPROCIDAD
Los miembros del ayllu tenían la obligación de realizar trabajos para cubrir sus
propias necesidades. Para ellos trabajaban solidariamente, pues estaban
unidos por lazos de Reciprocidad y Redistribución además de tres formas de
trabajo colectivo, las cuales eran conocidas como Ayni, Minka y Mita.
Reciprocidad: es un intercambio continuo de trabajo entre los miembros del
ayllu, se podrían decir como “favor con favor” o un “hoy por ti mañana por mí”
por ejemplo: los miembros del ayllu pagaban en reciprocidad con su trabajo a
los favores recibidos por el curaca por la apertura de puentes, caminos,
construcción de andenes, etc. También un ejemplo de reciprocidad es el ayni.
El curaca se encargó de la organizar y dirigir el trabajo al interior de cada ayllu
y velar por la reciprocidad. Todo esto fue un factor que aumento el rendimiento
en el trabajo y la producción.
Redistribución: funciona cuando aparece el estado incaico. Es la misma idea de
reciprocidad pero a un nivel más amplio, pues permite el fortalecimiento de las
alianzas que existían entre el inca y los diferentes curacas. Por ejemplo: los
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ayllus tienen derecho a recibir tierras del estado y por eso su deber es cumplir
con el tributo a través de la mita.
El Ayni: era el trabajo familiar con ayuda reciproca en las labores de la tierra,
en la construcción de viviendas o en trabajos especiales para algún miembro
de la comunidad. Era un dar para recibir, pues todo lo que se daba se hacía
pensando en la devolución.
La Minka: era el trabajo colectivo de las tierras del Sol y del Inca que
beneficiaban a la comunidad. Se realizaban en forma gratuita y por turnos.
Servía para el mantenimiento del Inca y de su familia, de los demás nobles, de
la costa sacerdotal, del ejército y de los funcionarios.
La Mita: era el trabajo obligatorio de los miembros del ayllu (varones de 18 a 50
años) en obras públicas del Estado (palacios, templos, tambos, puentes,
caminos). Trabajaban por turnos y de forma rotativa.
División de la Tierra: el pueblo o ayllu, recibía del estado tierras en usufructo
para la manutención de la familia. A cambio de esto, los ayllus debían entregar
fuertes tributos en productos y en trabajo al Estado y a los curacas, con lo cual
se observa no solo la connotación sagrada de la tierra sino también su valor
económico. Este reparto de tierras se realizaba periódicamente, en el que cada
jefe de familia recibía una parcela o Topo por hijo varón y Medio topo por hija
mujer. Así los mayores lotes eran de aquellas familias que tenían mayor
número de hijos varones. El topo era la medida de dimensiones variables,
dependía del tipo de suelo, el clima, la región o el tipo de cultivo para el que
serbia. Los ancianos, enfermos, viudas, huérfanos y los inválidos recibían
también su lote de tierra, pero como no podían trabajarla, los demás miembros
del ayllu lo hacían por ellos. Las parcelas se revertían al Estado cuando el
individuo fallecida.
2.2.4 VÍNCULO DE IDIOMA
Mediante el cual se debía hablar el quechua como idioma principal del incanato
y el mismo dialecto o lengua regional si acaso la tuvieran
2.2.5 VÍNCULO RELIGIOSO
19Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
Consistía en la adoración al mismo dios o dioses, adoraban al sol, dios oficial y
principal del Tahuantinsuyo que los incas impusieron a los pueblos. El cual
tenía la facultad de proporcionar salud, vida y paz. Asimismo era adorado por
ser eterno.
En todos los ayllus había tierras destinadas para el sol, pero solo en los centros
que eran más importantes los incas construyeron templos para su adoración
como es el caso Huánuco Pampa, pero el centro de culto más importante fue el
CORICANCHA, en el cusco.
La ceremonia religiosa más importante que los incas dedicaban al sol fue el Inti
Raymi (indica el inicio de un nuevo año para el imperio, y se rinde una
representación teatral en el Sacsahuaman, se celebra el 24 de junio de cada
año).
2.2.6 VINCULO DE TOTEM
Es la creencia, adoración y respeto que deberían tener todos los miembros del
ayllu hacia el elemento o ser natural (rayo, trueno, relámpago, serpiente, cerro,
mar, etc.) o sobrenatural (de origen divino), en el cual creían que se había
originado o salido la familia, es decir la Pacarina.
2.2.7 VÍNCULO DE GOBIERNO
Todos los integrantes del ayllu debían obedecer a la misma autoridad, el
curaca. La elección del Curaca. La elección del Curaca radicaba en su
sabiduría o en la edad, siendo muchas veces aquellas personas que habían
encabezado los ayllus antes de la denominación Inca. Su cargo no solo tenía
un carácter político sino también religioso.
Sus funciones eran diversas:
- La administración de los bienes comunales de ayllu.
- La organización de las variadas formas de mita andina.
- Velaba por que los miembros del ayllu tuvieran los bienes esenciales
para el consumo diario.
- Actuaban como mediadores en los conflictos que pudiesen originarse
entre los miembros de un grupo étnico.
- Eran los intermediarios entre el inca y el ayllu.
20Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
- Controlaban los depósitos de producción agrícola y vigilaban la
conservación de los bienes.
- Presidian las ceremonias religiosas y todos los ritos señalados por el
calendario anual.
2.3 SENTIDO SOCIAL DEL AYLLU
El ayllu16 era la base de la organización social andina. El ayllu como modelo de
organización, comprendía todo el territorio del Tawantinsuyu y que de alguna
manera significaba un espacio de unidad y reciprocidad. De todo el ayllu, obtenía el
estado cuzqueño la fuerza de trabajo para realizar las diversas obras que
emprendía. Servían en el ejército, trabajaban las tierras del estado y las del culto,
construían las grandes edificaciones y eran designados mitmaqkuna y también
yanas. Sus obligaciones con el estado y con sus grupos étnicos se iniciaban con la
mayoría de edad, de ahí que hatun runa signifique hombre mayor.
Esta situación se establecía a través del matrimonio, cuando el hombre se convertía
en cabeza de familia y adquiría derechos y responsabilidades con su ayllu y con el
estado. Hasta el momento de casarse eran los padres quienes asignaban su trabajo
a los jóvenes, pues en tanto cabezas de familia eran los únicos responsables para
los fines del censo y la prestación rotativa. El ideal de los miembros del ayllu era
conseguir la autosuficiencia económica, para lo cual organizaron sus comunidades
sobre la base de la complementariedad ecológica. Por tal motivo el territorio del
ayllu no abarcó necesariamente una zona compacta, homogénea y bien
diferenciada.
Otro aspecto importante, en la sociedad del Ayllu, fue la dualidad. Esta estuvo
basada en las relaciones de parentesco. La organización dual funciona a diversos
niveles, aunque todavía no se conoce con exactitud el alcance máximo que puede
tener. En distintos lugares de los Andes los ayllus aparecen agrupados en
parcialidades hanan o urin, alaasa o massaa, uma o urco, allauca o ichoc17. La
dualidad en la organización política de los curacazgos es, por el momento, sobre lo
que se tiene un mejor conocimiento. Las crónicas suelen presentar a los curacas en
parejas, sin especificar datos sobre la dualidad. Otros documentos mencionan que
en algunas regiones el poder político estaba en manos femeninas, funcionando
16 Véase ESPINOZA SORIANO, Waldemar (1987). Los Incas. Amaru editores, Lima. [pp. 115].17 Términos que pueden ser entendidos como alto-bajo, derecha-izquierda, masculino-femenino, dentro-fuera e incluso cerca-lejos y delante-detrás
21Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
también allí la dualidad en el mando como según dice Rostworowski. Según
Rostworowski (1962), en Colán en el siglo XVI, gobernaba una mujer cuyo nombre
era doña Luisa, quien tenía como “su segunda persona” a doña Latacina.
En el caso del Cuzco, la organización social se basa en el mismo principio dual que
rige en otras zonas de los Andes. Los cronistas informan sobre dos “dinastías”
cuzqueñas: Hanan18 Cuzco y Urin19 Cuzco, identificándolas con las dos secciones
en que estaba dividida la ciudad.
Desgraciadamente, las fuentes no describen con claridad cuáles fueron las
funciones que cada uno de los jefes étnicos desempeñaba en su respectiva mitad,
como tampoco el nivel de relaciones establecidas entre ellos. Lo que se aprecia es
que uno de los curacas de las dos mitades se hallaba siempre subordinado al otro,
aunque esta dependencia podía variar: en unos casos podía ser más importante la
mitad de arriba (como en el Cuzco) y en otros la de abajo (tal era el caso de Ica).
Finalmente, como señala Franklin Pease (1995), es difícil concretar las muchas
funciones que la organización dual tenía en los Andes; lo más visible es que se
integraba en torno a la reciprocidad. En ese sentido, hanan y urin son opuestos y
complementarios, y ello se aprecia claramente en el funcionamiento de las mitades
de las unidades étnicas y sus respectivas subdivisiones.
2.4 SENTIDO ECONÓMICO DEL AYLLU
La economía inca estuvo fuertemente ligada al trabajo intensivo para el cultivo de la
tierra y a su vez del ayllu, ya que se estaba obligado a trabajar el territorio que
habitaban para procurarse el sustento común. El trabajo era una actividad
obligatoria con el fin de evitar hambrunas, haraganería y para conseguir el progreso
del Imperio. Fue la actividad principal que se sintetiza en la siguiente frase: “el que
no trabaja no come”, por lo que no había distinción.
En la infancia las tareas eran fáciles, pero en cuanto los niños tenían más edad se
les encomendaba el cuidado de los rebaños y la cacería de los pájaros, y a partir de
la adolescencia acarreaban cargas para el estado y el ejército. En la adultez,
después del matrimonio, debían cumplir con los deberes fundamentales: la
producción de los ingresos estatales y el servicio militar. En la edad avanzada
18 Término que significa “arriba”19 Término que significa “abajo”.
22Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
volvían a desempeñar tareas auxiliares, pero las que requerían menos esfuerzo y
más criterio: cuidado y supervisión de los almacenes, mantenimiento de registros y
cosas por el estilo.
A los enfermos crónicos, los inválidos y los incapacitados por cualquier razón se les
asignaba obligaciones parecidas a las de los ancianos. También ellos trabajaban en
torno a los depósitos y en tareas contables si podían hacerlo. Otros hilaban y tejían.
Los jorobados, o por lo menos algunos de ellos, parecen haber ocupado una
posición comparable a la del bufón en las cortes medievales.
Por otro lado, uno de los aspectos que más destacaron los cronistas en sus escritos
fue la gran cantidad de productos que hallaron en los depósitos los llevó a alabar la
abundancia de la producción agrícola y ganadera, y a sostener su equitativo reparto
entre la población. El inca obtenía esta producción a través de las prestaciones
rotativas de trabajo (mita) que la población de los ayllus le entregaba
periódicamente. Este sistema no fue creación inca, estaba basado en la forma
tradicional como los curacas obtenían fuerza de trabajo. Los incas llevaron el
sistema a su máxima expresión, almacenando la producción obtenida en depósitos
para luego distribuirla entre la población de acuerdo con sus necesidades y los
intereses estatales. La abundancia y diversidad de los recursos era fundamental
para el mantenimiento de la “generosidad” del soberano, característica clave de la
política incaica.
En los ayllus, las tierras del inca eran destinadas a sostener primeramente al
gobierno central, sus funcionarios y sus instalaciones por lo cual es considerado el
ayllu como la base económica del imperio, esta se lleva a cabo generando
explotación de las tierras agrícolas y de las minas, estaba reglamentada
como exclusiva propiedad del inca que, finalmente era dueño de todo. El producto
dado por la explotación era dividido en seis partes; tres para el inca, uno para los
sacerdotes y dos para el pueblo. Sin embargo la parte del inca “dueño” era también
destinada para manutención de los ejércitos, construcciones, canales de regadíos,
entre otras obras de carácter público. Esta distribución de recursos entregados era
establecida la cantidad por funcionarios administrativos los cuales controlaban
producción, almacenamiento y distribución de los recursos.
Igualmente las tierras de cultivo del ayllu eran asignadas en lotes proporcionales al
número de personas de cada familia encargada del trabajo de la tierra, por lo que
se considera que la base del ayllu era el parentesco. Cada ayllu poseía sus propias
tierras de cultivo, sus pastos y también sus aguas. Los cronistas informan que todo
23Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
hombre del común poseía un tupu20 de tierra y, con cada nuevo hijo, le era
aumentada su parcela. El tupu, como medida de área, tenía una extensión relativa,
pues se contemplaba la calidad de la tierra y el tiempo necesario para su descanso.
Dicho en otras palabras, se trataba de una medida relativa que variaba en su
extensión, pero que era suficiente para la alimentación de una pareja Los miembros
de los ayllus conocían sus linderos y, por lo general, sus hitos eran cerros, ríos,
quebradas y, a veces, acequias.
Definitivamente, los incas fueron un pueblo de agricultores avanzados, ya que para
cada zona desarrollaban estrategias para hacer un máximo aprovechamiento de las
tierras, todo esto antes de la presencia europea.
20 ROSTWOROWSKI, María (1962) “Nuevos datos sobre tenencia de tierras reales en el incario”. En: Revista del Museo Nacional XXXI: 130-164. [Recogido en Ensayos de historia andina. Élites, etnias, recursos, pp. 29-39.]. Lima.
24Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
CAPÍTULO II: LA FAMILIA EN EL AYLLU
25Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
3.1 UNIONES MATRIMONIALES
En los Andes incaicos, tanto para los hombres como para las mujeres, la única
opción de vida adulta era el matrimonio. La soltería no era concebida, por ello, en
los censos estatales no existía un cupo para solteros, ya que quien no estuviese
casado se debía a su minoría de edad y, por tanto, era una población aún joven
pero potencialmente casadera.
El matrimonio se convertía en un sistema de referencia básico para la población
regulando las etapas de la vida, al diferenciar entre casaderos, casados y viudos.
La única posibilidad de vivir la madurez era en pareja. Incluso las mujeres que
pertenecían al grupo de las escogidas quedaban, en el plano simbólico, unidas en
matrimonio con el Sol y a él dedicaban su trabajo. Asimismo el matrimonio era una
unión indisoluble21. Aunque el divorcio era conocido, sólo se trataba de una opción
aceptable para las concubinas de las uniones polígamas y nunca entendido cómo
una decisión tomada por las dos partes.
En su lugar deberíamos hablar del repudio, circunscribiendo a la fi gura del marido
el poder decisorio. A pesar de todo, las escasas referencias a esta medida nos
hacen entender que no era un acto común. Según los cronistas sólo el adulterio
obligaba el repudio22. Un caso aparte sería el matrimonio formado por el Inca y la
Coya, donde la ausencia de determinadas aptitudes en ella que la incapacitasen a
desempeñar su labor podía motivar la separación conyugal.
Los cronistas no nos proporcionan información sobre qué sucedía con las esposas
repudiadas. Ignoramos si en el caso de la Coya permanecía en el gineceo como
una esposa secundaria más. Pero para la población común el repudio por adulterio
era escarnio público, incluso algunas debían seguir pagando su falta en los
acllahuasi o casas de escogidas por perpetuidad. Al mismo tiempo la vida en pareja
se reforzaba desde el plano simbólico a través de la idea de dualidad
complementaria23.
21 ESPINOZA SORIANO, W., “La poliginia señorial en el reino de Cajamarca, siglos XV y XVI”, Revista del Museo Nacional, XLIII, 1977, p. 420.22 HUAMAN POMA DE AYALA, F., Comentarios Nueva crónica y buen gobierno, Madrid, Historia 16, 1987, p. 306 / GARCILASO DE LA VEGA, Comentarios Reales (1609), Madrid, Espasa-Calpe, 2003, p. 258.23 Sobre la dualidad andina véase a ROSTWOROWSKI, M., Estructuras andinas de poder: Ideología religiosa y política, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1983, pp. 72-73
26Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
Esta concepción abarcaba la esfera cosmogónica y también la más profana. Se
trataba de la unión de dos partes distintas pero necesarias entre ellas y que al
combinarse alcanzaba el orden andino. A su vez estos dos elementos mantenían
una relación jerárquica aunque la prelación de uno sobre otro no era inamovible. Se
podían dar inversiones de los roles sin alterar el equilibrio, pues la mitad de menor
peso era absolutamente necesaria y su ausencia equivaldría al desastre.
Para el pensamiento andino, la dualidad se manifestaba entre lo masculino y lo
femenino, donde generalmente predominaba el primero sobre el segundo24 . A
través de este ideal se sancionaban los roles que debían a desempeñar hombres y
mujeres y se regulaban las relaciones de género. Ya que la soltería era un estado
desconocido y el repudio era una rarísima excepción, la disolución de una pareja
sólo podía sobrevenir por causas naturales, es decir, por el fallecimiento de uno de
los cónyuges. De ahí que la viudedad era el único caso posible de encontrar en el
Tahuantinsuyu25 a una mujer que no viviese en pareja y que fuese la cabeza visible
de una unidad doméstica.
Asimismo la viudez femenina era una realidad demográfica bastante común en el
Imperio Inca. Aun cuando carecemos en la zona andina de estudios demográficos
tan completos, los trabajos existentes hasta el momento arrojan datos que hablan
de un importante desequilibrio sexual en la población prehispánica, con un claro
predominio de mujeres frente a hombres. Curiosamente en las crónicas las
referencias a ellas son múltiples, en claro contraste con el silencio que existe en
torno a los viudos.
3.1.1 UNIÓN MATRIMONIAL EN LA NOBLEZA:
En el Imperio Incaico la poliginia era un derecho exclusivo del Inca y de los jefes
locales de cada comunidad. Por su carácter excepcional era uno de los signos más
evidentes de poder, distinción y estatus en el varón. Los señores locales contaban
con varios mecanismos para formar un hogar polígamo. Algunas mujeres entraban
en el gineceo por la voluntad del señor, mientras que otras eran heredadas del
padre. A estas vías tradicionales se sumó el control estatal inca cuando a través de
la institución de las acllacuna entregaba mujeres a personajes que quería distinguir,
24 SILVERBLATT, I., Luna, Sol y Brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos y coloniales, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”, 1990, p. 525 Conjunto de territorios conquistados por el Imperio Inca, que en su momento de máxima extensión ocupaba el actual Ecuador, Perú, Bolivia y norte de Chile.
27Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
convirtiendo a la poligamia en un acto político26 por lo que el deseo imperialista y
colonizador cuzqueño se sirvió de las mujeres como peones políticos.
Una acción que posibilitaba el deseo expansionista era el sistema de entrega de
muchachas en matrimonio que ya hemos apuntado y constituía una de las acciones
clave tras un proceso de conquista. Según nos dice Alberti (1985), una aclla estaba
imbuida de connotaciones sagradas, recibirlas de manos del mismo Inca era un
honor que inauguraba relaciones de lealtad. Además representaba un continuo
recordatorio del poder cuzqueño. Su presencia introducía un elemento extraño en el
ayllu, era el símbolo y personificación de los ideales incaicos. Por otro lado,
garantizaba una descendencia que en el futuro sería expresión de la nueva
adscripción de la comunidad al Tahuantinsuyu. De esta forma, los lazos de unión
iban más allá de la presencia de la mujer como una ofrenda, ya que el elemento
femenino introducía el mecanismo del parentesco.
El objetivo sería conseguir una colonización simbólica e ideológica que comenzaba
en la mujer entregada y se prolongaba en sus hijos. A la entrega de mujeres hay
que añadir la extracción de las mismas de sus ayllus de origen para completar la
ordenación expansionista incaica. En ocasiones distribución y extracción se hacían
de forma paralela entre las élites locales y el Inca. Se concertaban matrimonios
para el Inca y el curaca mediante el intercambio de mujeres, estas ocasiones
suponían uno de los mayores privilegios que el Inca podía conceder:
“...porque él quería ser igual suyo en el traje cuando pasase por los
valles, y no dales guerra si ellos quisiesen paz y que daría a ellos de
sus mujeres y ropas y él tomarla de las suyas, y otras cosas de estas”.
(Cieza, 1985)
Estas uniones podían celebrarse gracias a la existencia de la poligamia entre las
élites dando lugar a la ampliación de la parentela real.
Este método de control imperial que desarrolló el Estado Inca es el que Irene
Silverblatt denomina como “jerarquía de conquista”, según la cual existía una
relación simbólica entre el conquistador como lo masculino, y la población
conquistada como lo femenino. El derecho de tomar mujeres de las comunidades
conquistadas sería una de las manifestaciones más claras de dominio incaico, que
se expresaba en términos de alianzas matrimoniales. Para Silverblatt (1990), el
26 CIEZA DE LEÓN, P., El Señorío de los Incas, Madrid, Historia 16, 1985, pp. 62, 86, 127
28Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
Tahuantinsuyu utiliza viejas tradiciones entre ayllus, en los que la entrega de
mujeres jóvenes por parte de una entidad local a otra, venía a simbolizar el
reconocimiento de una cierta superioridad intangible de la comunidad receptora por
parte de la oferente. El gobierno cuzqueño habría ido más allá en esta tradición, ya
que la entrega de vírgenes pretendía evidenciar la jerarquía de poder dentro del
Estado.
Peter Gose ha utilizado la tesis de Silverblatt, a la que llama de dominación
masculina, para ir un paso más allá. Para él, el tipo de mecanismo señalado por
Silverblatt, quedaría limitado a un primer momento de la conquista; es decir, cuando
se seleccionan mujeres para ser convertidas en aclla. Tras la incorporación de la
nueva comunidad al imperio éste ejerce su autoridad bajo un aspecto femenino a
través de la redistribución de alimentos y bienes. Ahora las mujeres escogidas no
exteriorizan la subyugación por parte del elemento masculino, sino que se
identifican con un poder femenino y benefactor. Para Gose (2000), la entrega de
mujeres a los hombres se hacía por voluntad del Inca, con ello se remarcaba la
autoridad que se ejercía por el soberano sobre hombres y mujeres tomados como
parejas. Este último punto de vista nos parece procedente, ya mediante estos
mecanismos se pretende integrar, desde su sede cuzqueña, un poder estado que
entiende a los súbditos de manera dual, tanto bajo formas masculinas como
femeninas. De hecho de este modo lo percibían algunos ayllus y así lo recogieron
los cronistas:
“Oído por el señor de la isla de la Puna lo que el Inca mandaba, pésale
en gran manera; porque, siendo el señor y habiendo recibido aquella
dignidad de sus progenitores, tenía por grave carga, perdiendo la
libertad, don tan estimado por todas las naciones del mundo, recibir al
extraño por solo y universal señor de su isla, el cual sabía que no
solamente habían de servir con las personas, más permitir que en ella
se hiciesen casas fuerte y edificios, y a su costa sustentarlos y
proveerlos, y aun darles para su servicio sus hijas y mujeres las más
hermosas, que era lo que más sentían”. (Cieza, 1985).
3.1.2 UNIÓN MATRIMONIAL EN EL PUEBLO
En su origen, piñas, yanaconas y mitimaes habían sido hatunrunas, hombres
comunes y corrientes, mayoritariamente campesinos. Teniendo un origen social
común, había pues una insoslayable identidad en muchos de los intereses, y por
consiguiente en muchos de los objetivos, de los piñas, yanaconas, mitimaes y el
29Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
resto de los hatunrunas. En tal virtud, cualquier hecho, disposición imperial o
circunstancia que afectara a una parte de dicho conjunto social, afectaba también al
todo. Siendo así, por ejemplo el celibato forzoso, afectando directa y drásticamente
a miles de piñas, yanaconas, mitimaes y hatunrunas, y que terminaba afectando los
intereses de todos los hatunrunas. Dada esta explicación se entiende que, incluso
en el aspecto matrimonial, las mismas características se aplicaban a todos los
mencionados.
Los hatunrunas tenían derecho al matrimonio. Pero, como nos lo recuerdan Del
Busto, Kauffmann y Espinoza27, marcándose con claridad la diferencia con los
derechos del grupo dominante, se explicitaba que los hatunrunas sólo podían tener
una mujer. Los hatunrunas tenían matrimonios endogámicos, es decir se casaban
entre los miembros de un mismo ayllu, pero no podían recurrir al incesto (los runas
debían casarse con un miembro de otra familia nuclear perteneciente a su ayllu), ya
que la exogamia y el incesto sólo era permitido a la clase dominante, practicándose
así la monogamia. A pesar de esto, no puede dudarse que las uniones
extramatrimoniales existieron y se practicaron en este periodo. En este caso se les
llamaba sirvinacuy, tinkunakuspa o servisiña28 los cuales se consistían en un
“matrimonio de prueba” con la posibilidad de un rompimiento de la pareja y el
retorno de la mujer, con sus hijos, al seno de su ayllu de origen. Los hijos eran
bienvenidos por significar futura fuerza de trabajo. Además de estas costumbres
hay noticias sobre la injerencia del Estado en el matrimonio de los jóvenes y en la
elección de la pareja.
Luego de este año matrimonio de prueba y si no había separación de la pareja, le
seguiría el “matrimonio definitivo” llamado Saway el cual consistía en una
ceremonia pública durante la cual el gobernador de un pueblo juntaba en la plaza a
todos los jóvenes plebeyos que aún eran solteros, que habían pasado por este
tiempo prueba y los unía. Algunos cronistas afirman que no consultaban a las
parejas sobre sus preferencias:
“Todos los años el inspector del Estado o visitador del Inca llegaba a las
aldeas, donde se reunían por separado hombres y mujeres, formando
dos líneas paralelas. El visitador, respetando primero hombres y
mujeres, es decir, daba carácter oficial al apareamiento”. (Bonilla, 1959)
27 DEL BUSTO, Perú Incaico, p. 100 / KAUFFMANN, Manual de arqueología peruana, p. 603 / ESPINOZA, Los Incas, p. 131.28 ROSTWOROWSKI, María. La mujer en el Perú Prehispánico. Documento de Trabajo, 72. Serie Etnohistoria, 2. 1995, núm. 72, p. 1-23
30Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
El acto de casarse convertía al hombre en hatunruna u "hombre grande". Entonces
éste ingresaba al ciclo vital de la reproducción humana y a la edad de la mayor
prestación de servicios al Estado, y lo mismo sucedía con la mujer.
3.2 MODELOS DE FAMILIA
Las familias nucleares-simples y nucleares compuestas (grupos domésticos) que
configuraban un ayllu, como se nota, estaban permanentemente vinculadas a sus
jefes autóctonos. Tenían una serie de obligaciones que indicaban la sujeción en la
que permanecían: cultivaban, cuidaban, cosechaban y almacenaban lo que
sacaban de las parcelas de extensión variable poseídas por los curacas, lo que se
llevaba a cabo mediante estrictas mitas o turnos de trabajo.
Cada familia nuclear simple o compuesta poseía sus casas unas veces situadas en
forma nucleada conformando pequeñas aldeas o marcas (poblados), como pueden
apreciarse en sus restos que aún subsisten en las áreas de Chachapoyas, ancarae,
etc. Y en otras, innegablemente la mayoría, esparcidas en los bordes de sus
chacras.
3.2.1 NUCLEAR – SIMPLE:
Integrada por los padres y sus hijos solteros.
3.2.2 NUCLEAR – COMPUESTO
Es una familia nuclear-simple a la que se le añadía algunas otras persona, como
niños adoptados o uno de los abuelos.
Pero en cualquiera de estos casos conformaba una unidad simple de producción y
consumo; un grupo domestico donde ya operaba la división del trabajo según el
sexo y la edad.
3.3 CARACTERÍSTICAS FAMILIARES SEGÚN JERARQUÍAS
3.3.1 AYLLU REAL
El ayllu real o Panaca era familias formadas por toda la descendencia de un
monarca-inca, excluyendo de ella al hijo que sucedía en el mando el Auqui (su
Heredero); porque esté último, cuando llegara a ser Emperador, formaría su propia
Panaca.
31Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
Los panacas se encargaban de mantener el recuerdo del inca fallecido, de realizar
las ceremonias en su nombre y de cuidar de sus bienes y alianzas hechas en vida.
Las panacas tenían gran influencia en la decisión del nombramiento de los
sucesores al cargo Inca.
3.3.2 AYLLU DEL HATUNRUNA
Hatun runa era el hombre común del imperio incaico perteneciente a un ayllu con
derechos y obligaciones que se dedicaban a las labores de agricultura. Los hatun
eran la base del imperio incaico de ellos dependía los principios incaicos de
reciprocidad y redistribución.
Los hatun runas pertenecientes a un ayllu tenían vínculos de sangre, económico,
religioso, lingüístico. Los ayllus siguen existiendo hoy en día, son las denominadas
comunidades campesinas
La base del sistema social del Imperio Inca, era el pueblo del Tahuantinsuyo,
estaba conformada por los sectores populares o la gran masa social a quienes se
les llamaban HATUN RUNA.
La actividad principal que tenían era la agricultura, vivían dispersos en las zonas
rurales, ocupaban los AYLLUS, su vida era controlada por la administración estatal
del Inca vivían en completa igualdad de derechos.
Cuando se casaban se convertían en Puric o sea padres de familia. Por lo general
aprendían y continuaban el oficio o trabajo de sus progenitores.
3.3.3 AYLLU DEL MITMA O MITIMAES
Significa "el que se va"
Fueron grupos de familias separadas de sus comunidades por el Imperio Inca y
trasladadas de pueblos leales a conquistados o viceversa para cumplir funciones
económicas, sociales, culturales, políticas y militares.
Algunos eran expertos colonizadores , que constituían una avanzada en la tarea de
colonización, enseñando a los pueblos la civilización inca. Se llega a afirmar que
hasta una cuarta parte de la población del imperio fue reasentada (trasladada para
colonizar regiones deshabitadas o enseñar a los naturales la cultura Inca)
32Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
La función política y estratégica más común de estos desplazamientos fue la
necesidad del imperio incaico de dividir a las poblaciones que suponían una
amenaza a las elites incaicas, otros eran formados por grupos rebeldes a quienes
se les trasladaba de un sitio a otro por medidas de seguridad de esa manera estos
reasentamientos servían para debilitar el peso de una población para la resistencia.
3.3.4 YANACONAS: CASO PARTICULAR
Eran personas que estaban en la situación inferior a la del pueblo o hatun runa, por
lo general eran prisioneros de guerra a quienes se les había perdonado la vida a
cambio de sus servicios personales al inca y de la nobleza.
Tenían a su cargo el cuidado del ganado de los nobles, la pesca, y estaban
dedicados a otros trabajos, como la alfarería y la construcción, además del servicio
doméstico de la clase alta. Hubo yanaconas recompensados por sus servicios al
imperio, algunos llegaron a ser generales incas por sus habilidades militares y muy
apreciados por el inca.
No formaban parte de un ayllu, los yanaconas eran entregados a una persona o
institución, su condición era hereditaria.
3.4 ROLES EN LA FAMILIA
3.4.1 ROL DEL HOMBRE
El hombre era considerado superior a la mujer, La educación del hombre se
orientaba según el puesto que le estaba otorgado: como administrador, como
sacerdote y como guerrero.
El grupo no privilegiado de hombres eran agricultores y pastores de los pueblos
dominados, estaban dedicados a la domesticación de la llama y la alpaca, las que
fueron utilizadas para diferentes propósitos dentro del sistema de producción de los
Incas.
Podían casarse, tener una sola esposa, ellos llevaban una vida muy sencilla. Los
hombres de 18 a 50 años participaban en la Mita.
Destacaron en la arquitectura, la simetría de sus construcciones y el uso de
colosales piedras que encastran perfectamente sin usar ningún pegamento han
llamado la atención de los expertos, también se destacaron por sus obras de
ingeniería y sobre todo por la red caminera.
33Trabajo Social- Curso Familia y Sociedad
[ ] Junio de 2015
Los hombres que se destacaban en la música, las artes, la guerra u otra actividad
no tenían la misma obligación que el resto, eran mantenidos por el Inca.
Los hombres que pertenecían al más bajo nivel social eran los sirvientes
permanentes del Imperio labor que debían realizar toda la vida y luego ser
heredada por sus hijos.
3.4.2 ROL DE LA MUJER
Se pueden diferenciar dos tipos de mujeres en el Imperio Inca, la mujer hogareña
dedicada a los hijos y a la agricultura, y la mujer fuerte, guerrera y dominante.
La mujer era el símbolo de la fertilidad.
La mujer inca era considerada inferior al hombre, no obstante su labor primordial
era ocuparse de las labores del hogar, cuidar a sus hijos, tejer o hilar las
vestimentas de la familia, ayudar en el campo, preparar la chicha y salir a trabajar.
Las mujeres del pueblo tuvieron que cumplir con las tareas agrícolas y textiles para
su familia y el Estado.
Si una mujer estaba embarazada efectuaba una serie de rituales para esperar la
buena marcha del embarazo, invocaba a los dioses y multiplicaba sus ofrendas. Su
trabajo laboral no variaba durante este período y al tercer día después del parto la
madre se incorporaba a sus labores.
“La mujer principal” del Inca, la Coya, tenía un gran prestigio entre las mujeres de
la elite cuzqueña, participaba en los rituales, ella dirigía el Cuzco en ausencia del
Inca, pero como todas las otras mujeres, ella también vivía en un estado de
inferioridad muy marcada frente al Inca.
La mujer no estaba totalmente descartada de la vida cívica de los ayllus, señorías y
reinos. Pero por más expectante que fuera su rol en este aspecto, siempre
permanecían subordinadas al varón. En algunas etnias norteñas (Tallan, Huaylas,
Carangue) se les asignaba un papel preponderante, incluso hasta para suceder en
los curacazgos cuando faltaban herederos hombres. Y a nivel general las viudas
adultas sin hijos y /o cualquier mujer con el marido ausente, se convertían en jefas
de la familia. Por lo demás para las tareas rígidamente domesticas de la casa, ellas
eran las “reinas” del hogar. Sin embargo nunca existieron derechos iguales
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absolutos entre el sexo masculino y femenino. Si es que algunas damas llegaban a
puesto de gobierno es porque los hombres se los permitían.
En cuanto a la familia, la mujer, además de poder disolver su matrimonio, tenía
derecho a varias cosas que consideraba de su propiedad personal, heredados por
sus hijas, excepto sólo cuando hubiese tenido varones.
Distribución de las mujeres en el acllahuasi:
Yurac Acllas: Del linaje inca, consagradas al servicio ritual del sol; no se les
permitía tomar marido. Preparaban las bebidas y el sango para los ritos en que
participaba el sapainca y el clero. Eran las únicas que permanecían vírgenes,
perpetuamente enclaustradas. Dirigían y vigilaba a las demás.
Huairuro Acllas: Mujeres procedentes de los ayllus que circundaban el Cusco con
rango de incas simbólicos, y también las hijas y/o hermanas de los curacas
provincianos. De ellas el sapainca tomaba a muchas para transformarlas en sus
esposas secundarias.
Paco Acllas: Hijas de caciques regionales y locales de menos categoría. De allí
daban esposas a los nobles provincianos y a guerreros sobresalientes.
Yana Acllas: Que conformaban las servidumbre de los acllahuasis. Se las daba
como esposas a runas comunes, por ejemplo a los jefes de grupos de yanas.
Taqui Acllas: Que por sus dotes artísticas (canto, tañidos de instrumentos y danzas)
no tenían más ocupación que alegrar a las otras acllas y a los incas cuando estos la
requerían.29
29 ESPINOZA SORIANO, Waldemar (1987). Los Incas. Amaru editores, Lima.
CONCLUSIONES
- Los Incas formaron un imperio férreamente unificado, en cuya cabeza se
encontraba el Inca, autoridad máxima, absoluta, hereditaria y de carácter
divino, quien era considerado hijo del Sol. Su sistema de organización con la
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que se gobernaban tuvo un carácter elitista en donde nadie en el incanato
dejaba de trabajar, todos en su totalidad brindaban trabajo (Mita, Minka, Ayni.)
ya sea para la agricultura o diferentes actividades o para trabajar los
determinados tipos de tierra a partir regímenes comunitarios de principios de
reciprocidad y redistribución.
- En cuanto a su cosmovisión se puede decir que consistía en una amalgama de
creencias animistas, fetichismo, culto a la naturaleza y ceremonias mágicas.,
como también la divisiones en tres planos del espacio; Uku Pacha, Kay Pacha
y Hanan Pacha.
- Se puede concluir que el ayllu era la base y núcleo de la organización social
del imperio inca, o sea estos eran agrupaciones de familias que se
consideraban descendientes de un antepasado con en común (estirpe).
A lo largo de la investigación monográfica se puede demostrar que para el ayllu
las extensiones de tierra eran de mucha importancia, ya que de esta dependía
la alimentación de todo el ayllu y las reservas que estas guardaban en
cualquier circunstancia que ameritaba el sacar las cantidades de provisiones
que se requería para toda la población, en situaciones de desastres naturales
principalmente.
- En el imperio incaico, la base de la sociedad era la familia o ayllu; una
distinción esencial en su forma organizativa eran las jerarquías que
significaban poder necesariamente, lo cual era importante al momento de
mantener el orden en la sociedad inca.
- Planteados estos vínculos característicos del ayllu, podemos extraer su sentido
social, esto es, el ayllu constituyo la base social en el antiguo Perú. Fue la
célula familiar, sobre la cual descansaba todo el sistema organizativo imperial
inca. Esta unión de los parientes en un ayllu con sus costumbres y creencias
los impulsaba al progreso y desarrollo bajo la dirección y gobierno del jefe local
o curaca, marcando con ello, el avance de la civilización en la época inca. En
cuanto al sentido económico del ayllu, ya que la economía inca descanso en el
cultivo intensivo de la tierra, tuvo en el ayllu su expresión más digna porque a
través del vínculo económico todos estaban obligados a trabajar el territorio
que habitaban para procurarse el sustento común. La tierra, pues, era
activamente laborada y de ella, sea por cualquier de las formas de trabajo
imperante, se sacaban los productos destinados tanto para la comunidad como
para el Inca y el culto religioso. El territorio que habitaba el ayllu tomaba el
nombre de marka.
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- Las uniones matrimoniales eran de dos tipos y la edad para contraerlas no era
iguales en todas las clases sociales. En el campesinado el matrimonio se
formalizaba después de un tiempo largo de convivencia, con esto se buscaba
que la pareja se conozcan y así puedan darse cuenta si eran compatibles o
incompatibles esto se daba bajo la vigilancia de sus padres. Y la otra era la que
se realizaba en la nobleza que consistía en casar a los niños para así poder
garantizar la pureza de su linaje. Las autoridades estatales fijaban la fecha
para realizarse estos matrimonios, después del matrimonio la mujer no estaba
descartada totalmente de la vida civil en los ayllus pero siempre subordinado al
varón y no existían derechos iguales entre géneros, si la mujer llegaba a
puestos de gobierno era porque el varón se lo permitía.
- Existían modelos de las familias o ayllus por composición de sus miembros;
simples y compuestas, y por jerarquías; el ayllu real o panaca el cual era la
cúspide de esta organización ya que era la descendencia del inca, el ayllu del
hatun runa que era básicamente el pueblo y la masa social del Tahuantinsuyo
establecidos por vínculos de sangre, económicos, religiosos, etc., el ayllu del
mitma quienes conformaban las familias que eran separadas de sus
comunidades para cumplir funciones específicas como las de ser
colonizadores, y los yanaconas eran un caso particular, pues eran personas
que estaban en la situación inferior a la del pueblo, por lo general eran
prisioneros de guerra a quienes se les había perdonado la vida a cambio de
sus servicios personales al inca y a la nobleza.
- El rol que cumplía el hombre era de superioridad hacia la mujer, éste tenía el
deber de participar en el trabajo comunal, y se les destinaba sus puestos,
cumplían funciones específicas en la sociedad incaica, el rol que desempeñaba
la mujer era de fertilidad, siempre permanecían subordinadas al varón, su labor
primordial era ocuparse de las labores del hogar, cuidar a sus hijos, tejer o hilar
las vestimentas de la familia, ayudar en el campo, preparar la chicha y salir a
trabajar. Las mujeres del pueblo tuvieron que cumplir con las tareas agrícolas y
textiles para su familia y el Estado.
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