ex-press nº 1 (enero 2014)

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1 Marca España # Situación del movimiento # Relato de noticias: un pla- to crudo de brotes verdes Página 9 Desde el exilio # Testimonio de un exiliado # Ser joven en otro lugar # Marea Granate Página 4 Por qué nos echan # El exilio en datos: algunas cifras clave para entender el exilio de las jóvenes. Página 7 Editorial: JSF Piensa. #NoNosVamosNosEchan Número 1 · enero de 2014

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Información desde el exilio y para el exilio

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Page 1: EX-PRESS nº 1 (enero 2014)

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Marca España# Situación del movimiento# Relato de noticias: un pla-to crudo de brotes verdes Página 9

Desde el exilio# Testimonio de un exiliado# Ser joven en otro lugar# Marea GranatePágina 4

Por qué nos echan# El exilio en datos: algunas cifras clave para entender el exilio de las jóvenes.Página 7

Editorial: JSF Piensa. #NoNosVamosNosEchan

Número 1 · enero de 2014

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Editorial: JSF Piensa. #NoNosVamosNosEchan

El pasado 7 de abril, con el lema “Que se vayan ellos”, Juventud Sin Futuro con-vocó una manifestación en Madrid como broche final de la campaña #NoNosVa-mosNosEchan. El mapa de nuestra página web se llenó en pocos días con más de 8000 puntitos, 8000 histo-rias con nombre y apellidos de jóvenes a las que han ex-pulsado de nuestro país. Con tal respuesta, no podíamos dejar que la movilización se hiciera solo en Madrid e intentamos que aquellas ciudades con mayor núme-ro de exiliadas también se movilizaran. Finalmente, salieron a la calle miles de personas en 35 ciudades de España y de fuera de nues-tras fronteras. Desde Mont-real a Viena, pasando por París, Montevideo, Zaragoza y un largo etcétera, todas las exiliadas, así como sus familias y amigas, salieron a la calle con la intención de visibilizar esta tragedia silenciosa y señalar a sus culpables: el PPSOE que gobierna para la Troika y los banqueros, en lugar de para las de abajo, entre las cuales está la juventud pre-caria a la que nos dirigimos.

Lograr que la campaña tu-viera éxito supuso un gran esfuerzo para un colectivo

humilde y con pocos medi-os, pero, gracias a todas las personas que hicieron suyo el #NoNosVamosNosEchan, la campaña logró poner en la agenda pública el problema y empujar a muchas exiliadas a (re)organizarse en sus ciu-dades actuales. Los escraches que han sufrido algunos de nuestros políticos cuando han viajado al extranjero o el auge de la Marea Granate, son bue-nos ejemplos de lo que se pue-de hacer para que el problema del exilio juvenil se aborde con firmeza y recuperemos el futuro que nos están robando.

Desde Juventud Sin Futuro creemos que todavía que-da mucho por hacer, que no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras día a día comprobamos que las únicas opciones que nos da el PP-SOE es paro, precariedad y/o exilio. Lamentamos el silencio de los últimos meses, pero he-mos tenido que repensarnos, hacer autocrítica, recuperar

fuerzas y debatir inter-namente sobre qué que-ríamos hacer al res-pecto y cómo hacerlo.

Los tres problemas

Tras este periodo de re-pliegue y reflexión, identifi-camos tres problemas y nos posicionamos al respecto:

1. Es necesario informar y visibilizar la situación de exilio a la que cada vez se enfrentan más jóvenes pre-carias. Por ello, nos mar-camos como objetivo la redacción de un informe que muestre esta realidad.

2. Desde el Gobierno y la UE se aprueban medidas que pretenden maquillar la pro- blemática del desempleo juve-nil, y que, más que solucionar, empeoran la situación. En este sentido, vamos a seguir mostrando la ineficacia de sus políticas y a plantear al-ternativas al respecto.

Este es un boletín colaborativo. ¿Te animas a aportar contenidos o ideas? Mándanoslas a [email protected]

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3. Es fundamental que nos coordinemos todos los colectivos y personas que estamos dispuestas a seguir visibilizando la problemáti-ca del exilio juvenil (nodos #NoNosVamosNosEchan, Marea Granate, etc.). Juventud Sin Futuro no quiere ni tiene la capacidad de centralizar estas labores, pero sí está dispuesto a facilitar la labor.

Este boletín pretende inter-cambiar conocimiento, crear herramientas comunicativas y tejer redes de apoyo mu-

tuo. También creemos que es una buena forma de que las exiliadas sepan cómo evolu-ciona el país y qué se mueve desde los movimientos sociales y las alternativas de cambio.

Para ello, hemos dividido el boletín en cuatro secci-ones: “JSF Piensa”, “Marca España”, “Desde el exilio” y “Por qué nos echan”. Que-remos que el boletín sea desde el principio abier- to, participativo y colectivo, por lo que esperamos recibir vuestras necesidades, suger-

encias y propuestas para que lo que salga sea de todas y para todas. ¡Animaos!

Además del boletín, tenemos otras ideas en la cabeza y es-taremos encantadas de poder trabajarlas conjuntamente con los colectivos que quieran su-marse. Poco a poco las compar-tiremos por este canal, así como en nuestra web y redes sociales.

En definitiva, Juventud Sin Futuro no va a parar hasta que se vayan ellos, hasta que se vayan todos. Seguimos en contacto.

Fotos: algunas de las convocatorias del 7 de abril de 2013 bajo el lema “No Nos Vamos, Nos Echan”.

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Desde el exilio: testimonio de un exiliado

No llega a los treinta años y ya va por su segundo exilio. Conoce de primera mano lo que es hacer las maletas y marcharse con lo puesto a buscarse la vida fuera. Como tanta otra gente, Roi Pérez ha encontrado en Londres lo que España le negó. Desde allí explica cómo se siente, con la perspectiva que da ser un veterano de la emigración forzosa.

“La verdad es que estoy bien, no puedo quejarme, y eso que venía con miedo porque las cosas han cambiado mucho en los últimos años”, cuenta. Reconoce que ahora está más o menos contento. Trabaja de lo suyo: estudió hostelería y es agente de comunicaciones en un céntrico hotel londi-nense. Conserva viejas amis-tades de la primera vez y ha encontrado una buena casa que le permite vivir con dig-nidad. Pero hasta ahí llega la

parte positiva. Lo demás no es tan bonito.

Nota mucho el cambio –a peor– con respecto a su prime- ra estancia en la misma ciu-dad, hace ya diez años. “Aho-ra somos muchos y empiezan a estar hartos de nosotros. Eso se nota en el tipo de tra-bajos de mierda que nunca hacía un español cuando yo vivía aquí, como por ejemplo de limpiadores”, explica.

“Hay cada miseria a tu al-rededor... Gente con estudios que está limpiando váteres por 800 libras al mes, en una ciudad donde encontrar una casa decente por menos de 450 libras es complicado”, continúa. Para ilustrar lo que describe aporta un ejemplo gráfico: “En el hotel donde trabajo, las instrucciones del departamento de limpieza es-tán escritas en inglés, en po-laco y en español”.

El enfado y la ironía aparecen al hablar de su país. “España es el hazmerreír de Europa. A mí no me ven el pelo por allí en una buena temporada”, dice, y añade un diagnóstico de lo más pesimista: “Vamos de mal en peor. Somos un país de pandereta”.

Roi enfrenta el día a día con sentimientos encontrados. La alegría de trabajar en lo suyo, la rabia por tener que hacerlo fuera y el rencor hacia una clase política española “que se ríe de la gente”. Un estado de ánimo que se ha ido for-jando a base de emigrar muy joven, regresar a su tierra para ponerse a estudiar, bus-car trabajo durante un tiem-po y volver a marcharse ante la falta de oportunidades. Lo mismo que tantas otras exiliadas, que han visto cómo las expulsaban de un país sin futuro. En su caso, por par-tida doble.

Volver a empezar por segunda vezRoi Pérez roza la treintena. Vivió en Londres hace diez años y ha vuelto a exiliarse allí. Trabaja en un céntrico hotel, en el sector para el que ha estudiado. Es consciente de ser un afor-tunado pero no pierde la perspectiva crítica. Además, nota la diferencia –a peor– con respecto a su primer exilio. “Las cosas han cambiado mucho en los últimos años”, explica. La indignación, la ironía y el enfado salpican el discurso de este gallego. “Hay gente con estudios que está limpiando váteres por 800 libras al mes”, cuenta.

Roi Pérez · 29 años · A Coruña · Exiliado en Londres por segunda vez · Trabaja en un hotel

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Desde el exilio: ser joven en otro lugar

Fuente: prcbergamo.it

Por Ernesto B.

“Vosotros en España estáis viviendo la crisis de verdad. Pero Italia no es un país para jóvenes”. Esta es una de las frases que en los dos últimos años me han repetido más veces cuando decía que era español y que estaba bus-cando trabajo. No les faltaba razón.

La situación de la juventud en Bolonia

(italiana y extranjera) es cada vez más difícil

A pesar de que Bolonia está en el “productivo norte” de Italia, la situación a la que se enfrenta la juventud (italia-na y extranjera) es cada vez más difícil. La tasa de desem-pleo juvenil está en torno al 40% (lo que significa que el número real de jóvenes de-sempleados es aún mayor, si se tiene en cuenta a quien no se registra o a quien, como

yo, llega de fuera), los con-tratos con muchas horas de trabajo por pocos euros de salario son la norma y los re-cortes a las becas de estudios y ayudas por desplazamiento que aún no han suprimido se cuentan por cientos de millones de euros.

Italia es el país europeo en el que los

alquileres son más al-tos respecto a la media

En este contexto general, que parece el preludio de una política de austeridad similar a la española, un problema al que se debe enfrentar toda persona –joven y menos joven– que lle-ga a Bolonia es encontrar casa, pero sobre todo pagarla. Italia es el país europeo en el que los alquileres son más altos con respecto a la media, y el mer-cado inmobiliario de Bolonia es un ejemplo de habitaciones pequeñas y oscuras a precios desorbitados.

Si a esto añadimos que los desahucios están dejando de ser una noticia de la sección internacional de los periódi-cos y se están convirtiendo en una realidad cada vez más frecuente, nos encontra-mos con que vivir en Bolonia es cada vez más difícil, seas joven o no.

Ante esta perspectiva, en la que las oportunidades para independizarse o para man-tener la propia independen-cia son cada vez menores, jóvenes y menos jóvenes se encuentran ante tres op-ciones posibles.

La primera, volver a casa de sus padres, despedirse de las ilusiones de hacerse una vida de manera autónoma y aceptar la “derrota” de quien ha querido vivir por encima de sus posibilidades. La segunda, irse al extran-jero a buscar fortuna. La ter-cera, quedarse sobreviviendo con la ayuda familiar o con alguna de las pocas pres- taciones públicas que todavía obtienen financiación.

“Resistir no es solo un deber, sino una necesidad de los jóvenes. Si no, no se camina hacia adelante”

Viendo cuáles son las alternati-vas que nos están dando, aquí y allí, me vienen a la mente las palabras de Maria Cervi, hija de un partisano de la Resis- tencia italiana: “Ninguna con-quista dura para siempre, hay siempre alguien interesado en eliminarla. Por esto, resistir no es solo un deber, sino una necesidad de los jóvenes. Si no, no se camina hacia adelante”.

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Marea Granate: la marea emigrante que lucha desde todas partes

La Marea Granate es un movimiento transnacional formado por emigrantes de nacionalidad española que nace con el espíritu de con-tinuar luchando desde fuera contra las causas que han provocado la crisis económi-ca y social que nos ha obli-gado a emigrar. Somos un movimiento horizontal que se reúne regularmente en asambleas presenciales y virtuales, a nivel local y global.

Nuestro colectivo nace al calor de otros movimientos sociales aparecidos en Es-paña en los últimos años, como el 15-M y las distin-tas Mareas. Somos la ex-tensión de estos fuera del país. Nuestra marea es gra-

nate, como el color de nues-tros pasaportes, símbolo de nuestra emigración forzada.

Nuestra situación actual como emigrantes es una consecuencia de las políti-cas económicas llevadas a cabo desde la UE y los go-biernos del Estado español, que han resultado en un au-mento de la injusticia y de la exclusión social. Una mi-noría, enferma de codicia, toma las decisiones que nos pertenecen en su propio y exclusivo beneficio. Es por eso que, desde Marea Gra-nate, denunciamos el pa-pel actual de la Troika (UE, BCE y FMI) como garante del poder de los mercados, así como la sumisión de nuestra clase política (e indirecta-

mente, de la ciudadanía) a sus dictados. La corrupción, fomentada por un sistema sin escrúpulos, nos robó nuestro espacio y la inexistente de-mocracia, nuestra voz. Es hora de recuperarlos.

La Marea Granate cristali-za un sentimiento compar-tido por cambiar las cosas. La nuestra no es una lucha aislada, las causas que nos han llevado fuera de España no son ajenas a los países a los que hemos llegado; por eso, tratamos de tender puentes en la medida de lo posible con colectivos lo-cales. Por otra parte, exis- ten otros colectivos de emigrantes en nuestros países de acogida con los que colaboramos crean- do una red de apoyo mutuo para las personas recién lle-gadas. Consideramos que la precariedad es un elemento estructural a combatir.

Partimos de la base de que todo el mundo tiene mucho que aportar. Si ya has tenido que emigrar únete al grupo local de Marea Granate. Si no existe, te animamos a crear uno. Si estás en España, te invitamos a dar visibilidad a nuestro movimiento. Porque no vamos a permitir que la ma-fia entregue nuestra soberanía a los mercados. Les vamos a combatir desde todas partes.

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¿Por qué nos vamos? El exilio en datosEl paro aumenta. La temporalidad también. La vivienda resulta inaccesible. Se encarecen las tasas y se reducen las becas. Sube el transporte. Y, como consecuencia, la población joven de este país debe marcharse para ganarse un futuro que nos quieren robar. Dicen que somos pocas, pero juegan con las cifras. En realidad, somos demasiadas.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), reflejan cómo la tasa de paro juvenil a nivel estatal se sitúa en el tercer trimestre del año en el 54%, llegando al 70% en provincias como Sevilla, Cór-doba y Jaén. Estos datos so-brepasan la tasa de paro ju-venil de la Unión Europea, de un 23,5% y además se concreta en los datos del Consejo de la Juventud de España (CJE) que dentro de la población activa de jóvenes hay una alta tasa de temporalidad: cerca del 63% de los contratos.

La tasa de paro juvenil se sitúa en el 54%

Paralelamente, la posibilidad de emancipación de la po-blación juvenil cada vez es más reducida, solo el 22% de las personas menores de 30 años tienen la posibilidad de salir del hogar familiar. El precio de la vivienda resulta innacesible, ya que hoy en día poder adquirir y mantener un domicilio impli-ca un salario de unos 2.000 eu-ros mensuales (según el CJE), muy lejano de lo que a día de hoy perciben la mayor parte de jóvenes en el Estado. Esta cantidad necesaria nunca será alcanzada mientras se man-

tengan las condiciones labo- rales precarias en las que nos vemos inmersas la población joven, junto al encarecimiento de algunos servicios cotidianos imprescindibles como es el transporte.

Encadenamos becas y contra-tos temporales, las jóvenes percibimos un salario pre-cario o inexistente que nos impide optar a tener una vida digna, emancipada y nuestra. Además, estas condiciones hi-potecan nuestro futuro por el impedimento de cotizar y poder optar a una pensión o a base de poner en peligro la posibilidad de tener seguridad social.

Así que nos encontramos sin trabajo, y si lo hacemos, es precario. La posibilidad de formarnos en este lapso tam-bién queda condicionada por el encarecimiento de la ense-ñanza superior (subida de ta-sas, reducción de becas, etc.). Miles de jóvenes nos quedamos fuera de un sistema cada vez más elitista.

Y mientras tenemos que sufrir esta situación, observamos da-tos, cuanto menos, curiosos. Resulta que, por primera vez, la población residente en Es-paña se reduce. Desde que el

boom inmobiliario dejó de ser “boom” de unos pocos para convertirse en ruina de to-das, la entrada de personas extranjeras fue disminuyendo y, al mismo tiempo, los flu-jos de salida aumentaron. La población activa, a su vez, se va reduciendo, en un país cuya tasa de actividad ha sido históricamente baja. Sin em-bargo, quizá la mejor palabra no sea “reducir”, la expresión más próxima al fenómeno ten-dría que ser “disminución por desaparición”, porque la razón estriba en una causa muy con-creta. Último dato: desde 2011, hemos pasado a ser, de nuevo, un país de emigrantes. La imagen que esbozan es-tas flechas hacia arriba o ha-cia abajo explica una realidad trágica: la población joven se marcha en busca de las opor-tunidades que, la gestión de nuestros gobernantes, les impide obtener.

Desde 2011, hemos pasado a ser, de nuevo, un país de emigrantes

Pero hay más: se atreven a negarlo. Dan cifras escanda-losamente bajas. Dicen que son pocas las que se marchan. Apenas 225.000 hasta 2012,

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según las fuentes oficiales que recoge un estudio de la Fun-dación Alternativas. Quien lo hace, además, se atreve por un salvaje y españolísimo espíritu aventurero, continúan. Es poca la vergüenza de unos poderosos que viven auto-cegados. En rea- lidad, dice el mismo informe que la cifra se acerca a las 700.000 personas. 700.000 vi-das repletas de desesperación y falta de horizontes.

La vara de medir del sector oficial reside, entre otros, en el Padrón de Españoles Resi-dentes en el Extranjero (PERE) y en el Censo Electoral de Resi-dentes Ausentes (CERA). Pero no es oro todo lo que reluce. La población joven raramente se da de alta en los consulados de España en el extranjero, base de estos indicadores. Los beneficios son pocos y, los per-juicios, numerosos. El truco lo encontramos cuando vamos a las altas de la seguridad so-cial en el extranjero. Según el citado estudio de la Fundación Alternativas, los datos de este

indicador en las estadísticas alemanas o británicas mues-tran una emigración entre cua-tro y siete veces mayor de lo que muestran las nuestras.

Detrás de cada cifra hay una historia y un sueño

Además, no es lo mismo saber cuántas personas están fuera que conocer quién se va y quién regresa. Vuelve población que ya ha agotado su vida labo-ral y se van muchas personas a comenzarla. Aunque no sólo: en este momento, a pesar de que la mayoría de emigrantes no pasan la barrera de los 35 años, su peso relativo en la balanza emigrato-ria española va disminuyendo en favor de población con más edad. Esto implica, por un lado, que son cada vez más personas las que se marchan, con segu-ridad, a tratar de encontrar un empleo, frente a posibles sali-das al extranjero para estudiar y, por otro lado, supone un re-traso, de media, del momento del retorno.

El fenómeno es muy preocu-pante. Desde 2010 la emi-gración española ha crecido a un ritmo mayor que la de otros países europeos en una coyuntura económico-política similar. Los destinos favoritos de nuestras jóvenes son Reino Unido, Francia, Alemania, Es-tados Unidos o Argentina y, las mayores provincias “ex-portadoras de mano de obra”, Madrid y Barcelona.

Pero para abordar soluciones para frenar la sangría de jóvenes fuera de nuestras fron-teras y recuperar a las personas que no han podido decidir cómo y cuándo irse, sino que han tenido que coger las maletas porque les han robado un futuro que debía ser suyo, se debe asumir que el problema existe. Es básico: sin un análisis certero y preciso –y asumido- de la rea-lidad, no hay solución posible. Seguimos esperando, mientras los porcentajes se deterioran más y más y nos vamos olvidan-do de que detrás de cada cifra hay una historia y un sueño.

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¿Otro otoño caliente? ¿Qué pasa con las luchas? [Desde Madrid]

El pueblo de Madrid toma las calles todos los días des-de hace más de dos años. Los domingos son de la Ma-rea Blanca; los jueves, de la Marea Verde; las huelgas universitarias; las mañanas parando desahucios; las tar-des en concentraciones soli-darias o frente a las puertas del Congreso, gritando, cuan- to menos, “¡Que se vayan to-dos!”. Una huelga de recogida de basuras y cuidado de jar-dines desafía al Ayuntamien-to: una semana después, los barrios de los ricos claman la intervención del ejército. Mientras, las de abajo, soli-darias, apoyan la huelga en sus barrios, incluso, en oca-siones, llevando la basura al banco, porque en Madrid se sabe que las cosas están du-ras.

Sin embargo, las convocato-rias de todos los días se ven afectadas, desde hace ya unos meses, por un cierto cansan-cio de la ciudadanía. Parece que el movimiento anda mu-cho pero permanece quieto, que no avanza. La convoca-toria de huelgas generales y manifestaciones de casi un millón de personas que hace dos años convocaba el 15-M, parecen cosa del pasado. Entonces, ¿hemos dado por perdida la bata-lla y solo cabe resignarnos? En absoluto. El parón en las

calles no significa que nues-tro Madrid se haya olvidado de luchar ni de las ganas de echar a los que nos roban el futuro. Hay una latencia que pese a todo permanece, un sentimiento de apoyo a las luchas por lo público, y una fuerza que reclama un cam-bio político a corto plazo.

El Partido Popular se afana en no dar un paso atrás en su programa de recortes sociales bajo mandato imperativo de la Troika, sin atender a razones y reclamos que las ciudada-nas exigimos. Da igual que se estén defendiendo derechos constitucionales, como la educación o la vivienda digna, el gobierno asfixia, hace oídos sordos y prepara leyes que limitan contundentemente el derecho de reunión y mani-festación, como la reciente Ley de Protección de la Segu-ridad Ciudadana. Mientras, a golpe de porra y pelotas de goma, las ciudadanas, que reclamamos nuestros dere-chos, somos reprimidas.

Digámoslo claramente: la Co-munidad de Madrid es el terri-torio donde ni al Presidente ni a la Alcaldesa los han elegido las ciudadanas. Donde anual-mente, desde 2009, se recor-ta el presupuesto autonómico a las universidades. Donde la ley 15/97, que posibilitaba el inicio de la privatización

de los hospitales públicos, se ha aprobado, aunque actual-mente se encuentra paraliza-da por orden judicial. Donde los recortes en educación han servido para despedir profe-sores, eliminar actividades de refuerzo y priorizar los sistemas de enseñanza con-certada -que funcionan con dinero público, aunque son de gestión privada con ánimo de lucro- sobre la enseñanza pública. En Madrid se recorta y se privatiza desde la gestión de los polideportivos hasta los autobuses, pasando por los teatros. Mientras se trata con honores a los empresarios y magnates que eligen esta ciu-dad para no pagar impuestos y por la mano de obra barata que les ofrece, las ciudada-nas recibimos, en contrapar-tida, impuestos, recortes y porrazos.

Nos urge crear una alterna-tiva, no basta con construir proyectos locales que den vida a los barrios y tejan la-zos de apoyo mutuo para res- ponder al ataque neolibe-ral. Debemos reclamar como nuestros también los parla-mentos, ya que es ahí donde se aprueban los recortes, y acabar con la casta política. Así llevaríamos las necesi-dades de las de abajo a las instituciones, en lugar de que solo se acuerden de nosotras cuando llegan elecciones. Los

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tiempos parecen reducirse, así como la posibilidad de ar-ticular una alternativa en las instituciones. A pesar de ello, la necesidad de romper con el Régimen sigue siendo compar-tida por muchas de las de aba-jo, por lo cual, ha llegado el momento de ser valientes y de atreverse a superar los erro- res del pasado. A pesar de la voluntad de algunas inicia-tivas que se han dado desde distintos sectores militantes en estos últimos meses, es necesario ser capaces de rea- lizar una apuesta radicalmente

democrática, donde la voz de las mayorías sociales sea no solo escuchada, sino decisiva.

Es necesario realizar una apuesta radical-mente democrática

Cualquiera diría que vivimos en un país de frontera gobernado por unos señores de la guerra que tienen el monopolio de la fuerza y legislan a su convenien- cia, pero que no se les olvide a los de arriba que cada vez que desahucian a una vecina, que

niegan la beca de estudios a nuestra hermana, que nos obli-gan a trabajar en curros preca-rios o que nos obligan a exiliar-nos a otros países, nuestra rabia crece y somos más conscientes de que, hasta que no echemos a los políticos que cobran en so-bres de empresarios y banque-ros, no podremos construir una democracia de verdad. Y esto solo lo conseguiremos luchan-do, en las calles, en las plazas, y articulando una alternativa política de las de abajo contra los de arriba. Vamos a comba-tirlos desde todas partes.

Relato de noticias: Un plato crudo de brotes verdes

Empezamos el año 2013 pen-sando que, con todo lo que nos habían quitado, este año no podía ser peor que el an-terior. ¡Qué ingenuas éramos entonces!

Vivimos desde 2010 con las marcas de fuego de sus “reformas” y su “austeridad”, que violan sistemáticamente la dignidad de la ciudadanía; eso que algunos más vetera-nos llamaban derechos. Estas marcas son su #MarcaEspaña.

Concebir un país democrático como una marca es, cuanto menos, irrespetuoso con las ciudadanas. Tratan de apli-car valores comerciales a un Estado de derecho, lo que con-vierte ciudadanas en produc-tos en el mejor de los casos,

cuando no las convierte en me-dios para los intereses de una minoría. Concebir un país según su valor reputacional de cara a los mercados, es una vuelta de tuerca en la ofensiva por con-vertirnos en mercancía en ma-nos de políticos y banqueros. Y este es el reflejo de lo que el Régimen da en llamar “brotes verdes” y que, en realidad, son nuestras hojas muertas.

Concebir un país democrático como una marca es irrespetuoso

con las ciudadanas

La reforma laboral ya ofrece resultados: en un año natu-ral hemos perdido más de 600.000 empleos y los sala-

rios han bajado un 12% de media, aunque a algunos les pese, porque eso de ganar suficiente para comer ahora también es un lujo por enci-ma de nuestras posibilidades, pero no de las suyas, esas que aumentan aquí y allá. [Tuvie-ron respuesta]

Sus recortes en educación, que preparan el camino hacia la ofensiva LOMCE, han propor-cionado sus “buenos” datos. En el curso anterior se otor-garon 20.000 becas menos; y, desde 2011, cerca de 30.000 estudiantes universitarias han quedado sin acceso a una educación superior, por mo-tivos económicos, es decir, por no tener ni un euro para pagar la matrícula. Pero si en

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algún momento pensamos en la Formación Profesional como opción, las barreras no son menos. En algunos lugares la FP superior ha sufrido una subida del 120%, por ejemplo en Madrid pasa de 180 euros al año a 400. Los rectores di-cen que se plantan, pero debe ser por eso de echar raíces, pues nunca se los vio moverse del tiesto. [Pero tienen su respuesta]

En este país, donde nunca hubo una burbuja inmo-biliaria, el hogar -ese lugar seguro- se está convirtien-do en la pesadilla de miles de familias que ven cómo tienen que, quedándose sin un techo, llevarse consigo las deudas ante la modificación de la ILP promovida por la PAH. ¡Ay, tantas casas sin gen-te y gente sin casa! [Y se les contestó también]

¡Ay, tantas casas sin gente y gente sin casa!

Pero si las constructoras son la primogénita querida de este R€gimen, qué decir de las energéticas, esa niña bonita de la puerta girato-ria al más alto nivel. Aunque hay muchas otras -cualquier puerta giratoria debe haber sido privatizada previamente- y la sanidad nos lo demuestra. [Alguien dijo algo]

Como una mayoría absoluta no solo se consigue agradan-

do a los mercados, había que hacer un guiño a otros sec-tores conservadores y volver a una regulación del aborto de supuestos. Con los derechos económicos y sociales en la UVI, ahora van a por los dere-chos civiles. ¡Y prepárense las exiliadas! Que aunque ya hayan tenido que marcharse del país, desde el PPSOE no se escatimará en quitarles lo que puedan, como por ejem-plo el derecho a la sanidad.

Este espectro desalentador nos podría llevar a pensar que nuestros dirigentes son malos malísimos e incluso exageradamente incompe-tentes. Pero, por favor, ya no somos tan ingenuas como cuando pensamos que no nos podrían quitar mucho más. Ahora sabemos que nuestros recortes son los beneficios di-rectos de otros, unos pocos, la casta del 1%.

Todo eso da igual, porque en realidad somos “contingen-tes” pero no necesarias. Los cálculos siempre son fríos, nos dice la lógica neoliberal, y para bajar un cociente -ya sea la tasa de paro, la de po-breza, o de exclusión social…- hay dos factores sobre los que actuar: aumentar el dividen-do (crear más empleo) o re-ducir el divisor (tú).

Y ese “Tú” puede ser redu-cido de distintas maneras, pero si alguna ha mostrado su eficacia es la mal llamada

“movilidad exterior” (menos escandalosa que la desapa-rición o muerte), que no-sotras preferimos calificar de “exilio” porque tiene unas causas políticas que no se es-tán asumiendo por parte del PPSOE. Podría ser que estamos “enfermizamente apegadas” a nuestro país, pero creemos firmemente que #NoNosVa-mosNosEchan, al igual que a Manolito on the Road. Empu-jar a la mayor parte de tu po-blación a elegir entre el paro, la precariedad o el exilio es obligarnos a salir, sea dónde y cómo sea, para escapar de la miseria. Sin embargo, sabe-mos que dejar España no es sinónimo de trabajo digno, que hay precariedad Every-where.

Y es que a la gente que se nos va de nuestro lado no deja de retumbarles en los oídos las palabras de la mafia: ¡Que se jodan!

Las respuestas ciudadanas hacen poca mella en el ro-dillo de las mayorías absolu-tas, pero, aunque nos quieren calladas, también tendrán su respuesta.

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Ilustración inédita de Malagón.

NOTA DE LAS AUTORAS

Este es el primer número del boletín informativo editado por Juventud Sin Futuro. Ha sido elaborado gracias al trabajo de nuestras colaboradoras y de otras personas que han decidido ayudarnos en la elaboración de contenidos.

Pretendemos que, de ahora en adelante, se trate de un boletín colaborativo y que lo sintáis como vuestro. Por eso estamos abiertas a recibir todas las propuestas que os parezcan en [email protected]. Estaremos encantadas de incorporarlas.

Lenguaje inclusivo

Todos nuestros comunicados están escritos en femenino plural, lo que cons-tituye un pequeño acto rebelde que muestra cómo el lenguaje condiciona nues-tra manera de entender el mundo.

El uso del masculino plural para hablar de todas y todos es en cambio un re-flejo de la sociedad sexista en que vivimos, una forma más de invisibilizar a las mujeres en la vida pública. Pretender que el masculino plural es una fórmula neutra supone olvidar que esa “neutralidad” se ha construido a través de siglos de subordinación de la mujer, en los que el masculino ha sido siempre la norma.

Creemos que transformar el lenguaje utilizando el femenino es una manera de nombrar, visibilizar y reivindicar la participación de las mujeres en los procesos políticos y sociales. Por todo esto, entendemos que el uso de este tipo de herramientas, por su capacidad subversiva, es un acto político a llevar a cabo por quienes luchamos por una sociedad mejor y buscamos el fin de todo tipo de opresión.

Contacto

[email protected] · @juventudsin · facebook.com/juventudsinfuturo

Este es un boletín colaborativo. ¿Te animas a aportar contenidos o ideas? Mándanoslas a [email protected]