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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR
EVANGELIZACION Y OPCION POR LOS POBRES
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR
FACULTAD DE TEOLOGIA
EVANGELIZACION Y OPCION POR LOS POBRES
TESIS
LICENCIATURA EN TEOLOGIA
DANIEL ABILIO ARDON ALARCON
CARNE: 25063-07
Guatemala, Febrero de 2012
Campus Central
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR
EVANGELIZACION Y OPCION POR LOS POBRES
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR FACULTAD DE TEOLOGÍA
EVANGELIZACION Y OPCION POR LOS POBRES
TESIS
Presentada al Consejo de la Facultad de Teología
Por:
DANIEL ABILIO ARDON ALARCON
Carné: 25063-07 Previo a conferírsele el grado académico y título p rofesional de:
LICENCIADO EN TEOLOGÍA
Guatemala, Febrero de 2012
Campus Central
AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR
Rector P. Rolando Enrique Alvarado López, S.J.
Vicerrector Académico Dra. Lucrecia Méndez de Penedo
Vicerrector de Investigación y Proyección P. Carlos Cabarrús Pellecer, S.J.
Vicerrector de Integración Universitaria P. Eduardo Valdés Barría, S.J.
Vicerrector Administrativo Lic. Ariel Rivera Arias
Secretaria General Licda. Fabiola de la Luz Padilla
CONSEJO DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA
Decano M.A. Rodolfo Alberto Marín Angulo
Secretario Lic. Guillermo Enrique Téllez
Director del ICCRE Lic. José Antonio Revuelta, F.S.C.
Directora Licenciatura en Teología M.A. María de la Luz Ortiz Martínez
Director del Diplomado en Teología Lic. Francisco Romero González
Director del Profesorado en Filosofía M.A. Agustín Maté Mansilla
ASESOR DE TESIS
Lic. Oswaldo Saul Anleu Sandoval
REVISOR DE TESIS
Lic. Guillermo Enrique Tellez Ibarra
AGRADECIMIENTOS
A DIOS: Por la oportunidad de ver cada día su AMOR, de conocer su Grandeza cada día y de poder continuar conociéndolo más hasta el día que le pueda verlo cara a cara. A MI ESPOSA: Por su apoyo y cariño durante los años que he estado con ella. A MIS HIJOS: Alejandra, Andrea y Josue Ya que ellos han sido mi motivación para tratar de mostrarles de donde proviene la mejor garantía de esta vida y la esperanza en un mundo mejor. A MIS PADRES: Federico Ardon (+) y Rebeca de A rdon (+) Por el mejor ejemplo que he recibido en la vida y que se que donde se encuentren siguen apoyándome y rogando a Dios por mi paso en este mundo.- A MIS HERMANOS y HERMANAS: Todo mi cariño y muestras de solidaridad. A MIS HERMANOS y HERMANAS, RELIGIOSOS, Con los que a través de los años he compartido la FE y he tenido la oportunidad de ver el caminar de todos siguiendo al mismo SEÑOR JESUS. El Padre Jose Halpin, el Padre Eduardo Moore, el Padre Pablo Belliveau, Madre Genoveva Reyes, hermanos en Cristo. Grupo de Santa Elena III, la Atlántida, y todos con los que he podido compartir la FE CATOLICA. A: El Lic. OSWALDO SAUL ANLEU SANDOVAL Por su amistad y dedicación en la asesoría de mi tesis A MIS COMPAÑEROS DE LA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA Gracias por su amistad y los momentos compartidos.
INDICE
I. Evangelización y Opción por los Pobres
Introducción 01
Planteamiento del Problema 06
II. Evangelización y los Pobres 1. La realidad de la Pobreza 08 2. La Pobreza según el dato Bíblico 11
2.1 Los Pobres en el Antiguo Testamento 12 2.2 Los Pobres en el Nuevo Testamento 14
3. Jesucristo y los Pobres 17 3.1 Los Pobres 19 3.2 Los Enfermos 20 3.3 Los Pecadores 21 3.4 Las Mujeres 22 4. En conclusión 24
III. Opción Por los Pobres en el Mundo de Hoy 1. Desde el Concilio Vaticano II 28 2. Medellín - Puebla - Santo Domingo - Aparecida
2.1 Medellín 31 2.2 Puebla 33 2.3 Santo Domingo 35 2.4 Aparecida 37
IV. Conclusión 41 V Aplicación Pastoral 45
Bibliografía 50
RESUMEN
Este trabajo sobre la Evangelización y Opción por los pobres,
no es ni más ni menos que la misma decisión de Jesus de
designarles a sus discípulos cual era la tarea de llevar la Buena
Noticia a todas las gentes. Y siempre he creído en el caminar
de mi vida y en los diversos trabajos de tipo apostólico que he
llevado a cabo, que siempre he logrado visualizar que hay un
común denominador entre los beneficiados de este mandato de
Jesus, y precisamente son las personas más sencillas, las más
sensibles no solo a este mandato sino que a los que lo reciben,
pero a través del estudio realizado he visto que pobre es aquel
que está más necesitado no de cosas materiales, sino
necesitado de DIOS, más atento a su presencia, el que se
declara un verdadero desposeído de muchas cosas y que en
ese vacío deja que lo llene en todas las áreas de su vida la
maravillosa compañía de DIOS a través de Jesus.
He hecho un recorrido dentro de los documentos de la Iglesia
y he podido aprender que existen no solo pobres materiales,
sino que existen una gran variedad de pobres, quizás nuevos
rostros de pobreza, pero pobreza en cuanto a precariedad
espiritual, personas enfermas, mujeres desatendidas, y
muchos necesitados de llenar ese corazón que es el templo del
espíritu Santo.
He participado en Comunidades Eclesiales de Base como un
elemento evangelizador donde se vive la fe, en donde en
realidad me siento parte de un grupo de apostolado seglar,
donde se escucha mi voz, donde me siento parte de la Iglesia
que es la esposa del Espíritu Santo y donde aunque no espere
de momento una solución inmediata a las dificultades de la
vida y obstáculos que se presentan puedo estar seguro que en
mi comunidad puedo compartir mis penas y mis alegrías y por
sobre todo dar razón de mi FE.
1
I. INTRODUCCION
Los objetivos de este trabajo considerando desde el concilio Vaticano II, la Iglesia tuvo el
coraje de indicar con vehemencia que la evangelización como misión fundamental suya,
debe tener como punto de partida, su amor a los pobres, según el testimonio de Jesús: “…
Como Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual modo la
Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la
salvación a los hombres. (…) Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres
y levantar a los oprimidos» (Lc 4,18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc
19,10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad
humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador
pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a
Cristo”.1
Así pues, releyendo el evangelio, y contemplando a la comunidad primitiva, -volviendo a
las fuentes de la revelación - la Iglesia del siglo XX, no sólo renueva su compromiso de
continuar con la tarea evangelizadora, sino de redimensionarla según el testimonio de
Jesús, evangelio viviente, buena noticia para los pobres (Cf. Lc 4,16-20).
De este modo, la Iglesia no sólo se compromete con seguir su misión evangelizadora,
sino enfatiza que ésta misión, se concibe en primera instancia como una opción de amor
preferencial por los pobres. Queda pues claro, que se trata de algo esencial a la
evangelización. Los pobres no son simplemente una categoría social, política, étnica,
religiosa. Los pobres, son en el evangelio, un lugar teológico. Es decir, un lugar desde el
cual Dios se manifiesta. Cabalmente, lo que recoge san Mateo en el capítulo 25, como si
se tratara de una identificación entre Jesucristo y los pobres.
En contacto con la realidad de algunas comunidades “pobres” o “empobrecidas” como lo
ha recalcado la Teología de la Liberación en América Latina, pues el pobre es pobre
1LG 8. Cf. También GS 1.
2
porque existe otro que lo hace pobre, lo nombra pobre, cuando lo margina, lo desprecia, o
no lo reconoce como persona.
Para el autor de las presentes páginas, siempre ha sido un deseo fuerte, plantear la
reflexión seria sobre cómo asociar el evangelio y la opción por los pobres, para
comprender qué significa esto en el terreno pastoral. Teóricamente estamos claros, los
pobres son el destinatario privilegiado de la Buena Nueva de Jesús. Sin embargo en el
terreno práctico, la opción por los pobres hace más bien referencia a un hermoso titulo de
libro, a una moda y a veces siento que la opción por los pobres, se ha percibido como
haber descubierto el agua azucarada. Como una moda, y entonces se pierde de vista, que
dicha opción es esencial a la evangelización. Por eso el título de la presente reflexión: la
opción preferencial por los pobres es el principal desafío de la evangelización. Se
reconoce el camino avanzado, pero hace falta hoy por hoy matizar el rostro del pobre por
el cual hay que optar, pues parece que nos hemos concentrado en el que es pobre porque
carece de bienes, y se ha prestado poca o nada atención, a tantos que aun nadando en la
abundancia, son más pobres que los mismos pobres en el sentido económico.
El autor no se siente interpelado en primer lugar por los que carecen de bienes
económicos. Reconoce la realidad de pobreza que envuelve nuestras comunidades
constituyéndose así en el primer obstáculo que impide el pleno desarrollo de las personas.
Sin embargo, el autor se siente profundamente interpelado, por una realidad de “pobreza”
– más allá de entender ésta como una realidad socio-económica – que recurrentemente
discrimina y margina, desprecia, y siega el ser a las personas.
Se pretende pues, reflexionar de una manera seria y sistemática, cómo y por qué la
opción preferencial por los pobres, aun cuando sea una frase articulada en los últimos
tiempos, no es una accesorio, sino el corazón mismo de la evangelización, pero que
lamentablemente en términos pastorales, no ha sido comprendida en toda su complejidad,
pues si bien es cierto, en nuestra evangelización, nos hemos preocupado por aquellos
carentes de bienes = pobres, pero hace falta aun comprender que la realidad de los
pobres, supera la cuestión socio-económica y que por tanto hace falta replantearse, la
3
consciencia acerca de los pobres, y aun cuando hoy se habla de nuevos pobres2, en lo que
respecta a la evangelización, tal realidad, no se ha abordado con justicia.
Por ello, en primer lugar se plantea la realidad en la cual se descubre aquella presencia de
los pobres; en segundo lugar, se define el concepto de “pobres” desde la palabra de Dios,
y en un tercer momento, se expone, cómo tal realidad se ilumina con la Palabra de Dios y
emerge como desafío para la nueva evangelización. Finalmente, se busca pasar de lo
abstracto a lo práctico, considerando algunas pautas que puedan iluminar la práctica
pastoral en el terreno de la evangelización.
Hoy se habla tanto de la Misión Continental y ésta es clara en cuanto que hace una
opción preferencial por los pobres y por el ser humano siguiendo la línea profética
trazada por Medellín, que genera un nuevo rostro de ser iglesia y logra su mejor
expresión en las Comunidades Eclesiales de Base. En ellas, la Iglesia asume su
naturaleza evangelizadora buscando la inculturación del evangelio bajo la dinámica de la
comunión y la participación.
EL párrafo anterior, se desdice diametralmente cuando tal comunión y participación no
son verificables fácilmente. Sigue siendo “la pobreza” “el ser pobre” - desde nuestra
propia experiencia - un obstáculo para la comunión y participación auténtica. Se
comulga con los que comparten nuestras ideas, nuestro estatus, nuestro grado de
formación. Pero, se niega rotundamente la participación al que no pertenece a nuestra
clase. Incluso dentro de la misma comunidad “cristiana” hay comunión entre los “ricos”
y entre “los pobres”, tenemos la misa para los de la ciudad y para los del área rural.
Seamos, más específicos: son grandes sectores de las personas, a los cuales se les niega la
participación real en la comunidad, por ser “pobres”.
Si no hay participación tampoco hay comunión, y eso nos parece importante reflexionar
en la presentes páginas. Pero no sólo como una realidad conocida por todos, sino
2 CELAM.,Aparecida (407-430) ha ampliado el conglomerado de los pobres; describiendo una lista de
nuevos pobres, cuya característica común que los define como tal, no es la carencia de bienes, sino carencia del buen trato, de respeto, de afecto.
4
tratando de descubrir en ella, un desafío para la evangelización de la Guatemala de hoy.
La Iglesia en Guatemala, conoce como tantas personas por ser “pobres” son mal tratadas
y discriminadas: los indígenas, las empleadas domésticas, los migrantes, los ancianos, los
homosexuales, las prostitutas, el encarcelado etc. Por eso, la Iglesia de Guatemala, debe
invertir tiempo y esfuerzos proporcionándole a la clase más sencilla y humilde de nuestro
país una ESPERANZA o darle razón de ella, a través de la evangelización y una
participación más activa dentro de la comunidad. No puede haber comunión y
participación “una Iglesia Pueblo de Dios”, sin recordar obligadamente, que las personas
pobres del tipo que sean son hijos de Dios y merecen ser tratados en tal grado, se les
debe dar el lugar que les corresponde en el devenir de los pueblos.
La acción pastoral urge y debe llevarse a cabo teniendo en cuenta este gran desafío,
dando un empuje extraordinario a la vida real en comunión y participación, siguiendo el
modelo de las Comunidades Eclesiales de Base. Y sobre todo, formando agentes de
pastoral, misioneros, que sean ante todo, animadores de la fe en Jesucristo, agentes de
pastoral que promulguen un evangelio en el cual se pueda entrar en comunión con el Dios
de Jesucristo, que se hizo cercano al ser humano (Jn. 1,14) en su pobreza (Flp 2,10), para
redimirlo justo de ello en primer lugar. No se trata de llevarles una bolsa de víveres sino
de llevarles a Cristo que vive y que es el Camino la Verdad y la Vida (Jn. 14,6).
5
Existen retos como reflexionar sobre el compromiso evangelizador de la Iglesia, desde la
opción preferencial por los pobres por parte del mismo Jesucristo, desde el pensamiento
social de la Iglesia, y desde nuestra realidad, para valorar los logros y asumir los desafíos
pendientes, especialmente con los “nuevos pobres” del mundo de hoy.
a. Recordar a todo cristiano que Jesucristo liberador, no se restringe a una esfera de
la vida, sino que lo abarca en su integralidad.
b. Valorar mediante una real comunión y participación, la presencia de los “pobres”
como el espacio privilegiado para amar, servir y hablar de Dios.
c. Hacer una lectura del evangelio y de la evangelización de la Iglesia desde la
opción preferencial por los pobres.
d. Trabajar en una pastoral de compromiso con los pobres, con lo que carecen de
cariño, afecto, reconocimiento: los nuevos pobres de nuestra sociedad.
6
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
La evangelización siempre ha sido y va a ser un reto, un “desafío”, así como el médico
delante de una cirugía, como el arquitecto delante de un puente; también el
evangelizador tiene que enfrentar ese compromiso, ya no sólo dedicado a los religiosos si
no a todos los “bautizados” que debemos enfrentar el desafío de llevar la Buena Nueva,
de Jesucristo, a todos, pero especialmente al “pobre” al que desde la perspectiva del
“Reino de Dios” es el “marginado” el “no apto” el “indeseable” el “no persona”, el
“insignificante”, es decir aquellos que no cuentan en la sociedad, No estamos hablando
de atender o evangelizar al pobre carente de bienes económicos. Sino del “pobre” como
carente de Algo o de Alguien, necesitado de algo o de alguien, vulnerable, frágil, etc.
Este es el problema, la “opción por los pobres”, se ha visto reducida al carente
económicamente, entonces evangelizar es ayudar a subsanar dicha pobreza. Sin
embargo, aun cuando se constatan incontables testimonios a favor de los “otros pobres”
como lo entiende Puebla 27-40 (1979) y Aparecida 407-430 (2007), sigue vigente la
interrogante ¿Cómo se evangeliza a tantos que experimentan la pobreza no sólo como
carencia de bienes, sino como carencia de reconocimiento, respeto y afecto; lo cual se
traduce en términos prácticos, en discriminación, desprecio, olvido y abandono?
Se percibe en este camino por el cual la evangelización avanza, que está llamada a ser un
grito de bondad, de compañía, de cercanía, de reconocimiento y de afecto, pero sobre
todo: un caudal de gestos y palabras oportunas delante de quien se siente explotado y
oprimido3. Sin embargo, muchas veces se revive la historia del hombre asaltado que nos
cuenta San Lucas en el capítulo 10, 25-374; no hay quien lo atienda, porque estamos
apurados en nuestros “compromisos religiosos”. Esta realidad, está clamando a gritos por
una evangelización basada en la espiritualidad de la compasión5, necesitamos quién nos
impulse, quién nos anime, quién nos ayude, quién nos indique un camino.
3Cf. Plegaria Eucarística V/b. Misal de La Comunidad (Barcelona – 1995). 4Cf. La famosísima parábola del Buen Samaritano. Los religiosos pasan de largo: el sacerdote y el Levita; mientras, uno de quien se espera que pase de largo, se detiene, deja por un lado sus propios asuntos y abre los ojos a la necesidad del otro. 5Cf. Mc 6,34. Jesús lo ha postergado todo, incluso su hora de descanso para atender a la gente, porque andaban como ovejas sin pastor.
7
Se ha optado por los “pobres”, pero nos hace falta aún comprender, que ese grupo de
preferidos del Señor, es cada día más amplio, y algunos los tenemos muy cerca de
nosotros, en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras comunidades parroquiales:
el rostro de los “pobres” condicionan hoy más que nunca la labor evangelizadora como lo
hizo en tiempo de Jesús. Es aquí donde emerge el desafío de la evangelización como
opción por los pobres. No es una evangelización que excluya, sino es una
evangelización, que recorre los pasos de su maestro, que se la juega y se arriesga como su
maestro, al situarse en medio de los pobres.
No se puede cerrar los ojos a esta realidad; la evangelización se traduce como opción
preferencial por los pobres, sin embargo pululan los “pobres” que no hacen parte de esa
opción de manera seria y sistemática. Los migrantes, los enfermos de VIH, los ancianos,
los homosexuales, los “antisociales”, los encarcelados, los divorciados, los empresarios, y
los tantos “ricos” necesitados de reconocimiento, apoyo, afecto, compasión al estilo de
Cristo.
El proceso de la POBREZA no se limita a una pura cuestión sociológica; y hace falta
entenderla cada vez más, como el deterioro emocional que supone, no sólo la carencia de
“bienes”, sino la carencia de “otros”, es decir, de una comunidad, en la cual sea posible
encontrar esperanza, fraternidad, afecto, compañía, y apoyo etc.
Reconocerse pobre es darse cuenta que aun desde la limitación, dentro del dolor, dentro
de alguna angustia, siempre se goza de una RIQUEZA se disfruta de un mensaje
liberador. Pero esto no es posible, si no ASUMIMOS el papel del verdadero
“discípulo” animado a rehacer el camino del Maestro, una aventura al lado de los
pobres. Esta es nuestra misión, que nos presenta un DESAFIO “sui generis”, llevar y
provocar la presencia del ESPIRITU SANTO entre los más necesitados.
8
I. EVANGELIZACIÓN Y LOS POBRES.
1. LA REALIDAD DE LA POBREZA.
La pobreza es una realidad que se expresa de muchos modos, sin embargo cuando
hablamos de ella pensamos de manera automática en carencia de bienes; por eso es de
vital importancia entender que la pobreza es una experiencia mucho más amplia y
compleja. Al hablar de la evangelización como opción por los pobres, queremos
concentrarnos en lo que significa este concepto a la luz de la palabra de Dios, y según el
testimonio de Jesucristo.
En esta investigación, queremos llamar la atención, de que no tratamos la realidad de la
pobreza, o del pobre, como un asunto social y económico. La Iglesia desde siempre ha
visto en el necesitado materialmente, en el empobrecido, una situación de injusticia, a la
cual ella misma se ha sentido siempre urgida para evangelizar6, simplemente para ser fiel
al evangelio y al testimonio de Nuestro Señor Jesucristo.
A pesar de este amor y compromiso con el pobre que se constata como un sello de
autenticidad en la evangelización de nuestra madre la Iglesia, se reconoce que muchas
veces la pobreza y la realidad de los pobres, se ha delimitado a cierto sector de la
población, perdiendo de vista la amplitud y complejidad de la situación como lo afirma
G. Gutiérrez: “La pobreza es una realidad polifacética, inhumana einjusta; consecuencia,
sobre todo, de la forma comose piensa y se organiza la vida en la sociedad. Lapobreza es
un hecho complejo. No se limita, por lotanto, sin que esto signifique negar su
importancia, ala vertiente económica. (…)La pobreza no es una fatalidad, sino una
condición;no es un infortunio, sino una injusticia. (…) Es fruto demanos humanas:
estructuras económicas y atavismossociales, prejuicios raciales, culturales, de género
yreligiosos, acumulados a lo largo de la historia…”7por tanto debe entenderse como una
6Basta confrontar el testimonio bíblico; la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia: Dios es protector y defensor del Pobre (Sal 140,12); Jesús es el mesías de los pobres y se identifica con ellos (Lc 4,16-20; Mt 5,3. 25, 34-45; los primeros cristianos son descritos como comunidades comprometidas con los pobres (Hch 2,42; 4,33-35). 7GUTIÉRREZ G.,Hablar de Dios, en América latina, desde los socialmente insignificantes. (RIBLA 65 – 2005) Pp. 104-105.
9
realidad que involucra a todo el que sufre en cualquier ámbito de la vida: por eso estamos
de acuerdo con Pagola: “Cuando la religión vive de espalda a los que padecen se
deshumaniza. Cuando la Iglesia no se acerca a ellos, se aleja del crucificado”.8
Esta es nuestra denuncia y nuestro desafío lo encarna ella misma: La opción preferencial
por los pobres ha sido mutilada en el terreno pastoral. Es más alegre actuar
paternalistamente con quienes tienen hambre y tienen sed, qué difícil, es pensar en cómo
abrir las puertas a los otros “pobres”, que siguen estando en el más completo de los
abandonos, pues a pesar de que oyen predicas y catequesis, siguen aún sin escuchar el
evangelio de Jesús, buena noticia para todos y todas. Como afirmaba Ratzinger J: “El
Evangelio está destinado a todos y no sólo a un grupo determinado, y por eso debemos
buscar nuevos caminos para llevar el Evangelio a todos”.9
A esta opción preferencial por los pobres, le hace falta una renovación del concepto en la
vida práctica, es necesario integrar la evangelización desde el pobre, desde el olvidado,
pero la mayoría de veces nos encontramos con una pastoral, pensada desde el confort,
desde la grandeza, desde el despliegue de recursos, y pocas veces desde la miseria de los
“pobres de la Tierra”10, nos atrae ser expertos en la palabra de Dios escrita porque es más
fácil que ser expertos en la palabra de Dios que nos llega directa por la vía del pobre11.
(Cf. También Mt 25, 35ss.).
Hace falta desafiar pues, nuestras propias percepciones de la pobreza, no sea que
acomodados, olvidemos a los pobres más pobres. Al pobre materialmente se le ayuda
con una casa, comida, trabajo, etc. Y eso se puede cuantificar de una manera más
efectiva. Sin embargo, ¿qué estamos haciendo por tantos otros pobres, por tantos otros
que viven su vida desde la “insignificancia social”?12. Según Gustavo Gutiérrez, el
término sirve mejor, porque no sólo explica la realidad de la pobreza, sino sus efectos y
además no se limita ha indicar sólo la falta de recursos materiales. Esos otros pobres, a
8PAGOLA, J. A.,El camino abierto por Jesús. (Madrid – 2010) Pp. 104. 9 Cf. RATZINGER, J.,Conferencia pronunciada al Congreso de catequistas y profesores de religión, (Roma - 2000). 10SICRE, J. L.,Con los pobres de la tierra. La Justicia social en los Profetas de Israel. (Madrid – 1984) Pp. 439 – 456. 11SICRE, J. L.,Op. Cit Pp. 13. 12Término acuñado por Gutiérrez, G. Op. Cit. Pp. 103-116.
10
veces escondidos o negados, desafían el prestigio, el confort, de las comunidades y de los
cristianos en particular.
Si quisiéramos pues hacer un collage del grupo humano que abarca la opción preferencial
por los pobres, heredada de Nuestro señor Jesucristo, nos daríamos cuenta que los pobres
va más allá de los “sin techo”, “sin empleo”, de los con hambre. Agregaríamos hoy
sendas fotografías que ayudarían a contemplar la amplitud de dicha opción: como por
ejemplo los emigrantes, las prostitutas, los encarcelados, los enfermos de VIH13, los
presos, los alcohólicos, los que nacen con una deficiencia física, los ancianos
abandonados, los enfermos. A ellos se les ve como una carga con la que se tiene que
lidiar, y no como un espacio privilegiado en el cual encontramos el rostro sufriente de
nuestro Señor Jesucristo; tal y como lo han recalcado las conferencias Generales del
Episcopado Latinoamericano.14
Esta realidad no puede dejar de tenerse en cuenta en la evangelización, porque es una
realidad que afecta no solo la evangelización, sino al modo a través del cual, ésta se lleva
a cabo.15No se puede mutilar la opción preferencial por los pobres, ingenuamente, o
calculadoramente, porque los pobres materialmente nos canjean reconocimientos, es más,
son la fuente de la ayuda que llega de otros países para apoyar nuestra pastoral. Pero la
realidad de los pobres según el evangelio, según el criterio de Jesús, desinstalan, tocan al
corazón de cada discípulo o discípula de Jesucristo. Porque como afirmaba el cardenal
Ratzinger: “Evangelizar quiere decir mostrar ese camino, enseñar el arte de vivir. Jesús
dice al inicio de su vida pública: he venido para evangelizar a los pobres (cf. Lc 4, 18).
Esto significa: yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental; yo os muestro el
camino de la vida, el camino que lleva a la felicidad; más aún, yo soy ese camino. La
pobreza más profunda es la incapacidad de alegría, el tedio de la vida considerada
absurda y contradictoria. Esta pobreza se halla hoy muy extendida, con formas muy
diversas, tanto en las sociedades materialmente ricas como en los países pobres. La 13 VIH, (virus de inmunodeficiencia humana), pero que todos conocemos como “enfermos de Sida” 14CELAM., Medellín (Justicia 1; La pobreza de la Iglesia 9-11), Puebla 27-40; Santo Domingo16-17. 31.179; Aparecida 407-430. 15Basta revisar las grandes líneas de la reflexión teológica de América Latina, donde brilla el convencimiento, de que el discurso acerca de Dios se construye desde el lugar del pobre. En este sentido el aporte de la teología de la Liberación es basto, pero mencionemos a teólogos relevantes: Gustavo Gutiérrez, Los hermanos Boff, John Sobrino, Helder Cámara, etc. Etc.
11
incapacidad de alegría supone y produce la incapacidad de amar, produce la envidia, la
avaricia... todos los vicios que arruinan la vida de las personas y el mundo. Por eso, hace
falta una nueva evangelización. Si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no
funciona. Pero ese arte no es objeto de la ciencia; sólo lo puede comunicar quien tiene la
vida, el que es el Evangelio en persona”.16
2. LA POBREZA SEGÚN EL DATO BÍBLICO.
Generalmente el término pobre o pobreza hace referencia inmediata a personas que
cuentan con oportunidades limitadas en el campo social-económico. Pero la pobreza se
refiere a una forma de vida caracterizada por el dolor, el temor, la falta de esperanza y la
vulnerabilidad, que se debe a la explotación, al aislamiento, a la falta de opción y a la
falta de poder. En éste caso, ser pobre, es en cierto modo como dice, G. Gutiérrez: Ser
insignificante socialmente17.
Si se entendiera la realidad compleja de la pobreza como se ha señalado arriba, bastaría
sumar a la carencia de los bienes, la debilidad física, el aislamiento, la vulnerabilidad, la
falta de poder, la marginación, para darnos cuenta que el abanico de los pobres, es mucho
más amplio, de lo que alcanzamos a imaginar.
Por eso en los próximos párrafos, se trata de abordar el término y la realidad en la
teología bíblica, pues para nuestro caso, si la evangelización se transparenta a partir del
texto bíblico, éste mismo nos ofrece al mismo destinatario genuino de la evangelización:
el pobre.18 Cf. (Lc. 4,16-20; 15,12).
En la tarea de la evangelización, no se puede – no se debe – reducir la “opción por el
pobre” a personas con limitaciones o carencias de tipo material, olvidando que: "Bajo sus
múltiples formas -indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas o síquicas y,
por último, la muerte- la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita
en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad de salvación. Por
ello, la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar
16RATZINGER, J.,Op Cit. 17GUTIÉRREZ, G.,Op cit. Pp. 103-116. 18Cf. No de manera exclusiva sino preferencial.
12
sobre sí e identificarse con los `más pequeños de sus hermanos’. También por ello, los
oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencial por parte de la Iglesia,
que, desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado
de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables
obras de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables".19
2.1 LOS POBRES EN EL AT.
La palabra hebrea ‘aní; ebyôn= Pobre, hace referencia a una realidad que solo puede
fundarse en la injusticia y por consiguiente, en las faltas de la comunidad y en la
desobediencia a Dios20. El término, designa dependencia social absoluta y no aparece en
primer lugar como un contrapuesto del rico, sino su referencia natural para el ejercicio de
la caridad (Cf. Dt 15,11).
En el Antiguo Testamento, hay toda una serie de medidas jurídicas: año jubilar, o “año de
gracia”,21prohibición del préstamo a interés, retención de la prenda, obligación del
diezmo, pago del jornalero, derecho de colectar lo que ha quedado después de la
vendimia y la siega (Cf. Ex 22,25; 23,11; Lev 25,8-12; Dt 15,11). Incluso la exhortación
del Deuteronomio viene presentada de modo categórico como una orden, como un
imperativo, "Ciertamente nunca faltarán pobres en este país; por esto te doy yo este
mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y
pobre en tu tierra" (Dt 15,11). Toda esta presencia del pobre en el andamiaje legal del
pueblo de Dios, nos permite interpretar, que Dios se vuelve garante de los derechos del
pobre.
De esa cuenta, en el libro de la Alianza, (Ex 20,22-23,19) se ha proyectado un pueblo sin
pobreza, porque esto, es lo que corresponde al proyecto original de Dios. Sin embargo,
dicha realidad, nunca ha sido alcanzada, y por eso permanece como tarea inacabada,
como reto, como desafío, como punto de llegada y sobre todo permanece como un punto
19Cf. Catecismo de la Iglesia católica (Madrid – 2005) 2448. Cf. También: Congregación para la doctrina de la fe. (CDF), Instrucción “Libertatisconcientia” 68 (Roma – 1986). 20Cf. Especialmente los profetas, Isaías 1,17.23; 5,23; 10,2; Jr 2,34; 5,28; 22,16; Amos 2,6; 4,1; 5,12; 8,4.6; Os 4,1-2; Ez 16,49; y Mal 3,5. Merece la pena confrontar en esta perspectiva la obra de J. L. Sicre que hemos citado con anterioridad. Especialmente Pp. 141-166. 21 Cf. Is 61,2; Lev 25,8-12; Mt 11,4-5|| Lc 7,22; Lc 4,16-20.
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de referencia singular para medir la fidelidad, la obediencia a Dios, y la práctica de la
justicia y el derecho.
Pero la pobreza en el AT, no equivale simplemente a una realidad, en la cual se
experimenta la carencia de bienes materiales, a causa de la injusticia. Sino que indica
una realidad más amplia y compleja no sólo en el terreno de lo material, sino incluso y
sobre todo en el terreno espiritual. Por eso la terminología que indica al pobre o la
pobreza en el AT tiene un valor eminentemente religioso22. Porque la existencia del
pobre, no es sólo un asunto social, sino también religioso; basta confrontar los salmos,
donde encontramos que pobre es el que padece injusticia, y es pobre porque otros han
menospreciado la ley de Dios; por tanto los asuntos del pobre, son asuntos de Dios23. Y
la pobreza, no es un asunto que se resuelve sólo con la aplicación del Derecho o la
justicia, sino con un volverse a Dios = conversión, que traduce como un apelo a la
solidaridad y la caridad, los cuales están por encima de la justicia y el Derecho24. Por
eso, los mismos actos en favor de los pobres, se convierten desde esta perspectiva en
actos de piedad, es decir, en actos que nos acercan más a Dios, que nos asemejan a Dios
(Cf. Is 58).
Pobre es entonces el que padece injusticia, (Cf. Isaías 1,17.23; 5,23; 10,2; Jr 2,34; 5,28;
22,16; Amos 2,6; 4,1; 5,12; 8,4.6; Os 4,1-2; Ez 16,49; y Mal 3,5); injusticia que se
expresa como todo aquello que no le permite a la persona expresarse como tal en medio
de la sociedad. Por eso Dios, es su principal protector. El término pobre, pues expresa
necesidad, fragilidad, vulnerabilidad, debilidad, pena, aflicción. Y por todo ello, Dios se
ha puesto de parte suya.
No se puede ignorar pues, que el AT, el término pobre tiene un referente socio-
económico, en primer lugar, sin embargo va adquiriendo paulatinamente un sentido
mayor, llegando a indicar no sólo al necesitado de bienes materiales para subsistir, sino al
22MERKLEIN, H.,“Pobre” Diccionario Exegético del Nuevo Testamento II (Salamanca – 2002) Pp. 1258 -1266. Cf. También: ESSER, H-H.,“Pobre”, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento I (Salamanca 1999) Pp. 381. 23Cf. ESSER, H-H.,Op cit., Pp. 382. 24Ibídem.
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necesitado de todo, en todos los ambientes en los cuales, éste está llamado a realizarse
como persona.
Durante el Destierro de Babilona (487 a. C.) el profeta Ezequiel, interpreta dicha
experiencia ignominiosa como un castigo de Dios contra las injusticias cometidas en
contra de los pobres y los desvalidos (Ez 22,29).por eso el camino de vuelta al exilio, es
ponerse del lado de los pobres, de hecho Israel, comenzó a denominarse colectivamente,
como el pobre de Yahvé. De esa cuenta, el contenido de las promesas escatológicas se
cifra fundamentalmente en una acción de Dios llevada a cabo en favor de los pobres.25 El
término pues, hace referencia a una situación ante el mismo Dios, como dice Merklein:
“Israel está en una dependencia total de la actividad salvífica de Dios”.26
2.2 LOS POBRES EN EL NT.
En el NT se sigue la línea de pensamiento vetero-testamentaria, y por eso se ha decidido
claramente por el empleo del término “Ptochos” (tojos en griego) para designar no
solamente la situación del ser humano en su entorno, sino de un modo especial, su
situación ante Dios, ante el cual ha de presentarse desprovisto de todo. Es el humilde, es
el débil, el frágil, el vulnerable, el insignificante.27
Pobres en el NT son todos aquellos que tienen en común no la carencia de bienes
materiales, sino la marginación, la vulnerabilidad y la exclusión. Los niños
(particularmente los huérfanos), las mujeres (particularmente la viuda), los pecadores
(particularmente los publicanos), los enfermos (especialmente los leprosos) y los pobres.
El término griego ha querido retomar en uno solo todos estos sentidos, y no solamente
referido al carente de recursos materiales. Estos son los preferidos del Reino de Dios (Mt
11,5; Lc 4,16-20).
Cabalmente en ello reside el valor de la viuda, que ha echado más que lo demás, su
ofrenda ha sido de mayor valor, porque ella ha dado todo (Cf Lc 21,1-4). Lo ha dado
todo, incluso lo que necesita para su propia subsistencia, aun cuando ella sabe que es ella
25Ibídem. 26MERKLEIN, H.,Op cit., Pp. 1262. 27 Cf. ESSER, H-H.,Op cit., Pp. 383-384.Cf. También: MERKLEIN, H.,Op cit., Pp. 1258 -1266.
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la que tiene derecho a ser socorrida. Ella no está para estar dando… Por tanto, el valor de
lo que da, emerge con una fuerza increíble de su propia situación existencial: Pobre y
viuda. Tiene en alguna manera, un doble derecho para no dar, y estirar la mano para pedir
con toda confianza. Ahí está el meollo del asunto, y es lo que llama la atención de la
gente que hace cola en la tele maratón del canal 27, gente que viene a dar, cuando
muchos de ellos bien pueden estar para que les den. Su ofrenda es un verdadero
testimonio, por eso aquellos que la administran tienen una gran responsabilidad de dar
cuentas de la ofrenda del pobre. Porque ha dejado de socorrerse a sí mismo, dando,
cuando no tiene obligación de dar, y da lo que necesita para resolver sus propias
necesidades, esta viuda, vive las exigencias del evangelio a plenitud: Se ha negado a sí
misma. Por eso en el evangelio, la pobreza contrariamente a la riqueza, es el terreno
privilegiado para vivir las virtudes, en contraposición a la riqueza que se vuelve terreno
privilegiado para el vicio (Lc 12,13-21).
Los pobres, en el evangelio, son los pobres de espíritu, los pobres (sin plata, sin casa, sin
comida), los que lloran, los que padecen hambre, los que son aborrecidos, los que son
perseguidos, desdichados y humillados. Por tanto, no se trata solo de una realidad socio-
económica, y por eso el evangelio presenta, que Jesús es la buena noticia que ellos
estaban esperando (Lc 4,18). Toda la acción de Jesús culmina en la liberación de los
pobres. (Mt 11,5).
Al igual que en el AT, Dios está del lado de los pobres y de los necesitados. El que no se
comporta con ellos, como es debido o los atropella, tiene al mismo Dios en contra suya.
Y el que los atiende y los ayuda, habría - en los pobres mismos - hecho algo al mismo
Jesús (Mt 25). El necesitado pues en el mensaje de Jesús, se vuelve lugar teológico,
espacio privilegiado para amar y servir al mismo Dios. Esto es el principal reclamo a los
cristianos de hoy como prolongadores de la obra y del mensaje de Jesús.
En el NT como en el AT, la pobreza tiene pues una valoración social, pero sobre todo una
valoración religiosa y espiritual. Ellos son los destinatarios de la salvación divina, se les
equipara a los justos (cf. Mt 5,1). Son aquellos que viven una miseria u opresión de
cualquier tipo. Y son aquellos que viven la promesa escatológica del mundo nuevo, el
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cual viene precisamentedescrito con objetos del mundo de los ricos Ap. 21, pero que
ahora se vuelve posibilidad para todos.
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3. JESUCRISTO Y LOS POBRES.
Todas estas connotaciones señaladas en las páginas anteriores, están presentes en el
judaísmo del tiempo de Jesús28 y podemos constatarlas en el texto de los evangelios
donde se repite una vez más el enorme valor de las obras de misericordia (Cf. Mt 6, 1ss.),
pero sobre, donde se equipara el amor a Dios y el amor al prójimo como un único
mandamiento (Lc 10,27); en San Pablo, se resalta el hecho de que Jesús se haya hecho
“pobre” (Flp 2,7-10) para rescatar a los pobres; y sobre todo el apóstol Santiago que
identifica la religión con atender al Pobre; “la religión pura y sin mancha delante de
nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y
guardarse sin mancha del mundo” (St. 1,27).
Algunos, han explicado el texto de Jn 12,8 “a los pobres, los tendrán siempre con
ustedes” (Cf. 12, 1-11) como una excusa, para argumentar que Jesús en cualquier modo
ha consagrado la pobreza29. Una lectura fundamentalista del texto lleva a la resignación
total, y a pensar que entre más “pobres” existen, es que se está cumpliendo lo que dijo
Jesús. Pero en el texto, no se trata de una consagración de la pobreza por parte de Jesús,
sino un estimulo a enfrentar el tema de los pobres, como un modo privilegiado de servir,
amar y honrar al mismo Jesucristo. Es decir, en aquel momento ellos tenían la
oportunidad de servir directamente a Cristo, después de la ascensión, seguimos teniendo
la posibilidad de servir, honrar y amar a Cristo, a través de los pobres30. Colocarse del
lado de los pobres es colocarse del lado de Jesús (Cf. Mt 25), o como dice J. A. Pagola:
“Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquéllos que ve necesitados de
ayuda. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que
puede. Para él la compasión es lo primero.”31 Sólo queda pues un modo de parecernos a
Jesús: Siendo compasivos, siendo misericordiosos (Cf. Lc 6,31).
El contexto vital en el cual Jesús predicó el Reino de Dios, es un contexto donde la
expectativa de liberación estaba a la orden del día. Es verdad, muchas veces se reducía
28Importante para conocer el tema merece mencionarse, el famoso libro de J. Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús, (Madrid – 2000). 29 Es muy común escuchar dicha explicación a partir de una lectura fundamentalista del texto, para justificar la existencia de los pobres, y al mismo tiempo, la inactividad en favor de la transformación social. 30MARTINI, C. M.,El Evangelio Eclesial de S. Mateo, (Bogotá – 1986) Pp. 224ss 31PAGOLA, J. A., Op Cit. Pp. 282.
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esa liberación a un asunto de tipo político; y entre los mismos discípulos y seguidores de
Jesús encontramos ese sentimiento (Cf. Mc 8,31-33; 9,32-36; 10,35-37). Pero Jesús,
poco a poco va instruyendo que su Reino coincide con la liberación plena de la persona
en todos los sentidos: El Reino de Dios ha llegado al mundo en Jesús, porque: Los ciegos
ven, los cojos andan, los sordos oyen, y a los pobres se le anuncia la Buena Noticia” (Mt
11,5) Jesús desarrolló su itinerario de vida, su ministerio, en un contexto social, político,
cultural, económico y religioso, en el cual los pobres y marginados gemían por alguien
que les infundiera esperanza32, el mundo en el cual Jesús predicó el Reino de Dios con
Parábolas y milagros, era un mundo penetrado por la desesperanza, un mundo que lleva
paralizado generaciones enteras, esperando que venga alguien a ayudar, esperando que
alguien se acerque para devolver la vida, porque la pobreza es muerte en todos los
sentidos de la palabra33.
El tema de los pobres, está puesto en el corazón del mensaje de Jesús: el Reino de Dios.
Éste es el marco esencial, para captar que los pobres o la pobreza en Jesús, no son sólo
una referencia sociocultural… sino una referencia teológica, es decir, aquello que nos
permitirá comprender el verdadero significado del Reino desde la perspectiva de Dios.
Los pobres, son la realidad, el lugar teológico desde el cual emerge la predicación de
Jesús, por tanto, son el mejor criterio para guiarnos en la tarea de la evangelización. El
ministerio de Jesús está hecho desde los pobres, con los pobres y para los pobres. Es
precisamente a ellos “los pobres”, que Jesús dirige en primer lugar la buena noticia del
Reino: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3).
En el ministerio público de Jesús, Jesús aparece siempre rodeado de los “pobres”, de
hecho coinciden los evangelios que detrás de Jesús iba todo el pueblo, pero curiosamente,
el término en griego que se usa para indicar pueblo, no es el que se usa para indicar un
pueblo en sentido jurídico, territorial como por ejemplo – “etnos”–“demos” – “laos” –;
sino que se usa el término – “ojlos” – que indica primariamente un grupo de personas
cuya característica común, o punto vinculante entre ellos, es la marginación. De hecho la
palabra “Ojlos”significa muchedumbre, plebe34. Este es el grupo que rodea al Señor, que
32Ibid., Op cit. 271-272. 33GUTIÉRREZ, G., Teología de la Liberación (Lima – 1971) Pp. 227. 34BIETENHARD, H. “Pueblo” Diccionario teológico del Nuevo Testamento I (Salamanca – 1999) Pp. 437.
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lo recibe con alegría y que lo experimenta como su gran libertador. Basta revisar las
veces que aparece el término para sentir la fuerza de este grupo como condicionante
radical de su ministerio35.
Esta multitud entonces que es destinataria privilegiada del anuncio del Reino de Dios que
ha llegado al mundo, concentra los siguientes grupos, cuya nota característica es la
marginación, el rechazo, la insignificancia a todo nivel. Por tanto Jesús es proclamado,
“como el que viene a cumplir los anhelos de salvación de la antigua alianza. Su acción
comienza y culmina en la liberación de los pobres”.36Veamos esto en detalle.
3.1 LOS POBRES.
En los evangelios se habla de los pobres haciendo uso del término griego “ptochoi”. Esta
expresión en plural designa a las personas que tienen carencias de bienes materiales en
sus diversas formas y –por tanto- padecen las consecuencias que ello origina. Puede ser
equivalente a una persona que pide limosna de hecho es lo mismo que menesteroso.37
Lo más importante con respecto a este grupo, es que se deja claro que no existen por arte
de magia, sino son fruto de la injusticia y del pecado social y estructural. Ya la denuncia
de los profetas lo había indicado siglos atrás (Cf. Isaías 1,17.23; 5,23; 10,2; Jr 2,34; 5,28;
22,16; Amos 2,6; 4,1; 5,12; 8,4.6; Os 4,1-2; Ez 16,49; y Mal 3,5); pues estos en vez de
ser defensores del pobre, atacan a quienes son en realidad fabricantes de miseria en la
tierra de Israel.38 La pobreza se explica a causa del pecado, es fruto de estructuras
injustas, incluso la religión ha colaborado fervientemente, basta recordar la entrada de
Jesús en el templo y su reproche a quienes lo custodian: “han hecho de la casa de mi
Padre, una cueva de ladrones” (Jr 7,11; Mc 11,17 y par).
Además estas personas dependen de la Tierra, pero ésta a parte de que no siempre
produce una buena cosecha por las razones que sean, muchas veces les eranarrebatadas39.
35Cf. Mt 13, 2; 20,29.31; 21,8; 26,47; Mc. 2,13; 3,20.32; 4,1; 5,21. 24; 9, 15.25; 11, 18; 12, 37. 41; 14,43; 15,8; Lc. 5,29; 6,17.19; 7,11; 8,40; 9,37; 13,17; 22,47; Jn. 6,2, 5, 22, 24; 7,20, 49; 12,9.12.17. 29. 36Cf. ESSER, H-H., Op cit., Pp. 384. 37Cf. MERKLEIN, H. Op. Cit. Pp. 1258 -1266.Cf. También: ESSER, H-H.,Op Cit., Pp. 381. 38SICRE, J. L.,Op cit. Pp. 148. 39Cf. I Re 21,1ss. Cuando el mismo rey Acab, se queda encantado dela viña de Nabot y la obtiene a cambio de haberlo asesinado.
20
Y ¿qué ocurre, si la base de la seguridad económica del mundo palestino del siglo I era la
tierra? ¿Y qué decir del sistema tributario en favor del imperio y del mismo templo?
Todo ello prueba que detrás de la pobreza material, de la carencia de recursos, hay un
cumulo de injusticias, que hunden su raíz en el pecado. Está claro que son fruto de la
injusticia provocada por el egoísmo y la ambición de otros. El tema de la pobreza y la
opción por los pobres, es una tremenda denuncia en contra de todos los fabricantes de
miseria en cualquier ámbito de la vida.
3.2 LOS ENFERMOS
El grupo de los enfermos hace parte del grupo de los pobres por su condición de
marginados. Y es que el planteamiento de la enfermedad ha constituido siempre un
desafío para las personas y pueblos de todos los tiempos. En el Antiguo Oriente, se
entendía que la persona enferma tenía espíritus maléficos que eran enviados por los
dioses en estado de irritación a causa de alguna falta ritual. Por ello es que, para obtener
la sanación, era necesario que la persona pasara por un exorcismo: expulsarle los
demonios; además de ello se debía implorar el perdón por las faltas cometidas a través de
algún sacrificio ritual.
A partir de esto, la enfermedad en tiempo de Jesús era tres cosas: maldición, (Dios se está
cobrando algo o simplemente no me quiere… la buena salud habla de la buena relación
con Dios, pero el énfasis se pone en Dios). Como castigo (no le dio tal cosa por andar
rezando, sino por algo malo que habrá hecho. Es el caso de Job… por eso reta a Dios para
que le explique…) Como posesión diabólica: generalmente la enfermedad anula a la
persona, por tanto se apodera del enfermo y esto no es otra cosa que el apoderamiento
demoniaco de las personas. Cuando el Nuevo testamento habla de lepra, ceguera o
posesión diabólica, no podemos pensar simplemente en el hecho de la enfermedad, sino
en una realidad que posee a la persona y la oprime, la separa, la margina, la hace inútil a
los ojos del mundo sin Dios. La persona pierde pues el dominio de sí mismo y se piensa
entonces que está maldito o poseído por el demonio; en realidad una persona que siendo
llamada por Dios a la libertad, se ve esclavo de situaciones contra las cuales le parece
imposible luchar. A partir de ahí, el Reino de Dios se presenta como liberación plena,
21
rehabilitación de la persona, no sólo en sentido físico, sino psicológico y espiritual =
integral.
A partir de esta comprensión de la enfermedad en tiempo de Jesús, se nos permite intuir
la cercanía de Jesús y de su mensaje, como una lucha frontal contra el poder del mal, y
como un acto liberador llevado a cabo por la mano poderosa de Dios. Son muchos los
milagros de Jesús en favor de los enfermos, y con ello, nos toca concluir, que Dios se ha
colocado de lado de los que sufren, para liberarlos a ellos, pero también a los
espectadores, que Dios es Dios liberando a las personas y no colocándolos en situación
de desventaja respecto de los demás. Un enfermo padece por su enfermedad, pero su
sufrimiento mayor, es que a causa de tal enfermedad, la religión lo declare impuro o
incapaz de relacionarse con su padre Dios. ¿Qué otra cosa puede explicarnos esta honda
preocupación de Jesucristo por los enfermos? Sino la tremenda compasión de Dios por el
que sufre por el hecho de estar enfermo, pero sobre todo, por el hecho de ser marginados
de la sociedad.40
3.3 LOS PECADORES
Entre los pobres, también se cuentan los pecadores, especialmente porque eran
rechazados y despreciados. Es verdad que el pecado es contrario a Dios, a su proyecto,
pero el pecador en el testimonio de Jesús, no ha recibido una condenación, sino más bien,
una oportunidad de salvación Cf. Jn 3,16; También Lc 15,1-2.
Se puede apreciar cómo el pecado estigmatiza negativamente a la persona. Y es que en la
Tradición Judía, el pecado es una ofensa contra Dios, es manifestar rechazo a Dios, es
fallar en cumplir el proyecto de Dios, por tanto son marginados y mal vistos. En el
testimonio de Jesús, él rompe con esta mentalidad de desprecio por el pecador. Hay todo
un pronunciamiento en contra del pecado, pero jamás en contra del pecador. No se puede
interpretar de otro modo, la cercanía de Jesús con respecto a ellos, a los pecadores,
especialmente los llamados “pecadores públicos”. Esto es impensable en el contexto de
la época, principalmente desde la perspectiva religiosa, sin embargo Jesús, restituye al
pecador la posibilidad de volverse a Dios. Esta característica reviste singular importancia
40Cf. DUFOUR, L., “enfermedad” Vocabulario de Teología Bíblica (Barcelona – 2005) Pp. 276-279.
22
en el evangelio deLucas, donde Jesús aparece cercano a los pecadores, para llevarles la
misericordia de Dios.
En los evangelios, Jesús se encuentra con los pecadores y muestra que el pecado se
desbarata cuando se enfrenta con la misericordia y no con la condena. Esto quiere decir:
“porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lc
19,10).
Los pecadores especialmente los reconocidos como “pecadores públicos” – publicanos –
prostitutas etc. Son marginados y victimas de desprecio. Son vistos como foco de
contaminación y causa de impureza. Al pecador “público” hay que evitarlo a toda costa,
en aras de la pureza ritual. En la práctica y el mensaje de Jesús, los pecadores en cierto
modo son favoritos, pues son ellos los necesitados de medicina, de salud. Son ellos la
causa de tremenda alegría en el cielo. Pues uno sólo de ellos que se convierte estremece
las entrañas de Dios, más que la existencia de 99 justos.41 Este trato preferencial y claro
de Jesús por los pecadores, encarna la opción de Dios por los pobres. NO son pobres
porque les falte lo económico – Zaqueo (Lc) Mateo – son pobres porque les falta la
bondad, el buen trato, el cariño y la misericordia, eso que no se compra ni teniendo todo
el dinero del mundo.
3.4 LAS MUJERES
La mujer hace parte del grupo social de los pobres, dado que en la sociedad fuertemente
patriarcal que le tocó vivir a Jesús, ella carece de todo reconocimiento, su insignificancia
social aparece testimoniada por todas partes en las Sagradas Escrituras: Los evangelios
reportan que en la multiplicación de los panes, comieron 5000 hombres sin contar las
mujeres y los niños (Cf. Mt 14,21) no se trata de un dato estadístico simplemente, sino
de una falta de reconocimiento social. Es como si no existieran, o si existen, existen en
función del hombre. La legislación religiosa había establecido una sólida imagen de la
mujer como propiedad del hombre para su servicio: tener hijos y velar por el cuidado del
hogar. Incluso la ley sagrada invoca el respeto a la mujer del prójimo como lo invoca
para sus bienes materiales: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer
41Cf. Lc 15, capítulo en el cual aparecen las famosas parábolas de la misericordia.
23
de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu
prójimo (Ex 20,17).
Fuera del ámbito doméstico como se ha apuntado, la mujer carece de todo
reconocimiento.42La mujer llevaba sobre su espalda muchas más cargas para su pureza
ritual que los hombres. Todo lo público era un derecho del hombre, por tanto la mujer,
habría sido entre los pobres, el más débil, el más vulnerable. Bastaba una pequeña falta,
para repudiarla si era esposa, para echarla de la casa, para despreciarla.
Incluso en su aspecto más íntimo, la mujer era controlada, debía ser virgen al desposarse,
y esto debía ser probado públicamente; su menstruación, era considerada una
enfermedad, que la imposibilitaba para su relación con Dios y con la comunidad, pues
siendo impura se volvía foco de contaminación. La mujer debe ser evitada a toda costa
(Cf. Jn 4), incluso se le sugiere al marido que hable con su mujer, lo menos posible.43No
alcanzamos a entender esto, pero la experiencia de la mujer con flujo de sangre durante
doce años (Cf. Mc 5, 26-32), es tremendamente significativa pues ha encontrado en
Jesús no sólo un remedio a su dolencia, sino una puerta abierta para ser persona, para
recuperar la vida, pues doce años, indica, toda una vida de marginación, desprecio y
humillación. La sanación que obtiene de Jesús, tiene una implicación física satisfactoria,
la enfermedad desaparece, pero sobre todo, esta mujer vuelve a la vida, vuelve a existir,
renace podríamos decir. Hay en el testimonio de Jesús una cercanía a la mujer, y con esto
obviamente se provoca a todas luces el desafío de un nuevo trato hacia éstas (cf. También
el trato de Jesús con otras mujeres, cuando cualquier maestro Judío, lo habría evitado;
este gesto de Jesús es altamente provocador, y no habría que dejar por un lado su
profundo significado para la evangelización.
Incluso tal marginación, por ser mujer le condicionaba en el ámbito religioso. No podían
tener un lugar junto con los hombres, ni en la sinagoga ni en el templo. Estaban exentas
de rezar cada día el Shemá(Dt 6,4-5) porque esto quedaba como un privilegio para los
hombres, no tienen un rito de identidad como el hombre, para mostrarse como miembro
42Interesante y de mucho valor es el trabajo de JoachimJeremías, acerca de la situación social de la mujer en tiempo de Jesús. Op cit. Pp. 449-469. 43Ibíd. Pp. 450.
24
del pueblo de la alianza – La circuncisión – y tampoco estaban obligadas a peregrinar a la
ciudad santa como los varones una vez al año (Cf. Ex 23,17) y con respecto a Torá, no
son dignas de tan gran de privilegio.44
4. En Conclusión
De la Predicación y del testimonio de Jesús, obtenemos una radiografía perfecta de la
Opción Preferencial por los pobres. No cabe duda. Su cercanía, su aproximación a
ellos45, ha instaurado el verdadero modo como se planta el Reino de Dios: desde los
pobres.
Y sólo hay una explicación para esto: El Reino de Dios se funda en la misericordia de
Dios, así lo entiende San Lucas: “Bendito el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de Salvación… por la entrañable
misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los
que viven en tinieblas y en sombra de muerte” (Cf. Lc 1,68 50), de igual manera se
refleja en el canto de María santísima: “el poderoso ha hecho obras grandes por mí, su
nombre es santo y su misericordia llega a todos sus fieles… dispersa a los soberbios y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos” (Cf. Lc 1,46-54).
El mensaje central de Jesús es que el Reino de Diosha llegado ya y que la oferta de la
salvación hay que acogerla ahora, no se puede esperar más. Esta presencia del nuevo
planteamiento del querer de Dios sobre su pueblo se hace evidente a través de sus
milagros, los cuales, se interpretan como actos de liberación, de rehabilitación. Son todos
ellos signos de la presencia de un mundo nuevo, donde los pobres son objeto
preferencial. “Ellos son de Dios, su Reino les pertenece”46 (Cf. Mt 5,1ss.)
Es por ello que los destinatarios a los que va dirigida esta Buena Noticia del Reino son la
gente que vive en estado de marginación por la pobreza, la enfermedad, la opresión, el 44Ibid Pp. 464 – 469. 45Es importantísimo en el evangelio como cuando nos cuentan las comidas de Jesús, éstas no interesan por el acto en sí mismas, sino por lo que representan. La cercanía de Jesús con aquellos que nadie quiere. Sólo hay una comida que interese por sí misma, las demás están al servicio de mostrar la compasión, cercanía y misericordia de Jesús, para con los pobres. 46PAGOLA, J. A.,Op Cit. Pp. 240-241.
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pecado. La opción preferencial por los pobres, no es un invento de la iglesia, y ni
siquiera es un invento de Jesucristo, es simplemente el único modo posible para llevar
avante la tarea de la evangelización. No se puede evangelizar de otro modo, por eso la
evangelización como opción por los pobres, será nuestro eterno desafío.
El mensaje de Jesús es claro, las personas que han tenido que vivir desprotegidas,
pasando necesidad, marginadas socialmente o explotadas económicamente, los que han
pasado hambre, quienes han sido humillados, los que viven sin esperanza, los
abandonados, los rechazados, los marginados, incluso en nombre de la religión,
encuentran en Jesús la mejor de las noticias para sus propias vidas. Su Reino, no es
entonces un territorio, no tiene que ver con el cualquier poder – político o económico –
sino con la compasión de Dios; el Reino tampoco es algo simplemente espiritual o del
más allá, sino es ante todo: cualquier realidad en la cual se tiene a Dios por soberano y se
le respeta como tal. Es cualquier realidad, en la cual los pobres se ven liberados y
restablecidos en su dignidad.
La exhortación de Jesús es de mantener unas relaciones cordiales y generosas, basadas,
no en el derecho, sino en el amor donde se debe evitar la agresividad y para ello invoca la
compasión del Padre Dios. El amor está incluso por encima de la justicia... La respuesta a
una actitud violenta: “ojo por ojo…” debe ser “… preséntale la otra mejilla” Cf Mt 5,38-
39. Al que está en necesidad “…que te quite la túnica…” se le debe tratar con
generosidad “… dale también el manto” Mt 5, 40-41.
El mensaje de Jesús supera el derecho y la justicia, es la invitación al amor, a tener un
corazón generoso con el pobre. No es una invitación a la solidaridad simplemente, es un
reto a vivir en el amor… el Reino de Dios tiene por ley suprema la compasión, la
misericordia, y el amor. Sólo entonces se asegura que no habrá personas excluidas.
Nadie mejor que Jesús sabe cómo es Dios, y nos ha regalado una perfecta radiografía del
Padre en la parábola del Hijo perdido (Lc 15,11ss.), la evangelización no puede traicionar
ese principio de misericordia, pues sólo la compasión incluye cuando la lógica, la justicia
y el derecho, nos dicen que el hijo perdido no merece nada, tal y como lo ha interpretado
el hijo mayor, el cual en nombre de la lógica y de la justicia, rompe con algo tan sagrado,
como la fraternidad. El hijo perdido es nuestro hermano, como José cuando se
26
reencuentra con sus hermanos en Egipto, en vez de abrirse al desquite, se abre a la
fraternidad diciendo a ellos: “yo soy vuestro hermano, al que vosotros vendisteis” (Gn
45,2).
Mensaje, y vida de Jesús reflejan pues una opción preferente por los pobres de la tierra.
En este sentido llama la atención, el itinerario de la vida de Jesús en una relación
profunda con el mundo de los pobres. Nace y crece con los pobres, su ministerio público
se desarrolla entre los pobres, y su pasión y muerte encarna el destino de los pobres.
Así lo sintetiza el apóstol Pablo cuando presenta a Jesús a la comunidad de los filipenses
(2,10ss.). Él siendo rico se hizo pobre, optó por la pobreza, no sólo como un itinerario
espiritual, sino como una opción de parte de Dios, hacia aquellos insignificantes en
cualquier ámbito de la vida.
Se debe retener aquí los relatos de Jesús comiendo siempre con gente con la que nadie
quiere comer, son comidas con personas despreciadas y marginadas porque eran
consideradas impuras. La impureza es el máximo de miseria en el orden espiritual. De
este hecho, ampliamente testimoniado en los evangelios, podemos deducir, que Jesús no
sólo establece una comunión profunda con las personas, sino que da testimonio de una
comunión que incluye a todos, particularmente con aquellos que por ley, están
condenados a la separación y a la marginación. No hay nada en la biblia que justifique la
exclusión de las personas, por el contrario, nos desafía a amar, servir y respetar, lo que a
nuestros ojos parece indigno de compasión, de cariño, afecto y bondad. Interesante
resulta entonces, que la parábola que mejor describe el Reino de Dios – según los
expertos – es la parábola del gran banquete de bodas (Mt ¿qué más puede ser el Reino de
Dios? Sino una propuesta de fraternidad íntima y de amistad (Lc 14,155ss.). Así es
como Dios quiere que sean las cosas, hay en su mensaje una oferta de comunión
irreversible. Sólo falta que todos creamos y entendamos, qué significa estar invitados a la
misma mesa para compartir el mismo pan.
Las sociedades de la actualidad, se basan en el cálculo, y por eso no entienden ni aceptan
el mensaje de Jesús. Es aquí donde adquiere toda su fuerza, la permanente invitación del
evangelio, para entrar en la dinámica de la conversión. Sólo cambiando la mentalidad.
La actitud y el modo de ver las cosas, lograremos captar en mínima parte la grandeza del
27
Dios de Jesús que es bueno con todos: “porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos,
y llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45). Tenía razón el Beato Juan Pablo II. Cuando
invitaba a una nueva evangelización: nueva en su ardor, en sus métodos, en su
expresión.47
47
JUAN PABLO II., en su discurso a los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el 9 de Marzo de 1983, en Puerto Príncipe, Haití.
28
II. OPCIÓN POR LOS POBRES EN EL MUNDO DE HOY.
1. DESDE EL CONCILIO VATICANO II.
A partir del concilio Vaticano II, en el plano eclesiológico se proclama una "Iglesia
servidora, pueblo de Dios y sacramento universal de salvación".48 Con ello, el enfoque
evangelizador como vocación fundamental de la Iglesia, busca renovarse mirando a las
fuentes, mirando a Jesucristo, e interpretando los signos de los tiempos.
El Concilio claramente ha entendido que la Evangelización arranca de una Iglesia cercana
al ser humano; y cercana a éste, en sus gozos y esperanzas. El Evangelio de Jesucristo –
buena noticia para los pobres – supone una Iglesia servidora de la humanidad49, que sigue
el camino de Jesús pobre y humilde.50 De ese modo, el vaticano II asume una perspectiva
histórica y retoma los desafíos de la Iglesia, con lo cual, dejaba en claro que la Iglesia no
puede dejar de tener en cuenta, una auténtica preocupación por las dimensiones
materiales y sociales de la vida humana.
De ese modo, el Concilio habló de una Iglesia, Pueblo de Dios y sacramento universal de
salvación, que únicamente se configura como tal, haciendo suyos, los gozos y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, pero sobre
todo, de los pobres y de cuantos sufren. Nada hay verdaderamente humano que no
encuentre eco en el corazón de la Iglesia; ella se siente íntima y realmente solidaria del
género humano y de su historia.51
Para algunos teólogos, especialmente de la teología de la Liberación, estos pensamientos
del Vaticano II, no hablan de ninguna opción por los pobres, pero va más allá, pues la
Iglesia cuerpo místico de Cristo, se identifica como su maestro, con la vida, la historia,
las angustias y las esperanzas de todos los hombres. Hay pues, un nivel de asociación tan
íntimo de la Iglesia con los que sufren, que sólo puede entenderse como un responder al
48GS, 4, 11.44. 49GS, 40-43. 50LG, 8. Cf. También el capítulo anterior. 51 GS 1.
29
testimonio de su fundador - que optó por los pobres de manera preferente – y al
testimonio de la las primeras comunidades cristianas preocupadas porque entre ellos
nadie pasara necesidad (Cf. Hch 2,42).
Todo ello apunta a señalar, que los pobres, los que sufren, son el sello que certifica a la
verdadera comunidad del Señor, pues, como Cristo realizó la obra de la redención en
pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a recorrer el mismo
camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres; porque el mismo
siendo Dios, se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo” (Flp 2,6-7), y siendo
ricos se hizo pobre por nosotros (2 Co 8,9). La misión de la Iglesia no puede ser distinta a
la de Cristo: “anunciar la libertad a los cautivos, y la buena noticia a los pobres” (Lc
4,18); para rescatar lo que estaba perdido (Lc 19,10).
Este debe ser el testimonio de la Iglesia, según el Vaticano II, que abrace con amor a
todos los afligidos por la debilidad humana; y que reconozca en los pobres y en los que
sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente. Es por eso que ella – la Iglesia - se
esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo.52Obligación que
cae en primer lugar sobre las espaldas de los obispos diciendo que: “están obligados… a
instruir a los fieles en el amor de todo el Cuerpo místico de Cristo, especialmente de los
miembros pobres, de los que sufren y de los que son perseguidos por la justicia (cf. Mt
5,10)”.53
Pero cuando el Concilio enfoca la pobreza, está claro que ésta no se reduce al plano
material, pues asegura que: No se trata sólo de vencer el hambre, ni siquiera de hacer
retroceder la pobreza, el combate contra la miseria, urgente y necesario, es insuficiente.
“Se trata de construir un mundo donde todo hombre, sin excepción de raza, religión, o
nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana, emancipado de las servidumbres
que le vienen de parte de los hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada;
un mundo donde la libertad no sea una palabra vana y donde el pobre Lázaro pueda
52Cf. LG 8. 53LG 23.
30
sentarse a la misma mesa que el rico (cf. Lc 16, 19-31). Ello exige a este último mucha
generosidad, innumerables sacrificios, y un esfuerzo sin descanso.”54
El Vaticano II pues, abrió la reflexión en un horizonte totalmente nuevo, pues la Iglesia
debía sentirse urgida a una mayor cercanía, a una búsqueda apasionada “con lo que
estaba perdido” en sintonía con su Maestro (Mt 18,11) Cf. Especialmente Lc 15, donde el
hallazgo de lo que estaba perdido mueve las entrañas del mismo cielo. Cuando Jesús dice
esto en San Lucas 15,1 no habla simplemente de los pecadores, sino de tantos hombres
mujeres que se han perdido en la desesperación, el abandono, en la falta de
reconocimiento y en la falta de apoyo.
Es en este sentido, en el cual se entiende el Concilio Vaticano II, por eso resultan
tremendamente atinadas, las palabras con las cuales el Papa Pablo VI lo clausuraba, pues
son palabras precisamente dedicadas a los que sufren: “Para todos vosotros, hermanos
que sufrís, visitados por el dolor en sus diferentes modos, el Concilio tiene un mensaje
muy especial. Siente vuestros ojos fijos sobre él, brillantes por la fiebre o abatidos por la
fatiga; miradas interrogantes que buscan en vano el porqué del sufrimiento humano y que
se preguntan ansiosamente cuándo y de dónde vendrá el consuelo”.55
Ante la pregunta, de si podrían existir mejores palabras para justificar nuestra
investigación; las palabras del Santo Padre lo justifican de manera plena: “Hermanos muy
queridos: nosotros sentimos profundamente en nuestros corazones de padres y pastores
vuestros gemidos y lamentos”56. El Concilio tenía algo profundo y precioso que ofrecer a
los que sufren; la fe y la unión al Varón de dolores, pero sobre todo a Cristo, Hijo de
Dios, crucificado por nuestros pecados y nuestra salvación.57 Por eso los invitaba a tener
ánimo: “¡Oh vosotros, que sentís más el peso de la cruz! Vosotros, que sois pobres y
desamparados, los que lloráis, los perseguidos por la justicia; vosotros, los pacientes
desconocidos, tened ánimo; vosotros sois los preferidos del Reino de Dios, el Reino de la
54PABLO VI.,PopulorumProgressio(PP) 47. 55PABLO VI.,Mensaje a los pobres, enfermos, y a todos los que sufren. (Roma – 1965). 56Ibídem. 57Ibídem.
31
esperanza, de la bondad y de la vida; vosotros sois los hermanos de Cristo paciente y con
Él, si queréis, salváis al mundo”.58
No cabe duda que el Concilio Vaticano, habría querido, que la Iglesia se sintiera de
verdad encarnada en la realidad del hombre y de la mujer de la época, pero especialmente
en la realidad del Pobre – realidad única pero expresada de diferentes modos – ; del
enfermo, del abandonado, del pecador, del Insignificante. Y con ellos y para ellos, el
Papa comprometía a toda la Iglesia de manera preferencial: “Sabed que vosotros no estáis
solos, ni separados, ni abandonados, ni inútiles; vosotros sois los llamados de Cristo, su
viviente y transparente imagen. En su nombre, el Concilio os saluda con amor, os da las
gracias, os asegura la amistad y la asistencia de la Iglesia y os bendice”.59
2. MEDELLÍN – PUEBLA – SANTO DOMINGO – APARECIDA60.
Estas conferencias del Episcopado Latinoamericano, fueron eco del concilio Vaticano II
en América Latina. La Conferencia de Medellín (1968) se inspira totalmente en el
concilio, pero no se limita a aplicar el concilio a América latina, sino que hace una
relectura del Vaticano II desde la propia realidad. Veamos cómo se articula el vínculo
entre pobres y nueva evangelización en éstas cuatro conferencias generales realizadas por
el Episcopado latinoamericano.
2.1 MEDELLÍN (1968)
Medellín aplica la doctrina de los signos de los tiempos a la situación latinoamericana.
Especialmente, retomó del Concilio para Latinoamérica, que el proyecto salvífico de
Dios y la historia humana están íntimamente únicos. Dios no actúa en abstracto sino en
lo concreto de la historia de la gente. El plan liberador de Dios se lleva a cabo en la
historia, con lo cual, se asume el desafío, de que la evangelización parte desde la realidad
58Ibídem. 59Ibídem. 60EL concilio Vaticano II, entusiasmó el compromiso misionero de nuestra Latinoamérica, de ahí surge la famosa Teología de la Liberación, como una aplicación del Concilio en nuestro continente. Pero aparte de esta reflexión sistemática de la teología; el CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) en sus encuentros latinoamericanos a partir del Vaticano II, se vieron enderezados, a plantear una reflexión teológica desde la realidad, especialmente desde la realidad de los pobres, o sea, de los que sufren. Así se llevó a cabo Medellín (1968), Puebla (1979) Santo Domingo (1994), Aparecida (2007).
32
de las personas, especialmente de quienes sufren61. Reino de Dios, pobres y liberación
son entonces la misma cosa.
Medellín constató que América latina vive un momento decisivo de su proceso histórico.
Momento caracterizado, en primer lugar, por una dramática realidad descrita como
“dolorosa pobreza”.62Y la califica éticamente como una situación de Injustica, y
teológicamente como una “situación de pecado”.63
Ante tal situación, Medellín, reafirma el carácter misionero de la Iglesia, diciendo que
ésta debe proclamar el mensaje cristiano con gestos y con palabras. “Por todo eso
queremos que la Iglesia de América Latina sea evangelizadora de los pobres y solidaria
con ellos, testigo del valor de los bienes del Reino y humilde servidora de todos los
hombres de nuestros pueblos”.64
Es así, como Medellín asume la opción preferencial por los pobres; opción que había
estado presente en el Vaticano II65, pero que Medellín pone al centro de la evangelización
en América Latina. La opción y parcialidad de la Iglesia por los pobres aparece
frecuentemente como algo esencial de la fe cristiana.66 Es así como el tema del “Pobre”
irrumpe como lugar teológico (en los pobres está Dios) y se transforma en un
acontecimiento eclesial que recupera decididamente, el vínculo entre Dios, pobres y
liberación.
De esta manera, Medellín no sólo actualiza el Vaticano II en América Latina, sino que lo
supera, pues, coloca al “pobre” como clave indispensable para leer, anunciar y vivir el
evangelio de Jesucristo, como sujeto de la evangelización, y no como objeto que requiere
atención y cuidado. Leonardo Boff, nos explica tal superación de Medellín con relación
al Vaticano II, con respecto a nuestro tema de la siguiente manera: “El Vaticano II dejó
perfectamente claro que no es el mundo el que está en la Iglesia, sino la Iglesia la que
61Tal asociación entre realidad y sufrimiento de la gente está a la base de la reflexión teológica, y tiene como resultado lo que los teólogos de la liberación llaman: “hablar de Dios desde el lugar del pobre” Cf. L. Boff, Gustavo Gutiérrez. 62MEDELLÍN, Pobreza 1. 63MEDELLÍN,Pobreza 3. 64 Ibídem. 65LG 5. 66MEDELLÍN, Pobreza 5.7.8.
33
está en el mundo como signo sacramental de salvación y de unidad. En América latina se
ha hecho la siguiente pregunta: ¿cuál es el mundo en el que debe estar preferentemente la
Iglesia como sacramento de salvación? Y la respuesta es: el mundo de los pobres (...) El
Vaticano II habla de la promoción humana; y aquí en América latina, esto se ha traducido
concretamente en liberación de los oprimidos. El Concilio habló de la pobreza del mundo
y de los pobres; y aquí en América latina, se ha dado contenido político a la pobreza, que
no es algo inocente ni natural, sino algo producido por mecanismos económicos y socio-
políticos (...) El concilio profundizó en el misterio de la Iglesia, concibiéndola
principalmente como pueblo de Dios en marcha. En América latina, el pueblo es a un
mismo tiempo cristiano y pobre. Concretamente, el pueblo de Dios se compone, en su
inmensa mayoría, de pobres. Iglesia pueblo de Dios significa Iglesia de los pobres (...) El
Vaticano II subrayó muy fuertemente la misión de la Iglesia (...) En América latina, la
misión de la Iglesia se define particularmente en el compromiso de liberación de los
oprimidos...”.67 Y es en este sentido que emerge radiante el tema de Las comunidades
eclesiales de base.
Con respecto a Medellín, podríamos decir, que planteó con una claridad impresionante,
que evangelizar en Latinoamérica arranca del estar con la gente compartiendo sus
angustias y sus esperanzas. Este es el gran desafío imposible de soslayar a la ahora de
evangelizar en América Latina: presentar de un modo transparente el rostro de una Iglesia
pobre, misionera y pascual, desligada de todo poder temporal y audazmente
comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres.68
2.2 PUEBLA (1979).
Puebla confirma las opciones fundamentales de Medellín69, especialmente aquella que es
la razón de ser de esta reflexión: dar una respuesta liberadora al clamor de los pobres y
abandonados; una profundización de la original identidad y misión de la Iglesia en
67BOFF. L.,Teología desde el lugar del pobre, (Bilbao – 1986) Pp.31-32. 68Cf. MEDELLÍN, Juventud 15. 69Así lo dice Puebla en el número 1134: Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria con los pobres.
34
América latina; y una profundización de la evangelización como razón de ser de la
Iglesia, dirigida a todas las realidades y culturas del continente.
El documento de Puebla dedicó sus mejores páginas a la realidad de los pobres en
América latina, a su evangelización y a la liberación de sus servidumbres. En ese sentido
se sitúa plenamente en el mismo espíritu de Medellín. La realidad de los pobres se
expresa nuevamente con fuerza: Vemos, a la luz de la fe, como un escándalo y una
contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos
pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al
plan del Creador.70
Pero en Puebla, los pobres se concretan y son identificados, como los rostros del mismo
Cristo que sufre en ellos. En Puebla, la pobreza tiene rostros concretos: Rostros de niños
explotados; rostros de jóvenes, desorientados y frustrados; rostros de indígenas y de afro-
americanos, que viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser
considerados como pobres entre los pobres; rostros de campesinos, relegados, careciendo
de tierra; rostros de obreros mal retribuidos; rostros de subempleados y desempleados,
despedidos por las duras exigencias de crisis económicas; rostros de marginados y
hacinados urbanos; rostros de ancianos frecuentemente marginados de la sociedad del
progreso que prescinde de las personas que no producen.71
Esta malgama de rostros desfigurados por la pobreza que no es sólo carencia de bienes, se
constituye en el gran desafío de la evangelización en el presente y en el futuro de
América latina. La respuesta a este desafío comienza con la opción preferencial y
solidaria por los pobres: Lo de opción está claro, lo de solidario, nos parece que le queda
aún mucho por recorrer.
Interesante es cómo en Puebla, la opción por el pobre se vuelve una realidad que mueve a
la Iglesia toda hacia una permanente y más profunda conversión. Porque la Iglesia
buscará, en su compromiso con los pobres de la tierra a través de su actividad pastoral,
irse identificando cada día más plenamente con Cristo pobre y con los pobres.72"
70PUEBLA 28. 71Cf. Puebla 31-39. 72PUEBLA 1140.
35
Identificación que pasa por la denuncia de la pobreza como algo antievangélico, producto
de situaciones injustas; pasa por el apoyo a los pobres en sus aspiraciones de liberación;
pasa por el compromiso con los pobres, pasa por el desarrollo de una pastoral de la
compasión hacia el pobre; y sobre todo pasa por una revisión interna de la Iglesia misma,
de cara a presentar una imagen auténticamente pobre, abierta a Dios y al hermano.73
No se puede olvidar la fuerza con la que Puebla ha llamado la atención sobre el vínculo
fundamental que existe entre evangelización y liberación, recordando lo planteado por la
Evangeli Nuntiandi: “La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de
seres humanos -que padecen hambre, enfermedades crónicas, analfabetismo,
depauperación, injusticia en las relaciones internacionales- el deber de ayudar a que
nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no
es extraño a la evangelización”.74Y reafirmó que “entre evangelización y promoción
humana – desarrollo, liberación- existen lazos muy fuertes. Vínculos de orden
antropológico (el ser humano que hay que salvar es un ser muy concreto); lazos de orden
teológico (no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención); vínculos
de orden evangélico (el mandamiento del amor supone promover la justicia y la paz).75
En síntesis, Puebla reitera la Opción preferencial por los pobres, como lugar teológico,
afirmando que en ellos el rostro de Cristo que sufre nos interpela; sin embargo la hace
más concreta, nombrando rostros de personas que sufren, para quienes reitera y
profundiza las líneas de la evangelización liberadora trazadas en Medellín.
2.3 SANTO DOMINGO (1992).
Con motivo de cumplirse los 500 años de la Evangelización española de América, se
convoca a la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo
(octubre de 1992). El tema fue: “Nueva Evangelización, promoción humana, cultura
cristiana”.
73PUEBLA 1159-1165. 74EN 30. 75EN30; Cf. P. 476 – 479.
36
Para nuestra reflexión se debe destacar, cómo en el tema de la opción preferencial por los
pobres, ésta permanece más firme que nunca; pero se redefine en el marco de la realidad
del momento. Santo Domingo en voz de los obispos, asume con renovado ardor la opción
evangélica preferencial por los pobres, en continuidad con Medellín y Puebla. Esta
opción, no exclusiva ni excluyente, es la que iluminará, a imitación de Jesucristo, toda la
acción evangelizadora.76
Sin embargo en la reflexión teológica de Santo Domingo, el cuadro de los pobres se
amplía cada vez más. Cada vez que la Iglesia reflexiona acerca de su tarea
evangelizadora, descubre de una manera más completa a los destinatarios privilegiados
de la Buena Noticia de Jesucristo.
Y a partir de esto, la Nueva Evangelización surge como una respuesta concreta a los
problemas y desafíos que presenta la realidad; en concreto a una realidad que hace más
miserable e indigna la vida de los seres humanos. Por eso, considera elemental, formar
personas y comunidades maduras en la fe para saber dar respuesta a la nueva situación
que vivimos.77
La Pobreza que los obispos llaman “extrema” y “generalizada”, adquiere en la vida real
rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el
Señor, que nos cuestiona e interpela. Evangelizar en el actual contexto supone hacer lo
que hizo Jesucristo que vino a evangelizar a los pobres.78 Esta realidad demanda
privilegiar el servicio fraterno a los más pobres entre los pobres (minusválidos, enfermos,
niños abandonados, enfermos de sida, etc.), revisar actitudes y comportamientos
personales y comunitarios, así como las estructuras y métodos pastorales, a fin de que no
alejen a los pobres sino que propicien la cercanía y el compartir con ellos, promover la
participación social ante el Estado, reclamando leyes que defienden los derechos de los
pobres, apoyar y estimular las organizaciones de la economía solidaria, urgir respuestas
76SD 296. 77SD 26. 78SD 178.
37
de los Estados a las difíciles situaciones agravadas por el modelo económico neoliberal,
que afecta principalmente a los más pobres.79
2.4 APARECIDA
La V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, materializa aún más el tema de la
opción por los pobres y lo enriquece cuando habla de Pobres y marginados, de pobres y
vulnerables, utilizando el término de los: marginados sociales. Aparecida, afirma que el
encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos, un acto de
convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás. En este
sentido, la opción preferencial por los pobres adquiere el matiz de entender que todos
somos responsables de todos, y que es necesario no sólo dejarse interpelar sino salir al
encuentro del pobre, del que sufre, del débil.
El Aislamiento no hace parte del evangelio, y no se justifica desde ningún punto de vista;
Jesús salió al encuentro de personas en situaciones muy diversas: hombres y mujeres,
pobres y ricos, judíos y extranjeros, justos y pecadores…, invitándolos a todos a su
seguimiento. Por esto mismo, el discípulo misionero ha de ser un hombre o una mujer no
sólo que hace visible el amor misericordioso del Padre, sino que lo lleva a todos, pero
especialmente a los pobres y pecadores.80 Esta es la razón por la cual los seguidores de
Jesús deben dejarse guiar constantemente por el Espíritu (cf. Ga 5, 25), y hacer propia la
pasión por el Padre y el Reino anunciando la Buena Nueva a los pobres, curando a los
enfermos, consolando a los tristes, liberando a los cautivos y anunciando a todos el año
de gracia del Señor (cf. Lc 4, 18-19).81
Es interesante cómo se amplía una vez más el concepto del “pobre” pues utilizando la
palabra “marginados” hace notar claramente que hay sacarnos de la cabeza, la idea de
que el pobre es únicamente el que carece de bienes materiales para su subsistencia. El
grupo de los pobres entonces se hace cada vez más numeroso, y se vuelve un desafío
mayor, especialmente, cuando nos damos baños de triunfo pensando que la calidad y el
éxito de la evangelización, se mide por la cantidad de gente que llena los templos, por el
79SD 178-181. 80APARECIDA 147. 81APARECIDA 152.
38
número de bautismos, o de matrimonio, o de primeras comuniones o de confirmaciones
realizados durante un período de tiempo.
Aparecida centra su atención en cinco grupos:
i. Personas que viven en la calle en las grandes urbes: Pero el problema no es que
vivan en la calle, sino que son víctimas de una economía globalizada que les ha
dejado fuera de los bienes de la tierra. Los niños de la calle son la imagen más
dramática de esta situación, y se cuentan por miles. Una sociedad que le rinde
culto a la economía, provoca gravísimas carencias, deshumanización de las
personas y destrucción de la familia humana.
ii. Los migrantes. Son también el rostro de una economía excluyente. Se trata de
personas doblemente marginados: por pobres y por vivir fuera de su país de
origen. Estas personas suelen ser víctimas de atropellos de las autoridades de los
países a donde llegan así como de empresarios sin escrúpulos cuando se
encuentran en situación migratoria irregular. Aparecida pide “la denuncia
profética de los atropellos que sufren frecuentemente, como también el esfuerzo
por incidir, junto a los organismos de la sociedad civil, en los gobiernos de los
países, para lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de las
personas en movilidad”.82
iii. Los enfermos. Como una tremenda contradicción se entiende que en un momento
de la historia, en el cual, se hacen mayores avances en las ciencias de la salud, sea
cuando se contabiliza el mayor número de muertes. Contradictorio es también,
que abunden las muertes por enfermedades curables, por no tener recursos que les
permitan acceder a las medicinas básicas. Son unos privilegiados, los que
disfrutan de los avances de las ciencias médicas, los cuales incluso, ponen precio
a la salud de los seres humanos. Aquí entra la denuncia del negocio infame que
se hace incluso de la enfermedad. Si la vida no vale nada, la vida del enfermo se
cotiza muy bien, cuando éste la puede pagar. Pero el enfermo pobre, pierde por
82APARECIDA 414.
39
todas partes. Según Aparecida, con respecto al tema de los enfermos, éste no es
sólo cuestión de recursos y medicinas, es cuestión de “buen trato”, de caridad y
compasión. Por eso plantea con urgencia: la necesidad de fomentar una pastoral
que promueva el acompañamiento comprensivo, misericordioso y la defensa de
los derechos de las personas, especialmente los infectados con VIH-SIDA,83 pues
son ellos el rostro más notorio de la exclusión en el ámbito de la enfermedad.
Doblemente marginados por padecer una enfermedad a la que se teme su contagio
y –además- por las connotaciones culturales de origen en la homosexualidad por
parte de su portador.
iv. Los adictos dependientes. Se trata de un flagelo que está destruyendo a la
humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. Y la Iglesia no puede
quedar indiferente ante ello, porque está en juego la vida de millones y millones
alrededor del mundo. Es una situación verdaderamente dramática, que debe ser
atendida con prevención, acompañamiento y apoyo a las políticas de gobierno que
buscan erradicar este terrible mal. Lo más triste, es que siendo una realidad tan
desastrosa, se vea por muchos como una cuestión altamente lucrativa, por lo cual
se mata, se roba, se corrompe, se secuestra, etc. Se trata de un auténtico proceso
de muerte que requiere la atención, compromiso y acompañamiento de la
Iglesia.84
v. Los detenidos en las cárceles. La grave situación de violencia y criminalidad que
se vive con frecuencia en la sociedad y la falta de recursos hace que los recintos
penitenciarios lejos de ser lugares para la reeducación y reinserción social se
constituyan en lugares de aprendizaje para delinquir. Ante esto “Prioridad tienen
los equipos o Vicarías de Derechos Humanos que garanticen el debido proceso a
los privados de libertad y una atención muy cercana a la familia de los mismos”.
Es necesario realizar esfuerzos que se dirijan a urgir a los gobiernos a atender la
situación del sistema de justicia y carcelario: mayor agilidad en los
83APARECIDA 422. 84 Cf. Aparecida 423-427.
40
procedimientos judiciales, profesionalización del personal que labora en dichos
recintos así como el refuerzo de la formación ética y de los valores.85
85Cf. APARECIDA 428-431.
41
III. CONCLUSIÓN.
Desde el inicio de la investigación se han planteado inquietudes sobre el tema de la
opción por los pobres, como un desafío para la evangelización. Siempre se ha
cuestionado, enormemente, la realidad de los pobres, y se ha circunscrito a una situación
meramente relacionada con el aspecto económico: como “carencia de bienes materiales
para la sobrevivencia”; entonces se corre el riego de interpretar la tarea de evangelización
como asistencia social. La evangelización en su práctica ha asistido a los pobres y los ha
cuidado, pero ellos por sí mismos, como lo ha dicho G. Gutiérrez, siguen siendo los
“insignificantes sociales”, o como lo ha dicho Aparecida, siguen siendo los marginados.
Con la presente investigación se pone en evidencia el peligro de reducir la realidad de la
pobreza al aspecto económico; por tanto evangelizar termina siendo un acto puramente
social. Se ha subrayado contundentemente, de acuerdo a lo investigado que la pastoral,
sigue sin atender o no atiende totalmente a todos los pobres, no obstante la “opción
preferencial por los pobres”; se ha acercado a los pobres, pero les sigue debiendo tratarlos
como verdaderos sujetos.
Al final de la investigación estas son los puntos conclusivos más relevantes:
Que la realidad de la pobreza no se restringe al ámbito económico, y que por tanto,
cuando hablamos de opción preferencial por los pobres, se trata de una cuestión más
amplia. Es ahí, cuando se descubre de nuevo, que la evangelización como opción por los
pobres, sigue siendo un tremendo desafío.
Se reconoce, que cada vez el espectro tan amplio que abarca la opción por los pobres, se
refleja cada vez mejor en los planes de pastoral, en el compromiso evangelizador de
nuestras diócesis y parroquias. El mismo, plan Pastoral global de la Conferencia
episcopal, en su quinta prioridad manifiesta el compromiso de los obispos de Guatemala
por “Ahondar y fortalecer el compromiso de nuestra Iglesia con los empobrecidos y
excluidos, estimulando la pastoral social de modo que, promoviendo y coordinando toda
la acción de la Iglesia en este campo, integremos eficazmente la opción preferencial por
los pobres en el compromiso personal y pastoral, y la hagamos visible con fuerza
42
testimonial y misionera más allá de los proyectos concretos que puedan realizarse”.86
Además debe valorarse, el surgimiento de las diversas pastorales como de la salud, del
migrante, carcelaria,87 pues todo ello refleja el compromiso evangelizador en favor de los
pobres. Es cierto, que hace falta un enorme camino por hacer, pues en el papel somos
evangelizadores de primera línea, en el plano práctico nuestros planes, nuestras
prioridades están aún en deuda con los tantos pobres que en Guatemala no sólo carecen
de bienes, sino de afecto, de buen trato, de respeto, de reconocimiento, etc. Etc.
Con todo ello, se debe concluir, que la opción preferencial por los pobres, no es un
ingrediente más de la evangelización, no es un accesorio, sino algo esencial a ella misma.
Los pobres son los destinatarios privilegiados de la evangelización, según el testimonio
de Jesús, la compasión de Dios por el pobre está fuera de toda comprensión. Se siente
consuelo, cuando se aprende que la evangelización no se formula en abstracto, sino desde
la realidad de la gente, pero especialmente de la gente que sufre, que esta oprimida,
abandonada, marginada, despreciada, rechazada. Evangelización y opción por los pobres
van de la mano; es más – como lo he querido plasmar en el presente trabajo – la
evangelización debe darse como “opción preferencial por los pobres”.
Abriendo los ojos a la propia realidad de la pobreza desde las Sagradas Escrituras, se
iluminan dos cosas fundamentales: primero que la pobreza no hace parte del proyecto de
Dios, sin embargo Dios se ha pronunciado siempre en favor del pobre. De esa cuenta,
hay en cualquier modo una identificación entre Dios y los pobres, los derechos de los
pobres, son los mismos derechos de Dios.88 La pobreza es provocada, es resultado de
situaciones y estructuras injustas, por eso con razón viene nominada como una situación
de pecado. Y segundo, que la pobreza es un lugar teológico, un lugar de encuentro con el
Señor. Se trata de una realidad social, en la cual por medio del pobre Dios nos habla
directamente; el pobre nos pone en contacto con Dios. A esto se refiere el siguiente
texto, que tantas veces se ha usado como excusa para consentir la pobreza: “a los pobres
los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no… (Mt 26,11; Jn 12,8) pero esto en ningún
momento significa consagración de la pobreza, tampoco un apelo para que abunden los
86CONFERENCIA EPISCOPAL DE GUATEMALA .,Plan Global 2008-2016, (Guatemala – 2008). 87Cf. CEG., Op cit. 88HERNÁNDEZ, J. M.,Derechos de los pobres, derechos de Dios, (México – 1995).
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pobres; sino indica simplemente el grado de identificación profunda entre Jesús y los
pobres. Hagan conmigo lo que puedan mientras estoy con ustedes, porque después lo que
quieran darme o hacer por mí, lo deberán hacer a través de los pobres; esto quiere decir,
que a través del pobre, amamos, servimos, y honramos al mismo Señor Jesucristo (Cf. Mt
25).
La expresión “opción por los pobres” se fue acuñando poco a poco, pero esto en ningún
momento significa que la Iglesia necesitó 19 siglos para entender el evangelio de Jesús.
La Iglesia siempre ha estado comprometida con los pobres, siempre ha mostrado por ellos
especial solicitud y cuidado.89 Esta investigación ha considerado la expresión desde el
Vaticano II, y las conferencias del Episcopado en América Latina, especialmente las
últimas cuatro: Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida.
Al momento de convocar al Concilio, el beato Papa Juan XXIII, habló de una Iglesia de
los pobres. El Vaticano II siguió esa línea, pero no profundizó en ello, según G.
Gutiérrez, los pobres tocaron la puerta del Concilio, pero no les abrieron.90 Sin embargo
fue el Concilio Vaticano II, el inspirador de la reflexión teológica de Medellín de donde
surge la famosa “opción preferencial por los pobres”, con razón dirá Leonardo Boff, “el
don más grande que América Latina está ofreciendo a la Iglesia Universal es exactamente
la Iglesia de los pobres”91.
Pero lo más interesante, es que toda aquella valoración del pobre, como el aglutinador de
tantos hombres y mujeres que carecen de algo o de alguien, fue adquiriendo encada
Conferencia una mayor especificidad, pues se pudo percibir en cada momento de la
historia, que aquella misma opción por el pobre, fue adquiriendo una mayor explicitación
y concretez. La opción por el pobre hoy, tiene que ver con el niño que pide en los
semáforos, que duerme bajo los puentes, que le pagan o lo explotan para que haga cosas
que otros quisieran hacer, pero se escudan en ellos para no arriesgar el propio pellejo.
Tiene que ver con los enfermos de VIH, tiene que ver con los adictos de la droga, los
89Basta confrontarlo en el libro de los Hechos de los Apóstoles, en los testimonios de las primeras comunidades, La carta de Santiago es testimonio fiel de esta solicitud pastoral de la Iglesia, también los santos Padres de la Iglesia. 90Gutiérrez, G., Teología de la Liberación. Pp. 22. 91Palabras de Leonardo Boff en el prologo para el libro de Pablo Richard: La lucha de los dioses: los ídolos de la opresión y la búsqueda del Dios liberador, (Costa Rica – 1989):
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migrantes, los presos, con los divorciados, con los homosexuales, con los que viven
abandonados, o aislados pensando que la vida que viven carece de sentido.
Finalmente, “la opción por los pobres” representa el desafío de prolongar la vida, el
mensaje y la obra de Jesús, entre los marginados, humillados, oprimidos. El testimonio
de Jesús que siendo rico se hizo pobre, que se consagró preferencialmente a los pobres,
que dedicó su vida a ellos, es el criterio fundacional de esta opción. La evangelización es
en pocas palabras: reproducir el testimonio de Jesús entre los pobres, movidos solamente
por el amor.
Pobre es aquel que nunca ha tenido nada, o quizás lo ha tenido todo, pero cree que su
felicidad está en poder tener mucho más, y siempre como cualquier ser humano siempre
quiere tener más, porque los seres humanos somos pobres, somos como un bolsón con
un hoyo, que nunca se va a llenar porque todo se va de largo, tenemos una cabeza
ansiosa de tener y de poseer y eso nos hace pobres, imposibilitados de retener nada, de
compartir nada, de dar un poco más allá de nuestras posibilidades, como lo hizo Madre
Teresa de Calcuta que no aceptaba de ayuda una casa con alfombras porque podría
acostumbrarse a la comodidad a descansar plácidamente y olvidarse de sus hermanos
que son los que sufren.
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IV. APLICACIÓN PASTORAL.
El desafío presentadoen estas páginas, encuentra eco inmediato en la realidad actual,
porque “pobre” no es sólo aquél que carece de bienes materiales, sino también el que
sufre en cualquier aspecto de su propia vida: física, emocional y espiritual. En este
contexto cobra vida la premisa que ha estado presente a lo largo de esta investigación: La
evangelización se traduce primariamente como opción por los pobres, pero ¿quiénes son
los pobres? Pobre es el pobre económicamente, pero también el que tiene bienes
materiales, pero que igualmente sufre desprecio y marginación.
¿Está la comunidad Eclesial dentro del signo de comunión y participación, involucrada
en una verdadera Pastoral de Conjunto, yendo al más necesitado, al que sufre, a los
nuevos pobres, a aquellos que ni siquiera sabíamos que eran pobres?Todavía hoy, No es
ajeno el pensamiento, de que Dios sólo se encuentra en el Templo y nos olvidamos que
tenemos que salir a buscar, llevar agua a donde hay necesidad, palabra de vida que
detenga la muerte, que ilumine la obscuridad, de fortalezca y consuele en el sufrimiento.
La pobreza no es una cualidad positiva en sí misma, sólo lo es en la medida en que
está situada bajo la promesa de la cercanía y solidaridad de Dios en Cristo. Por eso el
mensaje de la Sagradas Escrituras no lleva consigo ningún programa social perfecto para
la remoción definitiva de la pobreza, porque el pobre es “oportunidad” de servir al Señor
Jesús de modo directo. El pobre permanece como un estímulo para vivir la caridad, la
solidaridad, la fraternidad, incluso como decía san Vicente de Paúl; para tenerlo como
Señor: “El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo (…) Renovemos, pues, nuestro
espíritu de servicio a los pobres, principalmente para con los abandonados y
desamparados, ya que ellos nos han sido dados para que los sirvamos como
señores”.92No se trata de una relación de dar limosna, (entendiendo la pobreza solo como
escasez material)… la pobreza no se arregla con bolsas solidarias, sino gestando un
nuevo concepto de nación basado la justicia, en el respeto y la solidaridad.
92Vicente de Paúl. Carta 2,546. Liturgia de las horas IV. Pp. 1393-1394.
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Muchas veces la pastoral social se ha organizado desde esta perspectiva: hospitales,
comida, dispensarios, medicinas. En el pobre no hemos encontrado un espacio
privilegiado para amar y servir a Dios, sino una carga que cargamos a gusto, camuflado
de misericordia y de bondad. Grandes organizaciones para la caridad que se distinguen
poco, del club de leones, de las casas de McDonald, de las fundaciones. Lo propio, lo
nuestro, es la disposición a asumir la propia pobreza y mitigar la pobreza de los otros, en
todos los niveles de vida. Repartimos maíz, a ver qué día nos ponemos de acuerdo, para
repartir, bondad, cariño, ternura con el que nadie quiere y vive al margen de todo. No se
trata pues de dar, sino de estar alservicio de los pobres. Pastoralmente la mayor urgencia,
no son toneladas de alimento, sino toneladas de compasión, de misericordia, de bondad,
afecto y cariño. Éste continúa siendo el punto en el cual se pone a prueba la comunidad
que evangeliza, Éste es el sello que da autenticidad a cualquier tarea evangelizadora.
La opción preferencial por los pobres, va más allá de una pastoral asistencialista. Supone
por el contrario una pastoral de búsqueda y encuentro por lo que estaba perdido. Una
pastoral que invite a salir del propio confort, una pastoral misionera en todo el sentido de
la palabra: acercarse al pueblo que sufre, como Jesús que fue y se expuso, dando hasta
su propia vida, por todos sus hermanos y hermanas, pero especialmente por los más
pobres. Este tipo de pastoral tiene que dar prioridad a las relaciones. Jesús, está con ellos,
se acerca a ellos, come con ellos. Esto es un verdadero signo profético, que se vuelve
denuncia, cuando experimentamos en las comunidades, la separación y el aislamiento,
haciendo más duro el camino de los pobres.
En términos pastorales, es está al día en el papel: tenemos planes de pastoral incluyentes,
se ha contemplado todo para la comunión y la participación; sin embargo en el plano de
la práctica, se sigue guardando distancia y silencio frente a muchos aspectos de la
pobreza. Los pobres no caen del cielo, ni se reproducen por arte magia; son fruto de la
injusticia, del robo, la rapiña, la avaricia humana, la injusticia, el desigual reparto y la
dureza del corazón humano. La pobreza existe porque hay ladrones. No sólo ladrones de
dinero, sino ladrones de recursos, de dignidad y de vida. Siguiendo la línea de la Parábola
del Buen Samaritano el mundo ha caído en manos de salteadores. Por tanto, se
equivocan los que, de forma mansa y como descargando sus conciencias, dicen que la
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pobreza la instituyó Jesús cuando dijo que “A los pobres siempre los tendréis con
vosotros” (Jn 12,11).
La opción por el pobre, es una denuncia actual en contra de una teología de la
prosperidad, que sutilmente estigmatiza a los pobres en todos los sentidos de la palabra
como “malditos”, con lo cual seguimos demostrando que no sólo no hemos entendido el
mensaje de Jesús, sino su misma vida. Jamás el Señor predicó lo que se oye hoy en los
púlpitos, y en las campañas de evangelización, en el sentido de que Cristo nos convertirá
hoy en ricos si somos dadivosos para con sus ungidos, o que su bendición material
sobreabundará entre todos los creyentes piadosos una vez que se hagan fieles para
contribuir con el diezmo.
La opción por el pobre debe inspirar una pastoral de la esperanza, del consuelo, de la
compasión, contra toda pastoral del terror y del miedo. La liberación es un acto de
valentía, un acto de amor, totalmente incompatible con el temor. El miedo paraliza y
causa resignación. La opción por los pobres tiene que llevarnos necesariamente a una
Teología de la liberación, a una espiritualidad de la liberación.
La opción por el pobre, como se ha dicho, no es sólo una realidad material sino también
una realidad espiritual. Dicha opción compromete en una lucha espiritual, por tanto, la
oración es esencial para la misión integral. La única forma de continuar avanzando y de
ver cambios significativos es mediante la gracia y el poder y presencia del Espíritu Santo.
Es también necesario, que se abran espacios de participación e integración, y la reflexión
teológica latinoamericana de las últimas cuatro Conferencias, coincide en la práctica y
vivencia de los valores del Reino en pequeñas comunidades, retomando las comunidades
eclesiales de base (CEBs), pues para que haya comunión y participación, es necesario
fomentar una pastoral de la acogida, que la comunidad supere las características de un
club y se vuelva un verdadera familia, donde Dios es padre de todos. Que la comunidad
supere el complejo de sentirse una gran masa, y se arriesgue al trato personal. ¿Cuánto
bien hace a un marginado invitarlo a eventos cristianos multitudinarios si al final se
pierde el anonimato? La pastoral no puede ofrecer más de lo que el pobre tiene de sobra.
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En este sentido es necesario en términos pastorales, que se pase de una
evangelización desde el templo, desde el salón, desde la casa e ir en busca de los pobres,
para hacerles sentir la cercanía del Señor Jesús. Es necesario una pastoral que emprenda
una acción de búsqueda y de cuidado, por los caídos a lo largo del camino y por los que
se encuentran aislados, marginados y abandonados de la sociedad. No hay otro modo de
ser honesto pastoralmente con el ejemplo de Jesucristo que anuncia la salvación, ese gran
don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo:
liberación del pecado y del maligno.
Urge una y otra vez una pastoral conectada con la realidad de las personas, una pastoral
situada históricamente, conectada especialmente con lo que realidad tiene de tragedia y
de esperanza. La evangelización cristiana no se sitúa fuera de la historia, sino en su
interior; se desarrolla en una realidad social muchas veces dividida y conflictiva. Desde
esa realidad anuncia y realiza la buena noticia del Reino.
Es necesario una Iglesia abierta, ella es sacramento universal de Salvación, y debe
volverse en todo momento, un instrumento que motive a la humanidad a seguir
esperando, especialmente a aquellos, que luchan o que ceden a la desesperación en
cualquier ámbito de su vidas.
La Iglesia al Igual que Jesucristo, debe estar centrada en los pobres, ellos son su tesoro,
no como su propiedad, sino como referente inmediato de su propia identidad. Los pobres,
no son un objeto prioritario de atención eclesial, sino los sujetos que inspiran, estimulan y
fortalecen la acción evangelizadora de la comunidad. La Buena Noticia que anuncia
Jesús como evangelizador equivale a la presencia del Reino de Dios, aquí y ahora, para
todos y todas, pero de un modo central para los pobres, los excluidos de toda salvación y
de toda buena noticia. La evangelización comienza por anunciar lo que anunció Jesús:
“Bienaventurados los “pobres” porque de ellos es el Reino de los cielos” (Lc 6,20). La
evangelización como proceso de salvación liberadora, va dirigida a todos; pero a partir de
unos destinatarios y sujetos privilegiados, que son los pobres, a los que Dios ama y
defiende porque quiere que se implante la justicia de su Reino y porque tiene un corazón
que se conmueve ante el sufrimiento del débil.
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La opción por los pobres, urge una pastoral guiada por el Espíritu Santo. No están demás
los expertos de las diversas materias pastorales, pero el verdadero protagonista debe ser el
Espíritu Santo. Porque sólo él desencadena una Iglesia que vive al estilo de Cristo, pobre
y con los pobres. Sólo el Espíritu, posibilita ver la realidad desde los pobres, escuchar lo
que dicen (no ser indiferentes a su clamor) y tener una práctica solidaria (saber compartir
con ellos). Como hace falta con todos aquellos movimientos carismáticos, insistir sobre
este punto, para que en vez de guiar a las personas hacia las nubes, o hacia el más allá,
los conduzcan hacia la transformación de la realidad, a la solidaridad, a la cercanía con el
marginado.
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