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EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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Introducción ...................................................................................................... 12

Objetivos ............................................................................................................ 12

Mapa conceptual ................................................................................................ 13

1.1. La Evaluación .............................................................................................. 14

1.1.1. Definición. ............................................................................................... 14

1.1.2. La validez de la evaluación. ....................................................................... 15

1.1.3. El Objeto de la evaluación. ........................................................................ 18

1.1.4. Especificaciones Metodológicas y Técnicas de la Evaluación. ........................... 20

1.2. Conclusiones de la Unidad ........................................................................... 28

1.3. Referencias bibliográficas ........................................................................... 29

Introducción ...................................................................................................... 31

Objetivos específicos.......................................................................................... 31

Mapa conceptual de la unidad ............................................................................ 32

2.1. La Tipología de la Evaluación ...................................................................... 33

2.1.1. La Evaluación Ex – ante o Inicial ................................................................ 33

2.1.2. Evaluación Intermedia o de Proceso ........................................................... 34

2.1.3. Evaluación Ex - post o Terminal .................................................................. 37

2.2. Conclusiones de la Unidad ........................................................................... 48

2.3. Referencias bibliográficas ........................................................................... 48

Introducción ...................................................................................................... 51

Objetivos específicos.......................................................................................... 52

Mapa conceptual ................................................................................................ 53

3.1. El hacer de evaluador .................................................................................. 54

3.1.1. Los Campos de Acción de los evaluadores. ................................................... 54

3.1.2. Habilidades del Evaluador. ......................................................................... 55

3.1.3. La función de la Interventoría. ................................................................... 57

3.1.4. Funciones del Interventor. ......................................................................... 59

3.1.5. Responsabilidad Social del Interventor. ....................................................... 60

3.2. La Evaluación Económica de los Procesos Psicosociales. ............................. 61

3.3. La Tipología de la Evaluación de Recursos y Productos de un Proyecto ....... 63

3.3.1. La Evaluación Financiera. .......................................................................... 63

3.3.2. La Evaluación Económica ........................................................................... 63

3.3.3. La Evaluación Social .................................................................................. 63

3.4. Conclusiones de la Unidad ........................................................................... 67

3.5. Referencias bibliográficas ...................................... ¡Error! Marcador no definido.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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I. FICHA TÉCNICA-IDENTIFICACÓN

II. INTRODUCCIÓN

La evaluación y monitoreo de proyectos de intervención es fundamental dentro del campo de

los procesos psicosociales, de ahí la importancia que dentro de la formación como

especialistas en gestión de procesos psicosociales sea tenida en cuenta como aspecto de

base; ya que los proyectos de intervención psicosocial requieren en su ejecución, ser

analizados y reflexionados, tanto en su misma formulación, como en su proceso de

implementación y hasta en los efectos posteriores o impacto social que generen. Una

evaluación planeada con este enfoque, permite generar gestión del conocimiento desde una

lectura concienzuda en contexto, de los aprendizajes, los aciertos, los desaciertos, los

aspectos a potenciar y a corregir durante el proceso de vida de un proyecto.

Es clave, como parte del proceso de evaluación de proyectos de intervención psicosocial,

indagar sobre la estabilidad y sostenibilidad que producen en los sujetos participantes, las

Nombre de la institución: Fundación Universitaria Claretiana

Nombre del curso: Evaluación y Monitoreo de Proyectos

Psicosociales.

Autor del módulo: John Jairo García Peña.

Dependencia Académica: Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas

Programa académico: Especialización en Gestión de Procesos

Psicosociales

Nivel académico (semestre): 2

Número de créditos: 3

Fecha de elaboración: Agosto de 2014

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PROYECTOS PSICOSOCIALES

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comunidades y los aspectos políticos del contexto sociocultural.

Con esta forma de evaluación también, es posible reconocer la particularidad de cada

situación que contiene una intervención, es decir, la riqueza que entraña cada experiencia.

Reconocer esto es lo que da la especificidad a una intervención psicosocial, lo que la hace

única y desde donde se podría generar, desde la participación de las comunidades, un

autoconocimiento local. En esta misma vía, es importante para este tipo de evaluación

generar espacios para la sistematización y el análisis de esas experiencias, lo cual desde

esta perspectiva busca ir más allá de las cifras, estadísticas o registros descriptivos de

actividades que muestren coberturas, para posibilitar espacios de reflexión, comprensión y

análisis desde una perspectiva crítica y activa, sobre la pertinencia de los proyectos, su

eficacia, eficiencia, sus efectos inmediatos y a posteriori en las comunidades, en términos de

transformación e impacto social, que con su intervención y productos, pudieron generar.

Por esto, es de reiterar que dentro de la gestión de procesos psicosociales la evaluación es

concebida como parte fundamental, pues por medio de este proceso, como parte transversal

de un proyecto de intervención, se posibilita el análisis, la comprensión y reflexión que

permite identificar aspectos a corregir, mejorar y fortalecer. Siendo la evaluación siempre

una posibilidad de aprendizaje y de gestión, en la que con la sistematización de las

experiencias, que además, permite aprender de la particularidad de cada experiencia de

intervención, se puede establecer nuevos criterios, replantear los existentes y cambiar

aquellas prácticas que no hayan sido significativas dentro del proceso de intervención.

De ahí, que la evaluación, no puede ser vista como un componente adicional de control o

supervisión en la gestión de los procesos psicosociales, más bien es un componente básico y

necesario que puede garantizar el cumplimiento de los objetivos y la potencialización de los

recursos existentes por medio del estudio interno, el cual debe ser constante, como

mecanismo de conocimiento y comprensión desde la autorreflexión y el autoanálisis de los

equipos evaluadores.

III. OBJETIVOS

Comprender y reflexionar en torno a la importancia de la evaluación y el

monitoreo como actividades que no se pueden reducir a un componente

instrumental y de seguimiento

Adquirir herramientas conceptuales, metodológicas, técnicas y políticas para la

evaluación y monitoreo de proyectos psicosociales.

Reflexionar críticamente sobre los procesos de evaluación y monitoreo de los

proyectos hoy y, su importancia dentro de todo el proceso de gestión de los

procesos psicosociales.

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PROYECTOS PSICOSOCIALES

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COMPETENCIAS QUE EL MÓDULO-MDM ESPERA DESARROLLAR,

ESTIMULAR O REFORZAR EN EL ESTUDIANTE.

Reconoce y pone en práctica las herramientas y técnicas para la evaluación de

proyectos sociales.

Implementa la evaluación de proyectos como proceso gradual de análisis,

reflexión, crítica y aprendizaje continuos.

Adquiere elementos éticos y políticos para el análisis de situaciones psicosociales

particulares que entrañan los procesos de evaluación.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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IV. MAPA CONCEPTUAL

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

es

Un proceso básico de la

acción psicosocial

exige Puede ser tipos implica permite

Validez, técnica,

información,

enfoque de derecho

Cuantitativo y

cualitativo

Ex ante, proceso, ex

post, el monitoreo

La

sistematización

de experiencias

Una acción profesional,

la interventoría, unos

costos-beneficios

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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V. BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

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PROYECTOS PSICOSOCIALES

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EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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UNIDAD I. La evaluación en la gestión de procesos psicosociales

Introducción

La evaluación como parte de la planeación de proyectos psicosociales, es un proceso

constante y dinámico, además necesario para la sistematización y posterior comprensión de

la eficacia y pertinencia de las intervenciones que se hacen y de las dinámicas sociales que

surgen a partir de cada intervención psicosocial.

En este sentido, la evaluación permite identificar si un proyecto en su acción aportó a la

transformación y mejores condiciones de vida de sus beneficiarios o participantes, a partir

de evidenciar su situación psicosocial de inicio. También reconociendo este principio, es

posible evaluar si, el proyecto permitió tener una comprensión o conocimiento más a fondo

de la problemática social que intervino; de esa forma, es posible indagar por la aceptación,

posicionamiento y sostenibilidad del proyecto en el espacio específico de la intervención y

sus participantes.

Así las cosas, evaluar implica un ejercicio continuo de reflexión que permite la toma de

decisiones antes, durante y después de la ejecución de un proyecto, programa o plan, en

otras palabras, conlleva a velar porque la formulación de una propuesta, su ejecución y el

logro de sus metas alcancen el impacto esperado.

Para evaluar, se requiere tener unos criterios iníciales, que permitan establecer

comparaciones y referentes frente a las metas a lograr. Esto no solo parte de una buena

observación, también debe haber un conocimiento previo de la problemática a intervenir, de

tal manera que al formular los indicadores haya claridad en el cumplimiento de los objetivos.

Para lograr una mayor objetividad en la evaluación consideramos, que independientemente

de la problemática social que aboque la formulación de un proyecto específico, esta debe

contemplar datos cuantificables y estadísticos, acompañados de un análisis concienzudo del

contexto y las singularidades comunitarias. Lograr que estos dos elementos se

complementen, da un margen mayor de éxito en la implementación de proyectos

psicosociales, porque permite responder a las demandas tanto institucionales como

comunitarias.

Objetivos

Concebir La evaluación y el monitoreo como prácticas fundamentales dentro de

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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la gestión de procesos psicosociales, ya que permiten la comprensión, el análisis

y la valoración de las acciones realizadas a lo largo de los procesos.

Brindar fundamentos metodológicos y técnicos para la evaluación y monitoreo de

proyectos psicosociales.

Mapa conceptual

UNIDAD I. La evaluación en la gestión

de procesos psicosociales

es

Un proceso de valoración de los proyectos a partir del

análisis y la autorreflexión

conlleva

La validez

Eficacia Pertinencia Eficiencia

requiere

Especificaciones metodológicas y técnicas

La información

generada

Las técnicas Enfoques de

derecho y de

género

El evaluador

A través de A través de

La información de

evaluación

La observación, la

entrevista, la

encuesta, el grupo

focal

desde

La evaluabilidad

del proyecto

desde

La escucha, la

comunicación y la

moderación

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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1.1. La Evaluación

1.1.1. Definición.

La evaluación es un proceso inherente a la implementación de un proyecto, que consiste en

ofrecer de manera consciente espacios de análisis, valoración y reflexión durante la

implementación de toda propuesta social, para generar información útil y de calidad de lo

realizado y poder valorar el mérito del proyecto (Chacón, 1998).

En este sentido la evaluación tendrá como objetivo reconocer los niveles de pertinencia,

adherencia, eficacia, eficiencia en el desarrollo de un proyecto (BID, 1997).

Es de anotar que la evaluación frecuentemente en nuestro contexto es percibida de forma

negativa, pues se observa que apenas se está generando una cultura de la evaluación, por

lo que todavía su percepción no siempre es favorable, ya que suele verse sólo como un

mecanismo de control y hasta de acoso y no como una estrategia útil en materia de

procesos gerenciales o decisorios.

Es muy importante aprehender un nuevo paradigma de la Evaluación, que consiste en

asumir la evaluación, como un proceso que permite identificar estrategias oportunas para

aprender, mejorar y corregir los procesos de la gestión pública, que hoy exigen que se

verifique con rigor el cumplimiento de los objetivos de las Políticas, Planes, Programas y

Proyectos. En esa medida es imprescindible que los profesionales de las ciencias sociales

tengan bases conceptuales y políticas, que logren contrastar con herramientas

metodológicas pertinentes que les permita llevar a cabo procesos de evaluación y monitoreo

(Bacca, 2001).

En esta vía, la evaluación no sólo es un proceso técnico, sino un discurso ético y político, de

actualidad. Todas las organizaciones de tipo social, se las ven hoy, con los procesos de

evaluación, por tanto es posible identificar diversos ámbitos de la acción social en los que en

la actualidad se evalúa, como: Empresa, escuela, proyectos, administraciones públicas,

fundaciones, etc.

De ahí que, en tanto lenguaje en vigencia, la evaluación sea un componente necesario de

conocer y sobre el que es importante como gestor psicosocial, tomar una posición, que le

permita comprenderlo como un proceso de aprendizaje continuo, que implica una constante

revisión ética en el desarrollo de un proyecto. Pues, puede tomarse como un discurso de

moda, como un requisito a cumplir y mostrar o, como la oportunidad para optimizar los

procesos psicosociales y asumir una postura ética de aprendizaje, respeto y compromiso que

beneficie las prácticas sociales.

La evaluación tiene que proponerse como un proceso dinámico, evaluar es una oportunidad

de mejoramiento del trabajo ejecutado. Es una práctica que compromete, un proceso

reflexivo, analítico y crítico que promueve el cumplimiento de objetivos, es una estrategia de

acción fundamentada en un juicio de valor que genera sostenibilidad y oportunidad, a partir

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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de unos indicadores con unas metas reales y alcanzables (Bacca, 2001).

Como efecto, la evaluación permite demostrar a los cooperantes o financiadores la

optimización de los diversos recursos previstos para el cumplimiento del objetivo y

establecer acciones oportunas sobre la sostenibilidad y continuidad de un proyecto. Además,

La evaluación permite rendir cuentas a los participantes en los procesos del proyecto,

incluyendo la organización que lo implementa y a la opinión pública.

Entonces, es importante comprender la evaluación como control, pero no como un control

impuesto si no como una verificación reflexiva de procesos, de esfuerzos, de protocolos y

formatos y como todo esto, redunda en el impacto del proyecto y su aporte a la

transformación social.

Todos estos aspectos se pueden sintetizar desde el concepto de validez, como criterio que

permite evaluar el cumplimiento de metas propuestas. Desde ahí, la evaluación se justifica

como una acción que corrige y minimiza el riesgo de incumplimiento en lo propuesto.

1.1.2. La validez de la evaluación.

Teóricamente la evaluación tiene sus planteamientos de base, desde el discurso de la

investigación científica, a partir de conceptos como la validez (Campbell y Stanley 1966.

Cook y Campbell 1986).

A partir de los aportes de Cook y Campbell (1986) se introduce la distinción entre validez

interna y externa, base en la que se sustentaban los modelos objetivistas de los años

sesentas del S. XX., a partir de lo cual se interpretó como desde la formulación de un

programa de intervención se posibilitaría un determinado impacto social (validez interna),

así como la generalización de tales impactos causados por tales programas a otros contextos

de intervención (validez externa) (Chacón, 1998).

Estos autores abordaron estas dos clases de validez, a partir del planteamiento de distintos

tipos de juicios; de esta forma al estudiar si dos variables covarían, o se relacionan, tal y

como fueron operacionalizadas se estaría planteando la denominada validez de conclusión

estadística.

Por otra parte, si dicha covariación es causal haría referencia a la validez interna; al referirse

a la manera en que deberían etiquetarse las variables de tratamiento y resultados

operacionalizadas, se plantearía la validez de constructo; y finalmente a qué personas,

contextos y momentos se generalizan las relaciones estudiadas haría referencia la validez

externa.

Es decir, en ese momento se llamó la atención sobre la necesidad de distinguir entre el plano

formal del análisis y el sustantivo de las teorías o planteamientos que se usan para decidir

sobre qué variables incidir en los proyectos de intervención.

Por tanto además de conocer si un programa ha tenido un determinado impacto (validez

interna) y si este impacto puede generalizarse o extrapolarse a otras situaciones (validez

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externa), es necesario tener certeza de que efectivamente se ha dado esa relación entre las

variables estudiadas (nivel formal de análisis) y de que además se han elegido dichas

variables desde determinados planteamientos (Chacón, 1998).

Continúa Chacón (1998), afirmando que para poder equilibrar los resultados de la

evaluación, se propone un esquema de validez alternativo basado en los elementos que

constituyen la inferencia que el investigador desea extraer del estudio. El autor distingue

entre unidades, tratamientos, operaciones de observación, y contexto espacio-temporal.

Esta multiplicidad de variantes responde a una realidad en la que se presenta una

dicotomización entre los estudios experimentales rigurosos (basada fundamentalmente en el

principio de manipulación de los agentes causales (Cook y Campbell, 1986) y otros tipos de

estudios de supuesto menor rigor. Ello ha provocado un énfasis en la validez interna de los

estudios experimentales fundamentalmente con infravaloración de la validez externa, para

destacar esta última forma de validez en el resto de estudios donde se enmarcaría la

evaluación de programas de intervención, en los que las amenazas de validez interna son

más frecuentes al carecer del control que brinda la manipulación experimental.

El énfasis, a veces impuesto y poco comprendido, en un tipo u otro de validez ha provocado

muy frecuentemente en los profesionales gestores de los distintos ámbitos de la intervención

psicosocial que se dejen contaminar por los prejuicios hacia la evaluación, lo que muchas

veces ha impedido progresos y resultados claros en el desarrollo de la evaluación como

proceso riguroso.

En este sentido hay que comprender que los criterios de la validez en la evaluación no son

inamovibles, sino más bien que se presentan en una continua interacción, conforme se vaya

desarrollando el proceso.

Elementos definitorios de la validez en evaluación de proyectos

de intervención.

Los elementos de validez que pueden y deben estar presentes en el contexto de una

intervención y por tanto, han de ser los elementos de evaluación, determinan el propósito

primario de la misma, que es servir a las necesidades de los responsables de las tomas de

decisión, más que a los investigadores encargados de realizar la evaluación (Cook y

Campbell 1986).

Un objeto de estudio puede existir al margen del evaluador, pero no puede ser conocido al

margen de éste; de ahí que referirse a las características particulares de una intervención,

equivale a hacerlo desde la lectura de los interventores, evaluadores, a partir de las

experiencias compartidas y saberes populares de las comunidades participantes. En esta

medida, lo que ocurre en la realidad social es descriptible, a través de los conceptos

contrastados en campo, de los profesionales gestores: sociólogos, pedagogos, economistas,

educadores sociales, psicólogos, etc., es por esto que en una misma situación pueden existir

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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diferentes interpretaciones, tantas como conceptos referentes se usen, pero todas estas

lecturas tienen que coincidir y contrastarse con una realidad soportada por las vivencias de

una comunidad. Dicha contrastación tiene que ser un factor de validez.

Recapitulemos, al tratar el tema de la validez nos hemos estado refiriendo a la característica

fundamental de la ciencia que es la selección de conceptos con el mayor grado de corrección

posible, es decir con validez. En términos globales el concepto de validez científica se refiere,

a la medida en que se dé una correspondencia de similitud entre las características del

concepto planteado y los datos obtenidos sobre dicho concepto (Chacón, 1998).

Entonces, evaluar con validez la eficacia de un proyecto de intervención psicosocial,

independiente de su énfasis: infancia, situación de desplazamiento forzado, desmovilizados,

tercera edad, etc., implica tener delimitado con claridad el referente conceptual utilizado

desde la formulación de dicho proyecto, para a partir de estos referentes, recoger datos de

la intervención y analizar si se presenta semejanza entre dichos datos y los objetivos

propuestos. Pero siempre contando al momento del proceso de implementación, con la

particularidad de cada población y/o comunidad intervenida desde los aportes que hacen con

base en su propia experiencia y conocimiento popular.

Por tanto es importante precisar que para obtener datos e información válidos ha de

delimitarse y contextualizarse clara y adecuadamente lo que se desea evaluar. Desde cómo

se ha planeado, así mismo, que las evidencias o información obtenidas sean representativas

(validez externa) y no presenten confusiones (validez interna) con respecto a los elementos

definitorios del concepto de referencia o fuente de información.

El logro de la validez en evaluación de proyectos de intervención.

Al evaluar un proyecto de intervención se hace referencia al proceso de obtención de

información válida sobre una determinada acción social, para el logro de los efectos y

productos que se estimen oportunos.

Básicamente, un proyecto de intervención psicosocial representa una apuesta de

acercamiento a las comunidades, que tiene en cuenta el punto de vista de las personas

participantes, en el contexto elegido y dentro del marco de una problemática social; dicha

apuesta, posibilita que la gente se interrogue por su relación con lo social, lo institucional, lo

que les problematiza y las opciones de solución a sus malestares y dificultades de

convivencia y desarrollo. Esto, implica estudiar y conocer el contexto sujeto de intervención,

que permita clarificar las posibles relaciones existentes entre un conjunto de actividades

programadas a partir de dicho estudio, y el logro de unos resultados formulados por la

intervención, que considera unos medios disponibles (tanto humanos como materiales).

Acá es importante que como interventores psicosociales tengamos clara la lógica de una

intervención psicosocial. La cual parte de un estudio inicial o lectura de contexto, que haga

posible un diagnóstico pertinente, la rigurosidad de una línea de base, que brinde soporte a

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

18

los indicadores de gestión, y que dan sentido a los supuestos que determinan los objetivos

que rigen una serie de actividades, que se planean desde unos recursos a partir de las

necesidades manifiestas de la intervención; las actividades son las acciones dentro del

proyecto que permiten ilustrar la propuesta psicosocial y hacen posible el apropiamiento de

la misma por parte de las comunidades. Estos aspectos a tener en cuenta, son los que han

sido planteados por algunos autores como la valoración de la evaluabilidad de un proyecto

(Ander-Egg 1992; Chacón, 1998; Bacca, 2001), es decir los requisitos mínimos a cumplir

por un programa de intervención para poder ser evaluado.

Por lo tanto, se hace necesario al momento de la evaluación, que un proyecto presente unos

objetivos definidos y medibles, así como la traducción del modelo o apuesta particular de

intervención, a una base lógica que justifique esperar determinados efectos o resultados, a

partir de una serie de actividades programadas en la intervención.

Así las cosas, para evaluar es necesario conocer el proyecto desde su formulación, punto de

referencia inicial, referente conceptual que lo sustenta, metodología que lo guía (Estrategias

de acción y actividades programadas), el contexto sociopolítico que lo delimita.

En definitiva para poder llegar a establecer si un programa ha logrado los efectos

perseguidos se habrá de tener claro a qué programa específico nos estamos refiriendo

(Chacón, 1998).

1.1.3. El Objeto de la evaluación.

La evaluación tiene por objetivo superior reconocer los siguientes aspectos que le dan

sentido a este proceso en aras de su validez o efectividad:

1. La Eficacia: Tradicionalmente se la ha definido como el grado de logro de las

metas de producción (bienes o servicios) de un proyecto independiente de los

costos. Es decir, es la relación de lo propuesto con lo ejecutado, la relación entre

la cantidad de bienes o servicios que produce y distribuye el proyecto durante su

operación y lo estimado en la programación. Operacionalmente, esta definición

de la eficacia tiene dos dimensiones: tiempo y metas (Cohen, 1993).

Es posible evaluar la eficacia, para establecer si las actividades efectivamente

conducen al logro de los objetivos de la intervención. La eficacia tiene relación

con el volumen de producción, la cantidad de productos que genera y distribuye

el proyecto en un período determinado. A mayor producción, mayor eficacia.

Para el análisis de la eficacia, los indicadores más adecuados son las diferencias

observadas en la producción generada o productividad, la cantidad de población

sujeto beneficiaria y la cobertura neta (Chacón, 1998).

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

19

2. La Eficiencia: Es la relación entre los productos generados y los recursos

utilizados en la producción. Permite determinar si los recursos de inversión se

ejecutaron en concordancia con el resultado esperado. Es decir, la proporción

entre la inversión y el cumplimiento de los resultados. Esto supone que una gran

inversión de recursos debe traer como resultado un gran beneficio (Bacca, 2001).

La eficiencia contrasta la implementación y gestión acordes con los recursos

financieros destinados; conceptos necesarios de tener en cuenta en lo que

respecta a una evaluación integral de proyectos psicosociales.

Para planificar la eficiencia es necesario definir cuáles son los recursos con los

que se cuenta para llevar a cabo el proceso de evaluación. De otro lado, es

importante definir qué se evaluará: los insumos, el proceso, los resultados y el

impacto (Cohen, 1993).

La eficiencia relaciona el volumen de producción con los recursos utilizados para

ello. La eficiencia incluye a la eficacia y la asocia a alguna unidad de recurso

(dinero, horas/persona, horas/equipo, etc.). A menor costo de producción, mayor

eficiencia.

Tradicionalmente la eficiencia se ha traducido de forma operativa como la

relación entre los costos programados, los costos reales, el volumen de

producción y el tiempo (real y programado). Es la comparación entre los costos

medios programados y los reales invertidos o gastados (Cohen, 1993).

La eficiencia y la eficacia, no son sólo analizables desde el punto de vista de los

productos, sino que se puede y debe aplicar a la implementación de cada una de

las actividades críticas del proceso productivo.

3. La Pertinencia: Como concepto obedece a la habilidad de realizar acciones

estratégicas desde las necesidades y situaciones reales de los contextos de las

comunidades participantes.

Es decir, la pertinencia permite evaluar que los programas sociales se realicen

desde lo que la gente realmente necesita y no desde lo que a los profesionales,

las instituciones o las políticas sociales les parece y determinan autocrática o

tecnocráticamente.

Las acciones pertinentes además posibilitan procesos de adherencia y

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

20

pertenencia a la intervención propuesta. En este sentido la pertinencia se evalúa

en términos de esfuerzo y desempeño administrativo del proyecto.

La pertinencia es la oportunidad, la validez, la conveniencia y el reconocimiento

de la propuesta por parte de la gente que participa. O sea, que lo que se ofrezca

sea realmente lo que la gente requiere y necesita. Por ello para la intervención

psicosocial es importante diferenciar y resaltar la pertinencia de la propuesta.

Si bien dentro del discurso clásico de la evaluación los conceptos por excelencia

han sido la eficacia y la eficiencia, para la intervención psicosocial es fundamental

el concepto de pertinencia y su correlato de pertenencia, por tratar estos de

establecer, si las necesidades detectadas o la problemática social identificada en

un contexto comunitario, justifica la realización de un proyecto de intervención que aporte al Desarrollo social y humano (Vargas y Gambara, 2005).

4. La Adherencia: Se refiere a la adhesión o reconocimiento y al cumplimiento de

los procesos ofrecidos por el proyecto por parte de las personas participantes o

beneficiarias del mismo.

Advierte Chacón (1998), que en la literatura anglosajona, suelen emplearse,

habitualmente, dos términos indistintamente para hacer referencia a la

adherencia: compliance (cumplimiento) y adherence (adhesión). Algunos

consideran que el cumplimiento es una parte de la adherencia (Cohen, 1993).

En síntesis, la adherencia es la coincidencia entre el comportamiento de una

persona y los aportes y prescripciones que la propuesta social brindan. El

concepto de adherencia al tratamiento hace referencia a una gran diversidad de

conductas, da cuenta de una situación de respuesta por parte de los usuarios de

un proyecto que es multimodal y complejo (Cohen, 1993).

Es decir, entre las múltiples respuestas se incluyen desde tomar parte en las

actividades del proyecto, cumplir con su asistencia, continuar con la propuesta,

hasta desarrollar los cambios propuestos en los objetivos del proyecto, parcial o

definitivamente y evitar acciones en contra de la propuesta psicosocial. Y como

seguimiento del proceso se observa que es complejo ya que la adherencia, se

puede dar en un momento pero no en otro, en unas circunstancias pero no en

otras y a una parte del proyecto pero no a otras.

1.1.4. Especificaciones Metodológicas y Técnicas de la Evaluación.

Un programa de evaluación consiste en el diseño de una serie de estrategias dirigidas a la

obtención de información válida acerca de un programa de intervención enmarcado en su

contexto delimitador, para valorar si efectivamente dicha propuesta está siendo

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

21

implementada tal cual ha sido conceptuada, ya que de otra forma no habría seguridad

alguna en el impacto social de la misma.

Metodológicamente, la evaluación tiene que ser un proceso alterno o paralelo a la ejecución

de la propuesta misma. Lo ideal es diseñar la evaluación, a la par con la formulación de la

propuesta de intervención. En esta vía es de resaltar que no se puede esperar que se

termine el proceso para evaluar, lo cual es una tendencia aún generalizada. Se trata de que

la evaluación sea un proceso transversal a los momentos de la intervención y de gestión, ya

que de nada sirve finalizar un proceso de intervención, para darse cuenta que se cometieron

errores los cuales sería más fácil corregir durante el proceso mismo.

En este sentido de forma estratégica, la evaluación debe ser un proceso participativo que

involucre a todas las instancias y actores sociales comprometidos. No solo se debe realizar

por las personas que gestionan el proceso evaluativo, es muy importante la participación de

todo el grupo, equipo ejecutor y comunidad participante. Es a través de la información

generada, vía los comentarios y aportes, de la comunidad que se está interviniendo, que se

logra valorar y conocer si se están logrando los objetivos propuestos.

El alcance de la información obtenida.

Un análisis metodológico de la evaluación exige obtener información válida a lo largo de todo

el proceso de implementación de la intervención psicosocial. La evaluación requiere tener

claridad sobre: de dónde se parte y cómo se va conduciendo el proceso, para poder dar

cuenta de los logros o falencias que se generan en el trabajo diario.

Es necesaria una continua realimentación de los procesos, hacer un alto en el camino para

mirar cómo vamos, esa es la esencia de toda evaluación. En este sentido, la evaluación

exige un antes, durante y después de su ejecución, con intervalos de tiempo considerables.

El objetivo de una evaluación es aportar referentes para el profesional en intervención a la

hora de optar por las distintas variantes que se le presentan en el continuo proceso de toma

de decisiones característico del medio social (Chacón, 1998).

La información que se genera de la evaluación permite implementar los correctivos

necesarios. Los cuales pueden estar relacionados con las estrategias, manejo de recursos,

metodologías y así poder tomar decisiones asertivas que conduzcan a optimizar el proceso y

alcanzar las metas propuestas.

Un buen evaluador, debe siempre, emitir una señal clara y oportuna relacionada con la

conveniencia de introducir variaciones, ajustes o de continuar el proceso en las condiciones

en que se viene realizando; una buena evaluación no se limita a identificar errores, pues se

responsabiliza también de fortalecer y promover la continuidad de decisiones que se han

considerado acertadas.

Es necesario para este propósito precisar los métodos de recolección de información,

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

22

teniendo en cuenta que como modalidad de investigación social aplicada, la evaluación

contempla el diseño de una serie de técnicas de recolección de información como: La

entrevista, la encuesta y los grupos focales entre otras posibles.

Las Técnicas de la Evaluación.

Entre las técnicas o métodos de recolección de la información útiles para la

evaluación puede contarse con:

1. La Observación: es una técnica que debe realizarse de forma consciente, se

realiza a partir de definir un objetivo. Exige atención en el contexto, se trata de

hacer una lectura amplia de la situación que se eligió observar (Taylor, 2005).

La observación requiere que todo lo observado sea anotado y sistematizado, para

registrar a manera de diario de campo, la información generada del ejercicio.

Luego dicha información hay que categorizarla. Definir espacio tiempo y la

saturación en la información recogida

2. La Entrevista: Debe ser planeada con un guión previo. Este guión o cuestionario

guía debe construirse con un tipo de preguntas uniformes (respecto al tema y el

tiempo), en tercera persona (en lo posible no comprometer la subjetividad del

evaluador), con preguntas cortas, precisas y entendibles para la persona que se

dirige. Con palabras cotidianas más que técnicas. A veces es necesario recurrir al

parlache, sin incurrir en la vulgaridad (Taylor, 2005).

Desde la intervención psicosocial la entrevista se planifica de una forma

semiestructurada, sea a nivel individual o grupal. Es importante al momento de

entrevistar siempre, realizar un encuadre, hacer lectura de contexto e identificar

roles asumidos (como el colaborador, el interesado, el saboteador, el que no

aporta, etc.). La técnica por excelencia de la entrevista es la escucha: la cual

implica mostrar verdadero interés en las personas que se está escuchando. Se

trata de saber preguntar y llevar el hilo de un tema. Al final se realiza devolución

de la información recogida.

La forma de construir el cuestionario guía es a partir de definir el tema con un

objetivo de interés a la luz de una temática específica; se recomienda preguntar

por bloques temáticos, de lo general a lo específico y a lo singular (lo más íntimo

sólo después de establecer un clima de vínculo propicio). Durante el desarrollo de

la entrevista, si una inquietud es muy larga se debe repartir en varias preguntas,

las preguntas deben hacerse de forma que la conversación fluya: la clave está en

preguntar por el cómo, nunca por el qué o el porqué (evitar divagaciones).

Un buen entrevistador indaga por la experiencia del entrevistado, por sus

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

23

vivencias en el proceso. Es importante que al finalizar la entrevista, se cierre con

la siguiente pregunta: sobre este tema qué más le gustaría agregar?. Por último

devuelve al entrevistado, la información generada, en sus mismas palabras.

3. La Encuesta o el Cuestionario auto diligenciado: Es un instrumento para recoger

información. Se realiza a la luz de una temática específica. Es un cuestionario

para averiguar sobre un tema puntual. Se hace mediante un conjunto de

preguntas cerradas, normalizadas, dirigidas a una muestra poblacional

representativa para conocer estados de opinión o hechos específicos. Igualmente

exige desde nuestra perspectiva, considerar el contexto.

Generalmente las encuestas son de dos tipos: estadísticas o sondeos de opinión,

estas últimas las más utilizadas en el ámbito psicosocial.

Forma de realizar el cuestionario: mediante preguntas cortas y sencillas; de lo

simple a lo complejo; evitar que involucren lo íntimo o personal del encuestado;

las preguntas de la encuesta no deben incurrir en juicios de valor.

Se pregunta por bloques temáticos, de lo general a lo específico, con preguntas

cerradas; siempre se realiza por escrito y a partir de un instructivo. Para su

análisis se categoriza la información, con base en las variables elegidas; ejemplo:

Siempre, a veces, nunca; y, con base en estas variables se tabulan los

resultados.

4. El Grupo Focal: como las anteriores esta también es una técnica de

levantamiento de información en estudios sociales. Pero esta tiene una

justificación y validación teórica que se funda en lo social, ya que su postulado

básico, es capturar en un proceso una representación colectiva a nivel micro de lo

que sucede a nivel macrosocial (Taylor, 2005).

El grupo focal en la evaluación de proyectos psicosociales es importante y muy

difundido, porque permite que en el discurso de los participantes, se generen

imágenes, conceptos, lugares comunes que permiten a un evaluador reconocer

situaciones de cambio social y personal.

La técnica de los grupos focales es una reunión con modalidad de entrevista

grupal abierta y semiestructurada, en donde se busca que un grupo de individuos

seleccionados por los evaluadores reflexionen y elaboren, desde su experiencia

personal, una problemática o situación social que es tema de evaluación.

A su vez las preguntas orientadoras en un grupo focal, deben ser: no solo

concretas sino orientadoras. Deben ser amigables, trasmitidas en una secuencia

que sea cómoda para los participantes, moviéndose desde lo general a lo

específico, de lo más fácil a lo más difícil, y de lo positivo a lo negativo. Deben

ser pocas, puntuales y pertinentes.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

24

Cada uno de estos instrumentos técnicos expuestos, debe generar una información funcional

para los beneficiarios de la evaluación. Siempre la información suministrada debe incluir

hipótesis y/o sugerencias que permitan una adecuada interpretación de los hechos

observados (cohen, 1993).

El Evaluador y las Técnicas de Evaluación.

El evaluador debe ser una persona que no esté directamente involucrada con el tema, puede

ser un profesional interno o externo. Pero es importante que participe de la planificación de

la propuesta evaluativa y sus técnicas de recolección de información, así mismo que esté

totalmente al tanto del tema a evaluar para que logre un dominio efectivo de la actividad.

Debe tener habilidades comunicacionales, como saber escuchar, darse a entender

claramente tanto verbal como no verbalmente, saber interpretar actitudes y

comportamientos, ser asertivo, tener manejo de dinámicas grupales y control eficiente del

tiempo.

Debe saber moderar la técnica o actividad mediante poder llevar el hilo conductor del tema y

mantener a los participantes atentos y participando activamente. Se recomienda para la

obtención de la información hacer uso de un auxiliar que levante la relatoría y haga un

trabajo de observación, ya que puede ser compleja.

Independientemente de la complejidad de la información procesada y de los análisis

realizados, el evaluador debe generar recomendaciones prácticas que orienten sin

ambigüedad la decisión de quienes tienen competencia para incidir sobre los fines de la

gestión y sus recursos. Para ello son los informes de evaluación.

Los Informes de Evaluación.

Un informe debe ser claro, conciso y práctico, y se presenta en un lenguaje comprensible. La

idea nuclear de un informe de evaluación es que el usuario de la evaluación comprenda

cómo debe proceder y qué consecuencias tendría actuar de determinada forma. El informe

de la evaluación debe llevar a una decisión de conservación o de cambio; de otra manera

será un procedimiento inútil.

Los informes pueden ser:

1. Descriptivos: Muestran lo observado en el proyecto en un momento dado y

proponen un seguimiento.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

25

2. Comparativos: Analizan los resultados en relación a otros proyectos

(transversal), al mismo proyecto en diferentes momentos (longitudinal) o al

contexto (población general).

3. Coyunturales: Se circunscriben al momento del análisis.

4. Acumulativos: dan cuenta de todas las fases o momentos del proceso, utilizando

series temporales.

5. Numéricos y gráficos: son ilustrativos desde estos signos:

_ Tablas de datos: Posibilitan contar con una imagen de los resultados de cada

indicador y cuantificar las diferencias existentes longitudinal o transversalmente.

_ Gráficos: Existe una gran variedad, que sirven para descripción de una variable

o la comparación e ilustración de series. Son menos exactos pero más fáciles de

interpretar.

La Matriz de evaluación.

Existe una tradición evaluativa que proviene del análisis económico y otra de la investigación

social. Hay un continuo entre quienes ponen acento en los costos y los que lo hacen

exclusivamente en el logro de los objetivos de impacto. Lo cual en el ámbito de la evaluación

ha dado lugar a los métodos cuantitativos y a los métodos cualitativos. Así, evaluar puede

significar distintas cosas y tener distintos alcances (Cohen, 1993).

Aun cuando en la actualidad, en el discurso de la evaluación se está superando el dilema de

los métodos cuantitativos y cualitativos y se opta por aplicar y reconocer las bondades de

ambos. Las diferencias técnico metodológicas radican en los universos de análisis y sus

variables, indicadores e instrumentos de medición a utilizar (Cohen, 1993).

Independiente del enfoque y su alcance, a nivel técnico la propuesta de evaluación se

programa o formula desde una matriz, que estructura y consolida el diseño del proyecto. En

la que se confirman la pertinencia, la factibilidad y la sostenibilidad del proyecto, de acuerdo

con los criterios de evaluación de calidad y los factores del desarrollo; a partir de lo cual, se

toma la decisión sobre financiar o no el proyecto.

La matriz debe contener los siguientes aspectos a evaluar:

1. Definición de los objetivos y metas de impacto

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

26

2. Descripción de los objetivos de producto

3. Determinación del horizonte del proyecto

4. Definición de las metas y planes operativos

5. Descripción de la tecnología y proceso productivo

6. Identificación de las variables e indicadores a utilizar

7. Selección de las fuentes de información

8. Caracterización de los supuestos

9. Confección de la Matriz Lógica de las alternativas enunciadas a evaluar según

cada situación particular.

La matriz de evaluación permite comparar información para la toma de decisiones, a partir

de investigar, medir y comparar.

Los Momentos técnicos de la Evaluación.

Hay tres momentos de la evaluación. Se refiere al esfuerzo, al proceso y al impacto.

También nombrado el antes (ex-ante), el durante y el post (ex-post) (Aspecto a

desarrollarse en la Unidad II).

Por último con todas estas especificaciones metodológicas vale la pena volver a resaltar que

el producto de toda evaluación es una decisión que valida la situación o que propone

correctivos (Ander-Egg, 1992).

Evaluación con Enfoque Diferencial desde las Perspectivas de Género y de Derechos Humanos

Hoy los programas de cooperación internacional y los de financiación pública, están teniendo

técnicamente y por políticas de equidad e inclusión, un enfoque de evaluación, que

igualmente se ve transversalizado en toda la implementación del proyecto, desde las

perspectivas de género y de Derechos Humanos.

Estas perspectivas son una propuesta política de inclusión, que hacen parte de un enfoque

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

27

diferencial, en la acción social. El enfoque diferencial es entendido como el reconocimiento,

la inclusión y el acompañamiento que toma en cuenta a todos los grupos poblacionales y

comunidades que cultural e históricamente han sido excluidos, menospreciados, catalogados

como minorías o que socialmente han sufrido discriminación.

Este enfoque como apuesta política de transformación social implica procesos de reflexión y

autoconocimiento de estas comunidades y grupos poblacionales para reconocerse y

empoderarse desde su situación de vida. El enfoque diferencial es a la vez un método de

análisis y una guía para la acción; concebirlo desde estos dos sentidos conlleva, en el primer

caso, que las mismas comunidades sepan hacer una lectura analítica y crítica de la realidad

que les permita hacer visibles las formas de relacionamiento y la discriminación implícita que

les ha considerado como vulnerables o diferentes para la sociedad en general o por un grupo

hegemónico. En el segundo caso, les permite a las personas pertenecientes a estos grupos

sociales, tradicionalmente excluidos, que a partir de ese análisis crítico, hagan uso de su

agencia, para la toma activa de decisiones y que a su vez, tengan herramientas como

comunidad, para demandar a la institucionalidad sus derechos.

Este enfoque es una herramienta de lectura contextual, la cual igualmente, es necesaria que

sea asumida e incorporada por los funcionarios y/o personal técnico, gestor, evaluador de

proyectos y agencias financiadoras públicas o privadas, de iniciativas de cooperación para el

Desarrollo y garantes de la protección y ejercicio de los derechos humanos; para que de una

forma más efectiva, puedan brindar una adecuada atención y protección integral de los

derechos de la población.

Es pues, una herramienta técnica y política que permite clarificar si en los proyectos

psicosociales, desde su proceso de planificación, implementación o evaluación se tuvieron en

cuenta los criterios que en términos de evaluabilidad, aseguran su mérito, valor y relevancia

desde este enfoque diferencial que reconoce los Derechos Humanos y la Perspectiva de

Género.

Elvia Vargas e Hilda Gambara (2005) recomiendan su utilización en una propuesta

evaluativa, para facilitar a equipos técnicos y gestores psicosociales el análisis de la

estructura de las iniciativas. Lo cual facilita en términos de evaluación responder las

siguientes preguntas:

¿En qué medida la calidad del proceso de planificación, implementación y

seguimiento de la iniciativa va a permitir que, con los recursos disponibles, se

puedan lograr sus objetivos y llevar a cabo su evaluación en el futuro?

¿En qué medida en el proceso de planificación, implementación, seguimiento y

evaluación de la iniciativa se tuvieron en cuenta los principios de los Derechos

Humanos?

¿En qué medida las preocupaciones, experiencias y necesidades de las mujeres,

así como de los hombres, se consideraron como un elemento integrante en los

procesos de planificación, implementación, seguimiento y evaluación?

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

28

Y continúan estas autoras afirmando que para cumplir estos propósitos, la

evaluación desde este enfoque, debe organiza en función de las cuatro fases del

ciclo de la intervención que deben contemplarse en el proceso de planificación de

una iniciativa de cooperación para el Desarrollo:

1. Análisis de la situación objeto de la acción de cooperación.

2. Planteamiento de objetivos generales y específicos

3. Definición de componentes

4. Y por último la determinación del sistema de seguimiento y evaluación.

Cada una de estas fases se presenta para su respectivo análisis en tres dimensiones (Vargas

y Gambara, 2005):

1. La evaluabilidad.

2. El enfoque de Derechos Humanos

3. La perspectiva de género (Acá también es válido tener presente el enfoque

étnico, como otro componente del enfoque diferencial y cultural, que debe

asumirse como una dimensión transversal a una evaluación psicosocial).

Estas dimensiones se organizan en una matriz que contenga tres columnas, en cada una de

las cuales, aparece la lista de las afirmaciones que constituyen los criterios de análisis.

De esa forma esta herramienta pretende ser un instrumento de evaluación rápida y global

de las iniciativas de cooperación para el desarrollo, teniendo presente que las acciones

sociales son complejas y diversas, sin embargo, teniendo en cuenta que la finalidad de la

herramienta es obtener un juicio global de la medida en que se cumplen los criterios

esenciales de la evaluabilidad (Vargas y Gambara, 2005).

1.2. Conclusiones de la Unidad

La evaluación pone de manifiesto el equilibrio entre la formulación del proyecto y su proceso

de implementación. La evaluación debe tener presente a los distintos actores sociales

participantes en el proyecto.

A manera de conclusión la evaluación se realiza:

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

29

Para determinar si un proyecto mejoró la situación psicosocial de inicio de sus

beneficiarios o participantes.

Para verificar si se cumplió con lo planeado: objetivos, actividades, recursos.

Para detectar y corregir fallas en la implementación del proyecto.

Para la toma de decisiones respecto al futuro del proyecto.

Para concluir si el proyecto ha permitido tener una comprensión o conocimiento

más a fondo de la problemática social que se intervino.

Para indagar por el nivel de aceptación y posicionamiento social del Proyecto en

determinado momento histórico.

Para dar cuenta de lo ejecutado y rendir contabilidad que justifique el gasto.

1.3. Referencias bibliográficas

Bibliografía Básica

Aguilar, M. Ander-Egg, E. (1992). Evaluación de servicios y programas sociales. Madrid:

Siglo XXI.

Bacca, Gabriel (2001). Evaluación de proyectos. Ciudad de México: Mc Graw-Hill.

Banco Interamericano de Desarrollo (1997). Evaluación y preparación de proyectos. EVO-

evaluación: una herramienta de gestión para mejorar el desempeño de los proyectos (Marco

Lógico). La Evaluación y diseño de proyectos.

http://www.iadb.org/cont/evo/spbook/evaii.htm

BID, INDES y Planeación Nacional (1995). Hacia nuevos Modelos de Gerencia Social.

Departamento Nacional de Planeación, Banco Interamericano de Desarrollo– BID -, Instituto

Interamericano para el Desarrollo Social INDES. Santa Fe de Bogotá.

Campbell, D.T. (1986). Relabeling internal and external validity for applied social scientists.

In W. Trochim (Eds.) Advances in quasi-experimental design and analysis (pp. 67-78). San

Francisco: Jossey- Bass.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

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CEPAL - Panorama social de América Latina 2009.

http://www.oei.es/noticias/spip.php?article6015

Cohen, Ernesto (1993). Evaluación De Proyectos Sociales. México. Ed. Siglo Veintiuno.

Cohen, Ernesto. Martínez, Rodrigo (CEPAL). Manual Formulación, Evaluación y Monitoreo de

Proyectos Sociales. México.

http://www.ampres.org.mx/pdf/16%20Manual%20Proyectos%20Sociales_Cepal.pdf

Chacón Moscoso, S. López Ruiz, J. (1993). Metodología de la evaluación de programas de

intervención: una aplicación en centros asistenciales infantiles. En: Apuntes de Psicología,

37-60.

Chacón Moscoso, S. Pérez, J (1998). Validez de la evaluación en intervención psicosocial: Un

análisis metodológico. Universidad de Sevilla.

http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/social/43322.pdf

Cook, T. Campbell, D. (1986). The causal assumptions of quasi-experimental practice.

Synthese, 28, 141-180.

Gambara H. Vargas E. (2007). Evaluación de programas de intervención psicosocial. En:

Blanco y Rodríguez. Intervención psicosocial. Madrid. Ed. Pearson.

Taylor S. Bogdan R (2000). Introducción a los métodos cualitativos de Investigación. Ed.

Paidos.

Vargas-Trujillo, Elvia. Gambara D’Errico, Hilda (2005). Evaluación de programas y proyectos

de intervención. Una guía con enfoque de género. Universidad de los Andes. Facultad de

Ciencias Sociales – CESO. Departamento de Psicología.

http://publicacionesfaciso.uniandes.edu.co/psi/Evaluacion_de_programas_y_proyectos_de_i

ntervencion.pdf

Vedung, E. (1993). Utilización de la evaluación. Revista de Servicios Sociales y Política

Social, 2, 69-80.

Bibliografía Complementaria

Ander egg, E. Aguilar M. (1996) Cómo elaborar un proyecto. Buenos Aires. Ed. Lumen.

Blanco, Amalio. Rodríguez, Jesús (2007). Intervención Psicosocial. Madrid. Ed. Pearson.

Briones, Guillermo (1991). Evaluación de Programas Sociales., 1ª edición. México. Ed.

Trillas.

Fontaine, Ernesto (2003). Evaluación social de proyectos, 12. ed. Bogotá: Alfaomega.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

31

UNIDAD 2. Tipos de evaluación

Introducción

La evaluación en tanto actividad investigativa, común a muchas disciplinas, se fundamenta

desde la metodología científica propia de las ciencias sociales, como parte del campo de la

investigación social aplicada. Esta metodología tiene como objetivo emitir un juicio de valor

o un concepto sobre un programa, un proyecto o un servicio, a partir de los datos que han

sido recogidos de manera sistemática y rigurosa para la toma racional de decisiones (Vargas

y Gambara, 2008).

En este sentido la evaluación se considera como un proceso alterno y necesario hoy desde la

gestión e intervención de los proyectos psicosociales. Y es con base en su proceso de

implementación que a su vez, la evaluación puede desempañar roles desde los objetivos que

el mismo proceso de intervención exige.

De ahí que según el momento del proceso de intervención aplique un tipo de evaluación, sea

ex - ante, durante o ex - post. Este es el tema central en esta unidad, para lo cual es muy

importante la comprensión de la unidad anterior.

También hace parte de esta unidad un acercamiento a otros dos aspectos, que podemos

entenderlos como consecuencias lógicas del proceso de la evaluación, nos referimos al

monitoreo, como parte del seguimiento y control de una evaluación y a la sistematización de

experiencias como ese acumulado que permite a los equipos evaluadores formalizar,

sistematizar su hacer y dejarlo como un aprendizaje de los procesos de intervención.

Objetivos específicos

Definir los tipos de evaluación que componen el proceso de la evaluación de la

gestión de proyectos psicosociales.

Brindar elementos metodológicos y técnicos para la evaluación y monitoreo

de proyectos psicosociales.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

32

Mapa conceptual

UNIDAD II. Tipos de

evaluación

inicial exige durante requiere terminal

La evaluación Ex

- ante

valora

El esfuerzo, la

planeación, la

viabilidad, la

inversión y la

eficiencia

Plan de monitoreo

hace

Seguimiento a la

gestión

administrativa:

inversión vs

operación,

programación vs

ejecución

La evaluación de

proceso

valora

El proceso de

implementación,

las actividades, los

productos, la

pertinencia, la

adherencia y la

eficacia

La sistematización

de experiencias

organiza

La información

generada,

formaliza el

conocimiento,

sistematiza la

experiencia,

transmite el

aprendizaje,

institucionaliza el

proyecto

La evaluación Ex

- post

Los resultados, los

costos/beneficios, el

impacto, la

transformación

social

valora

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

33

2.1. La Tipología de la Evaluación

Los tipos de evaluación se refieren a los momentos del proceso técnico de la implementación

de un proyecto de intervención. Vamos a definir cada uno de estos momentos que

componen la evaluación como proceso dentro de la vida de un proyecto:

En el discurso de la evaluación, diversos autores, cohen (1993), Chacón (1998), Bacca

(2001), Vargas y Gambara (2008), Londoño (2009), entre otros; dan cuenta de unos tipos

de evaluación, que desde la literatura sobre el tema se denominan comúnmente como: ex -

ante, ex - post, impacto, de proceso, monitoreo, seguimiento.

Con el propósito de esclarecer estos aspectos, el proceso y el contenido de la valuación, se

ha desarrollado teóricamente desde los autores planteados, una tipología de la evaluación.

Teniendo presente de nuevo, que la evaluación es fundamentalmente un proceso que busca

valorar y generar una información para su aplicación.

Una tipología de la evaluación, debe responder a los criterios específicos considerados desde

los objetivos que persigue el proyecto a evaluar y al momento cronológico del proceso de

intervención, es decir, el tiempo de acuerdo al momento en que se realiza la evaluación

respecto del ciclo de vida del proyecto.

Teniendo estos dos criterios como base, definamos cada uno de los tipos de la evaluación:

2.1.1. La Evaluación Ex – ante o Inicial

Este tipo de evaluación se refiere al a priori de la intervención, tiene como intención

proporcionar información y establecer criterios puntuales para decidir sobre la conveniencia

técnica de la implementación de un proyecto, esto es, determinar su viabilidad técnica.

También, evalúa la posibilidad de alcanzar los objetivos propuestos con base en los recursos

existentes, evaluando y comparando los costos presentes y futuros de las alternativas

posibles, en esa medida es garante de la inversión a hacer con la intervención (Cohen,

1993).

En este sentido, la evaluación ex-ante permite estimar tanto los costos como el impacto (o

beneficios) y así adoptar la decisión cualitativa de implementar o no el proyecto.

En el hacer social a nivel público, privado o en agencias de cooperación internacional,

gracias a esta forma de la evaluación, es factible priorizar distintos proyectos e identificar la

alternativa más óptima para alcanzar los objetivos de impacto perseguidos por cada

organización para el desarrollo.

Para Cohen y Franco (1993), la evaluación ex - ante generalmente utiliza los modelos de

análisis de costo – beneficio o costo – efectividad, donde el análisis costo – beneficio es el

más adecuado para analizar proyectos económicos y el modelo costo – efectividad presenta

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

34

mayores potencialidades para la evaluación de proyectos sociales.

Aspectos obligados que caracterizan la Evaluación Ex – ante:

1. Identificación de los recursos necesarios: hace referencia a las alternativas

potenciales de un proyecto.

2. Estimación de los costos: hace referencia al presupuesto programado.

3. Estimación de los impactos: hace referencia a la formulación de metas de

intervención e indicadores de gestión.

4. Análisis de las relaciones costo/impacto: Definidas las alternativas de un

proyecto de intervención, estas deben ser evaluadas para seleccionar la que

presenta una mejor relación entre los costos de su implementación y el impacto

estimado.

El Análisis Costo-Impacto (ACI) es la metodología que permite seleccionar la alternativa que

maximiza el impacto al menor costo posible, en otras palabras, escoger la opción que

presenta el menor costo por unidad de impacto. Por consiguiente requiere el análisis de

costos y del impacto. Ambos presentan diferencias de operacionalización según la naturaleza

del proyecto, social, productivo, etc. (Cohen, 1993).

Calcular los costos (análisis de la eficiencia)

Cohen (1993) y Bacca (2001), coinciden en afirmar que los costos de un proyecto hacen

referencia al valor económico de cada uno de los bienes y servicios utilizados,

independientemente de su financiamiento. No se debe confundir costo con egreso. En cada

alternativa se deben identificar los costos relevantes que se deben afrontar durante la vida

del proyecto.

Para evaluar proyectos hay que identificar los factores diferenciales (aquellos que implican

mayores o menores costos). Es posible que existan actividades comunes (como el desarrollo

e implementación de un sistema de monitoreo), que, por lo mismo, no contribuyen a la toma

de decisiones, por lo que es preferible posponer su valoración para el proceso de la

intervención (Cohen, 1993).

2.1.2. Evaluación Intermedia o de Proceso

Dice de esa evaluación que se hace durante el período de implementación del proyecto. La

cual permite revisar el desarrollo de una determinada acción o actividad, con el propósito de

analizar su eficacia operacional de tal modo de poder programar o reprogramar, de acuerdo

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

35

a los resultados de la valoración. Su énfasis se centra en los procesos que forman su

dinámica global y también en los factores que facilitan o dificultan el desarrollo y

funcionamiento del proyecto (Briones, 2001).

Este tipo de evaluación se hace cargo de la hipótesis de que todo conjunto social es

modificado cuando se estimula externamente, de allí que sea necesario lograr tener un

cúmulo de información suficientemente poderosa como para cambiar el proyecto de acuerdo

a las necesidades que el conjunto social intervenido va requiriendo.

La evaluación de proceso en proyectos de intervención psicosocial, busca explicitar qué se

evalúa, en términos de la problemática psicosocial a intervenir en contexto, en la

cotidianidad de las participantes, en términos de logros o no.

Para aprehender este proceso de la evaluación, es necesario tener presente que en los

proyectos normalmente al finalizar el diagnóstico se cuenta con varias alternativas de

solución. En la formulación se deben describir todas ellas, centrándose en sus

especificidades y diferencias, es luego, con la evaluación ex-ante, que se decide si se realiza

o no el proyecto y, en caso afirmativo, cuál de ellas implementar.

Con base en lo anterior, en la implementación, se asumen los detalles organizacionales,

administrativos y presupuestarios que posibilitarán el proceso y se comienza a valorar si lo

programado corresponde con lo ejecutado. Es ahí donde la evaluación del proceso cobra

sentido y validez en una propuesta social.

La evaluación permite decidir cuál es el camino más viable de la intervención, permitiendo la

posibilidad de realizar ajustes posteriores. Esto exige que la evaluación del proceso, sea

detallada, incluyendo elementos de la fase de formulación. Cabe recordar que mientras más

preciso y exhaustivo sea el trabajo en esta fase, más fácil y menos riesgosas serán las

decisiones que posteriormente se tomen (Bacca, 2001).

Este tipo de evaluación se hace como alterno al proceso mismo de la intervención, por lo

que puede considerarse como un proceso formativo, más que sumativo.

Para la acción psicosocial, la evaluación de procesos es muy importante porque implica a las

comunidades, mediante las técnicas de valoración como la entrevista, los grupos focales,

donde la gente da cuenta desde sus opiniones y percepciones del proceso, a favor o no de

sus necesidades psicosociales; es decir, si con las actividades de la intervención se suple en

algo y de qué forma eso que les convocó a participar de determinado proyecto.

En este sentido es necesario diferenciar y definir la evaluación como proceso y como

impacto. La transformación social es medir impacto y será posible medirla a largo plazo,

inclusive poder contemplar en ese logro que influencia directa tuvo el proyecto específico y

qué influencia puede tener el entorno como contexto intervenido por múltiples acciones

sociales, pues el impacto no puede adjudicarse a un solo proyecto.

En cambio, en el caso de la evaluación de proceso, se trata de poder valorar si el proyecto

es pertinente y si está siendo aceptado y reconocido por la comunidad para su buen

desarrollo (adherencia y posicionamiento de la propuesta en la comunidad). Claro que de un

buen proceso se generan garantías de un adecuado impacto.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

36

Entonces, hay asuntos que señalan que son de proceso, por tanto es necesario nombrarlos,

pero diferenciándolos del impacto, como aquellos que se refieren durante el trabajo de

implementación, si se está logrando: motivar y empoderar a las comunidades sobre los

objetivos propuestos por el proyecto. Otros asuntos, pueden ser los relacionados con

obtener resultados periódicos, replantear actividades, reforzar estrategias y controlar la

calidad del producto o servicio que se provee y promover consensos, favorecer la interacción

grupal y reconocer la labor de los equipos ejecutores y las personas participantes.

Se trata en esta medida de valorar continuamente el proceso desde el mismo desarrollo del

proyecto. Esto determina la evaluación de proceso, la cual debe programarse dentro de las

actividades propuestas en el proceso formativo de la intervención psicosocial, con

actividades de evaluación y monitoreo (Ander-egg, 1992).

Alcances de la Evaluación de Proceso

Como hemos visto este tipo de evaluación se realiza durante el Proceso de Implementación.

Y supone:

Recoger datos: referencias cuantitativas

Recoger opiniones: referencias subjetivas, valorativas, a través de reuniones,

entrevistas, observación, etc.

No se deben presentar como comentarios los registros de datos cuantitativos y las

valoraciones subjetivas, sino que siempre son aspectos complementarios en la evaluación

(Ander-Egg, 1992).

En el curso de formulación y gestión de proyectos de intervención psicosocial, veíamos la

importancia de evaluar la gestión y los resultados de un proyecto para el Desarrollo. Sin

embargo, esos son sólo uno de los aspectos que es posible evaluar en un proyecto.

Puntualicemos otros componentes de proceso de intervención que es necesario evaluar:

La estructura del Proyecto: Es necesario evaluar las características organizativas

y de gestión, es decir, los cargos creados en el marco del proyecto, el tipo y

cantidad de recurso humano al servicio del mismo, la calidad de los equipos, las

instalaciones físicas y en general los insumos con los que cuenta el proyecto.

También es posible evaluar la distribución de rubros y asignación presupuestal.

El proceso del programa:

- Aspectos técnicos y operativos

- Valoración del cumplimiento de las actividades del programa

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

37

- Evaluación del trabajo de campo, optimización de los recursos vs las acciones

comunitarias

- Evaluación de la calidad

- Cobertura y oportunidad

- Integralidad

- Satisfacción de los participantes, adherencia a la propuesta y posicionamiento o

reconocimiento del proyecto a nivel comunitario.

- Valoración de las personas participantes del proyecto independiente de su rol

social o institucional.

El resultado del programa: evaluar si el programa incrementó conocimientos

sobre un tema en particular, si se dejó capacidad instalada. Si introdujo o

promovió cambios en las actitudes y comportamientos, necesarios para mejorar

una determinada condición o posición de vida. Si permitió el desarrollo de

destrezas y generó la creación de redes de apoyo social.

El impacto del programa: evaluar si el programa redujo costos, contribuyó a la

reducción y/o manejo de la problemática social, transformó condiciones

estructurales. En general, si mejoró el índice de calidad de vida. Es aquí donde

es pertinente entrar a conocer sobre la evaluación ex –post.

2.1.3. Evaluación Ex - post o Terminal

La evaluación ex - post es la más nombrada, la que más se utiliza y por ende la que más

desarrollos teóricos muestra en el contexto de la evaluación de proyectos de intervención

psicosocial, a causa de lo que implica, el impacto o transformación social.

La evaluación ex – post consiste en la medición o sistematización de los resultados

acumulados de un proyecto en términos de cobertura, focalización, eficacia, eficiencia,

efectos, impacto, relación entre los costos y el impacto.

A diferencia de la evaluación ex-ante, en que se trabaja con objetivos y metas a alcanzar

según las estimaciones existentes, en la ex-post se utilizan los datos reales, que arrojó la

implementación del proyecto.

Este tipo de evaluación busca establecer el logro de los objetivos que planteó el proyecto en

su formulación original una vez finalizada su implementación. Según Briones (1991), la

evaluación ex – post es el estudio que se realiza después de que el programa ha terminado,

con la finalidad de establecer si se obtuvieron o no los resultados esperados y los factores

que actuaron en una u otra dirección.

La evaluación ex-post se lleva a cabo en la etapa final de implementación o una vez

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

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38

finalizado el proyecto. Tiene dos funciones:

1. Una cualitativa, que permite decidir si debe continuarse o no con el proyecto o establecer

la conveniencia de formular otros proyectos similares.

2. Otra cuantitativa, que surge en proyectos que se encuentran operando y posibilita tomar

la decisión de si es necesario o no reprogramar.

De forma general la evaluación ex – post, confronta los resultados del proceso de

transformación social, productos y resultados, con parámetros de juicio que responden a los

objetivos planteados inicialmente, con el fin de obtener conclusiones sobre el margen de

logro o fracaso alcanzando por la intervención (Bacca, 2001).

La necesidad de evaluación al término de un proyecto social se relaciona con la detección y

cuantificación de los resultados de la intervención en relación con los objetivos específicos

del proyecto. Dicho en otras palabras, la evaluación ex - post debe compatibilizar la

necesidad de valorar el logro de los objetivos del programa o proyecto con el levantamiento

de los datos al concluir la implementación del proyecto (Cohen, 1993).

En este sentido, este tipo de evaluación constituye la última de las etapas del ciclo de vida

de los proyectos sociales, y permite generar conclusiones y correcciones, a partir de la

información generada, para los proyectos por venir, con objetivos similares.

La evaluación ex - post evalúa los objetivos, por lo tanto debe dar cuenta de la

trasformación de estos objetivos en dimensiones susceptibles de ser medidos; este proceso

exige pasar de los fines generales del proyecto a los indicadores de la evaluación, la

selección de indicadores es, por lo tanto, crucial, dado que, a partir de ellos, se intenta

determinar el grado en que se alcanzaron los objetivos y, por tanto, si el proyecto fue o no

exitoso y la medida de este éxito (Cohen, 1993).

En su sentido más amplio, el proceso de evaluación ex – post no solo es la determinación del

nivel de logro del proyecto respecto de sus objetivos, sino también, es un análisis del

proyecto con recomendaciones en varios niveles: perfil del proyecto, su metodología de

acción, su programación.

Por otro lado, la evaluación ex – post, en tanto mide el impacto y los resultados de un

proyecto, puede arrojar comparativos que den cuenta del momento actual y el origen de la

propuesta. Pues es de anotar que en la modalidad de proyectos, no siempre coincide el

diseño con la ejecución, no siempre hay coherencia entre ambos momentos del proyecto, en

la medida en que no haya relación lógica entre objetivos, o podría verse inconsistencia entre

objetivos y actividades, puesto que muchas veces los objetivos han sido mal formulados.

También la evaluación ex - post es un proceso encaminado a determinar sistemática y

objetivamente la pertinencia, eficiencia, eficacia de todas las actividades desarrolladas a la

luz de los objetivos planteados (Bacca, 2001).

Técnicas para medir impacto

Actividad central: Una actividad inicial de la evaluación ex-post es identificar el

momento más adecuado para llevarla a cabo, considerando la disponibilidad de

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

39

información confiable y válida con los requerimientos de toma de decisiones para

la gestión.

Grupo Focal: Las acciones de seguimiento a post, desde lo psicosocial se realiza

por medio del grupo focal, el cual se propone desde la conformación de dos

grupos focales, uno con personas de la comunidad que hubieran participado del

proyecto y otro con personas que no hicieron parte del proceso, para así poder

medir impacto de la propuesta como transformación o cambio social.

Modelo experimental clásico: Exige seleccionar aleatoriamente una muestra que

se divide, también aleatoriamente, en dos submuestras, el grupo con proyecto o

población beneficiaria (grupo experimental) y el grupo sin proyecto (grupo de

control). Estas submuestras se seleccionan antes de iniciarse la operación del

proyecto (en la situación de línea de base) y deben diferir sólo en que la primera

recibe los bienes o servicios del proyecto y la segunda no (Cohen, 1993).

Tomando en cuenta la selección aleatoria de ambos grupos, las diferencias

iníciales entre ellos, si las hay, debieran ser mínimas. Es decir, entre X y Y no

deben existir diferencias estadísticamente significativas. X - Y = 0 (diferencia no

significativa). Si las diferencias iníciales fueran estadísticamente significativas, es

necesario realizar una nueva selección o distribución de la población en cada

grupo, de lo contrario no es posible medir el impacto.

El modelo compara la situación en que se encontraban los dos grupos en la línea

de base (LB), con la situación en la línea de comparación (LC). A partir de ello se

verifican los cambios generados por el proyecto. Se debe analizar únicamente una variable (objetivo) a la vez y mantener las otras constantes (Cohen, 1993).

La evaluación Ex – post y los impactos logrados

Se realiza mediante la comparación entre el estado inicial de la población sujeto (línea de

base) y otro de comparación que es la situación existente después de un tiempo de

operación del proyecto (línea de comparación), eliminando (o tratando de minimizar) la

incidencia de factores externos. Los modelos para medir efectos e impactos son los mismos,

sólo cambian los indicadores utilizados (Cohen, 1993).

El Impacto y el logro de los objetivos

En el análisis de proyectos se pueden distinguir tres metodologías que buscan comparar los

costos con el logro de objetivos de impacto. La forma de medir los costos es la misma, lo

que varía es la medición del impacto (Cohen, 1993):

Análisis Costo Beneficio (ACB): consiste en comparar los costos con los beneficios

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

40

económicos del proyecto. Si éstos son mayores que los costos, existe una primera indicación

de que el proyecto debería ser, en principio, aprobado.

Un requisito básico es que los costos y beneficios sean expresados en unidades monetarias,

por lo tanto, es una metodología adecuada para el análisis de proyectos que tienen fines

productivos.

En el caso de los proyectos sociales, los beneficios difícilmente pueden expresarse en

moneda, por lo que la utilización del ACB queda severamente limitada. Esta metodología se

utiliza casi exclusivamente en la etapa ex-ante, para tomar una decisión respecto a la

ejecución, rechazo o postergación de un proyecto.

1. Análisis del Costo Mínimo (ACM): compara los costos-monetarios (tanto en una

evaluación ex-ante como ex-post), con el nivel de producción y distribución de

los bienes y servicios que entrega el proyecto.

El ACM deja de lado el análisis de los objetivos de impacto. Asume que ellos

derivan de una decisión política, y se dedica a asegurar que sean alcanzados

incurriendo en los costos mínimos. Se limita a garantizar la eficiencia, pero nada

dice respecto al impacto del proyecto. Éste se presume igual en las distintas

alternativas de intervención.

2. Análisis Costo-Impacto (ACI): compara, al igual que el ACM, los costos

(monetarios) con el logro de los objetivos de impacto. El ACI, no se restringe a

considerar la eficiencia sino que también su impacto determinando en qué

medida el proyecto alcanzará (o ha alcanzado sus objetivos), qué cambio

producirá (o ha producido) en la población destinataria y cuáles son sus efectos

secundarios. El ACI se debe aplicar tanto en la evaluación ex-ante como en la ex-

post.

La evaluación Ex – post y los costos reales del proyecto

Esta etapa realiza en este sentido, las mismas acciones que la evaluación ex-ante. Se debe

(Cohen, 1993):

Confeccionar un flujo de costos. Tomando como base los datos de la formulación

y programación, se ajustan los valores con la información real. Se deben incluir

tanto los ítems ya ejecutados como los que ocurrirán entre el momento de la

evaluación y el horizonte del proyecto.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

41

Actualizar los costos a la fecha de análisis. Considerar la fecha de evaluación

como punto de referencia.

Anualizar los costos.

Construir la matriz de costos reales.

Después de verificar los costos en que realmente se ha incurrido, se los puede

contrastar con los estimados durante la programación.

Para terminar este apartado, es importante retomar que en la actualidad la evaluación ex -

post de proyectos ha tenido mayor desarrollo en el ámbito privado y en el sector de la

inversión pública, debido a que las fuentes de financiamiento exigen conocer y medir el logro

y alcance de los objetivos propuestos. Además ha surgido la preocupación por medir las

consecuencias previstas o no previstas de la intervención en la población beneficiada, una

vez terminado el ciclo de vida de un proyecto.

Monitoreo.

El Seguimiento o Monitoreo, es una forma de evaluación formativa o de proceso, que se

lleva a cabo principalmente, durante la ejecución del proyecto. Se define como un

procedimiento sistemático empleado para comprobar la eficiencia y efectividad del proceso

de ejecución de un proyecto para identificar los logros y debilidades y recomendar medidas

correctivas para optimizar los resultados deseados (Mokate, 1993).

El Monitoreo, en tanto seguimiento es un proceso continuo y permanente durante la

implementación del proyecto, mientras que la evaluación como proceso sistemático, que

puede darse según los momentos de vida de un proyecto, que es lo que definen la tipología

de la evaluación, se lleva a cabo en periodo específicos del mismo.

Entonces, el monitoreo es una parte esencial del proceso de la evaluación que se relaciona

directamente con la gestión administrativa y consiste en un examen continuo o periódico

que se efectúa durante la implementación del proyecto, en las etapas de inversión y/u

operación. Se realiza con el objeto de hacer un seguimiento del desarrollo de las actividades

programadas, medir los resultados de la gestión y optimizar sus procesos, a través del

aprendizaje que resulta de los éxitos y fracasos detectados al comparar lo realizado con lo

programado, algún estándar (promedio u óptimo) y/u otros programas o proyectos (Briones,

1991).

El monitoreo es factible de que se realice en distintos niveles de la gestión, con el objeto de

conocer sobre los insumos, actividades, procesos y productos, cuyos principales indicadores

se relacionan con el tiempo, la cantidad, la calidad y el costo que tiene cada uno.

El monitoreo puede desarrollarse durante los estados de inversión y operación de los

programas y proyectos, con el objetivo de conocer los resultados de la gestión y definir la

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

42

reprogramación requerida (Cohen, 1993).

Tradicionalmente, el objetivo del monitoreo ha estado centrado en la identificación de los

desvíos existentes respecto a lo programado, haciendo un análisis intra proyecto

(longitudinal). Para ello, se toma al programa o plan de producción como el patrón de

comparación y se restringe al control físico y financiero (Cohen, 1993).

La comparación entre lo programado y lo realizado sólo es válida si existe una formulación

adecuada, que permita una programación realista e idónea de los diferentes productos,

procesos, actividades e insumos requeridos en la operación. Si la programación de un

proyecto es arbitraria, monitorear no tiene sentido. (Cohen, 1993). En este contexto, la

formulación, programación y monitoreo están estrechamente vinculados.

La programación no siempre es confiable y cuando hay más de un ejecutor del proyecto,

además de considerar el contraste respecto a la programación, el monitoreo también debe

comparar los indicadores de resultado de cada uno.

Para cada indicador de gestión es posible realizar un análisis de actividades, con el objeto de

comparar los resultados de distintas unidades ejecutoras con similares características. Se

busca generar un aprendizaje conjunto (para todo el proyecto) a partir de los éxitos y

fracasos específicos.

Desde la función del Monitoreo, se resaltan varias razones posibles de fracaso de los

proyectos:

Errores de diseño: originados por la inexistencia o mala estimación de las metas;

poca claridad o inadecuada organización de los procesos y/o actividades; poca

congruencia entre las actividades programadas y la estructura organizacional.

Fallas de implementación: incumplimiento de lo programado (procesos,

actividades, estructura) por parte del equipo a cargo de la operación.

Factores externos: incumplimiento de los supuestos o surgimiento de elementos

contextuales nuevos e impredecibles que modifican el escenario en que se

implementa el proyecto.

Las actividades del monitoreo deben diseñarse y programarse con anterioridad a

la implementación, a objeto de minimizar las dificultades prácticas y maximizar

su utilidad.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

43

Diseñar el plan de Monitoreo debe responder a las siguientes preguntas (Cohen,

1993):

¿Quiénes son los destinatarios de la información que proporciona el monitoreo?

¿Qué información requieren dichos destinatarios?

¿Qué indicadores se deben considerar?

¿Qué instrumentos hay que utilizar?

¿Con qué periodicidad?

¿Qué nivel de precisión es requerido?

¿Cuáles y cuántas unidades hay que observar cada vez (actores sociales,

beneficiarios, ejecutores)?

¿Qué tipo de informes se requieren?

¿Cómo se deben procesar los datos?

Implementación del Monitoreo

Para la recolección, registro y procesamiento de la información del monitoreo se requiere un

plan con la flexibilidad suficiente como para afrontar los imprevistos que se pudieran

presentar. Es importante tomar en cuenta (Cohen, 1993):

1. Sensibilizar al equipo encargado del registro de la información sobre la utilidad

del monitoreo y la importancia de seguir los procedimientos diseñados. Para

ello, es conveniente transmitir el uso del mismo, para garantizar que la

información generada nutra al proyecto y aumente el compromiso y la

confiabilidad con los resultados obtenidos.

2. Los instrumentos, formas de registro y procesamiento de los datos deben ser

estables para mantener su comparabilidad. Si se requieren cambios, se los debe

hacer planificadamente, con una fase de prueba en que operen en paralelo las

técnicas preexistentes y las nuevas.

3. En el procesamiento de datos es importante tener presente el diseño muestral

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

44

al segmentar la información (de manera geográfica, etaria, sectorial, etc.).

Cada subdivisión adicional de la muestra incrementa su error de estimación, por

lo que se deben sopesar los beneficios de tener información más detallada con

los costos de su menor confiabilidad.

4. Si existe factibilidad técnica y económica, utilizar sistemas informáticos para el

registro y transmisión de la información (tecnologías de redes locales, internet y

correo electrónico), así se disminuyen considerablemente los errores de

manipulación.

5. Cuando se trabaja con un proyecto que tiene varias entidades ejecutoras, es

conveniente contar con una estructura de supervisión independiente de la

operativa.

6. Es aconsejable conformar grupos de supervisores por zonas geográficas, con

distintos tipos de proyectos, viabilizando la rotación del supervisor por los

proyectos. Esto permite la suficiente cercanía como para conocer los proyectos

y la distancia necesaria para limitar un excesivo involucramiento en la gestión

diaria.

7. En los proyectos con productos intersectoriales, la supervisión debe ser

multidisciplinaria.

8. Para las salidas a campo es necesario que los supervisores cuenten con una

guía de registro de datos que consigne actividades, indicadores, unidades de

registro y recomendaciones (o información que requiere especial atención).

9. Aun cuando la evaluación ex-post y el monitoreo se realizan durante la

operación, el segundo se preocupa del análisis de los distintos componentes de

la gestión interna (terminando en los productos), mientras que la evaluación

ex-post centra su atención en la relación entre los productos y el logro de

objetivos. En el monitoreo, el centro del análisis está en la eficacia, la eficiencia

y la focalización (lo interno a la gestión del proyecto), en la evaluación ex-post

se incorporan los efectos y el impacto (lo externo, en la población objetivo)

(Cohen, 1993).

Sistematización de Experiencias.

Comúnmente en nuestro contexto, las evaluaciones ex - post de proyectos de intervención

no cuentan con información pertinente debido a que con frecuencia no se ha sistematizado

suficientemente los datos y el conocimiento generados a través del proceso de

implementación de un proyecto. La inexistencia de una adecuada sistematización deja de

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

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45

lado la reconstrucción de los aspectos principales del proyecto como el análisis de la

coherencia interna del proyecto, la coherencia de los informes de supervisión, los avances y

logros de las actividades en campo, el contacto con el equipo técnico encargado de formular,

la transmisión de los aprendizajes acumulados con la experiencia de intervención, en general

los logros y las dificultades en la administración y ejecución del proyecto. En fin la

sistematización permite dar cuenta de los procesos de intervención a cabalidad y genera de

los procesos una buena evaluación.

Cuando se habla de sistematización generalmente, se refiere a dos opciones: Como

recolección, registro y clasificación de datos cuantitativos o como sistematización de

experiencias, que posibilitan formalizar un conocimiento empírico adquirido por la

experiencia misma (Puerta, 1996).

En éste último caso, lo fundamental es que se trata de un proceso de reflexión, análisis e

interpretación de una experiencia de trabajo vivida o realizada con la comunidad, por lo que

es de nuestro interés, en lo que respecta a la intervención psicosocial.

La sistematización desde esta perspectiva pretende identificar los saberes adquiridos, dejar

un legado, planificar un derrotero o protocolo a seguir con la intervención y formalizar el

conocimiento adquirido de un proyecto público p privado, ejecutado con comunidad.

Conceptualización sobre la Sistematización de Experiencias

La sistematización de experiencias existe desde hace varias décadas, pero aún en nuestros

contextos, no está lo suficientemente difundida. Es necesario delimitarla de la evaluación en

tanto rebasa el alcance de un simple informe de resultados y, de la investigación en tanto no

pretende lograr generalizaciones (Jara, 2011).

Estos tres conceptos, sistematización, evaluación e investigación, tienen semejanzas y

diferencias; no son excluyentes y guardan relación entre sí. La evaluación y la

sistematización comparten la elaboración conceptual inicial, pero la evaluación como hemos

visto, busca medir los resultados o logros obtenidos de una experiencia, confrontándolos con

los objetivos iníciales y sus metas o productos. La evaluación no se limita a los datos

cuantitativos, también da cuenta de un aprendizaje adquirido, está más centrado en los

resultados.

La investigación de fenómenos sociales busca una construcción de conocimientos científicos

locales, que busca la generalización y pueden ser permanentemente confrontados y

corroborados por la comunicad científica (Puerta, 1996).

La sistematización por su lado, se centra en la dinámica de los procesos, busca una

interpretación crítica y lógica de la experiencia de intervención vivida, aunque al igual que la

evaluación y la investigación, es una forma de acercarse a la realidad social.

Como sabemos desde las teorías de la formulación de proyectos, en el trabajo con la

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

46

comunidad se realizan proyectos que tienen objetivos, metas estrategias, resultados,

indicadores, actividades, cronogramas. Todos estos componentes basados en un diagnóstico

preliminar, pero desde el mismo momento en que un proyecto empieza a ejecutarse, surgen

elementos no esperados, que constituyen el proceso. De esa forma, se pone en marcha una

dinámica particular que involucra a todos los actores participantes: comunidad y equipo

gestor del proyecto.

En esta vía en la intervención psicosocial, se compromete la subjetividad de todos los

participantes, la manera en que se relacionan, actúan, se perciben y cómo son impactados

por la experiencia misma.

Es a partir de formalizar u organizar de manera sistemática este proceso, que podemos

llegar a dar cuenta de la sistematización de experiencias. La cual parte de una

reconstrucción de las vivencias que una intervención comunitaria generó, ordenando los

distintos elementos objetivos y subjetivos, para comprenderlos e interpretarlos de forma

crítica. Se busca con este proceso, aprender de la propia práctica, evitando de ésta manera

caer en un quehacer mecánico (Jara, 2011).

Así las cosas, la sistematización de experiencias es un quehacer teórico - práctico, está por

una parte el referente teórico desde el que fue estructurado el proyecto y por el otro la

experiencia surgida de las vivencias comunitarias, durante la realización del proyecto.

Oscar Jara (2011), advierte que la sistematización va más allá de la narración y descripción

de la experiencia, si bien ambas hacen parte de ésta, la sistematización como tal busca la

interpretación y una noción formal de la intervención como proceso social. Se sistematiza

para optimizar el aprendizaje, busca construir conocimiento y transformación social al

identificar toda la dinámica subyacente a la implementación de proyecto.

Entonces, se Sistematiza para:

1. Recuperar la experiencia y el propio saber.

2. Organizar las experiencias y poderlas comunicar.

3. Mejorar la propia práctica.

4. Relacionar los componentes de la experiencia, identificando sus articulaciones y

evolución.

5. Permitir la continuidad de los procesos sociales.

6. Identificar la significación de los datos obtenidos en un contexto.

Condiciones para una Sistematización (Jara, 2011)

Conciencia de la importancia de la sistematización: solo pueden sistematizar

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47

los sujetos participantes de la experiencia.

Delimitar la experiencia a sistematizar: la participación en una de las

modalidades de la intervención.

Analizar que la sistematización sea posible: Herramientas para recuperar la

experiencia, apoyo institucional, historia, documentación, formatos, plantillas.

Conformación del equipo técnico para la sistematización.

Elementos Metodológicos de la Sistematización

El equipo sistematizador debe elegir de forma conjunta uno de los métodos de

sistematización. No existe una forma única de hacerlo, depende del tipo de experiencia, el

objetivo específico que se desea lograr, el grupo de trabajo, el contexto social, el nivel de

participación.

Se puede sistematizar a partir de todos los registros de las experiencias desarrolladas: actas

de reuniones, formatos, material de trabajo utilizado con los grupos, videos, fotografías,

notas personales, dibujos. Todo este tipo de material sirve para reconstruir la experiencia.

Puede ocurrir que no se cuente con el material suficiente para sistematizar la experiencia, en

este caso es útil diseñar instrumentos unificadores que permitan dar cuenta de ésta.

Fases del Proceso de Sistematización

1. Recuperación y ordenamiento de la información: Es la fase en la que se

organiza y describe la experiencia, se reconocen los actores. En este primer

momento se debe hacer un registro de lo sucedido para mostrar los cambios.

2. Análisis e interpretación: Es un momento reflexivo, de apropiación teórica e

identificación de aprendizajes significativos.

3. Transformación sobre la práctica: Los aprendizajes significativos identificados

permiten la retroalimentación del proceso, para mejorarlo y corregirlo.

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PROYECTOS PSICOSOCIALES

48

4. Comunicación: Es la fase de socialización, se muestran los hallazgos, avances.

El proceso finaliza cuando se formalizan los aprendizajes, de aquí deben surgir productos

que permitan compartir con otras personas o instituciones lo aprendido: Documentos,

artículos, guías didácticas, folletos, videos, historietas, etc.

2.2. Conclusiones de la Unidad

Es importante al momento de diseñar la estrategia de evaluación tener en cuenta los

parámetros establecidos en el proyecto desde el diseño o formulación de sus objetivos, con

base en estas directrices se formula una tabla de indicadores: de esfuerzo, el desempeño

profesional y su gestión; de proceso, desarrollo del proceso formativo con la población

participante; y de impacto, posibles logros del proyecto a nivel de transformación social a

mediano y largo plazo.

Con base en las reflexiones acerca de la tipología de la evaluación, cabe señalar que cada

ejercicio profesional amerita ser evaluado, desde unos indicadores o criterios definidos.

La evaluación permite un continuo proceso de realimentación durante todo el ciclo de vida

del proyecto y es recomendable hacerlo en todas las etapas de ejecución del proyecto, esto

permite que la generación de información sea útil para posteriores procesos de evaluación.

La información generada por el proceso evaluativo ha de servir para mejorar y armonizar los

proyectos con planes y programas de desarrollo económico y social del aparato de Estado.

Esta información asegura la eficiencia de la asignación de la inversión pública en el marco de

la implementación de diversos programas de desarrollo, y mejorar la productividad de los

proyectos de inversión social.

2.3. Referencias bibliográficas

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EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

51

UNIDAD III. La función del evaluador como hacer profesional

Introducción

En esta unidad continuaremos tratando el tema de la evaluación de proyectos, dándole

cierre, a partir de abordar el papel y la función del evaluador, como profesional o equipo

profesional, que hace posible dicha acción social que implica la evaluación.

Es necesario reconocer la evaluación como un campo profesional amplio, que está en

expansión laboral en la actualidad. Lo cual exige que este hacer se desempeñe a cabalidad.

Un buen evaluador es aquel profesional que asume el reto de monitorear el ciclo de vida de

un proyecto de manera rigurosa y sistemática, para valorar y medir su proceso: el

cumplimiento de actividades, el uso de recursos, la entrega de oportuna de productos o

servicios y el logro de cambio sostenible; de tal forma, que el diseño y la gestión de las

iniciativas evaluadas se puedan ajustar, con el fin de asegurar que generen valor para la

sociedad.

Siendo el tema fundamental en esta unidad de trabajo académico, la función del evaluador,

es importante en esta misma vía abordar dos conceptos que complementan este hacer

profesional: la interventoría de proyectos y la evaluación económica de los proyectos

psicosociales.

Sobre el primer concepto hay que nombrar inicialmente que, en proyectos de inversión

pública es común denominar interventoría de proyectos a esa labor profesional de evaluar

las propuestas públicas. La interventoría de proyectos psicosociales es esencialmente una

labor de seguimiento y monitoreo. Es importante como gestores psicosociales tener un

acercamiento y entrenamiento en interventoría de proyectos.

Y sobre la evaluación económica es importante señalar que es un aspecto básico de un plan

de evaluación, porque esta revisa el uso y destinación de los recursos de un proyecto

teniendo en cuenta las variables de la economía del contexto donde se implementa el

proyecto. Este tema en lo referente a los proyectos específicamente psicosociales, toma

unas variables interesantes para ser asumidas por un gestor psicosocial, respecto al valor de

los productos y servicios que este tipo de proyectos generan y posicionan en sus

beneficiarios.

Sobre estos aspectos trabajaremos en esta unidad, con la cual se da cierre a este tema tan

fundamental en esta especialización como es la evaluación y ciclo de vida de los proyectos

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

52

de intervención psicosocial.

Objetivos específicos

Identificar la función del evaluador como un hacer profesional

Estudiar la importancia de la interventoría en el proceso de vida de un proyecto

de intervención.

Reconocer los tipos de la evaluación económica de proyectos de intervención

psicosocial

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

53

Mapa conceptual

UNIDAD III. La función del

evaluador como hacer profesional

La evaluación como un

campo de acción profesional

conlleva

determina

El hacer del evaluador

desde

Diversos campos de acción

posibilita exige

La interventoría Unas habilidades como

evaluador

es delimita

Un monitoreo y control La evaluación

económica de

proyectos

psicosociales

mide

Productos y servicios

tangibles y no

tangibles de índoles

simbólicos,

socioculturales y de

convivencia

para Su transformación

social como

comunidad

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

54

3.1. El hacer de evaluador

En la actualidad la evaluación es un amplio campo profesional, que está en evidente

expansión laboral, no sólo desde la evaluación de proyectos de intervención, si no desde la

valoración y aportes que puede hacerse al ámbito público; donde no es suficiente como

hacer profesional tener un repertorio de técnicas, si no que requiere de un manejo de los

contextos, que dé cuenta de una lectura amplia que permita reconocer las situaciones de

una construcción social determinada.

La evaluación hoy, por el desarrollo de las políticas públicas que se están implementando

desde propuestas administrativas horizontales, pone al sector público en fuertes tensiones

sociales, que le exigen especificar y argumentar su pertinencia, eficiencia y eficacia con sus

bienes, productos y servicios, lo cual evidencia la necesidad y la utilidad de la evaluación

actualmente en nuestros contextos.

La evaluación trasciende diversos ámbitos de la acción pública y los procesos de evaluación

están, cada vez más, siendo asumidos por equipos interdisciplinares que las realizan desde

organizaciones de diverso tipo: públicas, gubernamentales, no gubernamentales, privadas,

agencias de cooperación internacional. En esta medida, la gestión psicosocial como ámbito

de acción interdisciplinar es expedita para que dentro de sus funciones esté la evaluación de

proyectos.

La evaluación como ejercicio profesional se ha venido posicionando con asociaciones

profesionales locales de evaluadores y el nacimiento de la Organización Internacional para la

Cooperación en Evaluación (IOCE, por su sigla en inglés), que rige las anteriores (Mark,

2001, citado por Viñas, 2005).

3.1.1. Los Campos de Acción de los evaluadores.

Un evaluador debe tener en cuenta que de acuerdo a los objetivos de un proyecto se hará

las preguntas guías de la evaluación y elegirá su método de acción. Dentro de los métodos a

utilizar se cuentan:

1. La interventoría al plan de monitoreo y seguimiento del proyecto.

2. Evaluar la formulación y programación de los proyectos y propuestas públicas,

para tomar decisiones sobre su validez y determinar su pertinencia.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

55

3. Evaluar la calidad desde los criterios de la eficacia

4. Evaluar la relación costos beneficios, desde los criterios de la eficiencia.

Estas acciones pueden realizarse desde la consultoría, que es una forma profesional de hacer

evaluación en las diferentes organizaciones ya enunciadas (Viñas, 2005).

3.1.2. Habilidades del Evaluador.

1. Comunicación asertiva: busca promover en las personas participantes una

posición activa, desde el reconocimiento de sus particularidades. Una

comunicación asertiva permite la construcción de alternativas, más que llevar

información. La actitud comunicativa del evaluador se materializa cuando brinda

espacios para discutir la información generada y realimentarla desde la opinión y

aportes de los participes de la evaluación.

2. Negociación: saber negociar y tramitar la información recogida de la evaluación

implica que quien evalúa, se asuma como Posibilitador e intercambie con las

comunidades.

3. Observación: implica la capacidad para ir de lo general a lo particular y viceversa.

Permite estar atento a la dinámica grupal, le permite centrarse sobre gestos,

miradas, murmullos que las y los integrantes del grupo estructuran como formas

particulares de relación, concierne a otras manifestaciones simbólicas de sentido

y lenguaje no verbal. La observación debe ser una acción objetiva puntual desde

la descripción hasta el análisis aunque, siempre interfiera lo personal, subjetivo,

más aún cuando se trata de observar fenómenos y situaciones humanas (García,

2009).

4. Escucha: como sabemos esta es la intervención psicosocial por excelencia. Se

relaciona con el deseo de saber de quien escucha sea en el lugar de evaluador o

interventor, se trata de escuchar a cada participante de la comunidad (García,

2009). De una buena escucha que reconozca a los demás depende una buena

recolección de información.

5. Preguntas significativas: cuando la escucha es óptima, la pregunta se instaura

como una de las formas más claras de facilitar la producción grupal, por tal razón

quien posibilita o dinamiza la evaluación, ha de hacer uso de esta herramienta en

la vía de rastrear en el discurso puntos centrales y llevar a los participantes al

reconocimiento y abordaje de estos.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

56

6. Reflexión: todo proceso evaluativo en tanto es análisis de los procesos de

intervención exigiría esta aspecto, pues la reflexión se relaciona con la posibilidad

humana de analizar lo vivido y las formas de asumir dichas vivencias. Es decir, se

trata de poder volver sobre el propio decir y actuar, o el de los otros y otras, para

comprender, adquirir claridades y poner límites sobre las falencias ocurridas. En

la medida en que los decires puestos en un grupo, se asuman como material de

trabajo, sus integrantes siempre podrán retomarlo para volver sobre el propio

decir y explorar el tejido discursivo y comportamental que conforma al grupo, en

el que cada uno pone algo de sí: ideas, sentimientos, expresiones valorativas,

angustias, preocupaciones (García, 2009)

7. Respeto por el otro: se refiere a saber escuchar independiente de la condición del

otro/a, reconocer que cada persona tiene algo por decir y aportar. Este principio

se basa en reconocer a cada persona como sujeto diferente, con capacidad de

desarrollo y transformación, esto hace de la heterogeneidad una fortaleza y no

una amenaza. Es el principio de la equidad (García, 2009)

8. Flexibilidad y apertura: implica admitir la existencia de otras lógicas, otras

dinámicas, otros modos de actuar frente al mundo. En la evaluación esto es

factible y cuando emerja hay que permitirlo, para poder leerlo, comprender y

posibilitar su reflexión. Se tiene flexibilidad y apertura cuando se puede entender

la vida como proceso y cada comunidad o grupo humano que se conforme, como

realidad en construcción. La flexibilidad pide estar atento a las continuas

transformaciones que se dan en el desarrollo de un proceso y tener la capacidad

para reconocer y asumir los cambios que surgen en el mismo, los cuales pueden

convertirse en el motor de transformaciones favorables si se saben asumir como

parte de los procesos. Permite la capacidad para adaptarse a los cambios que se

presentan en cuanto a una estructura social, la utilización de técnicas de acción,

manejo del tiempo y disponibilidad de espacios (García, 2009).

9. Reciprocidad: se basa en una retroalimentación continua del proceso evaluativo y

la información generada del mismo. En cada aspecto del proceso evaluativo que

emerge, evaluador y comunidad se retroalimentan mutuamente, lo que brinda la

posibilidad de asimilar una propuesta psicosocial en su conjunto.

10. Creatividad: proceso que permite recrear una realidad vivida, que es de lo que se

trata al analizar y reflexionar sobre un proceso de intervención. La creatividad

apunta a la creación de espacios intersubjetivos que posibiliten la expresión

creativa, libre y fluida en el grupo que permite la evaluación, donde cada quien

encuentra un lugar para su forma particular de expresar y construir desde su rol

y función; lo cual exige, técnicas de recolección de la información que sean

participativas y lúdicas que permitan a los participantes reconocer su proceso.

11. Concertación de normas: todo proceso evaluativo durante su desarrollo requiere

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

57

de normas que lo hagan posible. Pero la idea de las normas no es centrar su

atención en su cumplimiento sino en su concertación como grupo, para de esa

forma interiorizarlas como parte importante de cualquier labor. La

responsabilidad de quien coordina un grupo, radica en posibilitar que el grupo

construya control social y por ende relacione la autoridad y el respeto con todo lo

que aporte al desarrollo del grupo. Para el cumplimiento de esta función el

profesional cuenta con el dispositivo de encuadre, qué se define como el

acumulado de normas y acuerdos que facilitarán el desarrollo óptimo de un

proceso. Allí se contempla toda la información que tiene que ver con el manejo

del número de sesiones, el tiempo de cada una de ellas, el espacio donde se van

a realizar, las asistencias e inasistencias de los participantes, los recursos a

utilizar. En el encuadre también se aclara la función del evaluador y el alcance

propuesto con la evaluación (García, 2009).

Con estos principios o habilidades de un evaluador en su ejercicio laboral, nos queda claro

que el papel del evaluador del S. XXI, no sólo debe incluir la valoración de lo que se ha

observado y experimentado si no también, hacer un cuestionamiento reflexivo y crítico

constante de su propia objetividad y sensibilidad en la información precisa de lo evaluado,

tomando en cuenta a las personas, grupos u organizaciones partícipes de la evaluación, para

que este proceso pueda cumplir con lo propuesto (Viñas, 2005).

3.1.3. La función de la Interventoría.

En proyectos de inversión pública es común denominar interventoría de proyectos a esa

labor profesional de evaluar las propuestas públicas. Por tanto, la interventoría de proyectos

psicosociales es esencialmente una labor profesional, que realiza un evaluador mediante la

realización de seguimiento y monitoreo a un proyecto público de intervención. En esa

medida, es importante como gestores psicosociales tener un acercamiento y entrenamiento

en interventoría de proyectos.

La interventoría de proyectos, también en nuestro contexto se designa como auditoría.

Interventoría para los proyectos de inversión pública, auditoría en el caso de proyectos con

recursos privados. Es el acompañamiento, supervisión, recolección de evidencias,

coordinación y control realizado a través de un equipo de trabajo profesional o de una

persona natural o jurídica, funcionaria o contratista, con altas calidades éticas, morales y

profesionales, de los diferentes aspectos que intervienen en el desarrollo de un contrato o de

una orden, llámese de servicio, consultoría, obra, trabajo, compra, suministro, actividad,

etc., que se ejerce a partir del nacimiento de la obligación, hasta la liquidación definitiva de

un contrato, bajo la observancia de las disposiciones legales que para este evento

establecen las normas y principios del Régimen de Contratación previsto para las entidades

públicas en el contexto de desarrollo de la propuesta o proyecto (Alcaldía de Medellín, 2002).

Esta función trata de determinar la pertinencia de los objetivos y su posibilidad de

realización, así como la eficacia, la eficiencia, el impacto y la sostenibilidad. La interventoría

o auditoria es la aliada de la gerencia moderna, cubre los aspectos de eficacia de una buena

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

58

gestión de los recursos, verifica la conformidad de las operaciones y declaraciones

financieras con las obligaciones legales y contractuales (Mokate, 2003).

La esencia de la interventoría técnica de los proyectos psicosociales es verificar la validez del

mismo, mediante determinar el progreso de implementación del proyecto, a través del

proceso ofrecido con las actividades, los costos y el cumplimiento de los plazos para las

mismas. Dicha evaluación que sustenta la interventoría, son elementos que se verifican

durante la ejecución del proyecto.

También la Interventoría comporta dentro de su hacer una forma de control primario que

deben aplicar los entes territoriales en sus relaciones contractuales; es el conjunto de

actividades que en representación de la Entidad realiza una persona natural o jurídica para

vigilar, controlar, verificar y colaborar en la ejecución de los contratos o convenios.

Corresponde a una exigencia legal que tiene el propósito de asegurar al máximo el

cumplimiento del objeto contractual, de los fines de la contratación y la satisfacción de los

intereses de la Entidad mediante la obtención del fin perseguido (Ramírez, s.f.).

Por tanto la interventoría técnica de un proyecto se realiza para rescatar el valor de la

evaluación y corroborar desde su cumplimiento que la entidad ejecutora está cumpliendo o

cumplió con lo contractualmente establecido.

La interventoría evidencia que la evaluación consiste en un proceso que contribuye a una

garantía de generación de valor para la sociedad a través del mejoramiento de las

condiciones de vida de un determinado grupo poblacional. Proporciona información

pertinente que, a su vez, fortalece la capacidad de los gestores psicosociales para responder

eficazmente a las necesidades sociales. Así, actúa como aliado de los que buscan lograr los

objetivos finales de las políticas, programas y proyectos (Mokate, 2003).

Pero con toda esta argumentación que justifica y valida la evaluación y su ejercicio mediante

las interventorías o auditorías de proyectos, todavía en nuestro entorno no se tiene una

cultura de la evaluación adecuadamente instalada. Las personas y equipos técnicos que

implementan un proyecto, suelen ponerse temerosos y prevenidos (de ahí que popularmente

les llamen asustadurías), pues siempre hay un ambiente de tensión con esta práctica

profesional que impide que el monitoreo y la evaluación se perciban como parte integral del

proceso de gestión de los proyectos; el objetivo es que cada día más y con el ejercicio de la

misma, se vaya teniendo más consciencia y cultura de la evaluación como proceso de

autocrítica, reflexión y auto revisión de la labor psicosocial.

La pregunta que queda es si realmente las organizaciones de la sociedad civil, están

realizando evaluaciones a consciencia, con el rigor que se requiere o es un ejercicio que se

hace hoy, como un requisito institucional y de moda?

Amerita analizar este cuestionamiento desde el hacer de la gestión de proyectos, que

todavía es común en nuestro medio que presente una forma típica de gerenciar las

intervenciones sociales, impidiendo que la evaluación sea una aliada de los procesos y por el

contrario alimente el temor a la interventoría técnica, porque propone un monitoreo más

activista que analítico, donde se revisa más el cumplimiento de la actividad como un fin

mismo, su cobertura, el diligenciamiento de formatos institucionales y que tienen por meta

sólo la entrega de un servicio. En cambio, un monitoreo revisado por una interventoría

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

59

técnica más crítica y analítica posibilitaría que las actividades de un proyecto sean asumidas

activamente por sus participantes, estas serían más un medio que un fin, para lograr un

posicionamiento de los objetivos del proyecto en pro de una transformación comunitaria e

impacto social, lo cual fortalecería un proceso psicosocial desde el fortalecimiento de la

eficacia, la pertinencia y la adherencia a la propuesta del proyecto.

3.1.4. Funciones del Interventor.

Hacer devoluciones a los participantes del proyecto, especialmente pero no

exclusivamente al equipo ejecutor, en relación con la información generada, los

hallazgos, observaciones y recomendaciones; teniendo en cuenta siempre desde

la acción psicosocial, las lecturas de contexto desde un análisis de orden

sociopolítico. Esto posibilitará al interventor tener una mirada ética y crítica de la

situación específica donde se implementó el proyecto, que le permita al evaluador

tener presente la particularidad que diferencia cada población o comunidad.

Recomendar en la misma vía anterior, acciones para corregir situaciones que

estén poniendo en riesgo el logro de los objetivos del proyecto. La gerencia tiene

la responsabilidad de hacer los ajustes que sean necesarios para que el proyecto

continúe desarrollándose eficazmente. Es decir, el monitoreo permite evaluar la

pertinencia, la suficiencia, la eficacia y la eficiencia del proyecto durante su

ejecución.

Identificar logros y debilidades del proyecto a tiempo, para tomar las acciones

correctivas recomendadas.

Velar por la adecuada y efectiva ejecución de los recursos de inversión. Esta es

una labor inherente a la Gerencia del proyecto; no obstante, en aras de la

transparencia y de proteger el proyecto contra cualquier riesgo de desvío de

recursos, es importante que un interventor, lleve a cabo esa labor de

seguimiento y vigilancia financiera.

En Colombia la interventoría como modalidad de control de los proyectos públicos se

considera como un ejercicio laboral de índole profesional que está regulado por la

normatividad legal en vigencia, La Ley 80 de 1993 o Estatuto Contractual, establece de

manera general los lineamientos y principios para su funcionamiento, aunque no explicita el

perfil y las funciones que debe cumplir el interventor.

De la ley 80 amerita en este aspecto resaltar dos artículos: el artículo 26 en su literal 1, en

el cual se delimita la responsabilidad de la interventoría interna: “los servidores públicos

están obligados a buscar el cumplimiento de los fines de contratación, a vigilar la correcta

ejecución del objeto contratado y a proteger los derechos de la entidad, del contratista y de

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

60

los terceros que puedan verse afectados por la ejecución del contrato”. Y el artículo 53 dice

que, “Los consultores, interventores y asesores externos responderán civil y penalmente

tanto por el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de consultoría,

interventoría o asesoría, como por los hechos u omisiones que les fueron imputables y que

causen daño o perjuicio a las entidades, derivados de la celebración y ejecución de los

contratos respecto de los cuales hayan ejercido o ejerzan las funciones de consultoría,

interventoría o asesoría”. Así mismo, se deben tener en cuenta en el proceso de

interventoría todos los decretos y normas que apliquen para el sector social en el cual se

inscribe el proyecto determinado a evaluar (Ramírez, s.f.).

3.1.5. Responsabilidad Social del Interventor.

El Interventor responderá fiscal, disciplinaria, civil y penalmente por sus acciones u

omisiones en la actuación contractual en los términos de la Constitución y de la Ley

(Ramírez, s.f.):

Disciplinariamente dando lugar a la destitución e inhabilidad para contratar y

acceder a cargos públicos o suspensión del cargo (Código Único Disciplinario).

En materia civil se vería obligado a pagar Indemnización en caso de adelantarse

en su contra una acción de repetición.

En materia penal, privación de la libertad.

En materia fiscal, viéndose obligado al pago del perjuicio causado al Estado.

Tipos de Actas Realizadas por el Interventor

Los interventores tienen dentro de sus funciones realizar actas dependiendo del momento

del monitoreo, del contrato de intervención y demandas a los ejecutores del proyecto y de

los objetivos de la evaluación. Desde estos criterios se mencionan los tipos de actas más

frecuentemente a diligenciar por un interventor, en las que debe reseñar su proceso de

control y seguimiento:

1. Acta de inicio: Documento que determina el primer día del contrato. Marca el

inicio del desarrollo del proceso y por tanto, el punto de partida para el control

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

61

del plazo y seguimiento por parte del Interventor.

2. Acta de pagos parcial o total: Corresponde al pago que se efectúa una vez

ejecutado un determinado porcentaje del objeto contratado o al cabo de un

determinado período.

3. Acta de suspensión: Bajo ciertas circunstancias, normalmente por fuerza mayor o

caso fortuito, la ejecución de un proyecto debe suspenderse por un determinado

tiempo, situación ésta que debe registrarse en acta y someterse a aprobación del

ordenador del gasto y del respetivo comité de contratación, con el debido tiempo

de anticipación con la finalidad de motivar el auto de suspensión de términos.

4. Acta de reiniciación: Una vez superados los inconvenientes que hayan motivado

la suspensión del contrato, se elabora nueva acta que da continuidad al mismo.

5. Acta de recibo definitivo: En ésta declaran conjuntamente Interventor y

Contratista que el contrato se ha cumplido de conformidad con lo pactado y se

registran las cantidades de bienes o servicios recibidos lo mismo que los

desembolsos hechos por el contratante.

6. Acta de liquidación final o finiquito: En ésta el ordenador del gasto, el Interventor

y el Contratista declaran conjuntamente que se dio cumplimiento a todos los

bienes y servicios pactados originalmente, dentro del tiempo previsto y además

declaran encontrarse a paz y salvo.

3.2. La Evaluación Económica de los Procesos Psicosociales.

Para acercarnos al tema de la evaluación económica de los procesos psicosociales, es

necesario tener un acercamiento a los desarrollos teóricos de la evaluación económica de

proyectos; cuyo propósito es, asignar en forma óptima los recursos de un proyecto teniendo

en cuenta sus efectos sobre las variables económicas de empleo, producción, comercio

exterior, consumo, ahorro, inversión, etc. (Miranda, 2012; Londoño, 2009; Fontaine, 2003;

Mokate, 1993; Cohen, 1993).

Estos autores coinciden en afirmar que la evaluación económica, se mide por criterio de

eficiencia, entendiendo esta como la optimización de los recursos disponibles. Entonces, en

términos económicos un proyecto produce y/o distribuye bienes o servicios (productos),

para satisfacer las necesidades de aquellos grupos que no poseen recursos para solventarlas

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

62

autónomamente, con una caracterización y localización espacio-temporal precisa (Mokate,

1993).

Los proyectos sociales muy frecuentemente no caben en estas denominaciones, ya que su

objetivo central es brindar o buscar equidad a sus beneficiarios. Pero la idea de la evaluación

económica es encontrar, desde el objetivo que determina una propuesta la forma de

optimizar sus recursos en pro de los resultados. En este sentido, un proyecto de tipo social

sería eficiente, si los recursos financieros invertidos se ven reflejados en la mejora de las

condiciones y estas a su vez se reflejan en el mejoramiento de la calidad de vida de sus

participantes, para lo cual debe haber igualdad frente al beneficio, es decir equidad.

Teóricamente entonces, vale decir que la evaluación económica se orienta por un objetivo de

eficiencia en tanto que la evaluación social tiene propósitos de equidad, criterio que en sí la

hace eficiente.

Dice Miranda (2012) que la contribución de un proyecto al bienestar de la sociedad puede

observase a través de diversas manifestaciones: unas se pueden percibir directamente en el

mercado del bien o servicio que abastece el proyecto, en otros casos un proyecto puede

generar cambios en otros mercados que pueden considerarse como costos o beneficios

indirectos del proyecto; y, que no siempre resulta fácil la identificación y en algunos casos

imposible su valoración.

De forma general se puede afirmar que la evaluación económica de los proyectos de

intervención busca identificar su aporte al bienestar económico nacional o local, en efecto, se

podría medir vía evaluación, la contribución de un proyecto al cumplimiento de múltiples

objetivos económicos: como el crecimiento del producto bruto, la generación de empleo, la

optimización de la infraestructura, la producción y el ahorro de divisas y recursos, etc. En

síntesis la evaluación económica busca identificar los impactos positivos y negativos del

proyecto sobre los recursos reales y asignarles un valor que refleje el aporte marginal de

cada recurso al bienestar social (Miranda, 2012).

En este sentido es importante, definir que sobre la evaluación económica de proyectos de

intervención, hay que tener presente tres acepciones o aspectos: Los financieros, los

económicos y los sociales.

En esta vía, Miranda (2012) afirma que es oportuno tener presente que el sistema

económico no se puede escindir de otros sistemas como el político, el social o el

institucional, por el contrario cualquier decisión que se genere en un sistema determina en

mayor o menor grado consecuencias en los otros. Dependiendo de los objetivos y las metas

que se persiguen se puede identificar cuatro formas distintas pero complementarias de hacer

una evaluación.

Y continua planteando, que dichas formas son, la evaluación financiera de proyectos, la cual

también se conoce como evaluación privada, que consiste en el beneficio o lucro de agentes

particulares (personas o entidades públicas o privadas), este tipo de evaluación, orienta la

asignación de recursos hacia distintas aplicaciones; por otro lado está la evaluación

económica de proyectos, cuyo propósito es asignar en forma óptima los recursos e

identificar y medir los efectos del proyecto sobre las variables económicas de empleo,

producción, comercio exterior, ingreso, ahorro, inversión, etc.; está también, la evaluación

social de proyectos que trata de identificar y dimensionar los efectos redistributivos del

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

PROYECTOS PSICOSOCIALES

63

proyecto, esta evaluación incluye los efectos redistributivos atribuibles al proyecto. Y por

último, el autor incluye, la dimensión ambiental en los proyectos, que conduce a su

evaluación ambiental (Miranda, 2012).

3.3. La Tipología de la Evaluación de Recursos y Productos de un

Proyecto

Como parte del tema de la denominada evaluación económica, que como vemos aborda vía

la eficiencia el manejo y control de los recursos y gastos de un proyecto, puede

contemplarse en esta misma vía de optimizar costos, distintos tipos de evaluación:

3.3.1. La Evaluación Financiera.

Es una evaluación con fines de lucro, o de tipo empresarial, que tiene por objeto medir la

eficiencia del capital social aportado para financiar un proyecto. Se le denomina

indistintamente como evaluación financiera, evaluación del capital social o evaluación

privada o del empresario. Se habla de evaluación financiera cuando el empresario centra su

principal interés en determinar la rentabilidad del capital social, cuando busca determinar la

rentabilidad financiera del proyecto para una entidad determinada (Fontaine, 2003).

3.3.2. La Evaluación Económica

Al igual que la evaluación financiera, su objetivo es de lucro y su propósito es medir la

eficiencia de la inversión involucrada de un proyecto. Es decir, incluye tanto la eficiencia de

los recursos propios (capital social) como de los recursos obtenidos de créditos o préstamos.

Se habla de evaluación económica cuando además de calcular la evaluación financiera, se

considera que es conveniente preparar un análisis de rentabilidad no sólo del capital social,

sino de la inversión total (capital social más préstamos) (Miranda, 2012).

La evaluación económica también se conoce como la evaluación de análisis costo beneficios,

la cual en tanto metodología de evaluación, busca estudiar y medir el aporte neto de un

proyecto al bienestar de una región. De esta forma la evaluación económica ya implica una

valoración de la sociedad donde se imparte, desde su bienestar y calidad de vida, que

supone dos desafíos que buscan beneficiar a la sociedad: 1. Utilizar los recursos en forma

eficiente; 2. Asignarlos en forma equitativa en los grupos humanos participantes.

3.3.3. La Evaluación Social

Esta evaluación se aplica indistintamente a proyectos generados por un afán de lucro o un

objeto meramente social. Su objetivo es medir la eficiencia de los recursos invertidos en el

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PROYECTOS PSICOSOCIALES

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proyecto pero, a diferencia de las evaluaciones económica y financiera, con criterios y

parámetros macroeconómicos, esta pretende valorar y medir la acción microsocial.

Mientras los dos tipos de evaluación anteriores pueden valorar criterios como la

disponibilidad al consumo global, la liberalización de los recursos productivos; el crecimiento

económico nacional y la redistribución del ingreso, entre otros. Se habla de evaluación social

cuando además de considerar las evaluaciones financiera y económica se pretenda medir el

rendimiento de la inversión total mediante los beneficios sociales netos que genera el

proyecto, en la localidad específica de la intervención y sus efectos in situ.

La diferencia respecto a las otra evaluaciones es que en la social el concepto de beneficio no

deriva de los estados financieros tal como en aquellas, sino que el cálculo del beneficio neto

se realiza a partir de efectos externos del mercado, medidos en términos de los costos de

oportunidad que tienen los recursos físicos, humanos y monetarios, que son empleados en

los proyectos (Miranda, 2012).

ALUACION FINANCIERA EVALUACION ECONOMICA

Desde esta tipología señalada alrededor de la valoración económica de los proyectos, es

importante señalar algunas diferencias significativas que ayudan a precisar la evaluación

económica de un proyecto y su concomitante evaluación financiera:

a. En el análisis económico de proyectos se debe valorar la rentabilidad del proyecto

con base a los llamados precios sombra, también nombrados en el discurso

económico como precio cuenta o precio social, son aquellos que se diferencian de

los privados porque representa el costo oportunidad de producir o consumir un

bien o servicio, permitiendo el análisis costo - beneficio; en tanto que en la

evaluación privada o financiera, se utilizan los precios de mercado, incluidos

impuestos y subsidios.

b. Cuando se trabaja en el análisis macroeconómico, los impuestos y subsidios se

consideran como pagos de transferencias entre diferentes sectores. La nueva

riqueza creada por un proyecto incluye todos los impuestos que se deben pagar

durante el período de instalación y en el período de implementación. Los

impuestos se pueden considerar como parte del beneficio global del proyecto que

se transfiere a la sociedad en su conjunto para que se invierta en la forma que se

considere conveniente. Por lo contrario, un subsidio se considera un costo para la

sociedad, ya que se trata de la enajenación de recursos que se realiza para

explotar un proyecto. Esta discriminación no se considera en la evaluación

financiera, puesto que los impuestos se comportan como cualquier costo, en

tanto que los subsidios se tratan como ingresos.

c. En la evaluación económica, los intereses del capital no se deducen del

rendimiento bruto, ya que son parte del rendimiento global del capital que

obtiene la sociedad en su conjunto. Mientras que en la evaluación financiera, los

intereses pagados por el uso del capital ajeno se consideran como costos y el

reembolso del capital de deduce antes de llegar a la corriente de beneficios

(Miranda, 2012).

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Los Proyectos Psicosociales

Este tipo de proyectos de intervención, son aquellos que contribuyen al bienestar social o

comunitario directo de las personas que participan o se benefician de ellos, se caracterizan

por intervenir situaciones humanas en sociedad, como las relativas a la salud, educación,

convivencia, la vivienda y sus relaciones socioculturales con el entorno o contexto social, los

niveles de ingresos y uso de los recursos de una comunidad, su nutrición y seguridad

familiar y social, la dinámica familiar, los trastornos de relacionamiento y comportamentales,

las relaciones y sentidos de ley de una comunidad, entre muchos otros aspectos humanos en

colectivo que dan cuenta de la multidimensionalidad del ser humano.

En esta vía un proyecto psicosocial debe permitir generar unos servicios y productos, los

cuales definitivamente no siempre son tangibles, en tanto son procesos humanos y sociales,

que permiten a sus participantes apropiarse, desde sus potencialidades y recursos propios,

de sus situaciones cotidianas de vida, que en un momento dado han sido conflictivas o no

han encontrado formas de gratificación.

Así las cosas un proyecto psicosocial cuando define mediante un proceso de intervención,

unos productos, no necesariamente son de índole material, sino que también se refiere al

fortalecimiento de recursos simbólicos subjetivos, de convivencia y socioculturales que le

permita a una comunidad, sostenerse y continuar produciendo como comunidad en favor de

su transformación social y reconocimiento como colectivo, entendiendo lo colectivo como ese

factor que nutre y posibilita la experiencia social.

En esta vía, la noción de bienestar social plantea un sentido integral, en relación con los

bienes y servicios susceptibles de apropiación humana, sean materiales o inmateriales,

objetos o ideas que tienen un valor para una sociedad, sea un valor de uso, de cambio o

simbólico; aspectos que dan cuenta de las ganancias monetarias, pero también las de la

estima, el prestigio, el conocimiento, la seguridad, la salud, el poder, las libertades y las

actividades altamente valoradas (Reygadas, 2008).

El objeto y enfoque de los proyectos psicosociales consisten en integrar unas actividades

lógicamente para generar un cambio en las condiciones de vida básicas y/o el

comportamiento de un determinado grupo social. En esa medida, los proyectos sociales

ofrecen y producen servicios que mantienen, generan o restauran algún bien meritorio que

se consume por las personas beneficiadas por el proyecto (Mokate, 1993).

Dichos bienes meritorios que la autora en mención, señala deben ser objeto de evaluación

dentro de un plan de interventoría, pues de dicha evaluación se puede definir el nivel del

logro de los objetivos y de las metas de un proyecto psicosocial.

Por tanto para evaluar proyecto psicosociales se debe tener en cuenta, que dichos bienes

meritorios, que genera la intervención de un proyecto, deben valorarse desde dos aspectos;

primero, la utilidad brindada directamente por la intervención del proyecto a la población, a

partir del aumento en la disponibilidad de la buena salud, educación, seguridad, etc. en su

función de ser bienes de consumo. Y segundo, es importante reconocer el aporte del

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proyecto a la capacidad productiva de la economía lograda por la comunidad intervenida, a

través del aumento de la fuerza de trabajo, por ejemplo, o de la liberación o ahorro de

recursos posibilitado por el proyecto. En este sentido, los bienes meritorios que se producen

de una intervención psicosocial, tienen la característica de ser tanto bienes de consumo

como también bienes de inversión (Miranda, 2012).

Entonces, la evaluación económica de proyectos psicosociales se puede expresar y resumir

en los siguientes términos:

La determinación del impacto del proyecto sobre las distintas variables de la

función de bienestar social. La evaluación económica y social es una herramienta

de la economía de bienestar aplicada. Consiste en determinar si una acción o

política mejora el bienestar de una comunidad como un todo (Miranda, 2012).

Por tanto, su enfoque consiste en definir y aplicar criterios para juzgar y medir el

bienestar.

Con la dificultad que entraña un indicador de bienestar y es que no existe un

criterio universalmente válido, aceptado y unificado para juzgar el bienestar. El

punto de partida de la evaluación de Bienestar Social es asumir que cada

individuo juzga por sí mismo, si un cambio de un estado a otro le implica mayor o

menor bienestar.

La asignación de valor a cada impacto, mediante la estimación de las utilidades

marginales de cada elemento de la función de bienestar.

El cálculo de un descuento inter temporal de los impactos ubicados en diferentes

momentos, utilizando una tasa que represente el verdadero costo de oportunidad

del capital, la tasa social de descuento (Miranda, 2012).

Metodologías de la Evaluación Económica

Modelo Costo – Beneficio: Los principales interrogantes que la técnica de evaluación de

proyectos permite contestar son los relativos a la cuantificación y valuación de costos y

beneficios; a la conveniencia y oportunidad o no de llevar a cabo un proyecto; y lo referente

a la distribución de recursos disponibles entre las diferentes alternativas.

La evaluación de un proyecto implica pues el establecimiento de criterios para la

identificación y valoración de costos y beneficios para todo el horizonte del proyecto, a su

vez dado que estos beneficios y costos ocurren en distintos momentos en el tiempo, se

requiere de un coeficiente de ponderación que los haga comparables. Una técnica muy

socorrida para atribuir costos y beneficios a un proyecto consiste en comparar dos

situaciones hipotéticas, una que supone establecer qué pasaría en la economía con el

proyecto y otra qué ocurriría sin el proyecto (situación básica optimizada). Para mejor

claridad en la identificación de costos y beneficios aplicables a un proyecto, podemos

distinguir tres categorías: los costos y beneficios directos, los costos y beneficios indirectos o

secundarios, y por último los costos y beneficios intangibles (Miranda, 2012).

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Modelo Matemático: Se basa en la identificación de una serie de variables pertinentes a una

matriz de semi insumo - producto, que incluye todos los sectores económicos. Con la

estimación de los coeficientes técnicos (cantidad de cada insumo necesario para producir

una unidad de producto), que acompañados de la cuantificación de los recursos disponibles

se ensambla en un sistema coherente de inecuaciones, cuyo objetivo es optimizar el uso de

los recursos sujeta a una función que define los valores representativos de los fines que

persigue la comunidad (Miranda, 2012).

El Método de los Efectos: Cuando se considera una economía en su visión de conjunto, la

primera dificultad que se presenta es la identificación de los sujetos o agentes,

representados en individuos, familias, áreas urbanas y otros sobre los cuales caerían los

efectos del proyecto (Miranda, 2012).

Método de las Distorsiones: Este método como su nombre lo indica trata de cuantificar las

diferencias existentes entre los precios de mercado y los verdaderos costos de oportunidad.

La corrección se realiza tratando de establecer los efectos que los impuestos, los subsidios,

las externalidades, las condiciones de imperfecciones etc., producen sobre los precios de

mercado (Miranda, 2012).

Método de los Precios Mundiales: La filosofía de este método sostiene, que los precios

mundiales reflejan adecuadamente la verdadera oportunidad de un país en materia de

intercambio, y que por lo tanto esos precios sirven de base para valorar todos los elementos

que deben considerarse al analizar un proyecto (Miranda, 2012).

3.4. Conclusiones de la Unidad

La evaluación es un campo profesional amplio, que en la actualidad está en expansión

laboral.

La interventoría de proyectos psicosociales es esencialmente una labor de seguimiento y

monitoreo.

La evaluación económica es importante señalar que es un aspecto básico de un plan de

evaluación, porque esta revisa el uso y destinación de los recursos de un proyecto teniendo

en cuenta las variables de la economía del contexto donde se implementa el proyecto.

Los proyectos psicosociales deben permitir generar unos servicios y productos, los cuales no

siempre son tangibles, en tanto son procesos humanos y sociales, que permiten a sus

participantes apropiarse, desde sus potencialidades y recursos propios, de sus situaciones

cotidianas de vida, que en un momento dado han sido conflictivas o no han encontrado

formas de gratificación.

EVALUACIÓN Y MONITOREO DE

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