esperando la carroza: la miseria humana en clave de grotesco

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74 | Newsweek Cine La miseria humana en clave de grotesco ESPERANDO LA CARROZA VUELVE A LOS CINES. TRES DE SUS PROTAGONISTAS EXPLICAN A NEWSWEEK ESTE FENÓMENO POPULAR. Y ANALIZAN CÓMO CAMBIAMOS LOS ARGENTINOS EN ESTOS 27 AÑOS. Por Cristian H. Savio EL RECUERDO MÁS FIRME que tiene Ce- cilia Rosetto de los días de filmación de Esperando la carroza es el de su pequeña hija Lucía, de 3 años, gritando y llorando. Antonio Gasalla, con quien la actriz había trabajado en teatro, le “pidió prestada” a la niña para unas escenas del film. Pero cuando llegaron a la casa del barrio de Versalles donde se desarrolla la historia, la niña no esperaba encontrarse con una anciana canosa y encorvada que, con voz grave y varonil, le dijera “hola Lucía, soy Antonio”. “Me clavó las uñas en la pierna”, recuerda Rosetto. “Abrió la boca del pánico y no la cerró más, me la tuve que llevar”. Entonces Dominga, el personaje de Rosetto, pasó a tener un hijo varón (rol que recayó en Matías Puelles) en lugar de una niña. A los 30 años, Lucía todavía le reprocha a su madre no haberla obligado a quedarse en la filmación para formar parte de una de las películas que más hondo caló en el sentimiento de los argentinos, al punto de cosechar verdaderos fanáticos de todas las edades que conocen de memoria los diálo- gos. Y que, 27 años después de su estreno, se repone el 25 de octubre en las salas co- merciales de todo el país, remasterizada. La escena del teléfono, una de las más recordadas de la película. Es película de culto y fenómeno popular a la vez, por una serie de circunstancias que no alcanzan, sin embargo, para explicarlo. “Es la conjunción de grandes actores, de un director súper sensible y flexible que dejaba actuar con comodidad, y un guión que tiene que ver con nuestra idiosincra- sia”, ensaya a modo de explicación Rosetto. Alejandro Doria venía de filmar en 1984 el drama Darse cuenta, y meses después decidió cambiar de género y llevar al cine la obra de teatro de Jacobo Langsner, estrena- da en la década de 1960. Luis Brandoni, que al igual que China Zorrilla y Darío Grandi- FOTOS: ARCHIVO 314 COOL Cine.indd 74 09/10/2012 04:45:47 p.m.

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El clásico del cine nacional se reestrena 27 años después. Luis Brandoni, Betiana Blum y Cecilia Rosetto analizan este fenómeno popular y cómo cambiamos los argentinos en este tiempo.

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Page 1: Esperando la carroza: La miseria humana en clave de grotesco

7 4 | Newsweek

Cine

Octubre, 2012 | 7 5

La miseria humana en clave de grotescoESPERANDO LA CARROZA VUELVE A LOS CINES. TRES DE SUS PROTAGONISTAS EXPLICAN A NEWSWEEK

ESTE FENÓMENO POPULAR. Y ANALIZAN CÓMO CAMBIAMOS LOS ARGENTINOS EN ESTOS 27 AÑOS.

Por Cristian H. Savio

EL RECUERDO MÁS FIRME que tiene Ce-cilia Rosetto de los días de filmación de Esperando la carroza es el de su pequeña hija Lucía, de 3 años, gritando y llorando. Antonio Gasalla, con quien la actriz había trabajado en teatro, le “pidió prestada” a la niña para unas escenas del film. Pero cuando llegaron a la casa del barrio de Versalles donde se desarrolla la historia, la niña no esperaba encontrarse con una anciana canosa y encorvada que, con voz grave y varonil, le dijera “hola Lucía, soy Antonio”. “Me clavó las uñas en la pierna”, recuerda Rosetto. “Abrió la boca del pánico

y no la cerró más, me la tuve que llevar”. Entonces Dominga, el personaje de Rosetto, pasó a tener un hijo varón (rol que recayó en Matías Puelles) en lugar de una niña. A los 30 años, Lucía todavía le reprocha a su madre no haberla obligado a quedarse en la filmación para formar parte de una de las películas que más hondo caló en el sentimiento de los argentinos, al punto de cosechar verdaderos fanáticos de todas las edades que conocen de memoria los diálo-gos. Y que, 27 años después de su estreno, se repone el 25 de octubre en las salas co-merciales de todo el país, remasterizada.

La escena del teléfono, una de

las más recordadas de la película.

Es película de culto y fenómeno popular a la vez, por una serie de circunstancias que no alcanzan, sin embargo, para explicarlo. “Es la conjunción de grandes actores, de un director súper sensible y flexible que dejaba actuar con comodidad, y un guión que tiene que ver con nuestra idiosincra-sia”, ensaya a modo de explicación Rosetto. Alejandro Doria venía de filmar en 1984 el drama Darse cuenta, y meses después decidió cambiar de género y llevar al cine la obra de teatro de Jacobo Langsner, estrena-da en la década de 1960. Luis Brandoni, que al igual que China Zorrilla y Darío Grandi- FO

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E S T R E N O S

CASABLANCA11 de octubre

Ninguna remake. Otro clásico original que vuelve a la pantalla grande. El film

de 1942 que consagró a Humphrey Bogart y a

Ingrid Bergman. Setenta años no es nada.

OPERACIÓN SKYFALL1° de noviembre

El 5 de octubre cumple 50 años la franquicia de

James Bond. Sam Mendes dirige la nueva aventura del

agente 007, con Daniel Craig en la piel del espía

más famoso.

EL NOTIFICADOR18 de octubre

Luego de años en la dirección de Notificaciones del Poder

Judicial, Blas, hijo del escritor Tomás Eloy Martínez,

convirtió su experiencia en esta ficción que triunfó en el

Festival de La Habana.

LUCES ROJAS11 de octubre

El español Rodrigo Cortés dirige a dos pesos

pesados como Robert de Niro y Sigourney Weaver, en un duelo de suspenso

entre una científica y un vidente.

netti había participado en Darse cuenta, conocía la obra de Langsner, y se convenció de hacer la película cuando vio que Doria la haría pasar por el andarivel del grotesco, “que es un género complicado, pero lo hizo con mano maestra”.

“No le tengo miedo al grotesco porque entiendo que la vida está llena de situacio-nes de humor, y que se viven con toda natu-ralidad”, dice Betiana Blum. Su personaje, Nora, protagoniza algunas de las escenas más recordadas junto a China Zorrilla. “Se matan todo el tiempo, y esos diálogos son dichos con toda naturalidad. Las cosas eran así y no teníamos que juzgar intelectual-mente a nuestros personajes. No era fácil, pero así nos dirigía Doria. Como la escena del teléfono (cuando llaman de la comisa-ría en pleno velorio para informar que la que estaban velando no era Mamá Cora): éramos 10 personas en dos baldosas, y la indicación era no movernos de ahí”.

En torno a la figura de la anciana Mamá Cora, la historia muestra la miseria huma-na en la piel de sus hijos e hijas, yernos y nueras, en un sainete disparado a partir de la supuesta muerte del personaje encar-nado por Gasalla. “Yo creo que Esperando la carroza es al cine lo que Cambalache al tango”, opina Brandoni. “Los argentinos se regodean viendo a estos canallas, sin-vergüenzas, amorales, corruptos, viciosos, gente resentida y con una capacidad de ci-nismo extraordinaria”.

Antonio, su personaje, es claro ejemplo de esa descripción. Detrás del bigote, los lentes oscuros y el traje prolijo, encarna a un hombre que ha hecho una diferencia económica durante la dictadura y todavía mantiene contactos de esa época. “No sabe-

mos lo que hizo pero podemos suponerlo. Creo que hoy Antonio estaría tras las re-jas. No sé si era un pescado tan gordo pero podría ser un (Raúl) Guglielminetti”, dice Brandoni. Y la referencia no es casual: el actor fue uno de los testigos en el juicio que condenó al ex agente de inteligencia en la causa del centro clandestino que funcionó en Automotores Orletti, donde él y su es-posa de entonces, la actriz Martha Bianchi, fueron llevados al ser secuestrados el 9 de julio de 1976.

En 1985, la Ar-gentina vivía a pleno su rol de vanguardia regional en la recu-peración democráti-ca. Bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, se desarrollarían durante ese año los alegatos en el juicio a las juntas que cul-minaría en diciem-bre con la condena, entre otros, a Jorge Rafael Videla y Emi-lio Eduardo Massera a reclusión perpetua. Cuando se estrenó Esperando la carroza, el 6 de mayo, Julio María Sanguinetti lleva-ba apenas dos meses en la presidencia de Uruguay, tras 12 años de dictadura, y José Sarney asumía en Brasil, tras frustrarse la asunción de Tancredo Neves por la muerte del primer presidente electo desde el gol-pe de 1964. Chile, en tanto, seguía bajo el mando de Augusto Pinochet.

Fue un año histórico para el cine nacio-nal, pues un mes antes se había estrenado

La historia oficial, otro film que retrata los años de dictadura y que se convertiría en la primera argentina ganadora del Oscar.

¿Cuán diferente es la sociedad argentina hoy a la que acudió al estreno en 1985? “En ese entonces había un doloroso silencio con respecto a los años inmediatamente ante-riores, y yo recuerdo bien ese silencio”, dice Rosetto. Su primer marido, Hugo González Castresana fue uno de los desaparecidos

durante la dictadura. “En este momento estoy saliendo para ir al estreno de Infancia clandestina. Esa es la diferencia fundamen-tal: silencios que se han roto”. Pero el film, asegura Brandoni, trasciende la actualidad política. Más allá del celuloide que ha corri-do y las urnas que hemos llenado, cuando el menú es escaso los argentinos todavía imitamos a Antonio: “Tres empanadas. ¡Qué miseria!”.

Con Juan Martín Grazide.

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