es irlanda como españa lecciones de una bancarrota

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Evan, Joe y Louise, en la cervecería irlandesa James Joyce, en el centro de Madrid CUENTAN QUE EN Irlanda se dieron muchos créditos, la gente especulaba y los políticos no dieron la talla teléfono de la madre de Louise, y también desde cercanía, por la llegada, en los últimos tiempos, de irlandeses a España que quie- ren apuntarse al equipo de fútbol gaélico. La Liga que se juega se ha extendido a más ciudades espa- ñolas porque este año hay más equipos. Antes no pasaba, antes de hundirse había menos irlande- ses aquí. «Nosotros somos aventureros», dice Louise, casi sin acento, «so- mos de una isla y miramos para fuera, enseguida salimos». ropa, con su plan de rescate, les hubiese robado también su liber- tad. Sienten, sobre todo, que el sueño se ha acabado: «Nosotros siempre hemos sido un país po- bre, un país que ha tenido que luchar por casi todo. Lo que está sucediendo ahora es que estamos volviendo a lo que éramos», cuen- ta Joe. «Desde jóvenes nos hemos sa- crificado, hemos pasado hambre y frío y ahora lo vamos a volver pasar», dice Evan. Lo ven desde la distancia, desde el enfado por el O esa es la imagen que los irlan- deses Evan, Joe y Louise dibujan en el bar James Joyce, al lado de la Puerta de Alcalá de Madrid. El boceto que hacen de Irlanda es escalofriante por su parecido con España. Ellos viven desde Madrid el desmoronamiento de un país que hasta hace poco parecía el favori- to del capitalismo y en el que ahora, sus habitantes, los padres, amigos o conocidos de Evan, Joe y Louise se sienten engañados y un poco más presos, como si Eu- Javier Fdez-Largo José Aguado -Madrid Tres irlandeses en Madrid nos cuentan los motivos por los que su país ha necesitado el rescate de la Unión Europea. Sus similitudes con la situación española son escalofriantes Lecciones de una bancarrota É rase una vez un país que se hizo rico de pronto y se desarrolló a toda pri- sa, en el que los bancos dieron crédito al primero que pasaba, donde los habitantes se compraron coches, caprichos y casas, sin importarle las deudas que amontonaban. Y en el que, al fin, los políticos no estuvieron a la altura y los votantes se sienten traicionados. Parece España, pero es Irlanda. ¿ES IRLANDA COMO ESPAÑA? 8 La Razón del domingo Domingo. 5 de diciembre de 2010 LA RAZÓN

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La Razón - 3 Dic 2010

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Page 1: Es Irlanda como España Lecciones de una bancarrota

Evan, Joe y Louise, en la cervecería irlandesa James Joyce, en el centro de Madrid

CUENTAN QUE EN Irlanda se dieron muchos créditos, la gente especulaba y los políticos no dieron la talla

teléfono de la madre de Louise, y también desde cercanía, por la llegada, en los últimos tiempos, de irlandeses a España que quie-ren apuntarse al equipo de fútbol gaélico. La Liga que se juega se ha extendido a más ciudades espa-ñolas porque este año hay más equipos. Antes no pasaba, antes de hundirse había menos irlande-ses aquí.«Nosotros somos aventureros»,

dice Louise, casi sin acento, «so-mos de una isla y miramos para fuera, enseguida salimos».

ropa, con su plan de rescate, les hubiese robado también su liber-tad. Sienten, sobre todo, que el sueño se ha acabado: «Nosotros siempre hemos sido un país po-bre, un país que ha tenido que luchar por casi todo. Lo que está sucediendo ahora es que estamos volviendo a lo que éramos», cuen-ta Joe. «Desde jóvenes nos hemos sa-

crifi cado, hemos pasado hambre y frío y ahora lo vamos a volver pasar», dice Evan. Lo ven desde la distancia, desde el enfado por el

O esa es la imagen que los irlan-deses Evan, Joe y Louise dibujan en el bar James Joyce, al lado de la Puerta de Alcalá de Madrid. El boceto que hacen de Irlanda es escalofriante por su parecido con España. Ellos viven desde Madrid el

desmoronamiento de un país que hasta hace poco parecía el favori-to del capitalismo y en el que ahora, sus habitantes, los padres, amigos o conocidos de Evan, Joe y Louise se sienten engañados y un poco más presos, como si Eu-

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José Aguado -Madrid

Tres irlandeses en Madrid nos cuentan los motivos por los que su país ha necesitado el rescate de la Unión Europea. Sus similitudes con la situación española son escalofriantes

Lecciones de una bancarrota

Érase una vez un país que se hizo rico de pronto y se desarrolló a toda pri-sa, en el que los bancos

dieron crédito al primero que pasaba, donde los habitantes se compraron coches, caprichos y casas, sin importarle las deudas que amontonaban. Y en el que, al fi n, los políticos no estuvieron a la altura y los votantes se sienten traicionados. Parece España, pero es Irlanda.

¿ES IRLANDA COMO ESPAÑA?

8 • La Razón del domingo Domingo. 5 de diciembre de 2010 • LA RAZÓN

Page 2: Es Irlanda como España Lecciones de una bancarrota

EL AGUJERO

DE LA

DEUDA

INMOBILIARIAPara los irlandeses, el gran problema que ha provocado la bancarrota de su país ha sido que los bancos no han tenido la fortaleza que sí han demostrado los banco españoles durante los años de crisis. Ambos países crecieron gracias a la construcción y en las horas bajas las entidades bancarias han estado acosadas por las deudas de viviendas sin vender. Pero España ha tenido más capacidad. Aquí se manejan unas cifras que van de las 750.000 a un millón de casas que nadie compra y aumentan la deuda de lo que fue el gran negocio. En Irlanda, la cifra es menor, unas 300.000 viviendas, pero el porcentaje respecto a su población, apenas cinco millones de habitantes, es mucho mayor. En España se considera que con el tiempo, el «stock» de viviendas se solucionará; en Irlanda, sin embargo, no lo tienen claro.

Ella llegó a España para aprender español, hace poco más de tres años y medio. Evan vino para hacer un máster, se enamoró de una española el primer fi n de se-mana, y ya no se ha movido. Joe vino también a aprender español y como descubrió que en sólo seis meses no daba tiempo, se ha que-dado siete años. Conocen la cul-tura española, la irlandesa y no ven demasiadas diferencias. «Nos llevamos bien, nos gusta la fi esta, somos parecidos», dicen, como si eso, ahora mismo, fuese una bue-na noticia. Grecia fue la primera en recibir la ayuda de Europa, ahora ha sido Irlanda y su pareci-da España es la que está en el punto de mira.

Cuentan cómo su país ha caído en bancarrota y si no llega a ser por el acento, parecería que son tres españoles los que están hablando. «Nosotros éramos un país que hace muy poco estábamos en el siglo XIX, pero llegó un gran desa-rrollo económico y con él algunos, o muchos, aprovecharon para vivir por encima de sus posibili-dades. Parecía que era el juego de quién era el más listo y se compra-ban casas en Bulgaria o en Turquía solo para especular», explican, como si el español que escucha no supiese perfectamente de lo que hablan.

Políticos sin nivel«Mira, antes los bancos solamen-te daban crédito a la gente con nivel o con sueldos fi jos, pero después a todos», insisten, como si describieran este país. Y aña-den, para terminar la radiografía: «Tenemos políticos que no han dado la talla. Aunque la culpa sea de quien les ha votado, nuestros políticos eran gente sin forma-ción, ‘‘buenos tipos’’, ¿eh?, pero que no han estado a la altura. En las rebajas que se han hecho, ellos no se han tocado su sueldo, que está muy por encima de lo que cobran otros políticos en Europa. Ni siquiera ahora, con lo mal que están las cosas han sabido pres-cindir del coche ofi cial y de los guardaespaldas (aunque tal como está el asunto, es normal que con-tinúen con guardaespaldas)».

Los tres cuentan que España, digo Irlanda, es como aquel joven que comienza a trabajar y obtiene una muy buena primera paga. Se cree el rey del mundo. «Estábamos como en una luna de miel y ahora se ha acabado». Se ha terminado el paraíso, se han acabado las ventajas sociales. Por ejemplo, echan a 25.000 funcionarios. «Pero eso no ha sido polémico», cuentan. En Irlanda, a los funcio-narios se les puede despedir y a diferencia de España, la gente no ve el trabajo público como una opción principal, sino que es se-cundario. La gente que carece de ambición es la que intenta llegar

«QUE ECHEN 25.000 funcionarios no es tan polémico como lo sería aquí. En trabajo público no he visto nada como España»

«EN LA SUPERFICIE es verdad que ambos países son parecidos, pero en Irlanda queremos que venga el Banco Santander»

En la foto de arriba, el día de la huelga general en España, abajo una manifestación en Irlanda

a esos puestos. Los otros no. «Pero es que no he visto nada de funcio-narios como en España. En nin-gún país del mundo». «Vas a un sitio –cuenta Louise– y te mandan a otro, en otra ventanilla te dicen que tienes que rellenar un papel y cuando llegas a otra ventana, es más tarde de las dos y ya han ce-rrado».

Sin embargo, con la experiencia de quien sabe lo que es una ban-carrota, su visión es más o menos optimista respecto a España: «Mira –sigue Louise– yo jamás creía que a mi país le iba a pasar lo que le sucedió a Irlanda, pero le ha pasado. Tampoco creo que a España le vaya a pasar». «España tiene una ventaja respecto a Irlan-da. Vosotros sois un país con ex-periencia y con historia. Irlanda es muy joven y no sabe cómo

manejarse. España es más grande que nuestro país. A Irlanda se le podía empujar al precipicio». Y añade Evan: «Tampoco es lo mis-mo que te represente Fernández Ordoñez, gobernador del Banco de España, que uno de nuestros políticos».

«Es verdad que en las superfi cie la similitudes entre España e Ir-landa son muchas», dice Evan, «pero después, si profundizas, son países con características distin-tas. En Irlanda decimos que ojalá el Banco Santander comprase un banco nuestro».

Joe lo ratifi ca: «Para mí la gran diferencia entre ambos países, además de la historia de cada uno, es la estabilidad de los bancos españoles, que está visto que no la tenían las entidades bancarias irlandesas».

Alejandro Olea

¿Recomendarían a sus compa-triotas que viniesen a España? «Sí, aquí se vive bien, hace buen tiem-po y pese a los problemas econó-micos, a nivel educativo, de infra-estructuras y sanidad no hay co-lor». «Puede que sea por las dife-rentes regiones que existen en España –añade Joe– no sé, pero a lo mejor, como todas han querido competir entre sí y ser la mejor, las redes de autovías o de trenes que existe aquí no las tenemos noso-tros. El metro de Madrid por ejemplo es espectacular». Y la sa-nidad: «Una vez tuve un problema en un ojo y enseguida me atendie-ron. Y gratis, si es mejor la sanidad pública que la privada».

Pero las colas son constantes y las urgencias están siempre co-lapsadas. «Se nota que no te has puesto malo en Irlanda».

La Razón del domingo • 9LA RAZÓN • Domingo. 5 de diciembre de 2010