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filosofía en la músicaTRANSCRIPT
Yorelys Jordán Santos
Dr. Héctor Navedo Aponte
MMED 7001
11 de octubre de 2015
La filosofía de la educación musical
La filosofía de la educación responde, desde una perspectiva racional, a la
explicación sobre la formación intelectual, de la misma forma que a la necesidad y retos
en la vida de las personas que participan de su proceso. Por tanto, se presentará en este
ensayo los diferentes puntos de vista de acuerdo a las preguntas que formulan varios
autores y que intentan responder en diferentes artículos pertenecientes a la práctica en la
educación. Se expone en ellos, la importancia de la formación educativa del ser humano,
los fines, propósitos, solución de problemas y las herramientas reflexivas para un mejor
entendimiento del docente. Por consecuente, siendo el docente, precursor y transmisor de
su conocimiento trasnformador, también portador de un legado de seres pensantes
formados para razonar, cuestionar y deshacerse de los mecanismos habituales que
conforman a la sociedad actual.
Como preámbulo, debemos saber que existe la posibilidad de ver la filosofía de la
educación de diferentes maneras. De acuerdo a lo que se establece en el artículo titulado
La naturaleza de la práctica de la filosofía de la educación de Masota (1987), un ejemplo
sería, “la filosofía de la educación entendida como filosofía práctica, al modo de saber
ético de Aristóteles; es decir, un saber de la acción educativa contistuido desde la
formalidad teleológica o del fin”(p.1). Esta práctica, dentro de muchas otras, se refiere a
que la educación debe ser concentrada en el estudio de los propósitos de la educación
para llevar a cabo su realización. De hecho, corresponde mencionar que la filosofía de la
educación se estudia como las filosofías de la filósofía de educación. Masota (1983)
explica:
El nombre de Filosofia de las filosofías de la Educación no resulta académicamente
grato. Pero la denominación Metateoría de la educación es más agraciado y
respondería al mismo intento. Y como tal se encuentra en la filosofía analítica
aplicada a la educación.” (p.23)
Por tanto, la filosofía de la educación no debe percibirse como el estudio de una
sola filosofía ya que abarca en conjunto todas las filosofías. Está en la trascendencia del
conocimiento en particular para la presentación de la educación, al abarcar de manera
reflexiva los enfoques y metodología de análisis, permitiendo la generación de nuevo
conocimiento. La metateoría permite la comprensión de profundidad de las filosofías que
abarcan el estudio de la filosofía de la educación puesto que ocurre al estudio analítico y
reflexivo de los planteamientos existentes. De igual importancia es comprender el
funcionamiento de la praxis en sus diferentes esferas relacionadas a la filosofía de la
educación . Masota (1983) cita directamente a Moore (1974) en su introducción a la
teoría de la educación:
Concibamos la educación como algo que implica un conjunto de actividades
interrelacionadas que se llevan a cabo a diferentes niveles, algo así como un piso
que tiene más de un piso ocupado. En la planta baja se llevan a cabo varias
actividades educativas: enseñar, aprender, instruir, castigar; el tipo de actividades
que uno puede encontrarse en cualquier aula. En el siguiente nivel superior digamos
en el nivel del primer piso, está la teoría de la educación, que puede entenderse
como un conjunto de principios, consejos y recomendaciones interconectadas y
orientadas a influir en las actividades que se llevan a cabo en la planta baja. En el
siguiente nivel superior está la filosofía de la educación, cuya tarea principal es la
clarificación de los conceptos utilizados en los niveles inferiores (conceptos como
'educar' y 'enseñar', por ejemplo) y el examen de las teorías que operan en ellos para
comprobar su consistencia y validez. Las diferencias de nivel deben entenderse
como diferencias lógicas, lo cual significa, dicho en pocas palabras, que cada piso
surge y depende de los pisos inferiores. (p. 23)
Por tanto, la filosofía de la educación debe ocuparse de los efectos y consecuencias
de la actuación humana. Masota (1987), añade:
La filosofía de la Educación como saber práctico es un saber filosófico que no se
ocupa de cosas o entes, si no de un tipo de actuación humana, como es la educativa.
Además, si dicha disciplina quiere tener alcance y pontencialidad educativa, y no
sólo alcance filosófico y especulativo, entonces no se ocupará de la acción
educativa en tanto que efectuada o realizada, en sus efectos y sus consecuencias; no
se considerará en su realización pura, sino-y sobre todo- en relación al fin que
persigue dicha acción educativa. Del mismo modo que hay una psicología que
estudia los actos y procesos psíquicos en sí, es posible una ciencia de la educación
que estudie los actos educativos en sí, en cuanto a efectuados, causantes de unas
relaciones racionales y desencadenantes de unas consecuencias prácticas. Esto
correspondería a un saber teórico o especulativo que tendría sin duda un alcance o
repercusión filosóficos. (p. 31)
Entonces, partiendo de la argumentación de Masota (1987) es meritorio exponer
cuáles serían los ideales u objetivos que tiene la filosofía de la educación musical según
diferentes filósofos contemporáneos. Asimismo, en el artículo titulado Los fundamentos
filosóficos de la educación como reconsideración crítica de la filosofía de la educación
de Serpa (2005) expresa sobre el asunto:
El objeto de estudio propio de la Filosofía de la Educación es el fenómeno
educativo en toda su amplitud: los agentes, procesos y escenarios donde se
desarrolla el binomio enseñanza-aprendizaje; emplea metodologías esencialmente
filosóficas; y su fin particular inmediato consiste en la elaboración de un cuerpo de
doctrina que facilite a los profesionales de la educación la comprensión del sentido
e implicaciones antropológicas y éticas de su tarea, y mejorar así su actividad
práctica. (p. 3)
Por tanto, como docente no es suficiente llevar solamente un enfoque analítico
podemos tomar diferentes ramas de distintas filosofías para llegar a un balance adecuado
y llevarlas a la práctica. Es mediante el modelo de excelencia de un maestro y el concepto
de la buena vida como la filosofía idealista de igual importancia el realismo filosófico, en
el cual la educación debe partir del interés del niño. Utilizando también la filosofía del
pragmatismo tomando de ejemplo que el proceso educativo debe ser estructurado y
planificado. Finalmente el existencialismo donde el rol del docente explora la posibilidad
de respetar los aspectos emocionales e irracionales del individuo, y se esforzara en
conducir a sus alumnos a una mejor comprensión de él mismo. Estos son algunos
ejemplos que relativamente podrían moldearse a la necesidad de cada docente/estudiante,
teniendo en cuenta el entorno y como la cultura influye en la personalidad. De la misma
forma, en el artículo titulado Filosofía y actitud filosófica: sus aportaciones a la
educación de Amilburu y García (2012) opina que:
La Filosofía de la Educación pretende llevar a cabo una reflexión crítica y
sistemática sobre la educación de la que se puedan extraer conclusiones teóricas
que permiten entender y afrontar mejor los problemas de la práctica educativa. En
este sentido, la Filosofía de la Educación no constituye un campo acotado, aislado
de los demás saberes, sino que debe cultivarse en diálogo interdisciplinar con el
resto de las ciencias que se ocupan del estudio del ser humano y de la educación.
(p. 236)
Por lo que ayuda a un mejor entendimiento y comprensión ante las necesidades
educativas e intelectuales del doncente. Asímismo permite encaminar la enseñanza con
el fin de forjar al estudiante y una sociedad digna y acorde con la realidad del siglo XXI.
Serpa (2015), cita directamente a Pring, (1978)
De hecho, la tarea educativa remite de suyo a cuestiones de gran calado filosófico
que se hace necesario abordar como, por ejemplo, qué significa conocer y qué
valor tienen determinadas formas de pensamiento (Epistemología), qué vale la
pena enseñar y aprender (Ética), la naturaleza de las actividades mentales
(Filosofía de la mente), etc.” .(p. 3)
Es entonces que los educadores debemos tener claridad con respeto al arte de
educar. Evidentemente, éste aspecto envuelve un transmisor y un receptor (el educador y
el educando). En ella se desenvuelve la transmisión de conocimientos, valores y prácticas
relacionadas con el fin de que sea más efectiva la reflexión y la autogestión de la vida en
relación a su naturaleza humana. El incremento de conocimiento es meritorio, pues no
solo es el conocimiento que crecerá si no la manera de ver la vida. Según la publicación
La formación filosófico-educativa del profesorado ¿Un lujo o una necesidad?, de
Sacristán (1994) adjudica que:
Cuando la filosofía se ocupa de la educación, no pretende estudiar cómo, con qué
medios, en qué circunstancias y ambiente, o a qué individuo psicobiológico
concreto hay que educar; sino que se plantea cuestiones de carácter más amplio y
general cómo qué es la educación, por qué es necesaria, quién es el sujeto de la
educación metaempíricamente considerado, para qué educamos, cómo es posible
que alguien llegue a educarse, etc. ( p. 235)
Nuevamente, la filosofía parte de la formulación de preguntas para reflexionar
sobre lo que hacemos y el por qué. De hecho en el artículo Philosophy and the Future of
Education Silber (1998) explica:
Debe tenerse en cuenta que la aportación de la filosofía a los ámbitos de la
reflexión y la práctica educativa dependen directamente del modo de cultivar el
pensamiento filosófico: para contribuir positivamente a la educación, la filosofía ha
de estar fundada en el amor a la verdad y en el respeto hacia los procedi-mientos
lógico-racionales que permiten avanzar en el camino que lleva a su descubrimiento
y llegar a formular conclusiones válidas. (p.235)
Cuando solamente la práctica, en la educación musical, es automatizada los
procedimientos lógico-racionales no son eficientes al transmisor. Por lo que, es la tarea
del docente concientizar al estudiante alusivo a la encomienda de la música en el contexto
humanitario y sociológicos. Así que, es en el análisis de los contextos históricos y
sociológicos de obras, en la reflexión sobre la música en cuánto a su belleza y expresión
que el docente logra el cometido.
Según algunos filósofos, tales como Descartes, Kant, Hostos y Freire
han llegado al acuerdo de que hay unas separaciones en cuanto a enseñanza se refiere en
el educar, instruir y adiestrar a un receptor. Según la Real Academia Española (2015): “la
instrucción es las transmisión de conocimientos. Transmite nociones técnicas que no
poseen la finalidad de ampliar la capacidad de reflexiva o autogestión para alcanzar su
desarrollo como seres humanos.” El otro aspecto a definir es adiestrar, que según la Real
Academia Española (2015) “es un automatismo de conductas en la medida que se hace
presente en que aparecen los estímulos adecuados.”
Por tanto, según el modelo conocido como el adiestramiento de Descartes (1596) al
niño le corresponde un adiestramiento autoritario. Sin embargo no es así para Kant
(1724), No basta con el adiestramiento; lo que importa, sobre todo, es que el niño aprenda
a pensar.” Siendo la educación una herramienta indispensable para la libertad. También,
de acuerdo con Hostos (1839), lo importante es que el docente observe la manera que sus
estudiantes forman, crean y transcurren por un proceso de generar conocimento por sus
propios recursos intelectuales. Que el “ser humano desarrolle el pensamiento crítico para
liberarse y liberar a otros” (Freire, 1980).
La filosofía y su práctica, guiados por un maestro capaz, debe ser fomentada, desde
temprana edad con el fin de concientizar al estudiante . Después de todo, el cometido
ideal es llevar al estudiante a un estado reflexivo influenciado por el docente directa e
indirectamente, con énfasis en la oposición de mentes automatizadas. También el docente
debe llevar a cabo una auto reflexión educativa teniendo en cuenta factores como la edad,
el perfil socia, la educación a los padres y el entorno . Nuevamente, las enseñanza de
valores, ética, moral y valores es primordial. Por consiguiente, la autoreflexión,
autogestación, meditación serían una herramienta a considerar.
Por todo ello podemos llegar a la conclusión de que la filosofía de la educación
musical reviste una gran importancia en la formación del ser humano, tanto integral como
globarizadora. En ella se proporcionan expericiencias cognitivas y de sensibilidad en el
estudiante. Que el docente debe ser portavoz de la ética, fomentar el pensamiento crítico
y ser precursor de el cuestionamiento filosófico de la vida en los estudiantes.
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