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Lo sagrado y lo profano en la arquitectura
Es curioso ver como las ideologías cambian tan drásticamente en un mundo tan pequeño.
Cómo la posición de una pieza arquitectónica tiene un significado tan grande e
importante para algunos y tan insignificante para otros. Al hablar de piezas
arquitectónicas podríamos mencionar elementos como las puertas de una iglesia, las
cuales representan continuidad al estar abiertas hacia adentro, ó el umbral que separa los
dos espacios el cual indica al mismo tiempo la distancia entre los dos modos de ser:
profano y religioso. El umbral es a su vez la frontera que distingue y opone dos mundos y
el lugar donde dichos se comunican, donde es posible pasar al mundo sagrado. Es decir el
umbral y la puerta en las creencias orientales no cumplen la función simplemente de
infraestructuras sino que representan vehículos de tránsito. El umbral tiene sus
“guardianes” que son dioses y espíritus que defienden la entrada, tanto de la
malevolencia de los hombres como de los demonios. Es aquí donde se comprende el por
qué la iglesias significan algo más, es el interior del mundo sagrado el cual se encuentra
totalmente aparte del mundo profano, de las grandes aglomeraciones que se encuentran
fuera ella.
Hace algún tiempo esta cultura de transcendencia se expresa por diferentes imágenes de
una abertura. Estas personas tenían la creencia de que en este recinto sagrado podían
tener comunicación con los dioses, por consiguiente, debe de existir una puerta hacia lo
alto por la que puedan los dioses descender a la Tierra y subir el hombre simbólicamente
al Cielo. En muchas religiones el templo posee dicha abertura hacia lo alto para tener
comunicación con los dioses. Viendo la situación de estas religiones con la religión
predominante en nuestro país, la católica, se puede captar el abismo de meticulosidad en
cuanto a simbolismo hablamos, inclusive la religión no es sólo un credo, es una forma de
vivir de pensar, de convivir día a día.
Aún escrito en la Biblia se afirma que el ser humano tiene cierta comunicación con los
dioses a través de un medio, la cual es menciona como puerta, «Yo soy el Eterno, el Dios
de Abraham», se despertó sobrecogido de temor y exclamó: «¡Qué terrible es este lugar!
Es aquí donde está la casa de Dios. Es aquí donde está la puerta de los Cielos.» Y cogió la
piedra que le servía de almohada y la erigió en monumento y derramó aceite sobre su
extremo. Llamó a este lugar Bethel, es decir, «Casa de Dios» (Génesis, XXVIII, 12-19).
Ciertamente los católicos no representamos en nuestras iglesias dicha puerta, hacia lo
alto, es decir, comunicante con el Cielo, punto de tránsito de un modo de ser a otro.
En la India y algunos países del oriente hacen ésta interesante relación entre en Mundo, el
territorio habitado, y el Cosmos, espacio indefinido e indeterminado. El hecho de
instalarse en un territorio no significa simplemente situarse en él, sino consagrarlo Es por
esto que siempre se está en busca de una réplica del universo ejemplar, comparte, según
eso, la santidad de la obra de los dioses.
La casa está santificada, en parte o en su totalidad, por un simbolismo o un ritual
cosmogónico. Es por esto que instalarse en cualquier parte, construir un pueblo o
simplemente una casa, representa una grave decisión, ya que la existencia misma del
hombre se compromete con ello: se trata de crearse su propio “mundo” y de asumir la
responsabilidad de mantenerlo y renovarlo. No se cambia de morada de un pronto a otro,
porque no es fácil abandonar el propio “mundo”. La habitación no es un objeto, una
“máquina de residir” sino que representa el universo que el hombre construye imitando la
Creación ejemplar de los dioses, la cosmogonía. Toda construcción y toda inauguración de
una nueva morada equivale, por decirlo así, un nuevo comienzo, a una nueva vida. Esto es
celebrado inclusive por aquellas personas que no comparten la ideología de relación
universo-morada, ya que se observa en las fiestas inaugurativas de un nuevo hogar, así
que intencionalmente compartimos un ritual que tiene un significado más allá que
entretenimiento.
Instalarse en un territorio, edificar una morada significa una decisión vital, tanto para la comunidad entera como para el individuo. Ya que se trata de asumir la creación de mundo que se ha escogido para vivir, por eso es tan importante imitar la obra de los dioses, la cosmogonía.
Cualquiera que sea la estructura de una sociedad tradicional, la morada se santifica siempre
por el hecho de constituir una imagen del mundo y de ser el mundo una creación divina.
Existen varias formas de relacionar la morada al Cosmos, por el hecho de existir varios
tipos de cosmogonías.
En la cultura del oriente las significaciones cosmológicas y los rituales están relacionados
con la chimenea y a la parte del techo que se encuentra encima del “ángulo sagrado” y
que se rompe en caso de agonía. Existe una relación profunda entre Cosmos-Casa-Cuerpo
humano. A estas aberturas en el techo se les llama hipetros, el cual se trataba del
“ojo de la cúpula” que simbolizaba la comunicación con lo trascendente.
El templo es considerado como una reproducción terrestre de un modelo transcendente, el
mundo que es obra de los dioses es algo sagrado. Se le considera un lugar santo por
excelencia, casa de los dioses, el Templo re santifica continuamente el mundo porque
representa y al mismo tiempo lo contiene. Esto quiere decir que el Mundo está siendo
continuamente purificado por la santidad de sus santuarios.
Las personas que son fieles a dicha creencia ven el templo como un lugar que no puede ser
interrumpido por lo que hay afuera de este santuario y todo lo que suceda o esté dentro de
este puede ser de una u otra forma salvado todo lo que no es bueno, todo lo que no
pertenece al mundo de los dioses. Los Templos gozan de una
existencia espiritual, incorruptible, celeste. Por la gracia de los dioses, el hombre accede
a la visión fulgurante de esos modelos y se esfuerza por reproducirlos en la tierra. Esto lo que quiere decir es que los modelos arquitectónicos, por encontrarse en el Cielo,
participan de la sacralidad urania(musa de la Astronomía y la Astrología).
Es interesante como un recinto como lo es una morada o un templo puede trasladar a una
persona creyente completamente a otra dimensión. El papel que cumple la arquitectura en
estas culturas es bastante notorio, rige la religión de una manera muy especial y tiene una
influencia muy marca en cuanto a la simbología de las edificaciones.
Es una lástima que el católico no se encuentre más interesados en cuanto a los detalles y
simbologías de sus propias creencias. La religión católica se ve en nuestro país rezagada a
una arquitectura pobre, sin sentido y dejando todo a la belleza sin tomar en cuenta muchos
aspectos interesantes que podrían llegar a formar parte de la arquitectura religiosa
costarricense.
Muchas veces cuestionamos las religiones que se enfocan en algo material como lo es un
edificio, pero si llegamos a profundizar verdaderamente el tema podemos realizar que no es
simplemente algo tangible, sino que cruza las fronteras y nos lleva a un ritual mas
espiritual, lo cual podría ser esencial para tener ese conecte o enlace especial con ese dios
con el que cuentan muchas personas en momentos importantes de la vida..
En cuanto al tema concierne llego a la conclusión de que de que en todas las culturas
tradicionales, la habitación comporta un aspecto sagrado y que por esto mismo refleja el
mundo. Es decir, una buena arquitectura, con un buen significado puede llevarnos a una
mejor relación con “nuestro dios” o con nuestras creencias.