encontrar la biblia ilustrada mÁs larga … · licó un artículo suyo acerca de la biblia de...
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ENCONTRAR LA BIBLIA ILUSTRADAMÁS LARGA DEL MUNDO
TRAS EL ESTRENO MUNDIAL
EN EL KIRCHENTAG
por
DANIEL ROSSA
publicado en theologiestudierende.de
T H E W O R L D `S L O N G E S T P A I N T E D B I B L E
Acerca de Daniel RossaDaniel Rossa estudió Teología Evangélica en
Marburg y Nott ingham. En la actualidad se está
preparando para la vicaría en la ciudad de Herten,
en la zona del Ruhr. En agosto de 2015, la revista
teológica en línea theologiestudierende.de pub-
licó un artículo suyo acerca de la Biblia de Wied-
mann.
En ocasiones, no recibir aquello que se quiere re-
almente puede interpretarse después como una
victoria: la vida me dio un regalo en la convenci-
ón eclesiástica del Kirchentag cuando, debido
que un acto al que tenía muchas ganas de asistir
estaba lleno, de repente me vi obligado a ocupar
mi tiempo con alguna otra actividad de provecho.
En este caso, me topé con la presentación de un
proyecto artístico absolutamente imprescindible,
acerca del que me gustaría hablaros:
LA BIBLIA DE WIEDMANNCon ella, el artista Willy
Wiedmann1 (1929 – 2013)
llevó a cabo una obra mo-
numental, accesible por
primera vez al gran público
desde la convención ecle-
siástica del Kirchentag.
Los datos que la rodean quitan el aliento:
Dieciséis años, desde 1984 hasta 2013, fue el tiempo
que Wiedmann dedicó a las 3333 ilustraciones divi-
didas en 19 tomos que constituyen la gran obra de su
vida.
Si cabe mencionar la longitud, es porque Wiedmann
encuadernó el único ejemplar existente de su Biblia
con formado de libro plegado, resultando en 19 tomos
con una media de casi 90 m cada uno. Estos 19 tomos
de la Biblia de Wiedmann comprenden prácticamente
la totalidad de los libros de la Biblia (solo faltan Cróni-
cas 1 y 2), e incluso algunos apócrifos2.
Otra diferencia entre la Biblia de Wiedmann y otras
versiones artísticas es que carece de cualquier tipo
de texto; no se trata de unas pocas ilustraciones aquí
y allá como acompañamiento. La Biblia de Wiedmann
está compuesta únicamente por pinturas (y collages)
que deberían funcionar, y funcionan, por sí mismas. En
ellas, Wiedmann inspira e invita a vivir el mundo de la
Biblia capítulo a capítulo —en ocasiones incluso ver-
so a verso— de una forma absolutamente original, y la
mejor forma de hacerlo es con la ayuda de las ilustraci-
ones de la Biblia de Wiedmann.
1) Puede encontrar más información acerca de Willy Wiedmann en la página https://de.wikipedia.org/wiki/Willy_Wiedmann.
2) Los 19 tomos se dividen de la siguiente forma: 1: Gn, 2: Ex,3: Lv, 4: Nm, 5: Dt, 6: Jos/Jue/RT, 7: 1 S/2 S, 8: 1R/2 R, 9: Esd/Neh, 10: Tb/Jdt/Est, 11: Job, 12: Sal, 13: Pr/Ec/Cnt/Sab, 14: Sirac, 15: „Profetas“ (Is/Jer/Lm/Ez/Dn/XII), 16: „Jesucristo“ (Mt/Mc/Lc/Jn), 17: Hch, 18: „Epístolas“ (Ro/1-2 Co/Gl/Ef/Flp/Col/1-2 Ts/1-2 Ti/Tit/Flm/Heb/1-2 P/1-3 Jn/Stg/Jud), 19: Ap.
La imagen del pecado original que se puede ver
al comienzo de este artículo ya da claras muest-
ras de su efecto. Esta ilustración se ha convertido
en una especie de signo o distintivo de la Biblia
de Wiedmann, probablemente por tratarse de una
escena muy reconocible desde el punto de vista
histórico y cultural3. Wiedmann presenta el árbol
del conocimiento —¿y tal vez el propio conoci-
miento?— como „árbol serpiente“, y así es como
lo describe en sus notas: „árbol serpiente = árbol
del conocimiento“.
Para el fruto del árbol, Wiedmann conserva la
representación artística tradicional de la manza-
na, a pesar de que en la zona de Mesopotamia no
crecían los manzanos. Otro aspecto interesan-
te de esta representación es que el crecimiento
geométrico del árbol del conocimiento recuerda a
un enrevesado laberinto o incluso a algo técnico,
como un sistema de tuberías. También la boca de
la serpiente, que ofrece el fruto del conocimiento
a las dos personas que aparecen desnudas en pri-
mer plano a izquierda y derecha, Adán y Eva, tiene
aspecto de llave inglesa. Uno podría preguntarse
si, con esta representación, Wiedmann no está
haciendo una crítica a ciertas formas de mecani-
zación. También llama la atención que la „rama“
que tiende la manzana a Eva recuerda a un bra-
zo masculino, con el vello y la forma de „antebra-
zo de Popeye“. Es posible que con ello, el artista
esté reflejando el hecho de que, en hebreo, la pa-
labra „serpiente“ es de género masculino (es de-
cir, que el mal no procede de la mujer). Se observa
además que este „árbol serpiente“, con forma de
canalizaciones y con reminiscencias técnicas, no
parece tener vida. Como contraposición al árbol,
a la izquierda se deja adivinar algo que queda más
claro en otras partes (creación, arca de Noé, pla-
gas) de la Biblia de Wiedmann: al artista le encan-
ta representar una fauna exuberante y bulliciosa,
que incluye animales exóticos como camaleones
o puercoespines. ¿Se trata acaso de una adver-
tencia artística acerca de la amenaza que la tec-
nología y la industria suponen para la creación y
para los seres creados?
3) También se trata de la única imagen de la Biblia de Wiedmann, de las ocho aquí mostradas, que se puede encontrar también de forma gratuita en internet. El resto de imágenes se han incluido aquí exclusivamente para fi nes informativos.
Las imágenes relativas a la revelación de Dios
a través de la zarza ardiente también dan buena
idea de la relación de Wiedmann con el material
bíblico: a la izquierda se ve a los hijos de Israel con
las manos crispadas y extendidas hacia el cielo
en busca de ayuda. Sobre ellos se observan tres
triángulos concéntricos, que aparece también en
otros lugares: siempre que Dios (¿bendiciendo o
maldiciendo o frente a la humanidad?) „intervie-
ne“, Wiedmann refleja así su „manifestación“.
Esta parece ser su versión del triángulo como sím-
bolo histórico y cultural del Dios trinitario. En esta
ocasión, está representado con colores oscuros,
capturando las sensaciones de los israelitas de la
imagen al ver que la gracia de Dios se oculta ante
ellos.
4) Según he observado, así es como Wiedmann parece representar también en otros momentos a personas en momentos existenciales o cuya existencia está amenazada (la mayoría de las veces como masa en plural, por ejemplo como público/pueblo que escucha hablar a Jesús).
5) Esta caracterización se mantiene de forma constante a lo largo de Ex, pero no en Lv, Nm y Dt. De todos modos, estos no han sido concebidos como libros ilustrados de historia. La apariencia de los protagonistas históricos como Saúl, David, Salomón y Jesús se mantiene en todo momento. En algunos casos (no solo con Jesús) incluso se tiene la fascinante sensación de que los personajes van envejeciendo poco a poco.
Por el contrario, el pueblo de Israel está aquí pin-
tado de color carne, casi como si estuviesen „mi-
serables, desnudos y descubiertos“: desampara-
dos como „hombres por sí solos“, no rodeados de
sus posesiones ni cubiertos por sus ropajes4. En
la siguiente escena, Moisés —caracterizado con
la vara de pastor, el vestido azul y el pañuelo blan-
co en la cabeza que permiten reconocerlo en las
siguientes imágenes5 – protege a las ovejas de su
suegro.
A continuación viene la escena con la zarza ar-
diente. Ni la imagen ni las notas a mano del artista
mencionan en ningún momento la revelación del
nombre de Dios. La siguiente imagen tiene lugar
después de la conversación con Dios (tal como
indica su título, Ex 4,1): aquí se presenta la respu-
esta de Moisés al mandato de Dios y la discusión
acerca de si podrá ser un mensajero convincente
del Señor.
Este pasaje es el que da origen al motivo de la
vara prodigiosa —la vara se convierte en serpien-
te—. Es curioso que las sandalias de Moisés (de
izquierda a derecha) queden atrás en este episo-
dio, aunque donde se mencionan es en Ex 3. Debi-
do a esta falta de sincronicidad en la representa-
ción linear de la obra, cabe imaginar dos interpre-
taciones para la siguiente imagen que aparece,
y que muestra tres rostros que se funden entre
sí, como referencia o bien a Ex 3 o a Ex 4. Si se
trata de Ex 3, podría verse en estos tres rostros
superpuestos la propia revelación de Dios como
Dios trino. Esta idea también tiene sentido si se
tiene en cuenta la corona de espinas que rodea el
tercer rostro. Además, junto a esta aparición con
tres rostros se ven signos hebreos que recuerdan
automáticamente a la revelación del nombre de
Dios.
No obstante, al observar con más detenimiento se
advierte que se trata de símbolos sin sentido, con
la excepción de las últimas tres letras (de derecha
a izquierda), que parecen representar la palabra
hebrea (palabra). Por ello, en mi opinión, es
demasiado rebuscado atribuir el secreto de la re-
velación divina a esta sopa de letras. Esto tambi-
én es lo que indican los comentarios de Wiedmann
acerca de esta imagen y sus símbolos. Al respec-
to, el artista explica que Moisés „nunca había sido
buen orador“ y tenía „un hablar duro y una lengua
dura“ (comentario de Wiedmann según Ex 4,10).
En lo que se refiere a Ex 4, se puede hacer la si-
guiente interpretación del rostro triple: El primer
rostro representa el semblante que Dios ha reve-
lado (rostro de la izquierda, con mirada penetran-
te y triángulos concéntricos [!] bajo la barbilla) y
se convierte —a semejanza de Dios— en el rostro
del profeta Moisés (rostro del medio, cuyo párpa-
do izquierdo está en un ángulo inclinado que le
confiere un aspecto atormentado y fatalista). Por
su parte, este se convierte en el rostro de Aarón,
como portavoz de Moisés. A la identificación de
Aarón también contribuye el manto y la vestimen-
ta gris, que corresponden a este personaje en la
escena de la derecha, y se mantienen al otro lado
de la „montaña“, donde Aarón se presenta ante el
faraón.
Además, el pelo del tercer rostro, que como decía-
mos recuerda a una corona de espinas, se repite
unas imágenes más adelante, en la representa-
ción de Aarón dentro de su árbol genealógico. A
continuación aparece representada en la parte
inferior de la imagen el episodio de la circuncisión
del primogénito de Moisés. En la escena superior,
Aarón habla al pueblo en nombre de Moisés.
Al otro lado de la „montaña“ que separa estas
escenas, parece tener lugar un adelanto del pri-
mer prodigio realizado ante el faraón en Ex 7. No
obstante, Wiedmann vuelve a representar este
motivo algo más adelante de forma más detalla-
da, y con mayor número de serpientes. Es inte-
resante que en este caso solo se han represen-
tado dos serpientes delante del faraón: muy po-
cas para que, además de Moisés, los magos del
faraón hayan convertido sus varas en serpientes;
pero demasiadas si únicamente Moisés ha obrado
el milagro.
¿Aparecen tal vez dos porque Aarón actúa como
extensión de Moisés?
El objetivo declarado de Wiedmann era similar al
de la Biblia Pauperum, la pintura sacra y los vitra-
les de la Edad Media: permitir que las personas
con deficiencias de lectura o aprendizaje accedan
a la Biblia a través de sus imágenes.
Pero la interpretación artística del texto bíblico
que se encuentra en la obra de Wiedmann no re-
sulta instructiva únicamente para aquellos para
los que el acceso a los textos es difícil o imposible;
en mi opinión, también ofrece una nueva perspec-
tiva de la Biblia para los teólogos, aunque supu-
estamente el libro y su antiguo contenido ya nos
sean más que conocidos. La Biblia de Wiedmann
puede suscitar discusiones entre las distintas dis-
ciplinas teológicas, así como un diálogo entre la
historia del arte y la teología.
El propósito de Wiedmann, ofrecer una represen-
tación completa de la Biblia de un solo autor, re-
fleja el interés científico por algo comparable, sis-
tematizado y completo, más allá de lo que suele
pasar con la mayoría de proyectos artísticos.
A causa de la riqueza de su representación, así
como del estilo del artista, la Biblia de Wiedmann
tiene un gran potencial para el trabajo y la peda-
gogía en la parroquia, en la escuela o para la con-
templación en sermones y misas, merecedor de
ser explorado y aprovechado por la teología.
El análisis del siguiente fragmento de la Biblia de
Wiedmann es una buena muestra de este poten-
cial:
Además de la represen-
tación del fruto del co-
nocimiento como una
manzana y del uso del
triángulo como símbolo
de la presencia del Dios
trino, la representación
de Samuel en la Biblia
de Wiedmann, tal como
se ve en la imagen supe-
rior, también se puede
tomar como una remi-
niscencia de la histo-
ria del arte, pues recuerda a la función deíctica
que Matthias Grünewald atribuye al dedo de Juan
Bautista en el Retablo de Isenheim.
A nivel teológico, se observan aquí algunos pa-
ralelismos que por lo general no se suelen perci-
bir: Grünewald hace que Juan el Bautista seña-
le a Cristo crucificado como aquel que, según la
promesa de Juan, vendrá al final de los tiempos,
cuando llegue el reino de Dios: el Dios ungido
(mesías), el último vástago de la dinastía de Da-
vid, rey legítimo de Israel. De este modo, Juan
se presenta como el último representante de un
tiempo antiguo, que para los cristianos se ve su-
perado o completado con Jesús como Cristo (es
decir, mesías). Con Jesús como Cristo, se inicia
el reinado de Dios en el mundo. Grünewald repre-
senta un periodo de transición al juntar a Juan y
a Jesús, procedentes de distintas épocas, bajo la
cruz.
Dado que Wiedmann parece inspirar su represen-
tación de Samuel junto a Saúl (en amarillo, a la
izquierda en todas la imágenes) en la imagen del
bautista de Grünewald, su obra muestra una ana-
logía estructural: Samuel es, al igual que Juan,
el último representante de una época pasada: la
época de los jueces, el periodo sin reyes de Isra-
el. Esta época finaliza cuando el pueblo de Isra-
el desea un rey, deseo que Samuel concede, con
permiso de Dios, ungiendo a Saúl como primer rey
de Israel; del mismo modo Juan, en el bautismo
de Jesús, lo ungiría como rey último y eterno de
Israel (adopcionismo).
De esta forma, Wiedmann une, a través de la his-
toria del arte, el principio y la conclusión escato-
lógica de la época de los reyes de Israel. (También
se puede ver un triángulo sobre la imagen de la
unción).
Imagen: Matthias Grünewald
El estilo de Wiedmann es ideal para nuestros
tiempos: por una parte es suficientemente figu-
rativo para representar la dimensión narrativa del
texto bíblico, cuyo significado para la vida espiri-
tual ha sido puesto de relieve de forma cada vez
más clara durante los últimos años en el ámbito
teológico. Por otra parte, el estilo de Wiedmann
mantiene un grado de abstracción en sus figuras,
alejándolas de la ingenuidad mediante la angu-
losidad de las formas. De este modo, logra que
las figuras y las historias que cuentan no pierdan
garra, como suele ocurrir, en mi opinión, con las
imágenes demasiado armónicas y redondeadas
de algunos artistas más naíf.
Afortunadamente, sus figuras son demasiado ab-
stractas y angulosas para crear un bucolismo ex-
cesivo.
De todos modos, Wiedmann consigue frecuente-
mente, con unas pocas líneas claras, dotar a sus
figuras de expresiones faciales y posturas corpo-
rales de gran expresividad, capaces de despertar,
a su manera, la empatía del observador. Esto se
aprecia, por ejemplo, en la penitencia de Dani-
el (Dan 9, arriba a la izquierda) o en la escena de
la lapidación de la mujer adúltera (arriba a la de-
recha).
Es conmovedor ver cómo este hombre adulto
(como se aprecia en su nuez) y de rasgos angu-
losos se retuerce las manos y cómo de repente
otras manos humanas se le acercan desde lo que
se adivina como parte de un triángulo (!) en la es-
quina superior izquierda, para participar en la ora-
ción y tomar las manos del atormentado penitente
en las suyas. ¿Tal vez Daniel no solo se retuerce
las manos, sino que lucha con Dios? ¿O realmente
acude Dios en su ayuda en un momento de des-
esperación?
Aquí Wiedmann ilustra con una dulzura extraordi-
naria los versos de Dn 9: „18 Inclina, oh Dios mío,
tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros aso-
lamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu
nombre: porque no derramamos nuestros ruegos
ante tu acatamiento confiados en nuestras justi-
cias, sino en tus muchas miseraciones. [...] 21 Aun
estaba hablando en oración, y aquel varón Gabri-
el, [...] volando con presteza vino a mí [...]. 22 [...] y
dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte enten-
der la declaración. 23 Al principio de tus ruegos
salió la palabra, y yo he venido para enseñártela,
porque tú eres amado por Dios.“
Bajo el título „La adúltera“, Wiedmann represen-
ta la intervención de Jesús en la lapidación de una
mujer: Al fondo se ve una cantera con grandes pi-
edras, que se van tornando en arena en el primer
plano, en el que Jesús entra haciendo una señal
con su bastón. La „adúltera“ está presentada con
colores llamativos y alegres, como un caramelo
(tal vez por este motivo su falda está hecha con
papeles de caramelos Maoam6, decorados con
piñas y la palabra „Mamba“) y parece llevar un
amplio y voluptuoso escote. Jesús está junto a la
mujer, abajo a la derecha, con un aspecto desta-
cado y que impone respeto, y tiene el brazo alz-
ado, exigiendo que se detengan. Al fondo apare-
cen los hombres estrechos de miras y de mente
cerrada que quieren lapidar a la mujer: tienen los
brazos alzados en preparación para el lanzamien-
to, y Wiedmann ha representado sus cuerpos —
tal vez en una muestra de „justicia pictórica“— de
un tamaño comparable al que cabría esperar de
su talla espiritual.
Esta forma de representación angulosa y tosca
de las figuras refleja el estilo de pintura polícona
desarrollado por el propio Wiedmann7: al recordar
en parte a los gráficos pixelados de un juego de
ordenador antiguo, las personas representadas
por Wiedmann pueden ser interpretadas por el
hombre moderno o postmoderno como muest-
ras de una existencia rota, fracasada o, al menos,
fragmentaria.
6) ¡Muchas gracias al vicario Tobias Schreiber, de Kastellaun, que me ayudó con este dato!
7) Más información acerca de la pintura polícona en la página http://de.encyclopaedia.wikia.com/wiki/Polykonmalerei.
8) Con la vestimenta azul y el sombrero, recuerda al Noé de Wiedmann, al igual que lo hacen las vetas de la madera que aparecen aquí y allí (¡arca!).
9) En algunas ocasiones presenta seis dedos (¿dos pulgares?), como Samuel en el friso superior. Todavía no he averiguado qué signifi cado puede tener.
Ya hemos abordado la fragilidad de la vida huma-
na representada por Wiedmann en la imagen del
pueblo de Israel en el friso de la zarza ardiente.
Pero también la franja aquí mostrada del pasaje
inicial del libro Jesucristo de Wiedmann, que re-
presenta una versión armonizada de los evangeli-
os canónicos, refleja claramente esta fragilidad y
necesidad de protección, así como la fragmenta-
ción y ruptura en la representación que Wiedmann
hace de las personas. Para mí, este fragmento da
muestras de uno de los aspectos más curiosos de
la obra de Wiedmann: la imagen del árbol genea-
lógico de Jesús finaliza arriba a la izquierda con la
mención de José, cuyo nombre, en verde, termina
en un martillo que nos recuerda su profesión. Le
siguen unos tablones de madera profanos, deja-
dos en la naturaleza, incluso con algunas arañas
(recordando la humildad del establo), con los que
comienza la historia de Jesús. De este cobertizo
de madera sale José el carpintero, vestido con
manto azul: viejo, gris, barbudo y, —debido al re-
mate diagonal de la figura en el extremo superior
izquierdo—, ligeramente encorvado8. Porta dos
maderos a modo de cruz (!) como inicio de la his-
toria de Jesús9.
La imagen prosigue por una parte con pequeñas
figuras de José que salen de la parte inferior y que
10) Wiedmann también utiliza esta imagen en las epístolas (libro 18) y en la confusión de las lenguas en Babilonia (libro 1).
11) Hasta ahora solo he encontrado otro pasaje entre la segunda narración de la creación y la caída en el pecado (libro 1) en el que ocurra esto mismo.
12) http://de.encyclopaedia.wikia.com/wiki/Polykonmalerei. En realidad, en el caso de este procedimiento, y teniendo en cuenta sus resultados, cabría hablar de „composicion(es)“. Wiedmann estudió también música durante algún tiempo, y aplicó los conocimientos adquiridos a su pintura. En 1995, convirtió parte la obra organística de Dietrich Buxteheude en pintura (ver pdf „Wiedmann en cifras: hoja de datos“ del kit de prensa de la web diewiedmann-bibel.de).
13) También aquí resulta revelador saber que Wiedmann empezó su Biblia tras participar en la decoración de la iglesia de St. Paulus en Zuff enhausen, Stuttgart, y en la creación de un vitral para la iglesia de San Martin, en Wildberg. También trabajó expresamente en esta área. Esto apoya los paralelismos ya indicados con el concepto medieval de la pintura mural eclesiástica, los vitrales y la Biblia Pauperum.
ahora se presentan de forma decidida con el uni-
forme tradicional de carpintero que conocemos
hoy (sombrero de ala ancha, pañuelo rojo en el
cuello) y que está ocupados en volver a unir los ta-
blones entre sí. Conociendo la historia del matri-
monio no consumado de María y José, uno puede
preguntarse: ¿trata José acaso de salvar aquel-
lo que todavía puede salvar? Aquí, el carpintero
José se ve pequeño y frágil, y parece superado.
Aunque la escena anterior representa, según el
subtítulo el encuentro de María con Isabel, y las
letras de color carne que aparecen donde se es-
pera que estuviese el cuerpo „pixelado“ de la mu-
jer, cuya cabeza aparece arriba, forman el nombre
de Isabel, yo creo que es mejor interpretar esta
imagen como representación fantástica de la lle-
gada del Espíritu santo sobre María: este no se
representa como una paloma blanca, sino como
pájaros de papel, coloridos como mariposas (en
el estómago de los enamorados). Junto a ellos,
aparece una mujer (¿María?) claramente desnu-
da: esto se muestra no solo en el color rosado de
las áreas pixeladas, sino que también se deduce
de los pechos claramente visibles. Además, la
zona benigna y secreta está censurada por trián-
gulos (!), ocultando el acto de la concepción, y en
la parte inferior izquierda de la colorida imagen se
reconocen fácilmente unos genitales masculinos.
A esta representación del acto de la concepción
apunta también el cabello alborotado de la mujer.
La presencia de Dios en este acto profano se re-
presenta mediante el rostro del ángel Gabriel, que
está volando a la derecha, junto a la cabeza de la
mujer (supuestamente María). La impresión de
que en esta imagen se representa la maternidad
virginal de María mediante el Espíritu Santo se re-
fuerza porque el tablón de madera tosco, dejado y
cubierto de telas de araña se vuelve blanco y puro
justo en el centro, continuando sin telas de araña.
Le sigue la escena más extraña del conjunto: una
mujer —probablemente María— está sentada en
un prado florido, flanqueada por dos caballos ala-
dos (?), y a sus pies se ve un cordero. También se
ven algunos peces y un gato.
Resulta especialmente interesante que vuelven a
aparecer aquí los pájaros blancos, que recuerdan
mucho a “pajaritas” de papel plegado10. El conjun-
to lleva el título de „Vida de María“, pero la imagen
no concuerda en modo alguno con las partes tra-
dicionales del ciclo mariano, ni las externas a la
Biblia ni las que aparecen en los Evangelios. Este
es uno de los poco casos en los que Wiedmann
no está siguiendo lo que dice la Biblia11. Me pare-
ce que tiene sentido entender esta escena como
ampliación de la concepción anteriormente repre-
sentada, o incluso como fantasía sobre la anunci-
ación de Gabriel, que en mi opinión Wiedmann une
con el mensaje del Magníficat en la conmovedora
escena entre María y Gabriel que aparece en la
parte derecha de la imagen, y que transmite segu-
ridad, intimidad, tranquilidad y apoyo (¡manos!).
Esta angulosidad es consecuencia del estilo polí-
cono de Wiedmann (del griego , „muchos“
y „imagen“), en la que una superficie se di-
vide en formas geométricas, generalmente angu-
losas, cuyos lados encajan entre sí, se unen lon-
gitudinalmente o se entretejen. En el conjunto de
la composición, las formas se convierten en imá-
genes, la cuales se convierten a su vez en otras
imágenes, y así sucesivamente12. El conjunto de
imágenes que se produce de este modo suscita
una asociación involuntaria con un vitral (moder-
no) de composición desarrollada13. El efecto que
logra este procedimiento es notable: al observar
la obra, los elementos de la composición de la
imagen revelan, a través de su interacción, una
dinámica propia y una profundidad que permite
encontrar o percibir nuevos detalles en cada ob-
servación. De este modo, el observador descubre
cada vez nuevas asociaciones, en las que formas,
detalles y significados emergen y trascienden en
un proceso lleno de color. Desde el punto de vis-
ta estructural, creo que este efecto constituye, a
nivel de imagen y observador, la contrapartida a
la figura dogmática de la „Palabra de Dios“, de
la que se ocupa a nivel teológico el proceso her-
menéutico, en tanto que el texto bíblico siempre
resuena una y otra vez en la vida de sus lectores y
oyentes. El efecto de emergencia y transcenden-
cia queda claro con la observación de la siguiente
ilustración:
En esta parte del libro de Jesucristo, se entre-
mezclan las escenas desde la última cena, sigui-
endo con el lavatorio de los pies, Jesús compar-
tiendo el pan en la misma bandeja que el traidor,
la vigilia y la oración en Getsemaní y el beso de
Judas. Todas estas escenas están representadas
de forma independiente y extraordinariamente
cautivadora. El propio Wiedmann reflexiona en
sus notas acerca de su representación de la últi-
ma cena desde el punto de vista de la historia del
arte, y sus reflexiones resultan reveladoras.
En ellas, diferencia su interpretación de las de Le-
onardo da Vinci, Juan de Juanes o Martin Schon-
gauer, y la fundamenta como sigue: „Sino que
puse al señor en el puesto central al frente, de
espaldas al observador, para dejar sin respuesta
las discutidas cuestiones acerca de la existencia
de Jesús. Un cierto simbolismo que representa
que él abandona su mundo. Los colores son los
del arco iris, es decir, el arco con el que Dios esta-
bleció su primera alianza con Noé, y que aquí se
transfiere a Jesús. (Mi reino no es de este mundo).
Como respuesta, traté de representar a los per-
sonajes de forma individual.“ Esta nota indica
que la intención de Wiedmann era hacer al mismo
tiempo una interpretación artística y teológica en
la creación de su Biblia.
La escena del lavatorio de los pies (Jn 13,1-20)
está colocada en este friso como posterior a la
última cena (Mc 14, 12-25): aquí se puede ver
cómo Wiedmann procura una armonía entre los
evangelios en el libro de Jesucristo de su Biblia
ilustrada. Al traer escenas de distintos evange-
lios y situarlas de forma lineal, las dota de orden
cronológico (sería imposible hacerlo de otro modo
en un libro de este tipo). En la escena del lavato-
rio de los pies, resulta interesante que Jesús tiene
el pelo rubio (!), igual que ocurre en gran parte de
las imágenes de Wiedmann sobre los evangelios.
Esta representación es poco corriente, y no se
corresponde con las representaciones típicas de
Jesús, suscitando acusaciones trágicas contra
la imagen de Jesús de los cristianos alemanes.
También se observa que Judas, que en la obra de
Wiedmann aparece constantemente con ropaje
amarillo y verde (reminiscencia de la imagen de
Saúl, otra persona non grata, mostrada anterior-
mente), coloca sus pies al lado de la corriente, por
lo que parece que no van a ser lavados (tal vez a
causa de Jn 13,10: «Jesús le dijo: „El que está la-
vado no necesita sino lavarse los pies, pues está
todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no
todos“. Él sabía quién lo iba a entregar; por eso
dijo: „No estáis limpios todos“.»
En comparación con la última cena, también se
observa que el entorno ya no causa la impresión
de ser una obra humana: el entorno marrón de la
última cena parece estar formado por tablas de
madera, y al fondo se ven tres ventanas con tra-
vesaños o circulares. Parece tratarse aquí de la
sala mencionada en Mc 14,15 (decorada con tapi-
ces), en la que Jesús quería celebrar la cena de
pascua con sus discípulos. Por su parte, el fondo
que se ve en la escena del lavatorio de los pies pa-
rece ser de una cueva. También la forma rugosa
y angulosa de la apertura por la que se entra en
la cueva y desde la que se observa la escena re-
cuerda a la entrada al infierno (lat. „spelunca“/
gr. „spelygx“), en la que la ortodoxia presenta la
escena de la natividad de Cristo. Representa la
humildad en la que Dios fue hecho carne, como
un bebé indefenso, acostado en el heno sucio de
un pesebre. La humildad también constituye un
motivo en el lavatorio de los pies. Así se indica en
Jn 13, 12-15: „¿Sabéis lo que os he hecho? Voso-
tros me llamáis, Maestro, y, Señor: y decís bien;
porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro,
he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavar los pies los unos á los otros.
Mitad derecha
Mitad izquierda
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os
he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de
cierto os digo: el siervo no es mayor que su se-
ñor, ni el apóstol es mayor que el que le envió.“ Y
Jesús, el Maestro, lavó los pies de sus siervos: el
mundo al revés.
„Él se convierte en siervo y yo en señor, eso sí
que es un cambio“, dice el villancico alemán „Lobt
Gott, ihr Christen, alle gleich“ (Alabad a Dios to-
dos juntos, cristianos). Eso es lo que expresa aquí
Wiedmann. Lamentablemente, no podemos saber
si se trata de una referencia a la escena navideña
ortodoxa, aunque es posible.
Todavía más fascinante es que este entorno rudo
que rodea el lavatorio de los pies se introduce re-
pentinamente en el pelo de Jesús (¡ya no es ru-
bio!). De este modo resulta que, al tener lugar el
lavatorio en la cabeza de Jesús, también se forma
el núcleo de su pensamiento, que se convierte de
repente en idea y concepto detrás del mensaje de
Jesús, tal como se puede observar en Juan. Al
mismo tiempo, forma parte de Jesucristo, e inclu-
so de su mensaje, según la perspectiva teológica
de Juan. También resulta emocionante el „primer
plano“ del rostro de Jesús que vemos a continu-
ación, una representación muy abstracta (de for-
ma similar a la de los discípulos que tiene detrás).
Solo en el rostro del discípulo „al cual Jesús ama-
ba“ y que „estaba recostado en el seno de Jesús“
(Jn 13,23) se observan las lágrimas de tristeza
como reacción a las palabras de Jesús acerca del
traidor que estaba sentado a la mesa.
En contraposición vemos el gesto de locura de
Judas, con cuernos rojos, atrapado ya por el de-
monio (ver Jn 13,2), cuyos ojos vacíos observan
fijamente con mirada turbia (las pupilas y los iris
crean además el conocido triángulo múltiple que
marca la intervención divina). Sus labios son azu-
les, anticipando el final de la secuencia, en el que
traiciona a Jesús con el símbolo del amor, un beso
dado con los labios azules (es decir, „fríos“). De-
lante de Judas, convertido aquí en imagen del
propio demonio (!), vemos la bandeja de la traici-
ón, en la que la mano naturalista (¡y humana!) de
Jesús parte el pan. Entre el retrato de Judas y el
beso de Judas, aparece la imagen de una cabeza
de gallo, que representa el anuncio de la negación
de Pedro en el huerto de Getsemaní, en el que las
ramas de los árboles se funden con la oscuridad
de la noche. A la izquierda (bajo la cabeza de gal-
lo) se reconoce a lo lejos la ciudad de Jerusalén,
que duerme.
Solo la silenciosa silueta de Jesús destaca en el
huerto. Los tres discípulos que ha llevado consi-
go están profundamente dormidos, acurrucados
unos junto a otros en la parte inferior derecha de
la imagen. El propio Jesús aparece rezando tres
veces en el centro de la imagen, según el evan-
gelio (ver Mc 14, 32-41). En esta imagen, Jesús
se postra literalmente ante el cáliz que desearía
apartar de sí, y los rayos, que parecen proceder
del cielo, expresan la voluntad de Dios acerca de
lo que debe ocurrir (ver Mc 14,36). Jesús echa
todo su cuerpo al suelo en tres ocasiones (¿trini-
tario?).
Debido a sus monumentales dimensiones, no fue
posible reproducir la Biblia de Wiedmann hasta
después de la muerte de su autor; además, la re-
producción superaba las posibilidades económi-
cas de la mayoría de interesados. Por ello, única-
mente existe una edición facsímil del libro del Gé-
nesis, que los asistentes al Kirchentag pudieron
obtener en papel.
Esto no quiere decir que la Biblia de Wiedmann
solo se pueda ver en un sitio del mundo, en algún
recóndito museo, pues con la creación de su Bi-
blia, Wiedmann expresó el deseo de hacer que,
mediante su arte, la Biblia fuese accesible para
tanta gente como fuese posible. Por ello, sus hi-
jos prosiguieron su labor tras su muerte, logrando
digitalizar su obra gracias a la tecnología actual,
y editándola para que fuese accesible a través de
los medios de comunicación modernos. Ahora se
puede acceder a la Biblia de Wiedmann en la pá-
gina web www.labibliawiedmann.es, o bien obten-
erla como aplicación móvil o DVD. La web permite
ver hasta 280 imágenes de forma gratuita. Quien
desee ver más, puede obtener una licencia perso-
nal por un único pago de menos de 5 €, que per-
mite iniciar sesión para acceder a la obra desde
cualquier dispositivo. ¡Un precio de 5 € por 3333
ilustraciones equivale a la fracción de un céntimo
por cada imagen! Es un precio que me parece más
que justo.
Además, parte de los beneficios se destinará a
proyectos benéficos, por lo que creo que queda
descartado, por motivos evidentes, buscar for-
mas de evitar el pequeño desembolso que supone
la licencia.
Junto con las ilustraciones de la Biblia de Wied-
mann, la web permite ver una transcripción de las
notas a mano de Wiedmann, a modo de subtítu-
lo. El libro se puede navegar manualmente hacia
delante y hacia atrás, o hacia delante con una
función de reproducción automática a velocidad
ajustable. El menú también ofrece la posibilidad
de seleccionar determinados motivos y pedirlos
impresos (en carteles, puzzles, tazas, camisetas,
etc.). Otra opción es la de acceder a un libro de-
terminado y buscar la imagen deseada mediante
la vista en miniatura, o introducir alguno de los
términos que aparecen en los títulos y subtítulos
(por ejemplo, nombres de personajes bíblicos) en
el cuadro de búsqueda, y ver todas las imágenes
que contienen ese término. En mi opinión, esta
accesibilidad y herramientas hacen que la versión
en línea de la Biblia de Wiedmann sea idónea para
el análisis teológico, así como para su uso en par-
roquias, escuelas y universidades.
¡Os invito de todo corazón a participar en este
viaje lleno de descubrimientos estéticos y teoló-
gicos!
¡Disponible para todos los navegadores y como aplicación en la App Store de Apple
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Llévese La Biblia Wiedmann consigo donde quiera,
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Wiedmann Media AG · PO Box 614 · 8853 Lachen · Switzerland [email protected] · thewiedmannbible.com
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