elpoemaseminal 120

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n120 [29.02.08-31.03.08] elpoemaseminal juan gelman, premio cervantes (II)/ isabel quiñónez (1949-2007) a a a t t t i i i s s s b b b o o o s s s A A A C C CO O O S S S T T TU U UM M MB B B R R RO O O A A A D D D E E E C C C I I I R R R Q Q Q U U UE E E E E E L L L Ú Ú ÚN N NI I I C C C O O O T T T E E EM M MA A A D D D E E E L L LA A A P P P O O O E E ES S S Í Í Í A A A E E E S S S L L L A A A P P P O O O E E ES S S Í Í Í A A AJ J J u u u l l l i i i o o o H H He e e r r r r r r a a a n n n z z z a sido la figura más solicitada por los medios en la I Trobada Internacional de Literatura Eivissa, Port Mediterrani del Llibre, que, precisamente, Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) clausuró ayer en Can Ventosa con un recit al antológico de su obra. Avalado en España sobre todo por el reconocimiento del Premio Cervantes de 2007, ha disfrutado de Eivissa con sencillez, entusiasmo, buen humor y buena dosis de paciencia con todos aquellos que solicitábamos una entrevista, una dedicatoria o, simplemente, poder saludarle e intercambiar unas palabras de felicitación con el gran vate latinoamericano. ¿Conocía Eivissa, qué impresión previa tenía de la isla? No, es la primera vez que venía a la isla, y me parece un sitio estupendo. Lo que le puedo decir de impresión previa es que cuando comenté a unos amigos que venía a Eivissa por primera vez me dijeron «Cómo te envidio». Y bueno, la imagen que la isla esparce por el mundo es la de los antros, la droga y tal, pero llega uno aquí y se encuentra con otra cosa; unas playas estupendas, un mar estupendo, una ciudad vieja estupenda, e incluso la nueva, aunque haya cambiado un poco el rostro, ¿no? Ha sido una grata sorpresa, realmente. ¿Y, desde luego, no la asociaba con la literatura? Puede resultar algo sorprendente, si, pero es merecido. Acá hay tanto caudal histórico que no puede ser menos que eso. Cuando me invitaron a este festival, lo que me conmovió es que lo convocara una librería, con el apoyo inmediato del Ayuntamiento. Ojalá la iniciativa tenga continuidad, porque le da a la isla otro rostro del que comúnmente se cree que es. ¿Qué le parece que en una isla acusada de frívola las dos figuras centrales de su festival literario sean dos poetas tan serios como Raúl Zurita y usted? Pero me parece extraordinario ese contraste; así es la vida, ¿no? ¿Cree que puede haber poesía sin dolor? Sí, lo creo; el dolor no es fuente de la poesía. El dolor, como la alegría, puede estar presente o no, pero la fuente de la poesía es otra, nace de otras cosas, de una necesidad de expresión, de obsesiones... Sin el dolor, ¿su poesía sería lo que ha llegado a ser? H H H

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n120 [29.02.08-31.03.08]

elpoemaseminal juan gelman, premio

cervantes (II)/ isabel

quiñónez (1949-2007)

aaatttiiisssbbbooosss

“““AAACCCOOOSSSTTTUUUMMMBBBRRROOO AAA DDDEEECCCIIIRRR QQQUUUEEE EEELLL ÚÚÚNNNIIICCCOOO TTTEEEMMMAAA DDDEEE LLLAAA PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA

EEESSS LLLAAA PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA”””

JJJuuullliiiooo HHHeeerrrrrraaannnzzz

a sido la figura más solicitada por los medios en la I

Trobada Internacional de Literatura Eivissa, Port

Mediterrani del Llibre, que, precisamente, Juan Gelman

(Buenos Aires, 1930) clausuró ayer en Can Ventosa con un recital

antológico de su obra. Avalado en España sobre todo por el

reconocimiento del Premio Cervantes de 2007, ha disfrutado de

Eivissa con sencillez, entusiasmo, buen humor y buena dosis de

paciencia con todos aquellos que solicitábamos una entrevista, una

dedicatoria o, simplemente, poder saludarle e intercambiar unas

palabras de felicitación con el gran vate latinoamericano.

¿Conocía Eivissa, qué impresión previa tenía de la isla?

No, es la primera vez que venía a la isla, y me parece un sitio

estupendo. Lo que le puedo decir de impresión previa es que cuando

comenté a unos amigos que venía a Eivissa por primera vez me

dijeron «Cómo te envidio». Y bueno, la imagen que la isla esparce

por el mundo es la de los antros, la droga y tal, pero llega uno aquí

y se encuentra con otra cosa; unas playas estupendas, un mar

estupendo, una ciudad vieja estupenda, e incluso la nueva, aunque

haya cambiado un poco el rostro, ¿no? Ha sido una grata sorpresa,

realmente.

¿Y, desde luego, no la asociaba con la literatura?

Puede resultar algo sorprendente, si, pero es merecido. Acá hay

tanto caudal histórico que no puede ser menos que eso. Cuando me

invitaron a este festival, lo que me conmovió es que lo convocara

una librería, con el apoyo inmediato del Ayuntamiento. Ojalá la

iniciativa tenga continuidad, porque le da a la isla otro rostro del que

comúnmente se cree que es.

¿Qué le parece que en una isla acusada de frívola las dos figuras centrales de su festival literario sean

dos poetas tan serios como Raúl Zurita y usted?

Pero me parece extraordinario ese contraste; así es la vida, ¿no?

¿Cree que puede haber poesía sin dolor?

Sí, lo creo; el dolor no es fuente de la poesía. El dolor, como la alegría, puede estar presente o no,

pero la fuente de la poesía es otra, nace de otras cosas, de una necesidad de expresión, de

obsesiones...

Sin el dolor, ¿su poesía sería lo que ha llegado a ser?

HHH

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/2

No sé lo qué sería, francamente, pero quién sabe. Lo que le ocurre a uno en la biografía, si está

presente, es de todos modos bastante sutil y distinto, porque el motor que impulsa la escritura no es el

dolor ni la felicidad, sino la necesidad de expresión; en mi caso por lo menos. La obsesión que causa la

realidad que hace que la imaginación interrogue la vida y de ahí nazca la expresión posible.

¿Qué le preocupa más en poesía, la forma o el fondo?

A mí la poesía comprometida no me interesa; me interesa la poesía casada con la poesía. Acostumbro a

decir que el único tema de la poesía es la poesía, y por eso puede hablar de todo; hasta de amor puede

hablar. Fíjese, de Safo a la fecha, dos mil quinientos años ya, se han escrito millones y millones de

poemas de amor que no le llegan ni al taco de las sandalias a los pocos fragmentos de ella que se han

podido recuperar ni al único poema entero recuperado.

Quiero decir que el tema no hace a la poesía. Es obvio decirlo, pero con el mismo tema se puede

escribir una gran obra o algo absolutamente deleznable. Lo mismo con cualquier arte. Además, mire, la

verdad, en América Latina, a raíz de la revolución cubana nos inundaron en los años sesenta y setenta

de una cantidad de panfletos que para qué le voy a contar. No se escribe con buenas intenciones, muy

respetables, por otra parte.

La poesía no es una cuestión de voluntad; se escribe lo que se puede, no lo que se quiere. Yo no

me embarqué nunca en lo que llaman poesía comprometida. Como decía Paul Eluard, escribo cuando la

cicunstancia exterior coincide con la circunstancia del corazón.

¿Atiende, pues, cuando le visita la musa?

Bueno, más bien cuando visita la moza. Quiero decirle que viene una señora, sucia de besos y arena,

como decía Lorca, y uno la tiene que recibir, porque si no se va.

¿Considera su obra cumplida; tiene aún necesidad de seguir escribiendo?

Sí, pero me gustaría agarrar la poesía por la cola alguna vez. Entonces, como soy terco y soy de

Tauro, insisto.

No parece que el haber ganado el mayor premio literario de la lengua castellana haya afectado al

carácter y a la manera de ver el mundo de Juan Gelman. Es la conclusión que uno saca tras compartir

con el último Premio Cervantes algunos ratos entrañables en los distintos escenarios en los que ha

tenido lugar esa osada apuesta de Eivissa, Puerto Mediterráneo del Libro (o en catalán, como gusten).

Por su exquisita educación a la antigua, sus maneras de gentilhombre ilustrado, su generosidad

hacia todos los que se acercaban a él y su elegante sentido del humor, con una ironía inteligente y

amable, el poeta argentino luce sin asomo de vanagloria el título de caballero humanista de las letras.

De la poesía, pero sin adjetivos, por muy nobles que sean, como bien defiende en la entrevista.

Su presencia y su figura son los mejores embajadores de su poesía; así que, reconociendo mi

imperdonable déficit lector con ella (son tantos los libros y autores que uno tiene pendiente; una vida

no da para mucho si uno tiene que atender a oficios absorbentes como el periodismo), me ha dejado

con hambre de conocerla más y mejor. Gracias, pues, querido amigo.

Última Hora, Ibiza, España, núm. 3265, 17 de marzo de 2008,

www.ultimahora.es/ibiza/segunda-ib.dba?-1+1010+428979

JJJUUUAAANNN GGGEEELLLMMMAAANNN::: VVVIIIDDDAAA YYY OOOBBBRRRAAA DDDEEE UUUNNN PPPOOOEEETTTAAA

SSS...FFF...

uchos adolescentes recitaban de memoria los versos del Poema del Mío Cid o el lorquiano

Romance sonámbulo (“verde que te quiero verde”) sólo para aprobar esa bendita materia de la

escuela secundaria llamada Literatura española, en los primeros años de la década del ’80. El

periodista y poeta Pablo Montanaro no fue la excepción a esta “regla” escolar, pero de pronto

descubrió que disfrutaba de los versos de un poeta argentino como nunca antes había imaginado.

“Sentía que era único, que no había nada semejante. El me hizo descubrir dónde estaba la poesía y

recuerdo cómo me estremeció ese poema en el que dice: ‘Esa mujer se parecía a la palabra nunca’...”,

MMM

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cuenta el autor de Esperanza, utopía y resistencia (Lea), una biografía y guía de

lectura sobre la vida y la obra de Juan Gelman. Pero Montanaro no fue el único

joven que empezó a transitar el camino de la poesía con los libros del autor de

Cólera buey debajo del brazo. Toda una generación empezaba a deslumbrarse

por la manera en que Gelman usaba el lenguaje, cómo escondía un cierto

misterio, pero al mismo tiempo iluminaba, expandiendo los sentidos de la

imaginación.

Montanaro repasa el itinerario vital y poético de Gelman. Muestra al chico

de ocho años que pasó varios días leyendo un libro que eligió de la biblioteca de

su hermano Boris, Humillados y ofendidos, de Dostoievski; al pibe de nueve

años que se enamoró de la vecinita del barrio, tres años mayor que él y a la que

intentó conquistar con poemas de Almafuerte, pero se los mandaba como si los

hubiera escrito él; al adolescente hincha de Atlanta y habitué de las milongas que se incorporó a las

filas del Partido Comunista y que con un grupo de jóvenes narradores y poetas editó la revista

Muchacho. El estudiante que desertó a tiempo de la Facultad de Química para dedicarse a la poesía; el

fundador, junto con otros militantes del PC, del grupo Pan Duro, que tenía como objetivo editar sus

propios libros (el primero fue Violín y otras cuestiones); la ruptura con el PC y el ingreso a las Fuerzas

Armadas Revolucionarias (FAR), que se fusionaría en Montoneros. Y la condena a muerte de la Triple

A, la desaparición de su hijo Marcelo y de su nuera (embarazada de seis meses), el exilio, el

reencuentro con su nieta y con el país (en los libros Valer la pena y País que fue será), el

reconocimiento y los premios.

“Trato de reflejar la emoción que me provoca la poesía de Gelman”, explica Montanaro en la

entrevista con Página/12. “Me interesa cómo poetiza el dolor, cómo no cae en la tentación de

convertirlo en odio y consigue hacer poesía con su tragedia personal y el dolor de un país.”

¿Cómo definiría la poética de Gelman?

En Relaciones hay un epígrafe de uno de los heterónimos que utilizó Gelman, José Galván, que sintetiza

su poética: “Hay que hundir las palabras en la realidad hasta hacerlas delirar como ella”. Es esa

búsqueda y obsesión que plantea cuando dice que la poesía es lenguaje calcinado; esa sensación de que

siempre está buscando la poesía y no lograrla atraparla, porque “¡esa señora se acuesta con tantos!”

(risas). Me acuerdo de unos versos que dicen: “Hay un hombre que busca una palabra y no la

encuentra”; todo el poema, en Gelman, consiste en esa búsqueda.

¿Por qué piensa que Gelman queda a salvo de que la política y lo ideológico no interfieran en su poesía

de un modo panfletario, como ha ocurrido con otros poetas de la generación del ’60?

La poesía es el único tema posible y él trata de reflejar las circunstancias internas y externas de las

que hablaba Paul Eluard. Gelman tiene una mirada poética que va más allá de las coyunturas; nunca

escribió bajo dogmas ni cuando militó en el Partido Comunista ni cuando estuvo vinculado con

Montoneros. El supo dividir bien las aguas: su adhesión a la lucha armada está enfocada en otros

lugares, en la acción directa o en la reflexión sobre esas acciones, y la poesía va por otro camino. El

hecho poético es ese espacio necesario y vital del hombre, del creador. No obstante se me ocurre que

poesía y coraje son dos palabras que están marcando su acción política, su militancia y su creación.

¿Cómo explica el redescubrimiento de la poesía de Gelman en estos últimos años?

La obra de Gelman recorre también la historia del país; su poesía refleja la historia de encuentros,

desencuentros y de contradicciones de la Argentina. Su obra atraviesa las entrañas de una sociedad

difícil, contradictoria. El reconocimiento pasa por ahí, pero también porque la obra de Gelman es la más

brillante de la poesía argentina.

¿En qué libros percibe un cambio en los vínculos entre el poeta y el país?

Para mí Gelman se reencuentra y se reconcilia con la Argentina en sus últimos dos libros: Valer la pena y País que fue será, en los que volví a sentir la potencia del poeta de Cólera buey. En sus últimos

poemas Gelman se vuelve más reflexivo e íntimo, piensa y analiza su relación con la poesía y con el

país. Pero además uno no puede dejar de mencionar el exilio, que lo llevó a poetizar el silencio a través

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de la traducción o de las reescrituras. Siempre estuvo lleno de la Argentina y nunca sacó los pies fuera

del alma del país.

Página 12, Buenos Aires, 29 de julio de 2006

ttteeessstttiiimmmooonnniiiooosss

AARRTTEE PPOOÉÉTTIICCAA

ENTRE TANTOS OFICIOS EJERZO ÉSTE QUE NO

ES MÍO,

como un amo implacable

me obliga a trabajar de día, de noche,

con dolor, con amor,

bajo la lluvia, en la catástrofe,

cuando se abren los brazos de la ternura o del,

alma,

cuando la enfermedad hunde las manos.

A este oficio me obligan los dolores ajenos,

las lágrimas, los pañuelos saludadores,

las promesas en medio del otoño o del fuego,

los besos del encuentro, los besos del adiós,

todo me obliga a trabajar con las palabras, con la

sangre.

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,

rostros oscuros los escriben como tirar contra la

muerte.

OOFFEELLIIAA

ESTA OFELIA NO ES LA PRISIONERA DE SU

PROPIA VOLUNTAD

ella sigue a su cuerpo

espléndido como un golpe de vino en medio de

los hombres

su cuerpo estilo renacimiento lleno de sol de

Italia pasa por buenos aires

ofelia yo en tus pechos fundaría ciudades y

ciudades de besos

hermosas libres con su sombra a repartir con los

amantes mundiales

ofelia por tus pechos pasa como un temblor de

caballadas a medianoche por Florencia

tus pechos altos duros come il palazzo vecchio

una tarde de verano de 1957

iba yo rodeado de tus pechos sin saberlo

era igual la delicia la turbación el miedo

las sombras empezaban a andar por las callejas

con un olor desconocido

algo como tus pechos después de haber amado

eras oscura ofelia para entonces y enormemente

triste

una adivinación una catástrofe

un oleaje de olvido después de la ternura

una especie de culpa sin castigo

de furia en paz con su gran guerra

andabas por Florencia con tus pechos yendo y

viniendo por las sombras

con saudade de mí seguramente

tu hombro izquierdo digamos

lloraba a tus espaldas o largaba sus ansias lentas

en el crepúsculo y ellas venían a mi sangre

o eran un temblor como un presagio

gracias te sean dadas ojos míos

yo les beso las manos bésoles muy los pies

gracias narices muchas gracias oídos con que

escucho los ruidos

de la ofelia

antes apenas era una ciudad de Italia

sus tiros me llenaban de otra desgracia el

corazón.

OORRAACCIIÓÓNN

HABÍTAME, PENÉTRAME. Sea tu sangre una con mi sangre.

Tu boca entre a mi boca.

Tu corazón agrande el mío hasta estallar.

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies caminen en mis pies, tus pies.

Ardeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñeme tu saliva el paladar.

Estés en mi como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así, con esta sed

quemándome.

Con esta sed quemándome.

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La soledad, sus cuervos, sus perros, sus

pedazos.

AANNCCLLAAOO EENN PPAARRÍÍSS

AL QUE EXTRAÑO ES AL VIEJO LEÓN DEL ZOO, siempre tomábamos café en el Bois de Boulogne,

me contaba sus aventuras en Rhodesía del Sur

pero mentía, era evidente que nunca se había

movido del

Sahara.

De todos modos me encantaba su elegancia,

su manera de encogerse de hombros ante las

pequeñeces

de la vida,

miraba a los franceses por la ventana del café

y decía "los idiotas hacen hijos".

Los dos o tres cazadores ingleses que se había

comido

le provocaban malos recuerdos y aun melancolía,

“las cosas que hace uno para vivir" reflexionaba

mirándose la melena en el espejo del café.

Sí, lo extraño mucho,

nunca pagaba la consumición,

pero indicaba la propina a dejar

y los mozos lo saludaban con especial

deferencia.

Nos despedíamos a la orilla del crepúsculo,

él regresaba a son bureau, como decía,

no sin antes advertirme con una pata en mi

hombro

"ten cuidado, hijo mío, con el París nocturno".

Lo extraño mucho verdaderamente,

sus ojos se llenaban a veces de desierto

pero sabía callar como un hermano

cuando emocionado, emocionado,

yo le hablaba de Carlitos Gardel.

TTEEOORRÍÍAA SSOOBBRREE DDAANNIIEELLAA RROOCCCCAA

HE AQUÍ QUE DANIELA UN DÍA CONVERSÓ CON

LOS ÁNGELES

ligeramente derrumbados sobre sus senos

góticos

fatigados del trance pero lúcidos lúbricos

y daniela advertía sus símiles contrarios

las puertas que se abren para seguir viviendo

las puertas que se cierran para seguir viviendo

en general las puertas sus misiones sus ángulos

ángulos de la fuga las fugas increíbles

los paralelogramos del odio y del amor

rompiéndose en daniela para dar a otra puerta

con la ayuda de drogas diversas y de alcoles

o de signos que yacen debajo del alcol

o daniela sacándose los corpiños sacándose

los pechos distanciados debido al ejercicio

del amor en contrarias circunstancias mundiales

daniela rocca loca dicen los magazines

de una pobre mujer italiana por cierto

que practicaba métodos feroces del olvido

y no mató a sus padres y fue caritativa

y un día de setiembre orinó bajo un árbol

y era llena de gracia como santa maría

LLAAMMEENNTTOO PPOORR LLAA TTÓÓRRTTOOLLAA DDEE BBUUTTCCHH

BBUUCCHHAANNAANN

EL POBRE BUTCH BUCHANAN PASÓ SUS AÑOS

ÚLTIMOS cuidando a una tórtola ciega y sin querer ver a

nadie

en solidaridad con el pájaro al que amaba y

cuidaba

y a veces aleteaba en su hombro dejando caer

un dulce sonido a naranjos azules girando por el

cielo

a demonios de pie sobre un ratón

a monos de piedra sorprendidos en el acto de

hacer

"oh tórtola" decía butch buchanan. "amas la

ceguera

y yo convertí mi corazón en ceguera

para que vueles alrededor de él y te quedes"

pero lo que debe desaparecer

todo lo que se masca come chupa bebe o

saborea,

venía con el crepúsculo y tristeza para butch

tristeza para butch.

el cual:

soñaba con el desierto sembrado de calaveras de

vaca

los castillos de arena instantánea o polvo

rápidamente

quieto en tierra

los oleajes (como de serpiente) del tiempo en

Melody

Spring

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y los antepasados que ya no conocían el dolor ni

el dolor

de la muerte

y hablaban un idioma lento amarillo feliz

como un lazo de oro en el cuello

noches y noches soñó butch butchanam

hasta que supo que iba a morir

enfiló su cama hacia el sur y se acostó de

espaldas al cielo

y dejó escrito en la tórtola que lo enterraran de

espaldas

al cielo

y aquí yace de espaldas al cielo mirando todo lo

que baja

y sube en Melody pueblo de miserables que:

degollaron la tórtola la asaron la comieron

y comprobaron con cristiano horror

que los miraba desde el plato

con el recuerdo de sus ojos

*

LAS AGUAS DE TU VIENTRE CANTAN AL FONDO

DEL PAÍS/ así estás hecha/

hoy que la lluvia duele

en todo el mundo te posás/

¿dónde escribís tus estaciones?/

¿las trémulas de tu candor?/

¡panadera!/

¡brillás para que nadie sufra!/

¡amigás compañías que empiezan en tu piel!/

¡como penumbras del furor!/

¡así a tus pechos viene el ido!/

¡el que pasaba por tus jugos contra

la olvidación!/

¡apretando los huesitos prestados!

*

LA SECRETA DULZURA DEL DOLOR es transparencia/ sale

de la furiosa resignación del sueño/

suena en la boca del perdido

en su origen/ en su

rumor de inexistencia que

le clava la cabeza al gran espanto/

al doble andar/ al doble hilo/ a la

no verdad del estar como no estar/

el vuelo torpe que los cría/

lo que rompe la luz/ memoria

confusa por sus números/

pecho que dura como huella/

la nada que te ama

JJOOSSEEPPHH BBRROODDSSKKYY

CUANDO UN POETA SE POSA SOBRE EL MUNDO

LO DESPLAZA. Cuando el pájaro muere, ¿qué pasa?

A lo mejor le falló el corazón por instalar su

levedad en su suelo.

0 tenía la memoria cargada con cada vuelo que

voló.

En el café Colón de Malabia y Corrientes

los parroquianos conocen la lentitud del tiempo,

el dolor del cariño, la ficción de ser otra cosa, la

mesa

donde Joseph Brodsky se para y dice que el

exilio fue hoy,

que no hay espanto mayor que el de animal

recorriendo su cueva,

que pesan hoscamente los que cayeron

combatiendo y que

no hay heridas, sino una gran herida que nadie

puede /cerrar.

¡Habráse visto!

¡Como si el pájaro no recoriera las cortinas del

cuarto

para que entrase el sol!

¡El sol de nada, la huella infinita de la piedra

en cada pobre amor!

Tendrías que haberte quedado más, aquí,

Joseph o cosmos descuidado,

a la intemperie de costumbre.

No se arrancó del país y yace

lleno de entender todo.

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zonas

IISSAABBEELL QQUUIIÑÑÓÓNNEEZZ ((11994499--22000077))

FFááttiimmaa FFeerrnnáánnddeezz CChhrriissttlliieebb

El 29 de octubre

2007 dejó de latir el

corazón de la poeta

Isabel Quiñónez.

Cinco semanas

después, sus

hermanas invitaron

a un homenaje

póstumo antes de

depositar sus

cenizas en una

funeraria de la

colonia San Rafael.

Insólito es el

adjetivo con que

puede ser calificado

ese acto. Lo usual, en este tipo de

conmemoraciones, es resaltar aciertos

personales y subrayar las virtudes de una obra.

Aquí la obra pasó desapercibida y lo resaltado

fue una serie de datos y recuerdos para

“entender por qué era como era”, en palabras de

Marina, su hermana mayor.

¿Cómo era esta mujer nacida el 17 de julio de

1949 en San Pedro Sula, Honduras? Sólo ella lo

supo. La fuente creativa de los verdaderos

poetas es un completo misterio para los otros.

Los testimonios de quienes la conocimos son

fragmentos, angulitos, momentos de una vida,

manifestaciones intermitentes de un todo

inaccesible.

En un disco compacto, presentado el pasado

9 de diciembre, las hermanas colocaron fotos de

infancia, registros de escuelas, amistades,

parejas, la interpretación de su llegada a México

y algo inusitado: relatos sobre la hostil y

compleja relación de Isabel con su madre.

La semilla de la poesía tal vez se depositó en

esa niña cuando los padres rompieron

abruptamente su convivencia. Él, empresario y

dueño de una librería, permaneció en Honduras.

Ella, mujer de sociedad, salió con sus dos niñas a

México y se hospedó con unos paisanos. Los días

fueron difíciles. Isabel de cuatro, cinco, seis años

extrañaba la amplitud y calidez de su primer

hogar, le hacía falta su papá y padecía los

desasosiegos maternos. Siete años después de

su llegada al Distrito Federal, la mamá se casa de

nuevo. Cuando Isabel tiene 10 años, nace Norma,

su nueva hermana. En esa época, la futura poeta

lee todo el tiempo. La madre se enfada. La

quiere jugando como las demás niñas. Los años

corren y los reclamos maternos aumentan: “¿Por

qué te pones eso?... Estás muy gorda… ¿Por qué

eres así?... Sé más normal…”. A los 21 años, su

mamá le exige una prueba de embarazo e Isabel

se va de la casa. Encuentra a Carlos, a quien

años después le dedicará Alguien maúlla (FCE,

1985). Es probable que las adversidades

continuaran alimentando su espíritu poético.

Carlos muere a los 45 años de edad cuando ella,

de 35, se siente plena junto a él. Varios poemas

de Esa forma de irnos alejando (Universidad

Veracruzana, 1989) se gestaron a partir de él y

de su muerte. El libro está dedicado a Roberto, el

padre de Paloma, la única hija de Isabel.

Antes de estos dos poemarios, en La Máquina

de Escribir se publicó Extracción de la piedra de la locura (1979) y ¿Será esto el mar? (UNAM,

colección Punto de Partida, 1984), eran los años

de los talleres con Juan Bañuelos y Carlos

Illescas. Encarrilada en la maternidad, lucha para

mantener su cuerpo en armonía. El potasio baja,

los medicamentos suben, el amor se escapa. En

1996, Breve Fondo Editorial dio a conocer Así en la tierra. Luego vendrían periodos negros, una

hipocalemia hace estragos, la escritura se vuelve

ocasional hasta que se recupera para emerger de

nuevo, con fuerza y madurez. Dejó un libro

terminado.

Más allá de sus poemas y de algunas

investigaciones históricas, redactó textos como

la serie titulada La musa ha terminado, escrita

durante 1990 y publicada

en la revista de libros del

periódico El Nacional. Ahí se aprecia la forma

en que estudiaba a los

autores que le

interesaban, ahí se ve

cómo intenta

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/8

desentrañar, por ejemplo, a William Cowper,

poeta romántico del siglo XVIII inglés. También

dedica otras partes de esta serie a Cavafis,

analizando lo que Auden y Yourcenar escribieron

sobre él. Todo ello, tantas lecturas a las que se

pueden añadir Ezra Pound, Yeats, Odysseas

Elytis, Paz, T.S. Eliot, Gorostiza, Matsuo Basho

le ayudaron a construir técnicas para transmutar

su dolor, para anclarse en la vida, para crear. Su

poesía está a la vista. Que cada quien emita su

propio juicio.

Isabel trabajó tres décadas en el

Departamento de Estudios Históricos del INAH.

Estudiaba la maestría en historia cuando el 3 de

octubre de 2007 le detectan cáncer en el

páncreas. Al final de ese mes se fue. No murió,

porque si hay seres que no pueden morir son los

poetas.

ÚÚLLTTIIMMOOSS PPOOEEMMAASS

I

DIOS ES LA SOMBRA DE LA LUZ y nos acecha.

II

Todo objeto da silencio,

tiene la nobleza

que maldice la existencia.

III

Parecen pájaros las hojas,

cuando la luz tan plena,

el jardín es,

¿o es la complacencia?

... yo diría: aire!,

pero es ensoñación y llena de vidas

en su sangre es

y burbujea de luz,

y por la luz se ensancha

la vida que sucede por las hojas.

IV

Fresco gris íntegro de azules,

plena potestad,

la lluvia

aísla y vuelve a unir

cuanto es corpóreo.

Agua y tierra

alzan la grisalla que derrota todo,

excepto el aire

que al llover despliega:

floraciones animales, esencia de hojas

corolas terrestres.

Toda lluvia abre intersticios,

transparece, lava el cielo

avisando el sereno adentramiento,

ese estado musical

que viene tras la lluvia.

V

La capacidad de ser,

está en el tiempo

(no en los frutos),

cuando uno se siente entero

el que existe íntegramente

es él, no uno.

Los poemas que aquí aparecen forman parte del libro Árboles adentro, de próxima aparición.

Nexos, núm. 362, febrero de 2008

EENNTTRRAADDAA AALL JJAARRDDÍÍNN DDEE LLAASS DDEELLIICCIIAASS

Y DIJO DIOS: "Haya un firmamento por encima de las aguas",

y atardeció, y en la penumbra

fue despertando el sueño,

y mis labios comenzaron a moverse;

vi las esferas luminosas que la música rodaba:

caían, translúcidas frutas inmaduras,

y en sus pulpas iban hombres degustándose,

delicado era el sonar de las esferas

al sumergirse en las aguas

donde todo se refleja;

yo, en una barca, coronada de narcisos

disfrutaba

y en la embarcación iban también las risas

burlonas de los

niños,

de los fantasmas, de los trasgos,

las vindictivas risas donde el firmamento

palpitaba,

y yo, bogando, percibiendo,

comencé a cantar el sueño gozosamente

articulado:

a lo lejos una vieja ciudad calva —y

relámpagos—

se iba derrumbando.

www.magogris.com, núm. 10-11

noviembre-diciembre 1999

MMEE AABBRREESS

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/9

NADIE, NI EL SILENCIO, me abre como tú,

ni el tiempo

MMII LLEENNGGUUAA SSEE AADDOORRMMEECCEE

LLUEVE EN EL CUARTO en la playa de telas desoladas

llueve

sobre las sábanas blanquísimas

sobre mi carne que puede ser tan dulce

Más allá de la ventana puedo verte

y me consumo

aquí

donde relampaguea relumbran los gatos

empapados

míralos encenderse irse en fuego

los ojos en los ojos

óyelos revolcarse mójate

que yo te mire

aunque imagine al mismo tiempo

algo que pudiera sustituirte

con ventaja

En la sombra estoy y tras las bardas

puedo ver las concubinas

en sus habitaciones consumiéndose

solitarios se hallan los jardines

espesados en aromas

puedo acercarme a sus espejos

enciendo los carbunclos

Ya nos acercamos al Cuarto Pimienta

Irritamos el recinto de los órganos maduros

donde los peces que relumbran

y las aves que vuelan y se miran

sobre las paredes rojas de tapices

pudieran las nereidas y sus pechos

los unicornios y sus vírgenes

ahí se estira un animal moreno

gozoso me empuja con su cuello

los dos nos vamos a lo tibio

y sientes mi lengua que te lame

eres fruta de mi mesa

estás quieto miras quieres ser mirado

somos el pan las perdices y los vinos

el comensal y el cocinero

paladeamos todo

contrarios al precepto que prohíbe derramar

estrellas

en la arena

manamos de los líquidos febriles

hasta nuestras manos tibias

en las ingles

y las caderas en reposo

Pero ruedan ya las lunas sordas

y en la orilla los gatos se pasean

sopla el viento esta torre

de pájaros dormidos

donde llueve

donde el frío

donde nada te sustituye con ventaja.

PPAACCOO UURROONNDDOO,, MMÁÁSS AALLLLÁÁ DDEELL

MMIILLIITTAANNTTEE

KKaarriinnaa MMiicchheelleettttoo

La presentación

de la edición de

la poesía

completa de

Francisco

“Paco” Urondo,

el martes en el

centro cultural

que lleva su

nombre, fue una oportunidad para acercarse a su

obra desde el análisis académico, pero también

desde el recuerdo de amigos. La mesa propuesta

estaba integrada por el escritor y periodista Juan

Sasturain, Susana Cella —quien realizó el prólogo

de la edición—, Pablo Montanaro (biógrafo de

Urondo), la investigadora Cecilia Eraso y el

pintor Óscar “Oso” Smoje. Sobre el final se

sumaron voces del público que agregaron

visiones sobre el poeta, como la del músico Juan

“Tata” Cedrón, que terminó recitando un poema

inédito de Urondo.

“Qué lindo pibe que era Paco, por algo

ganaba tanto”, arrancó Sasturain, en el lugar de

coordinador de la mesa, mirando la tapa de la

Obra poética: una foto en blanco y negro que

muestra a un joven Urondo, realmente lindo. En

la otra mano tenía una primera edición de Todos los poemas, editado por De la Flor en 1972.

Oscar Smoje, sentado a su lado, fue quien hizo la

tapa de aquella publicación. La mayoría de los

expositores marcaron la dificultad de acceso a la

obra de Urondo, escasamente reeditada y

durante mucho tiempo ignorada por los

programas de estudio de academia. Y, también, el

grado de injusticia de cierta lectura simplista que

redujo su obra a la de un “poeta de denuncia”.

“Suena raro escuchar lo que pensaban que

era la poesía de Urondo”, destacó Sasturain, y

señaló: “En los numerosos testimonios que

recoge Pablo Montanaro en su biografía, se

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/10

vislumbra el estupor ante el viraje que toma su

vida cuando asume su militancia: ¿pero cómo, si

éste era un jodón, un tipo pintón que tenía todas

las minas? Parece no caber en ningún arquetipo.

Y lo que son falsos son los arquetipos”.

Montanaro completó esta idea: “Sobre Urondo

pesaba una condena: era el exquisito poeta que

se había vuelto revolucionario. En muchas de las

entrevistas que hice para la biografía, cuando

empezábamos a hablar de su militancia, el clima

cambiaba. Gran parte de la cultura argentina se

quedó sólo con esas sentencias y esa condena.

Pero, en cuanto se lee su obra, la idea del

Urondo que escribía sólo desde su lugar de

batalla cae automáticamente, no se sostiene”.

El punto de partida de la exposición de la

joven investigadora Cecila Eraso representó, tal

vez, el de muchos de los lectores de Urondo de

una generación: “En mi caso, la primera vez que

supe de él no tuvo que ver con su poesía: ‘Paco

Urondo’ era el nombre de una agrupación política

de la facultad. De este modo, supe de él antes

como militante que como poeta”, contó. En su

análisis marcó que la preocupación política de

Urondo nunca fue en detrimento de sus

búsquedas literarias. “Más bien –destacó– esta

preocupación culminó en una obra poética que

sondea formas novedosas de hacer irrumpir lo

político en el interior del poema: una obra que no

se contenta ni con el sacrificio de la forma

poética por la exaltación del contenido político,

ni con el intenso formalismo en que devino la

experimentación de las vanguardias.”

“La palabra ‘amigo’ adquiría un significado

especial en la época en que trabajábamos juntos.

Estaba ligada a la palabra ‘trabajo’”, recordó

Oscar Smoje, compañero de Urondo en empresas

como la del diario Noticias, y recordó “grandes

tertulias” junto al poeta, como las que formaban

en la casa de Juan Fresán junto a gente como

Rodolfo Walsh o Juan Gelman: “Después de

largas y acaloradas discusiones, siempre

aparecía apaciguando Paco, llegaba y decía:

‘¿Por qué no nos vamos a pasear por la

Costanera?”, rememoró Smoje.

“No estoy de acuerdo con que Paco haya

estado oculto, en nuestra generación lo leímos

mucho”, irrumpió, sobre el final, Tata Cedrón,

con una gran sonrisa. “Quizás el problema es que

ya no se lee más.” El artista –que ha

musicalizado e interpretado a Urondo, entre

tantos poetas argentinos– recordó algunos de los

momentos compartidos con Urondo y Juan

Gelman. Durante la presentación también se

recordó que alguna vez Paco Urondo —quien

durante un breve tiempo fue jefe del

Departamento de Letras de la Facultad de

Filosofía y Letras— inauguró un centro cultural

donde expuso obras como la de Oesterheld, en el

mismo lugar donde se desarrolló la charla. La

voz de Urondo recitando sus poemas, en una

grabación casera, cerró la presentación de esta

Obra poética cuya edición conmemoró los 30

años de la muerte del poeta, víctima de la

represión de la última dictadura militar. En el

prólogo, Susana Cella escribió: “Para Urondo era

fundamental hallar la palabra justa, en tanto

justeza y justicia, y el intento equivalía a

encontrar un sentido que justificara la vida.

Equivale a distinguir algo que en varios poemas

menciona: lo que vale la pena”.

Página 12, Buenos Aires, 31

de agosto de 2006

GGAASSTTÓÓNN BBAAQQUUEERROO,, MMAAGGIIAASS DDEE VVEERRSSOO YY

CCUULLTTUURRAA

LLuuiiss AAnnttoonniioo ddee VViilllleennaa

l autor cubano, humilde e íntimamente

orgulloso de su rareza, era, con Cabrera

Infante —uno poesía y prosa el otro—, un mito.

Su pensamiento no tuvo fronteras y su obra es

una riquísima mina custodiada por un fenomenal

y mágico erudito

Gastón Baquero (1918-1997) era alto,

simpático y mulato. Un gran hombretón cordial

que cuando lo conocí (en los primeros años

ochenta me lo presentó José Olivio Jiménez, otro

exilado cubano) trataba de pasar desapercibido y

se mostraba humilde e íntimamente orgulloso de

su rareza, porque entonces no lo conocía casi

nadie. Quién diría que ese señor sapientísimo,

que trabajaba en Radio Exterior de España, había

sido uno de los prohombres intelectuales de la

Cuba de los años cincuenta, justo antes de la

Revolución, senador de Batista y secretario de

redacción de aquel importante periódico que fue

el habanero Diario de la Marina.

E

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/11

Gastón Baquero nació en Banes (entonces

provincia de Oriente) y siempre resultó chocante

para algunos, en una sociedad aún oficialmente

racista —ni el presidente Batista podía entrar al

Jockey Club—, que un mulato pudiera alcanzar

las cotas y los honores a los que llegó Gastón.

En los años cuarenta (los principales de su

escritura cubana) es un poeta vinculado con los

mejores círculos poéticos de la isla: desde la

revista Orígenes a Espuela de Plata. Por derecho

y calidad es amigo y parigual de Eliseo Diego, de

Virgilio Piñera y sobre todo de Lezama Lima, a

quien Gastón admiró toda su vida. En esa época

colabora ya en el Diario de la Marina con

brillantes artículos literarios, que no sólo le

muestran fervoroso seguidor de lo español (en el

exilio o no) sino un amplio conocedor de la

poesía y el pensamiento universales. Son los

artículos de un humanista que era asimismo un

gran poeta. En los cincuenta, sin embargo, la

producción escrita de Baquero decrece algo (y

parece que deja de escribir poesía) pues son los

años del hombre ilustre y conservador, del

refinado bon vivant que tiene chofer y cargos

oficiales, y que continúa llevando su íntima

homosexualidad con la discreción que siempre la

llevó. Yo no tengo dudas, Gastón Baquero era un

hombre de talante conservador (no un

reaccionario) infinitamente liberal en la cultura y

en la vida. Vi con él una gran exposición de

Wifredo Lam en Madrid, en los primeros noventa,

y recuerdo que se paró ante un espléndido lienzo

y dijo: "Me alegro que esté aquí". Como yo le

preguntara por qué o me quedase algo atónito,

ese Gastón que raramente quería hablar de su

pasado suntuoso me contestó: "Es que estuvo en

mi casa de La Habana, sabes...". Cuando la

Revolución de Castro triunfó y él estuvo y se

manifestó naturalmente en contra, supo que el

Che Guevara lo iba a citar en su despacho. Otro

día me contó que sabía también que esa cita (que

no llegó) hubiera sido su fin, así es que con lo

puesto y protegido por tres embajadores —entre

ellos el de España-, a mediados de marzo de

1959, Gastón Baquero, el intelectual poderoso,

tomó un avión en La Habana rumbo a Madrid.

Jamás regresaría.

El régimen franquista lo acoge bien y le

busca empleo. Me cuentan que en sus primeros

años de exilio madrileño (en que Gastón vuelve a

la poesía, y con más brillantez aún que en la

etapa cubana) seguía viviendo con hábitos de

gran señor rico...

Pero la

intelectualidad

antifranquista (que

entonces era la

intelectualidad

española mejor) le

vuelve la espalda

en su casi totalidad,

porque es un

"gusano", un

reaccionario huido del paraíso socialista que

soñaba en Cuba... Casi solo o con amigos en el

otro exilio de Miami, Gastón da un giro

copernicano: se vuelve un hombre

voluntariamente gris y modesto, lejos de

cualquier pompa anterior, que gusta de los raros

y marginados... Yo le conocí aún en ese tiempo.

Si iba en tren (me contó, aquellos lentos trenes

en que tanto se hablaba) se colocaba un cartelito

en la chaqueta vieja que decía: "Soy mudo". Pero

era ya el autor de Memorial de un testigo, un

gran libro de la poesía del idioma, que Adonais

editó en 1966 y que entonces pasó —natural al

hilo de lo que cuento— casi por entero

desapercibido. Dos amigos, aún jóvenes, José

Olivio y Paco Brines, serían mucho tiempo los

voceros (con poco eco inicial) de la maravilla

deslumbrante de poesía y saber que era Gastón

Baquero. Sólo cuando en 1984 se publica Magias e invenciones, su poesía prácticamente completa

hasta el momento, los lectores y sobre todo

algunos poetas jóvenes empiezan a llegar... Él

casi ignora que aunque su nombre esté

oficialmente silenciado en Cuba, para bastantes

cubanos (como comprobé en 1993, y se lo conté

y oí con él las grabaciones que para él me

dieron) era, con Guillermo Cabrera Infante —uno

poesía y prosa el otro— un mito vivo. Recuerdo

cuánto le emocionó escuchar a aquellos

incipientes poetas que lo veneraban...

A Gastón Baquero nunca le llegaron grandes

reconocimientos (aunque se pidieron al final) y

murió en una residencia de ancianos en las

afueras de Madrid, porque en su vieja casa de

Antonio Acuña, destartalada y atiborrada de

libros, ya no podía valerse por sí mismo. Pero

supo que era leído, publicó un nuevo libro de

versos, Poemas invisibles, y alcanzó el

reconocimiento de muchos, aunque menos de lo

que hubiera merecido. Al final, era anticastrista,

por supuesto, pero abogaba abiertamente por la

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/12

unión cultural de las dos Cubas (la de dentro y la

de fuera) con la generosidad y amplitud

intelectual que siempre tuvo. Alberto Díaz-Díaz

acaba de publicar una recopilación de sus

artículos periodísticos de tema literario:

Geografía literaria. 1945-1996. Su prólogo

defiende con razón y ardor al sabio que fue

Baquero, al brillantísimo humanista, pero aunque

más de la mitad de los artículos provienen del

Diario de la Marina, se le olvida decirnos si

alguno (como creo) no fue ya recogido en

volumen por el propio Gastón que aquí, y en la

época de su más hondo olvido, en 1969, publicó

un tomo de ensayos —artículos o conferencias—

titulado Darío, Cernuda y otros temas, no siendo

por supuesto el único volumen ensayístico del

autor, aunque cayeran casi todos en vacío...

Gastón no tuvo fronteras mentales, entre sus

poetas mayores estaban Vallejo y Neruda, que

siempre fueron comunistas. Y en la Residencia

de Estudiantes —lo vi— abrazó a Eliseo Diego,

con quien antes no se había saludado... Conocer

la obra de Gastón (su poesía sobre todo) es

entrar en una riquísima mina, custodiada por un

fenomenal y mágico erudito.

-

Gastón Baquero, Geografía literaria. 1945-1996: crónicas y ensayos. Ed. de Alberto Díaz-Díaz.

Madrid, Huerga & Fierro. 2007.

Babelia, supl. de El País, 23 de febrero de 2008

***

NNOOVVEEDDAADDEESS

Rubén Bonifaz Nuño, Luz que regresa. Antología. Sel. y pról. de Sandro Cohen.

Madrid, Visor, 2007.

La poesía de Rubén Bonifaz

Nuño —fértil, intensa,

inquietante— no cabe

fácilmente dentro de los

parámetros de la poesía

mexicana, latinoamericana o,

incluso, en lengua española.

Posee una riqueza de formas y

contenidos de cuya existencia

pocos sospechan hasta que se

acercan a leerla con detenimiento. No se le

puede aplicar ninguno de los motes que se han

utilizado para calificar a sus contemporáneos o a

quienes pertenecieron a generaciones

inmediatamente anteriores: poeta de la

inteligencia, poeta de la ciudad, poeta político,

poeta del hombre común, poeta de la

musicalidad, poeta formal, poeta hermético,

poeta del amor... En casi cualquiera de sus 18

poemarios el lector puede hallar a cualquiera de

estos poetas —o a varios simultáneamente—

porque sería raro que Bonifaz Nuño explorase

sólo un tema en un libro dado, y también sería

raro que lo hiciese de la misma manera.

(Fragmento del prólogo)

Coral Bracho, Cuarto de hotel. México, Era,

2007

¿Qué cuarto? ¿Qué hotel? se

preguntará el lector de este

libro redondo y sugerente

cuyos trazos sencillos y efectos

complejos recuerdan las

acuarelas que integran la

blancura del papel para

transmitir la sorpresa de la

obra de arte. El cuarto es uno

mismo; el cuarto es el mundo; es la

memoria o la identidad; o es, en efecto, un

cuarto de hotel, o de hospital; o un país.

Sea cual sea la respuesta o la suma de

respuestas, el libro es la alegoría de

nuestra naturaleza pasajera y de la

transitoria condición de un mundo

reiteradamente bélico y en ruinas. Si un

hombre es todos los hombres, si una mujer

es todas las mujeres, entonces Cuarto de hotel es la historia del hombre. O la historia de su

residencia en la tierra.

Y la historia la cuenta el inquilino, que nunca

entiende bien en dónde está ni por qué está ahí;

“historia” porque el temple enigmático de este

libro sutil y poderoso, sus grandes y abiertas

incógnitas permiten leerlo, casi, como una novela

de misterios.

En este libro breve cabe todo, y quien quiera

verlo se verá también a sí mismo en el espejo

deformado de una percepción única en la poesía

de nuestro tiempo. La obra de Coral Bracho ha

seguido un itinerario singular y variadísimo con

un timbre de voz reconocible y trasladado ya a

muchas lenguas. Cuarto de hotel es un nuevo

camino en esa búsqueda; otra estación en la obra

cambiante de una de las mejores poetas

mexicanas.

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/13

Sandro Cohen, Desde el principio. Poesía reunida. Morelia, Jitanjáfora, 2007.

Editorial Jitanjáfora de Morelia

acaba de publicar el volumen

Desde el principio. Poesía reunida de Sandro Cohen, con

un prólogo de Armando

González Torres y, al final, un

ensayo de autobiografía

poética del autor. Los seis

libros que en él vuelven a

circular, y que desde hacía

años eran imposibles de conseguir, son De noble origen desdichado, A pesar del Imperio, Autobiografía del infiel, Los cuerpos de la Furia, Línea de fuego y Corredor nocturno.

Jorge Fernández Granados, Principio de incertidumbre. México, Era-Secretaría de

Cultura del Gobierno del Estado de San Luis

Potosí / Universidad de las Américas Puebla,

2007

El principio de incertidumbre es un término de

Werner Heisenberg con el que se conoce en la

física un atributo de la materia: a ciertos niveles

subatómicos no es posible atestiguar ni medir un

evento sin afectarlo por el mismo acto de la

observación. La energía y la luz en esos niveles

se comportan con una incertidumbre que no se

puede superar. Si la forma última de la realidad

es indeterminada e indeterminable en tanto

estructura fiable, ¿no podría serlo también la

forma de la poesía?

Esta nueva serie de poemas de Jorge

Fernández Granados se desarrolla bajo este

presupuesto con un verso indeterminado, un

verso que no se limita a decir sólo en un sentido,

sino que juega con las posibilidades que ofrece

el sentido mismo dentro de él: un verso flexible,

abierto, sin puntuación, en el que la variedad

semántica se define por una decisión (acaso

involuntaria) del observador/lector, que como en

el átomo de Heinsenberg afecta lo observado con

su mirada. El poema, así, depende del modo, de

la velocidad, del momento de quien lo lee. Una

forma sin forma en la que el lector deja su

huella.

Pero Principio de incertidumbre es también la

bitácora de un poeta en plenos poderes que

alcanza con este libro un timbre de mayor

alcance moral y de más alto vuelo estético. Su

recorrido abarca desde una baraja de identidades

–a manera de lotería de la idiosincrasia– hasta el

desafiante territorio de la nostalgia, pasando por

sucesos y fechas que ya son marcas (porque son

heridas) generacionales. Todo ello cifrado en

poemas de diversos registros que se dejan leer

como si desgranaran naturalmente frente a los

ojos su propia indefinición.

La obra de Jorge Fernández Granados es ya

un fruto maduro y deslumbrante en el árbol de la

poesía mexicana.

Raúl Zurita, Las ciudades de agua. México, Era, 2007

Las voces que hablan en este

libro de Raúl Zurita se turnan

entre los vivos y los muertos. Al

trenzarse, esas voces de aquí y

de allá configuran una biografía

íntima, filial, amorosa, punteada

por el dolor y la pérdida; pero también esbozan

la biografía pública de un país y los ríos de

sangre que lo atraviesan. Ambas historias, la

privada y la pública, se estampan en un contexto

que es siempre fluvial: ríos, mares en

movimiento, llanto, cielos líquidos. Y ambas

coinciden en una persona llamada Raúl Zurita,

chileno, que nos trae el pregón de esas aguas

que lo han formado. Escrito con las entrañas, Las ciudades de agua es, no obstante, un libro que

jamás se sale de cauce: el amor y el dolor se nos

ofrecen en un formato uniforme y delimitado, en

compactas dosis que están antes de la prosa

pero después de la poesía.

Con esta entrega, el gran poeta que es Raúl

Zurita continúa su deslumbrante empresa de

nombrar, como por vez primera y con toda su

crudeza, a las personas y a las cosas para que no

se pierdan en el agua del olvido.

____________________________________________ Comité editorial luis alberto alfaro (costa rica)/ cruz benítez/ fabienne bradu/ sergio cárdenas/ luis cortés bargalló/ miguel jorge castillo/ evodio escalante/ julio césar félix/ alfredo giles-díaz/ jesús gómez morán/ armando gonzález torres/ ricardo hernández echávarri (eu)/ saúl ibargoyen/ josé kozer (eu)/ eduardo langagne/

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elpoemaseminal 120/ 29 feb.-15 mar., 2008/14

hernán lavín cerda/ lucía de luna/ floriano martins (brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jorge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/ manuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)/ coordinador: leopoldo cervantes-ortiz

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