ela lancet neurology

19
1 Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA Metthew C Kiernan, Steve Vucic, Benjamin C Cheah, Martin R tumer, Andrew Eisen, Orla Hardiman, James R Burrell, Margaret C Zoing The Lancet Neurology, 7 de Febrero de 2011, DOI: 10.1016/50140-6736(10)61156-7 La Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, es una enfermedad neurodegenerativa fatal, idiopática (enfermedad de un tipo particular o propio), del sistema motor humano. En este Seminario, concretamos los conceptos comunes sobre el origen de la enfermedad, qué predispone a los pacientes para padecer la enfermedad y discutimos porqué no son iguales entre sí los casos de ELA. En los 150 años transcurridos desde la descripción original de la enfermedad por Charcot se ha progresado lentamente para responder a estas preguntas. Nos centraremos en qué se conoce sobre la ELA y dónde se centra la investigación, desde los pequeños pasos para aumentar la supervivencia, mejorar los tratamientos, ensayos clínicos y la recogida de registros a partir de la población para los objetivos fundamentales de establecer medidas de prevención en su comienzo y encontrar los desencadenantes de este proceso neurodegenerativo. Introducción Desde la década de los 90 ha existido un interés clínico y científico creciente en la ELA. Los avances en nuestra comprensión del sistema del neurotransmisor glutamato y el descubrimiento de genes causantes ligados al desarrollo de ELA familiar han estimulado el interés investigador, los problemas asociados a la heterogeneidad clínica se han identificado y ahora se entiende que la supervivencia en la ELA depende de varios factores, incluyendo la presentación clínica (fenotipo), el ritmo de progresión de la enfermedad, la presencia precoz de insuficiencia respiratoria y el estado nutricional del paciente. El aumento de la esperanza de vida en la ELA parece depender del mejor conocimiento de su patogenia, lo cual redundaría en el desarrollo de métodos diagnósticos precoces y específicos. Existe la necesidad crucial de formular terapias que no sólo demoren la progresión de la enfermedad, sino que también incidan sobre las consecuencias secundarias a la malnutrición y a la insuficiencia respiratoria. Por ahora, no existe una prueba diagnóstica definitiva o un biomarcador de ELA y los neurólogos se apoyan solamente en criterios clínicos para el diagnóstico. El desarrollo de nuevos biomarcadores para valorar objetivamente la progresión Estrategia de búsqueda y criterios de selección Hicimos la búsqueda en Medline (1966 a Diciembre de 1999), EmBase (1980 a Diciembre de 2009) y en la Cochrane Library usando los términos “amyotrophyc lateral sclerosis” o “motor neurone disease” en combinación con “diagnosis”, “epidemiology”, “franto-temporal dementia”, “imaging”, “neurophysiology”, “management” y “neuroprotection”. Otros artículos aparte se incluyeron desde las listas de referencias, artículos de revisión y capítulos de libros de textos de relevancia. Se incluyeron también resúmenes y comunicaciones de congresos relevantes. La lista final de referencias se generó en base a la originalidad y relevancia respecto a los temas tratados en este seminario. Se insistió especialmente en las publicaciones de los últimos 5 años, aunque no se excluyeron publicaciones más antiguas muy nombradas y estimadas.

Upload: alex-portilla

Post on 24-Jul-2015

278 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: ELA Lancet Neurology

1

Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA

Metthew C Kiernan, Steve Vucic, Benjamin C Cheah, Martin R tumer, Andrew Eisen, Orla

Hardiman, James R Burrell, Margaret C Zoing

The Lancet Neurology, 7 de Febrero de 2011, DOI: 10.1016/50140-6736(10)61156-7

La Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, es una enfermedad neurodegenerativa fatal, idiopática

(enfermedad de un tipo particular o propio), del sistema motor humano. En este Seminario,

concretamos los conceptos comunes sobre el origen de la enfermedad, qué predispone a los

pacientes para padecer la enfermedad y discutimos porqué no son iguales entre sí los casos de

ELA. En los 150 años transcurridos desde la descripción original de la enfermedad por Charcot

se ha progresado lentamente para responder a estas preguntas. Nos centraremos en qué se

conoce sobre la ELA y dónde se centra la investigación, desde los pequeños pasos para

aumentar la supervivencia, mejorar los tratamientos, ensayos clínicos y la recogida de registros

a partir de la población para los objetivos fundamentales de establecer medidas de prevención

en su comienzo y encontrar los desencadenantes de este proceso neurodegenerativo.

Introducción

Desde la década de los 90 ha existido un interés clínico y científico creciente en la ELA. Los

avances en nuestra comprensión del sistema del neurotransmisor glutamato y el

descubrimiento de genes causantes ligados al desarrollo de ELA familiar han estimulado el

interés investigador, los problemas asociados a la heterogeneidad clínica se han identificado y

ahora se entiende que la supervivencia en la ELA depende de varios factores, incluyendo la

presentación clínica (fenotipo), el ritmo de progresión de la enfermedad, la presencia precoz

de insuficiencia respiratoria y el estado nutricional del paciente.

El aumento de la esperanza de vida en la ELA parece depender del mejor conocimiento de su

patogenia, lo cual redundaría en el desarrollo de métodos diagnósticos precoces y específicos.

Existe la necesidad crucial de formular terapias que no sólo demoren la progresión de la

enfermedad, sino que también incidan sobre las consecuencias secundarias a la malnutrición y

a la insuficiencia respiratoria. Por ahora, no existe una prueba diagnóstica definitiva o un

biomarcador de ELA y los neurólogos se apoyan solamente en criterios clínicos para el

diagnóstico. El desarrollo de nuevos biomarcadores para valorar objetivamente la progresión

Estrategia de búsqueda y criterios de selección

Hicimos la búsqueda en Medline (1966 a Diciembre de 1999), EmBase (1980 a Diciembre de 2009) y en la

Cochrane Library usando los términos “amyotrophyc lateral sclerosis” o “motor neurone disease” en

combinación con “diagnosis”, “epidemiology”, “franto-temporal dementia”, “imaging”, “neurophysiology”,

“management” y “neuroprotection”. Otros artículos aparte se incluyeron desde las listas de referencias,

artículos de revisión y capítulos de libros de textos de relevancia. Se incluyeron también resúmenes y

comunicaciones de congresos relevantes. La lista final de referencias se generó en base a la originalidad y

relevancia respecto a los temas tratados en este seminario. Se insistió especialmente en las publicaciones de

los últimos 5 años, aunque no se excluyeron publicaciones más antiguas muy nombradas y estimadas.

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 2: ELA Lancet Neurology

2

de la enfermedad mantiene la expectativa de redefinir radicalmente el diseño de los ensayos

clínicos y reducir su coste. De hecho, la importancia de los censos de población se va

reconociendo cada vez más como un complemento esencial para una mejora de las técnicas de

valoración clínica. Estas tareas llevarán inevitablemente a una mejor comprensión de la ELA y

de su impredecible progresión habitual, y conducirá al desarrollo de guías para un tratamiento

optimizado de los pacientes. En este seminario proporcionamos una visión actualizada de los

avances clave en el campo de la ELA.

Epidemiología y genética molecular

Varios factores han complicado los estudios epidemiológicos sobre la ELA, incluyendo la

determinación del momento específico de comienzo de la enfermedad y el lapso de tiempo

potencialmente prolongado entre el comienzo de los cambios anatomopatológicos

(mecanismos por los que se desarrolla la enfermedad) y la manifestación de la clínica. Este

periodo prodrómico (etapa de la enfermedad en la que aparecen los síntomas generales,

dificultando determinar que patología afecta al paciente) entre el comienzo de la enfermedad

y la presentación de los síntomas posiblemente traduce la redundancia de las poblaciones

neuronales. En consecuencia, una serie de estudios epidemiológicos con diseños rigurosos y el

uso de grupos de pacientes sin sesgos han proporcionado niveles de evidencia variados para

explicar los diferentes mecanismos causantes de la enfermedad. Los estudios sobre la

población han establecido que la incidencia de ELA en Europa es bastante uniforme, entre 2 y

16 por 100.000 personas- año. Aunque la ELA afecta mundialmente a la población, no se

conoce aún la incidencia exacta de esta enfermedad. Los hombres presentan una incidencia

mayor de la enfermedad (3.0 por 100.000 personas-año; 95% CI 2.8 - 3.3) que en las mujeres

(2.4 por 100.000 personas-año; 95% CI 2.2 – 2.6), aunque la incidencia entre ambos sexos es

aproximadamente la misma en la enfermedad de presentación familiar. El riesgo a lo largo de

la vida basado en la población general de la ELA es de 1:400 para las mujeres y del 1:350 para

hombres. El pico de edad de comienzo es de 58-63 años para la forma esporádica y de 47-52

años para la forma familiar. La incidencia decae rápidamente por encima de los 80 años de

edad.

Aunque el fenotipo (característica o rasgo observable) de la ELA podría parecer similar entre

poblaciones, hay ligeras diferencias en la presentación clínica dentro de los registros europeos.

Hay evidencias provenientes de estudios basados en la población que sugieren que la ELA es

memos común en individuos con mezcla de antepasados que en los individuos de origen

español. En un estudio basado en la mortalidad poblacional de Cuba, las tasas de enfermedad

eran del 60% más baja que en las poblaciones de Europa y Norteamérica, lo cual confirma las

observaciones previas de disminución de frecuencia de la ELA en los norteamericanos de

origen hispano.

Alrededor de un 5-10% de las ELAs son familiares, con un patrón de herencia mendeliano.

Hasta la fecha actual, se han identificado 13 genes y loci con efectos relevantes, muchos de

ellos desde el 2009. De los genes conocidos, las mutaciones de SOD1 (codifica la superóxido

dismutasa ligada a los iones cobre/zinc), TARDBP (también conocido como TDP-43, codifica la

proteína ligadora TAR ADN), FUS (codifica la fusión en sarcoma), ANG (codifica la angiogenina,

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 3: ELA Lancet Neurology

3

ribonucleasa, RNAasa A familia 5) y OPTN (codifica la optineurina) dan lugar a un fenotipo

clínico característico. Las mutaciones de la SOD1 inducen a una hiperfunción tóxica, aunque la

fisiopatología aún no es clara. Tanto TDP-43 como FUS (también conocido como TLS –

trasducido en sarcoma-) son proteínas multifuncionales involucradas en la expresión y

regulación de genes incluyendo la transcripción, ensamblaje del ARN, transporte y translación.

FUS y TDP-43 también están involucrados en el procesamiento de ARNs reguladores pequeños

(microARNs) y en la maduración y ensamblaje del ARN. ANG es un gen reactivo a la hipoxia,

que regula la transcripción del ARN. El OPTN es un gen causante de glaucoma de ángulo

abierto. Las mutaciones del OPTN causantes de la ELA abolen la inhibición de la activación de

los NFkB y modifican la distribución citoplasmática de optineurina.

Las mutaciones de SOD1 tienen lugar en un 20% de la ELA familiar y en un 5% de los casos de

enfermedad aparentemente esporádicos. Las mutaciones en TARDBP tienen lugar en un 5-10%

de ELA familiar, las del FUS en un 5% y las del ANG en un 1%.

El 90% restante de las personas diagnosticadas de ELA se clasifican como casos esporádicos.

Para estos pacientes, los resultados de estudios de agregación familiar han identificado un

solapamiento entre la ELA y enfermedades neurodegenerativas comunes, sugiriendo la

existencia de genes susceptibles que podrían aumentar el riesgo global de neurodegeneración

entre los familiares. Sin embargo, los intentos para establecer las complejas bases genéticas de

la ELA esporádica identificando los genes susceptibles han tenido poco éxito. Los resultados de

estudios sobre genes candidatos han identificado varios genes susceptibles aunque la

contribución relativa de cada gen identificado como de riesgo raramente excede una razón de

odds del 2.0, y no se conoce el mecanismo por el que se confiere el riesgo.

A pesar de los hallazgos decepcionantes en varios estudios recientes de asociación de genomas

amplios de ELA esporádica, se han identificado unos pocos genes posibles. El problema básico

ha sido la poca intensidad debido a los pequeños tamaños de muestra con candidatos que

presentaban la dificultad de replicarse en una segunda población. La identificación reciente de

dos nuevos genes de susceptibilidad a través de investigaciones en colaboración sugiere que

podrían identificarse más genes y vías con una mayor cooperación entre grupos

investigadores. Sin embargo, el escaso registro de secuencias de los estudios de asociación de

genoma completo ha llevado a la reconsideración de la hipótesis de “enfermedad común,

variante común” a favor de la hipótesis de “enfermedad común, variante múltiple rara”.

FENOTIPOS CLINICOS Y PRONÓSTICO

Las variaciones en la presentación de la ELA son también cruciales para la comprensión y el

desarrollo de parámetros de progresión de la enfermedad. La identificación de fenotipos

específicos posee importantes implicaciones para los pacientes, particularmente en relación al

pronóstico y a la supervivencia, y también para su inclusión en ensayos clínicos.

Las presentaciones principales consisten en: (1) ELA de comienzo en extremidades con una

combinación de signos de neurona motora superior e inferior (NMS y NMI) en las

extremidades; (2) ELA de comienzo bulbar, que se presenta con dificultades en el habla y la

deglución y con ulterior afectación de extremidades; (3) la menos común esclerosis lateral

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 4: ELA Lancet Neurology

4

primaria con afectación pura de NMS y (4) atrofia muscular progresiva, con afectación pura de

NMI.

La principal característica clínica es la presencia de alteraciones de NMS y NMI involucrando el

troncoencéfalo y múltiples regiones de inervación de la médula espinal. Los pacientes pueden

presentarse con comienzo bulbar (aproximadamente un 25%) o con comienzo en las

extremidades (sobre un 70%), o con afectación inicial de tronco o respiratoria (5%), que luego

se extiende a otras regiones. Los modos de presentación atípica pueden incluir pérdida de

peso, indicativa de mal pronóstico, calambres y fasciculaciones en ausencia de debilidad

muscular, labilidad emocional y disfunción cognitiva tipo afectación del lóbulo frontal.

En términos de presentación, la alteración de MNS involucrando a las extremidades provoca

espasticidad, debilidad y exaltación de los reflejos tendinosos profundos. En contra, la

disfunción de NMI en las extremidades incluye fasciculaciones, atrofia y debilidad. La

disfunción bulbar de MNS resulta en una disartria espástica que se caracteriza por habla lenta,

dificultosa y distorsionada, a menudo con un timbre nasal. Los reflejos nauseosos y maseterino

pueden estar patológicamente exaltados. La disfunción bulbar de NMI puede identificarse por

la atrofia, debilidad y fasciculaciones en la lengua junto a disartria fláccida y disfagia posterior.

La disartria fláccida resulta en un habla nasal causada por la debilidad del paladar, junto a

ronquera y tos débil.

La ELA es implacablemente progresiva: el 50% de los pacientes muere dentro de los primeros

30 meses tras el comienzo de los síntomas y un 20% de los pacientes sobrevive entre 5 y 10

años tras el comienzo de los síntomas. Se asocian a una supervivencia reducida la edad

avanzada al comienzo, la disfunción de la musculatura respiratoria y la enfermedad de

comienzo bulbar, mientras que la enfermedad de comienzo en extremidades, la edad de

presentación menor y el mayor retraso en el diagnóstico son predictores independientes de

supervivencia prolongada.

Algunos subtipos de ELA tienden a un mejor pronóstico. Específicamente, la variante de ELA

con extremidades fláccidas y la atrofia muscular progresiva, ambas formas de predominio de

NMI, se caracterizan por una progresión más lenta que otras formas de ELA. En el fenotipo de

parálisis bulbar pura, que típicamente afecta a mujeres mayores de 65 años con la enfermedad

persistentemente localizada en la musculatura orofaríngea y con predominio de síntomas de

NMS, el pronóstico varía entre los 2-4 años. Adicionalmente, los pacientes con esclerosis

lateral primaria progresan más lentamente que los pacientes con ELA clásica. Un diagnóstico

definido de esclerosis lateral primaria puede retrasarse en al menos 4 años desde el comienzo

de la enfermedad, dado que el desarrollo de signos de NMI puede ocurrir incluso si la

presentación inicial aparenta la de un síndrome puramente espástico. La distinción de estos

fenotipos respecto del típico de la ELA posee implicaciones para los ensayos clínicos y las

presuntas terapias para modificar la enfermedad.

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 5: ELA Lancet Neurology

5

La fatiga y la reducción de la capacidad para el ejercicio son síntomas comunes en la ELA y, en

último término, la mayoría de pacientes requieren asistencia para las actividades cotidianas. La

disfagia se presenta en la mayoría de pacientes de ELA, con la pérdida de peso y malnutrición

subsiguientes asociada a pronóstico desfavorable. El compromiso respiratorio tiene lugar

prácticamente en la mayoría de casos de ELA, conduciendo a disnea de esfuerzo, ortopnea,

hipoventilación con hipercapnia y cefaleas matutinas. La muerte se hace inminente una vez

que los pacientes muestran disnea de reposo. La debilitación progresiva de la musculatura

respiratoria lleva a una insuficiencia respiratoria, a menudo precipitada por una neumonía.

Solapamiento con la demencia frontotemporal

La identificación reciente de inclusiones citoplasmáticas de ubiquitina (pequeña proteína que

aparece naturalmente en las células eucarióticas) TDP-43 positiva en casi todos los casos de

Panel 2: ¿Dónde se inicia la enfermedad?

A pesar de las observaciones iniciales de Charcot sobre los cambios patológicos simultáneos

de NMS y de NMI, no se ha resuelto la cuestión de dónde comienza la ELA. La solución de

dicha cuestión podría mejorar la comprensión de la fisiopatología de la ELA y de su

importancia diagnóstica y terapéutica.

La hipótesis anterógrada propone que la ELA es un trastorno principalmente de las neuronas

motoras corticales, que conectan monosinápticamente con las neuronas del asta anterior,

mediando la degeneración anterógrada de dichas neuronas por medio de la exotoxicidad del

glutamato.

Las evidencias a favor de la hipótesis anterógrada incluyen:

- Los resultados de los estudios con estimulación magnética transcraneal que

documentan la hiperexitabilidad cortical como una característica precoz en pacientes

con ELA esporádica y que precede al inicio clínico de la ELA familar

- Las observaciones clínicas de que (1) las neuronas motoras sin conexiones

monosinápticas con las corticoneuronas motoras, tales como las de los núcleos

oculomotor, abducens y núcleo de Onuf, están típicamente indemnes en la ELA; (2) la

ausencia de un modelo animal de ELA de evolución natural se asimila a la escasez de

conectividad corticomotora- asta anterior y (3) las formas puras de ELA en NMI son

raras, mientras que la afectación subclínica de NMS es constante, detectada con los

estudios de estimulación magnética transcraneal.

La hipótesis retrógrada propone que la ELA comienza en el interior de la célula muscular o

en la placa neuromuscular. Específicamente, hay una deficiencia de hormona neurotrófica

motora, la cual es liberada normalmente por las células postsinápticas y transportada

retrógradamente a lo largo del axón presináptico al cuerpo celular donde ejerce sus efectos.

En apoyo de la hipótesis retrógrada se incluyen:

- Las observaciones de que la denervación sináptica precede al comienzo de la

degeneración de la neurona motora

- La denervación sináptica está mediada por la acumulación de proteína SOD1 mutante

en las células de Schwann.

Frente a las teorías anterógrada y retrógrada, algunos investigadores han propuesto que la

degeneración de NMS y de NMI suceden de forma independiente.

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 6: ELA Lancet Neurology

6

ELA y en más de la mitad de pacientes con demencia frontotemporal (DFT) ha reavivado el

interés por el solapamiento entre estos dos síndromes neurodegenerativos. Aunque reseñados

en las primeras descripciones, los síntomas cognitivos sutiles y la demencia plena se

consideraban inicialmente síntomas raros de la ELA. La agregación familiar de ambos

desórdenes está sobradamente reconocida, con casos de DFT o ELA o con DFT-ELA

coincidentes en familias. Los genes causantes de estas asociaciones familiares aún no se

conocen, aunque los resultados de estudios de asociación han identificado un locus común en

el cromosoma 9.

Los déficits cognitivos deberían ser subclínicos al inicio y a menudo se pasan por alto, aunque

con una valoración cognitiva y neuropsicológica adecuada, un 20 – 50% de pacientes con ELA

cumplen los criterios consensuados de DFT definida o probable. Los déficits que más

frecuentemente se encuentran afectan a la función ejecutiva, bien al lenguaje o a la

personalidad, con un perfil cognitivo que asemeja muy estrechamente a la variante de DFT del

comportamiento. En términos de implicaciones clínicas, los problemas de juicio, impulsividad y

un deterioro general de la capacidad de llevar a cabo tareas cotidianas pueden dar lugar a

dificultades en el trato con el paciente. La alteración de la fluencia verbal, más prominente en

pacientes con enfermedad pseudobulbar, dificulta inevitablemente al paciente la simple tarea

de comunicar sus necesidades. La disfunción cognitiva y particularmente la ejecutiva pueden

afectar también a la tolerancia del paciente al tratamiento, a la capacidad de tomar decisiones

y plantear potencialmente cuestiones médico-legales.

En un mayor apoyo del solapamiento de estas dos enfermedades, se han identificado en

pacientes de ELA y ELA-DFT, mediante morfometría por RMN basada en voxels, anomalías

estructurales y, específicamente, atrofia frontotemporal. Puede desarrollarse una atrofia

bilateral de corteza motora y premotora, aunque los pacientes con ELA- DFT presentan

típicamente una atrofia frontotemporal más intensa que los pacientes con ELA sola. Desde un

punto de vista funcional, el hipometabolismo frontotemporal se ha caracterizado en pacientes

con ELA y con ELA-DFT mediante PET con 2-18fluoro-2-desoxi-D-glucosa. Esta atrofia

frontotemporal parece asociarse a pérdida neuronal y gliosis cortical en la anatomía patológica

post- mortem. Al igual que en la mayoría de pacientes de ELA esporádica, están presentes en

la mitad de pacientes con DFT las inclusiones intraneurales (TDP-43 positivas). Las inclusiones

FUS positivas se han identificado recientemente en pacientes de DFT ubiquitina positivos, TDP-

43 negativos y en pacientes con ELA familiar causada por mutaciones en FUS, acentuando más

aún el solapamiento patológico entre la ELA y la DFT.

Mecanismos fisiopatológicos

Los mecanismos fisiopatológicos subyacentes al desarrollo de ELA parecen ser multifactoriales,

con una creciente evidencia de una compleja interacción entre vías moleculares y genéticas. La

ELA podría ser una manifestación en el adulto de un desorden del desarrollo del sistema motor

humano. Específicamente, en un estudio sueco de casos y controles, se asociaban con alto

riesgo de padecer ELA la baja edad materna, la avanzada edad materna y la exposición a

hermanos más jóvenes. Además, el desarrollo del sistema motor humano podría perturbarse

supuestamente durante la infancia por una exposición aumentada a infecciones, como ocurre

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 7: ELA Lancet Neurology

7

en familias con niños pequeños. Se han sugerido para la ELA varios factores ambientales,

incluyendo una actividad deportiva intensiva o esfuerzos físicos extenuantes durante la vida y

el servicio activo en las fuerzas armadas de EEUU. En un estudio retrospectivo sobre jugadores

de fútbol profesional de la liga italiana, las tasas de morbididad estandarizadas se encontraban

aumentadas por el desarrollo de ELA, particularmente la de inicio en la juventud. Por razones

que se desconocen, los jugadores por más de 5 años, particularmente en la posición de media

punta, tenían un mayor riesgo de desarrollar ELA. Una acumulación de casos de ELA se ha

descrito en jugadores de fútbol aficionados en Inglaterra.

En relación con el hábito de fumar, los cigarrillos tendrían un efecto dependiente de la dosis

sobre el desarrollo posterior de ELA. Las neurotoxinas, incluyendo la beta-metil-amino-L-

alanina, fueron asociadas con el desarrollo de una epidemia de ELA – enfermedad de

Parkinson en la isla de Guam. Este aminoácido neurotóxico se concentraba en el cerebro de los

pacientes de ELA – enfermedad de Parkinson y entraba en la alimentación humana por el

consumo de murciélagos tipo flying fox. Estos murciélagos, un plato especial de los nativos de

Guam de Chamorro, se alimentan de semillas de cicadas, que poseen una alta concentración

de beta-metil-amino-L- alanina.

No se ha establecido un claro consenso para relacionar las mutaciones de SOD1 con la muerte

prematura de las neuronas motoras... Los conocimientos actuales relacionan las mutaciones

genéticas con una activación tóxica de la enzima SOD1, con generación de radicales libres que

pueden eventualmente llevar a lesión y muerte celular. Adicionalmente, las mutaciones de

SOD1 inducen inestabilidad conformacional y plegamiento deficitario de los péptidos SOD1,

provocando la formación de agregados intracelulares que inhiben la función proteosómica

normal, alterando los sistemas del transporte axonal y las funciones vitales celulares.

La exotoxicidad inducida por el glutamato se ha implicado en la patogénesis de la ELA. El

glutamato es el principal neurotransmisor excitatorio del SNC y se une a los receptores

ionotrópicos N-metil-D-aspartato (NMDA) y al ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-

isoxazolpropionico (AMPA) en la membrana postsináptica. La activación excesiva de estos

receptores postsinápticos por el glutamato, conocida como exotoxicidad inducida por el

glutamato, puede incitar a la neurodegeneración a través de la activación de vías enzimáticas

dependientes del calcio. La exotoxicidad inducida por el glutamato puede resultar también en

la generación de radicales libres, que a su vez pueden causar neurodegeneración dañando los

órganos intracelulares y activando mediadores de la inflamación.

El mecanismo por el cual la exotoxicidad inducida por el glutamato media la degeneración de

la neurona motora en los humanos aún no está claro. Se ha propuesto el proceso denominado

como “muerte anterógrada”, mediante el cual la MNS media la degeneración anterógrada de

la NMI por procesos exitotóxicos inducidos por el glutamato.

Junto a la exotoxicidad inducida por el glutamato, se han implicado en la patogenia de la ELA

las anomalías estructurales de la mitocondria, la disfunción de la bomba sodio/potasio, la

autofagia y la disrupción de los sistemas de transporte axonal. Las células no neuronales, como

los astrocitos y la microglía, podrían contribuir también directamente a la neurodegeneración

a través de mecanismos que incluyen la insuficiente liberación de factores neurotróficos, la

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 8: ELA Lancet Neurology

8

secreción de mediadores de las neurotoxinas y la modulación de la expresión del receptor del

glutamato (conocida como neurodegeneración autónoma no celular).

De mayor relevancia, la TDP-43 fue reconocida como un componente primordial de los

agregados de proteínas ubiquitinadas citoplasmáticas en casi todos los pacientes con ELA

esporádica. Pero no en el núcleo, como sucede en las neuronas normales. Aunque existían

dudas sobre si tales agregados desencadenaban la neurodegeneración en la ELA, las

mutaciones en TARDBP se registraron en el 3% de ELAs familiares y en el 1-5% de pacientes

con ELA esporádica, lo cual sugiere que los agregados de TDP-43 poseen un papel central en el

desencadenamiento de la ELA. La evidencia de la patogenicidad de las mutaciones de TARDBP

se sugirió cuando las mutaciones identificadas en regiones de ADN bien conservadas no se

evidenciaban en los controles, y se segregaban con la enfermedad. Dado que la TDP-43 enlaza

tanto al ADN como al ARN, las mutaciones en TARDBP podrían resultar en una desregulación

del procesamiento del ARN.

La identificación de las mutaciones de FUS en el cromosoma 16 asociadas a formas familiares

de la ELA parece dar mayor soporte a esta teoría. Los agregados de FUS no eran evidentes en

pacientes con cambios patológicos en la TDP-43 o en la SOD1, indicando una nueva vía en la

enfermedad. Aunque la identificación de un efecto causante entre las mutaciones en los genes

TARDBP y FUS y la ELA fuera un gran paso para entender la patogénesis de la ELA, necesitan

solucionarse varias cuestiones. ¿Las mutaciones en tales proteínas que enlazan ARN y ADN

indican una hiperactividad tóxica o una pérdida de función? ¿La neurotoxicidad se origina por

saturación de las vías de vigilancia celulares de las proteínas por parte de las proteínas mal

plegadas o del secuestro de proteínas vitales y de material genómico por parte de los

agregados de TDP-43 y FUS? Y ¿cuál es la asociación entre los mecanismos fisiopatológicos

previamente establecidos y las proteínas TDP-43 y FUS?

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 9: ELA Lancet Neurology

9

Panel 2: Diagnóstico diferencial de la ELA y exámenes adecuados

Trastornos de la neurona motora

Atrofia muscular espinal (análisis de delección del gen SMN)

Atrofia muscular bulboespinal ligada al cromosoma X (enfermedad de Kennedy; aumento de

repeticiones CAG en el ADN sanguíneo)

Poliomielitis o síndrome postpolio (historia, velocidad de conducción nerviosa [VCN],

electromiografía)

Déficit de hexosaminidasa A (test enzimático en glóbulos blancos)

Trastornos de los nervios motores

Neuropatía motora multifocal (VCN, electromiografía, anticuerpos antigangliósido GM1)

Neuropatía inflamatoria crónica desmielinizante (VCN, punción lumbar)

Síndrome de calambres y fasciculaciones (VCN, electromiografía)

Neuromiotonía (anticuerpos anti canales de potasio dependientes de voltaje)

Paraparesia espástica hereditaria plus (tests de mutación genética)

Neuropatía hereditaria motora con signos piramidales

Radiculopatía y plexopatía (VCN, electromiografía, RMN)

Síndrome paraneoplásico (marcadores en suero, imagen, biopsia de médula ósea)

Intoxicación por metales pesados (tests en orina o sangre)

Mononeuritis múltiple (VCN, electromiografía, tests de vasculitis, serología)

Trastornos de placa neuromuscular

Miastenia grave (anticuerpos antirreceptores de acetilcolina, anticuerpos MuSK,

estimulación repetitiva, electromiografía de fibra única)

Síndrome de Lambert – Eaton (estimulación repetitiva)

Lesiones estructurales del SNC y lesiones espinales

Siringomielia o siringobulbia (RMN)

Tabes dorsal (serología sifilítica)

Esclerosis múltiple (RMN, bandas oligoclonales, potenciales evocados)

Atrofia muscular espinal monomélica (enfermedad de Hirayama, electromiografía, RMN)

Enfermedad de Lyme (serología de Lyme)

Virus linfotrópico T humano (VIH)

Miopatías

Miositis por cuerpos de inclusión (electromiografía, CK, biopsia muscular)

Polimiositis (electromiografía, CK, biopsia muscular, tests autoinmunes)

Dermatomiositis (electromiografía, CK, biopsia muscular y de piel)

Enfermedad por cuerpos de poliglucosano (VCN, electromiografía, biopsia de músculo o

nervio)

Endocrinología

Tirotoxicosis (tests de función tiroidea, electromiografía, biopsia muscular)

Hiperparatiroidismo (análisis de ion calcio y paratiroides)

Degeneración combinada subaguda (concentraciones de vitamina B12)

Enfermedad celiaca (tests en suero, biopsia de intestino)

CK = creatinkinasa MuSK = tirosina kinasa específica del músculo

Page 10: ELA Lancet Neurology

10

Diagnóstico

Sin un test diagnóstico para la ELA, el clínico se apoya fundamentalmente en la combinación

de signos de NMS y NMI en la misma región corporal, con evidencia subsiguiente de

progresión de la enfermedad a otras regiones. Los criterios de El Escorial, revalidados en 1997,

utilizan una combinación de signos de MNS y MNI para establecer niveles de certeza

diagnóstica. Los investigadores de los ensayos clínicos han tendido a captar pacientes tanto

con ELA probable como con ELA definida de acuerdo con los criterios de El Escorial,

remarcando su universalidad, aunque la utilización de estas características diagnósticas como

criterio de inclusión debería de calificarse como restrictiva. De hecho, estos criterios pueden

tener poca sensibilidad, particularmente en las etapas iniciales de la ELA cuando los pacientes

son más propensos a beneficiarse de la intervención terapéutica. A causa de estas críticas, los

criterios se han modificado para facilitar el diagnóstico precoz y optimizar los niveles de

certeza diagnóstica, importante en el diseño del ensayo clínico.

A menudo existe un gran retraso antes de alcanzar el diagnóstico definitivo, en parte por el

inicio insidioso de los síntomas, con un tiempo medio de 14 meses hasta el diagnóstico. Las

presentaciones clínicas inusuales, el bajo índice de sospecha y la malinterpretación de los

hallazgos neurofisiológicos o neurorradiológicos son causas frecuentes de duda diagnóstica.

Desgraciadamente, el retraso en el diagnóstico puede conducir al uso de terapias

inapropiadas, un retraso en el inicio de las terapias farmacológicas y sintomáticas adecuadas y

problemas en el manejo de los factores psicosociales.

El diagnóstico de ELA es devastador para el paciente y la familia, y debe manejarse con tacto.

Los pacientes y los familiares pueden arrastrar durante todo el curso de la enfermedad la carga

emocional de un diagnóstico comunicado sin tacto y la indecisión inicial sobre el diagnóstico

en casos atípicos puede retrasar el proceso de la aceptación del pronóstico terminal de la

enfermedad. Programar unas citas de revisión pronto tras el diagnóstico es beneficioso para

responder a las preguntas que no se hayan tratado en la consulta inicial y puede ayudar a

proporcionar información adicional sobre los sistemas de asistencia, los cuales se encuentran

bien establecidos en la mayoría de países desarrollados.

Aunque rara, la existencia de varias enfermedades que remedan la ELA requiere una

valoración diagnóstica rigurosa, que normalmente incluye investigaciones estructurales por

imagen, neurofisiológicas y de laboratorio, para reducir la probabilidad de un diagnóstico

incorrecto. En caso de síndromes puros de MNI es importante la valoración genética para la

enfermedad de Kennedy, la atrofia bulboespinal ligada al cromosoma X y la atrofia muscular

espinal. Las muestras de biopsia muscular pueden tener un valor diagnóstico adicional para

excluir miopatías inusuales tales como la enfermedad de cuerpos de poliglucosano o para

confirmar la presencia de ELA al indicar la atrofia de tipos mixtos de fibra.

Las pruebas neurofisiológicas de rutina en los pacientes con ELA incluyen los estudios de

conducción nerviosa, la electromiografía y menos frecuentemente la estimulación magnética

transcraneal. Los estudios de conducción nerviosa son esenciales para excluir enfermedades

que remedan la ELA, especialmente las neuropatías motoras desmielinizantes. La conducción

motora es normal en las etapas precoces de la ELA, pero en la enfermedad evolucionada se

JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
JESUS
Resaltado
Page 11: ELA Lancet Neurology

11

reduce la amplitud del potencial de acción muscular compuesto, traduciendo la denervación.

La conducción sensitiva es típicamente normal en los pacientes de ELA, diferenciando la ELA de

las neuropatías desmielinizantes. Las anomalías prominentes de la conducción sensitiva

deberían hacer sospechar un diagnóstico alternativo. En pacientes con predominio de

hallazgos de NMI, deben tenerse en cuenta enfermedades tratables como la neuropatía

motora multifocal, con bloqueo de conducción en al menos dos nervios motores fuera de

lugares de atrapamiento frecuentes.

Junto a los estudios de conducción nerviosa, la electromiografía es útil para la identificación de

pérdida de NMI. Los hallazgos electromiográficos que señalan pérdida de NMI incluyen los

potenciales de fibrilación, las ondas agudas positivas y los cambios neurógenos crónicos. Estas

anomalías electromiográficas han sido incorporadas recientemente a los criterios revisados de

El Escorial para ayudar en el diagnóstico de ELA, complementando a los signos clínicos de

afectación de NMI. Los potenciales de fibrilación y las ondas positivas agudas pueden

evidenciarse en músculos que parecen clínicamente normales. La electromiografía puede ser

así de ayuda en un diagnóstico precoz para establecer la presencia de afectación subclínica de

NMI.

Las neuronas motoras supervivientes pueden dispararse espontáneamente en forma de

potenciales de fasciculación, visibles clínicamente como una contracción muscular

involuntaria, característica típica de la ELA. Cuando se detectan en la lengua, las

fasciculaciones son muy específicas de la ELA. La presencia de fasciculaciones en ausencia de

otros hallazgos electromiográficos debería interpretarse con cautela pudiendo tratarse de un

signo asociado a enfermedades menos graves, especialmente el síndrome de calambres y

fasciculaciones benignas. Por el contrario, las guías consensuadas recientemente revisadas

(denominadas criterios de la Isla de Awaji) recomendaban que las fasciculaciones debieran ser

consideradas como equivalentes a los potenciales de fibrilación en individuos con sospecha de

ELA. De hecho, las fasciculaciones en la ELA son complejas (“malignas”) indicando una

reinervación y poseen una relevancia diagnóstica cuando se combinan con cambios

neurógenos crónicos.

Se discute sobre el acierto del clínico al diagnosticar la ELA cuando se combinan los

planteamientos clínico y de laboratorio. Este tema se tuvo en cuenta en el registro escocés de

ELA, que identificaba una proporción de falsos positivos del 8%. Otros datos de estudios

poblacionales han descrito similares porcentajes de falsos positivos, con una proporción de

falsos negativos cerca del 44%. En los casos falsos positivos, las principales razones de la

revisión diagnóstica incluían la ausencia de progresión, el desarrollo de signos atípicos y los

resultados de estudios de seguimiento neuropsicológicos y neurorradiológicos. El trastorno

más frecuentemente infradiagnosticado en lugar de la ELA era la neuropatía motora

multifocal, seguida de la enfermedad de Kennedy.

Avances en neuroimagen

La mayor contribución de la neuroimagen en el proceso diagnóstico de la ELA ha sido sin duda

la capacidad de la RMN de excluir causas patológicas alternativas. Sin embargo, la disciplina de

la imagen está evolucionando, y la neuroimagen multimodal ha realizado un progreso

Page 12: ELA Lancet Neurology

12

importante en la confirmación de que la ELA es un trastorno neurodegenerativo cerebral

multisistémico. Los hallazgos clave en la neuroimagen, algunos con potencial de biomarcador,

se discuten en el panel 3.

Page 13: ELA Lancet Neurology

13

Panel 3: hallazgos clave en neuroimagen de la ELA

Hiperintensidad de los tractos corticoespinales en la RMN

La hiperintensidad de los tractos corticoespinales que pueden verse en la RMN puede ser prominente en la ELA, aunque no es

específica de esta enfermedad

Detección de la atrofia cerebral con la RMN

La morfometría basada en voxels ha cuantificado las sustancias gris y blanca para detectar la atrofia cerebral en pacientes de

ELA asociada a deterioro cognitivo, con diferencias notables de carácter regional entre pacientes con enfermedad esporádica y

familiar que poseen una mayor esperanza de vida.

El renderizado tridimensional del cerebro mediante RMN también podría ser útil para destacar anomalías focales.

Espectroscopia por resonancia magnética

La medición de metabolitos que contienen protones tales como el N-acetilaspartato (expresado como la relación

creatina/fosfocreatina o colina) ha servido como marcador de pérdida neuronal. Los pacientes de ELA presentan una relación

reducida de N-acetilaspartato frente a creatina en la corteza motora primaria en comparación a los controles, y la utilización

de la espectroscopia por RMN parecer ser especialmente sensible para detectar la disfunción de motoneurona superior,

diferenciando a los pacientes de atrofia muscular progresiva de los que sufren ELA.

Imágenes con tensor de difusión

Las imágenes con tensor de difusión pueden utilizarse para aprovechar la sensibilidad de la RMN para identificar la dirección

de la difusión del agua, la cual se supone que está restringida (por ejemplo, anisotrópica) en las vías neuronales intactas y más

difundida (isotrópica) en las regiones de integridad reducida. Las mediciones cuantitativas como la anisotropía funcional y la

difusibilidad media constituyen marcadores sustitutos potentes de los cambios patológicos neuronales, y la interconectividad

entre vías neuronales se puede cartografiar mediante la técnica asociada de la tractografía. La utilización de las imágenes con

tensor de difusión pueden detectar una anisotropía fraccionada reducida en el tracto corticoespinal de los pacientes de ELA.

Estudios funcionales

Los estudios PET de activación con 2-fluoro-2-desoxi-Dglucosa y H2O han mostrado cambios extramotores extensos en los

pacientes de ELA, don déficits frontales asociados a deterioro neuropsicológico, proporcionando una aplicación clara en el

solapamiento clinicopatológico emergente entre la ELA y la DFT. El estudio no invasivo de la activación cerebral mediante la

RMN funcional aprovecha las diferencias entre las propiedades resonantes de la oxihemoglobina frente a la

desoxihemoglobina (RMN funcional basada en el nivel de oxigenación de la sangre), Analizando la actividad RMN funcional

basada en el nivel de oxigenación sanguíneo de todo el cerebro en reposo, pueden identificarse regiones cerebrales

funcionalmente interconectadas. Los resultados de los estudios en pacientes de ELA han mostrado tanto cambios deficitarios

como de activación de redes sensitivomotoras. Esta técnica posee el potencial de delinear aún más los cambios patológicos

cerebrales extramotores en pacientes de ELA.

Imagen molecular

Los ligandos PET de receptores se han utilizado para estudiar los mecanismos moleculares de la ELA. Los datos del C-

flumazenil PET han mostrado una disminución de los efectos inhibidores corticales gabérgicos, en concordancia con la

hipótesis de la hiperexitabilidad cortical como aspecto fundamental de la patogenia de la ELA. EL uso del ligando PET de

receptores de las benzodiacepinas C-PK11195 reveló una amplia activación microglial en la ELA, apoyada por el hallazgo de

biomarcadores inflamatorios en el líquido cefalorraquídeo. La marcada reducción frontotemporal del acoplamiento del ligando

del receptor 5-Ht1A llamado CWAY100635 en pacientes con ELA y los datos de estudios neuropatológicos del receptor que

revelan cambios similares en la demencia frontotemporal (DFT) sugieren que los mecanismos serotoninérgicos garantizarán

nuevos estudios sobre la patogenia. Finalmente, las propiedades paramagnéticas de pequeñas partículas de ion óxido, que

pueden usarse como agentes de contraste intravenoso, podrían indicar el comienzo de la era de la RMN molecular, con

potencial de comprender los mecanismos inflamatorios y las migraciones de las células madre terapéuticas.

Detección de marcadores presintomáticos de la enfermedad

La pobre definición de la población en riesgo de ELA esporádica dificulta los intentos para identificar un biomarcador

diagnóstico precoz y presintomático. Los resultados de estudios de imagen con tensor de difusión de pacientes

presintomáticos con una mutación del gen SOD1 de alta penetración revelaban cambios en el brazo posterior de la cápsula

interna no visibles en controles sanos, lo cual podría encontrarse entre los cambios detectables más precoces.

Page 14: ELA Lancet Neurology

14

Manejo y prevención

El riluzol, un inhibidor de la liberación del glutamato, es un tratamiento neuroprotector que

modifica la enfermedad en pacientes de ELA (panel 4). En dos grandes estudios de controles

aleatorizados, el riluzol aumentaba la supervivencia de los pacientes en 3 – 6 meses. Este

beneficio parecía ser mayor para el tratamiento de pacientes de clínicas multidisciplinarias

especializadas en ELA que en otros entornos, con los máximos efectos beneficiosos en

pacientes con deterioro funcional moderado.

Los tratamientos sintomáticos siguen siendo la piedra angular del manejo de los pacientes con

ELA (panel 5). Para algunos pacientes, estos tratamientos no sólo alivian los síntomas sino que

también mejoran la supervivencia y la calidad de vida. El cuidado óptimo de los pacientes de

ELA se dispensa en un entorno multidisciplinario donde colaboran los fisioterapeutas,

terapeutas ocupacionales, logopedas, neumólogos, gastroenterólogos y trabajadores sociales

para guiar el tratamiento sintomático en el transcurso de la enfermedad. Los modelos

multidisciplinarios han llegado a ser predictores de supervivencia, reduciendo el riesgo de

muerte en un 45% a los 5 años. En comparación a los pacientes tratados en una clínica

neurológica general, los pacientes tratados en una clínica especializada poseían una calidad de

vida mejor, posiblemente atribuible al uso más eficaz de los recursos, con beneficios derivados

tras una sola consulta.

La función respiratoria y la nutrición son aspectos sintomáticos cruciales para el paciente de

ELA, para el que la insuficiencia respiratoria es la principal causa de muerte. Se han

desarrollado recomendaciones consensuadas por los expertos para los aspectos clave de la

ELA, incluyendo el mantenimiento respiratorio, la nutrición y los cuidados paliativos. Debería

insistirse en una visión optimista.

La insuficiencia respiratoria traduce la degeneración combinada de los centros respiratorios y

de las neuronas motoras que contribuyen al nervio frénico. El compromiso respiratorio se

encuentra presente con frecuencia en el diagnóstico del paciente de ELA. La hipoxia nocturna y

los síntomas asociados de letargia, pérdida de concentración, cefaleas matutinas y sueño no

reparador son consecuencias de la disfunción central. La debilidad diafragmática se puede

diagnosticar con espirometría, sufriendo la capacidad vital una disminución progresiva en el

transcurso de la enfermedad. Las medidas de la fuerza muscular inspiratoria, tales como la

presión inspiratoria máxima, son predictores más precisos de disfunción respiratoria que la

capacidad vital, y podrían ser más viables en pacientes con debilidad sustancial de la

musculatura facial (que por ejemplo no pueden formar un sello hermético con sus labios).

Aunque la realización de un polisomnograma nocturno debería de constituir el planteamiento

óptimo para identificar los episodios de hipoxia nocturna, la pulsioximetría nocturna es

adecuada normalmente para los pacientes de ELA. La ventilación no invasiva mejora la calidad

de vida en el paciente de ELA y mejora la supervivencia. Las indicaciones para instituir la

ventilación no invasiva de basan en una combinación de síntomas que traducen la debilidad

muscular inspiratoria (disnea y ortopnea), junto a signos de debilidad de la musculatura

respiratoria, incluyendo una desaturación sustancial en la oximetría nocturna, aumento de la

presión parcial de anhídrico carbónico (PCO2) de al menos a 65 mm Hg y la reducción de la

Page 15: ELA Lancet Neurology

15

capacidad vital forzada por debajo del 80% o bien la disminución de la presión inspiratoria

nasal por debajo de los 40 cm de H2O. Los pacientes con acusada afectación bulbar y sialorrea

no podrían tolerar la ventilación no invasiva, por lo que el tratamiento adecuado de las

secreciones es crucial. En los pacientes de ELA que no toleran la ventilación no invasiva,

cuando la misma se hace suficiente debido a la debilidad muscular respiratoria progresiva, la

ventilación invasiva vía traqueostomía es una opción. Aunque la ventilación invasiva prolonga

la vida, no suele acudirse a esta opción en la mayoría de los países dados los retos prácticos

añadidos, el coste y la gran pérdida de calidad de vida. En términos de tratamiento

sintomático, la morfina subcutánea aporta un gran alivio a los pacientes con disnea en reposo.

Page 16: ELA Lancet Neurology

16

Panel 4: controversia en los ensayos clínicos de la ELA

Aunque desde los años 80 se realizan ensayos clínicos sobre la ELA, el riluzol es el único fármaco con eficacia

demostrada para el tratamiento de esta enfermedad. El fallo de los ensayos clínicos de ELA para proporcionar

beneficios sustanciales se ha atribuido a varios problemas potenciales de diseño en los niveles preclínico y

clínico:

Preclínico

Modelos en el ratón inapropiados. Hasta hace poco, el modelo de SOD1 en el ratón ha sido el prototipo

para ensayar la potencial neuroprotección en la ELA. Sin embargo, dado que las mutaciones en SOD1

suceden en un 2% del total de casos de ELA, el modelo en el ratón debería tener escasa relevancia en la

enfermedad humana esporádica. De hecho, este modelo sufre una serie de cambios estereotipados

que comienzan con la debilidad muscular de las patas traseras. El desarrollo reciente de ratones con

mutaciones en el gen que codifica la TDP-43 constituye un avance potencial en el desarrollo de

tratamientos para la ELA, proporcionando una nueva plataforma a los científicos básicos, quizás más

relevante, para el estudio de nuevas terapias.

El momento inadecuado para el inicio de tratamiento farmacológico y los problemas de dosificación.

Algunos investigadores han estudiado los efectos de la dispensación presintomática de fármacos sobre

el comienzo de la enfermedad. Aunque esta pauta temporal podría contribuir a la comprensión de los

procesos subclínicos que subyacen a la degeneración de la neurona motora, parece ser de poca

relevancia para el tratamiento de la ELA esporádica. Muchos estudios preclínicos han analizado

también las dosis masivas de fármacos que probablemente se traduzcan en concentraciones

plasmáticas muy por encima de las tolerables en pacientes humanos. Algunos investigadores han

preconizado que no debería asumirse que la dosis máxima tolerable produzca el mejor pronóstico.

Clínica

Diseños de los ensayos. Existe la necesidad creciente de un cribado más efectivo para los fármacos

durante los ensayos en fase 2 ya que tras este periodo de desarrollo clínico se decide proceder a los

tests confirmatorios (o sea, ensayo en fase 3) o rechazar el fármaco por inefectivo. La distinción entre

fase 2 y 3 en los ensayos en la ELA se hace borrosa, ya que es difícil proporcionar evidencia preliminar

sobre la eficacia de un fármaco en eta enfermedad en la fase 2. La ausencia de un biomarcador

efectivo supone una razón primordial que contribuye a ello. Así, continúa el dilema de si usar

estrategias estadísticas eficientes para minimizar la duración del ensayo y el tamaño de la muestra,

para incrementar la oportunidad de proceder a la fase 3 (o sea, una alta proporción de falsos

positivos) o de realizar la fase 3 de ensayo clínico a la medida de la fase 2 (o sea, una mayor

proporción de falsos negativos). El último planteamiento es quizás el que raramente se hace, dados

los recientes avances en los diseños estadísticos. Los investigadores están también procediendo a la

fase 3 de ensayos clínicos, incluso en la ausencia de evidencia preliminar de la eficacia en pacientes

humanos.

Elección del punto final. Los cambios en el punto final primario establecen si un ensayo ha sido exitoso.

Se ha discutido cobre la elección de un punto final primario correcto en los ensayos clínicos de la ELA.

Los ensayos que utilizan escalas funcionales y mediciones de la fuerza como puntos finales primarios

han dominado este campo, mientras que los ensayos relacionados principalmente con la mejoría de la

supervivencia recientemente han sido escasos y poco frecuentes. El diseño y los beneficios clínicos de

los primeros son: menor tamaño de muestra, duración menor del ensayo, y efectos del tratamiento

clínicamente significativos. Sin embargo, da determinación de la supervivencia podría ser el único

medio para determinar si el efecto de un tratamiento existe realmente, dada la gran pérdida de

neuronas motoras desde el momento de inicio sintomático. Por ejemplo, el riluzol posee unos efectos

escasos pero significativos sobre la funcionalidad del paciente, detectables con tamaños muestrales

mucho mayores que los requeridos para detectar su beneficio en la supervivencia.

Page 17: ELA Lancet Neurology

17

La malnutrición es un determinante clave del pronóstico. El desarrollo de malnutrición en la

ELA es multifactorial, e incluye la disminución de ingesta por la disfagia, así como el

hipermetabolismo. Entre un 50 y un 60% de los pacientes de ELA se encuentran en un estado

hipermetabólico, que parece ser estable a lo largo del curso de la enfermedad y depende de la

edad, sexo y de la masa corporal magra. El aumento de la tasa metabólica, medida como la

energía liberada en reposo, se asocia a disminución de la supervivencia. Aunque los

mecanismos que subyacen al estado hipermetabólico no están claros, la disfunción de la

mitocondria muscular se ha implicado en la patogénesis de la ELA.

La inserción de una sonda de gastrostomía percutánea asegura la suficiente ingesta de calorías

y de líquidos, y debería indicarse en pacientes con pérdida de peso sustancial, incluso en la

ausencia de disfagia. La realización de la gastrostomía debería de plantearse precozmente en

el curso de la enfermedad ya que la morbididad aumenta cuando la capacidad vital es menor

al 50%.

Page 18: ELA Lancet Neurology

18

Panel 5. Cuidados sintomáticos en la ELA

Debilidad y torpeza

Ortopedia (por ejemplo, collarines o férulas en pies

Fisioterapia

Adaptaciones (p.e., andadores, sillas de ruedas)

Disfagia

Asesoramiento del logopeda y del dietista

Técnicas para deglutir con seguridad y dieta modificada

Inserción de tubo de gastrostomía

Disnea y debilidad al toser

Soporte ventilatorio

Morfina o benzodiacepinas

Fisioterapia respiratoria

Aspiración mecánica

Técnicas de tos asistida manualmente

Dolor (dolor musculoesquelético y calambres, fasciculaciones y espasticidad, dolor por presión cutánea debida a la inmovilidad)

Fisioterapia, NSAIDs

Relajantes musculares (baclofeno, toxina botulínica)

Anticonvulsivos (gabapentina)

Reposicionamientos y cuidado de las áreas de presión

Opiáceos

Colchones y almohadas que alivien la presión

Disartria

Asesoramiento del logopeda

Ayudas a la comunicación

Educación de los familiares y cuidadores

Cambios cognitivos (disfunción del lóbulo frontal o demencia)

Explicar la sintomatología a los familiares y cuidadores

Tratamientos antidepresivos

Sialorrea

Antidepresivos anticolinérgicos (p.e., amitriptilina)

Fármacos anticolinérgicos (p.e., bromuro de glicopirronio)

Inyecciones de toxina botulínica

Irradiación de glándulas salivares

Productos de higiene bucal

Succión

Espesamiento de la saliva

Remedios naturales (p.e., papaya)

Asegurar una adecuada hidratación

Nebulizadores salinos; N- acetilcisteina nebulizada

Succión oral

Cuidados orales

Labilidad emocional

Educación de los pacientes y cuidadores

Amitriptilina

Benzodiacepinas

Hidrobromuro de dextrometorfano/sulfato de quinidina

Depresión y ansiedad

Consuelo

Benzodiacepinas

Antidepresivos

Disturbios del sueño

Tratamiento del problema subyacente

Revisión respiratoria, ventilación no invasiva

Benzodiacepinas, antidepresivos tricíclicos

Estreñimiento

Cambios en la dieta (p.e., aumentar la ingesta de líquidos y fibra)

Usar recetar ricas en fibra, salvado o en volumen)

Laxantes orales regularmente (Movicol o supositorios).

Page 19: ELA Lancet Neurology

19

La atención a los numerosos síntomas que pueden aparecer durante la enfermedad es esencial

para mejorar la calidad de vida de los pacientes de ELA (panel 5). La fase terminal de la ELA

puede asociarse a fatiga, ansiedad, dolor y disnea, y pueden necesitarse cuidados paliativos

multidisciplinarios bien coordinados. Finalmente, los pacientes deberían poder encontrar

tratamientos alternativos (panel 6), frecuentemente con poca evidencia de beneficio en la ELA,

y de un gran coste económico personal.

Conclusiones

“ Déjennos observar, ante todo. Déjennos seguir investigando. Este es sin duda el mejor método para

encontrar, y quizás gracias a nuestros esfuerzos, que el veredicto que demos a un determinado paciente

mañana no será el mismo que le podemos dar hoy a esta persona”.

Charcot (1889)

Frente al escaso progreso del siglo pasado, los descubrimientos recientes para la comprensión,

sobre todo en relación a la genética, fenotipos clínicos, y más aún sobre la fisiopatología

general de la ELA, nos anima a una esperanza fundada de que aparecerán nuevas

aproximaciones terapéuticas.

Panel 6. Controversias en la ELA: tratamientos alternativos o fuera de indicación

Dada la naturaleza terminal de la ELA, no es extraño que los pacientes deseen experimentar con

tratamientos de eficacia no demostrada. Tratamientos alternativos o no indicados populares son: el

factor de crecimiento similar a insulina 1, el carbonato de litio, la aminociclina, y la terapia con

células madre. Los pacientes deberían ser cautelosos cuando comienzan con tratamientos

alternativos o no indicados. Como ya se ha detectado en algunos ensayos clínicos de ELA, algunos

tratamientos pueden acelerar la progresión de la debilidad muscular y afectar negativamente a la

supervivencia.

Para mantener informada a la comunidad de ELA sobre tratamientos alternativos o no indicados

disponibles se ha establecido recientemente una iniciativa basada en internet, ALSUntangled, que

permite el intercambio de información sobre nuevos tratamientos alternativos o no indicados entre

los pacientes de ELA y los clínicos. Se anima a los pacientes de ELA a que compartan los nuevos

hipotéticos tratamientos alternativos o no indicados, ya que la finalidad de esta iniciativa es

consolidar y aunar la información sobre el coste, las bases científicas y éticas y los potenciales

beneficios y riesgos de estos tratamientos.