el triunfo de la masculinidad

7/25/2019 El Triunfo de La Masculinidad

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EL TRIUNFO DE LAMASCULINIDAD

Margarita Pisano

Surada Ediciones


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Es natural que el corazn se alegre cuando ha rechazado la agresin venciendo a susenemigos. De ahora en adelante, queridas amigas, tendris motivos de alegra alcontemplar la perfeccin de esta Ciudad Nueva, que si la cuidis, ser para todasvosotras, mu!eres de calidad, no slo un refugio sino un "aluarte para defenderos delos ataques de vuestros enemigos.#

Cristina de $izn%a ciudad de las damas &'()*+


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ND-CE

Dedicatoria-ntroduccin

$-/E0 $01E

E% 1-2N34 DE %0 /05C2%-N-D0D

El triunfo de la masculinidad%a consanguinidad4"ligar a la vida6 e!ercicio de la mentira%a utopa de fin 7 principio de siglo es el gol

5E82ND0 $01E

C-5-5 DE% $EN50/-EN14 3E/-N-510 C4N1E/$49NE4

2na larga lucha de peque:os avances, es una larga lucha de fracasos%as nostalgias de la esclava%a demarcacin6 cmo se:alar nuestros lmitesDesde la otra esquina

2n gesto de movilidad, articular un avance

1ECE0 $01E

%E5;-0N-5/4

-ncidencias ls"icas o el amor al propio refle!o%es"ianismo6 un lugar de frontera

C2010 $01E

414 $EN504tro imaginario, otra lgica


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DED-C014-0

El conocimiento 7 los sa"eres acumulados por las mu!eres tienen, en gran medida, suorigen en e


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0 todas ellas, dedico este li"ro.

B a mis acompa:antes de lagos 7 mares6 Camila, ictoria, os, ;en!amn 7 icente.


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INTRODUCCIN

La idea del mito de inerioridad

El mito es un supuesto cultural fa"ricado, cu7o contenido no corresponde

efectivamente a lo sucedido a lo largo de la historia, sino ms "ien a una relectura dela historia desde un supuesto inicio mgico=divino de la humanidad, desde donde seurden los modos culturales contenidos en esta civilizacin.

Es difcil hacer un anlisis de cmo o cundo perdimos la "atalla las mu!eres, cmofuimos sometidas, cundo fuimos narradas 7 colocadas en el m"ito cultural de estaslecturas mticas donde est instalada la idea de la superioridad masculina encontrapartida a nuestra inferioridad. 1ransitamos en el tiempo, en el olvidosadomasoquista que sostiene la sumisin de amar 7 admirar a quienes nos someten.

El olvido radica en que esta cultura ena!enada no asume la movilidad del cam"io, nila posi"ilidad de una modificacin profunda, pues el sistema se modifica tan slopara perfeccionarse. Es en este proceso donde su esencialidad, afina 7 refina sucultura de muerte.

El mito de la superioridad masculina "lanca, es el que origina 7 deposita la idea deinferioridad de las mu!eres, idea que transita por los tiempos 7 las diferentes culturas7 razas.Esta constitucin de espacios de lo femenino 7 lo masculino, tan profundamentearraigado, es el que circula en el perfecto carrua!e del mito 7 que hace posi"le

traspasar la idea de inferioridad en el tiempo 7 en la conciencia de las mu!eres.

%os varones no cuestionan dicha operacin del dominio con que nos han sometidodesde el comienzo de la historia, del mismo modo que las mu!eres cuando traspasanciertos espacios de li"ertad, olvidan que esta mitologa con que se ha idoconstru7endo nuestra intrahistoria, forma parte constitu7ente de nuestra culturacontempornea, 7 que, por muchas fundaciones de derechos humanos o de pazciudadana que se implementen, es 7 seguir siendo una cultura fraccionada,ena!enante 7 dominante.

%vi=5trauss sostiene que el mito se modifica a travs de la historia,producindose ciertas variantes, pero desde una mirada feminista podramosasegurar que los mitos no cam"ian en su profundidad, lo que hace la cultura enrealidad es posicionarlos de una manera contempornea, para instalar 7 reinstalar asu vez, sus propios poderes 7 estructuras en el inconsciente colectivo. 2na cultura quesiem"ra la desconfianza so"re s misma, as como en el ser humano, logra constituiruna sociedad agresiva 7 en constante defensa. Ista es la dinmica del dominio en laque hemos vivido las mu!eres desde los inicios de la sociedad patriarcal.

Este li"ro revela una mirada crtica 7 sin concesiones a los pro"lemas queatraviesa el feminismo 7 los movimientos culturales, as como tam"in devela lostraumas 7 secuelas de una sociedad que deslegitima a ms de la mitad de lahumanidad6 las mu!eres.


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PRIMERA PARTEEL TRIUNFO DE LA MASCULINIDAD


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EL TRIUNFO DE LA MASCULINIDAD

Tendramos que empezar a hacer

las preguntas que han sidodefinidas como no preguntas.

Adrienne Rich1

%a vie!a 7 reconocida estructura patriarcal ha ido mutando, ha idodesestructurando 7 desmontando sus responsa"ilidades, reconstru7endo un poderomucho ms cmodo, fortaleciendo 7 anudando sus espacios de poder, desdi"u!andosus lmites 7 posi"ilitando su e!ecucin para quienes lo controlan. Desde ah negocialo innegocia"le, tolera lo intolera"le 7 "orra lo im"orra"le en un discurso inclu7ente 7

demaggico.

Cada vez vemos con ma7or nitidez que lo que se ama, lo que se respeta 7 legitima enel mundo, es al hom"re, "orrando toda aspereza 7 arista para que este amor serealice, pues la masculinidad estructur, atrap 7 legitim para s el valorfundamental que nos constitu7e como humanos 7 humanas6 la capacidad de pensar.En esta distri"ucin las mu!eres quedaron instaladas en lo infrahumano de laintuicin versus el pensamiento masculino, por esto, cada vez que una mu!er seapropia de aquellas dimensiones, provoca un rechazo desde lo profundo del sentidocomHn instalado en nuestra sociedad 7 que hace tan difcil la permanencia en la

autonoma.

Jo7, podemos vislum"rar un triunfo ms tangi"le de la masculinidad, como unasupraideologa mucho ms a"arcadora que cualquier otra creencia o ideologaconce"ida antes por el patriarcado. Esta supra ideologizacin de la masculinidad hacruzado siempre los sistemas culturales, ha impuesto las polticas, las creencias, hademarcado las estructuras sociales, raciales 7 se


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%o que el patriarcado tra!o como esencia desde su lgica de dominacin >laconquista, la lucha, el sometimiento por la fuerza>, ho7 se ha modernizado en unamasculinidad neoli"eral 7 glo"alizada que controla, vigila 7 sanciona igual quesiempre. $ero esta vez a travs de un discurso retorcido, menos desentra:a"le 7 enaparente dilogo con la sociedad en su con!unto, donde va recuperando,

funcionalizando, fraccionando, a"sor"iendo e invisi"ilizando a sus oponentes 7 quetrae consigo una misoginia ms profunda, escondida 7 devastadora que la del vie!osistema patriarcal.

Dentro de esta lgica masculinista fragmentaria se ha entendido el espacio de lafeminidad 7 el espacio de la masculinidad como dos lugares independientes que serelacionan asimtricamente 7 que, por tanto, estn en friccin. Esta lectura ha hechoque la ma7or parte de los avances conseguidos por las mu!eres ha7an sidoa"sor"idos, sin provocar para nada una nueva propuesta civilizatoria cultural.

%a lectura simplista de dos espacios diferenciados entre gnero masculino 7gnero femenino nos ha conducido a formulaciones errneas de nuestra condicin demu!eres 7 de nuestras re"eldas, pues estos supuestos dos espacios sim"licos noson dos, sino uno6 el de la masculinidad que contiene en s el espacio de lafeminidad.

%a feminidad no es un espacio autnomo con posi"ilidades de igualdad, deautogestin o de independencia, es una construccin sim"lica 7 valrica dise:adapor la masculinidad 7 contenida en ella como parte integrante. $or supuesto que estalectura traer distintos grados de resistencias, pues, tendremos que a"andonar parte

del cuerpo terico producido por el feminismo que se "asa precisamente en esta idea7 que nos da las falsas pistas de que la igualdad en la diferencia est al alcance de lamano, que con unas cuantas modificaciones de costum"res 7 algunas le7es,lograremos que toda esta tremenda historia de e


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tam"in el modelo al que hemos servido tan fielmente 7 que tenemos instalado ennuestras memorias corporales, hasta tal punto que creemos que sa es nuestraidentidad 7 que, al mismo tiempo, hemos confrontado como signo de re"elda ante lamasculinidad. No olvidemos que esta construccin de la feminidad ha sido la que

nos instala en el espacio intoca"le, inamovi"le 7 privado de la maternidadmasculinista.

0l plantear el a"andono de la feminidad 7 de la e


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costos que ha tenido para tantas mu!eres, de"eramos encontrar las claves denuestras derrotas, en lugar de caer en anlisis triunfalistas.

Cuando ha"lo de derrotas, me refiero a que no hemos conseguido acercarnos a un

dilogo horizontal, el dilogo desde lo femenino como parte su"ordinada de unaestructura fi!a, no puede enta"lar un dilogo fuera de la masculinidad, 7a que vivedentro de ella, es su medio, su lmite, all se acomoda una 7 otra vez, por tanto, nopuede crearse independientemente como referente de s misma. No lograremosdesmontar la cultura masculinista, sin desmontar la feminidad.

%a construccin 7 localizacin que han hecho de nosotras como gnero no esneutra, la masculinidad necesita cola"oradoras, mu!eresLfemeninas, funcionales a sucultura, su!etos secundarizados que focalicen su energa 7 creatividad en funcin de lamasculinidad 7 sus ideas.

%as mu!eres que se salen de esta estructura sim"lica masculinista atentan contrala estructura general del sistema 7 su e


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mu!eres en ello. 5igue siendo la estructura patriarcal la que legitima o deslegitima alas mu!eres que le cola"oran, tanto en la ciencia, la literatura, la filosofa, laeconoma, como en los dems campos. %as mu!eres que ocupan estos espacios 7Lopeque:as lites no alcanzan a leer su propia funcionalidad, a pesar de que la

incomodidad de estar en estos espacios masculinos persista, pero es tanto el costo desalirse de este Htero masculino que prefieren no hacerlo, ni pensarlo, manteniendoespacios intoca"les, sagrados, li"res de cualquier interrogacinM la maternidad, sumaternidad, el amor romntico, su amor, la familia 7 su forma de relacionarse comosi el pensamiento fuera neutro, e!ecutan la operacin de sumarse a las ideas de losvarones, es donde se traiciona el pensamiento poltico 7 cultural producido por lasmu!eres, donde pierde su capacidad transformadora 7 se fi!a en la permanencia delsistema.

%a estructura de la esclavitud con que funcionamos se ha hecho cada vez ms

profunda, ms oculta, ms travestida 7 ms sutil. %a nostalgia de las mu!eres a laproteccin del varn est demasiado presente 7 se traduce en las marcas corporalesde la se


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masculinidad pretenda darla por terminada, lo que significara que no estuvimos nial inicio ni al final. No de!o de sospechar de las polticas de igualdad, o dediferencia tan esgrimidas ho7, dentro de un pragmatismo transa"le 7 eclipsante denuestras luchas 7 de nuestros aportes.

De"emos tener mucho cuidado de los anlisis triunfalistas de avance, de loslugares conquistados, del espe!ismo de retirada de la vie!a estructura patriarcal. Elconcepto de patriarca puede estar su!eto a discusin, a remodelacin, sin em"argo,lo que no se ha cuestionado es la cultura de la masculinidad, que se sigue le7endocomo la Hnica macrocultura posi"le, la Hnica creada por la humanidad, he all sutriunfo.

%a refle


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LA CONSAN!UINIDAD

Estamos insertos en una macrocultura que se constitu7e por varios sistemas 7

su"sistemas de valores entrelazados. De acuerdo con estos rdenes se estructuran lasrelaciones entre seres humanos 7 los diferentes entendimientos de la vida 7 lamuerte.

2na de las caractersticas de los sistemas es que se institucionalizan a travs deuna estructura piramidal que est marcada por el dominio, valorizando 7so"reponiendo un sistema a otro, afectndolo 7 traspasndolo por una ideafundamentalistade que la e pasan a ser ms que responsa"les del

cuidado de los hi!os, guardianes 7 reproductores del sistema.

%a familia es el lugar de origen, la gran referencia "ipolar, lineal, de lucha 7conflicto permanente desde donde leemos e interpretamos la realidad.

En este espacio de relacin consangunea el cuerpo se transforma en un lugarpoltico fundamental, donde se constru7en 7 materializan los valores. Es un lugarque nos informa 7 ela"ora conocimientos, que registra lgicas diferenciadas entrehom"res 7 mu!eres. %as mu!eres poseemos un cuerpo cclico, que nos apro


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maternidad, la e!erzamos o no, e


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padre, en los ritos de iniciacin( . %as mu!eres estn desprovistas de este lina!e 7 seles confiere slo circunstancialmente cuando la figura del varn sucesor estausente, es decir, a viudas o hi!as de los grandes hom"res, siempre que estdominada su re"elda de gnero.

Desde el nHcleo familiar se puede replicar el concepto a todo lo dems6 la familiamilitar, religiosa, negra, la gran familia nacional. 1odos los sistemas tienden aleerse desde esta supuesta consanguinidad que viene a implementar 7 a sostener laidentidad comHn, estructuras de poder, sistemas concretos donde los lazosconsanguneos son intransa"les 7 constru7en a su vez otros lugares inamovi"les einnegocia"les.

Esta idea de consanguinidad, que hace a=cultural a las e


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O"LI!AR A LA #IDA$E%ERCICIO DE LA MENTIRA

0"orto6 ?una pala"ra sanguinaria, homicida@

El a"orto se representa como una traicin a la vida, pero ms que nada, la traicinde la madre >la menos perdona"le de todas>, la que teniendo el mandato divino 7cultural de parir, niega la potencialidad del nacimiento de un su!eto. Estas lecturassimplistas 7 demaggicas so"re el a"orto, legitiman las e


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algunas partes del mundo. Entonces, toda nuestra lucha por el derecho a nuestrocuerpo 7 al dise:o de nuestras vidas ser otra vez ordenado, controlado por elmismo sistema en orden inverso.

Cuando el sistema necesita remozar 7 mantener su ideologa, a"re los de"ates quele convienen, para poder reinstalarse, modificar 7 profundizar el sentido comHn 7ainstaurado, para que no se le escape nadie. $or lo tanto, si a"re pH"licamente eltema del a"orto, como cualquier otro tema atentatorio a sus conceptos normativos >homose


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poder so"re las mu!eres 7 si es consecuente consigo mismo, no puede darnosconsentimientos, ni permisos, salvo, por supuesto, que nos quite la maternidad,direccin que ha tomado la ingeniera gentica.

4"ligar a la vida es un acto omnipotente, avasallador 7 autoritario, da cuenta delas fallas de una sociedad frgil en sus valores 7 sus creencias. En una estructurasocial, poltica 7 econmica que est concretamente dise:ada para unos pocos, lapropuesta de respeto a los seres humanos es intrnsecamente falsa. Estamospermeados del e!ercicio de la mentira, por ello, sancionar el a"orto 7 mantenerlo enla ilegalidad es fundamental para que la maquinaria masculinista siga funcionando,as como sanciona el suicidio, la eutanasia 7 todo derecho a decidir so"re nuestropropio cuerpo 7 vida.

E


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LA UTOP&A DE FIN ' PRINCIPIODE SI!LO ES EL !OL

Esto de que las mu!eres ha7an comenzado a "a!ar a las canchas de fHt"ol, al ring

de "oespacios demarcados, conformados 7 gestualizados por lamasculinidad> merece una refle


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hasta las rodillas. 2na vez finalizado este "reve homena!e que nos hicieron comognero, las mu!eres desaparecieron en un agu!ero en la tierra, para ocupar el sitialde la invisi"ilidad.

Estos gigantes sim"licos no son casuales, ni tampoco es casual que los hom"resse lean como los grandes representantes del mundo#. Es tanta la omnipotencia de lamasculinidad, que no perci"en realmente dnde se gestan los pro"lemas del mundo,pro"lemas que sus propias lgicas 7 dinmicas crean 7, que por lo tanto, noresolvern nunca.

0simismo, opera el aparata!e de admiracin 7 efanatizadas de racismo,clasismo, nacionalismo>, se focalizan ahora hacia una camiseta, cu7os rostrospintados se convierten en "anderas.

El deporte ha logrado reunir a ms cre7entes que ninguna ideologa, aglomera alos desplazados del mundo 7 les repone la ilusin de la gloria. Nunca han e


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1ener campeones es importante para un pas, a travs de ellos e


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SE!UNDA PARTECRISIS DEL PENSAMIENTO FEMINISTA CONTEMPOR(NEO


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2N0 %080 %2CJ0 DE $EO2EP45 00NCE5, E5 2N0 %080 %2CJ0 DE30C0545

Despus del Encuentro 3eminista realizado en Cartagena, Chile, en 'QQR, pens

que las feministas tenamos el desafo de profundizar en nuestras estrategias deso"revivencia, hacer coherentes nuestros discursos tanto en sus anlisis crticos,como en sus prcticas polticas, para instalar un dilogo entre las diferentescorrientes feministas 7 de este modo ir constru7endo una historia visi"le, esagenealoga que nos falta para e


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/e temo que el anlisis de gnero no logra ver la envergadura de nuestrasumisin 7 en estas condiciones el retorno constante al redil parece inevita"le,incluso para las feministas, pues adems de asomarse al vaco de la no=pertenencia ala masculinidad como sistema, se a:ade la falta de una historia poltica 7 cultural de

mu!eres donde apo7arnos.Ca"ra preguntarse, ?qu es lo que nos pasa que nuestras luchas fracasanconstantemente@ Estas vueltas al redil tienen su"terfugios para camuflarse 7hacernos creer que se est en la actuancia feminista 7 que hemos logrado grandesavances. 5in em"argo, el desgastante ir 7 venir por los peque:os poderes de lamasculinidad deteriora los pactos entre mu!eres o "ien, dichos pactos vanamputndose en este trnsito.

Jemos repetido las mismas luchas por siglos 7 una cierta omnipotencia nos hace

creer que nuestros peque:os avances se traducen en grandes cam"ios. Es cierto queen algunos momentos las mu!eres se han instalado en los lugares de poder de lamasculinidad como la poltica, la cultura, la economa, la academia, etctera, perosiempre socializadas, focalizadas 7 entrenadas hacia el espacio romntico=amoroso,al servicio de los intereses de la masculinidad 7 en su misma le7 de dominio. Eldiscurso amoroso reconstru7e constantemente el espacio de la feminidad,configurndose en una de las anclas que nos hace retornar.

%a efectividad del espacio amoroso marcado 7 sim"olizado, no se ha modificadoen lo ms mnimo, al contrario, sus tpicos estn totalmente vigentes. 1al vez se

ha7an modificado algunos modos o estilos de relacin dentro del discurso, pero enlo profundo no se ha modificado en nada. Es necesario revisar este punto, pues losdeseos estn marcados por la cultura 7 es imposi"le resim"olizarlos mientras no seponga en cuestin el poder 7 sus dinmicas de dominio. De esta manera, lasproducciones culturales, en su ma7ora, apelan al drama, al dolor 7 a las soledadesdel sentido comHn instalado, por tanto lo que se produce en teatro, cine 7 narrativa,est impregnado de la cultura vigente.

$ens que las mu!eres tenan toda la potencialidad de hacer un cam"iocivilizatorio, por su historia de esclavitud, por ha"er vivido siglos en un espacioa!eno. $ens que tenamos la potencialidad de cam"iar esta cultura "asada en el


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concepto de lo superior, e!ercido por los elegidos 7, en algHn momento, inclusollegu a pensar que est"amos produciendo un sistema ideolgico que gestara estecam"io. $ero por ms li"ertarias que sean las ideas, si estn ela"oradas dentro de laestructura de la masculinidad, aunque parezcan diferentes 7 contrarias al sistema, se

crean dentro de su lgica 7, por lo mismo, no puede e


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%a intervencin estratgica 7 continua de la masculinidad es la que instala latraicin entre las mu!eres 7 esta ha sido >no seamos inocentes> la vie!a treta dedesmem"ramiento de cualquier movimiento que cuestione profundamente el ordenesta"lecido.

5i logrramos constituir una historia propia del movimiento de mu!eres,podramos recuperar no slo el pensamiento de las mu!eres instaladas dentro de lapirmide masculinista, donde se pierde su contenido ms profundo de su"versin,sino que a nosotras mismas. De esta manera 7 por primera vez estaramoscuestionando con detenimiento la cultura masculinista 7 comenzaramos a construiruna historia propia.

?De dnde partimos@ 5i ni siquiera estamos de acuerdo en qu historia estamos,para unas formamos parte de la historia oficial &la de los hom"res+ 7 para otras,

e


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potencialidad de un cam"io profundo. No ha ha"ido un cam"io del imaginariocolectivo "sico 7 he aqu nuestro fracaso. 0unque la vida de algunas mu!eresoccidentales se ha7a modificado en parte, teniendo ms acceso que antes a unsistema que sigue sus mismas dinmicas de muerte, esto no ha aportado un cam"io

real a la calidad de vida de la humanidad, mu7 por el contrario, se ha ido tornandoms inhumana. En este sentido, nuestra incorporacin no es un triunfo, es unfracaso, por mucho que queramos leerlo como un avance.

5i revisamos la larga tra7ectoria del feminismo como movimiento poltico 7filosfico, nos sigue faltando el paso de li"eracin real para no repetir infinitamentea travs de la historia, esta lucha prolongada que termina una 7 otra vez en el puntocero de que algo cam"ie, para que en el fondo nada cam"ie. En este punto cero, laHnica salida que tenemos es admitir nuestro fracaso, verlo con una perspectivahistrica, para a"andonar de una "uena vez la estrategia arri"ista de la

masculinidad, de sumarnos a los que sustentan el poder.


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LAS NOSTAL!IAS DE LA ESCLA#A)

5in duda, el hecho de que la humanidad

tenga una historia &un origen, un pasado 7un futuro+ es toda una promesa para las mu!eres.

8eneviSve 3raisse 7 /ichelle $errot*

De una sorpresa poco sorpresiva he ido constatando que el Hltimo Encuentro3eminista 0utnomo de ;olivia &'QQT+ 7, me temo que el Encuentro de epH"licaDominicana, han ido perdiendo sus avances tericos en regresiones nostlgicas a loque fueron hasta antes de los Encuentros del 5alvador 7 so"re todo del deCartagena. Este Hltimo qued suspendido en un cierto tringulo de %as ;ermudas 7

lo poltico que all sucedi se va sumergiendo en el olvido. $areciera que en estosencuentros no e


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de una propuesta anarcomodernista, que no reconoce sus races ni su historia, 7 quetampoco legitima la teora ni el pensamiento producido por todas las feministas. Coneste gesto slo conseguimos "orrar las huellas de nuestro territorio,desconte


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esclavitud 7 su retorno constante a la feminidad, que slo promueve los valores dela cultura vigente.

$aralelamente a las dificultades que enfrenta el /ovimiento 3eminista 0utnomo

7 a la hostilidad de los tiempos con los movimientos sociales pensantes, elfeminismo institucional est escri"iendo nuestra historia feminista desde el poderesta"lecido por el hemisferio norte. %a 3undacin 3ord contrat a dos acadmicasde origen latinoamericano para que e!ecutaran esta historia, con la mismametodologa de ;ei!ing, es decir, hacer entrevistas, ela"orar documentos 7posteriormente llevarlos a discusin con las actoras, de manera de presentarlolegitimado 7 refrendado por el propio movimiento de mu!eres feministas. ?Ouin eseste movimiento que refrenda 7 legitima@ ?Ouin las designa@ Como ven, lainstitucionalizacin est pretendiendo retomar las iniciativas para contar nuestrahistoria a la manera oficial 7 responder a sus intereses. Es grave que en este proceso

participen mu!eres profesionales que se dicen parte del movimiento feminista 7, loque es peor, parte del /ovimiento 3eminista 0utnomo, a"usando del peque:opoder que hemos gestado 7 desperfilando la propuesta del /ovimiento.

En este punto clave es donde se e!ecuta esta seudo=instalacin amorfa que corre avarias pistas por este gran feminismo seudo=instalado, que va creciendoconstantemente. $areciera que esta penum"ra de lo semi=instalado, se acomodamuchsimo a este ser mu!er feminista, moderna, contempornea, intuitiva, sin"ordes, sin lmites 7 semiatrevida, que permanece fiel a la feminidad masculina.

El pro"lema de la semi=instalacin es que necesita, al igual que la instalacin, delvisto "ueno del poder de la masculinidad para sentirse en e


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No edentro de sta> de la feminidad. 5i "ien es cierto, uno de los aportes feministas fueel concepto de6 lo privado es poltico# &poniendo la vida privada como un hecho


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poltico en s mismo 7 por tanto de intervencin de lo pH"lico en nuestras vidas+,hemos incorporado las dinmicas de lo privado en el hacer polticaM laemocionalidad 7 el sentir como construccin femenil, han sido superpuestas al pesode las ideas. Es aqu donde confundimos las dinmicas que tiene el espacio privado,

trasladndolas al espacio pH"lico. Esto es !ustamente lo que ha hecho que nuestrasdificultades polticas aumenten sin lograr revertir lo que el patriarcado hace tan"ien6 separar, aparentemente, lo privado de lo poltico, para reinar en los dosespacios. Esta es la trampa que nos tiende la masculinidad para fragmentar lacontinuidad del hilo de nuestra responsa"ilidad histrica.

Cada vez que hemos tratado de afinar nuestras ideas, nuestras lgicas, nuestrosmodos de hacer poltica, lo que entendemos unas poco tiene que ver con lo queentienden otras, armndose un cHmulo de suposiciones, lecturas ntimas que nosdificultan el hacer poltica en con!unto. Esto se refuerza adems, porque mane!amos

conceptos 7 lmites mu7 sutiles, que hacen grandes las diferencias polticas, ticas,discursivas 7 prcticas, teniendo en contra el sentido comHn instalado de laemocionalidadnatural que constitu7e el mu!erismo de larga data, la e


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masculinidad es, precisamente, formar parte de la historia. 0l despo!arnos de ella,nos quit el sentido de espacio=tiempo, de trascendencia 7 de ideas propias so"renosotras mismas. 5in esta "ase 7 sin el hilo de nuestra historicidad de movimientosocial, el hacer poltica feminista termina siendo un !uego de reaccin que depende

de la contingencia 7 sus poderes, es aqu donde nos arre"atan el vuelo renovadorque tienen nuestras propuestas.

E


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LA DEMARCACIN$ CMO SE*ALAR NUESTROS L&MITES

Durante estos Hltimos tiempos, en relacin a las diferentes corrientes que el

pensamiento feminista ha ido generando, el tema de los lmites produce muchomalestar entre las mu!eres, porque el e


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%a masculinidad constru7e civilizacin desde la ea travs de la construccin de estafeminidad> tanto fuera de l, como del crear, del pensar &pensarnos+ 7, por supuesto,del hacer sociedad.

NingHn hom"re vive la e


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insulto, la descalificacin 7 la humillacin profunda de desligitimacin de nuestracondicin de humanas.

Jemos ido rompiendo 7 trepando muros para acceder a los espacios masculinos

de poder 7 su cultura, proceso que ha sido importante para entendernos dentro de lamasculinidad patriarcal. 5in em"argo, este proceso ha tenido altos costos, al instalargrupos de mu!eres en el patriarcado, funcionalizando los aportes del feminismo 7convirtindose en meras cola"oradoras.

En lo que hemos avanzado, lo ms importante ha sido construir espacios polticospropios, donde pensarnos 7 actuar con otras mu!eres, donde hemos ido deshilandofeminidades, conocindonos 7 re=conocindonos como seres humanas completas.Desde este lugar podremos re=esta"lecer relaciones con el con!unto de los sereshumanos, en un plano horizontal 7 en la comodidad de una cultura otra, que ahora s

nos va a contener 7 pertenecer.

%a capacidad de re=sim"olizarnos desde nosotras mismas, nos otorga un poderpropio, li"re 7 autnomo, sin referencia a la masculinidad. $or lo tanto, es un poderindito 7 un espacio donde es posi"le generar nuestra capacidad civilizatoria.

Cuando ponemos lmites claros 7 estos estn e representamos la tentacin 7 elcastigo. Estos muros encierran la vida 7 la inmovilizan en espacios estancos,produciendo e


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el resultado de ideas que nos atrapan en una comodidad ligosa,desresponsa"ilizndonos de lo que vamos constru7endo como sociedad.

El pro"lema radica en la lgica de dominio en que se sustentan estos discursos,

transformndolos en muros. E


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3eminista 0utnomo e -ndependiente, mucho ms importante que acceder a laspeque:as parcelas de poder que la masculinidad nos pueda otorgar. Nuestro hacerpoltica sigue marcado por una cierta incondicionalidad al amor en femenino, a estesa"er amar de las mu!eres. ?Cunto ha"rn tenido que transar nuestras a"uelas,

madres 7 cada una de nosotras, al asignarle al amor el tri"uto de respetar la falta derespeto 7 dignidad de parte de los hom"res 7 de las mismas mu!eres@

De"emos entender de una "uena vez, que lo que nos constitu7e como especiehumana es la capacidad de crear, pensar, comunicarnos, ela"orar modos derelaciones, ethos 7 mores, o sea, de crear cultura.

Estas no son condiciones e


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hacer poltica demarcando territorios, de"emos poner atencin en cmo remiramos 7procesamos la informacin que vamos aprendiendo en este hacer 7 que nos hacerehilar lo ntimo, lo privado 7 lo pH"lico. -r transformando nuestras relaciones conlos otros 7 con nosotras mismas, de!ndonos fluir de un espacio al otro, sin

confundirlos, sin negar ni clausurar cualquiera de ellos, es lo que nos diferenciarde lo que ho7 sucede en el hacer poltico dominante, esquizofrnico, donde lo que sepropone es todo lo contrario a lo que se hace.

Jasta ahora dentro del movimiento feminista, hemos convocado a las mu!eres conun do"le mensa!e6 a espacios li"ertarios 7 gozosos desde nuestras historias deoprimidas, urgindolas a romper los lmitesLilimitados que los varones nos hanse:alado 7 que tenemos internalizados. 5in em"argo, la ma7ora de las feministasterminan por proponer polticas "asadas en nuestras carencias, listas de demandaspor igualdades que nos hacen perder la visin poltica 7 que terminan por

fragmentarnosdentro de la feminidad.

0 medida que va7amos avanzando 7 profundizando los lmites entre pensamiento7 reproduccin de la feminidad, iremos e!erciendo nuestras capacidades de lohumano, pues, !ustamente porque estamos e!erciendo estas capacidades, es que nosvemos enfrentadas a delimitar nuestras diferencias polticas, que son "sicas 7profundas, 7 que nos hacen comprender que no por poseer un cuerpo se


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desde esa refle


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$or esto la pala"ra militancia me produce estragos, porque evoca la adhesinincondicional al sistema de poderes esta"lecidos6 partidos polticos, iglesia,militares, etctera. %a militancia es masculina 7 patriarcal en su totalidad, 7a que nilos partidos polticos ni las religiones han desmilitarizado sus adherencias, porque

no han sido capaces de interrogarse 7 repensar la lgicaLlengua!e de dominio que losconstitu7en.

Cmo podemos resim"olizar un compromiso desde otra mirada, desde otraesquina, sin caer en la desresponsa"ilidad con que se ha sido parte del movimientofeminista, donde fcil 7 peridicamente se a"andona este hacer poltica, sin darle laprioridad 7 continuidad que merece en nuestras vidas, de!ando poderes 7 sa"eressueltos que se recogen sin ninguna perspectiva feminista transformadora, porcualquier persona o grupo poltico.

$ara colindar con otrosLotras necesitamos del cuerpo que nos contiene, con ltocamos la vida. Nuestra piel es un lmite, aunque no terminamos en ella. Nuestrapiel es el lmite que se:ala nuestro propio territorio corporal 7 luego viene esecolindar con lo otroLlas otras. Del mismo modo necesitamos una corporalidadpoltica, un territorio de e


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5o"re las alianzas

$ensar en alianzas posi"les dentro de la cultura masculinista es un gesto ingenuo,tenemos que convencernos de esto 7 asumir nuestro hacer poltico desde otros

territorios, para interactuar con el resto en la sociedad, para ir instalando nuestraspropuestas en el imaginario colectivo. Este hacer poltico poco 7 nada tiene que vercon las propuestas que se generan dentro de la masculinidad, aunque la masculinidadsiempre nos quiere en sus alianzas, en pactos histricos, donde hemos sido lafuerza cola"oradora de la sociedad masculinista, en la guerra, en la produccin, enla moral, en la ecologa, en la iglesia, en la educacin 7 as infinitamente.

Como individuos algunos hom"res pueden ser grandes aliados, pero no encolectivo, pues en esos espacios recuperan 7 retoman la memoria de lamasculinidad. El pacto entre ellos resitHa en la secundaridad la cola"oracin con las

mu!eres.

%os espacios polticos organizados donde se nos invita a participar, de"eran serpara nosotras slo lugares de o"servacin, para conocer siempre ms acerca de lospoderes de la masculinidad, sus dinmicas, sus cdigos, pero sin confundir lademanda de participacin 7 de cola"oracin, 7 de aportar nuestras ideas, pues stassern utilizadas 7 tomadas desgraciadamente sin sus lgicas transformadoras. Enesos espacios se instalan las regalonas del patriarcado sean de derecha, izquierda,ecologistas, feministas, etctera. Con estas mu!eres se entiende el sistemamasculinista,

porque responden a la memoria de relacin entre la masculinidad 7 lafeminidad. 5on estas mu!eres las que el sistema masculinista legitima, 7 son staslas que finalmente negocian al resto de las mu!eres 7 toda la potencialidad delcam"io civilizatorio.

El sistema !ams les otorgar ni el ms mnimo espacio de visi"ilidad a lasradicales, 7a que o"viamente sus propuestas atentan contra l, porque la propuestaradical feminista es !ustamente desconstruir la mesa donde el poder patriarcal seapo7a, donde invita a conquistar a codazos un lugar.


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Nuestra propuesta es construir otra mesa que no est cargada 7 signada por lasso"ras del poder masculinista. Donde por lo dems hemos aprendido a repartir tanmal la comida, donde siempre el plato grande es de algunos.

%a propuesta que proviene de la historia de las mu!eres, conlleva la total rupturacon la cultura masculinista 7, por lo tanto, los grupos supuestamente antisistmicosque estn anclados en ella, grupos 7 partidos marginados que se organizan dentrodel sistema, aunque pretendan hacer una resistencia al modelo neoli"eral recogiendoen sus discursos parte del malestar popular, no cuentan con una propuesta realmentealternativa, porque ela"oran dichas propuestas dentro de la cultura vigente 7 susdinmicas de dominio. 5e estructuran desde el reclamo 7 no desde el cam"io delimaginario 7 fundamentalmente desde el cam"io de la lgica del sistema patriarcal.$or esto las revoluciones de la modernidad han fracasado 7 prevalece el modelomtico de la superioridad masculina.

5in em"argo, ha7 gestos polticos que traspasan esta legitimacin del modelo,cuando el movimiento negro en Estados 2nidos di!o6 lo negro es "ello, de!aron depedirles a los "lancos &el sistema+ que los legitimara, 7 empezaron a armar una mesadistinta, pero como todo gesto poltico ela"orado dentro de la masculinidadfinalmente pas a ser parte de dicha cultura, como tantos otros movimientosrevolucionarios.Distinto es cuando 0drienne ich rechaz la /edalla Nacional de las0rtes que de"a reci"ir de manos del presidente ;ill Clinton, diciendo6 1engo unaprofunda fe en la insepara"ilidad de las artes con la sociedad. No puedo reci"ir un

premio del go"ierno mientras veo tanta gente marginada, usada como chivose


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DESDE LA OTRA ES+UINA

Ja"lo desde un lugar mu7 definido, que es el /ovimiento de /u!eres 3eminista

0utnomo e -ndependiente &/4/230+, en el cual hago mis prcticas polticas, meinstalo en lo pH"lico 7 >lo que es ms importante> es el lugar donde pongo encirculacin mis ideas 7 las confronto con otras. Ista es mi otra esquina, la miradadesde otro lugar. 0s la llamo, porque desde esta mirada otra, hemos idodescu"riendo lo profundamente arraigado del dominio 7 del odioLamor de estacultura hacia las mu!eres.

5in este lugar poltico, me parece imposi"le desentra:ar la profundidad delentramado del sistema, lo implicadas que estamos 7 la responsa"ilidad de asumir,analizar 7 actuar desde nosotras mismas, sin modelos preesta"lecidos 7 fracasados,

aunque suframos el vrtigo que produce la li"ertad.

Desde esta otra esquina he podido pro7ectar un sue:o, el sue:o del cam"iocivilizatorio. El sue:o de una cultura que no est "asada en el odioLamor, sino en elrespeto, de una cultura que no est "asada en el dominio, sino en la cola"oracin.

Este sue:o permite que el feminismo >desde mi punto de vista> traspase lademanda de incorporacin a la cultura vigente 7 se a"ra a todas las potencialidadescreativas 7 de responsa"ilidad que como humanas tenemos.

El cam"io que perci"o como posi"le 7 que involucra a todas 7 a todos, es muchoms comple!o de lo que pudiera entenderse 7 mucho ms glo"al 7 profundo de loque algunos feminismos han estado pro7ectando.

En los Hltimos tiempos, en que la instalacin de las diversidades se e!ecuta comouna frmula perfecta para e


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sido necesaria la acomodacin del discurso a las posi"ilidades que ofrece la cultura,a la vez que la cultura ha ido acomodndose para reci"ir a ciertas mu!eres. Estaacomodacin se lee como cam"io cultural, que no slo no lo es, sino que, por elcontrario, contri"u7e al fraccionamiento del pensamiento feminista 7 marca el

triunfo de la masculinidad.Ouien sostenga que el patriarcado ha ido humanizndose, no ve cmo el racismo 7la


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Cuando el !uego de ideas 7 valores de algunas mu!eres se constitu7an enpropuestas 7 se comparenLconfronten con los otros !uegos de ideas 7 valores de otrasmu!eres, sa"remos si es posi"le hacer este pacto. 4"servemos en la historia 7 eltiempo la cantidad de !uegos de ideas 7 valores que tienen los varones6 desde la

derecha a la izquierda, o desde sus religiones &catlica, protestante, "udista,mahometana+.

Este pacto se asienta en la relacin que los varones esta"lecen con la mu!er, conesta otra diferente, con esta otra que les produce miedo, a quien desean 7 odian a lavez.

El pacto entre varones constru7e la misoginia, slo de esta manera puede e!ecutarel dominio, que se traduce en la servidum"re de cuidar 7 mantener su cultura.

$ara que la misoginia perdure, la cultura pactada por los varones universaliza susideas promoviendo, desde el poder, el desprecio interno que cada mu!er tiene haciasu propio ser 7 el deseo de ocupar el lugar del otro, o sea, el del hom"re. No es laenvidia al pene con que nos resume 3reud, sino el deseo de lo que nos constitu7ecomo humanas6 crear, pensar, ha"lar 7, por Hltimo, construir cultura.

Esta"lecer un pacto entre mu!eres es difcil. Cada vez que comenzamos a leernoscomo su!etos con pro7ecto poltico, estamos asumiendo la responsa"ilidad dedise:ar sociedad para todos 7 con todos. Esto produce miedo porque se sale delm"ito de lo domstico, de lo conocido, de lo mu!eril. Entonces nos refugiamos en

la feminidad patriarcal, en la imagen que nos ha entregado de nosotras mismas,donde se supone que el slo hecho de ser mu!eres nos har estar en sus ideas 7pro7ectos, de esta manera no constituimos pacto entre mu!eres. econocer pro7ectospolticos generados por mu!eres se nos hace prcticamente imposi"le, porqueestamos sumergidas en las inseguridades afectivas que tenemos por nuestra propiamisoginia.

0lgunas mu!eres fcilmente llaman patriarcal cualquier e


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Es tan fuerte la marca misgina que nos de! el patriarcado que apenas logramosconstituirnos, empezamos a negociar nuestras ideas con la masculinidad, 7a quecuando no se ha gozado del poder pH"lico, cualquier peque:o poder se confunde conste.

%a propuesta de desmontar el patriarcado tiene, en primer lugar, una afirmacin6el patriarcado e


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transar 7 negociar con el sistema. Esto corresponde a un ro"o intelectual de siglosque me parece lgico que lo haga la masculinidad frente a un movimiento que locuestione, pero que lo hagan las mu!eres me parece que corresponde a la pulsin detraicin con que fue sim"olizado lo femenino desde el mtico inicio divino de la

humanidad.De alguna manera las negociaciones pasan por la instalacin de lugares, algunasramas del feminismo tam"in han sufrido este proceso de instalacin 7 denegociacin de las propuestas ms radicales del movimiento, neutralizando!ustamente lo que hace del feminismo un pro7ecto civilizatorio de cam"io profundo,por esto nuestra denuncia 7 la demanda de que se especifique claramente desde qulugar se ha"la 7 cules son los intereses polticos que sostienen. ?$or qu ladenuncia@ ?$or qu las e


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UN !ESTO DE MO#ILIDAD,ARTICULAR UN A#ANCE

El feminismo ha crecido, ha profundizado sus conocimientos 7 se han

multiplicado los lugares desde donde las mu!eres constru7en diversos pro7ectosfeministas. %os desafos que ho7 tenemos son diferentes a los del X) 7 T), cuandocomenz"amos a reconocernos a travs de las propias historias personales,coincidencias de e


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Nuestras prcticas polticas se encuentran signadas por estos valores quenecesitamos replantear. earticular un sistema de valores de"e refle!arse no slo enla construccin de un discurso, sino adems, estar traducido en sus prcticaspolticas, para que pueda instalarse en el imaginario colectivo.

El feminismo >desde mi perspectiva> apuesta a un sistema de otros valores 7sm"olos que hace posi"le construir sociedad en cola"oracin 7 no desde el dominio.Cam"iar el imaginario colectivo pasa por entender la vida de otra manera, no comouna lucha de so"reviviencia del ms fuerte, ni marcada por el amor sistmico.

$ara el feminismo autnomo es mu7 importante demarcar el espacio poltico, esdecir, desde dnde estamos generando un discurso 7 cmo lo refle!amos en nuestrasprcticas. Esta responsa"ilidad conlleva el desafo de e


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terreno del privilegio, pero que igualmente son discriminadas 7 recuperadas dentrode los sectores del poder. El poder necesita !ustamente integrar a la mu!er alsistema, no requiere de grupos sociales 7 polticos que lo cuestionen, impugnen nimenos que propongan otro sistema.

En este punto, quiero destacar que el feminismo es una proposicin que involucraa todas 7 a todos los que construimos sociedad. $or lo tanto, nuestra pasin, desdeel feminismo autnomo, tiene una trascendencia que va ms all de arreglarcontingentemente los pro"lemas de un grupo significativo que ha"itamos esteplaneta.

$retender a estas alturas que el movimiento feminista sea un paraguas que noscontenga a todas, es para m una especie de omnipotencia que nos fuerza a estarreunidas, donde las que sostienen el mango puedan ha"lar en nom"re de todas. Es

aqu donde de"emos hacer una lnea divisoria entre las mu!eres que, desde elfeminismo pretenden alcanzar una plataforma del poder institucional 7 las mu!eresfeministas que intentamos desmontarlo.

Construir un /ovimiento 3eminista 0utnomo, es una necesidad poltica, comoespacio de aprendiza!e 7 de diferenciacin, para descu"rir nuestras complicidades,visualizar nuestras esclavitudes 7 nuestros procesos creadores, proponiendo elcuestionamiento,la formulacin 7 la no pertenencia a los rdenes discursivos institucionalesque nos silencian. Ba que no ha7 poltica, ni estrategias ni conquistas que

podamos alcanzar, sin la e


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continente, se est atropellando una parte importante del movimiento feminista 7 delas mu!eres en sus derechos ms "sicos. 5e est negociando sin su conocimiento 7autorizacin.

En ningHn otro espacio poltico se aceptan las cosas que en este movimientofeminista am"ico hemos aceptado, sin ninguna capacidad de asom"ro, ni dereaccin hasta el Encuentro de Cartagena, donde se e


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0lgunas de nosotras venimos planteando, desde fines de los T), la necesidad deprofundizar en las diferentes corrientes, para as generar una discusin poltica 7terica, Hnica manera de salirnos de los discursos demaggicos e inclu7entes.

Durante el XY Encuentro, como resultado de la proposicin metodolgica de laComisin organizadora, se constitu7eron talleres de profundizacin de las diferentescorrientes. De esta manera se form el taller de las feministas institucionales0genda autnoma radical, el taller Ni las unas, ni las otras 7 el taller de las3eministas 0utnomas. Esto fue un gesto de reconocimiento de las diferentespropuestas polticas que coe


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El /ovimiento 3eminista 0utnomo es un espacio que se ha ido definiendo 7di"u!ando, hemos tra"a!ado largamente en l. Nos hemos nom"rado 7 significadopara ha"lar 7 representarnos. Es un lugar al que se elige li"remente pertenecer 7 conel que se adquiere el compromiso de asumir su historia 7 tra7ectoria poltico=

filosfica 7 hacer los cam"ios necesarios entre todas. Nuestro lmite es que sialguien tiene un pro7ecto poltico diferente, con distintas estrategias 7 o"!etivos,consideramos que de"e constituir su propio espacio poltico, legi"le claramente, conel propsito de hacer sus polticas transparentes 7 so"re todo sin aprovecharse deltra"a!o 7 la historia de otras feministas.

Es mu7 importante que nuestra imagen sea construida por nosotras mismas 7 noen un contarnos, ni leernos desde otras, desde otros lugares culturales, ni desdeotros continentes, viendo lo que se quiere ver o invisi"ilizando lo que no conviene.0s, cada feminista podr u"icarnos 7 u"icarse li"remente en alguna de estas

corrientes sin pre!uicios. Esto es dar las informaciones necesarias para empezar ahacer poltica de otra forma.

Iste fue el Encuentro 3eminista %atinoamericano 7 del Cari"e ms poltico quehemos tenido. En primer lugar, porque di!imos lo que nos vena molestando desdehace mucho tiempo. En segundo lugar, porque ramos muchas ms de las quecreamos, constatando que somos suficientes para ir constru7endo un /ovimiento3eminista 0utnomo %atinoamericano, desmontando el romntico=amorosomentirosode que el feminismo es uno, que no e


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quehacer poltico de los grupos hegemnicos del movimiento feminista, ha sido untra"a!o de la ma7or importancia para mantener vigente el pro7ecto feminista radical7 civilizatorio, desprendindose de las demandas al sistema con que se han marcadolas estrategias del feminismo.

El concepto poltico de autonoma no es instantneo 7 no tiene que ver con laprecariedad de la idea de autonoma como fetiche contemporneo de siglas. Es unapropuesta que no est en interlocucin alguna con el sistema, ni con los gruposdemandantes de cam"ios al sistema. Demandar la resolucin de necesidades devisi"ilizacin o ecomo siempre> cuando aparecen estos otros intereses, que tienen el

costo de fragmentar el pro7ecto feminista, sem"rar la desconfianza 7 replicar lamisoginia que tanto "ien le hace al sistema. %a "Hsqueda de la autonoma, laindependencia7 la individuacin parece inHtil e inalcanza"le.

1odo se pretende fundir de manera tal que nada queda visi"le, salvo el logosfinal, "orrando las alternativas, integrando las diferencias 7 los matices en unaaparente glo"alizacin. 3undir la poltica feminista autnoma latinoamericana conpolticas a"solutamente a!enas, como son los intereses del feminismo institucional,partidarios o de otros grupos marginados, pretendiendo una propuesta comHn por elsolo hecho de tener un cuestionamiento crtico ante la desigualdad, ladiscriminacin 7 la marginalidad, nos pierde de nuestros contenidos radicales, pues


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la gran ma7ora de los grupos marginados son reivindicativos, no proponen, nipretenden un cam"io civilizatorio, por el contrario, "uscan legitimarse e instalarseen el sistema. 5i no vemos esta divergencia poltica a"ismal, nuestros intereses sepierden en los de otros grupos 7 los discursos se van tornando tan difusos, que no

ser posi"le una actuancia autnoma feminista como espacio pH"licoLpoltico, nimenos, aclarar nuestras diferencias.


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TERCERA PARTELES"IANISMO


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INCIDENCIAS L-S"ICASO EL AMOR AL PROPIO REFLE%O

Antes que existiera o pudiera existir cualquier clase de movimiento

feminista, existan las lesbianas, mujeres que amaban a otras mujeres,que rehusaban cumplir con el comportamiento esperado de ellas, querehusaban definirse con relacin a los hombres, aquellas mujeres,nuestras antepasadas, millones, cu!os nombres no conocemos, fuerontorturadas ! quemadas como brujas."

Adrienne Rich

%as mu!eres hemos sostenido largas luchas e


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esquizofrnicos de esta sociedad.

%as mu!eres que se declaran profundamente heterose


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una por ser mu!er 7 la segunda por ser les"iana. %as que rehHsan cumplir con elcomportamiento esperado, son las minoras re"eldes que nos hacen valientes, quetransitan 7 asumen el les"ianismo 7 se a"ren a comprenderlo rompiendo el crculo

siniestro de la culpa 7 el miedo con que nos han socializado. El miedo al

les"ianismo es uno de los miedos importantes que ha inventado la sociedad, no esinocente, ha sido uno de los me!ores dise:os 7 adiestramientos inmovilizadores paralas mu!eres. 0unque el les"ianismo no se practique como ertica, la memoria quetenemos de este gesto amatorio sancionado, instala, a travs de su negacin, ladesconfianza entre las mu!eres.

2na gran parte de los pro"lemas que tenemos para hacer amistad entre mu!erespasa por esta pasinLdeseo de conocernos, no reconocida, ni aceptada aHn en losniveles ms recnditos de nuestra conciencia, que llega a profundidadesinsospechadas.

$asinLdeseo que al ser constantemente postergado, se transforma en rechazos,traiciones 7 odios fuera de la razn 7 el tiempo, pues es la otra la detonadora deesta pasin sancionada, la culpa"le6 la Eva tentadora del mal, que hace caer alhom"re 7 que, esta vez, nos hace caer a nosotras, la Eva nuestra.

Es difcil construir una amistad que no est pre!uiciada 7 permeada por laprohi"icin misgina de amarnos, ?qu memorias no recordadas arrastramos@, ?quhistorias de sensaciones de quemas 7 prdidas traemos por querernos@, ?qumandatos al fin de odiarnos, sin siquiera entender lo que nos pasa@ 5in em"argo,

qu cmodas nos sentimos estando entre mu!eres.

Cmo querernos de otra manera, sin los roles, sin las inseguridades, las demandasde propiedadLfidelidad, sin el drama, el tango, el "olero, el secreto, sin traicionarnosconstantemente. Es precisamente en este espacio amoroso donde podemosreinventarotras formas de amor, este otro amor, ste sospechado desde otra cultura, donde nossepamos mu!eres pensantes 7 no inventadas por otros, donde redise:ar otras formasde convivencias entre seres humanas, que no sea la pare!a del dominio. Como elmodelo amatorio es masculinista en esencia, la construccin de la pare!a estpatriarcalizadaen el dominio, e


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maltrato cultural, que no ha cam"iado 7 que slo ha afinado esta visin esttica dedominacin, implicada 7 retorcida en la feminidad.

%a tica de la les"os de"era contener una propuesta de horizontalidad, porqueslo en ese plano suceden los intercam"ios de su!eto a su!eto. Espacio amoroso que

de"emos di"u!ar, reinventar 7 narrar, para construir un sa"er amar otro, que nosacumule en sociedad de otra manera. De"emos tener cuidado de no readecuar lapare!a, cre7endo que inventamos otro modelo, esto no sera ms que un reacomodoal mismo fango patriarcal. %a cultura vigente nos hace creer que somos diferentes,que nuestras construcciones de pare!a son Hnicas 7 e, que es noenga:arnos a nosotras mismas. Cuando ha"lo de enga:ar, no ha"lo de fidelidades,sino de no disfrazar nada, de no esconder nada, ni protegernos ni proteger a otros.1odo ello tiene una dosis grande de valenta, del riesgo de asumirse sin proteccionespropias ni a!enasM contiene a una descu"ridora, una aventurera, para la que nada esintoca"le e incuestiona"le, nada es sagrado. Este gesto tiene un o"!etivo claro 7profundo, hacer a las personas e


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hipocresa del romanticismo, se acuna en la autoflagelacin... 7 a estas alturas delcuento, muchas 7a sa"emos lo difcil 7 doloroso que es no contar finalmente elcuento, cuando tenemos otro cuento.

5i no reestructuramos, redise:amos, rehumanizamos 7 repensamos el espaciols"ico, terminaremos por caer en la e


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Esta cultura no entiende, ni constru7e seres li"res 7 autnomos, por el contrario,los confunde, los hace carentes, de tal manera que tienen que completarse enotroLotra, del cual depende 7 que lo constru7e socialmente. 2na persona sinnecesidad de completarse est en desventa!a ante el sistema, pero, al mismo tiempo,

est en completa venta!a hacia s misma, cuenta con el poder de dise:ar su vida enli"ertad. El sistema sanciona los gestos li"ertarios que atentan contra el orden de laestructura social, dado que est pensado para seres carentes, que se pueden mane!ar.2n ser li"ertario, en cam"io, es inmanipula"le, infanatiza"le. %a estructura socialest ideada para su!etos estancos, cre7entes de esta cultura, que hacen inamovi"leslos cam"ios que necesitamos para crear una cultura ms horizontal 7 respetuosa./u7 distinto es ha"lar de la li"ertad de estar, amar 7 transitar acompa:ado con unotroLotra, que estacionarse en una pare!a patriarcalizada con la pro7eccin de porvida, repitiendo el modelo de la propiedad privada.

%a pare!a &matrimonio+ se arma de tal manera que uno tiene el poder 7 el otro elcontrapoder, roles que se invierten temporalmente, pero que fi!an a los individuosen la am"icin de dominio, em"orrachndoles la vida en el !uego de detentar unpeque:o poder. 0simismo, cautiva a las personas con el mandato de la seguridadque proporciona la fidelidad \ vigilancia, con lo cual esta construccin "asada en elamor sistmico, termina por encerrar al amor 7 matarlo.

0 pesar de que esta construccin amorosa no la inventamos las mu!eres, somoslas ms atrapadas en ella, 7a que instala a nuestros propios guardianes de lafeminidad, a los que rendir cuentas, a los que e


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inseguridades, carencias 7 miedos con que nos socializan, vivimos sufriendo, porquesolamente sumergidas en el drama sentimos que amamos, que vivimos 7 morimos almismo tiempo. El drama carece de refle


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individualidad la necesidad de otros eros, otros despertares corporales, otros deseosde li"ertad.

%a pare!a 7a significada, hace perder no slo el amor, sino el deseo de aventura,

de aventurarse en otros seres, de aventurarse a inventar nuevas sociedades, nuevasculturas, nuevas formas de relacin. Clausura aquel anhelo de li"ertad 7 es,!ustamente all, donde aparecen los seres rotos por dentro 7 por fuera, toda esacantidad de seres humanos que no estn vigentes, pues depositaron en otroLa toda sucapacidad ertica, amorosa, creativa, para transformarse en seres amputados. Estoque pareciera pertenecer e


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persona. Este compromiso slo puede ser el cuidar lo ms que se pueda delsentimiento, que una vez que empieza, tam"in empieza a desaparecer, como todoen la vida, tiene un inicio, un tiempo 7 un trmino.

5 que los sue:os, los amores 7 las li"ertades que no se viven, se muerendentro] te pudren, te matan poco a poco, mira cmo est este mundo sin sue:os, sinamores, sin li"ertades, muriendo.

De"emos tener claro que la masculinidad empoderada, empodera a todos losvarones, tam"in a los homose


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epensar nuestras formas polticas de relacionarnos es fundamental para nosuplicarle al mismo sistema que nos deslegitima, que nos legitime, hacindolodo"lemente poderoso. Cuando ha"lamos de sistema, estamos ha"lando desde elnHcleo familiar hasta las instituciones, constituidos por seres de carne 7 hueso. Es

aqu donde perdemos el rum"o 7 donde perdemos el poder, porque no puede e


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adherirnos a cualquier anlisis o propuesta de cam"io que no provenga desdenosotras mismas, que no recupere nuestras refle


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LES"IANISMO$ UN LU!ARDE FRONTERA

%a historia de la especie humana est demarcada con cuerpos se


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apariencias democrticas e igualitarias. Detrs, e


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cuestionadora de la se


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poltica que altere el sistema. $oco tenemos que hacer con los varoneshomose


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CUARTA PARTEOTRO PENSAR


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OTRO IMA!INARIO, OTRA L!ICA

5i "ien es cierto que el ecosistema del cuerpo mu!er nos informa respecto de la

ciclicidad de nuestra vida 7 de la vida, esta lgica cclica no ha sido incorporada!ams a la cultura, pues la cultura se encuentra atrapada entre el nacer 7 el morir, almodo del cuerpo varn. Es precisamente esta diferencia en las e


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5in em"argo, ha eaunque difcil deimaginar> est desprovisto de dominio, me refiero al poder de la li"ertad, lacreacin, el pensamiento no su"ordinado. 0 pesar de que en esta cultura de dominioe


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a la capacidad humana pensante que puede recoger esta informacin 7 transformarlaen cultura 7 civilizacin.

El concepto de que la intuicin es el Hnico atri"uto femenil me aterroriza, so"re

todo cuando se la alude en poltica. Este gesto esencialista, como cualquier otroconcepto de esa ndole, funcionaliza el pensamiento a una idea tan inamovi"le einmodifica"le, que de!a de ser idea para transformarse en creencia.

Este mirar como e


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civil, con sus economas devastadoras, por ende, con sus guerras, ham"res,e


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NOTAS

A$or ms de quince a:os he impartido este taller que contiene dos m"itos de

tra"a!o permanente6 el individual 7 el colectivo. 5u propsito principal ha sidodesconstruir el orden sim"lico=valrico del sistema cultural vigente.'0drienne ich &'QKQ+, poeta 7 ensa7ista estadounidense, es una de las voces msimportantes de la crtica feminista contempornea.

KCristina de $izn &'R(='()+, %a ciudad de las damas, ;i"lioteca /edieval,5iruela, /adrid, K))). %as o"ras de Cristina de $izn dieron contenidosfeministas a la larga polmica entre hom"res 7 mu!eres que se suele llamar la

Ouerella de las mu!eresM una polmica cu7a misoginia, de $izn criticinteligentemente.

El movimiento de la Ouerella, el movimiento de las preciosas, el movimientosufragista, el movimiento feminista.

(er Celia 0mors, $or un su!eto verosmil#, en 1iempo de feminismo. 5o"refeminismo, pro7ecto -lustrado 7 posmodernidad. /adrid, Ediciones Ctedra,Coleccin 3eminismos, 'QQX.

ADedicado a /argarita 8arca.* Jistoria de las mu!eres, tomo -, 1aurus Ediciones, /adrid, Espa:a, 'QQ, p.'K.

el triunfo de la masculinidad

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