el semanal

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HUEVICIDIO

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Revista publicada por la redacción Sara de 2º de bachiller del IES Albericia

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HUEVICIDIO

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DICEN QUE LOS JÓVENES vais a vivir peor que vuestros padres

Quizá tú también lo hayas oído y pensado, pero no tiene por qué ser así.

Nuestra sociedad está azotada por la crisis económi-ca y las familias están sufriendo sus consecuencias. Aunque menos visibles, se nos echan encima dos crisis más profundas todavía, las crisis energética y ecológica, esta última con el cambio climático en ciernes. ¿Por qué ocurre todo esto ahora? Nos han hecho creer que el crecimiento económico de los Es-tados podía continuar ilimitadamente. Se sabe, desde hace tiempo, que esto es imposible, que la economía, en buena lógica, no puede crecer y crecer sin toparse con los límites de nuestro Planeta. Y, desgraciada-mente, nos ha tocado vivir esta época, la época en la que estamos sobrepasando los límites de la Tierra. La primera consecuencia de este hecho es que, desde hace algunas décadas, los sistemas naturales están degradándose debido a su sobrexplotación y a su excesiva contaminación.

La segunda es que, fruto de dicho deterioro, ha co-menzado un periodo de decrecimiento físico; hoy a cada uno de nosotros le toca menos gasolina, menos tierra, menos alimento, menos agua, menos pesca-do, menos madera, etc. que ayer y más que mañana. Todavía es poco perceptible este decrecimiento, pero pronto veremos que los precios de la gasolina subirán año tras año y lo mismo sucederá con los de otros productos.

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Por eso, la tercera consecuencia es que años después del decrecimiento físico llegará el decrecimiento económico y el sueño que teníamos de un crecimien-to ilimitado se desvanecerá como un espejismo e incluso se podrá convertir en una pesadilla.Entrar o no en un futuro de pesadilla depende de todos nosotros. Si los ciudadanos no tomamos con-ciencia de lo que está ocurriendo, tampoco lo harán los poderes político y económico que nos gobiernan.

Lo digo tan rotundamente porque la avalancha de da-tos de la degradación que sufren los sistemas natura-les es tan contundente que si no han tomado medidas para solucionarla es porque no les interesa hacerlo o, sencillamente, les sobrepasa el problema.

Tomar conciencia del problema supone aceptar el decrecimiento, a partir de ahora, no solo los españo-les sino todos los seres humanos tendremos que vivir cada vez con menos energía y productos durante una larga temporada. ¿Hasta cuándo? Hasta que nuestra economía disminuya lo suficiente como para respetar los límites planetarios, o sea, hasta lograr una situa-ción de sostenibilidad con la Tierra. Entonces la

economía podrá estabilizarse, aunque con un nivel de consumo bastante menor que el actual.Si el decrecimiento se realiza de manera negociada, programada y controlada por todos los países –quizá por mediación de un organismo mundial, como una ONU con más poder- el decrecimiento no tiene por qué ser doloroso. Asistiremos a cambios políticos y económicos trascendentales con el fin de potenciar la democracia participativa y eliminar el enorme poder que han adquirido los grandes bancos y corporacio-nes empresariales. La economía y la vida serán más locales; el comercio entre países será limitado así como los viajes, el trabajo tendrá que ser repartido y también los salarios, el consumo de productos será bastante menor. A cambio, trabajaremos menos horas, dispondremos de más tiempo para el ocio, el deporte, las relaciones sociales, el trabajo social, las actividades creativas, etc. La contaminación será mucho menor, se recuperarán los paisajes, los bos-ques, los ríos y otros sistemas naturales. En definitiva, tendremos menos trabajo pero más tiempo libre, menos dinero y estrés pero más calidad de vida, o sea, podremos vivir mejor aunque con menos cosas, como reza este eslogan a favor del decrecimiento..

Los valores individualistas y de competitividad a ultranza que dominan en nuestra sociedad serán sus-tituidos por otros como la austeridad, la solidaridad, la amistad, la prudencia y sensatez, el gusto por estu-diar y aprender, la crítica fundamentada, etc. valores que pueden proporcionar tanta o más felicidad que aquellos otros.La meta a alcanzar por la humanidad es la sosteni-bilidad. La sostenibilidad tiene que ser la utopía que reemplace a la actual del progreso. El progreso se ha convertido, de hecho, en un regreso. La sostenibili-dad con el Planeta es la esperanza de la humanidad, ni más ni menos. Creo que es una bella idea para que la gente joven la incorpore en su vida y trabaje por ella: salvar el Planeta para salvarnos con él.

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Digitalización y desempleo,el nuevo orden

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No estamos ante una suerte de Tercera Re-volución Industrial. Las máquinas ‘inteli-gentes’ han hecho desaparecer modelos de

negocio. Habrá que administrar racional y democrá-ticamente el trabajo, un bien escaso.Un nuevo orden económico con serias consecuencias para el empleo se ha instalado entre nosotros sin que las autoridades europeas, por descontado tampo-co las españolas, ni las patronales ni los sindicatos parezcan haberlo comprendido. Incluso en Estados Unidos, cuna y eje del desarrollo digital, están dis-paradas las alarmas. Las sinergias que se derivan del desarrollo de las ingenierías del software, robótica, telecomunicaciones y microelectrónica, han creado memorias más rápidas y baratas, mayor movilidad y ubicuidad de la información, máquinasinteligentes-que combinadas con otras ramas del conocimiento como la medicina o la climatología, por ejemplo, han generado todo un universo nuevo: el de la digita-lización. Un universo que, como ocurriera en su día con la electricidad, embebe los hábitos humanos y condiciona la cantidad y la calidad del empleo. Más que la sustitución del hombre por la máquina, es la aparición de nuevos productos y costumbres los que asolan muchos empleos.Las implicaciones y preocupaciones de este nuevo orden han dejado de ser preocupaciones exclusivas de los tecnólogos. Los economistas finalmente les prestan atención (Foreing Affairs, julio-agosto; The Economist, 4 de octubre) y ya aceptan que el opti-mista principio de la “destrucción creativa de em-pleos” no se cumple esta vez. La pérdida de empleos provocada por la digitalización no encuentra con-trapartida con la creación de otros que equilibrarían la balanza. Ni siquiera las start up, tan pregonadas como fuentes de empleo, funcionan. El pasado mes de septiembre, en Boston, la comunidad científica reconoció, a partir del censo americano de empresas, que aquellas llevan años reduciendo su capacidad para generar empleo. Las que sobreviven son autoe-mpleo o tienen menos de cinco trabajadores. Ins-tagram o WhatsApp no superan los cien empleados a pesar de haber alumbrado productos rompedores que fueron adquiridas por las “grandes ganadoras”, que pagaron cantidades fastuosas por ella. Pero esos ingentes desembolsos de capital no tienen traducción positiva en el mercado laboral. Unas inversiones similares durante la era industrial hubieran supuesto la creación de miles de puestos de trabajo. Cuando EricSchmidt, presidente ejecutivo de Google, ante miles de emprendedores afirmaba hace unas semanas en la plaza de Las Ventas en Madrid que las start upgene-

raban empleo no decía la verdad.Mientras Schmidt, cuya empresa, con sus porten-tosos desarrollos tiene un modelo de negocio con preocupantes variedades de monopolio, niega la realidad, en Europa se la ignora directamente. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, en su conferencia en Jackson Hole del pasado agosto sobre Desempleo en la zona euro, no dedicó ni un minuto de la hora larga en la que intervino a analizar los efectos sobre el mercado laboral de la tecnología. Draghi se limitó a la tradicional relación entre polí-tica monetaria y empleo, ignorando que la economía actual no puede explicarse solamente en términos propios de la era industrial.

Esta carencia apareció de nuevo en la reunión de Milán de octubre del Consejo Europeo, incapaz de concretar presupuesto alguno para “medidas activas en favor del empleo”, una expresión acuñada en lo mediático pero hoy vacía. Desgraciadamente, el empleo disponible, como la energía, es un recurso escaso que habrá que administrar racional y demo-cráticamente. En la digitalización, la UE no sabe hacia dónde dirigir sus recursos. De hecho, mu-chos se preguntan si las líneas de I+D que financia, acaban siendo más productivas para las monopolís-ticas multinacionales digitales que para el empleo europeo. Una desorientación que puede llevar a repetir episodios como los vividos en España, que ha dejado la discusión a empresarios y sindicatos con muy dudosos balances sobre su eficiencia.El autoservicio es una fuerza imparable que nació con la gasolinera y el supermercado.

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La coincidencia temporal de la consolidación digital con la crisis económica complica el análisis cuantita-tivo de sus efectos en el mercado de trabajo; pero no parece temerario asegurar que la estructura laboral asociada a los extraordinarios desarrollos digitales implica que se destruyan más empleos de los que se alumbran. La digitalización no debe confundirse como una suerte de Tercera Revolución Industrial. Frente a los cambios que dieron resultados tangibles, el universo digital lleva a cabo también tareas cog-nitivas de resultado inmaterial. Robots, ordenadores y redes, conjunta o separadamente, han impregnado conductas haciendo desaparecer trabajos y modelos de negocio. El ritmo de cambio es impresionante: en la actualidad se hacen más fotografías en un minuto que en todo el siglo previo a la liquidación de Kodak en 2012, las relaciones interpersonales son radical-mente nuevas, existen robots que trabajan respetando la seguridad de la persona, cursos masivos abiertos y gratuitos que ponen en tela de juicio el formato de enseñanza universitaria, se atisba el fin de la Galaxia de Gutenberg después de cerca de seis siglos de existencia…El producto digital, sorprendentemente, aúna valor creciente y coste decreciente. Es casi inagotable y está siempre disponible para personas y máquinas; tiene una enorme capacidad de acumulación y cre-cimiento por su uso (el trabajo del propio cliente lo expande, lo mejora y produce ganadores únicos en un mercado cuyos modelos de negocio sólo pueden comprenderse por su universalidad y monopolio); y un coste marginal casi nulo de su reproducción.La industria, además, ha cambiado su cadena de fabricación: diseña con programas escritos por otros, que trabajan lejos de quien fabrica; usa realidad vir-tual para hacer los costosos prototipos de antaño; la logística de proveedores y clientes se ejecuta telemá-ticamente; la vieja factoría reduce su superficie con la robotización avanzada… Lo digital hace que lo industrial se haga terciario. Más allá de la deslocali-zación, la industria no disminuye, se redefine.Ni siquiera las ‘start up’, tan pregonadas como fuen-te de puestos laborales, funcionan.En las relaciones cotidianas desaparece la interme-diación, y con ella centenares de miles de puestos de trabajo. El autoservicio es una fuerza imparable que nació con el supermercado y la gasolinera, siguió con el comercio electrónico y ahora se sitúa directa-mente contra el empleo al difuminarse los papeles de productor y consumidor de la ingenuamente celebra-da economía colaborativa. Los empleos se liman (el usuario releva a taxistas, hoteleros o agentes inmobi-liarios y hasta quiere fabricar objetos en casa con

impresoras 3D). Nada de todo esto ocurrió porque sí. Al preguntarse ¿tendrán empleo quienes hagan Apps para Apple, conduzcan para Uber, sean hoteleros Airbnb, etcétera? Decidieron que sí. En España esta desintermediación se practica a lomos de la econo-mía sumergida, propia del desempleado desesperado, y de la autosatisfacción de un usuario, cada vez más ocupado y menos empleado.Participar, sin más, en una carrera tecnológica con Estados Unidos no es lo más inteligente, entre otras razones porque las condiciones de partida de Espa-ña son muy distintas. De entrada, los empleos en los que se ocupa la clase media española están muy afectados por la crisis económica. La única fortale-za reside en los servicios a la persona. La solución, se dice, está en la educación; pero a corto y medio plazo poco va a ayudar a los seis millones de para-dos. Si se elabora una relación de empleos que: a) existan o puedan existir en breve. No los que podrían darse si hubiéramos actuado de otra manera en el pasado; b) que se ofrezcan en suelo español. No en California ni en China ni siquiera en Alemania, y c) que estén sin ocupar a causa de la supuesta falta de formación de los millones de personas no empleadas o subempleadas que tenemos. La lista es corta. La solución educativa ocupa al menos el tiempo de una generación para dar resultados; no resuelve el nuevo orden entre digitalización y empleo.A lo lejos se vislumbra la alternativa siempre po-lémica de repartir el trabajo. Una posibilidad que supera a la tecnología y que abre un arduo debate político. Mientras tanto, las élites deben entender el nuevo orden que ya se ha instalado con lo digital.Gregorio Martin Quetglas es catedrático jubilado de Ciencias de la Computación y del Instituto de Robó-tica de la Universidad de Valencia.

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Fracking

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Hay una nueva palabra de moda en el mun-do de los hidrocarburos, un nombre que se repite una y otra vez: fracking. Aunque se

nos puede hacer extraño este término anglófono, el fracking, o fracturación hidráulica, es una técnica que se está aplicando cada vez más a nivel mundial para aprovechar ciertos yacimientos de gas llamados no convencionales que, aunque de más difícil extrac-ción, han entrado con fuerza en la escena energética, social y mediática. De hecho, pese a las incertidum-bres y cifras contradictorias sobre las reservas reales de gas no convencional, la Agencia Internacional de la Energía estima que las reservas de estos tipos de gas representa ya la mitad de la base estimada de recursos de gas natural (2011)Techo de producción del petróleo y del gas a nivel mundial. El gas no convencional es la franja supe-rior.

El fracking, paso a pasoUna técnica pensada para el gas no convencionalCuando hablamos de fracking o fracturación hi-dráulica, estamos hablando de la extracción de gas no convencional, familia en la que se engloban yacimientos conocidos como gas de pizarra, gas de esquistos y gas de lutitas.Perforación: el primer objetivo cuando se realiza la perforación es llegar a la roca donde se encuentra el gas. Para ello es necesario realizar perforaciones en vertical y horizontal de varios miles de metros para poder sacar el gas. Bombeo del líquido: una vez en la veta, el líquido, compuesto por agua y otros agentes, como arena y otros agentes, como arena y cerámica, es inyectado. La arena y la cerámica permiten mantener abiertas las grietas, y el fluido inyectado a alta presión crea facturas.Liberación del gas: una vez se haya aumentado el tamaño de las grietas naturales la mezcla de agua es bombeada de vuelta hacia la superficie y el gas liberado sigue el mismo trayecto que el agua a través de la red de tubos.Técnicas de perforación convencional (a la izquier-

da) y desviado (en el centro). Principales impactos del frackingLos riesgos e impactos detectados son múltiples y en ámbitos diversos. Pasemos a continuación a detallar-los.8 Riesgos durante la perforaciónEs necesario emplear técnicas de perforación es-peciales para poder proceder posteriormente a la fracturación hidráulica. Por todo ello, a los riesgos habituales de un sondeo de hidrocarburos, se unen los específicos de los sondeos desviados. Hablamos por lo tanto, de riesgos de explosión, escapes de gas, escapes de ácido sulfhídrico y derrumbes de la for-mación sobre la tubería. Este último es mucho más habitual en el caso de sondeos desviados como los que se realizan en este caso. Contaminación de aguaUna de las mayores preocupaciones de la fractura-ción hidráulica es la afección a los acuíferos subte-rráneos. Al fracturar el subsuelo, existe la posibilidad de que una de las fracturas inducidas alcance un acuífero, contaminando el agua con los fluidos de fracturación y con el propio gas de la formación. Además de este riesgo, existe también la posibili-dad de que durante la fracturación se conecte con un pozo antiguo, mal abandonado, y de ahí el gas se comunique bien con un acuífero, como con la super-ficie.

Riesgo químico de los aditivosEn cada perforación es necesario emplear unas 4,000 toneladas de productos químicos, la mayoría de ellos altamente contaminantes. Al diluirse a un 2% en agua, su nivel de toxicidad se ve fuertemente reducido. De todos modos, estos productos quími-cos llegan a la plataforma sin mezclar. El riesgo de accidente durante el traslado debe tenerse en cuenta. La cantidad de trasiegos de camiones a realizar para la densidad de pozos que se perforan es elevada. Aunque el riesgo de producirse un accidente con de-rrame del producto químico sea bajo, el gran número de operaciones a realizar lo convierte en un riesgo importante.

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Contaminación del aireDurante todo el proceso de perforación y fractu-ración, se utilizan una gran cantidad de aditivos, muchos de los cuales son compuestos volátiles. Lo mismo sucede posteriormente en la etapa de pro-ducción, en la que es necesario acondicionar el gas extraído para inyectarlo en el gaseoducto. Todos estos compuestos pasan en mayor o menor grado a la atmósfera, pudiendo generar ozono.TerremotosEn aquellas zonas donde el desarrollo del fracking está más avanzado, se ha constatado un aumento de la sismicidad coincidido con los periodos de frac-turación hidráulica. Hay que tener en cuenta que durante las operaciones de fracking se presuriza el subsuelo en más de 100 ocasiones. Este sobreesfuer-zo al que se le somete puede ser suficiente como para provocar desplazamientos de fallas subterráneas, y por lo tanto terremotos.Efecto invernaderoEl gas no convencional, por las condiciones en las que se encuentra, suele estar formado casi en su totalidad por metano. Este es un gas de efecto inver-nadero mucho más potente que el propio CO2, en concreto, 23 veces más potente. Esto quiere decir que cualquier escape del mismo durante la perfo-ración, fracturación, y producción es mucho más nociva que los gases que se generan posteriormente durante su combustión.El problema añadido de las técnicas de fracking con respecto a los escapes de gas, es el agua de fractura-ción en su retorno. Al haber estado en contacto con el gas en subsuelo, absorbe una cantidad de gas, que al retornar a superficie es emitido a la atmósfera.

Un problema añadido es la gran ocupación de terre-no de este tipo de explotación. Como se ha comen-tado anteriormente, es necesario realizar un gran número de pozos para aprovechar correctamente los recursos. Se suelen perforar de 1.5 a 3.5 plataformas por km2, con una ocupación de 2 hectáreas por cada

Es EEUU el verdadero motor y exportador de esta técnica y el que está impulsando suexpansión en el resto del mundo. En otros países la situación legal está como sigue: En Europa ya se han declarado moratorias o prohibiciones al fracking , como por ejemplo en Francia, Bulgaria, Irlanda, Rumanía, Chequia, o algunos estados alemanes. En otros, como Austria, se imponen límites ambientales muy severos para el uso de la técnica. En Estados Unidos, en donde se está usando ampliamente la fractura hidráulica desde hace una década, la oposi-ción popular está muy extendida tras comprobarse los peligros reales de esta técnica. El documental Gasland expuso la situación y una campaña en con-tra del fracking ha reunido a un centenar de artistas como Lady Gaga, Yoko Ono, Paul McCartney o Susan Sarandon. En Francia y Bulgaria se celebraron manifestaciones multitudinarias en 2012 y el 22 de septiembre ha sido declarado como día internacional contra el fracking.Y ¿en España?Reservas de gas no convencional en España.Aunque no exista en la actualidad una plataforma estatal que vinculen las diferentes luchas locales contra el fracking, se han organizado diferentes movimientos antifracking en cada zona afectada. Ya sea en Cantabria, donde se dieron a conocer los primeros permisos y pusieron en marcha una pági-na web con la mayor información en España sobre fracking, en Euskadi (principalmente en Álava y luego en Bizkaia) o en Burgos y Navarra más recien-temente, la lucha social y política ha alcanzado un grado de conflictividad importante dificultando por un lado el rodillo político-económico y permitiendo por otro lado un mayor grado de concienciación e información de la sociedad. Además, gracias a esta labor, más de 15 municipios alaveses se han decla-rado libre de fracking, mientras que Vitoria-Gasteiz (¡capital verde europea 2012) reclaman un Estudio de Impacto Ambiental para todos los pozos o que en Cantabria varios ayuntamientos han recurrido los permisos en la zona de Arquetu.

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Es también de gran interés de cara a la construcción de alternativas más globales que la lucha anti-frac-king demuestre de nuevo la confluencia y unidad de acción cada vez más normal y potente entre movi-mientos de justicia ambiental, social y democrática. Por ejemplo, en Euskadi participan en el colectivo anti-fracking asociaciones ecologistas (Ekologistak Martxan, Eguzki, Gaia, Mendialdetik, etc.), partidos políticos (Bildu, Equo, Izquierda Unida, Aralar), movimiento del 15M y personas a nivel particular, o en Cantabria donde cuentan con personas afectadas y organizaciones preocupadas por el tema como el movimiento del 15M, Democracia Real Ya, Ecolo-gistas en acción, ARCA, Asamblea contra el TAV, Agitación Rural o Regüelta.ConclusionesLa demanda mundial actual de combustibles fósiles y el cercano agotamiento de los yacimientos conven-cionales, ha empujado a la industria del hidrocarburo a aprovechar nuevos tipos de recursos hasta ahora no explotados. Las nuevas técnicas de perforación han facilitado ese movimiento, que ha contado al mismo tiempo con el apoyo institucional en muchos países, cegados ante el descubrimiento de un nuevo El Dorado. En esta situación, el aprovechamiento de los yacimientos de gas no convencional, mediante fracturación hidráulica, es la que está recibiendo en estos momentos mayor atención. Sin embargo, esta técnica conlleva graves riesgos medioambientales y de salud pública, que tanto desde las empresas ope-radoras, como desde las instituciones implicadas, se están queriendo obviar. La campaña de propaganda institucional simplemente las ignora, y descalifica a quienes exigen que se aplique el principio de precau-ción, y se paralicen las explotaciones hasta que se realice un buen análisis de los posibles impactos.Se está optando por seguir exprimiendo hasta el último litro de hidrocarburo de las rocas por no que-rer afrontar un problema que tenemos delante y es ineludible: la transición de una economía basada en los combustibles fósiles, hacia sociedades con baja huella ecológica (en particular energética) y tecno-logías renovables y no contaminantes. Es necesario de una vez por todas asumir que el actual modelo es insostenible, por un lado porque las reservas de com-bustibles fósiles son cada vez más escasas, y por otro lado por todos los problemas ambientales asociados a su exploración, explotación, producción y consu-mo. Ante todo esto, ¿merecen la pena los riesgos que se van a correr con el uso de esta técnica ante la multitud de dudas y problemas que genera? ¿están justificados estos riesgos mientras que la estrategiaDe hecho, no se centra en el reto de nuestras socie

delo energético capaz de afrontar a la vez el cam-bio climático y el techo del petróleo (y de todos los combustibles fósiles). En este camino, necesitamos objetivos claros: una reducción en 2020 del 40% las emisiones de CO2 y de un 90% en 2050, en la dis-minución de la demanda total de energía en un 30% para 2020 respecto a 2007 y el 100% de producción energética a través de fuentes renovables en 2040 (con el abandono al mismo tiempo de la energía nu-clear). Estas metas se pueden alcanzar gracias a una serie de alternativas eficaces y seguras: la gestión de la demanda y la implantación de cuotas máximas de consumo de recursos no renovables y emisión de ga-ses de efecto invernadero, la promoción de una “Ley del ahorro, energías renovables y eficiencia energé-tica” que dé estabilidad y visión de futuro al sector energético, la descentralización energética para consumir localmente lo que se produce localmente, el incentivo del autoconsumo, el premio a los peque-ños parques de energía renovable, la disminución de la competencia que ejerce el ciclo combinado, la eli-minación de las subvenciones, directas e indirectas, a los combustibles fósiles. Este modelo es además un vector central de otras políticas y va profunda-mente vinculado a una movilidad y un urbanismo sostenibles, la agroecología, la relocalización de la economía, la construcción de sociedades resilientes y autosuficientes, donde vivamos bien con menos, donde las actividades sean intensivas en mano de obra y sobrias en energía y emisiones de gases de efecto invernadero, y de forma global se circunscri-ban a los límites ecológicos del planeta.Al igual que no necesitamos bonos basura y activos tóxicos en la economía, tampoco los necesitamos en la política energética. No podemos permitir que esta huida hacia adelante tecnológica y energética pase factura a las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur, aún menos cuando sabemos que ya existen alternativas sectoriales e integrales para enfrentarnos a la vez al cambio climático y al techo de producción de los hidrocarburos.