el sacramento del matrimonio

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EL ‘SACRAMENTO’ DEL MATRIMONIO CRISTIANO Tesoro escondido - Perla preciosa Introducción “El primer ámbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en aquella que se fundamenta en ‘el matrimonio’, entendido como unión estable de un hombre y de una mujer, que nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y aceptación de la bondad de la diferenciación sexual, la que permite a los cónyuges unirse en una sola carne (Gén2, 24) y ser capaces de engendrar una vida nueva” 1 . Papa Francisco, a través de esta declaración, reconoce la importancia única de la familia en la ciudad de los hombres y reitera su centralidad en la vida de todos. Se refiere, con precisión, a aquella que se fundamenta en el matrimonio estable entre un hombre y una mujer, que se aman y que, por esta razón, se convierten en ‘signo’ y ‘presencia’ del amor de Dios y de la mística alianza de amor de Jesús con la Iglesia. Palabras lindísimas, sin embargo, fuera del coro de la sociedad contemporánea donde el matrimonio institucional se considera superado y, en particular, el matrimonio indisoluble. Es indudable que la realidad del matrimonio no ha nacido dentro de la experiencia cristiana ni de alguna otra religión. En efecto, el matrimonio pertenece al orden de la creación y es ‘patrimonio de la humanidad’. Todo esto se desprende de la exigencia natural de dar y recibir amor y de 1 Papa Francisco, Encíclica ‘Lumen Fidei’, n. 52. 1

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EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO CRISTIANOTesoro escondido - Perla preciosa IntroduccinEl primer mbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en aquella que se fundamenta en el matrimonio, entendido como unin estable de un hombre y de una mujer, que nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y aceptacin de la bondad de la diferenciacin sexual, la que permite a los cnyuges unirse en una sola carne (Gn2, 24) y ser capaces de engendrar una vida nueva[footnoteRef:1]. [1: Papa Francisco, Encclica Lumen Fidei, n. 52.]

Papa Francisco, a travs de esta declaracin, reconoce la importancia nica de la familia en la ciudad de los hombres y reitera su centralidad en la vida de todos. Se refiere, con precisin, a aquella que se fundamenta en el matrimonio estable entre un hombre y una mujer, que se aman y que, por esta razn, se convierten en signo y presencia del amor de Dios y de la mstica alianza de amor de Jess con la Iglesia. Palabras lindsimas, sin embargo, fuera del coro de la sociedad contempornea donde el matrimonio institucional se considera superado y, en particular, el matrimonio indisoluble.

Es indudable que la realidad del matrimonio no ha nacido dentro de la experiencia cristiana ni de alguna otra religin. En efecto, el matrimonio pertenece al orden de la creacin y es patrimonio de la humanidad. Todo esto se desprende de la exigencia natural de dar y recibir amor y de transmitir la vida en orden a la sobrevivencia de la especie humana. Es, por tanto, una realidad, compleja e irrenunciable, inherente a la misma naturaleza sexuada del ser humano, hombre y mujer. Por esta razn, el matrimonio se ha hecho presente, tal vez de maneras diversas, en todas las culturas de la humanidad, aun cuando, en la mayora de las veces, se le relacionaba con alguna divinidad. El impulso, que el ser humano siente espontneo hacia la superacin de la soledad y la bsqueda de un compaero o compaera, no es, reitero, invento cultural o propiedad de alguna religin en especial. Es, ms bien, inherente a su naturaleza sexuada.

El valor sagrado del Matrimonio fundamento de la familia cristiana

Lo que s ha evolucionado, a lo largo de la historia, ha sido la comprensin sea de la sexualidad que del matrimonio. En el contexto antropolgico, luego, se han insertado las religiones. En efecto, la Biblia catlica ha revelado, progresivamente, una comprensin extraordinaria e indita de la sexualidad humana y del matrimonio, sobre todo, en trminos de alianza sagrada y signo sacramental. Basta recordar la magnfica descripcin que se hace del amor heterosexual en las pginas del libro del Gnesis. La pareja inaugural de la humanidad, en efecto, es creada a imagen y semejanza divina, o sea, de Dios amor y lo es en la medida en que se ama, se complementa, supera la soledad y trasciende en la donacin de la vida: Y cre Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo cre, macho y hembra los cre (Gen 1, 27). Sucesivamente aparece el mandato divino de amarse, hasta fundirse en un nuevo ser, y de dar vida: Sean fecundos y multiplquense.

El proyecto originario de Dios, sin embargo, por culpa del primer pecado, se deterior provocando profundas desarmonas en el ser humano, que afectaron tambin la vida sexual y de pareja. Afortunadamente, gracias a la accin redentora de Jesucristo, la sexualidad y el amor han sido redimidos y convertidos en signo, reflejo y sacramento del amor de Dios hacia la humanidad y de la alianza esponsal de Cristo y la Iglesia. Es as, por tanto, como el matrimonio natural, entre hombre y mujer, viene asumido por Jess y convertido en sacramento de su amor. El matrimonio, en efecto, es el Sacramento Grande del amor porque es la imagen de la unin y Alianza santa de Cristo y la Iglesia. Una analoga cuyas races ms profundas las encontramos en la teologa nupcial de los profetas Oseas, Jeremas, Ezequiel e Isaas, donde Dios es el esposo enamorado y el pueblo escogido la esposa, por cierto, no siempre fiel.

La realidad de la pareja conyugada tiene un puesto notable en la revelacin judo-cristiana y la sustancia del mensaje bblico puede ser conducido a dos ideas fundamentales: el matrimonio es una realidad humana y religiosa y, a la luz del Nuevo Testamento, es anunciado como misterio de salvacin y sacramento del amor divino. El texto bblico clave es aquel donde se afirma que el hombre dejar a su padre y a su madre y se unir a su esposa y los dos sern una sola carne (Gen. 2, 24). En este texto sobresalen tres instancias teolgicas: 1. La sustancial libertad y autonoma de la pareja como condicin necesaria para dar vida a una relacin nica e independiente del padre y de la madre realizando, as, una nueva e indita unidad.

2. La fuerte caracterizacin sexual del encuentro entre hombre y mujer, que va ms all de una relacin cualquiera de amistad, y que permite la fusin en una sola carne con apertura a la transmisin de la vida. 3. La tendencia a establecer una unidad y comunin tal que no les permita separarse, o sea, indisoluble y fiel.

El matrimonio, en cuanto realidad humana, desde luego, es sujeta a las crisis de civilizacin recurrentes en la historia. Sin embargo, el israelita y el cristiano estn llamados a vivirlo siempre en actitud religiosa. S. Pablo, en efecto, invita a los cristianos a casarse y amarse conyugalmente en el Seor. Para lograrlo, hace propuestas detalladas de comportamientos ticos para que sea un matrimonio cristiano (1Cor 7, 39), o sea, para que los cnyuges se casen y se amen cristianamente, como Cristo nos ha amado.

En las comunidades paulinas, en efecto, el matrimonio, que era realidad profana, se comenz a vivir diferentemente: en el Seor. Tena valor en orden a la salvacin, pero, no era una institucin especficamente cristiana. Para los cristianos de las comunidades paulinas lo valioso consisti en casarse en el Seor (1Cor. 7, 39). Aunque la fe cristiana no impone cambiar la estructura terrena del matrimonio, para formar otra especficamente cristiana, el hecho de vivirlo en Cristo le aporta un nuevo espritu repercutindose, incluso, en las relaciones concretas de la pareja. Si el matrimonio humano recibi una iluminacin nueva al pasar a ser, en la predicacin de los profetas, imagen de las relaciones de Dios con su pueblo, ahora, en la revelacin cristiana, segn la enseanza de Pablo, esa claridad es hecha plena al entrar en el mbito de la alianza de Cristo y la Iglesia. Este hecho tiene consecuencias para la manera de vivir en cristiano el matrimonio y tambin para la comprensin misma del matrimonio sacramento. En particular, la Carta a los Efesios ha ubicado en el amor nupcial, entre el hombre y la mujer, el misterio grande, que hace presente en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia (Ef. 5, 31-32). Este texto, en efecto, compara el carcter esponsal del amor entre el hombre y la mujer con el misterio de Cristo y de la Iglesia: Cristo es el esposo de la Iglesia y la Iglesia es la esposa de Cristo. Por tanto, el hombre deber apreciar a la esposa como lo hizo Cristo con la Iglesia; deber tutelarla, respetarla y amarla como hizo Cristo con su esposa, la Iglesia. Pablo, consciente de este hermoso misterio reitera: Maridos, amen a sus esposas como Cristo am a la Iglesiagran misterio es ste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia (Ef 5, 25.32). Precisamente porque el amor divino de Cristo es amor de esposo, este amor es paradigma y ejemplo para todo amor humano, en particular para el amor del varn[footnoteRef:2]. [2: JUAN PABLO II, Carta apostlica Mulieris Dignitatem, 25]

La fe cristiana tambin impone, en las comunidades de Pablo, algunos matices en la estructura de la institucin matrimonial. Se prohbe, por ejemplo, contraer matrimonio en los casos de bigamia, de divorciados y de incesto (1Cor. 5, 1-5). Pablo, adems, no se imagina que un miembro de la iglesia pueda buscar matrimonio fuera de ella (1Cor. 7, 39). A partir de esta doctrina, y de la praxis bblica, tenemos que concluir que la fe no exige ninguna forma especfica de institucin matrimonial. Sin embargo, el matrimonio entra dentro del mbito de la fe, de donde recibe la posibilidad de ser vivido en cristiano y donde encuentra la plenitud de significacin y de realizacin. En fin, para el creyente, el amor conyugal recibe nuevo sentido desde el horizonte de la fe. Sin cambiar la realidad antropolgica del amor conyugal, la fe, simplemente, lo introduce en un nuevo mbito de referencias.

La sexualidad y el matrimonioLa esencia del matrimonio, segn la enseanza conciliar (GS. 47-52), exige un compromiso recproco, entre los contrayentes, para formar una comunidad responsable, fiel e indisoluble y, para lograrlo, tambin la intimidad y la gratificacin sexual son importantes. Por esta razn, la enseanza conciliar insiste sobre el papel de la sexualidad, que es el de fomentar el amor y la entrega mutua: la intimidad sexual, integrada en la totalidad de la vida de la pareja, es el medio en que se acta el empeo para una comunidad responsable (GS. 49). Queda muy claro que el matrimonio no est en funcin de las relaciones sexuales, sino que stas son pensadas como medios para alcanzar unidad y comunin. El matrimonio no es para ejercer sexo, sino, ms bien, ste es para fomentar el matrimonio de amor. Constituye un deber de los cnyuges el de preocuparse de la felicidad sexual el uno del otro. La preciosidad del Sacramento del Matrimonio

Lo que las comunidades paulinas percibieron plidamente, la Iglesia lo ha, luego, formalizado en la Teologa del Matrimonio. sta adquiere consistencia, principalmente, en razn del Bautismo de los contrayentes. Es por l, en efecto, que los bautizados nos incorporamos en el misterio del cuerpo de Cristo y, consecuentemente, de su alianza esponsal con la Iglesia. Es en las entraas, por tanto, donde llevamos la potencialidad de hacer patente la insercin en Cristo y, ms precisamente, cuando amamos virginal o conyugalmente. Fundamento prximo, por tanto, de la sacramentalidad del amor conyugal es el carcter bautismal y, consecuentemente, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial vlido que no sea, por eso mismo, sacramento. El Bautismo, de facto, inserta en Cristo y el matrimonio tiene una relacin real con este misterio de la unin de Cristo y la Iglesia. En esta relacin real radica y con sta se enlaza. El matrimonio sacramental, por cierto, no es otra cosa que el matrimonio originario de la creacin, elevado a la condicin de Sacramento de la Nueva Alianza, no por la fuerza operante de algn rito sagrado, sino por el hecho sublime de que el hombre y la mujer que lo contraen, mediante el bautismo, estn insertos irreversiblemente en la Alianza esponsal de Cristo y la Iglesia. Aun cuando los esposos no estn conscientes. La Iglesia, por tanto, no puede reconocer como matrimonio verdadero la unin o el estado conyugal que no sea sacramental, si de bautizados se trata.

El matrimonio cristiano, en fin, es imagen y participacin de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia (GS, 48); es signo del amor de Dios para con el hombre y es smbolo de la unin, en Cristo, de lo divino y lo humano: smbolo y realidad, que alcanza la indisolubilidad absoluta en el matrimonio vlido y consumado. El matrimonio cristiano, de hecho, tiene una relacin real, esencial e ntima con el misterio de la unidad de Cristo y la Iglesia, no slo simblica. Si fuera slo simblica no sera ms que una imagen vaca para hacernos intuir el misterio que se halla fuera de ella. A la vez que real el matrimonio es tambin signo permanente de la unin esponsal de Cristo y la Iglesia. La significacin sacramental, de hecho, no se agota en el rito celebrativo sino se sita, fundamentalmente, en el ser del matrimonio, es decir, en el vnculo conyugal, que es permanente, hasta que la muerte separe a los esposos.

La realidad sacramental, adems, enriquece el matrimonio natural consagrando el vnculo, santificando el amor y otorgndole el acompaamiento permanente de Jess a travs de su gracia. El sacramento del matrimonio, por cierto, es el nico que dona la gracia de Dios permanentemente, o sea, hasta la permanencia del vnculo elevado, en razn del sacramento, a nivel sobrenatural. La gracia del sacramento del matrimonio, en efecto, trasciende el momento celebrativo y acompaa a los cnyuges a lo largo de toda su existencia (FC, 56). Fundamento ltimo, por tanto, de la sacramentalidad del matrimonio es la Nueva Alianza que surge de la Encarnacin de Jess y de su Misterio Pascual. Dicho de otro modo, el amor con que Cristo am a su Iglesia y se entreg por ella, es el ejemplar y la nueva ley de la alianza matrimonial, al tiempo que la fuente de donde mana la gracia sacramental.[footnoteRef:3] Por eso es impensable un matrimonio de bautizados tan slo natural, esto es, no sacramental, no inserto en el misterio pascual de Cristo y en su mstica alianza esponsal con la Iglesia. Los bautizados, en fin, al contraer matrimonio no pueden excluir la sacramentalidad porque por institucin de Cristo el sacramento y el contrato estn inseparablemente unidos. Parece que es el bautismo el factor necesario para que se produzca la sacramentalidad. [3: TOMS RINCN-PREZ, La sacramentalidad del matrimonio y su expresin cannica, Instituto de Ciencias para la familia, Universidad de Navarra, p. 11.]

El sacramento del matrimonio: camino de salvacin

El matrimonio, que como realidad natural pertenece al orden de la creacin; que como realidad unitiva y social pertenece al orden de la Alianza, en cuanto realidad sacramental y mistrica pertenece al orden de la Salvacin. Quienes lo contraen, entonces, y permanecen fieles hasta el final, en una comunin de vida tpicamente cristiana, se santifican recprocamente y se encaminan hacia la salvacin: Al igual que cada uno de los siete sacramentos, el matrimonio es tambin un smbolo real del acontecimiento de salvacin, pero, de manera propia. Los esposos, en efecto, participan en cuanto esposos, los dos, como pareja, hasta el punto que el efecto primario e inmediato del matrimonio no es la gracia sobrenatural misma, sino el vnculo conyugal cristiano, o sea, una comunin en dos tpicamente cristiana, porque representa el misterio de la Encarnacin de Cristo y su misterio de Alianza (FC, 13).

En fin, la Iglesia acogiendo y meditando fielmente la Palabra de Dios, ha enseado solemnemente y ensea segn nos declara el Papa Juan Pablo II- que el matrimonio de los bautizados es uno de los siete sacramentos de la Nueva Alianza (FC, 13).

El Concilio Vaticano II, a su vez, reitera el carcter santificador y salvador del amor conyugal celebrado y vivido sacramentalmente: los cnyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que manifiestan y participan del misterio de unidad y del fecundo amor entre Cristo y la Iglesia, se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la procreacin y educacin de los hijos y, por tanto, tienen en su condicin y en su estado de vida su propia gracia[footnoteRef:4]. [4: Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 11.]

Definicin, finalidades y propiedades esenciales del Sacramento del Matrimonio.

La reflexin anterior, acerca de la preciosidad del Sacramento del Matrimonio, quedara mutilada si no tomramos conciencia de los elementos esenciales, o sea, imprescindibles, para su existencia: la definicin, las finalidades y las propiedades, que lo tipifican de manera importante. Acerca de la definicin del matrimonio el Concilio Vaticano II as se expresa: Es la comunidad de vida y de amor entre un hombre y una mujer, fundamentada en el amor responsable de su alianza permanente y en la complementariedad de las dos personalidades, para lograr, juntos, su realizacin mediante la mutua donacin[footnoteRef:5] e indica, pues, en la comunin de vida entre hombre y mujer su primer y fundamental sentido. Tambin Juan Pablo II, en efecto, as lo reconoca: La comunin del amor entre Dios y los hombres, contenido fundamental de la revelacin y de la experiencia de fe de Israel, encuentra una significativa expresin en la alianza matrimonial que se establece entre el hombre y la mujer (FC. 12). [5: Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 48.]

Respecto a las finalidades esenciales del matrimonio, que son el bien de los cnyuges y la procreacin y educacin de los hijos, el Cdigo de Derecho Cannico as se expresa: La alianza matrimonial, por la que el varn y la mujer constituyen entre s un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma ndole natural al bien de los cnyuges y a la generacin y educacin de la prole, fue elevada por Cristo Seor a la dignidad de Sacramento entre bautizados (1055).

Respecto a las propiedades esenciales, que son la unidad y la indisolubilidad-fidelidad, el mismo Cdigo de Derecho Cannico afirma: Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razn del sacramento (1056). Sobra recordar, a este punto, que la exclusin deliberada, por parte de los contrayentes, de una sola de las finalidades o propiedades esenciales, invalida el matrimonio sacramental.Una palabra acerca de la indisolubilidad-estabilidad del matrimonioLa verdad del matrimonio, que incluye la dimensin jurdica como parte importante, desde los tiempos de Jess ha defendido la indisolubilidad como dato de la revelacin originaria de Dios. La indisolubilidad del vnculo matrimonial, declara el Papa Benedicto XVI, no deriva del compromiso definitivo de los contrayentes, sino que es intrnseca a la naturaleza del poderoso vnculo establecido por el Creador. Los contrayentes se deben comprometer definitivamente, exactamente porque el matrimonio as es en el proyecto de la creacin y de la redencin. Y la juridicidad esencial del matrimonio reside en este vnculo que, para el hombre y la mujer, representa una exigencia de justicia y de amor al que, por el bien propio y ajeno, ellos no pueden substraerse sin contradecir lo que Dios mismo ha hecho en ellos[footnoteRef:6]. [6: BENEDICTO XVI, Discurso al Tribunal de la Sacra Rota Romana, 27 Enero 2007.]

En esta cuestin de la indisolubilidad, ms all de la inflexibilidad de los principios, habr, obviamente, que ser fraternales en la acogida de quienes no lograron permanecer unidos. Igualmente, hay que distinguir entre el plano tico y el jurdico del problema y, desde luego, tolerar que las leyes civiles, no pudiendo prohibir todo lo que se considere inmoral, normen civilmente la posibilidad del divorcio. Con este trmino se entiende la disolucin de un matrimonio vlidamente contrado y se indica, concretamente, el proceso de revocacin bilateral del consentimiento matrimonial que disuelve ex nunc el matrimonio. Se trata de un instrumento legal que la autoridad civil reconoce para este efecto y que es muy distinto sea de la separacin que de la declaracin eclesistica de nulidad. El divorcio tiene efectos solamente en el orden civil, mientras la nulidad tambin en el orden cannico. Histricamente, desde cuando la Iglesia se apoder totalmente de la institucin matrimonial, dando vida a una completa armonizacin del ordenamiento jurdico con la moral cristiana, en vista de la salvacin de las almas, el divorcio desapareci. Ha vuelto con la laicizacin de la sociedad y con la reivindicacin, por parte de los estados, de la competencia sobre el matrimonio. Tambin la urgencia civil de respetar culturas y religiones diversas ha influido acerca de su legalizacin. A lado del matrimonio religioso se desarroll, desde entonces, tambin el matrimonio civil. Por ser pensado, ste, como contrato, se le otorga tambin la posibilidad de disolverlo, mediante el divorcio, cuando no existen ya las condiciones de la voluntad para sostenerlo. El divorcio, considerado por la Iglesia contrario a su propio fin, que es la salvacin, y peligroso por la confusin que produce y por el escndalo que provoca dentro de la comunidad cristiana, cuando es seguido de otro matrimonio civil impide, a los contrayentes, el acceso a los sacramentos. Lo mismo vale para los catlicos casados solamente por lo civil en cuanto su estado de vida se tipifica como irregular. Esta situacin, sin embargo, no nos exenta del trato fraternal y acogedor para con ellos, sobre todo, para quienes, del divorcio, han sido vctimas inocentes (FC, 84)En su predicacin, Jess ense sin ambigedad el sentido original de la unin del hombre y la mujer, tal como el Creador lo quiso al comienzo: la autorizacin dada por Moiss al hombre de repudiar a su mujer fue, de hecho, una concesin a la dureza del corazn de los hombres (Mt 19, 8). La unin matrimonial del hombre y la mujer es reafirmada indisoluble porque Dios mismo as la estableci (Mt 19, 6). La exigencia evanglica de la indisolubilidad pudiera parecer irrealizable, sin embargo, Jess no la impuso a los esposos como una carga imposible de llevar ni demasiado pesada. En efecto, l mismo da la fuerza y la gracia para vivir el matrimonio en esta nueva dimensin del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo; renunciando a s mismos y tomando sobre s sus cruces, los esposos podrn comprender el sentido original del matrimonio, fiel e indisoluble, y vivirlo, felizmente, con su ayuda. La causa eficiente del matrimonio

El canon 1057 del Cdigo de Derecho Cannico, a su vez, revela en el consentimiento, legtimamente manifestado entre personas jurdicamente hbiles, la causa eficiente del vnculo conyugal, realidad sta que constituye la esencia del matrimonio. En efecto as dice: El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legtimamente manifestado entre personas jurdicamente hbiles. Luego, en el mismo prrafo, se explica qu es el consentimiento, o sea, es el acto de la voluntad, por el cual el varn y la mujer se entregan y aceptan en alianza irrevocable para constituir el matrimonio. La unin de voluntades, para compartir un proyecto de vida en comn, en orden al bien de los cnyuges y a la transmisin de la vida, origina el vnculo, o sea, un compromiso estable, de naturaleza moral y legal, entre los cnyuges, que constituye la esencia misma del matrimonio. Por lo tanto, no es correcto pensar que la esencia del matrimonio es el amor. ste, ms bien, es el causante y la razn por la cual un hombre y una mujer deciden unirse en matrimonio. En efecto, aun cuando el amor se debilita, o desaparece, el vnculo permanece y el matrimonio tambin.

Los efectos del Sacramento del matrimonio.

A los tres das se celebraron unas bodas en Cana de Galilea y la madre de Jess estaba en la fiesta. Tambin fue invitado Jess con sus discpulos (Jn 2, 1-2).

En el umbral de su vida pblica, Jess realiza su primer signo, a peticin de su madre, en ocasin de un banquete de bodas. La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jess en las bodas de Cana. Ve en ella la confirmacin de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio ser un signo eficaz de la presencia de Cristo. Creemos que la presencia de Jess en las bodas de Cana de Galilea, de facto, no ha sido casual. En efecto, es una participacin rica de significado teolgico: su presencia y la de Mara fueron, indudablemente, causantes de bendicin para los novios. La escasez del vino, la vergenza del mayordomo y la intercesin provocadora de Mara, para que Jess remediara la situacin, son slo pretextos. Las verdaderas intenciones de Jess parecen ser otras. En primer lugar, quiso dar inicio a las seales reveladoras de su identidad mesinica. En efecto, en la abundancia de vino, nuevo y delicioso, vemos plasmada la imagen del nuevo tiempo mesinico, inaugurado por Jess, y que llegar a su fin en el banquete de boda de los ltimos tiempos. En segundo lugar, parece que la participacin de Jess en la boda pretende ser anuncio de otra boda y alianza nupcial, es decir, la de Dios con la humanidad a travs de Jess esposo.

La boda cristiana, por tanto, se reviste de smbolos reales: significar y realizar la mstica unin esponsal de Jess con la Iglesia. Adems, la presencia premeditada de Jess en Cana es tambin fuente de efectos sublimes:

a) Bendice el amor conyugal.b) Consagra el vnculo conyugal natural, representado por el agua, elevndolo a dignidad sobrenatural, o sea, a vino exquisito. c) Otorga la gracia de Dios que acompaar la pareja hasta que la muerte los separe. El matrimonio, en efecto, no se agota en el acto ritual-celebrativo, ms bien es para toda la vida. As, el sacramento del matrimonio fortalece, alimenta, une, salva, santifica, sacraliza y da poder para cumplir con el ministerio propio de los casados, cada uno en su responsabilidad propia y estar siempre presente en todos los momentos, en todas las celebraciones familiares, tambin y especialmente en las dificultades. [footnoteRef:7] [7: OSVALDO CUADRO MORENO, El matrimonio segn el catecismo, LUMEN, p. 69.]

Estos son, indudablemente, los magnficos efectos de la presencia de Jess en cada boda a la que est invitado. Sin l, por cierto, la boda de los bautizados pierde sabor y queda notablemente disminuida. Slo mediante la fe, en efecto, los esposos pueden descubrir y admirar con gozosa gratitud a qu dignidad ha elevado Dios el matrimonio y la familia, constituyndolo en signo y lugar de la alianza de amor entre Dios y los hombres, entre Jesucristo y la Iglesia esposa suya (FC, 51). Adems, en la Iglesia Latina, son los esposos quienes, como ministros de la gracia de Cristo, se confieren mutuamente el sacramento del matrimonio al expresarse el consentimiento. El sacerdote, o quien por l, son, simplemente, representantes oficiales y legales de la Iglesia.

En fin, cuatro son las ideas madres que deben ser comprendidas por los esposos cristianos y que aqu resumimos:

1. El sacramento del matrimonio es fuente y medio de santificacin propia para los cnyuges y para la familia cristiana.2. El don de Jesucristo, es decir, el misterio de su muerte y resurreccin, en virtud del cual el amor conyugal es purificado y santificado, no se agota en la celebracin del sacramento del matrimonio, sino que acompaa a los cnyuges a lo largo de toda su existencia (LG, 48). 3. La vocacin universal a la santidad est dirigida tambin a los cnyuges y padres cristianos; vocacin que est especificada por el sacramento celebrado y traducida concretamente por las realidades propias de la existencia conyugal y familiar. De aqu nace, desde luego, la exigencia de una autntica y profunda espiritualidad conyugal y familiar.4. Finalmente, as como del sacramento derivan para los cnyuges el don y el deber de vivir cotidianamente la santificacin recibida, del mismo sacramento brotan tambin la gracia y el compromiso moral de transformar toda su vida en un continuo sacrificio espiritual[footnoteRef:8]. [8: TOMS RINCON-PREZ, La sacramentalidad del matrimonio y su expresin cannica, Instituto de Ciencias para la familia, Universidad de Navarra, p. 83.]

Conclusin

Hoy en da, da mucha tristeza ver con qu superficialidad y ligereza los esposos cristianos tratan la realidad sacramental del matrimonio. Algunos rechazndola y otros instrumentalizndola en razn de su belleza esttica o tradicin popular. El matrimonio sacramento, por cierto, es un tesoro escondido, que no siempre se logra descubrir; es una perla preciosa, que no siempre evidenciamos y que, sin embargo, une la realidad creada a la redimida de manera inseparable para los bautizados. Entre el matrimonio y el sacramento, de hecho, se da identificacin perfecta. Es as, por tanto, que el matrimonio natural se ve elevado a dignidad sacramental para los bautizados.

La conciencia, por tanto, de la preciosidad del sacramento del matrimonio nos obliga a elaborar proyectos de preparacin para recibirlo dignamente. Preparacin que ha de abrirse a una perspectiva ms amplia desde la cual contemplar el matrimonio entre bautizados como una especfica vocacin cristiana, es decir, como un camino peculiar de santidad, que son capaces de recorrer todos aquellos que se abren a la gracia especfica del sacramento. Desde esta perspectiva, la sacramentalidad del matrimonio no viene determinada por la vivencia ms o menos explcita de los compromisos bautismales, el primero de los cuales es la fe personal, sino por el hecho objetivo de que por el bautismo los contrayentes estn elevados a un orden nuevo en el que la conyugalidad ya no puede ser que sacramental[footnoteRef:9]. [9: TOMS RINCON-PEREZ, La sacramentalidad del matrimonio y su expresin cannica, Instituto de Ciencias para la Familia, Universidad de Navarra, p. 81.]

En tiempos de crisis del matrimonio el mejor camino para rescatarlo no es aquel que quiera reducir exigencias y abaratar compromisos. Ms bien, es aquel que nos permita descubrir la belleza de la verdad del matrimonio. Esta expresin, nos dice el Papa Benedicto XVI, est destinada a perder relevancia en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurdico que consideran el matrimonio como una mera formalizacin social de los vnculos afectivos. Consecuentemente, hoy en da, el matrimonio no slo se vuelve algo contingente, como lo son los sentimientos humanos, sino que se presenta como una estructura legal cualquiera y que, inclusive, la voluntad humana puede manipular a placer, privndola hasta de su ndole propia heterosexual. La indisolubilidad, adems, que la doctrina de la Iglesia defiende, sera algo fuera del alcance del hombre contemporneo y, por lo tanto, elemento de un marco ideal alcanzable slo por unos cuantos privilegiados. Por estas razones, es urgente, ms que nunca, ratificar la verdad del matrimonio que contempla, como algo substancial, las exigencias de complementariedad, de donacin definitiva y de exclusividad, propias de toda ntima comunidad de vida y de amor entre un hombre y una mujer. La verdad del matrimonio, desde el mismo mensaje del Evangelio, revela la unidad dual de la pareja humana y, partiendo de sta, elabora una autntica antropologa jurdica del matrimonio. En tal sentido, quedan iluminadoras las palabras de Jess: Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. La unin, en efecto, acontece en virtud del diseo de Dios, quien los ha creado hombre y mujer, confirindoles el poder de unir, para siempre, las dimensiones naturales y complementarias de sus personas. La verdad natural y jurdica del matrimonio, por cierto, encuentra en lo sacramental su fortalecimiento y su elevacin. Nunca su alteracin.Terminamos, a manera de sntesis teolgica acerca de la preciosidad del sacramento del matrimonio cristiano, citando el Catecismo de la Iglesia Catlica: El sacramento del matrimonio significa la unin de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo am a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona as el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna (1661).

UBI CARITAS ET AMOR IBI DEUS

BIBLIOGRAFIA:TOMS RINCN-PREZ, La sacramentalidad del Matrimonio y su expresin cannica, Instituto de Ciencias para la familia, Universidad de Navarra, RIALP, 2001UMBERTO MAURO MARSICH, Sexualidad, amor y Biotica, IMDOSOC, Mxico 2009.OSVALDO CUADRO MORENO, El matrimonio segn el Catecismo, LUMEN, Buenos Aires 1994.DUQUOC CH., Il sacramento dellamore, en AA.VV., Il matrimonio, AVE, Roma 1967.FLREZ G., Matrimonio y Familia, BAC, Madrid 2005.VIDAL M., El matrimonio entre el ideal cristiano y la fragilidad humana, SAL TERRAE, Santander 2005.SIGLAS:GS, Concilio Vaticano II, Constitucin Gaudium et SpesLG, Concilio Vaticano II, Constitucin Lumen GentiumFC, Juan Pablo II, Exhortacin Apostlica Familiaris ConsortioPADRE MARSICH SX14