el rosario -jean lafrance

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  • 8/13/2019 El Rosario -Jean Lafrance

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    EL ROSARIO

    un camino hacia la oracin incesante

    Jean Lafrance

    INTRODUCCIN

    He dudado mucho antes de escribir estas pginas. Las heroto en arias ocasiones para oler a darles otra forma!e"perimentando lo #ue dice tan oportunamente el $adre%arie de la &hapelle'

    Todo lo que se dice sobre Mara termina con la sensacinde que uno se queda corto, de que se mueve en unabsqueda silenciosa de lo que es esta mujer bendita entretodas. La dificultad no procede slo del lenguaje: faltan

    palabras

    ( sin embargo! desde #ue el amor de %ar)a empie*a ailuminar el cora*n de un hombre! se e"perimenta lanecesidad de hablar de +l! de cantarlo o ms sencillamente

    e"presarlo por escrito. San ,ernardo! #ue fue un gran poetade -uestra Seora! dec)a /#ue no se hablaba nuncasuficientemente de ella0. Al mismo tiempo! se e"perimentala insignificancia de lo #ue se dice 1 sobre todo ladesigualdad de lo #ue se ie con %ar)a en lasprofundidades del cora*n! hasta el punto de #ue se podr)antomar las palabras de Aristteles a Ana"imandro! a propsitode 2ios' /-ada ms est3pido #ue lo #ue +l dice! nada msimportante #ue lo #ue #uiere decir0.

    En el fondo! nadie puede escapar de esta )a analgica #uehace #ue se afirme algo de la 4irgen! para negndoloinmediatamente! subir a una )a ms eminente. Se recibeentonces una nuea lu* sobre %ar)a! pero como el esp)rituhumano tiene necesidad de respirar un poco! se siente unofeli* al haber encontrado el e#uilibrio del pensamiento

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    enri#uecido con una nuea percepcin. Al cabo de ciertotiempo! se reconstru1e otro circuito enri#uecido! perosiempre un circuito. Ser necesario #ue a su e* se rompahasta el d)a 5el de la santidad en la gloria de la isin5 en

    #ue 1a no habr circuito! ni nada! la /-ada0 de San Juan dela &ru*. Lo cual hac)a decir a ,ernardette' /&uando se haisto una e* a %ar)a! no se tiene ms #ue un deseo! morirpara olerla a er0. En este oc+ano celeste! se nada ba6o lapresin constante de la lu* diina #ue no permite 1areconstruir el menor circuito.

    $ero hasta ese d)a 1 en tanto continuamos nuestraperegrinacin terrestre! tenemos #ue aceptar hablar de%ar)a con palabras humanas mu1 imperfectas. Las palabras!

    dec)a el dominico $. ,esnard son como cestos ms o menosbien tren*ados para contener la erdad de 2ios #ue es amenudo como agua ia7 por eso deben ser continuamenteremo6ados en la e"periencia del Esp)ritu 1 por lo tanto en laoracin. Aadamos #ue si esta palabra surge de lae"periencia )ntima! despertar for*osamente en el cora*nde los #ue la lean el reconocimiento de la misma e"perienciamariana.

    En cuanto a los #ue no han hecho la e"periencia! #ueacepten no 6u*gar demasiado deprisa 1 #ue se pongan a orara la 4irgen recitando con humildad el Rosario7 no tardarnen e"perimentar la presencia de %ar)a en toda su ida. $uesesta es la parado6a #ue ha hecho nacer este libro' no ha1ninguna proporcin entre lo #ue podemos hacer' re*arsencillamente el Rosario 51o dir)a! recitarlo materialmente5 !1 lo #ue no podemos hacer 1 #ue es una gracia del Esp)ritu'/#ue ella est+ todo el tiempo con nosotros0. Esto es dif)cil decomprender mientras no se ha1a hecho la e"periencia. $or

    eso #uisiera partir de un e6emplo concreto! el del $.4a1ssi8re! gran deoto de la 4irgen. Al escribir estas l)neas!os preengo inmediatamente de #ue no os de6+is engaarpor las palabras! por su aspecto etusto o pasado de moda!sino #ue presintis el agua ia #ue contienen.

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    PREFACIO

    /%ar)a ser para el alma! el oratorio del cora*n para haceren +l todas sus oraciones a 2ios0

    !"an Luis Mara #rignion de Montfort: $l "ecreto de Mara ,%&'

    2edico estas pginas consagradas a la meditacin delRosario a %ar)a! madre de la oracin del cora*n. Lae"periencia me ha enseado #ue la presencia de %ar)a en elcora*n del #ue re*a el Rosario atrae a +l la oracin del

    Esp)ritu Santo! como un horno solar atrae los ra1os del sol 1alcan*a una temperatura de arios cientos de grados. Es lo#ue sucedi en el &enculo! cuando %ar)a uni su oracin ala de los disc)pulos! conirti+ndose as) en modelo de laIglesia en oracin' El Esp)ritu ha puesto fuego a la Iglesia 1 almundo llendolos al ms alto grado de incandescencia.

    Es un hecho de e"periencia #ue cuando una persona re*a elRosario con confian*a 1 perseerancia! pronto o tarde! sientenacer en su cora*n la oracin incesante del Esp)ritu. -o

    sabe ni de dnde iene ni adnde a! pero es arrastrada 1lleada en su moimiento. Entonces comprende la palabrade Jes3s en el eangelio' /Ha1 #ue orar siempre sindesfallecer0 9Lc :;!:

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    2ebo confesar con erg?en*a #ue no esto1 familiari*ado conlos /dichos0 de @rignion de %ontfort! en especial con suse"presiones de esclao 1 esclaitud7 pero me haimpresionado mucho una de sus frases sobre la oracin del

    cora*n! a propsito de la 4irgen! 1 he comprendido larelacin #ue ha1 entre /las oraciones0 #ue se dirigen a la4irgen 1 la oracin del Esp)ritu #ue puede brotar en todomomento en el cora*n. &uando se est sediento de oracin1 al mismo tiempo se tiene la impresin de fracasarlamentablemente en ese orar incesante! se acepta comoliberadora cual#uier palabra #ue nos d+ confian*a en elcamino de la oracin continua. Hemos puesto esta frasecomo e"+gesis de nuestro $refacio.

    San Luis %ar)a aconse6a hacerlo todo en %ar)a!acostumbrndose poco a poco a recogerse dentro de s)mismo para formar una imagen de la Sant)sima 4irgen 1dice' /Ser para el alma el oratorio del cora*n para hacerall) todas sus oraciones a 2ios! sin temor de ser recha*ado09$l "ecreto de Mara, %&'.iene cuidado de sealar #ue elcora*n es un oratorio! es decir una casa de oracin! unlugar donde habita el Esp)ritu Santo! donde /el hombre hacetodas sus oraciones0 con la confian*a de ser escuchado por

    2ios. /Oh 2ios! t3 has preparado en el cora*n de la 4irgen%ar)a una morada digna del Esp)ritu Santo0 9oracin de lafiesta del &ora*n inmaculado

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    cora*n! nunca diremos suficientemente #ue ha1 #ue pedirlemucho para obtener la gracia de suplicar. -o basta ponersede rodillas para #ue la s3plica nos inada como unmaremoto #ue leanta los montes 1 los lan*a al mar! como

    dice San $ablo de la fe #ue transporta las montaas.Bue la 4irgen %ar)a la #ue obtuo para los apstoles en el&enculo la gracia de permanecer 1 perseerar en laoracin! esperando la enida del Esp)ritu Santo. Es hacia elladonde tenemos #ue olernos ho1 para obtener el don de las3plica continua. A fuer*a de decir' /Santa %ar)a! %adre de2ios! ruega por nosotros! pecadores! ahora 1 en la hora denuestra muerte0! un d)a los cielos se nos abrirn 1comprenderemos #ue %ar)a no de6e ni un solo instante de

    interceder por nosotros. $or eso esto1 )ntimamentepersuadido de #ue ha1 #ue re*arle ba6o la adocacin de*uestra "e+ora de la )mnipotencia "uplicante! o! comodicen nuestro hermanos orientales! inocar a la %adre de laoracin cont)nua.

    Es tal e* la ma1or gracia #ue podamos recibir a lo largo deuna ida consagrada a %ar)a! o al menos es la puerta delcielo abierta a todas las dems gracias! tanto materialescomo espirituales. &uando un hombre ha uelto a encontrarla llae de la s3plica permanente! recibe al mismo tiempo elsecreto de la felicidad. -o est dispensado por ello deresoler sus problemas 1 de asumir las tensiones de sue"istencia! pero recibe la gracia de /er a tra+s0 1 de iiren alegr)a 1 en pa*! como Jes3s! ba6o la mirada del $adre. Lagracia de este secreto no puede enirle sino de la 4irgen%ar)a! por#ue ella ha sido la primera en iir la oracinpermanente.

    2e las 3ltimas apariciones de la 4irgen reconocidas por laIglesia! me impresiona la insistencia de %ar)a sobre laoracin perseerante' /Orad! orad mucho0! como si nosentregase el secreto de su propia ida' /%ar)a guardabatodas estas cosas 1 las meditaba en su cora*n0 9Lc :!:C 1D:

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    $alabra0 por#ue al mismo tiempo! ha cre)do #ue nada eraimposible para 2ios 9Lc :!FG;

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    LA MADRE DE LO IMPOSIBLE

    Apo1ndonos en estas palabras del eangelio podemos decir

    #ue %ar)a ha cre)do en el Esp)ritu Santo! 2ueo de loImposible. &uando no comprende #ue una irgen o unamu6er est+ril pueda ser madre! no discute! sino #ue inoca al2ueo de lo Imposible. El puede hacer de una mu6er ancianala madre del ma1or de los profetas. &uando no comprende laactitud de Jes3s en el emplo! e"perimenta /una particularfatiga del cora*n! unida a una especie de noche de la fe090edemptoris Mater, n1 2&'! pero no se uele r)gida nidiscute una eidencia superior a la su1a! sino #ue se pone

    sencillamente a meditar esas cosas en su cora*n 9Lc !D:0 odos los #ueoran realmente a la 4irgen podr)an suscribir la confidenciadel $. 4a1ssi8re! sobre todo si han e"perimentado lapresencia /isible0 de %ar)a en su ida. -o se trata deisiones imaginarias ni intelectuales! ni de sentirafectiamente la presencia de %ar)a. na persona me hi*oun d)a esta confidencia7 hab)a e"perimentado una granconersin con la e"periencia sensible de la presenciaactuante de %ar)a durante alg3n tiempo. Luego todo se

    hab)a esfumado! pero permanec)a en el fondo de su cora*nun apego de fe a %ar)a! #ue se traduc)a en la recitacincontinua del Rosario. Le di6e #ue no se in#uietase! pues esaes la erdadera deocin a la 4irgen.

    &iertos d)as! uno siente la in#uietud por saber si ama ala4irgen! pues aun#ue no ha1 nada sensible en nuestra

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    relacin con ella! la sentimos presente en lo #ue pensamos!decimos o hacemos. &omo dice el $. 4a1ssi8re! /se est conella0! con todo lo #ue esta proposicin connota de fuer*a! deadmiracin! incluso de intimidad. Algunos llegarn incluso a

    decir #ue estn en ella' son otras tantas e"presiones #uetratan de acercar este misterio de intimidad! sin agotarlo6ams.

    Sobre todo en el terreno de la oracin 5es lgico5 es dondese e"perimenta esta presencia preeminente de %ar)a! hastael punto de #ue a eces! uno se pregunta 5no dir)a #ue sein#uieta! pues %ar)a da siempre la pa*5 pero se pregunta sino se da una competencia con 2ios. Es en erdad comodicen los $adres! $spejo de "antidad! Espe6o de la Justicia 1

    Espe6o del Sol de 2ios. Al mirarla! ella refle6a el rostrodesconocido de 2ios! #ue no se parece a nada! el /ms allde todo0! #ue no se puede nombrar sino solamente adorar.$oco importa #ue se mire al sol directamente o en un espe6o.El 3nico miedo #ue ha1 #ue tener es #ue sea una ilusin'K%ar)a nos ofrece el sol o la luna La respuesta iene de supure*a total' no puede menos #ue refle6ar la gloria delAlt)simo. 2igamos de pasada 5pero oleremos sobre ello5#ue al mirar nuestro rostro en el pur)simo espe6o de la

    4irgen! descubriremos lo #ue impide en nosotros la santidadde 2ios.

    4olamos al modo como se e"perimente #ue %ar)a ora connosotros 1 por nosotros. Al despertarnos por la maana! ha1un per)odo de ensueo en el #ue discut)s a menudo conosotros mismos! no sabiendo #u+ partido tomar' leantaroso seguir en la cama. -o discutis! pues discutir es 1a dudaren cierto modo. omad sencillamente el Rosario en la mano1 recitadlo 9me atreo a decir tontamente 1 ma#uinalmente