el quinto elemento

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EL QUINTO ELEMENTO: ESPIRITU Al cohesionarse los cuatro elementos en un solo centro o círculo dan origen a un quinto elemento que es el Espíritu. El Espíritu es un subconstituyente de cada uno de los otros cuatro elementos. Cuando estos cuatro elementos confluyen dan origen al Espíritu. El quinto elemento está en y se compone de Fuego, Tierra, Aire y Agua y también es llamado Esencia, Eter o Akasha. Esta unidad de los elementos en espíritu nos permite utilizarlos para atraer los poderes de los mundos invisibles hacia nuestro mundo físico. El Akasha está presente en todo lo existente, puesto que toda la creación, incluyendo al hombre, se conforma de espíritu. Por medio de su Espíritu, el hombre logra una unidad en los cuatro elementos, que al estar en conjunto, forman el círculo completo de la magia, que simboliza nuestra posición circular en un continuo movimiento de la eternidad y la totalidad. El Espíritu o Divinidad es la fuente de energía que llena de vida todo a nuestro alrededor.

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Page 1: El Quinto Elemento

EL QUINTO ELEMENTO: ESPIRITU

Al cohesionarse los cuatro elementos en

un solo centro o círculo dan origen a un quinto elemento que es

el Espíritu.

El Espíritu es un subconstituyente de cada uno de los otros

cuatro elementos. Cuando estos cuatro elementos confluyen

dan origen al Espíritu.

El quinto elemento está en y se compone de Fuego, Tierra, Aire

y Agua y también es llamado Esencia, Eter o Akasha.

Esta unidad de los elementos en espíritu nos permite utilizarlos

para atraer los poderes de los mundos invisibles hacia nuestro

mundo físico.

El Akasha está presente en todo lo existente, puesto que toda la

creación, incluyendo al hombre, se conforma de espíritu.

Por medio de su Espíritu, el hombre logra una unidad en los

cuatro elementos, que al estar en conjunto, forman el círculo

completo de la magia, que simboliza nuestra posición circular en

un continuo movimiento de la eternidad y la totalidad.

El Espíritu o Divinidad es la fuente de energía que llena de vida

todo a nuestro alrededor.

Es nuestra compañía incondicional en momentos de soledad y

nos regala grandes bendiciones, manifestadas en pequeños y

sencillos detalles.

Page 2: El Quinto Elemento

Se puede representar con el color blanco.

Es quien rige nuestros corazones y nos permite ir, progresar,

andar.

Bendiciones!

OTROOO///////////

Los Elementos

Los elementos en la magia¿QUE SON LOS ELEMENTOS?Los seres humanos han alimentado sus creencias mágicas desde antes del comienzo de

la historia. Una de las creencias predominantes es que ciertos componentes básicos, llamados elementos, residen en el núcleo de toda creación, y que todas las cosas

contienen las propiedades de uno o más de esos elementos. Se cree que cada cosa que existe en la creación tiene un elemento principal que rige o gobierna sus características internas y externas por encima de todos los demás. Esas enseñanzas elementales figuran

entre las primeras lecciones que se enseñan a los recién llegados a la magia. Al principio, este sistema de correspondencias que confiere sus características a los

elementos puede resultar confuso. Es imprudente considerar a los cuatro elementos en términos puramente físicos; sin embargo, cuando comenzamos a analizar las

herramientas tradicionales asociadas a ellos, nos encontramos con cosas que son físicas y parecen ser representativas de los aspectos más físicos de cada elemento.

Lamentablemente, cuando hablamos de lo metafísico, no tenemos más opción que hablar con metáforas concretas y materiales. Los humanos como seres corpóreos y a

nosotros nos resulta fácil referirnos a esas descripciones físicas. Desgraciadamente, este problema semántico ha causado numerosas dificultades a los estudiantes de lo esotérico, y también a muchos nuevos wiccanos. Al conocer las propiedades elementales de cada objeto y saber cuál es el elemento que lo regía, nuestros antepasados descubrieron que podían conectar con toda la creación en un nivel íntimo, utilizando esa conexión para ganar conocimiento espiritualmente avanzado y manipular las cosas para trabajar a

voluntad. En otras palabras, podían usar los elementos para hacer magia. Los elementos son la tierra, el agua, el fuego y el aire. Puesto que son parte de toda creación, existen en

los mundos visible e invisible, aglutinándose en un quinto "elemento" que conocemos como espíritu, que está en y se compone de todos los elementos. Esta unidad de los elementos en espíritu nos permite utilizarlos para atraer los poderes de los mundos

invisibles hacia nuestro mundo físico, ¡una definición de magia en su forma más básica! Los elementos unidos forman el círculo completo de la magia, que simboliza nuestro lugar en la rueda en continuo movimiento de la eternidad y la totalidad. Aprenda a

conocer los elementos y heredará su poder. Llegarán a ser una parte de usted en todos los niveles de su ser y le concederán sus mayores dones.

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ATRIBUTOS ELEMENTALES:Tierra:

Fertilidad, embarazo, prosperidad, conexión con la tierra, estabilización, niños, dinero, siembra, crecimiento, el hogar, cosecha, animales domésticos, ganado, serpientes, animales de madriguera, objetos enterrados, danza, muchas piedras, magia de las

imágenes y tamborileo

Agua:Alumbramiento, embarazo, limpieza, transformación interior, esfuerzos psíquicos,

adivinación, purificación, las emociones, amor romántico, manifestaciones del espíritu, muerte, renacimiento y exploraciones de vidas pasadas

Fuego:Transformación profunda, protección, empleo, asuntos legales,

destrucción/construcción, interpretación, pasión, guerra/conflicto, valentía, fuerza/vigor, sexo, magia sexual, resistencia, lujuria, limpieza y exorcismo/expulsión

Aire:Intelecto, estudio, escritura, los ancianos, viaje astral, comunicación, música, sonido,

variabilidad, magia de la meteorología y generación de poder

Gracias Mago Tito

En la antigüedad se dividió el mundo en cuatro principios básicos o "elementos": tierra, agua, fuego, y aire. Este punto de vista ha cambiado sobre todo con los avances de la

ciencia, pero los cuatro elementos todavía son válidos en la magia, porque se conectan más de cerca a las emociones que las explicaciones modernas del mundo.

Los reinos elementales son en realidad cinco: Agua, Tierra, Aire, Fuego y Akasha (Espíritu). Estos son, en muchas maneras, el centro del ritualismo Wicca. Generalmente

todos los rituales requieren el llamado de estos elementos para invocar su poder y protección.

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Cada atalaya (punto cardinal) es regido por uno de estos reinos elementales, y estos a su vez rigen una estación y están representados con diferentes tipos de espíritus. El

pentagrama o estrella de cinco puntas también representa la unión de estos elementos para el uso mágico. Los rituales requieren del uso físico de algún elemento, por lo que

es importante conocer las propiedades de cada una de estas fuerzas.

EL FUEGO:

Es la energia que transforma lo solido en liquido y lo liquido en gaseoso. Se trata de un elemento de transmutación. Es el Sol calor y luz, que se identifica en todas las

religiones como Padre Creador del Universo. Se trata de la llama sagrada de Persia y Roma, Zeus fulminante de Grecia, Zarza Ardiente de Moises, Los Dioses Solares de

Egipto, de la America Precolombina y de la India. Cuando la accion del hombre sobre el mundo se intensifica (exaltación, colera e ira), este experimenta accesos de calor, tiene incluso fiebre. El fuego destruye y recrea sin parar, se trata tambien de "La Luz de la

Vanidad" que revela e impulsa a nuevos horizontes y Proyectos, suscitando una nueva dimensión en el ansia creativa.

GOBERNANTES: Salamandras, Dragones, Gennies, la conciencia de las llamas. REY: Djin.

ATRAÍDO POR: Velas o lámparas, incienso, fuego. COLOR, DIRECCIÓN Y ESTACIÓN: Blanco o rojo; Sur; Verano.

HERRAMIENTAS MÁGICAS: Daga, Athame, lámpara o vela, incensario, hierbas quemadas o pedidos sobre papel.

SÍMBOLOS: Relámpago, volcanes, arco iris, sol, estrellas. TRABAJO RITUAL: Medio día, libertad, cambio, vista, percepción, visión,

iluminación, aprendizaje, amor, voluntad, pasión, sexualidad, energía, autoridad, curación, destrucción, purificación.

Espíritus del Fuego: Salamandras El elemento fuego caracterizado por la creación y la destrucción, representado por la estación estival y el pleno día, esta habitado por

Salamandras, Farralis y Ra-Arus, que se presentan como salamandras y dragones, dando

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la imagen de que todo es posible con coraje e imaginación, tonalizado de colores rojizos y con energía proyectiva. Son quienes domina al elemento y sin quienes no se podría

encender un fuego.

EL AGUA:

Se trata del elemento liquido de mezcla, de argamasa, de comunión y de disolución. Y es que en toda disolución o descomposición fisica o moral se suele emplear el termino: "Diluir". El agua va asociada a la feminidad, receptividad, apertura, oceano y origen de

toda vida. Y aun podemos añadir mas. Recordad el agua bautismal como simbolo de "Purificación".

AGUA GOBERNANTES: Ninfas, Ondinas, Sirenas y Tritones que moran en el mar, lagos, arroyos y manantiales y las Hadas de los lagos, estanques y arroyos.

REY: Niksa o Necksa. ATRAÍDO POR: Agua, lociones, soluciones, colonias y perfumes. COLOR, DIRECCIÓN Y ESTACIÓN: Gris o azul; Oeste; Otoño.

HERRAMIENTAS MÁGICAS: Caldero, copa, cáliz, espejos, el mar. SÍMBOLOS: Océanos, lagos, ríos, pozos, manantiales, estanques, lluvia, niebla, bruma.

TRABAJO RITUAL: Puesta del sol, plantas, curación, emociones, gusto, olfato, absorción, comunión con lo espiritual, purificación, el inconsciente, amor, placer,

amistad, matrimonio, fertilidad, felicidad, dormir, sueños, lo psíquico.

Espíritus del Agua: Ninfas, Sirenas, Nereidas, Náyades, Ondinas y Duendes del Agua. El elemento agua caracterizado por el amor y las curaciones, representado la estación

otoñal y el atardecer, esta habitado por habitado por Ninfas, Sirenas, Nereidas y Ondinas, que se presentan como criaturas mitológicas en todos los líquidos, como mares, ríos, arroyos de agua dulce, cataratas y nubes. Su apariencia es variable de

acuerdo a su hábitat. Las Nereidas que gobiernan los mares, las ondinas que los griegos llamaban Náyades, se encuentran en los lagos, y tiene un predominio de la coloración

azul y una energía receptiva. Como las , que se presentan como criaturas mitológicas en todos los líquidos, como mares, ríos, arroyos de agua dulce, cataratas y nubes. Su apariencia es variable de acuerdo a su hábitat. Ver imágenes>>> Las Nereidas que

gobiernan los mares, las ondinas que los griegos llamaban Náyades, se encuentran en los lagos, y tiene un predominio de la coloración azul y una energía receptiva. Como las

Page 6: El Quinto Elemento

, que se presentan como criaturas mitológicas en todos los líquidos, como mares, ríos, arroyos de agua dulce, cataratas y nubes. Su apariencia es variable de acuerdo a su

hábitat. Las Nereidas que gobiernan los mares, las ondinas que los griegos llamaban Náyades, se encuentran en los lagos, y tiene un predominio de la coloración azul y una

energía receptiva. Como las Sirenas atraen con su canto a cualquier navegante hasta hacerlo naufragar. Ellas dirigen los cauces naturales.

EL AIRE:

Es el elemento de la ligereza,flexibilidad, movilidad, liberación, vuelo, equilibrio,difusión. Nos libra de trabas, de opresiones, se trata del fin de las rutinas, nos da el aliento de la aventura. Tambien es la anarquia de las tempestades, es asimismo la

"Gran Renovación" , difundiendo a la vez critica y elogio.

GOBERNANTES: Sílfides, Céfiros y hadas que habitan el mundo de los Árboles, flores, vientos, brisas y montañas.

REY: Paralda ATRAÍDO POR: Aceites e inciensos.

COLOR, DIRECCIÓN Y ESTACIÓN: Rojo o amarillo; Este; Primavera. HERRAMIENTAS MÁGICAS: Varita, incienso, visualización creativa.

SÍMBOLOS: Cielo, viento, brisas, nubes, aliento, vibraciones, plantas, hierbas, flores y árboles.

TRABAJO RITUAL: Amanecer, salida del sol, conocimiento, inspiración, escucha, armonía, conocimiento de las hierbas, crecimiento de las plantas, intelecto,

pensamiento, ideas, viajes, libertad, revelación de la verdad, encontrar cosas perdidas, movimiento, habilidades psíquicas.

Espíritus del Aire: Sílfides El elemento aire caracterizado por la inteligencia, representado la estación primaveral y en el amanecer, esta habitado por Sílfides, que se

presentan como mariposas. Controlan los vientos, ayudan a los pájaros en sus migraciones y a las flores en su polinización. Su apariencia transparente, tonalizada de

un amarillo claro, se hace presente en el aroma de la hierba mojada que presagia la lluvia.

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LA TIERRA:

Tenemos que lo solido es la materia mas pesada, mas maciza, mas compacta. Es el elemento en que se siembra, que se llena, que se tiene y se posee y que tambien absorbe.

Es en suma el territorio de arriendo y de caza, medida de la riqueza y del poder del hombre. Es tambien la casa y la madriguera, es el simbolo de protección y refugio

contra las amenzas que nos vienen del exterior.

GOBERNANTES: Gnomos, Duendes, y Enanos que habitan el interior de la Tierra y son la conciencia de las piedras preciosas, minerales y de la Tierra misma.

REY: Ghob, Gob o Ghom. ATRAÍDO POR: Sales y polvos.

COLOR, DIRECCIÓN Y ESTACIÓN: Negro o verde; Norte; Invierno HERRAMIENTAS MÁGICAS: Pentagrama, sal, imágenes, piedras, gemas, árboles,

magia de lazos. SÍMBOLOS: Rocas y piedras preciosas, montañas, planicies, campos, suelo, cavernas y

minas TRABAJO RITUAL: Noche, medianoche, riquezas, tesoros, renunciamiento de la

voluntad de sí, toque, empatía, incorporación, negocios, prosperidad, empleo, estabilidad, éxito, fertilidad, dinero.

Espíritus de la Tierra: Damas verdes y blancas, Duendes, Gnomos, Trolls El elemento tierra es el más denso, representado por la estación invernal y la noche, esta habitado

por las Damas verdes, duendes, gnomos y trolls, predominado la coloración verde y la energía receptiva. Las hadas o damas, se caracterizan por su bondad y por ser las más

antiguas que habitaron el planeta, pueden ser imponentes o pequeñas, pero sus poderes son increíbles y dominan la naturaleza.

OTROOO//////////////

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SECCIÓN D6SANIDAD PARA EL ALMAPor Ralph Mahoney

ÍNDICE PARA ESTA SECCIÓND6.1 - Espíritu, Alma Y CuerpoD6.2 - Enfermedades Del AlmaD6.3 - Sanidad Del Alma

Capítulo 1Espíritu, Alma Y Cuerpo

Introducción

"Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible …" (1 Ts 5:23). Dios desea sanarnos (que no tengamos enfermedades, ni aflicciones emocionales, ni físicas). Quiere que nuestro cuerpo, alma y espíritu, sean una unidad íntegra. El pecado viene para deteriorar y destruir esa integridad, no sólo en nosotros, sino también en los seres a quienes amamos. La iniquidad puede causar enfermedades y aflicciones en el espíritu, alma y cuerpo. Solamente Dios puede limpiar (purificar) estas tres partes diferentes de nuestras vidas (espíritu, alma y cuerpo) de la contaminación del pecado.

¡Qué esperanza y fortaleza puede Jesús traer con Sus Palabras a una alma apesadumbrada cuando le dice: "Tu fe te ha salvado, ve en paz" (Lc 7:50; 8:48)!

Así, Dios quiere sanar las partes afligidas y confundidas de nuestra existencia. El Espíritu Santo quiere que cada parte de nuestra vida sea salva, sea pura y esté saludable. Desea darnos vida y poder para que nuestros cuerpos, almas y espíritus, funcionen perfectamente. Esas son las bendiciones suplidas por la gran salvación para cada uno de nosotros.

A. ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO: HAY UNA GRAN DIFERENCIA.Esto nos ayuda en la comprensión del tema de esta sección titulada: "Sanidad Para El Alma", si estudiamos primeramente las tres partes que componen al hombre.

El espíritu nos correlaciona con Dios o lo que es divino. El alma relaciona lo interior del hombre hacia sí mismo, y el cuerpo interrelaciona lo interno con lo externo o el mundo.

Para que las tres partes del hombre puedan estar completas, cada una tiene que estar en armonía con las otras, cada una tiene un papel que desempeñar en el bienestar de cada persona.

Algunos estudiantes de la Biblia creen que no hay diferencia alguna en el significado de las palabras "espíritu" y "alma". Ellos dicen que ambos términos se refieren a esa parte del hombre que no es física ni material.

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1. Lo Que La Escritura Nos MuestraEs cierto que algunos versículos bíblicos usan cualquiera de los términos de esa manera general. Sin embargo, en otros versículos, cada una de esas palabras es usada con un significado especial y preciso.

El escritor del Libro de Hebreos indica claramente que hay una diferencia entre los vocablos "espíritu" y "alma" en el hombre:

"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu…" (He 4:12).

Note bien que la palabra de Dios parte, divide... el... alma... del... espíritu, haciendo de ellas entidades separadas y distintas dentro de nosotros. Pablo señala la diferencia entre los dos términos en su primera epístola a la iglesia de Corinto:

"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente…En cambio el espiritual juzga todas las cosas…" (1 Co 2:14, 15).

Note la diferencia entre el hombre natural y espiritual.

2. Lo Que Nos Muestra El Idioma O LenguajeExaminemos los términos griegos en el Nuevo Testamento para espíritu, alma y cuerpo.

a. Pneuma. El término griego para "espíritu" es pneuma, que significa "aliento o soplo". La "pulmonía", neumonía, enfermedad de los pulmones, toma su nombre de este término griego.

b. Psuche. La palabra griega para "alma" es psuche. Por lo tanto, la psicología es la ciencia que estudia el alma (mente) del hombre.

c. Soma. Finalmente, el término griego para "cuerpo" es soma. Las enfermedades "psicosomáticas" (cuerpo y alma), son desórdenes del cuerpo causados por los problemas mentales y emocionales (relacionados con el alma).

Estos tres términos han sido cuidadosamente trazados a través de las Escrituras del Nuevo Testamento. Con relación a la hechura del hombre, son usados como sigue:

B. ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO: CÓMO FUNCIONAN1. Espíritu (Pneuma):El espíritu, es aquella parte del hombre que está consciente de Dios: la conciencia de Dios. Ésta, es "vivificada" por el Espíritu de Dios en el instante que se recibe la salvación. Es "resucitada a la vida" por el Espíritu de Dios cuando somos llenos con el Espíritu.

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Las funciones del Espíritu incluyen las siguientes:

a. Revelación de Dios

b. Oración a Dios

c. Comunión con Dios

d. Adoración a Dios

e. Testificando al hombre

f. Memoria: para recordar (reflexionar, meditar)

g. Imaginación: para crear (soñar, tener visión)

h. Conciencia: para juzgar (discernir)

i. Curiosidad: inquirir (explorar)

j. Percepción: interpretar (percibir y entender)

k. Confraternidad con Dios (con la Iglesia)

l. Discernimiento de espíritus (los sentidos espirituales)

m. Guerra Espiritual

n. Semillero para el fruto del Espíritu

o. Área De Recepción para los Dones del Espíritu

2. Alma (psuche):El "alma", es esa parte del hombre que está consciente de sí mismo, autoconciencia. Es el centro del ego (yo) o personalidad. Las funciones del alma pueden ser bosquejadas de la siguiente manera:

a. Razón: pensar (meditar, concebir)

b. Emoción: sentir (pasión, afecto)

c. Voluntad: determinación para desear o querer (decidir)

3. Cuerpo (soma):El cuerpo es esa parte del hombre que está consciente de las reacciones con el mundo exterior: mundo, conciencia.

Las funciones del cuerpo pueden ser bosquejadas como siguen:

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a. Recepción. La información es recibida del mundo por vía de los sentidos (ojos, oídos, el tacto, etc.)

b. Reacción. El cuerpo reacciona a través del sistema motor (muscular) por medio de las palabras y acciones.

c. Expresión. El cuerpo puede expresar al mundo los pensamientos, sensaciones y decisiones del alma.

C. ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO: CÓMO SE RELACIONANPodríamos poner estos pensamientos juntos, de la siguiente manera:

1. Alma Y CuerpoNuestro cuerpo recibe información (a través de la vista o los ojos, de los oídos al escuchar, del olfato por medio de la nariz) por vía de los sentidos físicos.

Esta información es recibida por el alma. ("percibir" significa interpretar, juzgar y entender lo que hemos recibido. A fin de hacer esto, es vital que dependamos de nuestra razón y nuestra memoria).

El cómo pensemos y sintamos acerca de una situación, determinará qué acción tomaremos. En otras palabras, nuestra voluntad ahora entra en escena.

Entonces, haremos o diremos algo (una respuesta corpórea, del cuerpo). Así que, nuestra alma trabaja con el cuerpo y viceversa.

2. Espíritu Y AlmaEstas relaciones (interacciones) entre estas tres partes del hombre son entendidas de la siguiente manera:

El Espíritu del hombre no está completamente en operación debido al pecado. Antes de nacer del Espíritu Santo (nacer de nuevo), el espíritu del hombre está incapacitado; en otras palabras, no funciona apropiadamente, ni en armonía con el Espíritu de Dios.

Cuando el hombre se arrepiente y recibe a Cristo como Su Salvador, su espíritu comienza a responder y a interaccionar con el Espíritu de Dios.

Cuando es bautizado con el Espíritu Santo, recibe el poder espiritual (o poder del Espíritu) que necesita ahora para vivir su nueva vida en Cristo.

3. Espíritu Santo Y AlmaLo natural (criatura racional): "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1 Co 2:14).

El propósito de Dios es que todas las funciones del alma del hombre estén bajo el Señorío o dirección del Espíritu Santo. El fruto, los dones y gracias otorgadas por el Espíritu Santo, capacitan a la criatura recién nacida en Cristo para que vaya creciendo en Él a medida que va obedeciendo la Palabra de Dios.

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Si contristamos al Espíritu Santo con nuestras acciones naturales o racionales pecaminosas, retendremos Su fluir a través de nuestras vidas. Entonces, volveremos a caer en nuestra antigua o pasada manera de vivir (la manera sensual y natural del hombre viejo).

La Biblia denomina esto "carnalidad", o vivir en la "carne" (lea Romanos 8:5; Ga 5:16-26).

D. ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO: LO QUE DIOS HA HECHO Aparte de la obra del Espíritu Santo, seguiremos los deseos o concupiscencias de la carne. Ésta es la marca del hombre "natural" o de la criatura "racional".

Nuestro deseo, sin embargo, es ser como Jesús. En Su humanidad, Él fue el hombre perfecto. Él fue "espiritual".

Debido a que Él fue como nosotros, totalmente hombre en espíritu, alma y cuerpo, Él puede identificarse con nosotros en nuestras necesidades y sufrimientos humanos.

1. Nuestra Interacción Con DiosÉl completó "nuestra gran salvación" sobre la cruz.

Cuando Él clamó: "Consumado es", la hora de redención fue acabada. La salvación fue asegurada para el espíritu, alma y cuerpo del hombre:

a. Justificados: nuestros espíritus fueron "justificados": hechos justos delante de Dios

b. Santificados: nuestras almas son "santificadas": hechas santas delante de Dios.

c. Glorificados: nuestros cuerpos serán "glorificados": hechos eternos por el Espíritu de Dios.

Sí, nuestra salvación en Cristo abarca nuestra vida y experiencias totales: pasadas, presentes y futuras.

2. Nuestra Interacción Con El Pecadoa. Fuimos Salvos de la "culpa" del pecado

b. Estamos Siendo Salvos del "poder" del pecado

c. Seremos Salvos de la "presencia" del pecado

E. CONCLUSIÓNEl siguiente pasaje de Pablo, toma un interés adicional para nosotros:

"Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Co 15:44).

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Pablo nos está diciendo que los cuerpos en los que ahora vivimos aquí sobre la tierra, son "cuerpos con almas" renacidas.

Los cuerpos que tendremos en el Cielo, serán "cuerpos con espíritus redimidos".

Jesús fue levantado de los muertos por el poder del Espíritu Santo. Su cuerpo, después de la resurrección, probablemente era un cuerpo (pneuma) espiritual. Él dijo: "Mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos" (Ap 1:18). Con esta declaración quiso decir que no volvería a morir jamás. Tenía un (pneuma) cuerpo espiritual: uno que viviría por la eternidad.

En nuestra resurrección, nosotros también tendremos un (pneuma) cuerpo espiritual, y nuestro ser total - espíritu, alma y cuerpo - serán perfectos en Cristo Jesús.Lo expuesto anteriormente, deberá explicar todo lo que necesitamos saber acerca del espíritu, alma y cuerpo. Ahora pasemos al tema: "Enfermedades Del Alma".

OTROO!!!

II. EL ESPÍRITU

El espíritu conoce y ama, es energía

Cuando hacía poco tiempo que me dedicaba a hablar en una esquina para la «Catholic Evidence Guild», una persona me pidió que le explicara lo que quería decir con la palabra espíritu. Le contesté que espíritu es «lo que no tiene forma, ni medida, ni color, ni peso, ni ocupa espacio». Me respondió: «es la mejor definición de nada que he oído en mi vida». Tenía razón, porque lo que yo le había dado era una lista de cosas que el espíritu no es, sin mencionar lo que en realidad es.

En Teología, «espíritu» no es sólo una palabra clave: es la palabra clave. Nuestro Señor dijo a la mujer samaritana: «Dios es espíritu». Si no conocemos el significado de la palabra «espíritu», no podemos saber lo que quiso decir con eso. Es como si nos hubiera dicho que Dios es..., lo cual no nos diría nada. Lo mismo ocure con todas las doctrinas, que incluyen al espíritu. En Teología, el espíritu se estudia constantemente; la misma mente con la que lo estudiamos es un espíritu.

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Debemos, en definitiva, saber lo que es. Y no me refiero tan sólo a su definición: debemos dominar la idea, hacerla nuestra y aprender a manejarla con soltura y sabiduría. Por eso, vamos a detenernos en este punto. Pensar con calma sobre él nos será muy útil más adelante; este libro no pretende recorrer a trompicones los campos de la Revelación, sino más bien intenta mostrar los fundamentos de la Teología.

Comencemos con nuestro propio espíritu, que es el que conocemos mejor. El espíritu es la parte de nuestro ser con la que conocemos y amamos, con la que —en consecuencia— tomamos decisiones. Nuestro cuerpo no sabe nada, ni ama (no goza con los placeres corporales, sino que reacciona físicamente ante ellos, acelerando el pulso —por ejemplo— o produciendo acidez de estómago; es nuestra mente la que conoce y puede aceptar esa reacción o rechazarla). Nuestro cuerpo tampoco decide nada (aunque nuestra mente pueda decidir a favor de algo que produzca un cierto placer corporal.

El espíritu conoce y ama. Una mirada más detenida a nosotros mismos nos revelará que el espíritu tiene poder: es la mente humana la que es capaz de desintegrar el átomo; el átomo por sí mismo no puede desintegrar la mente, ni siquiera desintegrarse a sí mismo, porque no conoce sus electrones.

El espíritu es superior a la materia

Decíamos que la mente es capaz de desintegrar el átomo, o de calcular los años-luz. Es cierto que para ambas operaciones necesita del cuerpo; pero no cabe duda sobre quién se subordina a quién: la mente utiliza al cuerpo, sin necesidad de pedirle permiso. La mente es lo principal, mientras que el cuerpo no es más que el instrumento. Ahora bien, ¿es esencial el instrumento? ¿necesita de él la mente para lograr ejercer alguna influencia sobre la materia? Es evidente —y nuestra propia experiencia así lo demuestra— que el espíritu puede afectar a la materia directamente: queremos alzar la mano —por ejemplo—, y lo hacemos. Aunque lleve consigo una complicada actividad anatómica, es la voluntad quien la pone en movimiento. Como

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veremos más tarde, ese mismo poder que la mente humana es capaz de ejercer sobre su cuerpo, lo ejercen espíritus más poderosos sobre toda clase de materia.

Esta unión de espíritu y materia en las acciones humanas muestra la diferencia entre el espíritu del hombre y el de los demás seres: nuestro espíritu es el único que es, al mismo tiempo, alma (esto es, principio de vida del cuerpo). Dios es un espíritu, pero no tiene cuerpo; los ángeles son espíritu, pero tampoco tienen cuerpo. El espíritu del hombre es el único que está unido a un cuerpo, animándolo, dándole vida. Todos los seres vivientes —vegetales, animales inferiores, hombres—tienen un principio de vida, un alma. Y, de la misma manera que el nuestro es el único espíritu que es un alma, nuestra alma es la única que es un espíritu. Más adelante analizaremos la unión del espíritu y la materia en el hombre, para ver de qué modo nos afecta. Pero, por ahora, lo que nos interesa es sólo el espíritu.

Hemos visto algunas cosas que el espíritu es capaz de hacer en nosotros: conocer, amar, dar vida al cuerpo. Pero, ¿qué es, en definitiva, el espíritu?

Podemos responder a esto contemplando nuestra propia alma, fijándonos especialmente en una de las cosas que hace: producir ideas. Recuerdo una discusión entre uno de los conferenciantes de la «Catholic Evidence Guild» y un materialista, que pretendía que su idea de justicia era el resultado de una actividad meramente corporal, producida por el cerebro material del hombre:

CONFERENCIANTE: ¿Cuántos centímetros tiene de larga?

INTERLOCUTOR: No diga tonterías. Las ideas no pueden medirse.

CONFERENCIANTE: Muy bien. Y, ¿cuánto pesa?

INTERLOCUTOR: ¿Qué pretende? ¿Cree que soy tonto?

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CONFERENCIANTE: No, le estoy tomando la palabra. Pero, dígame: ¿de qué color es? ¿qué forma tiene?

La discusión acabó en este punto, porque el materialista se negaba a continuarla, afirmando que el católico decía disparates. Es un disparate, desde luego, pretender que un pensamiento tenga longitud, peso, color o forma alguna. Pero, ya que el materialista había dicho que el pensamiento era algo material, el conferenciante le preguntó qué accidentes materiales poseía ese pensamiento. En realidad, no tenía ninguno, y el materialista lo sabía perfectamente, pero no había llegado a la conclusión obvia. Si estamos produciendo constantemente cosas que no tienen los accidentes propios de la materia, debe haber en nosotros algún elemento que no sea material, capaz de producirlas. Ese es, de hecho, el elemento que llamamos «espíritu».

El materialista cree —gratuitamente por cierto—que nosotros somos una colección de supersticiosos que creemos en una fantasía llamada «espíritu», mientras que él es la persona sensata que afirma que las ideas son producidas por un órgano corporal: el cerebro. En realidad, él pretende que la materia produce algo que no tiene nada en común con ella; ¿qué puede haber más fantástico que eso? Nosotros somos los sensatos, y debemos insistir en ello.

En ocasiones, el materialista argumentará que se producen cambios en el cerebro cuando pensamos: corrientes, descargas eléctricas, etc. Pero eso no es más que lo que acompaña al pensamiento y no el pensamiento mismo. Cuando pensamos en la idea de justicia, por ejemplo, no estamos pensando en las corrientes que puedan producirse en el cerebro; la mayor parte de nosotros ni siquiera sabemos que existen. La justicia tiene un significado concreto, que no tiene nada que ver con una corriente. Cuando digo que la misericordia llega más lejos que la justicia, no me refiero a que las corrientes eléctricas de ésta sean menos intensas que las de la primera.

Nuestras ideas no son materiales. No se asemejan a nuestro cuerpo, sino a nuestro espíritu. No tienen forma, ni medida, ni color, ni peso, ni ocupan espacio;

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como tampoco el espíritu, del que proceden. No obstante, nadie puede decir por ello que el espíritu no sea nada, porque produce los pensamientos, y los pensamientos son la cosa más poderosa del mundo (con excepción del amor, que —dicho sea de paso— también es producto del espíritu).

El espíritu no ocupa lugar

Hemos alcanzado el tema más arduo en nuestro examen del espíritu. Suele ser costoso superarlo, pero una vez logrado todo resulta más fácil.

Comencemos con una frase que puede parecer una negación, pero que no lo es: un espíritu se diferencia de una cosa material en que no tiene partes. Una vez que logremos dominar el significado de esto, estaremos muy cerca de alcanzar nuestro objetivo.

La parte es aquel elemento del ser que no es el todo, como el tórax es una parte de mi cuerpo, o el electrón una parte del átomo. El espíritu no tiene partes; no hay elemento del mismo en el que no esté todo entero. No puede dividirse en partes, como la materia. Nuestro cuerpo tiene distintas partes, cada una de las cuales con una misión específica: los pulmones, respirar; los ojos, ver; las piernas, caminar. Nuestra alma no tiene partes, porque es un espíritu. No hay ningún elemento en ella que no sea toda el alma. Es capaz de realizar cosas notablemente distintas —conocer, amar, dar vida a un cuerpo—, pero cada una de ellas es realizada por toda el alma: no tiene partes en las que se pueda dividir.

Esta ausencia de partes en el espíritu es la dificultad que se le presenta al que comienza. Concéntrate en la frase siguiente: un ser que no tiene partes no ocupa espacio. Difícilmente puede encontrarse algo que aclare esta verdad; no hay más que contemplarla, hasta que de repente te des cuenta de que la ves. Lo máximo que puede hacer quien la enseña es añadir algunas observaciones. Si uno piensa en algo que le guste y que ocupe espacio, se dará cuenta de que tiene partes, de que tiene que haber elementos en ello que no sean el todo: este extremo no es aquél, la parte de

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arriba no es la de abajo, la parte de dentro no es la fuera, etc. Si ocupa espacio, aunque sea microscópico o infinitesimalmente microscópico, tendrá alguna «extensión». El espacio es donde la materia extiende sus partes. Un ser que no tenga partes no tendrá tampoco ninguna extensión; no tendrá nada en común con el espacio. Por lo tanto, no tendrá partes. Su categoría está por encima de la necesidad de un espacio.

El problema está en que es difícil pensar en algo que exista y no esté en el espacio; más difícil aún es imaginarse algo actuando sin tener partes. Contra la primera dificultad, debemos recordar que el espacio no es más que el vacío, y parece difícil suponer que el vacío sea esencial para la existencia; contra la segunda, debemos recordar que las partes no son más que divisiones, y parece difícil suponer que esas divisiones sean una ayuda indispensable para poder actuar.

Contra ambas dificultades, puede ayudarnos un poco el pensar en una de nuestras operaciones más comunes: los juicios, que constantemente estamos haciendo. Cuando —en nuestra mente— juzgamos que, para un caso dado, la misericordia es más útil que la justicia, hacemos algo realmente sorprendente. Ante todo, tomamos tres ideas o conceptos: misericordia, justicia y utilidad. Luego, encontramos algún tipo de identidad entre misericordia y utilidad: la misericordia es útil. Esto significa que unimos de alguna forma misericordia y utilidad en nuestra mente; no hay ninguna «distancia» entre ambos conceptos, porque —si la hubiera— no habría lugar para la comparación ni para el juicio. Si la mente tuviera extensión —como la tiene el cerebro—, siendo el concepto de misericordia una parte de la misma, y el concepto de utilidad otra parte, no podrían ser comparadas. De modo similar, los conceptos de justicia y utilidad deben de encontrarse también unidos, existiendo alguna identidad entre ellos que permita afirmar que la justicia es útil. Pero esto no es todo. Los tres conceptos deben de encontrarse unidos, de forma que pueda decidirse la superior utilidad de la misericordia.

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La facultad de emitir juicios está en la base misma del poder del hombre para vivir y desarrollarse en el dominio de sí mismo y de lo que le rodea. Y esa facultad depende de la integridad del alma: un único e indiviso principio de pensamiento capaz de abarcar y unificar todos los conceptos que queramos comparar.

Queda por ver una última verdad acerca del espíritu: su permanencia.

El espíritu es inmutable

Como hemos visto, un estudio detenido nos mostraría que un ser que no tenga partes, que no tenga ningún elemento distinto del todo, no puede ocupar espacio. Si continuásemos ese estudio, veríamos cómo no puede cambiar para ser algo distinto de lo que es, ni ser destruido por ningún proceso natural. Hemos llegado así a la verdad más profunda del espíritu: es el ser que permanece siempre en lo que es, de forma que no puede ser ninguna otra cosa.

Los seres materiales pueden ser destruidos, en el sentido de que pueden ser divididos en las partes de las que están formados: todo lo que tiene partes puede dividirse, romperse. Pero un ser que no tiene partes está por encima de esto. No se le puede quitar nada, porque no hay nada en él excepto su mismo ser entero. Podemos imaginar, no obstante, que el ser entero deje de existir; eso sería la aniquilación. De la misma manera que sólo Dios puede crear un ser de la nada queriendo que exista, sólo Dios puede reducir un ser a la nada queriendo que deje de existir. Ahora bien, en lo que se refiere al alma humana, Dios nos ha dicho que nunca querrá que eso ocurra.

Un ser espiritual no puede, por tanto, perder su identidad. Puede experimentar cambios en lo que se refiere a su relación con otros seres (como,por ejemplo, aumentar o disminuir el conocimiento que tiene de él; trasladar su amor de un objeto a otro; desarrollar su poder sobre la materia; su propio cuerpo puede dejar de responder a su animación, de donde se sigue la muerte del mismo; etcétera). Pero, en medio de todos

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estos cambios, sigue siendo él mismo, consciente de él mismo, permanente.

El lector para el que todo esto resulte nuevo debe continuar pensando en estas verdades, aprovechando los ratos libres: al ir al trabajo o en ratos de insomnio. Debe seguir contemplando la relación entre tener partes y ocupar espacio, hasta que vea, hasta que de verdad vea, que un ser sin partes no puede ocupar espacio. Debe seguir contemplando la relación entre tener partes y dejar de existir, hasta que vea claramente que un ser sin partes nunca puede ser algo distinto de sí mismo.

Debemos intentar reunir, ver juntas, todas estas verdades distintas acerca del espíritu. Una forma de hacerlo puede ser fijándonos sólo en nuestra propia alma —el espíritu que mejor conocemos—que es toda ella misma, para siempre ella misma, y que hace todo con todo su ser. No obstante, el alma humana es el más inferior de los espíritus. El menor de los ángeles es inimaginablemente superior en su poder (esos ángeles con cara de niño, tan dulces y tiernas que los libros infantiles desfiguran, no tienen nada que ver con los verdaderos ángeles).

Los filósofos nos dicen que los ángeles podrían —tales son sus facultades— destruir el universo material si el poder omnipotente de Dios no lo evitase; el mismo poder que evitará que el hombre lo haga hasta que Dios lo quiera.

No basta con haber aprendido lo que es el espíritu. Debemos edificar ese conocimiento en la estructura misma de nuestra mente. La capacidad de contemplar las realidades espirituales debe convertirse en uno de sus hábitos. Cuando lo haya hecho, habremos alcanzado el primer nivel de la madurez. El materialismo —por muy bien argumentado que esté— no puede encontrar eco en nosotros. Tal vez no seamos siempre capaces de rebatir sus argumentos, pero eso es lo que menos importa. El materialismo es repulsivo; todos nuestros hábitos mentales deben ser contrarios a él. Es como si un científico se dedicara a esgrimir argumentos que mostraran la utilidad de andar «a

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cuatro patas»: encontraríamos la idea repulsiva; todos nuestros hábitos corporales se rebelarían ante ella. Esta comparación no es, en verdad, inapropiada: el hombre que conoce el universo del espíritu camina erguido; el materialista se arrastra por el suelo.