el positivismo
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El positivismo y la edaucación.TRANSCRIPT
INTRODUCCIÓN
El presente ensayo, pretende realizar una revisión de los principales postulados del
positivismo, de sus antecedentes, sus características en la Francia Revolucionaria y Post
revolucionaria; así como la influencia que estos tuvieron en el desarrollo del pensamiento
científico, y el impacto que causaron en el desarrollo del estado moderno, de los sistemas
políticos, económicos y sociales que prevalecieron en el siglo XIX y XX.
Estos cambios se dieron desde el planteamiento de las doctrinas de Augusto Comte, y
tuvieron eco en otras naciones, una de ellas, México, donde el positivismo fue instaurado
por el Dr. Gabino barreda, con su aplicación, sin duda, se logró la consecución de los fines
de la llamada burguesía mexicana.
La Educación fue uno de los medios que se usaron para lograr la emancipación de la
mente, sobre todo en una Institución Educativa fundada desde la base del orden y el
progreso: La Escuela Nacional Preparatoria. Allí se formaron grupos que a la postre
tomarían el poder e instaurarían en México un Gobierno cuyo lema fue: Orden y Progreso.
Esperamos cumplir con las expectativas propuestas para el presente documento, ya que
realizamos el mayor de nuestros esfuerzos para lograr su conclusión.
El grupo de trabajo.
1
La Revolución de las ideas.
Pienso, luego existo, resulta ser una frase muy común en la actualidad, pero en el siglo
XVIII significo un parte aguas en la concepción científica y filosófica que influyó en el
desarrollo de la Revolución Francesa, un semillero de grandes ideólogos, filósofos,
politólogos, pensadores que dieron a luz nuevas teorías liberales y progresistas. Este
movimiento influyo en la formación del Estado moderno, y fue ejemplo para muchas otras
naciones, sus postulados de libertad absoluta hacen eco en los sistemas económicos,
políticos y sociales aún en nuestros días.
La Revolución Francesa rompió con los esquemas que se habían practicado durante
siglos en la Europa Medieval, donde se pensaba que la Soberanía corresponde a Dios, y que
Él de su voluntad designa reyes y mantiene todas las cosas debajo de su dirección, por lo
que el Universo gira en torno a un poder superior que gobierna, por lo que no se mueve ni
una sola hoja sin estar perfectamente establecido por la divinidad. La única autoridad que
imperaba era la Iglesia, como único intercesor entre Dios y los Hombres, facultada para
hacer cumplir la voluntad soberana del Señor en la Tierra, a través de autoridades
revestidas de poder para ello. La monarquía absoluta se creía de una estirpe superior,
descendencia misma de la línea genealógica de Jesús de Nazaret.
Antes de este movimiento, el conocimiento era propiedad de los poderosos miembros
de la realeza, clero o aristocracia, por lo que sólo quien tenía cierta posición en estos
ámbitos podía acceder a este. La totalidad de la realidad y los eventos que en esta se
presentaban, se explicaban y validaban en torno a lo divino, y nadie podía decir lo
contrario. En el ámbito socio-económico, existía un sistema Feudal donde el monarca era
dueño de la tierra y decidía al respecto de todo lo que en su dominio estaba, en un sistema
de jerarquías sociales establecido, donde no cabía la posibilidad de movilidad social, si se
nacía noble o plebeyo el destino sería vivir y morir en esta condición: una irrenunciable
relación señor-súbdito, noble-plebeyo.
Para estos años, en el ámbito social existía un descontento, sobre todo por causa de las
recurrentes crisis agrícolas que aquejaban a Francia, aunado a el gran endeudamiento que la
monarquía había adquirido por el apoyo a Inglaterra en su lucha por evitar la Independencia
2
de las 13 colonias Norteamericanas; además del desarrollo de las nuevas ideologías
liberales que propugnaban por la razón, la igualdad y la libertad; y el desarrollo de los
nuevos sistemas políticos y económicos democráticos y constitucionales que daban
testimonio de que el modelo absolutista era ya totalmente obsoleto y que la economía
feudal no lograría el desarrollo de los pueblos.
Era necesario avanzar a un Estado moderno, donde existieran gobiernos parlamentarios
basados en una constitución, con libertades de expresión, publicación; movilidad social por
medio de la educación y el trabajo; propiedad privada que permitiera el desarrollo de una
economía de libre mercado. Esta ideología halló cabida principalmente en una clase social
naciente llamada Burguesía.
En 1789 con la toma de la Bastilla, se marca el fin de la monarquía absolutista y el inicio
de un sistema que tiene sus fundamentos en la libertad, la propiedad, la seguridad, la
resistencia a la opresión, el imperio de la ley, la división de poderes, las capacidades
individuales, la soberanía de los pueblos, las garantías individuales, los derechos sociales;
principios rescatados en la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano.
Tras la revolución, Francia quedo inmersa en una especie de caos, donde existía la
necesidad de formar las nuevas instituciones y establecer un Estado de Derecho para el
desarrollo y progreso de la nación, situación que mantuvo a esa nación en dificultades
durante varios años.
3
El Positivismo de Comte
A mediados del siglo XIX, Isidore Marie Auguste François Xavier Comte, formuló la
idea de la creación de una ciencia a la que llamo sociología, encargada del análisis y
estudio de los nuevos fenómenos sociales; pero basada en los planteamientos del método
científico, una filosofía llamada Positivismo (que dicho sea de paso, también partió de
postulados hechos por John Stuart Mill y Herbert Spencer), donde se afirma que el único
conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que este sólo puede surgir de la
afirmación positiva de las teorías a través del método científico. Para él, la historia del
conocimiento atraviesa por tres etapas, de acuerdo al tipo de explicación que se le asignaba
a los fenómenos: “…etapa teológica, en la que se recurría a los seres sobrenaturales; etapa
metafísica, en la que se recurría a las esencias abstractas, y etapa positiva, en la que se
recurre a las leyes científicas…”1.
En medio de las inercias dejadas por el movimiento revolucionario, la ciencia social
tenía ante sí una difícil tarea: hacer coincidir dos conceptos aparentemente opuestos, el de
orden y libertad. ¿Cómo puede haber orden si no es restringida o modulada la libertad?, el
primero inclusive se podía considerar como retroceso y la segunda como anarquía. La
incipiente burguesía Francesa, autora de la revolución, que pretendía la libertad sin límites,
encontró, después de su triunfo sobre el poder monárquico absolutista, que esta práctica era
imposible, por lo que tendría que dejar de ser revolucionaria. Fue necesario entonces
someter esta libertad a un orden especial. En palabras de Leopoldo Zea, se podría afirmar
que; “…La filosofía de la Burguesía había sostenido el progreso frente al orden estático de
las instituciones católico-feudales; había que seguir sosteniendo el progreso, pero no en su
forma absoluta, sino limitada…”2
Augusto Comte trato de demostrar que no hay orden sin progreso ni progreso sin orden,
lo anterior como un equilibrio entre las nuevas ideas revolucionarias, y radicales que se
oponían a las antiguas ideas y prácticas despóticas de los monarcas absolutistas, quienes
intentaban recobrar su poder. De hecho, Comte plantea volver al orden todo aquello que ha
1 Beuchot, Mauricio. Historia de la Filosofía: desde la antigüedad hasta la postmodernidad, 1ª ed., México 1998, Ed. Torres y asociados, p. 1232 Zea, Leopoldo. El Positivismo y la circunstancia mexicana, 2ª ed., México, 1997, Fondo de Cultura Económica, p. 51
4
sido desquiciado por la revolución; pero sin perder los beneficios por los avances logrados;
es decir, se debe lograr el progreso; pero este sólo será posible en la medida de que haya un
mayor orden. En este sentido se afirma que: “… La Revolución Francesa fue la
demostración de que el antiguo orden no podía seguir siendo el orden, de que era menester
un nuevo orden que tomase en cuenta los intereses de la burguesía…”3
Se puede decir entonces que augusto Comte como Burgués tenía su visión y fe puesta
en otros principios que eran diferentes a los que hasta esa época habían imperado en todos
los ámbitos del conocimiento y de las relaciones políticas, sociales y económicas. Se
oponía por tanto a los postulados de la fe cristiana, dijo que los hombres modernos debían
poner su fe en la ciencia, y a través de esta lograrían el desarrollo y progreso, presentó a la
historia humana en tres etapas o estadios, siendo el primero de ellos un estado teológico,
que corresponde a una especie de estado de infancia de la humanidad, donde las
explicaciones de los fenómenos naturales que rodean al hombre se dan de acuerdo a
concepciones mágicas o teológicas; el segundo estadio es el metafísico, donde se
comienzan a dar explicaciones racionales, buscando el por qué de las cosas, sustituyendo al
pensamiento inicial de que los dioses las habían hecho; el tercer estadio corresponde a una
etapa de cambios donde todas las explicaciones se han de basar en la observación y la
experiencia, con un recurso llamado matemática, niega que la filosofía pueda dar
información al respecto del mundo, esto es una labor exclusiva corresponde a la ciencia.
La ciencia positiva es la encargada de establecer la idea de un nuevo orden social donde
los intereses de la Burguesía quedaran justificados; sustituir la religión cristiana por la
religión de lo humano; oponer a la idea de una libertad sin límites una de libertad ordenada;
a la idea de igualdad, la de jerarquía social; pero esta no determinada por designio divino, o
por la sangre aristócrata sino por el trabajo y el esfuerzo. El puesto del hombre en la
sociedad ya no dependería de la clase a la que perteneciera, como se daba en el sistema de
castas, o en el mismo sistema monárquico, donde sólo unos cuantos miembros de una
misma estirpe o dinastía podían ejercer el poder; sino de su capacidad. Lo social debe estar
por encima de los intereses de los individuos, y su meta es lograr el progreso más alto.
3 Zea, Leopoldo. Op. cit., p. 55
5
El Positivismo en México
El positivismo de Comte, fue introducido en México y tuvo gran aceptación entre
muchos personajes del triunfante movimiento republicano y liberal, ya que se adecuaba
políticamente a una posición continuadora, e incluso fortalecedora del liberalismo. Por el
año de 1867, el presidente Benito Juárez García llamó como su colaborador al Doctor
Gabino Barreda con el propósito de que reestructurase la educación en el país. De hecho se
ha dicho que el Positivismo es “… otra ideología importada por los Mexicanos para
construir el orden social que creían adecuado en ese memento de la historia…”4
La situación de México no era nada agradable, estábamos inmersos en un clima de
dificultades sociales, económicas, políticas, educativas, etc., que eran, sin duda,
consecuencias del movimiento de independencia iniciado en 1810, y de los
acontecimientos que le sucedieron, el resultado de las pugnas entre liberales y
conservadores, guerras civiles, endeudamiento, pérdida de territorios; aunados a las
reformas civiles, mantenían un clima de incertidumbre generalizado. Aún prevalecía una
lucha entre quienes estaban por la “…Constitución y reforma, y quienes apoyaban la
Religión y Fueros…”5. En su introducción a la carta al C. Mariano Riva palacio,
gobernador del Estado de México, dirigida por Gabino Barreda el 10 de octubre de 1870, el
Dr. Porfirio Parra expresa lo siguiente: “…Entre los males públicos que aquejan a nuestra
sociedad, señala como el más saliente el desconcierto practico que se ha manifestado en su
más devastadora y alarmante forma, en estas funestas revoluciones que han inundado al
país de sangre mexicana, cegado las fuentes de nuestra riqueza, paralizando el comercio,
maniatando la industria…”6
Ante esta situación, el reto era hacia dónde ir, cuál sería el rumbo; el primer paso,
establecer el orden por medio de la ciencia positiva, “…esta doctrina, tomada directamente
de su creador, Augusto Comte, pretendía reeducar a los mexicanos, prepararlos para un
mejor y más real uso de la libertad…”7.
4 Escobar, Gustavo. Introducción al Pensamiento filosófico en México, 1ª ed, 2005, Editorial Limusa, p. 775 Gonzalbo, Pilar. Iglesia y Religiosidad, México, 1992, El Colegio de México, p. 1716 Barreda, Gabino. Op. cit. p. 1077 Zea, op. cit., p. 13
6
El orden era el anhelo más grande y objetivo principal al cual llegar; pero no se trataba
de un orden logrado mediante el control por medio del uso de la fuerza o de las armas, era
necesario un orden que partiera de la conciencia misma de los ciudadanos, en palabras de
Gabino Barreda: “… la anarquía que reina actualmente en los espíritus y en las ideas […],
no puede cesar hasta que una doctrina verdaderamente universal, reúna todas las
inteligencias en una síntesis común…”8. En virtud de lo anterior se tenía que formar un
cambio de conciencia y espíritu, cómo lograrlo quedaría en manos de la ciencia.
Esta labor era por demás difícil de lograr, ya que implicaba ir más allá de lo logrado por
el movimiento de 1810; implicaba luchar contra el resultado de tres siglos de dominación
española, donde, existía un sistema de gobierno que dependía directamente de una
monarquía absoluta, en el cual “… la educación, las creencias religiosas, la política y la
administración convergen hacia un mismo fin determinado y bien claro, la prolongación
indefinida de una dominación y de una explotación continua…”9; se trataba de un cambio
que lograra la emancipación de la mente, una gran transformación cuyo producto fuera el
progreso de la Nación. La verdadera independencia, “…emancipación científica,
emancipación religiosa, emancipación política […] el triple venero de ese poderoso
torrente…”10.
Con base en lo dicho, el implantar el orden tenía que ver con derrotar dos grandes
enemigos de los positivistas: los conservadores que aún continuaban luchado desde sus
posiciones en la iglesia o la milicia, y el llamado Jacobinismo, que eran liberales que
propugnaba por la libertad absoluta y se oponía a la idea del orden, por lo que Barreda
inteligentemente agregó al lema positivista de Comte la palabra libertad, por lo que el
Amor, orden y progreso, fue tornado en libertad, orden y progreso, con lo cual, intentaba
convencer al jacobinismo de que el orden en si sólo era la base, de un fin mayor, el
progreso, pero todo siempre en el ámbito de la libertad; es así como lo expresa en su
oración cívica: “…Hoy la paz y el orden conservados por algún tiempo harán por sí solos
todo lo que resta. […] Conciudadanos, que de aquí en adelante sea nuestra divisa:
LIBERTAD, ORDEN Y PROGRESO; la libertad como medio, el orden como base y el
8 Barreda, Gabino. La educación positiva en México, 3ª ed., México, 1997, Ed. Porrúa, p. 189 Barreda, op. cit., p. 1810 Ídem, p 18
7
progreso como fin; triple lema simbolizado en el triple colorido de nuestro hermoso
pabellón nacional…”11
Gabino Barreda consideraba que la ley de los tres estados propuesta por Comte, se
había cumplido en México: la Colonia, el estado teológico; la lucha liberal contra la
Colonia, el estado metafísico; con la Reforma y la República se había llegado al estado
positivo. Aunque por otro lado se puede considerado que el Estado teológico es aquella
época donde la política y el poder estuvieron en manos de la milicia y el clero,
posteriormente se dio una etapa donde se dieron las luchas entre los liberales y
conservadores, terminando con el triunfo del proyecto liberal, y fue necesario en este
momento que los mexicanos supieran que había iniciado una nueva era donde el orden
positivo vendría a sustituir al orden teológico y al desorden metafísico. Por lo anterior se
puede afirmar que el Positivismo fue el instrumento usado por cierta clase política y social,
y serviría para el desarrollo de los intereses e ideología de la llamada Burguesía Mexicana.
La Burguesía Mexicana sería la generación llamada para lograr tales fines, una clase
social que se enfrentó contra las clases más conservadoras y privilegiadas del país,
formadas principalmente por el clero y los militares, a decir de Zea: “…La Burguesía
Mexicana trato de demostrar que los supuestos ideológicos de la clase conservadora eran
falsos. Que estas clases no tenían razones que justificasen sus privilegios […] todos los
hombres tienen los mismos privilegios y que ni la Divinidad ni el heroísmo eran suficientes
para privar a otros hombres de sus derechos…”12
La idea fundamental en que se apoyaba el positivismo en México era la concepción de
orden, basada en un equilibrio y jerarquía de los diversos estratos sociales. Sin orden no
hay progreso, por lo tanto, ningún individuo puede hacer aquello que desea hacer ya que su
libertad en sí misma, al ser practicada de este modo, sólo generaría desorden y anarquía;
luego entonces esta debe supeditarse a intereses superiores, esto es, los sociales, los de la
Nación Mexicana.
11 Barreda, Gabino. Op. cit., p. 3412 Zea, Leopoldo, op cit., p. 61
8
Al ser el orden un presupuesto social, el estado debe servir como su garante y
preservador formando buenos ciudadanos, que sean así mismo, servidores de la sociedad.
“la libertad se debe concebir como una especie de camino libre de obstáculos, o bien como
una marcha progresiva y ordenada de la sociedad, cuyo camino esté libre de obstáculos. La
libertad en este no estorbar, no obstaculizar, el orden…”13
El positivismo concibió al Estado laico como un garante del orden, que tuviera como
fin la búsqueda del progreso de la Nación, la supremacía de la sociedad sobre todo ya que
la soberanía reside en el pueblo y no en dios; el Estado no debe proteger ninguna doctrina,
su mandato es hacer que los ciudadanos observen y cumplan las leyes. En cuanto al
laicismo, es necesario distinguir entre la separación del Estado que representa y ejerce el
poder material y la Iglesia, que tiene en sí el poder espiritual, aunque Barreda justificaba la
existencia de la religión católica como doctrina necesaria y correspondiente a una etapa de
la evolución de la humanidad; pero que en la etapa positiva, simplemente resultaba
inoperante para lograr el progreso. Octavio Paz, explica esta idea de una manera
extraordinaria: “…El Positivismo ofrece una nueva justificación de las jerarquías sociales.
Pero ya no son la sangre, ni la herencia, ni Dios, quienes explican las desigualdades, sino la
Ciencia…”14. Dicho lo anterior, podemos inferir entonces, que un Estado que privilegia a
una doctrina religiosa o ideología particular, más que lograr el progreso, produciría el
desastre de la sociedad ya que pondría a esta en una situación de desorden absoluto.
Para que la nación pudiese lograr sus fines, se deben respetar las ideas de los demás, no
se debe ofender a otras ideologías, es necesario entonces respetarlas a todas, pero estas no
deben alterar el orden. Este respeto debe de partir de la idea de que todos son iguales ante
las leyes, por lo que ya no existen los privilegios establecidos por designio divino, ni las
canonjías sociales, cada uno vale por su esfuerzo y su trabajo. Así mismo, cualquier
persona que lo logrará, podría acceder a la propiedad privada y a la riqueza, conceptos
importantísimos para el desarrollo y el progreso, ya no vistos desde el punto de vista
teológico, donde se establecía la dificultad del rico y de quien buscara las riquezas en la
tierra para lograr la salvación; sino desde la perspectiva de una etapa positiva, donde esto
13 Zea, Leopoldo. Op. cit. P. 14714 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, 1ª ed.,1981, México, Fondo de Cultura Económica, p. 143
9
ya no era importante, “…la riqueza es un instrumento de progreso social, y esta se halla en
manos de un determinado grupo de individuos llamados ricos […], la riqueza, como
instrumento que es del progreso, debe ser protegida por el Estado […]. No se puede atacar a
la riqueza, porque tal cosa sería cortar y acabar con todo estímulo, y con ello con todo
progreso…”15
Gabino Barreda considera que el Estado debe educar a los ciudadanos en una educación
especial, con la idea de un catecismo moral que fuese ajeno a todo dogma teológico o
metafísico, cuyas consideraciones fueses totalmente e humana y científicas. En este, se
propondría la defensa de la Propiedad privada como instrumento indispensable del
progreso, la no intervención del Estado en la administración que los ciudadanos hagan de
su propiedad y de su riqueza. Desde nuestro punto de vista, con estos postulados, se reduce
la actividad del estado a un simple guardián del orden, ya que no puede ni debe intervenir
en lo relacionado con los individuos o sus posesiones, incluso ni siquiera en el ámbito de
sus ideas, sin duda la Ideología Positiva se instituyo y sirvió en el fondo a los intereses de la
Burguesía Mexicana.
El positivismo defiende los postulados de la ciencia y del método científico por encima
de todas las cosas, considera que el único conocimiento válido y digno de ser reconocido y
estudiado es el científico. “…La educación debe abarcar todas las ciencias positivas,
comenzando por las matemáticas; de esta se pasaría a las ciencias naturales […], al final de
estos estudios estaba la lógica…”16 . La posibilidad de trasmitir a la sociedad estos
principios únicamente sería posible mediante la institución educativa, por lo que fue
necesario realizar reformas educativas con este fin. Partiendo desde la premisa de que el
desorden social y político tiene su origen en el desorden de la conciencia; entonces, para
lograr el orden se debe ordenar la conciencia, para que todos los mexicanos tengan un
fondo común de verdades. Por esta causa era necesaria una reforma del pensamiento, lo
cual pretendió realizar en la Escuela Preparatoria, hoy llamada escuela Nacional
Preparatoria17, que adopto como lema el de Amor, Orden y Progreso.
15 Zea, Leopoldo, op. cit. pp. 156-15716 Zea, Leopoldo, op. cit. p. 16017 El 2 de diciembre de 1867, el Presidente Juárez expidió la "Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal", en el cual se establecía la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria; los estudios que se impartirían serían los correspondientes para poder ingresar a las Escuelas de Altos Estudios. Fundada el 1
10
La Escuela Preparatoria se fundó con miras a que cualquier persona que quisiera
dedicarse a estudiar cualquier profesión, pudiese adquirir “…una serie de conocimientos
que a su vez le eduquen su razón y su moral, le proporcionen una masa de nociones reales y
aplicables sobre todos y cada uno de los ramos que constituyen el conjunto de la ciencia
positiva, verdadero fundamento de todo progreso y todo orden…”18.
El conocimiento impartido en esta institución debía ser eminentemente científico,
matemática, ciencia natural (astronomía, física, química, biología, botánica, zoología),
lógica, latín, raíces griegas, taquigrafía, teneduría de libros, metafísica.
La enseñanza se realizaría con base en ciertos principios pedagógicos y planes de
estudio, encaminados a un mayor aprovechamiento por parte de los alumnos, eliminando
las rutinas, buscando que los alumnos fueran adelantados en su conocimiento, con un
menor nivel de reprobación, con exámenes más severos e imparciales; donde se respetaran
temas como: la libertad de cátedra y la asistencia libre. Los logros obtenidos durante los
primeros años de funcionamiento de la Institución fueron favorables, y según el Informe
dado por el Dr. Barreda el 2 de diciembre de 1869, se inscribieron 568 personas, pero sólo
siguieron los cursos 447; y el nivel de reprobación fue muy bajo, de 490 personas
examinadas sólo reprobaron 136, lo cual representó un 28% de la matricula total. En
general, se había avanzado en el desarrollo de la nueva Escuela preparatoria, y la
perspectiva hacia el futuro era muy halagadora.
Es precisamente en la Escuela preparatoria donde se comienzan a gestar los primeros
grupos de influencia Positivista, cuadros de profesionistas cuyo principal convicción se
halla en el razonamiento y la ciencia. Se puede afirmar que el cometido de lograr la
emancipación de la mente se hizo posible, las nuevas generaciones llevaban en su
conciencia la necesidad de orden y prontamente los ciudadanos formados en la ideología
positiva comenzaron a ocupar los puestos más importantes en la administración pública, en
la iniciativa privada, en el comercio, en la educación. Leopoldo Zea, citando a José Díaz
Covarrubias al respecto del alcance de la obra de Gabino Barreda, expresa: “…El
de febrero de 1868, durante el gobierno de Benito Juárez, teniendo como su primer edificio el que ocupara anteriormente el Colegio de San Ildefonso, ubicado en lo que hoy es la calle de Justo Sierra 16, en el Centro Histórico. Cuyo lema es: AMOR, ORDEN Y PROGRESO.18 Barreda, Gabino. Op. cit. p. 85
11
liberalismo había terminado su misión, la juventud mexicana formada en las ideas del
positivismo no quería otra cosa que orden. Las nuevas generaciones, formadas en la
Escuela Preparatoria organizada por Barreda, llevaban en su conciencia la necesidad de
orden…”19.
Sin embargo, el positivismo no fue del todo aceptado por los grupos intelectuales de la
época por ejemplo, los miembros del llamado Ateneo de la Juventud pugnaban por una
filosofía diferente a la positivista, consideraban al positivismo como una ideología al
servicio de los intereses de la clase dominante, Antonio Caso expresaba, según un
comentario de Samuel Ramos, “…El Positivismo que había sido implantado por Barreda
como la única verdad capaz de imponer un nuevo orden que superara la lucha entre
católicos y liberales, se había convertido en un dogma que limitaba la actividad del espíritu,
encerrándola en los estrechos límites de la ciencia Positiva…”20
Podemos considerar entonces a Gabino barreda como un gran educador, cuya obra no
sólo tuvo relevancia en el ámbito escolar; sino que logró transformar a toda una sociedad,
ahora sólo restaba que los gobernantes tuvieran los mismos intereses, para lograr poner al
estado mismo al servicio de la Burguesía. Estos hombres formados en el positivismo,
conformarían posteriormente el principal cuerpo de gobierno durante El Porfirismo. A decir
de Leopoldo Zea, “…el Porfirismo fue la forma de gobierno adoptada por la burguesía
mexicana […]. El ideal de orden de los Positivistas Mexicanos fue el ideal de paz sostenido
por el régimen porfirista…”21
En este momento, donde podemos considerar que había triunfado la república y el
sistema liberal, “…los mexicanos ansiaban conquistar una paz que permitiera el desarrollo
material, de manera que estaban preparados para adoptar un esquema que les asegurara
orden y progreso…”22. Porfirio Díaz puede ser considerado como un digno representante de
esos anhelos, ya que es en su gestión cuando el país logra el mayor nivel de Orden y
Progreso. Se da la construcción de grandes obras de infraestructura ferroviaria y de
19 Zea, Leopoldo, op. cit. p. 23520 Caso, Antonio. Antología Filosófica. 4ª ed., México, 1993, UNAM, p. XIV21 Zea, Leopoldo. Op. cit. p. 23722 Escalante, Pablo y otros. Nueva Historia mínima de México, 1ª ed., México, 2004, El Colegio de México, p. 191.
12
telecomunicaciones, se avanza en la consolidación de una forma de gobierno estructurada,
con una incipiente democracia, se impulso el comercio y la industria, se rescató la buena
imagen de México en el exterior.
Entre los mexicanos se llegó a pensar que el régimen de Porfirio Díaz, había logrado el
tan anhelado Orden y Progreso Positivista, ya que por primera vez existía un ambiente de
paz social y prosperidad económica. En su mandato, formó un gabinete con hombres
excepcionales que contribuyeron al desarrollo de México, formados en los postulados del
positivismo, un grupo denominado “los científicos”, dentro del cual podemos distinguir a
personalidades como José Yves Limantour, Justo Sierra, Manuel Romero Rubio, Bernardo
Reyes, Matías Romero, Felipe Berriozabal, entre otros.
A decir de Martha Robles, “…Díaz canalizo, también, el ansia vehemente de orden, de
tranquilidad y de paz que manifestaba el pueblo de México para salir de la miseria en la que
había vivido por más de medio siglo…”23
El Positivismo halló su mayor auge durante esta época, México fue visto como una
Nación progresista y moderna, la demostración palpable del éxito de esta doctrina. La
historia daría cuenta del fracaso del Porfiriato, que causó en 1910 la Revolución Mexicana.
Conclusiones
El Positivismo, como doctrina surgió, entre otras razones, en respuesta a la necesidad de
poner un orden ante el desorden que imperaba tras la Revolución Francesa, y por el interés
de la naciente Burguesía en establecer un sistema económico, político y social que
privilegiara los ideales liberales de Libertad, propiedad privada, igualdad, no intervención
del estado, en resumen, un sistema Capitalista.
23 Robles, Martha. Educación y Sociedad en la Historia de México, 3ª ed., México, Siglo XXI editores, p. 68
13
Esta doctrina europea, específicamente Francesa que quería terminar con las
suposiciones o mitos con los cuales el ser humano se explicaba diferentes fenómenos, y
propugnaba con ideas de Progreso, esta es tal vez la razón por la cual fue importada a
México por Gabino Barreda, ya que la burguesía mexicana estaba cansada de que la
inestabilidad política y social que había en el país, a causa de las constantes luchas por el
poder entre los liberales y los conservadores, quienes según su punto de vista, solo servían
para causar inestabilidad y guerras, por lo cual México no lograba un gran desarrollo
económico, social, político y cultural.
La aplicación de esta tendencia positiva se realizó principalmente en el aspecto de la
educación, ya que decía que para resolver los problemas de una nación, había que empezar
desde el principio o la raíz del mismo. Es por eso que influye a Juárez en cierta manera en
las Leyes de Reforma, en las cuales entre otras cosas, se establece que el estado será el
encargado de impartir la educación y ya no la iglesia, así mismo se establece que se
enseñaran conocimientos científicos.
Su objetivo, según Barreda, lograr la emancipación de la mente de los Mexicanos,
establecer el orden para llegar al Progreso, lo cual se logró, ya que durante el régimen
porfirista México llegó a niveles de desarrollo económico inusitados. Aunque para 1910, se
derrumbó de una manera estrepitosa.
Al final se puede concluir que el Positivismo tiene en sus fines un anhelo que la Nación
mexicana ha tenido y aún hoy tiene: El progreso; sin embargo, desde nuestro punto de vista
esta doctrina no buscaba realmente el bienestar general, sino sólo el beneficio económico y
la preservación en el poder de una clase que aunque progresista en un momento, al final
resulto la más conservadora del status quo: la Burguesía mexicana.
Nuestro país requiere hoy en día a grandes pensadores como Gabino Barreda, que
deseen modificar la situación actual en que estamos inmersos, y es sin duda, desde el
campo de la Educación desde donde será posible trasformar a nuestra Nación.
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Bibliografía
- Beuchot, Mauricio. Historia de la Filosofía: desde la antigüedad hasta la
postmodernidad, 1ª ed., México 1998, Ed. Torres y asociados
- Zea, Leopoldo. El Positivismo y la circunstancia mexicana, 2ª ed., México, 1997,
Fondo de Cultura Económica
- Gonzalbo, Pilar. Iglesia y Religiosidad, México, 1992, El Colegio de México
15
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Porrúa
- Robles, Martha. Educación y Sociedad en la Historia de México, 3ª ed., México,
Siglo XXI editores
- Caso, Antonio. Antología Filosófica. 4ª ed., México, 1993, UNAM
- Escobar, Gustavo. Introducción al Pensamiento filosófico en México, 1ª ed,
México, 2005, Editorial Limusa
- Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, 1ª ed.,1981, México, Fondo de Cultura
Económica
- Escalante, Pablo y otros. Nueva Historia mínima de México, 1ª ed., México, 2004,
El Colegio de México
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