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El porfiriato ECONOMICO En el Porfiriato se dieron grandes transformaciones económicas propiciadas por la inversión extranjera, principalmente estadounidense y europea. México creció en gran medida gracias a estas inversiones, que consigo trajeron infraestructura para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad. El comercio fue una de las actividades económicas que más crecieron durante el Porfiriato. Se suprimieron las alcabalas y el gobierno se encargó de fomentar el comercio exterior, que alcanzó niveles nunca antes vistos desde 1805. El aspecto negativo de esto fue el crecimiento de las importaciones de productos elaborados con alta calidad, por lo que la balanza de pagos creció desfavorablemente a México. La industria siguió en el primer puesto de exportaciones mineras y además inauguró otros rubros como la industria siderúrgica, la de transformación, la textil y la industrial. Las ciudades que más crecieron fueron Puebla, Guadalajara y Monterrey. POLITICA En el Porfiriato la política se aplicó de tal manera que todo quedaba subordinado al presidente Porfirio Díaz (1876-1911). En su primer período, asesorado por su amigo Justo Benítez, Díaz se acercó al Congreso y llevó una política conciliadora. Promovió la no reelección, principio de sus levantamientos, y en 1880 cedió el poder a su compadre Manuel González. En sus siguientes mandatos, Díaz se enfocó a pacificar el país y pactar con grupos conservadores y con el clero para poder mantenerse en el poder. Incluyó a viejos lerdistas como Manuel Romero Rubio, su suegro, e incluso a imperalistas como Manuel Dublán, en su gabinete. Díaz pacificó al país y no tuvo piedad en disolver rebeliones, siendo en todo momento apoyado por los rurales y la policía secreta. Las más conocidas rebeliones fueron las de Trinidad

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El porfiriato

ECONOMICO En el Porfiriato se dieron grandes transformaciones económicas propiciadas por la inversión extranjera, principalmente estadounidense y europea. México creció en gran medida gracias a estas inversiones, que consigo trajeron infraestructura para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad.

El comercio fue una de las actividades económicas que más crecieron durante el Porfiriato. Se suprimieron las alcabalas y el gobierno se encargó de fomentar el comercio exterior, que alcanzó niveles nunca antes vistos desde 1805. El aspecto negativo de esto fue el crecimiento de las importaciones de productos elaborados con alta calidad, por lo que la balanza de pagos creció desfavorablemente a México. La industria siguió en el primer puesto de exportaciones mineras y además inauguró otros rubros como la industria siderúrgica, la de transformación, la textil y la industrial. Las ciudades que más crecieron fueron Puebla, Guadalajara y Monterrey.

POLITICA En el Porfiriato la política se aplicó de tal manera que todo quedaba subordinado al presidente Porfirio Díaz (1876-1911). En su primer período, asesorado por su amigo Justo Benítez, Díaz se acercó al Congreso y llevó una política conciliadora. Promovió la no reelección, principio de sus levantamientos, y en 1880 cedió el poder a su compadre Manuel González.

En sus siguientes mandatos, Díaz se enfocó a pacificar el país y pactar con grupos conservadores y con el clero para poder mantenerse en el poder. Incluyó a viejos lerdistas como Manuel Romero Rubio, su suegro, e incluso a imperalistas como Manuel Dublán, en su gabinete.

Díaz pacificó al país y no tuvo piedad en disolver rebeliones, siendo en todo momento apoyado por los rurales y la policía secreta. Las más conocidas rebeliones fueron las de Trinidad García de la Cadena y Heraclio Bernal en 1886 y la de Ramón Corona en 1889.

Los cuerpos de rurales se encargaban de aplastar violentamente todo rasgo de rebelión que apareciera en el país. Así sucedió con los yaquis de Sonora y con los mayas en Yucatán. La más importante de las rebeliones fue la de Tomóchic, en noviembre de 1891, debido al pésimo estado de los campesinos que vivían miserablemente y no podían defender sus derechos. En los últimos años del régimen, las huelgas eran cada vez más frecuentes.

socialesLa Ciudad de México era el centro del bullicio. Los teatros se llenaban con importantes personalidades de la sociedad, del mundo intelectual y de la política para ver y oír cantar ópera a Adelina Patti o al tenor Tamango. En el teatros consagraban Virginia Fábregas y Andrea Maggi y en las tandas del teatro Principal la gente aplaudía con fervor a María Conesa o a Mimí Derba, aquellas tiples cómicas cuyos nombres siguen llenos de nostalgia por la opereta. Los

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bailes de don Porfirio eran famosos por aquella magnificencia y aquellos aires europeos con los que se llevaban a cabo.

En el campo, la vida cotidiana no daba lugar a las diversiones. Las duras jornadas no permitían distracciones y las difíciles condiciones de vida sólo posibilitaban un frugal alimento, consistente en maíz, frijoles y chile, y la constante esperanza de mejorar.

Las comunidades indígenas, al margen del progreso alcanzado por la sociedad urbana, gozaban de la libertad de festejar a sus santos patronos en fiestas que propiciaban la redistribución de los pocos recursosque se podían acumular. Con ellas se disipaba la ansiedad de perder la tierra o de ser condenados a la leva y a los trabajos forzados en las haciendas. La vida cotidiana durante el Porfiriato era el reflejo de una sociedad fincada en la desigualdad.

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Las condiciones  de trabajo y de vida de estos campesinos  variaban  según  el dueño de las tierras, pero también según la región. En el norte las grandes propiedades eran cultivadas por trabajadores temporales o por arrendatarios, quienes estaban en mejores condiciones que en el centro y en el sur. La razón, la escasez de trabajadores. Los patrones tenían que ofrecerles mejores salarios, pues existían otras opciones de empleo, ya que estos podían contratarse en las minas o emigrar a los Estados Unidos.La situación en el sur, en cambio era muy diferente. Los hacendados necesitaban mano de obra para todo el año y para retener a sus peones recurrieron al sistema de endeudamiento: pagaban a sus trabajadores con vales en las tiendas de raya. El precio de los  productos, en ese tipo de tiendas, era elevado y el salario de los peones no era suficiente, por lo que la misma tienda les hacía préstamos. Para la semana siguiente el jornalero debí de cubrir su deuda  y además comprar nuevamente lo necesario para comer, recayendo otra vez al préstamo. Además, los hacendados del sur utilizaron a prisioneros del orden común y a los indígenas yaquis y mayos deportados por el ejército, sin posibilidades de abandonar la hacienda. ¿Será esto una especie de esclavitud? Tu que creés. 

Los trabajadores de la industria recibían mejores salarios que los campesinos, pero su vida no era fácil. En pueblos donde habitaban, había pocas escuela y un solo doctor. También era común  que si trabajador se enfermaba o moría, no recibiera ningún tipo de ayuda y su familia quedara sin protección. Frente a la empresa, los trabajadores no tenían forma de defenderse ni derecho a organizarse en sindicatos. En pocas, palabras, el crecimiento industrial tenía como base el sufrimiento de los trabajadores y la violación de sus derechos.¿Por qué permitía el gobierno este tipo de injusticia?

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Huelga de CananeaHuelga de Cananea, manifestación de mineros.

La Huelga de Cananea fue una huelga laboral en la mina de cobre de Cananea, Sonora, México, contra la empresa "Cananea Consolidated Copper Company" (CCCC), propiedad de un coronel estadounidense llamado William C. Greene, el 1 de junio de 1906. Este acontecimiento se considera precursor de la Revolución mexicana de 1910 y a Cananea se le llama "Cuna de la Revolución". También fue la huelga más grande registrada en la mina

Al iniciar el siglo XX, la industria minera era la más importante en México, era desarrollada principalmente en el norte del país, cerca de la frontera con los Estados Unidos. Los propietarios de las zonas mineras era inversionistas extranjeros beneficiados por las políticas impulsadas por el régimen de Porfirio Díaz; por el contrario, los obreros mexicanos que operaban las minas vivían en condiciones de explotación y pobreza, con escasos o nulos derechos laborales.

Durante más de dos décadas, cualquier oposición al progreso y la paz del porfiriato era reprimida duramente, sin embargo al iniciar el nuevo siglo un grupo de opositores agrupados entorno al Club Liberal "Ponciano Arriaga" impulsado por Camilo Arriaga en San Luis Potosí y al periódico Regeneración impulsado por los hermanos Flores Magón en la Ciudad de México, no descansarían hasta derrocar la dictadura de Porfirio Díaz.

Ese grupo opositor, formado principalmente por intelectuales y periodistas , se había exiliado en los Estados Unidos a finales de 1903 a causa de la persecución política y la supresión de la libertad de prensa en México. En noviembre de 1904 reapareció el periódico Regeneración, primero en San Antonio, Texas, y luego se trasladó a San Luis, Misuri. Agrupados por Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, los opositores a Díaz comenzaron a preparar la insurrección armada, tras considerar que ya no era posible transformar el sistema político mexicano por la vía legal como creían en 1901.

En ese contexto llegaron a la mina de Cananea Enrique Bermúdez, Jośe López y Antonio de Pío Araujo, activistas del Partido Liberal Mexicano (PLM), con el fin de reforzar la agitación y propaganda en la organización de los obreros, ya que no bastaría con mejorar las condiciones laborales si persistía la dictadura. Con los obreros formaron un semanario llamado "El Centenario" pero cuando los "revoltosos" magonistas fueron detectados por los guardias de la mina y tuvieron que escapar, estos ya habían establecido contacto con Esteban Baca Calderón, Manuel M. Dieguez y Lázaro Gutiérrez de Lara que conformaron la organización secreta "Club Liberal de Cananea" ligada al PLM para preparar la revolución contra Porfirio Díaz.1

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Huelga de Río Blanco

Obreros amotinados frente a la fábrica de Río Blanco, 7 de enero de 1907.

La Huelga de Río Blanco fue una rebelión obrera 1 en la fábrica de tejidos de Río Blanco, en Veracruz, México, el 7 de enero de 1907, que se extendió a las fábricas aledañas de Nogales y Santa Rosa. La rebelión de Río Blanco es considerada un suceso precursor de la Revolución mexicana de 1910.

Los obreros de Río Blanco no aceptaron la resolución del presidente.

El día 7 de enero en Río Blanco cerca de dos mil operarios agrupados en el Círculo de Obreros Libres se amotinaron frente a la fábrica, le lanzaron piedras e intentaron quemarla pero la policía montada lo impidió, entonces saquearon y quemaron la tienda de raya propiedad de Víctor Garcín, que además era el dueño de otros dos almacenes en Nogales y Santa Rosa, hoy Ciudad Mendoza. Después los obreros se dirigieron a la cárcel y liberaron a los reos.

Soldados del 13º Batallón dispararon contra la multitud que huyó a Nogales y a Santa Rosa, donde también saquearon la tienda de raya, paralizaron el servicio de tranvías, cortaron los cables de energía eléctrica y saquearon las casas de particulares acaudalados. De regreso a Río Blanco los amotinados fueron interceptados por más fuerzas federales que dispararon contra hombres, mujeres y niños. No existe un registro exacto, pero se estima que entre 400 y 800 obreros fueron asesinados, durante dos noches algunos testigos vieron plataformas de ferrocarril con docenas de cuerpos amontonados que de los 7.083 operarios de esa zona, la diferencia es de 1.571 de los cuales unos habían sido muertos, heridos o desplazados. Cerca de 223 operarios varones y 12 mujeres más fueron encarceladas.3

Los sucesos de Río Blanco se han conocido en la historia oficial, como la Huelga de Río Blanco, sin embargo en esa localidad la patronal fue quien había cerrado la fábrica y no los trabajadores, los obreros que sí habían declarado la huelga pertenecían a las fábricas de Tlaxcala y Puebla. La rebelión que tuvo lugar en Río Blanco respondía a la inconformidad con el decreto de Porfirio Díaz y el paro patronal que afectó a todos los obreros textiles de la zona.

Una vez restablecido el orden por las fuerzas militares, el gobierno de Porfirio Díaz ofreció un gran banquete a los empresarios extranjeros propietarios de las fábricas en compensación por la rebelión obrera.

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Huelga ferrocarrilera mexicana de 1959La huelga ferrocarrilera de 1959 de México fue una huelga laboral que estalló el 25 de febrero de 1959.

En febrero de 1958, la sección 15 del Distrito Federal del sindicato de ferrocarrileros lanzó una iniciativa para integrar una comisión por aumento de salarios. Esta comisión se reunió el 2 de mayo en la capital del país. A la reunión acudió Demetrio Vallejo, delegado de la sección 13 de Matías Romero, Oaxaca.

El 21 de mayo, el gerente de Ferrocarriles Nacionales pidió a la asamblea un plazo de 60 días para resolver, regresando los delegados a sus lugares de origen. Mientras, en la capital, los ferrocarrileros se inconformaron e hicieron un mitin. En Matías Romero, Tonalá, Tierra Blanca y Veracruz la protesta fue mayor.

En el estado de Veracruz se elaboró el Plan del Sureste, mismo que hablaba de rechazar la propuesta de 200 pesos propuesta por los comités ejecutivos, apoyar el aumento de 350 pesos propuesto por la comisión pro aumento general de salarios, destituir los comités ejecutivos locales por pactar y realizar paros escalonados hasta hacer un paro total de no llegar a un acuerdo satisfactorio.

El primer comité ejecutivo depuesto fue en Matías Romero, siendo nombrado Demetrio Vallejo asesor, negándose rotundamente a intervenir para la solución del problema, en reunión con Samuel Ortega, quien era secretario general nacional del sindicato.

El 26 de junio se iniciaron los paros de labores por 2 horas. En las tardes se realizaban asambleas, en las que Demetrio pasó a integrar el comité ejecutivo de la comisión pro-aumento de salarios. Al día siguiente, el paro fue de 4 horas. Desde el 29 de junio, los paros fueron de 6 horas. El 1 de julio, Adolfo Ruiz Cortines ofreció un aumento de 215 pesos, aceptando los ferrocarrileros la propuesta.

La solución del conflicto se logró sin la intervención de los representantes sindicales oficiales. Samuel Ortega, entonces, desató una campaña contra la subversión. Como consecuencia la gran comisión propuso realizar la VI Convención Nacional Extraordinaria del sindicato, renunciando Ortega el 8 de julio.

El 12 de julio se inició la VI Convención, en la que Demetrio Vallejo resultó electo secretario general. Dos días después, Salvador Quesada se erigió como líder contrario a las ideas de Vallejo; amenazando los delegados de la Convención con realizar paros si el gobierno negaba el reconocimiento de Vallejo. Concluyeron en que los paros se iniciarían el 31 de julio y serían escalonados; empezando con paros de 2 horas. Ese mismo día, la secretaría del trabajo declaró ilegal la elección hecha por la convención, pidiendo Quesada el 1 de agosto, la represión de los paros ilegales.

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Proyecto de nación durante el porfiriato

A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres – por la cual se originó la guerra de intervención- y con la que México había roto relaciones diplomáticas-, Gran Bretaña fue la última en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.

Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Porfirio Díaz contó con la colaboración de expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910, Su experiencia como ministro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.

En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.

La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno mexicano otorgó a inversionistas extranjeros en forma de tasas de ganancias garantizadas, exenciones de impuestos y reformas fiscales benéficas para los inversionistas.

Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.

Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.

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Huelga de Atizapán Una vez descubierta la Revolución planeada por el Partido Liberal, tropas del ejército comenzaron a desarticular a los grupos liberales en México, sin embargo la rebelión ya era incontenible. Hilario C. Salas consiguió organizar un grupo de 1000 hombres que se dividió en tres para atacar Atizapán, y Puerto México. El 30 de septiembre el grupo de Salas, formado por 300 rebeldes aproximadamente, se levantó en armas para tomar con éxito el palacio municipal y con la esperanza de que los grupos de Minatitlán y Puerto México se levantaran igualmente, sin embargo estos grupos fueron emboscados y detenidos por tropas del gobierno.

En Acayucan los rebeldes mal armados combatieron por cuatro días contra el ejército, hasta que se les terminaron las municiones y finalmente fueron derrotados. La mayoría resultaron muertos o heridos, algunos lograron huir a la sierra de Sorteaban donde los indígenas los auxiliaron (y continuaron en guerra de guerrillas hasta 1911), otros fueron detenidos y trasladados a la prisión política de San Juan de Ulúa, los indígenas capturados fueron conducidos a Valle Nacional, una importante zona tabacalera en las montañas del noroeste de Oaxaca donde los indígenas eran tratados como esclavos por los hacendados, situación que más tarde constataría John Kenneth Turner en su libro México Bárbaro.

La Rebelión de Acayucan estuvo influenciada por el Programa del Partido Liberal Mexicano, no sólo tiene como objetivo derrocar el régimen dictatorial de Porfirio Díaz sino satisfacer otras demandas como la jornada de ocho horas, la prohibición del trabajo infantil, salario mínimo, indemnización por accidente laboral, educación laica obligatoria y gratuita.