el paradigma cartesiano

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El paradigma cartesiano El paradigma cartesiano que sustenta desde el siglo XVI la concepción del mundo, de las ciencias y del conocimiento humano, ha influido en todas las ramas científicas. En la actualidad, la creencia en la verdad absoluta de esta filosofía empieza a encontrar algunos obstáculos que hacen necesario el cambio de algunos postulados. Una de las bases conceptuales de este paradigma es la concepción del universo como un mecanismo, analogía que se aplica también a los seres vivos. La otra consecuencia es la separación irresoluble del pensamiento y la materia, y paralelamente, de la mente y el cuerpo. Pensamiento y materia La visión de la naturaleza que propuso Descartes se basa en la división fundamental de dos campos independientes: el del pensamiento o res cogitans , y el de la materia o res extensa . Esta separación, como demuestra Fritjof Capra , ha tenido importantes y duraderas consecuencias. Quizás las dos más visibles sean las que influyeron en la biomedicina y en la psicología. El paradigma cartesiano La cultura occidental, por desgracia, se ha desarrollado, desde Descartes y Newton, una visión del mundo en el que el hombre es totalmente independiente de su entorno, donde su razón y su sentimiento están totalmente separados, y el cuerpo y el alma no tienen nada en común. Esta visión del mundo se refiere como "el paradigma cartesiano". Mirando hacia atrás en el desarrollo histórico de la forma de la ciudad, y avanza a lo largo de pensamiento científico y filosófico, produce una observación constante: la mayoría, si no todos los ambientes considerados como ejemplos de "buen espacio urbano" tienen una cosa en común: lo hicieron / hacen no se ajustan a un paradigma cartesiano: la célebre ejemplos más de espacio urbano bien en el mundo occidental han sido diseñadas antes de la revolución científica del siglo XVII. Por el contrario los peores desastres del urbanismo moderno se hicieron en el nombre del "mundo como una máquina" metáfora ... las culturas orientales, por su parte, continuará produciendo la forma urbana que es congruente con su visión de un universo unificado - por supuesto siempre y cuando las fuerzas del mercado al estilo occidental no han calzado montado en bruto sobre costumbres milenarias - como el chino Feng Shui (Ko , 1998). En todos los casos, los conocimientos científicos actuales deben proporcionar los antecedentes de cualquier visión del mundo, ya que, por definición, una visión del mundo es la popularización de las creencias científicas y / o religiosos. Curiosamente, parece que hay un desfase de dos o tres generaciones entre la fecha de un descubrimiento científico importante, y su efecto

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El paradigma cartesiano

El paradigma cartesiano que sustenta desde el siglo XVI la concepción del mundo, de las ciencias y del conocimiento humano, ha influido en todas las ramas científicas. En la actualidad, la creencia en la verdad absoluta de esta filosofía empieza a encontrar algunos obstáculos que hacen necesario el cambio de algunos postulados.Una de las bases conceptuales de este paradigma es la concepción del universo como un mecanismo, analogía que se aplica también a los seres vivos. La otra consecuencia es la separación irresoluble del pensamiento y la materia, y paralelamente, de la mente y el cuerpo.Pensamiento y materiaLa visión de la naturaleza que propuso Descartes se basa en la división fundamental de dos campos independientes: el del pensamiento o res cogitans, y el de la materia o res extensa. Esta separación, como demuestra Fritjof Capra, ha tenido importantes y duraderas consecuencias. Quizás las dos más visibles sean las que influyeron en la biomedicina y en la psicología.

El paradigma cartesiano

La cultura occidental, por desgracia, se ha desarrollado, desde Descartes y Newton, una visión del mundo en el que el hombre es totalmente independiente de su entorno, donde su razón y su sentimiento están totalmente separados, y el cuerpo y el alma no tienen nada en común. Esta visión del mundo se refiere como "el paradigma cartesiano".

Mirando hacia atrás en el desarrollo histórico de la forma de la ciudad, y avanza a lo largo de pensamiento científico y filosófico, produce una observación constante: la mayoría, si no todos los ambientes considerados como ejemplos de "buen espacio urbano" tienen una cosa en común: lo hicieron / hacen no se ajustan a un paradigma cartesiano: la célebre ejemplos más de espacio urbano bien en el mundo occidental han sido diseñadas antes de la revolución científica del siglo XVII. Por el contrario los peores desastres del urbanismo moderno se hicieron en el nombre del "mundo como una máquina" metáfora ...

las culturas orientales, por su parte, continuará produciendo la forma urbana que es congruente con su visión de un universo unificado - por supuesto siempre y cuando las fuerzas del mercado al estilo occidental no han calzado montado en bruto sobre costumbres milenarias - como el chino Feng Shui (Ko , 1998).

En todos los casos, los conocimientos científicos actuales deben proporcionar los antecedentes de cualquier visión del mundo, ya que, por definición, una visión del mundo es la popularización de las creencias científicas y / o religiosos.

Curiosamente, parece que hay un desfase de dos o tres generaciones entre la fecha de un descubrimiento científico importante, y su efecto palpable en la visión del mundo. Ash Hartwell 3 propone que podría tener que ver con la naturaleza conservadora de la mayoría de las instituciones educativas. El último medio siglo, corresponde a este "período de incubación" de los descubrimientos radicales en la ciencia y la biología: la teoría de la relatividad (1905-1925), la teoría cuántica (1930 +), el ADN, el caos y las teorías de la complejidad (1950 +).

La conjunción de los efectos de todas estas teorías con el malestar provocado por la metáfora mecánica, ha hecho que muchos autores (Capra, 1982; Prigogine, 1984; Zohar 1990,1995; Jencks 1995, Hartwell 1997, Alexander 1997, ...) detectar un paradigma fuerte turno, a partir de una cartesiana / mecánico a uno orgánico y espiritual.

El "paradigma cartesiano" es donde el cuerpo y la mente se percibe como distinta y separada y no forma parte de un todo unificado. El nombre se deriva cartesiana del filósofo francés René Descartes

época de crisis que coincide con el Barroco: hay cierta conciencia general de ruptura con una época anterior, el Renacimiento. Se estrena un nuevo saber: la revolución está ahora enfocada al futuro y no al pasado como en los siglos XV y XVI. El saber deja de ser meramente teórico y

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se desprende de sus raices teológicas no sin trágicas consecuencias: el proceso de Galileo en 1633 es el mayor ejemplo de la inadecuación que existía entre la nueva realidad y las arcaicas e inadecuadas ideologías.

Pese a ello, el optimismo en la razón humana y sus futuras conquistas necesitaba no sólo de un apoyo económico que pudiera llevarlas a cabo, sino de una investigación seria sobre el alcance y los límites del conocimiento, así como sobre los métodos más adecuados para intervenir exitosamente en la naturaleza. La ciencia no es únicamente un conocimiento de las causas, sino que es un instrumento para mejorar la vida del hombre. Este saber que persigue el hombre como algo útil para la vida ha de poder construirse sólidamente y con certeza. Se ha de encontrar un modo de conocer que impida el error y la subjetividad, a semejanza del que ya poseen la aritmética y la geometría. El privilegio de certeza de las matemáticas deriva de su alejamiento de los engaños de los sentidos. La matemática no recibe nada de la experiencia ni depende de ella, y por ello puede aportar verdades universales. Lo que sucumbe a la duda es lo empírico y sensible.

Dicho sea de paso, semejante concepción del mundo traerá consigo innumerables desgracias, muy bien expuestas en el libro de Morris Berman, "Cuerpo y espíritu" (Edit. Cuatro Vientos). Una crítica al paradigma cartesiano puede verse en la sección textos.

El paradigma de la complejidadEscrito por Bonil J. Calafell | 12 de Agosto de 2008

Bonil J. Calafell  

El paradigma de la complejidad se conforma, pues, como un marco integrador de las perspectivas ética, cognitiva y conativa en un esquema retroactivo que se genera de forma dinámica en la interacción entre dichos elementos.

A lo largo del siglo XX el concepto de complejidad se ha integrado prácticamente en todos los ámbitos. Se habla de una realidad compleja, de relaciones complejas de la ciencia de la complejidad, de la teoría de sistemas complejos, del paradigma de la complejidad. 

Muchos de los conceptos anteriores, si bien están relacionados entre sí, poseen un significado y un alcance diversos. La ciencia de la complejidad estudia los fenómenos del mundo, asumiendo su complicación, busca modelos predictivos que incorporan la existencia del azar y la indeterminación y es una forma de abordar la realidad que se extiende no sólo a las ciencias experimentales, sino también a las ciencias sociales.

La teoría de los sistemas complejos es un modelo explicativo de los fenómenos del mundo con capacidad predictiva, que reúne aportaciones de distintas ramas del conocimiento científico. Junto a ella, el paradigma de la complejidad es una opción ideológica, que asumiendo las aportaciones de la ciencia de la complejidad, es orientadora de un modelo de pensamiento y de acción ciudadana.

Las primeras referencias al paradigma de la complejidad las da el filósofo francés Morin, en contraposición a lo que denomina paradigma de la simplificación. Éste plantea la necesidad de construir un pensamiento complejo y la importancia de una acción ciudadana orientada por una forma de posicionarse en el mundo que recupera los valores de la modernidad.

Morin define siete principios básicos que guían el pensamiento complejo, considerándolos complementarios e interdependientes. Sitúa el principio sistémico u organizacional bajo el que se relaciona el conocimiento de las partes con el conocimiento del todo. El principio

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hologramático que incide en que las partes están dentro del todo y el todo está en cada parte. El principio retroactivo que refleja cómo una causa actúa sobre un efecto y, a su vez, éste sobre la causa. El principio recursivo que supera la noción de regulación al incluir el de auto-producción y auto-organización. El principio de autonomía y dependencia en el que expresa la autonomía de los seres humanos, pero, a la vez, su dependencia del medio. El principio dialógico que integra lo antagónico como complementario. El principio de la reintroducción del sujeto, que introduce la incertidumbre en la elaboración del conocimiento al poner de relieve que todo conocimiento es una construcción de la mente.

Paralelamente, a estos principios orientadores del pensamiento complejo, Morin plantea lo que denomina "política de civilización", orientadora de valores y de la acción, introduciendo la denominada "estrategia ecológica de la acción".

A lo largo de las últimas décadas, el paradigma de la complejidad ha sido tomado como referente desde distintos ámbitos, en especial desde aquéllos asociados a la educación ambiental y sobretodo desde países latinoamericanos.

Ante el reto de dar respuesta a los problemas sociales y ambientales actuales, el paradigma de la complejidad constituye una forma de situarse en el mundo, que ofrece un marco creador de nuevas formas de sentir, pensar y actuar, que orientan el conocimiento de la realidad y la adquisición de criterios para posicionarse y cambiarla.

Supone una opción ideológica orientadora de valores, pensamiento y acción. Reúne aportaciones de campos muy diversos que configuran una perspectiva ética, una de la construcción del conocimiento y una de la acción.

Desde la perspectiva ética, frente el antropocentrismo dominante, el paradigma de la complejidad apuesta por el ambiocentrismo. La extendida idea de igualdad es substituida por la de equidad, que entiende la diversidad como un valor. Frente el concepto de dependencia, establecido por las sociedades dominantes, reivindica la inclusión del de autonomía, que incluye laresponsabilidad y la solidaridad.

Desde el punto de vista del pensamiento, el paradigma de la complejidad hace suyo el concepto de sistema complejo adaptativo como forma de comprender cómo son y cuál es la dinámica de los fenómenos naturales y sociales del mundo. Incorpora la necesidad de un diálogo continuado entre las distintas formas de conocerlo, dada la existencia de incertidumbres en cada una de ellas, propugnando la importancia del diálogo entre una visión específica y una global que incorpore el azar y la indeterminación. Sitúa la perspectiva holográmatica, desde la que se asume que todos los sistemas están relacionados entre sí, cada uno de ellos reflejando la complejidad y, por consiguiente, negando la existencia de sistemas más simples que otros.

Desde la perspectiva de la acción, el paradigma de la complejidad apuesta por defender un modelo de vida que entiende la libertad como responsabilidad, un modelo de convivencia política,orientado hacia la democracia participativa, y la comunidad como forma de proyectarse hacia la globalidad.

El paradigma de la complejidad se conforma, pues, como un marco integrador de las perspectivas ética, cognitiva y conativa en un esquema retroactivo que se genera de forma dinámica en la interacción entre dichos elementos. Constituye una opción filosófica-ideológica que ofrece nuevas posibilidades para una revolución conceptual, y abre nuevos

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caminos para la formación de una ciudadanía capaz de pensar y construir un mundo más justo y sostenible. Incluye valores éticos, epistémicos y valores de acción.