el papa francisco y la ciencia moderna

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VIERNES 7 DE NOVIEMBRE DEL 2014 EL COMERCIO .A27 OPINIóN El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. El papa Francisco y la ciencia moderna Milett y los chimpancés FILOSOFEMAS - FRANCISCO MIRó QUESADA CANTUARIAS - Director General E l papa Francisco está dando grandes sorpresas y está, sin duda, reno- vando una larga tradi- ción del pontificado. Una de las primeras sorpresas la dio al efectuar su primer viaje, el cual no tuvo como destino Argentina, su patria, sino Brasil, el país con más católicos en el mundo, lo que de- muestra su gran tino. De haber he- cho lo contrario, habría generado una mala impresión entre los fie- les, pues hubiera demostrado favo- ritismo hacia su país. Como se sabe, Francisco es el primer Papa no europeo y, por eso, cuando fue elegido, el mundo ca- tólico quedó sorprendido. Es el pri- mer latinoamericano y el primer miembro de la Compañía de Jesús en dirigir la Iglesia Católica. Hace algunos días, Francisco declaró en la Academia Pontificia de las Ciencias que está de acuerdo con la ciencia moderna, porque los resultados a que ha llegado, en di- versos temas, son completamente aceptables, al no afectar para nada la doctrina de la Iglesia. La Iglesia, antaño, no fue tole- rante con la ciencia y castigó a quie- nes proponían su avance. Por eso, cuando Galileo Galilei, un científi- co genial, compareció ante el Santo Oficio de la Inquisición para defen- der el modelo heliocéntrico pro- puesto por Nicolás Copérnico (que contradecía el geocentrismo, basa- do en la física aristotélica y el mo- delo ptolemaico que encajaba con las Sagradas Escrituras), lo obliga- ron a retractarse. Galileo cumplió con la orden porque quería evitar las represalias que hubieran orde- nado contra él. Mas hay una leyen- da según la cual cuando había pa- sado el peligro pronunció con voz S oy testigo de la brillantez de mis amigos, pero también he visto cómo han caído en las garras de Guty y Milett. Por si usted vive aislado de los medios, me refie- ro a esa pareja de la farándula que alcanzó gran audiencia cuando se presentó con Ma- galy Medina hace unas semanas. Qué caray. Confieso que yo también le eché vistazos al televisor aquella noche en esa sala a la que fuimos invitados, y en los días posteriores descubrí que la razón de tanta novelería podría rastrearse estudian- do a los chimpancés. El ser humano es una más de las espe- cies que buscaron asegurarse por todos los medios la supervivencia en este mundo. Una de las herramientas que usó y que si- gue utilizando para tal fin es su inteligencia social. Para sobrevivir en una tribu, y para asegurarse el apareamiento que conlleva la transmisión genética, nuestros ancestros –y claro, nosotros mismos– aprendimos los códigos sutiles que alcanzan su máximo re- finamiento en las cortes. Uno de ellos es el chisme. Con la intriga y el chisme podemos orquestar alianzas y disputas que eventual- mente pueden darnos una mejor posición con respecto al poder. Esteban Magnani, en su artículo “Ar- queología de los comportamientos socia- les”, refiere estudios hechos con chimpan- cés, esos primos tan cercanos –recordemos que su ADN es 99% similar al nuestro–, que indican cómo esta especie le dedica buena parte del tiempo a sus vínculos, con el fin de alcanzar un mejor lugar en el podio so- cial. Magnani cita al estudioso de primates Frans de Waal para concluir que los chim- pancés pueden llegar a sutilezas maquia- vélicas cuando se trata de adueñarse de la jefatura del clan. De Waal relata el caso de una comunidad donde Luit, un aspi- rante a líder, trataba de ganarse el favor de las hembras a la hora del despiojamiento, mientras el macho dominante estaba au- sente. Luit también alentaba a otro macho aspirante a que compitiera abiertamen- te con el macho dominante, esperando el desgaste de ambos. Y, cuando las hembras copulaban con un aspirante, se callaban los gritos fervorosos que sí solían emitir cuan- do lo hacían con el jerarca oficial. ¿No pa- rece esto la trama de una novela humana? ¿La Magaly de los primates no habría invi- tado a Luit a su programa de televisión? Quizá este sistema de paparazzi, progra- mas chismosos y prensa sentimental sea el residuo visible de una estrategia de super- vivencia que empezó en nuestras mentes hace millones de años. Y es posible que los actuales buscadores de escándalo retraten traiciones paradigmáticas y las expongan a todo el mundo a cambio de dinero, sin sa- ber conscientemente que explotan el refle- jo evolutivo de interesarse por los demás y de adquirir una guía del propio comporta- miento en nuestro propio clan. La psicólo- ga belga Charlotte de Backer tiene la hipó- tesis de que los adolescentes se interesan por el comportamiento de, digamos, Justin Bieber, de la misma forma en que nuestros ancestros se interesaban en la conducta de los líderes de sus tribus. Y aunque todo lo aquí reseñado pueda ser verdad científica y quizá explique por qué mis amigos brillantes se interesaron en Milett y Guty, también es necesario enfati- zar que los chimpancés no le dedican las 24 horas del día al quehacer del chisme. Los humanos tampoco, aunque los zares de la prensa de espectáculos nos hagan sentir lo contrario. Si no, usted estaría leyendo una revista del corazón en estos momentos. queda: “E pur si muove” (“Y sin embargo se mueve”) y permaneció, en su fuero ín- timo, fiel a su teoría hasta su muerte. En efecto, durante siglos la Iglesia se opuso a todo lo que pudiese contradecir a las Sagradas Escrituras, que comienzan con estas pala- bras: “En el principio, Dios creó el cielo y la tierra” (Gé- nesis 1,1). El Papa mencio- na: “Cuando leemos sobre la creación en el Génesis, corremos el riesgo de imaginar- nos a Dios como un mago, con una varita mágica que le permite hacer todo. Pero no es así”. Asimismo, indicó que la Igle- sia acepta la teoría de la evolución. También señaló que aprueba la teoría del big bang, que suminis- tra una base para entender los pri- meros estadios del universo y su evolución, reconociendo que este se creó por una gran explosión, cuando las altas temperaturas y la densidad del universo fusiona- ron partículas subatómicas en los elementos químicos. En los últi- mos años se ha comprobado que el universo es un espacio someti- do a violenta actividad, en que ga- laxias enteras continúan explo- tando por fuerzas gravitatorias inimaginables. El Pontífice reiteró: “Dios no es un demiurgo ni un mago, sino el Creador [...]. Él creó a los seres y les dejó que se desarrollaran según las leyes internas que les dio a cada uno, para que evolucionaran, para que llegaran a su plenitud”. Finalmente, Francisco afirmó que la responsabilidad “del cientí- fico cristiano es preguntarse sobre el porvenir de la humanidad y del mundo” para colaborar a “pre- parar, preservar y eliminar los riesgos que puedan existir, tanto naturales como por acción del ser humano”. Otros Papas de pensamien- to progresista, como Juan XXIII y Juan Pablo II, no se refirieron a la ciencia. El único que lo ha hecho es Francisco, que tiene el mérito extraordinario de haber inicia- do una etapa en la Iglesia. Y aun- que en los últimos siglos hubo una evolución de la conciencia eclesial produciendo una recon- ciliación con el mundo moderno, Francisco ha iniciado un período en la historia de la Iglesia con una serie de cambios y enfoques acor- des con los tiempos en los cuales vivimos. NUEVA VISIÓN Otros Papas no se refirieron a la ciencia. El único es Francisco, que tiene el mérito de haber iniciado una etapa en la Iglesia. RINCÓN DEL AUTOR GUSTAVO RODRÍGUEZ Escritor y comunicador www.gustavorodriguez.pe El semáforo de precios agrícolas - IVáN ALONSO - Economista P reocupado y alarmado se encuentra el Minis- terio de Agricultura, según un reporte perio- dístico, por los precios de cincuenta y tantos productos alimenticios, más del 80% de los que monitorea su “semáforo de precios”. Este artefacto, cuya efec- tividad para evitar choques con la ciencia económica no está demos- trada, le asigna a cada producto un color, de acuerdo con el margen de comercialización que obtienen los vendedores minoristas. Los verdes los considera aceptables; los ám- bar, preocupantes; y los rojos, na- turalmente, alarmantes. Tomemos el caso de la leche eva- porada. El precio al por menor el 29 de octubre era de 2,95 soles la lata; el precio al por mayor, ese mismo día, era 2,65. Quiere decir que el minorista tenía un margen de 30 centavos –esta columna no traba- ja con céntimos–, que equivalen al 10,2% del precio pagado por el consumidor. La leche eva- porada caía en la categoría verde. La línea divisoria entre el verde y el ámbar parece es- tar apenas debajo del 24%, que era el margen de un ti- po de mandarina que se vendía al público a 3 soles el kilo, con lo cual pasaba a formar parte del grupo de productos con precios “preocu- pantes”. Y por encima del 37% pa- samos del ámbar al rojo, donde los precios se consideran ya “alarman- tes”. Una cierta variedad de uva ne- gra, por ejemplo, se vendía a 3,64 soles el kilo, con un margen de co- mercialización superior al 38%. Algunos productos como la palta criolla selva y el ajo criollo llegaban a tener márgenes de hasta 68%. La tabulación de los márgenes de comercialización es, en sí mis- ma, un trabajo estadístico digno de encomio. Pero los calificativos que se les da a los precios de los distin- tos productos, en función de esos márgenes, son lo que, en realidad, debería preocu- parnos y alarmarnos. Dan a entender que algo anda mal o muy mal en la cadena de comercialización de ali- mentos. De allí a la inter- vención en el mercado no hay sino un paso. El ministerio no explica por qué un margen de 20% le parece bien, pero uno de 25% le resulta inaceptable. Supongamos que us- ted fuera un mayorista. ¿Qué haría si viera que la uva negra se vende al público con un margen de casi 40%? Hay dos posibilidades. La pri- mera es que el precio de 3,64 soles el kilo, que da lugar a ese margen, sea permanente. Usted se da cuen- ta y le sube el precio al minorista lo suficiente para que su margen de comercialización baje a 20%. El ministerio se pone contento y us- ted mucho más. Pero quién sabe si la uva tiene una merma muy gran- de en el viaje del campo a la ciu- dad. Ese 20% puede ser aceptable para el ministerio, pero no para el minorista que tiene que cubrir de alguna manera las pérdidas que sufre por la peculiar delicadeza del producto. La otra posibilidad es que los precios y márgenes altos no sean duraderos. El sol sale antes de tiempo y la gente corre a buscar un cebiche. La inesperada demanda hace que aumente el precio del li- món, pero solamente hasta que la oferta se ponga a la par o el clima se normalice. Usted, como mayo- rista, no puede anticiparse y sacar provecho de la situación. Pero así como en cualquier momento en particular algunos precios y már- genes estarán temporalmente al- tos, otros estarán temporalmente bajos. A pesar de lo que diga el se- máforo, el minorista no obtendrá, en promedio, más que la rentabili- dad que considera normal para la naturaleza de su negocio. La crisis ministerial EL HABLA CULTA UN DÍA COMO HOY DE... - MARTHA HILDEBRANDT - 1914 De cuello y corbata. Esta frase adjetiva obsolescente enumera en parte la vestimenta formal de los varones: camisa de manga larga, corbata, etc. Además, puede retratar irónicamente al personaje de buen vestir y mal vivir. En el N.° 1649 de la revista limeña Caretas escribe Augusto Elmore: “Ya empezó otra vez la campaña sucia del sector de cuello y corbata de la prensa mugre peruana (no la prensa chicha sino la prensa whisky, que hace lo mismo)”. Hay crisis ministerial por la renuncia del Gabinete que preside el doctor Aure- lio Souza. En la secretaría del presiden- te de la República se han notado marca- dos movimientos. Han conferenciado con el presidente Benavides el doctor David García Irigoyen y el señor Francisco Fari- ña. Igualmente han estado en el despacho ministerial los ministros de Justicia, Gue- rra y Gobierno, señores Castillo, Bedoya y Fuchs, respectivamente. También Bena- vides habló con el doctor Souza y existe el rumor que le ha pedido que retire su re- nuncia para solucionar la crisis. Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C. Directores periodísticos interinos: JUAN PAREDES CASTRO y MARIO CORTIJO ESCUDERO Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861] Directores: Luis Carranza [1875-1898] -José Antonio Miró Quesada [1875-1905] -Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935-1950] -Luis Miró Quesada de la Guerra [1935-1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980-1981] -Aurelio Miró Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999-2008] -Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013] -Fritz Du Bois Freund [2013-2014] MIRADA DE FONDO ILUSTRACIÓN: VÍCTOR SANJINEZ

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El Comercio 7 noviembre 2014

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Page 1: El papa francisco y la ciencia moderna

VIERNES 7 DE NOVIEMBRE DEL 2014 EL COMERCIO .A27

Opinión

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

El papa Francisco y la ciencia moderna Milett y los chimpancés

FILOSOFEMAS

- FranciscO Miró Quesada cantuarias -Director General

El papa Francisco está dando grandes sorpresas y está, sin duda, reno-vando una larga tradi-ción del pontificado. Una

de las primeras sorpresas la dio al efectuar su primer viaje, el cual no tuvo como destino Argentina, su patria, sino Brasil, el país con más católicos en el mundo, lo que de-muestra su gran tino. De haber he-cho lo contrario, habría generado una mala impresión entre los fie-les, pues hubiera demostrado favo-ritismo hacia su país.

Como se sabe, Francisco es el primer Papa no europeo y, por eso, cuando fue elegido, el mundo ca-tólico quedó sorprendido. Es el pri-mer latinoamericano y el primer miembro de la Compañía de Jesús en dirigir la Iglesia Católica.

Hace algunos días, Francisco declaró en la Academia Pontificia de las Ciencias que está de acuerdo con la ciencia moderna, porque los resultados a que ha llegado, en di-versos temas, son completamente aceptables, al no afectar para nada la doctrina de la Iglesia.

La Iglesia, antaño, no fue tole-rante con la ciencia y castigó a quie-nes proponían su avance. Por eso, cuando Galileo Galilei, un científi-co genial, compareció ante el Santo Oficio de la Inquisición para defen-der el modelo heliocéntrico pro-puesto por Nicolás Copérnico (que contradecía el geocentrismo, basa-do en la física aristotélica y el mo-delo ptolemaico que encajaba con las Sagradas Escrituras), lo obliga-ron a retractarse. Galileo cumplió con la orden porque quería evitar las represalias que hubieran orde-nado contra él. Mas hay una leyen-da según la cual cuando había pa-sado el peligro pronunció con voz

Soy testigo de la brillantez de mis amigos, pero también he visto cómo han caído en las garras de Guty y Milett. Por si usted vive aislado de los medios, me refie-

ro a esa pareja de la farándula que alcanzó gran audiencia cuando se presentó con Ma-galy Medina hace unas semanas.

Qué caray. Confieso que yo también le eché vistazos al televisor aquella noche en esa sala a la que fuimos invitados, y en los días posteriores descubrí que la razón de tanta novelería podría rastrearse estudian-do a los chimpancés.

El ser humano es una más de las espe-cies que buscaron asegurarse por todos los medios la supervivencia en este mundo. Una de las herramientas que usó y que si-gue utilizando para tal fin es su inteligencia social. Para sobrevivir en una tribu, y para asegurarse el apareamiento que conlleva la transmisión genética, nuestros ancestros –y claro, nosotros mismos– aprendimos los códigos sutiles que alcanzan su máximo re-finamiento en las cortes. Uno de ellos es el chisme. Con la intriga y el chisme podemos orquestar alianzas y disputas que eventual-mente pueden darnos una mejor posición con respecto al poder.

Esteban Magnani, en su artículo “Ar-queología de los comportamientos socia-les”, refiere estudios hechos con chimpan-cés, esos primos tan cercanos –recordemos que su ADN es 99% similar al nuestro–, que indican cómo esta especie le dedica buena parte del tiempo a sus vínculos, con el fin de alcanzar un mejor lugar en el podio so-cial. Magnani cita al estudioso de primates Frans de Waal para concluir que los chim-pancés pueden llegar a sutilezas maquia-vélicas cuando se trata de adueñarse de la jefatura del clan. De Waal relata el caso de una comunidad donde Luit, un aspi-rante a líder, trataba de ganarse el favor de las hembras a la hora del despiojamiento, mientras el macho dominante estaba au-sente. Luit también alentaba a otro macho aspirante a que compitiera abiertamen-te con el macho dominante, esperando el desgaste de ambos. Y, cuando las hembras copulaban con un aspirante, se callaban los gritos fervorosos que sí solían emitir cuan-do lo hacían con el jerarca oficial. ¿No pa-rece esto la trama de una novela humana? ¿La Magaly de los primates no habría invi-tado a Luit a su programa de televisión?

Quizá este sistema de paparazzi, progra-mas chismosos y prensa sentimental sea el residuo visible de una estrategia de super-vivencia que empezó en nuestras mentes hace millones de años. Y es posible que los actuales buscadores de escándalo retraten traiciones paradigmáticas y las expongan a todo el mundo a cambio de dinero, sin sa-ber conscientemente que explotan el refle-jo evolutivo de interesarse por los demás y de adquirir una guía del propio comporta-miento en nuestro propio clan. La psicólo-ga belga Charlotte de Backer tiene la hipó-tesis de que los adolescentes se interesan por el comportamiento de, digamos, Justin Bieber, de la misma forma en que nuestros ancestros se interesaban en la conducta de los líderes de sus tribus.

Y aunque todo lo aquí reseñado pueda ser verdad científica y quizá explique por qué mis amigos brillantes se interesaron en Milett y Guty, también es necesario enfati-zar que los chimpancés no le dedican las 24 horas del día al quehacer del chisme. Los humanos tampoco, aunque los zares de la prensa de espectáculos nos hagan sentir lo contrario. Si no, usted estaría leyendo una revista del corazón en estos momentos.

queda: “E pur si muove” (“Y sin embargo se mueve”) y permaneció, en su fuero ín-timo, fiel a su teoría hasta su muerte.

En efecto, durante siglos la Iglesia se opuso a todo lo que pudiese contradecir a las

Sagradas Escrituras, que comienzan con estas pala-bras: “En el principio, Dios creó el cielo y la tierra” (Gé-nesis 1,1). El Papa mencio-na: “Cuando leemos sobre la creación en el Génesis,

corremos el riesgo de imaginar-nos a Dios como un mago, con una varita mágica que le permite hacer todo. Pero no es así”.

Asimismo, indicó que la Igle-sia acepta la teoría de la evolución.

También señaló que aprueba la teoría del big bang, que suminis-tra una base para entender los pri-meros estadios del universo y su evolución, reconociendo que este se creó por una gran explosión, cuando las altas temperaturas y la densidad del universo fusiona-ron partículas subatómicas en los elementos químicos. En los últi-mos años se ha comprobado que el universo es un espacio someti-do a violenta actividad, en que ga-laxias enteras continúan explo-tando por fuerzas gravitatorias inimaginables.

El Pontífice reiteró: “Dios no es un demiurgo ni un mago, sino el Creador [...]. Él creó a los seres y les dejó que se desarrollaran según las leyes internas que les dio a cada uno, para que evolucionaran, para que llegaran a su plenitud”.

Finalmente, Francisco afirmó que la responsabilidad “del cientí-fico cristiano es preguntarse sobre el porvenir de la humanidad y del mundo” para colaborar a “pre-parar, preservar y eliminar los riesgos que puedan existir, tanto naturales como por acción del ser humano”.

Otros Papas de pensamien-to progresista, como Juan XXIII y Juan Pablo II, no se refirieron a la ciencia. El único que lo ha hecho es Francisco, que tiene el mérito extraordinario de haber inicia-do una etapa en la Iglesia. Y aun-que en los últimos siglos hubo una evolución de la conciencia eclesial produciendo una recon-ciliación con el mundo moderno, Francisco ha iniciado un período en la historia de la Iglesia con una serie de cambios y enfoques acor-des con los tiempos en los cuales vivimos.

NUEVA VISIÓNOtros Papas no se refirieron a la ciencia. El único es Francisco, que tiene el mérito de haber

iniciado una etapa en la Iglesia.

RINCÓN DEL AUTOR

GUSTAVORODRÍGUEZEscritor y comunicadorwww.gustavorodriguez.pe

El semáforo de precios agrícolas- iván alOnsO -

Economista

Preocupado y alarmado se encuentra el Minis-terio de Agricultura, según un reporte perio-dístico, por los precios

de cincuenta y tantos productos alimenticios, más del 80% de los que monitorea su “semáforo de precios”. Este artefacto, cuya efec-tividad para evitar choques con la ciencia económica no está demos-trada, le asigna a cada producto un color, de acuerdo con el margen de comercialización que obtienen los vendedores minoristas. Los verdes los considera aceptables; los ám-bar, preocupantes; y los rojos, na-turalmente, alarmantes.

Tomemos el caso de la leche eva-porada. El precio al por menor el 29 de octubre era de 2,95 soles la lata; el precio al por mayor, ese mismo día, era 2,65. Quiere decir que el minorista tenía un margen de 30 centavos –esta columna no traba-ja con céntimos–, que equivalen al 10,2% del precio pagado por el

consumidor. La leche eva-porada caía en la categoría verde.

La línea divisoria entre el verde y el ámbar parece es-tar apenas debajo del 24%, que era el margen de un ti-po de mandarina que se vendía al público a 3 soles el kilo, con lo cual pasaba a formar parte del grupo de productos con precios “preocu-pantes”. Y por encima del 37% pa-samos del ámbar al rojo, donde los precios se consideran ya “alarman-tes”. Una cierta variedad de uva ne-gra, por ejemplo, se vendía a 3,64 soles el kilo, con un margen de co-mercialización superior al 38%. Algunos productos como la palta criolla selva y el ajo criollo llegaban a tener márgenes de hasta 68%.

La tabulación de los márgenes de comercialización es, en sí mis-ma, un trabajo estadístico digno de encomio. Pero los calificativos que se les da a los precios de los distin-tos productos, en función de esos

márgenes, son lo que, en realidad, debería preocu-parnos y alarmarnos. Dan a entender que algo anda mal o muy mal en la cadena de comercialización de ali-mentos. De allí a la inter-

vención en el mercado no hay sino un paso.

El ministerio no explica por qué un margen de 20% le parece bien, pero uno de 25% le resulta inaceptable. Supongamos que us-ted fuera un mayorista. ¿Qué haría si viera que la uva negra se vende al público con un margen de casi 40%?

Hay dos posibilidades. La pri-mera es que el precio de 3,64 soles el kilo, que da lugar a ese margen, sea permanente. Usted se da cuen-ta y le sube el precio al minorista lo suficiente para que su margen de comercialización baje a 20%. El ministerio se pone contento y us-ted mucho más. Pero quién sabe si la uva tiene una merma muy gran-

de en el viaje del campo a la ciu-dad. Ese 20% puede ser aceptable para el ministerio, pero no para el minorista que tiene que cubrir de alguna manera las pérdidas que sufre por la peculiar delicadeza del producto.

La otra posibilidad es que los precios y márgenes altos no sean duraderos. El sol sale antes de tiempo y la gente corre a buscar un cebiche. La inesperada demanda hace que aumente el precio del li-món, pero solamente hasta que la oferta se ponga a la par o el clima se normalice. Usted, como mayo-rista, no puede anticiparse y sacar provecho de la situación. Pero así como en cualquier momento en particular algunos precios y már-genes estarán temporalmente al-tos, otros estarán temporalmente bajos. A pesar de lo que diga el se-máforo, el minorista no obtendrá, en promedio, más que la rentabili-dad que considera normal para la naturaleza de su negocio.

La crisis ministerial

EL HABLA CULTA UN DÍA COMO HOY DE...

- Martha hildebrandt -

1914De cuello y corbata. Esta frase adjetiva obsolescente enumera en parte la vestimenta formal de los varones: camisa de manga larga, corbata, etc. Además, puede retratar irónicamente al personaje de buen vestir y mal vivir. En el N.° 1649 de la revista limeña Caretas escribe Augusto Elmore: “Ya empezó otra vez la campaña sucia del sector de cuello y corbata de la prensa mugre peruana (no la prensa chicha sino la prensa whisky, que hace lo mismo)”.

Hay crisis ministerial por la renuncia del

Gabinete que preside el doctor Aure-

lio Souza. En la secretaría del presiden-

te de la República se han notado marca-

dos movimientos. Han conferenciado con

el presidente Benavides el doctor David

García Irigoyen y el señor Francisco Fari-

ña. Igualmente han estado en el despacho

ministerial los ministros de Justicia, Gue-

rra y Gobierno, señores Castillo, Bedoya y

Fuchs, respectivamente. También Bena-

vides habló con el doctor Souza y existe

el rumor que le ha pedido que retire su re-

nuncia para solucionar la crisis.

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C.

Directores periodísticos interinos: JUAN PAREDES CASTRO y MARIO CORTIJO ESCUDERO

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861]

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-Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013]-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]

MIRADA DE FONDO

ILUSTRACIÓN: VÍCTOR SANJINEZ