el muro de oscuridad - arthur c. clarke.pdf

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  • EL MURO DE OSCURIDADARTHUR C. CLARKE

    Muchos y extraos son los universos que se amontonan comoburbujas en la espuma sobre el Ro del Tiempo. Algunos (muy pocos)se mueven a contracorriente; menos an son los que yacen siemprefuera de su alcance, al margen del futuro y el pasado. El pequeocosmos de Shervane no perteneca a estos grupos: su singularidad erade un tipo distinto. Slo contena un mundo (el planeta de la raza deShervane) y una estrella, el gran sol Trilorne, que le daba vida y luz.

    Shervane nada saba de la noche, pues Trilorne estaba siempresobre el horizonte, acercndose a l slo en los largos meses deinvierno. Pasadas las fronteras de la Tierra Sombra, haba una zonaen la que Trilorne desapareca bajo el borde del mundo, y descendauna oscuridad en la que nada poda vivir. Pero incluso entonces laoscuridad no era absoluta, aunque no hubiese estrellas que laaliviasen.

    Solo en su pequeo cosmos, volviendo siempre la misma carahacia su solitario sol, el mundo de Shervane era el ltimo y msextrao capricho del Seor de los Mundos.

    Sin embargo, mientras contemplaba las tierras de su Padre, lospensamientos que llenaban la mente de Shervane eran los mismosque los de cualquier nio humano. Senta asombro, curiosidad, un pocode miedo, y sobre todo el anhelo de salir al gran mundo que habaante l. Ira an demasiado joven para hacer estas cosas, pero lavieja casa estaba sobre la mxima elevacin que haba en varioskilmetros a la redonda, y poda contemplar toda la tierra que un dasera suya. Cuando se volvi hacia el Norte, con Trilorne brillandofrente a su cara, pudo ver a varios kilmetros de distancia la largahilera de montaas que se curvaban hacia la derecha, elevndosecada vez ms, hasta desaparecer detrs de l en direccin a la TierraSombra. Un da, cuando fuese mayor, cruzara aquellas montaas porel paso que llevaba a las grandes tierras del Este.

    A su izquierda estaba el ocano, a slo unos kilmetros dedistancia, y Shervane poda or a veces el atronar de las olas que

  • rodaban sobre las suaves arenas de la playa. Nadie saba lo lejos quellegaba el ocano. Haban salido barcos navegando hacia el Nortemientras Trilorne se elevaba cada vez ms en el cielo y el calor de susrayos se haca ms intenso. Se haban visto obligados a regresarmucho antes de que el gran sol hubiese llegado al cenit. Si existanrealmente las mticas Tierras del Fuego, ningn hombre poda esperaralcanzar nunca sus ardientes costas..., a menos que las leyendasfuesen realmente ciertas. Se deca que en otros tiempos haba habidorpidas naves metlicas que podan cruzar el ocano pese al calor deTrilorne, y llegar as a las tierras del otro lado del mundo. Ahora slopoda llegarse a esos pases mediante un laborioso viaje por tierra ymar, que slo poda acortarse un poco viajando hacia el Norte tantocomo uno se atreviese.

    Todos los pases habitados del mundo de Shervane seencontraban en el estrecho cinturn que exista entre el calor ardientey el fro insoportable. El lejano Norte era siempre una regin inasequiblebatida por la furia de Trilorne, y el Sur la zona lgubre e inmensa de laTierra Sombra, donde Trilorne era slo un plido disco en el horizonte,y a menudo ni siquiera eso.

    Shervane aprendi todas estas cosas en los aos de su infancia,y en aquellos aos no tena ningn deseo de dejar las amplias tierrasque se extendan entre las montaas y el mar. Desde el alba de lostiempos, sus antepasa dos y las razas anteriores a ellos habantrabajado para hacer de aquellas tierras las mejores del mundo; sihaban fracasado, haba sido por muy poco. Haba jardines tapizadosde extraas flores, haba ros que se deslizaban suavemente entrerocas cubiertas de musgo para perderse en las aguas puras de unmar sin mareas. Haba campos de trigo que se ondulabanconstantemente acariciados por las brisas, como si las generacionesde semillas an no nacidas se hablasen unas a otras. En los ampliosprados y bajo los rboles, el dcil ganado vagaba libre y tranquilo. Y allestaba la gran casa, con sus enormes estancias y sus pasillosinterminables, muy grande en la realidad, pero ms inmensa an en lamente de un nio. ste era el mundo que l conoca y amaba. Lo queexista ms all de sus fronteras no le preocupaba.

  • Pero el universo de Shervane no era de los que estn libres deldominio del tiempo. La cosecha maduraba y se recoga en losgraneros. Trilorne recorra lentamente su pequeo arco de cielo y, conel paso de las estaciones, la mente y el cuerpo de Shervane crecan.Su tierra pareca ms pequea ahora: las montaas quedaban msprximas y el mar estaba tan slo a un breve paseo de la gran casa.Comenz a aprender cosas sobre el mundo en que viva y aprepararse para el papel que deba desempear en su organizacin.

    Aprendi algunas de estas cosas de su padre, Sherval, pero lamayora se las ense Grayle, que haba venido del otro lado de la smontaas en tiempos del padre de su padre y haba sido tutor de tresgeneraciones de la familia Shervane. Quera mucho a Grayle, aunqueel viejo le enseaba muchas cosas que l no deseaba aprender, y losaos de su adolescencia los pas bastante agradablemente, hasta quele lleg la hora de cruzar las montaas e ir a las tierras del otro lado.Siglos atrs, su familia haba llegado de los grandes pases del Este y,desde entonces, generacin tras generacin, el hijo mayor habahecho de nuevo el peregrinaje para pasar un ao de su juventudentre sus primos. Era una sabia tradicin, pues al otro lado de lasmontaas an se conservaba gran parte de la sabidura del pasado yuno poda conocer hombres de otras tierras y estudiar suscostumbres.

    En la primavera anterior a la marcha de su hijo, Sherval, con tresde sus criados y ciertos animales que por conveniencia llamaremoscaballos, llev a Shervane a ver las partes de la tierra que nunca habavisitado antes. Cabalgaron en direccin oeste, hacia el mar, y siguieronen esa direccin durante varios das, hasta que Trilorne aparecisituado claramente ms cerca del horizonte. Luego continuaron haciael sur, sus sombras alargndose ante ellos, y giraron de nuevo hacia eleste slo cuando los rayos del sol parecieron perder todo su poder.Estaban ya dentro de los lmites de la Tierra Sombra, y no parecaprudente continuar ms al sur hasta que el verano estuviese en suapogeo.

    Shervane cabalgaba junto a su padre, observando el cambiantepaisaje con la ansiosa curiosidad de un muchacho que ve por primera

  • vez un pas nuevo. Su padre le hablaba del suelo, de los cultivos quepodan crecer all y los que no, pero la atencin de Shervane estaba enotra parte. Miraba el horizonte desolado de la Tierra Sombra y sepreguntaba hasta dnde se extenda aquel pas y qu misteriosencerraba.

    -Padre -dijo-, si uno fuese hacia el sur en lnea recta, cruzando laTierra Sombra, llegara al otro lado del mundo?

    Su padre sonri.-Los hombres se han hecho esa pregunta durante siglos -dijo-,

    pero hay dos razones por las que jams sabrn la respuesta.-Cules son?-La primera, por supuesto, la oscuridad y el fro. Incluso aqu,

    nada puede vivir durante el invierno. Pero hay una razn an mspoderosa, aunque ya veo que Grayle no te ha hablado de ella.

    -No creo que lo haya hecho; al menos, no lo recuerdo.Sherval no contest por el momento. Se afianz en los estribos y

    ote la tierra hacia el sur.-En tiempos, yo conoca bien este lugar -le dijo a Shervane-.

    Vamos.... he de ensearte algo,Se desviaron del sendero que haban estado siguiendo y durante

    varias horas caminaron una vez ms dando la espalda al sol. La tierrase elevaba lentamente ahora, y Shervane vio que estabanascendiendo por una gran sierra rocosa que penetraba como unadaga en el corazn de la Tierra Sombra. Por ltimo, llegaron a unacolina demasiado escarpada para los caballos, y all desmontaron,dejando los animales al cuidado de los siervos.

    -Hay un camino que la rodea -dijo Sherval-, pero es ms rpidosubir por aqu que llevar a los caballos por el otro lado.

    La colina, aunque escarpada, era pequea, y llegaron a su cimaen unos minutos.

    Al principio Shervane no vio nada que le resultase sorprendente;slo las mismas extensiones ondulantes y desoladas, que parecanhacerse ms oscuras y lgubres a medida que aumentaba sudistancia de Trilorne.

    Se volvi hacia su padre, un poco desconcertado, pero Sherval

  • seal hacia el lejano sur y traz una lnea a lo largo del horizonte.-No es fcil verlo -dijo pausadamente-. Mi padre me lo ense

    desde este mismo lugar, muchos aos antes de que t nacieras.Shervane mir fijamente hacia la oscuridad. El cielo del sur era tan

    oscuro que pareca casi negro y descenda para unirse al borde delmundo. Pero no del todo, pues a lo largo del horizonte, en una grancurva que divida tierra y cielo y que no pareca, sin embargo,pertenecer a ninguno, haba una banda de oscuridad ms profunda,negra como esa noche que Shervane no haba conocido jams.

    La mir fijamente largo rato, y quiz alguna intuicin del futurorelampague en su alma, pues la tierra oscura le pareci de prontoviva y expectante. Cuando al final apart los ojos, supo que nadavolvera a ser igual, aunque an era demasiado joven para reconoceraquel reto corno lo que realmente era.

    Y as, por primera vez en su vida, Shervane vio el Muro.A principios de la primavera dijo adis a su gente y se fue con un

    siervo a cruzar las montaas para pasar a las grandes tierras delmundo oriental. All conoci a los hombres que compartan su linaje, yall estudi la historia de su raza, las artes que se haban desarrolladodesde los tiempos antiguos y las ciencias que regan las vidas de loshombres. En los centros de aprendizaje se hizo amigo de muchachosque haban llegado de tierras situadas an ms al este: era pocoprobable que volviese a verlos, pero uno de ellos iba a tener unimportante papel en su vida, mayor del que ninguno de los dos pudierallegar a imaginar entonces. El padre de Brayldon era un famosoarquitecto, pero su hijo pretenda eclipsarle. Viajaba de pas en pas,siempre aprendiendo, observando, haciendo preguntas. Aunque sloera unos aos mayor que Shervane, su conocimiento del mundo erainfinitamente mayor... o as le pareca a Shervane.

    Entre ellos desmembraban el mundo y lo reconstruan segn susdeseos. Brayldon soaba con ciudades cuyas grandes avenidas einmensos edificios avergonzasen incluso a las maravillas del pasado,pero Shervane senta ms inters por la gente que haba de habitartales ciudades y por la forma en que haban de organizar sus vidas.

    Hablaban a menudo del Muro, que Brayldon conoca por los

  • relatos de su propia gente, aunque jams lo haba visto. Al sur detodos los pases, lejos, tal como Shervane haba aprendido, el Muro seextenda como una gran barrera que cruzaba la Tierra Sombra. En elapogeo del verano se poda llegar all, aunque con dificultades, pero nohaba modo de atravesarlo, y nadie saba qu poda haber al otro lado.Rodeaba todo un mundo, sin una falla, pese a alcanzar un centenarde veces la altura de un hombre; rodeaba incluso el mar invernal quelama las, costas de la Tierra Sombra. Algunos viajeros haban llegadohasta aquellas playas solitarias, apenas calentadas por los ltimosdbiles rayos de Trilorne, y haban visto cmo la sombra oscura delMuro penetraba en el mar menospreciando las olas que batan a suspies. Y en las costas lejanas, otros viajeros lo haban visto sobre elocano, en su crculo ininterrumpido alrededor del mundo.

    -Uno de mis tos -dijo Brayldon-lleg hasta el Muro una vez,cuando era joven. Lo hizo por una apuesta. Y tuvo que cabalgar diezdas para llegar. Creo que le aterr: era tan inmenso y fro.... no pudodeterminar si estaba hecho de metal o de piedra, y cuando grit no seprodujo ningn eco, sino que su voz se apag rpidamente, como si elMuro se tragase el sonido. Mi gente cree que es el fin del mundo yque no hay nada ms all.

    -Si eso fuese cierto -replic Shervane, con lgica irrefutable-, elocano se hubiese derramado por el borde antes de que construyesenel Muro.

    -No si lo construy Kyrone cuando hizo el mundo.Shervane no estaba de acuerdo.-Mi gente cree que es obra del hombre.... quiz de los ingenieros

    de la Primera Dinasta, que tantas maravillas hicieron. Si realmentetenan naves que podan llegar a las Tierras del Fuego, e incluso navesque podan volar, puede que poseyeran la sabidura suficiente paraconstruir el Muro.

    Brayldon se encogi de hombros.-Debieron de tener una buena razn -dijo-. Jams sabremos la

    respuesta, as que, para qu molestarse?Este consejo eminentemente prctico era, segn haba

    descubierto Shervane, todo lo que acababan dicindole los hombres

  • comunes. Slo los filsofos se interesaban por las preguntas sinrespuesta: para la mayora de la gente, el enigma del Muro, como elproblema de la existencia misma, era algo que apenas ocupaba susmentes. Y todos los filsofos que haba conocido le haban dadorespuestas distintas.

    En primer lugar Grayle, al que haba preguntado al regresar de laTierra Sombra. El anciano le haba mirado Plcidamente y le habadicho:

    -Slo hay una cosa detrs del Muro, segn me han dicho. Y esacosa es la locura.

    Luego le haba preguntado a Artex, que era tan viejo que apenassi pudo entender la nerviosa pregunta de Shervane. Mir al muchachoa travs de unos prpado que parecan demasiado cansados paraabrirse del todo contest al cabo de un rato:

    -Kyrone construy el Muro al tercer da de la creacin el mundo.Lo que hay ms all lo descubriremos al morir, all es donde van lasalmas de todos los muertos.

    Sin embargo, Irgan, que viva en la misma ciudad, haba dado unarespuesta que contradeca por completo sta.

    -Slo el recuerdo puede responder a tu pregunta, hijo mo. Puesdetrs del Muro est la tierra en la que vivimos antes de nuestrosnacimientos.

    A quin deba creer? El hecho era que nadie saba la verdad. Sialguna vez se haba llegado a poseer aquel conocimiento, haca siglosque se haba perdido.

    Aunque su bsqueda fue infructuosa, Shervane haba aprendidomuchas cosas en su ao de estudio. Al llegar la primavera dijo adis aBrayldon y a los otros amigos que haba conocido en aquel breveperodo y enfil el antiguo camino que le llevara de nuevo a su propiopas. Hizo una vez ms la peligrosa travesa por el gran paso entre lasmontaas, donde colgaban muros de hielo siempre amenazadores,recortados contra el cielo. Lleg al lugar donde el camino descenda encurva una vez ms hacia el mundo de los hombres, donde haba calory agua corriente y el aliento no se helaba ya en el aire. All, en la ltimaelevacin del camino antes de descender al valle, poda verse una gran

  • extensin de tierra que llegaba hasta el distante resplandor del ocano.Y all, casi perdida entre las nieblas del borde del mundo, Shervanepudo ver la lnea de sombra que era su propio pas.

    Descendi por la gran cordillera de piedra hasta llegar al puenteque los hombres haban construido cruzan do la catarata en los viejostiempos, cuando el otro camino haba sido destruido por un terremoto.Pero el puente haba desaparecido. Las tormentas y avalanchas deprincipios de la primavera haban derribado uno de sus inmensospilares, y el bello arco iris de metal era una retorcida ruina entre laespuma de las aguas, unos quinientos metros ms abajo. Tendra quetranscurrir el verano antes de que se pudiera reconstruir el camino:Shervane regres entristecido, sabiendo que iba a tener que transcurrirtodo un ao antes de que pudiese volver a ver su casa. Se detuvovarios minutos en la ltima curva del camino, mirando hacia la tierrainasequible donde estaban todas las cosas que amaba. Pero lasnieblas se haban cerrado sobre ella y ya no la vea. Resueltamente,sigui el camino hasta perder de vista las tierras abiertas y hasta quelas montaas le rodearon de nuevo.

    Brayldon an estaba en la ciudad cuando Shervane regres. Semostr sorprendido y complacido al ver a su amigo, y juntosdiscutieron sobre lo que deberan hacer en el ao que tenan pordelante. Los primos de Shervane, que haban tomado cario a suhusped, no lamentaron en absoluto volver a verle, pero su amablesugerencia de que dedicase otro ao al estudio no fue bien recibida.

    El plan de Shervane madur lentamente, frente a unaconsiderable oposicin. Incluso Brayldon manifest poco entusiasmo alprincipio, y fue necesario discutir mucho para convencerle de quecooperase. A partir de entonces, la aceptacin de todos los demsque le importaban fue slo cuestin de tiempo.

    Cuando se aproximaba ya el verano, los dos muchachos partieronhacia el pas de Brayldon. Caminaron dePrisa, pues el viaje era largo ydeban completarlo antes de que Trilorne iniciase su cada final. Cuandollegaron a las tierras que Brayldon conoca, realizaron ciertasindagaciones que provocaron muchos movimientos de cabeza. Perolas respuestas que obtuvieron eran exactas, y pronto les rode la

  • Tierra Sombra, y pronto, por segunda vez en su vida, Shervane vio elMuro.

    No pareca estar muy lejos cuando lo vieron por primera vezalzndose sobre una lgubre y solitaria llanura sin embargo, tuvieronque caminar interminablemente Por la llanura antes de sentirlo msprximo...,, y haban llegado casi a su base antes de darse cuenta delo cerca que estaban, pues no haba medio de calcular la distanciahasta que uno lo alcanzaba y lo tocaba.

    Cuando Shervane alz la vista hacia la monstruosa mole de banoque tanto haba turbado su pensamiento, sta pareci colgar del cieloy estar a punto de caer y aplastarle bajo su peso muerto. Apart condificultad sus ojos de aquella visin hipntica y se acerc ms paraexaminar el material con que estaba construido el Muro.

    Era cierto, como le haba dicho Brayldon, que resultaba fro altacto, ms fro de lo que lgicamente debera resultar incluso enaquella tierra tan escasa de sol. No pareca ni duro ni blando, pues sutextura eluda la mano, de forma que resultaba difcil de analizar.Shervane tena la impresin de que algo le impeda un contacto realcon la superficie, aunque no poda ver ningn espacio entre el Muro ysus dedos cuando los apretaba contra l.

    Lo ms extrao de todo era aquel pavoroso silencio, del quehablaba el to de Brayldon: las palabras se apagaban y los sonidos sedesvanecan con innatural rapidez.

    Brayldon haba sacado algunos instrumentos y herramientas, yempez a examinar la superficie del muro. Descubri enseguida que nitaladros ni buriles hacan la menor mella en l, y lleg a la conclusin ala que Shervane haba llegado ya. El Muro no slo era de una durezadiamantina: era inasequible.

    Por ltimo, contrariado, cogi una regla de metal y apret suborde contra el Muro. Mientras Shervane sostena un espejo parareflejar la dbil luz de Trilorne sobre la lnea de contacto, Brayldon mirla regla desde el otro lado. Era tal corno-haba pensado: entre las dossuperficies apareca un finsimo rayo de luz.

    Brayldon mir pensativamente a su amigo.-Shervane -dijo-, no creo que el Muro est hecho, de materia, de

  • la materia que nosotros conocemos.-Entonces quiz sea cierta la leyenda de que no fue construido,

    sino que fue creado.-No s -dijo Brayldon, pensativo-. Los ingenieros de la Primera

    Dinasta tenan grandes poderes. Hay algunos edificios muy antiguosen mi tierra que parecen hechos en una sola operacin, con unasustancia que no muestra signo alguno de desgaste por el paso deltiempo. Si en vez de ser de color fuese negra, sera muy parecida almaterial del Muro.

    Recogi sus intiles herramientas y comenz a montar unteodolito porttil.

    -Ya que no puedo hacer otra cosa -dijo con una mueca-, almenos podr saber qu altura tiene.

    Cuando se volvieron para mirar el Muro por ltima vez, Shervanese pregunt si volvera a verlo. Nada ms poda aprender de l: en elfuturo debera olvidar aquel estpido sueo de que algn da pudieradesvelar su secreto. Quiz no hubiese ningn secreto. Quiz al otrolado del Muro se extendiese la Tierra Sombra a lo largo de toda lacurva del mundo hasta el punto donde se alzaba otra vez la mismabarrera al otro lado. Eso pareca sin duda lo ms probable. Pero, si asera, por qu se haba construido el Muro, y qu raza lo haba hecho?

    Con un esfuerzo casi colrico de la voluntad, margin estospensamientos y cabalg hacia delante bajo la luz de Trilorne,pensando en un futuro en el que el Muro no jugara en su vida mayorpapel que el que jugaba en las vidas de los dems hombres.

    As pues, tuvieron que pasar dos aos para que Shervane pudieraregresar a casa. En dos aos, sobre todo cuando uno es joven,pueden olvidarse muchas cosas, e incluso las ms prximas al coraznpierden su nitidez, de forma que ya no se las puede recordarclaramente. Cuando Shervane cruz las ltimas estribaciones de lasmontaas y se vio de nuevo en el pas de su niez, la alegra delregreso se vio empaada por una extraa tristeza. Haba olvidadotantas cosas que haba credo que su mente recordara siempre!

    La noticia de su regreso le haba precedido, y pronto vio a lo lejos,ante s, una hilera de caballos galopando por el camino. Espole al

  • suyo, preguntndose si vendra Sherval a recibirle, y se sinti un tantodesilusionado cuando vio que era Grayle quien encabezaba el cortejo.

    Shervane se detuvo frente al anciano. Grayle le puso una manosobre el hombro, pero durante unos instantes volvi la cabeza y nopudo pronunciar palabra.

    Shervane supo que las tormentas del ao anterior habandestruido algo ms que el antiguo puente. Los rayos haban destruidosu propia casa. Aos antes del momento previsto, todas las tierrasque Sherval haba posedo haban pasado a posesin de su hijo. Yotras tierras adems, pues toda la familia estaba reunida segn eracostumbre una vez al ao en la gran casa cuando el rayo cay sobreella. En un solo instante, todas las tierras que se extendan entre lasmontaas y el mar haban pasado a su propiedad. Era el hombre msrico que el pas haba conocido desde haca muchas generaciones; yShervane hubiese dado con gusto todo esto por poder mirar una vezms los tranquilos ojos grises del padre al que nunca volvera a ver.

    Tlilorne se haba alzado y bajado en el cielo varias veces desdeque Shervane abandon su infancia en el camino ante las montaas.La tierra haba florecido durante aquellos aos, y las posesiones quetan sbitamente heredara haban aumentado de valor. Las habaadministrado bien, y ahora tena tiempo una vez ms para soar. Msan: tena riquezas suficientes para convertir sus sueos en realidad.

    Haban cruzado las montaas muchas historias sobre lo queBrayldon estaba haciendo en el Este, y aunque los dos amigos nohaban vuelto a verse desde su juventud, intercambiaban mensajescon regularidad. Brayldon haba logrado satisfacer sus ambiciones: noslo haba proyectado los dos mayores edificios construidos desde losantiguos tiempos, sino que tambin haba proyectado toda una nuevaciudad, aunque no se terminara su construccin hasta despus de sumuerte. Al or estas cosas, Shervane recordaba las aspiraciones de supropia juventud, y su mente regresaba a travs de los aos hasta elda en que juntos haban estado bajo la majestad del Muro. Se debatidurante mucho tiempo con sus pensamientos, temiendo reavivarviejos anhelos que luego no pudiese sofocar. Pero al fin tom unadecisin y escribi a Brayldon. Para qu servan riqueza y poder si no

  • poda emplearlos en la realizacin de sus sueos?Luego Shervane esper, preguntndose si Brayldon habra

    olvidado el pasado en los aos en los que haba llegado a la fama. Notuvo que esperar mucho: Brayldon no ira inmediatamente, pues tenapendientes de terminar importantes obras, pero en cuanto lasconcluyese ira a ver a su viejo amigo. Shervane le haba planteadouna empresa digna de su capacidad..., una empresa que, si lograballevarla a trmino, le producirla mayor satisfaccin que todo lo quehaba hecho en su vida.

    Brayldon lleg a principios del verano siguiente, y Shervane sali arecibirle al camino, junto al puente. Eran muchachos cuando sesepararon por ltima vez, y ahora estaban casi en la edad madura,aunque, al saludarse, los aos parecieran desvanecerse y ambossintieran una secreta alegra al ver lo poco que el tiempo habaafectado al amigo que recordaban.

    Pasaron varios das conferenciando, considerando los planestrazados por Brayldon. Era una obra inmensa, y llevarla varios aoscompletarla, pero un hombre de la riqueza de Shervane poda hacerlo.Antes de dar su aceptacin definitiva, llev a su amigo a ver a Grayle.

    El anciano llevaba algunos aos viviendo en la casita que Shervanele haba construido. Llevaba mucho tiempo sin intervenir de un modoactivo en la vida de las grandes haciendas, pero su consejo siempreestaba a punto cuando era necesario y resultaba invariablementesabio.

    Grayle saba por qu Brayldon estaba en el pas y no manifestsorpresa alguna cuando el arquitecto desenroll sus planos. El dibujoms grande mostraba toda la altura del Muro, con una gran escaleraque se alzaba a su lado desde la llanura. En seis tramos, con la mismaseparacin, la rampa ascendente se nivelaba en amplias plataformas,la ltima de las cuales quedaba slo a una corta distancia de la cimadel muro. Brotando de la escalera en una serie de lugares a lo largo desu longitud se dibujaban contrafuertes que a criterio de Grayle parecandemasiado giles y finos para el trabajo que tenan que hacer. Luegocomprendi que la gran rampa se sustentara en gran medida a simisma, y por otra parte todo el empuje lateral se aplicara sobre el

  • propio Muro.Mir el dibujo en silencio un rato y luego coment plcidamente:-Siempre lograste salirte con la tuya, Shervane. Deba haber

    imaginado que al final sucedera esto.-Entonces crees que es una buena idea? -pregunt Shervane.

    Jams haba desatendido los consejos del anciano, y estaba ansiosopor saber qu consejo le dara ahora.

    Como siempre, Grayle fue directo a la cuestin.-Cunto costar? -pregunt.Brayldon se lo dijo, y por un momento se hizo un tenso silencio.-Eso incluye -dijo rpidamente el arquitecto-la construccin de una

    buena carretera que cruce la Tierra Sombra y de una pequea ciudadpara los trabajadores, La escalera propiamente dicha se har conaproximadamente un milln de bloques idnticos que encajarn unosen otros formando una estructura rgida. Podremos hacerlos, espero,con los minerales que encontremos en la Tierra Sombra.

    Suspir levemente.-Me hubiese gustado construirla con barras de metal, pero habra

    costado an ms, puesto que hubiera sido necesario traer todo elmaterial desde el otro lado de las montaas.

    Grayle examin ms detenidamente el dibujo.-Por qu te paras antes de la cima?Brayldon mir a Shervane, que contest a la pregunta con cierto

    embarazo.-Quiero ser el nico que haga la ascensin final -contest-. El

    ltimo tramo se superar con una mquina elevadora situada en laplataforma ms alta. Quiz haya peligro: por eso quiero ir solo.

    Aunque no era sta la nica razn, era una buena razn. Segnle haba dicho Grayle una vez, tras el Muro estaba la locura. Si eso eracierto, no tena por qu enfrentarla otro.

    Grayle habl una vez ms con su voz tranquila y soolienta.-En ese caso -dijo-, lo que haces no es ni bueno ni malo, pues

    slo te concierne a ti. Si el Muro se construy para impedir que algopenetrase en nuestro mundo, seguir siendo infranqueable desde elotro lado.

  • Brayldon asinti.-Hemos pensado en eso -dijo, con un deje de orgullo-. Si fuese

    necesario, la rampa podra destruirse en un instante medianteexplosivos colocados en puntos estratgicos.

    -Eso est bien -contest el anciano-. Aunque no creo esashistorias, es bueno estar preparado. Espero seguir an aqu cuando laobra se termine. Y ahora intentar recordar lo que o sobre el Murocuando era tan joven como eras t, Shervane, cuando mepreguntaste por primera vez sobre l.

    Antes de que llegase el invierno, estaba construida la carreterahasta el Muro y se haban sentado los cimientos de la ciudadprovisional. La mayor parte de los materiales que necesitaba Brayldonresultaron fciles de hallar, Pues la Tierra Sombra era rica enminerales. Brayldon haba estudiado personalmente el Muro y habaelegido el punto donde ira la escalera. Cuando Trilorne comenz ahundirse en el horizonte, Brayldon se senta muy satisfecho del trabajorealizado.

    En el verano siguiente se hicieron los primeros bloques dehormign y se probaron a satisfaccin de Brayldon. Y antes de quellegase otra vez el invierno se haban fabricado ya varios miles yestaban puestos los cimientos. Dejando al cargo de la produccin a unayudante de.! confianza, Brayldon pudo regresar a su interrumpidotrabajo. Una vez hechos suficientes bloques, volvera para supervisarla construccin de la escalera, pero hasta entonces no sera necesariasu gua.

    Shervane cabalgaba dos o tres veces al ao hasta el Muro paraobservar el desarrollo de las obras. Transcurridos cuatro, Brayldonvolvi con l. Capa tras capa, las hileras de piedra comenzaron aascender por los flancos, del Muro y los leves contrafuertescomenzaron a arquearse en el espacio. Al principio la escalera crecalentamente, pero a medida que su cima se estrechaba, el incrementoiba adquiriendo un ritmo ms rpido. Durante, un tercio del ao eranecesario abandonar el trabajo, y durante el largo invierno haba unoscuantos meses de ansiedad en los que Shervane se acercaba a lasfronteras de la Tierra Sombra, a escuchar las tormentas que

  • atronaban frente a l en la reverberante oscuridad. Pero Brayldonhaba construido bien, y todas las primaveras la obra apareca en pie,ilesa, como si fuese capaz de sobrevivir al propio Muro.

    Las ltimas piedras se colocaron siete aos despus, de iniciada laobra. Situado a ms de un kilmetro de distancia, de modo quepudiese ver la estructura en su totalidad, Shervane pens conasombro que todo aquello haba surgido de unos cuantos planos queBrayldon le haba mostrado aos atrs y conoci parte de la emocinque el artista debe de sentir cuando sus sueos se hacen realidad.

    Y record tambin el da en que, siendo muchacho, con su padre,haba visto el Muro por primera vez, muy, lejos, frente al oscuro cielode la Tierra Sombra.

    Haba barandillas en la plataforma superior, pero Shervane no seacerc siquiera a ellas.. El suelo quedaba a una distanciaestremecedora, e intent olvidar la altura ayudando a Brayldon y a losobreros a colocar la mquina elevadora que le alzada a l los restantesseis metros que faltaban hasta la cumbre. Cuando todo estuvo listo,entr en la mquina y se volvi a su amigo con toda la seguridad quepudo reunir.

    -Slo tardar unos minutos -dijo con fingida indiferencia-.Encuentre lo que encuentre, regresar enseguida.

    Difcilmente podra haber sospechado las pocas alternativas quetena.

    Grayle estaba ya casi ciego y no vera otra primavera. Peroreconoci las pisadas que se acercaban y salud a Brayldon por sunombre antes de que el visitante tuviese tiempo de hablar.

    -Me alegro de que viniera --dijo-. He estado pensando en todo loque me dijo y creo que al fin s la verdad. Quiz usted lo sospecheya.

    -No -dijo Brayldon-. Me ha dado miedo pensar en ello.El anciano sonri.-Por qu ha de temer uno algo slo porque sea extrao? El Muro

    es asombroso, s.... pero no tiene nada de terrible, para los que seenfrentan a su secreto sin vacilar.

    Siendo yo un muchacho, Brayldon, mi viejo maestro me dijo

  • una vez que el tiempo jams podra destruir la verdad.... slo podraocultarla entre leyendas. Tena razn. De todas las fbulas que correnacerca del Muro, yo puedo seleccionar ahora las que forman parte dela historia.

    Hace mucho tiempo, Brayldon, cuando la Primera Dinastaestaba en su apogeo, Trilorne era ms clido de lo que es ahora, y laTierra Sombra era ms frtil y estaba habitada.... como quiz lo estnun da las Tierras del Fuego cuando Trilorne sea viejo y dbil. Loshombres podan ir tan al sur como quisieran, pues no haba ningnMuro que les cortara el paso. Muchos debieron de hacerlo, buscandonuevas tierras en las que establecerse. Lo que le sucedi a Shervaneles sucedi tambin a ellos, y eso debi destruir muchas mentes....tantas que los cientficos de la Primera Dinasta construyeron el Muropara impedir que la locura se extendiese por la tierra. Aunque yo nopuedo creer que sea cierto, la leyenda dice que el Muro se construyen un solo da, sin ningn trabajo, con una nube que rodeaba elmundo.

    El anciano se sumi en un ensueo, y por un momento Brayldonno le molest. Su mente estaba muy lejos, en el pasado, imaginandosu mundo como un globo perfecto que flotaba en el espacio mientraslos Antiguos tendan aquella banda de oscuridad alrededor del ecuador.Aunque la imagen fuese falsa en su detalle mas importante, jamspodra borrarla por completo de su mente.

    Cuando los ltimos metros del Muro pasaron ante sus ojos,Shervane necesit todo su valor para no gritar que le bajasen denuevo. Recordaba algunos relatos terribles que haba desechado entrerisas, pues proceda de una raza especialmente libre de supersticiones.Pero y si, despus de todo, aquellas historias eran ciertas, y el Murohaba sido construido para mantener fuera del mundo algn horror?

    Intent olvidar estos pensamientos y no le result difcil en cuantosuper el nivel ms alto del Muro. Al principio no pudo interpretar laimagen que sus ojos le traan: luego vio que estaba mirando a travsde una plancha negra sin suturas, cuya anchura no poda calcular.

    La pequea plataforma se detuvo, y advirti con unasemiconsciente admiracin lo exactos que haban sido los clculos de

  • Brayldon. Luego, tras dirigir una ltima palabra de seguridad al grupoque quedaba abajo, se situ sobre el Muro y comenz a caminar confirmeza hacia delante. Al principio pareca como si la llanura que seextenda ante l fuese infinita, pues ni siquiera poda decir donde seencontraba con el cielo.

    Camin sin vacilacin, dando la espalda a Trilome. Le hubiesegustado poder utilizar su propia sombra corno gua, pero sta sedifuminaba en la oscuridad mucho ms profunda que haba a sus pies.

    Algo iba mal. A cada paso que daba la oscuridad creca.Sorprendido, se volvi y vio que el disco de Trilorne era ahora plido yoscuro, como si estuviese vindolo a travs de un vidrio ahumado.Con creciente miedo, comprendi que no slo suceda esto: Trilorneera ms pequeo que el sol que l haba conocido toda su vida.

    Agit la cabeza en un gesto colrico de desafo. Aquello eranimaginaciones, fantasas. Era algo tan contrario a toda experiencia quedej de sentir miedo y camin resueltamente hacia delante tras echaruna ltima mirada al sol que quedaba a sus espaldas.

    Cuando Trilorne qued reducido a un punto, y la oscuridad lerodeaba por completo, lleg el momento de abandonar la empresa.Un hombre ms prudente habra dado la vuelta en aquel instante, yShervane tuvo una sbita visin de pesadilla de s mismo perdido enaquella eterna media luz entre la tierra y el cielo, incapaz de localizar elcamino que pudiese llevarle de nuevo a la seguridad. Entonces recordque mientras pudiese ver Trilorne no estaba en peligro.

    Un tanto inseguro, continu su camino mirando de vez en cuandohacia atrs, a la desmayada luz que quedaba a sus espaldas. Trilornese haba desvanecido, pero an se marcaba un dbil resplandor en elcielo que sealaba su emplazamiento. Y, adems, no necesitaba yasu ayuda, pues frente a l iba apareciendo en el cielo una segunda luz.

    Al principio pareca slo un debilsimo resplandor y, cuando estuvoseguro de su existencia, advirti que Trilorne haba desaparecido ya.Pero ahora senta mayor confianza, y a medida que avanzaba aquellaluz aliviaba sus temores.

    Cuando vio que estaba realmente aproximndose a otro sol,cuando pudo decir con seguridad que aquella luz estaba

  • expandindose lo mismo que Trilorne se contraa un momento antes,logr hundir todo su desconcierto y su temor en las profundidades desu mente. Se limitara a observar y a registrar. Ms tarde ya tendratiempo de comprender. No era tan absurdo, despus de todo, el quesu mundo pudiese poseer dos soles, uno a cada lado.

    Y ahora, al fin, pudo ver difusamente, a travs de la oscuridad, lalnea de bano que marcaba el otro lado del Muro. Muy pronto sera elprimer hombre en miles de aos, quiz en toda la eternidad, quecontemplase las tierras que el Muro separaba de su mundo. Serantan hermosas como las suyas? Y habra all gente que se alegrarla derecibirle?

    Pero el que le estuviesen esperando, y de aquel modo, era msde lo que haba soado.

    Grayle extendi la mano hacia la vitrina que tena al lado y hurgbuscando una gran hoja de papel que haba all. Brayldon le observabaen silencio. El anciano continu:

    -Cuntas veces hemos odo discutir sobre el tamao del universoy sobre si tena lmites o no! No podemos imaginar que el espaciotermine, pero nuestras mentes se rebelan ante la idea del infinito.Algunos filsofos han imaginado que el espacio est limitado por lacurvatura en una dimensin superior.. Supongo que conoce usted lateora. Quiz esto se cumpla en otros universos, si existen, pero encuanto al nuestro, la respuesta es ms sutil.

    Nuestro universo, Brayldon, termina en la lnea del, Muro.... ysin embargo no termina, Antes de que se construyera el Muro nohaba ninguna barrera, nada que impidiese seguir adelante. El propioMuro no es ms una barrera hecha por el hombre, que comparte laspropiedades del espacio en que se encuentra. Esas propiedadesestuvieron siempre all, y el Muro jams les aadi nada.

    Mostr la hoja de papel a Brayldon y la hizo girar lentamente.-Aqu hay una simple hoja. Tiene, claro est, dos caras. Puede

    usted imaginar una que no las tuviese?Brayldon le mir desconcertado.-Eso es imposible, es ridculo!-Pero es -dijo Grayle suavemente. Extendi de nuevo la mano

  • hacia la vitrina y sus dedos rebuscaron en ella. Finalmente sac unatira larga y flexible de papel y gir sus ojos vacos hacia Brayldon, queaguardaba en silencio.

    -Nosotros no podemos equiparamos a los cerebros de la PrimeraDinasta, pero lo que sus mentes pudieron captar directamentenosotros podemos entenderlo por analoga. Este simple truco, que tantrivial parece, puede ayudarle a entender la verdad.

    Paso sus dedos a lo largo de la tira de papel. Luego uni los dosextremos para hacer un crculo.

    -Aqu tengo una forma que usted conoce perfectamente. Laseccin de un cilindro. Paso mi dedo por la parte interior, as... y ahorapor la exterior. Las dos superficies son claramente distintas. Slo sepuede pasar de la una a la otra atravesando el grosor del papel, estde acuerdo?

    -Desde luego --dijo Brayldon, an desconcertado-. Pero quprueba eso?

    -Nada --dijo Grayle-. Pero, ahora, observe...Aquel sol, pensaba Shervane, era hermano gemelo de Trilorne. La

    oscuridad se haba desvanecido por completo, y no tena ya lasensacin, que no intentara comprender, de caminar por una llanurainfinita. Ahora se mova lentamente, pues no tena ningn deseo dellegar demasiado -deprisa a aquel vertiginoso precipicio. Al cabo de unrato pudo ver un horizonte distante de colinas bajas, tan desnudo ysin vida como los que haba dejado tras l. Esto no le desilusion, puesla primera visin de su propia tierra no sera ms atractiva que aqulla.As que sigui caminando, y cuando una mano helada estruj sucorazn no se detuvo, como habra hecho un hombre con menosvalor. Sin vacilar, contempl el familiar paisaje que se extenda ante l,hasta que pudo ver la llanura en la que se haba iniciado su viaje y lagran escalera y, por ltimo, la expectante y ansiosa cara de Brayldon.

    Grayle uni de nuevo los dos extremos de la tira de papel, peroahora hacindoles dar un medio giro para que quedase retorcida. Se lamostr a Brayldon.

    -Pase el dedo por ella ahora -dijo pausadamente.Brayldon no lo hizo: entenda ya lo que el viejo quera decir.

  • -Comprendo -dijo-. Ya no hay dos superficies separadas. Ahoraforma una hoja continua y nica, una superficie de una sola cara. Algoque a primera vista parece totalmente imposible.

    -S -contest Grayle muy suavemente-. Imagin que loentendera. Una superficie de una sola cara. Quiz comprenda ahorapor qu este smbolo era tan comn en las antiguas religiones, aunquesu significado se haya perdido por completo. No es, claro est, msque una tosca y simple analoga..., un ejemplo en dos dimensiones delo que en realidad debe suceder en tres. Pero, es lo mximo quenuestras mentes pueden aproximarse a la verdad.

    Hubo un largo y meditabundo silencio. Luego Grayle suspirprofundamente y se volvi a Brayldon como si an pudiese ver surostro.

    -Por qu regres usted antes que Shervane? -pregunt, aunqueconoca de sobra la respuesta.:

    -Tuvimos que hacerlo --dijo Brayldon con tristeza-pero yo no quisever mi obra destruida.

    Grayle asinti, comprensivo.-Entiendo -dijo.Shervane recorri con la mirada el largo tramo de escaleras que

    ningn pie volvera a pisar. No crea tener motivos para lamentarse: sehaba esforzado y haba hecho todo lo posible. Haba triunfado en lamedida en que se poda triunfar.

    Lentamente, alz la mano y dio la seal. El Muro se trag laexplosin lo mismo que hubiese podido absorber cualquier otro sonido,pero la tranquila gracia con que contrafuertes y rampas se inclinaron ycayeron fue algo qu recordara toda su vida. Por un instante, tuvouna visin sbita e inexplicablemente aguda de otra escalera,contemplada por otro Shervane, cayendo en ruinas idnticas al otrolado del Muro.

    Pero comprendi que se trataba de un pensamiento estpido:nadie mejor que l saba que el Muro tena una sola cara.