el manifiesto del desecho - revista diseÑa · grasa en el cuerpo humano; ... pero de seguro...
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Víctor MargolinProfesor Emérito U. de Illinois en Chicago _ PhD en Historia del Diseño, Union Institute.Professor Emeritus, University of Illinois at Chicago _ PhD in History of Design, Union Institute.
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esto
del
Des
echo
En este manifiesto, Margolin analiza el significado del concepto de desecho y resalta el rol de inventores, diseñadores y activistas sociales en la creación de una economía global sustentable. El autor aboga por el fin de la economía de callejón ciego y propone una sociedad de flujo libre, un lugar de movimiento y transformación donde los desechos sean constantemente reconvertidos en formas nuevas y usables. Además de enumerar siete tendencias destructivas del sistema económico actual, el manifiesto subraya la necesidad de controlar la producción de desechos sintéticos y subsanar el desconocimiento público sobre estos. Entre las dificultades para desarrollar una economía de flujo libre, el autor menciona la carencia de habilidades que presentan algunos visionarios e inventores para unir sus esfuerzos con los de otros en una manera sistémica.
In this manifesto, Margolin analyses the meaning of the concept “waste” and highlights the role of inventors, designers and activists in the creation of a sustainable global economy. The author advocates the end of the cul-de-sac economy and proposes a flow-through society, a place of movement and transformation where waste is constantly reconverted into new, usable forms.Besides enumerating the seven destructive trends of our present economic system, the manifesto stresses the need to control production of toxic waste and remedy the public misinformation about them. Among the difficulties of developing a flow-through economy, the author mentions the lack of abilities that some visionaries and inventors evidence to unite their efforts with those of others in a systemic manner.
Desecho sintético _ desecho natural _ economía _ flujo libre _ callejón ciego _ información pública.Synthetic waste _ natural waste _ economy _ flow-through _ cul-de-sac _ public informatio.
WASTE MANIFESTO
45DOSSIER
El desecho es parte de la vida. Los cuerpos humanos y animales producen
desechos naturales; a su vez, las sociedades producen desechos sintéticos.
Si bien no podemos controlar el nivel de desechos naturales, dado que su producción
es una parte orgánica de la supervivencia biológica, podemos reducir drásticamente
la producción de desechos sintéticos. Los desechos naturales y sintéticos vienen en
dos variedades: reutilizables y no reutilizables. El objetivo de una economía sustenta-
ble de desechos es reutilizar tanto desecho como sea posible, incluso hasta el punto
de reducir el superávit de desechos a cero.
Para lograr esto, necesitaríamos crear una sociedad de flujo libre donde todo el desecho
—natural y sintético— sea reutilizado. Lo opuesto a una sociedad de flujo libre es una
sociedad de callejón ciego, donde los desechos fluyen hacia espacios sin salida desde
donde no pueden ser reutilizados. Los desechos no reutilizados son el equivalente a la
grasa en el cuerpo humano; su exceso produce obesidad social. Dado que la economía
de desechos es tan complicada y se sabe tan poco de ella, la mejor manera que tenemos
de abordar inicialmente el asunto es por la vía de metáforas que nos permitan visionar
las consecuencias de una economía de desechos no sustentable.
La obesidad es una metáfora útil, dadas sus connotaciones: exceso y lentitud. La imagen
de una sociedad de callejón sin salida también es útil, pues trae a la mente puntos muer-
tos y recolecciones inútiles. “Basura” y “desperdicios” son dos términos que se aplican
al desecho de callejón sin salida. Ambos tienen connotaciones negativas y nos impiden
imaginar la transformación del desecho en nuevas formas. Inversamente, la imagen de
una sociedad de flujo libre nos ayuda a imaginar un lugar de movimiento y transforma-
ción donde los desechos son constantemente reconvertidos en formas nuevas y usables.
Una sociedad así es resultado de una economía de desechos eficiente.
La consecuencia de una economía no sustentable de desechos no solo es la obesidad,
sino la toxicidad. El vertido de químicos a las aguas públicas, el enterramiento de
metales en rellenos sanitarios y el sellado y almacenado inadecuado de los residuos
tóxicos de reactores nucleares, todo ello poluciona el agua que bebemos y el aire que
respiramos. Acciones como estas también envenenan los alimentos que comemos,
como hemos podido apreciar en pescados contaminados con mercurio. De igual ma-
nera, el exceso de dióxido de carbono de los escapes de vehículos motorizados ha
contribuido al calentamiento global.
Para compensar estas peligrosas consecuencias de la obesidad y toxicidad, de-
bemos construir una economía sustentable de los desechos. Es una tarea abru-
madora pero esencial para la sobrevivencia de la vida humana en el largo plazo.
La imagen de una sociedad de flujo libre nos ayuda a imaginar un lugar de movimiento y transformación donde los desechos son constantemente reconvertidos en formas nuevas y usables. Una sociedad así es resultado de una economía de desechos eficiente.
Este manifiesto fue originalmente publicado en Interactions Magazine, 16(4), julio-agosto 2009. También apareció, en la monografía sobre basura de la revista china Zhuangshi (n.° 242, junio 2013).
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Una economía de estas características podría contrarrestar las siguientes ten-
dencias destructivas:
• La conversión de grandes espacios en rellenos sanitarios, que en realidad son
cementerios de basura.
• El alto costo de disponer de desechos no reutilizables.
• La reducción de desechos que de otro modo podrían ser reutilizables y ser
convertidos en productos comerciables.
• La toxicidad de materiales de desecho inadecuadamente almacenados.
• Los costos médicos asociados al tratamiento del impacto de la toxicidad en la
salud humana.
• Las políticas de ubicación de rellenos sanitarios y almacenamiento de desechos
no reutilizables.
• El riesgo de estar llegando a los límites de almacenamiento de
desechos no utilizables: límites de espacio, límites de recursos y límites de
tolerancia política.
El simple reconocimiento de las consecuencias de una economía de desechos no
sustentable fuerza la conclusión de que el almacenamiento de desechos no reuti-
lizables no puede continuar indefinidamente. Cuando se alcancen los límites, las
consecuencias de persistir en prácticas no sustentables en el almacenamiento de
desechos serán ampliamente visibles y estarán cargadas políticamente.
La primera tarea hacia la creación de una economía global sustentable de desechos
es la adopción de algunos términos que hacen sentido y pueden ser utilizados con un
entendimiento compartido de su significado. Primero está el término “desecho”. El
desecho en sí mismo no es inherentemente negativo, dado que es una consecuencia
necesaria de la actividad biológica y social. Basura y desperdicios son sus descripcio-
nes negativas, pero los desechos pueden tener beneficios. En el sentido más positivo,
los desechos reutilizables pueden tener una función de materia prima importante
en una economía sustentable de desechos. Retirando los desechos, administrándo-
los y transformándolos en nuevos productos se podría generar una gran cantidad
de puestos de trabajo. En una sociedad de flujo libre, estos costos son retornados a
medida que los desechos se transforman en nuevos materiales. En una sociedad de
callejón sin salida, los costos de retiro de desechos se transforman en un lastre para
los presupuestos municipales, regionales y nacionales.
La transformación del desecho presenta un gran desafío a inventores, diseñadores y
gestores sociales. En años recientes han aparecido nuevos usos para materiales que
de otro modo se habrían convertido en basura o desperdicios. El lento desarrollo de
esto puede ser atribuido en gran parte a una falta de voluntad y complacencia acerca
de la disponibilidad futura de recursos.
Los fabricantes han encontrado nuevos modos de reutilizar desechos para crear
nuevos productos, tales como papel reciclado y partes de automóviles. Los cos-
tos de manufacturar con materiales reciclables pueden ser actualmente eleva-
dos, pero de seguro podrán reducirse a medida que hacerlo se transforme en
una actividad principal.
Tal vez el obstáculo más grande que aparece al considerar la necesidad de contar con
una economía de desechos eficiente y sustentable sea el desconocimiento del público
de cómo podría funcionar. Casi no hay información pública respecto de hacia dónde
van los desechos. Depositamos los desechos humanos y sociales en diversos tipos de
receptáculos y seguimos adelante con nuestra vida sin prestarles mayor atención.
Ahora que nos encontramos en medio de una severa crisis, los aspectos destructivos
del sistema financiero global están siendo expuestos y la regulación se ha transfor-
mado en una demanda social. El previo relajamiento de las regulaciones se debió
en parte a la ignorancia por parte del público de lo que estaba en juego. La banca
creaba productos no sustentables mientras el público permanecía en la ignorancia.
Solo cuando el sistema colapsó, comenzamos a ver las implicancias negativas de lo
que se había hecho.
Si bien la economía del desecho no se encuentra aún al borde de colapsar como un
todo, partes de ella ya lo han hecho, particularmente por niveles no sustentables
de polución en nuestro aire, tierra y agua. La acumulación de basura y desperdicios
también está llegando a niveles no sustentables, donde ya no va a haber espacio
para seguir enterrando más, ni tampoco los países pobres van a estar dispuestos a
recibirlos, aun cuando se les pague bien por hacerlo.
Explicar al público cómo funciona la economía del desecho va a requerir un enorme
esfuerzo de educación, uno que los políticos debieran anticiparse a apoyar. Debemos
primero identificar los varios tipos de desechos naturales y sintéticos, y después acla-
rar cómo se están manejando actualmente. Finalmente, debemos entender cómo
podría funcionar una economía sustentable de desechos. Fragmentos de este cono-
cimiento ya son públicos y han motivado el involucramiento de activistas. Las co-
munidades se han movilizado para protestar por descargas químicas en acuíferos, la
Tal vez el obstáculo más grande que aparece al considerar la necesidad de contar con una economía de desechos eficiente y sustentable sea el desconocimiento del público de cómo podría funcionar.
La primera tarea hacia la creación de una economía global sustentable de desechos es la adopción de algunos términos que hacen sentido y pueden ser utilizados con un entendimiento compartido de su significado.
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polución de factorías a carbón y el ineficiente almacenamiento de residuos nucleares.
Como consumidores, sin embargo, algunos de nosotros aceptamos empaques excesi-
vos y oportunidades insuficientes para reciclar, y avalamos el proceso manufacturero
de productos que añaden más toxicidad a nuestra tierra, agua y aire.
También existen grupos sociales que abogan por un menor consumismo y exigen el
diseño de productos que duren más tiempo. Todos estos esfuerzos valen la pena, pero
pueden ser fortalecidos y expandidos a medida que entendemos mejor cómo funcio-
na la economía de desechos en una sociedad de flujo libre y cuán disfuncional resulta
en una cultura de callejón sin salida.
Como producto social, la economía de desechos requiere un enfoque amplio en dise-
ño. Tal como los economistas están entrenados para pensar en la economía financie-
ra como un sistema, necesitamos expertos entrenados que puedan pensar la econo-
mía del desecho de la misma manera. Los diseñadores son esenciales para permitir
la transformación de una economía de desechos no sustentable en una sustentable.
No solo necesitamos productos nuevos que puedan durar más, ser desarmados, re-
convertidos y operar sin componentes tóxicos, sino que también debemos encontrar
nuevos modos de empacar los productos con materiales que puedan ser reciclados o
reutilizados fácilmente. Finalmente, necesitamos nuevos sistemas para generar valor
económico a través de recolectar desechos naturales y humanos y transformarlos en
productos nuevos. Algunos visionarios ya han comenzado a trabajar en estas áreas,
pero la mayoría carece de las habilidades para unir sus esfuerzos con los de otros de
un modo sistémico.
En el intento de crear una economía sustentable de desechos está en juego el tema
de si seremos o no capaces de evitar la obesidad social disfuncional, algo que puede
paralizarnos logística, física y emocionalmente.
La crisis financiera actual nos ha demostrado que mentes capaces están disponibles
para considerar mejores alternativas a un sistema económico fallido que ha causado
tales estragos. Hasta que no entendamos que hay una economía de desecho sistémi-
co que también está funcionando mal y llegando a límites críticos, no estaremos en
situación de imaginar intervenciones de gran escala. Necesitamos aprender mucho
más acerca de cómo funcionan estas economías de desecho, aclarar para el público
los mecanismos del sistema actual y evaluar cuáles podrían contribuir a una nueva
economía de desechos sustentable y cuáles son el equivalente de activos financieros
tóxicos. También requerimos acciones resueltas para evitar el nivel de desastre finan-
ciero que vemos hoy en el mundo de las finanzas.DNA
Necesitamos aprender mucho más acerca de cómo funcionan estas economías de desecho, aclarar para el público los mecanismos del sistema actual y evaluar cuáles podrían contribuir a una nueva economía de desechos sustentable y cuáles son el equivalente de activos financieros tóxicos.
Como producto social, la economía de desechos requiere un enfoque amplio en diseño. Tal como los economistas están entrenados para pensar en la economía financiera como un sistema, necesitamos expertos entrenados que puedan pensar la economía del desecho de la misma manera.
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5150 DISEÑA DOSSIER
Relave minero, embalse Carén en las cercanías del pueblo de Alhué. Antiguo embalse de relave en fundición de Caletones, VI Región, cercano al pueblo de Coya y a Rancagua.
FOTOGRAFÍA: GUY WENBORNE, SECUENCIA DE SEIS IMÁGENES
5352 DISEÑA DOSSIER
Relave minero de la mina El Teniente en la cordillera de los Andes.
El vertido de químicos a las aguas públicas, el enterramiento de metales en rellenos sanitarios, el sellado y almacenado inadecuado de los residuos tóxicos de reactores nucleares, todo ello poluciona el agua que bebemos y el aire que respiramos.