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El Hombre que Sabía Demasiado Por G. K. Chesterton

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ElHombrequeSabíaDemasiado

Por

G.K.Chesterton

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I.ELROSTROENLADIANA

HaroldMarch,elnuevoyrenombradoperiodistapolítico,paseabaconairedecididoporunamesetaenlaque,desdehacíatiempo,seibansucediendoporigualpáramosyplanicies,ycuyohorizontesehallabaorladoporloslejanosbosques de la conocida propiedad de Torwood Park. Era un joven bienparecido,depelorubioyrizadoyojosclaros,vestidoconuntrajedetweed.Inmersoensufelizdeambularalolargoyanchodeaquelembriagadorpaisajede libertad, Harold March era aún lo bastante joven como para tener bienpresentessusconviccionespolíticasynosimplementeparaintentarolvidarlasa la menor ocasión. No en vano, su presencia en Torwood Park teníaprecisamente un motivo político. Era el lugar de encuentro propuesto nadamenos que por el Ministro de Hacienda, Sir Howard Horne, quien porentonces intentaba dar a conocer su denominado Presupuesto Socialista, elcual tenía la intención de exponer a cronista tan prometedor durante eltranscurso de cierta entrevista que ambos tenían concertada. HaroldMarch,porsuparte,pertenecíaaesaclasedehombresquesabentodoloquehayquesabersobrepolítica,peronadaacercadelospolíticos,ademásdeserposeedordeunosnotables conocimientos sobre arte, letras, filosofíay culturageneral(acerca,enfin,decasitodoexceptodelmundoenelquevivía).

Bruscamente,enmediodetodaaquellasoleadayventosallanura,setopócon una especie de grieta o hendidura en el terreno que apenas resultaba lobastante estrecha como para recibir tal nombre. Tenía el tamaño justo paraalbergar el cauce de un pequeño arroyuelo que desaparecía a intervalos porentreverdestúnelesdemalezaquesimulabanunbosqueenminiatura.Noenvano, aquella visión le hizo sentirse extraño, como si fuese un gigante queoteaseelvalledeunospigmeos.Sinembargo,cuandodescendióalacavidad,dicha impresión desapareció.Las rocosasmárgenes, si bien apenas tan altascomounacasa,pendíanporencimadesucabezaformandounperfilparecidoaldeunprecipicio.Cuandocomenzóacaminararroyoabajo,animadoporunadespreocupada pero romántica curiosidad, y vio el agua brillar en pequeñosjironesporentreaquellosgrandescantosrodadosgrisesyaquellosarbustosdeaspecto tan suave que parecían grandes matas de musgo verde, se sintiótransportadoporsuimaginación.Eracomosilatierrasehubieseabiertoylohubiese engullido hasta conducirlo a algún submundo de sueños.Y por fin,cuando advirtió la presencia de una figura humana, oscura contra la luzplateadadelarroyoysentadasobreungranpedruscocomosideunenormepájaro se tratara, le embargó el presentimiento de que estaba a punto deencontrarseconlaamistadmásextrañadetodasuvida.

Aparentemente,elhombresehallabapescandoo,almenos,absortoenla

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actitud de un pescadormás inmóvil de lo habitual.March pudo examinarlocasicomosisetratasedeunaestatuaqueestuvieraapuntodecobrarvida.Eraalto, rubio,deaspectoalgo lánguidoycadavérico,yensurostrodestacabansuspárpadospesadosysunarizprominente.Cuandolasombradesublancosombrerodealaanchalecubríalacabeza,sufinobigoteysuesbeltafiguraleconferíanunaaparienciajuvenil,peroenaquelmomentoelpanamáyacíaasulado, sobre el musgo, lo que le permitía apreciar al espectador una frenteprematuramentecalva.Esto,sumadoaunaapreciableflaccidezenlapielquele rodeaba los ojos, le daba cierto aire pensativo e incluso preocupado. Noobstante,lomáscuriosodetodoenél,segúnpodíadescubrirsetrasunsomeroexamen,eraque,aunqueparecíaunpescador,enrealidadnoestabapescando.

Enlugardeunacañadepescarllevabaconsigoalgoquemuybienpodríahabersidounsalabardo,comolosqueutilizanalgunospescadores,peroqueseasemejabamásaunadeesas redescomunesycorrientescon lasque jueganlos niños para capturar camarones o mariposas. Una y otra vez, el hombresumergía la red, observaba con gran seriedad la porción de lodo y malashierbasrecogidaconella,yvaciabasuinstrumentounosinstantesmástarde.

—No,nohecapturadonada—señalótranquilamente,respondiendoaunapregunta que nunca le fue dirigida—. Siempre que lo hago, tengo quedevolverloalagua,especialmentesisetratadeunpezgordo.Peroencambioalgunosdelosanimalillosmáspequeñossíquemeinteresancuandoloscojo.

—Uninteréscientífico,supongo—dijoMarch.

—Deuntipomásbiendeandarporcasa,metemo—contestóelextrañopescador—. Uno de mis pasatiempos es lo que se ha dado en llamar elfenómeno de la fosforescencia. De otra manera, resultaría bastanteembarazosoirpaseandoporahícargadoconunpescadohediondo,¿nocree?

—Supongoquesí—dijoMarchconunasonrisa.

—Quégrotesco resultaría entrar en un lujoso salón cargado con un granbacalaoluminoso—continuóelextrañohaciendogaladeunaapáticamaneradeexpresarse—.Quépintorescoseríaqueunopudiesellevarloporahícomosisetratasedeunalinterna,outilizarpequeñosarenquescomosifuesenvelas.Algunascriaturasdelmarresultaríanverdaderamentebonitassiseemplearancomofarolillos.Elcaracolmarinodecolorazul,porejemplo,querelucecomolas estrellas.O inclusoalgunas estrellasdemar,quebrillan comoauténticasestrellasrojas.Claroque,naturalmente,noesesoloqueestoybuscandoaquí.

March pensó en preguntarle qué era lo que estaba buscando, perosintiéndose sin fuerzas para entablar una discusión de carácter técnico cuyaprofundidadresultaría,cuandomenos,similaralaquealcanzanmuchosseresmarinos,decidiórecurriratemasmáscorrientes.

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—Deliciosoesconditeéste—dijo—.Unpequeñovalleconsuríoytodo.EscomounodeesoslugaresdelosquehablaStevensonensusnovelas,enlosquesiempredeberíapasaralgo.

—Losé—respondióelotro—.Creoqueesporqueelpropiolugar,porasídecirlo,pareceocurrirynosimplementeexistir.QuizáseaesoloqueelbuenodePicassoypartedeloscubistasestánsiempreintentandoexpresarpormediode ángulosy líneasquebradas.Mire, por ejemplo, esaparedde ahí como sifueraunacantiladodeescasaalturaquesobresaliesehaciaadelanteenángulorectoyquede repentedescendiesebruscamentehaciaesa laderacubiertadecésped.Escomounacolisiónsilenciosaquerepresentaselarompientedeunaenormeolaseguidadelaestelaquevadejandotrasdesíasupaso.

Marchmiróelpequeñodespeñaderoquesobresalíadelaverdependienteyasintió con la cabeza.En su interior, pudo sentir cómocrecía su interés poraquelhombrequederivabacontantafacilidaddelostecnicismosdelacienciaa los del arte, razón por la cual, sin tan siquiera pensarlo, le preguntó siadmirabaalosnuevosartistasangulares.

—Según yo lo veo, los cubistas no son lo suficientemente cubistas —respondióelextraño—.Quierodecirquenosonlosuficientementeprofundos.Al convertir las cosas en algomatemático las hacen transparentes, triviales.Extraiga usted mismo las líneas vitales del paisaje, simplifíquelas hasta unmeroángulo rectoy loqueconseguirá será reducirlasaun simplediagramasobre el papel. Los diagramas poseen su propia belleza, aunque ésta sea deotra clase. Representan las cosas inalterables, ese tipo de verdades serenas,eternas,matemáticas…;loquealguien,enfin,hallamadoelresplandorblancode…

Calló de golpe porque, antes de que pudiera llegar a decir la siguientepalabra, ocurrió algo con demasiada rapidez como para que pudiera sercomprendido. Desde detrás de las rocas que sobresalían sobre sus cabezasllegóunestrépitosimilaraldeunferrocarril.Uninstantemástarde,aparecióun enorme automóvil. Negro contra el sol del fondo, rebasó la cresta delacantiladocomouncarrodebatallaqueseprecipitaasudestrucciónenunaúltimaydesesperadahazaña.Demaneraautomática,Marchextendiólamanoen un ademán inútil, como si pretendiese coger al vuelo una taza que sehubiesecaídoenmitaddelsalón.

Durante un instante el vehículo simuló despegarse de la repisa de rocacomosifueseunaavionetay,despuésdequeelcielopareciesegirarsobresímismo como una rueda sobre su eje, acabó tumbado, hecho una ruina, enmediodelacrecidavegetaciónsituadaalfondo,mientrasunalíneadehumogriscomenzabaaascenderlentamenteenelairesilencioso.Algomásabajolafigura de un hombre de cabello gris yacía al pie de la escarpada y verde

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pendienteconlosmiembrosextendidosdecualquiermanerayelrostrovueltohaciaunlado.

Dejando a un lado su red, el excéntrico pescador se encaminóapresuradamentehaciaaquel lugar,seguidodecercaporsunuevoconocido.Mientrasseacercaban,nopudieronevitarpensarqueparecíahaberalgúntipode monstruosa ironía en el hecho de que la máquina siniestrada se hallasetodavíavibrandoyatronandotanempecinadamentecomounafábricamientraselhombrepermanecíacompletamenteinmóvil.

Este último se hallaba incuestionablemente muerto. La sangre fluía porentre la hierba desde una herida mortal en la parte trasera del cráneo. Sinembargo,elrostro,quesehallabavueltohaciaelsolyestabaintacto,resultabaextrañamente fascinante. Era éste uno de esos casos en los que una caraextraña semuestra inequívocamente familiar, uno de esos casos en los quetenemos la sensación de que deberíamos reconocerla aunque en realidad noseaasí.Aquelrostro,enconcreto,eraanchoycuadrado,dotadodeunagranmandíbula que se diría más bien propia de un primate de intelecto muydesarrollado.Labocaeraanchayestabacerradacontantafuerzaqueseveíareducidaaunasimplelínea.Lanarizeracorta,ylasfosasnasalesdeesaclasequeparecenestarsiemprebostezando,comohambrientasdeaire.Noobstante,lomásextrañodetodoeraqueunadelascejassetorcíahaciaarribaformandoun ángulo mucho más pronunciado que la otra. March pensó que,paradójicamente, nuncahabía visto un rostro tan plenode vida comoaquél,sensaciónéstaqueseveíaextrañamentereforzadaacausadelamatadepelocanosoque locoronaba.Unascuantashojasdepapelasomaban,semicaídas,porelbolsillo,ydeentreellasMarchextrajounacajitacontarjetas.Leyóenvozaltaelnombrequefigurabaenunadeellas.

—«SirHumphreyTurnbull».¡Vaya!,estoysegurodehaberescuchadoestenombreenalgunaparte.

Sucompañerodejóescaparun levesuspiroypermanecióensilencioporunmomento,comorumiandoalgoensuinterior.Luegodijosinmás:

—El pobre hombre está completamente muerto —y añadió algunostérminos científicos con los que su compañero se encontró perdido una vezmás.

—Tal y como están las cosas —continuó diciendo su notablementeinstruidointerlocutor—,serámejorparanosotros,almenosdesdeelpuntodevista legal, dejar el cuerpo como está hasta que acuda la policía.De hecho,creo que lo más adecuado sería que nadie excepto la propia policía fueseinformadodelosucedido.Asíquenosesorprendasiledalaimpresióndequeintentomantenerloocultoalosvecinosdelasinmediaciones.

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Luego,comosi se sintieseobligadoaaclarar sumásquebrusca reserva,dijo:

—HevenidoaTorwoodparaveramiprimo.MinombreesHorneFisher,locualpodríamuybienserunjuegodepalabrasenrelaciónconloqueestabahaciendoaquí,¿verdad?

—¿Sir Howard Horne es su primo?—preguntó March—. PrecisamentevoyaTorwoodParkparaverlo.Porsupuesto,essóloenrelaciónconsulaborpública y con la magnífica posición que está manteniendo acerca de susprincipios.CreoqueesePresupuestoes lomásgrandequesehavistoen lahistoriadeInglaterra.Claroque,sifalla,serátambiénelfracasomásheroicode la historia de Inglaterra. ¿Esusted admirador de sunotable pariente,Mr.Fisher?

—¡Yalocreo!—dijoMr.Fisher—.Eselmejortiradorqueconozco.

Luego, comosinceramentearrepentidode la indiferenciaqueacababadedemostrar,añadióconairerayanoenelentusiasmo:

—Si le digo la verdad, no. Pero, sin duda alguna, es un tiradorextraordinario.

Comoenardecidopor sus propias palabras, dio unbrincohacia la repisarocosaqueseelevabaporencimadeélylaescalóconunarepentinaagilidadque contrastaba sorprendentemente con su general lasitud. Permanecióalgunossegundossobreelpromontorio,superfilaguileñorecortadocontraelcielo,bajoelpanamá,mientrasoteabalacampiña,antesdequesucompañerohicieseacopiodelasfuerzassuficientesparapodertrepartrasél.

El nivel superior era una extensión de césped en la que las huellas delautomóvilsiniestradoparecíanhabersidoliteralmentearadas,perocuyobordesehallabacomocortadoporunosdientesdepiedra.Cantosrodadosdelasmásvariadas formas y tamaños yacían junto al borde. Resultaba prácticamenteincreíble que alguien pudiera haberse dirigido de manera deliberada haciaaquellatrampamortal,especialmenteaplenaluzdeldía.

—No logro entenderlo —dijo March—. ¿Estaba ciego? ¿O quizásborracho?

—Porsuapariencia,ningunadelasdoscosas—respondióelotro.

—Enesecasosetratadeunsuicidio.

—Nopareceunamaneracómodadellevarloacabo—subrayóelhombrellamadoFisher—.Además,soyincapazdeimaginarmealpobreyviejoPuggysuicidándose.

—¿El pobre y viejo quién? —inquirió el periodista, maravillado—.

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¿Conocíaaesepobredesventurado?

—Adecirverdad,nadieloconocía—respondióvagamenteFisher—.Peroeraconocido,sinduda.EnsutiempofueelazotedelParlamento,enespecialcuandoestallóaquel escándalode losextranjerosque fuerondeportadosporindeseables, para uno de los cuales él reclamaba la horca acusándolo deasesinato.Acabótanhartodetodoaquelloquefinalmenteabandonósucargo.Desdeentonces sededicababásicamenteaviajarporahí en suautomóvil,yhoyveníatambiénaTorwoodparapasarelfindesemana.Aunasí,noaciertoaverlacausadequedecidieraromperselacrismadeliberadamentecasialaspuertas del pueblo.Creo queHoggs (quiero decir,mi primoHoward) veníahoyexpresamenteparareunirseconél.

—¿PeroesqueTorwoodParkperteneceasuprimo?—inquirióMarch.

—No. Era de los Winthrop, ya sabe —contestó el otro—, aunqueactualmente es propiedad de otra persona, un tipo de Montreal llamadoJenkins. Hoggs viene solamente por la caza. Ya le dije antes que era unmagníficotirador.

LareiteracióndelelogiosobrelapersonadelgranestadistaseleantojóaHarold March ciertamente chocante, como si alguien hubiese definido aNapoleóncomoundistinguidojugadordenaipes.Perootraimpresión,aúnamediodefinir,luchabaenaqueltorrentedeelementosdesconocidos.Marchlahizosubiralasuperficieantesdequepudieradesaparecer.

—Jenkins —repitió—. ¿No se referirá usted a Jefferson Jenkins, elreformista social?Quiero decir, ¿el hombre que está luchando por el nuevoproyecto de propiedad rural? Resultaría tan interesante conocerlo como acualquierMinistrodeGobiernodelmundo,simepermiteusteddecirlo.

—Sí.Hoggs leaconsejóqueeneseasunto lamejoralternativaserían lascasasdecampo—dijoFisher—.Ycuandoelotrolerespondióargumentandoque la raza del ganado habíamejorado considerablemente, la gente dejó detomarleenserio.Pero,naturalmente,unotienequehacerserespetarcomoseaparapodermantenersutítuloaunqueaúnnolohayaconseguido.Pero,¡vaya!,aquívienealguienmás.

Habíanechadoaandarsobrelashuellasdelautomóvildejándoloatrás,enla hondonada, zumbando aún horriblemente como un enorme insecto queacabarademataraunhombre.Lashuellasloscondujeronhastaunrecododelacarretera,queconducíaenlínearectaalaslejanaspuertasdelapropiedad.Parecía claro que el vehículo había circulado carretera abajo hasta la curva,donde,envezdegiraralaizquierda,habíaseguidorectoatravésdelcéspedhasta alcanzar su perdición. Pero no fue este descubrimiento lo que habíaatraído la atención de Fisher, sino algo aún más llamativo. En el ángulo

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formadoporlablancacarreterapodíaverseunaoscuraysolitariafiguracasitaninmóvilcomounposte.Setratabadeunhombrealto,ataviadocontoscasropasdecazayconlacabezadescubierta,cuyopelo,rizadoydespeinado,leconferíaunaspectoverdaderamentesalvaje.Noobstante,vistomásdecerca,esta primera y fantástica impresión se desvaneció. A plena luz la figuraadquiriómaticesmásconvencionales,comolosdeuncaballerocorrientequesehubieraaventuradoasalirdesprovistodesombreroysinhabersedetenidoel tiempo suficiente para adecentar sus cabellos. A pesar de ello, la granestaturanovariaba,yalgoprofundoeinclusocavernosoalrededordelosojosrescatabasuaparienciaanimaldeentreunosrasgoscomunes.

Marchapenastuvotiempodeestudiaralhombreconmayordetenimientopues,para suasombro, suguía se limitóadecir:«¡Hola, Jack!»,ycontinuócaminando hasta dejarlo atrás sin prestarlemás atención que la que hubieraprestadoaunposte,ysinmostrar lamenor intenciónde informarlesobre lacatástrofe que había tenido lugar al otro lado del recodo rocoso. Fue algorelativamentesinimportancia,peroresultósertansólolaprimeradeunaseriede sorpresas que su nuevo y excéntrico amigo se estaba encargando deproporcionarle.

El hombre que acababan de dejar atrás se quedómirándolos de manerahartosospechosa,apesardelocualFisherprosiguiócontotaltranquilidadsucaminoalolargodelacarreteraqueconducíaalotroladodelaspuertasdelafinca.

—ÉseesJohnBurke,elviajero—accedióaexplicar—.Meimaginoquehabrá oído hablar de él. Practica la caza mayor y todo ese tipo de cosas.Lamentonohaberpodidodetenermeparapresentárselo,perocasimeatreveríaaasegurarlequetendrálaoportunidaddeconocerlomásadelante.

—Desdeluego, loquesíconozcoessu libro—dijoMarchconcrecienteinterés—. Me parecen dignas de toda admiración las escenas en las quedescribecómocazarunelefanteluchandoprácticamentecuerpoacuerpoconél.

—Sí,yotambiéncreoqueeljovenHalkettescribeestupendamente.Pero,¿cómo?¿NosabíaqueHalkettescribióeselibroenlugardeBurke?Burkeesincapazdeusaralgoquenoseaunarma,yesimposibleescribirconella.Pero,apesardetodo,tambiénesungrantipoasumanera,yameentiende.Estanvalientecomounleón…oinclusoaúnmás.

—Pareceustedconocerlotodoacercadeél—dijoMarchconunasonrisadedesconcierto—.Ytambiénsobremuchaotragente.

La despejada frente de Fisher se arrugó bruscamente y una curiosaexpresiónacudióasusojos.

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—Yo sé demasiadas cosas —dijo—. Ése es mi problema. Ése es elproblemadetodosnosotros.Sabemosdemasiado.Demasiadolosunosacercadelosotrosydemasiadoacercadenosotrosmismos.Yprecisamenteporesoahoraestoytaninteresadoenalgodeloquenosénada.

—¿Ydequésetrata?—inquirióelotro.

—Deporquéesepobrehombreestámuerto.

Llevaríanrecorridaaproximadamenteunamilladeaquella largacarreteraconversando a ratos de esta forma, cuando a March le asaltó la singularsensacióndequeelmundoenterosehabíavueltodelrevés.Mr.HorneFishernodenostabaconespecialaversiónasusamigosyparientesdelasociedaddemoda.Antesbien,dealgunosllegabainclusoahablarconafecto.Perotodosellos parecían pertenecer a una clase completamente nueva de hombres ymujeres que casualmente se llamaban igual que los hombres ymujeres quecontantafrecuenciaeranmencionadosenlosperiódicos.Contodo,nielmássanguinariofurordelamásencarnecidarevueltapodríahaberleparecidomásradicalmenterevolucionarioquetodaaquellafríafamiliaridad.Eracomosilaluzdeldíadiesedellenoenelreversodeldecoradodeunescenarioydejasealdescubiertoloquedeberíapermanecersiempreocultoentrebastidores.

Alcanzaronlasgrandespuertasdelapropiedady,parasorpresadeMarch,lasrebasaronsinobstáculoalgunoycontinuarona lo largodel interminable,rectoyblancocamino.Alfinyalcabo,eratodavíademasiadotempranoparasu cita con Sir Howard y se sentía arrastrado a presenciar el final delexperimento, fuesede la claseque fuese, que sunuevo amigo se traía entremanos.Hacíaya ratoquehabíandejadoatráselpáramo,yahoraunabuenapartedelblancocaminoaparecíagrisbajolagransombraproyectadaporlosbosques de pinos de Torwood, que simulaban barrotes grises arracimadoscontralaluzdelsolyquesejuntabanunosaotrosparacrearunaparceladenoche en pleno mediodía. Pronto, sin embargo, comenzaron a aparecerrendijas entre ellos como si fuesen destellos producidos por ventanas decolores. Los árboles se iban separando y dispersando conforme la carreteraavanzaba,mostrando los salvajes e irregularesbosquecillos en losque, tal ycomo dijera Fisher, los cazadores habían estado ocupados disparando sintregua durante todo el día. Unas doscientas yardas más allá llegaron a unnuevorecododelacarretera.

Enlamismacurvaselevantabaunaespeciedeposadaruinosaenlaqueundeslustrado letrero rezaba The Grapes. El rótulo, oscuro e indescifrable,colgaba negro contra el cielo y el páramo gris que podía verse al fondo, eincitabaaentrarenellugartantocomosisetratasedeunacámaradetortura.Marchseñalóqueparecíaunatabernapensadamásparaelvinagrequeparaelvino.

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—Unabuena frase—dijo Fisher—, y de hecho así sería si uno fuese losuficientemente idiota como para beber vino ahí dentro. Pero en cambio lacervezaesmuybuena,ylomismopuedodecirdelcoñac.

Algosorprendido,March losiguióhastael interiordelsalón.Aunquenoera una personamelindrosa, no pudo reprimir un ligero gesto de desagradoante el primer vistazo que pudo echarle al posadero, quien resultó sernotablementedistintodelafableycordialposaderoquesueleaparecerenloscuentos. Era éste un hombre huesudo, muy callado tras su bigote negro ydotado de unos inquietos ojos oscuros. El investigador, taciturno pornaturaleza, acabó teniendo éxito al extraerle algunos fragmentos deinformacióna fuerzadepedircervezayhablarleporfiadayminuciosamentedeautomóviles.Evidentemente,yporalgunaocultarazónqueaMarchseleescapaba,Fisherconsiderabaalposaderounaautoridadenautomóviles,muyal tanto de todos los secretos del mecanismo y la conducción, tanto buenacomo mala, de éstos, y logró dominarlo todo el tiempo con su penetrantemirada,comoelAncianoMarineroenaquelantiguopoema.Deentretodaestamás quemisteriosa conversación salió finalmente a flote algo parecido a laafirmacióndequeunautomóvilenparticular,deunaconcretadescripción,sehabíadetenidoante laposadaaproximadamenteunahoraantes,ydequeunhombre mayor se había apeado en busca de asistencia mecánica. Traspreguntarle si el visitante había precisado algún otro tipo de asistencia, elposadero dijo escuetamente que el caballero había llenado su petaca ycompradounoscuantosbocadillos.Yconestaspalabras,elpocohospitalarioanfitrión salió a toda prisa del salón del bar. Todavía pudieron oírlo dandoportazosporalgúnlugardeloscurointerior.

Fisherpaseósusojoscansadosportodoelpolvorientoydestartaladosalónhastaposarlosdistraídamentesobreunajauladecristalqueconteníaunpájarodisecado y sobre la cual, colgada de unos garfios, había una escopeta queparecíaserelúnicoadornodetodalaestancia.

—Puggy era un bromista —comentó—. Al menos a su más quedesagradablemanera.Peropareceunabromadedemasiadomalgusto,inclusoparaél,comprarbocadillosjustoantesdesuicidarse.

—Si a eso vamos—contestóMarch—, no esmuy corriente que alguiencomprebocadilloscuandoseencuentrajustoalaentradadelacasaalaquesedirige.

—No…no—repitióFisher casimecánicamenteparadespués,de súbito,mirarconfijezaasuinterlocutorconunaexpresiónmuchomásanimada.

—¡Caramba!Eso sí que es una idea. Tiene usted toda la razón. Lo cualsugierealgodelomásmisterioso,¿noescierto?

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Huboun silencio, tras el cualMarchdiounnervioso respingocuando lapuertadelaposadaseabriódegolpeyunhombreentróagrandespasosparadirigirse directamente hacia el mostrador. Tras golpear sobre éste con unamonedaydarvocespidiendocoñacreparóporfinenFisheryMarch,quesehabíansentadoaunamesademaderavacíasituadabajounaventana.Cuandosevolvióparaobservarlesconunamiradanadaacogedora,Marchaún teníareservadaotrasorpresa,puessuguía,trasllamarHoggsalhombre,lopresentócomoSirHowardHorne.

Talycomosueleocurrirlesalospolíticos,parecíabastantemásmayorqueenaquellosretratosjuvenilesdelasrevistasilustradas.Sulaciopelorubioseentreveíamezcladodegris,perosurostroeracasicómicamenteredondo,conunanarizromanaque,combinadaconsusojosbrillantesyagudos,recordabanvagamente a un loro. Llevaba puesta una gorra casi en la parte trasera delcráneo y portaba una escopeta bajo el brazo.HaroldMarch había llegado aimaginarmuchascosasacercadesuencuentroconelgranreformistapolítico,peronuncaselohubierafiguradoconunarmabajoelbrazoybebiendocoñacenunatabernadecampo.

—AsíquetútambiéntedirigesacasadeJink,¿eh?—dijoFisher—.TodoelmundopareceiracasadeJink.

—Sí—contestóelMinistrodeHacienda—,perosólopor lacaza,queesmuy buena y abundante siempre que no estemos hablando de la que logracazarelpropioJink.Nuncaconocíauntipoquetuviesetanbuenacazayquefuera a la vez tan pésimo tirador. Pero ¡cuidado!Que quede bien clara unacosa:esunbuencompañero,alegreytodolodemás,yyonuncameatreveríaa decir ni una sola palabra contra él. Pero también es cierto que esabsolutamente incapazdesostenerunarmaenalto.Sedicedeélqueundíaabatióatiroslaescarapelaquellevabaenelsombrerosupropiocriado(muysuyo eso de llevar escarapelas, por cierto). Incluso una vez derribó lamismísima veleta de esa ridícula casa de verano de color dorado que tiene.Uno no puede evitar pensar que es la única ave que acabará cazando en suvida.¿Vaishaciaallíahora?

Fisherapuntóvagamentequeemprenderíaelcaminohaciaallápronto,encuanto hubiese arreglado un pequeño asunto, tras lo cual el Ministro deHacienda abandonó la posada. March creyó haberse mostrado un poconervioso o angustiado cuando el otro entró y pidió el coñac, pero hubieraentabladoconversaciónconéldemaneramássatisfactoriasinohubiesesidoporque la charla no había versado exactamente sobre lo que el literariovisitante habría esperado. Unos minutos más tarde, Fisher se encaminólentamentefueradelatabernaysedetuvoenmitaddelacarretera,mirandoenladirecciónporlaquehabíanvenido.Luegodeshizoaproximadamenteunasdoscientasyardasdelcaminoendichadirecciónysedetuvodenuevo.

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—Creoqueéstees,másomenos,ellugar—dijo.

—¿Quélugar?—preguntósucompañero.

—Ellugardondemataronaaquelpobrehombre—dijotristementeFisher.

—¿Qué quiere decir?—exigióMarch—. El hombremurió al estrellarsecontralasrocasaunamillaymediadeaquí.

—No, no fue así —repuso Fisher—. No se estrelló contra las rocas nimuchomenos.¿Aúnnohacaídoustedenlacuentadequeelcuerpocayóenla pendiente de suave hierba que hay más abajo? Pues yo sí. Además, yaentoncespudeverqueteníaunabalaenelcuerpo.

Luego,trasunapausa,añadió:

—Estabavivoenlaposada,peroyahabíamuertobastanteantesdellegaralas rocas.Por lo tanto, ledispararoncuandoconducía su automóvil por estetramo de carretera recta. Y yo diría que desde algún lugar cerca de aquí.Despuésdelocual,porsupuesto,elcochecontinuórectosinlapresenciadenadie que pudiese pararlo o desviarlo. Se trata de un truco verdaderamenteastutoasumanera,yaqueelcuerposeríaencontradomuylejosdellugardelcrimen y la mayoría de la gente aseguraría, tal y como dice usted, que noexistetalcrimensinosimplementeunaccidentedeautomóvil.Elasesinodebedeseruntipomuylisto.

—¿Peronohubieranoídoeldisparoenlaposadaoenalgúnotrositio?—preguntóMarch.

—Looirían.Peronorepararíanenél.Esahí—continuóelinvestigador—dondeelautordelcrimenvuelveademostrarnossuinteligencia.Durantetodoeldíasehanestadoescuchandodisparosporlosalrededores.Esmuyprobablequeelasesinomidieraeltiempodetalmaneraquesudisparocoincidieseconotros y resultase apagado por ellos. Ciertamente se trata de un criminal deprimeraclase.Ytambiénalgomás.

—¿Qué quiere decir? —preguntó su compañero con el horriblepresentimientodequealgoseavecinabaperosinsaberdeciracienciaciertaqué.

—Esuntiradordeprimeraclase—dijoFisher.

Tras volverse bruscamente, comenzó a recorrer un estrecho caminoplagadodehierbas,pocomásqueunasimplesendaparacarretas,quepasabafrente a la posada y señalaba el final de la enorme finca y el principio delcampo abierto. March echó a andar trabajosamente tras él con unadespreocupadaperseveranciahastaqueloencontrómirandofijamenteatravésdeunaaberturaentrelosgrandesbrotesdemalezayespinosquecrecíansobrelapulidasuperficiedeunacercapintada.Alotroladodelacercaseelevaban

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los grandes y grises troncos de una hilera de chopos que llenaban el cielosuspendido sobre ellos de sombras de color verde oscuro a la vez que seestremecíanligeramentemecidosporunvientoquesehabíaidoconvirtiendopocoapocoenunafrescabrisa.Latardeibayaderivandohaciaelatardecerylastitánicassombrasdeloschopossealargabanhastacubrircasiunterciodelpaisaje.

—Muy bien. Veamos. ¿Soy yo un criminal de primera clase? —sepreguntóasímismoFisherconvozdivertida—.Metemoqueno.Perocreoquepuedoarreglármelasparaactuarcomo loharíaun ladronzuelodecuartacategoría.

Yantesdequesucompañerotuviesetiempodedeciralgoyaselashabíaingeniadoparasaltarporencimadelacerca.Marchlesiguiósingranesfuerzofísicoperonotablementeconfuso.Loschoposcrecíantanpróximosalacercaqueselasvieronyselasdesearonparadeslizarseentreellosydejarlosatrás.Másallásólofueroncapacesdeatisbarunaltosetodelaurelquecrecíaverdeylustrosoalaagonizanteluzdelsol.Algoenelhechodehallarsecercadoyamerced de paredes vivientes hizo queMarch se sintiese como si realmenteestuvieseentrandoenunacasacerradaacalycantoenlugardeenuncampoabierto. Era como entrar por una puerta o por una ventana en desuso yencontrarseelcaminobloqueadoporlosmueblesdelahabitación.

Una vez hubieron salvado el obstáculo que representaba aquel seto delaurel,salieronaunaespeciedeterrazadehierbadesdelaquesellegaba,trasbajar un pequeño escalón, hasta un terreno rectangular de césped muyparecido a unapista debowls.Más allá se encontraba el único edificio a lavista, un invernadero de escasa altura que parecía hallarse lejos de todaspartes, como una casita de cristal levantada enmitad del país de las hadas.Fisherconocíasobradamenteaquelaspectosolitarioenelexteriordeunagrancasona. Reconoció que en aquel estado resultaba más satírico para laaristocraciaquesisehallaseinundadademalezasyreducidaaruinas,yaque,sibiennoseencontrabadescuidada,síestabaabandonaday,detodasformas,en desuso.A pesar de lo cual era barrida y aseada con regularidad para undueñoquenuncasedignabaaparecerporallí.

Al atisbar la extensióndecésped, sinembargo,viounobjetoconelqueaparentementenohabíaesperadoencontrarse.Eraunaespeciedetrípodequesosteníaundiscogrande,parecidoalapartesuperiordeunamesaredondaquehubiese sido inclinada hacia un lado. Hasta que cruzaron el césped paraecharleunvistazomásdecerca,Marchnocayóenlacuentadequesetratabadeunadiana.Estabamanchadaydeterioradaporelefectodelaintemperie,ylos vivos colores de los anillos concéntricos estaban muy apagados.Probablemente había sido colocada allí en aquellos lejanos días de la épocavictorianaenlosquepersistíalaaficiónaltiroconarco.Marchtuvounafugaz

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visión en la que damas envueltas en recargados miriñaques y caballerostocadosconestrafalariossombrerosypatillasrevivíanenaquelperdidojardíncualsidefantasmassetratase.

Fisher, quien examinaba con mayor detenimiento la diana, le asustó alproferirunaexclamación.

—¡Ajá!—dijo—.Alguienhaestadoacribillandoestoabalazos,despuésde todo.Ymuy recientementeademás.Cualquieradiríaqueelviejo Jinkhaestadousandoestelugarparaintentarmejorarsumalapuntería.

—Enefecto.Ydalaimpresióndequetodavíanecesitamejorarmucho—contestó March riendo—. Ni uno solo de todos esos disparos estámínimamente cerca del blanco. Parecen estar desparramados de cualquiermanera.

—Desparramados de cualquier manera—repitió Fisher todavía mirandofijamenteladiana.

Parecióasentirsinmás,peroMarchsediocuentadequesusojosbrillabanbajo sus soñolientos párpados y que enderezaba su encorvada figura conundesacostumbradoesfuerzo.

—Discúlpemeunmomento—dijotanteandoensusbolsillos—.Creoquellevo encima alguno de mis productos químicos. Dentro de un minuto nospondremosencaminohacialacasa.

Yse inclinónuevamentesobre ladianaparaaplicaralgoconlosdedosacadaunodelosorificiosdebala.Algoque,porloqueMarchacertóaver,erasimplemente una especie de barro de color gris apagado. Seguidamente, seadentraronen la frondosavegetaciónquesecernía sobre las largasavenidasverdesqueconducíanalamansión.

Unavezmás, sin embargo, el excéntrico investigador evitó entrar por lapuerta principal. Comenzó a rodear la casa hasta que encontró una ventanaabierta y, tras saltar al interior por ésta, se volvió para ayudar a su amigo aentrarenloqueparecíaserunasaladearmas.Filasenterasdetodaslasclasesde instrumentos típicos para abatir pájaros se alineaban contra las paredes,perosobreunamesasituadajuntoa laventanahabíaunpardeescopetasdemayorcalibre.

—¡Vaya!ÉsossonlosriflesdecazamayordeBurke—dijoFisher—.Nosabíaquelosguardaseaquí.

Levantóunodeellos,loexaminóbrevementeylodejódenuevoensusitiofrunciendo el ceño.Casi almismo tiempo, un joven de aspecto ciertamenteextraño entró apresuradamente en la habitación. Era moreno y robusto, deabultada frente y mandíbula de bulldog. Al hablar lo hizo con una áspera

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disculpa.

—Dejé las armas delMayor Burke aquí—dijo—. Ahora desea que lasempaquete,puessemarchaestamismanoche.

Ysellevóacuestas losdosriflessinecharsiquieraunsolovistazoalosvisitantes.A travésde lapuertaabiertaéstospudieronversupequeñafiguraalejarseporelbrillantejardín.Fishervolvióasaltarporlaventanaysequedómirandocómoaquélsemarchaba.

—EseesHalkett,dequienya lehehablado—dijo—.SabíaqueeraunaespeciedesecretarioqueseocupabadelospapelesdeBurke,peronoteníalamenorideadequetuviesealgoquevertambiénconsusarmas.Noesmásqueuna especie de diablillo callado y astuto que muy bien podría destacar encualquiercosa.Eltipodehombrequeunocreeduranteañosqueconocebienhasta que un día descubre por casualidad que es un consumadomaestro delajedrez.

Juntos, habían echado a caminar en la dirección por la que habíadesaparecidoelsecretario,porloqueprontoseencontraronconelrestodelareunión,quecharlabayreíasobreelcésped.Pudierondiscernirconclaridadlaalta figuray lasueltamelena leoninadelcazadorde fierasdestacándoseporencimadelrestodelosintegrantesdelpequeñogrupo.

—Por cierto —dijo Fisher—, cuando estábamos hablando de Burke yHalkett dije que un hombre era incapaz de escribir con un arma de fuego.Bueno, permítame confesarle que ahora no estoy tan seguro. ¿Oyó ustedalguna vez hablar de algún artista de talento tan grande que fuese capaz dedibujarconunarmadefuego?Puessepaquehayunextraordinariopájarodeesaclasesueltoporaquí.

Sir Howard llamó a voces a Fisher y a su amigo el periodista dandomuestrasdeunaafabilidadcasiescandalosa.MarchfuepresentadoalMayorBurkey aMr.Halkett así como,merced aunparéntesis, a su anfitrión,Mr.Jenkins,unhombrecillocorrientevestidoconunchillóntrajedetweedaquientodoelmundoparecíatratarconafecto,comosifueraunniñopequeño.

El incorregible Ministro de Hacienda estaba todavía hablando de lospájarosquehabíaderribadoydelosquesuanfitriónJenkinshabíafalladoensu intento. Aquel tema de conversación parecía ser para él una especie dealegremonomanía.

—Ustedysucazamayor—exclamóagresivamentedirigiéndoseaBurke—. ¡Vamos, hombre! Cualquiera podría practicarla. Cuando uno decide sertiradoresparadedicarsealacazamenor.

—Efectivamente—seinterpusoHorneFisher—.Ahorabien,sienlafinca

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hubiese hipopótamos y elefantes que pudieran volar, ¿qué haría ustedentonces?

—PuesentonceshastaJinkseríacapazdeacertarleaunpájaroasí—gritóSirHoward,estallandoencarcajadasypalmeandoasuanfitriónenlaespalda—.Inclusoélpodríadarleaunhipopótamo.

—Siendo así, vengan a ver, amigos —dijo Fisher—. Quiero que meacompañen durante un minuto y le disparen a algo diferente. Pero no sepreocupen,nosetratadeunhipopótamo.Heencontradoenlafincaunanimalaúnmásextraño.Unoquetienetrespatas,unsoloojoytodosloscoloresdelarcoiris.

—¿Dequédemoniosestáustedhablando?—preguntóBurke.

—Vengan,venganyvéanlo—respondióFisherdivertido.

Lagentecomoaquélla raravezrechazaalgo inusualpordisparatadoqueparezca, puesto que andan siempre en busca de novedades. Con ciertagravedad,regresaronalacasaparaproveersedelosefectosalmacenadosenlasala de armas y, acto seguido, se apresuraron en tropel tras los pasos de suguía.SóloSirHoward,presadeunaespeciedefrenesí,sedetuvounmomentoparaseñalar lacélebrecasadeveranodecolordoradosobre laquelaveletaaún permanecía torcida. Reinaba el crepúsculo, que se iba tornando ya enoscuridad,cuandoalcanzaronelremotopradodecéspedrodeadodechoposyse dispusieron a probar el nuevo y desatinado juego de dispararle a la viejadiana.

Lanocheparecíairdesvaneciéndoseligeramentedelprado,yloschopos,vistoscontraelocaso,simulabangrandesplumasnegrasdispuestassobreunfondo pintado de púrpura, cuando la comitiva dobló la última curva y seencontrófrenteafrenteconladiana.

Sir Howard volvió a palmear a su anfitrión en el hombro y le empujójuguetonamente hacia adelante para que realizase el primer disparo, pero lohizo sin notar que el hombro y el brazo que había tocado se encontrabananormalmente tensos y crispados. Mr. Jenkins sostenía su escopeta conademánmástorpedeloquecualquieradesusbromistasamigoshabíavistooesperadonunca.

Enaquelprecisoinstanteunhorriblegritosurgiódesdealgúnsitio.Resultótanantinaturaleinapropiadoalaescenaquemuybienpodríahabersidofrutode algo inhumano que revolotease por encima de sus cabezas o que losacechasedesdelososcurosbosquesdelotroladodeljardín.PeroFishersabíaqueaquelalaridohabíacomenzadoycesadoenlospálidoslabiosdeJeffersonJenkins.YnadiequeeneseprecisomomentohubiesealcanzadoaverelrostrodeJenkinshabríapodidodecirquedichorostroeraunrostrocorriente.

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Un instantemás tarde un torrente de juramentos vulgares pero llenos dejovialidadbrotódeloslabiosdelMayorBurkecuandotantoélcomolosotrosdoshombresvieronloquesehallabafrentealgrupo.Ladianapermanecíaenpie sobre la mortecina hierba como un duende oscuro que les sonrieraburlonamente,locualeracierto,puesestaba,literalmente,sonriendoconunairónicamueca.Teníadosojosquerefulgíancomoestrellas,yconidénticosyespeluznantespuntosluminososseveíanresaltadastantolasdosventanillasdelanariz,abiertasyvueltashaciaarriba,comolosdosextremosdelaprietayanchaboca.Unoscuantospuntosblancossobrecadaojorepresentabanlasdoscejas canosas, una de las cuales se extendía hacia arriba hasta quedar casicompletamenterecta.Elconjuntoresultabaunaexcelentecaricaturarealizadaconlíneasformadasporpuntos luminescentes,unacaricaturadealguienqueMarch no tuvo la menor dificultad en reconocer y que brillaba sobre lasombría hierba manchada de algún resplandor marino, como si algúnmonstruodelasprofundidadessehubiesearrastradohastaeljardínenmediodelcrepúsculo.

—¡Noesmásquepintura luminosa!—exclamóBurke—.ElviejoFishernoshagastadounabromaconesasustanciafosforescentequetantolegusta.

—Puesparecehaber sidodiseñadaespecialmenteparaelviejoPuggy—dijoSirHoward—.Lesientademaravilla.

Dicholocual,todosellosseecharonareír.TodosexceptoJenkins.Cuandolascarcajadasdejarondeoírse,ésteprofirióunruidosimilaralprimervagidoqueunanimalrealizaalintentarrespirardespuésdesufrirunlargoperíododeasfixia.Luego,súbitamente,HorneFisherseleacercóagrandeszancadasyledijo:

—Mr.Jenkins,tengoquehablarasolasconustedinmediatamente.

Fue junto al pequeño arroyo del páramo, en la vertiente situada bajo elsaledizo rocoso, dondeMarch se reunió con su nuevo amigo, Fisher, previacita, poco después de concluir la desagradable y casi grotesca escena quehabíadisueltoelgrupoeneljardín.

—Fue una travesura de las mías —dijo Fisher con aire melancólico—.Puse fósforo en la diana. La única manera que había de conseguir que sedelataseeradándoleunsustodemuerte.Ycuandoviobrillarlamismacaraala que había disparado sobre la misma diana en la que había estadopracticando,todailuminadaconunaluzinfernal,sedelató.Másquesuficienteparamipropiasatisfacciónintelectual.

—Me temo que ni siquiera ahora—dijoMarch— llego a entender conexactitudloquehizooporquélohizo.

—¿Deveras?Puesdebería—repusoFisherconsumásque tristesonrisa

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—,puesto que fue usted quienme proporcionó el primer indicio.Oh, sí, lohizo usted, y resultó ser de lo más astuto. Dijo que nadie suele comprarbocadilloscuandosedirigeaunagranmansión,puesse suponequeenéstapodrácomerloquedesee.Eraunagranverdad.Dedujedeelloque,sibienélsedirigíahaciaallí,noteníaintenciónalgunadecomerendicholugar.Oque,por lomenos, eraposiblequenocomieseallí.Enseguida semeocurrióqueprobablementeesperabaquelavisitaresultasedesagradable,oelrecibimientodudoso,oquealgoleimpediríaaceptartodahospitalidad.LuegomeencontréconqueTurnbullfueelterrordeciertospersonajessospechososenelpasadoyquehabía acudidoaquí con la intenciónde identificarydenunciar aunodeellos. Al principio las probabilidades señalaban hacia el anfitrión, es decir,Jenkins.Paraserlefranco,ahorayanomecabelamenordudadequeJenkinseraaquelindeseableextranjeroqueTurnbullestabadeseandocapturarporotroasuntorelacionadoconarmas.Perocomoustedmismohapodidocomprobar,anuestrocaballerocazadoraúnlequedabaundisparoenelcargador.

—Perousteddijoquetendríaquetratarsedeuntiradorexcepcional.

—Jenkinsesuntiradorexcepcional—dijoFisher—.Untiradormuybuenoque puede fingir ser un tirador muy malo. ¿Quiere que le diga cuál fue elsegundo indicioque encontré, despuésdel queustedmeproporcionó, yquemellevóapensarquesetratabadeJenkins?Fuelareferenciademiprimoasumalapuntería.Apesardeella,habíasidocapazdedarleaunaescarapelaenun sombrero y a una veleta en lomás alto de un edificio. Ahora bien, pordescontado,unhombretienequesaberdispararverdaderamentebienparasercapazdedispararasídemal.Porfuerza, tienequesermuyhábildisparandopara acertarle a una escarapela y no a la cabeza, por no hablar ya delsombrero.Silosdisparoshubiesensalidodeverdadalazarlaprobabilidaddeque hubieran tocado objetos tan singulares y pintorescos habría sido de unaentre mil. Dichos objetos fueron elegidos precisamente porque resultabansingulares y pintorescos. Eran la base de una historia que recorrería lavecindad.Élconservabalaveletatorcidadelacasadeveranoparaperpetuardichahistoriacomosisetratasedeunaleyenda.Y,mientrastanto,semanteníaal acecho con susmalvadas intenciones y su vil escopeta, completamente asalvoparapetadotraslaleyendadesupropiaimpericia.

»Peroaúnhaymás.Tenemoslapropiacasadeverano.Quierodecirqueesallídonderadicatodoelmeollodelasunto.Allíseencuentratodoaquellodelo que Jenkins se jacta: todas esas cosas chillonas, vulgares y cursis que sesuponequeledelatancomoeladvenedizoquees.Ahorabien,elcasoesquelosadvenedizosnosuelenactuarasí.Diossabequelasociedadseencuentrallenadeellosyqueunollegaaconocerlosmuybien.Yesoesprecisamentelaúltimacosaqueharían.Porlogeneralsólodemuestranserastutoscuandosetratadedetectarunabuenajugadaydellevarlaacabo.Cuandoesoocurre,al

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instante se ponen por entero en manos de decoradores y expertos en arte,quieneshacenel restoporellos.Difícilmentehabráotromillonariovivoqueposea el valor y la moral suficientes como para poner en una silla unmonogramadoradocomoaquelquevimosenlasaladearmas.Poresomismo,si tenemos el monograma tenemos el nombre. Nombres como Tompkins,JenkinsoJinksresultangraciosossinsercursis.Quierodecirquesonvulgaressinserordinarios.O,siloprefiereusted,soncomunessinsercorrientes.Sonprecisamente los nombres que uno escogería a la hora de parecer normal, apesar de lo cual en realidad son bastante inusuales. ¿Conoce usted muchagentequeseapellideTompkins?EsbastantemásraroqueTalbot.Ocurremásomenoslomismoconlascómicasropasdeunarribista.Jenkinsvistecomoun personaje sacado de una farsa. Pero eso es así porque es realmente unpersonajedefarsa.Quierodecirqueesunpersonajedeficción.Esunanimalfabuloso.Noexiste.

»¿Hapensadoustedalgunavezencómodebeservivirsiendounhombrequenoexiste?Esdecir,serunhombrequeposeeunapersonalidadfalsaalacual tiene que sostener no sólo a expensas de sus virtudes personales sinotambiéndesusplaceresy,sobretodo,desustalentospropios.Serunanuevaespeciedehipócritaocultandotodosutalentobajounnuevoenvoltorio.Estehombrehabíademostradosermuyingeniosoalahoradeescogersuclasedehipocresía. ¿Por qué? Porque era una clase verdaderamente novedosa. Unvillano que pueda llamarse sutil suele disfrazarse de apuesto caballero, deimportante hombre de negocios, de filántropo o de santo. Pero las chillonasropasacuadrosdeundivertidoypequeñosinvergüenzaresultaronenverdadun disfraz muy novedoso. No obstante, tal disfraz tiene que ser todo unfastidio para alguien con sus capacidades. Se trata de un hábil y pequeñotruhan cosmopolita capaz de destacar enmuchas cosas.No sólo en la caza,sinotambiénendibujo,enpintura,yesprobablequehastaentocarelviolín.Ahorabien,unhombre así puedeque encuentreútil el hechodeocultar sustalentos, pero nunca podrá evitar ponerlos en práctica en situaciones muyconcretas. Si sabe dibujar, dibujará distraídamente sobre cualquier papel.SospechoqueestepájarohabrádibujadoamenudoelrostrodelpobreyviejoPuggy.Probablementecomenzaraahacerloconmanchastalycomomástardehizo usando puntos o, mejor dicho, disparos. Era lo mismo. Encontró unadiana olvidada en un patio abandonado y no pudo resistir la tentación dedispararle en secreto, comocuandounobebea escondidas.Ustedcreyóquelos disparos estaban distribuidos de cualquier modo y así era, pero nocasualmente. No había dos distancias iguales, pero cada proyectil estabaexactamentedondeélhabíaqueridoponerlo.Nohaynadaquenecesite tantaprecisión matemática como una feroz caricatura. Yo mismo he hecho mispinitos dibujando y le aseguro que poner un punto donde uno quiere es unprodigiocuandoseutilizaplumasobrepapel.Poresomismoleaseguroque

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seríaunmilagroconseguirlodesdeelotro ladodeun jardínconunapistola.No obstante, un hombre capaz de realizar tales prodigios siempre sentirádeseosdeponerlosenpráctica.Almenossilopuedehaceraescondidas.

TrasunapausaMarchobservópensativamente:

—Peronopudohaberloderribadocomoaunpájaroconunadeaquellaspequeñasescopetas.

—No.Ésefueelmotivoporelquemecoléenlasaladearmas—repusoFisher—. Lo hizo con uno de los rifles deBurke, quien creyó reconocer elsonido cuando se efectuó el disparo.Fuepor eso por lo que salió corriendoprecipitadamente,sinsombreroyconaquelaspectotansalvaje.Peroloúnicoque vio fue un coche que pasaba a gran velocidad, un coche al que siguióduranteuncortotrayectoparaluegodecidirquehabíacometidounerror.

Hubootrosilencio,duranteelcualFishersesentóenunagranpiedrasobrelaquesequedótaninmóvilcomoensuprimerencuentro,contemplandocómoel río gris y plateado se arremolinaba entre los arbustos. LuegoMarch dijobruscamente:

—Naturalmente,élsabeahoralaverdad.

—Nadiesabe laverdadexceptoustedyyo—contestóFishersuavizandoligeramente lavoz—.Ynocreoqueustedyyo lleguemosnuncaareñirporello.

—¿Qué quiere decir?—preguntóMarch con la voz alterada—. ¿Qué hahechoustedconrespectoalcaso?

HorneFishercontinuómirandofijamentecómoseformabanlosremolinosenelagua.Alfindijo:

—Lapolicíayahaprobadoquefueunaccidentedeautomóvil.

—Peroustedsabequenofueasí—insistióMarch.

—Yaledijequeyosédemasiado—contestóFisherconlamiradaperdidaen el río—.Sé eso y sémuchas otras cosas.Conozco sobradamente bien lamanera en que todo el sistema funciona. Sé que nuestro hombre ha logradoconvertirseenalguienirremediablementecorrienteeinclusoentrañable,ysoyconscientedequeiniciarunprocesocontraélseríalomásparecidoquepodríaencontrarse a una causaperdida.Si yo le dijese aHoggso aHalkett que elviejoJinksesunasesinosemoriríanderisadelantedemispropiasnarices.Yaunqueestemosdeacuerdoenquesurisanoseríaunarisainocente,hayquereconocer que en cierto modo resultaría completamente legítima. EllosaprecianalviejoJinkynopodríanprescindirdeél.Yomismonopodríadecirquesoyinocente.AmíHoggsmecaebien,ynoledeseoquesederrumbe.YparaélsignificaríaeldesahucioqueJinknopudierapagarsesupropiacorona.

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Trabajaroncodoconcodoenelmismobandodurantelasúltimaselecciones,selopuedoasegurar.Pero,apesardetodo,laúnicaobjecióndeverdadesquees algo imposible. Nadie lo creería. No es parte del plan. La veleta torcidasiempreestaríaahíparahacerdetodoellounabroma.

—¿Nocreeustedquetodoestoesinfame?—preguntóMarchconunhilodevoz.

—Yocreomuchascosas—respondióelotro—.Siporcasualidadustedeslogranalgúndíahacersaltarporlosairestodoestetingladoqueeslasociedad,nocreoquelarazahumanallegueaencontrarsepeorqueahora.Peronoseausteddemasiadoduroconmigoporelsimplehechodequesepaloquees lasociedad.Ésaesprecisamentelarazónporlaqueprefierodedicarmitiempoaotrascosas.Como,porejemplo,aesoshediondospeces.

Hubounapausadurante lacualvolvióasentarse juntoalarroyo.Luego,añadió:

—Ya le dije antes que siempre tenía que devolver el pez gordo al aguacuandolopescaba.

II.ELPRÍNCIPEFUGAZ

Estahistoria arrancade entre unamarañadeotras historias quegiran entorno a un nombre que resulta a la vez próximo y legendario. El nombrealudidoeseldeMichaelO’Neill,popularmentellamadoelPríncipeMichael,enparteporqueseproclamabadescendientedeantiguospríncipesfenianos,yenparteporqueseleatribuíaunplanurdidoparaerigirsePríncipePresidentedeIrlanda,talycomoelúltimoNapoleónhizoenFrancia.Indudablemente,setrataba de un hombre de honorable linaje y numerosas virtudes, si bien deestas últimas había dos que destacaban por encima de las demás. Tenía lahabilidaddeaparecercuandomenosseleesperaba,asícomoladedesaparecercuando más se le requería, especialmente cuando quien le requería era lapolicía.Aestopodríaañadirsequesusdesaparicionesibansiempreligadasasituaciones que entrañaban mucho más riesgo y peligro que las que seasociaban con sus apariciones. En lo que respecta a estas últimas, rara vezllegaban más allá de lo sensacional: pegaba carteles sediciosos, arrancabacarteles oficiales, profería ardientes discursos y desplegaba banderasprohibidas.Peroalahoradellevaracabolasprimeras,llegabaadefendersulibertad conuna sorprendente energía de la que los demás tenían a veces labuenafortunadeescaparconunsimplegolpeen lacabezaenvezdecon lacrismarota.Noobstante,sushazañasdefugamásfamosassedebíanmásbien

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alingenioquealaviolencia,comoprontotendremosocasióndecomprobar.

Unadespejadamañanadeverano, tras recorreruncamino ruralblancoypolvoriento,sedetuvofrentealaentradadeunagranjayallíledijoalahijadel granjero, con una elegante indiferencia, que la policía local andabapisándolelostalones.Lachica,unabellezadeaspectohoscoysombríocuyonombreeraBridgetRoyce,lomiróenigmáticamenteyledijo:

—¿Yquierequeyoleesconda?

Pero él, por toda respuesta se echó a reír, saltó alegremente elmuro depiedra y se encaminó a grandes pasos hacia la granja despidiéndose porencimadelhombroconestaobservación:

—Gracias, pero por lo general me basto y me sobro a la hora deesconderme.

Con esta forma de proceder demostró una trágica ignorancia de lanaturaleza femenina, lo quehizoque cayeseuna sombradeperdición en sucamino,elcualsiemprehabíasido,almenoshastaentonces,bendecidoporlafortuna.

Mientraséldesaparecíaatravésdelagranja,lachicapermanecióunratoobservando el camino. Al poco tiempo, dos sudorosos policías llegaronarrastrandolospieshastalapuertaenlaqueellasehallabaapostada.Sibientodavía estaba enojada por la manera en que el fugitivo la había tratado,permaneció en silencio,por loqueuncuartodehoramás tarde los agentes,despuésdehaberregistradotodalacasa,pasaronainspeccionarelhuertoyelmaizal situados detrás de ésta. En un peligroso cambio de humor, la chicapodríamuybienhabersesentidotentadaadelataralfugitivodenohabersidoporunanimiadificultad:queellanoteníamásideaquelospropiospolicíasdedóndepodíahaberseescondido.Elhuertosehallabacercadoporunmuromuybajo al otro lado del cual el maizal se extendía oblicuamente como unremiendo cuadrado sobre una gran colina verde. En ésta aún se le hubierapodidovislumbrar comounpunto a lo lejos, pero no era así. Por lo demás,todo permanecía exactamente en su lugar de siempre.Elmanzano resultabademasiadopequeñoparasoportaroesconderaalguien.Elúnicocobertizosehallaba abierto y a todas luces vacío. No se oía sonido alguno salvo elzumbido estival de las moscas y el ocasional revoloteo de algún que otropájaro lo bastante inexperto para ser sorprendido por el espantapájaros delmaizal.Apenashabíasombra,exceptoporunaspocaslíneasazulesquecaíandesde el arbolillo.Cada detalle se veía resaltado por la brillante luz del díacomoenunmicroscopio.La chica, perpleja, describiría la escenamás tardecontodoelapasionadorealismopropiodesuclase.Yencuantoalospolicías,éstos, si bien no eran capaces de apreciar los detalles puramentesensacionalistas comoella lo hacía, sí teníanvista para los hechosdel caso,

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con lo que se vieron abocados a desistir de la búsqueda y retirarse de laescena.

BridgetRoyce permaneció allí, como en una especie de trance,mirandofijamente el jardín iluminado por el sol en el que un hombre acababa dedesvanecerse comoun fantasma.Aún se encontrabadeunhumordeperros,por loqueelmilagroadoptóensumenteuncarácterdehostilidadymiedo,comosielfantasmafuese,decididamente,unsermalvado.Elsol,querelucíasobreelresplandecientejardín,ladeprimíamásdeloquehubieselogradolaoscuridad,apesardelocualcontinuóobservándolocongranatención.Yfueentoncescuandoelmundoenterosevolviópatasarribayellaprofirióungrito.

Elespantapájarossemovióalaclaraluzdelsol.Habíapermanecidotodoel rato de pie, dándole la espalda bajo un ajado sombrero negro y unasandrajosasropasyahora,contodossusharaposflotandoalviento,sealejabaapasolargoatravésdelacolina.

Lachicafueincapazdecomprenderalinstantelaaudaztretapormediodelacualelhombrehabíapuestodesupartelossutilesefectosdeloesperadoyloobvio,puessehallabatodavíabajounanubedeprejuiciosdecaráctermáspersonal.Sinembargo,pudodarsecuenta,antesdecualquierotracosa,dequeel fugaz espantapájaros ni siquiera se había vuelto una sola vez para mirarhacialagranja.

Todas esas hazañas que se iban tornando tan desfavorables a suemocionantecarreraenposdela libertadhicieronquesusiguienteaventura,aunque alcanzó idéntico éxito en otros aspectos, aumentara el peligro en loreferentealasmujeres.Deentrelasmuchasaventurassimilaresrelacionadasconéldeestamanerasecuentatambiénquealgunosdíasmástardeotrachica,unatalMaryCregan,loencontróescondidoenlagranjaenlaquetrabajaba.Silahistoriaescierta,elladebiódehabersidotambiénvíctimadeunapoderosaimpresiónyaque,mientrassehallabasolaenelpatioocupadaenalgunatarea,oyóunavozprovenientedelpozo,encontrándoseunmomentomástardeconqueelexcéntricose lashabía ingeniadoparadescolgarsemetidoenelcubo,que se hallaba ligeramente por debajo del borde al estar el pozo sóloparcialmente llenode agua.En este caso, sin embargo, tuvoque apelar a lamujerparaenrollarlacuerdaypoderasísalirdesuescondite.Ysediceque,cuandoestanoticia llegóaoídosdeBridgetRoyce,elalmadeéstacruzó lafronteradelatraición.

Tales eran, al menos, las historias que se contaban en la campiña. Perohabía muchas más, como aquella en la que, haciendo gala de una graninsolencia,sehabíaapostado,vestidoconunaespléndidabataverde,enloaltodelaescalinatadeungranhotelpara,desdeallí,conduciralapolicíaenunafrenética persecución a través de un gran número de habitaciones, llegar

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finalmenteasupropioaposentoyalcanzaractoseguidoelbalcóndeéste,quependíasobreel río.Tanprontocomo losperseguidorespusieronelpieenelbalcón, éste cedió bajo el peso y todos se precipitaron en tropel a lasarremolinadas aguas mientras Michael, tras despojarse de la bata yzambullirse, se alejaba de allí a nado. Se decía que había manipuladohábilmente los puntales que sostenían el balcón hasta casi cortarlos, de talmaneraquenofuesencapacesdesoportarelpesodeunpolicía.Aquí,unavezmás,tuvosuerteenunprincipio,sibienalalarganolofuetanto,yaquesecuentaqueunodeloshombresperecióahogado,dejandotrasdesíunciertoresquemorqueabriríaunabrechaensupopularidad.

Taleshistoriaspuedencontarseahoraconalgúndetallenoporqueseanlasmás extraordinarias de susmuchas aventuras, sino porque fueron las únicasquenoseocultaronbajoelsilencioylalealtaddeloscampesinos.Fueronlasúnicasqueencontraronelcaminoparaserpublicadasencrónicasoficialesyfueron precisamente las que tres de los principales oficiales de policía dellugar se encontraban releyendoydiscutiendocuandocomienza lapartemásnotabledeestahistoria.

Sehallababienentradalanocheylaslucesbrillabanenlacabañapróximaalacostaqueprovisionalmentehacíalasvecesdecomisaría.Unodelosladosde ésta daba a las últimas casas del desperdigado pueblo; otro a un yermopáramoqueseextendíaalolejoshastallegaralmaryencuyohorizontenosedestacabapuntoalgunomásqueeldeuna torresolitaria,deeseprehistóricodiseñoqueaúnpuedeencontrarseenIrlanda,yqueseerigíatandelgadacomouna columna pero puntiaguda como una pirámide. Sentados a unamesa demadera, frente a la ventana que miraba hacia dicho paisaje, había doshombres.Enellos,aunvestidosdepaisano,senotabaciertoportemilitaryaque,dehecho,setratabadelosjefesdelasfuerzasdepolicíadeaqueldistrito.Elmayordelosdostantoenedadcomoenrangoeraunhombrerobusto,debarbacortaycanosa,provistodedosglacialescejasperennementecontraídasen un ceño que sugería más bien preocupación que severidad. Se llamabaMortonyeraunoriundodeLiverpoolque,curtidoalolargodemuchosañosdereyertasirlandesas,llevabaacabosucometidodemaneraagriaaunquenodel todo carente de compasión. Acababa de dirigirle unas cuantas frases aNolan, su compañero, un tipo alto ymoreno de equino y cadavérico rostroirlandés,cuandopareciórecordaralgoquelehizotocarunacampanillaquesedejó oír acto seguido en otra habitación. El subordinado que había sidollamadoaparecióinmediatamenteportandounfajodepapelesenlamano.

—Siéntese,Wilson—dijo—.Supongoqueesoseránlasdeclaraciones,¿noesasí?

—Sí—respondió el tercer oficial—. Creo que ya tengo todo lo que sepuede sacar en claro de ellas, así que le he dicho a todos los testigos que

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podíanirseasuscasas.

—¿PrestódeclaraciónMaryCregan?—preguntóMortonconunceñomássombríodeloqueenélerahabitual.

—No,perosupatrónsí—contestóelhombrellamadoWilson,untipodecabelloslaciosyrojosyrostropálidoyvulgarnoexentodeagudeza—.Creoque él mismo está interesado en la chica y recela de algún rival. Siempreexisteunarazóndeesetipocuandonoscuentantodalaverdadsobrealgo.Ypensarqueustedesapostabanqueladeclaracióndelaotrachicaibaasermásquesuficiente.

—Bien,esperemosqueéstasresultendealgunaayuda—repusoNolancontonodesesperanzadomientrasobservabaatentamentelaoscuridad.

—Cualquiercosaresultaráválidasinospermitesaberalgoacercadeél—dijoMorton.

—¿Esqueacasosabemosalgodeél?—preguntóelmelancólicoirlandés.

—Sabemos una cosa de él —dijo Wilson—, y es precisamente lo quenuncanadiesupoantes.Sabemosdóndeestá.

—¿Estáustedseguro?—inquirióMortonmirándolefijamente.

—Completamente —contestó su auxiliar—. En este preciso instantenuestro hombre se encuentra en aquella torre que se levanta allí, junto a laorilladelmar.Siseacercanlosuficientepodránvercómobrillasuvelaenlaventana.

Mientrashablaba,elsonidodeunabocinasedejóoírfuera,enelcamino.Unmomentomástardepercibieronelsonidodeunautomóvilquesedeteníaantelapuerta.Nadamásoírlo,Mortonsepusoenpiedeunsalto.

—GraciasaDios, ahí estáel cochedeDublín—dijo—.Nopuedohacernada sin una autorización especial, ni siquiera aunque nuestro hombreestuviesesentadoenloaltodeesatorresacándonoslalengua.PeroencambioelJefetienelapotestaddehacerloquemejorleparezca.

Sedirigiópresurosohacialaentradayprontoseencontróintercambiandosaludosconunhombreatractivoycorpulentoqueibaenfundadoenunabrigode piel y que traía consigo al interior de aquella deslustrada y pequeñacomisaríaelindescriptiblebrillodelagranciudadyellujodelgranmundo.

AquelhombreeraSirWalterCarey, alto funcionariodeDublinCastle alquenadaqueno tuviese la relevanciadelcasodelPríncipeMichaelhubieralanzadoenunviajecomoaquélenmitaddelanoche.Eraconscientedequetodo lo referente alPríncipeMichael estaba, como solíaocurrir, complicadotanto por la ley como por las carencias de ésta. En la última ocasión había

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logrado escapar gracias a un nimio detalle legal y no, como era usual, porméritospropios,porloquelapreguntaacontestarenesemomentoerasiselepodía considerar responsable ante la justicia o no. Podía hacerse necesarioexcederseunpoco,perounhombrecomoSirWalterprobablementepudieseextenderlaleytantocomolepareciese.

Sisuintencióneraonoactuarasíeraunacuestiónatenermuyencuenta.Apesardellujocasiinsultantedelabrigodepiel,prontosehizovisiblequelagrancabezaleoninadeSirWalterservíaparapensarademásdeparapeinarse,porloquetomócartasenelasuntoconlasobriedadysensatezquelaocasiónrequería. Se dispusieron cinco sillas alrededor de la sencilla mesa dereuniones, ya que Sir Walter había traído consigo a un joven pariente,secretario suyo, llamadoHorne Fisher, un joven algo y lánguido, de bigoterubioycabelloprematuramenteralo.SirWalterescuchócongraveatención,mientrassusecretariolohacíaconunacortésdesidia,lasartadeepisodiosalolargodeloscualeslapolicíahabíaseguidoelrastrodelfugitivorebeldedesdelospeldañosdelhotelhastalatorresolitariaemplazadajuntoalmar,lugaréstedonde, por fin, había quedado arrinconado entre los páramos y las olas delmar.ElexploradorenviadoporWilsoninformódequesededicabaaescribiralaluzdeunavelasolitarialoquequizáfueselaredaccióndeunomásdesusformidablesdiscursos.Dehecho,resultabatípicodeélelegirunlugarasíparacuando llegase lahoraenque, finalmente, tuviesequededicarsea resistirelacoso de las fuerzas del orden, pues se decía que tenía alguna remotapretensiónsobreel lugaralegandoquese tratabadeuncastillopropiedaddesufamilia,yaquellosqueleconocíanlecreíancapazdeimitaralosantiguoscaciquesirlandeses,quienes,antesquerendirse,preferíansucumbirluchandoconelmarasusespaldas.

—Hevistoalgunaspersonasdeaspectoextrañoquesemarchabancuandoyoentraba—dijoSirWalterCarey—.Supusequese tratabadesus testigos.Peroahorarespóndanmeaunapregunta.¿Porquésehallabanaquíatanaltashorasdelanoche?

Mortonsonrióceñudamente.

—Acudenaquídenocheporqueseríanhombresmuertossilohiciesendedía. Son ciudadanos que cometen un crimen que aquí resulta mucho máshorriblequeelrobooelasesinato.

—¿Aquécrimenserefiere?—preguntóelotroconunaligeracuriosidad.

—Acolaborarconlaley—dijoMorton.

HubounsilencioduranteelcualSirWaltersededicóahojearlospapelesqueteníaantesí.Porfin,dijo:

—Muybien.Ahoraescúchenmeunmomento.Sielsentimientolocalestal

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y como me dicen ustedes, existe una buena cantidad de puntos a tener encuenta. Creo, ahora que lo pienso conmayor detenimiento, que su próximaacción me permitirá prenderle. No obstante, ¿es eso lo más indicado? Unlevantamiento de cierta importancia aquí no nos haría ningún bien en elParlamento, pues el Gobierno tiene tantos enemigos en Inglaterra como enIrlanda.Noserviríadenadallevaralaprácticamedidasdrásticassi loúnicoqueconseguimosesprecipitarunarevolución.

—Se trata de todo lo contrario—se apresuró a decir el hombre llamadoWilson—.Si ustedes lo arrestan la revolución de la que habla no será ni lamitaddelaquetendrálugarsilodejansueltotresdíasmás.Además,hoyendía no hay nada que la propia policía no pueda lograr una vez que se lopropone.

—Mr.Wilsoneslondinense—dijoeldetectiveirlandésconunasonrisa.

—Deacuerdo,estábien,soyuncockney—replicóWilson—,ycreoquesoy mejor precisamente por ello. Especialmente en un trabajo de lo mássingularcomoeséste.

SirWalter se mostró ligeramente divertido ante la insistencia del terceroficial,yquizásaúnmásacausadelligeroacentodelquehacíagalaalhablar,elcualbastabaporsísoloparahacerinnecesariostodoslosalardesquehacíaacercadesuorigen.

—¿Quiereusteddecir—preguntó—quesabemásacercadelosasuntosdeaquíporquehayavenidodeLondres?

—Puedequesuenearisa,losé,pero,efectivamente,esoesloquecreo—respondióWilson—.Creo que todo lo que ha estado pasando aquí requieremétodosmásmodernos.Pero sobre todo creoque requiere sangrenueva, esdecir,unojorenovador.

Los oficiales superiores se echaron a reír, pero el pelirrojo prosiguióligeramenteenojado.

—Bueno, miren sin más los hechos. Vean cómo este sujeto se escapasiempreycomprenderánloquequierodecir.¿Porquéllegóasuplantaraaquelespantapájarosypudoescondersebajounviejosombrerotansólo?Porqueelque loperseguíaeraunpolicíadepuebloquesabíaqueelespantapájarosseencontrabaallí.Loesperaba,yporesonoreparóenél.Ahorabien,yonuncahubieseesperadoencontrarunespantapájaros.Nuncahevistoningunoen laciudad, y por ello miro bien a uno cuando me lo encuentro en medio delcampo.Suponealgonuevoparamíy,porlotanto,merecetodamiatención.Yexactamente lomismoocurriócuandoseescondióenelpozo.Ustedesestánpreparadosparaencontrarunpozoenunlugarasí.Ustedesbuscanunpozoy,porlotanto,noloven.Yonolobuscoyenconsecuenciasíreparoenél.

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—Ciertamente,esunaidea—dijoSirWaltersonriendo—.Pero,¿quéhaydelbalcón?LosbalconespuedenversedevezencuandoenLondres,¿noescierto?

—Sí,peronoconunríojustodebajo,comoenVenecia—repusoWilson.

—Ciertamente, es una nueva idea —repitió Sir Walter con algo quecomenzabaaparecersealrespeto.

Eraunhombrequeposeía todoelapreciode lasclasespudientespor lasideasnuevas,perocomoposeedortambiéndeunagrancapacidadcrítica,sólodespuésdelaoportunareflexióncomenzóacreerquese trataba,además,deunaideaacertada.

El amanecer, cada vezmás próximo, ya había cambiado el color de lasventanasdenegroagriscuandoSirWaltersepusobruscamenteenpie.Losotros tambiénse levantaron, tomandoelhechocomounaseñaldeque ibaaproducirse el arresto.No obstante, su superior permaneció por unmomentosumidoenprofundospensamientos,comoconscientedehaber llegadoaunabifurcaciónenelcaminoquedebíaseguirse.

De repente, el silencio fue roto por un largo y penetrante lamentoproveniente de los oscuros páramos del exterior. El silencio que lo siguiópareció aún más aterrador que el propio alarido y duró hasta que Nolan,sombríamente,dijo:

—Esunalmaenpena.Abundanenelpáramo.

Surostroalargadoydegrandesfaccionesestabatanpálidocomolaluna,por lo que fue fácil recordar que era el único irlandés que se hallaba en lahabitación.

—Bueno,yoconozcoaesaalmaenpena—dijoWilsonalegremente—.Sí,yo, tan ignorante comome creen ustedes en relación con todo este tipo decosas. Yomismo he estado hablando con esa alma en pena hace una hora,despuésdelocuallaenviéhastalatorreyledijequegritaradeesamanerasillegabaavislumbraranuestroamigoescribiendosudiscurso.

—No estará usted refiriéndose a esa chica, Bridget Royce, ¿verdad?—preguntóMorton frunciendo suspétreas cejas—.¿Ha llevado sudeclaracióndetestigohastaeseextremo?

—Sí—dijoWilson—.Segúnustedesmismosmehandichoantes,conozcomuy poco de sus historias locales. Perome doy perfecta cuenta de que unamujerenfadadaessiempreunamujerenfadadaentodaspartes.

Nolan,sinembargo,parecíaaúnrecelosoydemalhumor.

—Nomegustanadaese ruido.Y tampocomegustanadaesteasunto—

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dijo—. Si de verdad se trata del fin del Príncipe Michael puede que seatambiénelfindeotrasmuchascosas.Cuandoselopropone,contaldeescapares capaz de abrirse paso entre sus perseguidores aunque tenga que dejar elsuelosembradodecadáveres.

—¿Esésa laverdaderarazóndesudevota inquietud?—preguntóWilsonmofándoseligeramente.

Elpálidorostrodelirlandésseoscureciódecólera.

—Me he enfrentado a tantos asesinos en County Clare como usted hatenidolaoportunidaddecombatirenClaphamJunction,Mr.Cockney—dijo.

—Silencio,porfavor—intervinoMortonásperamente—.Wilson,notieneustedningúntipodederechoaponerendudalaconductadeunsuperiorsuyo.Espero que semuestre usted tan valeroso y digno de confianza como él hademostradosersiempre.

El pálido rostro del pelirrojo pareció empalidecer un poco más peropermaneció tranquiloy en silencio, por loqueSirWalter se acercóaNolanconafectadacortesíayledijo:

—¿Quétalsisalimosahorayacabamosconestodeunavez?

Elalbasehabíaretiradodejandounabismoblancoentrelasgrandesnubesgrisesyelgranpáramogris,másalládelcuallatorresedestacabacontraelmar y el amanecer. Algo en la forma sencilla y primitiva de ésta sugeríavagamenteelalbordelosprimerosdíasdelaTierra,dealgunaeraprehistóricaenlaqueinclusoloscoloresapenasestabandeltodocreados,cuandonohabíamás que la blanca luz del sol entre las nubes y el suelo. Estos maticesapagadossehallabansóloaliviadosporunpuntodorado:elbrillode lavelaencendida en la ventana de la torre solitaria, que continuaba ardiendo a lacrecienteluzdeldía.Mientraselgrupodedetectives,seguidoporuncordóndepolicías,seibaabriendoencuartocrecienteparacercenartodaposiblevíade escape, la luz de la torre destelló, como si se hubiese movido por unmomento, para luego extinguirse. Comprendieron que el hombre que sehallabaallídentrohabíaadvertidolaluzdeldíayhabíaapagadolaveladeunsoplo.

—Tienequehaberotrasventanas, ¿verdad?—dijoMorton—.Y tambiénunapuerta,porsupuesto,enalgúnlugaraltorcerlaesquina…Claroqueunatorreredondanotieneesquinas.

—Otro ejemplo de mi modesto planteamiento —observó Wilsoncalladamente—.Esa torre tan extraña fue la primera cosa en la queme fijécuandovineporaquí,por loquepuedodecirlealgomásacercadeellao,almenos,desuexterior.Haycuatroventanasentotal.Unasehallaalgomásallá

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deésa,sibienquedafuerade lavista.Ambasestánenelpisobajo,al igualquelaterceraventana,quequedaalotrolado,formandolastresunaespeciedetriángulo.Encuantoalacuarta,seencuentrajustosobrelatercera,porloqueimaginoquedaaunpisosuperior.

—Se trata tan sólo de una especie de altillo al que se accede por unaescalera —dijo Nolan—. Yo solía jugar en el lugar cuando era niño. Enrealidad esa torre no esmás que un simple cascarón vacío—y su rostro seentristecióaldeciraquelloypensar,quizás,en la tragediadesupaísyenlapartequeaélletocabajugarenella.

—Eltipodebedetenerporlomenosunamesayunasilla—dijoWilson—,perosindudasehabráapropiadodeelloscogiéndolosdealgunacabaña.Sise me permite hacer una sugerencia, señor, creo que lo mejor seríaaproximarnos a las cinco entradas almismo tiempo,por así decirlo.Unodenosotros debería cubrir la puerta y los demás uno cada ventana. McBridellevaráunaescaleraparaalcanzarlaventanasuperior.

Mr.HorneFisher,ellánguidosecretario,sevolvióasudistinguidoparienteyhablóporprimeravez.

—Debodecirquemeconfiesomásquepartidariodelaescuelacockneydepsicología—dijoconvozapenasaudible.

Los demás parecieron sentir idéntica impresión, si bien cada cual dediferente manera, mientras el grupo comenzaba a disgregarse de la formaindicada.Morton se dirigió a la ventana situada justo frente a ellos, dondeaparentementeelproscritoacababadeapagarlaveladeunsoplo;Nolan,algomáslejoshaciaeloeste,alasiguienteventana;yWilson,seguidodeMcBride,quecargabaconlaescalera,diounrodeoparallegaralasdosventanasdelapartetrasera.SirWalterCarey,porsuparte,seguidodesusecretario,fuehacialaúnicapuertaconlaintencióndeexigirlaentradademaneramásacordeconlasituación.

—Supongoqueiráarmado—aventuróSirWalterconindiferencia.

—Por lo que de él dicen—respondióHorne Fisher—, puede hacermásconuncandilquelamayoríadeloshombresconunapistola.Noobstante,escasiseguroquelleveconsigounarma.

Justo al mismo tiempo que terminaba de hablar respondió también a lapreguntaelestallidodeuntrueno.Morton,queacababadecolocarsefrentealaventanamáscercanacon losanchoshombrosbloqueandoelvano, resultóporuninstanteiluminadodesdedentroporalgoparecidoaunallamaradadefuego rojo que fue seguida de un enorme aluvión de ecos. Sus cuadradoshombros parecieron cambiar de forma, tras lo cual la robusta figura sederrumbó entre las altas y tupidas hierbas que crecían al pie de la torre

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mientrasunahumaredasalíaflotandoporlaventanaformandounanubecilla.Los dos hombres, que se hallaban algo detrás de él, se dirigieronapresuradamentehaciaallí,peroparacuandololevantaronMortonyaestabamuerto.

SirWalter se enderezóygritó algoque seperdió enmediodeunnuevoestrépito.Posiblementelapolicíaestuvieseyavengandoasucompañerodesdeelotrolado.Fisherechóentoncesacorrerrodeandolatorreendirecciónalapróxima ventana. Un instante después un nuevo grito de asombro, esta vezproferido por él mismo, atrajo a su jefe al mismo lugar. Nolan, el policíairlandés, tambiénhabía caído.Se encontraba extendido sobre la hierba cuanlargo era, cubierto de sangre.Aunque aún estaba vivo cuando llegaron a sulado,teníalamuertereflejadaensurostro,ysólofuecapazdehacerunúltimoademán en señal de que todo estaba acabado mientras, con una palabraentrecortadayunheroicoesfuerzo,lesindicabaconlamanohaciadondesusotros compañeros asaltaban en aquel momento la cara trasera de la torre.Conmocionados por tan rápidos y repetidos golpes, los dos hombresobedecieron a duras penas la señal y, tras reemprender el camino hacia lasotras ventanas, encontraron una escena igualmente sobrecogedora, si bienmenos fatal y trágica. Los otros dos agentes no estaban ni muertos nimortalmente heridos, peroMcBride yacía con una pierna rota y la escaleratirada encima, posición en la que evidentemente había quedado tras serempujado desde la ventana superior de la torre. En cuanto a Wilson, seencontraba tumbado boca abajo,muy quieto, como aturdido, con su cabezarojaentreelfollajegrisyplateado.Lainmovilidad,noobstante,resultóenéltan sólo momentánea, pues comenzaba a ponerse en pie cuando los demásterminabanderodearlatorre.

—Diosmío, ha sido como una explosión—gritó SirWalter, lo cual, dehecho, era la única forma posible de llamar a aquella vitalidad sobrenaturalcon la que un hombre había sido capaz de repartirmuerte y destrucción almismotiempoporlostresladosdeaquelpequeñotriángulo.

Wilson, que ya se había puesto en pie, se abalanzó de nuevo sobre laventanarevólverenmano.Disparódosvecesatravésdelvanoydesapareciópor entre el humode su propia pistola, pero el ruido sordode sus pies y elchoquedeunasillaalcaerlesindicaronalosotrosqueelintrépidolondinensese las había arreglado finalmente para saltar al interior de la habitación.Despuéssiguióunsilencio,traselcualSirWalter,encaminándosealaventanaatravésdelhumoquecomenzabayaaaclararse,atisboelinteriordelaviejatorre.AexcepcióndeWilson,quienobservabaatentamenteasualrededor,allínohabíanadie.

El interiorde la torreeraunasencillahabitaciónamueblada tansóloconuna silla demadera y unamesa en la que, además de la vela, había varias

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plumas, tinta y papel. Amedia altura de la pared se veía una rudimentariaplataformademaderasituadapordebajode laventanasuperior:unpequeñodesvánquemásbienparecíaunaestanteríagrande.Sólosepodíaaccederaélpor una escalera, y parecía hallarse tan vacío como las propias paredesdesnudas. Wilson completó su inspección del lugar y luego procedió aexaminarlosobjetosdelamesa.Silenciosamente,señalóconundelgadodedoíndicelapáginaporlaquesehallabaabiertoelcuaderno.Quienhabíaestadoescribiendohabíadejadodehacerlorepentinamente,dejandoinclusoamediaslaúltimapalabra.

—Dijeantesquefuecomounaexplosión—dijoporfinSirWalterCarey—,yenverdadqueelpropiosujetoparecehaberechadoavolarderepente.Pero lo ha hecho de tal manera que no ha llegado a tocar la torre. Se hadisueltomásbiencomounapompadejabónquecomounabomba.

—Y se ha llevado cosasmás valiosas que la torre en su camino—dijoWilsonconabatimiento.

Tuvolugarunlargosilencio,traselcualSirWalterdijoconseriedad:

—Bien, Mr. Wilson, yo no soy detective. Y estos desafortunadosincidentes le han dejado a usted al cargo de ese aspecto del caso. Todosnosotroslamentamosloquehacausadotalhecho,peromegustaríadecirqueyomismotengolamásabsolutaconfianzaensucapacidadparacontinuareltrabajo por el buen camino. ¿Qué le parece a usted que deberíamos hacerahora?

WilsonpareciórecobrarsedesuabatimientoyagradeciólaspalabrasqueSirWalteracababadedecirconunosmodalesmáscálidosquelosquehastaelmomentolehabíamostradoanadie.Hizopasaraunoscuantospolicíasparaqueloayudaranaregistrarelinteriorydejóqueelrestosedispersaseporlosalrededoresenpequeñosgruposdebúsqueda.

—Creo—dijo—que loprimeroquehayquehaceresasegurarsedequetodo está en orden aquí dentro, ya que veomuy difícil que nuestro hombrehayapodidosalirdeentreestasparedes.SupongoqueelpobreNolanhubierallegadoaafirmarquealgoasísóloresultaposiblepormediossobrenaturales,pero a mí no me hacen falta los espíritus cuando me enfrento a hechosmateriales. Y los que tengo ante mí ahora mismo son una torre vacía, unaescalera,unasillayunamesa.

—Losquecreenenlosespíritus—dijoSirWalterconunasonrisa—veríanunamesacomoalgodegranutilidad.

—Másbiencreoque laveríanútilsise tratasedeespíritusde losqueseencuentran en las botellas—repusoWilson frunciendo sus pálidos labios—.Cuando lagentedeporaquíse impregnadewhisky irlandéshasta lascejas,

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soncapacesdecreerencualquiercosa.Loquehace faltaenestepaísesunpocodeeducación.

LospesadospárpadosdeHorneFisherseagitaronenunfallidointentoporalzarse, como si deseasen expresar una perezosa protesta contra el tonodesdeñosoqueacababadeemplearelinvestigador.

—Losirlandesescreendemasiadoenlosespírituscomoparacreerenotracosa —murmuró—. Saben demasiado acerca de ellos. Pero si desea ustedcreerenesasotrascosas,vayaybúsquelasensuqueridoLondres.

—Nonecesitoencontrarnadaenningúnsitio—dijoWilsonsecamente—.Yaledigoquemeenfrentoacosasmuchomássencillasqueesasimplonafesuya:conunamesa,unasillayunaescalera.Yparaempezar, levoyadeciralgoacercadeellas.Lastresestánhechasporcompletodemaderatoscamentetrabajada. Pero lamesa y la silla son bastante nuevas y, comparadas con lodemás,estánmuylimpias.Laescalerasehallacubiertadepolvoytieneunatelaraña sobre el último escalón. Eso quiere decir que nuestro hombre hadebidodecogerlamesaylasilladealgunacabañahacemuypocotiempo,talycomohabíamossupuesto.Peroencuantoalaescalera,llevamuchotiempoen esta vieja y podrida pocilga. Es probable que sea parte de las reliquiasoriginalesqueguardaestemagníficopalaciodelosantiguosreyesirlandeses.

Fisher lo miró una vez más por entre sus entrecerrados párpados pero,demasiado soñoliento para hablar, no dijo nada, por lo que Wilson pudoproseguirsuexposición.

—Ahorabien,estáclaroquealgomuyextrañoacabadesucederaquí.Yamímeparecequelasprobabilidadessondediezcontraunoaqueesealgoestáespecialmenterelacionadoconestelugar.Probablementevinoaquíporqueeraelúnicolugarenelquepodíallevaracabosuspropósitosconcomodidad.Deotramanera,nopareceunsitiomuyacogedor.Claroqueelsujetoloconocíadesde hacíamucho tiempopues, según se dice, perteneció a su familia. Portanto, juntando una cosa con otra, creo que todo apunta hacia una soladirección:quelasolucióndelmisterioqueaquínosocuparadicaenlapropiaconstruccióndelatorre.

—Surazonamientomepareceexcelente—dijoSirWalter,queescuchabacongranatención—.Pero,¿dequépuedetratarse?

—Ahora podrá usted comprobar lo que quiero decir con respecto a laescalera—continuóeldetective—.Eselúnicomuebleviejoquehayaquí,ytambiénlaprimeracosaquedetectóestamiradacockneyquetengo.Perohayalgomás.Esedesvándeahíarribaesunaespeciedetrasteroquenoalberganingúntrastoviejo.Porloquepuedover,seencuentratanvacíocomotodolodemás y, tal y como están las cosas, no veo qué utilidad puede tener una

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escalera que conduzca hasta ahí arriba. A mí me parece que, ya que noencontramos nada inusual aquí abajo, puede que nos resulte de lo másprovechosoecharunvistazoahíarriba.

Se levantó decididamente de la mesa, sobre la que se había sentado alhabérseleadjudicadolaúnicasillaaSirWalter,yselanzóescaleraarribahastallegaralaplataforma.Losotrossubierontrasél,sibienMr.Fisherenúltimolugarydandoevidentesmuestrasdedesgana.

Sobrelamencionadaplataforma,noobstante,lesesperabaunadecepción.Apesardehusmearconcienzudamenteencadarincónydellegaraexaminarlaszonascercanasaltechocomosifueseunamoscahumana,Wilsontuvoqueconfesar, al cabo de media hora, que seguía sin tener ni una sola pista. Ydurantetodoaqueltiempo,elsecretariopersonaldeSirWaltersevioatrapadocadavezmásprofundamenteporunataquedesueñodetalmagnitudque,sibienlehabíapermitido,aunqueaduraspenas,subirlaescalera,parecíaahorahaberledejadosinlasenergíasnecesariasparabajarla.

—Vamos,Fisher—lollamóavocesSirWalterdesdeabajounavezquelosdemáshubieronregresadoalsuelo—.Tenemosquedecidirsiderribaremosonoellugarenteroparavercómoestáconstruido.

—Bajo en unminuto—dijo el aludido desde la repisa situada sobre suscabezasconunavozquesugeríaligeramenteuninarticuladobostezo.

—Perobueno, ¿aquéestá esperando?—preguntóSirWalter, impaciente—.¿Acasohavistoalgoahíarriba?

—Bueno,sí,enciertomodo—contestólavozvagamente—.Dehecho,loveobastanteclaroahora.

—¿Ah, sí? ¿Y qué es?—preguntó Wilson con aspereza desde la mesasobre la que se había vuelto a sentar y haciendo entrechocar sus talonesincesantemente.

—Yodiríaqueesunhombre—dijoHorneFisher.

Wilsonsaltódelamesacomosialguienlohubieraechadodeallídeunapatada.

—¿Qué quiere decir? —gritó—. ¿Cómo es posible que vea usted unhombre?

—Puedoverloatravésdelaventana—contestóelsecretariocondesgana—. Ahora mismo está atravesando el páramo. Y viene directamente haciaaquí, por lo que resulta evidente que se dispone a hacernos una visita. Yteniendoencuentadequiénparecetratarsequizásresultemáscortésesperarleenlapuertapararecibirleencuantollegue.

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Dicholocualelsecretariobajólaescalerasinprisaalguna.

—¿Dequiénsetrata?—inquirióWilsonconexpresiónasombrada.

—Bueno,creoquesetratadeesehombrealqueustedesllamanelPríncipeMichael—dijoMr. Fisher como restándole importancia—.De hecho, estoysegurodequeesél.Lohevistoenlasfotosquelapolicíatieneensupoder.

Hubo un silencio de ultratumba durante el cual todo lo que había en elcerebro de Sir Walter, por lo general un hombre bastante juicioso, parecióponerseadarvueltascomounmolinillodeviento.

—Pero, ¡demonios! —dijo por fin—, aun suponiendo que su propiaexplosión hubiese podido lanzarlo a media milla de distancia sin pasar porningunadelasventanasydejarlolobastantevivocomoparapoderpasearporelcampo,inclusoentonces,¿porquédiablosibaélavenirenestadirección?Porlogeneralelasesinonoregresatanprontoalaescenadelcrimen.

—Loqueocurreesqueélnisiquierasabequeéstaeslaescenadelcrimen—contestóHorneFisher.

—¿Qué demonios quiere decir?Le atribuye usted un despiste de lomássingular.

—Puedeser,pero lociertoesqueéstanoes laescenadelcrimen—dijoFisherantesdeacercarseamirarporlaventana.

Hubounnuevosilencio,pasadoelcualSirWalterdijocontranquilidad:

—¿Quétipodeideaselehametidoahoraenlacabeza,Fisher?¿Acasohaencontrado alguna nueva teoría que explique cómo este tipo se escapó delcercoquehemostendidoasualrededor?

—Enrealidadélnuncaescapó—contestóelaludidodesdelaventanasingirarse—. Nunca escapó del cerco porque nunca estuvo en su interior. Nisiquierasehallabaenelinteriordeestatorre.O,almenos,nocuandonosotroslaestábamosrodeando.

Sevolvióyapoyó laespaldacontra laventana.Apesardeencontrarseacontraluzydeconservarsuhabitualairedeindiferencia,casipudieronpercibirquesurostro,envueltoensombras,sehallabaligeramentepálido.

—Comencé a sospechar algo cuandonos encontrábamos todavía a ciertadistancia de la torre —dijo—. ¿Vieron ustedes esa especie de destello oparpadeoqueemitió lavela justoantesdeapagarse?Nadamásverlo tuvelacertezadequeenrealidadsetratabadelúltimosuspiroquedalallamacuandounavelaseapagaporsísola.Yluego,cuandoentréenestaestancia,vieso.

Señalóalamesa.Alhacerlo,larespiracióndeSirWaltersedetuvoensecotrasproferirunaespeciedemaldicióncontrasupropiacegueramental.Lavela

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delcandelabromostrabaseñalesevidentesdehaberidoextinguiéndoseporsímismahastaconsumirseporcompleto,dejandoalamayoríadelospresentes,almenosmentalmentehablando,sumidosenlaoscuridad.

—Despuéstenemosunaespeciedeacertijomatemático—continuóFisherrecostándose condesgana contra la ventanaymirando las paredesdesnudascomositrazarasobreellasdiagramasimaginarios—.Noestareafácilparaunhombrequeseencuentraenmitaddeun triánguloenfrentarsea laveza lastrescarasdeéste,peroresultamássencilloparaunhombrequeseencuentreenelterceránguloenfrentarsealosotrosdosaunmismotiempo,enespecialsiéstossonlabasedeuntriánguloisósceles.Yperdónenmesitodoestosuenaaleccióndegeometría,pero…

—Me temo que no disponemos de tiempo para ello—dijoWilson confrialdad—.Siesciertoquenuestrohombreregresahaciaaquí,tengoquedarlasórdenesoportunasinmediatamente.

—Noobstante,creoquecontinuaréconmiexposición,sinoleimporta—dijoFishercontemplandofijamenteeltechoconinsolenteserenidad.

—Me veo obligado a pedirle, Mr. Fisher, que me deje llevar lainvestigaciónamimanera—dijoWilson,tajante—.Yosoyahoraeloficialalcargo.

—Sí—señalóHorneFishersuavementeperohaciendogaladeuntonoquedejóheladoalotro—.Asíes.Pero,¿porqué?

SirWalterobservabalaescenaconatención,puesnuncaanteshabíavistoasu apático y joven amigo comportarse de aquella manera. Fisher miraba aWilson con los párpados completamente abiertos, y los ojos que asomabanentreellosparecíanhabersedespojadodeunvelo, talycomohacenlosojosdelaságuilas.

—¿Por qué es usted ahora el oficial al cargo? —preguntó—. ¿Por quépuede usted ahora llevar la investigación a sumanera? ¿Cómoha llegado asuceder,mepregunto yo, que sus oficiales superiores no se encuentren aquíparainterferirencualquiercosaqueustedsepropongahacer?

Nadiehabló,ynadiepodránuncadecircuántotiempohubierantardadoenpronunciarse lasprimeraspalabrasporqueentoncesunruidoprovenientedelexterior les interrumpió. Se trataba del sonido hueco y pesado de un golpedadosobrelapuertadelatorre,golpeque,paralosagitadosespíritusdetodoslospresentes,resonódemaneraextraña,comosisetratasedelallamadadeldestino.

Lapuertademaderadelatorresemoviósobresusoxidadosgoznesbajolamanoquelahabíagolpeado.Luego,elPríncipeMichaelenpersonaentróen

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lahabitación.Nadie tuvolamenordudaacercadesu identidad.Sus livianasropas, aunquedesgastadasa causade susnumerosas aventuras, conservabansu refinado y casi afectado corte. Lucía una puntiaguda perilla, quizá unalejana reminiscencia de Luis Napoleón a pesar de ser mucho más alto yelegante que su prototipo. Antes de que nadie pudiese pronunciar palabra,había impuestosilencioa todoelmundoconun leveperocálidoademándehospitalidad.

—Caballeros—dijo—,ésteesahoraunlugarhumilde,peroseanustedescordialmentebienvenidos.

Wilson, que fue el primero en recuperarse, dio un paso hacia el reciénllegado.

—Michael O’Neill, le arresto en el nombre del rey por el asesinato deFrancisMortonyJamesNolan.Esmideberadvertirleque…

—No,no,Mr.Wilson—gritóde repenteFisher—,nocometeráusteduntercerasesinato.

Sir Walter Carey se levantó súbitamente de su silla, la cual cayó conestrépitoasusespaldas.

—¿Quésignificatodoesto?—gritóconaireautoritario.

—Significa—dijo Fisher— que este hombre,HookerWilson, nadamásasomarse por esa ventana, mató a sus dos compañeros, que acababan deasomarse por las otras dos ventanas, disparándoles a través de la habitaciónvacía.Esoes loque significa.Ypor sideseanustedesconvencerse, cuentenustedescuántasvecessesuponequehadisparadoyluegocuentenlosdisparosqueaúnlequedanenelrevólver.

Wilson, quien había permanecido sentado sobre la mesa, extendióbruscamente su mano en dirección al arma, que yacía a su lado. Pero elsiguientemovimientoresultóelmásinesperadodetodos,yaqueelPríncipe,quesehallabadepieenelumbral,pasósúbitamentedeconservarladignidaddeunaestatuaaadoptarlarapidezdeunacróbatayarrancóelrevólverdelamanodeldetective.

—¡Perro! —gritó—. Así que no eres más que uno de esos inglesessupuestamentehonestosporculpadeloscualesyonosoymásqueunpobreirlandés desahuciado. Así que has venido a matarme sin importarte lo másmínimoderramarlasangredetuspropioshermanos.Dehabercaídoellosenunareyertaenmediodelcamposelellamaríaigualmenteasesinato,peroaúnsetepodríaperdonartupecado.Peroamí,quesoyinocente,semeibaamatarconceremonias.Hubiesetenidoquesoportarlargosdiscursosytodoeldesdénde jueces armados de paciencia que observarían mi desesperación y

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escucharíanmivanoalegatodeinocenciasinprestarlelamenoratención.Sí,esoesloqueyollamounverdaderoasesinato.Peronoimporta.Enocasiones,mataraalguienpuedenoserconsideradounverdaderoasesinato.Queda tansólounabalaenestapistola,yyosémuybienadondevaairaparar.

Wilsonintentóparapetarsetraslamesapero,mientraslohacía,seretorciódedolor.Michael lehabía atravesadoel cuerpoconunabala.El cuerpodelpolicíasedesplomópesadamentecontralamesacomosifueseuntrastoviejo.

Mientraslospolicíasseapresurabanalevantarlo,SirWalterpermanecióenpiesinarticularpalabra.FueentoncesHorneFisher,conunextrañoyfatigadoademán,quienrecogióeltestigodelaconversación.

—Acabausteddeponerseenunasituaciónverdaderamentecomplicada—dijo—. Tenía usted toda la razón delmundo y ahora se ha equivocado porcompleto.

ElrostrodelPríncipesepusocomoelmármolduranteunmomento.Luegobrilló en sus ojos una luz muy distinta a la de la desesperación. Se echósúbitamenteareíryarrojóalsuelolapistolatodavíahumeante.

—Sé que he cometido un error —dijo—. He cometido un crimen quepodrá muy justamente suponer la perdición tanto para mí como para misdescendientes. Horne Fisher no pareció del todo satisfecho con aquellamuestratansúbitadearrepentimiento.Mientrasmanteníasumiradafijaenelhombre,selimitóapreguntarenvozbaja:

—¿Aquécrimenserefiere?

—Acolaborar con la justicia inglesa—respondió elPríncipeMichael—.Hevengadoalosoficialesdesurey.Hehechoeltrabajodesuverdugo.Portodoello,enverdad,merezcoquemecuelguen.

Y se volvió hacia los policías con un ademán con el que, más queentregarse,parecíamásbienordenarlesquelearrestasen.

TalfuelahistoriaqueHorneFisherlecontóaHaroldMarch,elperiodista,muchos años más tarde, en un pequeño pero lujoso restaurante cercano aPiccadilly.Había invitadoacenaraMarchalgún tiempodespuésdel sucesoque llamaba «El rostro en la diana», y la conversación había derivado enprimer lugarhaciadichomisterioy luegohacia recuerdosmás lejanosde lavidadeFisheryhacialaformaenquesehabíavistoarrastradoaenfrentarseaproblemascomoeldelPríncipeMichael.HorneFishereraahoraquinceañosmayor que entonces. Su pelo ralo se había convertido en una prematuracalviciefrontalysusmanoslargasydelgadascolgabanconmenosafectaciónpero conmás cansancio.Y se había decidido a contar la historia de aquellaaventurade juventudenIrlandaporquehabíasidosuprimercontactoconel

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crimeny su descubrimiento de lo oscura y terriblemente que puede llegar aestarenredadoelcrimenconlaley.

—Hooker Wilson fue el primer criminal que conocí en mi vida, y erapolicía—explicóFisherhaciendogirarsuvasodevino—.Enrealidadmividaentera ha sido un confuso entramado de ese tipo de cosas. Wilson era unhombre de auténtico talento (e incluso genio), digno de estudio tanto en sufaceta de detective como en la de criminal. Su cara pálida y su pelo rojoresultaban en él de lo más simbólico, pues era uno de esos tipos que soncapaces de aparentar frialdad aunque la ambición los esté consumiendo pordentro.Aunasí,apesardesaberautocontrolarsusemocionesalaperfección,llegóunmomentoenquenopudofrenarsuambición.Setragóeldesdéndesus superiores en aquella primera pelea, si bien en su interior ardía deresentimiento. Y cuando de repente vio aquellas dos cabezas oscurasrecortándose contra la luz del amanecer, nítidamente enmarcadas en sendasventanas, no pudo dejar pasar la oportunidad no sólo de vengarse, sinotambiéndeeliminar losdosobstáculosque se interponíanen supromoción.Eraunbuentiradorycontabaconcallarlosaambos,sibienlamenorpruebacontraélhubieraresultadodecisivaencualquiercaso.Noenvano,seescapópor los pelos en el caso de Nolan, quien vivió lo suficiente para decir«Wilson»y señalaren sudirección.Nosotrospensamosqueestabapidiendoayuda para su compañero, pero en realidad lo que estaba haciendo eradenunciar a su asesino. Después de aquello fue sencillo tirar por tierra laescalera que se levantaba por encima de él (puesto que en lo alto de unaescaleraunhombrenopuedeapreciarconclaridadquéestádebajoyquéestádetrásdeésta)ytirarseélmismoalsuelosimulandoserunavíctimamásdelacatástrofe.

»Pero entremezclada con su ambición asesina había también una ciegaconfianza no sólo en su propio talento, sino también en sus propias teorías.Creíarealmenteenloquedenominabaunojorenovadoryenverdaddeseabaunaoportunidadparautilizar losmétodosnuevosde losquehablaba.Habíaalgorealmenteexcepcionalensumaneradeenfocar lascosas,peroesealgofallódondetalescosassuelenfallar,porqueelojorenovadornopuedeverloquenoseve.Resultaacertadoenelcasode laescalerayel espantapájaros,peronocuandohablamosdelavidayelalma,yélcometióungranerroralconsiderarloqueunhombrecomoelPríncipeMichaelharíaaloírgritaraunamujer. Todo el engreimiento y la vanagloria de Michael le hicieron salircorriendonadamásoírelgrito.Untipocomoélhubierasidocapazdeentraren el mismísimo Scotland Yard sólo para recoger el guante de una dama.Puedeustedllamarlohacerseelinteresanteoloqueusteddesee,peroelcasoesqueesoesexactamenteloqueélhubierahecho.Loqueocurriócuandoélseencontróconellaenmediodelpáramoyaesotrahistoria,unaquepuedequenuncalleguemosaconocer,sibien,poralgunosrelatosqueheoídodesde

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entonces, ella y él deben haber hecho las paces.Wilson se equivocó en esedetalle, pero así y todo había algo de verdad en su idea de que un reciénllegado vemás cosas que los demás y de que el hombre del lugar se hallademasiado habituado a lo que le rodea como para fijarse en ellas. Teníaigualmente razón acerca de algunas otras cosas. Por ponerle a usted unejemplo,ysinirmáslejos,teníarazónacercademí.

—¿Acercadeusted?—preguntóMarch.

—Yo soy precisamente unode esos hombres que sabe demasiadas cosasparaconocerrealmentealgoacercadeellas,o,almenos,parapoderhaceralgocon respecto a ellas —dijo Horne Fisher—. No me refiero en especial aIrlanda.MerefieroaInglaterra.Merefieroalaformaengeneralenquesomosgobernados,que,dichoseadepaso,quizásealaúnicaformaenquepodemosserlo. Pero me preguntaba usted hace un momento qué fue de lossupervivientesdeaquellatragedia.Puesveráusted.Wilsonserecuperó,ylosdemásnoslasarreglamosparaconvencerledequeseretirase,aunqueparaellotuvimos que indemnizar a aquel despreciable asesino con una pensión másabundante que la quenuncaha recibidohéroe algunoquehaya luchadoporInglaterra. Me las ingenié para salvar a Michael de lo peor, pero aun asítuvimos que condenar a aquel hombre inocente a trabajos forzados por uncrimenque sabíamosquenuncahabía cometido.No fuehasta algún tiempodespués que pudimos confabularnos en secreto para preparar su fuga. Y encuanto a Sir Walter Carey, ahora es Primer Ministro de este país, lo cualprobablemente nunca hubiese podido ser si en el departamento para el queentonces trabajaba se hubiese sabido la verdad acerca de tan horribleescándalo. Aquello pudomuy bien haber acabado con todos nosotros antesincluso de salir de Irlanda, pero lo que resultaba más que seguro era quehubiera acabado con él. Y él es el amigo del alma demi padre y, además,siempremehacolmadodeatenciones.Asípues,comopodráustedver,estoydemasiadoimplicadoenelasuntoparapoderhaceralgo.Claroquetambiénesverdad que no nací con la obligación de ponerle remedio, así que… ¡Vaya!Pareceustedconsternado,pornodecirhorrorizado.Peronosepreocupe,nome siento ofendido por ello en absoluto. En fin, cambiemos de tema si lodesea.Nofaltabamás.¿Qué lepareceesteborgoña?Esunodemisgrandesdescubrimientos,aligualqueelpropiorestauranteensí.

Y,congrandeleite,comenzóahablardoctamentesobretodaslasclasesdevino delmundo,materia en la cual, por cierto, algunosmoralistas hubieranconsideradoquesabíademasiado.

III.ELESPÍRITUDELCOLEGIAL

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Hubiera hecho falta un mapa de Londres de considerable tamaño paratrazar el frenético e intrincado itinerario que, durante cierto día de viaje,recorrieronuntíoysusobrino,o,parahablarconmayorpropiedad,unsobrinoy su tío.Y esto es así porque el sobrino, un colegial de vacaciones, era, almenosenteoría,quienhacíaprevalecersusdeseosalolargodecadatrayectoqueambosrealizabanencoche,taxi,tranvía,metro,etc.,mientrassutíonoeramásqueunpobrecuraquepululabaasualrededorconsagradoacolmarledeatenciones. Para decirlo con más claridad, el colegial reñía algo del aireimpasibledeungranduquequeseencontrasedeviajedelujomientrasquesuparienteseveíarelegadoalpapeldesimpleguíaturístico,apesardelocualeraquienteníaquecorrercontodoslosgastoscomosifueraunmecenas.

ElchicosellamabaoficialmenteSummersMinor,sibienrecibíaconmásfrecuencia el apodo de Stinks, único tributo reconocido por los demás a suafición por la fotografía y la electricidad. En cuanto al tío, se trataba delreverendoThomasTwyford,uncaballeroanciano,enjutoyvivaz,decabellosblancos y rostro colorado y vehemente, que ocupaba un reconocido yrespetado lugar en un reducido círculo de arqueólogos eclesiásticos cuyosdescubrimientosresultabancomprensiblestansóloparaellosmismos.

Cualquier ojo mínimamente crítico hubiera sido capaz de encontrar,inclusoduranteaqueldíadeviaje,almenostantodelaaficióndeltíocomodelas vacaciones del sobrino. El propósito original del primero había sidocompletamente paternal y alegre. Pero, al igual que le ocurre a tanta genteinteligente, había caído en el error de buscar la diversión en cierto tipo decosas que creyó serían capaces de divertir también a un niño. Susentretenimientosfavoritoseranlascoronas,lasmitras,losbáculosyloscetrosde estado, a los que había dedicado la mayor parte de aquella jornadaplenamenteconvencidodequeelchicoestaríaencantadodevertodoloquedeellos fuese digno de ver enLondres.Y a últimahora del día, tras tomar unfastuoso té, rematóporcompleto la jugadaanimándolea realizarunaúltimavisitaaalgoenloquedifícilmentepodríaconcebirsequeestuvieseinteresadounniño:unacámarasubterránea,recientementeexcavadaenlariberanortedelTámesis,de laquesesuponíaqueantiguamentehabíasidounacapilla.Éstano contenía, literalmente, nada salvo una viejamoneda de plata, la cual, noobstante, resultabamás excepcional y espléndida que elKoh-i-noor a todosaquellosquelaconocían.Deorigenromano,sedecíadeellaquerepresentabala efigie de San Pablo y que a su alrededor habían surgido las másencarnizadascontroversiasacercadelaantiguaIglesiaBritánica,todolocual,sin embargo, no parecía hacer mella alguna en la incuestionable falta deinterésquedemostrabaSummersMinorenlavisita.

Enrealidad, tantoloqueinteresabaaSummersMinorcomoloquenole

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importabaenabsolutohabíansuscitadoladiversiónylaperplejidaddesutíoalo largo de varias horas.Demostraba tanto la sorprendente ignorancia comolos asombrosos conocimientos que pueden observarse en el típico colegialinglés(conocimientoséstosqueresultabandedifícilclasificaciónyque,porlogeneral,solíaemplearparacorregiryconfundirasusmayores).Poseedordeunpermisoespecialparadisfrutardeunascortasvacacionesdurante lasquepoder olvidar los nombres del Cardenal Wolsey y Guillermo de Orange,difícilmente se le podía hacer olvidar la enorme curiosidad que en él habíadespertado la disposición de los timbres del hotel vecino. La Abadía deWestminsterlohabíaaburridovisiblemente(locualnoesdeextrañarporquetaliglesiasehaconvertidoeneltrasterodelamásgrandiosaydesafortunadacoleccióndeestatuasdel sigloXVIII), peropara compensarhabía llegadoaconocer de manera asombrosamente minuciosa tanto los ómnibus deWestminster como el sistema completo de los ómnibus de Londres, cuyoscoloresynúmeroshabíallegadoaaprendersetanbiencomounheraldistasupropia profesión. Tanto, que se hubiera escandalizado ante cualquiermomentáneaconfusiónentreunPaddingtonverdeclaroyunBayswaterverdeoscuro, al igual que le ocurriría a su tío si alguien confundiese un iconobizantinoconunapinturaromana.

—Pero bueno, hijo mío, ¿es que coleccionas ómnibus como si fuesensellos?—lepreguntósu tío—.Tehará faltaunálbumbastantegrande,¿no?¿Oacasolosvasguardandoentuescritorio?

—Losvoyguardandoenmicabeza—respondióelsobrinoconjustificadafirmeza.

—Desde luego, eso dice mucho a tu favor, lo admito —respondió elclérigo—. Pero supongo que sería inútil preguntarte con qué intención hastenidoqueiraaprenderprecisamenteesodeentretantascosas.Apenaspareceseralgodeprovecho,amenosquetededicarasaestarcontinuamenteparadoen la acera avisando a las señoras mayores cuando suban al ómnibusequivocado. Pero, por cierto, tenemos que bajarnos de éste, pues estamosllegando a nuestro destino.Quiero enseñarte lo que se ha dado en llamar elPeniquedeSanPablo.

—¿Se parece mucho a la Catedral de San Pablo? —preguntó conresignacióneljovencitomientrasseapeaban.

Al llegar a la entrada de su lugar de destino, les llamó la atención uncuriosopersonajequerondabaporallídandomuestrasevidentesdeunagranimpaciencia por entrar. Se trataba de un hombremoreno y delgado que ibaenvuelto en una larga túnica negra muy parecida a una sotana. Cubría sucabezaconungorrodeformamuyextrañayremotamenteparecidaaladeunbirrete,que sugeríamásbien la ideade serunarcaico tocadoprocedentede

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PersiaoBabilonia.Lucíaunapeculiarbarbanegraqueleasomabasóloporlosángulosdelabarbillaydosojosgrandesextrañamentedispuestosenelrostrocomoesosbonitoseinexpresivosojosquepuedenverseenlosperfilesdelasantiguaspinturasegipcias.Antesdequepudieranextraerdeélalgomásqueunaimpresióngeneral,yasehabíaintroducidoapresuradamenteporlapuertaalaqueellosmismossedirigían.

Sobreelsuelodelsantuariosubterráneonosepodíavernadaexceptounarecia cabaña de madera como las que se han levantado recientemente paramultitud de usos oficiales ymilitares, cuyo suelo de tablas no era sino unasimpleplataformadispuestasobrelacavidadqueseabríadebajo.Unsoldadoestabaapostadodecentinelaenelexteriormientrasotrodemayorrango,undistinguidooficialangloindio, sehallabaenel interiorescribiendosentadoauna mesa. Los turistas pudieron darse cuenta al instante de que aquelespectáculo en particular se encontraba rodeado de unas extraordinariasmedidas de seguridad.Mehe atrevido a comparar antes lamoneda de plataconelKoh-i-noor,alocualdeboañadirqueelloresultaenciertosentidounacomparaciónmuysensata,sobretododesdeque,enciertomomento,ydebidoaunaccidentehistórico,estuvieseapuntodeserincluidaentrelasjoyasdelaCoronao,almenos,entresus reliquias,hastaqueunode lospríncipesde larealeza acabara devolviéndola públicamente a la capilla a la quesupuestamentepertenecía.Noobstante,otrascausassecombinabanalahoradeconcentrar lavigilanciaoficial sobreella.Se temía lapresenciadeespíasque llevasenexplosivosocultosenpequeñosobjetos,por loqueunadeesasfamosasórdenesexperimentalesquepasancomounapestepor laburocraciahabía decretado en un principio que, para entrar, todos los visitantes debíandespojarsedesusropasyponersealgoparecidoaunsacodearpilleray,mástarde, cuando dicho método originó los primeros rumores, que al menosdeberíanvaciarsusbolsillos.

ElCoronelMorris, oficial al cargo, era un hombre bajito y enérgico, derostroceñudoycurtidoperodemiradachistosayalegre,locualresultabaserunacontradicciónconfirmadaporsuconducta,puestanprontosemofabadelosguardascomoseponíaabromearconellos.

—MeimportaunrábanoelPeniquedeese talPabloy todo loque tengaque ver con él—declaró en respuesta a algunasmanifestaciones propias deanticuariorealizadasporelclérigo,quienloconocíaligeramente—.Perollevoununiformedelrey,yameentiende,ydebetratarsedealgoseriocuandoeltíodelreyenpersonadejaalgoaquíamicargo.Peroporloquerespectaasantos,reliquiasytodolodemás,metemoquesoyunpococomoVoltaire,esdecir,loqueustedllamaríaunescéptico.

—NoestoydeltodosegurodequepuedadenominarseescépticoaalguienquedicenocreerenlaSagradaFamiliaperosíenlaFamiliaReal—respondió

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Mr.Twyford—.Pero,cuestionesaparte,no tengoelmenor inconvenienteenvaciarmisbolsillosparademostrarlequenollevoningunabombaencima.

El pequeñomontón de sus pertenencias, que fue dejando sobre lamesa,consistíaprincipalmenteenunfajodepapeles,unapipa,unatabaquerayunascuantasmonedasantiguasromanasysajonas.ElrestolocomponíanalgúnqueotrocatálogodelibrosantiguosydiversosmanualesdetítulostalescomoElRitual del Sarum, un simple vistazo a los cuales resultómás que suficienteparaquetantoelcoronelcomoelcolegialapartaranlavistadefinitivamentedeellos, pues fueron incapaces de ver por ningún lado qué interés o utilidadpodíateneraquellodelSarum.

El contenido de los bolsillos del chico hizo, como era de esperar, unmontónmás grande, e incluía unas cuantas canicas, un rollo de cuerda, unalinterna eléctrica, un imán, una pequeña catapulta y, naturalmente, una grannavajadebolsilloquepodría serdescrita comouna cajadeherramientas enminiatura:uncomplejoaparatodelcualnoparecíamuydispuestoasepararsemientras explicaba que incluía un par de pinzas, una herramienta parapracticaragujerosenlamaderay,sobretodo,uninstrumentocapazdeextraerpiedras de los cascos de los caballos. La relativa ausencia de caballos leparecíaalmuchachoundetalledelomásirrelevante,comosisetratasedeunsimpleaccesoriofácildeencontrar.

Cuando le llegóel turnoal caballerovestidodenegro, éstenovació susbolsillossinoqueselimitóaextendersusmanos.

—Notengoposesiones—dijo.

—Metemoquetengoquepedirlequevacíesusbolsillosparaasegurarme—dijoelcoronelconbrusquedad.

—Notengobolsillos—dijoelextraño.

Mr. Twyford observó las largas ropas negras del hombre con unainquisitivamirada.

—¿Esustedmonje?—preguntó,intrigado.

—Soy mago —respondió el extraño—. Supongo que habrá usted oídohablardelosReyesMagos,¿verdad?Puesyosoyunmago.

—¡Guau!—exclamóSummersMinorconlosojosmuyabiertos.

—Pero fui monje una vez —continuó el otro—. Soy lo que ustedesllamaríanunmonjefugado.Y,enefecto,asíes,puestoqueheescapadoa laeternidad.Y losmonjes sostenemosalmenosunaverdad:queparaalcanzaruna vida verdaderamente plena debemos privarnos de posesiones.No tengodineronibolsillosparallevarlo.Lasestrellassonmisúnicasalhajas.

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—Sea como fuere, las estrellas están fuera de nuestro alcance—dijo elCoronelMorrisenuntonoquesugeríaqueconaquelloteníasuficiente—.Heconocidomuchosymuybuenosmagos en la India, peropuedo jurarlesquetodos resultaron ser unos farsantes. De hecho, he llegado a divertirmemuchísimoasucostaponiéndolosenevidencia.Entodocaso,muchomásquecon este trabajo tan monótono que tengo ahora. Por cierto, aquí vieneMr.Symon,quienlesmostrarálaantiguacámaraqueseencuentraescalerasabajo.

Mr. Symon, el guía y guardián oficial, resultó ser un hombre joven,prematuramente canoso, dueño de una boca muy seria que contrastabacuriosamenteconunminúsculobigotitonegrocuyascrecidaspuntasparecían,dealgunaextrañamanera,separarsedeélhastadarlaimpresióndequeteníaunpardemoscasnegrasposadasenelrostro.HablabaconelacentotípicodeOxford, si bien con un estilo tanmecánico como el más indiferente de losguíasdepago.

Descendieron todos juntos por una oscura escalera de piedra. Al pie deésta,Symonpulsóunbotón,traslocualunapuertaseabrióaunahabitaciónoscura o, más bien, a una habitación que hacía un instante había estado aoscuras, puesto que casi almismo tiempoque la pesada puerta de hierro seabríaunresplandordeluzeléctricacasicegadorseapoderódetodoelinterior.ElcaprichosoentusiasmodeStinksseencendióalmomentoy,presadeunagranexcitación,preguntósilaslucesylaspuertasfuncionabanconjuntamente.

—Sí. Todo forma parte de un único mecanismo—respondió Symon—.FuediseñadoespecialmenteparaeldíaenqueSuAltezaRealdepositóaquílareliquia.Comoves,estáencerradatrasesavitrinadecristal,exactamentetalycomoélladejó.

Un mero vistazo mostraba a las claras que las medidas tomadas paraguardarel tesoroeranenefectotansegurascomosimples.Unasencillalunade cristal separaba por completo una esquina de la estancia dejándolaenmarcadaenunarmazóndehierroqueseempotrabaenlasparedesderocayeltechodemadera.Resultabaasíimposibleabrirlavitrinasinuncomplicadoesfuerzo,anoserrompiendoelcristal,locualmuyprobablementedespertaríaalvigilantenocturno,quien sehallaba siempreapocospasosdeallí inclusocuando dormía. Un examen cercano hubiera delatado muchas más medidasingeniosas, pero para entonces lamirada del reverendoThomasTwyford seencontraba ya, cuando menos, clavada en aquello que ocupaba toda suatención:elpequeñodiscodeunapagadocolorplateadoquebrillababajolablancaluzsobreunsencillofondodeterciopelonegro.

—ElPenique deSanPablo, del que se dice que conmemora la visita deSanPabloaGranBretaña,seconservóprobablementeenestacapillahastaelsigloVIII—decíaSymonconsuclaraperoinsípidavoz—.Sesuponequeen

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el siglo IX fue arrebatado por los bárbaros para reaparecer, después de laconversióndelosgodosdelnorte,enposesióndelafamiliarealdeGothland.Su Alteza Real el Duque de Gothland la retuvo siempre bajo su custodiapersonal,ycuandofinalmentedecidiómostrarlaalpúblicolacolocóaquíconsuspropiasmanos,siendoinmediatamenteselladadeestamanera.

Desafortunadamente,llegadosaestepunto,SummersMinor,cuyaatenciónse hallaba algo apartada de las guerras religiosas del siglo IX, descubrió untrozo de cable que asomaba por un desconchón de la pared. Sin dudarlo unsegundo,seabalanzósobreélgritando:

—Oiga,¿esestoloqueconecta…?

Sehizoevidentequesíconectaba,puestanprontocomoelchicotiródeélla habitación entera se encontró a oscuras como si todos ellos se hubieranquedadociegosderepente.Uninstantemás tardeoyeronelchasquidosordodelapuertaalcerrarse.

—Muybien.Ahorasíquelahashechobuena—dijoSymonasumaneratranquila.Luego,trasunapausa,añadió—.Supongoquetardeotempranonosecharándemenos,ysindudaellospodránabrirla.Peropuedequeeso llevetodavíaalgúntiempo.

Hubounsilencio,pasadoelcualelinvencibleStinksdijo:

—¡Quéfastidioquehayatenidoquedejararribamilinternaeléctrica!

—Creo —dijo su tío con severidad—, que todos estamos ya más queconvencidosdetuaficiónporlaelectricidad.

Luego,trasunapausa,dijomásamablemente:

—Supongoquesituviesequeechardemenosalgodemipropioequipaje,sería la pipa. Aunque, de todas formas, no resulta muy agradable fumar aoscuras.Todoparecediferenteenlaoscuridad.

—Todoesdiferenteenlaoscuridad—dijounaterceravoz,ladelhombrequesehacía llamarmago.Era lasuyaunavozmuymusicalquecontrastabanotablemente con su siniestro y atezado semblante, el cual resultaba ahorainvisible—.Quizánoconozcanustedeslaterribleverdadqueellorepresenta.Todoloqueustedesvensonsóloimágenescreadasporelsol:caras,muebles,flores, árboles. Las cosas en sí pueden resultarles bastante extrañas. Ahorapodríahaberalgomásdondeantessóloveíanustedesunamesaounasilla.Elrostrodeunamigopuederesultarmuydiferenteenlaoscuridad.

Unleveeindescriptibleruidoquebrólaquietud.Twyfordsesobresaltóporunsegundo,traslocualdijoásperamente:

—Verdaderamente, no creo que sea el momento más adecuado para

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intentarasustaraunniño.

—¿Quiénesunniño?—gritóelindignadoSummersconunavozamediocaminoentreuncacareoyunchillido—.Yono.Ytampocosoyungallina.

—Mecallaré entonces—dijo la otra voz—.Pero tenganpresente que elsilenciohablaporsísolo.

El requerido silencio semantuvo durante largo rato hasta que, al fin, elclérigoledijoaSymonenvozbaja:

—Supongoquenodebemospreocuparnosporelaire,¿no?

—Enabsoluto—contestó el otro envoz alta—.Hayuna chimeneayunhogarenlaoficina,justoalladodelapuerta.

El ruidodeunospasosapresuradosyeldeunasillaalcaer lesdijeronatodosquelaindomablenuevageneraciónsehabíalanzadounavezmáscuartoatravés.Prontoleoyeronexclamar:

—¡Unachimenea!¡Vaya!Seguroqueporellasepodrállegarhasta…

Elrestoseperdióentreamortiguadosperotriunfantesgritos.

Sutíolollamóenvanorepetidasveces,recorrióatientaselcaminohastala abertura y, tras levantar la vista por ella, vislumbró un disco de luz queparecíasugerirqueelfugitivosehabíaescabullidohastaponerseasalvo.Aldeshacer el camino hacia donde se encontraba reunido el grupo, junto a lavitrinadecristal,tropezóconlasillacaídasobreelsuelo,traslocualnecesitóun momento para recobrarse. Acababa de abrir la boca para decirle algo aSymon cuando se detuvo y, de repente, se encontró parpadeando bajo eltremendo golpe de la luz blanca. Almirar por encima del hombro del otropudoverquelapuertaestabaabierta.

—Asíquefinalmentenoshandescubierto—ledijoaSymon.

Elhombredelatúnicanegrasehallabarecostadocontralaparedalgunasyardasmásalláconunasonrisaesculpidaenlacara.

—AhívieneelCoronelMorris—continuóTwyfordtodavíahablandoconSymon—. Uno de nosotros tendrá que contarle cómo se fue la luz. ¿Va aencargarseusteddeello?

PeroSymonaúnnodijonada.Permanecíadepie, tan inmóvilcomounaestatua, mirando fijamente el terciopelo negro situado tras la pantalla decristal.Mirabaelterciopelonegroporquenohabíanadamásaloquemirar.ElPeniquedeSanPablohabíadesaparecido.

El Coronel Morris entró en la habitación acompañado de dos nuevosvisitantes,presumiblementedosnuevosturistasquehabíantenidoqueesperar

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arribaacausadelaccidente.Elprimerodeelloseraunhombrealto,rubio,deaspecto lánguido, amplia frente y nariz prominente. Su compañero era unhombremásjovendepeloclaroyrizadoyunamiradatanfrancaquellegabaaparecerinocente.

Symonapenasparecióoíralosreciénllegados.Enrealidad,parecíacomosinosehubiesedadocuentadequeelretornodelaluzdejabaveralasclarassuexacerbadonerviosismo.Luegoreaccionódemanerasospechosay,cuandovio al mayor de los dos extraños, su ya de por sí pálido rostro pareciópalideceraúnmás.

—¡Caramba!PerosiesHorneFisher—yluego,trasunapausa,dijoenvozbaja—.Estoymetidoenunaprietodemildemonios,Fisher.

—Parece haber por aquí un pequeño misterio que aclarar —dijo elcaballeroquehabíasidointerpelado.

—Nunca se aclarará —dijo el pálido Symon—. Si alguien pudieraaclararlo,seríausted.Peronadiepodrá.

—Creoqueyosípodría—dijootravozdesdefueradelgrupo.

Todossevolvieronsorprendidosparadescubrirqueelhombredelatúnicanegrahabíahabladounavezmás.

—¡Usted!—dijoelcoronelconaspereza—.¿Ycómoseproponehacerdedetective?

—Nomepropongohacerdedetective—contestóelotroconaquellavoztanclaracomounacampana—.Mi intencióneshacerdemago…deunodeaquellosmagosqueustedsolíaponerenevidenciaenlaIndia,coronel.

Nadiehablóduranteunmomento.LuegoHorneFishersorprendióatodoelmundoaldecir:

—Bien,subamosentoncesydejemosqueestecaballerolointente.

PeroantestuvoquedeteneraSymon,quienautomáticamentehabíapuestoeldedosobreelbotón,diciéndole:

—No,dejetodaslaslucesencendidas.Seráunaespeciedegarantía.

—¿Cómo?Perosiahorayanopodránrobarnada—dijoSymon,cortante.

—Peropuedequelodevuelvan—respondióFisher.

Twyfordhabíayaechadoacorrerescalerasarribaenbuscadenoticiasdesu sobrino desaparecido. Las noticias que obtuvo de él lo dejaron perplejopero,alavez,lotranquilizarondeinmediato.Sobreelsuelodelpisosuperioryacíaunodeesosgrandesavionesdepapelque losalumnossuelen lanzarseunosaotroscuandoelprofesorestáfueradelaclase.Lohabíanlanzadodesde

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fuera,evidentementepor laventana,y,alserdesplegado,dejóa lavistaunaseriedegarabatosrealizadosconunapésimacaligrafíaquedecían:«Queridotío,todomarchabien.Mástardemereunirécontigoenelhotel».Debajopodíaverseunafirmagarrapateada.

Apenas aliviado por ello, el clérigo volvió voluntariamente suspensamientoshaciasureliquiapredilecta,cuyaimportancianoleibaalazagaa la que le dedicaba a su sobrino. Y antes de saber siquiera dónde seencontraba, fue rodeado por los demás, que discutían sobre la pérdidaocurrida, y prácticamente arrastrado por el empuje de su emoción. Noobstante,unadudainconscientepersistíalatiendoensucabezaencuantoaloquelehabíapodidoocurrirenrealidadalchicoyquéeraloquehabíaqueridodecirexactamentealafirmarquetodomarchababien.

Mientrastanto,HorneFisherhabíaconfundidoengranmedidaapropiosyextraños con el tonoy la actitud que acababa de adoptar.Había conversadocon el coronel sobre cuestiones militares y mecánicas haciendo gala denotablesconocimientostantoacercadelospormenoresdeladisciplinacomodelostecnicismosdelaelectricidad.Habíahabladotambiénconelclérigoymostrado unos conocimientos igualmente sorprendentes sobre los aspectosreligiosos e históricos que giraban en torno a la reliquia. Había dialogadoincluso con el hombre que se denominaba a sí mismo mago, no sólosorprendiendo sino incluso escandalizando a la concurrencia con la solturaigualmente desenfadada con la que charlaba acerca de las más fantásticasformasadoptadasporelocultismoorientaly laexperimentaciónpsíquica.Yenloquerespectaaestaúltimaymenosrespetablelíneadeinvestigación,sehallaba evidentemente preparado para ir algunos pasos más allá. Alentóabiertamentealmagoysedeclaródispuestoaseguirlosmásquequiméricosmétodosdeinvestigaciónalosqueéstepudieraconducirle.

—¿Cómo comenzaría usted? —preguntó con una inquieta cortesía quehizoqueelcoronelsecongestionasedecólera.

—Todosereduceaunaespeciedefuerzayaestablecer lacomunicaciónnecesaria para atraer a dicha fuerza —contestó afablemente el expertohaciendocasoomisodelosmurmullosconquelosmilitaresaludíanconironíayrisassofocadasalafuerzapolicial—.SetratadeloqueustedesenOccidentesuelenllamarmagnetismoanimal,aunqueenrealidadesmuchomásqueeso.Mejor seráqueno explique cuántomás.Sobre cómoponerlo enpráctica, elmétodo habitual es provocar un trance en alguna persona fácilmenteimpresionable, quien actúa como una especie de puente o cable decomunicaciónpormediodelcuallafuerzadelmásallápuedaproporcionarle,por así decirlo, una sacudida eléctrica que despierte sus sentidos másprofundos.Podríamosdecirqueabreelojodormidodelamente.

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—Yosoyfácildeimpresionar—dijoFisherconunamezcladesimplezaydesconcertante ironía—.¿Porquénoabreustedelojode lamenteparamí?Mi amigoHaroldMarch, aquí presente, podrá decirle que a veces creo vercosasenlaoscuridad.

—Nadievenuncanadasinoesenlaoscuridad—dijoelmago.

Lascargadasnubesdelcrepúsculoseibancerrandoalrededordelacabañademadera, enormes nubes de las que, a través de la pequeña ventana, sóloresultabanvisibleslosextremos,queconsucolorpúrpurasemejabanlascolasyloscuernosdemonstruosdescomunalesquemerodeasenflotandoalrededordel lugar. No obstante, aquellos tonos púrpura iban ya tornándose en grisoscuro,loqueanunciabaquelanocheestabaalcaer.

—No enciendan la lámpara —dijo el mago con tranquila autoridaddeteniendotodomovimientoendirecciónaaquélla—.Yalesdijeantesquelascosassólosucedenenlaoscuridad.

Cómo aquella cosa de locos pudo llegar a tolerarse en la oficina de uncoronel,deentretodosloslugaresdelmundo,esunacuestiónquemástardeseconvertiríaenunaespeciedeenigmaenlamemoriademuchosdelosallíreunidos, incluido el propio coronel. Lo recordarían más tarde como unaespecie de pesadilla, como algo que se vieron incapaces de controlar.Claroque, al fin y al cabo, quizá hubiese realmente algo de magnetismo en elhipnotizadoyaque,enaquelmomento,yseacomofuere,loúnicoqueparecíaseguroeraqueHorneFisherestabasiendohipnotizado.Sehabíadesmayadoensusillaconloslargosmiembrosextendidoscomopesosmuertosylosojosmirando fijamentealvacío.Yencuantoalhipnotizador, éste seocupabaenrealizar ampliosy extrañosmovimientos con aquellosbrazos enfundados enropasoscurasqueparecíanunpardealasnegras.

El coronel encendió un cigarro. Aquello había rebasado el límite de supaciencia y ahora se entretenía diciéndose a regañadientes que a losaristócratasexcéntricosselestieneconsentidocualquiercapricho.Seconsolóal pensar que ya había hecho llamar a la policía, la cual se encargaría deacabardeungolpecontodaaquellafarsa.

—Sí,veobolsillos—decíaelhombreen trance—.Veomuchosbolsillos,perotodosestánvacíos.No,veounbolsilloquenoloestá.

Hubounligeroalborotoentretantaquietud.Luegoelmagodijo:

—¿Puedeustedverloquehayenelbolsillo?

—Sí—respondióelotro—.Haydoscosasquebrillan.Creoquesetratadedospedazosdeacero.Unodeellosestádobladootorcido.

—¿Hansidoempleadasenelrobodelareliquiadeahíabajo?

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—Sí.

Hubounanuevapausa,traslacualelquepreguntabaañadió:

—¿Veustedalgodelapropiareliquia?

—Veoalgoquebrilla sobreel suelo, comounasombraounespectrodeella.Estáporallí,enelrincónqueseencuentraalotroladodelescritorio.

Hubo un revuelo de gente que se volvía seguido de una repentinainmovilidadgeneral,comosihubiesetenidolugarunentumecimientomasivo.Yesqueenaquel rincón,enelextremoopuestodel suelodemadera,habíaefectivamenteunpuntoredondodepálidaluz.Enaquelmomentoeralaúnicaluzquehabíaenlahabitación,pueslaluzdelcigarrohabíadesaparecido.

—Eso señala el camino —anunció la voz del oráculo—. Los espíritusseñalanelcaminodelapenitenciaeinstanalladrónaquedevuelvaloquesehallevado.Porahoranopuedovernadamás.

Lavozdelmagofuedesvaneciéndosehastadesembocarenunsilencioquefue interrumpidopor un tintineodemetal contra el suelo, el sonidode algoque giraba y caía, algo que sonaba como una moneda de medio peniquelanzadaalaire.

—¡Enciendan la luz!—gritó Horne Fisher en voz alta e incluso jovial,saltando sobre sus pies conmuchamenos languidez de la acostumbrada—.Tengoqueirmeya,peromegustaríaecharleunvistazoantesdemarcharme.Alfinyalcabo,vineaquíconlaintencióndeverlo.

Alguien encendió la luz y Fisher pudo, tal y como había dicho,contemplarlo.ElmismísimoPeniquedeSanPabloyacíasobreelsuelojustoantesuspies.

—Oh,encuantoaeso—explicóFisheramenizandolacomidaquetomabaen compañía de March y Twyford alrededor de un mes más tarde—,simplementepretendíajugarconelmagoasupropiojuego.

—Yocreídurantetodoeltiempoquesuintencióneracazarloensupropiatrampa—dijoTwyford—.Aunquetodavíanoconsigosacarnadaenclarodelasunto,amisojosélfuesiempreelprincipalsospechoso,sibiennocreoquesea necesariamente un ladrón en el sentido vulgar de la palabra. La policíaparecesiemprepensarquelaplataserobaporelvalordelaplataensí,peroalgocomoaquellamonedapodíamuybienhabersidorobadoacausadealgúnfanatismoreligioso.Unmonjefugitivoconvertidoenmísticopodríamuybiendesearloparaalgúnfinmístico.

—No—contestóFisher—.Elmonjefugitivonoesunladrón.Encualquiercaso,noeselladróndeesterobo.Ytampocoesdeltodounmentiroso,puesdijoalmenosunacosaqueresultamuycierta.

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—¿Elqué?—preguntóMarch.

—Dijoquesetratabademagnetismo.Yenelloteníarazón,pueselcasoesquetodosehizopormediodeunimán.

Luego,viendoquelosotrosaúnparecíanconfundidos,añadió:

—Merefieroalimándejuguetepropiedaddesusobrino,Mr.Twyford.

—No lo entiendo —objetó March—. Si se hizo con el imán de aquelcolegial,supongoquefueélquienlohizo.

—Bueno—contestóFisherreflexivamente—,básicamenteesodependedeaquécolegialserefierausted.

—¿Quédemoniosquiereusteddecir?

—El espíritu de un colegial es algomuy curioso—prosiguióFisher conaire pensativo—.Puede sobrevivir amuchas otras cosas además de a treparpor una chimenea. Un hombre puede llegar a endurecerse después de vivirgrandes campañas militares y aun así conservar el espíritu propio de uncolegial.UnhombrepuederegresardelaIndiaconunagranreputaciónyserpuesto al cargode ungran tesoro público y aun asímantener su espíritu decolegial en estado latente hasta que un buen día éste va y despierta poraccidente.Yestoocurredemaneramuchomásacusadacuandoalcolegialleañade uno el escéptico, quien por lo general es una especie de colegialatrofiado. Acaba usted de decir que ciertas cosas pueden llegar a hacersedebido a una manía religiosa. ¿Ha oído usted hablar alguna vez de maníairreligiosa? Le puedo asegurar que se da con relativa frecuencia,especialmenteenhombresquegustandeponerenevidenciaamagosindios.

—¿Quiere usted realmente decir —dijo Twyford— que fue el CoronelMorrisquienrobólareliquia?

—Eralaúnicapersonaquepudoutilizarelimán—contestóFisher—.Dehecho,suservicialsobrinoledejósobresumesaunabuenacantidaddecosasquepudoutilizar.Disponíadeunrollodecuerdaydeuninstrumentoconelque poder hacer un agujero en el suelo demadera.Durantemi trance, hicesobrelamarchaunpequeñotrucocondichoagujeroenelsuelo.Conlaslucesdelpiso superiorbajadasy lasdel inferior encendidas, el agujerohechoporMorris, único punto de comunicación entre los dos pisos, brillaba como sifueseunchelínnuevecito.

DerepenteTwyforddiounsaltoensusilla.

—Pero en ese caso… —gritó con la voz alterada—. Pero… Peroentonces…Bueno…Usteddijoquehabíaunpedazodeacero,¿noesasí?

—Dijequehabíadospedazosdeacero—dijoFisher—.Elpedazotorcido

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eraelimándelchico.Elotroeraelpenique.

—¡Perosiestáhechodeplata!—contestóelarqueólogo.

—Oh —contestó Fisher tranquilamente—, yo diría más bien que estápintadoconalgoquetieneelcolordelaplata.

Hubounpesadosilencio,peroalfinHaroldMarchdijo:

—Entonces,¿dóndeestálaauténticareliquia?

—Donde ha estado durante los últimos cinco años —respondió HorneFisher—. En posesión de un millonario chiflado de Nebraska llamadoVandam.

HaroldMarchmiróelmantelconelceñofruncido.Luego,trasunanuevapausa,dijo:

—Creoqueentiendosuideadecómoocurriótodorealmente.Segúnusted,Morrisselimitóahacerunagujeroenelsuelodemaderadelpisosuperiory,literalmente,pescar lamonedaconun imánatadoalextremodeunacuerda.Untrucocomoeseparececosadelocos,perosupongoqueélestabafuriosohasta la locura,engranmedidaporel fastidioquesuponíaparaél tenerquevigilar algo que sabía que era un engaño aunque no pudiese probarlo.Entoncessurgióunaoportunidaddeprobarlo,almenosparasímismo,ypudopasarloqueél llamaría«unbuenrato»contodoello.Sí,ahoracreoverconclaridadmuchosdetalles.Peroestodoelconjuntodelcasoloquemeintriga.¿Cómollegótodoasercomofue?

Fisher,impasible,lemiróatravésdelospárpadosentrecerrados.

—Setomótodotipodeprecauciones—dijo—.ElDuqueenpersonallevólareliquiaylaguardóbajollaveenlavitrinaconsuspropiasmanos.

Marchguardósilencio,peroTwyforddijobalbuceando:

—No le entiendo. Me pone usted los pelos de punta. ¿Por qué no seexplicaconmásclaridad?

—Oh,muybien—respondióFisherdandoun suspiro—.Lapuraverdades,desdeluego,quesetratadeunasuntomuygrave.Ytanmaloomásesquealguien se entere de un asunto grave. Pero eso ocurre continuamente, y enciertamanera uno apenas puede culpar a quien le ocurre. Por lo común, laclase de gente a la que pertenece el Duque suele quedarse prendada de laprimera princesita extranjera que conoce, quien resulta ser tan altanera,estiradaycaprichosacomounamuñequitadeporcelana,yconesoyasehanmontadosupropiaaventuraamorosa.Enestecasoenconcretosetratódeunaaventurabastanteintensa.

»Si se hubiera tratado de algún asunto morganático medianamente

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aceptable yo no lo censuraría, pero este pobre diablo debe de serverdaderamente estúpido para despilfarrar toneladas de dinero en unamujerasí.Alfinaltodoseenredóhastaconvertirseenunauténticochantaje.Peroyaesalgoqueelpobreidiotanolesacaraeldineroalospobrescontribuyentesdeestepaís.Sólopudosacárseloaeseyanqui.Asísonlascosas.

—Bueno,mealegrodequemisobrinono tuviesenadaquevercon todoaquello—dijo el reverendoThomasTwyford—.Y si el granmundo es así,esperoquenuncatenganadaqueverconél.

—Nadiesabemejorqueyo—dijoHorneFisher—queunopuedellegaratenerdemasiadoqueverconél.

SummersMinor nunca tuvo, de hecho, nada que ver con ese mundo, yresultaalgodelomástranquilizadorquetampocotuvieseenrealidadnadaqueverconlahistoriaencuestiónoconcualquierotrahistoriadecaracterísticassimilares.Enaquellaocasión,elchicopasócomounaexhalaciónatravésdelentramadodeestahistoriadepolíticastorcidasyparodiasdisparatadasysaliópor el extremo opuesto en persecución de sus irreprochables aficionespersonales.Y es que, desde lo alto de la chimeneapor la quehabía subido,alcanzó a ver un ómnibus nuevo con cuyo color y nombre nunca se habíaencontradoantes,por loque se sintió igualqueunnaturalistaounbotánicoque se topasen con un pájaro desconocido o una flor sin clasificar.Y habíaquedado tan cautivadopor aquel descubrimientoquenopudo evitar echar acorrertrasélparapoderviajarenesaespeciedebarcoencantado.

IV.ELPOZOSINFONDO

Enciertooasisquepareceemergercomounaislaverdeenmediodelmardearenasrojasyamarillasqueseextiende,másalládeEuropa,haciaOriente,puedenencontrarsefascinantescontrastesquehanacabadoconvirtiéndoseenlomásdestacadodellugardesdequelosdiferentestratadosinternacionaleslohanidoconvirtiendoenunaavanzadillamásdelaocupaciónbritánica.

Ellugargozaademásdeciertafamaentrelosarqueólogosporalgoqueaduras penas puede llamarse monumento, pues no es más que un simpleagujeroenelsuelo.Setrataenconcretodeunsumideroredondo,muysimilaraunpozo,queprobablemente formarapartedealgunasgrandiosasobrasdeirrigación de fecha remota y discutida y que quizá sea más antiguo quecualquier otra cosa en toda aquella antigua tierra. Una franja verde depalmeras y chumberas se extiende alrededor de la negra boca del pozo, delcual, no obstante, no queda ya nada de la sillería de su parte superior a

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excepcióndedosvoluminosasyerosionadaspiedrasqueselevantancomosifuesenlospilaresdeunaentradaquenocondujeseaningunaparte.Enellas,algunos de losmás notables arqueólogos creen poder vislumbrar en ciertosmomentos del ocaso o de la salida de la luna tenues figuras o facciones deancestralesmonstruosbabilónicos,mientraslosarqueólogosmásracionalistas,aesashorasmás terrenalesenquereina la luzdeldía,novenotracosaquedosrocasinformes.

Como se puede comprobar, sin embargo, no todos los ingleses sonarqueólogos. De hecho, muchos de los reunidos en tal lugar con objetivosoficiales y militares tenían pasatiempos que no eran precisamente laarqueología. Es más, resulta un hecho especialmente destacable que losinglesesrecluidosenaquellaespeciedeexilioorientalselashayaningeniadopara construir un pequeño campo de golf entre la arena y la vegetación yhayan levantado, además, un confortable club social en un extremo de éste,justofrentealprimitivomonumentoantesdescrito.Noobstante,alahoradejugar al golf ya no usaban como búnker dicho abismo de tiempos remotos,pues por experiencia sabían que resultaba insondable, y ni tan siquiera confines prácticos se habían preocupadode averiguar su profundidad.Lo únicoquelesimportabarealmenteeraquecualquierpelotadegolfquefueseapararaélpodíaconsiderarse,literalmente,bolaperdida.Apesardeello,amenudopaseaban despreocupadamente por los alrededores del agujero durante esosdescansosenquesededicabanacharlaryafumar.Yfueprecisamenteenunodedichosdescansoscuandounodeellos,queacababadeabandonarelclub,encontróaotroescrutandoconciertoairemelancólicoelinteriordelpozo.

Los dos ingleses vestían ropas ligeras y cubrían sus cabezas con cascosblancos confeccionados con palma y pañuelos que asomaban por debajo deéstos.Noobstante,ahíquedababásicamentecualquierparecidoentrelosdos.Cuando ambos pronunciaron casi al unísono la misma palabra, lo hicieronadoptandodostonosdevozcompletamentediferentes.

—¿Haoídoustedlanoticia?—preguntóelhombrereciénllegadodelclub—.Impresionante.

—Impresionante—contestóelhombrequesehallabajuntoalpozo.

El primer hombre había pronunciado la palabra justo como lo haría unjovenalreferirseaunamujeratractiva.Encuantoalsegundo,lohabíahechocomoloharíaunviejoalhablardelclima,esdecir,noexentodesinceridadperociertamentesinentusiasmoalguno.

Eltonoempleadoresultósertípicodecadaunodeellos.Elprimero,untalCapitánBoyle,pertenecíaal tipodehombreosadoy juvenil,moreno,yconunaespeciedeardornaturalenelrostroquenocasabamuybienconelmundoorientalsinomásbienconeltesónylaambiciónpropiasdeOccidente.Elotro

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eraunhombremásviejoy,ciertamente,alguienquellevabaallímástiempo:unfuncionariocivil llamadoHorneFishercuyoscaídospárpadosyfláccidosbigotes expresaban toda la paradoja del inglés que visita Oriente. Teníademasiadocalorcomoparamostrarsemínimamenteactivo.

Ninguno de los dos creyó necesariomencionar qué era lo que resultabaimpresionante.Dehecho,hubieseestadodemásaclararloquetodoelmundosabía.Lamagníficavictoriasobrelatemiblealianzaentreturcosyárabesenelnorte, logradapor las tropascomandadasporLordHastings,eseveteranodetantas y tan renombradas victorias, había sido divulgada por la prensa a lolargoyanchodetodoelimperio,incluida,comonopodíasermenos,aquellapequeñaguarnicióntanpróximaalcampodebatalla.

—Hoydíaningunaotranacióndelmundohubierasidocapazdealgoasí—exclamóenérgicamenteelCapitánBoyle.

Horne Fisher miraba todavía en silencio dentro del pozo. Un momentodespuéscontestó:

—Ciertamente,poseemos la facultaddecorregirnuestroserrores.Fueenesoen loque fallaron lospobresprusianos.Sólo fueroncapacesdecometererroresyperseverarenellos.Verdaderamente,corregir loserrores resultaunarteenelquenosotrossomosunosverdaderosmaestros.

—¿Quéquiereusteddecir?—preguntóBoyle—.¿Aquéerroresserefiere?

—Bueno, todo elmundo sabe quemordimos un pedazomás grande delque podíamos masticar —contestó Horne Fisher. Era característico de Mr.Fisherdecirsiemprequetodoelmundosabíacosasqueenrealidadsólounapersonadecadavariosmillonesllegabaaoír—.Y,ciertamente,fuedelomásafortunadoqueTravers apareciese en elmomentooportuno.Resulta extrañopensarcuántasvecesladecisióncorrectaparanosotroslatomaelsegundodea bordo, incluso cuando un gran hombre se encuentra al mando. ComoColborneenWaterloo.

—Decualquiermanera,unavictoriacomoéstabienmerecequeseañadatodaunaprovinciaalimperio—dijoelotro.

—Bueno, supongo que losZimmern habrán insistido en ello tanto comohicieron en aquel asunto del canal—dijo Fisher pensativamente—, aunquetodoelmundosabequeconañadirprovinciasnosiempreseobtieneprovechohoyendía.

El Capitán Boyle frunció el ceño ligeramente confundido. Al serconscientedenohaberoídonuncahablardelosZimmern,tuvoquelimitarseaobservar,imperturbable:

—Bueno, uno no debe contentarse siempre con ser, sin más, un pobre

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inglesito.

HorneFishersonrió.Teníaunaagradablesonrisa.

—Cadaunode loshombresqueseencuentranaquíesunpobre inglesito—dijo—.YestádeseosodehallarsederegresoensuqueridaInglaterra.

—Metemoquenosédequémeestáustedhablando—dijoelmásjovencongranrecelo—.UnopensaríaqueenrealidadnoadmiraustedniaHastingsnianingúnotro.

—Le admiro a más no poder —contestó Fisher—. Es, con mucho, elhombremejorcualificadoparaestedestino.Comprendealosmusulmanesyescapazdehacercualquiercosaconellos.Esporelloporloqueestoyencontrade azuzar a Travers contra él a causa simplemente de este últimoacontecimiento.

—Enrealidadnocomprendoquépretendeustedinsinuar—dijoelotroconfranqueza.

—Quizánomerezca lapenacomprenderlo—respondióFishersinpensar—.Y,detodasformas,notenemosporquéhablardepolítica.¿Conoceustedlaleyendaárabequesecuentaacercadeestepozo?

—Me temo que no sé mucho de leyendas árabes —dijo Boyle algoestiradamente.

—Eso es un error—contestóFisher—, especialmentedesde supuntodevista. El propio LordHastings es una leyenda árabe. Quizá sea eso lomásgrandioso que ha llegado a ser nunca. Si su reputación desapareciese, nosdebilitaría profundamente en Asia y África. Pero a lo que iba: la historiaacerca de este agujero en la tierra, que desciende hasta nadie sabe dónde,siempremehafascinadoenormemente.Actualmentesuformaesmusulmana,peronomesorprenderíaquelahistoriaresultasesermuchomásantiguaquelospropiosmusulmanes.TratadealguienaquienllamabanelSultánAladino,perononuestroamigodelalámpara,claroestá,sibienpodríadecirsequeseparecíaaélenloqueatañealosgenios,losgigantesytodaesaclasedecosas.Se dice que ordenó a los gigantes que construyeran para él una especie depagodaqueseelevaseporencimadelasestrellas.«LoSupremoparaElMásAlto», como decía la gente cuando se construyó la Torre de Babel. Peroquienes construyeron la Torre de Babel resultaban gentes muy modestas yhogareñassiselascomparabaconelviejoAladino.Loúnicoquequeríanerauna torreque llegasehastaelcielo,unasimple fruslería.Élqueríauna torreque sobrepasara el cielo, que se alzase por encima de él y continuaseelevándoseyelevándoseparasiempre.PeroAláladerribóporlossuelosconunrayoquesehundióenlatierraehizoenellaunagujerocadavezmásymásprofundo,hastadarlugaraunpozosinfondo,justoigualquelatorrequeno

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ibaatenerfin.Yporesaoscuratorrevueltacabezaabajoelalmadelorgullososultáncaeycaeeternamente.

—Quétipomásextrañoesusted—dijoBoyle—.Hablacomosicualquierapudiesecreersetodasesasfábulas.

—Piensequequizásloquedebacreersesealamoralejaynolafábula—respondió Fisher—. Pero, ¡vaya!, aquí viene Lady Hastings. Usted ya laconoce,¿noesasí?

Elclubdegolfseempleaba,desdeluego,paramuchasotrascosasademásdeparaelgolf.Eraelúnicocentrosocialdeldestacamentoapartedelrigurosocuartel general. Tenía una sala de billar, un bar, e incluso una excelentebiblioteca de consulta para aquellos oficiales que demostraban ser tanperversoscomoparatomarseenseriosuprofesión.Entreéstossecontabaelpropiogeneral,cuyaplateadacabezaybroncíneorostro,comosifuesenlosdeunáguiladelatón,podíanencontrarseamenudoinclinadossobrelascartasylibrosqueseguardabanenlasala.ElgranLordHastingscreíaenlacienciayelestudiotantocomoenotrosidealesdevidadegranseveridad.Enocasioneshabía aconsejado paternalmente sobre todas aquellas cosas al joven Boyle,cuyasaparicionesenaquellugardedicadoalestudioresultabanbastantemásesporádicas (fue precisamente tras uno de aquellos ratos de estudio que eljoven acababa de atravesar las puertas de cristal de la biblioteca y salido alcampodegolf).

Además,elclubsehallabaacondicionadoparaatenderalascomodidadesde las damas almenos tanto como a las de los caballeros.Y era allí dondeLadyHastings tenía la oportunidad de desempeñar elmismo papel de reinaque representaba en el salón de su casa. Solía darsemuchos aires y, segúndecían algunos, se mostraba sumamente complacida de desempeñar dichopapel. Eramuchomás joven que sumarido y era atractiva, peligrosamenteatractiva en ocasiones.Mr.Horne Fisher la siguió con lamirada, sonriendoalgo sardónicamente, cuando ella se alejó arrastrando tras de sí al jovensoldado. Luego su melancólica mirada se desvió hacia la verde y espinosavegetación que rodeaba el pozo, compuesta por esa curiosa formación decactusenlaquelasgruesashojascrecendirectamentelasunasdelasotrassinnecesidad de tallo ni rama alguna, lo que proporcionó a su caprichosaimaginación un siniestro sentimiento de obcecado crecimiento sin fin niforma.EnOccidente,unaplantaounarbustocrecenhastaformarunaflor,lacualessufinhabitual.Peroaquelloeracomosiunasmanospudierancrecerde otras manos o unas piernas directamente de otras piernas, como en unapesadilla.

—Siempre añadiendo una nueva provincia al imperio —dijo con unasonrisa, tras lo cual añadiómás tristemente—.No sé si estaré en lo cierto,

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despuésdetodo.

Unavozestentóreaperocordialinterrumpiósuspensamientos.Levantólamirada y sonrió al ver el rostro de un viejo amigo. La voz era, en efecto,bastantemásafablequeel rostro,elcual resultaba,alprimergolpedevista,decididamenteadusto.Setratabadeltípicorostroqueunosueleasociarconlaley. Sus angulosas mandíbulas y gruesas cejas grises pertenecían a unpersonaje eminentemente legal a pesar de encontrarse ahora incluido, confunciones semimilitares, en la policía de aquel salvaje distrito. CuthbertGrayne era quizá más un criminólogo que un abogado o un policía, peroinclusoen losmás inhóspitosambienteshabíademostradoconéxitoqueeracapazdeconvertirseenunaprácticamezcladelostres.ElesclarecimientoenOrientedetodaunaseriedeenigmáticoscrímeneshablabasobradamentebiende él, pero al haber tan poca gente instruida, o al menos interesada, en elpasatiempo o rama de la sabiduría que él cultivaba, su vida intelectualresultaba algo solitaria. Entre las escasas excepciones se encontraba HorneFisher, quien poseía la curiosa capacidad de poder hablar con casi todo elmundoacercadecasitodo.

—¿Estudiando botánica? ¿O acaso se tratamás bien de arqueología?—preguntóGrayne—.Nunca llegaré al fondo de sus aficiones, Fisher. Podríadecirsequeloqueustednoconozcanomerecelapenaserconocido.

—Está usted equivocado—repuso Fisher con una inusual brusquedad eincluso amargura—.Es precisamente lo que sí sé lo que nomerece la penaconocer.Elladosórdidodelascosas,todaslascausassecretasylosmotivospervertidosylossobornosyloschantajesquerecibenelnombredepolítica.No tengo motivos para sentirme orgulloso de haber conocido la cara máscruda de la vida, y mucho menos para jactarme de ello ante el primermuchachoquemeencuentro.

—¿Quéquiereusteddecir?¿Quéesloquelepasa?—lepreguntósuamigo—.Nuncalehabíavistotanafectadoporalgo.

—Meavergüenzodemímismo—contestóFisher—.Acabodevaciarunjarrodeaguafríasobrelasilusionesdeunmuchacho.

—Incluso tal explicación apenas es comprensible —dijo el experto encrímenes.

—Quéestúpidassonlasilusiones,¿noescierto?—prosiguióFisher—.Yyodeberíasabermuybienqueaesaedadlasilusionespuedenconvertirseenideales. Y, de todas formas, son preferibles a la realidad. Además, se corresiempreunenormeriesgoenelhechodeabrirlelosojosaunjovenquenovemásalládeunsimpleycorruptoideal.

—¿Yquériesgoesése?

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—Quesuelepropiciarsequeelsujetoencuestiónsevuelqueconlamismaenergíaenunadirecciónmuchopeor—contestóFisher—.Unadirecciónquepuederesultarprácticamenteirrevocable.Unagujerosinfondo,tanprofundocomoelPozoSinFondo.

Fishernovolvióaverasuamigohastaquincedíasmástarde,mientrassehallaba en el jardín trasero del club, en el lado opuesto a aquél en que seextendía el campodegolf.En aquellaocasión, en aquel jardíndevariado eintensocolorido,perfumadoconplantassemitropicalesqueresplandecíanalaluz de los atardeceres del desierto, le acompañaba, además deGrayne, otrohombre.Se tratabadel segundoalmando, el ahora célebreTomTravers,unhombreenjutoymorenoqueaparentabamásedadquelaquerealmentetenía,cuyo ceño se hallaba surcado por profundas arrugas y cuyo bigote negro leconferíaunaspectomalhumorado.Lesacababadeservirunnegrísimocaféelárabequehacíalasvecesdecriadoeventualdelclub,quienresultabadesobraconocidoportodosporserelviejocriadodelgeneral.AtendíaalnombredeSaid, y era fácil distinguirlo del resto de los semitas del lugar tanto por sualargadorostroamarillocomoporsuestrechafrente,rasgoséstosquepuedena veces verse entre ellos y que a él le conferían una impresióninexplicablementesiniestraapesardeposeerunaagradablesonrisa.

—Nuncamehesentidocapazdeconfiarenesetipo—dijoGrayneunavezse hubo ido el hombre—. Es algo muy injusto, lo reconozco, ya que estáciertamenteconsagradoaHastingseinclusoalgunavezlehasalvadolavida,segúndicen.Pero losárabesamenudosonasí, lealesaunsolohombre.Nopuedo evitar creerle muy capaz de cortarle la garganta a cualquier otro, einclusodehacerloatraición.

—Bueno —dijo Travers con una sonrisa bastante agria—, mientras nohagaesoconHastingselmundonotienedequépreocuparse.

Hubo un silencio de lo más embarazoso, lleno de recuerdos de la granbatalla,traselcualHorneFisherdijocontranquilidad:

—Losperiódicosnolosontodo,Tom.Nosepreocupeporellos.Todoelmundoconoceyvalorasusméritossobradamentebien.

—Creoquelomejorseránohablardelgeneralenesemomento—observóGrayne—.Precisamenteahorasaledelclub.

—No viene hacia aquí —dijo Fisher—. Tan sólo va a acompañar a suesposahastaelcoche.

Mientras hablaba, en efecto, la dama apareció en la escalera del clubseguidadesumarido,quienseapresuróapasardelantedeellaparaabrirlelapuertadeljardín.Mientrasélhacíalodescrito,ellasevolvióylehablóporuninstanteaunhombresolitarioquesehallabasentadoenunasillademimbreal

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abrigo de las sombras del portal, el único hombre que quedaba en el clubdesierto,excepciónhechadelostresqueaúnpermanecíaneneljardín.FisheratisboporunmomentolassombrasyvioquesetratabadelCapitánBoyle.

Un instantemás tarde, para sorpresa de los tres, el general reapareció y,trassubirlospeldaños,ledirigióasuvezunaodospalabrasaBoyle.LuegolehizounaseñaaSaid,quienreapareciórápidamentecondostazasdecafé,ylosdoshombresregresaronalinteriordelclubllevandocadaunodeellosunatazaenlamano.Actoseguido,undestellodeluzblancaenmitaddelacrecienteoscuridad anunció que las luces de la biblioteca, al otro lado del club, sehabíanencendido.

—Caféeinvestigacionescientíficas—refunfuñóTravers,ceñudo—.Todosloslujosdelestudioylainvestigaciónteórica.Muybien,tengoqueirme.Yotambiéntengotrabajoquehacer.

Ylevantándoseconmodalesmuyestirados,saludóasuscompañerosyseinternóagrandespasosenlaoscuridad.

—SóloesperoqueBoyleselimitealasinvestigacionescientíficas—dijoHorneFisher—.Nomeencuentromuytranquiloporloqueaélrespecta.Perohablemosdecualquierotracosa.

Hablaron de cualquier otra cosa más tiempo del que probablementeimaginaron,hastaquealfincayólanochetropicalyunamagníficalunallenótodoelpaisajedeplata.Noobstante,antesdequehubieseluzsuficienteparapoderverbien,Fishersepercatódequelaslucesdelabibliotecaseapagabanbruscamente.Esperóaveralosdoshombrescuandosalieranporlapuertaquedabaaljardín,peropormuchoqueaguardónadieaparecióporella.

—Debendehaberidoadarunpaseoalcampodegolf—dijo.

—Es muy posible —contestó Grayne—. Vamos a tener una hermosanoche.

Unossegundosdespuésdehaberhabladooyeronaalguienquelesllamabaa voces desde las sombras del club. Se quedaron perplejos al ver a Traverscorriendohaciaellosatodoloquedabansuspiernasmientraslesgritaba:

—¡Necesitoayuda,compañeros!¡Algoterriblehaocurridoenelcampodegolf!

Todosseprecipitaronalinteriordelclubyatravesaronelsalóndefumaryla biblioteca contigua en una completa oscuridad tanto física comomental.HorneFisher,quienapesardesuafectada indiferenciaposeíaunacuriosaysorprendentesensibilidadparacaptar losdetallesdelambiente,sepercatóenel acto de la presencia de algomás que un simple accidente.Chocó conunmueble de la biblioteca, lo cual casi le hizo perder el equilibrio, sobre todo

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cuando el objeto se movió como él nunca hubiera podido imaginar que unmueble pudiera hacerlo. Pareció que estuviera vivo, cediendo primero paraluego devolver el golpe. Un momento después, cuando Grayne huboencendido las luces, pudo ver que tan sólo había tropezado con una de lasestanteríasgiratorias, lacualhabíabasculadoylehabíagolpeado,perocuyoinvoluntario retroceso le acababa de revelar, si bien aún de manerasubconsciente,algoenigmáticoymonstruoso.

Habíaunascuantasdeaquellasestanteríasgiratoriasrepartidasportodalabiblioteca.Sobreunadeellassehallabanlasdostazasdecafé,mientrassobreotra descansaba un gran libro abierto. Era el tratado de Budge sobrejeroglíficos egipcios, adornadocon láminas a todocolordediosesypájarosextraños.Inclusomientraspasabaprecipitadamenteporallí,fueconscientedeque algo extraño residía en el hecho de que precisamente aquélla y nocualquieraotraobradecienciamilitarseencontraseabiertaenaquel lugaryen aquel preciso instante. Tuvo consciencia incluso del hueco que habíadejadoel libroen laestantería impecablementealineadaalser tomadodesusitio, el cual parecía estar mirándole boquiabierto en actitud amenazadora,comosifueseunamellaenladentaduradealgúnrostrosiniestro.

Unosminutosdecarreraloscondujeronhastaelladocontrariodelterreno,justoenfrentedelPozoSinFondo.Allí,aunaspocasyardasdeél,iluminadopor la luz de una luna que resultaba casi tan clara como la luz del día, seencontraronconloquehabíanacudidoaver.

El gran Lord Hastings yacía postrado boca abajo en una postura queresultabaalgoextrañayrígida,conunhombroerguidoporencimadelcuerpo,el brazo doblado y una granmano huesuda aferrada a la crecida y desigualhierba.UnospocospasosmásalláseencontrabaBoyle,casitaninmóvilcomoel otro pero incorporado sobre pies y manos mientras miraba fijamente alcuerpo. Podría muy bien no tratarse más que de una conmoción y unaccidente,perohabíaalgotorpeypoconaturalenaquellaposturacuadrúpedayaquelrostroboquiabiertoporelasombro.Parecíajustocomosilacorduralehubieseabandonado.Másallánoseveíamásqueeldespejadocieloazuldelsuryelcomienzodeldesierto,aexcepcióndelasdosgrandespiedrasruinosassituadas frente al pozo.Y bajo esa luz y en ese ambiente aquellos hombrestuvieronlaimpresióndequeenormesyperversosrostroslesobservabandesdeellas.

Horne Fisher se inclinó para tocar la vigorosa mano que continuabaaferradadesesperadamentealahierba.Sehallabatanfríacomoelmármol.Searrodilló junto al cuerpo y semantuvo ocupado durante unmomento en undetallado examen. Luego se levantó y dijo con una especie de seguradesesperanza:

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—LordHastingsestámuerto.

Hubounsilenciosepulcral,traselcualTraversobservódemalhumor:

—Estoesasuntoqueleatañeausted,Grayne.LedejaréqueinterrogueaBoyle.Nologroentendernadadeloquedice.

Boylesehabía recuperadoyaypuestoenpie, sibiensu rostromostrabaaúnunaexpresióntanhorriblequelahacíaparecerunamáscaraoelrostrodeotrapersona.

—Yoestabamirandohaciaelpozo—dijo—ycuandomevolvíélsehabíadesplomadosobreelsuelo.

ElrostrodeGraynesemostrabainescrutable.

—Talycomousteddice,estoesasuntomío—dijo—.Peroantesquenadatengoquepedirlequemeayudeatransportarelcadáveralabibliotecayquemedejeexaminarlotodominuciosamente.

Unavezhubierondepositadoelcuerpoenlabiblioteca,Graynesevolvióhacia Fisher y le dijo con una voz que había recobrado toda su entereza yseguridad:

—En primer lugar, voy a encerrarme aquí bajo llave para efectuar undetalladoexamen.CuentoconustedparaquesemantengaencontactoconlosdemásyrealiceunexamenpreliminardeBoyle.Yohablaréconélmástarde.Telefoneealcuartelgeneralparaquemandenalgúnagente.Insistaenqueéstevengaenseguidaypermanezcaaquíhastaqueyolonecesite.

Sin más preámbulo, el gran criminalista se introdujo en la iluminadabibliotecaycerró lapuertaasusespaldas.Fisher, sin responder, sevolvióycomenzóahablardiscretamenteconTravers.

—Resultacurioso—dijo—queelhechotuvieselugarjustofrenteaaquellugar.

—Resultaríaciertamentemuycurioso—contestóTravers—enelcasodequeellugarjugasealgúnpapelenél.

—Creo—respondió Fisher— que el papel que no jugó resulta aúnmáscurioso.

Yconestaspalabrasaparentementedesprovistasdesentidosevolvióhaciael trastornadoBoyley, tomándolodelbrazo, comenzóapasearledeun ladoparaotroalaluzdelalunamientrashablabaconélenvozbaja.

Empezaba a amanecer brusca y pálidamente cuando Cuthbert Grayneapagó las luces de la biblioteca y salió al campo de golf. Fisher se hallabasolo, apáticamente tumbado de cualquiermanera sobre el suelo,mientras el

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policíaquehabíamandadollamarpermanecíaalfondoenposicióndefirmes.

—Despaché a Boyle a cargo de Travers —dijo Fisher sin concederleimportancia—. Cuidará de él. Y, en cualquier caso, más le vale dormir unpoco.

—¿Pudo sacar algo de él?—preguntóGrayne—. ¿Le contó lo que él yHastingsestabanhaciendo?

—Sí—contestóFisher—.Melocontócongranclaridad,despuésdetodo.Dijo que después de queLadyHastings semarchara en coche el general lepidióquetomaseunatazadecaféconélenlabibliotecaydepasoconsultaranalgoreferenteaantigüedadeslocales.Élmismohabíacomenzadoabuscarellibro de Budge en una de las estanterías giratorias cuando el general loencontró en uno de los estantes de la pared. Tras observar algunas de lasláminassalieron,pareceserquedemaneraalgoprecipitada,alcampodegolfyecharonaandarenladireccióndelviejopozo.UnavezallíBoyle,mientrasmirabaalinterior,oyóungolpesordoasusespaldasy,alvolverse,seencontróconelgeneralenlaposiciónexactaenquenosotroslohallamos.Élmismosepusoderodillasparaexaminarelcuerpo,perounaespeciedeterrorloparalizóy se sintió incapaz de acercarse a él o tocarlo.Aún nome he formado unaopiniónconcretaacercadeello,perobienesverdadqueaalgunosdelosquecaenpresadeuna fuerteconmociónavecesse lesencuentraen lasposturasmásextravagantes.

Grayne exhibió una sombría sonrisa mientras escuchaba. Tras un brevesilencio,dijo:

—Bueno, no le ha contado demasiadasmentiras. Es realmente un relatoverosímil,concisoyconsistentedeloqueocurrió,perocontodolorelevantedejadoaunlado.

—¿Hadescubiertoustedalgoahídentro?—preguntóFisher.

—Lohedescubiertotodo—contestóGrayne.

Fisher guardó un silencio algo lúgubre mientras esperaba a que el otroreanudasesuexplicaciónentonotranquiloyconfiado.

—Teníaustedtodalarazón,Fisher,cuandodijoqueestejovensehallabaenpeligrodedescenderporoscuroscaminoshaciasupropiafosa.Elque,talycomo usted mismo imaginó, la sacudida que usted le dio a su visión delgeneral tuviese algo que ver en ello o no, no importa ahora. Al parecer, élmismonohaestadocomportándosemuybienconelgeneraldesdehacealgúntiempo.Setratadeunasuntodesagradable,ynoesmideseohacerhincapiéenél,porloquemelimitaréadecirqueesbastanteclaroquesuesposatampocohaestadotratándolemuybien.Desconozcohastadóndellegótodo,perosísé

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que,decualquiermodo,se llegóalengaño.Dehecho,cuandoantes,alsalirdel club, LadyHastings se volvió unmomento y habló conBoyle fue paradecirlequehabíaescondidounanotaenel tratadodeBudgequehabíaenlabiblioteca.Elgeneral,queacertóaoírlo,oquellegódealgunauotramaneraaadivinarlo,sefuederechoallibroylaencontró.SeencaróconBoylearmadoconellay,comoeradeesperar,tuvieronunaescena.Y,porloquerespectaaBoyle, éste tuvo que vérselas con algo más. Tuvo que enfrentarse a unaterriblealternativa.Enella,lavidadeunhombremayorsignificabalaruina,mientrasquesumuerterepresentabaeltriunfoeinclusolafelicidad.

—Muybien—dijopor finFisher—.NopuedoculparaBoyleporhaberomitidoelpapelquelamujerjuegaenlahistoria.Perodígame,¿cómollegóasaberlodelacarta?

—La encontré en el cadáver del general —contestó Grayne—. Peroencontrétambiéncosaspeores.Viqueelcuerposehallabaentumecidodeunamanera muy peculiar que sólo es producida por cierta especie asiática devenenos.Examinéentonces las tazasdecafé.Misconocimientosdequímicaresultaronmásquesuficientesparareconocerelvenenoenlospososdeunadeellas.

»Ahora bien, por lo que usted ha dicho creo recordar que el general sedirigió directamente al estante de la pared después de dejar su taza de cafésobrelaestanteríaquehabíaenmitaddelahabitación.Mientrassehallabadeespaldas, Boyle, que fingía examinar la estantería, se quedó a solas con lastazasdecafé.Elvenenotardaunosdiezminutosenactuar,justoeltiempoquesetardaríaendarunpaseoquelosllevasehastaelPozoSinFondo.

—Sí,pero—observóHorneFisher—¿quéhaydelPozoSinFondo?

—¿Y qué demonios tiene el Pozo Sin Fondo que ver con todo ello?—preguntósuamigo.

—Notienenadaquever—contestóFisher—.Esoesloqueyoencuentroabsolutamenteconfusoeincreíble.

—¿Y por qué ese agujero en la tierra debería tener algo que ver en elasunto?

—Setratadeunagujeromuyparticularenestecaso—dijoFisher—.Peronodeseoinsistirenelloporelmomento.Apropósito,hayunacosamásquedebodecirle.DijeantesquedespachéaBoyledejándoloacargodeTravers.SeríaigualmenteciertodecirquedespachéaTraversacargodeBoyle.

—NoestaráusteddiciéndomequesospechadeTomTravers,¿verdad?—exclamóelotro.

—SehallabaenbuenamedidamástiranteconelgeneraldeloqueBoyle

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estuvonunca—dijoHorneFisherconindiferencia.

—Pero, ¡hombre!No sabeusted loque estádiciendo—exclamóGrayne—.Yaledijequeencontrévenenoenunadelastazasdecafé.

—Siempre nos queda Said, por supuesto—añadió Fisher—, ya sea porodiooyaseapordinero.Haceratoestuvimosdeacuerdoenqueeracapazdecasitodo.

—Tambiénestuvimosdeacuerdoenqueeraincapazdedañarasuamo—replicóGrayne.

—Bien, bien—dijo Fisher afablemente—.Me atrevería a decir que estáustedenlocierto,peroantesmegustaríaecharleunvistazoalabibliotecayalastazasdecafé.

Pasó al interior mientras Grayne se volvía al policía allí presente y leentregabaunanotaescritaporélparaquefuese telegrafiadadesdeelcuartelgeneral.Elhombrehizounsaludoydesaparecióalinstante.Graynesiguióasuamigoalinteriordelabibliotecayloencontróalladodelaestanteríaqueselevantabaenmitaddelaestanciaysobrelacualsehallabanlasdostazasvacías.

—Aquí fuedondeBoyleestuvobuscandoel librodeBudgeo,almenos,dondehacíaque lobuscaba, sinosceñimosal relatoquehahechousted—dijo.

Mientras hablaba, Fisher se agachó hasta casi tener que ponerse encuclillas para poder mirar los volúmenes que descansaban en la estanteríagiratoria, ya que ésta no era mucho más alta que una mesa corriente. Uninstantedespuésselevantódeunsaltocomosilehubiesenaguijoneado.

—Oh,Diosmío—exclamó.

Muy pocas personas, si es que había alguna, habían visto nunca a Mr.HorneFishercomportarsecomolohizoenaquelprecisomomento.Dirigióunrápidovistazo a lapuertapero, al verque laventana abierta sehallabamáscerca,salióporelladandounvelozsaltocomosisetratasedeunavallayechóa correr a través del césped tras los pasos del policía desaparecido.Grayne,quienhabíapermanecidomirándoleatentamente,prontopudoverregresarsualtaydesmadejadafigura,recuperadosyatodasuhabituallanguidezysuairededespreocupación.Ibaabanicándoselentamenteconunpedazodepapel:eltelegramaquedemaneratanarrebatadahabíainterceptado.

—Suerte que pude pararlo—dijo—.Debemosmantener este asunto tancallado como una tumba. Es necesario que Hastings haya muerto de unaapoplejíaodeunaenfermedaddelcorazón.

—¿Quépasa?¿Cuáleselproblema?—exigióelotroinvestigador.

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—Elproblemaes—dijoFisher—queenunospocosdías tendremosqueelegirentredosdesagradablesalternativas:obiencolgaraunhombreinocenteobienecharportierratodoloqueaquíhaconseguidoelImperioBritánico.

—¿Quiereusteddecir—preguntóGrayne—queno seva a castigar estediabólicocrimen?

Fisherlemirófijamente.

—Yahasidocastigado—dijo.

Trasunmomentodepausa,continuó.

—Usted reconstruyó el crimen con admirable habilidad, viejo amigo, ycasitodoloquedijoeracierto.Efectivamente,doshombresconsendastazasdecaféentraronenlabibliotecaylasdejaronsobrelaestanteríaparadespuéssalirendirecciónalpozo.Unodeelloseraunasesinoyhabíavertidovenenoen la taza del otro. Pero eso no se hizomientrasBoylemiraba la estanteríagiratoria.Laestuvomirando,escierto,ybuscóenellaellibrodeBudgequeconteníalanota,peromeimaginoqueHastingsyahabíatomadolaprecaucióndetrasladarlopreviamentealaestanteríadelapared.Formabapartedeaquelterriblejuegoqueéltuvieraqueencontrarloprimero.

»Ahora bien, ¿cómo busca alguien en una estantería giratoria? Por logeneralnolarodeaasaltosmientraspermanecesentadoencuclillascomosifueseunarana.Simplementeledaunleveempujónylahacegirar.

Miraba al suelo con el ceño fruncido mientras hablaba, pero bajo suspesados párpados brillaba una luz que no se veía amenudo en sus ojos. Elmisticismoquesehallabaprofundamenteenterradobajotodoelcinismoquesu amplia experiencia le había hecho acumular con el paso de los años sehabía despertado y se agitaba en las profundidades. Su voz adoptó giros einflexiones inesperados, casi como si estuviesen hablando dos hombresdiferentes.

—Eso fue lo que hizo Boyle. Nada más tocarla, la estantería giró tanfácilmentecomogiralatierrasobresueje.Sí,exactamentecomogiralatierra,puestoque lamanoque lamovíanoeraen realidad lasuya.Dios,quehacegirarlaruedauniversaldetodaslasestrellas,tocótambiénaquellaruedayladevolvió al punto de partida, de tal manera que prevaleciese su terriblejusticia.

—Comienzo a tener una vaga pero horrible idea de lo que está ustedsugiriendo—dijoGraynelentamente.

—Esmuysencillo—dijoFisher—.CuandoBoyleselevantódesuposturainclinadayseenderezó,habíaocurridoalgodeloquenosehabíapercatado,algodeloquesuenemigotampocosehabíapercatado,algodeloquenadiese

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habíapercatado.Lasdostazasdecaféhabíanintercambiadosusposiciones.

ElpétreorostrodeGraynepareciósufrirensilenciounagranconmoción.Niunosolodelosrasgosdesucarasealteró,perocuandohablósuvozseoyóinesperadamentedebilitada.

—Yaveo loquequieredecir—dijo—.Y, tal y comoustedmismodice,cuantomenossesepadeellomejor.Nofueelamantequienintentódeshacersedelmarido, sino todo lo contrario.Y si una historia como ésa acerca de unhombre como él llega a difundirse, nos llevaría a todos a la ruina. Perodígame,¿quéfueloquelehizosospecharalgoextrañoentodoesteasunto?

—ElPozoSinFondo,talycomoledije—contestóFishertranquilamente—.Fueesoloquemedesconcertódesdeelprincipio.Peronoporquetuviesealgoquever,sinoporqueenrealidadnojugabapapelalgunoenlahistoria.

Callóduranteunmomento,comoescogiendoelcaminoaseguir,y luegoprosiguió:

—Cuando un asesino sabe que su enemigo estarámuerto en el plazo dediezminutosylollevahastaelbordedeunpozoinsondableesporquetienelaintencióndearrojarsucuerpodentrodeél.¿Quéotracosaharía,sino?Hastael más estúpido tendría el sentido común suficiente como para hacerlo, yBoylenoesprecisamenteunestúpido.Asípues,¿porquénolohizoBoyle?Cuantomáspensabaenellomássospechabaquedebíahaberalgúnerrorenelasesinato,porasídecirlo.Alguienhabíallevadoallíaalguienparaarrojarloalpozo,peroaunasínolohabíahecho.Teníaya,pues,unainquietanteaunquetodavía inmadura idea de que alguna sustitución o inversión de los papeleshabíadebidoocurrir.Luego,porcasualidad,meagachéparadarlevueltasalaestanteríayal instante losupe todo.Porquepudever lasdos tazasgirarunavezmás,comosifuesendoslunasenunmismocielo.

Trasunapausa,CuthbertGraynedijo:

—¿Yquéesloquevamosacontarlealaprensa?

—Unamigomío,HaroldMarch,sedirigehoyhaciaaquídesdeElCairo—dijo Fisher—. Es un periodista excelente y con mucho futuro pero, contodo,estambiéntodounhombredehonor.Asíquenoseleocurracontarlelaverdad.

MediahoramástardeFishersehallabanuevamentecaminandodeunladoparaotroporlasinmediacionesdelclubencompañíadelCapitánBoyle,quienporentoncesposeíaunaireaturdidoydesconcertado,convertidoquizáenunhombremástristeperotambiénmássabio.

—Pero entonces, ¿qué va a pasar conmigo?—decía—. ¿Estoy libre decargos?¿Mevanadejarenlibertad?

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—Creoyespero—contestóFisher—queno sevaa sospechardeusted.Perociertamentenovaustedaserpuestoporcompletoenlibertad.Almenossulenguadebepermaneceratadaporunapromesa.NodebequedarsospechaalgunaencontradeHastingsy,porconsiguiente,tampoconingunaencontrade usted.Cualquier sospecha en contra de él, y no digamos ya una historiacomo la que nos concierne, nos haría caer de golpe desde Malta hastaMandalay.Éleratantounhéroecomounterrorsagradoentrelosmusulmanes.Dehecho,unocasipodríallamarleunhéroedelosmusulmanesalserviciodeInglaterra.Sinlugaradudas,logróllevarsebienconellosdebidoenparteasupequeñadosispropiadesangreoriental.Leveníaporpartedesumadre,unabailarinadeDamasco.Todoelmundolosabe.

—Claro. Todo el mundo lo sabe —repitió Boyle mecánicamente,mirándolefijamenteconlosojosmuyabiertos.

—Meatreveríainclusoadecirquehabíaunrestodetodoelloensuscelosyeneseferozdeseosuyodevenganza—prosiguióFisher—.Pero,apesardetodo,sucrimenseríanuestraperdiciónentrelosárabes,sobretodoporquefuealgo parecido a un crimen contra la hospitalidad. Ha sido una experienciaodiosaparausted,losé,ytambiénlohasidoparamí.Peroaúnquedancosasque esemaldito pozo nunca podrá hacer, ymientras yo viva ésa es una deellas.

—¿Quéquieredecir?—preguntóBoyleconunamiradadecuriosidad—.¿Porquétieneustedquetomarsetodoestotanapecho?

HorneFishermiróaljovenconunadesconcertanteexpresión.

—Supongo—dijo—queporquesoyunpobreinglesito.

—No logro entender loquequiereusteddecir con eso—contestóBoyleconrecelo.

—¿CreeustedqueInglaterraestanpocacosa?—dijoFisherconardorensufríavoz—.¿Nolacreecapazdemantenerbienaltoaunhombreacostadeunospocosmiles?Ustedmealeccionóconunmontóndeidealespatrióticos,mijovenamigo.Peroahorasetratadequeustedyyopongamosenprácticaesepatriotismo.Ysinmentirasquenosayuden.Ustedhablócomositodonosmarchasealasmilmaravillasalolargoyanchodeestemundo,enunascensotriunfantequeculminaseenHastings.YyoledigoquetodoaquínoshaidomalexceptoHastings.El suyohasidoelúniconombrequenoshaquedadoparalaposteridad.Yesotampocodebeperderse.No,porDios.Yaesmalodepor sí que una banda demalditos judíos tenga que tenernos plantados aquí,dondenoexisteninteresesqueseandeutilidadalgunaparaInglaterraydondetodos los infiernos juntosnosestáncayendoencimasimplementeporqueesemalditojudíoentrometidodeZimmernlehaprestadodineroalamitaddelos

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ministros de nuestro gobierno. Ya es bastante malo de por sí que un viejoprestamistadeBagdad tengaquehacernos librar por él suspropiasbatallas.Nosotrosnopodemoslucharconlamanoderechaatadaalaespalda.NuestrasúnicasbazaseranHastingsysuvictoria,lacualeraenrealidadlavictoriadealguienmás.ATomTravers aún lequedamuchoqueaguantar,y tambiénausted.

Luego,trasunmomentodesilencio,señalóhaciaelPozoSinFondoydijoenuntonomástranquilo:

—Ya le comenté —dijo— que no creía en la filosofía de la Torre deAladino.NocreoenelImperiomientrassigacreciendohastaalcanzarelcielo.No creo en la Union Jack mientras siga ascendiendo y ascendiendoeternamente igualqueaquellaTorre.Perosiporcasualidadpiensaustedquevoyadejarque laUnionJackcaigaycaigaparasiemprecomoelPozoSinFondo,queseprecipitea laoscuridaddeuna fosa insondable,quesepostreentrelasburlasyladerrotarodeadadelescarniodelosjudíosquehanestadochupándonos lasangredurante tanto tiempo…Puesno,nunca loharé.Ynohay más que hablar. Ni siquiera aunque al canciller le chantajeasen veintemillonariosvenidosamenos,nisiquieraaunqueelPrimerMinistrosecasaseconveinte judíasyanquis,ni siquieraaunqueWoodvilleyCarstairs tuviesenacciones en veinte minas de pacotilla. Y si la cosa empieza realmente atambalearse, que Dios nos ayude, pero no seremos precisamente nosotrosquienesacabencontodoloquesehaconseguidohastaahoraabasedesudorysangre.

Boyle lemiróconunaperplejidad rayanaenelmiedoe inclusoconunapizcadeaversión.

—Dealgunamanera—dijo—,parecehaberalgoverdaderamentehorribleentodasesascosasqueustedsabe.

—Lohay—respondióFisher—.Ynomesientonimuchomenosorgullosodeesapequeñaporcióndeconocimientoysabiduríaqueposeo.Peroyaqueellaesenparteresponsabledequenolehayancolgadoausted,nocreoquetengamotivoalgunoparaquejarse.

Ycomosi sesintiese ligeramenteavergonzadoacausadeaquelarrebatoque acababa de protagonizar, se volvió y se alejó paseando en dirección alPozoSinFondo.

V.ELAGUJEROENELMURO

Cuandoaquellosdoshombres, elunoarquitectoyelotroarqueólogo, se

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encontraronenlasescalerasdelamansióndePrior’sPark,suanfitrión,LordBulmer,sinolvidarnuncaaquellasmanerassuyastanjovialesydesenfadadas,creyóoportunopresentarles.

Debehacerseconstaraquíque,ademásdejovial,LordBulmereratambiénbastantedespistadoyque loúnicoqueandabamedianamenteclaroenaquelmomento en su atolondrada cabeza era el hecho de que arquitecto yarqueólogo son palabras que comienzan por las mismas letras. Por ello,permítanmequelesmantengaenunarespetabledudaenloreferenteasi,porlamismaregladetres,hubieraigualmentepresentadoaundiplomáticoyaundipsomaníacooaunexploradoryaunexterminadorderatas.Por lodemás,LordBulmereraunjovengrandoteyrubio,dotadodeunpoderosocuello,quegesticulaba acusadamente a la vez que agitaba sus guantes y meneaba subastóndemaneracompletamenteinconsciente.

—Ustedesdosdebendetenerunbuennúmerodecosasencomúndelasque hablar —dijo alegremente—. Castillos, edificios antiguos y todo eso.Comoéste, por cierto, que, no es porqueyo lo diga, es un edificio bastanteantiguo. Pero debo pedirles que me disculpen un momento. Tengo queencargarmedelastarjetasdefelicitaciónquemihermanaestápreparandoparalasvacacionesdeNavidad.Esperamosverlosaustedesallí,desdeluego.Julietestáplaneandocelebraruna fiestadedisfraces.Yasaben: frailes,cruzadosytodoeso.Enpocaspalabras:segúntengoentendido,misantepasados.

—Confíoenqueelfrailenofueseantepasadosuyo—dijoconunasonrisaelcaballeroqueeraarqueólogo.

—Oh,no.Creoqueenrealidadnoeramásqueunaespeciedetíoabuelo—contestóelotroriendo.

Lord Bulmer recorrió con su nerviosa mirada el cuidado paisaje que sedesplegabafrentealacasa.Allí,unagranmasadeaguaartificialseextendíaalrededor de una estatua pasada de moda que representaba a una ninfa,mientras todo el conjunto quedaba enmarcado por un parque lleno de altosárboles que ahora se veían grises, negros y cubiertos de escarcha alencontrarseenlomáscrudodeunyadeporsícrudoinvierno.

—Haceunfríoquepela—prosiguió—.Mihermanaalbergalaesperanzadequesepuedapatinarademásdebailar.

—Si los cruzados vienen con toda su armadura puesta—dijo el otro—tendráustedquetenercuidadodequesusantepasadosnoseahoguen.

—Oh, no se preocupe usted por eso —respondió Bulmer—. Estapreciosidaddelagonotienenidospiesdeprofundidadentodasuextensión.

Yconunodesusnerviososademanesintrodujosubastónenelaguapara

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demostrarsuescasocalado.Losotrospudieronobservarcómoelextremodelbastónsecombabadentrodelaguadetalmaneraquediolaimpresióndeque,porunmomento,LordBulmerseapoyabacon todosupesosobreunpaloapuntodequebrarse.

—Lopeorquepuedepasar esquede repente sevea aun fraile sentarseinesperadamente—añadiómientras sevolvía—.Muybien,au revoir.Ya lesiréponiendoalcorriente.

El arqueólogoy el arquitecto se encontraron entonces solos, sonriéndosemutuamente, de pie sobre los grandes peldaños de piedra. A pesar de losintereses supuestamente comunes, fueran éstos cuales fuesen, denotaban unconsiderable contraste personal, además de lo cual, y haciendo un pequeñoesfuerzo de imaginación, podía llegar a encontrarse incluso alguna que otracontradicciónencadaunodeellosconsiderándolosporseparado.

Unodelosdos,untalMr.JamesHaddow,regresabaenaquelmomentodeun soñoliento cuartito de paredes cubiertas de pergaminos situado en elColegiodeAbogados,yaquelaleyerasuprofesiónylahistoriatansólounpasatiempo. Era, de hecho, y amén demuchas otras cosas, el procurador yapoderado de la propiedad dePrior’s Park. Pero élmismo, sin embargo, notenía pinta alguna de soñoliento. Muy al contrario, parecía notablementedespiertotrassusastutosyazulesojossaltonesybajosupelorojizocepilladocontantapulcritudcomosuaseadotraje.

Elotro,cuyonombreeraLeonardCrane,veníadirectamentedeunatoscaycasicockneyoficinadeconstructoresyagentesinmobiliariosque,situadaenun barrio cercano, se erigía al sol al final de una hilera de casuchas mallevantadasyenlaquellamabanlaatenciónmultituddeplanosdecoloresmuyvivos y carteles de letras muy grandes. No obstante, cualquier observadorconcienzudo, tras un segundo vistazo, hubiera sido capaz de percibir en susojosalgodeesebrillanteensueñoquesueleasociarseconlosvisionarios.Supelo rubio, si no afectadamente largo, sí resultaba aseado por naturaleza.Parecíaunaverdadmanifiestaa lavezquemelancólicaqueelarquitectoeraun artista, si bien el temperamento puramente artístico distaba mucho deexplicarsuconducta.Habíaenélalgomásquenoresultabafácildedefiniryquealgunospresentíanqueinclusopodíallegaraserpeligroso.Noenvano,apesardesuaspectosoñador,eraavecescapazdesorprenderasusamistadesconlaprácticadeartesydeportesqueresultabanmuydiferentesdelosdesurutinahabitual, justocomosi fuesen recuerdosdealgunaexistenciaanterior.Enestaocasión,sinembargo,seapresuróanegarcualquiertipodeautoridadenlaaficióndesuinterlocutor.

—Debo serle sincero—dijo con una sonrisa—.Apenas sé lo que es unarqueólogo, si bien el hecho de que suele estar en contacto con restos

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enmohecidosdelosantiguosgriegossugierequeesalguienqueestudiacosasantiguas.

—Enefecto—respondióHaddowconcierta sequedad—.Unarqueólogoes alguien que estudia las cosas antiguas para acabar descubriendo que enrealidadsonnuevas.

Cranelemirófijamenteduranteunmomentoyluegovolvióasonreír.

—¿Está usted sugiriendo—dijo—que algunas de esas cosas de las quehablamosyquesecuentanentrelascosasantiguasalfinalresultannosertanantiguas?

Su interlocutor permaneció también en silencio por unmomento, tras locual la sonrisa se tornó más débil entre las duras facciones de su rostromientrasrespondíatranquilamente:

—Lepondréunejemploparaquecomprendaloquequierodecir.Elmuroquerodeaesteparqueesverdaderamenteantiguo.Laúnicapuertaquehayenélesgótica,ynoesposibleencontrarenella rastroalgunodedestrucciónorestauración.Peroencuantoa lacasay la fincaengeneral…bueno, lomáspintorescoquepuedellegaraencontrarseenellassonalgunashistoriasqueamenudoresultanbastanterecientes,casicomonovelasdemoda.Porejemplo,elnombremismodeestelugar,Prior’sPark,llevaatodoelmundoapensarenélcomoenunasiniestraabadíamedievaliluminadaporlaluzdelaluna,razónporlacualmeatreveríainclusoadecirquelosespiritistasyadebendehaberdescubierto en el lugar el fantasma de algún que otromonje. Pero según elúnico estudio fiable en la materia que he podido encontrar, el lugar fuebautizadosimplementecomoPrior’saligualquecualquierparajeruralpodríallamarsePodger’s.EstoquieredecirquealgunavezfuelacasadeuntalMr.Prior, y que es probable que se tratase de alguna especie de alquería quetuviera especial relevancia en la localidad. Hay una buena cantidad deejemplosdelomismoportodoslados.Estebarrioenelquenoshallamos,sinir más lejos, era antiguamente un pueblo, y debido a que algunos de sushabitantes se comían la mitad de las letras del nombre del lugar,pronunciándolo Holliwell, muchos poetas menores se permitían fantasearacercadelmismohablandodeunPozoSagradoydehechizos,hadasytodasesascosas,llegandoinclusoallenarlassalasdeestardemuchasdelascasasdel vecindario con elementos del horóscopo celta. Sin embargo, cualquieraque estuviese al corriente de los hechos sabría que «Hollinwall» significasimplemente«agujeroenelmuro»,enprobable referenciaaalgúnaccidentedelomástrivial.Aesoesaloquemerefierocuandodigoquenoencontramostantocosasantiguascomohallamosotrasnuevas.

Craneparecíahabersedistraídountantodeaquellapequeñalecciónsobreantigüedades y novedades. La causa de su distracción no sólo se dejó ver

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enseguidasinoqueademásseaproximóaellos.LahermanadeLordBulmer,JulietBray,seacercabalentamenteporelcéspedacompañadadeuncaballeroy seguida por otros dos. Para entonces el joven arquitecto se hallaba en unestado de ánimo tal que prefería desesperadamente la compañía de aquelpequeñogrupoaladeunhombrecomoaquelabogadohistoriador.

El hombre que caminaba junto a la dama no era otro que el eminentePríncipeBorodino,quieneraalmenostanfamosocomotododiplomáticoqueseprecieenloquesehadadoenllamardiplomaciasecreta.Aunquellevabatiempo dedicado a visitar diversas casas de campo inglesas, lo que estabahaciendoexactamentealserviciodeladiplomaciaenPrior’sParksemanteníatanensecretocomocualquierdiplomáticopudieradesear.Loquesíresultabamás obvio al hablar de su apariencia era que hubiera sido un hombreextremadamenteguapodenoserporqueeracompletamentecalvo.Yaunquedecirestohubiera sidoen realidadunamanerabastanteeufemísticadedecirlas cosas, se hubiera ajustado más al caso decir, por muy exagerado queparezca, que ver crecer pelo en su cabeza hubiese supuesto una auténticasorpresaparatodoelmundo.Tanto,almenos,comosisehubiesevistocrecerpelo en el busto de un emperador romano. Por lo demás, su alta figura,abotonada hasta arriba de una manera muy entallada que no hacía sinoacentuarsugrancorpulencia,destacabaporlaespléndidaflorrojaquelucíaenelojal.

En cuanto a los dos hombres que caminaban detrás de ellos, uno eratambiéncalvo,aunquedemaneramásbienparcialyprematurapuestoquesuscaídosbigoteserantodavíarubiosy,sibiensusojosparecíanalgocansados,elloeraacausadelalanguidezqueledominabaynodelaedad.SunombreeraHorneFisher,yhablabacontantasolturaydespreocupacióndecualquiertema que nadie hubiera sido capaz de descubrir cuáles eran sus aficionesfavoritas. Por lo que respecta a su compañero, éste resultabamás llamativopero tambiénmás siniestro,yposeía la importanciaañadidade serel amigomás íntimo de Lord Bulmer. Por lo general se le conocía con rigurosasimplicidadcomoMr.Brain,perosesabíadeélquehabíasidojuezyoficialdepolicíaenlaIndia,asícomoqueteníaenemigos,loscualeshabíanelevadoprotestasencontradesusmedidasparacombatirelcrimenusandoparaellomediospropiosdeauténticoscriminales.Eracomoelesqueletodeunhombre,moreno,condososcurosypenetrantesojoshundidosyunbigotenegroqueocultabalaexpresióndesuboca.Aunqueposeíalamiradadelhombrequehasufrido y soportado los efectos de alguna enfermedad tropical, susmovimientosdaban la impresióndesermuchomásdespiertosque losdesuperezosocompañero.

—Ya lo tengo todo arreglado—anunciómuy animada la señora cuandoestuvieron al alcance de su voz—. Todos ustedes tendrán que ponerse

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máscaras y disfraces. Y muy posiblemente también patines. Y aunque elPríncipedigaquenolevanmucho,esoanosotrosnodebepreocuparnosporahora. Está helando ya, y oportunidades como ésta no las tenemos muy amenudoenInglaterra.

—EnlaIndiatampocoesqueestemospatinandoloquesedicetodoelaño—dijoMr.Brain.

—PuesItalianoesquesehalleprecisamenteasociadaconelhielo—dijoelitaliano.

—Pero sí está, ante todo, asociadacon loshelados—observóMr.HorneFisher—.Quierodecir,convendedoresdehelados.Enestepaístodoelmundocree que Italia se halla solamente habitada por vendedores de helados yorganilleros.Y, a decir verdad, hay unmontón de ellos.Claro que quizá setratedealgúnejércitoinvasordisfrazado.

—¿Y cómo sabe usted que no son los emisarios secretos de nuestradiplomacia?—preguntóelPríncipeconunasonrisaligeramentedesdeñosa—.Un ejército de organilleros podría dedicarse a encontrar pistasmientras susmonosvanrecogiendotodoloqueencuentran.

—Los organilleros ya están, como su propio nombre indica, demasiadobienorganizadosdepor sí comoparapertenecer a ladiplomacia italiana—dijoMr.Fisher,displicente—.Pero,enfin,yoyaheconocidoantesdeahoratemperaturasmásfríasqueéstaenItaliaeinclusoenlaIndia,enlasalturasdelHimalaya. Y les puedo asegurar que el hielo de nuestro pequeño estanqueredondovaaserciertamenteacogedorcomparadoconeldeallí.

JulietBray,unaatractivamujerdecabellososcurosyojosinquietos,poseíacordialidad e incluso generosidad en susmás que arrogantesmaneras. Solíaimponerse ymandar sobre su hermano en lamayor parte de las cuestiones,aunquealnoble,comoamuchosotroshombresdevagasconvicciones,nuncalefaltabaunarranquedecorajeenaquellassituacionesextremasenlasquesuhermana loponíacontra lascuerdas.Elhechodequeellahicieseprevalecersusdeseossobrelosdesusinvitadoseraunaverdadcomountemplo,siendocapazdellegarinclusoalextremodevestirdecarnavalalosmásrespetablesya los menos dispuestos con tal de sacar adelante su fiesta de disfracesmedievales. Además, parecía como si pudiese mandar también sobre loselementoscomounabruja,yaquepocodespuéseltiempofueempeorandosininterrupción hasta que aquella misma tarde el hielo del lago, brillandotenuementealaluzdelaluna,acabóconvirtiéndoseenunauténticosuelodemármol,razónporlacualtodoshabíanempezadoyaabailarypatinarsobreélmuchoantesinclusodequehubiesellegadoaoscurecerdeltodo.

Prior’s Park o, para hablar conmayor propiedad, el distrito que rodeaba

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Hollinwall,habíasidounacasasolariegaquehabíaacabadoconvirtiéndoseentodounbarrio.Parahabertenidoenciertaocasiónnadamásqueunpequeñopuebloasucargo,seencontrabaahoraconquemásalládesuspuertasteníatodoslosrasgoscaracterísticosdelaexpansióndeLondres.Mr.Haddow,queeraquienseocupabaderealizartodaslasinvestigacioneshistóricastantoenlabibliotecacomoenlalocalidad,podíaencontrarpocaayudaenunhechocomoaquél.DeentretantosytantosdocumentoshabíasacadolaconclusióndequePrior’s Park había sido en sus orígenes algo parecido a Prior’s Farm, asíllamada en honor de algún personaje local. Pero las nuevas circunstanciassocialessehallabanencontradesuafánporrastrearlahistorialocalatravésdesus tradiciones.Si todavíaquedaraalgunode losverdaderosoriundosdellugar,quizáhabríapodidoencontraralgunaleyendaperdurableacercadeMr.Priorpormásantiguaquefuera.Perolanuevapoblaciónnómadacompuestaporoficinistasyartesanosquenodejabandemudarseconstantementedeunbarrioaotro,odecambiarasushijosdeunaescuelaaotra,nopodríanuncatenernicontinuidadniconsistencia,aunquesíposeíaesaasombrosacapacidadpara olvidar el pasado que llega a todas partes conforme se expande laeducación.

Noobstante,cuandoalamañanasiguientesaliódelabibliotecayviolosárboles invernales que rodeaban el estanque congelado como si fuesen unbosque negro, le embargó la sensación de hallarse en lo más recóndito delpaís.Elviejomuroquerodeabaelparquetodavíaconservabatodoelaireruraly romántico del interior del recinto.Uno podía llegar a imaginar fácilmenteque las profundidades de aquel bosque oscuro se iban fundiendoimperceptiblementecon losvallesy lascolinas lejanas.Los tonosplateados,grisesynegrosdelbosqueheladoresultabantantomássombríosalcontrastarcon los coloridos grupos de carnaval que todavía permanecían alrededor ysobreelestanquecongelado.Yesque,dehecho,lareuniónsehabíavolcadoplena de impaciencia en la fiesta de disfraces mientras el abogado, con supulcrotrajenegroysucuidadopelorojizoeralaúnicafiguramoderna,porasídecirlo,quepermanecíaentreellos.

—¿Novaustedadisfrazarse?—preguntóJulietconindignaciónmientrasagitaba en su dirección un tocado azul, alto y astado del siglo XIV queenmarcaba su rostro sin dejar de sentarle bien a pesar de lo fantástico queresultabaelconjunto—.TodoaquelqueseencuentreaquítienequeestarenlaEdadMedia.HastaMr.Brainsehapuestounaespeciedebatadecolormarrónydicequeesunmonje.YMr.Fisherhacogidounoscuantossacosdepatatasqueencontróenlacocinayloshacosido.Sesuponequeestambiénunmonje.YencuantoalPríncipe,estáverdaderamentemagníficocomocardenalvestidoconunagrantúnicaroja.Parececomosifueracapazdeenvenenara todoelmundo.Encuantoausted,simplementetienequedisfrazarsedealgo.

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—Yamedisfrazaré de algomás tarde—contestó—.Por elmomento nosoy más que un anticuario y un procurador. Tengo que ver a su hermanodentro de poco en relación con cierta cuestión legal así como con algunaspesquisaslocalesquemepidióquerealizase,yparaellonotengomásremedioqueparecermealgoaunadministradorquevayaahacerunarelacióndesusoperaciones.

—Oh,perosimihermanotambiénsehadisfrazado—exclamólamujer—.Enserio.Ymejorquenadie,sianingunodemisinvitadoslemolestaquedigatalcosa.Porcierto,ahílotieneusted.Yprecisamentevienehaciaaquíentodosuesplendor.

El noble se dirigía, en efecto, en dirección a ellos. Iba embutido en unllamativotrajedelsigloXVIdetonospurpúreosydorados,adornadoconunaespadade empuñaduradeoroy tocado conunmagnífico casco emplumadomientrasrealizabaampliosgestosquearmonizabancontodasestasvestiduras.Esmás,enaquelmomentohabíaalgoensuaspectoque ibamásalládesushabituales ademanes extravertidos. Casi parecía, por así decirlo, que lasplumas de su casco sobresalían directamente de su cabeza.Agitaba su grancapa forrada en oro como si fuese un rey de las hadas que protagonizasealgunaextrañacomedia.Llegóinclusoasacarlaespadaconunafloriturayaagitarla en el aire tal y como solía hacer en una vida más normal con subastón.Vistoalaluzdesucesosposteriores,parecióhaberalgomonstruosoydemal agüero en toda aquella euforia, algopropiode loque suele llamarseclarividencia.Noobstante,enaquelmomentoloúnicoquecruzólamentedelosallípresentesfuequeposiblementeestababebido.

LaprimerafigurajuntoalaquepasóLordBulmerconformeseacercabaagrandes pasos a su hermana fue la de Leonard Crane, quien iba vestido deverde y llevaba colgando el cuerno, el tahalí y la espada propios de RobinHood. En aquel momento, el arquitecto era la persona que se hallaba máscerca de la mujer, junto a la que, por cierto, se le había podido observardurantebastantemás tiempodelestrictamentenecesario.Habíaasombradoatodo elmundo demostrando una gran habilidad para patinar y, ahora que elpatinaje se había dado por concluido, parecía dispuesto a prolongar supresenciaencompañíadelamujer.Alpasar juntoaél,pues,el incontenibleBulmer lehizoen sondebromaunpasecon suespada, avanzandohaciaélconunaestocadapropiade lamejoresgrimamientrascitabaunosversosdeShakespeare.

Probablemente, en aquel preciso instante latiese también en Crane unaembriagadora sensación de euforia. Sea como fuere, en un abrir y cerrar deojoséstehabíadesenfundadosuespadaydesviadoelgolpedirigidocontraél.Entonces, de repente, y para sorpresade todo elmundo, el armadeBulmerparecióescaparsedelamanodesudueño,saltarporlosaires,eirapararbien

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lejos,rodandoyresonandosobreelhielo.

—¡Perobueno!—dijo la señora,presadeuna justificable indignación—.¡Ahoraresultaquetambiénsabeustedesgrima!

Bulmer recogiósuespadaconaspectomásaturdidoqueenojado, locualayudóaincrementarlaimpresióndeirresponsabilidadqueenaquelmomentohabía imperado en sus modales. Luego, volviéndose bruscamente hacia suabogado,ledijo:

—Podemostratartodoslosasuntosconcernientesalafincadespuésdelacena.Meheperdidocasitodoelpatinajequehahabidohastaahora,ycomono creo que el hielo aguante hasta mañana por la noche, me parece quemañanaporlamañanamelevantarétempranoydaréunpaseopormicuenta.

—Noserámicompañíalaquelemoleste—dijoHorneFisherconaspectocansado—.Sinohaymásremedioqueempezareldíaconhielo,prefieroqueseaenpequeñasdosis.Asíquenadadelevantarseaprimerahoraenplenomesdediciembre.Elprimeroenlevantarseessiempreelquepillaelresfriado.

—Oh, no creo que vaya amorirme sólo por pillar un simple catarro—contestóBulmerriendo.

Una parte considerable de los patinadores estaba formada por invitadosque iban a quedarse alojados en la casa. El resto había comenzado ya adisgregarse en parejas y tríos algún tiempo antes de que la mayoría de losinvitadoscomenzaraaretirarseparairadormir.LosvecinosquesiempreeraninvitadosaPrior’sParkenocasionescomoaquéllaregresaronasushogaresenautomóviloapie.Mr.Haddow,elprocuradoryarqueólogo,habíaregresadoalColegio de Abogados en el último tren para recoger un papel que le habíahecho falta durante la entrevista mantenida con su cliente, Lord Bulmer.Muchosdelosrestantesinvitadostodavíavagabansinrumboodemorabansumarchaendiversospuntosalolargodelcaminoasusaposentos.

Horne Fisher, como si desease negarse a sí mismo toda excusa que lesirvieraparano tenerque levantarse tempranoaldíasiguiente,habíasidoelprimero en retirarse a su habitación. Sin embargo, a pesar de su soñolientoaspecto, no fue capaz de conciliar el sueño. Había visto sobre unamesa ellibrode topografíaantiguaenelqueHaddowhabíaencontradosusprimeraspistas sobre el origen del nombre del lugar y, al ser hombre dotado de unatranquilaycuriosacapacidadparainteresarseporcualquiertema,comenzóaleerlo ávidamente tomando de vez en cuando algún que otro apunte sobreciertos detalles acerca de los cuales sus lecturas anteriores le habían dejadosumidoenladuda.

Suhabitaciónera lamáscercanaal lagosituadoenelcentrodelbosque,razónporlacualresultabasertambiénlamástranquila.Dehecho,ningunode

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losúltimosecosde la fiestadeaquella tarde le llegabahastaallí,por loquepudosumergirsecómodamenteenlalectura.

Llevabaalgúntiemposiguiendocongranatenciónelargumentoquedabaporsentado la teoríaqueconectaba lagranjadeMr.Prioryelagujeroenelmuroyqueechabapor tierracualquierfantasíamodernaacercademonjesypozosmágicos,cuandocomenzóatomarconcienciadeunruidoquesedejabaoírenelsilencioheladodelanoche.Aunquenoeraunruidoparticularmentealto,parecíaconsistirenunaseriedegolpessordosypesados,similaresalosquedaríaunhombrequellamaseaunagranpuertademadera.Aéstossiguióalgoparecidoaunchasquidoocrujidoapenasaudible,comosi loquehabíaestadoofreciendoresistenciaalosgolpessehubieraabiertoohubiesecedido.

Fisherabriólapuertadesupropiocuartoypermanecióalaescucha,peroaloírcharlasyrisasencasi todoslospisosinferioresdelamansiónnotuvomotivosparatemerquecualquierllamadaresultasedesatendidaoquelacasaquedasesinprotección.Seacercóa laventanaabiertayobservóelestanqueheladoy laestatuaque se levantabaa la luzde la lunaenmitaddel círculoformado por los árboles oscuros. Escuchó nuevamente, pero el silencio sehabía adueñado una vez más de aquel pacífico lugar. Tras aguzar el oídoduranteunbuenrato,nologróoírotracosaqueelpitidosolitariodeuntrenque se ponía en marcha a lo lejos. Luego enumeró mentalmente la grancantidaddesonidosanónimosquepuedeescucharelinsomnealolargodelanochey,trasencogersedehombros,sefueperezosamentealacama.

Sedespertósúbitamenteysesentóenlacamaconlosoídosrebosantesdelos vibrantes ecos de un grito que acababa de rasgar el aire. Durante unmomentopermaneció inmóvil,pero luegosaltódesucamaal tiempoqueseechabaencimaladesmadejadabatahechadesacosquehabía llevadopuestadurante todoeldía.Seacercóprimeroa laventana, lacual,apesardeestarabierta,sehallabaoculta trasunagruesacortinaquehacíaquesuhabitaciónpermaneciese en una completa oscuridad, y, nada más correr aquéllas a unladoyasomarlacabeza,vioqueunamanecergrisyplateadoseanunciabayadesde detrás de la tupida masa de árboles que rodeaba el pequeño lago. Yaquello fue todo lo que pudo ver, pues aunque el sonido le había llegadociertamentedesdeelotroladodelaventanaenaquelladirección,todoestabatansolitarioytranquilobajolaluzdelamañanacomolohabíavistoalgunashorasantesbajolaluzdelaluna.

Justoenaquelmomento,lalargaylánguidamanoqueteníaapoyadasobreelalféizardelaventanaseagarróaésteconmásfuerza,comoenunintentodereprimiruntemblor,mientrassusescrutadoresojosazulesseensombrecíanacausadelmiedo.Suemociónpodríallegaraparecerexcesivaeinnecesariasise tiene en cuenta el somero esfuerzo de sentido común con el que habíavencidosunerviosismotrasoírelruidodelanocheanterior.Peroocurríaque

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aquélhabíasidounruidomuydiferente.Pudohabersidooriginadoporciencosasdiferentes,desdeeltaladodelamaderahastalaroturadeunasbotellas.En cambio, sólo había una cosa en el mundo de la que podía provenir elsonidocuyoecoseacababadeextenderpor todalacasaaquelamanecer.Setratabadelavozclarayterribledeunhombre.Peronosóloocurríaeso,sinoalgoaúnpeor,puesleasaltólaabsolutacertezadesaberquiéneraesehombre.

Comprendió también que se había tratado de un grito de auxilio. Lepareció incluso haber oído la palabra en sí, pero ésta, aun siendo corta, sehabíainterrumpido,comosialhombrelohubieranahogadooatrapadoenelmismoactodegritar.LoúnicoquequedódelavozenlamemoriadeFisherfueun fugaz retumbar, apesarde lo cualno tuvo lamenorduda acercadelorigendelamisma.CasiinstantáneamentecomprendióquelaestentóreavozdeFrancisBray,BaróndeBulmer,seacababadeoírporúltimavezenaquellugar,amediocaminoentrelaoscuridadyelincipienteamanecer.

Nunca supo con certeza cuánto tiempo permaneció allí, pero la primeracosa viva que vio moverse en aquel paisaje medio helado le devolvióbruscamentealarealidad.Siguiendoelsenderoquediscurríajuntoal lagoypasabajustobajosuventana,unafiguracaminabalentaycautelosamente.Eraunamajestuosafiguraataviadaconunatúnicadeunllamativocolorescarlata.Se trataba del príncipe italiano, que llevaba puesto todavía su disfraz decardenal. En realidad, la mayor parte de los asistentes a la fiesta se habíadejadopuestos susdisfracesdurante todoeldía anterior, e inclusoelpropioFisherhabía tomado suvestidohecho abasede sacos amanerade cómodobatín. Pero parecía haber, no obstante, algo inusualmente extraño ypremeditado en aquel personaje tanmadrugadormagníficamente vestido derojo. Daba más bien la impresión de que, más que madrugar, hubiesepermanecidoenpiedurantetodalanoche.

—¿Qué ocurre? —se decidió a preguntar Fisher inclinándose sobre laventana.

El italianovolvióhaciaarribaungranrostroamarillentoqueparecíaunamáscaradelatón.

—Mejorseráquehablemosdeelloaquíabajo—dijoelPríncipeBorodino.

Tras lanzarse escaleras abajo, Fisher se encontró con la gran figuraataviada de rojo en el preciso instante en que ésta entraba por el umbralbloqueandolaentradaconsuenormecorpachón.

—¿Haoídoustedesegrito?—preguntóFisher.

—Oíunruidoysalíafuera—respondióeldiplomáticomientrassurostropermanecía en las sombras, demasiado oscuro para que pudiera leerse suexpresión.

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—EralavozdeBulmer—insistióFisher—.Juraríaqueerasuvoz.

—¿Loconocíaustedbien?—preguntóelotro.

Lapreguntaparecíairrelevanteaunquenodeltodoilógica.Fishernopudomásqueresponder,sinapenaspensarlo,quesóloconocíaaLordBulmerporencima.

—Nadie parece conocerle bien —prosiguió el italiano con un tonocompletamente desprovisto de emociones—. Nadie excepto ese tal Brain.BrainesbastantemayorqueBulmer,peroapesardeelloapostaríacualquiercosaaquecompartenunabuenacantidaddesecretos.

Fisher se movió bruscamente, como despertando de un momentáneotrance,ydijoconvozmásfirmeyvigorosa:

—Muy bien, pero ¿no seríamejor que saliéramos para comprobar si enrealidadhasucedidoalgo?

—Parece ser que el hielo está comenzando a derretirse —dijo el otrodistraídamente,casiconindiferencia.

Cuando salieronde la casa,unas cuantasmanchasoscurasy las estrellasquerefulgíansobreelcampodehielogrislesindicaronque,ciertamente,talycomosuanfitriónhabíapredichoeldíaanterior,laheladaseestabaacabando,con lo que el recuerdo de tal día les devolvió al misterio de esa mismamañana.

—Élsabíaque ibaadeshelar—dijoelPríncipe—.Precisamenteporesosalió a patinar tan temprano. ¿Gritó acaso porque se hubiese caído al agua?¿Quéopinausted?

Fisherparecíaconfuso.

—Bulmer sería el último hombre del mundo en gritar de esa manerasimplemente por habersemojado las botas. Porque eso es todo lo que pudohaberle pasado aquí, ya que el agua a duras penas le hubiera llegado a laspantorrillas a un hombre de su altura. Usted mismo puede ver las hierbasmuertas del fondo del lago como si mirase a través de una fina lámina decristal.No,siBulmerhubieserotoelhielosinmás,nohubieradichoniunapalabra por elmomento, aunquemuy posiblemente hubiera hablado de ellolargoy tendidomás tarde.Másbiencreoquenos lohubiéramosencontradopataleandoymaldiciendosenderoarribayabajoypidiendoagritosunasbotaslimpias.

—Ojaláloencontremostanfelizmenteocupadocomousteddice,Fisher—observóeldiplomático—.Entalcasolavozdebedehabersalidodelbosque.

—Yomeatreveríaajurarquedelacasa,desdeluego,noprovenía—dijo

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Fisher.

Dicholocual,losdosdesaparecieronjuntosporentreaquelcrepúsculodeárbolesinvernales.

La arboleda destacaba como una gran masa negra contra los cálidoscoloresdelamanecer.Alfrentedeella,unaoscurahileradeárbolesmostrabaese aspecto ligeramente desamparado y frágil que poseen todos los árbolescuandohanperdidotodaslashojas.Horasyhorasmástarde,cuandolamismalínea tupida pero delicadamente dibujada resaltaba, oscura, contra el colortibioycarmesídelocaso,labúsquedaquehabíacomenzadoalamaneceraúnnohabíallegadoaunfinalfeliz.Pocoapoco,fuehaciéndosepatenteparalosgruposquehabíanidosumándosealabúsquedaqueelmásextraordinariodelos sucesos había tenido lugar durante la fiesta: los invitados no podíanencontrar por ningún lado el menor rastro de su anfitrión. Los criadosinformarondequesucamaestabadeshechayquesuspatinesysu fabulosodisfrazhabíandesaparecido,indiciosqueapuntabanclaramenteaquesehabíalevantadotempranoparacumplirloquesehabíapropuestolanocheanterior.Noobstante, desde el puntomás altode la casahasta el que sehundíamásprofundamenteenlatierra,desdelosmurosquecircundabanelparquehastaelestanquequeseextendíaenelcentrodeéste,nosehallórastroalgunodeLordBulmer,ni vivonimuerto.HorneFisher comenzóadarse cuentadequeunescalofriantepresentimientoyahabíaacabadoconsusesperanzasdeencontraralhombreconvida,apesardelocualsuampliafrenteseveíasurcadaunayotravezpormildiferentes arrugasmientras ledabavueltasymásvueltas aaquelproblemacompletamentenovedosoysobrenaturalquesuponíaelhechodenoencontraralhombredesaparecidoporningunaparte.

ConsiderólaideadequeBulmersehubiesemarchadovoluntariamenteporunouotromotivo,perotrassopesarlabiendecidiófinalmentedescartardichaposibilidad.Carecíadeconsistenciaalserpuestaalladodelainequívocavozque había oído al amanecer, por nomencionar algún que otro obstáculo decarácterpráctico.

En aquel alto y vetusto muro que rodeaba la propiedad sólo había unapuerta.Elguardade la finca,quien lamanteníacerradacon llavehastabienavanzada lamañana, no había visto pasar a nadie por ella.Así pues, Fisherprontoseconvenciódequeloqueteníaantesíeraunproblemamatemáticoenun espacio cerrado.Su instinto se había sumergido tan profundamente en latragedia desde el principio que para él hubiera sido un verdadero alivioencontrar el cadáver. Le hubiera afligido, sin lugar a dudas, toparse con elcuerpodelnoblecolgandodeunodesuspropiosárbolescomosisetratasedeunahorca,oflotandoensupropioestanquecomosifueseunapálidabriznadehierba,peroloquedeverdadlehorrorizabadetodoaquelasuntoeraelhechodenoencontrarabsolutamentenada.

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Prontosediocuentadequenosehallabasolonitansiquieraensusmáspersonalesyapartadaspesquisas.Ennumerosasocasionespudopercatarsedeque una figura le iba siguiendo, como si se tratase de su propia sombra,aprovechando los apacibles y casi inexplorados claros de la arboleda o losrinconesyesquinasquecolindabanconelviejomuro.Apesardelsilencioqueguardaba su boca, presidida por aquel gran bigote negro, y del incesante yfurtivomovimientodesuspenetrantesojos,estabamuyclaroqueBrain,delapolicía de la India, había encontrado el rastro a seguir al igual que hace unexperimentado cazador cuando persigue a un tigre. Al recordar que aquelhombreeraelúnicoamigopersonalqueteníaeldesaparecido,aquellaformadeprocederparecíadelomásnatural,porloqueFisherdecidiótratarconélcontodafranqueza.

—Este silencio que hay entre usted y yo no es más que un puroformulismo social —dijo—. ¿Le importa que rompa el hielo hablando deltiempo, el cual, por cierto, se ha encargado ya de romper el hielo? Perodiscúlpemeusted.Medoycuentadeque romperelhielopuede resultarunametáforamásbientristeenestaocasión.

—Yonopiensoasí—respondióBrainsecamente—.Nocreoqueelhielohayatenidomuchoqueverentodoesto.Noveocómopodríatenerquever.

—Enesecaso,¿quéproponeustedquehagamos?—preguntóFisher.

—Bueno,yahemosmandadollamaralasautoridades,comoesnatural.Noobstante,esperodescubriralgunapistaantesdequeelloslleguen—contestóelangloindio—. La verdad es que no puedo decir que albergue muchasesperanzas con respecto a los métodos que emplea la policía de este país.Demasiadopapeleo.Yameentiende:hábeascorpusytodoesetipodecosas.Pero si lo que queremos es procurar que nadie se escape, lo mejor quepodemoshaceresreuniratodalagenteycontarlos,porasídecirlo.Porahoranadiesehamarchado,aexcepcióndeaquelabogadoquesededicaairporahíenbuscadeantigüedades.

—Oh,élnotienenadaquevercontodoesto.Semarchólapasadanoche—contestó el otro—. Cuando esta mañana oí la voz de Bulmer con tantaclaridadcomooigolasuyaahora,hacíaalmenosochohorasqueelchóferdelacasahabíavistoalabogadocogereltren.

—Y me imagino que no creerá usted en fantasmas, ¿verdad?—dijo elhombredelaIndia.Y,trasunapausa,añadió—.Hayalguienmásaquienmegustaría encontrar antes de ir en busca de algún otro tipo que tenga yapreparadasucoartadaynosestéesperandoenlacasa.¿Quéhasidodeaqueltipo de verde, el arquitecto que iba disfrazado de guardabosques?No lo hevistoporaquí.

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Algomás tarde,Mr.Brain se las arregló para convocar una reunión contodos los conmocionados concurrentes antes de que llegase la policía. Noobstante,cuandocomenzóahablarehizonotarunavezmás la tardanzadeljovenarquitectoenpresentarsejuntoalosdemás,seencontróconelsegundohecho desconcertante del día y con un acontecimiento psicológico denaturalezacompletamenteinesperada.

JulietBrayhabíaafrontadolacatástrofedeladesaparicióndesuhermanocon un sombrío estoicismo en el que muy probablemente hubiese másincredulidad que dolor, pero cuando aquella segunda cuestión afloró a lasuperficiesemostrónosóloenfadadasinoinclusoofendida.

—Noqueremosllegaraningunaconclusiónprecipitadaacercadenadie—decía Brain a su manera entrecortada—, pero nos gustaría saber algo másacercadeMr.Crane.Nadieparecesabermuchoacercadeélodedóndeviene.YresultaunacuriosacoincidenciaelqueayermismomidiesesuespadaconelpobreBulmerypudiesehaberllegadoinclusoaherirle,puestoquedemostróserelmejorespadachíndelosdos.Desdeluego,aquellopudomuybienhabersidotansólounaccidenteydifícilmentepodríaemplearsecomoargumentoencontra de ninguno de los aquí presentes. Pero, por otro lado, no tenemosmediosparaconstruirunargumentoconsistenteencontradenadie.Asíque,hasta que llegue la policía, aquí no somos más que un grupo de sabuesosaficionados.

—Puesyocreomásbienquetodosustedesnosonmásqueunapandilladeestirados—dijo Juliet—. Sólo porqueMr.Crane sea un genio que hace lascosas a sumanera, ustedes sugierenque se trata deun asesino sin atreversesiquiera a decirlo claramente. Sólo porque anoche llevaba una espada dejuguetequesabíautilizarquiereustedquecreamosquelausócomosifueseunmaníacohomicidasedientodesangresintenerningúnmotivoparaello.Ysóloporquepudohabergolpeadoamihermanoynolohizodeducenustedesquelohamatado.Esasícomosostienenustedessusargumentos.Yporloquerespectaasudesaparición,seequivocanustedesenellotantocomoentodolodemás,puestoqueaquíletienenaélenpersona.

Y,enefecto,laverdefiguradelfalsoRobinHoodseseparólentamentedelfondo gris de los árboles y se acercó al grupo mientras ella terminaba dehablar.

Se movía con lentitud pero sin perder el aplomo, aunque estabainequívocamentepálido.TantolosojosdeBraincomolosdeFisherhabíanyareparadoenundetalledelafiguravestidadeverdeconmayorclaridadqueelrestodelospresentes.Sibienelcuernosebalanceabatodavíacolgandodesutahalí,laespadahabíadesaparecido.

Parasorpresadepropiosyextraños,Brainnoformulólapreguntaquetal

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hecho sugería. Dio la impresión de que, aun manteniendo su intención dequererdirigirlainvestigación,sehallabaansiosoporcambiardeasunto.

—Ahorayaestamostodosreunidos—dijotranquilamente—.Hayalgoquequieropreguntarlesantesquenada.¿AlgunodelosaquípresentesvioaLordBulmerestamañana?

LeonardCranesevolvió,pálido,haciaelcírculoderostrosquelerodeabay los fue recorriendo uno a uno con la mirada hasta llegar al de Juliet.Entonces,apretandoligeramenteloslabios,dijo:

—Sí,yolovi.

—¿Seencontrabavivoyenbuenestado?—preguntóBrainde inmediato—.¿Cómoibavestido?

—Parecía encontrarse magníficamente bien —contestó Crane con unacuriosa inflexión en la voz—. Ibavestido igual que ayer, con aquel traje decolorpúrpuraquecopiódelretratodeunodesusantepasadosdelsigloXVI.Llevabalospatinesenlamano.

—Ylaespadaalcostado,supongo—añadióBrain—.Peroahoradígameunacosa:¿dóndeestálasuya,Mr.Crane?

—Latiré.

Enelsingularsilencioqueentoncessobrevino,elhilodelospensamientosdemuchosde losallípresentes seconvirtió sinquererloenuna sucesióndecoloridas imágenes. Habían acabado habituándose de tal manera a susfantásticas vestimentas, y resaltaban éstas de una manera tan llamativa yvistosa contra el gris oscuro y las franjas plateadas de la escarcha, que lasfiguras,almoverse,brillabancomosisetratasedesantosque,escapándosedevidrieras de colores, hubiesen echado a andar. El efecto resultaba muchomayor debido al hecho de que buena parte de ellos se había dedicado aparodiar,delamásfrívoladelasmaneras,vestidosdecarácterreligioso.Peroel hechomás relevante de cuantos permanecían en susmemorias podía sercualquier cosa excepto religioso: aquel en que la figura vestida de verdebrillante y la que vestía de un vivo color violeta habían formado por unmomentounacruzdeplataalhacerentrechocar susespadas. Incluso siendocosa de broma había habido en ello algo digno de un drama, y resultabaextrañoysiniestropensarque,enelgrisamanecer,aquellasmismasfiguras,en idéntica actitud, podían haber repetido la escena, pero esta vez con unresultadomáscercanoaunatragedia.

—¿Riñóustedconél?—preguntóBrainderepente.

—Sí—contestó el hombre de verde, inalterable—. O más bien él riñóconmigo.

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—¿Porquériñóélconusted?—preguntóelinvestigador.

LeonardCranenorespondió.

Horne Fisher, curiosamente, apenas le había prestado atención a tandramático interrogatorio. Desde la línea entrecerrada que formaban suspesados párpados, su mirada no había dejado de observar durante un solosegundoalPríncipeBorodino,quienenaquelmomentosehabíaalejadohaciaellinderodelbosquey,trashacerunapequeñapausaenactitudmeditabunda,había desaparecido entre la espesura de los árboles. Le hizo regresar a larealidad, rescatándolo de sumomentánea distracción, la voz de Juliet Bray,queresonóenelairecomounestallidollenodedecisión:

—Si la única duda es ésa,más vale que sea aclarada de una vez. EstoyprometidaaMr.Crane.Noobstante,cuandoambosledimosamihermanolanoticia,élnoquisodarsuaprobaciónalcompromiso.Esoestodo.

Ni Brain ni Fisher reflejaron la menor sorpresa, pero el primero añadiótranquilamente:

—Si exceptuamos, como supongo, el hecho de que él y su hermanosalieronalbosqueparadiscutirlacuestión.Yqueseríaallídondeperderíasuespada,pornomencionarasuacompañante.

—¿Y puedo preguntar —inquirió Crane mientras un cierto destello deburlacubríasuspálidasfacciones—quéesloquesesuponequehehechoconellos?Aceptemosladivertidahipótesisdequesoyunasesino.Aúnquedaríapor demostrar que soy unmago. Si atravesé conmi espada el cuerpo de suinfortunadoamigo,¿quéhiceconelcadáver?¿Melollevélejossurcandolosaireso fue simplemente cuestiónde convertirlo enun animalillodel bosqueconlaayudadeunavaritamágica?

—Éstenoesmomentoparabromas—dijoel juezangloindioconbruscaautoridad—. Sus comentarios acerca de la desaparición no le hacen a ustedningúnbien.

LamiradadistraídaeinclusomelancólicadeFisherpermanecíafijaenelborde del bosque que se hallaba detrás de los presentes. Allí advirtió lapresenciadeciertamasadecolorrojooscuro,comounocasollenodenubesde tormenta, que brillaba por entre el entramado gris que formaban losdelgados árboles. Poco después el príncipe, con sus ropajes de cardenal,reaparecióenel camino llevandoalgoen lamano.ABrain lehabíadado laimpresióndequeelpríncipesehabíaseparadodelgrupoparairenbuscadelaespada perdida, pero cuando regresó pudo comprobar que, en vez de dichaespada,loqueelitalianollevabaenlamanoeraunhacha.

La incongruencia entre la fiesta de disfraces y todo aquelmisterio había

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creadouna curiosa atmósferapsicológica.Alprincipio todos ellos sehabíansentidoprofundamenteavergonzadosalhabersidosorprendidosporunsucesocomo aquél, que decididamente tenía mucho de funeral, vistiendo aquellosdisparatadosdisfracesmáspropiosdeuncarnavalquedeotracosa.Muchosdeellosyahubieranregresadodebuenaganaalacasaparaponerseropasqueresultasenmássolemnes,oalmenosmásformalesydecentes,peroenaquelmomento aquello no dejaba de parecer una segunda mascarada aún másartificialy frívolaque laprimera.Ymientrasse resignabanavestiraquellosridículos atavíos, una curiosa sensación se apoderó de algunos de ellos, enespecialdelosmássensibles,comoCrane,FisheroJuliet,yenciertamedidatambiéndetodoslosdemásconexcepcióndelpragmáticoMr.Brain.Eracasicomo si todos ellos fuesen los fantasmas de sus propios antepasados yestuvieranprotagonizandounaespectralapariciónjuntoaaqueloscurobosquey aquel tétrico lago, como si estuvieran representando alguna antigua piezateatral que sólo recordasen a medias. Los movimientos de cada una deaquellas figuras llenas de colorido parecían querer expresar algo que habíasido planeado mucho tiempo antes, como una heráldica silenciosa. Lasacciones, las actitudes, los objetos que les rodeaban…Todo era visto comouna alegoría aunque no tuviera un significado concreto. Pero a la vez todosellossabíanreconocerunacrisiscuandoéstallegaba.Ydealgunamanerasedieroncuenta,acasoinconscientemente,dequetodaaquellahistoriaacababade tomar un nuevo y terrible giro cuando vieron ante ellos al príncipe, quepermanecíadepieenunclaroqueseabríaentrelossombríosárboles,consutúnicaderabiosocolorcarmesíysuceñudorostrodebroncesosteniendoensusmanosunanuevaformademuerte.Sinsaberexactamenteporqué,lasdosespadasparecieronconvertirsedeprontoenespadasdejuguete,ytodoloque,siendopartedelahistoria,sereferíaaellas,quedóhechotrizasyabandonadoaunladocomoeljuguetequeeran.Borodinoparecíaunverdugodetiemposantiguos,vestidoconaquelterriblecolorrojoyllevandoconsigoelhachaqueibaaemplearseenlaejecucióndelcriminal.

Mr.Brain,delapolicíadelaIndia,seentretuvomirandoconferocidadelobjetoqueacababadeaparecerenescena,porloquetranscurrieronaúnunosmomentosantesdequehablasedemaneraásperaycasironca.

—¿Qué está usted haciendo con eso?—preguntó—.Parece un hacha deleñador.

—Unaasociacióndeideasdelomásnatural—intervinoHorneFisher—.Siustedvaalbosqueyseencuentraallíconungato,ustedcreeráquesetratadeungatosalvaje,aunquecabe también laposibilidaddequese tratedeungatodomésticoquehayadejadoelsofádelsalónparadarunsimplepaseo.Elcasoesquedalacasualidaddequeyoséquenoesunhachadeleñador.Enrealidad se trata de un hacha de cocina, más concretamente de las que se

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empleanparacortarcarneycosas similares.Alguienhadebidode tirarlaenmediodelbosque.Yomismopudeverlaenlacocinacuandofuiallíenbuscadelossacosdepatatasconlosquemehiceestedisfrazdeermitañomedieval.

—Da lomismo.No por ello deja de tener interés—observó el príncipetendiéndole el instrumento a Fisher, quien lo tomó y procedió a examinarlodetenidamente—.Unhachadecarniceroquehahechountrabajodecarnicero.

—Ciertamente,éstefueelinstrumentoconelquesecometióelcrimen—afirmóFisherenvozbaja.

Brainmirabafijamente,conojosfuriososyfascinados,losdestellosdeunapagadocolorazulqueproveníandelapuntadelhacha.

—Noloentiendo—dijo—.Nohay…nohayniunasolahuelladesangreenlahoja.

—Porque no ha derramado sangre alguna—respondió Fisher—. Pero, apesardetodo,hasidoconestoconloquesehacometidoelcrimen.Estoeslomáscercaqueelcriminalllegóaestardelcrimenensícuandolocometió.

—¿Quéquiereusteddecir?

—Elcriminalnoestuvopresenteenellugardelcrimencuandoelcrimenen sí fue cometido—explicó Fisher—. Tendría que ser un tipo de criminalbastantechapuceroaquelqueparamatarasuvíctimatuviesenecesariamentequeestarenellugardelcrimencuandoéstesecometiese.

—Parece estar usted hablando con el simple propósito de dejarnosintrigados—dijoBrain—.Si tiene usted algún consejo práctico que darnos,creoquedeberíaexponerlodemaneramínimamenteinteligible.

—El único consejo práctico que puedo sugerirles —dijo Fisherreflexionando—esqueindaguenunpocotantoenlatopografíadeestelugarcomo en su nomenclatura. Se dice que una vez vivió aquí un talMr. Prior,quienposeíaunagranjaenestevecindario.OpinoquealgunosdetallesacercadelavidadomésticadelúltimoMr.Priorarrojaríanalgunaluzsobretodoesteterribleasunto.

—¿Ynotieneustedamanootracosaqueofrecerquenosealatopografíapara ayudarme a vengar a mi amigo? —dijo Brain con una mueca dedesprecio.

—Silohiciera—dijoFisher—descubriríatodalaverdadqueseescondetraselAgujeroenelMuro.

Aquellanoche,despuésdeuntormentosoanochecerybajoelazotedeunfuerte viento del oeste que siguió al deshielo, Leonard Crane caminabafrenéticamentedandovueltasymásvueltasalrededordelaltoeininterrumpido

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muroquecircundabaelpequeñobosque.Leimpulsabaladesesperadaideaderesolver por sí mismo el acertijo que había ensombrecido su reputación eincluso llegado a amenazar su libertad. Las autoridades policiales, a cargoahoradelaspesquisas,nolohabíanarrestado,peroélsabíasobradamentequesi intentaba alejarse del lugar sería detenido de inmediato. A pesar de quehasta esemomento se había negado a seguir las fragmentarias indicacionesinsinuadasporHorneFisher,nopudoevitarqueéstasacabasenexcitandosutemperamentoartísticoylelanzaranaunaespeciedeanálisisfrenéticoquelohabíallevadoaleeraqueljeroglíficodetodaslasmanerasposiblesconelfindepodersacardeélalgoconunmínimodesentido.Sisetratabadealgoquetuviese relación con algún agujero en el muro, estaba seguro de acabardescubriendodichoagujero,sibienhastaelmomentosehabíavisto incapazde encontrar la más mínima grieta. Aunque gracias a los conocimientospropios de su profesión pudo darse cuenta de que la obra de albañileríapertenecía por entero almismo estilo y a lamisma época, por lo demás, aexcepcióndelaentradahabitual,quenoarrojabaluzalgunasobreelmisterio,noencontrónadaquesugirieseescondrijoovíadefugadeningúntipo.

Llevaba ya un largo rato explorando un estrecho sendero que discurríaentreelmuroazotadoporelviento,unabrupto recodoqueseabríahaciaelesteyunahileradedelgadosárbolesgrises.Devezencuando,dedicabaunamirada a los últimos destellos de una agonizante puesta de sol que titilabancomo relámpagos conforme unas nubes de tormenta se iban deslizandorápidamente por el cielo hasta confundirse con la primera luz, azul aunquedébil, de una luna que poco a poco iba adquiriendo consistencia a susespaldas.

Pronto sintió que su cabeza empezaba a darle vueltas mientras sus piesibantrazandomásymáscírculosalrededordeaquellainterminablebarrerasinsalida. Comenzaron a asaltarle pensamientos rayanos en la locura yalucinacionesenlasqueaparecíaunacuartadimensiónqueeraensímismaunagujerocapazdeesconderlotodo,deverlotododesdeunanuevaperspectivacomoa travésdeunaventana abierta enmitadde los sentidos, o comoa laclaridad de alguna luz mística y transparente que dejase ver el cuerpo deBulmer,horriblementeiluminado,sobrevolandoelbosqueyelmuroenmediode un halo fantasmal. Le obsesionaba también la sugerencia, que de algunamaneraparecíaserigualmentehorripilante,dequetodoaquelloteníaalgoqueverconaquelMr.Prior.Habíaalgotenebrosoenelhechodequesiempresealudiese al tal Mr. Prior de manera respetuosa y de que fuese en la vidadomésticadeaquelpobregranjeromuertodondeseleshabíaindicadoatodosque buscaran la clave de aquellos terribles sucesos. En realidad, se habíaencontradoconqueningunainvestigacióndecuantassehabíanrealizadoenlalocalidadhabíareveladoelmenordatoacercadelafamiliaPrior.Aunasí,fuecapazdeimaginarse,aunquefuesetansólodemanerafugaz,altalMr.Prior

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tocadoconunachisteray,quizás,conunaperillaopatillas,sibienloquefueincapazdediscernirenabsolutofuesurostro.

La luz de la luna había comenzado a brillar con mayor intensidad y elvientohabíaahuyentado lasnubeshasta ir calmándosepocoapococuando,unavezmás,LeonardCranellegójuntoallagoartificialqueseextendíafrentea la casa. Por alguna inexplicable razón, se le antojó que parecía un lagodemasiadoartificial.Dehecho,todalaescenaresultabaigualqueunodeesospaisajes propios del pincel deWatteau, con la fachada palladiana de la casadestacándosepálidaalaluzdelalunayconelmismotoqueplateadopresentetambiénenlapaganafigurademármoldelaninfadesnudaqueseerguíaenmitaddelestanque.Parasucompletasorpresa,encontróotrafiguraallí,juntoalaestatua,sentadaenactitudcasiigualmenteinmóvil.BajoelmismorayodelunapodíanadivinarseelceñofruncidoyelrostropacientedeHorneFisher,vestido aún de ermitaño y practicando, al menos aparentemente, la soledadpropia del mismo. No obstante, cuando éste levantó la vista para mirar aLeonardCrane,sonrióalarquitectocasicomosihubieraestadoesperándolo.

—¡Eh, oiga! —le dijo Crane plantándose frente a él—. ¿Podría ustedaclararmealgoacercadetodoesteasunto?

—Pronto tendréquecontarlea todoelmundo toda laverdadreferentealmismo—contestóFisher—,asíquenoveoporquénovoyapodercontarleprimeroalgoausted.Noobstante,antesdeempezar,dígame:¿querríaustedcontarmealgoamí?¿QuéocurrióenrealidadcuandoseencontróconBulmerestamañana? Usted se deshizo, en efecto, de su espada, pero no fue ustedquienlomató.

—No lomaté precisamente por eso: porque tiré bien lejosmi espada—dijoelotro—.Lohiceapropósito,puesdenohaberlohechonoestoysegurodeloquehubierapodidopasar.

Y,trashacerunapausa,prosiguióconmáscalma:

—El último Lord Bulmer era un caballero extremadamente afable. Semostrabamuy cordial con sus inferiores, y le habría encantado tener comoinvitadosensupropiacasa tantoasuabogadocomoasuarquitectodurantetoda clase de convites, fiestas y demás celebraciones. Pero había en él otracara,unaque sólomostrabacuando losdemáspretendían tratarlede igual aigual.Cuandoleanunciéquesuhermanayyoestábamosprometidos,ocurrióalgoqueyo,simplemente,nopuedoynodeseodescribir.Bastedecirquesetransformóenunaespeciedemonstruoposeídoporlalocura.Seacomofuere,meimaginoquelaverdadesdolorosamentesencilla.Nohaypeorcosaquelagroseríayelescarniocuandoprovienendeuncaballero.Creoqueeslacosamáshorribledelmundo.

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—Losé—dijoFisher—.LanoblezarenacentistadelaépocadelosTudoreraasí.

—Resultaextrañoquedigaustedeso—continuóCrane—,yaquecuandoestuve hablando con él aquí esta mañana tuve la sensación de que ambosestábamos reviviendoalgunaescenaperteneciente al pasado.Enella, yo erarealmenteunfueradelaleyprocedentedelosbosques,igualqueRobinHood,mientras que él había salido, con todas sus plumas y sus ropas de colorpúrpura, directamente de algún viejo retrato. Sea como fuere, era él quienestabaacostumbradoasalirsesiempreconlasuya,yporellonitemíaaDiosnirespetabaaloshombres.YomeenfrentéaBulmer,desdeluego,peroluegodecidímarcharme.Podríahaberllegadoamatarlo,selopuedoasegurar,sinomehubiesealejadodeallí.

—Sí —dijo Fisher mientras asentía con la cabeza—, sus antepasadossiempresesalíanconlasuyay,porlotanto,élsehabíaacostumbradodesdequenacióallevarsiemprelasdeganar.Yéseeselfindelahistoria.Asípues,todoencajaalaperfección.

—¿Encaja? ¿En qué encaja? —exclamó su compañero con repentinaimpaciencia—.No consigo sacar nada en clarode todo esto.Ustedmediceque busque la clave en el agujero delmuro, pero no consigo encontrar porningúnladodichoagujero.

—Porquenohayninguno—dijoFisher—.Ésaeslaclave.

Y,trasreflexionarunmomento,añadió:

—Amenosqueserefieraustedaunagujeroenelmurodelmundo.Mireusted: se lo contaré si así lo desea, pero mucho me temo que para ello serequiera una pequeña introducción.Necesitará usted comprender una de lastrampasdelamentemoderna,unatendenciageneralizadaenlaquelamayoríadelagenteincurresinapenasdarsecuenta.

»Lepondréunejemplountantoburdoparaquecomprendaloquequierodecir.Enelpuebloobarrioquerodeaestafincahayunaposadaquetieneenlapuertaunrótuloquedice“SanJorgeyelDragón”.Ahorabien,supongaustedqueyomededicaseairporahídiciéndoleatodoelmundoqueenrealidadsetrata tansólodeunamaladerivaciónde“ElReyJorgeelTragón”.Docenasenterasdepersonasmecreeríansinhacerlamenorpreguntamercedalavagasensacióndequeellopodríaserasíporqueresultaprosaico.Algorománticoylegendarioseconvierteasíenalgorecienteynormal.Ydealgunamaneraesohacequetodosuenemásomenosrazonable,aunqueenrealidadresultequelarazónnosostieneniporasomotalteoría.Desdeluego,másdeunoestaríaenlociertoalrecordarhabervistoalgoreferenteaSanJorgeenviejaspinturasitalianasyromancesfranceses,peromuchosotrosnosepararíanapensaren

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ello lo más mínimo. Simplemente se tragarían su escepticismo sólo por elhechodeserlo.Lamentalidadmodernanuncaaceptaríanadaalafuerza,peroen cambio aceptaría cualquier cosa siempre que no haya coacción de pormedio.Yesoesexactamenteloquehaocurridoenestecaso.

»Cuando uno u otro crítico decidió contar que Prior’s Park no era unpriorato sino que fue llamado así en honor de algún hombremoderno cuyonombreeraPrior,nadie sepreocupódecomprobar si la teoríaera realmenteciertaono.Nuncase leocurrióanadie ir repitiendoporahí lahistoriaparaaveriguarsi realmentehabíaexistidounMr.Priorosialgunavezalguien lohabíavistoohabíaoídohablardeél.Enrealidad,elnombredeestelugarsedebealapresenciaenestastierrasdeunantiguoprioratoquecorriólamismasuerte que lamayoría de los prioratos. Es decir, un buen día llegó el señorTudordeturnoconsupenachodeplumasysuespada,seapropiódeélporlafuerza y lo convirtió en su residencia privada. Aunque fue capaz de hacercosas peores, como oirá usted más adelante. Pero la cuestión que nosconcierne ahora es que ésa es lamanera en que el truco surte efecto.Y dehechoeltrucovuelveasurtirefectodeidénticamaneraenlaotrapartedelahistoria. El nombre de este distrito se escribe “Hollinwall” hasta en losmejoresmapasqueconfeccionanlosentendidosenlamateria,quieneshacenalusión, de pasada y no sin una sonrisa de ironía, al hecho de que losmásignorantes y anticuados de entre los pobres del lugar lo pronuncian “Holi-well”.Ahorabien,estapalabraseencuentramalescritaapesardeestarbienpronunciada.

—¿Quiere usted decir —preguntó Crane rápidamente— que habíarealmenteunpozo?

—Aún hay, de hecho, un pozo—dijo Fisher—.Y la verdad yace en elfondodelmismo.

Alaparquehablabaextendiólamanoyseñalóhacialamasadeaguaqueyacíafrenteaél.

—Elpozoseencuentraenalgunapartedebajodetodaesaagua—dijo—.Ynoeséstalaprimeratragediarelacionadaconél.Elfundadordeestacasahizoalgoquesusinfamesamigosmuyraravezseatrevíanahacer,algosobrelo que hubo que echar tierra incluso en medio de la anarquía reinante enaquellaépocadesaqueosqueeraelazotedetodoslosmonasterios.

»Elpozoteníarelaciónconlosmilagrosdealgúnsanto.Inclusoelúltimopriorqueloguardóeralomáscercanoaunsantoquepuedehaber,apesardelo cual acabópareciéndosemás aunmártir.Comoosó enfrentarse al nuevopropietarioylodesafióaprofanarellugar,elnoble,enunarrebatodefuria,loapuñaló y arrojó su cadáver al pozo, lugar al cual, al cabo de cuatrocientosaños,lehaseguidosupropioherederovistiendoalamismausanzaytrasvivir

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enestemundoconidénticoorgullo.

—Pero, ¿cómo pudo ocurrir—preguntó Crane— que Bulmer se cayeraprecisamenteenesepunto?

—Porqueelhielohabíasidomanipuladosóloendichopuntoporelúnicohombrequeconocíaellugarexactoenelqueseencontrabaelpozo—contestóHorne Fisher—. Fue resquebrajado de manera deliberada con el hacha decocinaexactamenteenesesitio.Yomismopudeoírlosgolpesperonoentendísu significado.El lugarhabía sidocubiertoconun falso lagosóloporque laverdadteníaquesercubiertaconunafalsaleyenda.¿Nosedaustedcuentadeque eso es precisamente lo que aquellos nobles paganos hubieran hecho?Profanarlo con una especie de diosa pagana al igual que aquel emperadorromanoquelevantóensutiempountemploconsagradoaVenusjustosobreellugardondehabíaestadoelSantoSepulcro.¡Ypensarquelaverdadaúnpodíaserrastreadaporcualquierhombremedianamenteinstruidoquesepropusieseseguir el rastro! ¡Y que precisamente un hombre así se hubiera propuestoencontrarlo!

—¿Quién?—preguntóelotropresintiendoensuinteriorlarespuestaatalpregunta.

—Elúnicohombrequeposeeunacoartadaentodaestahistoria—contestóFisher—.JamesHaddow,elabogadoqueeraalavezanticuario,semarchólanocheanterioralatragedia,perodejótrasdesíunahorribleformademuertedibujada sobre el hielo. Se despidió de manera algo brusca habiéndosepropuestopreviamentequedarse.Probablemente,segúncreo,despuésdehabertenido una desagradable escena con Bulmer durante la entrevista quemantuvieron para tratar de temas legales. Como usted mismo sabe porexperiencia, Bulmer era capaz de lograr que cualquiera sintiese deseos dematarlo. Por otro lado, puedo imaginarme perfectamente que el abogadotuvieraporsucuentaalgunaqueotrairregularidadpendientequesehallaseenpeligrodeserdescubiertaporsucliente.

»Según mi forma de entender la naturaleza humana, un hombre podráhacertrampasensusnegociosperonuncaensuspasatiempos.Haddowpuedehaber sido un abogado tramposo, pero no podía evitar ser un anticuariohonrado. Una vez que se halló tras la pista de la verdad acerca del PozoSagrado, no pudo menos que seguirla hasta el final. Las anécdotas queocasionalmente aparecían en los periódicos no le engañaron con ese talMr.Priorysuagujeroenelmuro.Lodescubriótodo,inclusolasituaciónexactadelpozo,yobtuvoporellosurecompensa,sielhechodeasesinaraalguienconéxitosepuedeconsiderarunarecompensa.

—¿Ycómodioustedconlapistadetodaestahistoriaoculta?—preguntóeljovenarquitecto.

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UnasombracubrióelrostrodeHorneFisher.

—Yoyasabíadeantemanolosuficientecomoparaimaginarmeelresto—dijo—. Pero permítame que no entre en detalles pues, después de todo,meproduce un profundo sentimiento de vergüenza el hecho de estar aquíhablandodeestamaneratanfrívolaacercadelpobreBulmer.Alfinyalcabo,élyahapagadosuculpamientraselrestodenosotrosaúnnolohahecho.Meatreveríaadecirquecadacigarroquefumoycadalicorquetomoprovienendirectao indirectamentedel saqueode lugares santosyde laexplotacióndelospobres.Adecirverdad,unononecesitarevolvermuchoenelpasadoparaencontrarse con el agujero en el muro, que es como yo llamo a esa granasignatura pendiente que tienen todos aquellos que defienden a ultranza lahistoriade Inglaterra.Dichoagujerosubyace justobajo la superficie, alotrolado de una fina capa de información falsa, al igual que ese pozo negro ymanchado de sangre yace justo bajo esa capa de aguas poco profundas yhierbasmuertas.Oh, sí, lacapadehieloesdelgadaperoaguantaapesardetodo. Es lo bastante fuerte como para soportar el peso de todos nosotroscuando nos disfrazamos demonjes y bailamos sobre ella burlándonos de laquerida,extrañayantiguaEdadMedia.

»Cuandomedijeronqueteníaqueponermeundisfrazoriginal,esofueloque hice guiándome pormi propio gusto e imaginación.Como puede ustedver, conozco algo acerca de nuestra historia nacional e imperial, de nuestraprosperidadynuestroprogreso, denuestro comercioynuestras colonias, denuestros siglos de éxito y esplendor…Así que, cuandome pidieron que lohiciera,decidíponermeuntipodedisfrazquehoyendíayanoselleva.Mepuseelúnicodisfrazqueconsideroadecuadoparaunhombrequehaheredadolaposicióndeuncaballeroyaúnnohaperdidodeltodolamentalidadpropiadelmismo.

Comorespuestaaunainterrogadoramirada,selevantóseñalandosusropasconundramáticogestoyañadió:

—El de un humilde ermitaño vestido tan sólo con unos cuantos sacosviejos.

VI.LAMANÍADELPESCADOR

Aveces,hastaelhechomásextraordinariopuederesultarfácildeolvidar.Sinoposeerelaciónalgunaconelcursonormalde losacontecimientosysehalla en apariencia desprovisto de causas o consecuencias, los sucesosposterioresnoloevocan,porloquequedatansólocomoalgosubconsciente

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hastaque,alcabodeltiempo,cualquiersucesofortuitolohacerenacer.Pero,mientrastanto,permaneceaunladocomosifueseunsueñoolvidado.

Fueprecisamentealahoraalaquetienenlugarmuchossueños,alasalidadelsolyalpocodehabersedisipadolaoscuridad,cuandotuvounadeestasextrañasexperienciasunhombrequesurcabaenunbotederemosunodelosríos del sudoeste de Inglaterra. El hombre en cuestión estaba despierto. Dehecho, se leconsiderabaunade laspersonasmásdespiertasyvivacesde sutiempo,ydestacadointegrantedelanuevahornadadeperiodistaspolíticos.SellamabaHaroldMarchyenesemomentoestabarecorriendoelpaísconelfindeentrevistaralasdiferentescelebridadespolíticasensusrespectivascasasdecampo.Encuantoa loquevio,parecióalgo tan incongruentequemuybienpudohabersidoimaginario.Simplementepasódemanerafugazporsucabezapara ir a perderse en una maraña de sucesos posteriores completamentedesprovistosde todaconexiónconél.Nisiquierapudorecordarlohastaque,algúntiempodespués,descubriósusignificado.

Una pálida neblina matinal caía sobre los campos y los juncos que sealineaban a lo largo de una de las riberas del río. A lo largo de la riberaopuestaseerigíaunmurodeladrillodecolorrojooscuroqueparecíaemergerdirectamentedelagua.Elhombre,quehabíadejadoaunladosusremoseibaaladerivaimpulsadoporlacorriente,pudoveralmirarhaciaadelantequelamonotoníadellargomurodeladrillosehallabainterrumpidaporunaespeciedepuentedeestiloalgoanticuado,conpequeñascolumnasdepiedrablancaque comenzaban ya a tornarse grises. Recientemente habían tenido lugardiversas inundaciones, por lo que el río, que permanecía aún bastante alto,apenasdejabaasomarentresusaguas los troncosde losárbolesmásbajosyhabía reducido a un arco bastante pequeño la blanca luz del amanecer quebrillababajolacurvadelpuente.

Conformesupropiaembarcaciónpasababajoestaoscuraarcada,pudoverqueotroboteveníaasuencuentroimpulsadoporlosremosquemanejabaunhombretansolitariocomoélmismo.Laposturadeaquélimpedíaqueelrostroresultasevisiblepero,segúnsefueacercandoalpuente,sepusoenpiesobreelfondo del bote y se volvió. No obstante, se encontraba tan cerca ya de laoscurabocaquesufiguraenterasedestacócompletamentenegracontralaluzdelamañana,porloqueMarchnopudovernadadeaquelrostroexceptolosextremos de dos largas patillas o bigotes que conferían a la silueta un algosiniestro,comosifuesendoscuernossituadosenunlugarque,porlógica,nolescorrespondía.

Apesardetodo,Marchnohubierapodidopercibirnisiquieratalesdetallesde no ser por lo que ocurrió en aquelmismo instante.Conforme el hombrellegaba bajo el puente, dio un salto hacia éste y se colgó de él, sus piernassuspendidasenelaire,dejandoelbotealaderivatraselsalto.Marchtuvola

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momentáneavisióndedospiernasoscurasquelanzabanpatadasalaire,luegodeunasoladeellas,ymástardedenadaquenofueselacorrientedibujandoremolinosyellargomuroextendiéndosealolejosparaleloalrío.Siemprequevolvió a pensar sobre lo que acababa de ver, incluso mucho después decomprender la historia en la que aquello se hallaba envuelto, le acudió a lamente aquella forma tan fantástica como si estuviese petrificada, como siaquellas fabulosas piernas fuesen un grotesco ornamento esculpido en lapropiapiedradelpuente,alamaneradeunagárgola.

Enaquelmomento, sinembargo, se limitóapasarporallí con lamiradafijaenlacorriente.Noalcanzóaverningunafigurafugitivasobreelpuente,porloquepensóqueaquelhombreyadebíadehaberescapado.Noobstante,síacertóavislumbrarconfusamenteciertaimagenenlaque,entrelosárbolesquerodeabanelextremodelpuentequequedabafrentealmuro,habíaunfaroly,juntoaél,yacíanlasanchasespaldasazulesdeunpolicíainconsciente.

Antes de llegar al final de aquel viaje con fines políticos, tuvo muchasotras cosas en que ocuparse aparte del extraño incidente del puente, puesgobernarunbotesiendoelúnicoabordonosiempreresultabaempresafácilnitansiquieraenunarroyotansolitariocomoaquél.Noobstante,debeañadirseaesterespectoqueelquefueseelúnicotripulantedeaquellaembarcaciónsedebía tan sólo a un imprevisto. El bote había sido adquirido y toda laexpedición planeada junto a un amigo que en el último momento se habíavistoobligadoaalterar todossuspreparativos.Efectivamente,HaroldMarchdeberíaencontrarseenaquelmomentoencompañíadesuamigoHorneFisher,conquiensesuponíaquedebíadeestarcompartiendoaquellatravesíahaciaelinteriordelpaíscuyodestinoeraWillowoodPlace,lugarenelqueelPrimerMinistrosehallabaporentoncesinvitado.

CadavezeramayorelnúmerodepersonasquecomenzabaaoírhablardeHaroldMarch,puessusimpresionantesartículospolíticosleibanabriendolaspuertas de círculos cadavezmás importantes, a pesar de lo cual todavía nohabíagozadodeningunaoportunidaddeencontrarseconelPrimerMinistro.Por el contrario, casi nadie del público general había oído hablar deHorneFisher,quienapesardeelloconocíaalPrimerMinistrode toda lavida.Porestas razones, si los dos hubiesen emprendido juntos el proyectado viaje,March se hubiera encontradomás que dispuesto a apresurarlomientras queFishersehubieracontentadovagamenteconprolongarlolomásposible.YesqueFishereraunadeesaspersonasqueparecíahabernacidoconociendoyaalPrimerMinistro,sibienlaexistenciaensídetalfamiliaridadnoparecíatenerpara él un efecto de especial regocijo sino quemás bien parecía producirlealgoparecidoaunindeciblecansancio.

Fisher era un hombre alto y rubio, con una frente demasiado amplia acausadelaalopeciayunaactitudapática.Aunqueerararalaocasiónenque

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expresaba enfadodemaneramás cálida que el simple cansancio, en aquellaocasión se había enojado claramente al recibir, precisamente mientras seencontraba haciendo un somero equipaje compuesto de puros y aparejos depesca,un telegramadesdeWillowoodpidiéndolequefuesehastaallíen treninmediatamenteyaqueelPrimerMinistroteníaquemarcharseaquellamismanoche.Porlodemás,Fishereraconscientedequeconcasitotalseguridadsuamigoperiodistanopodríapartirhastaeldíasiguiente.Aquello,portanto,eraunauténticofastidio,pueslecaíabienaquelperiodistaamigosuyoy,además,habíaesperadoconunaenormeilusiónaquellosdíasdedescansoenelrío.Encuanto al Primer Ministro, aquel hombre ni le gustaba ni le disgustaba enparticular,peroaborrecíaprofundamente laalternativadepasarunascuantashoras encerrado en un tren, a pesar de lo cual aceptaba a los PrimerosMinistrostantocomoalosferrocarriles,puesamboseranpartedeunmismosistema, y él no era precisamente la persona enviada a este mundo paracambiarelordendelascosas.

TantofueasíquefinalmentedecidiótelefonearaMarchparapedirle,conmaldicionesypalabrotasdisimuladasentreabundantesdisculpas,quellevaseelboteríoabajosegúnloacordadoyquesereunieraconélenWillowoodalahora prevista. Después salió a la calle y paró un taxi que lo llevó hasta laestacióndeferrocarril.Unavezallí,hizounaparadaenunquioscoparaañadirasuligeroequipajeunascuantasnovelasbaratasdemisterioquenotardóencomenzaraleerconenormeentusiasmo.Enfrascadoensulectura,noteníanilamásremotaideadequeibacaminodeverseenvuelto,enlavidareal,enunahistoriatanextrañacomolasquesecontabanenaquellasnovelas.

Unpocoantesdeponerseelsol,llegó,consuligeroequipajebajoelbrazo,ante la puerta de los vastos jardines que colindaban con el río que cruzabaWillowoodPlace,unade las fincasmáspequeñasdecuantaseranpropiedaddeSirIsaacHook,elmagnatedelaprensaydelaindustrianaval.Apesardehaberentradoporlapuertaquedabaalacarretera,enelladoopuestoalrío,comenzaba ya a percibirse unamezcla de cualidades en todo aquel húmedopaisaje que recordaba incesantemente al viajero la proximidad del río. Losblancos reflejos que el sol creaba sobre la superficie del agua se entreveíansúbitamente como espadas o lanzas que brillasen entre la verde espesura.Incluso en el propio jardín, que se encontraba dividido en diversos recintosseparados por altos setos y plantas de jardín, flotaba en el aire que llenabacadarincónlamúsicadelagua.

ElprimerodeaquellosverdesrecintosenlosqueFisherentróparecíaseruncampodecroquetdeaspectoalgodescuidadoenelqueunjovensolitariopracticaba dicho deporte jugando contra sí mismo. Aunque no demostrabamucho entusiasmo en el juego, parecía estar aprovechando un rato perdidoparapracticarunpoco.Dabalaimpresióndeserunodeesostípicosjóvenes

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quenopuedensoportarelpesodelaconcienciaamenosqueesténhaciendoalgo,ycuyoconceptodehaceralgosuelelimitarseapracticarcualquiertipode juego. Su rostro, cetrino pero agraciado, parecíamás bienmalhumoradoqueotracosa.Eramorenoeibabienvestidoalamaneralivianadelosdíasdefiesta.Fisher lo reconoció al instante.Se tratabade JamesBullen, alguien aquien,poralguna razóndesconocida, todoelmundo llamabaBunker.Eraelsobrino de Sir Isaac pero, lo que resultabamuchomás importante en aquelmomento,eratambiénelsecretarioprivadodelPrimerMinistro.

—Hola,Bunker—dijoHorneFisher—.Esusted laclasedehombrequeestabadeseandover.¿Hallegadoyasujefe?

—Sí,perosequedarásóloacenar—respondióBullensinlevantarlavistade una bola de color amarillo—. Mañana tiene un discurso importante enBirmingham y pretende pasarse la noche entera viajando. Irá en coche élmismohastaallí.Conduciendoélmismo,quierodecir.Eslaúnicacosadelaquesesienteverdaderamenteorgulloso.

—¿Quiereesodecirqueustedpermaneceráaquíconsutío,comounbuenmuchacho? —contestó Fisher—. ¿Y qué va a hacer ese hombre enBirmingham sin los consejos que suele susurrarle al oído su brillantesecretario?

—Noempiecea tomarmeelpelo,Fisher—dijoel jovenllamadoBunker—.Estoymáscontentoquenuncaporno tenerque irarrastrándometodoeldía detrás de él. No tiene ni la más remota idea acerca de mapas, dinero,hotelesymilcosasmás,ysiempresoyyoquientienequeirdandotumbosdeacáparaallácomosifueraunguíaturístico.Porloquerespectaamitío,yaque se suponequevoy aheredar la propiedad, es sólo cuestióndedecenciavenirporaquídevezencuando.

—Muypropio—contestóelotro—.Enfin,loverémástarde.

Y,trascruzarelcésped,desaparecióporunaaberturaenelseto.

Atravesólahierbaendirecciónalembarcaderocercanosintiendotodavíapor todaspartes a su alrededor, bajo la cúpulade aquel dorado atardecer, elsaborañejoylasresonanciasdeaqueljardínhechizadoporelrío.Lasiguienteparcela de césped que cruzó parecía a primera vista completamente desiertahastaque,enlapenumbradelosárbolesqueseagrupabanenunrincón,acertóaverunahamacay,tumbadoenella,aunhombrequeleíaunperiódicoalavezquebalanceabaunapiernaquelecolgabafueradelared.Tambiénaéllollamóporsunombre,traslocualelaludidosedeslizóatierrayseacercóaél.Parecía bastante claro que aquel hombre se sentía como si perteneciese alpasadoapesardeencontrarseenmediodeaquellugar,puespodíamuybienser tomadoporunfantasmade losprimerosañosde laépocavictorianaque

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hubieseregresadoparahacerleunavisitaalosespectrosdelmazoylosarosdecroquet.Setratabadeunhombremuymayorquellevabaunaspatillastanlargasqueparecían casi fantásticasyque lucíaun curiosoy esmeradocortetantoenelcuellodelacamisacomoenlacorbata.Habíasidotodoundandide moda hacía cuarenta años, y ahora se las arreglaba para conservar sudandismohaciendocasoomisodelasmodasaluso.Comoparareafirmarestaidea, una flamante chistera blanca yacía junto al Morning Post sobre lahamaca situada a sus espaldas. Aquel personaje era el Duque deWestmoreland, una reliquia perteneciente a una familia de varios siglos deantigüedad,unaantigüedadquenosesustentabaprecisamenteenlaheráldicasinoenlahistoria.NadiemejorqueFishersabíacuanextravagantesresultandehecho tal tipodenoblesni tampococuannumerososen susversionesdeficción.Porlodemás,sielduquedebíaelrespetogeneraldelquedisfrutabaala legitimidad de su linaje o al hecho de que poseía una buena cantidad devaliosísimas propiedades, era una cuestión acerca de la cual descubrir laopinióndeMr.Fisherhubieraresultadodelomásinteresante.

—Parecía usted tan cómodo —dijo Fisher— que pensé que debía detratarsedealgunode loscriados.Andoenbuscadealguienqueme lleve lamaleta.Nohetraídoanadieconmigoporquetuvequesalirprecipitadamente.

—Niyotampoco,siaesovamos—contestóelduqueconalgodeorgullo—.Nuncalohago.Sihayalgoquedetesto,esunayudadecámara.Aprendíavestirme solito a muy temprana edad, y se supone que aún puedo hacerlobastantedecentemente.Puedequemeencuentreenmisegundainfancia,peroaúnnohellegadoanecesitarquemevistancomosinofuesemásqueunniñopequeño.

—El Primer Ministro no ha traído ayuda de cámara pero ha traído unsecretarioensulugar—dijoFisher—.Unempleoendemoniadamenteinferior.¿EsciertoesoqueheoídodequeHarkerseencuentratambiénaquí?

—Creo que anda por el embarcadero —respondió el duque conindiferenciaantesdereanudarsuestudiodelMorningPost.

Fisherprosiguiósucaminoatravesandolaúltimabarreraverdedel jardínhasta llegar a una especie de camino de sirga que daba al río y a una islaboscosa que emergía en medio de éste. Allí pudo ver una figura oscura ydelgada tancargadadeespaldasqueparecíaunbuitre,posturaéstadesobraconocidaenlostribunalesdejusticiacomoladeSirJohnHarker,elFiscaldela Corona. Su rostro se hallaba surcado de profundas arrugas fruto de laspreocupaciones, pues de entre los tres ociosos con los que Fisher se habíaencontradohastaelmomentoeneljardínaquéleraelúnicoquehabíalogradoabrirse camino en la vida por símismo.Alrededor de su calva y sus sieneshundidascolgabanunosmechonesdepelotanlaciosydeuncolorrojizotan

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apagadoqueparecíanláminasdecobre.

—Todavíanohepodidoveramianfitrión—dijoHorneFisheradoptandountonoligeramentemásserioqueelquehabíaempleadoconlosotros—.Noobstante,supongoqueyaloveréalahoradecenar.

—Puedeustedverloahora,peronoseleocurraacercarseaél—contestóHarker.

Señaló con la cabeza endirección al extremode la islaquedaba al otrolado,donde,almirarfijamenteenlamismadirección,Fisherpudoverlapartesuperior de una cabeza calva y el extremo de una caña de pescar, ambosigualmenteinmóviles,destacándosecontraelfondodelarroyoporencimadelaaltamaleza.Elpescador,queparecíahallarserecostadocontrael tocóndeunárbol,mirabahacialaorillaopuestadetalmaneraquesurostropermanecíainvisible, a pesar de lo cual, la forma de aquella cabeza resultabainconfundible.

—No legustaque lemolestencuandoestápescando—prosiguióHarker—.Esunaespeciedemaníasuya:nocomenadamásquepescado.Ysesientemuyorgullosodecapturarloporsímismo.Sinduda,estátotalmenteafavordelasencillez,comotantosdeesosmillonarios.Lesencantallegardiciendoquehantrabajadoparaganarseelsustentodiariocomosifuesenobreros.

—Entonces,¿sueleexplicar tambiéncómosoplaelvidrioycómorellenala tapicería? —preguntó Fisher—. ¿Y también cómo fabrica tenedores deplata,cómocultivauvasymelocotonesycómodiseñalosestampadosdelasalfombras?Siempreheoídodecirqueesunhombremuyocupado.

—Nunca leheoídohablardeeso—contestóelabogado—.Perodígameunacosa,Fisher:¿aquévienetantaironía?

—Bueno,digamosqueestoyalgocansado—dijoFisher—de tantaVidaSencillaytantaVidaEstresantetalycomolavivenlosintegrantesdenuestropequeño grupo. En realidad todos nosotros dependemos de casi todo, perotodos montamos nuestro numerito particular con esa historia de que somosindependientesenestooenaquello.ElpropioPrimerMinistroseenorgullecedeconducirsinnecesidaddechófer,peroes incapazdeprescindirdel típicomanitasque learregle todos losdetalles,por loqueelpobreyviejoBunkertienequeestar siempredesempeñandoelpapeldeunauténticogenio,papelparaelcualsabeDiosquenuncafuedestinado.Elduquesesienteorgullosopornoprecisardeunayudadecámarapero,contodo,siempretienequedarlea todo elmundo unmontón demalditos problemas a la hora de reunir unacolecciónderopasviejastanextraordinariacomolaquegustadevestir.DalaimpresióndehaberlasbuscadoenelMuseoBritánicoodesenterrandotumbas.Sóloparaencontraresesombreroblancoquellevadebedehaberorganizado

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una especie de expedición como las que se envían al Polo Norte. Y aquítenemosalviejoHookfingiendoqueseabastecedesupropiopescadocuandoen realidad es incapaz de procurarse los cubiertos con los que comérselo.Puede que resulte un tipo sencillo con respecto a cuestiones corrientes talescomo la comida, pero puede usted apostar a que se entrega con gusto a loslujos, en especial en lo que respecta a las cosas más insignificantes. No leincluyoaustedentodoestoporqueustedhatrabajadodemasiadoduroenestavidacomoparadivertirsejugandoahacerquetrabaja.

—Avecescreo—dijoHarker—queescondeustedunhorriblesecretoqueenocasionespodríaresultarnosatodosdegranutilidad.¿HavenidoustedaquíparaveranuestroflamantePrimerMinistroantesdesuviajeaBirmingham?

HorneFishercontestóenvozbaja:

—Sí,yesperotenerlasuertesuficientecomoparaencontrarloantesdelacena.TienequeverseconSirIsaacparatratarconélalgunaqueotracuestiónalgomástarde.

—¡Vaya!—exclamoHarker—.SirIsaachaterminadodepescar.Dicendeélqueseenorgullecedelevantarsealamaneceryacostarsecuandoanochece.

El anciano que se hallaba en la isla se había puesto en pie. Cuando sevolvió,dejóalavistaunamatadebarbagrisyunrostrodefaccionesbastantemenudas y hundidas, pero también unas cejas de aspecto feroz y unos ojosirascibles y penetrantes. Con sus aparejos de pesca cuidadosamentedispuestos,emprendióelcaminodevueltaatierrafirmeatravesandoelpuentequeformabanunascuantaslosasdepiedraqueasomaban,algomásallá,porentre las aguas poco profundas del río.Al llegar allí giró bruscamente y seencaminó hacia sus invitados dirigiéndoles un amistoso saludo de cortesía.Había varios peces en su cesta, lo cual parecía ser el motivo de que seencontrasedetanbuenhumor.

—Sí—dijoagradeciendolacortésexpresióndesorpresadeFisher—.Melevanto antes que ninguna otra persona de la casa, según creo. A quienmadrugaDiosleayuda.Yyasabeustedqueelpájaroquemásmadrugaeselquesueleatraparalgusano.

—Pordesgracia—dijoHarker—,eselpezquemásmadrugaelqueatrapaalgusano.

—Pero afortunadamente es el hombre quemásmadruga quien atrapa alpez—replicóelviejoconciertabrusquedad.

—Porloqueheoído,SirIsaac,esustedtambiénelúltimoenacostarse—seinterpusoFisher—.Debedeconformarseustedconmuypocosueño.

—Nuncahegozadodemucho tiempoparadormir—contestóHook—,y

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esta noche, de todas formas, tendré que acostarme el último. El PrimerMinistromehadichoquedeseacharlarunrato.Asíque, teniendoencuentatodoeso,creoqueharíamosmejoreniravestirnosparalacena.

Aquelatardecer,lacenatranscurriósinunasolapalabradepolíticaypocomásquelasfórmulasderigor.ElPrimerMinistro,LordMerivale,unhombrealtoydelgadodecabellorizadoygris,adoptóparaconsuanfitriónunaseriacortesíaenrelaciónconsuéxitocomopescadoryconladestrezaypacienciaquehabíademostradodurantetodoaqueldía.Laconversaciónfluyócomolasaguaspocoprofundasdelarroyoalatravesarlaslosasdepiedradelpuente.

—Sinlugaradudas,serequierepacienciaparaacecharalospeces—dijoSir Isaac—. Y también destreza para atraparlos. Pero por lo general suelotener,antetodo,muchasuerteconellos.

—¿Alguna vez le ha roto un pez el sedal y, a continuación, se le haescapado?—preguntóelpolíticoconrespetuosointerés.

—No, debido al tipo de sedal que utilizo —respondió Hook pleno desatisfacción—.Por algomehe especializado en aparejos.De tener el pez lafuerzasuficientepararomperlo, latendríatambiénparaarrastrarmeconélalrío.

—Unagranpérdidapara la sociedad—dijo elPrimerMinistro haciendounareverencia.

Fisher,quienhabíaestadoescuchandotodasestasbanalidadesmientraslaimpaciencialereconcomíapordentroalaesperadesupropiaoportunidad,sepuso en pie de un salto con una presteza que rara vezmostraba cuando suanfitrión se levantó. Se las compuso para dirigirse en un aparte a LordMerivaleantesdequeSirIsaacselollevaseconsigoparamantenerunaúltimaentrevista. Tenía tan sólo unas pocas palabras que dirigirle, pero no queríadejarpasarlaoportunidaddedecírselas.

MientrasleabríalapuertaalPrimerMinistro,ledijoaésteenvozbaja:

—He visto a Montmirail. Me ha dicho que a menos que elevemos deinmediatounaprotestaafavordeDinamarca,Sueciaseharáconelpoderdelospuertos.

LordMerivaleasintióconlacabeza.

—PrecisamenteahoravoyaoírloqueHooktienequedecirconrespectoaeso—dijo.

—Meimagino—dijoFisherconsonrisadesvaída—quenocabelamenordudaacercadeloquevaadecir.

Merivale no respondió, sino que se dirigió con paso desganado pero

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majestuoso hacia la biblioteca, a cuyo interior su anfitrión le había yaprecedido.Elrestodelospresentesenfilódespreocupadamenteelcaminoqueconducía a la sala de billares mientras Fisher se limitaba a observarle alabogado:

—Notardaránmucho.Todossabemosquelosdosestánprácticamentedeacuerdo.

—HookapoyacompletamentealPrimerMinistro—asintióHarker.

—O el Primer Ministro apoya completamente a Hook —apuntó HorneFisher,dicholocualcomenzóagolpearperezosamentelasbolasdelamesadebillar.

Siguiendo su reprochable costumbre, Horne Fisher bajó a la mañanasiguientetarde,sinningunaprisaydandoevidentesmuestrasdeunatotalfaltade deseos de atrapar gusanos. En cuanto al resto de los invitados, éstosparecíansentirelmismodesinterés,porloque,unotrasotro,conformeseibanlevantando,habíanidosirviéndoseeldesayunotomándolodirectamentedeladespensadurantelashoraspreviasalacomida.Fue,portanto,nomuchomástardecuandorecibieronlaprimerasorpresadeaquelextrañodía.Llegóenlaformadeunjovendecabelloclaroyexpresióningenuaqueaparecióremandoríoabajoyacabópisando tierraenelembarcadero.Se trataba,enefecto,denadamenosqueHaroldMarch,elperiodistaamigodeMr.Fisher,cuyoviajehabía comenzado muy lejos río arriba durante las primeras horas de aquelmismodía.Llegóentradayalatarde,trashaberrealizadounasolaparadaparaeltéenunpuebloaorillasdelrío,razónporlacualleasomabaporelbolsillounperiódicovespertinodecolorrosado.Sinllegarasospecharlo,cayósobreel jardín situado junto al río como un tranquilo y bien educado rayo detormenta.

Elprimerintercambiodesaludosypresentacionesfuedelomáscorriente,consistiendo principalmente en una inevitable reiteración de excusas por laausenciadelexcéntricoanfitrión.Naturalmente,habíavueltoairdepescaynoseledebíamolestarhastalahoraindicadaaunqueestuvierasentadoauntirodepiedradedondeellossehallaban.

—Debe usted comprender que es su único pasatiempo—dijo Harker amaneradedisculpa—.Y,despuésdetodo,estáensupropiacasa.Noobstante,resultaunapersonamuyhospitalariaenotrosaspectos.

—Mucho me temo —dijo Fisher en voz más baja— que se estáconvirtiendomásenunamaníaqueenunpasatiempo.Sémuybienquéesloque ocurre cuando un hombre de su edad comienza a coleccionar cosas,aunquesóloseanesoshediondospececillosdelrío.QuizárecuerdenustedesaltíodeTalbotysuspalillosdedientes,oalpobreyviejoBuzzyysusrestosde

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ceniza de puro. Hook ha llegado a hacer una buena cantidad de cosasimportantes en su época, como el papel que desempeñó en la industriamadereradeSueciaoenlaconferenciadepazdeChicago,perodudomuchoqueahoraseinteresemásencualquieradeesasgrandescuestionesdeloqueseinteresaenesospececillos.

—Oh,vamos,vamos—protestóelFiscaldelaCorona—.VaustedahacerqueMr.March piense que ha venido a visitar a un chalado. Créame amí:Hooklohacesólopordiversión,comopodríapracticarcualquierotrodeporte.Lo que ocurre es que es de los que se divierten de una manera más bienlamentable. Pero apuesto cualquier cosa a que si de pronto apareciesennoticias de importancia relacionadas con el pescado o con los buques de laflota,almomentodejaríaaunladosudiversión.

—Pues a mí me sorprendería mucho que así fuese—dijo Horne Fishermirandodemanerasoñolientahacialaisladelrío.

—A propósito, ¿qué noticias hay por ahí? —preguntó Harker a HaroldMarch—.Veoquellevaustedunperiódicoencima,unodeesospanfletosdelatardetanemprendedoresquesiempresalenporlamañana.

—ApareceelcomienzodeldiscursodeLordMerivaleenBirmingham—contestóMarchentregándoleelperiódico—.Noesmásqueunpárrafo,peroamímeparecebastantebueno.

Harker tomó el periódico, lo agitó y lo dobló paramirar las noticias deúltimahora.Setrataba,talycomoMarchhabíadicho,detansólounpárrafo,pero un párrafo que resultó tener un efecto muy peculiar sobre Sir JohnHarker. Su arrugado ceño se elevó con un gesto de sorpresa y sus ojosparpadearon, quedando por un momento su poderosa mandíbulacompletamentedesencajada, locual,enaquelmomento,ydealgunaextrañamanera,lehizoparecermuyviejo.Luego,recobrandolafuerzahabitualdesuvozy pasándole el periódico aFisher sin acusar elmásmínimo temblor, selimitóadecir:

—Muy bien, aquí tenemos una oportunidad para esa apuesta de la quehablábamos.Aquí tieneusted sugrannoticia capazdeapartar alviejode lapesca.

Horne Fishermiró el periódico, tras lo cual un cambio pareció tambiéntener lugar sobre sus más lánguidas y menos expresivas facciones. Aquelbrevepárrafoibaprecedidopordosotresgrandestitulares.Enellos,susojosleyeron:«¡SensacionalAdvertenciaaSuecia!»y«¡Protestaremos!».

—¿Quédemonios…?—dijo, tras locualsuspalabras fueronapagándosehastallegarprimeroaunmurmulloyluegoaunsilbido.

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—Tenemos que decírselo cuanto antes al viejo Hook o nunca nos loperdonará —dijo Harker—. Probablemente querrá ver al Primer Ministroenseguida,aunquepuedequeyaseademasiado tarde.Voya iraverleahoramismo.Apuestoloqueseaaque,deunauotramanera,estoleharáolvidarsuspeces.

Y, dandomedia vuelta, comenzó a recorrer a toda prisa la distancia queconducía,alolargodelamargendelrío,hastaelcaminodelosasdepiedra.March, mudo de asombro debido a los efectos que había producido aquelperiódico,sevolvióhaciaFisher.

—¿Quésignificatodoesto?—exclamó—.Siempresupusequepodríamosprotestarendefensadelospuertosdanesestantoporelbiendeelloscomoporelnuestropropio.¿QuédemoniosestodoesoacercadeSirIsaacyelrestodeustedes?Nocreeránacasoquesetratademalasnoticias,¿verdad?

—¡Malasnoticias!—repitióFisher,conunaespeciedesuaveénfasismásalládetodadescripción.

—¿Realmentesontanmalasnoticias?—preguntósuamigoporfin.

—¡Tan malas noticias!—repitió Fisher—. ¡Pero, hombre! ¡Son todo lobuenasquepodíanllegaraser!Songrandesnoticias.Songloriosasnoticias.Ylomejordeellasesquenoshancogidoatodosporsorpresa.Esadmirable.Esinestimable.Esverdaderamenteincreíble.

Mirónuevamenteendirecciónaloscoloresgrisesyverdesdelaislayelrío hasta que aquella mirada suya tan melancólica se fue trasladandolentamentehastalossetosylasparcelasdecésped.

—Tuvelasensacióndequeestejardíneracomounaespeciedesueño—dijo—.Ysupongoqueenrealidaddebodeestarsoñando.Perolociertoesquehay hierba que crece y aguas que corren, y que algo que había dado porimposiblehasucedido.

Altiempoquehablaba,laoscurafiguracargadadeespaldasqueparecíaunbuitreseasomóporlaaberturadelsetoquehabíajustoalladodeellos.

—Haganadoustedsuapuesta—dijoHarkerconunavozquesonócasitanásperacomoungraznido—.Eseviejochaladonoseinteresapornadaquenosea la pesca. No sólo me ha soltado unas cuantas palabrotas sino que hallegadoadecirmequenoquiereoírniunasolapalabradepolítica.

—Así supuse que sería—dijo Fisher con modestia—. ¿Qué va usted ahacerahora?

—A pesar de todo, voy a utilizar el teléfono de ese viejo chiflado —contestó el abogado—. Tengo que averiguar qué es lo que ha ocurridoexactamente.MañanamismotengoquehablarennombredelGobierno.

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Dichoesto,sealejóapresuradamentehacialacasa.

Enelsilencioquesiguiódespués,unsilenciodelomásdesconcertanteporlo que a March concernía, pudieron ver la pintoresca figura del Duque deWestmoreland, con su sombrero blancoy sus patillas, aproximarse a ellos atravésdeljardín.Instantáneamente,Fisherechóaandarasuencuentroconelperiódicodecolorrosaenlamanomientrasseñalabaconunaspocaspalabrasel apocalíptico párrafo. El duque, quien había ido caminando despacio, sequedócompletamenteinmóvilydurantealgunossegundosparecióunmaniquímirandolacalledesdeelescaparatedealgunatiendapasadademoda.LuegoMarchpudooírsuvoz,quelellegóaltaycasihistérica.

—Pero él tiene que comprenderlo. Tiene que entrar en razón.No puedehabérseleexpuestolacuestióncorrectamente.

Yluego,trasrecobrarhastaciertopuntolafuerzaeinclusolapomposidaddesuvoz,añadió:

—Iréyomismoadecírselo.

Deentrelosextrañosincidentesdeaquellatarde,Marchrecordaríasiemprealgocasicómicoenlanítidaimagendeaquelancianocaballerotocadoconsuextraordinariosombreroblancosaltandocongrancuidadodeunapiedraaotraa través del río como si se encontrase cruzando por entre el tráfico dePiccadilly. Luego, cuando el hombre desapareció tras los árboles de la isla,March y Fisher se volvieron para ir a reunirse con el Fiscal de la Corona,quiensalíaenesemomentodelacasaconunsemblanteenelquepodíaleerseunainquebrantableconfianzaensímismo.

—Todo el mundo anda diciendo —dijo— que el Primer Ministro harealizado el discurso más grandioso de toda su vida. Hubo sonoras yprolongadasovaciones.Todos,desde los financierosmáscorruptoshasta losmás heroicos campesinos, coinciden. Nunca volveremos a abandonar aDinamarcaasusuerte.

Fisher asintió con la cabezay sevolvió endirecciónal caminode sirga,pordondevioalduqueregresarconunaexpresióndeprofundodesconciertodibujadaenelrostro.Enrespuestaalaspreguntasqueseledirigieron,aquéldijoenuntonoroncoyconfidencial:

—Creosinceramentequenuestropobreamigonoeselmismodesiempre.Se negó a escucharme. Llegó a…, bueno…, sugerir que podía asustar a lospeces.

Unoídofinohubierapodidollegarapercibirciertomurmullorelativoaunsombrero blanco que brotó de los labios deMr. Fisher. No obstante, dichomurmulloresultóahogadocasiporcompletocuandoSirJohnHarkerexclamó

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condecisión:

—¡Fisher tenía toda la razón delmundo! ¡Y pensar que yome resistí acreerle!Peroparece estarbastante claroque el viejo se encuentra, almenosporahora,obsesionadoconestamaníasuyadelapesca.Sileprendieranfuegoalacasaasusespaldas,seríacapazdenomoverniunsolomúsculohastaquesepusieraelsol.

Fisher, quien había proseguido su paseo hasta llegar a la parte másresguardada del camino de sirga, dirigió en aquelmomento su penetrante yescrutadoramirada no hacia la isla sino hacia las lejanas cumbres boscosasque formaban las paredes del valle. El cielo de un atardecer tan despejadocomoeldeldíaanteriorseibaasentandosobretodoaquelsombríopaisaje,sibien hacia el oeste comenzaban ya a predominar los colores rojos sobre losdorados.Apenasseoíaotracosaquelamonótonamúsicadelrío.Luegollegóel sonido de una exclamación medio ahogada procedente de Horne Fisher,razónporlacualHaroldMarchmirómaravilladoasuamigo.

—Hablóusteddemalasnoticias—dijoFisher—.Muybien,aquítenemosahoranoticiasverdaderamentemalas.Metemoquesetratadeunasuntomuyfeo.

—¿Aquémalasnoticiasserefiereusted?—preguntósuamigo,conscientedequehabíaalgoextrañoysiniestroeneltonodesuvoz.

—Aqueelsolsehapuesto—contestóFisher.

Tras decir esto, continuó hablando con el aire de quien es consciente dehaberdichoalgofatal:

—Tenemos que conseguir que le hable alguien a quien él realmenteescuche.Puedequeestéloco,perohaymétodoensulocura.Casisiemprehaymétodoenlalocura.Enrealidad,sermetódicoesloquehacequeloshombresenloquezcandeverdad.Yélnuncapermaneceallísentadodespuésdeponerseelsol,unavezquetodohaempezadoaponerseoscuro.¿Dóndeseencuentrasusobrino?Creoqueéltieneverdaderadevociónporsusobrino.

—¡Miren!—gritóMarchderepente—.¡Vaya!Ahoramismoapareceporallí.Yvieneprecisamenteenestadirección.

Almirarunavezmásríoarriba,pudieronver,oscuracontralosreflejosdelatardecer, la figurade JamesBullen saltandodepiedra enpiedrademaneratorpe y precipitada, llegando en una ocasión a resbalar sobre una piedra yhaciendosaltarunligerochapoteo.Cuandosereunióconelgrupoenlaorilla,surostrooliváceoestabaanormalmentepálido.

Los otros cuatro hombres, quienes ya se habían agrupado en el mismositio,lefueronllamandocasisimultáneamente.

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—¿Quédiceahora?

—Nada.Nodice…nada.

Fishermirófijamentealjovenduranteunmomento.Luego,dejandoaunlado todasupereza,y trashacerleaMarchunaseñalapremiándoleaque lesiguiera,descendióagrandeszancadashastaelríoylocruzó.Unosinstantesmás tarde ambos se hallaron en el pequeño camino que, partiendo de allí,rodeaba la isla boscosa hasta llegar al extremo opuesto, donde se hallabasentado el pescador. Al llegar allí se pararon y se quedaron mirándolo sinpronunciarunasolapalabra.

Sir Isaac Hook aún permanecía sentado y recostado contra el tocón delárbol.Yasícontinuabadebidoalamáspoderosadetodaslasrazones.Unretaldesupropioeirrompiblesedalsehallabaapretadoyenroscado,conunadoblevuelta, alrededor de su garganta, y con otras dos vueltasmás, alrededor deltocón de madera que le servía de apoyo a su espalda. El investigador seabalanzóhaciaadelanteytocólamanodelpescador.Estabatanfríacomoelcuerpodeunpez.

—Definitivamente,elsolsehapuesto—dijoHorneFisherempleandoelmismotonoterrible—.Yélnuncalovolveráaveraparecer.

Diezminutosmástardeloscincohombres,conmocionadosporsemejantetragedia, se encontraron de nuevo reunidos en el jardín. Durante un rato,permanecieron mirándose los unos a los otros con rostros pálidos perovigilantes. Finalmente el abogado, que parecía ser el más alerta de todo elgrupo,sedecidióahablar,sibiensuspalabrassonaronalgobruscas.

—Debemosdejarelcuerpotalycomoestáytelefonearalapolicía—dijo—.Creoquemipropiaautoridadserásuficientepararegistraraloscriadosyrevisar los papeles de nuestro desafortunado amigo para ver si encontramosalgoquelosimplique.Niquedecirtienequeningunodeustedes,caballeros,debeabandonarestelugar.

Quizá hubiese algo en aquella manera suya tan rápida y rigurosamentelegal de afrontar la situación que sugiriese la inminencia de alguna red otrampa. Sea como fuere, el joven Bullen se derrumbó de repente o, mejordicho,reventódespuésdeestartantotiemporeprimiendosuemoción.Suvozsonócomounaexplosiónportodoelsilenciosojardín.

—¡Yonisiquieralehetocado!—gritó—.¡Lesjuroquenohetenidonadaqueverenlosucedido!

—¿Quiénhadichoquetuvieraustedalgoquever?—preguntóHarkerconunaseveramirada—.¿Porquésejustificaustedantesdeseracusadodenada?

—Porque todos ustedes memiran como si lo hiciesen—gritó el joven,

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furioso—.¿Secreenacasoquenoséquenohacenmásquechismorrearacercademismalditasdeudasymisesperanzasdeheredar?

Para sorpresa de March, Fisher se había apartado de este primerenfrentamientollevándoseconsigoalduqueaotrapartedeljardín.Cuandoseencontrófueradelalcancedeloídodelosdemás,ledijoaésteconunacuriosasencillez:

—Westmoreland,voyairdirectoalgrano.

—¿Ybien?—dijoelotromirándoloconaireimperturbable.

—Ustedteníaunmotivoparamatarlo—dijoFisher.

Elduquecontinuómirándolofijamente,sibienparecíaincapazdearticularpalabra.

—Espero que tuviese un motivo para matarlo —prosiguió Fisher mássuavemente—. Como usted comprenderá, se trata de una situación bastantecuriosa.Sihubiesetenidoustedunmotivoparamatarlo,probablementenolohubiera hecho. Pero en el caso de no haber tenido motivo alguno, bueno,entoncesustedquizálohubieramatado.

—¿De qué demonios está usted hablando? —preguntó el duque conviolencia.

—Es muy sencillo —dijo Fisher—. Cuando usted se le acercó, él sehallabao vivoomuerto. Si se encontrabavivo, hubiese sidoustedquien lohubiesematado.Sino,¿porquéhabríausteddemantenerlabocacerradaynodecir que estaba muerto? Y en caso de estar él muerto, al tener usted unmotivoparadesearmatarlo,nodijoustedniunasolapalabraportemoraseracusado.

Luego,trasunsilencio,añadiódistraídamente:

—Chipreesunhermosolugar,segúntengoentendido.Paisajesrománticosygenteromántica.Debedeserunpaíssumamenteembriagadorparaunjoven.

Derepente,elduqueapretólospuñosydijoconunhilodevoz:

—Muybien.Yoteníaunmotivo.

—Entoncesyaséqueno tengodequépreocuparmeconrespectoausted—dijo Fisher extendiendo la mano con una enorme expresión de alivio—.Estabacasisegurodequeenrealidadustednolohabíahecho.Sellevóustedunbuensustocuandoseloencontrómuerto,comoesnatural.Comosifueseunmalsueñohechorealidad,¿noescierto?

Mientrasestacuriosaconversaciónteníalugar,Harkerhabíaentradoenlacasasinhacerelmenorcasodelasmanifestacionesdelmalhumoradosobrino,

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regresando al poco tiempo con expresión más animada y con un fajo depapelesenunamano.

—Hetelefoneadoalapolicía—dijodeteniéndoseparahablarleaFisher—,aunquecreoqueyahehechoporelloslamayorpartedeltrabajo.Creoqueyahedescubiertolaverdad.Hayaquíunpapelque…

Se detuvo al darse cuenta de que Fisher lo miraba con una singularexpresión.FueentoncesFisherquienhabló:

—Yhay también algunos papeles que no están ahí,me imagino.Quierodecir,queyanoestánahí.

Ytrashacerunapausaañadió:

—Pongamos las cartas sobre la mesa. Al registrar usted los papeles delmuertocontantaprisa,Harker,¿nobuscabaustedalgo…paraasegurarsedequemástardenopudieraserencontradopornadie?

Harkernomovióunsolocabellorojodesureciacabeza,peromiróalosdemásporelrabillodelojo.

—Ysupongo—añadióFishercontranquilidad—queésaeslarazónporlacualnosmintióustedsobreelhechodehaberencontradoaHookvivo.Ustedsabíaquehabía algoquedemostrabaqueustedpodíahaber sido suasesino.Poresonoseatrevióadecirnosquelehabíanmatado.Perocréame:resultarámuchomejorparaustedahoraquesemuestresinceroconmigo.

Elmacilento rostro deHarker se encendió súbitamente como alumbradoporunfuegoinfernal.

—¡Sincero! —gritó—. ¡Ser sincero es algo que no casa mucho conninguno de ustedes! Todos ustedes, que han nacido en cunas de oro, sededicanairporahípavoneándose,comodotadosdeunavirtudimperecedera,dequenuncahantenidoensumanonadaqueperteneciesealosdemás.Peroyo,quenacíenunahumildecasadehuéspedesdePimlico,tuvequebuscarmelavidapormímismo,yseríafalsodecirquealgunavezperjudiquéenlomásmínimoaunasolapersonahonrada.Yapesardetodo,cuandounluchadorsetambalea ligeramente sobre la cuerdamientras aún es joven y se encuentrainmersoenlosescalafonesmásbajosdelaley,loscualesson,porcierto,delomás sórdido, siempre aparece algúnviejovampiroque se engancha a uno acausadeelloysededicaachuparlelasangreduranteelrestodesuvida.

—SerefiereustedaaquelasuntodelasGolcondasdeGuatemala,¿noesasí?—dijoFisherconungestocomprensivo.

Harkerseestremeciórepentinamente.Luegodijo:

—Creoquelosabeustedtodo.ComosifueseDiosTodopoderoso.

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—Yosédemasiado—dijoHorneFisher—.Incluidoslosgrandeserrores.

Losotrostreshombresseibanaproximandoaellos,peroantesdequesehallasendemasiadocercaHarkerdijoconunavozquehabíarecobradoyatodasufirmeza:

—Sí.Destruí,enefecto,unpapel.Peroencontrétambiénotroquecreoqueprobarálainocenciadetodosnosotros.

—Muy bien —dijo Fisher en un tono más alto y alegre—. Entoncessaquémosleprovechotodos.

—SobrelospapelesdeSirIsaac—explicóHarker—habíaunacartallenadeamenazasfirmadaporalguienllamadoHugo.Enellaseamenazaconmataranuestrodesafortunadoamigodemaneramuysimilaralaquefinalmenteleha dado muerte. Es una carta despiadada, llena de insultos, como puedencomprobarustedesmismos,perohaciendohincapiéenlacostumbredelpobreHookdepescarenlaisla.Llamalaatenciónelhechodequeelhombredeclaraqueestáescribiendoenunbotede remos.Ypuestoquenosotros fuimos losúnicosquenosacercamosaélportierrafirme—añadiósonriendodemanerabastanteinquietante—,elcrimendebedehabersidocometidoporunhombrequepasabaporallíenbote.

—¡Diosmío!—exclamóelduqueconalgoparecidoaunagranexcitación—.Recuerdomuybienaese talHugo.EraunaespeciedeguardaespaldasocriadodeconfianzadeSirIsaac.¿Noloentienden?SirIsaacteníamiedodeseratacado.Noera,porasídecirlo,muypopularenciertoscírculos.Hugofuedespedido tras algún oscuro escándalo, pero aún puedo recordarlo bien.Erahúngaro,muyalto,conunosgrandesbigotesquelesobresalíanaambosladosdelacara…

UnapuertaseabrióenmediodelaoscuridadquereinabaenlamemoriadeHaroldMarch(o,parahablarconmayorpropiedad,ensuolvido)paramostrarunluminosopaisajesemejantealdeunsueñoperdido.Setratabamásbiendeun paisaje acuático que de uno terrestre: un cuadro compuesto por pradosinundados, árbolesbajosy la arcadaoscuradeunpuente.Yporun instantepudovernuevamenteaaquelhombredebigotes tanlargosqueparecíandososcuroscuernossaltarhastaelpuenteparaluegodesaparecer.

—¡SantoCielo!—gritó—.¡Perosiresultaqueyomismomecrucéconelasesinoestamañana!

Apesarde todo loocurrido,HorneFisheryHaroldMarchaúnpudierondisfrutardeunmerecidodíadedescansoenelrío.Comointegrantesdeaquelpequeñogrupo,que, por cierto, sehabíadisueltonadamás llegar lapolicía,lograron que el oportuno testimonio de March los dejase fuera de todasospecha,conloquesecerróelcasoencontradelhombrellamadoHugo.El

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queaquelhúngarofugitivollegaseonoasercapturadoporlapolicíaeraalgoqueaHorneFisherseleantojabaaltamentedudoso,sibientampocosepodíadecirdeélquehubiesevolcadotodassusendemoniadasdotesdetectivescasenelasunto,yaqueselimitóarecostarsecontralosalmohadonesdelfondodelbotemientras fumabayobservabaelbalanceode los juncos conformeéstosibanpasandoyquedandoatrás.

—Fueunagranidealodesaltaralpuente—dijo—.Unbotevacíoquieredecir poca cosa. Y en cuanto al hombre, nadie lo ha visto desembarcar enninguna de las dos riberas del río y, además, ha logrado esfumarse por elpuente sin haber llegado hasta él por tierra, por así decirlo. Si a todo estoañadimos que lleva veinticuatro horas de ventaja, que sus bigotesdesaparecerányque luegoél tambiéndesaparecerá, creoquepodemos tenertodasnuestrasesperanzaspuestasenqueacabaráescapando.

—¿Esperanzas?—repitióMarchdejandoderemarduranteuninstante.

—Sí, esperanzas —repitió el otro—. Para empezar, ningún deseo devenganzaalestilosicilianovaaconsumirmepordentroporelsimplehechodequealguienhayamatadoaHook.Quizáaestasalturasyasehayadadoustedcuenta de qué clase de tipo era Hook. Ese sencillo y enérgico magnateindustrial hecho a sí mismo no era más que un maldito chantajista y unchupador de sangre ajena. Se hallaba en poder de secretos que atentabancontracasitodoelmundo.UnocontraelpobreyviejoWestmorelandreferenteaunmatrimoniocontraídoporelduqueenChipre,siendoésteaúnmuyjoven,quepodríahaberpuestoaladuquesaenunasituacióndelomásembarazosa.YtambiénunocontraHarkeracercadealgunaapuestarealizadaconeldinerodealgúnclientesuyocuandonoeramásqueunabogadonovato.Ésa,desdeluego,eslarazónporlacualperdieronlosnervioscuandoencontraronaHookasesinado. Tuvieron la sensación de haberlo hecho ellosmismos en sueños.Pero, no obstante, debo admitir que tengo otra razón para no desear quecuelguenanuestroamigohúngaroporasesinato.

—¿Ycuálesesarazón?—preguntósuamigo.

—Pues,simplemente,queélnocometióelasesinato—contestóFisher.

HaroldMarchpusoaunladolosremosydejóqueelbotemarchasea laderivaduranteunmomento.

—¿Quierequeleconfieseunacosa?Unapartedemíestabaesperandooíralgoasí—dijo—.Resultababastanteincongruente,perosenotabapresenteenlaatmósferacomosepresienteuntruenoenelaire.

—Todo lo contrario. Es el hecho de encontrar a Hugo culpable lo queresulta incongruente—contestó Fisher—. ¿No se da usted cuenta de que lecondenanporlaúnicarazónporlaqueabsuelvenatodoslosdemás?Harkery

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WestmorelandguardaronsilencioporquehabíanencontradoaHookmuertoysabíanquehabíadocumentosquelosharíanaparecercomolosasesinos.Muybien,puestambiénHugoloencontrómuertoytambiénHugosabíaquehabíaun documento que lo haría aparecer como el asesino. Él mismo lo habíaescritoeldíaanterior.

—Pero en ese caso —dijo March frunciendo el ceño—, ¿a quéintempestiva hora de lamañana se cometió realmente el asesinato? Apenasempezabaaclarearcuandomeencontréaaquelhombreenelpuente,yéstequedaaunaconsiderabledistanciadelaislaríoarriba.

—La respuesta es muy sencilla —contestó Fisher—. El crimen no secometióporlamañana.Enrealidad,nisiquierafuecometidoenlaisla.

March miró a las relucientes aguas sin contestar, pero Fisher continuócomosilehubiesenformuladounapregunta.

—El que un asesino sea considerado inteligente lleva aparejada lacapacidad de saber aprovecharse de cualquier detalle poco común paraconvertirloenunasituacióndelomáscorriente.Enestecasoeldetalleeralamanía del viejo Hook de ser el primero en levantarse cada mañana, suimperturbable rutinacomopescadorysu insistenciaennosermolestado.Elasesinoloestrangulóensupropiacasadespuésdelacenadelanocheanterior,transportó su cadáver, junto con todos sus aparejos de pesca, a través delarroyoaaltashorasde lanoche, loatóaaquel tocóndeárboly lodejóallíbajo lasestrellas.Fueunhombremuertoquienestuvopescandoallídurantetodoeldía.Luegoelasesinoregresóa lacasa,omejordichoalgaraje,ysemarchódeallíensuautomóvil.Puesresultaunhechociertoquealasesinolegustaconducirsupropioautomóvil.

Fishermirósignificativamenteasuamigoalosojosycontinuó:

—Pareceustedhorrorizado.Ynoesdeextrañar,puessetratadeunasuntoverdaderamentehorrible.Perotambiénotrascosasresultanhorribles.Sialgúnindividuoanónimofueseperseguidoporunchantajistahastallegaralextremodecondenarsuvidafamiliaralamásabsolutaruina,ustednuncapensaríaqueel asesinato de su perseguidor fuese el más imperdonable de todos loscrímenes.¿Esporellopeorcuandoaquienseliberaesatodaunagrannaciónenvezdeaunasolafamilia?

»PormediodeestaadvertenciaaSueciaprobablementeevitemoslaguerraenvezdeprecipitarla,conloquesalvaremosmuchosmilesdevidasbastantemásvaliosasqueladeesavíbora.Oh,no,noestoyfilosofandonijustificandorealmentelosucedido,peropermítamedecirlequelaclasedeesclavitudquelessometíatantoaélcomoasupaíseramilvecesmenosjustificable.Siyofueseunhombreverdaderamente inteligente, lohubieraadivinado todonada

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másversuastutayletalsonrisadurantelacenadelapasadanoche.¿RecuerdaustedquelehecontadolaestúpidacharlaquemantuvimosentoncesacercadecómoelviejoIsaacerasiemprecapazdejugarconlospeces?Enunsentidobastantemacabrodelaexpresión,éleraunpescadordehombres.

HaroldMarchtomólosremosycomenzóaremardenuevo.

—Lo recuerdo—dijo—. Y también recuerdo que un pez grande puedellegararomperelsedalyacabarescapándose.

VII.ELTONTODELAFAMILIA

TantoHaroldMarchcomo lospocosquecultivaban laamistaddeHorneFisher, ymuy especialmente los que le trataban con asiduidad dentro de supropiocírculo,notabanunaciertasoledadenlasrelacionessocialesdedichopersonaje.Aunquesiempreparecíaencontrarserodeadodeparientes,nuncaloveíanencompañíadesufamiliamásdirecta.Claroquequizásresultasemásacertadodecirqueveían,sinsaberlo,amuchosdelosmiembrosdesufamiliaperonielmenorresquiciodelambientequenosotrossolemosllamarfamiliar.

Con sus primos y demás parientes, quienes se ramificaban de maneralaberínticaalolargoyanchodelaclasegobernantedeGranBretaña,HorneFisher parecíamantener unas buenas, o cuandomenos cordiales, relaciones.Elloeradebido,principalmente,aquenuestrohombredestacabaporlacuriosafacultaddeposeertodaclasedeconocimientosacercadecualquiermateriaporextrañaqueéstafuese,detalmaneraqueavecesunopodíallegarapensarquesusvastosconocimientos,aligualqueocurríaconsudescoloridobigoterubioysuspálidasylánguidasfacciones,poseíanlafabulosacapacidaddeadaptarseasuentornoconlamismafacilidadqueuncamaleón.Deunauotramanera,llegabasiempreacongeniarconembajadoresyministros,asícomocontodaslaspersonalidades responsablesdedepartamentos importantes,yaconversarcon cadaunode ellos tanto acercade su respectiva especialidadprofesionalcomotambiénsobrelaramadelsaberalaquesehallabanmáspersonalmenteconsagrados. Así, podía dialogar con el Ministro de la Guerra acerca degusanosdeseda,conelMinistrodeEducaciónsobrehistoriasdedetectives,conelMinistrodeTrabajo sobre los célebres esmaltesdeLimogesy conelMinistro de Orden y Progreso Moral (si es que tal nombre resulta el másapropiado) sobre las diferentes funciones benéficas que se habían venidorepresentandoporNavidadalolargodelascuatroúltimasdécadas.Ysiendoelprimerodeestoscaballerossuprimocarnal,elsegundounprimolejano,eltercero su cuñado y el cuarto su tío político, tal versatilidad a la hora deentablar conversación contribuía, en cierto sentido, a la creación de una

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familia feliz.A pesar de todo,March no encontraba por ningún lado en lasrelacionespersonalesdeHorneFisherlamenorseñaldelatípicacamaraderíay confianza que las personas de clase media están tan acostumbradas amantener con sus amistades y que es el verdadero germen de toda amistad,afecto y demás grandes valores en cualquier sociedad sana y estable.En suinteriornodejabadepreguntarsesiHorneFishernoseríaalavezhuérfanoehijoúnico.

Lecausó,portanto,unaenormesorpresalanoticiadequeFisherteníaunhermano,elcualeramuchomásprósperoypoderosoqueél,aunqueaduraspenas,segúnMarchllegóacreerposteriormente,pudieradecirsequesuvidafuese ni la mitad de fascinante que la de su hermano. Sir Henry HarlandFisher,cuyonombresolíairasociadoanumerosostítulosycondecoraciones,ostentaba un cargo en elMinisterio deAsuntosExteriores cuya importanciaparecía a todas lucesmayor aúnque la del propioministro.Aparentemente,aquello venía de familia, pues había un tercer hermano,Ashton Fisher, quevivía en la India y cuyo cargo tenía una mayor importancia que la que lecorrespondía al mismísimo gobernador de la colonia. Pero volviendo a SirHenryFisher,debedecirsequeésteeraunacopiafísicamentemáspesadaperotambiénmásagraciadadesuhermano.Lucíaunacalvaque,aunsiendoigualdegrandequeladelotro,sehallabatambiénmuchomáscuidada.Susmanerasresultabanmuy corteses pero también ligeramente condescendientes no sóloconrespectoaMarchsinoincluso,talycomoelpropioMarchhabíallegadoaimaginarse, tambiénconHorneFisher.Esteúltimo,quepor logeneral sabíaadelantarse a los pensamientos a medio formar de cuantos le rodeaban, sedignó aludir de pasada al tema en cierta ocasión en que ambos hombrespaseabanporBerkeleySquare.

—Perohombre,¿esqueacasonosabeusted—dijocongrantranquilidad—queenmicasayosoyeltontodelafamilia?

—Siesoescierto,entoncesdebedetratarsedeunafamiliamuyinteligente—dijoHaroldMarchconunasonrisa.

—Sehaexpresadoustedconunagranelegancia—respondióFisher—.Senota que es usted una persona instruida.Hombre, en realidad quizás resulteexageradodecirquesoyeltontodelafamilia,peropodríadecirseque,dentrodeella,yosoyelgranfracasado.

—Meresultaverdaderamenteextrañooíralgoasíprecisamentedeusted—observóelperiodista—.¿Puedesaberseenquéhafracasadousted?

—En política —contestó su amigo—. Fui elegido representante delParlamentocuandoeraaúnmuyjoven.Meeligieronporunagranmayoría,loque en sudía fue causademuchosvítores, aplausosypaseos triunfales portodalaciudad.Desdeentonceshastaahora,comoeradeesperar,misituación

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nohaestadomuyclara.

—Metemoquenocomprendoelsignificadodeese«comoeradeesperar»—contestóMarchriendo.

—Nomerecelapenacomprenderesapartedelahistoria—dijoFisher—.Pero en cambio, viejo amigo, la otra parte resulta sumamente extraña einteresante.Fue,asumanera,unaauténticahistoriademisterio,ademásdelaprimeraleccióndepolíticamodernaquerecibíenmivida.Silodesea,puedocontarleloquepasó.

Y lo que viene a continuación, aunque recogido omitiendo referenciaspersonalesyconmenosdiálogos,eslamismahistoriaqueFishercontóaqueldía.

NadiequeenaquellaépocagozasedelprivilegiodeconoceraSirHenryHarland Fisher podría llegar a creer que muchos años atrás se le habíaconocidosimplementecomo«Harry».Peroasíera.Cuandonoeramásqueunmuchachosolíallamárselededichamanera,yesaserenidaddelaquesiemprehabía hecho gala a lo largo de su vida y que se tornaba, en sus años demadurez, en un aire de gravedad, había sido una vez alegría. Sus amigoshubierandichodeélqueeratanserenoensumadurezprecisamenteporhabersidotanalocadodurantesujuventud.Susenemigos,porelcontrario,hubierandichoqueeratodavíaunapersonabrillanteperoquenuncavolveríaasertanalegre como había llegado a ser en cierta época. Pero en cualquier caso, lahistoria completa que Horne Fisher se disponía a contar arrancaba con elsucesoqueacabaríaconvirtiendoal jovenHarryFisherensecretarioprivadode Lord Saltoun.De ahí su posterior relación con elMinisterio deAsuntosExteriores,lacuallehabíallegado,porcierto,comounaespeciedelegadodepartedeSuSeñoríacuandoaquelgranhombrellegóaostentarensumomentoel poderque seoculta tras el trono.Noes éste el lugarmás apropiadoparaextenderse hablando de Saltoun, pues es poco lo que de él se sabe encomparaciónconlomuchoquemereceríalapenaquesesupiera.Bastedecirque Inglaterra ha tenido al menos tres o cuatro hombres de Estado cuyosnombreshanpermanecido,comoelsuyo,bajoestrictosecreto.Losgobiernosdirigidosporaristócratasproducendevezencuandoalgúnqueotroaristócrataque resulta ser alguien excepcional, un hombre de gran perspicacia y poderintelectual, una especie de Napoleón en la sombra. La mayor parte de suinmensalaborresultabasiempreinvisible,ymuypocodelorelacionadoconella se filtraba a su vida privada si exceptuamos un áspero y decididamentecínicosentidodelhumor.Yfue,porcierto,supresenciapuramentecasualenuna reunión familiar encasade losFisher, así comouna inesperadaopiniónquemanifestó, lo que convirtió en toda una aventura novelesca lo que bienpudohabersequedadoenunamerabromadesobremesa.

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Con la única excepción de Lord Saltoun, en aquelmomento aquélla erauna fiesta compuesta sólo por miembros de la familia Fisher, pues el otropersonajedistinguidoquehabía estadopresente sin llamarseFisher sehabíamarchadoalacabarlacenadejandoalrestodelosinvitadosentregadosasuscafés y sus puros. Se había tratado de una persona de cierta relevancia: unjoven de Cambridge llamado Eric Hughes, la nueva promesa del partidoreformista, partido éste con el que la familia Fisher, al igual que su amigoSaltoun,habíaestadodurantemucho tiempoformalmentecomprometida.LapersonalidaddeHugheshabíaquedadopuestademanifiestoclaramenteconelhecho de que se había pasado toda la cena hablando y dando evidentesmuestrasdeunagranelocuenciayunfuertepoderdeconvicción,sibien,nadamásterminaraquélla,sehabíadespedidoconelpretextodeacudiraunacita.Todo lo que hacía poseía una mezcla de ambición y euforia, por lo que,aunque no había probado el vino, las palabras habían llegado a embriagarloligeramente.PocodespuéssurostroyciertasdeclaracionessuyasapareceríanenlasprimeraspáginasdetodoslosperiódicosporhaberimpugnadoelescañoqueSirFrancisVernerteníaprácticamentereservadoparacuandoconcluyesenlaseleccionesqueestabanapuntodecelebrarsealoestedelpaís.Pero,porelmomento, todo el mundo hablaba del enérgico discurso que acababa depronunciarencontradelaaristocraciarural.InclusoenelcírculodelosFishertodos hablaban de ello.Bueno, todos excepto el propioHorneFisher, quienpermanecía sentado en un rincón inclinado sobre el fuego. En su mástempranamadurez,losmodalesquedespuésacabaríansiendopuralanguidezteníanunaaparienciamásbienhuraña.Preferíaenfrascarseysumergirseenlalectura de toda clase de libros y materias extraños. Poco partidario de lasaficionespolíticasdesufamilia,sufuturoseleantojabaasusmásallegadoscomoalgotodavíainciertoeindeterminado.

—Deberíamos estarle agradecidos a Hughes por aportar algo de sangrejovenalpartido—decíaAshtonFisher—.Estacampañacontralaaristocraciaterratenienteestásocavandoloscimientosdelademocraciaquereinaenestepaís.Su intentodeampliarelcontrolsobre lasdelegacionesdelgobiernoenlas provincias es ya prácticamente un proyecto de ley, por lo que podríadecirsequesupresencia sedejanotarenelGobierno inclusoantesdepasarporelParlamento.

—Eso es así porque una cosa es más fácil que la otra —dijo Harrydespreocupadamente—.Estoyabsolutamenteconvencidodequeunaristócrataterratenientesiempreresultaserunhuesomásduroderoerqueeldelegadodelgobiernodelaprovincia.Vernersehallamuybiensituado.Todasesaszonasrurales son lo que ustedes llaman puntos reaccionarios. Y maldecir a losaristócratasquedominanenellasnovaprecisamenteacambiar lascosasenesoslugares.

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—Pero hay que reconocer queHughes losmaldice con bastante éxito yestilo —dijo Ashton—. Nunca hemos tenido mitin mejor que el quecelebramos en Barkington, un condado que hasta ahora siempre ha tenidomayoríaconservadora.CuandodijoquesibienSirFrancispodíaalardeardesangre azul, nosotros podíamos hacer lo mismo con nuestra sangre roja, ycuandodespuéscontinuóhablandosobreloshombresylalibertad,todalasalaacabóponiéndoseenpie.

—Habla muy bien, es cierto —manifestó Lord Saltoun un tantomalhumorado,manifestaciónéstaqueconstituíasuprimeracontribuciónhastaelmomentoalaconversación.

Fueentoncescuandoelcasi igualmentesilenciosoHorneFisherhablóderepentesinapartardelfuegosusmelancólicosojos.

—Loqueno logro entender—dijo—espor quénunca se acusa a nadieconlaverdad.

—¡Vaya! —observó Harry bromeando—. ¿Es que estás empezando ainteresarteporelasunto?

—TomemosaVerner,porejemplo—continuóHorneFisher—.Si loquequeremos es atacar a Verner, ¿por qué no arremeter contra él? ¿Por quéalabarlo diciendoque es un aristócrata romántico y reaccionario? ¿Quién esVerner? ¿De dónde procede? Su nombre suena a antiguo, pero yo nunca lohabíaoídoantes.¿Porquéhablardesusangreazul?Porloquedeélsesabe,susangrebienpodríaseramarillaconpuntosverdes.TodoloquesabemosesqueHawker,elterrateniente,derrochódealgunauotramaneratodosudinero(yelde su segundaesposa, segúncreo,puestoqueella erabastante rica),ytuvoquevendertodassustierrasaunhombrellamadoVerner.Ahorabien,¿dedónde sacó éste el dinero para comprarlas? ¿Del petróleo? ¿De operacionesconelejército,quizás?

—Loignoro—dijoSaultonmirándoleconairepensativo.

—Eslaprimeravezentodamividaqueleoigoausteddecirqueignoraalgo—exclamóHarryeufórico.

—Pero aún hay más —continuó Horne Fisher, quien parecía haberrecuperadode repente el donde la palabra—.Si queremosque la gente delcamponosvoteanosotros,¿porquénoencontraraalguienqueconozcaalagentedelcampo?CuandolehablamosalagentedeThreadneedleStreetnolohacemos sobre nada que no sean hortalizas y animales. ¿Por qué cuando lehablamos al pueblo de Somerset no lo hacemos sobre nada que no seansuburbiosysocialismo?¿Porquéno lesdamosdeunavez las tierrasde losterratenientes a sus habitantes y arrendatarios sin necesidad de meter pormedioalosdelegadosdelgobierno?

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—¡Tresacresdetierrayunavacaparacadauno!—gritóHarryprofiriendoloqueenlascrónicasparlamentariassolíanllamarsevítoresirónicos.

—Sí—contestó su hermano con terquedad—. ¿No crees acaso que losagricultorespreferiríantenertresacresdetierrayunavacaantesquetresacresenterosde formulariosque rellenaryunsindicato?¿Porquénadie fundaunpartidopolíticoqueestéformadoporlabradoresricosqueapelenalasviejastradicionesde lospequeñospropietarios?¿Yporquéno se atacaahombrescomoVernerporloqueson?

—¿Y por qué no vas y diriges túmismo ese partido?—se rioHarry—.¿Nocreequeseríade lomásdivertido,LordSaltoun,veramihermanoyatodasucuadrilladevalientesempuñandosuspancartasycartelesymarchandoendirecciónaSomersetvestidostodosdeverde?

—No—contestó el viejo Saltoun—. No creo que fuese algo divertido.Creoqueseríaunaideasumamenteseriaydeunagransensatez.

—¡Vaya, hombre! ¡Que me cuelguen si…!—exclamó Harry mirándolofijamente—.Haceunmomentohedichoque es la primeravezque le oía austeddecirqueignorabaalgo,peroahoradeberíaañadirqueeslaprimeravezqueleveonoapreciarunabroma.

—Enmistiemposyohellegadoaapreciarmuchascosas—dijoelancianoconbastanteamargura—.Tambiénenmistiemposlleguéacontarunabuenacantidaddementiras,algodeloquequizásmearrepienta.Pero,contodo,noes menos cierto que hay muchas clases de mentiras. Los caballeros suelenmentir igualque loscolegiales,esdecir,enpartepor lealtadyenparteparaecharsemutuamenteunamano.Peroquemecuelguensiencuentrounasolarazón para mentir por todos esos terratenientes canallas que sólo sabenayudarseasímismos.Hacetiempoqueyanonosrespaldany,esmás,siempreestán intentandodesplazarnos y dejarnos enmal lugar en sus dominios.AsíquesiunhombrecomosuhermanodeseaingresarenelParlamentocomosifuese uno de esos pequeños propietarios, o como un caballero, o como unjacobino, o como los antiguos britanos, o como lo que él desee, yo meatreveríaadecirqueseríaalgoverdaderamentedignodeelogio.

EnelsobrecogedorsilencioquesiguióasuspalabrasHorneFishersepusoenpiedeunsalto,conloquetodasuapatíadesapareciódeungolpe.

—Estoy dispuesto a poner manos a la obra mañana mismo —gritó—.Supongoqueningunodeustedes,amigosmíos,merespaldará,¿verdad?

Entonces Harry Fisher dejó aflorar el lado más admirable de toda suimpulsiva personalidad haciendo un repentino ademán hacia su hermano,comoqueriendofelicitarlo.

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—Eres un buen chico,Horne—dijo—.Yo te respaldaré si nadiemás lohace.Aunqueenrealidadtodosnosotrosteestaremosapoyando,¿noescierto?ComprendoloqueLordSaultonintentainsinuar,yniquedecirtienequeestáenlocierto.Élsiempreloestá.

—Entonces mañana mismo emprenderé el camino a Somerset —dijoHorneFisher.

—Excelente.QuedadecaminoaWestminster—dijoLordSaultonconunasonrisa.

Y así fue como, algunos días después, Horne Fisher se encontró en lapequeña estación de una remota ciudad comercial del oeste con la únicacompañíadeunaligeramaletaysualegrehermano.Nodebecaerseenelerrorde pensar que el tono festivo que imperaba en su hermano se debiese porenteroalosdeseosdeburladeéste.Enrealidad,apoyabaalnuevocandidatocon unamezcla de esperanza y sentido del humor al mismo tiempo que, aespaldas de su bulliciosa compañía, latía en él un creciente sentimiento decompasiónyaliento.HarryFishersiemprelehabíatenidounespecialafectoaaquel hermano suyo tan callado y excéntrico y sentía ahora, cada vez conmayor intensidad, un enorme respeto hacia él. Y conforme la campañaavanzaba, dicho respeto fue aumentando hasta convertirse en una ardienteadmiración.Y es queHarry aún era joven, razón por la cual podía llegar asentirporsulíderelectoralelmismotipodeentusiasmoquepuedesentiruncolegialporelcapitándesuequipodecríquetfavorito.

Y dicha admiración no era inmerecida, ni mucho menos. Conforme lanuevadisputaatresbandasseibadesarrollando,sehizopatenteparamuchos,ademásdepara susdevotosparientes, que enHorneFisherhabíamásde loqueellosnuncaanteshabíansabidoapreciar.Estabaclaroqueaquelarrebatoquehabíatenidojuntoalachimeneadelacasafamiliarnohabíasidomásquelaculminacióndeun largoprocesodeestudioymeditaciónsobreelasunto.Aquel talento que poseía y que había estado reservándose para sí mismodurante toda su vida con el fin de estudiar toda clase de disciplinas, habíaestado concentrado durantemucho tiempo en la idea de defender un nuevocampesinado frente a una nueva plutocracia. Se dirigía a la masa dandomuestras de una gran elocuencia y contestaba a cada individuo conun gransentidodelhumor,dosartespolíticasqueparecíaponer enpráctica comosifuesenlacosamásnaturaldelmundo.Adecirverdad,sabíamuchomásdelosproblemas del campo que Hughes, el candidato reformista, o Verner, elcandidato conservador. Investigaba dichos problemas con una curiosidadnaturale indagabaensusorígeneshastaobtenerunosresultadosconlosqueninguno de los otros dos se hubiera atrevido siquiera a soñar. Pronto seconvirtióenlavozdetodosesossentimientospopularesquenuncaencuentraneco en la prensamás difundida: nuevas perspectivas de crítica, argumentos

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quenuncaanteshabíansidooídosen labiosdeunapersonaculta,pruebasycomparacionesquesólohabíanvistolaluzeneldialectodeloshombresquesolíanreunirseabeberenlaspequeñastabernaslocales,oficiossemiolvidadosque habían sido transmitidos de boca en boca desde épocas inmemorialescuando los padres de los hombres todavía eran libres… Todas estas cosasjuntas contribuyeron a crear una excitación generalizada de lo mássorprendenteenundobleplano.

Porunlado,sorprendióalosmásinstruidosporqueeraunaideanuevaybrillanteconlaquenuncahabíancontado.Porotro,sorprendiótambiénalosmásignorantesportratarsedeunaideafamiliaryancestralquecreyeronquenunca sería recuperada. Los hombres comenzaron a ver las cosas bajo unanueva luz, si bien aún no eran capaces de definir si se trataba de la luz delocasooladeunnuevoamanecer.

Notardaronenaparecerobstáculosqueparecíandecididosaimpedirqueelmovimientoadquiriesedimensionesverdaderamenteimportantes.MientrasFisher iba de aquí para allá recorriendo toda suerte de caseríos y mesonesrurales,fuedándosecuentapocoapocoysin lamenordificultaddequeSirFrancisVernereraunadministradorverdaderamentemezquino.Lahistoriadequelaspropiedadesqueposeíahabíansidocompradasnoeranitanantiguanitanrespetablecomoélhabíasupuestoenunprincipio.Esmás,eraconocidaentodalaregióny,entodoslossentidos,resultabaevidentequehabíaalgodelomás extraño en ella. Hawker, el antiguo propietario, había sido un tiponegligente y disoluto.Había terminado demal talante sus relaciones con suprimeraesposa(lacualhabíamuerto,talycomodecíanalgunos,abandonadaporsumarido),ysehabíacasadodespuésconunajudíasudamericanadelomás vulgar pero poseedora de una inmensa fortuna. En cuanto al dinero deésta, debió de actuar increíblemente deprisa sobre él, pues pronto se vioobligadoavenderlapropiedadaVernermarchándoseposteriormenteaviviraSudamérica, seguramente a otras propiedades de su nueva esposa. Noobstante,Fisherdescubrióquelainoperanciadelantiguopropietarioresultabaen realidadmuchomenosodiadaque la eficienciadel nuevo.LahistoriadeVernerparecíaencontrarserepletadeastutosnegociosyartimañasfinancierasquesiempredejabanalosdemássindineroniesperanzas.PeroapesardenohacermásqueoírlasmuchasyrepetidashistoriasquesecontabanacercadeVerner, había algo que una y otra vez se le escapaba, algo que nadie sabía,algodeloquenisiquieraSaltounhabíaoídohablarnunca:lamaneraenqueVernerhabíaamasadolafortunaconlaquelehabíacompradolapropiedadaHawker.

—Debe de haberla ganado de algunamanera especialmente oscura paradesearguardarelsecretotancelosamente—sedecíaasímismoHorneFisher—.Debedetratarsedealgodeloquerealmenteseavergüenza.Pero…¿qué

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demonios?¿Esqueacasopuedeunhombreavergonzarsedealgohoyendía?

Ymientrasmeditabasobrelasposiblesrespuestas,éstasibanadquiriendoformascadavezmássiniestrasyretorcidasensuimaginación.Llegóinclusoapensar,depasada, encosas improbablesy repulsivas, en insólitas formasdeesclavitud y brujería, para pasar luego a otras aún más repugnantes ysobrenaturalesperodemayorfamiliaridadparasusvastosconocimientos.Lafigura de Verner, que parecía haberse oscurecido y transformado en suimaginación,resaltabasobrefondosdeextrañasyvariadasdimensiones.

Mientrasrecorríalascallesdeunpuebloenfrascadoensusreflexiones,susojos tropezaronconel rostrode suotro rival, el candidato reformista, cuyasfacciones ofrecían un notable contraste con las de aquel que ocupaba suspensamientos. Eric Hughes, con sus rubios cabellos flotando al viento y suardiente rostrodeestudiante, se introducíaenesemomentoen suautomóvilmientrasledirigíaunasúltimaspalabrasasurepresentanteenlalocalidad,untipocanosoyrobustollamadoGryce.EricHugheslehizoaésteunamistosogestoconlamano,apesardelocualnorecibiódeGrycemásqueunamiradallena de hostilidad. Aunque Hughes era un joven cargado de legítimasaspiracionespolíticas, teníamuypresenteque lospolíticos rivales songenteconlaqueunotienequeconvivirmástardeomástemprano.Encambio,Mr.Gryce era un radical inflexible de carácter más rural, uno de esos tiposacostumbradosatriunfarconsusdiscursosenlacapilladelpueblo,ytambiénunadeesaspersonasquetienenlasuertede trabajarenloquerealmente lesgusta.

Cuando el coche comenzó a alejarse, Gryce dio media vuelta y echó aandar, silbando animadamente, por la soleada calle principal de aquellapequeñapoblaciónconunfajodepapelesasomándoleporelbolsillo.Duranteunmomento,Fisherpermanecióobservandopensativamenteaquella resueltafiguramientras se alejaba.Luego, como impelidoporun repentino impulso,comenzóaseguirla.Elunodetrásdelotro,seabrieronpasoporelconcurridomercado, circularonpor entre las cestasy carretasde losdiferentes puestos,pasaronbajoelletrerodemaderaquecolgabasobrelapuertadelatabernadelDragón Verde, subieron por una oscura bocacalle lateral, pasaron bajo unaarcada y atravesaron todo un dédalo de retorcidas callejuelas pavimentadasconadoquines.Ysiemprelafiguracuadradaydeandaresresueltosenprimerlugarylafiguradelgadaydeandaresdesmañadosdetrásdeellacomosifuesesu propia sombra. Por fin, ambos llegaron frente a una casa de ladrillosmarronesencuyafachadaresaltabaunaplacadelatónenlaquepodíaleerseelnombredeMr.Gryce.Unavezallí,elquecaminabaenprimerlugarsevolvióysequedómirandofijamenteasuperseguidor.

—¿Podría tenerunaspalabras conusted, caballero?—acertó apreguntarentoncesHorneFishereducadamente.

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El representante local de los reformistas permaneció mirándole durantealgunosinstantesmáspero,trasasentircortésmente,locondujoalinteriordeunadesordenadaoficinaenlaquemultituddefolletossehallabanesparcidospor todaspartesydondegrandescartelesdecolorescolgabandelasparedesasociandoelnombredeHughesconlosmásaltosvaloresdelahumanidad.

—Mr.HorneFisher,segúncreo—dijoMr.Gryce—.Niquedecirtienequemehonramucho suvisita, perome temoquenopuedo felicitarleporhaberentradoaformarpartedeladisputa,asíqueleruegoquenoespereesodemí.Llevamosaquímuchotiempomanteniendobienaltoelantiguoestandartedelalibertadylareformaparaqueahoravengaustedynosdesbarateelfrentedebatalla.

Mr. Elijah Gryce gustaba tanto de las metáforas militares como de ladenuncia delmilitarismo. Era un hombre demandíbula cuadrada, faccionesrudasyunaagresivamaneradelevantarlascejas.Habíaestadoinvolucradodeunauotramaneraenlapolíticadeaquellazonadeprovinciasdesdequeeraunmuchacho.Conocíaportantolossecretosdetodoelmundoypodíadecirsequelascampañaselectoraleseranlapasióndesuvida.

—Supongoquepensaráustedquemeconsumelaambición—dijoHorneFisher con su apáticavoz—yquemiobjetivo es implantar unadictaduraoalgoasí.Bueno,creoquepuedoalejardemítodasesassospechasdeambicióny egoísmo. Lo único que pretendo es que ciertas cosas se lleven a cabo,aunquenodeseoseryoquienlasrealiceporquemuyraramentemesientoconganasdehacernada.Hevenidoaquíparadecirlequeestoydispuestoaretirarmi candidatura si puede usted convencerme de que en realidad ambosqueremoslomismo.

El representante del partido reformista lo miró con una expresión deextrañeza y ligera confusión pero, antes de que tuviese oportunidad deresponder, Fisher continuó hablando con el mismo tono neutral que habíaempleadohastaentonces:

—Ustednoquerrácreerlo,perotengomisrazonesparadecirleloquelehedicho.Ytengotambiénseriasdudasacercadeotrascuestiones.Porejemplo,losdosqueremosexpulsaraVernerdelParlamento,pero¿quéarmasestamosempleando para conseguirlo? He oído un montón de rumores que ledesacreditan, pero ¿resulta correcto actuar basándose simplemente en estosrumores? Al igual que quiero jugar limpio con usted, quiero jugar limpiotambiénconél.Sitansólounapequeñapartedelascosasqueheoídocontarde él fuesen ciertas, deberían expulsarlo no ya sólo del Parlamento sino decualquier club deLondres que se precie. Pero lo que no deseo es que se leexpulsedelParlamentosiesosrumoresresultannoserciertos.

EnesemomentoelfuegodelabatallachispeóenlosojosdeMr.Gryce,

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quiensetornódelomáslocuaz,pornodecirviolento.Dijoquenoteníanilamásmínimadudadequetodasaquellashistoriaseranciertas.Asuentender,podía incluso llegaralextremode testificarqueeranverdad.Vernernosóloeraunpropietariosevero,sinotambiénunhombredelomásruinyunladrónquepedíaunosalquileresabusivos.Cualquierhombredebienquedecidiesedeshacerse de él estaría plenamente justificado. Había estafado al viejoWilkinsdespojándolodetodossusbienesconartimañaspropiasdeunvulgarratero.SehabíaencargadodeenviaraMrs.Biddleaunasilodepobres.Habíaconseguido estirar el brazode la leyparadejarlo caer sobreLongAdam, elcazador furtivo, hasta llegar a un punto en que todos los magistrados seavergonzabandetenerquetratarconél.

—Asíquesiesciertoqueestáustedalserviciodenuestroviejoestandarte—concluyóMr. Gryce más suavemente— y consigue expulsar a ese tiranoestafador,estoysegurodequenuncasearrepentirádeello.

—Entonces,sitodoesoquesediceestanciertocomoasegurausted—dijoHorneFisher—,¿porquénovanylocuentan?

—¿Aquéserefiereusted?¿Aquecontemoslaverdad?—preguntóGryce.

—Me refiero a que cuenten toda la verdad tal y como me la acaba decontar usted ahoramismo—contestó Fisher—.A que empapelen el puebloenteroconcartelesen losqueseexponga lacanalladaquese lehahechoalviejoWilkins.Aquedivulguen en los periódicos la infamehistoria deMrs.Biddle. A que eleven una denuncia contra Verner desde cualquier lugarpúblicosacandoa relucir sunombrepor loque lehizoaesecazadoralqueperjudicó. Y a que averigüen por qué medios consiguió nuestro hombre eldinero con el que adquirió las tierras que posee y a que, cuando sepan laverdad,lacuenten,naturalmente,talycomoyaledijeantes.Ysóloconestascondicionesme comprometeré a ponerme al servicio de su viejo estandarte,comoustedlollama,yaarriarmipequeñabandera.

El representante le observó con una curiosa expresión que parecía algohoscaperoquenoresultabadeltodoindiferente.

—Bien—dijolentamente—.Siquiereustedhacertodasestascosas,tendráquehacerlassiguiendoelprocedimientohabitual,yameentiendeusted,o lagentenolasentenderá.Tengounagranexperienciaenestascosasymetemoqueloqueustedpretendenofuncionaría.Lagentecomprendeque,comoreglageneralysiempreenunsentidomuyamplio,sehablemaldelospropietarios.Pero recurrir a esas personas para que den su testimonio no se consideraríajugarlimpio.Pareceríaungolpebajo.

—No creo que al viejo Wilkins le importase mucho —contestó HorneFisher—.Vernerpuedeatacarlecuandolodeseeynadieseatreveríaadecirni

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unasolapalabracontraél.Evidentemente,esimportanteandarseconcuidado.Pareceserqueunotienequedisfrutardeunaposiciónsocialacomodadaparapermitirseperderdichocuidado.

—Y Wilkins no tiene precisamente una posición social de ese tipo —respondióGrycemirandoalamesaconelceñofruncido.

—YMrs. Biddle y Long Adam, el cazador, tampoco son precisamentepersonajes importantes, por lo que veo—dijo Fisher—. Y supongo que nopodemos ir por ahí preguntando cómo consiguió Verner el dinero que lepermitióconvertirseenun…hombreimportante,porasídecirlo.

Gryce continuómirándole por debajo de sus fruncidas cejas, si bien unaluzpeculiaracababadeavivarsusojos.Finalmente,dijoconvozmuchomástranquila:

—Escúcheme bien, caballero. Usted me gusta, si no le importa que loexprese así. Creo que realmente está de parte del pueblo y creo que es unhombre valiente. Mucho más valiente, quizá, de lo que usted mismo seimagina.Nosotrosnonosatreveríamosamezclarnosenloqueustedproponeni aunque nos pagaran y, aunque lejos de desear que se alíe usted con elpartido rival, creomi deber decirle que preferiríamos que corriera usted susriesgosporsupropiacuenta.Perocomomecaeustedbienyrespetosuvalor,levoyahacerunpequeñofavorantesdequenosseparemosporquenodeseoquemalgastesutiempobuscandoenellugarequivocado.Mehahabladousteddesu intencióndedescubrircómoconsiguióVernereldineronecesarioparapoder comprar las tierras que ahoraposee, cómo llegó a la ruina su antiguopropietarioytodolorelacionadoconesacuestión.Muybien,levoyadarunapista,unapreciosainformaciónquemuypocosconocen.

—Seloagradeceríaenormemente—dijoFisher—.¿Dequésetrata?

—Para decirlo con pocas palabras—dijo el otro—, el actual dueño eramuy pobre cuando adquirió las tierras mientras que el viejo era muy ricocuandolasvendió.

HorneFisher lomirópensativomientras elotro sevolvíabruscamenteycomenzabaarevolverentrelospapelesquecubríanporcompletosuescritorio.Fisherlediolasgraciasysedespidióconunaspocaspalabras,yactoseguidosalióalacallesumidotodavíaenprofundospensamientos.

Sus reflexiones parecieron desembocar en una firme resolución, con loque, acelerando el ritmo de sus zancadas, salió de la pequeña población yenfiló una carretera que conducía a las puertas de unos vastos jardines queformabanpartede la fincadeSirFrancisVerner.La luzdel solconvertíaelrecién llegado invierno en un postrero otoño mientras los oscuros bosquespresentaban aquí y allá ligeras pinceladas de hojas rojas y doradas que

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simulabanlosúltimosjironesdeunaagonizantepuestadesol.Desdelomásaltodeunaelevacióndelacarreterahabíaalcanzadoadivisar,casiasuspies,lalargafachadaclásica,recorridacasiporcompletopornumerosasventanas,del enorme caserón. Sin embargo, conforme la carretera fue descendiendohastallegaralaalturadelmurodelafinca,traselcualselevantabanaltísimosárbolesqueasomabanporencimadeaquél,descubrióqueaúnlequedabaporrecorreraproximadamentemediamillaalrededordelafincaparallegarhastala entrada. No obstante, tras caminar unos cuantos minutos en paralelo almuro, llegó a un lugar en el que éste se hallaba resquebrajado y todavía enprocesodereparación.Allí,entre los ladrillosdecolorgris,seabríaungranboquetequealprincipioparecíatanoscurocomounacavernayquesólotrasun segundovistazopermitíavislumbrara travésdeél lapenumbraentre losárboles.Algo fascinante se percibía en aquella inesperadapuerta, como si atravésdeellasepudieseentrarenuncuentodehadas.

HorneFisherteníaalgodearistócrata,locualescasicomodecirqueteníaalgodeanarquista.Resultabalógicoesperardeélqueutilizaraaquellaoscurae inusual entrada con la misma naturalidad con la que cruzaría la puertaprincipaldesupropiacasadespuésdepensar,sinmás,quepodríatratarsedeun atajo que condujese a lamansión. Con cierta dificultad, se fue abriendocaminoduranteunbuenratoatravésdelatenebrosaespesurahastaquealfincomenzaronabrillararasdesueloyporentrelosárbolesunoshacesdeluzplateadaquealprincipionologróidentificar.Alpoco,salióaplenaluzdeldíaen lomás alto de una escarpada pendiente al fondo de la cual discurría unsenderoquerodeabaelbordedeungranlagoornamental.

Aquellaextensióndeagua,causadelosresplandoresquehabíavistorielara través de los árboles, poseía un considerable tamaño, si bien se hallabaencerrada por todos sus lados por bosques que no sólo eran oscuros sinotambiéndecididamentetétricos.Aunladodelsenderoselevantabaunaestatuaclásicaquerepresentabaaunaninfacuyonombrefue incapazde identificar.Enelladoopuestohabíaunpardeurnasfunerariasclásicascuyomármolsehallaba deteriorado por la intemperie y recorrido por vetas verdes y grises.Muchos otros detalles, más pequeños pero muy significativos, le hicierondeducirqueseencontrabaenalgúnremotorincóndel terrenoquesehallabaenevidentedescuidoyqueraravezeravisitado.Enmediodellagoseveíaloque parecía ser una isla, y sobre la isla algo que pretendía ser un temploclásico que, en vez de ser abierto, tenía unos muros blancos entre suscolumnas dóricas. Se ha dicho que tan sólo parecía una isla porque, tras unsegundovistazo,podíadescubrirsecasiarasdelaguauncaminoformadoporpiedrasplanasquecomunicabalaorillaconlasupuestaislayqueconvertíaaéstaenunaespeciedepenínsula.Yencuantoalodemás,loquehabíatomadoporuntemploselimitabaaunsimpleparecidoconéste,puesnadiemejorqueHorne Fisher sabía que en aquella especie de santuario ningún dios había

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tenidonuncalaoportunidaddehabitar.

—Ésa es la razón de que todo este paisaje clásico repleto de jardines seencuentretandesierto—sedijoasímismo—.Másdesiertoaúnqueelcírculode Stonehenge o las pirámides.Nosotros no creemos en losmitos egipcios,pero los propios egipcios sí que creían en ellos.Y supongo que incluso losdruidascreeríanensuspropiosmitos.Pero loshombresdel sigloXVIIIqueconstruyeron ese templo no creían en Venus o Mercurio mucho más quenosotros.Poresoelreflejodeesaspálidascolumnassobrelasaguasdellagono es, en realidad, más que el reflejo de una sombra. Fueron hombres quepertenecieronaunaépocaenque reinaba la razón.Yellos,que llenaronsusjardinescontodasesasdeidadesdepiedra,abrigabanensuscorazonesmenosesperanzasdeencontrarseconesosmismosdiosesquegustabanderepresentarquenadiealolargodetodalahistoria.

Sumonólogo cesó bruscamente debido a un estrepitoso ruido, similar alestallido de un trueno, cuyos ecos rebotaron monótonamente por toda lasuperficiedeaqueltenebrosolago.Enseguidaadivinóloquehabíaproducidoaquelsonido:alguienacababadedispararunarma.Encambio,porloquesereferíaalsignificadodeaqueldisparo,todavíasehallabaenlamáscompletaoscuridad.Rápidamente, toda clase de pensamientos extraños comenzaron aacudir enmasa a su cabeza hasta que, un instantemás tarde, se echó a reírcuandoviocaer,algomásallásobreelsenderoquediscurríapordebajodeél,laperdizmuertaqueeldisparoacababadeabatir.

En aquel mismo instante, sin embargo, vio también otra cosa que lepareciótodavíamásinteresante.Rodeandolapartetraseradeltemplodelaislaseerigíauntupidocírculodeárbolesquedejabanlafachadadeaquélencajadaenunoscuromarcodevegetación.FueallídondeFishercreyóhabervistounbrevetemblor,comodealgoquesemovieseentrelashojas.Uninstantemástardesussospechasseconfirmaroncuandounafiguraharapientasaliódelassombrasdeltemploycomenzóarecorrerelistmoqueuníaislayjardínyqueconducía hasta la orilla. Incluso a una distancia tan lejana como aquélla lafigurallamabalaatencióntantoporsugranestaturacomoporlaescopetaquellevababajoelbrazo.Alverésta, al instanteacudióa lamentedeFisherelnombredeLongAdam,elcazadorfurtivo.

Poniendoenprácticaunrápidosentidodelaacción,Fishersaltóalaorillayechóacorreralrededordel lagoendirecciónalextremodeaquelpasadizode piedras. Si el hombre llegaba a tierra firme, cabía la posibilidad de quedesapareciera fácilmente en el interior del bosque. Pero para cuando Fisheralcanzólaspiedrasycomenzóaavanzarsobreellasendirecciónalaisla,elhombresevioencerradoenuncallejónsinsalida,noquedándolemásopciónqueladeregresarhaciaeltemplo.Alllegaraéste,apoyósusanchasespaldascontralaparedypermanecióenpiedejandoentreverquesesabíaacorralado.

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Setratabadeunhombrerelativamentejoven,deagradablesrasgostantoensuenjuto rostro como en su delgada figura pero cuyos cabellos se veíanconvertidosenunasuciamatadegreñaspelirrojas.Lamiradaquebrillabaensusojoseracapazdeasustaracualquieraqueseencontraseasolasconélenunaislaperdidaenmitaddeunlago.

—Buenosdías—dijoHorneFisher alegremente—.Alprincipio creí queera usted un asesino. Pero comoparece del todo improbable que esa perdizestuvieseindecisaentrenosotrosdoshastadecidirmorirpormícomosifueseunaheroínadenovelarosa,creomásbienqueesusteduncazadorfurtivo,¿noescierto?

—Supongoqueasímellamaríausted—contestóelhombre,cuyavozsonóverdaderamenteextrañaproviniendodeunespantapájaroscomoaquél,puessenotaba en ella esa profunda desidia que suele encontrarse en todos aquellosquealgunavezhanluchadoporconseguirunaciertaurbanidadyeducaciónapesar de vivir en un rudo ambiente—. Creo que tengo todo el derecho delmundoacazarenestelugar.Perocomosoyconscientedequelagentecomoustedsuele tomarmeporun ladrón,supongoqueahora intentaráustedhacerquemeencarcelen.

—Existenalgunasdificultadespreviasparaello—contestóFisher—.Paraempezar,yaunqueresultehalagadorquemehayaconfundidoconuno,yonosoyningúnguardabosques.Ymuchomenosaúnsoytresguardabosques,queserían,segúnmiscálculos,losqueharíanfaltaparaintentarreduciraalguiende su tamaño. No obstante, debo confesarle que poseo otra razón para nodesearquevayaustedalacárcel.

—¿Ah,sí?¿Ycuáles?—preguntóelotro.

—Pues,simplemente,queestoydeacuerdoconusted—contestóFisher—.Noquierodecirexactamentequetengaustedderechoacazardondeleplazca,peronuncahecreídoquealgoasítuviesetantagravedadcomoelhechodeserunladrón.Oalmenosamímeloparece,puessoydecididamentecontrarioalatípicaideadepropiedadsegúnlacualunhombredebeposeertodoaquelloquepasevolandoporsujardín.Poresaregladetres,esehombretambiénseríadueño del viento que pasa por allí o de las nubes que sobre sus dominios.Además, si queremosque lospobres respeten lapropiedad, tendremosantesque darles a ellos alguna propiedad que respetar. Un hombre como usteddeberíatenersuspropiastierras.Yvoyaseryo,sipuedo,quienselasdé.

—¡Quevaustedadarmetierras!—repitióLongAdam.

—Lepidodisculpasporhabermedirigidoaustedcomosiestuviéramosenplenomitinelectoral—dijoFisher—,peroyosoyunaespeciecompletamentenuevadepersonajepúblico.Esdecir,quesoydelosquedicenlomismotanto

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en público como en privado. De hecho, todo lo que acabo de decirle es lomismoqueheidorepitiendoalolargodeuncentenardemítinesquemehanllevadoportodaestaregión.Yahoratodoelloselodigotambiénaustedaquí,enesteextraño isloteyenmitaddeeste lúgubreestanque.Yodesmenuzaríaunafincatangrandecomoéstaenunmontóndeterrenosmáspequeñosquerepartiría entre todo el mundo, incluso entre los cazadores furtivos comousted.LoharíaentodaInglaterraaligualqueanteslohicieronenIrlanda.Lecompraría las tierrasa los ricossiello fueseposible.Ysino, losecharíadeaquí de unmodo o de otro. Un hombre como usted debería tener un lugarpropio.Noestoydiciendoquetengaustedquetenerfaisanes,peromuybienpodríatenerunascuantasgallinas.

Elhombre sepuso tensodegolpe,dando la súbita impresiónprimerodequepalidecíayluegodequeseencendíaaloírlapromesacomosiexistieseenellaalgunaamenazaoculta.

—¡Gallinas!—repitióconacentuadodesdén.

—¿Qué tiene de malo? —preguntó con tranquilidad Fisher—. ¿Acasotenergallinasresultadeshonrosoparauncazadorfurtivocomousted?¿Tienealgoqueobjetar?

—Pues sí, porque resulta que yo no soy ningún cazador furtivo—gritóAdamconunavozdesgarradaqueresonóenel temployenlasurnasvacíascomopocoanteshabíahechoelecodesuescopeta—.Porqueresultaque laperdizqueyaceallí,muerta, es en realidadmía.Porque resultaque la tierraque está usted pisando ahora mismo es en realidad mía. Porque fue unverdadero crimen el queme arrebataranmi propia tierra, un crimenmuchopeorquelacazafurtiva.Éstahasidounasolatierradurantecientosycientosde años, y si usted o cualquier otro charlatán entrometido viene por aquíhablandodedividirlaentrocitoscomosifueseunatarta,sialgunavezvuelvoaoírunasolapalabradeustedodesussuciasmentiras…

—Seestáustedpareciendocadavezmásaunodeesosturbulentosmítinespúblicos—dijoHorneFisher—.Perocontinúe.¿Quépasarásiintentodividirdecentementeestatierraentrelagentehonrada?

El cazador había ya recobrado toda su desagradable compostura paracuandocontestó:

—Que la próxima vez ninguna perdiz se interpondrá entre mis balas yusted.

Ytrasdeciraquellosevolvió,evidentementeconlaintencióndenodecirni una sola palabra más, y echó a caminar hasta dejar atrás el templo yalcanzar el extremo más alejado del islote, donde se quedó observandoatentamente el agua. Fisher lo siguió pero, al no obtener respuesta a las

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preguntas que le dirigió, decidió regresar a la orilla.Al hacerlo, le echó unsegundovistazo,estavezmásdecerca,alfalsotemploy,alhacerlo,advirtióenélalgunascosasrealmentecuriosas.Lamayoríadeestasedificacionestanteatralessolíansertanescuetascomounauténticoescenariodeteatro,porloqueesperabaqueaquelsantuarioclásicofuesealgosuperficial,esdecir,unasimple concha o cáscara vacía. Sin embargo, había algo dentro de aquello,algo oculto entre los árboles que poseía un aspecto laberíntico, como deserpientesdepiedraentrelasqueselevantaseunagrancantidaddefrondosastorresqueapuntasenhaciaelcielo.Noobstante,loquemásatrajolaatenciónde Fisher fue que en aquella masa de piedra blanca y gris situada tras lasparedesdeltemplo,habíaunaúnicapuertacongrandescerrojosoxidadosensucaraexterior loscuales,enaquelmomento,nosehallabanechados.Actoseguido, Fisher decidió rodear el pequeño edificio, pero al hacerlo nodescubrióningunaotraaberturaaexcepcióndeunpequeñoagujeroenrejado,parecidoaunconductodeventilación,enlomásaltodelmuro.

Sumido en profundos pensamientos, deshizo sus pasos a lo largo delpuentecillo de piedras hasta alcanzar la orilla del lago. Una vez allí, fue asentarsesobre lospeldañosdepiedraquehabíaentre lasdosurnas fúnebresexquisitamenteesculpidas.Encendióentoncesuncigarrilloycomenzóafumarconaspectopensativo.Alcabodeunratosacóuncuaderno,anotóenélvariasfrases y comenzó a numerarlas una y otra vez hasta que, por fin, quedaronordenadasdelasiguientemanera:

1.Mr.Hawkeraborrecíaasuprimeraesposa.

2.Mr.Hawkersecasóconsusegundaesposapordinero.

3.LongAdamdicequeenrealidadlafincaessuya.

4.LongAdammerodeaporlosalrededoresdeltemplodelaisla,elcualseparecemuchoaunaprisión.

5.Mr.Hawkernoerapobrecuandoentrególafinca.

6.Vernererapobrecuandosehizoconlafinca.

Estudió dichas anotaciones con una seriedad que poco a poco se fuetransformandoenunafirmesonrisa.Arrojóentoncesbienlejossucigarrilloyreanudólabúsquedadealgúnatajoquelecondujesealacasa.Prontoencontróun sendero que, serpenteando por entre macizos de flores y setos reciénrecortados, acabó llevándolo frente a una enorme fachada palladiana. Elaspecto de ésta hacía que la casa,más que una residencia privada parecieraunaespeciedeedificiopúblicocondenadoalostracismoenmediodelcampo.

Al primero que encontró fue al mayordomo, quien en verdad parecíamuchomayorqueelpropioedificio,puessibienlaarquitecturaparecíadatar

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delaépocageorgianaelrostrodeaquelhombre,bajoaquellapelucamarrónque tanpoco le favorecía, sehallaba surcadoporarrugasqueparecían tenersiglosenterosdeantigüedad.Tansólosusojossaltonessemostrabanvivosydespiertos,comosisequejarandelestadoenqueseencontrabaelrestodelacara.Trasobservarloconatención,Fishersedetuvoydijo:

—Discúlpeme. ¿No estuvo usted al servicio del último dueño de estastierras,Mr.Hawker?

—Sí, señor—dijo elhombrecongravedad—.MinombreesUsher. ¿Enquépuedoayudarle,caballero?

—¿PodríallevarmeanteSirFrancisVerner?—contestóelvisitante.

SirFrancisVernerlorecibióenunagranhabitacióncubiertaporenteroconcolgadurasytapices.Confortablementeinstaladoenunmullidobutacón,teníaa su lado una pequeña mesa sobre la cual, junto a una taza de café,descansaban un frasco pequeño y un vaso en los que un licor brillabatenuemente.Ibavestidoconundiscretotrajegrisquenollegabaaarmonizardeltodoconsucorbataencarnada.Noobstante,Fisheradvirtióalgopeculiaren las curvas que describía su rubio bigote y en la manera en que llevabapeinados sus lacios cabellos. De repente, le vino a la cabeza el verdaderonombredeaquelpersonaje:FranzWerner.

—AsíqueustedesMr.HorneFisher—dijo—.¿Noquieresentarse?

—No,gracias—respondióFisher—.Metemoqueéstanoseráunavisitamuyamistosa, asíquepermanecerédepie.Noenvano,esmuyposiblequeusted ya sepa queme he presentado como candidato para las elecciones alParlamento.

—Estoy al corriente de que somos rivales políticos —contestó Verneralzando lascejas—.Porellocreoque lomejorseríaquecompitiéramosconespíritudeportivo,esdecir,conelloablegustoinglésporeljuegolimpio.

—Muybien, entonces—asintióFisher—.Pero todo seríamejor si fueseustedinglés.Ymuchomejoraún,sicabe,sialgunavezhubieseustedjugadolimpio.Perovoya irdirectamentealgrano,pues loquehevenidoadecirlepuederesumirseenpocaspalabras.Notengoniideadehastaquépuntoresultalegal todo lo concerniente al asunto del viejo Hawker, pero mi principalobjetivo ahora es evitar que Inglaterra termine siendo gobernada por gentecomousted.Asíque,dejando la leyaun lado,yono levantaré lavozsobredichoasuntosiustedretiraahoramismosucandidaturadelaselecciones.

—Esevidentequeestáustedloco—dijoVerner.

—Puedequemis razonamientos resultenalgo insólitos—contestóHorneFisherasumaneratandesganada—.Soyunapersonaalgopropensaasoñar,

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especialmenteasoñardespierto.Tanto,queavecesperciboloqueocurreamialrededordeunamaneramuyintensa,comosihubieseenellounadoblecara,ocomosiyahubiesevividoantesesasituación.¿Nuncaha tenidoustedesaexperiencia casi mística de encontrarse en situaciones que parecen haberocurridoantes?

—Esperoqueapesardeestarloco,seaustedinofensivo—dijoVerner.

Pero Fisher no le oyó. Se hallaba absorto observando las gigantescasfiguras y tracerías doradas,marrones y rojas quemostraban los tapices quecolgabandelasparedes.LuegovolvióaposarsusojosenVernerycontinuódiciendo:

—Tengo la sensación de que esta entrevista ha tenido lugar aquímismoantes de ahora, en estamisma habitación forrada de tapices, y que nosotrosdosno somosmásquedos fantasmasvisitandouna cámara encantada.SóloqueenaquellaocasióneraMr.Hawkerquiensesentabadondesesientaustedahora.Yeraustedquienpermanecíadepiedondeyomehalloenesteinstante.

Hizounapausa,traslacualañadiócontranquilidad:

—Supongoqueamítambiénsemepodríatachardechantajista.

—Sienefectoloes—dijoSirFrancis—,leaseguroqueacabaráustedenlacárcel.

Pero sobre su rostro se había extendido una sombra que se asemejabamuchoa los reflejosverdesqueel licorproyectaba sobre la superficiede lamesa.HorneFisherclavóenaquelrostrosumiradayrepusotranquilamente:

—Loschantajistasnosiempreterminanenlacárcel.AvecesvanapararalParlamento. Pero pormuy corrompido que el Parlamento esté ya de por sí,usted no llegará allí si yo puedo evitarlo.Yono soy tan canalla como llegóustedaserlounavezalnegociarconelcrimen.Obligóustedaunhombreaabandonar su casa.Yo tan sólo le estoy pidiendo a usted que renuncie a suescañoenelParlamento.

Sir Francis Verner se levantó de un salto y comenzó a buscar, por todaaquella estancia cubierta de antiguos cortinajes, la cuerda que accionaba lacampana.

—¿DóndeestáUsher?—gritóconelrostroalterado.

—¿Yqué importadóndeesté?—dijoFishersuavemente—.MepreguntocuántosabráUsherdelaverdad.

Vernerdejóquesumanosoltaralentamentelacuerdaquehabíaencontradoy, traspermanecerunmomento enpie echandochispaspor losojos, salió agrandespasosdelahabitación.Fishersedirigióalaotrapuerta,lamismaque

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habíaempleadoparaentrar,y,alnoencontrarlamenorseñaldeUsher,saliódeallíyemprendióelcaminoderegresoalpueblo.

Aquella noche, tras introducirse en el bolsillo una linterna, Fisheremprendióasolaselcaminoqueatravésdelaoscuridadlellevaríaenbuscadelosúltimoseslabonesqueaúnfaltabanenlacadenadesusrazonamientos.Aunque había muchas cosas que ignoraba todavía, decidió que la mejormanera de averiguarlas era yendo a buscarlas directamente donde seocultaban.Lanochehabíacaído,oscurayanunciandotormenta,ylaaberturadelmuroparecía ahoramás siniestraquenunca, al tiempoqueel bosque setornabamásespesoytenebrosoqueduranteeldía.Siellagoabandonado,consuslúgubresárbolesysusurnaseimágenesgrises,lehabíaparecidodesiertoincluso a plena luz del día, bajo elmanto de la noche y la tormenta que seavecinabasuaspecto le recordabamásquenuncaalestanquedeAqueronte,queseextiendeenlatierradelasalmasperdidas.

Mientras atravesaba con gran cuidado el pequeño puentecillo de piedrastuvolasensacióndeestarinternándosecadavezmásenelabismodelanocheydehaberdejadodefinitivamenteatráslosúltimospuntosdesdelosquepoderdivisarlatierradelosvivos.Ellagoparecíahabercrecidohastaconvertirseenalgo tan inmensocomoelmar,perounmardeaguasnegrasy fangosasquedurmiesenconunaabominableplacidez,justocomosiacabasendeanegarelmundoentero.Todaaquella sensaciónyaquelambientemáspropiosdeunapesadilla habían llegado a alcanzar una consistencia tal que se sintióextrañamente sorprendido al llegar tan pronto a la isla desierta. De hecho,sabedordequeenaquellugarreinabanunsilencioyunasoledadsepulcrales,sesentíacomosihubieseestadocaminandoduranteaños.

Trasreunirtodoelvalorqueencontró,sedetuvobajounodelososcurosárbolesqueextendíansusramasporencimadesucabeza,sacólalinternaysedirigió a lapuerta traseradel templo.Al igualqueantes, ésta sehallaba sinatrancar, pero en su mente se agitó levemente la idea de que se hallabaligeramenteentornada.Sinembargo,cuantomáspensabaenello,másseguroestabadequeaquellonoeramásqueunadelastípicasilusionesópticasqueprovocalaluzalproyectarsedesdediferentesángulos.Estabaanalizandolosdetalles de la puerta y sus herrumbrosos goznes y cerrojos desde unaperspectivamásracional,cuandopercibióalgonuevomuycercadeél.Algocolgabadelosárbolescasisobresucabeza,algoquenoeraprecisamenteunaramarota.

Durantealgunossegundospermaneció tan inmóvily fríocomouna roca.Loquehabíavistosobresucabezaeranlaspiernasdeunhombrequecolgaba,presumiblemente las de un hombre que había sido ahorcado. Luego, uninstantedespués,descubrió la realidad.Aquelhombre,quecomenzabaadarclarasseñalesdevida,agitólaspiernasenelairey,alcabodeunsegundo,se

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habíadejadocaeratierraysehabíavueltohaciaelintruso.Almismotiempo,tres o cuatro árboles parecieron cobrar vida de igual manera. Cinco o seisfiguras más cayeron de pie sobre el suelo tras abandonar sus inesperadosesconditeshastaque,súbitamente,aquellugarparecióconvertirseenunaislahabitada por monos. Cuando aquellas figuras se abalanzaron sobre él y lepusieronlasmanosencima,Fisherdescubrióqueaquellasfiguraspertenecíantambiénahombres.

Valiéndosedelalinterna,quellevabaaúnenlamano,golpeóalprimerodeellos en pleno rostro con tanta fuerza que el hombre dio un traspié y rodósobre la fangosa hierba. La linterna se rompió y se apagó dejándolo todoinmersoenlamáscompletaoscuridad.Deunempujónderribóaotrohombreque fue a chocar contra la pared del templo y acabó deslizándose hasta elsuelo.Noobstante,unterceroyuncuartoconsiguieronlevantarloenpesoporlospiesycomenzaronatransportarlo,todavíadebatiéndose,endirecciónalapuerta. Incluso entonces, en el desconcierto de la batalla, fue consciente dequelapuertasehallabaabiertaydequealguienllamabaaaquellosmatonesdesdeelinterior.

En cuanto estuvieron dentro lo arrojaron con violencia, pero sinocasionarle daños, sobre una especie de sofá o catre que parecía haber sidoespecialmente acondicionado con cojines para recibir su peso. En realidad,toda la brusquedad que aquellos hombres habían empleado con él parecíadeberse en buena parte a las prisas. No en vano, antes de que consiguieralevantarse todos ellos se habían ya lanzado hacia la puerta para escapar.Cualesquiera que fuesen los bandidos que infestaban aquella islasupuestamentedesierta,sehallabanobviamenteadisgustoconsutrabajoysemostrabanansiosospordarsealafuga,pues,talycomoFisheracertóapensarfugazmente, los criminales habituales no acostumbran a actuar tan llenosdepánico. Luego, una vez que la puerta se cerró de un portazo, pudo oír elchirridodeloscerrojosalserechadosylospasosapresuradosdeloshombresque se batían en retirada tropezando y atropellándose entre sí a lo largo delpuentecillodepiedras.Sinembargo,apesardequetodosedesarrollóconunagranvelocidad,noocurrióconlasuficienterapidezcomoparaqueFishernotuviesetiempodehaceralgoquesehabíapropuesto.Incapazdeabandonarsuposiciónhorizontalenaquelabrirycerrardeojos,habíaextendidounadesuslargaspiernasylahabíaplegadoalrededordeltobillodelúltimohombreantesdequeéstedesaparecieratambiénporlapuerta.Elhombresetambaleóycayósobre el piso de la celda mientras la puerta se cerraba entre él y suscompañeros,conloquesehizoevidentequeestosúltimos teníandemasiadaprisaparadarsecuentadequesehabíandejadoatrásaunodelossuyos.

El hombre se puso en pie de un salto y comenzó a lanzar patadas ypuñetazos llenos de furia contra la puerta. Fisher, cuyo sentido del humor

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empezabayaarecuperarsedespuésde tantogolpey tantavoltereta,sesentóen el sofá con lo que le quedaba de su habitual indiferencia. No obstante,mientras escuchaba al cautivo golpear la puerta de la celda, una nueva ycuriosaideaacudióasucabeza.

El comportamiento más lógico de un hombre que intentase atraer tanardientementelaatencióndesusamigosdeberíasereldellamarlosavozengrito a la vez que propinaba patadas a la puerta. Este hombre hacía todo elruidoquepodíatantoconlospiescomoconlasmanos,peroniunsolosonidosalíadesuboca.Lapreguntaera:¿porquénopodíahablar?

Al principio pensó que el hombre podía estar amordazado, lo cualresultaba manifiestamente absurdo. Luego su imaginación reparó en ladesagradableideadequeelhombrefuesemudo.Aunqueapenasfuecapazdeexplicarse por qué tal idea le resultó de golpe tandesagradable, lo cierto esque aquello le causó una profunda y singular impresión. Parecía haber algoespeluznante en la idea de hallarse encerrado a solas y a oscuras con unsordomudo.Eracasicomosiundefectocomoaquélfuesealgomonstruosoyseencontrase irremediablemente ligadoamonstruosidadesaúnmayores.Eracomosiaquella figuraquenopodía llegaradistinguiren laoscuridadfueseunadeesasformasquedeberíanpermanecersiempreocultasalaluzdelsol.

Entoncesunrayodelucidezleasaltóyunapoderosaintuiciónseapoderóde él. La explicación era tremendamente sencilla pero también sumamenteinteresante. Estaba claro que el hombre no hacía uso de su voz porque nodeseabaquefuesereconocida.EsperabaescapardeaqueloscuroagujeroantesdequeFisherdescubriesequiénera.Yenesecaso,¿quiénera?Unacosaalmenos sí estaba clara. Tenía que tratarse de alguno de los cuatro o cincohombres con los que, hasta entonces, Fisher había hablado en aquel lugarduranteeldesarrollodeaquellahistoriatanextraña.

—Vaya,vaya.Mepreguntoquiénseráusted—comenzóadecirenvozaltahaciendo gala una vezmás de aquella desganada cortesía suya—. Supongoque no sería muy buena idea intentar estrangularle para poder descubrirlo.Resultaría de lo más desagradable pasar la noche encerrado aquí con uncadáver.Además,comoesposiblequeelcadáveracabasesiendoyo,ycomono tengo cerillas y he destrozado mi linterna, poco más puedo hacer quededicarmeaespecular.Asípues,¿quiénseráusted?Pensemosunpoco.

El hombre a quien tan cordialmente se dirigía había desistido en suempeñodeaporrear lapuertay, evidentementemalhumorado, sehabíadadopor vencido hasta dejarse caer en un rincón mientras Fisher continuabadedicándolesufluidomonólogo.

—Quizá sea usted ese cazador furtivo que no sólo afirma que no es uncazador furtivo sino que asegura que es el verdadero propietario de estas

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tierras.Deserasí,dichocaballeromevaapermitirdecirleque,sealoquesea,es también un idiota. ¿Qué esperanzas puede haber en Inglaterra para uncampesinado libre si lospropios campesinos resultan ser tan estirados comoparapretenderdárselasdeseñores?¿Cómovamosainstaurarunademocraciasi loprimeroque faltason lospropiosdemócratas?Por loqueparece,usteddeseaconvertirseenpropietario,yparalograrloconsienteenpasarporseruncriminal.Yesoesalgoenloqueusted,comocomprenderá,separecemuchoaalguienquelosdosconocemos.Claroque,ahoraquelopienso,alomejoresustedalgunaotrapersonaqueyoconozco.

Hubounsilenciorototansóloporlarespiraciónprovenientedelrincónyporelmurmullodelatormentaqueseibalevantandofueraycuyosonidosefiltrabahastaelinterioratravésdelapequeñarejasituadasobrelacabezadeaquelhombresilencioso.HorneFishercontinuó:

—¿Noseráustedacasounsimplesirviente?¿NoseráquizásesesirvientetanviejoysiniestroqueantañofuemayordomodeHawkeryqueahoraloesdeVerner?Siasíes,esustedelúnicoeslabónquehayentre lasdosépocas.Pero,deserasí,¿porquéserebajaustedaserviraesesucioextranjerocuandollegó usted almenos a conocer al último representante en la región de unalegítima dinastía de aristócratas ingleses? Por lo general las personas comoustedsuelenser,cuandomenos,buenospatriotas.¿EsqueacasoInglaterranosignifica nada para usted, Mr. Usher? Claro que posiblemente toda estademostracióndeelocuencianoseamásqueunapérdidadetiempo,porquealomejornoesustedMr.Usher.

»Esmásprobable que seausted elmismísimoVerner enpersona, por loquedenadasirveemplearlaelocuenciaparaintentarhacerlesentirvergüenzade sí mismo. Sería igualmente inútil insultarle por haber corrompidoInglaterra,yaquenoes austedaquienhabríaque insultar.Son lospropiosingleses quienes merecen ser insultados, y son de hecho insultados, porpermitirquealimañascomoustedsearrastrenhastaalcanzarlugaresquehanestadosiemprereservadosasushéroesyreyes.NoinsistiréensuponerqueesustedVernerporquedehacerlometemoqueempezaríaaestrangularleahoramismo,despuésdetodo.Porlotanto,¿quiénmáspuedeserusted?

»Con total seguridad, no está usted al servicio del otro partido rival.NopodríacreerquefueseustedGryce,surepresentante.Aunque,apesardetodo,Gryceposeetambiénunapizcadefanatismo,yloshombresasísoncapacesdecualquiercosacuandosevenenvueltosenestasmezquinasintrigaspolíticas.Pero,sinoesustednadiealserviciodelotropartido,entoncesusteddebedeser…Pero no, no puedo creerlo…No puede usted ser la encarnación de lalibertadylosvaloreshumanos…Nopuedeustedserlaencarnacióndelidealdemocrático…

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Llenodeemoción,sepusoenpiedeunsalto.Enesepreciso instanteuntruenoretumbóatravésdelarejillasituadaenlaparedopuesta.Latormentahabía estallado y, con ella, una nueva luz se encendió en su cabeza. Algoestabaapuntodeocurrirdeunmomentoaotro.

—¿Sabeustedloqueeseruidoquieredecir?—gritó—.QuieredecirqueelmismísimoDiosvaaencenderunaluzenelcieloparamostrarmesumalditorostro.

Yentonces,unmomentomástarde,llegóelestallidodeunnuevotrueno.Pero justo antes de que dicho trueno se oyese, una intensa luz blanca llenótodalahabitacióndurantemenosdeunsegundo.

Fisher alcanzó a ver dos cosas frente a él.Unade ellas fue el dibujo enblancoynegroquelarejilladehierroimprimiócontraelcielo.Laotrafueelrostroqueseocultabaenlaesquina:elrostrodesupropiohermano.

Todoloquesalióde los labiosdeHorneFisherfuepocomenosqueunablasfemia a la que siguió un silencio aún más espantoso que la propiaoscuridad.Finalmente,elotroseincorporóysepusoenpiedeunsalto,traslocual la voz deHarry Fisher se dejó oír por primera vez en aquella horriblehabitación.

—Supongoque,comoyamehasvisto—dijo—,yapodemosdisfrutardeunpocode luz.Túmismopodríashaberlaencendidoencualquiermomentoconsólopulsarelinterruptor.

Accionóunbotónquesobresalíadelaparedy,degolpe,todoloquehabíaenaquellahabitaciónfueinvadidoporunaluzaúnmásclaraqueladelsol.Dehecho,todoloqueallípodíaverseresultótaninesperadoquelogróquelayade por sí conmocionada atención de Fisher se apartara, al menos por unmomento,deldescubrimientoqueacababaderealizar.Laestancia,lejosdeseruncalabozo,parecíamásbienunsalónderecreopropiodeunaseñoritaanoserporlascajasdepurosylasbotellasdevinoqueseamontonaban,juntoaunoscuantoslibrosyrevistas,sobreunamesilla.Unsegundovistazolerevelóque, de todos aquellos accesorios, los de carácter más bienmasculino eranbastante recientes, mientras que el resto, de índole más marcadamentefemenina,parecíanbastantemásantiguos.Sumiradaencontróuna franjadetapicería descolorida que le llevó a comentar, olvidando momentáneamentecuestionesdemayorrelevancia:

—¡Vaya!Estelugarfuedecoradoconmueblesprocedentesdelamansión—dijo.

—Sí—contestóelotro—.Ycreoquetúconoceselmotivo.

—Creoquesí—dijoHorneFisher—.Peroantesdepasaracuestionesmás

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importantes,voyadecirloquecreohaberaveriguado.Mr.Hawker,ademásdeserun truhan, fue tambiénunbígamo.Cuandosecasóconaquella judía, suprimeraesposanoestabamuerta,sinomuyviva,yfueencerradaenestaisla.Ellatuvounhijoaquí,elcualsuelerondarenlaactualidadporellugarquelevio nacer con el nombre de LongAdam.Un empresario arruinado llamadoVerner descubrió el secreto y se dedicó a chantajear a Mr. Hawker con elpropósito de que éste acabase entregándole sus tierras. Todo eso estásobradamente claro. Pero ahora prestemos atención a algo que resulta másdifícildeadivinar.Ahíesdondetetocaatiexplicarquédemoniospretendíasconseguirsecuestrandoatupropiohermano.

TrasunapausaHenryFishercontestó:

—Supongo que no esperabas encontrarme aquí —dijo—. Claro que,despuésdetodo,¿quépodíasesperarrealmente?

—Metemoquenoteentiendo—dijoHorneFisher.

—Quiero decir lo siguiente: ¿qué más podías esperar después de haberhechoelridículodelamaneraquelohashecho?—dijosuhermanodenotandoun ligero resentimiento en la voz—. Todos te creíamos tan inteligente…¿Cómo íbamos a imaginarnos que en realidad no ibas a ser más que un…malditofracasado?

—Resultaverdaderamentecurioso—dijoelcandidatofrunciendoelceño—.Dejando a un lado toda vanidad, yo nunca tuve la impresión de quemicandidaturafueseunfracaso.Todoslosmítineshanresultadoungranéxitoymuchagentehaprometidovotarme.

—¡Esomismo debería creer yo!—dijoHarry con pesar—.Has logradounavictoria arrolladorahablandode tusmalditos acresy tu condenadavacamientrasVernerselasvaaveryselasvaadesearparaconseguirunospocosvotos.¡Malditasea!Alfinallohasechadotodoaperder.

—¿Quédemoniosquieresdecir?

—¡Malditasea!—repitióHarryconalgoque,porprimeravezdesdequehabía comenzado todo aquel asunto, sonaba a sinceridad—. ¿Es que acasopensabas realmenteque ibasapoderconseguireseescaño? ¡Demonios! ¡Nome lo puedo creer!Escúchamebien:Verner tiene que lograr ese condenadoescaño. Ya lo creo que sí. Tiene que asistir a las próximas reuniones queconvoqueelMinistrodeHacienda.YluegoestátambiénlodelpréstamodelgobiernoegipcioysabeDioscuántasotrascosasmás.Loúnicoquequeríamoseraquedividieraslosvotosdelosreformistas,puespodríanocurrircosasmuygravessiHughesllegaraaganarenBarkington.

—Yaveo—dijoFisher—.Ytú,porloqueparece,ibasaserlabaseyel

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apoyodelpartidoreformista.Comotúbiendices,nosoyprecisamenteuntipointeligente.

Su intento por recurrir a la lealtad del partido cayó en saco roto, puesHarry, aquel «Apoyo del Partido», se había puesto a pensar en otras cosas.Finalmente,dijoconvozuntantoapenada:

—No quería que nos descubrieras porque estaba seguro de que ellosupondría un golpe muy duro para ti. Pero, ¿sabes una cosa? Nunca noshubierasdescubiertosiyonohubiesevenidoaquíenpersonaparacerciorarmedequeesos tiposno temaltratabanydeque todo te resultaba tan llevaderocomofueseposible—huboalgoparecidoauntemblorensuvozalañadir—.Inclusolleguéaponeraquíesospurosporqueséqueteencantan.

Las emociones son algo extraño, y lo insignificante de un detalle comoaquél ablandó súbitamente a Horne Fisher hasta un extremo difícil decomprender.

—No te preocupes, hombre—dijo—. Dejémoslo todo tal y como está.Admitoqueereselcanallayelhipócritamásatentoybondadosoquejamásseempeñóenarruinarasupaís.Ysientotenerquehablarasí,chico,peronosemeocurreotramaneramejordeexpresarlo.Apropósito,graciasporlospuros.Creoque,sinoteimporta,voyafumarmeunoahoramismo.

Para cuando Horne Fisher terminó de contarle esta historia a HaroldMarch,yahabíanllegadoaunparquepúblicoyhabíantomadoasientoenunaelevacióndelterrenodesdelaquesedominabanlosampliosespaciosverdesqueseextendíanhastabienlejosbajouncieloazulydespejado.Noobstante,unavezallí,Fisherdijo,dandounanota incongruentea laspalabrascon lasquehabíaacabadoelrelato:

—He permanecido en aquella habitación desde aquel día. En realidadtodavía sigo en ella.Gané las elecciones, pero nunca fui al Parlamento.Mividahatranscurridoenlapequeñahabitacióndeaquellaislasolitaria.Llenadelibros,purosydemáslujos;llenadeconocimientos,aficionesysabiduría;peroniunasolavezsehaoídomivozfueradeaquella tumbani lehallegadoalmundo que se encuentra al otro lado de la puerta. Lomás probable es queacabemuriendoallídentro.

Y dicho aquello, esbozó una sonrisa mientras su mirada, tras pasar porencimadelavastaextensióndelparque,seperdíaenelhorizonte.

VIII.LAVENGANZADELAESTATUA

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Fue en la soleada terraza de un hotel a orillas del mar desde la que sedominaban una ancha franja de mar azul y los graciosos dibujos que, másabajo,formabanunosmacizosdeflores,dondeHorneFisheryHaroldMarchprotagonizaronunenfrentamientocaraacaraquesobrevinoentreellosdelamaneramásbruscayrepentina.

HaroldMarch,famosoahoraporserunodelosmásdestacadosperiodistaspolíticos de su tiempo, había aparecido junto a la pequeñamesa y se habíasentadoaellapresodeunaexcitaciónqueapenaseracapazdereprimirbajosussoñolientosydistraídosojosazules.Enlosperiódicosquearrojósobrelamesapodíaencontrarselosuficienteparaaclarar,sinotoda,síalmenosbuenaparte de la emoción que le embargaba. Allí podía leerse que los asuntospúblicosdecadaunodelosministerioshabíanalcanzadounpuntocrítico.ElGobierno,que llevaba tanto tiempoenelpoderqueelpueblohabíaacabadohaciéndoseaélcomosisetratasedeundespotismohereditario,comenzabaaseracusadodehabercometidograveserrorese inclusodehaberabusadodelasmalasgestionesfinancieras.AlgunosdecíanqueelintentodeestablecerunnuevocampesinadoeneloestedeInglaterrasiguiendo laspautasqueHorneFisher había dictado hacía tanto tiempo no habían dado otro resultado quepeligrosas reyertas entre los campesinos y los obreros industriales.Muy enparticular,sehabíanelevadoquejascontraelmaltratoqueestabanrecibiendociertos grupos de extranjeros inofensivos, en su mayor parte asiáticos, quetrabajabanen lasobrasdecaráctercientíficoqueseestabanrealizandoen lacosta.Paracolmodemales,lasnuevasfuerzasquehabíanalcanzadoelpoderen Siberia, respaldadas por Japón y otros poderosos aliados, se hallabandispuestas a tomar cartas en el asunto en interés de sus súbditos exiliados,razónporlacuallosembajadoresrespectivoshabíanllegadoacruzarpalabrasmuyviolentaseinclusoalgúnqueotroultimátum.Noobstante,algodemuchamayortrascendencia,enopinióndelpropioMarch,parecíacubriraquelnuevoencuentroconsuamigoconunamezcladevergüenzaeindignación.

Quizás su enojo se debiese tan sólo al hecho de haber descubierto unainusualvivacidadenlafigura,por logeneral lánguida,deFisher.LaimagenquedeélsehabíaformadoMarcheraladeuncaballeropálidoydenotablecalvicie que parecía haber envejecido y perdido el cabello prematuramente.Solía recordarlo como alguien que siempre manifestaba opiniones de unmarcado carácter pesimista expresándolas como si fuese el bohemio másdespreocupadodelmundo.NisiquieraenaquelmomentoMarchpodíaestarseguro de si aquel cambio era simplemente una especie demáscara o si sedebía al efecto conjunto que sobre él habían producido los cielos claros, elambiente soleado y veraniego propio de toda zona costera, y la cercanapresenciadelmar.Seacomofuere, lociertoeraqueFisher,ademásde lucirunaflorenelojal,manejabasubastónconunaalegríaque,enopinióndesuamigo, resultaba en él completamente inusual. Con todas aquellas nubes

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cerniéndoseentornoaInglaterra,aquelpesimistanatoparecíaserelúnicoservivocapazdeverbrillarlaluzdelsol.

—Escúcheme bien lo que voy a decirle —le dijo Harold March algobruscamente—. Usted ha sido para mí mucho más que un simple amigo.Podría incluso decir que nunca antes me había sentido tan orgulloso dedisfrutardelaamistaddealguien.Perohayalgoquedeboconfesarle.Cuantasmáscosasconsigoaveriguar,másdifícilmeresultacomprendercómopuedeustedsoportarconvivirconellas.Porloqueamírespecta,leaseguroquecadavezsemehacemásinsufriblelaconvivenciacontodoesetipodecosas.

Congravedadyprofundaatención,HorneFisherclavóenélsumirada,apesardelocualdabalaimpresióndehallarseenrealidadmuylejosdeallí.

—Usted siempre me ha caído bien. Eso es algo que usted sabesobradamente—dijo Fisher con gran tranquilidad—. Pero no sólo eso, sinoqueademáslerespeto,locualnoessiemprelomismo.Quizássehayadadoustedcuentadequemecaenbienmuchasotraspersonasalasquemeresultaimposiblerespetar.Quizásseaésamicruz,oquizássetratetansólodeunodemisdefectos.Peroalserelsuyouncasomuyespecial,puedoprometerleunacosa:quenuncaseráustedparamíalguienaquiensimplementeacepte,sinoalguienque,además,semerezcatodomirespeto.

—Ya veo que es usted magnánimo—dijo March después de un brevesilencio—. Pero, a pesar de ello, es usted capaz de tolerar e incluso dejarimpunetodoaquelloquepuedetacharsedevilyrastreroenestemundo.

Guardósilenciopero,alpoco,añadió:

—¿Recuerdaustedlavezaquellaenquenosconocimos,cuandosehallabaustedpescandoenaquelarroyopocoantesdequeempezaselodelasuntodeladiana?¿Yrecuerdaaquelloquedijoentoncesdeque,despuésde todo, seríainútil cualquier intento de hacer saltar por los aires toda esta complicadamarañaqueeslasociedad?

—Sí.¿Quépasaconello?—preguntóFisher.

—Puesquevoyaseryoquienseencarguededinamitarlasociedad—dijoHarold March—, por lo que creo conveniente advertirle primero de mipropósito.Durantemucho tiempomeneguéacreerque lascosasestuviesentanmal comousted las planteaba, pero nuncame creí capaz de permanecerimpasible si alguna vez llegaba a saber la mitad de lo que usted sabe. Enresumidas cuentas, el caso es que he acabado cobrando plena conciencia decómoestán lascosasyahora,porfin, tengoademás laoportunidaddehaceralgo. Sepa usted que he sido puesto al mando de un importante periódicoindependienteenelquesemehadadocartablancaydesdeelque levoyadeclararlaguerraalacorrupción.

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—SupongoqueAttwoodseencuentradetrásdetodoesoquemeestáustedcontando,¿verdad?—dijoFisherreflexivamente—.Merefieroalcomerciantedemaderas,esequesabetantoacercadeChina.

—Tambiénsabemuchoacercade Inglaterra—dijoMarch tenazmente—.Peroaloqueiba:novamosapermanecercalladospormástiempo.Lagentede este país tiene derecho a saber de quémanera se la está gobernando, o,mejor dicho, de quémanera se la está arruinando. ElMinistro deHaciendaestácompletamenteatrapadoporlosprestamistasynotienemásremedioquehacerloqueellosledictan.Denoserasí,seencontraríaenlamásprofundabancarrota.Una bancarrota que, de producirse, dejaría al descubierto lo quehay detrás: partidas de cartas y devaneos con mujeres. El propio PrimerMinistroseviometidohasta lascejasenaquel feoasuntode lascomisionesrelacionadasconloscontratosdelpetróleo.ElMinistrodeAsuntosExterioresnoesmásqueunpobrepeleleamerceddelalcoholylasdrogas.Claroque,cuando uno acusa de esta manera a un hombre que posiblemente acabeenviandoamilesdeinglesesamoririnútilmente,siempreaparecealguienquelo acusa a su vez de tener algo personal contra el pobrecito ministro. Encambio, cuando un pobre maquinista de tren se emborracha y resultaresponsabledelamuertedetreintaocuarentapersonasyalguienloacusadeborracho,anadieseleocurrepensarquetrasesaacusaciónpuedeescondersealgunacuestióndecarácterpersonal.Yesoquesonsituacionesque,salvandolasdistancias,resultanmuysimilares.

—Estoytotalmentedeacuerdoconusted—dijoFisherconcalma—.Tieneustedtodalarazóndelmundo.

—Puesentonces,siestáusted tandeacuerdocomodicecon todo loquepienso, ¿por qué demonios no se decide a unirse a nosotros?—preguntó suamigo—.Sicreeustedquehacerestooaquelloeslocorrecto,¿porquénolohace?Resulta espantosopensarqueunhombreconunas aptitudes como lassuyas prefiera simplemente permanecer ahí, sinmás, bloqueando el caminoquenosconduzcaalareforma.

—Hemos hablado de eso a menudo—respondió Fisher conservando suhabitual aplomo—. El Primer Ministro es íntimo amigo de mi padre. ElMinistrodeAsuntosExteriores está casadoconmihermana.ElMinistrodeHaciendaesprimohermanomío.Y,porfavor,nocensureustedmiregocijoalhacer alusiónamisparentescosdeestamanera tandetallada,peroesque…Verá usted: resulta que últimamente estoy saboreando una sensacióncompletamente nueva para mí, una sensación de felicidad que no recuerdohaberexperimentadonuncaantes.

—¿Quédemoniosquiereusteddecir?

—Quierodecirquemesientoorgullosodemifamilia—dijoHorneFisher.

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HaroldMarchlomiróatentamenteconsusojosazulesabiertosdeparenparydandolaimpresióndehallarsedemasiadoperplejocomoparaformulartan siquiera una simple pregunta. Fisher se recostó en su silla tanperezosamentecomoenélerausualysonriómientrasreanudabasuspalabras.

—Escuche,miqueridoamigo.Permitaqueseayoquienahoralehagaunapreguntaausted.Presuponeustedqueyosiemprehesabidotodolorelativoamisdesafortunadosparientes.Puespresuponeustedbienporqueasíes.Ahorabien, ¿cree usted acaso queAttwood no los conoce de toda la vida? ¿Creeacasoqueno le ha conocido también a usteddesde siemprey queno se hadadocuentadeloqueesusted:unhombrehonesto,deseosodecontarloquesabe en cuanto goce de una oportunidad? ¿Por qué cree que Attwood hadecididodejarlecartablancaparadecirloquequiera,comosedejaladraraunperrodespuésdequitarleelbozal,justoenunmomentocomoéstedespuésdetantos años? Yo sé por qué lo hace, al igual que sé muchas otras cosas…Demasiadas,adecirverdad.Yesenfuncióndetodasesascosasqueséque,tal y como ya he tenido el honor de hacerle observar antes, por fin puedosentirmeorgullosodemifamilia.

—Pero…¿porqué?—repitióMarchdébilmente.

—Veráusted:estoyorgullosodelMinistrodeHaciendaporquejuega,delMinistrodeAsuntosExterioresporquebebe,ydelPrimerMinistroporquesellevó una comisión tras firmar cierto contrato—dijo Fisher con firmeza—.Estoy orgulloso de ellos porque hicieron todo eso, porque se les puededenunciarporello,porquesabenqueselespuededenunciarporello,yporqueapesardetodosemantienenfirmesensuspuestos.Mequitoelsombreroanteellos porque son capaces de plantarle cara al chantaje y porque se niegan atraicionarasupaísparasalvarseasímismos.Desdeaquí,yolessaludocomosifuesencaminodelcampodebatallaaencontrarsecaraacaraconlamuerte.

Trashacerunabrevepausa,prosiguió:

—Apropósito,prontohabrátambiénuncampodebatalla.Peroestaveznoen el sentido metafórico. Le hemos estado consintiendo tantas cosas a loshombres de negocios extranjeros que ahora sólo nos queda elegir entre laguerra o la ruina total. Y el pueblo, inclusive aquellos que componen elcampesinado, está empezando a sospechar que la ruina se acerca. Ésa es laverdadera causa de todos esos deplorables incidentes de los que hablan losperiódicos.

»Laauténticarazóndelosatropelloscometidossobrelosorientalesesquelos hombres de negocios han ido introduciendo demanera deliberada en elpaísmanodeobra china con la intenciónde condenar a los obreros y a loscampesinos ingleses a morirse de hambre. Nuestros infelices políticos hanestadohaciendo,unatrasotra,todotipodeconcesiones,yahorasonelloslos

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quenospidenanosotrosquehagamos lopropio, loquevendríaasignificaruna masacre sobre nuestras capas más pobres. Si no nos rebelamos ahora,nunca lo haremos, con lo que Inglaterra se verá abocada a una situacióneconómicadepobrezaabsolutaenapenasunasemana.Peroestavezvamosaluchar.Nome sorprendería lomásmínimo que hubiese un ultimátum en elplazo de una semana e incluso una invasión dentro de quince días.Naturalmente,todalacorrupciónylacobardíaquellevamosarrastrandodesdehacetiemponosestápasandofacturaahora.Lazonaruraldeloestedelpaíssehallaenunasituaciónmuyturbiaydelicadainclusoenelaspectomilitar,ylosregimientos irlandeses allí apostados, que según el nuevo tratado se suponeque deberían apoyarnos, se hallan al borde de la sublevación debido a que,comonopodíasermenos,esteinfernalcapitalismoculíseestádejandonotartambién en Irlanda. Pero todo eso se va a acabar muy pronto, y si lastranquilizadoras promesas del gobierno pueden abrirse camino hasta ellos atiempo,puedequedespuésdetodoaúnhaganactodepresenciaparacuandoelenemigodesembarqueallí.Porquepareceserquemipobreyviejacuadrillavaamantenerseensustrece,algodeloqueyaibasiendohora.Desdeluego,noesdeextrañarque,despuésdehabersedejadomanipularcomosifuesenunosdonnadiedurantemediosiglo,suspecadoslospersiganenelprecisoinstanteenquecomienzanacomportarsecomohombresdeverdadporprimeravezensusvidas.Yaledigo,March,losconozcodepiesacabezayséqueseestáncomportandocomoauténticoshéroes.Cadaunodeellosmerecequelevantenuna estatua en su honor y que en el pedestal de las mismas se inscribanpalabras como aquellas que dijo el más noble rufián que vio surgir laRevolución:«Quemonnomsoitflétri;quelaFrancesoitlibre».

—¡Santo Dios! —exclamó March—. ¿Pero es que nunca vamos aenfrentarnosconelfondodelacuestión?

Después de un silencio, Fisher contestó en vozmás baja y sin dejar demiraralosojosdesuamigo:

—¿Deverdadcreeustedqueenelfondodetodonohaymásquesimpleypura maldad? —preguntó suavemente—. ¿Cree usted que yo nunca heencontradootracosaquesuciedadenlasprofundasaguasalasqueeldestinome ha precipitado? Créame, nunca se conoce lo mejor de un hombre sinconocerlopeordeél.Nosiempreresultafácilconjugarlasupuestaobligaciónque ellos tienen de aparecer ante el mundo como si fuesen obras de arteperfectaseimpecables,exentasdetodovicio,conlacondicióndesusmortalesalmashumanas,quenopuedenevitarmirarcondeseoaunamujeroresistirlatentacióndelasriquezas.Hastaenunpalaciosepuedevivirbien,einclusoenel parlamento se puede vivir bien siempre que se realice algún que otroesfuerzoparaprocurarlo.Aunqueleaseguroquehayalgoquevaletantoparatodosesosestúpidosypícarosricachonescomoparalosladronesylosrateros

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más miserables: que sólo Dios sabe con cuánto empeño han intentado sermejorescadadía.SóloDios sabe loquepuedeperdurar en la concienciadecada uno, o de qué manera aquél que ha perdido el honor intenta todavíasalvarsualma.

Hubootro silencio, durante el cualMarch se sentómirando fijamente lasuperficie de lamesamientrasFisher prefería contemplar elmar.Luego, derepente,Fisherselevantódeunsaltoyagarrósusombreroysubastónconlaprestezaylatenacidadqueahoraparecíahaberhechodefinitivamentesuyas.

—Escuche, viejo amigo—exclamó—. Hagamos un trato. Antes de queinicieustedsucampañaalserviciodeAttwood,vengayquédeseconnosotrosunasemanaparaquesedéustedcuentadeloquerealmenteestamoshaciendo.Al decir «nosotros» me refiero al grupo de Los Leales, anteriormenteconocidoscomoLaViejaGuardia,yalosqueenocasionesseleshallamadoLosRastreros.En realidad sólocincodenosotros solemos sermásomenosfijos a la hora de organizar la defensa nacional. Hemos establecido nuestrocuartelgeneralenKent,enunaespeciedehoteldestartalado.Vengaallíyveaporsímismoloqueestamoshaciendoyloqueaúnquedaporhaceryentoncespodráustedjuzgarnosdebidamente.Luego,ysinqueelloaltereelaprecioyelafectoqueestehumildeservidorsuyoleprofesa,publiqueloqueleplazcayváyasealinfierno.

Así fue cómo en la última semana previa al comienzo de la guerra,precisamentecuandolosacontecimientosseprecipitabanconmásrapidezquenunca, Harold March se encontró formando parte de un pequeño grupointegrado por la misma gente a la que tenía intención de denunciar. Paratratarsedegentepudiente,vivíanconlamayorsencillezenunviejoalberguedeladrillomarrónrodeadoporunoslúgubresjardinescuyafachadasehallabacubiertacasiporenteroporunaenormematadehiedra.Enlapartetraseradeledificio,unjardín,traselevarsebruscamenteformandounaempinadacuesta,dabaaunacarreteraquediscurríaporentreunacadenadecolinas.Unsinuososendero trepaba la pendiente hasta allí girando a uno y otro lado ydescribiendouna serie de curvasmuy cerradas por entre unavegetación tansombríaquemásbienparecíanegraqueverde.Poraquíyporallápendientearribase levantabanunasestatuasqueposeían toda la imponente frialdaddelasesculturasornamentalesdelsigloXVIII.Unascuantasdeellas,formandounahileraquecorríaalolargodelaúltimaloma,podíandivisarsealolejosdesdelapuertatraseradelacasa.Estedetallefueelprimeroquesegrabóenlamente de March por la simple razón de que formó parte de la primeraconversaciónquemantuvoconunodelosmiembrosdelgrupoallíreunido.

Los ministros presentes resultaron ser bastante más viejos de lo que sehabíaimaginado.ElPrimerMinistro,porejemplo,yanoeraprecisamenteunmuchacho,aunquetodavíaguardabaunligeroparecidoconunbebé,sibiense

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tratabadeunodeesosviejosyvenerablesbebés cuyoscabellos, aun siendosuaves,yasehabíantornadoporenterogrises.Enrealidad,todoloqueaélserefería era suave, incluidas su forma de hablar y sumanera de caminar.Noobstante, sobre todo lodemás, su funciónprincipalparecía ser ladedormir.Aquellosquesequedabanasolasconélsehabíanacostumbradodetalmaneraaquesusojospermaneciesencontinuamentecerradosquecasillegabanadarun salto de sorpresa cuando descubrían que, en medio de su extremainmovilidad, aquellos ojos se acababan de abrir de par en par y observabanconatenciónloquelosrodeaba.Peroapesardetodo,habíaalmenosunacosaque siempre lograba que el anciano mantuviese sus ojos bien abiertos. Loúnico que realmente le importaba en este mundo era su afición por lasarmadurasylasarmas,especialmenteporlasorientales,yeracapazdepasarsehoras enteras hablando, ya sobre las hojas que se forjaban enDamasco, yasobreelarteárabedelaesgrima.

LordJamesHerries,elMinistrodeHacienda,eraunhombrebajo,morenoy robusto de rostro cetrino cuyo aspecto malhumorado contrastaba con lavistosa flor que lucía en su ojal y con su jovial costumbre de ir siempredemasiadocompuesto.Resultabacasiuneufemismodecirqueeraunhombreconocidoenlaciudad,ycasiunaparadojaelqueapesardeserunhombrequevivía casi exclusivamente para los placeres pareciera encontrar tan poco deellosenelcampo.

SirDavidArcher, elMinistro deAsuntosExteriores, era, de entre todosellos,elúnicodelquepodíadecirsequesehabíahechoasímismoyelúnicoque tenía apariencia de aristócrata. Era un hombre de barba canosa, alto,delgadoymuyatractivo.Suscabellosgrises,rizados,llegabanaelevarseenlaparte frontal de su cabeza hasta formar dos rebeldes bucles que le daban elaspecto de algún insecto gigante cuyas temblorosas antenas no parasen deagitarsegraciosamentealaparquesustupidascejasysusinquietosojos.Noobstante, trasunsegundovistazo,podíaadivinarseque,enrealidad, lacausade tanta agitación era que el Ministro de Asuntos Exteriores se veíacompletamente incapaz de reprimir su nerviosismo, cualquiera que fuese lacausadeéste.

—¿Algunavezha tenidoustedeseangustiosoestadodeánimoenelqueunopodríallegaragritaracausadelruidomásinsignificante?—lepreguntóaMarchmientrasambospaseabanporeljardíntraserobajolalíneaformadaporaquellas tétricas estatuas—.Suele aparecer cuandounohaestado trabajandoduramente, y yohe estado trabajandomuchoúltimamente.Tanto, que ahoramepongoenfermocuando,porejemplo,veoaHerriesllevarelsombrerounpoco ladeado. Cuando lo lleva así parece un matón de barrio bajo. Hayocasiones,selojuro,enquellegaríaaquitárselodelacabezadeungolpe.Porcierto,¿sehabíadadocuentadequeaquellaestatuadeBritaniaqueselevanta

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allí no estámuyderechaquedigamos?Sehalla ligeramente inclinadahaciaadelante,comosiestuvieseapuntodevolcar.Perolopeordetodonoeseso.Lopeoresquenosedecideavolcardeunadichosavez.Comoustedmismopodríallegaracomprobar,aúnsehallasujetaporunpuntaldehierro.Asíqueno se sorprenda si alguna vezme ve subir hasta allá arriba enmitad de lanocheparadarleelgolpedegraciayhacerlarodarhastaaquíabajodeunavezportodas.

Continuaron caminando por el camino en completo silencio.Al poco, elministroañadió:

—Resulta extrañopensar quemenudencias como ésas cobrende repentetanta importancia cuando hay cosas mucho más trascendentales de quepreocuparse.Asíquecreoquelomejorseráqueentremosyprocuremoshaceralgodeprovecho.

Evidentemente, Horne Fisher tenía bien presentes tanto las neuróticasmaníasdeArcher como las relajadas costumbresdeHerriesy, apesarde laconfianzaquedemostrabatenerenlaactualfirmezadetodosellos,secuidabamuy mucho de poner excesivamente a prueba tanto la paciencia como laconcentración de todos ellos, incluido el PrimerMinistro. Había logrado elconsentimientodeesteúltimoparaquelosdocumentosimportantes,comoporejemplolosqueconteníanlasórdenesdestinadasa losejércitosdeloeste,seconfiasen al cuidado de una persona capaz de pasar completamenteinadvertida y poseedora de un gradomayor de responsabilidad. Tal personaresultóseruntíosuyollamadoHorneHewitt,unhacendadoruraldeaspectobastanteanodinoqueensustiemposhabíasidounbuensoldadoyqueahoraera el consejeromilitar del comité. Se le había encargado la labor de hacerllegar losmensajesdelGobierno, juntocon losplanesmilitaresprevistos,alejércitosemisublevadoqueseencontrabaeneloeste,asícomolatodavíamásapremiante tarea de asegurarse de que toda aquella información no acabasecayendo en las garras del enemigo, el cual podía aparecer en cualquiermomentoporeleste.

Ademásde él, la otra únicapersonaque se hallaba involucrada en todasaquellas operaciones era un oficial de policía, un tal Dr. Prince, quienoriginariamente había sido médico forense de la policía y ahora era undistinguidodetectivequehabíasidoenviadoparaejercerdeguardaespaldasdetodoelgrupo.Eraunhombrederostrocuadrado,grandesgafasyunaperennemueca en el rostro que dejaba bien a las claras que prefería permanecersiempreensilencio.

Nadiemáscompartíaaquellaespeciede reclusiónaexcepcióndeldueñodelhotel,unhombrehoscoyderostroavinagradooriundodeKent,unoodosdesuscriados,yunsirvienteprivadoalserviciodeLordJamesHerries.Era

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ésteunescocésllamadoCampbell,unjovendepelocastañoyrostrotaciturno,de facciones un tanto desproporcionadas pero agradables, que daba laimpresión de poseer más distinción que su desaliñado patrón y queprobablemente fuese la única persona verdaderamente eficiente en toda lacasa.

Despuésdepasarcuatroocincodíasformandopartedeaquellaespeciedereunióndecaráctermásbieninformal,Marchhabíacomenzadoasentiralgoparecidoaunagrotescaadmiraciónporaquellaspersonasque,sibienunavezhabían despertado sus recelos, se dedicaban ahora a desafiar un peligroinminente como si fueran un grupo de jorobados y tullidos completamenteconsagradosaladefensadeloqueessuyopormediodeltrabajoduro.Yfueciertodía,precisamenteduranteunadetantassolitariassesionesdetrabajoenuna sala apartada, cuando March, al levantar la vista de la hoja en la queestaba realizando unas anotaciones, se encontró con que Horne Fisher sehallabadepieenelumbraldelapuertaequipadocomosifueraaemprenderunviaje.Nadamásverlo, tuvo la impresióndeque su amigo se encontrabaligeramentepálidopero,unmomentomástarde,encuantoaquélhuboentradoen la estancia cerrando la puerta a sus espaldas, le oyó decir con totaltranquilidad:

—Lopeorhaocurrido.O,mejordicho,casilopeor.

—¡Elenemigohadesembarcado!—exclamóMarchsaltandodesusilla.

—Oh,yoyasabíaqueelenemigodesembarcaría—dijoFisherconcalma—.Sí,hadesembarcado.Peronoesesolopeorquepodíaocurrir.Lopeoresqueexistealgúntipodefiltraciónenestafortaleza.Descubrirlohasupuestoungolpecontundenteparamí,seloaseguro,aunquesupongoqueaestasalturasno tiene mucho sentido sorprenderse. Debí figurarme que encontrar trespolíticos honrados es algo pocomenos que imposible, así que no creo quedebaasombrarmetantoelhechodequeenrealidadlospolíticoshonradosseansólodosenvezdetres.

Tras hacer una breve pausa para reflexionar, dijo de unamanera tal queMarchnoestuvomuysegurodeaquéserefería:

—EnunprincipioresultadifícilcreerqueauntipocomoHerries,quehalogrado mantenerse en la brecha a pesar de todos sus vicios, aún puedanquedarleescrúpulos.Peroconrespectoaesomehedadocuentadealgomuycurioso. El patriotismo no es el valor más importante. El patriotismo secorrompehastaconvertirseenchauvinismocuandosepretendehacerdeélelvalorprincipal.Peroenrealidadelpatriotismoesaveceselmenosimportantede todos los valores.Un hombre que sea capaz de estafar y engañar podríamuy bien, por el contrario, no traicionar nunca a su país.Aunque, a fin decuentas,¿quiénpuedeestarsegurodealgoasí?

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—Pero,entonces,¿quévamosahacerahora?—exclamóMarchindignado.

—Mi tío, que tiene bien a salvo los documentos—contestóFisher—, seencargarádemandarlosaloesteestamismanoche.Peromientrastantoalguienestáintentandoaccederaellosdesdeelexterior,ymuchometemoqueconlaayudadealguienqueseencuentraaquídentro.Todoloquepuedohacerporelmomentoesintentarcortarleelpasoalhombredefuera.Yparaellotengoquedarmeprisayponermanosalaobracuantoantes.Estarédevueltadentrodeaproximadamente veinticuatro horas. Mientras yo permanezca fuera, quieroque usted mantenga los ojos bien abiertos, vigile a los que están aquí ydescubratodoloqueleseaposible.Aurevoir.

Y,trasdeciraquello,desaparecióescalerasabajo.Desdelaventana,Marchpudo aún verlo subir a una motocicleta y alejarse en dirección a la ciudadvecina.

A la mañana siguiente, nada más levantarse, March se dirigió al salón,estanciaéstacuyasparedes sehallaban forradasconpanelesde robleyque,por logeneral,solíahallarsesumidaenunaprofundapenumbra,yse instalójunto a una de las ventanas.Aunque en aquella ocasión casi toda la sala seencontrabainundadaporlaradianteluzdeaquellamañanaexcepcionalmenteclara y casi totalmente desprovista de nubes,March prefirió aprovechar laspocas sombrasquepersistían enun rincóndel cuartopara sentarse en ellas.Fueporelloporloque,cuandoLordJamesHerriesentróprecipitadamenteenla estancia por el jardín trasero, pasó completamente inadvertido para elministro.Nadamásentrar,LordJamesseaferróalrespaldodeunasillacomoparamantenerelequilibrioy,trassentarsetrabajosamentealamesa,ocupadatodavíaporlosrestosdelaúltimacomida,sesirviótemblorosamenteunvasodecoñacyselobebió.ApesardehabersesentadodeespaldasaMarch,éstepudo contemplar, reflejado en un espejo redondo que colgaba de la paredopuesta,queelrostroamarillentodelministroparecíareflejarlossíntomasdeunahorribleenfermedad.CuandoMarchsemovió,elotrose levantóconunbruscorespingoysevolvióparamirarquéeraaquelloquesehabíamovidodetrásdeél.

—¡Diosmío!—exclamóalveraMarch—.¿Havistoustedloquehayahífuera?

—¿Fuera?—repitióelotroatisbandoporencimadelhombroendirecciónaljardín.

—¡Vaya, vaya y véalo usted mismo!—gritó Herries como presa de unaccesodefuria—.HanmatadoaHewittysuspapeleshandesaparecido.Nadamásqueeso.¿Leparecepoco?

Sevolviódenuevohacialamesaysedejócaerconungolpesordosobre

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lasillamientrasunviolentotemblorsacudíasusmacizoshombros.

Harold March se abalanzó hacia la puerta y, tras cruzar el umbral, seencontró de golpe al pie de la pendiente sembrada de estatuas del jardíntrasero.

LoprimeroquevioallífuealDr.Prince,eldetective,queobservabamuydecercaalgoqueyacíatumbadosobrelahierba.Loquedescubrióensegundolugarfueaquelloquellamabatanpoderosamentelaatencióndeaquelhombre.A pesar de haber recibido previamente la funesta noticia, la vista que seofrecióasusojosleresultódetodasformasverdaderamentesobrecogedora.

La monstruosa imagen de piedra de Britania yacía de bruces sobre elcamino del jardín y, asomando por debajo de ella, como si se tratase de laspatasdeunamoscaaplastada,podíanverseunbrazoenvueltoenlamangadeunacamisablanca,unapiernaenfundadaenlaperneradeunpantalóndecolorcaquiyunamatadecabellosdelinconfundiblecolorentrerojizoycanosoquepertenecían al malogrado tío de Horne Fisher. Había pequeños charcos desangre alrededor de aquellos miembros humanos, los cuales permanecíancompletamenteinmóvilesconlarigidezcaracterísticadelamuerte.

—¿Nohapodidotratarsedeunaccidente?—dijoMarchcuandoencontrófinalmentealgoquedecir.

—Compruébeloustedmismo—repitió lavozásperadeHerries,quien lehabíaseguidohastaelexteriorsinpoderdejardeestremecerse—.Comoyalehedicho,losdocumentoshandesaparecido.Alcadáverlearrancaronelabrigoylequitaronlospapelesqueguardabaenelbolsillointeriordeéste.Allí,enelterraplén,puedeustedverelabrigoyelgrancortequelehandado.

—Unmomento,unmomento—dijotranquilamenteeldetectivePrince—.En tal caso parece haber aquí un pequeño misterio. El asesino puedehabérselas arregladopara arrojarle la estatua encimaa lavíctima, lo cual esexactamenteloqueparecehaberhecho.Peroapuestocualquiercosaaquenoledebióderesultarnadafácilvolveralevantarladespués.Yoloheintentadoyme ha sido completamente imposible, por lo que estoy seguro de que paralograrlo se hubieran necesitado almenos tres hombres. Sin embargo, segúnesa teoría, debemos suponer que el asesino derribó primero a su víctimamientraséstapasabapordelantedelaestatua,usandolamismacomosifueseunaenormemaza.Despuéslevantólaestatua,sacóalavíctimadedebajodeéstay ladespojódelabrigo,devolviéndola luegoa laposiciónenquehabíamuertoycolocandolimpiamentelaestatuasobreella.Puedoasegurarlesquealgoasíesfísicamenteimposible.Ahorabien,¿dequéotramanerapudohaberdesvestidoelasesinoaunhombrequesehallabaatrapadobajoesamoledepiedra?Sinduda,esunmisteriomásdifícildeaclararqueesemaldito trucoquerealizanlosescapistascuandosequitanelabrigoconlasmuñecasatadasa

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laespalda.

—¿Pudo haber tirado la estatua sobre la víctima después de haberlequitadoelabrigo?—preguntóMarch.

—¿Y por qué iba a hacerlo? —se apresuró a preguntar Prince conmordacidad—. Una vez se hubiese deshecho de su víctima y se hubieseapoderado de los documentos, se hubiera escapado sin más. No se hubieraentretenido en el jardín excavando bajo los pedestales de las estatuas.Además…¡Demonios!¿Quiénesesedeahíarriba?

Enlacrestade lacolinaqueseelevaba justoporencimadesuscabezas,dibujadacontraelcieloconfinasynegraslíneas,sedestacabaunafiguraqueparecíatandelgadaydemiembrostanalargadosquecasiparecíaunesqueleto.Elcontornooscurodelacabezasehallabacoronadoporloqueparecíandospequeños cuernos acerca de los cuales todos y cada uno de los presenteshubierasidocapazdejurarquesemovían.

—¡Archer!—gritóHerriesconunrepentinoaccesodecólera.

Todoselloslellamaronavocesyleindicaronporseñasquebajara.Traselprimergrito,lafiguraretrocedióconunmovimientotanprecipitadoquellegóaresultarcasicómico.Uninstantemástarde,elhombrepareciórecobrarseycomenzó a descender el sinuoso sendero que desembocaba en el jardín conevidentedesganaypasoscadavezmáslentos.EnlamentedeMarchcomenzóaresonarloqueaquelhombrelehabíadichoenunaocasiónacercadeciertoacceso de locura enmitad de la noche y del irrefrenable deseo de despeñaraquellamismaestatuadepiedra.Se leocurrióquesóloun tipo tanmaníacocomoaquélseríacapaz,despuésdehaceralgocomoaquello,deescalarhastala cimade la colinapara contemplardesde lo alto el desaguisadocometido.Sólo que en aquella ocasión el desaguisado no se hallaba relacionadoúnicamenteconestatuasdepiedra.

Cuando, más tarde, el hombre llegó por fin hasta donde ellos seencontrabanylaluzleiluminóporcompleto,Marchpudocomprobarque,apesardecaminardespacio,lohacíaconsolturaysinreflejarlamenorseñaldetemorensurostro.

—Ha sido algo terrible—dijo—.Lohevisto tododesde arribamientrasdabaunpaseoporlascolinas.

—¿Quieredecirquepresencióelasesinatoo,ensucaso,elaccidente?—preguntóMarch—.Quierodecir,¿vioustedcómocaíalaestatua?

—No,no—dijoArcher—.Quierodecirquevilaestatuacuandoyaestabaenelsuelo.

Prince parecía estar prestándole escasa atención. Su mirada se hallaba

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clavadaenalgoqueyacíaenmitaddelsendero,aaproximadamenteunaodosyardasdelcadáver.Parecíatratarsedeunabarradehierrooxidadaqueestabadobladaporunextremo.

—Aquí hay algoqueno logro entender—dijo—.Me refiero a toda estasangre.Elcráneodelapobrevíctimanoestáaplastado.Másbienparecequesehayarotoelcuello.Peroaunasílasangreparecehabersederramadocomosi todas sus arterias hubiesen sidodañadas.Me estaba preguntando si algúnotroinstrumento,comoeseobjetodehierro,porejemplo,notendríaalgoqueverconelcrimen.Aunque,adecirverdad,creoquenoestálosuficientementeafilado.Apropósito,¿sabealguienquées?

—Yolosé—dijoArcherconsuvozgraveperoligeramentetemblorosa—.Lohevistoenmispesadillas.Creoqueeselpuntaldehierroquelepusieronal pedestal para mantener la estatua bien sujeta en su sitio cuando éstacomenzóadarseñalesdequepodíacaerseencualquiermomento.Debiódesalirsecuandosederrumbó.

El Dr. Prince asintió pero continuó mirando los charcos de sangre y labarradehierro.

—Estoysegurodequehayalgomásdetrásdetodoesto—dijoporfin—.Quizás algo que se esconde precisamente debajo de esta estatua. Tengo lafirmesospechadequeasíes.Vamosaver:nosotrossomoscuatro,asíquecreoqueentretodospodremoslevantarestamoledepiedra.

Mientrastodosaunabansusfuerzasparaconseguirlo,elúnicosonidoquesedejóoírenel lugar fueel jadeodesuspesadas respiraciones.Luego,unavezqueaquellosochobrazossudorososhubieronpuestoaunladolaenormemasa de roca esculpida, el cuerpo que yacía sobre el suelo en pantalones ycamisa quedópor entero al descubierto.Las gafas delDr. Prince parecieronentoncesdilatarse,presasdeunaemocióncontenida,comosi fuesenojosdeverdad,puesunavezterminadalamaniobraotrascosasquedarontambiénaldescubierto.Una de ellas fue que elmalogradoHewitt había recibido en layugular una profunda herida que el médico no dudó en atribuir, con unamirada de triunfo, a una hoja muy afilada (como, por ejemplo, la de unanavaja). La otra fue que, justo al lado del cadáver, yacían tres relucientespedazosdemetaldecasiunpiedelargocadauno,unodeloscualesacababaen punta y otro se hallaba engarzado en una especie de empuñaduramagníficamentedecoradaconjoyas.Evidentemente,setratabadeunaespeciede cuchillo oriental, de longitud suficiente como para ser considerado unaespada,ydotadodeunahojacuriosamenteondulada.Enlapuntapodíanverseunaodosmanchasdesangre.

—Me esperabamás sangre y no precisamente en la punta—dijo el Dr.Prince reflexionando—, pero ciertamente ésta es el arma del crimen. La

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cuchilladafueasestadaseguramenteconalgoqueteníaestamismaforma.Yprobablementetambiénsehizoconellaeldesgarrónquehayenelbolsillodelabrigo. Supongo que el asesino añadiría después el toque de la estatua paradarleunairedefuneralpúblico.

March no contestó. Se hallaba literalmente hipnotizado por las extrañaspiedras que resplandecían en la singular empuñadura de la espada, pues elposiblesignificadodeaquelobjetosehabíaabiertocaminohastaélcomounterribledespertar.Eraunacuriosaarmadeorigenasiático,yélsabíamuybienqué nombre se hallaba conectado en su memoria con las armas de origenasiático.AunqueLordJamesexpresóporél loquequizásya todoelmundoestuviese pensando, las palabras le sobrecogieron como si fuesen algocompletamenteinesperado.

—¿DóndeestáelPrimerMinistro?—habíaexclamadoderepenteHerriescomounperroqueladraseanteeldescubrimientodeunrastroperdido.

ElDr. Prince volvió hacia él sus gafas y su sombrío rostro,más ceñudoahoraquenunca.

—Nohepodidoencontrarloporningúnlado—dijo—.Loestuvebuscandotanprontocomodescubríquelosdocumentoshabíandesaparecido.Esecriadosuyo,Campbell,tambiénloestuvobuscandoportodaspartesperonoencontrónirastrodeél.

Hubounlargosilencio,traselcualHerriesprofirióunnuevogrito,sibienestavezdemaneracompletamentediferente.

—Nosepreocupe—añadió—.Yanonecesitarábuscarlemásporqueaquíviene él en persona junto con su amigo Fisher. Parece como si los doshubieransalidoadarunpaseo.

Las dos figuras que se acercaban por el sendero eran, en efecto, la deFisher,queibacubiertodesalpicadurasdebarrodesdelospiesalacabezayquemostrabaunampliorasguñoenlafrenteproducidoseguramentealpasarjuntoaalgunazarza,yladelgranestadistadecabellogrisquetantoseparecíaa un bebé y que tanto interés demostraba por la esgrima y las espadasorientales. No obstante, más allá de este reconocimiento puramente físico,March no fue capaz de sacar nada en claro ni de su apariencia ni de suconducta, lo cual parecía aportar un toque definitivamente desconcertante atoda aquella pesadilla. Cuanto más atentamente los estudiaba mientrasescuchabanloqueeldetectivelesibarelatando,tantomásperplejoledejabala actitud de ambos. Fisher parecía afligido por lamuerte de su tío pero nopodíadecirseque la tragedia lecausasedemasiadoasombro,mientrasqueelotroparecíaestara todas lucesdistraídopensandoenalgunaotracosa.Yencuantoalapérdidadelosdocumentosrobados,apesardelavitalimportancia

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que éstos tenían, ninguno de los dos se dignó sugerir nada que incitase aemprenderlabúsquedadelespíaasesino.

Unavezqueeldetectivesehubomarchadoparaocuparsede realizar lasllamadas telefónicas oportunas y de redactar su informe, que Herries huboregresadoasubotelladecoñac,yqueelPrimerMinistrosehuboalejadoconsu aire cansino en dirección a un cómodo sillón situado en un extremo deljardín,HorneFisherpudoconversarsintapujosconHaroldMarch.

—Amigomío—dijo—,necesitoquemeacompañeustedenunapequeñaexcursión,puesaquínohaynadiemásenquienpuedaconfiar.Nuestroviajenosllevarácasitodoeldíay,además,deberemosesperaraquecaigalanochepara llevar a cabo nuestra misión principal. Así que durante la marchapodremos pasar revista a todo lo ocurrido. Pero deseo fervientemente quepermanezca usted a mi lado porque me inclino a pensar que el momentodecisivoseacerca.

Ambospartieronensendasmotocicletas.Durantelaprimeraetapadeaqueldíadeviaje siguieron la líneade lacostaendireccióneste,envueltosporelestrépitode losmotores,que impedía todo intentodeentablar conversación.Noobstante,unavezdejaronatrásCanterburyysalierona las llanurasde lazona oriental de Kent, Fisher decidió hacer una parada en una pequeña yacogedora taberna situada junto a un perezoso arroyo. Allí se sentaron acomer,bebereinclusohablarprácticamenteporprimeravezdesdequehabíansalido.Latardeeraradiante,lospájaroscantabanenelbosquecercanoyelsoldabadellenosobreelbancoylamesaqueocupaban.Noobstante,elrostrodeFisher, a la luz de la tarde, reflejaba una gravedad queMarch nunca habíavistoensuamigo.

—Antesdeempezar—dijoéste—hayalgoquedeberíaustedsaber.Tantoustedcomoyohemospresenciadohechosverdaderamentemisteriososque,almenoshastaahora, siemprehemospodidoexplicar.Ysóloporellovamosaexplicar también lo ocurrido en la casa. No obstante, a la hora de tratar lamuertedemitío,deberemoscomenzarporelextremoopuestoaaquelporelquetodasnuestrasanterioreshistoriasdedetectiveshancomenzadosiempre.Voyareferirle lospasosqueheseguidoenmisdeducciones,siesqueusteddeseaescucharlos.Peroantesdebodecirlequeestaveznohedescubierto laverdad gracias a la deducción. Lo primero que haré será contarle la pura ysimpleverdad,pueslasupedesdeunprincipio.Enlosotroscasossiempremeheacercadoalaverdaddesdefuera,peroenésteconcretamenteyomehallababiendentrodeella.Esmás,paraserlecompletamentesincero,yomismofuielcentrodetodo.

Algo en los pesados párpados y en los solemnes ojos grises de suinterlocutorhizoqueMarchseestremeciesehastalamédula.Luego,exclamó

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enloquecido:

—¡Noentiendonada!—peroeltonodesuvozcontradecíasuspalabras.

Sí,síentendía.

Durante un rato no se oyó el menor ruido excepto el canto feliz de lospájaros.Luego,HorneFisherdijotranquilamente:

—Fuiyoquienmatóamitío.Yporsideseatambiénsaberlo,fuiyoquienlerobólosdocumentos.

—¡Fisher!—gritósuamigoconlavozahogada.

—Dejeque lecuente todo loqueocurrióantesdequenosseparemos—prosiguió el otro—.Ydejeque se lo exponga, paraque todo resulte lomásclaroy concisoposible, de lamismamaneraque solíamos exponernuestrasviejas aventuras.Ahoramismo dos son los puntos quemantienen a todo elmundointrigadoconrespectoalosucedido,¿noescierto?Elprimeroescómose las arregló el asesino para quitarle el abrigo a la víctima cuando ésta sehallabayacompletamenteatrapadaentreelsueloylamoledepiedra.Elotro,muchomenosimportanteytambiénmenosdesconcertante,eselhechodequelaespadaquelecortólagargantaalavíctimaestuviesemanchadadesangresóloenelextremoenvezdetenertodoelbordeempapadoenella.Muybien,veamos.Elprimerenigmapuedeexplicarsefácilmente.HorneHewittsequitóelabrigoantesdequelomataran.Adecirverdad,podríallegaradecirsequeseloquitóparaquelomataran.

—¿Y a eso le llama usted una explicación? —exclamó March—. Laspalabrasparecenteneraúnmenossentidoqueloshechos.

—Deacuerdo.Pasemosentoncesalaotracuestión—continuóFishercongran tranquilidad—. Si el borde de aquella espada en particular no estabamanchadoconlasangredeHewittesporquenoseusóparamataraHewitt.

—Peroelmédico—objetóMarch—declarócontotalcontundenciaquelaheridafueproducidapordichaespadaenparticular.

—Le ruegoquemeperdone—contestóFisher—.Elmédiconodijoquehubiesesidoproducidaporaquellaespadaenparticular.Dijoquehabíasidoproducidaporunaespadaqueteníaaquellaformatanparticular.

—Pues tenía una forma de lomás extraña—insistióMarch—.Y, desdeluego,resultaunacoincidenciademasiadoextraordinariadeimaginar.

—Puesfueprecisamenteunaextraordinariacoincidencialoqueocurrió—reflexionó Horne Fisher—. Resulta increíble que coincidencias como ésapuedan llegar a ocurrir, pero por la más extraña de las suertes, por unaprobabilidad entre un millón, sucedió que, en efecto, otra espada con

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exactamente la misma forma se encontraba en el mismo jardín al mismotiempo. Eso es algo que puede explicarse en parte por el hecho de que yomismolasllevéaambasallí…Oh,vamos,miqueridoamigo.Seguroqueesustedcapazdeadivinarloqueesosignifica.Pongaambascosaslaunaalladode la otra. Había dos espadas exactamente iguales y la víctima se quitó elabrigoporsupropiavoluntad.Puedequeleayudeensusreflexioneselhechodesaberqueyonosoyexactamenteunasesino.

—¡Un duelo! —exclamó March reaccionando súbitamente—. ¡Claro!¡Naturalmente! Tenía que habérseme ocurrido antes. Pero, entonces, ¿quiénfueelespíaquerobólosdocumentos?

—Mi tíoerael espíaque robó losdocumentos—respondióFisher—.O,mejordicho,elqueintentabarobarloscuandoyolodetuvedelaúnicamaneraquemefueposible.Losdocumentos,quedeberíanhaberpartidoyahaciaeloesteparaalentaryapoyaranuestrosaliadosydarleslasdirectricesnecesariaspararechazarlainvasión,hubierantardadotansólounaspocashorasencaerenmanosdelinvasor.¿Quépodíahaceryo?Talycomoestánlascosas,acusarpúblicamenteaunodelosnuestroshubierasupuestoponérseloenbandejaasuamigo Attwood, con lo que se desatarían el escándalo y el pánicogeneralizados.Además,estálacuestióndequetodohombrequeharebasadoloscuarentaposeeeldeseo,aunqueseademanerasubconsciente,demorirtalycomohavivido,yesoesexactamenteloqueyoquería,aunqueconelúnicofinprácticodellevarmealatumbatodoslossecretosqueconozco.Quizásellosedebaaqueguardarsilencio,quehasidosiempremiaficiónfavorita,hayaidocobrandounaconsistenciadefinitivaconlaedad,comosueleocurrirconlamayoríadelasaficiones.Oquizásseasimplementequemesientocomounhombrequehamatadoalhermanodesumadreperoquetambiénhalibradodelescándaloalapellidodesufamiliamaterna.

»Sea como fuere, decidí actuar cuando sabía que todos ustedes estaríandurmiendoyélmerodeabaasolasporeljardín.Cuandosalíalexteriorymeencontrécontodasaquellasestatuasdepiedraquepermanecíanenpiealaluzde la luna,me sentí como si yomismo fuese una de ellas que, de repente,hubieseechadoaandar.Allí, conunavozquenoparecía lamía, leechéencara ami tío su traición y le exigí queme entregase los documentos, perocuandoélsenegótuvequeobligarloaqueempuñaraunadelasdosespadas.Éstas,queformabanpartedeungrupodeejemplaresquelehabíanenviadoalPrimerMinistroparaque lasexaminase (puesél, comoustedyasabe,esunexperto coleccionista), fueron las únicas armas que pude encontrar quehubieranpermitidounacontiendaequilibrada.Paraevitarleaustedlosdetallesmás desagradables, me limitaré a contarle que combatimos allí mismo, enmitaddelcamino,frentealaestatuadeBritania.Éleraunhombremuyfuerte,perocomoyoleaventajabaendestreza,casienelmismomomentoenqueme

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heríaenlafrenteconsuespadayoaprovechéparahundirlelamíaenlabasedel cuello. Cayó contra la estatua, al igual que le ocurriera a César conPompeyo,ysequedóaferradoalpasamanosdehierromientrassuespadaserompíaentrespedazosalcaer.Cuandovimanarlasangreporaquellaheridamortal, todo lodemásperdiósu importanciaparamí.Dejécaermiespadaycorrí a su lado para sostenerlo en pie.Mientrasme inclinaba sobre él, algotuvoqueocurrircondemasiadarapidezparaqueyopudieraadvertirlo.Nosésiesqueaquellabarradehierroseencontrabapodridaporlaherrumbreyselequedóenlamanocuandoseapoyóenella,osi laarrancóde larocaconsufuerzadescomunal.Elcasoesque,de repente,vique teníaaquelpedazodehierroenlamanoyque,consusúltimasenergías,loblandíasobremicabezamientras yo me arrodillaba allí, junto a él, completamente desarmado.Mientrasmeagachababruscamenteparaesquivarelgolpe,miréhaciaarribaypudevercómo,porencimadenosotros,lagranmasadeBritaniaseinclinabapeligrosamentehaciaadelantecomosifueseelmascaróndeproadeunbarco.Un instante después la vi inclinarse unos centímetrosmás de lo normal.Alhacerlo,elcieloenterocontodassusestrellaspareciódescenderconella.Loquesiguiófuecomosielmismísimocielosenoscayeraencima.Unsegundomástarde,sinapenasdarmecuentadeloquehabíapasado,meencontrédepieen el jardín, completamente ileso,mirando aquella ruina de piedra y huesosquetodosustedessehanencontradohoytendidasobreelsuelo.Mitíohabíaarrancadoelúltimopuntalquemanteníaenpielaestatuadeladiosabritánica,conlocualéstahabíacaídoyaplastadoaltraidoralestrellarsecontraelsuelo.Mevolvíymeabalancé sobre el abrigo, enunodecuyosbolsillos sabíadeantemanoqueencontraríaelpaquete,lodesgarréconlaespadayechéacorrerpor el sendero del jardín hasta llegar a la carretera, dondeme esperabamimotocicleta.Tenía todas las razonesdelmundoparadarmeprisa,por loqueescapéde allí sin lamenordemora.Noobstante, no tuveel valor suficientepara mirar ni una sola vez hacia donde se hallaban la estatua y el cadáverporqueteníalaimpresióndequedeloquerealmentehuíaeradelavisióndeaquellaespeciedeespantosaalegoría.

»Después terminé todo lo que aún me quedaba por hacer. Pasé toda lanocheyeldíasiguienteatravesandopueblosymercadosdelsurdeInglaterratan velozmente comome permitía mi vehículo, hasta que por fin llegué alcuartel general del oeste, en cuyo interior había tenido lugar la revuelta.Llegué justo a tiempo. Difundí a los cuatro vientos la noticia de que elGobiernonoleshabíatraicionadoyqueencontraríanrefuerzossiconseguíandesplazaralenemigohaciaeloeste.Nodispongoahorade tiemposuficienteparacontarletodoloquesucedióentonces,peroloquesípuedoasegurarleesquefueeldíamásgloriosodetodamivida;unavictoriaquefueunverdaderodesfile triunfal. La sublevación se acalló. Los hombres de Somerset y losdemáscondadosdeloestetomaronlapoblación.Losregimientosirlandesesse

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unieronaellosenmitaddeunenorme tumultoy todos juntossalieronde laciudadmarchandoycantandocancionesirlandesasdecortefeniano.Algoqueescapaatodadescripciónvibróenlassombríascarcajadasquetodasaquellasgargantasprofirieroncuando,apesardemarcharalladodelosinglesesyendefensa de Inglaterra, se pusieron a gritar a pleno pulmón “¡Dios salve aIrlanda!”. Incluso nosotros, en uno u otro sentido, hubiéramos gritado lomismodebuenagana.

»No obstante, aún me queda por cumplir la última parte de mi misión.Afortunadamente,ademásde llevarconmigo losplanesde ladefensa,poseotambién,engranmedida,losdelainvasión.Perocomonoquieroaburrirleconestrategiasmilitares, le resumiré la situación. Hemos averiguado adonde hatrasladadoelenemigoelgruesodesuartillería,queeslaencargadadecubrirtodos sus movimientos. Y aunque nuestras fuerzas del oeste difícilmentepodránllegaryaatiempoparainterceptarsumaniobraprincipal,aúncabelaposibilidad de que los tengan dentro del radio de acción de su artillería delargoalcanceypuedanbombardearlesencasodesaberconexactituddóndeseencuentran.Peroesoesalgoquelesresultaráimposibledescubriramenosquealguienqueestépor aquípuedaenviarles algún tipode señal.Ycuandomeenteré de que así era como estaban las cosas, averigüé en seguida quién seencargaríadeponerleremedioataldetalle.

Dicho aquello, abandonaron la mesa y volvieron a montar en susvehículos, partiendo inmediatamente hacia el este a través del incipienteatardecer. Las zonasmás llanas del terreno se veían repetidas en jirones denubesqueflotabanenlasalturascomosisereflejasenenunespejomientraslosúltimoscoloresdeldíaseibancondensandoalrededordelcírculobrillantedelhorizonte.Asusespaldas,alejándosecadavezmás,quedabaelsemicírculoformadoporlasúltimascolinas.

Prontopudieronveralolejos,comosisetratasedeunasúbitaaparición,lalíneaaúndifusadelmar.Ésta,noobstante,noerayaunabrillante franjadecolorazulcomolaqueamboshabíanvistodesdeaquellasoleadaterraza,sinomásbienunabandadeunlúgubreyapagadocolorvioleta,untonoquehacíapensar en algo ominoso y siniestro. Al ver aquello, Horne Fisher se apeónuevamentedesuvehículo.

—Tendremosquehacer a pie el resto del camino—dijo—.Y llegado elmomentoemprenderéyosoloelúltimotramo.

Seagachóycomenzóadesataralgoquehabíallevadoconsigoenlamoto.Setratabadealgoquehabíaintrigadoasucompañerodurantetodoelcaminoa pesar de tener la cabeza ocupada con cuestionesmás interesantes. Parecíatratarsedeunascuantasvarasatadasjuntasconcorreasyenvueltasenpapel.Fisher se encajó aquel paquete bajo el brazo y echó a caminar con enorme

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sigilo.Elterrenosefuetornandocadavezmásescabrosoeirregularconformese internaban en la espesa vegetación. La noche se hacía más oscura pormomentos.

—Apartirdeaquíyanopodremoshablar—dijoFisher—.Cuandotengaquedecirlequesedetenga,seloindicaréconunsusurro.Cuandoesoocurra,nointenteseguirme.Silohace,echaráaperdertodoelplan.Unhombresoloaduraspenaspodríaavanzara rastrassinserdescubierto,perodosseríanunapresafácildeatrapar.

—Leseguiríaadondefuesenecesario—respondióMarch—,perosiustedcreequelomejoresquelodejeirsolo,asíserá.

—Séqueloharía—dijosuamigoenvozbaja—.Quizásseaustedelúnicohombreenelqueheconfiadoplenamenteenestemundo.

Unos cuantos pasosmás allá llegaron al extremo de lo que parecía unagran colina que se destacaba con aspecto amenazador contra un cielodébilmente iluminado. Allí, Fisher ordenó parar haciendo una señal. Luegoagarrólamanodesucompañero,laestrechóconunasúbitaternuraysepusonuevamenteenmarchahastaquefueengullidoporlaoscuridad.Marchpudoaún ver fugazmente cómo se arrastraba siguiendo las sombras más oscurashasta perderse de vista. Volvió a verlo al cabo de un rato, unos doscientosmetrosmásallá,depiesobreotracolina.Juntoaélselevantabaunaextrañaestructura construida al parecer sobre dos grandes varas. Cuando Fisher seinclinósobreella,Marchpudovereldestellodeunaluz.Alinstante,ciertosrecuerdossedespertaronenlamentedeMarch,quienderepentesupoquéeraaquello.Setratabadelaplataformadeuncohete.Talesrecuerdos,inciertosyconfusos, todavía lo mantuvieron momentáneamente aturdido hasta que sedejóoíraquelligerorugidoquetanfamiliarleresultó.Uninstantemástarde,el cohete saliódisparadode suplataformay se elevóhacia el cielo comosifuese una flecha lanzada contra las estrellas. March no pudo evitar pensarfugazmenteenlasseñalesquetantossiglosllevabanpredichasanunciandolosúltimosdíasy,porunmomento,creyóestarpresenciandoalgunaapocalípticaescenapropiadelJuicioFinal.

Alllegaralasalturas,elcohetedescribióunarcoy,cuandocomenzabaadescender,estallóenunmillóndechispasencarnadas.Porunmomentotodoel paisaje, desde el mar hasta las colinas boscosas que se repartían por lasinmediaciones, pareció un lago de aguas intensamente rojas, de un rojoextrañamentevivoyalegre,comosielmundoenterohubiesesidoregadoconvinoenvezdeconsangre,ocomosielplanetasehubieseconvertidoenunverdaderoparaísoterrenalsobreelcualsehubiesedetenidoeternamentetodoelesplendordelamanecer.

—¡DiossalveaInglaterra!—gritóFisherconunavozquesonócomoun

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estallidodetrompetas—.YahoralecorrespondeaDiosactuar.

Mientras la oscuridadvolvía a caer sobre la tierra y elmar, algomás sedejó oír. A lo lejos, por el paso que se abría entre las colinas que habíanquedadoasusespaldas,lasarmasaullaroncomounajauríainfernal.Algoqueno era un cohete, pero que surcó igualmente el aire con una especie dechillido,pasósobrelacabezadeHaroldMarchyfueaestrellarsealotroladodelacolinaconunallamaradadeluzyunensordecedorestruendoquedejaronal periodista completamente aturdido. Otra explosión siguió a la primera, yluego otra, y entonces el mundo entero se llenó de confusión, vapores yestallidos de luz. La artillería del ejército del oeste y de los regimientosirlandeseshabíanlocalizadoporfinalaartilleríaenemigaylaestabandejandoreducidaacenizas.

Enelfrenesídelmomento,Marchatisboporentrelatormentaenbuscadeladelgada figuraqueaúndebíapermanecerenpie juntoa laplataformadelcohete. No obstante, cuando un nuevo resplandor iluminó por completo lacimadeaquellacolina,noalcanzóaverporningúnladolafiguraquebuscaba.

Antes de que el resplandor del cohete se desvaneciese por completo delcielo, mucho antes de que la primera arma se dejase oír desde las lejanascolinas,unaráfagadefusilhabíarelampagueadodesdelas trincherasocultasdelenemigo.Algo,uncuerpo,cayóentoncesatierra,rodóentrelassombrashasta llegar al pie de la colina y allí permaneció, rígido como las barrasmetálicasquehabíanservidodesoportealcohete.Fueasícomoelhombrequesabíademasiadodescubrióaquellaúnicacosaque realmentemerece lapenaconocer.